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Vincent

Sinfonía sin sol


Cesare Gafurri 61
PALABRAS DE MAS
Una faena no convencional Rector
El día después Carlos Cortés Martínez Carlos Ossa Escobar
Cortada (entrevista a: Antonio Vicerrector Académico
Andrés Gustavo Córdoba 63 Caballero Holguín) 91 Orlando Santamaría
Facultad de Ciencias y Educación
El mundo que me gusta Una escena de la Decano
Miguel Morales Castillo 65 vida posmoderna. Boris Bustamante Bohórquez
Much Music Televisión
Coordinadores
La estatua Diego Ortiz 98
Rolando Franco
Veneno de zozobras
Diego Ortiz
Mileidy Viviana Yopasa Ramírez 66 Sobre Nicanor Parra
Grupo editorial
Daniel Andrés García León 103
Comité cuento
La calle
Jairo Hernández
Luz solar Vladimir Jankélévitch: Pensar
Angélica Téllez
Viento de abril la muerte (reseña)
Andry Soliany Quintero
Hellman Pardo 68 Oscar Alejandro Jiménez 105
Santiago Calderón
Diego Ortiz
Él: voraz e insaciable Reflexiones sobre la memoria: el
Comité ensayo
Amante último desalojo de el Cartucho
Julie Andrea Serna
Angélica Téllez 71 Carol Contreras Suárez 109
Ana Maria Serna

Les toca Los nombres de Ciudad Tristeza Harol Bernal

Especulación en Colombia (del capítulo “Felicidad”) Eduard Cárdenas


Pablo Estrada 73 Carlos Humberto Marín 117 Paola Rodríguez
Comité poesía
El agua… Carolina Ochoa
Para pronunciarte… Carlos Fino
Exactitud de la palabra Rolando Franco
Las ciudades ya no tienen rostro… Comité palabras de más
Liliana Moreno Muñoz 76 Carolina Ochoa
Diego Ortiz
Y ya no estás para escuchar las palabras DIRECCIÓN SECCIÓN DE PUBLICACIONES
En la calidez de casa María Alexandra Gutiérrez Ojeda
Inscripción en el cigarro CoordinaCIÓN editorial
Andrés Barbosa Vivas 77 Leonardo Holguín Rincón
CARÁTULA y diagramación
Monólogo Jorge Andrés Gutiérrez Urrego
Mi ciudad Corrección de estilo
Rosita Catalina Isaza Cantor 81 Pablo Emilio Daza Velásquez
Ilustración portada
Vengo Santiago Calderón
Kelly Johanna Platero Villamil 83 Ilustraciones y fotografías
Samanta García
De nuevo el día como salvación Santiago Calderón
Ahora Liliana Bonil
Medí tus fantasmas Producción editorial
Soy él Sección de publicaciones
Samuel Acosta Aroche 84 Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Miembro de la Asociación de Editoriales
II Universitarias de Colombia (ASEUC)

g avia
V
X
XI revista
XVI
p a l a b r a s d e m á s
XX
Hanz Medrano 86 FEBRERO D E 2 0 10
N Ú M E R O 6
Canto al Apaporis r e v i s t a g a v i a @
En el justo tiempo udistrital.edu.co
Fanny Muños Reyes 88 Los textos presentados en la siguiente
publicación expresan la opinión de
sus respectivos autores y la revista no
se compromete directamente en la
opinión que éstos puedan suscitar.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

. .. . . .. .
e d i t o r i a l
Alternancias apocalípticas en espacios simbólicos

Cuando un artista crea una imagen, siempre está también superando su pen-
samiento, que es una nada en comparación con la imagen del mundo captada
emocionalmente, imagen que para él es una revelación. Pues el pensamiento es
efímero; la imagen, absoluta. Lo bello queda oculto a los ojos de aquellos que no
buscan la verdad. Precisamente el vacío interior de quien percibe el arte y lo juzga
sin estar dispuesto a reflexionar sobre el sentido y la finalidad de la existencia de
éste, ese vacío seduce más de la cuenta y lleva a una fórmula vulgar y simplista,
al ¡no gusta! o ¡no interesa!, el argumento de quien ha nacido ciego y pretende
describir el arcoíris.
Andrei Tarkovski

Comprender lo que reúne en este número de Gavia, es entender lo que Tarkovski


insinúa por revelación y reflexión con relación al arte y a la experiencia humana.
La palabra latina «revelación» se deriva del griego «apocalipsis», por antonomasia
equivalente a “manifestación divina”. Consecuentemente, una de las acepciones de
«apocalipsis» sería la de “aparecer una verdad secreta u oculta”, correr el velo para
mostrar una obra de arte –revelar en sí mismo descubre o destapa–, revelación y
verdad podrían considerarse términos equivalentes. Decir esto constituye la verdad
como aquello que es revelado, dicho de otro modo, la verdad para ser conocida
debe ser revelada y a menos que se vele la realidad, la verdad no puede ser vista
ni encontrada.

Tarkovski vincula la verdad con la reflexión, esta reflexión viene del latín
«reflexĭo» que significa el reflejarse, también el tomar una curva o desviarse –sin
malentender lo que quiere decir–. La interpretación aparente del arte como imagen
que representa el mundo es sólo un vistazo de éste, tanto quien lo crea (el artista)
como su reproductor (el lector) tienen que revelarlo, “correr el velo”. Además de
esto, buscar la verdad involucra también reflexionar, desviarse del mundo e inmis-
cuirse en lo humano.

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Con lo anterior, Gavia en su sexta versión quiere reiterar su labor y compromiso


con la comunidad estudiantil en general, ser revelación y reflexión ante la imagen
del mundo, descubrir lo velado para revelarlo al mundo, ante la reflexión de lo
humano, de lo comprometido. Así mismo, el estudiante como individuo en cons-
trucción aspira a convertirse en ser integral y actor social, está comprometido con
el mundo cuando tiene interrogantes y del mismo modo generar propuestas que
representen un quehacer en la vida universitaria. Este compromiso se entiende –se
piensa– en la revista y por tanto, es de vital importancia: seres amplificadores de
esas voces que deciden en un ahora tomar conciencia y ser reflexivos. ¿De dónde
parte esta experiencia?, de su mundo, de su vida, de sus circunstancias dinámicas y
siempre constructivas de ese universo viable que algunos llaman arte. Es más, este
individuo-estudiante produce por necesidad vital su realidad, lo está obligando a
cercarse, a delimitar su mirada, pero la búsqueda del sentido interior, su sensibili-
dad le ofrecen múltiples perspectivas, es capaz de reflexionar, es posible desde su
interior enfrentar y trasformar la realidad, siendo que –apelando a Deleuze–, escri-
bir es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda
cualquier materia vivible o vivida. Con la palabra se re-presenta, se imagina, se en-
frentan nuevos caminos manifestados para nosotros en el panorama de lo posible.

Ahora bien, conscientes de lo dinámico del pensamiento y sin negar una tradi-
ción gaviera de escritos creativos en las secciones de Poesía y Cuento; o nuestro
acuerdo con la construcción académica en Ensayo; proponemos para el lector ávi-
do una nueva sección llamada Palabras de más, donde la relación simbiótica entre
la escritura y el pensamiento se manifiesta de otra forma en textos otros –todos al
margen de los géneros canónicos– donde la opinión cuenta, donde la lectura ofrece
múltiples significaciones. Gavia quiere revelar a ustedes la creación, la imagina-
ción y la escritura comprometidas, abonando el campo para la reflexión y trans-
formación hacia una realidad alterna a través de la labor intelectual y académica;
abrirlos más allá de quienes tuvieron la necesidad, como al comienzo nos recuerda
Tarkovski, reflexionando el sentido y la finalidad de la existencia y así mostrar un
nuevo horizonte.

Gavieros

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Escritora
Invitada

El del
Abuelo
Adriana Menéndez*
(Buenos Aires, Argentina, 1965)

...it was something to have


at least a choice of nightmares.

Heart of Darkness, Joseph Conrad

H abía guardado todo lo sucedido bajo noventa cadenas y seten-


ta candados. Pensó que así podría seguir con su vida normal
y hacer las paces con Dios. Pero poco a poco, sin darse cuenta hasta
que fue demasiado tarde, las cadenas se le hicieron carne. Se fueron
transformando y terminaron por convertirse en anacondas.

Ella las pudo dominar hasta ese día, una semana atrás. Era sor-
prendente que una mísera, triste y sucia tirita de cartón en la que
se dibujaban dos rayitas rosadas tuviera semejante poder. Un
positivo que no era otra cosa que la negatividad misma. Impen-
sado. Imposible. Innombrable. Innecesario. El hijo y el hecho
repetido una y mil veces que lo había engendrado.

Sintió que las anacondas despertaban, inquietas, fastidiosas, se


revolvían y pugnaban por salir a la luz. Quería vomitar, liberarlas.
Pero no podía hacerlo de una manera caótica ni desordenada por-
que entonces no quedaría nada en pie. Ni ella misma. Debía edu-
carlas y mimarlas para que la obedecieran sin cuestionamientos.
Tenía que hacerse amiga y enseñarles, como una buena madre, a

*
Escritora invitada, se ha desempeñado como traductora literaria de inglés. Ha publicado
hasta este momento tres libros de cuentos: Un poquito de smog (Editorial Distal, 2001),
Maquiavelos y estafados (Editorial Simurg, 2004) y Huracán en la garganta (Grupo Editor
Latinoamericano, 2008). Correo electrónico: adrimen2000@gmail.com

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quién atacar ya que, desesperadas y medio ciegas, no la ––Un último esfuerzo es lo que les pido, nada más. Hasta
reconocerían y terminarían devorándola por ser la úni- que no empezó a hablar en voz alta, no se dio cuenta de
ca a la vista. la bronca que tenía.

Todos se habían ido de un modo u otro. El padre acci- Un sonido seco la hurtó de sus pensamientos. El cu-
dentado y, tal vez, accidental. La madre, que en otro acto chillo que había dejado sobre la mesa la miraba desde
de extremo egoísmo, se había muerto cuando ella más la el piso. El gato y el abuelo dormían plácidamente en
necesitaba. Las amigas que, desde la ignorancia absoluta el sillón del living como ella hacía noches no podía.
sólo demandaban. No cabía duda de que era una señal. Dios se lo había
puesto ahí a sus pies y parecía gritarle “no seas cobar-
El único que siempre estaba era el abuelo. Cuando a los de, terminá con esto de una buena vez”. Se paró y le
doce años quedó sola, se la llevó a vivir con él. La aten- dio un beso en la frente al abuelo, despidiéndose. Lo
dió, se hizo cargo de su educación, le dio la seguridad iba a extrañar.
que le hacía falta. Ella sabía que si estaba el abuelo nada
demasiado malo podía sucederle. A cambio, se había Se vistió y escribió una carta explicando el porqué del
comprometido a cuidarlo hasta su muerte y a hablar suicidio y confesando todo lo que había hecho. Fir-
poco. Por eso no quería decirle mó como Bartolomé Miran-
nada. Al fin y al cabo, sentía da. Cerró todas las ventanas,
que la culpa era de ella por no abrió las llaves de gas y agarró
haberse cuidado. el gato. Salió a la calle, tomó
un taxi y en silencio entregó el
Se lo había contado sólo a la ve- papelito con la dirección.
cina, la misma que le vendía los
cigarrillos prohibidos, quien, a
su modo, trató de ayudarla. Le
dio un papelito con una dire-
cción.

No necesitás pedir turno, llevá


la plata nomás. El embarazo es un
estado maravilloso, lástima que la
consecuencia sea un bebé. Ya vas a
tener tiempo más adelante. Tenés
dieciséis años nada más, sos muy
chica para atarte.

––Tranquilas, queridas, tranqui-


las, dijo mientras se acariciaba
la panza, tirada en el sofá, los
ojos fijos en el techo blanco.

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Absencia
tener una excusa. Es un rectángulo hacia arriba que
entonces se extiende y, de pronto, se ahueca en forma
de boca, de órbita rota, de voluntad agrietada. Noto
que quiere devorarme, lo escucho remorderse a sí mis-
Carolina Ochoa G. mo en sus gritos, en su ansiedad por mi cuerpo; pide
que se levante, olvidándose de su piel mustia, su ma-
Estudiante de Literatura, VIII semestre, triz estéril, sus miembros ateridos, su existencia añeja;
Pontificia Universidad Javeriana. Correo pide mis labios, mi hambre, mi sed; pide mi llanto.
electrónico: macarolina8a@hotmail.com Pero únicamente logró estremecerme tras el estrépito,
y la mueca horrenda de aquella abertura me causa risa.
¿Cómo decirle a quien nos abandona He advertido que estoy recostada en posición fetal ha-
o a quien abandonamos cia el lado derecho con la cabeza sobre la almohada:
que agregarle otra ausencia a la ausencia tengo el brazo entumido y las piernas encalambradas
es ahogar todos los nombres
por el peso de las cobijas; la respiración se me dificulta
y levantar un muro
un poco, me duele algo al interior de las costillas.
alrededor de cada imagen?
De un momento a otro, sin conocer explicaciones, la
Roberto Juarroz
luz del sol que atenta contra la ventana empieza a ca-
lentar demasiado; su figura me recuerda a las lámparas

L a oscuridad que aún sobra en el cielo se quiebra


con violencia y el trinar del primer pájaro boste-
za estruendoso desde la lejanía. Entonces un borrón
blancuzco, tras aparecer súbitamente comienza a to-
mar forma mientras se expande en la posibilidad de
un lienzo infinito; pero, ya cuando ha tomado pose-
sión de mi memoria, su eternidad es engullida por una
pared vertical cuyos metros inferiores se aplastan final-
mente sobre el piso de algún encierro execrable. No
hay olvido y el esfuerzo de ser es muy grande, el esfuerzo de
vestirme cada día y remontarme como a una ciénaga, arras-
trarme como a un duro cadáver, bolsa compacta de chillidos
y maldiciones y cosas muertas y puños cortados amenazando
el suelo y el cielo. Son señales de que el tiempo está mal-
dito y no me pertenece; la estrella impía ha despertado
nuevamente, desbordando un sosiego ahora irrecono-
cible, anunciando raíces de continuidad que no me
interesan.

El techo diluido y una mancha imprecisa color made-


ra: la puerta me hace eco en su evanescencia, recor-
dándome que el eje de la Tierra no está hecho pedazos
y que mi energía vital aún no se desvanece como para

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−generalmente averiadas- cuyos bombillos encendi- de origen. Esta espera inenarrable, esta tensión de todo el
dos llegan al punto de querer estallar en pedazos. El ser, este viejo hábito de esperar a quien sé que no va a venir.
calor me agobia, los rayos lumínicos parecen traspasar
las cortinas cerradas para quemar mi cadáver yacente; Tras un esfuerzo largo los motores de todo movimiento
lo que al principio era −incluso bajo mis circunstan- se suspenden, algo late debajo del tapete, algo escucha
cias− el cálido despertar del amanecer, se ha vuelto entre las paredes. Todo es oscuro, todo es remotamen-
un abrasar terrible, un baño de fuego. El peso de las te ciego y estúpido. Me arrastro hacia cualquier dire-
cobijas me asfixia, he dejado de sentir las piernas. cción con gran atrevimiento, diría, pues mis manos,
“Mátame”. Cierro los ojos un instante y los abro: al débiles, tienden a hundirse y a avanzar fatigosamente;
frente, la puerta nuevamente es una mueca burlona la inmunda masa de mi cuerpo se extiende hasta gol-
que convulsiona en carcajadas. No entiendo su risa. pearse contra la desembocadura de un ángulo agudo.
De pronto, los espasmos se detienen y una fuerza Ahora me encuentro en un rincón con la cabeza san-
inusitada hace que me escurra a través de las cobijas grante, las manos me duelen tenazmente al igual que
hirvientes y caiga al piso como un puñado de arena; las canillas; siento la piel raspada, herida, como si el
mi cuerpo es ahora una masa informe, vulnerable, tapete hubiese sido pavimento en vez. Hay algo aquí
que piensa desesperada dónde asirse para evadir el es- que tiembla. Desde mi abatimiento alcanzo a ver el
truendo; sin embargo, su memoria no tiene recuerdo haz de luz replegándose: reposa más lejos cada segun-
o imagen de la habitación, carece de guía, de mapa: do, quizás, temeroso de mi miedo, huye hacia ambien-

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tes inalienables donde hallar heridas que cierren con


el tiempo.

“Mátame”, supliqué. Al parecer el calor no es ya una


amenaza, y este dormitorio es cada vez más cotidiano,
menos intruso, similar a las acciones que se saben usua-
les; a pesar de ello cuando intenté levantarme, no pude.
No quise. Sospeché cada paso a continuación como un
poema mal escrito, una melodía mal interpretada, un
silencio interrumpido: no conocía el primer espacio aje-
no al eco de su presencia, cada milímetro de superficie
lo supe nuestro. Lo siguiente sería otro mundo, uno
tumbado bajo un nosotros partido, uno que a cada rato
trastabilla con sucesos extraviados. Siento sueño. Arrin-
conada, las piernas las tengo recogidas contra el torso, y
la cabeza apoyada en las rodillas sigue sangrando, aun-
que menos. El pedazo de escondrijo a mi alrededor es
bastante estrecho, la puerta del clóset roza mi codo iz-
quierdo y a mi derecha inmediata hay una silla. Pasado
un rato, alcanzo a ponerme en pie sosteniéndome del
asiento mientras tambaleo.

Yergo mi cuerpo todavía adolorido y subo la cabeza


simultáneamente.

En los intentos, dicen, reposa también lo que está


muerto. Lo que el hígado no consigue drenar. Aque-
llo para lo que no alcanzan los ojos, las manos, o los
dientes. Apreté los párpados con fuerza y los abrí. Los
intentos, dicen, se parecen al hueco entre una cosa, la
palabra que la nombra y la mirada que la observa; pal-
pitan en el tedio que gotea desde un rincón abriendo
en el tapete grietas azules; rasgan el alma como papel
inservible. A medida que mantuve atenta la vista en lo
que encontraba a mi alrededor noté que algo guarda-
ba una mudez particular. Los objetos me lastiman. El
reloj escribía frenéticamente tu nombre en mi tristeza;
hacía que le pasara las manos por entre las piernas has-
ta hacerme gritar el fin de la existencia.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

C U E N T O

Día
Natural
Diego Ortiz

Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con


énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, IV
semestre, Universidad Distrital Francisco José de
Caldas. Correo electrónico: diegortizv@gmail.com

N o le puedo pedir más a la vida. El recinto está


atiborrado, lo cual me asegura un éxito sin prece-
dentes. No todos los días puedo presentar mi conferen-
cia Las focas y su influencia sobre el deshielo de la Antártica
ante tan afamados científicos de todo el mundo. A la
entrada Irene me confirmó la asistencia del doctor Ha-
rry Fields, asesor en cuatro expediciones al continente
helado del gran navegante Jaques Costeau, quien está
en uno de los puestos de la primera fila, atento a cada
una de las conclusiones de mi investigación de más de
siete años sobre tan importante tema, sobre todo hoy
cuando el problema de “lo natural” está en boga entre
la comunidad científica. quien le ha dedicado cuarenta años de su extensa vida
al estudio de los deshielos por factores exógenos tales
La mesa de la plenaria la componemos mi asistente como el rozamiento del aire, la presión barométrica y,
Irene, quien ha estado trabajando conmigo desde los por supuesto, las focas –y yo, pero no necesito presen-
tiempos de las investigaciones con codornices en te- tarme de nuevo.
mas de reproducción y comportamientos esquizoides
ante estimulación por programa de castigo negativo; Mientras Irene realiza una sinopsis de todo el trabajo
a mi izquierda se encuentra la doctora Anneke van realizado, mi mente un tanto abotagada por la emo-
der Gaard, doctora de la Universidad de Princeton en ción del momento me lleva por un camino de idea-
microcomportamientos sociales de los pinnípedos, ha ción algo abstruso, pues, en este momento tan impor-
realizado unas cincuenta observaciones con diferentes tante de mi vida me pregunto si realmente me importa
grupos poblacionales de focas y leones marinos tanto el deshielo de la Antártida, si realmente son las focas
en la Antártida como en la Patagonia y en Groenlandia; las culpables del demoledor deshielo del Polo Sur, si
a la derecha de Irene, el doctor Klauss Hinemann las focas realmente me importan. Y digo, ¡al carajo las

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focas! Anneke me mira con desconfianza y yo me son-


rojo por mis murmullos antiéticos. Pero, ¿acaso este
tipo de reflexiones no le llegan a los grandes científi-
cos en el culmen de sus carreras? Vaya, me estoy enga-
ñando, pues aún no estoy en el cenit de mi creación
científica. De hecho no voy ni en el principio de todas
las cosas. Irene ha concluido con la introducción y me
llama para dar comienzo a la exposición. Tambaleo un
poco al levantarme de mi silla pero el doctor Klauss
me toma por el codo, sintiendo su mano fuerte y ca-
llosa por encima de mi traje, lo cual me marea aún
más, pues me tiene asido como si quisiera enviarme al
mismísimo patíbulo.

Frente al atril con mis papeles del resumen de la in-


vestigación y la exposición preparada desde hace dos
meses y medio, hago un gesto de incomodidad y ese
ojo omnipresente del doctor Fields percibe tanto mi
acción como mi reacción. Con su ojo de persona acu-
ciosa, de sujeto maniático buscando la verdad, aban-
donada por mí apenas tuve en mis manos el título de
ingeniero bioecosocial, intenta escudriñarme, preten-
de desnudarme ante todos los asistentes demostrando
así su poder, el poder de encontrar la verdad de todas
las cosas, aun cuando ni yo sé cuál es la verdad de mi
mundo interior y él no conoce la verdad de su verdad.
Acomodo las solapas de este incómodo saco, tomo
aire para comenzar, pero de nuevo se me nubla la vista
y una epifanía de lo más absurda surge ante mis ojos.

Estoy en medio de la nada. Hielo, frío, blanco, nada.


Estoy desnudo. Una tormenta helada estremece mi
cuerpo, me arroja al suelo con gran fuerza. Quietud.
No hay viento. Pasos. Muchos pasos. Pasos pesados se
arrastran sobre la gruesa capa de nieve y hielo. A lo le-
jos, una mancha gris se extiende por todo el horizonte.
La mancha crece. Se hace más definida. Son miles de
focas arrastrando su obesidad hacia mí. Pronto estoy
rodeado de otáridos, morsas y focas. Una de éstas se
me acerca. Sus ojos lánguidos observan mi ridícula
desnudez en medio de tanto hielo, sin ropa, sin capa
de grasa, sin pelo. Soy una presa. La foca lo cree así. La
foca me mira con lástima. Odio la mirada de lástima

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de los humanos, pero detesto la de las focas. Arrastra Irene me observa con plena decepción. El doctor
un poco más cerca su cuerpo. Pateo con toda la fuer- Fields ha abandonado el auditorio. Anneke menea
za su baboso hocico. ¡Te odio foca asquerosa! Las de- su cabeza hacia los lados desaprobando mi comporta-
más han entendido mis palabras. Han comprendido miento. Klauss, con todo su carácter germánico sube
mi gesto. No sé cuántas focas y leones marinos están al estrado, me toma del brazo y me baja arrastrando
sobre mí. Son como una inmensa torre que me hun- conmigo toda mi desolación. Con esa mano callosa
de entre el hielo. El hielo es seco. Quema la piel. No levanta mi rostro y me escupe con su español enrevesa-
duele. Me incomoda el vaho del hocico de una morsa do. ¡Imbécil! Revelaste nuestro secreto. Todos nos sen-
respirándome en la cara. Me cachetea mil veces con timos miserables porque intentamos salvar un mundo
sus aletas como puños de boxeador enceguecido por condenado. Pero eso no lo deben saber ellos. Ellos de-
la ira de una batalla perdida. Me toma la cara entre ben seguir con sus misérrimas vidas, contaminando,
sus aletas. Me habla. ¡Puto mamífero lampiño! ¿Quién matando, talando, quemando, pero sobre todo siendo
te has creído como para arrancarnos la piel y cubrir felices, pues ellos son los del dinero, mi anegado cole-
tu patético cuerpo desadaptado y malformado? ¿Sólo ga. Y a los del dinero se les debe mostrar nuestra falsa
porque caminas en dos patas te crees con el derecho felicidad y no tu asqueroso y muy natural pesimismo.
de pasar sobre nuestros cuerpos y abusar de ellos? ¿Me
quieres matar? ¡¿Me quieres matar?! Tiemblo. No es
el frío. Es el dolor de las palabras de la foca. No estoy
sudando pero mi rostro está totalmente mojado. Lloro
a cántaros. Me siento miserable.

Me siento miserable.

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Un Nobel
tica de Fuego de Carmelita Schicksal, el Necronomicón
anotado por un catedrático de la Universidad de Ar-
kham y una copia pirata del último libro de poemas de
Mario Echeverry. “Con la ternura y la humanidad del

para
mejor Saroyan, de los relatos breves de John Steinbeck,
o de los cuentos italo-neoyorquinos de Mario Puzo”
decía la solapa.

Stallone
Les faltó incluir a Faulkner, pensé con una cierta in-
dignación que creció cuando vi la foto que precedía a
la reseña biográfica de la última página: Stallone apa-
recía musculoso y sin camisa. Es sabido que en general
Ricardo Abdahllah los buenos escritores no tienen músculos.

Corresponsal en París de Rolling Stone


y El Malpensante. Correo electrónico:
r_abdahllah@hotmail.com

Señores
Miembros de la Academia Sueca
Academia Sueca
Suecia

Disculpándome de antemano por ignorar a qué Aca-


demia Sueca estoy escribiendo (aquí tenemos varias
academias y nunca las utilizamos), y aclarando que
este no es otro de esos mensajes que de vez en cuando
llegan a su buzón de parte de gente que cree estar escri-
biendo a la Academia de los ‘Óscares de la Academia’,
me dirijo a ustedes con el objeto de proponer la candi-
datura del escritor norteamericano Sylvester Stallone
al prestigioso Premio Nobel de Literatura que ustedes
entregan cada mes de octubre.

Permítanme ir despacio al exponer la evidencia que


respalda la nominación. Después de que Stallone le
demostrara al mundo la fuerza de sus puños encarnan-
do por primera vez a Rocky Balboa, el Grupo Editorial
Berkeley publicó Paradise Alley, una novela firmada
por el actor y guionista, que llegó a mis manos en una
edición de Círculo de Lectores de 1978 comprada en
una venta de usados en la Plazoleta del Rosario, ante
la imposibilidad de decidir entre un ejemplar en rús-

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C U E N T O

Aunque Hemingway los tenía. Les pido ahora, señores de la Academia, que lean cui-
dadosamente los siguientes fragmentos todos del siglo
Y boxeaba, como Rocky. XX. Todos de novelas neoyorquinas.

Es sabido que es de mal gusto aparecer sin camisa en a) “Vagabundeé mentalmente durante varias semanas,
las fotos de las reseñas. buscando la manera de empezar. Toda vida es inexpli-
cable, me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por
Es sabido que ya de por sí aparecer en las fotos de las muchos datos que se muestren, lo esencial se resiste a
reseñas es de mal gusto. ser contado. Decir que fulanito nació aquí y fue allá;
que hizo esto y aquello, que se casó con esta mujer y
Sin embargo, después de leer la pequeña biografía, tuvo estos hijos, que vivió, que murió, que dejo tras sí
secarme las lágrimas (“era un niño problema y se le estos libros o esta batalla o ese puente; nada de eso nos
expulsaba de los colegios con frecuencia”, “se sostenía dice mucho. Todos queremos que nos cuenten histo-
limpiando jaulas en el zoológico de Nueva York”) y rias, y las escuchamos del mismo modo que las escuchá-
saber que Stallone “apareció en una producción estu- bamos de niños”.
diantil de La Muerte de un Viajante” (yo actué en una
producción de la misma obra en calidad de árbol), de- b) “La cocina del infierno, Nueva York, debió ser el
cidí seguir adelante con la lectura de una novela que, lugar más caluroso de la tierra durante el verano del
por título y autor, auguraba una calidad literaria com- cuarenta y seis. Viejos de piel rugosa y grises cabellos
parable a una colección de relatos eróticos escrita por pegados a la nuca se asomaban a las ventanas, cual
Paris Hilton. flores marchitas, tratando de abanicarse. No valía la
pena, porque era preciso un esfuerzo excesivo que de
todos modos no solucionaba nada”.

c) “La primera cosa que oyeron fue el trémulo sil-


bido de un vagoncito que humeaba al borde de
la acera, frente a la entrada del ferry. Un chico se
apartó del grupo de emigrantes que vagaba por el
embarcadero y corrió el vagoncito. ‘Es como una má-
quina de vapor y está llena de tornillos y tuercas’ gritó
al volverse”.

¿Cuál de los tres fragmentos está mejor logrado, seño-


res de la Academia?, ¿Cuál resulta una invitación más
tentadora para la lectura del resto de la obra?

La primera es de Paul Auster, que tal vez algún día reci-


ba el Nobel, la tercera de John Dos Passos, que ya no lo
recibirá. La segunda es un fragmento de Paradise Alley.

Hay una razón para que haya presentado a ustedes el


primer párrafo de esa manera. Un juicio de la obra de

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Stallone sólo puede hacerse si uno no sabe que es a ny, un veterano de guerra, y Cosmo, un timador sin suer-
Stallone a quién está leyendo. Lo contrario lleva a que te que en la versión filmada (la hay, la hay, pero no es de
se le perdonen todos los errores para no pasar por in- eso que quiero hablarles) fue interpretado por Stallone.
tolerante o se le censure el más mínimo fallo porque Gracias a esa fluidez en la prosa también percibimos que
uno sabe que está leyendo al mismísimo Rocky o, peor entre Cosmo y Lenny existe cierta tensión por culpa de
aún, a John Rambo, un tipo a quien resultaría difícil una tal Annie O’ Sherlock y nos enteramos que la vida
convencer de que la pluma es más poderosa que la ame- de los inmigrantes italianos en la “Cocina del Infierno”
tralladora. Como sé que ustedes jamás admitirían una está regida por una pandilla de mafiosos a pequeña esca-
candidatura anónima (si lo la a cuyos integrantes Sly ha
hicieran, Vargas Llosa ya puesto nombres tan genia-
habría ganado) espero que les como Mahon el Perra-
al menos ese comienzo les gorda, Frankie el Triturador
sirva para apartar un poco y El Flaco Manitas.
los prejuicios. Porque de ahí
en adelante es imposible ol- Es ese ambiente el que Víc-
vidar que uno está leyendo tor sueña con abandonar
a Stallone, Paradise Alley está para poder vivir en Nueva
pensada como una película Jersey con su amada Rose.
y desde la primera escena
(¿debería decir capítulo?), Supongo que ustedes en
cuando el joven Victor Car- este punto estarán pensan-
boni conduce su camión re- do, como yo lo pensaba
partidor de hielo y saluda a mientras leía, que Víctor
sus vecinos, uno lo imagina logra su sueño abriéndo-
con la cara cuadrada, un me- se camino en el mundo
chón de pelo sudoroso ca- del boxeo, pero Stallone
yéndole en la frente y los bí- arroja magistralmente va-
ceps enormes y compactos. rios de esos bien pensados
ganchos literarios para
engañar al lector incauto,
Pero ese “parecer película,” aunque mantenga a Sta- y justo cuando los lectores incautos o no, se han con-
llone en las imágenes que se forman en la cabeza del vencido del posible rumbo pugilístico de la trama, nos
lector, es a la larga un plus a la hora de pensar en un hace sonreír con una de esas sonrisas del tipo “cómo
Nobel para el autor. Hace rato el lenguaje cinemato- no lo pensé antes”.
gráfico se considera una virtud en la narrativa con-
temporánea y Paradise Alley no cae en los abusos que No, Víctor no se dedica al boxeo, sería demasiado obvio,
esta tendencia ha provocado en algunos “modernos” demasiado predecible para un autor como Stallone.
escritores que llegan al punto de efectivamente escribir
“Escena− (Int. Día)” para demostrar un manejo inexis- Víctor se dedica a la lucha libre.
tente del lenguaje del cine. En Paradise esa brevedad y
agilidad en los capítulos (escenas) es la que nos permite El hermano Cosmo se convierte en su entrenador, el
rápidamente saber que Víctor tiene dos hermanos, Len- hermano Lenny se encarga de conseguir las peleas. Rose

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ataúdes se movieron. ¡Lenny estaba seguro de que


se habían movido! ¡Y estaba seguro de que veía
cuerpos! ¡Cuerpos putrefactos! Cubiertos de hara-
pos que habían sido uniformes nazis.”

Flujo de conciencia del más puro. Literatura psi-


cológica. Manejo de la escritura de ficción que se
confirma en el capítulo 31, cuando a pesar de dar
un paso en falso comenzando con una frase como:
“A las ocho de la mañana, el rostro de Annie era
un retrato de agotamiento sensual” (lo que habla
muy mal de Annie), el autor usa sus puños de pa-
labras y se hace perdonar la salida de tono con
una metáfora genial:

“Cosmo oyó abrirse dos ventanas de un piso supe-


rior. A una de ellas se asomó un hombre muy del-
gado y en la otra una mujer con cara de furúnculo”,
que gana todavía más fuerza un par de líneas más
adelante cuando el furúnculo…

Se asomó a la ventana tanto que los pechos le col-


gaban como una marquesina llena de bultos.”

Pero Stallone no sólo es un maestro de la prosa, a


la altura de un Borges, a quien no sé si sea apro-
piado mencionar puesto que siempre fue más que-
rido por los suizos que por los suecos, Sly también
le dice que no se ponga en esas, que lo quiere como se defiende en el duro combate de la poesía en la
es, lo que seguramente no es cierto porque Víctor es conclusión del capítulo 34:
pobre. Todos son pobres, con esa pobreza peculiar e
irremediable de los inmigrantes que lleva a Cosmo a “Víctor contó su miserable salario y sonrió al capataz
ganar dinero en la calle vendiendo paraguas robados pero,
en una peluquería y a Lenny a trabajar en esa funera- los ojos de Víctor ya no
ria que Stallone toma como escenario para –apenas sonreían.”
vamos en el capítulo 27– darnos una muestra de hasta
dónde puede llegar como narrador con una escena de Un párrafo que roza con la sencilla belleza del haikú y
delirium tremens, propia de las mejores páginas de Efe es coherente con la paciencia zen que Víctor demues-
Gómez o su émulo norteamericano Malcolm Löwry. tra dos capítulos más adelante cuando le ocurre un
“Tragó la bebida con desesperación, casi con hambre pequeño accidente en una de sus entregas de bloques
y sus ojos inyectados en sangre quedaron fijos en la de hielo a domicilio:
contemplación de una hilera de ataúdes baratos. Los

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“Hasta el segundo piso no tuvo ningún problema, pero perra y la quiere mucho. Se llama “Bella” y es todo un
a medio camino del tercero tropezó con una botella va- personaje, como Cosmo y Lenny, como Rose o Annie,
cía y cayó rodando por la escalera. El hielo le golpeó la el fracasado luchador “Gran Gloria” o el primer con-
cabeza y le hizo sangrar la parte posterior de las orejas. trincante de Víctor, el irlandés Patty McLade, a quien
Víctor estuvo a punto de soltar una maldición.” Stallone describe como “un luchador experto al que
le habían retocado las facciones con puños de cuero”
¡Estuvo a punto de soltar una maldición! A punto cuan- que al final del combate cae al suelo “como se cae el
do cualquier otro mortal hubiera lanzado una excla- camisón de una puta”.
mación que, sin modo de saber si fue dicha en inglés o
en italiano en la versión original, aparecería en las tra- Otra de las metáforas maravillosas que precede a un
ducciones barcelonesas como uno de esos juramentos muy bien utilizado cambio de ritmo –en el capítulo
españoles que incluyen en una misma frase la mamá 41–, en seis renglones Stallone despacha el recorrido
(no la de nadie, la mamá en general) y las funciones ex- de Víctor por los clubes del bajo mundo neoyorquino
cretoras humanas. Víctor es un ser humano ejemplar con la misma celeridad con la que el ahora apodado
y siendo en cierta forma el alter-ego de Stallone, no “Chico Salami” da cuenta de sus oponentes aunque
sería forzado pensar que Stallone también lo es y todos “al machacarlos hasta dejarlos inconscientes, todos,
sabemos que la Academia siempre ve con buenos ojos absolutamente todos, le dieron pena”.
a las buenas personas. No por nada, el premio ha caí-
do en manos de defensores de los pueblos oprimidos A partir de ese punto, Lenny, que al principio era la mues-
como Kippling, humanistas como Winston Churchill, tra misma de la resignación, comienza a volverse codicio-
personajes del carisma de Elfriede Jelinek y ex scouts so mientras Cosmo se muestra preocupado más por la
como Günter Grass. Stallone, si se quiere ver así, es salud de su hermano que por el dinero que pueda sacarse
la encarnación misma del inmigrante en tierras norte- de las peleas. Dos teorías pueden explicar este cambio ra-
americanas, un gremio que hasta el momento ustedes dical de los personajes. Puede que un poco aturdido por
no han incluido, tal vez por un involuntario exceso en la fama que le llegó de repente mientras escribía la nove-
nominaciones de socialistas y víctimas del Holocausto. la, Stallone hubiera enredado sus apuntes y terminado
Paradise Alley podría ser entonces la gran novela-Nobel por llamar, en la segunda mitad, Lenny a Cosmo y vice-
de los inmigrantes, como Un puente sobre el Drina es la versa. Puede ser también que intencionalmente hubiera
gran novela-Nobel de los atormentados Balcanes. dado a sus personajes esa característica de cambio, como
el que tienen las personas reales, que tanto admiramos
“El premio debe ser entregado a un autor que se des- en la obra de Proust.
taque con una obra de tendencia idealista”, decía el
testamento de Alfred Nobel. Es lo que sospecho, ocurrió porque Stallone no baja la
guardia conforme pasan las páginas, –en el capítulo 51–,
“¿Crees que irse a vivir a Nueva Jersey compensa que el Gran Gloria se despide del mundo saltando al río con
te abran la cabeza?”, le preguntan. un “Dentro de cien años esto no va a tener ninguna im-
“Sí… creo que sí”, contesta Víctor. portancia”, a la altura del “¿Dónde estoy?, ¿qué hago?,
¿para qué?, sSeñor, perdóname… de Anna Karenina”. Lo
que me recuerda que Tolstoi murió indignado por no
Poco que agregar al drama de los “idealistas” busca- haber recibido el Nobel y no sería ahora el momento de
dores del “sueño americano” aunque aún haya que cometer un nuevo error.
agregar que Víctor es ecologista o al menos tiene una

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En este punto no temo arruinar el


suspenso contando el final de la his-
toria. Es sabido que, a pesar de ser
suecos, ustedes son personas ocupa-
das que no tienen tiempo de leer de-
masiado y se guían sobre todo por las
cartas que lectores anónimos de todo
el mundo enviamos para ayudarlos
en la escogencia del ganador de ese
Campeonato Mundial de la Litera-
tura que es el Premio Nobel. En el
capítulo más largo de los 54 que con-
forman Paradise Alley, Stallone nos
sorprende haciendo que su historia
concluya en una gran pelea donde
Víctor enfrenta a lo largo de doce pá-
ginas a Frankie El Triturador. Víctor
ha apostado en esta pelea todo el di-
nero que ha ganado a punta de nari-
ces rotas (incluida la suya) desde que
empezó su carrera como luchador.

Víctor pierde.

No muere, pero pierde.

He ahí la grandeza de la obra, des-


pués de tener casi el suficiente dine-
ro para viajar con Rose a Nueva Jer-
sey, Víctor lo pierde todo. A pesar de
que, luego de perdida la pelea, Sta-
llone lo haga recuperarse de la golpi-
za para defender a Lenny del ataque
de Frankie; Víctor ya ha aprendido,
literalmente a los golpes., esa senten-
cia atribuida a Daville, aunque más
probablemente autoría de Filemón
de Sausage:

“El dinero va y viene.


Sobre todo, va.”

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Como la gloria, como casi todo excepto tal vez el Pre- en la excepción a la regla según la cual nadie escribe
mio Nobel que se queda. algo bueno después de ganar el Nobel y en todo caso
decida dejar guardadas para siempre Rambo IV, Cobra
Rocky fue dirigida por John G. Avildsen, por lo que II y Rocky VII para que, en lugar de eso, aparezca por
Stallone nunca ganó un Óscar. Estoy seguro que ese fin la segunda parte de Paradise Alley, a la que seguirán
dato les tranquilizará en el sentido de que por ahora (en libro) las versiones III, IV, V y una grandiosa “Víc-
George Bernard Shaw seguirá siendo el único doble tor Carboni, el regreso”, donde el ya viejo luchador se
ganador del Óscar y el Nobel. Bien sabido es que lue- enfrentará al campeón vigente de la WWF.
go fue tras el Grammy pero cantaba tan horrible que
terminó por dedicarse a los aforismos, un poco como Porque he de decirlo, adoro la obra literaria de Stallo-
el arriba mencionado Filemón de Sausage, acerca de ne pero detesto sus películas.
cuya candidatura al Nobel estaré escribiéndoles el
próximo año por esta misma fecha. Por mi parte, como promotor de la candidatura, me
comprometo a que “Sly” hablará articuladamente du-
Señores de la academia, sé bien que el paso de los di- rante su discurso en la ceremonia de entrega y sobre
rectores de cine por la literatura no ha sido afortunado todo a que no se presentará ante ustedes en bata de
más allá del simpático libro ilustrado La melancólica boxeador. Creo que de cosas por el estilo ustedes ya
muerte de Chico Ostra de Tim Burton, que las novelas han tenido suficiente.
de Orson Welles sólo tienen gracia una vez llevadas
a la pantalla, la Julieta novelada de Fellini no llega ni
por los tobillos a la previa versión fílmica que llevaba
por apellido de los espíritus y los escritos políticos de
Passolini son tan aburridos como sólo los escritos po-
líticos pueden serlo. Hitchcock, más prudente, agrupó
sus relatos favoritos en el género del suspenso para
un par de antologías respetables que son respetables
principalmente porque no fue él quien se encargó de
escribir los relatos que las componen. Stallone, sin
embargo, podría ser esa figura que unifique por fin
las dos artes y representaría ese primer paso necesario
para que en un par de años Bob Dylan reciba de una
buena vez el Nobel que viene rumoreándose desde fi-
nales de los ochenta. Ustedes han sido generosos con
su trofeo, le dieron el Nobel a Neruda y a Cela y no
se pusieron bravos cuando Sartre les dijo que estaría
ocupado tocando clarinete y no le interesaba recoger
el premio.

Suele decirse que si Hitler hubiera corrido con suerte


como pintor, las cosas hubieran sido ligeramente dife-
rentes. Si Stallone recibe su merecido premio es posi-
ble que retome su carrera como novelista, se convierta

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CORPUS ENSAYO
Escritor invitado

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Escritor
Invitado

Persistencia,
resistencia y
ocultamientos
Jhon Henry Arboleda Quiñónez* Desde esta perspectiva es pertinente aclarar el hecho
de que esta reflexión presenta la dificultad de estar
Escritor invitado concebida desde la mirada de un hombre afrocolom-
biano militante de la dinámica organizativa que goza
de la cercanía de algunos procesos organizativos de
mujeres (mestizas y afrocolombianas). El acto de enun-
Dinámicas de representación de las mujeres
ciar desde este lugar marca limitaciones interpretativas
afrocolombianas en contextos urbanos
en tanto que su condición de hombre-militante toma
posesión a la hora de acercarse a reflexionar acerca de
las formas de concepción organizativa y las maneras
L a presente reflexión no pretende convertirse en
radiografía del quehacer de los grupos u organi-
zaciones de mujeres afrocolombianas y mucho menos
en que se presentan las agencias políticas de estas ex-
presiones del movimiento social afrocolombiano. En
en la cartografía de las disputas y continuas reivindi- razón de ello, sólo pretendo abrir un campo de análisis
caciones que deben asumir aquellas que han decidido sobre las características que considero de mayor forta-
hermanar sus luchas dando vida a las redes de mujeres leza en el avance de estos sectores.
que desarrollan sus trabajos con la perspectiva de géne-
ro como horizonte de sentido. En el mejor de los casos En este sentido, las partes que componen este docu-
propone el acercamiento analítico a la consolidación mento sólo pretenden configurarse como un acerca-
y posicionamiento que viene alcanzando ese mojón miento “comprensivo” a esta dinámica organizativa
reivindicativo gestado alrededor de lo denominado que se expresa al interior del movimiento social afro-
“etnicidad de género” o “género étnico” que, para el colombiano, la cual, junto a la expresión estudiantil,
caso de nuestro país encuentra en la población feme- ubico en calidad de terrenos fértiles para el nuevo
nina afrocolombiana uno de sus principales nichos al acontecer del quehacer político de nuestra comunidad
configurar una suerte de expresión experiencia de de cara a la realidad política y social que se gesta en
agentividad política diferenciada al interior de la diná- Colombia.
mica organizativa de la comunidad afrocolombiana.

*
Tiene formación en Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Valle, es historiador de la Universidad del Cauca, miembro del Grupo de
investigaciones afrodiasporicas en Popayán y también miembro del Grupo de investigación Cununo de la Universidad del Valle. Fundador del Grupo
afrocolombiano de la Universidad del Valle (GAUV). Correo electrónico: jhaq78@yahoo.com

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ubico en calidad de terrenos fértiles para el nuevo los espacios de contienda y debate público sobre las
Condiciones
acontecer sociales de
del quehacer las reivindicaciones
político de las
de nuestra comunidad condiciones socio-económicas y culturales de afro-es-
mujeres
de cara aafrocolombianas
la realidad política y social que se gesta en tadounidenses, en ese momento lideradas por figuras
Colombia. tan emblemáticas como Martín Luther King, Elijah
Los hombres son negros, Mohadmed, Jessie Jackson y Malcolm X, entre otros.
En la misma dirección, enunciar que, efectivamente
Condiciones sociales de las reivindicaciones de las “las mujeres son blancas”( en respuesta a la re-articu-
mujeres afrocolombianas lación saber-poder-representación marcado por el he-
cho de que fueran las mujeres blancas, clase media,
Los hombres son negros, formadas académicamente, “afrancesadas” y solteras
las mujeres son blancas, sobre las que en ese momento estaban recayendo las
pero existimos una pequeña porción posibilidades de re-posicionamiento femenino en los
de mujeres negras intentando sobrevivir. distintos momentos históricos), configura las condi-
ciones socio-políticas que aportan al despliegue de una
agenda política afro-feminista. Estas condiciones están
Esta consigna marcó el surgimiento contemporáneo signadas por reflexiones político-académicas –activida-
del feminismo negro o afrofeminismo en los Estados des de convocatoria masiva– donde se estructura un
Unidos de América en la década de los 60 –sirvió para ideario político que hace posible el encuentro herma-
la construcción de todo un itinerario de lucha por la vi- nado y la entonación polifónica de canciones liberta-
sibilización/posicionamiento de nuestras compañeras rias compuestas por esas voces-otras que insistían en la
en las dinámicas reivindicativas del movimiento afro y posibilidad de ser mujeres afro comprometidas con la
del movimiento por la equidad de género–, señala una transformación de sus sociedades.
agenda de des-marcación y ruptura al interior de los
procesos de politización y crítica radical dentro de los Esas voces y melodías otras entonadas por nuestras
movimientos sociales, en los cuales venía participan- hermanas en el seno del imperio, se convierten hoy
do como “sector integrado” a la dinámica general de en ecos que retumban en los oídos esperanzadores de
politizaciones y movilización social del mundo en ese aquellas mujeres que en Colombia y el resto del mun-
momento. En Estados Unidos debido al reconocido do han optado por dignificar nuestras existencias afro-
problema de discriminación racial a la población afro- diaspóricas en contextos urbanos. Es necesario tener
americana, se adoptaba este cariz en tanto centralidad presente que:
de una exclusión histórica, dando sentido a la conso-
lidación de una de las dinámicas reivindicativas mejor […] mirar el desempeño de la mujer negra [en
consolidadas contemporáneamente. Colombia] es una empresa que implica hacer vi-
sible, tanto la presencia de hombres y mujeres de
“Los hombres son negros”, es una clara alusión crítica ascendencia africana como su contribución a la
a las formas en que venía reconstruyéndose la secuen- nación y a la nacionalidad en el marco de la diás-
cia reivindicación-representación-negociación en el pora afroamericana; implica, además, conocer los
seno del movimiento pro-derechos civiles de los pue- procesos de reintegración étnica que han tenido
blos de la diáspora africana en ese país. Esta cuestión lugar para matizar diferencias y semejanzas que
comienza a percibirse como una prolongación de las le dan tonalidades distintas a lo que significa ser
estrategias de “dominación” masculina y la expresión mujer negra (Espinosa y Friedeman, 1993: 99).
de la masculinidad, cual voz garante y legitimada en

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Conscientes de estar ante una condición


de doble subalternización, expresada en
la combinación sexista-racista que encar-
na los diacríticos constitutivos del capita-
lismo temprano y tardío, las mujeres afro-
colombianas han venido construyendo y
dinamizando una expresión afrofeminis-
ta diferenciada al interior del movimien-
to social general de nuestra comunidad,
así como la visibilización de nuestro pro-
yecto en el seno del movimiento de rei-
vindicación feminista, configurando una
dinámica de doble posicionamiento po-
lítico-social. En completa simultaneidad
se pretende asestar críticas detalladas a
las prolongaciones de dominación mas-
culinizadas que se presentan al interior Por otra parte, la entonación politizada del lumbalú, los
del movimiento social afro en Colombia, a la vez que arrullos y chirimías deben estar conducidas a organizar
desmantelan la pretensión totalizadora de las enuncia- bundes, bembés y jolgorios de resistencias alternativas
ciones de género tal como se vienen presentando en que constituyan barreras infranqueables al desarrollo
nuestro país. De ahí que esta doble función de posicio- del capitalismo globalizador que día a día a nombre
namiento sea concebida en dicha reflexión en calidad del reconocimiento formal-legal de las diferencias, des-
de potenciador político-epistémico que encarnan los humaniza e institucionaliza la pobreza, la exclusión y
trabajos organizativos articulados en torno a la etnici- la marginalidad, dotándola de variables de género ét-
dad de género o el género étnico. nico-raciales en las cuales las mujeres afro fueron, son
y se proyectan como las más afectadas negativamente,
Desde esta óptica, la labor que les espera y que a buena dotando no sólo de rostro, color, sino también de sexo-
hora han iniciado, ardua en tanto el posicionamiento género a la globalización de las pobrezas.
de esas voces femeninas afrocolombianas que desa-
rrollan proyectos organizativos en contextos urbanos, En este sentido, siendo críticos con las dinámicas de
desestructurando las lógicas que han constituido los poder que arrastran las relaciones sexo-raza en contex-
circuitos de representación político-organizativos de tos de globalización hegemónica del capital, e inten-
nuestra comunidad, basada en la política masculini- tando gestar una resistencia en el orden de una glo-
zadora de la reivindicación social. Por otro lado, el balización disidente que aporte a la construcción de
hecho de enunciar como mujeres afrocolombianas propuestas de dignificación de nuestros procesos de
revalorando las formas “particulares” en que se gesta ser y hacer en calidad de afrourbanos –en este caso
la concepción de género al interior de nuestras comu- mujeres surgidas en su mayoría de extracción popu-
nidades, ponen en tensión las homogeneizaciones de lar–, debemos comprender que:
las dinámicas feministas del país, las cuales le han asig
nado poca importancia a las variables étnico-raciales a […] al institucionalizarse, el racismo y el sexismo
la hora de pensarse sus propuestas de reivindicación. crean una profunda correlación entre los grupos
de status bajo y los bajos ingresos. Aquellos que

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en el extremo más bajo de la escala se identifican medida, las mujeres afrocolombianas reflexionan y
fácilmente por lo que se puede llamar criterios pretenden posicionarse reconociendo su condición de
culturales [grupos étnicos], la cultura [etnicida- pertenencia a un grupo doblemente dominado, mar-
des] ahora se convierte en la explicación de la ginalizado y excluido por su adscripción de género y
causa. Los negros y la mujeres en general [por etnia, en tanto que:
consiguiente las mujeres negras] reciben una paga
menor porque trabajan menos, merecen menos. […] podemos alistar a los grupos dominados en su
Y trabajan menos porque hay algo, tal vez no en propia opresión. Mientras cultiven su especificidad
su biología, pero sí en su cultura que les enseña como grupos “culturales”, que es un modo de mo-
valores que están en conflicto con el ethos de tra- vilización política en contra de un status desigual,
bajo universal. (Wallerstein, 1999: 179) socializan a sus miembros con expresiones cultu-
rales que los distinguen de los grupos dominados,
De la misma forma, tengamos presente que las condi- y con algunos de los valores que se les atribuyen
ciones dentro de las que se pretende desarrollar nues- a través de teorías racistas y sexistas, y lo hacen,
tras luchas como pueblos afrocolombianos en general en una paradoja aparente, partiendo del principio
–reconociendo las expresiones afrofeministas que se universal de la validez igualitaria de todas las ex-
presentan en varias regiones del país, las cuales ges- presiones culturales (Wallerstein, 1999: 179).
tan sus trabajos atravesadas por las lógicas de recono-
cimiento de las diferencias en el plano de lo cultural
que aún no han sido traducidas de manera integral Es en esta entramada de poder y representación en el
al terreno de la redistribución de las porciones de po- que se inscribe un proceso de reivindicación que busca
der económico y político–, suscitan el surgimiento de el reposicionamiento de las mujeres afrocolombianas,
una condición de anomalía que está dificultando la el cual, constituyéndose como expresión al interior
construcción de los derroteros organizativos que de- del movimiento afrocolombiano, cuestiona los regí-
ben implementar nuestras iniciativas de trabajo colec- menes de representación política en un escenario de
tivo; creo que dicha condición perduraría incluso si la intervención que oscila entre la desestructuración de
orientación de nuestros proyectos estuvieran encami- las interpretaciones de nuestras realidades hechas por
nados a la búsqueda de la inclusión-integración que los académicos, la demarcación de los estrechos lími-
plantea el multiculturalismo de corte (neo)liberal que tes que impone la participación política para nuestra
se ha instaurado en el país y al que muchas expresio- comunidad y las miradas distantes de un movimiento
nes afrofeministas y del movimiento social en general feminista que apenas inicia a comprender la signifi-
le coquetean. cación del género étnico, todo esto enmarcado en un
contexto de globalización hegemónico. Reconociendo
Así, la alteridad expresada en proyectos afrofeminis- estas realidades y contingencias podríamos observar y
tas como el que se gesta en nuestro país, se convierte acompañar el proceso mediante el cual se va a llenar
en subalternidad, ahora por la vía de la compartimen- de contenido el sueño de ser esa porción de mujeres afro-
tación de las diferencias culturales; en este caso, las colombianas intentando sobrevivir o, mejor, esa porción
etnicidades de género encuentran en la asignación de mujeres afrocolombianas en el proceso de la con-
de unos elementos socio-culturales e identitarios de quista de su doble liberación.
carácter “inalterable” una explicación a las condicio-
nes en que se configura la feminización y racialización
de la marginalidad, la pobreza y la exclusión. En esta

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De representación, traducciones y ocultamientos a continuar la serie de representaciones que de ellas se


ha hecho desde las ciencias sociales y humanas –más
Si la representación según Chambers (1994) es “aque- concretamente la antropología y la historia– o, por el
llo que simultáneamente habla y se erige en nombre contrario, asumir lugares intersticiales de legitimación
de otra cosa”, debemos estar dispuestos a aceptar que de las lógicas de saber-poder que han sido calladas,
es precisamente en el terreno de las representaciones ocultadas o subalternizadas a fin de gestar miradas que
en el que se ha intentado dotar de significación las insinúen desprendimientos y demarcaciones políticas
acciones y proyecciones como mujeres afrocolombia- y epistémicas que arroguen por posicionar nuevas for-
nas en la gestación de un proyecto político, del cual mas de ser consideradas, “representadas” y apalabradas
se puede indagar sus raíces desde tiempos del periodo desde su sentir como mujeres de ascendencia africana,
conocido como colonial1. identificando derroteros hacia las otras formas de con-
cebir el ser, el saber y el poder.
A propósito de lo expresado por Chambers, en el
terreno de las representaciones existe un doble mo- Mientras este proyecto de demarcación total construye
vimiento que da sentido al mismo; tal movimiento las vías-alternativas de concreción, y sigamos caminan-
oscila entre el hablar-apalabrar a alguien y erigir imá- do por los contornos de la representación que alrede-
genes-traducciones sobre aquello que es sometido a la dor de las mujeres afrocolombianas han hecho tanto los
representación que de este fenómeno, lugar o cosa se estudiosos como las ciencias. Se ha decidido inscribir
configure en ese momento. Es decir, la representación sus análisis con el convencimiento de que incluso estas
se convierte en un intento de traducción “literal” del estructuras aparentemente rígidas y sólidas presentan
sistema de cosas sobre las cuales nos interesamos y por fisuras y agrietamientos que hacen suponer futuros po-
las cuales en ciertas ocasiones reclamamos “derechos” sibles, donde las voces acalladas puedan ser entendidas
de representación. en la mixtura de sus tonos, entonaciones y colores.

Los estudios y estudiosos de los fenómenos que com-


peten a la conformación socio-histórica y cultural que Los regímenes de representación político-académi-
encierra el hecho de definirse como mujer afrocolom- cos, la construcción discursiva y participación política
biana no han estado exentos de esta lógica de represen- a nombre de los otros han estado en la centralidad
tación-traducción. Es más, podríamos afirmar que ha del debate de las ciencias sociales en las últimas tres
sido precisamente esta lógica la que ha instaurado las décadas. Siendo la emergencia del grupo de estudios
imágenes e imaginarios que alrededor de la identidad subalternos a mediados de la década del ochenta, mo-
y la cultura de la mujer afrocolombiana circulan en los mento en que estas discusiones toman la fuerza que
distintos ámbitos de la vida social (Camacho, 2004). aún mantienen las preguntas sobre el problema o
los problemas que implican el hablar en nombre de
La mujeres afrocolombianas que han sido estudiadas, los otros en condiciones subalternizadas –¿desde qué
comprendidas y apalabradas en el marco de una acade- lugar político o epistémico se realizan estas enuncia-
mia que reifica las urdimbres del poder (político-econó- ciones y los silencios-silenciamientos cómplices que
mico) a través de las enunciaciones del saber (conoci- adoptan los estudiosos y las repercusiones políticas de
mientos expertos e institucionalizados), están “sujetas”

1
Incluso desde este periodo hasta nuestros días hemos sido traducidas por los académicos en condición de compañeras, ayudantes, cómplices;
pero nunca en calidad de gestoras y agenciadoras de futuros más prósperos para nuestra comunidad.

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sus investigaciones?–, dieron pie para que estos cues- De esta manera, ¿pueden hablar los subalternos? que la
tionamientos pudieran convertirse en un campo de autora cierra en un marco de incertidumbre, deja claro
estudio donde esas voces e historias otras encontraran que la voz de los subalternos “nunca” va a ser posible
el escenario para expresar sus proyectos. escucharla de manera diáfana mientras las representa-
ciones políticas y los marcos institucionalizadores de las
Es en este marco de cuestionamiento-visibilización- reivindicaciones continúen desarrollando esos entre-
consolidación de disonancia epistémica donde Guha lazamientos de la forma en que hasta ahora lo hacen.
(1999) plantea la dinámica que se instaura entre la in- Constituyendo lo que ella denomina la representación
visibilización o inadecuada traducción de los procesos mimética, el hecho de hablar acerca (de) la representa-
de reivindicación insurgente liderado por los campe- ción política, el hecho de hablar (por)– (Spivak, 2003),
sinos indígenas a partir de unos balances continuos, encierran los sentidos en que vienen generándose las
una proyección que tiende a dignificar su existencia y posibilidades que tienen las mujeres afrocolombianas
el despliegue de ciertas estrategias de organización co- de hablar por ellas mismas y demarcarse de esa doble
munitaria. Lógicas desde las cuales los historiadores se subalternización a la que fueron y son sometidas.
acercan a comprender la conformación de estos focos
de protestas insurgentes. El quiénes o el cómo lo rea- Intentando aterrizar las anteriores conceptualizacio-
lizaron frente a la visión de quien pretende traducirlo nes a las realidades del contexto colombiano, habría
para hacerlo digerible, configura lo que este autor de- que preguntar hasta dónde estos regímenes de repre-
nomina la “prosa de contrainsurgencia”. sentación no han tomado asiento en la dinámica de
visibilización discursiva por vía de las investigaciones
En esta misma dirección Spivak (2003) conduce sus desarrolladas en torno a las mujeres afrocolombianas
cuestionamientos hacia la dilucidación de posibilidad y su agenciamiento como sujeto político de accionar
o imposibilidad que tienen por delante aquellos cuyas social. De acuerdo con esto, observemos el lugar a
historias y proyectos han estado marcados por produ- partir del cual enuncian los autores las orientaciones
cirse en condición de subalternos. Colocando el pro- conceptuales desde las que realizan sus acercamientos
yecto de género que venía configurándose en la India y las líneas o ejes de trabajo que han construido en el
poscolonial y los regímenes de representación política desarrollo y consolidación de este campo de estudio.
instaurados por los hombres-líderes según la etnia o
casta a la que pertenecieran. En este plano, a manera de balance bibliográfico sobre
Después de elaborar detalladas críticas acerca de la for- los estudios que acerca de las realidades de la pobla-
ma en que se entretejen las relaciones de saber-poder ción afrocolombiana y, concretamente alrededor de la
en la India poscolonial, Spivak llega a la conclusión de mujer, se tendría en cuenta que:
que existe una imposibilidad inmanente a la hora que
los subalternos abrazan la oportunidad de represen- […] aunque con distintos matices, reconocibles
tarse de manera autónoma, o en su defecto, marca las en los enfoques conceptuales, metodológicos y
dificultades constitutivas que tienen los subalternos a políticos, se pueden observar dos tendencias ge-
la hora de “someterse” o ser sometidos a la represen- nerales en los estudios históricos y antropológi-
tación que de ellos hacen incluso los intelectuales que cos afrocolombianos. Por una parte, y de manera
en su traducción se declaran parte de la comunidades resumida, se encuentra la escuela afrogenética,
a las cuales van a apalabrar. que insiste en el análisis de los orígenes africa-
nos y en la importancia de la permanencia de
los complejos culturales de origen africano en los

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procesos de reconstrucción y creación cultural, tanciamiento táctico del proceso organizativo que ade-
territorial y política. A esta perspectiva se oponen lanta esta comunidad, dotando de sentido la represen-
los enfoques que hacen mayor énfasis en la iden- tación mimética y la representación política en Colombia.
tidad y la práctica negra como construcciones
resultantes de procesos históricos y fluidos de Con estas puntualizaciones y localizaciones sería per-
adaptación, relaciones de mestizaje, sincretismo tinente preguntarnos hasta dónde las mujeres afroco-
y resignificación cultural en relación con la so- lombianas no se han visto o se han sentido comple-
ciedad mayor que se han dado entre los distintos tamente representadas en esa reproducción discursiva
grupos étnicos forzados a convivir en
el territorio. Pero, como rasgo gene-
ral, la mayoría de los autores, inde-
pendientemente de su posición, co-
inciden en reconocer el papel activo
que jugaron las sujetas negras frente
a las condiciones de exclusión y do-
minación durante su introducción
e inserción en el nuevo reino de
Granada; en la heterogeneidad y la
flexibilidad como rasgos caracterís-
ticos de las poblaciones negras; en
la importancia de la contribución a
la sociedad y la cultura nacional, en
que hoy prevalecen el racismo y la
discriminación sobre los afrocolom-
bianos (Camacho, 2004: 10).

Retomando el sendero por el que se ha


conducido esta reflexión, se hace im-
prescindible recalcar el hecho de que
los enfoques conceptuales anterior-
mente mencionados –y que se encuen-
tran en pugna por posicionarse como
los únicos y valederos en la dinámica
de investigación-traducción de las rea-
lidades de los pueblos de ascendencia
africana en Colombia–, son liderados
por investigadores que poseen simila-
res características mestizas, andinas,
formadas académicamente y que pro-
ducen sus reflexiones desde el marco
de instituciones con reconocimiento
científico y demuestran un cierto dis-

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y cuál es el régimen representacional en el cual sus De las rupturas y los futuros posibles
voces continúan siendo encarnadas en cuerpos que
están muy lejos de sentir, reflexionar y enunciar como El acto de demarcación y ruptura que como mujeres
mujeres afrocolombianas que propugnan por consti- afrocolombianas deben realizar, incluso en el intento
tuirse en agentes de transformaciones sociales. En este por construir sus propios o adecuados regímenes de
contexto, es importante tener presente la localización representación, debe ubicarse en un lugar corredizo
de las enunciaciones de investigaciones que arrojan que se desliza en varias direcciones. Se debe intentar
como resultado: la construcción de espacios alternos de saber y cono-
cimiento que cuestionen las formalidades e institu-
[…] la ausencia notoria de reflexiones escritas cionalizaciones del saber académico, colocando rei-
acerca de la mujer negra, de su identidad y de su teradamente en cuestión las formas de enunciación,
experiencia, así como el carácter disperso, pun- traducción y representación de sus realidades lo que
tual, sucinto y fragmentario de las fuentes histó- en algunos ámbitos del saber-poder ya se toman como
ricas, constituyen una enorme limitación para verdades irrefutables y conlleva a cosificar las imáge-
documentar la pluralidad de sujetos y las múlti- nes de las mujeres afrocolombianas en ámbitos como
ples historias de la mujeres negras, ya que no es la sexualidad, la conformación de la familia, etc.
posible hablar de una sola historia, ni de la mu-
jer negra como identidad esencial. La ausencia Así mismo, las búsquedas en términos políticos deben
de voces femeninas es producto de la exclusión ser mediadas por la consecución de un posicionamiento
histórica de las mujeres como sujetos de interés diferenciado como sector organizado que se expresa en
social, así como del analfabetismo generalizado contra de las dinámicas del quehacer del movimiento
de la población femenina sin distingos de raza, ni social afrocolombiano que reifica las lógicas del poder-
clase y, en el caso de las mujeres negras específi- representación discutidas, en el intento de desenmasca-
camente, del escaso valor del testimonio femeni- rar las múltiples articulaciones de dominación y subal-
no en los procesos en la sociedad neogranadina ternización que se presentan en los espacios de “poder”
(Morales citado en Pardo, 2004). construidos por el movimiento social afrocolombiano
y en los que en esa pugna por los sentidos de nación y
Esta serie de silenciamientos, apalabramientos, enun- nacionalidad se ha visto obligado a abrir el Estado.
ciaciones y ocultamientos a nombre de aquellas que
siguen en condición de subalternizadas dada su ads- En esta medida, los movimientos de ruptura con res-
cripción de género y etnia, han continuado consoli- pecto a las formas en que se vienen traduciendo las
dando los nuevos rostros de la visibilización invisible mujeres afrocolombianas en el ámbito académico y
en tanto extienden las cadenas que no permiten posi- su representación política, que en muchas ocasiones
cionar un existir diferenciado como mujeres afroco- está en concordancia con las elaboraciones gestadas
lombianas. Debido a esto, se hace innegociable seguir en el mundo académico institucionalizado, debe estar
construyendo proyectos mancomunados que aporten o está orientado hacia la construcción de futuros posi-
a la desestructuración de la tríada que se mueve entre bles que con cantos paridos de todas las voces logren
los ocultamientos, las representaciones y las invisibi- romper los oídos sordos de las bestias del olvido y po-
lidades que dificultan y/o imposibilitan la consolida- damos entonar los alabados por las resistencias donde
ción de proyectos otros de existencia en condiciones las mujeres afrocolombianas no se encuentren constre-
de dignidad. ñidas por las limitaciones político-epistémicas que hoy
han decidido enfrentar para vencer.

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Referencias bibliográficas Guha, Ranajit (1999). “La prosa de contrainsurgen-


cia”. En: Pasados poscoloniales. Primera parte. Ciudad
Camacho Segura, Juana (2004). “Silencios elocuen- de México: Colegio de México.
tes, voces emergentes: reseña bibliográfica de los estu-
dios sobre la mujer afrocolombiana”. En: Panorámica Spivak, Chakravarty (2003). “¿Pueden hablar los
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ICANH. núm. 39, pp. 297-364.

Chambers, Ian (2004). Migración, cultura, identidad. Wallerstein, Inmanuel (1999). “La cultura como
Buenos Aires: Amorrortu Editores. campo de batalla ideológico del sistema-mundo mo-
derno”. En: Pensar (en) los Intersticios “teoría y práctica
Espinosa, Mónica y Friedeman, Nina (1993). “Co- de la crítica poscolonial”. Bogotá: Pontificia Universidad
lombia: La mujer negra en la familia y en su concep- Javeriana.
tualización”. En: La contribución africana a la cultura de
las Américas. Bogota: Instituto Colombiano de Antro-
pología.

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Las miradas históricas:


una revisión y
lectura de la obra de
Arturo Alape y
Antonio Osorio Lizarazo
Diana Pinzón Sánchez posición política de izquierda que promulga la revi-
sión de la historia oficial a partir de los hechos más
Estudiante de Lenguas Extranjeras, Universi- relevantes, aquellos
dad Pedagógica Nacional. Correo electrónico:
dianapinzn@hotmail.com que cambiaron el transcurso de la vida de un país, in-
sertándose en la memoria colectiva con Arturo Alape y
la conciencia social y de clases con Osorio Lizarazo. De
Hoy en día lo fundamental para mí es mi obra.
esta manera, y como un sentido homenaje a la obra y
Arturo Alape
memoria de Arturo Alape, queremos centrarnos en el
tema principal y común que poseen las líneas literarias
de estos dos autores: la violencia, ligada a la historia
S i bien, Arturo Alape y José Antonio Osorio Liza-
razo no han sido reconocidos en la esfera acadé-
mica literaria oficial en Colombia por sus obras per-
colombiana y, por tanto, a todos los ámbitos sociales,
políticos y culturales.
tenecientes a la literatura testimonial, es cierto que
sus aportes en este campo no sólo se extienden a los Como tema principal e idea fundamental de este escri-
relatos crónicos, sino que afrontan los acontecimien- to, la narrativa de Arturo Alape y Osorio Lizarazo es
tos históricos contestatariamente, es decir, desde una escenario de múltiples reflexiones sobre la violencia

2
Este género ha desatado los más intensos debates tanto en Colombia como en Latinoamérica. Es por esto que la española Carmen Ochando Aymerich,
el boliviano Gustavo García y el bogotano Francisco Theodosiadis han dedicado parte de su obra a centrar el tema de la literatura testimonial como una
visión de los hechos sociales y de la alteridad.
3
Arturo Alape murió el 7 de octubre del 2006, cuando se estaba desarrollando este escrito.

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como hecho histórico desde personajes marginados y se convierte en crónica; es decir, pasa de la oralidad a
desplazados por los relatos oficiales. De este modo, la li- la escritura para hacer registro de posibles concepciones
teratura sirve como medio para revelar, pensar y rehacer de la realidad histórica, así como también pasa de una
la historia a través de una memoria colectiva en Alape, experiencia individual y personal a convertirse en un
y una conciencia social en Osorio Lizarazo. A partir de símbolo común de un colectivo.
situaciones históricas concretas como el Bogotazo, el
carácter testimonial y crónico es la base narrativa que Miguel Barnet (1998), otro estudioso de la literatura
despliega una propuesta estética sencilla, descriptiva testimonial, señala que el testimonio debe seguirse
que se concentra en reafirmar y explicar la violencia, como un documento o fresco que reproduce los hitos
sus causas, funcionamientos y consecuencias desde un sociales más relevantes en la cultura de un país, desde
compromiso y una postura política contestataria, ela- cuatro características fundamentales: el desentraña-
borando un estilo naturalista necesario para construir miento de una realidad que afecta la sensibilidad de
la historia ficcionalizada oficial en un relato colectivo, un pueblo, un profundo interés histórico de los auto-
cercano a la realidad en la que los personajes y sus accio- res, un lenguaje y una estética basados en la oralidad
nes son símbolo y metáfora de la historia colombiana. y la construcción de la memoria colectiva a través de
protagonistas más significativos.

La literatura testimonial: un punto de partida del Desde estas perspectivas teóricas podemos señalar que
hecho histórico narrativo Alape y Osorio, por medio del testimonio, revelan una
perspectiva social de los hechos más trágicos y relevantes
Para poder tener una mirada reflexiva y completa so- de la vida del país, entre ellos, la violencia desde diver-
bre la obra de Alape y Osorio Lizarazo debemos anali- sos puntos de vista: como guerra o expresión de la des-
zar el tipo de relatos testimoniales y sus características igualdad social —Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones
como hechos narrativos. Esto significa que tendremos (1995)—, como testimonio contestatario —Las muertes de
que desarrollar una breve explicación sobre la litera- Tirofijo (1972) de Alape—, como experiencia del miedo —
tura testimonial como base narrativa de la propuesta El criminal (1935) de Osorio—, como desesperanza —San-
literaria y filosófica de los escritores en cuestión. gre ajena (2000) de Alape— o como testigo de excepción
—La paz, la violencia: testigos de excepción (1985) también de
La literatura testimonial es una expresión creada a Alape—. Este tema tan presente en ambos estilos muestra
partir de la aparición en Latinoamérica, en los años a través del testimonio vivo de la violencia un carácter so-
sesenta y paralelamente al Boom, de escritos basados cial e ideológico y una postura política de izquierda que
en testimonios personales y reales sobre acontecimien- ve la realidad desde lo contestatario volviendo a las raíces
tos que marcaron hondamente la identidad y la histo- históricas de los procesos sociales.
ria de pueblos o países. Principalmente, el testimonio
está vinculado a la crónica. Hayden White revela que Así, Alape escribe sobre la elaboración de El cadáver
aunque las crónicas no alcanzan la narratividad, estas insepulto (2005) acerca de la necesidad de regresar a la
“[…] son productos particulares de posibles concepcio- memoria colectiva desde las raíces históricas: “En la
nes de la realidad histórica, concepciones que cons- escritura del segundo original, sentí la imperiosa ne-
tituyen alternativas, más que anticipaciones fallidas cesidad de volver a las raíces históricas que daban a
del discurso histórico consumado que supuestamente la ficción que estaba narrando un fidedigno entorno
encarna la historia moderna.” (White, 2003). De esta social.” (Alape, 2005). Por su lado, Osorio Lizarazo en
manera, en el caso de nuestros autores, el testimonio la escritura de El día del Odio (1979), utilizó múltiples

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relatos y testimonios retratados por los periodistas po- gotá de 1930 y 1950. A partir de estos hechos, los au-
licíacos de la época, puesto que durante este periodo el tores manejan un estilo literario fuertemente marcado
escritor se encontraba exiliado en Argentina por pro- por su naturalismo, basado en descripciones sencillas
blemas políticos. y lineales, pero dramáticas en Osorio, y elaboraciones
poéticas a partir de imágenes de la memoria violenta
En los dos casos nos damos cuenta de que las fuentes de los personajes en Alape, como se revelan en los si-
provienen de una oralidad basada en testimonios y re- guientes apartes:
latos escritos ya convertidos en crónica, estableciendo
un puente entre oralidad y escritura predominante en Pero el estruendo absorbió su llamada. La voz ha-
las trayectorias literarias de ambos autores. Arturo Ala- bía perdido su contenido humano y retrocedía a su
pe, en Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones recrea, a condición de aullido, porque la inteligencia había
través de nueve historias, un ejercicio llamado ‘el taller descendido en unos momentos una etapa de mile-
de la memoria’, en el cual un grupo de jóvenes de Ciu- nios. Las llamas daban una decoración de infierno
dad Bolívar cuentan sus historias de vida, retratadas a la escena. De improviso se trababan combates y los
de manera literaria en el libro. Osorio lo logra basán- luchadores se revolvían sobre sí mismos y se trenza-
dose en la mirada experimentada de un periodista y ban a puñetazos y dentelladas y la riña se disolvía
cronista de la vida social, política y cultural de la Bo- luego sin decirse y sin motivo (Osorio, 1979).

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Apareció la figura aindiada de Gaitán, cetrina, tea- en cuestión realizan, más que una propuesta estética
tral, mirada devoradora de multitudes. El rostro de elaborada, una propuesta literaria que ve la historia
la masa humana aglomerado en la Plaza de Bolívar con dicha “paseidad” de una manera directa a través
se transfiguró como si hubiese llegado la noticia del testimonio, en el que el relato está al servicio del
tantas veces añorada en un sueño que nunca en- pasado colombiano en la reconstrucción de una iden-
contraría límites geográficos. El silencio de la multi- tidad negada por los ganadores de la historia.
tud cambió de parecer, pues dejó de ser acicate por
la angustia, expresado sin odio, para convertirse en
silencio de ilusión y expectativas (Alape, 2005).

Es clara la preocupación sobre un problema social


como lo es la violencia originada en la muerte de un
líder como lo era Gaitán. Cada uno de los fragmen-
tos revela una descripción cuidadosa y sencilla sobre
la manera como los personajes ven esa realidad inme-
diata, esa violencia hecha cuerpo desgarrado, es decir,
el de los personajes que van de la palabra testimonial
hacia texto hecho crónica.

La violencia como hecho histórico, como hecho fi-


losófico, como compromiso político

Habiendo analizado la parte testimonial y literaria del


relato histórico, continuaremos estudiando, desde el
testimonio y la crónica, el uso de la literatura como
medio −aspecto propio de la literatura testimonial−
para rehacer, pensar y cuestionar la historia oficial
colombiana, dando otras versiones de los hechos y
convirtiendo la experiencia individual en un símbolo Esta preocupación la comenta Alape cuando afirma
de los acontecimientos más relevantes en la memoria que “la historia contemporánea de Colombia se me pa-
colectiva de Colombia. rece a un hombre sin espalda, con un profundo temor
a volver la mirada sobre los pasos andados. […] En este
Hayden White (2003) reconstruye el debate tradicio- sentido rescatar la memoria de nuestra historia reciente
nal entre historia, literatura y percepción de la reali- ha sido una antigua preocupación”. (Vásquez-Zawadzki,
dad histórica, planteando al escrito histórico como un 2003). Recuperar la historia es contar, no la versión de
artefacto literario valido como narración histórica: “La los triunfadores, sino la de los perdedores, los afectados
historia es una construcción, más específicamente un mediatos e inmediatos y los protagonistas relevantes.
producto del discurso y de la discursivización […]” de De igual manera, Osorio recupera buena parte la me-
los hechos y las acciones de los hombres, desde los moria bogotana por medio de su trabajo como perio-
tropos que brinda el pasado, sin privar de su encanto, dista, como un cronista de la sociedad. Sus personajes
de “paseidad” o su pathos. De este modo, los autores muestran una esencia de la época, de las acciones y de

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los hombres corrientes que habitan de manera desespe- quez-Zawadzki, 2003) por su trama: los personajes y
rada una ciudad que no cuenta con ellos; lo que busca los temas localmente comunes, pero agradables y legi-
Osorio es reflexionar sobre ese monstruo que carcome bles. En este sentido, el autor agrega que la responsa-
las venas internas de los hombres con su indiferencia y bilidad del escrito frente al testimonio es de respaldo,
hacer una denuncia utilizando “La esencia social de la pues los elementos orales se reelaborarán en un len-
novela” artículo publicado en 1938 donde muestra guaje escrito, se retratarán en la novela: “La novela
una posición socialista de las posibilidades que tiene la es un género totalizante. El testimonio también lo
novela para legitimar la lucha de clases tan propia de la es: recurre a la historia, a la sociología, a la literatura,
filosofía marxista, en donde la historia y la literatura se al periodismo”. (Vásquez-Zawadzki, 2003). La novela
convierten en arma de la revolución. lo incluye todo: desde el compromiso social hasta el
Sin embargo, esta forma contestataria testimonial compromiso con la historia verosímil del país, pues
según Alape, es literariamente parcial y engañosa (Vás- se tiene la responsabilidad de acercar al lector a una
historia contada desde otros persona-
jes, desde otros testimonios, “[…] para
en la acción de devolver esa historia no
sólo a sus verdaderos dueños, los pro-
tagonistas, sino también como una for-
ma de llegar a inquietar o rasgar como
a navajazos, esa bruma que el tiempo
ha establecido en los acontecimientos
históricos y que tanto funciona como
manipulación de la burguesía” (Vás-
quez-Zawadzki, 2003).

El propósito final de estos autores es


entregar una nueva versión, distinta
a la oficial, de los hechos más impor-
tantes en la vida nacional, donde la
reflexión militante y política hace de
las narraciones una descripción más
verosímil de la historia. Es por esto
que su lenguaje, sencillo, descriptivo,
ligado al testimonio, es una forma re-
belde −desde el concepto de Camus−
de escapar a la estética totalitaria de la
realidad, en donde la historia oficial lo
captura todo, mientras los relatos tes-
timoniales hallan fragmentos que ayu-
dan a comprender ese otro ser que vive
y mira su realidad a través de la palabra
convertida en texto.

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Finalmente, habría que preguntarnos qué lugar tiene


el testimonio, unido a la literatura como arma de de-
nuncia y defensa, como lugar apropiado para entender
las acciones violentas y rudimentarias en el canon ofi-
cial de la literatura colombiana.

Testimonio como medio: su lugar en la literatura


colombiana

El lugar que ocupan estos dos autores va unido al deba-


te sobre la validez de literariedad del testimonio y de la
literatura testimonial y al de la historia como hecho na-
rrativo. Al respecto, escritores como Germán Espinosa
hacen un tratamiento especial de esta narrativa porque
su objetivo se centra en el discurso filosófico de occi-
dente a través del relato histórico. Por otro lado, Fayad y
Cepeda Samudio retratan la vida social e histórica con
base en personajes que reaccionan contra una Moderni-
dad ausente, reflexionando sobre temas locales como la
Bogotá de 1970. Por último, el gran hito de la literatura
colombiana, Gabriel García Márquez nos revela a sus
personajes universales en medio de narraciones com-
plejas, relacionadas a ciertos aspectos históricos del país
−sin contarnos explícitamente la Masacre de las Bana-
neras− y con un estilo literario fuertemente construido
en el folclore y lo real maravilloso.

Desde estas miradas, ni Alape ni Osorio obtienen un


lugar preponderante o importante desde una cons-
trucción estética, aunque las obras del primero hayan
tenido un breve reconocimiento como elaboración
histórica. Su lugar se halla en la reflexión de temas
tangenciales, por ejemplo, la violencia que permea de
forma radical la vida cotidiana colombiana y por tanto
necesita de una revisión seria. El modelo de estos au-
tores se encuentra en la elaboración de una propuesta
literaria descriptiva, crónica y sencilla que van de la
mano con el relato histórico, teniendo como base el
testimonio de los protagonistas afectados por olvido.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010


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Referencias bibliográficas ________ (1938). “La esencia social de la novela”.


En: Novelas y crónicas. Bogotá: Instituto Colombiano
Alape, Arturo (2005). El cadáver Insepulto. Bogotá: de Cultura.
Seix Barral.
Theodosíadis, Francisco (1996). Literatura testimonial.
________ (1995). Ciudad Bolívar. La hoguera de las Análisis de un discurso periférico. Bogotá: Magisterio.
ilusiones. Bogotá: Editorial Planeta.
Vásquez-Zawadzki, Carlos (2003). País de memoria.
Barnet, Miguel (1998). La fuente viva. La Habana: Diálogos con Arturo Alape. Cali: Universidad del Valle.
Letras Cubanas.
White, Hayden (1992). El contenido de la forma. Narrati-
Camus, Albert (2003). El hombre rebelde. Madrid: va, discurso y representación histórica. Buenos Aires: Paidós.
Alianza editorial.
White, Hayden (2003). El texto histórico como artefac-
Ochando Aymerich, Carmen (1998). La memoria en to literario y otros escritos. Barcelona: Paidós.
el espejo. Aproximación a la escritura testimonial. Barcelo-
na: Anthropos.

Osorio Lizarazo, José Antonio (1979). El día del


Odio. Bogotá: Carlos Valencia Editores.

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Ser, tiempo y espacio


en la literatura de
Jorge Luis Borges
y Juan Rulfo
Armando Chaparro Arboleda
Estudiante de la Maestría en Estudios Literarios a través de los instantes; así, la experiencia constituye
la historia del hombre y “[…] un solo hombre consti-
tuye la historia universal.” (Borges, 1996: 66). Sobre el

V isto desde la fenomenología, ser y tiempo son lo


mismo, el ser vive en relación con las cosas de
modo que es desde su experiencia como el ser padece
tiempo, Borges sostenía: “es la ausencia de que estoy
hecho. El tiempo es un río que me arrebata pero yo soy
el río, es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre,
el tiempo. El pasado, el presente y el futuro son concep- es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El
tos dados por éste; los diferentes tiempos se relacionan mundo desgraciadamente es, y yo desgraciadamente
en una especie de preexistencia eterna. Ahora bien, en soy Borges” (Borges, 1966: 66).
la literatura, la tesis del tiempo cobra vida –esta tesis fi-
losófica pasa a ser una realidad que tiene como base a En el cuento “La escritura de un dios”, Borges presta
la ficción–. La fenomenología del tiempo se percibe a atención a los instantes y a cómo el pasar del tiempo
través de la conciencia de los personajes o en el modo adquiere sentido cuando se observa en el constante
de la narración. El pasado, el presente, el futuro y aun presente. Para Tzinacán, personaje del cuento y mago
el momento histórico en que vive el autor preexisten a capturado en la pirámide, basta nombrar una palabra
través de una realidad narrativa. dentro del fluir del tiempo para hacer una concatena-
ción de hechos: “[…] no hay proposición que no impli-
En el caso de un escritor como Borges, hablar de un que el universo entero; decir el tigre, es decir los tigres
hombre es hablar de la existencia de todos los hom- que lo engendraron… consideré que en el lenguaje de
bres, es decir, de un hombre como el surgir del tiem- un dios toda la palabra enunciaría esa infinita concate-
po; su relación con el mundo es a fin de cuentas, la nación de los hechos y no de un modo implícito sino
historia de una eternidad. En algunas de las narracio- explícito, y no de un modo progresivo sino inmediato”
nes de Borges, el ser-personaje se apropia de la historia (pp. 94-95).

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De ese modo, en el nombrar de la palabra está el de tal modo, el autor relaciona el vivir del instan-
tiempo, la recapitulación de los tiempos, a través del te con las cosas y esa relación funciona como una
instante. Borges relaciona el tiempo de las cosas con eterna circularidad o como una cosmogonía de la
el tiempo del hombre. Merleau-Ponty (1985) afirma: eternidad, como un sueño que está dentro de otros
“[…] el tiempo, de este modo, no es un proceso real sueños donde el despertar del ser-personaje se da en
ni una sucesión efectiva que sea registrada. Nace de la realidad del instante. Así, la primera mañana del
la relación del hombre con las cosas.” (p. 420). Bor- tiempo que observa Tzinacán podría ser cualquier
ges (2000) reafirma en “La escritura de un dios” que mañana; parece que el tiempo se reduce al contacto
“un hombre, es a la larga, sus circunstancias.” (p. 95); que el ser-personaje tiene con las cosas del mundo.

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Según Merleau-Ponty (1985) “[…] la conciencia del tiem- Un ejemplo de la simultaneidad del tiempo en un ins-
po se da en el presente” (p. 423). En la literatura, el tante y del modo en que el personaje puede relacionar
pasado y el futuro transcurren en la conciencia de un su experiencia con las cosas, sucede en la novela “Pe-
presente ficticio, dentro de un devenir fenoménico en dro Páramo” de Juan Rulfo cuando las palabras más te
el que la consciencia del tiempo, vista como un objeto vale, se repiten unas páginas adelante; más te vale, hijo.
se pierde. Así pues, la literatura posibilita una libertad Más te vale –me dijo Eduviges Dyada. (p. 23). Se debe en-
de infinitas variables, el lector logra desplazarse por la tender que estos enunciados no están separados por el
multiplicidad de tiempos, “comprendiendo” además tiempo porque son instantáneos: así, no ha ocurrido
que todo hace parte de una unidad estructural, de un nada de la página 23 a la 32. Es decir, lo ocurrido se ha
mundo posible que existe y trasciende para sí mismo. dado simultáneamente en un instante. Así pues, los
sonidos o los murmullos son utilizados para desplazar
En otro cuento de Borges, “Los teólogos”, los actos de el tiempo en la narración, para contarnos las cosas que
los hombres se convierten en los actos de un hombre, pertenecen a un pasado. Algo que se ha denominado
es decir, que la historia universal es la historia de una en la literatura como analepsis, vueltas repentinas y rá-
persona concreta, la gloria de un único ser. “El tiem- pidas que alteran la secuencia cronológica del relato y

PALABRAS DE MÁS
po no rehace lo que perdemos; la eternidad lo guarda que no son más que la conexión de los instantes.
para la gloria y también para el fuego […] la historia
del mundo debe cumplirse en cada hombre” (p. 28- Si desde Heidegger en Ser y tiempo, el ser tiende a es-
30). Así, Aureliano y Juan de Panonia pueden ser un tar proyectado hacia delante, a estar “a la espera”, en
sólo ser. Borges los nombra a modo de certeza de lo la novela “Pedro Páramo” los estados de “resuelto”
absoluto: un personaje que se encuentra perdido en la buscan su posibilidad en el pasado, así, el presente se
eternidad del tiempo, es decir, que seguirá repitiendo convierte en un haber-sido incontenido que pertenece al
los mismos caminos de su historia y que no encuentra tiempo mítico. Las cosas regresan de la distancia para

g avia
otro momento más indicado para hacer las cosas que el volver a ella, a una eternidad del instante que se mue-
momento mismo en que se hacen. El autor ha dejado ve en la lejanía. Los muertos hablan y escuchan el so-
esta confusión histórica en la que la historia de un ser nido de la lluvia que cae sobre la tierra que los cubre.
se confunde con la de otro “[…] en el reino de los cielos El estar en el mundo se hace posible a través de la cos-

revista
donde no hay tiempo.” (p. 32). Es así, que “el tiempo mogonía literaria –un mundo posible que es semejante al
encadenado” al que se refiere Bachelard en “La intui- mito y que la literatura vuelve parte de la memoria– (2001);
ción del instante” se convierte en instante eterno. La “movilidad no se detiene” porque el sentir de las
cosas permite que el personaje exista y que el lenguaje

g
Recusar el tiempo horizontal se convierte en una po- lo ponga de nuevo ante el mundo aunque sea de un
sibilidad para la literatura, Bachelard ha llamado al modo fantasmagórico.
tiempo vertical que contiene la literatura: el instante
poético, momento en el que se relacionan todos los El mundo que está en la vastedad del espacio se descu-
tiempos, en que las cosas adquieren otro sentido. De bre desde el más allá y lo que se entiende como espacio
modo que los hechos narrados y los personajes pue- se detiene. Así mismo, el tiempo también se detiene,
den generar multiplicidad de connotaciones fenomé- porque todo corresponde al mundo del mito en condi-
nicas que hacen posible que la literatura se disperse ción del “pasado propio”. Vemos instantes del pasado
por el tiempo. que “aparecen” y “desaparecen” no en el presente ficti-

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Para profundizar en este tema, véase: “Juan Rulfo: el tiempo del mito” en Valiente Mundo Nuevo de Carlos Fuentes.

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cio de Juan Preciado, es decir, en el momento en que sea “duradero” y por qué no decirlo, propio. Es decir,
los otros muertos le cuentan las cosas, sino en el presen- dejar a los otros ser en nuestros estados de ánimo.
te histórico en que el lector recorre las páginas. Es así
como éste puede establecer los vínculos del tiempo y de En una obra narrativa todo sucede como principio del
la existencia con un mundo que está fuera de nosotros. fin; cada frase abre la “historicidad” y la cierra a la vez.
Padecemos la narración como reflejo de nuestra exis-
El ser-personaje busca los orígenes ocupándose de su tencia, “interpretamos” el texto como si experimentá-
pasado, como las cosas que encuentra lo afectan y lo ramos nuestra historicidad. Es así como Borges nos
predisponen en ese saltar al pasado. Todo empieza con permite pensar que somos tiempo, que somos un ser
la muerte y termina con la muerte. Heidegger habla de que vive en relación con su tiempo y que es irremedia-
un estar arrojado hacia la muerte que está nombrando blemente histórico.
en últimas el origen mismo del estar vivo. En “Pedro
Páramo” esta experiencia ocurre de lo más normal y
cotidiana, por eso, el constante bregar con la muerte,
desde la muerte, es un modo entrañable de ser o de lo
que Heidegger ha llamado el ser-ahí.

Ahora bien, “el Aleph” permite ver el Universo a tra-


vés de un orificio ubicado en un sótano (por la calle
Garay) que va a la infinitud del tiempo y del espacio, es
un observatorio de la existencia. Para Rulfo hay una
circularidad del tiempo, un vacío irreal que conduce al
ser-personaje hacia los orígenes, hacia una cronotopía,
el tiempo y el espacio que contiene la realidad mítica.

De esta manera, en la ficción, el transcurrir de los per-


sonajes remite a un tiempo y un espacio y permite acep-
tar la estructura del mundo posible y entrar en el juego
de la trascendencia o a lo que Heidegger ha llamado
cosmovisión o visión de mundo (2001). Ahora bien, la
obra es un reflejo de lo que el hombre es en sí, devela
al ser y es natural que este se vea afectado por una épo-
ca, un espacio y unas circunstancias. La narrativa pone
en juego todo, a uno mismo, es decir, el “comprender”
es un fenómeno propio del Dasein (2001, 387).

La literatura posibilita saber lo que hace falta saber, es


decir, desde la experiencia “ajena” que ilumina y produ-
ce en el lector estados de ánimo y maneras de “compren-
der”. Ella lo lanza “afuera”, lo arroja a la crisis y pueda
ver lo otro de esa crisis. Por momentos, deja que el lector
se aloje en otros personajes para que ese “comprender”

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Pedro Páramo no sólo posibilita la comprensión de Referencias bibliográficas


nuestro comportamiento, sino que logra afectarnos y
arrojarnos hacia la muerte: nos revela la relación in- Borges, Jorge Luis (1961). Antología Personal. Buenos
eludible de ésta con la vida. La ficción muestra que en Aires: Sur.
la muerte y en la vida no somos seres individuales del
afuera o el interior, sino un conjunto integrado de lo Borges, Jorge Luis (2000). El Aleph. Barcelona: Edi-
exterior y lo interior. Estas contradicciones que se sien- torial Sol.
ten, como la historia que se vuelve ficción fuese más
histórica que la real en el tejido de los instantes, devela Rulfo, Juan (1983). Pedro Páramo. Bogotá: Edición
que el ser humano es temporal y que él es quien lo Círculo de Lectores. S.A.
experimenta y quien lo vive.
Heidegger, Martín (1983). Interpretaciones sobre la
El ser humano, la historia y el mundo funcionan en la poesía de Hölderlin. Barcelona: Ariel.
literatura en constante relación. Cada uno de estos ele-
mentos fluye en una circularidad que indica al lector _______________ (2001). Introducción a la filosofía.
cómo es su propia existencia, desde la narración que Madrid: Cátedra.
también determina su experiencia. Así, descubre el lector
que él se despliega como fenómeno en el tiempo y que es _______________ (2003). Ser y tiempo. Madrid:
inevitable su relación con las cosas de un mundo en su Trotta.
quehacer diario y que probablemente como diría Heideg-
ger (1983) descubra que habita poéticamente el mundo. Merleau-Ponty, Maurice (1985). Fenomenología de la
percepción: Barcelona: Planeta Agostini.

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Los recuerdos de
una mujer en el
devenir del tiempo:
la escritura en
tres cuentos de
Marvel Moreno
Sergio Andrés Sandoval
Estudiante de Literatura, VIII semestre, lo que hace tan poco era tan real
Pontificia Universidad Javeriana. Correo y ahora tiene la misma
electrónico: sergiosando@hotmail.com textura del sueño.

No he visto el día Textura de sueño, Gioconda Belli


más que a través de tu ausencia
de tu ausencia redonda que envuelve mi paso
agitado,
mi respiración de mujer sola. E n la escritura profunda y sencilla de Marvel More-
no, las mujeres viven en la textura del sueño teji-
da por el recuerdo. Perdidos en el devenir del tiempo
Hay días pienso los recuerdos hilan la memoria. El sortilegio del arte,
que están hechos para morirse
tanto en el cuento como en el lienzo, logra captar la
o para llorar,
días poblados de fantasmas y ecos compleja presencia de pasados y presentes, de ecos que
en los que ando sobresaltada, persiguen a María en el jardín de tía Oriane. Como
pareciéndome que el pasado va a abrir la puerta en el poema de Gioconda Belli, los personajes femeni-
y que hoy será ayer, nos de la escritora barranquillera viven en la soledad
tus manos, tus ojos, tu estar conmigo, de la ausencia, del desamor, del recuerdo. Al igual que

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las pinceladas de Adelaida, la escritura logra plasmar la dos” (Moreno, 2001). En Marvel Moreno se evidencia
belleza y el sino trágico de la mujer que recuerda su ple- la importancia fundamental de la primera frase en el
nitud en la tristeza del presente. La escritura que es un cuento, pues introduce los elementos primordiales y
tejido de palabras y recuerdos, de esperanzas y tragedias, los personajes protagónicos. La visión de la mujer en
de vida y de muerte, de amor y soledad, es el sortilegio la escritora colombiana no es para nada idílica ni femi-
perfecto para plasmar el ser enigmático de la mujer. En la nista, es sencillamente la compleja realidad interior de
ausencia del amado, en la soledad carcelaria de las fami- las mujeres mujeres (como en el poema de Gioconda
lias patriarcales y las apariencias sociales en el amargo des- Belli) en el trágico devenir del tiempo en el cual aún
amor y su recuerdo de muerte, la mujer vive perdida en el sobreviven como sueños los recuerdos.
devenir del tiempo que fue
algún día plenitud, aunque En las primeras frases
hoy parezca un sueño de la de los cuentos se plasma
respiración solitaria y de- también la profunda sen-
solada. En la literatura de cillez del estilo de Marvel
Marvel Moreno la mujer, Moreno, su escritura sin
la memoria, el tiempo y la barroquismos ni metáfo-
sociedad tejen complejas ras gigantescas, sino im-
sombras que perviven en la pregnada del aroma suave
escritura. y terrible de la cotidiani-
dad. Todos los elemen-
El presente ensayo preten- tos anteriores relacionan
de analizar con brevedad directamente sus cuentos
los elementos fundamen- y novelas con la literatura
tales anteriormente men- de Helena Iriarte, rela-
cionados en tres cuentos ción que sobresale entre el
de la escritora colombia- cuento “Oriane, tía Oria-
na: “Oriane, tía Oriane”, ne” y la novela “Frente al
“Algo tan feo en la vida de mar que no te alcanza”.
una señora bien” y “Una En la escritura se plasma
taza de té en Augsburg”. el complejo ciclo de espe-
El protagonismo de los jos en el devenir del tiem-
personajes femeninos, la po y el tejido nostálgico de
importancia de sus nom- los recuerdos que sueñan
bres y el estilo de Marvel un pasado en un presente
Moreno se plasma perfec- desolado por la tristeza.
tamente en la primera frase de cada cuento: “A María Como en la novela de Helena Iriarte, en el cuento “La
la asombró la casa de tía Oriane, pero sólo empezó casa cerca al mar” tiene una importancia esencial, pues
a inquietarla cuando escuchó los primeros ruidos.”; encarna el espíritu fúnebre de la familia en decadencia,
“Laura de Urueta terminó de tomarse el último Li- de la mujer que aún la habita, quien embriagada de re-
brium y alargando el brazo encendió el aparato de aire cuerdos y pintando en la ventana, escucha los ecos que
acondicionado.”; “Miranda Castro fue en su tiempo rondan la escritura.
una de las modelos más cotizadas de los Estados Uni-

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Sobra hacer un comentario sobre la importancia esen-


cial que tiene la casa en la literatura latinoamericana
del boom narrativo, como en los libros de Gabriel Gar-
cía Márquez y los cuentos de Julio Cortázar por sólo
mencionar dos ejemplos. Pero, como en “Frente al mar
que no te alcanza”, la casa está habitada únicamente
por mujeres que siguen respirando el pasado que en
ellas murmura. La gran diferencia entre el cuento de
Marvel Moreno y la novela de Helena Iriarte, además
del género y la forma narrativa (epistolar en la novela),
es el narrador, que en Moreno parece ser omnisciente,
mientras que en Iriarte es la propia María Francisca
que escribe cartas a su hermana. María es una mujer
adulta, casada con cualquier marido, que recuerda su
infancia, especialmente sus vacaciones en la casa de
tía Oriane. Ella, como la escritura misma, escucha los
ruidos y recorre vivencias del pasado con enigmáticas
sombras, descubriendo éxtasis y miedos en el armario
de recuerdos y en el jardín abandonado:

A fuerza de imitarla descubría gradualmente el


sortilegio de los actos repetidos, cómo aquel pasa-
do del que tía Oriane hablaba era recreado cada
día frente al servicio de plata, el mantel de lino,
los bollos de mazorca recién sacados del horno.
[…] Esperando la desolación que en el fondo de mente de su padre y amando en la reminiscencia de las
su alma deseaba para aquel lugar –y que llegaría cosas a Sergio, su único amor, su único hermano. La
tres años después de su muerte cuando el mar feminidad de las mujeres que protagonizan los cuen-
ganó la playa y más tarde el jardín, y lentamente tos de Marvel Moreno es reprimida y castigada por la
destruyó la casa– tía Oriane aprisionaba el pasa- familia y la sociedad patriarcal, ya sea en el incesto su-
do conservado tenazmente en el gran salón y el gerido en este cuento o en la “vergüenza” de Laura de
comedor, pero sobre todo, en aquella habitación Urueta. Tía Oriane, quien tiene grandes similitudes
del segundo piso que había elegido para ver correr con María Francisca, de la novela de Helena Iriarte,
las tardes dibujando figuritas en las hojas de un va conjurando un pasado que pervive en el armario de
cuaderno. Allí, donde los ruidos nunca habían los recuerdos, en sus dibujos y sortilegios cotidianos,
entrado, María aprendería a recrear la vida de tía soñándolo en las fotos de los álbumes. El parecido ín-
Oriane cuando la ociosidad de las horas pasadas timo de María y tía Oriane es sin duda uno de los
junto a ella la llevó a descubrir el sorprendente matices del devenir del tiempo, el eterno retorno y los
mundo de sus armarios (Moreno, 2001). ciclos de espejos. Constantemente el pasado penetra
en el presente haciéndose inseparables como el sueño
Tía Oriane es la mujer mujer que habita la casa, que y la vigilia. La muerte y los recuerdos del pasado ron-
revive el pasado en cada día, vengándose simbólica- dan la casa como ecos y sueños que persiguen a María

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y se encarnan en el extraño que irrumpe al final. En el el fruto del único amor, su hija, luego de que su fami-
cuento todo se sugiere y muy pocas cosas se afirman, lia le quitara su feminidad, su ser madre y mujer ama-
el pasado es un sueño del cual llegan ecos pero nunca da. La pérdida de la feminidad que se aferra al pasado
gritos rotundos. María, posible hija de Oriane, en su para preservar la plenitud de su libertad y amor como
adultez trata de recordar claramente, “Pero no podía mujeres es el elemento principal en personajes como
precisar el recuerdo. Y lo vería alejarse de su mente con Frieda, Oriane y Laura.
una secreta angustia, vago, cada vez más vago, asociado
solamente a aquel columpio escampado de herrumbre En la escritura de Marvel Moreno la mujer busca en
que había descubierto en el jardín de tía Oriane, y que los recuerdos del pasado la plenitud libre de su fe-
años atrás, antes de que la lluvia y el sol lo maltrata- minidad perdida por las imposiciones brutales de la
ran irremediablemente, había estado pintado de azul” familia y la sociedad patriarcal. Por eso, el erotismo
(Moreno, 2001). también es fundamental en la escritura de la que fue
en su juventud la reina del carnaval de Barranquilla,
El devenir del tiempo como el mar que lentamente pues en el erotismo se plasma plenamente la libertad y
destruye la casa, maltrata irremediablemente no sólo el amor de la feminidad. Como Marcel Proust, las pro-
a las personas, también a los recuerdos; aún así, María tagonistas de Marvel Moreno están en busca del tiem-
revive el amor de Oriane y Sergio con el desconocido po perdido que aún se puede soñar en los recuerdos,
que ronda la casa. Con esto, la escritura logra plasmar donde fueron verdaderamente libres y mujeres, donde
y revivir el pasado en un presente verdadero, liberan- vivieron y amaron con total libertad. Esa conciencia
do así sus pulsiones vitales reprimidas y sus sueños de de lo perdido es lo que hace del presente un tiempo
amor destruidos por el tiempo. desolado y triste, fúnebre y amargo, siempre unido al
pasado que fue tan pleno como represivo. La inexora-
Miranda Castro a diferencia de las otras protagonistas ble tristeza del presente se teje en la escritura con la
de los cuentos analizados, es incapaz de sentir amor. soñada plenitud del pasado, pintando los recuerdos y
Nunca amó a nadie ni a nada, y su recorrido por el plasmando la feminidad que algún día fue libre en el
pasado tiene más de desafío y de conocimiento que de amor, pero que hoy muere en la desolación.
nostalgia y amor. Dotada de belleza y rescatada de un
orfanato en Alemania, Miranda creció en Venezuela Esta nostalgia
rodeada de las riquezas y el cariño de su padre adopti-
vo. Como en las otras protagonistas, en Miranda per- Este sueño que vivo,
viven los recuerdos de hombres definitivos en su vida, esta nostalgia con nombre y apellido,
Lucio Castro y Peter; como en Oriane pervive Sergio y este huracán encerrado tambaleando mis huesos,
en Laura pervive Horacio. En Miranda no hay amor, lamentando su paso por mi sangre...
mientras que en Oriane y Laura sí. No puedo abandonar el tiempo y sus rincones,
el valle de mis días
En “Una taza de té en Augsburg” el pasado para Mi- está lleno de sombras innombrables,
randa es un desafío, como lo fue la adopción, el apren- voy a la soledad como alma en pena,
dizaje, su lesbianismo y el dinero. Su incapacidad de desacatada de todas las razones,
amar y el terror que esto produce, es plasmado perfec- heroína de batallas perdidas,
tamente en el final, en su encuentro con su madre en de cántaros sin agua.
Augsburg. Precisamente Frieda es la mujer mujer que Me hundo en el cuerpo,
vive recordando y buscando la plenitud de su vida, en me desangro en las venas,

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me bato contra el viento, brindarle a su hija la libertad de la feminidad que siem-


contra la piel que untada está a la mía. pre le fue negada, pero, aplastada por el poder opresivo
Qué haré con mi castillo de fantasmas, de Ernesto y su madre, termina casándose y perdiendo,
las estrellas fugaces que me cercan como ella, su libertad, su feminidad: “¿Pero, por qué?,
mientras el sol deslumbra preguntaba Maritza. ¿Por qué siempre te metes en la
y no puedo mirar más que su disco piel de los demás? ¿Y tú no cuentas? Difícil de respon-
-redondo y amarillo- der, más difícil ahora que los años la hacían mirar las
la estela de su oro lamiéndome las manos, cosas de otro modo. (…) Incapaz de hacer otra cosa que
surcándome las noches, girar entre recuerdos y frases, y la quieta modorra que
desviviéndome, le cerraba los párpados” (Moreno, 2001).
haciéndome desastres... Encerrada en la desconfianza y el oprobio público, tra-
Me entregaré a los huracanes tando de recordar la plenitud de su amor a los diecio-
para pasar de lejos por esa luz ardiendo. cho años, Laura de Urueta busca anestesiar su dolor de
Estoy muriéndome de frío” (Belli, 1991). la feminidad perdida en la somnolencia turbia de los
calmantes. Pero aún así, en el tejido y en la pintura está
En el cuento “Algo tan feo en la vida de una señora el símbolo de la escritura y la feminidad, la liberación:
bien”, Laura de Urueta recuerda o trata de recordar su
amor a los dieciocho años con Horacio. En su presente En el rechazo de Ernesto había habido ciertamen-
de depresión por su feminidad reprimida y manchada te un proceso de intención, una manifestación
con vergüenza, bajo el imperio autoritario de su madre de su hiriente desconfianza. Desde entonces,
y de Ernesto, en su habitación que hizo únicamente hacía ya tres años, sólo pintaba para hacer bor-
suya (como tía Oriane) toma sus calmantes y somníferos dados sobre los cojines. No es que le importara
mientras fuma un cigarrillo y mira la mosca que revolo- demasiado, no le había importado mayormente
tea por sus cuadros y su cuarto. Entre su pintura y su te- si bien recordaba; sin embargo, aquellos cuadros
jido, los últimos rasgos de su feminidad, luego de perder se habían vuelto un símbolo, no sabía muy bien
el amor y ser utilizada como trofeo y objeto de mastur- de qué. Lo había descubierto cuando resolvió
bación, Laura trata de recuperar esa vitalidad femenina tomar aquel cuarto para ella y se sorprendió cla-
y decidida que tanto admira en Maritza. Precisamente vándolos con una emoción extraña en la pared:
el elemento central del cuento es la feminidad perdida allí estaban todavía así no los viera nadie, así Er-
por Laura y viva en Maritza. Humillada, reprimida, con- nesto fingiera ignorarlos cada vez que entraba a
trolada, concebida como débil, Laura sin comprenderlo preguntarle por sus jaquecas. Igual le daba: al fin
muy bien se escuda en la supuesta debilidad que ven su y al cabo eran suyos, expresaban, si algo expresa-
madre y Ernesto. Incompleta y vacía sin su ser mujer ban, un sentimiento no definido, no razonado,
por las apariencias sociales y los rencores pasados de su eso que sin palabras le trajina en la cabeza día
madre, por la búsqueda de éxito donde otros ven fra- y noche, que aparecía claramente en sus sueños
caso y en la falta de amor de su marido, Laura termina y al despertarse olvidaba con una impresión de
por suicidarse en el giro constante de recuerdos y frases cansancio, de cansancio asociado a figuras gris
terminados por el sueño absoluto de treinta pastillas. y malva. Había empezado a dibujar aquellas fi-
guras, explicó una vez a su hija, para ver si así
Asimismo, el retorno del devenir del tiempo o el ciclo sus sueños le resultaban más coherentes, o quizás
de espejos que estaba presente entre María y Oriane se (eso no se lo dijo), porque creía que el simple
vuelve a tejer entre Laura y Lilian. Laura esperaba poder hecho de recrearlas con colores y pinceles podría

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E N S A Y O

liberarla de la angustia inexplicable que la anu- Referencias bibliográficas


daba cuando volvía a esas pesadillas sin sentido y
sin memoria (Moreno, 2001). Moreno, Marvel (2001). Cuentos completos. Bogotá:
Editorial Norma.
“Abandonados Belli, Gioconda (1991). El ojo de la mujer. Madrid:
Visor.
Tocamos la noche con las manos Iriarte, Helena (1998). Frente al mar que no te alcan-
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos, za. Bogotá: Géminis.
sobándola como la piel de una oveja negra.

Nos hemos abandonado al desamor,


al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,
intrascendentes, sin huellas, ni sol, ni explosiones
radiantes de claridad.

Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,


sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.

¿Cómo volver a recapturar el tiempo?

¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,


hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?
Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento
que perdimos.

Nadie puede predecir el pasado


cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado
el nombre de la calle
donde
alguna vez
pudimos
encontrarnos.” (Belli, 1991).

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La novelización de
la historia: primeras
consideraciones
Diana Patricia Montes, El desarrollo de las ciencias llevó al hombre ha-
Sandra Milena Bello, cia los túneles de las disciplinas especializadas.
Julie Paola Rodríguez Baquero Cuanto más avanzaba éste en su conocimiento,
más perdía de vista el conjunto del mundo y a sí
Licenciadas en Humanidades y Lengua mismo, hundiéndose en lo que Heidegger, discí-
Castellana, Universidad Distrital Francisco pulo de Husserl, llamaba con una expresión her-
José de Caldas. Diplomadas en Literatura y mosa y casi mágica, “el olvido del ser” y, más ade-
Cultura del Instituto Caro y Cuervo. Correos lante, el autor refiere: “[…] el hombre se convirtió
electrónicos: junohebe@hotmail.com; en una simple cosa en manos de fuerzas (las de
la técnica, de la política, de la historia) que le ex-
milenabello@gmail.com; baropaju@yahoo.es
ceden, le sobrepasan, le poseen. Para esas fuerzas
su ser concreto, su “mundo de la vida” (die Le-
benswelt) no tiene ya valor ni interés alguno: es
Lo infinito del alma, si lo tiene, pasó a ser
un apéndice casi inútil del hombre eclipsado, olvidado de antemano. (p. 14).

“El arte de la novela”, Milán Kundera El avance de la ciencia médica lleva a todo ese cambio de
paradigmas científicos ocasionados por la Modernidad y
es así como la Medicina se instaura como la ciencia que

D esde la perspectiva de Foucault (1998), pensar en posibilitará el control del ser humano, la experimenta-
la historia es pensar en los mecanismos de con- ción con los cuerpos, la ciencia forense, la psiquiatría y
trol y sujeción que penetran los cuerpos e inscriben la aplicación de test que convierten al sujeto en un ente
en éste las prácticas institucionales del saber/poder. para vigilar y castigar en el mecanismo de control del
Cristina Rivera Garza con Nadie me verá llorar, a tra- naciente Estado. Los individuos trastornados deben ser
vés del hipotexto, retorna al México del Porfiriato y aislados para que no perturben la tranquilidad de la so-
la Revolución Mexicana donde confluyen ideas euro- ciedad en construcción y aunque el México de 1900 se
peizantes que avanzan hacia la implementación de un hallaba en la maquinación de la revolución, no estaba
nuevo orden social y económico. En esta perspectiva exento de la nueva etapa de industrialización.
Kundera (1987) dirá que:

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E N S A Y O

Los Totonacas arribaron a la zona del Tajín alre- Ese México es descrito como un lugar mágico, un pue-
dedor del año 800 de nuestra era, tiempo después blo sin explorar con fragor en sus tierras que aún son
y por razones que permanecen en el misterio, el inhóspitas para Europa, es ese país exótico que no se
área fue abandonada hacía el siglo XII. El territo- ha descubierto, que no se ha contagiado por completo
rio del Totonacapan iba desde las riberas del río del tiempo sin tiempo de la Modernidad, de la locu-
Cazones hasta las del río La Antigua, e incluía ra que produce un sistema; al contrario, estas tierras
sobre un costado de la sierra Madre a Huaichan- tienen su propia locura una que arrastra a la muerte
go, Zacatlan, Tetela, Zacapoaaxtla, Tlatanquipec, a los bebedores de chuchuqui, aguardiente capaz de
Teziutlán, Papantla y Misantla. Los nombres le enloquecer a cualquier hombre, de atraer la muerte
sugirieren ciénagas remotas, lodazales, paludis- de forma poética, dulce y cruel licor que sabe a muer-
mo, encarnizadas epidemias pero, poco a poco te cuando lo tienes en la boca. Sin embargo, aunque
a medida que las descripciones de los libros au- la autora sitúa al lector en un espacio geográfico, la
mentan y la inmensa vegetación llena el espacio novela se desenvuelve desde el interior, bajo la preocu-
con variados tonos de verde, el oro de la miel, la pación de la locura que ha sido creada en cierta forma
zarzaparrilla, la pimienta, el copal y la vainilla lo por todo ese sistema social que, en aras del futuro,
transportan a lo que quisiera imaginarse como arremete contra el individuo; la locura está mediada
una parte del paraíso terrenal (Rivera Garza, y se podría entablar la relación directamente de ese
1999, p. 63). territorio puro, virgen con los campesinos mexicanos.
Por otro lado, aparecen esos extranjeros que traen nue-
vos aires de Modernidad y que llegan con una urbe
que coacciona no solo una tierra con la explotación
petrolera sino a sus habitantes.

En este sentido, podríamos afirmar que aparentemente


el México de Nadie me verá llorar, prosperaba, pero esto
sólo ocurría a costa de la miseria de la mayor parte de la
población, la degradación y el progreso a la vez ambiguo
en la que viven sus personajes Matilda y Joaquín.

La narrativa en Nadie me verá llorar de Cristina


Riviera Garza

Cristina Rivera Garza propone con su novela una


forma narrativa de frontera, colindante respecto a la
manera narrativa de la época, es decir, transgrede la
manera de hacer novela y de novelizar la historia por
medio del uso de hipotextos como la historia de la
revolución, el paso hacia la Modernidad mexicana,
e hipertextos como la historia de Modesta (Matilda)
Burgos.

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Además, la narrativa de la historiadora es muy singu- de los individuos o, mejor aún, en esa sociedad que
lar, plasma de manera casi perfecta lo que recuerda ha intentado clasificar la normalidad, los internos del
del pasado, de la misma manera que lo hace su prota- manicomio están expresando el mundo constante-
gonista Joaquín: “Lo único que Joaquín fue capaz de mente a través de la palabra, la imagen constituida en
recordar estaba almacenado en reflejos, gradaciones ausencias como lo hace Joaquín en sus placas, retrata
de luz, imágenes”. (p. 18). Esta forma narrativa está la insignificancia de los hombres, su soledad; Matilda,
atravesada por el lenguaje como el usado por Matilda: quien es Modesta Burgos, en realidad conocida como
“Su afección mental. Su condición. Son apuntes escri- la mujer que expresa todos sus sentimientos y percep-
tos a toda velocidad, garabatos sin puntuación, frases ciones a través de la escritura, hace y deshace la histo-
entrecortadas y fragmentos organizados sin método ria bajo su pluma y su locura.
alguno que sólo él era capaz de entender después.
Taquigrafía sentimental” (p. 122). Esta forma de hacer Es así como el manicomio se consolida en un ente que
novela nos lleva a confirmar lo que en el texto Crítica y priva de la libertad, pero es un mundo construido por
ficción Ricardo Piglia se plantea: “[…] la literatura es un esos sujetos que se hallan recluidos allí, ha sido su hogar y
espacio fracturado” (p. 11). Como tal, se rompen los su inconsciente, el sepulcro de sus sueños pero la realiza-
esquemas narratológicos habituales, al inclinarse hacia ción de los mismos a través de ese estado mental que los
la frontera y el borde como capacidad de creación, se hace privilegiados y desarraigados de toda una sociedad.
rompe todo tipo de linealidad tanto al interior de las En esta medida podríamos comparar la prisión que ex-
dos historias –la historia mexicana y el tiempo interno de presa Foucault (1998) con el encierro del manicomio:
la novela–, así como la misma ficcionalización de la rea-
lidad. Encontrándose en una “[…] zona indeterminada Pero la evidencia de la prisión se funda también
donde se cruzan la ficción y la verdad.” (Piglia, 2001: 10), sobre su papel, supuesto o exigido, de aparato
es donde Cristina Garza se va a desenvolver partiendo de transformar los individuos. ¿Cómo no sería
desde el discurso interior de la protagonista, quien en la la prisión inmediatamente aceptada, ya que no
realidad padeció el encierro, la soledad y la locura. hace al encerrar, al corregir, al volver dócil, sino
reproducir, aunque tenga que acentuarlos un
Esta última deja entrever ese estado emocional del ser poco, todos los mecanismos que se encuentran
humano que no ha sido controlado, vive en cada uno en el cuerpo social? (p. 234).

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El interés por los casos clínicos a estudiar, por la po- padres o sus tutores, con el afán de verlos curados
sibilidad de encontrar nuevas enfermedades, tal vez del vicio del cinismo y las drogas (p. 98).
con la ilusión de curarlas llevan al doctor Oligochea a
realizar diariamente sus pláticas con los internos, la se- Los toxicómanos crean a partir del consumo de sustan-
rie de preguntas sin respuestas claras que éstos le pro- cias psicotrópicas nuevos estados de la conciencia don-
porcionan lo llevan al empleo de un nuevo lenguaje, de las imágenes de sus sueños se mezclan con los pasajes
términos y adjetivos que lo apasionan, taxonomías de de sus recuerdos; sin embargo, estas imágenes también
enfermedades ya conocidas pero reconfiguradas por son producto de los medicamentos proporcionados por
su lenguaje, por sus palabras; es así como el manico- sus doctores, quienes con el afán de la experimenta-
mio se encarga de diagnosticar y reproducir en cierta ción, reducen la mente y el cuerpo a una concepción es-
forma los patrones sociales que se manejan fuera de quizofrénica locura. ¿No es el psicoanálisis una gran
la institución, la cura de la locura o sencillamente el ficción?, una ficción hecha de sueños, de recuerdos, de
aislamiento para no perturbar. citas que ha terminado por crear una suerte de bovaris-
mo clínico (Piglia, 2001).

La inserción en el relato de los casos clínicos sugiere


en el texto una inclusión de voces directas de los perso-
najes recluidos allí, algunos con síntomas patológicos
extraños, otras sencillamente por ser el lugar donde
deberían estar; las historias narradas por los personajes,
sus frases incoherentes que no adquieren ninguna preten-
sión; el doctor Oligochea escucha a sus pacientes, se arma
de figuración de lenguaje y da inicio a su labor, aquella
que lo llevará algún día lejos de ese lugar y le permitirá ser
un médico reconocido en el resto del mundo.

Las voces de la historia llegan a Joaquín y al lector de


todos lados, de Matilda, de la búsqueda en la Biblioteca
Nacional; las asociaciones con sus recuerdos son muy po-
cas ya que siempre él ha estado imbuido en los placeres
del destiempo de la morfina, del mundo que han creado
las drogas en su cabeza. Su interés por el expediente 6353
tal vez es el poco contacto que tiene con los hechos his-
tóricos de ese momento en México, podríamos decir que
Joaquín vive en la historia gracias al relato que le cuenta
Matilda, gracias a su voz atravesada por las coincidencias;
[…] los toxicómanos forman un grupo aparte, son, Buitrago vive reconfigurado en el relato de la protago-
por lo regular, aunque no todos, oficinistas, farma- nista ya que es dentro de éste que recuerda su propia
céuticos, estudiantes de leyes de medicina. Gente historia, su vida sus decepciones amorosas, es dentro de
como él. Gente a la que puede ver a los ojos sin esta narración donde aparece la razón de terminar foto-
conmiseración. Hombres jóvenes de traje, corbata grafiando locos.
y sombrero de fieltro que llegan de la mano de sus

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La sociedad moderna impone un corsé de con-


formidad a cada niño que nace apartándolo de
sus autenticas posibilidades. En este proceso,
las potencialidades humanas experimentan tal
erosión que términos como demencia y cordura
resultan ambiguos. El esquizofrénico puede ser,
simplemente, alguien incapaz de reprimir sus ins-
tintos normales y de conformarse a una sociedad
anormal (Laing, 1977: 1).

Higiene versus locura

La novela Nadie me verá llorar trabaja la construcción


histórica del ideal de Modernidad a inicios del siglo
XX en México (al igual que en toda Latinoamérica),
consolidándose a partir de modelos positivistas que
intentan alcanzar un nivel de racionalidad e ilustra-
ción dejando a un lado el historial degradante de la
barbarie: los locos, las prostitutas, los ladrones y de-
más elementos negativos e insalubres que producen
enfermedades físicas, sociales y psíquicas brindando
un mal ejemplo a los ciudadanos nacientes. Estos tereses del siglo XX, los asumieran como el objetivo
“desharrapados sociales” se encuentran a su vez en principal de sus preocupaciones académicas. De ésta
oposición directa a los preceptos higienistas que de manera, aquellos personajes olvidados que en muchas
ahora en adelante brindarán las pautas para el pro- ocasiones se podían confundir con las personas “sanas
greso y el desarrollo del país. Desde este momento, o normales”, comenzaron a tomar un lugar relevante
el pensar en el futuro implica erradicar –o mínima- definiendo claramente la entidad contraria al modelo
mente aislar– cualquier contacto de los desamparados de ciudadano ideal. “Luego, cuando hubo de volver a
de Dios, de aquellos que no siguen las normas y las pensar en el futuro del país, en la formación de nuevos
buenas costumbres que van consolidando el renacien- ciudadanos, los locos y los vagos regresaron sin difi-
te espíritu nacional, el cual se va construyendo de una cultad alguna a los aposentos de las discusiones inte-
manera abrupta en un contexto de lucha social donde lectuales, los salones de clase y la política.” (p. 109).
se quiere callar la voz que exige de una manera directa Desde ésta postura, los locos y los vagos ya hacen parte
sus derechos básicos. de la vida científica, académica y política del país, ya se
han hecho visibles y desde allí comienzan a interrogar
Estos personajes, cuyas conductas atávicas, peligro- la sensatez de las conductas sanas e higiénicas de las
sas y típicamente pasionales corroboran todo tipo personas que los auspician.
de desordenes de la personalidad –en la mayoría de
los casos de personas de clases bajas– fueron pasados Los médicos, en especial Marcos Burgos (médico progresista
desapercibidos hasta que la ciencia, especialmente la que quiere dejar en el pasado su raíz histórica, para entregarse
Medicina con su legado del siglo IX y sus nuevos in- a la construcción del nuevo ciudadano), comenzaron a crear

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nuevas teorías sociales en donde se hacía una discrimina- de la ciudad confirmó sus teorías: todas las patologías
ción social y biológica a partir del poder adquisitivo; de estaban directamente relacionadas con la falta de higie-
esta manera, los más desfavorecidos se encontraban en el ne tanto física como mental del populacho” (p. 126).
nivel más bajo de la nueva estructura de construcción del
progreso, directamente relacionados con las enfermeda- La cartografía moral, psicológica y social del nuevo
des más transgresoras de la condición humana, y así: país comenzaba a vislumbrarse; para ello, el Estado en
manos del presidente Porfirio Díaz, debía tomar medi-
La falta de higiene y los hábitos de trabajo, la das adecuadas en cuanto a la implementación institu-
inestabilidad de sus familias, la promiscuidad de cional del objetivo anteriormente citado. La estructura
sus mujeres, el desmedido gusto por el alcohol y debía ser aplicada por los profesionales más indicados
otros vicios, y hasta la costumbre de comer ali- para tal empresa, se preguntaba quiénes eran los de-
mentos demasiado picantes hacían de éste grupo miurgos de este proyecto moderno. No obstante, debi-
una amenaza real para el país. La consecuencia do al paradigma higienista, los más indicados para lle-
extrema, pero natural de estos atavismos se verifi- var la batuta de este sueño eran los médicos, los cuales
caba en los criminales, los alcohólicos, las prosti- exigían su posición más contundente en la transforma-
tutas y los dementes (p. 127). ción radical del desarrollo de este propósito bajo los
siguientes términos: “Si el régimen en verdad creía en
A partir de estos argumentos se legitimó un nuevo corpus el orden y el progreso, sostenía, tendría que empezar
de trabajo e investigación de índole “científico”, envis- por hacer de la higiene no un derecho sino un deber
tiendo de poder la limpieza de la sociedad, imponiendo ciudadano. El diseño de la ciudad tendría que estar
de manera categórica las directrices morales cuya labor en manos de médicos y no de arquitectos con ideas
será modelar los comportamientos malsanos; de esta europeizantes y nada prácticas” (p. 126).
manera Marcos Burgos, en su arduo trabajo académico
determinaba que: “Su práctica médica entre los pobres De esta forma se dio inicio de una manera institu-
cionalizada al proyecto moderno en México, el cual,
como ya se ha demostrado, ha tenido una carga fuerte
de oposiciones al igual que imposiciones que intenta-
ron obviar muchas circunstancias que determinan la
identidad Mexicana.

No es gratuito que las filas del manicomio lleguen a


ser ocupadas por un auge de campesinos que han sali-
do corriendo de sus tierras creyendo que ven visiones,
indios disparando; también son esos personajes que
habitan la calle, que huelen el perfume de declive de
un pueblo que no escucha las voces oprimidas, son las
miles de mujeres que por lo menos una vez en su vida
se han dedicado a la prostitución, una reglamentación
de trabajo sexual que ha sido normalizada por el Es-
tado, “[reconociéndose] la prostitución como un mal
necesario, así las autoridades estaban totalmente inca-
pacitadas para erradicar el vicio, proponía pragmática-

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acoplarse de una forma adecuada al sistema incipien-


te. De esta manera: “Más que producto de la evolu-
ción, cuya teoría general había desarrollado admira-
blemente Charles Darwin, ellos constituían la prueba
más fehaciente de la involución. La genética de eéstos
individuos no apuntaba hacia el futuro, sino al pasa-
do.” (p. 127). Los inadaptados, y por ende, los locos
son seres que poseen todas las cualidades opuestas al
sistema operante del momento, se encuentran en un
nivel retrogrado que no aporta nada a los nuevos idea-
les de la sociedad, son seres que involucionan y por
tal razón son recluidos en espacios institucionalizados
para la tranquilidad social. “Y ése era precisamente
el lugar que el fotógrafo anhelaba conocer y detener
para siempre. El lugar en que una mujer se acepta a sí
misma.” (p. 19); “La posibilidad de fijar la singulari-
dad de un cuerpo, un gesto. La posibilidad de detener
el tiempo” (p. 18). La historia vista a través de otra
historia más particular que sin embargo se convierte
en la voz de ese México del siglo XX, en ese Estado
que asume procesos de modernización y socava la vida
frágil de sus habitantes, los cuales enloquecen con este
abrupto tiempo que deja de pensar en el humano para
mente que se regulara para evitar males mayores como racionalizar sobre el sujeto corroído por la locura.
el contagio de enfermedades venéreas, la deshonra fa-
miliar, las disputas conyugales y hasta la sodomía. Así
las prostitutas se convirtieron en públicas” (p. 161). Referencias bibliográficas

No es en vano que la autora del texto proponga “la Foucault, Michel (1998). Vigilar y castigar. México:
Modernidad” como un bar, burdel donde es posible Siglo XXI.
hacer los sueños realidad, esa Modernidad que encar-
na los vicios de la sociedad en el teatro, la puesta en Kundera, Milán (1987). El arte de la novela. Barcelona:
escena de la Diablesca y la Diamantina son el reflejo Tusquets.
de ese amor primero que llego a buscarla para salir
corriendo a gritarle al mundo su ternura. Laing, Ronald David (1977). Política de la experiencia.
Barcelona: Grijalbo.
Tanto en México como en el resto de Latinoamérica
todas estas ideas de construcción nacional tuvieron Piglia, Ricardo (2001). Crítica y ficción. Barcelona:
gran ahínco en la visión de diferentes dirigentes que Anagrama.
avalaban ideas genocidas a partir de lo que se ha de-
nominado como el ‘darwinismo social’, sobrevive el Riviera Garza, Cristina (1999). Nadie me verá llorar.
más fuerte y prevalecen las personas que han podido Barcelona: Tusquets.

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Escritora
Invitada

Así pasan
los años

Lauren Mendinueta*
(Barranquilla, Colombia, 1977)

Pasan los años,


y aunque la vida me acusa de inmovilidad,
también yo he viajado.
Como una partícula de polvo
he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.
Como un insecto he reposado a la orilla de las acequias,
o simplemente he sido una mujer que de tarde en tarde
ha mirado hacia el mar
buscando barcos olvidados por la neblina
y que vuelven a la memoria,
sin esperanza distinta de la muerte.

* Empezó a escribir mientras trabajaba como bibliotecaria en una pequeña aldea de su país. Su primer libro, Carta desde la aldea (La Dádiva, 1998), ganó
el Premio Departamental de Poesía Joven del Ministerio de Cultura; el segundo, Inventario de ciudad (Golem, 1999), fue prologado por Álvaro Mutis. En
el 2000 su poemario Autobiografía ampliada recibió dos premios nacionales de poesía (Universidad Metropolitana y Festival Internacional de Poesía de
Medellín), y cuenta actualmente con dos ediciones, una en España (Casatomada, 2006) y otra en México (Salida de Emergencia, 2006). En 2005 vivió
en México con una Beca de Residencia Artística concedida por el Ministerio de Cultura de Colombia y el Fondo Para la Cultura y las Artes de México,
FONCA. En ese mismo año, publicó la biografía Marie Curie, dos veces Nobel (Panamericana, 2005). Una recopilación antológica de sus versos titulada Poesía
en sí misma fue editada por la Universidad Externado de Colombia en 2007 con un tiraje de 12.500 ejemplares. El año pasado ganó en España el Premio
Internacional de Poesía Martín García Ramos por su libro La vocación suspendida (Point de Lunettes, 2008). Su nombre aparece en importantes antologías
entre las que cabe destacar Una gravedad alegre, antología de la poesía latinoamericana al siglo XXI (Difácil, 2007) donde se le incluye como la poeta más
joven de la selección. Sus trabajos han sido traducidos al inglés, italiano, alemán, ruso, portugués y francés. Actualmente vive en Lisboa, Portugal y publica
con regularidad en el blog http://www.laurenmendinueta.com

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P O E S Í A

A la doble
que soy
Hay fotografías en las que no me reconozco.
Mi yo cobarde al mirarlas
me obliga a pensar que existo en una sola
y no en la suma de quien soy
con esa otra que me suplanta en la imagen.
Cuesta creer que la desconocida también soy yo
esa mujer suspendida y fea
con un rostro que sin ser mío no es ajeno.
Entender el mundo bien puede ser eso:
aceptar que soy esa a quien desconozco.

Cada día en
otro tiempo
A Juana Rosa Pita

He venido a la tormenta, Desprecio el alarde festivo de la noche


al ruido espantoso de la estación del tren. y las ramas del roble
Aquí donde vivo nunca llegará el invierno agitadas contra la tormenta.
con sus hábitos curiosos, Nada me obliga a la exclusión:
ni tendré necesidad de poseer un hogar. he vencido mi destierro.
A veces salgo al muelle
y miro como rompe el alba sobre las olas,
como se funden color sobre color.
Demasiado pronto
el día abjura de su rumorosa vocación
y enmudece para hacerme hablar.

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La errancia y
la proximidad
A José Luis Rojas

El vuelo de las gallinas no es muy distinto


al vuelo de las horas;
El espejo
a pesar de los intentos fallidos
nunca aceptan su limitada naturaleza.
que huye
La hora es la medida indistinta del día humano,
la gallina cobarde de la inmortalidad divina.
Lo más lejano ocurre con la gracia de lo imposible, En la orilla de las aguas inmemoriales,
mientras el presente se deshace, fluye. junto al abandono de la contemplación,
El tiempo no se mide, se interpreta: mi tristeza se desliza hasta tocar lo puro,
así lo enseña la música. lo inmaculado de esas aguas rebeldes
donde el reflejo de mi rostro me observa.
Estoy sola, contemplada por mí misma,
juzgada y condenada a existir ahora
más triste que nunca en la certeza
de que me he negado el perdón.

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P O E S Í A

Ignorada por
lo que sé
La muerte me despoja del cuerpo.
En vida, L y su cuerpo son sinónimos;
en muerte, una cosa soy yo y otra mi cuerpo.
Dirán: “Éste es el cuerpo de L”,
como si el cuerpo, que una vez fui yo misma
y no algo que me representaba o me pertenecía,
de repente careciera de importancia.
Cuando esto ocurra, ¿qué podré ofrecer?
La memoria de mi propia carne y con ella
la evocación de un alma arrastrándose a la nada.

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Vincent
Cesare Gafurri

Estudiante de Literatura, VII semestre, Pontificia Universidad


Javeriana. Correo electrónico: chachi_e@hotmail.com

Reconozco la mancha,
la larga pincelada
que transfigura la naturaleza,
el trazo que se mueve
al paso que desciende la
lágrima de dolor, de fuerza,
de nostalgia, de lucha…

En la figura,
por más que parezca,
nada es caótico,
todo tiene un sentido,
una razón…
Los azules, los amarillos…
los colores del alma
se identifican y
se yuxtaponen
al alma de un suicida,
que durante una tarde,
en un campo de trigo:
hizo volar cuervos.

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P O E S Í A

Sinfonía
las almas malvadas
dejen sus penas
hay fiesta,

sin sol hay llanto,


hay risas,
hay un baile
Il ritmo di 4/4 é que- donde las penas
llo piú congeniale lentas, voraces, fugaces
perché fa rima con il res- emprenden su rumbo.
piro del cuore
Lorenzo “Jovanotti” Cherubini Do, re, mi, fa, fa, fa,
ya es hora,
ya todo termina,
Tan tan tacataca ya todo llanto llano
tan tan tacataca. lena de luces
Todo dolor adormecido un pentagrama muerto;
mata, envenena, ahoga ya toda luz se funde,
en segundos, ya terminan los soles
en tiempo, y así las voces
en ritmo. crudas, roídas, fugaces
Cada camino encadena caen, mueren
los rumbos del alma en silencio
que en sueños en un viaje que en sueños
adormece el dolor derrumba las notas del alma.
lo revive
y lo mata,
lo resucita.

Despierten, abran, rompan


las puertas, las almas, las palmas
las notas se esfuman,
las notas se pierden,
la vida termina,
la música estalla,
los ritmos transforman.
Un, dos, tres, cuatro,
¡arriba!

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El día
después
Andrés Gustavo Córdoba
Correo electrónico: andrescordoba79@gmail.com

Hay sangre
derramada en el mantel
del medio día.
Mi padre se levantó con agravio
y echó sus últimas pestes en el plato.

El cuchillo no corta la poca carne


que hay servida en la mesa,
mi madre reclina el rostro
y desnuda su tiempo, se consume.
Todo es inútil ante el hambre
los gestos, las palabras teñidas de llanto,
la ausencia de las sillas,
el silencio que conduce a la puerta.
Mañana no sabremos
si el rumor del diablo
será el último inquilino de esta casa.

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P O E S Í A

Cortada
Huir de la vida
para que el amor
no me haga tragar sus espinas
y me las devuelva en palabras
con borbotones de sangre
para escupirlas en el lavamanos.

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El mundo que
En el mundo que me gusta
el dinero es un papel
con el que nos limpiamos el trasero...

me gusta porque nunca es suficiente.

En el mundo que me gusta


tenemos tiempo para estar juntos
Miguel Morales Castillo y dejamos el trabajo cuando nos da la gana...
Correo electrónico: mikelpsy@gmail.com porque sí.

En el mundo que me gusta


En el mundo que me gusta los caballos patean buses y los destruyen,
los hombres arrojan y maldicen el teléfono los muerden y escupen...
que hizo llorar una mujer... porque nos amontonan.
porque sí.
En el mundo que me gusta
En el mundo que me gusta sólo tenemos tiempo para estar felices
los campesinos existen y mandar al demonio a los demás...
y vandalizan los centros comerciales... porque nos da la gana
porque nos volvieron esnobs. y así se me antoja.

En el mundo que me gusta


la novia dice que no cuando el sacerdote pregunta
y se lleva a su hombre en un viaje eterno...
porque sí.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

La estatua
o al menos una mirada de desaprobación,
pero ella sigue estática.

La noche cae con sus luces infinitas,


Mileidy Viviana Yopasa Ramírez lejanas y ausentes.

La corte lunar adorna el cielo,


Estudiante de Licenciatura en Educación Básica todo un conjunto que lleva a las almas
con énfasis en Ciencias Sociales, IX semestre, a escaparse de sus incipientes vidas,
Universidad Distrital Francisco José de Caldas. pero la estatua perdió la posibilidad de suspirar.
Correo electrónico: caracol1986@hotmail.com
Un paisaje para los demás digno de vida y esperanza
a ella le parece sólo un juego
En la cornisa del árbol de cemento está la estatua para siempre perder.
vigilando el correr de la vida.
Aquí nadie me percibe, todos la miran.
Las cosas giran a su alrededor en elipses irregulares Estoy ausente y lo que ellos no saben
todas jugueteando en estrambóticos movimientos, es que esa estatua la hice yo.
pero ella sigue ahí inmutable, impenetrable
como el destino de las muertes.

Las luces falsas colorean un poco su rostro pálido,


pero sus ojos perennes desdeñan este paisaje
de sensaciones, colores y luces discordantes.
Abajo las hormigas continúan buscando
trabajo, comida y vida.

Mientras ella no necesita ni agua para estar ahí


como un dictador desconocido.

Los matices que el cielo inventa como pintor abstracto


apenas logran que ella sea un punto invisible
en los distintos trazos que colorean la pintura
variable del emperador celeste.

El viento amo de la danza y las caricias


intenta un leve levantamiento de sus sentidos,
pero no la hace ni volar, ni moverse, ni mucho
menos danzar.

Las ninfas de piedra rodean sus bases con serpentinas


de colores vivos, todas esperando un suspiro

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Veneno de
zozobras
Un plan condenado a no mirar
diluido en partículas
discretas a las sombras,
había traído en flotillas de ausencia
un correr inverosímil,
esperando por ese desobediente
que no quería otra cosa;
sólo aquel estado de neblina
pisando suelos rotos
y copas fatigadas
después de tomado el vino.

Decíase es la lluvia con aliento


de mañana asoleada la que miente
sobre el hecho de lo no ocurrido.

Pero si se veían tantos telegramas


repartidos a esta hora del ayuno,
¿por qué no llegaba la contienda
insinuada en el remolino de polvo
y rocío recordado por distancias?.

Eran todos los olvidos


jugando con páginas incendiadas en estantes
o con tallos derramando savia,
quienes pedían un indicio
envuelto en telarañas al vinagre,
para un sollozante de lagrimas secas,
sueños sin olores
y envenenado por zozobras.

Perplejo en una figura inminente


fecunda de la inadvertencia
de su condición extraviada, sin recuento.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

La calle
Hellman Pardo*
Ingeniero de profesión

Sin decir nada todo me lo dices.


Dices, por ejemplo:
Soy de roca y sudo a los hombres.
En los días sin sombra y las noches sin pájaros.
Nadie llega a ninguna parte;
vuelcan por mis manos ese monóxido de sangre
que les da la vida o quizá la muerte.
Se aman y se desaman por mis costillas amanecidas,
se rompen y se mutilan.
Si esa es su naturaleza
déjame seguir siendo esta piedra vencida
por el tiempo.
Y digo, con estupor en el rostro:
No te afanes, estoy de paso.

* Ha transitado en la poesía desde edad temprana, asistiendo a talleres dictados por Federico Díaz-Granados, Juan Manuel Roca y Jaime García
Maffla. Finalista en 2007 del Premio Internacional de Poesía Breve con el libro La humanidad de las cosas. Ha escrito para varios periódicos y
revistas a nivel nacional. Ha sido seleccionado en la antología Conjuro Capital, convocada por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. En 2008
publicó el libro La tentación inconclusa (Común Presencia). Su poesía ha sido traducida al japonés. Correo electrónico: inghellman@yahoo.es

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Luz solar
que cuelguen de las hélices
o la garza de flacura vencida
que bebe espacios en el agua cruda.
No tengo sombra, o manos que sostengan
tanto anochecer al día.
No tengo grandes noches Tengo esqueleto
de cerezas, de uvas, y no tengo grandes noches
de pasos sin camino de pueblos enteros que sollozan solos
como cualquier ser humano con forajidos en sus calles muriéndose de pena.
o ausencia de aguacero. No soy el que necesita el mundo.
No soy abrazo de madre es tarde,
con ojos de dolores en los hijos, ándate con tus árboles donde muera la selva.
un pirata con múltiples arracadas

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Viento
de abril
A Amparo Osorio

El viento, ese antílope que rumia corazones Cuando vamos de un lugar a otro, cuando somos
camina por el estribor de nuestras pieles sólo la herrumbre de la vida
y deja con su voz aplacados los cedros, y sentimos cómo nos limpia el cuerpo
la vereda fértil, la cordillera. y abandona su mundo para poder lograrnos
Se deshojan sus tibias manos el viento, ese fuego que consume nuestros rostros
alcanzando las últimas horas de los días nos hace saber que estamos vivos
en que dejamos de ser este pedazo de hombre y que nunca abandonará la faz de la tierra.
y nos volvemos suyos, desamparados. El viento, blanca sombra del día y de la noche.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Él: voraz e
insaciable
Angélica Téllez

Estudiante de Licenciatura en Inglés, III semes-


tre, Universidad Distrital Francisco José de Cal-
das. Correo electrónico: aptellez@hotmail.com

Tu carne se hace arquitectura


de elevada pretenciosidad.

Dime,
¿Qué se siente
estar en ese pedestal?
Donde los humanos
lamen tu cuerpo,
donde las carroñas
devoran tu piel.

Ya en la noche
ni la luna te ilumina,
la memoria del tiempo es implacable:
te abruma
te ensordece
te escupe
te repele.

Ser monstruoso, tus manos


construyeron cementerios
y cocinaron corazones.

¡Ya ni Belcebú te quiere!

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Amante
Insinuó prudencia.
Habló sobre observar y detectar.
Bebió despacio el té.
Miró la cabellera scarlet de la amante:
recordó la infidelidad
y en un espasmo de dolor
talló el cuerpo
con desazón.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Les toca
Pablo Estrada*

Estudios Literarios de la Universi-


dad Nacional de Colombia

Hablemos de todo un poco…


hablemos de atardeceres contemplados
desde una terraza,
los últimos días de vida,
hablemos de números de teléfono
que se olvidan o se extravían,
hablemos de inventarse nombres,
de películas basadas en libros
que ya nadie lee,
hablemos de corazones rotos y canciones rotas,
de alas que se rompen y sueños que se rompen,
de deseos con los que hay que tener cuidado
porque se realizan
y no tienes con quién compartirlos,
hablemos de nuestros vacíos
y de créditos bancarios,
de reconocer la culpa
y apagar la luz,
de aguantarse las ganas
o no decirle a nadie,
de Necesito una compañera de los Bukis
porque ya he sufrido tanto, tanto
que hoy no puedo detener mi llanto…
hablemos de huecos, de ecos,
de labios rojos y labios rosa,
de colores o blanco y negro,
hablemos de planchas con clavos,

* Finalista de diversos concursos literarios de cuento y poesía. Ha ofrecido variadas conferencias, recitales y eventos literarios. Un artículo suyo sobre
Charles Bukowski fue publicado en U.N. Periódico. Ha sido docente y corrector de estilo. Administrador del proyecto Superficies (http://myspace.com/
superficies), que mezcla poesía, música, video, fotografía y diseño. Fue miembro fundador del grupo de poesía Negacionista. Blog: http://pabloexiste.
blogspot.com

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Especulación
de ruedas de bicicleta,
de máquinas de escribir
y cosas obsoletas,
hablemos de buenas y malas intenciones,
de frivolidades y crisis nerviosas, en Colombia
hablemos de periódicos y telenovelas,
hablemos de shampoo y acondicionador,
hablemos de viejos libros de historietas, Valores en $ pesos
hablemos de pintura rupestre y graffiti el precio de ser mártir: 1,000…
hablemos de bonitas piernas y bonitas tetas, la cara del caudillo en el billete.
hablemos de tener manos de poeta El precio de ser poeta: 5,000…
y hacer el amor con una de ellas, la cara del suicida en el billete.
hablemos de silencio y de palabras, Y dicen las malas lenguas
del cabello largo y la calvicie, –de los que se quedaron con su casa, por ejemplo–
hablemos de licores nacionales y extranjeros, que su muerte no la provocó un amor prohibido
hablemos de abandonos y desengaños, o el mal de fin de siglo
cambiemos de tema, sino la necesidad de huir de los acreedores…
hablemos, no callemos, 20,000: el precio de ser un científico desconocido
hablemos del calentamiento global y tener el mismo apellido que un compatriota
y los escándalos de corrupción política: reconocido por su récord mundial de asesinato
de los grandes temas de la poesía, de niños.
hablemos duro, hablemos pasito, Sexo –con o sin amor (por parte del cliente)–
hablemos bello, hablemos sucio, a 1,000 el minuto en el Centro, 2,000 en Chapinero
hablemos de lo que sea, 3,000 en el norte, 4,000 a domicilio, 5,000 por catálogo.
pero, por favor, hablemos… El minuto a celular y la hora de Internet
también varían según la ubicación.
El tiempo ya no se mide por horas o segundos,
tampoco por millas la distancia
–se acumulan para cambiarlas por bonos–…
La llamada internacional
a Europa, USA o el sur de Suramérica
–donde viven los amigos que no han muerto–
desde 500 hasta 1,000 a fijo…
matar a una persona,
tener y abandonar un hijo,
someter a un pueblo,
conservar la dignidad,
aquí también tiene precio
y no hay mastercard que valga…

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Liliana Moreno Muñoz*


Docente universitaria

El agua tiembla en el lago:


un viento profeta pasa.

***

Para pronunciarte la noche


me he tejido un cuerpo con puñados de sombra.
Y me inclino contigo
hasta desaparecer
en los blancos pétalos
de tu ceguera.

La cómplice distorsión de las ondas


te señalará, quizá,
la suave caída de la nostalgia,
el aleteo del instante.
Entonces
−confío−
se abrirá la réplica
y sentirás correr
el llanto de una multitud
en tus mejillas.

* Magíster en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo, Licenciada en Lingüística y Literatura de la Universidad Distrital Francisco José
de Caldas. Ha publicado poemas en las antologías Oscuro es el canto de la lluvia, e Inventario a contraluz y en algunos diarios y revistas del país. Correo
electrónico: anadilira74@gmail.co

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Exactitud de
Las ciudades ya no tienen rostro,
todo es piel
y en la piel mil ojos

la palabra y en los ojos el olor


el olor de la música
como ceniza de flores.

Cayó la noche, el polvo del mundo se levanta, voces


vencidas, ningún mandato, sólo el replicar veloz e in-
finito de todas las que fuimos entre cítaras y gaitas,

Y ya no estás
entre el clic y la piedra, la música y las manos tejían
el sueño, húmeda cueva de las repeticiones, la honda
mirada de la amada, torsos, serpiente enlazados en la
danza, deja que mi lengua intente un decir de tam-
bora, de bullerengue y mudra, despedí a la vergüenza
en la puerta de los reflejos y abracé la sombra de las
para escuchar
olas con mis piernas, mi madre canta un bosque, mi
hermana se viste de ventana, mi hija grita aún entre mi
las palabras
cuerpo, dilatadas lunas, tardes que se anuncian bajo
la puerta, dormirás en vientres transparentes, entre
gigantes raíces de caucho, no vuelvas la mirada, teme- Andrés Barbosa Vivas*
roso Lot, sé cómo te aterra mi quietud, mi escarchada Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad
palabra amenazada por el sol, toma esta ofrenda de Pedagógica Nacional.
pájaro al amanecer y no vuelvas a mi sagrada piel, voy
por tu cuerpo como por el polvo, voy mirando lo que que he ido desprendiendo del viento como hojas
no se debe: sibilas y criaturas que se ríen del miedo, para un herbario:
piensan los sentidos entre tu deseo de capturar jardi- triscan en los caminos que confluyen en el árbol de
nes para un siempre instantáneo, ausencia con garras, tu ausencia;
ceremonia de pasaje cada beso, el deseo siempre en enmudecen frente a floraciones oscuras y aterciopeladas.
la frente y la muerte tan viva en los sauces llorones,
te lo dije y a ti también, pero cantaba tan fuerte la Estos vocablos de voz estertórea
luz… ya se levantaron los murmullos, el sentido es tu crecen en mi cuerpo cual hiedras en un muro
propia danza, vi las cometas incendiadas desde la sala de mutismo
de parto y las ramas se agitaban obscenas frente a mi y se desgarran;
cuerpo roto, buscando, buscando el agua que bebes, se agotan en las mesas de familia
aquí, cuando sólo eco somos. que me dan el pan y toman mi vacío
primorosamente
*** en las conversaciones de sala.

* Miembro de la Red Nacional de Estudiantes de Literatura. Ha participado en el Festival de Poesía de Bogotá y en los Juegos Florales de Manizales;
sus poemas han aparecido en publicaciones como el periódico La Patria y la Biblioteca Virtual Brisa. Es autor del libro Desdóblate silencio. Blog: http://
andresbarbosavivas.blogspot.com Correo electrónico: andresbarbosavivas@gmail.com

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

En el silencio de la intimidad, contemplo


mis utensilios:

En la calidez
las velas, el espejo, las piernas de la pared,
el cuchillo.

En la noche
invento palabras con barro cocido de casa
pero no puedes escucharlas.
A Fredy Estrada

Al trasluz de la ventana
cuando el día da los primeros pasos
estás tú hablando
y el pájaro que llora en la jaula
vuela cuando cierro los ojos.

Me cuentas los recuerdos


de la parcela de vida que no he recorrido
y nadan en la desmemoria
como peces
que nacen del verbo que fue de tus labios.

Entre sombras
te pareces a mi padre,
a mi madre,
a alguien que conocí pero no recuerdo
en la noche que pasaba el tiempo
viendo figuras en las paredes.

Hablemos hasta el amanecer


el día no transcurrirá como siempre
vamos a beber a la frontera
las palabras no serán dichas en vano
ni pesará tanto la vida ante la muerte.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Inscripción
en el cigarro
A Mercedes Vivas

Yo vi un hombre tocando una trompeta,


salía una paloma.
Una muchacha con el corazón en la mano
lo escuchaba.

II

Una atleta
daba un bote hacia atrás,
la luna parecía en el suelo.

III

Están los dos


juntos, un poco más viejos
desde la vez en que él tocó su corazón
y ella lo llevó a ver las danzas.

IV

Cigarro
sabes que te estoy buscando
y por eso me das tu poesía.

Leer el tabaco
es tan antiguo como la humanidad,
los primeros sabios de nuestras selvas lo llevaban
para que el aire en torno suyo no se enrareciera.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

V VI

Tanto así que dijeron palabras Las mujeres de las bellas latitudes lo saben
que crearon todo, siempre rítmicas, siempre sonantes
aunque no todos con una luna en la voz.
supieron escucharlas.
VII
Yo soy como ellos, pero más elemental
un áspid ante el dolor, Y los amantes de la vida,
un punto negro sus noches solitarias
del que brotan Orientes y estrellas claras. inmensas y profundas
como un bosque en el que perderse.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Monólogo
Rosita Catalina Isaza Cantor Hoy no quiero ser mujer
(acaso hombre tampoco)
Profesional en Estudios Literarios y profesora. decidí liberarme
Correo electrónico: rocaisca@gmail.com para encontrar el ser,
y sucede entonces.

Asumo mi soledad Me doy cuenta que la soledad


y sólo en ella me es dado reconocerme, no es más que un espejismo
encontrarme. de algo que no pudo ser,
de alguien que no pudo ser.
No soy por ti
ni por el hombre que ahuyenta el olvido,
soy por la vida misma
que no es recuerdo ni anhelo
sino el SER con sus tres letras.
Una,
dos,
tres.
Las habito mientras las cuento,
mientras las digo.
Y ellas me invaden.

Después del olvido y la esperanza


antes del antes y el después
hay un sentirme viva

para el que solamente


importa un ya.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Mi ciudad
La ciudad nunca se aleja. …Y me doy cuenta…
Porque la ciudad es una isla que viaja en la carne. Llevo la ciudad a cuestas,
caracol mundo, ciudad caracola
Freddy López que albergo y me alberga.

Llevo la ciudad tatuada,


Sin saber cuál es mi ciudad me pierdo en tu mundo nos contenemos plenas…
para interrogar tus calles y tus noches: Es en el alma que se vislumbra tu tinta.
busco encontrarme en ellas.
Ya comprendo…
Recorro palmo a palmo tus andenes,
tus músicas, Nunca te he sentido extraña y,
tus llantos de cláxones inclementes. más que eso,
descubro que mi ciudad es el universo grande
¿Qué nos es propio? al que pertenezco.
Soy ciudadana más del cosmos
¿Qué me une realmente a tu silueta rodeada que de cualquier particular conglomerado
de montañas? de piedra, asfalto y mundo.

Fueron los primeros pasos


−que desembocan en los que hoy te recorren−
aquellos que me dieron el aliento
para continuar la búsqueda.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Vengo
Kelly Johanna Platero Villamil

Estudiante Licenciatura en Educación Básica con


énfasis en Educación Artística, II semestre, Uni-
versidad Distrital Francisco José de Caldas. Co-
rreo electrónico: kjohanna_crazy@hotmail.com

Hablaré al ocaso
mientras él esparce
su opacidad
sobre mis labios.

Paulatinamente
mis pasos
de gigante en encierro,
−de pequeño perdido−.
En la mágica invisibilidad
de la vida,
el mar.
−el viento.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

De nuevo Medí tus


el día como fantasmas
salvación Medí tus fantasmas,
mi alma está cansada de olerse a sí misma,
y tardarse sólo un suspiro.
Samuel Acosta Aroche*
(Zapopan, Jalisco – 1988). Poeta y narrador El cuerpo leído con ganas de permanecer,
es igual al designio de un dios derrotado,
ciudades estrelladas que no contemplan cielos.
Sigue cimentando tus noches, anhelando,
sobremuriendo,
muerte de pieles blancas
que al combate demoras,
una furia mancha tus sangre
y el oleaje de tus garras se derrama.

Visita hoy mi cuerpo,


atropello momentáneo de una ilusoria sonrisa,
fomenta un alarido desganado
de la piel oscura que te has llevado dejando una cicatriz,
obscena marca,
secretos,
evitando de nuevo el día.

Ahora
Entre los pasajes,
soy sombra de punta,
oscura vestidura del ángel.

* Estudiante de Licenciatura en Sociología, Universidad de Guadalajara. Es autor de los libros editados por Publicaciones Eugénesis: Dulces momentos
frustrados (2007) y Oscureció (2008), este último prologado por Ernesto Mallo, escritor argentino ganador del Premio Clarín-Alfaguara 2004.
Algunos de sus textos fueron incluidos en el libro Antología de poesía 2008 (Editorial Días Raros). Pertenece a la Red mundial de Escritores en
español y poetas del mundo.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Soy él
Soy ciego en palabras,
incrédulo de vida,
culpable de tu muerte,
juguetón de huesos.

Muerto.
Soy el inmenso pensamiento que no te deja,
indulta por mis desgracias,
despierto en una eternidad.

Soy él,
de sangre, que no es azul,
soy igual a quien más abominas,
perro de calle.

Dueño y esclavo, únicamente de las palabras.


Ya no me posees.
Paloma hambrienta.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Edgar Hans Medrano Otras mesas se posaron


en mi suelo, esos pensamientos
Estudiante de Literatura, Universidad
de noche, de libros sin leer,
Nacional de Colombia. Correo electrónico:
sin escribir;
klamm1986@hotmail.com
sobre la mesa hallé a la vida
llorando entre nosotros.
II

Hay un silencio que no ha escuchado ***


un sólo hombre, la sordera
de un sol que muere, las piedras
resucitadas. X

El fin de estos instantes y de ¿Cuándo se abrirá el abismo


varios otros excavan en el tiempo, que será capaz de darnos muerte?
en un cielo de cadáveres ¿Esa huella gigante que algún día descubriremos?
de minutos no vividos; Pero es noche, es noche y muy tarde,
los ojos no sirven aquí,
hay un camino que acaba allí, están muertos
sin empezar otro, es un resquicio, de tanto leer el mundo.
este camino sin huellas es No nos vemos, ni nos sentimos,
continuación de sí mismo. oímos solo las palabras
pero nada significan.
Moribunda vida ¿Ese murmullo, ese falso silencio
que a todos nos llama. será la muerte de nosotros?

*** XI

Acostándonos poco a poco


V como si tuviéramos sueño
nos movemos, nos mueven otros,
La vida entonces era giramos con nuestros ojos
esa casa llena de y un par de manos que nos desfiguran.
muerte despierta, de espera
yerma en este sitio de sombras La letra nos cambia
que también espera, como la oscuridad, como la mañana
esa mano inquieta en que resucitamos, nos escribimos
de una inaudita angustia, de a pedazos, nos dictamos
de lluvias rojas. nuestro inútil deseo de callarnos.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

que me nació oscuro;


XVI somos hijos de días
que al mirarnos nos convierten en sal.
En el rostro nos dictamos
el recuerdo oscuro, a ese que
renunciamos, poco
a poco se encierra, se va
en una niebla que nos hace leyenda,
que nos hace marismas de tiempo,
nos hace borrosos,
y es entonces esa confusión
lo que nos impide, nos toca
como una letra nunca dicha
en este país taciturno que
ya murió, pero antes
de haber vivido.

Oscuro aire que me lleva


dejándome aquí siempre,
empequeñeciéndome de luz, de
palabras hechas de piedra
y de inciertas hojas que hoy
parecen una mirada pronunciada.

***

XX

Aliento de piedra
ese que me persigue sin alcanzarme: mi sombra.
Ya renuncié a lo que vi,
una lumbre gris en el horizonte
escrito con niebla.
Ya viví arriba, una extraña vida del cielo,
viví muchas veces,
sólo recuerdo para oscurecerme,
después un rostro de letras borroso.

El ocaso nació al fondo


de un precipicio, recostado el cielo

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

P O E S Í A

Canto al
Apaporis
Fanny Muñoz Reyes

Cañón del Apaporis


imponente y mítico raudal,
los colores del arco iris
te cubren en las tardes.

El dueño de todo lo creado


hizo en tu cuerpo
gigantes cascadas
donde se alzan majestuosas
blancas columnas.

Se divisa a lo lejos
la serranía de Morroco
y laboriosos insectos
hacedores de torres
en arcilla roja.

En la tarde vuelo de guacamayas


evocando el espíritu de la selva.

Conocerte raudal del Apaporis


celebrar un rito
bañarme en tus aguas
atrapar un sueño
y poetizarlo
con los indios Cabiyares.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

En el justo
tiempo
Donde la sierra empieza
los ríos inventaron sus caminos
Mendihuaka, Palomino
Huachaca, y otros.
Por esos senderos.
El algodón nació y dio su fruto
en el justo tiempo
extendió su melena,
se abrió a manos tejedoras
para que fuera el vestido,
el gorro y la mochila
de los Kogui.

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NÚMERO 6 FEBRERO /2010

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Entrevista

Una faena no
convencional
Carlos Cortés Martínez Carlos Cortés Martínez: ¿Por qué decidió trabajar en
Estudiante de Comunicación Social, VII semestre, una revista de izquierda como Alternativa?
Pontificia Universidad Javeriana. Correo electrónico:
carloscortes63@hotmail.com Antonio Caballero Holguín: Alternativa pretendía ser
una revista de izquierda pacífica y unificadora. En esa
época en Colombia había docenas de grupos de iz-

D e Antonio Caballero había escuchado que era


“nitrógeno puro”, un “cascarrabias”. Esta ver-
sión contrastaba con la de gente que le conocía más
quierda y todos enemigos entre sí. Creo que hacía falta
una revista que les diera voz a todos sin sectarismos. La
revista cumplió ese objetivo aunque duró muy poco.
de cerca, según Bernardo García y Fernando Cano,
él es tímido, reservado y buena gente; y parado frente a
la puerta de su apartamento en Bogotá y después de
tocar el timbre, recordé una frase que había escuchado
hace poco: “Sólo cuando estuve en la arena y con los
cuernos casi frente a mí, me di cuenta de que no esta-
ba viendo los toros desde la barrera.”

Las primeras preguntas giraron en torno a Alternativa. La


corrida, al menos para mí, había empezado:

5
Muchos saben quién es Antonio Caballero Holguín: hijo de Eduardo Caballero Calderón, escritor colombiano; sobrino de Lucas Caballero,
conocido en el periodismo como Klim; y hermano del pintor Luis Caballero. No se ha escrito ninguna biografía sobre él, pero por Patadas de
ahorcado, entrevista que le hizo Juan Carlos Iragorri y Mano a mano, el que se confrontan las ideas de Caballero y de Enrique Santos Calderón, o
por publicaciones como El periodismo sí es un género literario, se sabe que se graduó del Gimnasio Moderno en Bogotá, que estudió Jurisprudencia
en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (sólo un semestre) y luego en el Instituto de Ciencias Políticas de París. De niño quiso ser
pintor, pero luego se inclinó por la literatura y por el periodismo. Fuera de Colombia ha trabajado en The Economist, en BBC en Español y en la
revista Cambio 16. En nuestro país, participó en la revista Alternativa, ha trabajado para El TIEMPO, para El Espectador, para la versión colombiana
de Cambio 16 y para la revista Semana. En 1986, se publicó Reflexionémonos, donde se recopilan 20 años de sus caricaturas. En 1984, publicó Sin
remedio, novela de 515 páginas que habla sobre la dificultad de entender la verdad y también de escribir un poema. Y en el 2003 salió al mercado
Toros, toreros y públicos; también se reeditó Isabel en invierno, un libro infantil. En la actualidad, es uno de los columnistas más leídos en nuestro
país. ¡Caballero es todo un personaje!

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C. C. M.: Según Bernardo García –uno de los precur- C. C. M.: En el libro “Patadas de ahorcado” usted dice:
sores de la revista–, ¿hubo un intento de la policía por
allanar Alternativa? ¿Qué había pasado? “[…] Cuando llegué, a los dos meses o tres de fun-
dada, ya la revista, que se pretendía antisectaria,
A. C. H.: A Alternativa le pusieron un par de bombas se había roto sectariamente en dos. Pero bueno.
–también le pusieron una a Enrique Santos, el direc- Antes de romperse otra vez en dos, y de hundirse,
tor–. La revista empezó a finales del gobierno de López la mitad mía −la de Gabo, Santos, Restrepo, Kata-
y se terminó en el de Turbay, hasta la toma de la Emba- raín y García− duró algo más de cuatro años y por
jada Dominicana. Durante todo ese tiempo molestaba ahí pasó mucha gente […] (Iragorri, 2002: 23).
muchísimo al Gobierno y a los militares, en particular.
Ese allanamiento de la policía fue una tentativa de ame- Explíquenos por favor ¿por qué dice que cuando usted
drentarnos, de hacernos desaparecer como revista. Aho- llegó, la revista ya se había dividido y por qué poste-
ra, las bombas fueron una tentativa más extrema, pero riormente se volvió a romper?
se pusieron en un momento en el que sabían que no
estábamos ahí. Simplemente lo hicieron para provocar A. C. H.: No sé los motivos exactos de la primera rup-
miedo. Creo que en ese momento Alternativa no tenía tura. No estaba en ese momento. La segunda ruptura
se dio porque es muy difícil hacer una revista colecti-
enemigos distintos que el Gobierno y los militares. En vamente. Enrique Santos era el director de Alternativa
esa época no existía el paramilitarismo. pero todas las decisiones políticas e importantes de la

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revista se tomaban colectivamente. Eso llevó a discu- que no he pertenecido a él y no comparto muchas de
siones interminables e inevitablemente a la ruptura. sus orientaciones políticas. Entonces no podría servir
No creo que se puedan hacer revistas de esa manera, de “paraguas” para eso. Pero, García Márquez no era
debe haber un director que mande. Bernardo García simplemente un “paraguas” de Alternativa, él participa-
ya me había advertido de los debates en los consejos ba en muchísimas de las decisiones de la revista a pesar
de redacción y el mismo Caballero también se había de no vivir aquí. Pero, al estar presente se metía muy
pronunciado al respecto: Cuando había discrepancias activamente en la revista y cuando había problemas in-
internas en el grupo –o sea, casi todo el tiempo–, eso ternos, ejercía el papel de árbitro interno –no sólo de
era dificilísimo. Todos los artículos de todos los redac- “paraguas” hacia fuera–; y como yo no podría servir de
tores, sobre lo que fuera, sobre política, sobre cine, árbitro interno de nada, no estuve interesado en eso.
sobre temas sindicales, había que leerlos en voz alta en
el consejo de redacción, discutirlos, corregirlos… Un
horror (Giraldo, 2004: 215). C. C. M.: Según García Márquez, el mérito histórico
de Alternativa fue haber puesto en crisis a la izquierda
colombiana quién sabe por cuánto tiempo (Caballero,
C. C. M.: Dijo que Gabriel García Márquez le sirvió 1986) ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
de paraguas a Alternativa (Iragorri, 2002: 23) ¿No cum-
pliría usted una función parecida en este momento si A. C. H.: No me parece que Alternativa tuviera una
escribiera regularmente para periódicos como Voz o importancia tan grande como esa que le atribuye Gar-
para Le Monde Diplomatique? cía Márquez. Sí, puso en crisis a la izquierda en cierto
modo, pues obligó a plantearse la necesidad de actuar
A. C. H.: Voz es un periódico de partido y yo no estoy unificadamente. De ahí salió Firmes, un movimiento
interesado en escribir en un periódico de esa condi- político que duró muy poco, pero que lanzó una can-
ción. Ni en ser “paraguas” del Partido Comunista por- didatura unificada a la Presidencia de la República,
representada en Gerardo Molina.
Antes del Polo Democrático, esa ha-
bía sido la primera tentativa de uni-
ficación de las fuerzas de izquierda
en Colombia.

C. C. M.: Bernardo García sostiene


que Alternativa se terminó porque de-
cayó mucho la circulación y además
porque se volvió panfletaria. ¿Por qué
la gente dejó de apoyar a Alternativa?

A. C. H: Porque en muchos aspec-


tos decepcionó a los lectores. Es
decir, ellos esperaban mucho más y
éramos muy pocos para hacer una
revista semanal. Nos salía bastante

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mediocre, la verdad. Yo creo que Alternativa tenía dos llermo, pues obviamente hubiéramos tenido discusio-
clases de lectores: los militantes de algún partido de iz- nes, pero trabajando como columnista no había por
quierda y los lectores de sensibilidad de izquierda que qué tenerlas. Guillermo era absolutamente respetuoso
no militaban en ningún partido y que rechazaban el con lo que pensaran y escribieran los demás.
sectarismo. Defraudamos en cierta forma a las dos cla-
ses de lectores, a unos por no ajustarnos estrictamente
a cada uno de los grupúsculos: a los del MOIR (Movi- C. C. M.: ¿Por qué se fue de El Espectador?
miento Obrero Independiente y Revolucionario) por
no ser del MOIR; a los trotskistas por no ser trotskistas A. C. H.: Me retiré cuando empecé a trabajar en
y a los comunistas, por supuesto, por no ser comunis- Semana. Esta revista no permitía que yo tuviera una
tas. Ellos siempre han sido, en la historia colombiana, columna de tema político en otro sitio. Pero yo seguí
los grandes divisores de la izquierda. No les interesaba escribiendo en el periódico muchas cosas, sobretodo
que Alternativa pudiera funcionar, y a los otros lecto- de toros, aunque usted no quiera hablar de eso. Me re-
res, porque no fuimos capaces de hacer las cosas lo tiré de El Espectador cuando lo compró el grupo Santo
suficientemente bien. Domingo. Me parece que yo llevaba demasiados años
criticándolo y diciendo que era dañino para Colombia
como para seguir trabajando allí, una vez que habían
Las cosas no van mal para ninguno de los dos. Cambiamos de comprado el periódico.
tercio y el tendido se ha puesto de pie por la última verónica…

C. C. M.: ¿Por qué no aceptó ser el defensor del idio-


C. C. M.: ¿Por qué no aceptó ser el jefe de redacción ma de El Tiempo?
de El Espectador?
A. C. H.: Sí acepté, lo que pasa es que al final ellos no
A. C. H.: Nunca me ofrecieron ser jefe de redacción quisieron. Me hubiera encantado ser defensor del idioma
del El Espectador, pero además yo no sirvo para eso. de El Tiempo, eso me hubiera permitido meter en ese pe-
Ese es un trabajo excesivo y yo soy muy perezoso. riódico un montón de cosas que creo que necesita. Con el
pretexto del idioma se puede hablar de cualquier cosa.

Los cuernos rozan al torero, pero éste retoma el capote y vuel-


ve al ruedo… C. C. M.: Trabajó en la BBC y en Caracol como locu-
tor, ¿por qué no ha vuelto a trabajar en radio?

C. C. M.: Puede pensarse que usted y el señor Gui- A. C. H.: Trabajé en la BBC en Español cuando era
llermo Cano diferían en temas como la extradición y muy joven y vivía en Londres. En Caracol no he traba-
la legalización de las drogas. ¿Cómo fue trabajar como jado como locutor. He participado en programas, por
columnista en este tiempo en El Espectador? ejemplo, a veces voy a Hora 20. En una época, también
hice unos comentarios para Radio Santa Fe…Normal-
A. C. H.: Discrepábamos. Aunque Guillermo Cano mente, el problema que tiene la radio es que hay que
nunca se metió a intentar censurar a ningún colum- hacerlo a determinadas horas y yo soy muy desordena-
nista de ese periódico. Es decir, si yo hubiera trabajado do y muy perezoso.
dentro de El Espectador, a las órdenes directas de Gui-

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Fue un mal tercio. El toro sigue mostrando su


casta y arremetiendo con todo. Al matador se
le ve amedrentado…

C. C. M.: ¿Qué le satisface en el proceso


de creación de una columna, de una no-
vela y de una caricatura?

A. C. H.: Son cosas completamente dis-


tintas. La única novela que he escrito me
tomó 12 años. Fue una creación suma-
mente lenta, muy trabajosa y muy labo-
riosa. Las columnas o las caricaturas son
cosas que tengo que hacer de todas ma-
neras, debo entregarlas en determinada
fecha y a determinada hora, salgan bien
o mal. En la novela yo podía escribir indefinidamen- A. C. H.: Creo que en Colombia hay que tomar en
te hasta que estuviera de verdad satisfecho. Con una serio las amenazas, aunque éstas duren poco tiempo.
caricatura o con una columna, no, en el fondo tiene He tenido la suerte de que siempre me he podido ir
cierto parecido. La novela a veces me salía con gran del país de un momento para otro, pues he tenido
facilidad, escribía durante horas muy bien, pero a ve- abierta la posibilidad de trabajar en España. Entonces
ces no salía nada o todo lo que salía me parecía malo. las dos veces en que he recibido amenazas –que he
En la novela podía corregir, en las columnas… siempre considerado serias– me he ido. Sé que al cabo de tres o
me ha gustado dibujar. Hay un placer sensual en ello. cuatro meses esas amenazas probablemente ya no exis-
Por otra parte, en la caricatura caben muchas cosas ten, pero me he quedado mucho más tiempo debido
de manera muy condensada, muy resumida. Eso me al trabajo. Las dos veces que me fui fueron amenazas
gusta cuando me sale. que venían por parte de los militares. Incluso, alguna
vez me lo confirmó un general a posteriori, diciéndome
que efectivamente yo había tenido malentendidos con
En un artículo titulado “El periodismo es un género litera- la Institución. Por esos malentendidos, en esas épocas
rio”, publicado en el libro Literatura y periodismo, hay un mataban gente. Me han amenazado también los para-
apartado en el que Caballero habla específicamente de las militares: me amenazó Ernesto Báez, también el co-
situaciones en las que ha estado más cerca de la censura. mandante Bochica –ese grupo extraño que secuestró
a una hermana del presidente Gaviria–, y alguna vez,
me amenazó el ELN (Ejército de Liberación Nacional),
C. C. M.: A pesar de su libertad, ¿ha tenido presiones pero fueron amenazas que no me parecieron demasia-
por su opinión, hasta llegar al punto de tener que irse do serias. No porque esos grupos no hayan matado
del país? ¿Qué fue lo que pasó y de dónde pudieron gente, naturalmente que lo hacen, sino que en mi caso
venir estas amenazas? no me sonaban verdaderamente serias.

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C. C. M.: ¿Qué cambió en Colombia para que usted C. C. M.: ¿Tiene algún borrador de algo?
haya tomado la decisión de regresar?
A. C. H.: Tengo empezados varios cuentos.
A. C. H.: Digamos que los últimos diez o doce años
de mi vida fuera del país, vivía en Colombia más o
menos la mitad del año. Seis meses aquí y seis en Es- C. C. M.: Igual que Ignacio Escobar, ¿quiere evitar el
paña. Pero no es que haya cambiado Colombia, es que compromiso?
han cambiado condiciones de mi vida personal. Ya no
tenía interés en seguir viviendo en España. Según Fer- A. C. H.: Puede ser, aunque nunca he tenido el me-
nando Cano, ex director de El Espectador, Caballero nor sentido de urgencia. Creo que tengo todo el tiem-
duró exiliado aproximadamente 15 años. po por delante. Cuando escribí la novela pasaron años
y años y no me importó porque yo sabía que la iba a
Entramos al último tercio… habrá que ver… seguir escribiendo. Lo mismo me pasa con los cuen-
tos, en algún momento los voy a terminar, pero no
tengo prisa.
C. C. M.: ¿Va a escribir más novelas?

A. C. H.: No sé, no creo. Una novela se escribe cuan- C. C. M.: ¿Ve crítica la situación del periodismo de
do uno tiene algo que decir o cree que tiene algo que opinión en nuestro país?
decir. Yo quería decir en Sin remedio que era muy difícil
decir la verdad, y que una vez dicha la verdad, es muy A. C. H.: No, para nada. Al contrario, lo que veo es
difícil que se entienda. Normalmente hay malos en- que el periodismo de opinión está sustituyendo en
tendidos. Creo que eso ya lo hice en Sin remedio. No le muchos casos al periodismo de información. La in-
veo mucho sentido volver a decirlo. formación la estamos sacando ahora mucho más de
las columnas de opinión. Eso es un
problema general en la prensa en
Colombia. Es decir, los intereses
económicos y los intereses políticos,
sobre todo en el actual Gobierno,
hacen que la información pase por
muchos más filtros que la opinión.
Ahora hay muchos más opinadores
que nunca.

C. C. M.: ¿No cree usted que le fal-


ten algunos elementos del periodis-
mo a las columnas de opinión?, la
independencia, por ejemplo.

A. C. H.: De acuerdo. En Colom-


bia, en muchos casos la opinión es

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dictada por intereses extra periodísticos. Hay gente que Referencias bibliográficas
tiene una columna de opinión, pero sus intereses son
otros, promover intereses turísticos o cerveceros, no sé. Iragorri, J. C. (2002). Patadas de ahorcado. Caballero
En el fondo depende mucho más de los dueños de los se desahoga. Una conversación con Juan Carlos Iragorri. Bo-
periódicos que les dan columnas a personas que tienen gotá: Editorial Planeta.
opiniones sesgadas e interesadas, sin especificar que las
tienen. Que tengan otros intereses no tiene nada de Giraldo, J. L. (2004). Mano a Mano. Antonio Caballero,
malo, pero deben decirlo. No tiene nada de malo que Enrique Santos Calderón. Bogotá: Editorial Planeta.
exista revistas o periódicos de organizaciones empresa-
riales o de sindicatos, pero eso deben dejarlo claro. Caballero, A. (1986). Reflexionémonos. 20 años de
caricaturas de Antonio Caballero. Bogotá: Editorial Pre-
sencia.
C. C. M.: En varias entrevistas usted ha criticado la
educación dentro de las facultades de Comunicación
Social. ¿Hay alguna esperanza para esos estudiantes?

A. C. H.: No sé porque no estoy lo bastante informa-


do. Veo los resultados pero no lo que pasa dentro de
las universidades. Basándome en lo que veo, puedo
decir que los resultados son bastante mediocres.

No hay sangre en el ruedo. No hay aplausos ni flores, mucho


menos orejas o rabo…sólo un par de raspones. No hay salida
en hombros, ni palmas, ni pañuelos blancos, ni nada por el
estilo. Pero para mí, ¡fue buenísimo haber salido vivo!

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Una escena de la
vida posmoderna:
Much Music
Television
Diego Ortiz Sabbath o Alice Cooper; que vivan al extremo y con-
suman su juventud rápidamente entre alcohol, muje-
Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con res y depresión como Kurt Cobain, Shannon Hoon y
énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, V se- Axl Rose; que usen lujosas zapatillas, camisetas, faldas,
mestre, Universidad Distrital Francisco José de Cal- pantalones o incluso poca ropa como Britney Spears,
das. Correo electrónico: diegortizv@gmail.com Justin Timberlake y P. Diddy.

E n los últimos años, la televisión se ha establecido


como la principal vitrina del conglomerado mun-
do del mercado. Gracias a su masificación impulsada
en algunos lugares por los Estados mismos y en otros
por su bajo costo, la mayoría de familias en el mundo
pueden disfrutar de películas, seriados, novelas, histo-
rias, documentales y muchas otras vitrinas adornadas
glamorosamente con la bandera de la libertad desde
la comodidad de sus hogares. Ahora bien, el pequeño
gran universo donde el mercado encuentra un futuro
próspero y de larga vida es en los canales de video‑clips.
Las imágenes y los comportamientos de los rockeros
representados por ellos mismos –o por otros– en sus
videos, acaparan rápidamente la atención de sus segui-
dores, haciendo que todos tengan el pelo rizado y fron-
doso como Motley Crue, Poison, o Warrant; que usen
la chamarra de cuero y taches como Sex Pistols, Black

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Este género televisivo se presenta ante sus


seguidores con una variedad tentadora de
imágenes cargadas de símbolos heterogéneos,
en su mayoría sexuales, donde los sentidos se
sobreexcitan y la visión del entorno se cierra
hasta caer en un sopor embelesante. El fin
último es que todos los espectadores comul-
guen en una utopía equitativa de común
pertenencia a un mismo espacio y tiempo de
consumo, enmascarada por la idea de una
igualdad diferenciada, totalizadora. Es igual-
dad en tanto todos los jóvenes (los que son
y los que quieren ser) encuentran un repre-
sentante musical-visual en esta deslumbrante
vitrina hi-fi, surround y stereo; es diferenciada
por la misma razón anterior: hay tantos repre- guardista, con atuendos ceñidos que dejan apreciar
sentantes como jóvenes ansiosos de una única y privada sus malvados cuerpos atléticos y que, al final de cada
identidad custodiada celosamente por su desmesurado “historia”, obtienen como premio el encuentro fugaz
sentido de fan; en últimas es totalizadora ya que la diver- con su contraparte, obnubilada o decepcionada), algu-
sidad termina enmarcada en un cuadro de 21 pulgadas nos de ellos demostrando sutil y aguerridamente que
o más, limitada en el tiempo por ciclos de 24 horas don- tratan de mantener sus principios (de rebelión contra
de se agrupa la manera-de-ser del joven de hoy. el sistema; de romper con el esquema de comporta-
miento –algunas veces impuesto por ellos mismos–;
Estos canales se especializan en “darle gusto” a la ju- de guardar en los anaqueles del olvido al tierno amor
ventud, acudiendo a todas las herramientas usadas para centrar la atención en problemáticas de mayor
por el mercado en los demás ámbitos donde se des- importancia como las adolescentes embarazadas, las
envuelve. Como en una lujosa cena, la entrada está guerras, la homobisexualidad; el suicidio que duran-
aderezada por atractivas presentadoras, ellas rubias y te los años 90 fue de un atractivo casi inmaculado, y
anoréxicas, perfectamente desaliñadas con prendas tangencialmente de política) expresados en las letras
Gucci o Calvin Klein; desfile de todas las marcas reco- o en los videos mismos, todo bajo la supervisión del
nocidas del momento en pasarela sexual atrevida, pero omnipresente control moral.
con una pequeña contraindicación en letra menuda al
final. Programas de dibujos animados, como pasantes De postre, y para los fans que prefieren llevar una vida
empalagosos, producidos exclusivamente para estas ca- anodina y noctámbula, estos canales ofrecen los ten-
denas donde los personajes denominados principales tadores videos “censurados” (entendamos censurado
son el oportuno modelo de antivalores (esencia de su cualquier video con exceso de palabras “no permiti-
atractivo), cuyo fin es develar que en los actos absurdos das”, con imágenes “explícitas” y contenido que sobre-
y obtusos es donde reside la felicidad inmediata. pasa los límites de lo “divertido”) y otro tipo de pro-
gramas, también producidos exclusivamente para ellos
De plato fuerte están los video-clips con rockeros donde un grupo de hombres, todos con aspecto de
(hombres y mujeres), más actores y modelos que can- dejadez, mal hablados, pero muy aguerridos, durante
tantes (perfectos humanos, con corte de pelo van- 30 minutos realizan todo tipo de bromas light: tomar

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litros de cerveza con un artefacto especial hasta vomi- La televisión al establecerse como el principal medio
tar en frente de las cámaras para terminar con cándidas masivo de comunicación reemplaza y sobrepasa sin
sonrisas por el deber cumplido; desnudarse (pero eso ningún inconveniente ni contratiempo la tradicional
sí, manteniendo el pudor encubierto con un montaje educación escolarizada y aún más la sabiduría legada
de un smile) y sentarse en patinetas para caer por calles por generaciones dentro de las familias. Las nuevas en-
empinadas y terminar en una rampa que conduce a un señanzas del televisor llegaron más coloridas, altamen-
sector de la calle llena de tachuelas. De nuevo, otro de te atractivas, inmediatas, distorsionadas con respecto
estos desinhibidos individuos se desnuda impudorosa- al contexto de la realidad pero disfrazadas con epítetos
mente para deslizarse por un rodadero tapizado en lija, como “lo más reciente”, “la última tendencia”, “lo más
y al final con un rostro lleno de dolor pero con gesto de moderno” y de pronta aplicación en cualquier ámbito
victoria, mostrar como trofeo y en un close up bastante social (las amistades, el colegio, la familia, la pareja,
íntimo sus nalgas sangrando (al final la letra menuda etc.). La televisión, así, terminó dictaminando el trato
hace de nuevo su aparición recomendando que no hay con los padres, la jerga entre los amigos, lo que hay y
que realizar este tipo de acciones sin la presencia de un no hay que saber, la manera de vestirse y las nuevas
adulto responsable). formas de apreciar al mundo.

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La educación, por su lado, preocupada por su rápida


desvaloración como pilar de la sociedad moderna, tra-
tó en algún momento de “jugar el mismo juego”, usan-
do el medio que la estaba convirtiendo en obsoleta,
sin percatarse de que era éste el que, al final, usaría a
la primera. Programas de muy buena calidad en tanto
producción, contenidos digeribles y motivación lúdica
como Plaza Sésamo, El tesoro del saber, Ver para aprender
y Cosmos, se trasmitieron en los años 80 y principios de
los 90 en Colombia, estructurando el conocimiento
–previamente adquirido en clase– de muchos niños y
adolescentes, quienes eran vulnerables a una exposi-
ción desmesurada y no controlada de muchas horas de
contenidos televisivos. Pero nadie se imaginó lo rápido
que evolucionaría la televisión, pasando de un estado
primitivo de entretenimiento ingenuo en las tardes de
la semana, los fines de semana y las largas noches (con
un aparente bien intencionado intento formativo), a
otro estado altamente sofisticado en imágenes y con-
tenidos, influyente y modificador de todo comporta-
miento social e individual de los televidentes.

Así como la educación siempre tuvo presente que su


“público” principal eran los niños y los adolescentes, náticos-consumidores-creyentes (aquellos jóvenes an-
quienes están en ese proceso de formación intelectual siosos de renovar su entorno social para sentirse parte
primordial que los determinará para el resto de sus de una sociedad excluyente), además de los discos y
días, así el mercado comprendió que eran éstos sus las presentaciones en vivo. Al masificarse esta nove-
nuevos y duraderos mecenas y que la televisión, como dosa forma de acercamiento entre bandas y fans, una
un medio, los podía incorporar a su sistema entrópi- gran idea surge: agrupar los video-clips en un canal
co de consumo, aumentando a límites insondables su especializado y venderlos al mundo entero. Las ban-
omnipresencia. das ahora son vistas en todos los rincones habitados
por un televisor, sin que ellas se preocupen por saber
En esa veloz transformación de la televisión, mediada dónde queda Taiwán, Burkina Faso o Colombia. Pero,
por el mercado para capturar a su nuevo público, se más allá del incremento de ventas en sus discos por la
atravesó una herramienta cuyo destino parecía mar- expansión de sus imágenes a un público cada vez más
cado por lo efímero. Las miradas de las nuevas gene- numeroso y más joven, las bandas, queriendo más que
raciones de jóvenes buscan respuestas efectistas a los sin querer, impusieron su forma de expresarse, su ma-
nuevos interrogantes sobre el sentido de existir, se nera de vestirse y hasta su estilo de vida. Los canales de
posan sobre este segmento altamente atractivo. Esta video-clips, tocados por la varita mágica del mercado,
herramienta es el video-clip. Cuando aparecen por aprovecharon con gran avidez ese pequeño elemento
primera vez sus video‑clips en televisión, las bandas extra que las bandas daban como extra, y vendieron
encuentran una forma más directa de llegar a sus fa- la imagen del rockstar. Los fans quieren ser sus ídolos.

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El sueño del rockero vividor y viajero contagia a una que bombardea los sentidos con mayor repercusión
juventud que se percata, cada vez con mayor conven- sobre los adolescentes, llenándolos de marcas, de com-
cimiento, de que no se necesita aprender matemáticas portamientos cool, de bizarras ópticas de ver y vivir la
ni geografía para alcanzar fama, fortuna y gloria, sin- vida y de música rock (catalogada como rebelde y, gra-
tiéndose con pleno control de sus vidas para hacer dar cias a esto, atractiva). El video-clip atiborra con toda
un nuevo giro a la historia de la humanidad, como lo su carga de símbolos los inmensos baches que deja
hacen sus ídolos. una educación precaria, alejada de su responsabilidad
como formadora integral de personas y, sobre todo,
Por el otro lado, la educación pierde aquel paraíso lú- descontextualizada en sus promesas de integrar eficaz-
dico de los espacios televisivos por problemas de venta mente a sus graduandos a una sociedad que le lleva
y comercialización de sus programas y queda por fuera varios años luz de distancia. Igualmente, desplaza los
del sistema educativo informal (es claro que del sistema valores familiares, obsoletos y pasados de moda, por
educativo formal ha estado ausente). Los niños co- sus valores, actuales, momentáneos y vacíos.
mienzan a no interesarse por las tablas de multiplicar,
pues esta actividad no hace famoso a nadie, teniendo
un mayor peso simbólico aprenderse de memoria la La educación ante esta panorámica (que he reducido
letras y gestos de Kurt Cobain o Charly García. a los canales de videos, dejando por fuera ese inmenso
La televisión en general y los video-clips en particu- universo que es la Internet) tendrá que dedicarse un
lar cambiaron el modelo de identidad establecido por tiempo prolongado a ver video-clips (y otras formas de
la familia, primeramente, y reforzado por la escuela expresión y venta de lo joven) para comprender a dón-
donde se afirmaba que el portador de conocimientos de se fueron sus preciados niños que cada vez le dan
intelectuales y prácticos era una persona integral, con más la espalda o la ignoran o se mofan de ella, y que
criterio y seguridad para afrontar las vicisitudes de la prefieren seguir ídolos prefabricados y efímeros y no
vida, con proyección de madurez y por ende, con po- a aquellos grandes héroes, históricos o literarios, del
sibilidad de un futuro próspero. Era este un sueño a mundo y del hogar que nos permitieron llegar al pun-
muy largo plazo y el video-clip hizo de ese sueño un su- to en que nos encontramos. Y después ¿qué?
ceso inmediato, reemplazando el factor conocimiento
por actitud (valor mucho más económico de obtener
tanto por gasto de energía intelectual como por tiem-
po de adquisición). Sólo hay que seguir las conductas
de Ozzy Osbourne, vestirse como Robert Plant, tomar
Pepsi como Shakira y, a la vez, ser tan rebelde como
todos ellos.

En una óptica general, los canales de video-clips lo-


graron ocupar con toda su parafernalia visual, aquel
espacio muerto entre el final de la jornada escolar y
el abrazo de los padres; desplazaron la transformada
familia (de entidad formadora a máquina industrial de
tiempo completo) limitándola a una única función de
alimentación y techo. Este espacio, vital, es iluminado
ahora por una pantalla ultraplana de alta definición

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Sobre Nicanor
Parra
Daniel Andrés García León *

Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Univer-


sidad Javeriana

A l parecer, el mundo literario colombiano difícil-


mente puede ver la importancia de un autor chi-
leno como Nicanor Parra, cuya evidencia es la falta
de bibliografía que existe sobre él, pues se encuentran
contados trabajos críticos, pero poco de su produc-
ción. Las librerías se han unido en esta percepción
al no ofrecer –siquiera las de segunda mano– obras
como Poemas y antipoemas, La cuenca larga y El cristo de
Elqui entre otros. Este pequeño texto no busca criticar
este fenómeno, sino introducir a nuevos lectores en mismo. La angustia no consiste en no saber hacia dón-
esta aventura poética. de es el norte, consiste en reconocer que éste no existe.

Nicanor Parra se encuentra en una encrucijada histó- El autor chileno no sólo escribe en clave antipoética,
rica, el oficio poético requiere una reconstrucción mo- carga consigo una responsabilidad filosófica, del ab-
derna, un respiro, una nueva herramienta, la ironía y la surdo –asumida por la antipoesía– y una responsabili-
crítica, la pasión y el pensamiento desnudo, este ir en dad social, aquella de la anarquía. Define a la antipoe-
contra de la literatura reinante de Pablo Neruda crea sía en tanto llega al extremo de crear axiomas que no
la sensación antipoética de su obra. Y es precisamente escapan a esta clasificación, pero trazan un limbo en
este sentimiento antipoético en Parra el que lo lleva a donde la significación irónica desnuda constituye su
reconocer las mentiras del mundo moderno –desde la ruptura con el mundo.
sátira y la ironía– para destruir las mismas en tanto re-
conocimiento; muestra la vida como una gran sucesión En su primera edición (1954), el libro Poemas y antipoe-
de equivocaciones del hombre, de Dios, del mundo mas tenía en la cubierta el siguiente texto:

*
El presente texto hace parte de la monografía de grado Metaironía en los “Poemas y antipoemas” de Nicanor Parra que el estudiante presentó para
obtener su título profesional. Correo electrónico: danielgarca@gmail.com

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Entre todos los poetas del sur de América, poetas Frente a esta situación, Parra marca la ruptura de di-
extremadamente terrestres, la poesía versátil de Ni- cha medida. Desde la subversión de los imaginarios
canor Parra se destaca por su follaje singular y sus poéticos de Neruda construye una nueva poética que
fuertes raíces. Este gran trovador puede de un solo sólo podrá encontrarse y conjugarse con su opuesto
vuelo cruzar los más sombríos misterios o redon- predominante. Este factor es definitivo debido a que
dear como una vasija el canto con las sutiles líneas constituye el inicio de una nueva poesía con nuevos
de la gracia. La vocación poética de Nicanor Parra valores, los de la ruptura; es la vanguardia en el extre-
es tan poderosa como lo fuera en Miguel Hernán- mo último: una vanguardia que superó todas sus bases
dez. Su madurez lo lleva a las exploraciones más para ser ruptura en sí misma.
difíciles, manteniéndolo entre la flor y la tierra,
entre la noche y el sonido, pero regresa de todo La Modernidad y la crítica literaria han dejado de ser
con pies seguros. En toda la espesura de la poe- sólo eso y se transforman en otra cosa, en el poema
sía quedarán marcadas sus huellas australes. Esta mismo, en una ironía que refunda nuestras perspecti-
poesía es una delicia de oro matutino o un fruto vas académico-literarias, y que obedecen a una historia
consumado en las tinieblas. Como lo mande el que poco a poco construye y reconfigura rasgos como
poeta Nicanor nos dejará impregnados de frescura lo irónico, lo cómico y lo absurdo, todos ellos lleva-
o de estrellas. dos al extremo. Antes de Parra el peso poético de la
vanguardia recaía sobre el objeto estético, ahora el ob-
No deja de sorprendernos que el mismo Pablo Neruda jeto estético somos nosotros mismos viéndonos en la
diga palabras tan elocuentes sobre Parra, ni que pro- escritura. No basta con decir que somos producto de
mueva el libro que había ganado el concurso bajo unos la escritura o que estamos configurados
datos falsos y posterior constatación en público de su por el lenguaje; somos, en un sentido
originalidad. Esto se debe quizás a la extraña relación moderno, el juego metairónico de nues-
que se presenta entre estos dos poetas, una relación iró- tros opuestos.
nica en la cual siempre se encuentran en tensión.
El pueblo latinoamericano se encuen-
Neruda fue un padrino de Parra, apoyó su estética. tra en deuda con la lectura de este au-
Parra fue un ahijado sagaz, que usó esta estética para tor, en especial Colombia; hemos leído
combatir a la de su padrino. Lejos de odiarse por sus a Neruda y lo tenemos en los anaqueles
estilos encontrados, hacen una pareja inigualable por con sus versos inmortales. Es hora de
encontrarse ambos en el intersticio de la revolución darle un soplo de vida a nuestro cere-
antipoética, el primero como generador poético y el bro y empezar a leer en la contradic-
segundo como generador antipoético. Los diálogos ción, empezar a leer a Parra. Internet
que se establecen desde ambos paradigmas marcan no sólo es para iniciar el Messenger y
una ruptura en la poesía Latinoamérica. Neruda ya se entrar a Facebook.
había convertido en un hito, y toda la poesía latina
se regía desde su estética con preguntas del tipo: ¿qué
tanto hay del poeta en los nuevos autores?, ¿se acerca a
su estética o no?, etc.

6
Poemas y antipoemas entró a concursar en Sindicato de Escritores Chilenos, bajo el seudónimo de “Juan Nadie” y como autor
a Rodrigo Flores, nombre reconocido en Chile.

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Reseña
rrogantes y desarrolló una original interpretación sobre
el problema y el misterio que sugieren para el hombre
la evidencia de la muerte, aún cuando afirmara literal-
mente: lo mejor que puedo hacer es buscar no pensar en ella,
Óscar Alejandro Jiménez ante todo porque no hay nada que pensar de ella, nada que
decir, ella desafía el discurso, desafía el pensamiento.
Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con
Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, X se- “Pensar la muerte”, publicado por primera vez en
mestre, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. francés en el año 1994 y cuya traducción exacta ha-
Docente. Blog: http://la-pasion-inutil.blogspot.com. bría de ser “¿Pensar la muerte?” −puesto que su ori-
Correo electrónico: la_pasion_inutil@hotmail.com ginal se editó bajo el título: Penser la Mort?, contiene
cuatro entrevistas –una inédita− realizadas entre 1967
y 1975 a Jankélévitch para distintas revistas especia-
Jankélévitch, Vladimir (2004). Pensar la Muerte. lizadas, que fueron recuperadas gracias a Françoise
México: Fondo de Cultura Económica. Págs. 131. Schwab, quien adelantando una revisión bibliográ-
fica para la edición de las obras completas del autor
¿Es posible pensar la muerte?, o como lo plantea Da- pudo encontrarlas e impulsar su rápida publicación.
niel Diné: ¿permite la muerte que se filosofe sobre ella?
Pues bien, el pensador francés Vladimir Jankélévitch En estas entrevistas, Jankélévitch aborda distintas
(1903-1985) abordó en varios de sus libros dichos inte- dimensiones del problema y, así mismo, mantiene
siempre lo que podríamos entender como una base
de pensamiento sobre la cuestión que pretende exa-
minarse. Las ideas generales y orientadoras son: 1)
la imposibilidad de separar la vida cuando se intenta
considerar el alcance de la muerte; 2) la difícil situa-
ción del pensamiento frente a su advenimiento; 3) el
papel de las técnicas actuales en la medicina para la
preservación de la vida hasta límites insospechados; 4)
la religión como un mecanismo regulador de las con-
ductas y “actitudes” del hombre frente al más allá; y 5)
la dificultad que representa el hecho de la muerte para
el incrédulo y el desesperado.

Lo irrevocable (entrevista de Daniel Diné)

Esta entrevista data de 1967 y fue realizada a propósito


de la publicación del libro La Mort de Jankélévitch. El
núcleo central de la disertación está en la situación
del hombre frente a la muerte, frente a esa realidad
irrevocable que nunca es necesaria y que se la mantie-
ne allí como una cosa más en el cajón de la mesa. La

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razón para la distancia que el hombre siempre busca trabajo de examinar el sentido que tiene su propio de-
trazar entre él y la muerte, dirá el autor, podría estar venir, los resultados pueden ser desalentadores. Ten-
en una especie de banalización de la misma. Asumir, dría lugar un primer marco de referencia constituido
por ejemplo, que es sólo una realidad que se da en la por el conjunto de actividades que se realizan durante
tercera persona (así como la asumen los demógrafos o la vida: estudiar, enamorarse, trabajar, pensionarse, en
los médicos), o incluso en una segunda persona (como el que las cosas parecen tejerse de manera segura; pero
lo es en la experiencia de los seres cercanos), pero nun- hay, por otro lado, un marco que está conformado por
ca como algo que también me corresponde en el plano el sentido que tiene la totalidad de la existencia y allí,
individual y valorativo. ante el abocamiento irrevocable a la nada, a la muerte,
el hombre parece perder todos los asideros.

El hombre piensa en su continua búsqueda de exis- Jankélévitch encuentra que es precisamente en esa espe-
tencia que puede reservar el problema de la muerte a cie de vacío que observa frente a sí el incrédulo –porque
los otros y básicamente, hace bien porque si se toma el el problema para el creyente está resuelto a priori− en
donde está la posibilidad para el sentido. Dirá: el sinsen-
tido de la muerte brinda el sentido a la vida, negándoselo.
Es claro: puedo sorprenderme de esta gratuidad y que-
darme perplejo o buscar por mi cuenta algo que pueda
justificarla. Fíjense, hay una operación lógica que está
sirviéndonos de base: la vida sólo existe en tanto existe
la muerte, ella es quien da fundamento a lo que vive,
porque: ¿qué puede haber que muera, si antes no ha
vivido? Así que el hombre termina en medio de dos na-
das, una que lo precede y otra a la que se perfila, y que
negándose mutuamente también se fundamentan.

La pregunta será entonces, si aquel pensamiento que


piensa la muerte y logra sacar estas cosas en limpio,
también está destinado a morir. Y bien, Jankélévit-
ch parece jugar un poco con esto, como alguien que
trastabilla, y termina diciendo que todo pensamiento
requiere de un ser pensante, y que dada la ausencia
de éste, el pensamiento desaparece, pero duda en qué
consiste exactamente ese desaparecer. Y, sin embargo,
tiene la clave para salir del problema: ningún ser com-
porta en sí mismo un dejar de ser, dice. Estamos en el
plano del pensamiento, donde todo es, a pesar de no
existir, de modo que podemos arriesgar una respuesta:
si el pensamiento es y no tiene por qué dejar de ser, la
ausencia del ser pensante es sólo el motivo por el cual
el pensamiento se convierte en nada, es decir, lo que
siendo, espera el concurso de aquel que lo piensa.

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Reflexiones sobre la muerte (entrevista de Geor- datada en 1974. Y digo que es muy polémica por la
ges Van Hout) manera en la que Vladimir Jankélévitch plantea su po-
sición frente a este tema tan en boga actualmente. Para
Esta segunda entrevista fue realizada en diciembre de el autor el problema de la eutanasia comporta dos di-
1970 y estuvo especialmente centrada en el contraste mensiones: una filosófica y otra técnica y, por supuesto,
que frente a la cuestión de la muerte puede establecer- ambas operan directamente en la figura del médico. La
se entre los creyentes –religiosos− y los incrédulos. Sin primera tiene que ver con la cuestión deontológica que
embargo, habría que distinguir entre unas religiones, emerge frente al médico con relación a su labor como
que llamaríamos ortodoxas, y otras laicizadas o con un preservador de la vida. Jankélévitch descarga toda la
componente mucho más racional-filosófico. La distin- responsabilidad en el médico, lo denomina el “juez”
ción nos sirve para comprender el marco en el que de la situación, pide de él fungir como el hombre que
cada una entiende la muerte: las primeras pretenden decide en tanto el estado actual de la técnica científica
dar al más allá un valor de existencia y por ello –lo cual se lo permite y con relación a la consideración de la vo-
desprecia profundamente Jankélévitch− le vinculan luntad del enfermo y el tipo de vida que puede llevar.
distintos matices empíricos, hablan de paraíso, viajes,
espacios; para las otras, en cambio, el problema es más Lo que sucede, y a esto dedica muchas palabras nues-
de símbolo y, aunque en rigor no se alejan de la idea del tro autor, es que no se trata simplemente de una de-
más allá como existencia, lo promueven también en cisión, sino de un conjunto de tabúes, señalamientos,
términos del fin de la historia. intereses y culpabilidades que social e históricamente
están condicionando a los médicos. Perfectamente
Diríamos que para el creyente, la religión se presen- puede vérseles como asesinos o profesionales sensatos,
ta como un tranquilizador e, incluso, en prácticas de dependiendo del lugar en donde usted prefiera parar-
mortificación, como un aliciente que lo impulsa hacia se. Como sea, Jankélévitch está convencido que para
la muerte sin mayor punto de referencia que el de la fe. abordar a cabalidad esta cuestión, se deben dejar de
No así la situación del incrédulo, para quien el proble- lado los prejuicios religiosos, ellos ayudan a acrecentar
ma se le abre en una doble perspectiva: como misterio y la culpabilidad del médico que tiene ante sí un caso
como problema. La muerte es misterio cuando se la vin- denigrante y aun así no se decide; son intolerables
cula al yo, cuando tiene que ver con mi adentro, es la sus opiniones sobre las intervenciones quirúrgicas o
cuestión filosófica que se desprende de la conciencia los trasplantes de órganos argumentando ser proce-
de la muerte y de la cual ya hablamos más arriba. Pero dimientos contra natura, y sobretodo debe superarse
la muerte es también problema cuando se establece aquello de creer que el único que dispone de los cuer-
con ella una relación desde afuera, desde el él, es la pos, la salud o la muerte de los hombres es Dios.
cuestión que pretende explicarse dentro de un marco
biológico (orgánico) o demográfico (estadístico). Pero hay un peligro simultáneo que se vislumbra del
otro lado, del conjunto de la técnica. Aquí debe situar-
se una posición intermedia, porque si bien el avance
A propósito de la eutanasia (entrevista de Pascal científico y técnico ha permitido mejorar las condicio-
Dupont) nes de vida y ha hecho creer al mundo que no hay
enfermedad incurable, una mala interpretación de
Sin duda que esta es la entrevista más interesante, pero la eutanasia podría perfilarse como una herramienta
sobre todo la más polémica del libro y, curiosamente, para la eugenesia, lo que equivale a decir el asesinato
encontró aquí su primera publicación, a pesar de estar premeditado de personas anormales o vulnerables en

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las sociedades. De suerte que Jankélévitch asuma una resultan irrisorios puesto que prácticas tales como los
posición ecléctica por la cual otorgue al médico un pa- aprendizajes de la muerte o las ceremonias de clase no
pel de ponderación sobre la viabilidad de la eutanasia en son más que fórmulas para familiarizar y hacer más
función de la situación histórica del conjunto de ele- cercano algo que está infinitamente lejos de nuestras
mentos vinculados al problema: medicina, técnica, en- posibilidades de comprensión.
fermedad, opinión del enfermo, calidad de vida, etc.
Y está así de lejos porque ni siquiera nuestro lenguaje
logra alcanzarla. El pensamiento trabaja a través de una
Cuerpo, violencia y muerte (entrevista para Quel lógica de asociaciones, pero la muerte es un punto irre-
Corps) presentable, sin posibilidad de contraste o referencia,
la muerte es lo impensable, lo que una vez experimen-
Esta entrevista con la que cierra el libro, referencia- tado se acaba. Además porque la muerte es siempre
da en París (1975), contiene un campo de reflexión una violencia, sea cual sea su motivo. Es una violencia
diferente al esbozado en las otras. Aquí se trata de en el sentido de no ser necesaria, de venir sin pensarla,
ubicar el conjunto de las manifestaciones sociales que incluso en los casos de “muerte natural”, porque allí
en torno al hecho de la muerte se desarrollan en las también opera un desequilibrio, en este caso orgánico,
distintas culturas. Jankélévitch hará ver cómo todas e igual pudo haber sido hoy que mañana. De modo
estas ceremonias –pensemos en los cementerios, las que Jankélévitch sabe que se pueden hablar muchas
misas, las cremaciones− están basadas esencialmente cosas sobre ella, aunque, en rigor, la muerte es aquello
en los muertos, pero nunca en la muerte per se y, al ante lo cual cualquier “actitud” siempre resulta inútil.
mismo tiempo, cómo varían de acuerdo a la cultura y
sociedad. Sin embargo, para el autor, todos estos actos

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Crónica

Reflexiones sobre
la memoria: el último
desalojo de El Cartucho
15 mil indígenas provenientes de todos los rincones del país
Carol Contreras Suárez* […]” que vienen buscando un diálogo pacífico con
el Gobierno, sobre el respeto a la vida y la seguri-
Directora Nodo Bogotá REDNEL (Red Nacional de Estu- dad indígenas, así como la restitución de sus tierras.
diantes de Literatura)
Tres días antes, la galería fotográfica de ese mismo por-
[...] aunque al final ella logró olvidar mejor que él, tal corresponde al artículo titulado “¿La fosa perdida
porque se quedó sin memoria. del Palacio?”, en el que se presentan los testimonios de
Gabriel García Márquez dos holandeses quienes “[mientras hacían] un reportaje
sobre la violencia en Colombia y el uso indiscriminado
de fosas comunes para enterrar a indigentes e “indesea-
La incitación violenta bles” de la sociedad […], vieron ingresar dos pequeños
carros o camiones [al Cementerio del Sur, en la mañana

P arece que asistimos a un momento en el que ‘la


historia’ empieza a reclamarle a los colombianos
una serie de acontecimientos relacionados con la vio-
del miércoles 22 de enero de 1986, en los que] había
más de ocho cadáveres que fueron removidos y lanzados
a una fosa”. El artículo sugiere que los cuerpos podrían
lación de los derechos humanos. El portal virtual de ser de alguno(s) de los 11 desaparecidos de la toma del
la revista Semana (www.semana.com), en su edición Palacio de Justicia (ocurrida entre el 6 y el 7 de noviem-
del martes 18 de noviembre de 2008, incluye una ga- bre de 1985) y que estarían en un lugar sobre el cual se
lería de fotos del arribo de La Minga a Bogotá: Unos “planea hacer un parque infantil”.

*
Profesional en Estudios Literarios y Master en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana.. Correo electrónico: nodobogota@gmail.com
7
Cita e imagen tomada de la galería “Paz y respeto, el mensaje de la larga y digna marcha de 15 mil indígenas a Bogotá”, de la revista virtual
Semana.com del 18 de noviembre de 2008. Ver: http://www.semana.com/galeria-nacion/paz-respeto-mensaje-larga-digna-marcha-15-mil-indigenas-
bogota/356.aspx.
8
Ver: http://www.etniasdecolombia.org/actualidadetnica/detalle.asp?cid=7151.
9
Citas extraídas del artículo titulado “¿La fosa perdida del Palacio?”, de la revista virtual Semana.com del 15 de noviembre de 2008.
Ver: http://www.semana.com/noticias-nacion/fosa-perdida-del-palacio/117788.aspx. La imagen es de Harry van der Aart y tiene el siguiente pie
de foto: “Este es uno de los dos vehículos que llegaron al Cementerio del Sur en la mañana del 22 de enero de 1986 transportando cuerpos. En
la foto se observa que el carro está muy deteriorado y no tiene ningún tipo de identificación oficial, como por ejemplo [sic] de Medicina Legal.
La placa es de particular y corresponde a un carro de 1952, lo que no cuadra con el modelo de la camioneta, que es de los años 40. En la foto se
alcanzan a divisar por lo menos cuatro cuerpos y un balde”. Ver: http://www.semana.com/wf_InfoGaleria.aspx?IdGal=355.

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Por poner un último ejemplo, “La historia detrás del más que una crítica profunda a la situación que vivi-
remezón”10 es un artículo que analiza el tema de las eje- mos. Los manejos (dentro del plano discursivo11) de la
cuciones extrajudiciales (o ‘falsos positivos’) ocurridas prensa y los demás medios, por ejemplo, hacen que la
en diferentes regiones del país durante ya varios años noticia de hoy (la de la movilización indígena) deje en
a expensas del Ejército nacional. Se distinguen cuatro el olvido el horror que provocó la noticia de ayer (la
tipos: 1) el falso positivo por ocultamiento; 2) el de la de los falsos positivos). Con esta presunción no quie-
“limpieza social”; 3) el de la táctica paramilitar; y 4) ro desconocer la remembranza que generan, aún hoy,
el del reclutamiento de jóvenes que son trasladados a eventos como las marchas por la liberación de los se-
otras partes del país. cuestrados, o la campaña “¡Libérenlos ya!” encabezada
ahora por Ingrid Betancourt. En ese sentido me plan-
Los hechos reseñados me llaman la atención en dos teo una pregunta que dejaré abierta: ¿es acaso nuestra
aspectos: memoria tan transitoria o el efecto de transitoriedad
lo producen/simulan los medios?
Por un lado, la emergencia de noticias sobre violación
de derechos humanos en el país podría funcionar Por otro lado, me llama la atención la constante viola-
como una borradura constante de los hechos, hacien- ción de derechos sobre personas vulnerables o grupos
do que se produzca un efecto espectacular constante sociales minoritarios, pues a ellos resulta más fácil ig-

10
Portada del sábado 1 de noviembre de 2008, disponible en http://www.semana.com/noticias-nacion/historia-detras-del-remezon/117295.aspx.
11
No sólo en el tratamiento de las palabras sino en cuanto a políticas y actores involucrados.

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norar y olvidar en el marco político. Esta actitud es gunos tipos específicos de violación de derechos, en la
algo más que el “síntoma cultural de la anestesia” (Ca- medida en que representaban una cruzada por la defensa
brera, 2007: 45) de un país que concibe la violencia de los bienes públicos y la civilización de la ciudad:
como algo omnipresente. Se trata de un proceso de
racialización e identificación de lo Otro, de una mo- Hay un status quo en el cual la coexistencia caótica
ralización que reprueba la acción de eso Otro porque pero rentable de intereses particulares colonizó
no se inscribe en el plano de lo hegemónico donde la hace mucho tiempo el bien público y que, como
memoria es politizada hacia el triunfo. hemos visto, está dispuesto a dar la pelea a capa
y espada para preservar sus respectivos feudos. Y
A continuación, con la revisión de tres noticias inclui- son grupos bien organizados que tienen acceso a
das en la versión digital de la revista Semana , anali- los medios y hacen mucha bulla. En esta lucha
zaré un caso en el que la relación entre vulnerabilidad por recuperar lo colectivo, sin embargo, Peñalosa
de grupos minoritarios y construcción de memoria se ha cometido varios errores. Es inaudito, por ejem-
problematiza. “El fin de la vergüenza” y “Con Peñalosa plo, que en una situación de inminente explosión social
habrá futuro”, títulos que Gilma Jiménez −ex directo- como la que vive Bogotá se desaloje a punta de bolillo y
ra de Bienestar Social de Bogotá y actual concejal de gas lacrimógeno a vendedores ambulantes e indigentes
la bancada peñalosista− y Alejandro Santos Rubino sin antes haberlos reubicado […] Cuando Peñalosa
−actual director de la revista Semana− le dieron a los planea una ciudad para el largo plazo, que exige
artículos publicados por Semana el 21 de diciembre de grandes proyectos como TransMilenio y la ave-
2003 y el 19 de abril de 1999, respectivamente. nida longitudinal, es estigmatizado como faraón
y despilfarrador. […] De esta forma, me preocupan
El primer artículo es una exaltación a la labor iniciada menos los pasos en falso de Peñalosa que nuestra visión
por el alcalde Enrique Peñalosa por la intervención inmediatista e irresponsable de las soluciones para civi-
“radical” del sector conocido como El Cartucho12. A lizar a Bogotá (Santos, 1999)13.
partir de enunciaciones afirmativas, la autora asegura
que después de haber cumplido el esfuerzo de desalo- Esos indigentes estaban siendo desplazados de un
jar a 10.000 personas de un lugar en el que habían con- lugar que ocupaban desde hacía más de treinta años
fluido los “peores dramas humanos” (drogadicción, porque en 1998 se había aprobado la construcción de
asesinato, violaciones, tráfico ilegal de armas, entre un parque, resultado de la opción de Peñalosa para
otros delitos), se acababan cuarenta años de vergüenza acabar con “[…] el prolongado deterioro de las condi-
y se restituía la dignidad de todos los bogotanos, así ciones urbanas y de calidad de vida de los habitantes
como la de miles de personas que habían sido sacadas de un sector estratégicamente ubicado en la ciudad, me-
de una vida inhumana (Jiménez, 2003). diante un esfuerzo coordinado para ofrecer alternati-
vas viables para los diferentes grupos sociales que allí
El segundo, es más una contextualización desafiante so- residían, no sólo para su reubicación, sino también
bre la política de gobierno desarrollada por Peñalosa, para aumentar sus capacidades productivas.” (“Parque
calificada como adecuada para una ciudad que debía Tercer Milenio”, 2007). El Cartucho, efectivamente,
pensarse a largo plazo, caso en el cual se justificaron al- estaba ubicado “[…] apenas a tres cuadras del Palacio

12
El Cartucho estaba ubicado en el barrio Santa Inés (que comprendía las calles Sexta a Novena, desde la Carrera Décima hasta la Caracas), en
el centro de Bogotá.
13
Las cursivas son mías, así como las que se usarán en las citas posteriores durante este apartado.

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de Nariño y de un Batallón del Ejército, a cinco cua- de cero tolerancia con el delito, de respeto a los derechos
dras del Congreso, de la Alcaldía Mayor y del Bienes- y de exigencia en el cumplimiento de los deberes, se inició
tar Social del Distrito y frente a la sede central de la un acercamiento a la población, con total transparencia
Policía Metropolitana.” (Jiménez, 2003), y la “recupe- de lo que se iba a hacer (Jiménez, 2003).
ración” de este sector del centro se planteaba como
una necesidad de los más de un millón y medio de ciu- Pero, tal como lo declara Santos Rubino (1999), este
dadanos que vivían, trabajaban y transitaban por allí modo de recuperación de lo público implicaba: 1) “cho-
en ese momento. La ex directora de Bienestar Social car” con una cultura mafiosa, y 2) “tropezar con unas
de Bogotá lo narra así: minorías que tienen un inmenso poder para proteger
sus intereses”. ¿Qué podía hacer entonces el Alcalde?
La intervención de El Cartucho tuvo dos niveles.
Por un lado, fue la renovación urbana que cul- Además de programas especiales para la reubica-
minó este año. Implicó adelantar muy complejos ción de los tipógrafos, las vivanderas y reciclado-
censos de la población, identificar los inmuebles res, se diseñó e implementó por primera vez un
y sus propietarios, presentar ofertas de compra y programa para atender a los habitantes de la ca-
compensaciones, y proyectar y construir el Parque lle, quienes entraban y salían de El Cartucho. En
Tercer Milenio. El otro nivel fue un ambicioso los últimos cinco años, bajo las dos anteriores ad-
programa de intervención social y humanitaria, ministraciones, se ha rehabilitado a más de 1.500
sin antecedentes por la diversidad de los fenóme- personas que habían hecho de estas calles su lu-
nos sociales que debían ser atendidos. En un marco gar de vida. Se hicieron alojamientos transitorios

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en diversos sitios donde personal especializado recorrer los pliegues de la ciudad, a conocer y reconocer
atendió a 1.000 familias como etapa previa a su los lugares donde se acumulan los “residuos” de todo
reubicación en barrios normales de la ciudad. Hoy cer- aquello que se sale de los parámetros del orden, progre-
ca de 300 de ellas lograron comprar vivienda. Se so y belleza que una sociedad excluyente, apoyada en el
montaron Centros Amar donde se atendieron 850 miedo, produce y no quiere ver.” (Orrantia, 2005).
niños que no iban a jardines ni escuelas. Por las
condiciones de deterioro de sus padres, hubo que No obstante, la construcción de memoria en un caso
sacar de sus hogares –si es que se les puede llamar así como el presente no es tan sencilla. La manera en que se
a los antros donde vivían– y proteger a cerca de 600 aborda el discurso del progreso urbano, aboca siempre las
niños. Se ubicaron 800 ancianos en programas de ideas de belleza, limpieza, productividad y valorización.
protección. A más de 3.000 personas se les ha El indigente, harapiento e improductivo, queda por fue-
ra de ese sistema. Es el Otro segregado, racializado como
conseguido trabajo. Se atendieron en programas “desechable” y, como tal, es un residuo que debe ser eli-
de capacitación y orientación en diversos temas minado y al cual hay que mantener al margen para evitar
a más de 5.000. que se reproduzca –o, lo que es lo mismo, asegurarse de
administrarlo adecuadamente cuando resurja14:
En total, la ciudad ha invertido más de 18.000 mi-
llones de pesos en inversión social para atender a El consumo y la venta ilegal de drogas y la vida
la gente que salió de El Cartucho, además de los en la calle son fenómenos propios de las grandes
20.000 millones que ha invertido en la rehabilita- ciudades del mundo, producto del desarraigo, la
ción de indigentes de la capital (Jiménez, 2003). ruptura y violencia social y familiar. Por eso los
bogotanos debemos estar alerta y defender estos
Sin embargo, es necesario volver a preguntarse cómo logros sociales, ante el riesgo de que se reproduz-
es que esa “recuperación” funciona pese al “choque”, can nuevos ‘cartuchos’ alrededor del antiguo o en
al “tropiezo”, “en un marco de cero tolerancia con el otros sitios de la capital. A las autoridades compe-
delito” y un acercamiento “transparente” a la comuni- tentes les corresponde intervenir con todo el rigor
dad que residía en esos antros. de la ley, pero también con responsabilidad social
y humanitaria, los sectores donde se detecte este
“La ciudad del miedo” es el tercer artículo que traba- flagelo social, antes de que se vuelva inmanejable.
jaré sobre este caso. Fue publicado por Semana.com el
22 de mayo de 2005 y escrito por Juan Carlos Orran- A partir de este año Bogotá podrá decir que ya no tiene
tia, antropólogo colombiano. Según éste, el miedo en sus entrañas un gueto, un infierno, en donde una
que sufren los ciudadanos está generando personas y vez un niño murió en la calle, acurrucado, y en dos días
espacios marginales, al tiempo que procesos de exclu- nadie se dio cuenta y otro de 4 años fue castrado. En su
sión constantes. En ese marco, la renovación de una lugar hay un parque donde los niños podrán volver a
violencia conocida como ‘limpieza social’ resulta pre- serlo; los viejos podrán asolearse tranquilos en las ban-
ocupante ante la emergencia de los ex habitantes de El cas y los únicos cartuchos que quedarán son las flores,
Cartucho, por ejemplo. En ese sentido, invita al lector como testimonio de una vergüenza con la que convivió
a verse obligado a construir memoria y no olvidar: “A la ciudad por cuatro décadas (Jiménez, 2003).

14
Con esta afirmación quiero evidenciar que en toda producción capitalista se generan desechos o residuos, y que estos residuos dentro de la
cadena productiva social serían los indigentes.

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El caso del desalojo de El Cartucho para la constru- [pues] esa no es la política de este gobierno. Lo que propo-
cción del parque Tercer Milenio, tal como lo señala nía Garzón, un alcalde que a diferencia de Peñalosa se
Jiménez (2003), efectivamente implicó una política destacó por su compromiso en materia social más que
con “responsabilidad social y humanitaria”, pero tam- infraestructural, era que se afrontara la situación me-
bién introdujo la violencia física y simbólica sobre los diante la aceptación y el reconocimiento de lo Otro,
habitantes del sector. Durante la administración de de nuevo como ser humano, no abyecto15 y desprecia-
Peñalosa, no sólo se recurrió al “bolillo” y los “gases ble en la realización de ese proyecto a ultranza de reno-
lacrimógenos”, sino que se agudizaron los procesos de vación urbana iniciado por Peñalosa.
limpieza social que se vivían en la zona desde los años
ochenta. El propio alcalde Luis Eduardo Garzón (al-
calde de Bogotá entre el 1 de febrero de 2004 y el 31 de
enero de 2007), al hablar sobre el tema el 14 de mayo
de 2005, aseguró que, aunque hubiera sido una polí-
tica de otros gobiernos, Esta ciudad y todas tienen que
aprender a tolerar. Estas personas no pueden desaparecer,

15
Para Judith Butler (2002), lo abyecto designa aquellas zonas “invisibles”, “inhabitables” de la vida social que, sin embargo, están densamente
pobladas por quienes no gozan de la jerarquía de los sujetos, pero cuya condición de vivir bajo el signo de lo “invisible” es necesaria para
circunscribir la esfera de los sujetos. (p. 20).

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Memorias recicladas como un gran triunfo de la ciudad en el saneamiento


de las precarias condiciones sociales del sector. El Go-
“Bogotá. Una ciudad hermosa” bierno de turno presentó el parque como un símbolo
de la vida de una ciudad nueva, de una ciudad pública,
Señor Director: limpia y linda; borrando la memoria triste de Bogotá,
bajo esa acepción políticamente celebratoria.
Hace poco regresamos de nuestras va-
caciones de invierno en las que tuvimos Lo que no previó el Gobierno es que, 3 años después
la oportunidad de visitar Bogotá. (2008), los problemas de habitabilidad de la calle se-
guirían existiendo, las “ollas” (expendios de drogas)
Frente a todos los miedos, preconceptos, prejui- se multiplicarían y distribuirían por toda la ciudad, la
cios e ideas que teníamos previo a nuestro viaje, pobreza seguiría aquejando a la ciudad, tal como la
me encontré con una ciudad bellísima, moderna, violencia. Según Daniel Pacheco (2007):
limpia y culta; con un país hermoso y con gente
maravillosamente amable, educada y cortés […] Para plantear nuevas soluciones, los gobernantes
deben dejar de abordar la situación de los habi-
tantes de calle como un “problema” que tiene
El Tiempo, viernes 1 de agosto de 2003. pp.1-14. solución por medio de la “rehabilitación”. Pri-
mero, porque es una invitación clara al fracaso
La primera demolición de una casa en El Cartucho se (quienes hemos trabajado con habitantes de ca-
produjo el 3 de julio de 1999. Con ella se marcaba el lle sabemos que su rehabilitación es imposible,
comienzo de un proceso de
renovación y recuperación
del espacio ¿público? que
duraría 6 años, y un desalo-
jo que culminaría el 25 de
abril de 2005, cuando más
de 1.400 personas fueran
llevadas al antiguo Matadero
Municipal. Para ese momen-
to, el Matadero se convirtió
en el cierre de una historia
de décadas, en la extermina-
ción simbólica de una histo-
ria apremiante de la ciudad.
Implicaba el fin de años de
violencia y delito, representa-
ba la muerte de los habitantes
de la calle que residían en
distintos lugares de Bogotá.
La culminación del parque
Tercer Milenio fue elogiada

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empezando porque muchos no la quieren). Y, Referencias bibliográficas


segundo, porque desconoce que los habitantes
de calle ocupan un lugar en todas las sociedades Butler, J. (2002). Cuerpos que importan. Buenos Ai-
occidentales, incluida la nuestra, que de hecho res: Paidós.
ya los llama ‘habitantes de calle’.
Cabrera, M. (2007). “Representing Violence in Co-
Esta conciencia de la situación, ha llevado a que emer- lombia: Visual Arts, Memory and Counter-Memory”.
jan memorias disidentes que los medios de comunica- En: Brújula, vol. 6, no. 1, pp. 37-56.
ción y los gobiernos han venido construyendo y repro-
duciendo normalmente. Hablamos ahora de afrontar Huyssen, A. (2000). “Present Pasts: Media, Politics,
el asunto de manera distinta, de cuestionar las políti- Amnesia.”. En: Public Culture, vol. 1, núm. 12, pp. 21-38.
cas públicas con las que se aborda la indigencia. Habla-
mos también de recordar que el parque Tercer Milenio Jiménez, G. (21 de diciembre del 2003). “El fin de
está plantado sobre un cementerio. Reconocemos que una vergüenza”, En Semana [en línea]. disponible en:
es un espacio público del silencio, un lugar que no http://www.semana.com/noticias-especiales/fin-ver-
es concurrido, un lugar que aún hoy está planeado y guenza/75411.aspx, recuperado: 20 de noviembre de
administrado desde la exclusión de lo Otro. 2008. Parque Tercer Milenio (2007), [en línea]. Dis-
ponible en: http://www.idu.gov.co/sist_espacio/par-
que_tercer_milenio.htm, recuperado: 30 de noviem-
El parque Tercer Milenio y su relación con El Cartu- bre de 2007.
cho y el Matadero debería ser un tópico del Trauma
(Huyssen, 2000) para Bogotá y el país. Una historia Orrantia, J. C. (22 de mayo del 2005). “La ciudad
que quede en la memoria para que hechos de viola- del miedo”. En: Semana [en línea]. Disponible en:
ción de los derechos humanos no se cometan, y me- http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/
nos en nombre del progreso y la “civilización” de las ciudad-del-miedo/86995.aspx, recuperado: 20 de no-
ciudades, pues resulta preocupante saber que procesos viembre de 2008.
como el de este parque empiezan a replicarse en ciu-
dades como Pasto e Ibagué, por ejemplo. No obstante, Santos, A. (19 de abril de 1999). “Con Peñalosa
el panorama no resulta muy alentador, Colombia es habrá futuro”. En: Semana [en línea]. Disponible en:
un país que padece la enfermedad del olvido. Es un http://www.semana.com/noticias-opinion/penalosa-
país en el que años de violencia y ríos de sangre han habra-futuro/40669.aspx, recuperado: 20 de noviem-
hecho que la gente quiera olvidar de manera perma- bre de 2008.
nente, como negándose a construir una historia que
incluya el dolor. Un país que se deja seducir por la
última noticia, tachando la anterior; en una apología
constante del triunfo de la indiferencia y la amnesia.
Un país racista que excluye al otro, justificándose por
el miedo a lo que le resulta residual, escudándose tras
una máscara de lo bello.

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Los nombres de
Ciudad Tristeza
(Del capítulo
“Felicidad”)
Carlos Humberto Marín* hundiendo una república centralista en el abismo de
los morteros. Desde entonces, el poder sólo se trató de
Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con én- una escena pintoresca: un hombre, saliendo de los es-
fasis en Humanidades y Lengua Castellana, IX semestre. combros, que grita ¡Coronel, ganamos! A su alrededor
silencio y tristeza.

C on la extinción completa de los Híbridos, Ciu-


dad Tristeza no fue más que una tierra cerril,
devastada, generación tras generación, por los des-
Las nuevas personas que iban llegando a alojarse, a
buscar la protección del sitio olvidado, eran viejos de-
crépitos con niños de su mano a los que ni siquiera se
manes de la guerra. Una tierra de huérfanos, donde les alcanzaba a poner nombre.
sobrevivieron las monjas con orfanatos, iglesias con
devotos y uno que otro soldado cabrero que soñaba Una memorable mañana (de las pocas que se recuer-
con reconstruir los muros, recobrar la demografía ci- dan), una monja homenajeó un invento realmente di-
tadina para rehacer las barricadas y restituir los atrin- vino. Había rastreado todos los nombres de abuelos,
cherados, siempre listos a morir por una u otra razón. abuelas, tías, padres, primos, sobrinos, familiares de
El último abatimiento, en la guerra del repliegue, la las personas que llegaban (en su mayoría seniles) y los
había desaparecido por completo. Así llamada porque había anotado en un cuadernito para las ocasiones en
el frente nacionalista prefirió incendiarla, antes que que tenía que bautizar a los niños sin familia. Lo hacía
los revoltosos se la tomaran y reclamaran un nuevo porque no quería acceder al Almanaque Bristol, por-
gobierno. Repliegue: en lugar de la contención de uno que un santo canónico la violó de chica. Cómo iba a
u otro bando entre tantos golpes desafortunados, esta bautizar a alguien con el nombre de un violador. Pre-
vez se trató de una carrera al centro para izar bandera, firió creer en la lotería Babilónica y esperar a que los

*
Redactor de El Macarenazoo, periódico de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Redactor de Sumando Voces, periódico comunitario
de Patio Bonito. Correo electrónico: acabarlos@gmail.com

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P A L A B R A S D E M Á S

designios de la suerte se barajaran de nuevo. Anotó en El primero de abril se celebra el día de los santos, se-
una ruleta el monto total de los nombres recogidos, gún el almanaque Bristol. En Ciudad Tristeza se fes-
y, por cada niño sin nombre y sin familia, botaba una teja sólo el día de los muertos, por quienes se llora
bolita en la ruleta y daba vueltas. Si caía en el núme- sinceramente, y quienes “mueven el rumbo de nuestro
ro veintidós (Mauricio) y era marzo diez, se restaba a destino en la lotería de la vida”, como decía la monja
Mauricio diez casillas y quedaba Milton. Sin apellidos. antes de arrojar la… ¿Dónde está la bolita? ¿Dónde está
Lo mismo hizo para saber el nombre de la ciudad por- la bolita? ¿Dónde está nuestra familia?
que ya nadie lo recordaba. De los seis sentimientos
primarios (amor, felicidad, ira, nostalgia, tristeza y Continuará…
odio), aquella mañana del primero de abril, la bolita
cayó sobre la casilla quinta y agradeció la ocurrencia
del procedimiento: siempre es preferible la tristeza que
el odio, al menos para ella quien por amor a JHVH no
podía odiar a un santo violador. Al perdonarlo, sólo
podía sentirse triste.

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