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CORREO Y BANDERA

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AURELIO ARTURO, LA PALABRA DEL HOMBRE
Ensayo de William Ospina

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Fotografías archivo particular
Al conmemorarse el centenario del nacimiento de uno de los
más importantes y menos conocidos poetas colombianos,
Aurelio Arturo, publicamos el texto que escribió William Ospina
¿POR QUÉ ESCRIBO? sobre el autor y su obra. Cabe señalar que fue el primer ensayo
Texto de George Orwell que escribió Ospina y que con él ganó el concurso de ensayo
Ilustraciones de Giovanni Clavijo Aurelio Arturo de la Universidad de Nariño, en 1982.
Los motivos de un gran escritor para asumir su oficio
son el tema de este texto del inglés, nacido en India,
George Orwell, autor entre otros libros de 1984 y Rebelión
en la granja. Se trata de su declaración de principios
acerca de la escritura.

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CIUDADES CALCADAS
Poema de Darío Villegas

17 38
ARTE, VERDAD Y POLÍTICA
Discurso de agradecimiento de Harold CAMILO TORRES:
Pinter al recibir el premio Nobel de SACERDOTE REVOLUCIONARIO
literatura 2005 Texto de Luis Carlos Muñoz Sarmiento
Ilustraciones de Carlos Santa Fotografías archivo El Tiempo
Un texto directo, político, estético, ético. Un A los 40 años de la muerte del sacerdote revolucionario
documento fundamental sobre el arte y la Camilo Torres Restrepo, es importante mirar lo que él decía,
política en el mundo de hoy. hacía y pensaba.
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EL ARTE DE DEDICAR LOS LIBROS
Texto de Johann Rodríguez-Bravo ¿AGUA PARA LA VENTA?
Ilustraciones de Lina María Parra Ensayo de Clara Nieto de Ponce de León
Desde hace varios años Johann Rodríguez enviaba reseñas y textos a Fotografías de Aldo Brando
Número. Era un ser querido, amable, trabajador, empeñado en sacar A partir del análisis de la privatización del agua en América
adelante su trabajo como escritor. A mediados de diciembre del 2005 Latina, Clara Nieto, lúcida mujer que ha desempeñado un papel
nos trajo este texto. Johann murió a comienzos del pasado mes de importante en la defensa de los derechos fundamentales en
enero, a los 25 años de edad. No le alcanzó el tiempo para cumplir Colombia, se adentra en el análisis social y político de la región.
un trabajo que anuncia, con sarcasmo, al final de este texto: «Ya
tendré tiempo para hacer un trabajo más crítico: Las dedicatorias,
claves y símbolos para entender un porqué; Las dedicatorias en el
Renacimiento y el Barroco; Las dedicatorias en el envío de las baladas
de François Villon. Aún me quedan preguntas en salmuera, tal vez las
responda en ese trabajo de mayor envergadura que desde ahora anun-
cio».Ver en la edición 39 de Número su cuento «Chat».

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MARZO 14
«Me declaro impedido físicamente»
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EL ESPADACHÍN MANCO
Crónica y fotografías de Diego García Moreno
Relato del cineasta Diego García en el que narra las peripecias
de un colombiano que trata de ejercer su derecho al voto en
Chicago, y de cómo se queman las urnas en el Chocó.
Cuento de Antonio López Ortega
Ilustraciones de Juan Manuel Ramírez

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RESEÑAS
Lecciones para una liebre muerta, de Mario Bellatín, por Juan Sebastián Cárdenas; El payaso interior, de Fernando González, por Alberto Quiroga;
Diario de un gobernador secuestrado, de Guillermo Gaviria Correa, por Herbert «Tico» Braun; Polvos en La Arenosa, de Adlai Stevenson, por
Joaquín Mattos Omar; Walter Benjamin y su ángel, de Gershom Scholem, por Nicolás Ordóñez Carrillo; Del realismo mágico al realismo trágico, de
Hugo Chaparro Valderrama, por Andrés Arias; Barichara, fotografías de Mateo Pérez Cardona, por Guillermo Santos; Pistoleros / Putas y dementes
(greatest hits), de Efraim Medina Reyes, por Jorge Louis Caicedo León; Miradas a la Universidad Nacional de Colombia, varios autores, por Ricardo
Rodríguez Morales; Oriente empieza en El Cairo, de Héctor Abad Faciolince, por Carla Bocchetti.
Nuestra carátula
NÚMERO 48 Director: GUILLERMO GONZÁLEZ URIBE
Buritaca, fotografías de Aldo Brando

Gerente - Editora: ANA CRISTINA MEJÍA entramos saltando al estadio. Allí nos esperaban las cámaras de
Diseño y diagramación: LEMOINE COMUNICACIÓN
F MTV para que les enviáramos un saludo a nuestros ídolos. Luego
Secretaria ejecutiva: MAGDA SANDOVAL
Supervisión de distribución: DAVID INFANTE
corrimos hacia el campo y nos dividimos en dos grupos. Uno se fue
Suscripciones: CONSUELO VALBUENA hacia delante, muy cerca del escenario, coronado por una pantalla
Mercadeo: MELISSA MUÑOZ
Corrección: ELKIN RIVERA gigantesca, y el otro se quedó en el centro del campo, a donde, en
Impresión: PANAMERICANA FORMAS E IMPRESOS S.A. algún momento, llegaría la tarima con los cuatro monstruos. A las
F
Distribución y ventas: Revista NÚMERO y DISTRIBUIDORAS UNIDAS cinco y media abrió La 25, el primero de los tres grupos locales que
F sirvieron como teloneros. A las seis y media tocaron Las Pelotas y
Número agradece a todas las personas y entidades
que en una u otra forma apoyan este proyecto. a las ocho, Los Piojos. Y allí fue Troya, porque entonces supimos
F
Carrera 21 No 85-40 • Teléfonos 635 8012 / 13
y entendimos lo que son los famosos rollingas argentinos. Nuestro
Página web: www.revistanumero.com • e-mail: numero@elsitio.net.co grupo fue pulverizado. Yo, que soy pequeña, quedé en medio de una
Bogotá, Colombia.
F manada de gigantes argentinos sin camisa, con tatuajes de lenguas
Miembros de Número: William Ospina, poeta; Antonio Morales, periodista; chupándome por todas partes y sudando a mares. La multitud se
Ana Cristina Mejía, traductora; Guillermo González Uribe, periodista;
Luis Ángel Parra, editor; Liliana Tafur, periodista; Lucas Caballero, periodista; movía hacia atrás y hacia delante, yo subía y bajaba con cada nueva
Liliana Vélez, filósofa; Víctor Laignelet, pintor; Carlos Duque, publicista, y Wally Swain, embestida y decidí relajarme y dejarme llevar. «Si aún no entran
experto en telecomunicaciones.
F Los Stones, no me imagino lo que me espera para el resto de la
Tarifa Postal Reducida Nº 1368 de Adpostal. Vence en diciembre de 2004
ISSN 0121-7828 • Licencia del Ministerio de Gobierno, Resolución 1237 de 1993
noche», pensé. Afortunadamente, una de esas oleadas me llevó
Corporación Revista Número según Resolución 023 del 19 de enero de 1995. hacia dos de mis compañeros colombianos. Los agarré con todas
F
© 2005 Número. Prohibida la reproducción parcial o total de los materiales de esta mis fuerzas y, cuando me faltó el aire, los empujé hacia un extremo
revista sin autorización escrita de los editores. Número no se hace responsable por la con el fin de reservar energías para el platillo principal. Teníamos
devolución de materiales no solicitados.
F la ropa completamente mojada. Nos encontramos con un vendedor
Contactos en el exterior
Alemania: Claudia Zea, claudiazea@gmx.de
de paletas que nos cayó del cielo. Hubo una pausa como de media
Quito, Ecuador: Roberto Rubiano Vargas, hora. Nos fuimos metiendo entre la gente, hasta quedar como a diez
rrubiano@uio.satnet.net
Ottawa, Canadá: Anna María Salvetti, asalvet@sympatico.ca metros del escenario. De pronto se apagaron las luces y el estadio,
Italia: Mauricio García, magamacol@yahoo.com cargado con 60 mil personas, estalló emocionado. Sonaron las
Francia: Leonor Fry, leonorfry@yahoo.fr
Barcelona, España: Vivian Newman, vivinewman@hotmail.com primeras notas de Jumpin’ Jack Flash.
Suecia: Camilo García, camilo05@hotmail.com Carlos, uno de los colombianos con los que me había encontrado,
Austin, Texas: Donna de Cesare, ddecesare@mail.utexas.edu
Boston: Ángela Pérez, aperez@brandeis.edu me rodeó con sus brazos fuertes y sus 1,77 metros de estatura.
Guatemala: Guillermo Padilla, guipadillar@hotmail.com
Juntos, nos lanzamos frenéticos y delirantes hacia Mick Jagger,
vestido con su chaqueta rojo brillante. No me importaban los
C O R R E 0 argentinos con promedio de 1,85 de estatura que me rodeaban,
brincando y empujando enloquecidos en lo que era una verdadera
MIS PIEDRAS Y MIS BUENOS AIRES licuadora humana. Yo vivía mi propia locura y estaba dispuesta a
Bogotá, 26 de febrero del 2006 matar o morir. A nuestro lado surgían, entre los cuerpos, muchachas
«A Sandro, para que le dé piedra». pálidas que eran arrastradas o empujadas por sus acompañantes
para llevarlas a un lugar seguro. Faltaba el aire y sobraba la emoción.
Allí estábamos reunidos: locutores de radio, ingenieros civiles, Jagger sacó a relucir su español para recordarle al que le diera
electricistas, ingenieros de sistemas, publicistas, actores, economistas, la gana que habían pasado ocho años desde la última vez. «Los
gestores culturales, músicos y otros, todos con un objetivo común: extrañamos mucho», dijo, y siguió cantando y tocando con toda la
inyectarnos, en vivo y en directo, una dosis personal de Los Rolling energía que tres días atrás le habían inyectado casi dos millones
Stones. Todos nos mirábamos con desconfianza, sin entender de brasileños en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, en el
cómo era posible que estos otros también fueran a lo mismo. Y yo «Show mais grande do mundo». Con esa energía sonaron It’s Only
creyéndome la única adicta con suerte de conseguir una entrada para Rock n’Roll (but I like it), Shattered y Oh, No, Not You Again. En algún
ver el concierto más grande del universo. ¡Y eso que no estuve en momento, en medio de la veintena de canciones que nos regalaron,
Brasil! Zoe, otra adicta peor que yo, se había encargado de dañarme Jagger dijo: «¿Están calientes? Después del show nos damos una
los planes y les había conseguido entradas a todos. Así que, pasadas ducha juntos». En ese instante me llegó una oleada de viento helado
las dos de la madrugada, partimos con rumbo a Buenos Aires. que me refrescó y me dio un segundo
Cuatro días más tarde, después de recorrer las calles de una aire para acompañarlos hasta el final y
ciudad que todavía no entendía, luego de habernos perdido en la desear con todas mis fuerzas que lo de
rumba profunda de su vida nocturna, llegó por fin la esperada hora la ducha con Mick se hiciera realidad.
cero. El día del concierto, frente al estadio Monumental de River Siguió con Tumbling Dice, juego de
Plate, a las dos de la tarde y con un calor de 35 °C, estábamos dados que ayuda al parecido que hasta
haciendo cola detrás de unas cuatro mil personas de todas las Ron Wood establece con Exile on Main
edades que habían empezado a llegar desde la noche anterior. Street. Y conste que no soy una erudita.
Llevábamos puestas las camisetas que Zoe nos había entregado en Cuando llegó el turno de Rain Fall Down,
el aeropuerto: en el frente la boca y la lengua pintadas con la bandera no pude dejar de recordar al autor de mi
de Argentina, y en la espalda la boca y la lengua pintadas con la adicción: un adicto peor que yo y que
bandera colombiana y la palabra Colombia. La gente nos reconocía muchos de los que estábamos allí: mi
con facilidad y nos saludaba con cariño. Tengo que admitir que los amigo Sandro Romero Rey, a quien por
argentinos me sorprendieron… estar buscando lo que no se le había
Pero regresemos a los 35 °C, porque fueron tres horas y media perdido, lo dejó el avión. Pero volvamos a
de espera que, a esa temperatura, parecían más de diez. Por fin, lo que vinimos: Jagger besó su armónica

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en el momento sublime de Midnight Rambler. Luego, cuando todos día tras día nos divertimos, creamos muchas cosas con la gran ventaja
nos íbamos a morir, presentó a los integrantes de su pandilla, quienes de que éste es el mundo de la abundancia y cuentas con todos los
fueron ovacionados uno por uno. El maestro dejó a Keith Richards recursos para hacer lo que quieras: arte, todos los materiales del
para el final. La gente no paraba de gritar «Richards, Richards». Él se mundo, música, videos, fotografía, tecnología, proyecciones, cocina,
tapó la cara en un gesto de niño tímido y se quedó con el micrófono computadores, Internet, películas, en fin... He tenido evaluaciones
para acariciarnos con su voz sensual y la hermosa letra de This excelentes por parte del director del colegio y de mi profesora tutora.
Place is Empty. Luego vino un blues: Night Time is the Right Time, Tengo 35 alumnos en cuatro grados y tres niveles. Y, además, acabo
en tributo a Ray Charles, con las poderosas voces de Mick Jagger y de terminar otro curso de español para adultos con doce personas
Lisa Fischer, la eterna compañera desde 1989. Y siguieron uno tras que estuvieron conmigo durante tres meses, y laaargas noches
otro los temas, ya sea de su Bigger Bang o de sus catorce cañonazos (días de trabajo de 6:30 a.m. a 8:30 p.m.). Entre mis alumnos había
amables: Happy (ay, Keith Richards, ¡cómo me salvaste!), Miss You, granjeros que tienen trabajadores mexicanos en sus fincas, profesoras
Rough Justice. En el estadio no paraba de subir la temperatura. que tienen mexicanos inmigrantes como alumnos, un oficial de
De repente, y al ritmo de Start Me Up, algo desbarató el tiempo, mi la oficina de inmigración, y personas que viajan a Latinoamérica.
tiempo: las cuatro piedras de 60 años nos humillaron, botaron el También fue muy divertido y menos exigente, pues los adultos son
vértigo y el equilibrio cuando, sin dejar de tocar, la tarima sobre la más maduros, pero aun así desafiante, ya que piden un alto nivel
que estaban se desprendió del escenario y empezó un recorrido por de expectativas y resultados con el curso, así que me le tengo que
el medio del campo, hasta coronar el centro. El centro del estadio medir a todo y tocar muchos frentes al mismo tiempo.
de River, coronado por los cuatro reyes, por las cuatro piedras sin Terminamos el curso con una cena de platos latinos preparados
tiempo: Jagger, Richards, Woods y Watts. Y los rollingas los siguen por ellos, después de haber hecho una investigación por Internet,
enloquecidos, pisoteando a cualquiera que se interponga en su conseguido las recetas, haberlas leído y entendido y luego preparado
camino. Nuestro segundo grupo de colombianos, que esperaba ese los platillos de Cuba, Costa Rica, México, Colombia, Perú, Argentina y
momento, supo lo que era la enfurecida bestia rollinga y probó las Centroamérica. Ya empecé otro curso con un nuevo grupo de adultos
mieles del revolcón y el apretón argentino. En ese momento, tocaron de perfiles parecidos a los primeros. En marzo me preparo para ir a
otros tres temas: Honky Tonk Women, Sympathy for the Devil, Paint una convención de profesores de lenguas extranjeras en Nueva York
it Black y las piedras rodaron sobre la tarima de regreso al escenario. y en julio, para el verano, espero estar en Bogotá y pasar al menos un
Vino Brown Sugar, que… ya sabemos lo que produce. Luego You mes o dos con todos, así que allí nos vemos: alisten paseos, rumbas
Can’t Always Get What You Want, con un solo compartido de Ron y tiempo para desestresarnos en abrazos y chismes.
Wood. Y para cerrar, en comunión total con el público: (I can’t get no) Y por la danza también estoy que brinco en una pata, como rana,
Satisfaction. No lograron arrebatarme el gozo de ese tema, que me con mis alumnas en el High School de Martín. En el colegio de Martín
encanta, un par de grandulones que decidieron cogerse a patadas y hay programas después de clases que los chicos escogen y a los que
romperse la cara. Ni siquiera cuando uno de ellos se abalanzó hacia acuden. Mi curso de danza es a esa hora, y tengo entre diez y doce
delante y por poco me aplasta. Yo seguí brincando desenfrenada en chicas a las que hago bailar como trompos entre cumbia, salsa, ritmo
mi bautizo, por siempre, en la familia rollinga. africano, merengue...
De repente, sacudí la cabeza: ¿qué diablos hice aquí? Yo, tacaña, Esta semana tuve una maravillosa presentación de una sesión de
seria y malgeniada, estuve en Nueva York en el lanzamiento del tour clase para amigos y padres. Estaba que me caía de lo enferma que
a mediados del 2005. Fui testigo, sin proponérmelo, de la versión andaba, pero así me fui y le saqué todos los diablos a la gripa. Ahora
mundial de Oh No, Not You Again. He comprado boletas a través de tengo cuatro alumnos en privado. Una pareja en avanzado que está
internet y le he dado la vuelta a Suramérica con los mejores amigos desde hace un año conmigo, y dos señoras en principiantes.
inventados que he tenido en la vida… ¿para qué? Salí del concierto, Y pasando al resto de la familia, Chepe entró a la universidad
pegué las pestañas en el hotel un ratico y regresé a mi histeria de nuevo para terminar los cursos que le faltan y sacar su título de
bogotana, en silencio. Y, no puedo evitarlo, me queda una risita de bellas artes en Estados Unidos. Tiene tres cursos presenciales y uno
satisfacción… de satisfacción… ay… I can’t get no… a distancia por computador.
—Adriana Cantor Los cursos presenciales los hace después de su trabajo, así que
serán largas jornadas por ahora. Está muy contento y emocionado
RECUENTOS con este nuevo cambio que, a largo plazo, espera que le permita
Saint Albans, Polo Norte dejar la cocina y ganarse la vida enseñando arte. Eso sucederá de
aquí a unos dos o tres años.
Queridos amigos y amigas: Y los hijos cada día se van soltando un poquito más. Martín, de ca-
Aquí les va un recuento de cómo iniciamos nuestro año en este torce años, anda en un partido de baloncesto con sus amigos, y cada
sitio llamado Saint Albans. día está más con sus amigos y menos con la familia. Y Cami anda
Los niños y yo tuvimos diez días de vacaciones y el 3 de enero ya en casa de un amigo estrenando una pista de patinaje que acaban
estábamos de nuevo en el colegio, mientras ustedes muy seguramente de hacer en el patio de la casa. En el jardín ponen una alfombra-
rumbeaban entre ferias, festivales y paseos familiares. Y Chepe, piscina plástica. Llaman a los bomberos para que llenen la piscina
nanay... sólo trabajo y un día de descanso. y con el frío que hace, al otro día la piscina amanece congelada y
En fin, es la nueva vida que disfrutamos, a la que también nos se convierte en una pista de patinaje. Así que Cami está en esta
adaptamos y nos gozamos. El 31 estuvimos todos en una fiesta en un deliciosa aventura. Además de que le fascina la nieve, pasa horas
restaurante bailando con una cuasi orquesta de salsa, con la pequeña jugando en ella, deslizándose con sus tablas, haciendo maromas
comunidad latina, los hijos, en combo, con una muy querida amiga, con sus amigos. Y ambos están aprendiendo a deslizarse en tabla
una gringa divina con alma de latina. de nieve, que se llama snowboard, así que todos los sábados se van
Mi vida pedagógica de maestra de español es una experiencia a un resort de esquí donde les dan lecciones y se la pasan todo el
nueva, desafiante, extenuante, maravillosa, exigente, divertida, día deslizándose con sus amigos. Es un programa que lo financian
creativa, nueva cada día, bilingüe, con el cerebro puesto en dos los rotarios de la ciudad y por poco dinero te llevan, te dan clases, te
mundos al tiempo, actuando de sargento contra los que me la quieren cargan el equipo y te regresan a casa. Así que hasta marzo estarán
montar, y de profesora con los que quieren aprender, lidiando con yendo a jugar de micos en la nieve, tapados de la cabeza hasta los
chicos y chicas en esa edad de la caca y además metidos con los pies y con los cachetes colorados de la emoción y del frío. Les fascina
representantes de otra cultura, que por demás son rurales, granjeros, el cuento de la nieve y todos estos deportes. El esquí no les interesa
campesinos de provincia, si con algo los debo comparar. Sin embargo, mucho, y en cuanto a Chepe y a mí, sólo estamos de espectadores.

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A veces hacemos country esquí, que es caminar con esquís por el
campo, o con zapatos de nieve que parecen raquetas. Esto de la
nieve y el invierno es una nueva aventura que, pese al frío y a que
los días a veces son oscuros y cortos, tiene el encanto de algo cam-
biante, blanco, diferente, silencioso y muy divertido para los chicos.
Para todos ha sido un poco difícil aprender la cultura de la nieve y
el frío, así como los que van de aquí para allá tienen que aprender
la cultura del trópico.
Ahora los dejo porque me espera una larga jornada con los
culicagados. Hoy cae una nieve fina y festiva, con una textura de
escarcha. Revolotean laminillas de hielo que brillan en el aire y en
el piso como la arena cuando caminas por la playa.
Felicidades para todos, bienaventuranzas y buenos vientos.
Los quiero mucho,
—Olga Lucía Saldarriaga, «Rana».

UNA GRAN ENTREVISTA, UNA GRAN MUJER


Bogotá, 15 de febrero del 2006
Estimados amigos:
Les envío esta gran entrevista realizada el 22 de diciembre del 2005
a una gran mujer, Rita Levi-Montalcini, neuróloga, premio Nobel
de medicina. Ella dice: «Soy de izquierda, admiro las políticas de
Zapatero. Soy de familia judía, pero soy laica. Abogo por los valores
éticos sin esperar recompensas en otra vida».

—¿Cómo celebrará sus cien años?


—Ah, no sé si viviré todo ese tiempo, y además no me placen las
celebraciones. ¡Lo que me interesa y me da placer es lo que hago
cada día!
—¿Y qué hace?
—Trabajo para becar a niñas africanas, con el fin de que estudien y
prosperen ellas y sus países. Y sigo investigando, sigo pensando...
—¿No se jubila?
—¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha gente
se jubila y se abandona... Y eso mata su cerebro. Y enferma.
—¿Y cómo anda su cerebro?
—¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en
capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico...
—Pero algún límite genético habrá...
—No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo..., pero no conoce
la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el
cerebro!
—¿Cómo lo hace?
—Gozamos de gran plasticidad neuronal: aunque mueran algunas
neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas
funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas!
—Ayúdeme a hacerlo.
—Mantén el cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca
se degenerará.
—¿Y viviré más años?
—Vivirá mejor los años que viva, eso es lo interesante. La clave
es mantener curiosidades, empeños, tener pasiones...
—Lo suyo fue la investigación científica...
—Sí, y sigue siéndolo.
—Descubrió cómo crecen y se renuevan las células del sistema
nervioso...
—Sí, en 1942 lo llamé Nerve Growth Factor (NGF, factor
de crecimiento nervioso), y durante casi medio siglo estuvo en
entredicho, ¡hasta que se reconoció su validez y en 1986 me dieron
por ello el premio Nobel!
—¿Cómo una chica italiana de los años veinte se convirtió en
neurocientífica?
—Desde niña tuve el empeño de estudiar. Mi padre quería casarme
bien, que fuese buena esposa, buena madre... y yo me negué. Me
planté y le confesé que quería estudiar...
—Qué disgusto para papá, ¿no?
—Sí. Pero es que no tenía una infancia feliz: me sentía patito feo,

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tonta y poca cosa... Mis hermanos mayores eran muy brillantes, y
yo me sentía tan inferior...
—Veo que convirtió eso en un estímulo...
—Me estimuló también el ejemplo del médico Albert Schweitzer,
que estaba en África para paliar la lepra. Deseé ayudar a los que
sufren, ¡ese era mi gran sueño...!
—Y lo ha hecho..., con su ciencia.
—Y hoy, ayudando a niñas de África para que estudien. Hay que
seguir luchando contra la enfermedad, sí, ¡pero todo mejorará si
acaba la opresión de la mujer en esos países islamistas...!
—¿La religión frena el desarrollo cognitivo?
—Si la religión margina a la mujer frente al hombre, la aparta del
desarrollo cognitivo.
—¿Existen diferencias entre el cerebro del hombre y el de la
mujer?
—Sólo en las funciones cerebrales relacionadas con las emociones,
vinculadas al sistema endocrino. Pero en cuanto a las funciones
cognitivas, no hay diferencia alguna.
—¿Por qué hay aún pocas científicas?
—¡No es así! ¡Muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres
los hicieron en verdad sus hermanas, esposas e hijas!
—¿De veras?
—No se admitía la inteligencia femenina y por eso la dejaban en
la sombra. Hoy, felizmente, hay más mujeres que hombres en la
investigación científica: ¡las herederas de Hipatia!
—La sabia alejandrina del siglo IV...
—Ya no acabaremos asesinadas en la calle, como ella, por monjes
cristianos misóginos. Desde luego, el mundo ha mejorado algo...
—Nadie ha intentado asesinarla a usted...
—Durante el fascismo, Mussolini quiso imitar a Hitler en la
persecución de judíos..., y tuve que ocultarme por un tiempo. Sin
embargo, no dejé de investigar: monté mi laboratorio en mi dormitorio...
¡y descubrí la apoptosis, que es la muerte programada de las células!
—¿Por qué hay tan alto porcentaje de judíos entre científicos e
intelectuales?
—La exclusión fomentó los trabajos intelectuales entre los judíos:
pueden prohibírtelo todo, ¡pero no que pienses! Y ciertamente hay
muchos judíos entre los premios Nobel...
—¿Cómo se explica la locura nazi?
—Hitler y Mussolini supieron hablar a las masas, en las que
siempre predomina el cerebro emocional sobre el neocortical, el
intelectual. ¡Manejaron emociones, no razones!
—¿Sucede eso ahora?
—¿Por qué cree que en muchas escuelas de Estados Unidos se
enseña el creacionismo en vez del evolucionismo?
—¿La ideología es emoción, es sinrazón?
—La razón es hija de la imperfección. En los invertebrados, todo
está programado: son perfectos. ¡Nosotros no! Y, al ser imperfectos,
hemos recurrido a la razón, a los valores éticos: ¡discernir entre el
bien y el mal es el más alto grado de la evolución darwiniana!
—¿Nunca se ha casado, no ha tenido hijos?
—No. Entré en la selva del sistema nervioso, ¡y quedé tan fascinada
por su belleza que decidí dedicarle todo mi tiempo, mi vida!
—¿Lograremos un día curar el alzheimer, el parkinson, la demencia
senil...?
—Curar... Lo que lograremos será frenar, retrasar, minimizar todas
esas enfermedades.
—¿Cuál es hoy su gran sueño?
—Que un día logremos utilizar al máximo la capacidad cognitiva
de nuestros cerebros.
—¿Cuándo dejó de sentirse patito feo?
—¡Aún sigo consciente de mis limitaciones!
—¿Qué ha sido lo mejor de su vida?
—Ayudar a los demás.
—¿Qué haría hoy si tuviese 20 años?
—¡Lo mismo que estoy haciendo hoy!
—Margarita Carrillo

Marzo • Abril • Mayo 2006 9 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Los motivos de un gran escritor para
asumir su oficio son el tema de este
texto del inglés, nacido en India,
George Orwell, autor entre otros textos
de 1984 y Rebelión en la granja. Se
trata de su declaración de principios
acerca de la escritura.

Lecturas recobradas

¿Por qué escribo?


POR GEORGE ORWELL
Ilustraciones de Giovanni Clavijo

D
esde muy corta edad, quizá desde los cinco o seis trataba de un tigre y que el tigre tenía «dientes como de carne»,
años, supe que cuando fuese mayor sería escritor. frase bastante buena, aunque imagino que el poema sería un pla-
Entre los diecisiete y los veinticuatro años traté de gio de «Tigre, tigre», de Blake. A mis once años, cuando estalló la
abandonar ese propósito, pero lo hacía dándome guerra de 1914-1918, escribí un poema patriótico que se publicó
cuenta de que con ello traicionaba mi verdadera naturaleza y que en el periódico local, lo mismo que otro, de dos años después,
tarde o temprano habría de ponerme a escribir libros. sobre la muerte de Kitchener. Cuando ya era un poco mayor,
Era el segundo de tres hermanos, pero me separaban de cada escribí malos e inacabados «poemas de la naturaleza» en estilo
uno de los dos cinco años y apenas vi a mi padre cuando cumplí georgiano. También, unas dos veces, intenté escribir una novela
ocho. Por ésta y otras razones era muy solitario, y pronto fui corta que fue un impresionante fracaso. Esa fue toda la obra con
adquiriendo desagradables hábitos que me hicieron impopular aspiraciones que pasé al papel durante todos aquellos años.
en mis años escolares. Tenía la costumbre de inventar historias No obstante, en ese tiempo me lancé de algún modo a las acti-
y sostener conversaciones con personas imaginarias, y creo que vidades literarias. Por lo pronto, con material de encargo que pro-
desde el principio se mezclaron mis ambiciones literarias con duje con facilidad, rapidez y sin que me gustara mucho. Aparte
la sensación de estar aislado y de ser menospreciado. Sabía que de los ejercicios escolares, escribí Vers d’occasion, poemas semicó-
las palabras se me daban bien, así que podía enfrentarme con micos que me salían en lo que me parece ahora una asombrosa
hechos desagradables creándome una especie de mundo privado velocidad —a los catorce escribí toda una obra teatral rimada,
en el que podía obtener ventajas a cambio de mi fracaso en la una imitación de Aristófanes, en una semana, aproximadamen-
vida cotidiana. Sin embargo, el volumen de escritos serios, es te— y ayudé en la redacción de revistas escolares, tanto en los
decir, realizados con intención seria, que produje en toda mi manuscritos como en la impresión. Esas revistas eran de lo más
niñez y en mis años adolescentes no llegó a una docena de pági- lamentablemente burlesco que pueda imaginarse, y me molestaba
nas. Escribí mi primer poema a la edad de cuatro o cinco años menos en ellas de lo que ahora haría en el más barato periodismo.
(se lo dicté a mi madre). Tan sólo recuerdo de esa «creación» que Pero junto a todo esto, durante quince años o más, llevé a cabo un

REVISTA NÚMERO • Edición 48 10 Marzo • Abril • Mayo 2006


Después de los treinta años de edad abandonan la ambición
individual —muchos casi pierden incluso la impresión de ser
individuos y viven para otros, o sencillamente los ahoga el trabajo.

ejercicio literario: imaginar una «historia» continua de mí mismo, librará por completo. Su tarea, sin duda, consistirá en disciplinar
una especie de diario que existía sólo en la mente. Creo que ésta su temperamento v evitar atascarse en una edad inmadura, o en
es una costumbre en los niños y adolescentes. Siendo todavía algún perverso estado de ánimo: pero si escapa de todas sus pri-
muy pequeño, me figuraba que era, por ejemplo, Robin Hood, y meras influencias, habrá matado su impulso de escribir. Dejando
me representaba a mí mismo como aparte la necesidad de ganarse la
héroe de emocionantes aventuras, vida, creo que hay cuatro grandes
pero pronto mi «narración» dejó motivos para escribir, en especial
de ser groseramente narcisista y se para escribir prosa. Existen en diver-
hizo cada vez más la descripción so grado en cada escritor, y concre-
de lo que yo estaba haciendo y de tamente en cada uno de ellos varían
las cosas que veía. Durante algunos las proporciones de vez en cuando,
minutos me fluían por la cabeza según el ambiente en que vive. Estos
cosas como éstas: «Empujó la puer- motivos son los siguientes:
ta y entró en la habitación. Un rayo 1. Egoísmo agudo. Deseo de pare-
amarillo de luz solar, filtrándose por cer listo, de que hablen de uno, de
las cortinas de muselina, caía sobre ser recordado después de la muer-
la mesa, donde una caja de fósforos, te, resarcirse de los mayores que lo
medio abierta, estaba junto al tintero. despreciaron a uno en la infancia,
Con la mano derecha en el bolsillo, etc., etc. Es una falsedad pretender
avanzó hacia la ventana. Abajo, en la que no es éste un motivo de gran
calle, un gato con piel de concha per- importancia. Los escritores compar-
seguía una hoja seca», etc., etc. Este ten esta característica con los cien-
hábito continuó hasta que tuve unos tíficos, artistas, políticos, abogados,
veinticinco años, cuando ya entré en militares, negociantes de gran éxito,
mis años no literarios. Aunque tenía o sea, con la capa superior de la
que buscar, y buscaba las palabras humanidad. La gran masa de los
adecuadas, daba la impresión de seres humanos no es muy egoísta que
estar haciendo ese esfuerzo descrip- digamos. Después de los treinta años
tivo contra mi voluntad, bajo una de edad abandonan la ambición indi-
especie de coacción que me llegaba vidual —muchos casi pierden inclu-
del exterior. Supongo que la «narra- so la impresión de ser individuos y
ción» reflejaría los estilos de los viven para otros, o sencillamente los
escritores que admiré en diferentes ahoga el trabajo. Pero está también
edades, pero recuerdo que siempre la minoría de los bien dotados, los
tuve la misma meticulosa calidad descriptiva. voluntariosos decididos a vivir su propia vida hasta el final, y los
Cuando tuve unos dieciséis años, descubrí de repente la ale- escritores pertenecen a esta clase. Habría que decir los escritores
gría de las palabras; por ejemplo, los sonidos y las asociaciones serios, que suelen ser más vanos y egoístas que los periodistas,
de palabras. Unos versos de El paraíso perdido, que ahora no me aunque menos interesados por el dinero.
parecen tan maravillosos, me producían escalofríos. En cuanto 2. Entusiasmo estético. Percepción de la belleza en el mundo
a la necesidad de describir cosas, ya sabía a qué atenerme. Así, externo o, por otra parte, en las palabras y su acertada com-
está claro qué clase de libros quería escribir, si puede decirse binación. Placer en el impacto de un sonido sobre otro, en la
que entonces deseara yo escribir libros. Lo que más me apetecía firmeza de la buena prosa o el ritmo de un buen relato. Deseo de
era escribir enormes novelas naturalistas con final desgraciado, compartir una experiencia que uno cree valiosa y que no debería
llenas de detalladas descripciones y símiles impresionantes, así perderse. El motivo estético es muy débil en muchísimos escri-
como también llenas de trozos brillantes en los cuales se utiliza- tores, pero incluso un panfletario o el autor de libros de texto
rían las palabras, en parte, por su sonido. Y la verdad es que la tendrá palabras y frases mimadas que lo atraerán por razones no
primera novela que llegué a terminar, Días de Birmania, escrita a utilitarias; o puede darles especial importancia a la tipografía, la
mis treinta años pero que había proyectado mucho antes, es más anchura de los márgenes, etc. Ningún libro que esté por encima
bien esa clase de libro. del nivel de una guía de ferrocarriles estará completamente libre
Doy toda esta información de fondo porque no creo que se de consideraciones estéticas.
puedan captar los motivos de un escritor sin saber antes su desa- 3. Impulso histórico. Deseo de ver las cosas como son con el
rrollo al principio. Sus temas estarán determinados por la época fin de hallar los hechos verdaderos y almacenarlos para la pos-
en que vive —por lo menos esto es cierto en tiempos tumultuo- teridad.
sos y revolucionarios como el nuestro—, pero antes de empezar 4. Propósito político (empleo la palabra «político» en el senti-
a escribir habrá adquirido una actitud emotiva de la que nunca se do más amplio posible). Deseo de empujar al mundo en cierta

Marzo • Abril • Mayo 2006 11 REVISTA NÚMERO • Edición 48


No he escrito una novela desde hace siete años, aunque espero
hacer otra muy pronto. Seguramente será un fracaso —todo libro
lo es—, pero sé con cierta claridad qué clase de libro quiero.

puede uno evitar escribir sobre esos temas. Todos escriben sobre
ellos de un modo u otro. Es sencillamente cuestión del bando
que uno toma y de cómo se entra en él. Y cuanto más consciente
se es de su propia tendencia política, más probabilidades se tie-
nen de actuar políticamente, sin sacrificar la integridad estética
e intelectual.
Lo que más he querido hacer durante los diez años pasados
ha sido convertir los escritos políticos en un arte. Mi punto
de partida siempre es la lucha contra la injusticia. Cuando me
siento a escribir un libro, no me digo: «Voy a hacer un libro
de arte». Escribo porque hay alguna mentira que quiero dejar
al descubierto, algún hecho sobre el que deseo llamar la aten-
ción. Y mi preocupación inicial es lograr que me oigan. Pero
no podría realizar la tarea de escribir un libro, ni siquiera
un largo artículo de revista, si no fuera también una expe-
riencia estética. El que repase mi obra verá que, aun cuando
dirección, de alterar la idea que tienen los demás sobre la clase es propaganda directa, contiene mucho de lo que un político
de sociedad que deberían esforzarse en conseguir. Insisto en que profesional consideraría irrelevante. No soy capaz de aban-
ningún libro está libre de matiz político. La opinión de que el donar por completo la visión del mundo que adquirí en mi
arte no debe tener nada que ver con la política ya es, en sí misma, infancia, ni tampoco quiero hacerlo. Mientras siga vivo y con
una actitud política. buena salud, continuaré dándole mucha importancia al estilo
Puede verse ahora cómo estos impulsos luchan unos contra en prosa, amando la superficie de la Tierra, y complaciéndome
otros y cómo fluctúan de una persona a otra y de una época a en objetos sólidos y trozos de información inútil. De nada me
otra. Por naturaleza —tomando «naturaleza» como el estado al serviría intentar suprimir ese aspecto mío. Mi tarea consiste
que se llega cuando se empieza a ser adulto—, soy una persona en reconciliar mis arraigados gustos y aversiones con las acti-
en la que los tres primeros motivos pesan más que el cuarto. vidades públicas, no individuales, que esta época nos obliga a
En una época pacífica podría haber escrito libros ornamentales todos a realizar.
o simplemente descriptivos y casi no habría considerado mis No es fácil. Suscita problemas de construcción y de lengua-
lealtades políticas, pero me he visto obligado a convertirme en je e implica de un modo nuevo el problema de la veracidad.
una especie de panfletista. Primero estuve cinco años en una He aquí un ejemplo de la clase de dificultad que surge. Mi
profesión que no me sentaba bien (la Policía Imperial India, en libro sobre la guerra civil española, Homenaje a Cataluña, es,
Birmania), y luego pasé pobreza y tuve la impresión de haber fra- desde luego, decididamente político, pero está escrito en su
casado. Esto aumentó mi aver- mayor parte con cierta atención
sión natural contra la autoridad GEORGE ORWELL [Eric Arthur Blair] (Motihari, India, 1903 – Londres, a la forma y bastante objetividad.
y me hizo darme cuenta, por 1950). Escritor británico. Enfermo y luchando por abrirse cami- Procuré decir en él toda la verdad
primera vez, de la existencia de no como escritor, sufrió durante varios años la pobreza, primero sin violentar mi instinto literario.
las clases trabajadoras, así como en París y más tarde en Londres. Fruto de esta situación es su Pero entre otras cosas contiene
mi tarea en Birmania me hizo primer libro, Sin blanca en París y Londres (1933). Días en Birmania un largo capítulo lleno de citas de
entender algo de la naturaleza (1934) es una crítica inmisericorde contra el imperialismo. Su siguiente obra, periódicos y cosas así, defendien-
del imperialismo; sin embar- La hija del reverendo (1935), es la historia de una solterona que encuentra su do a los trotskistas acusados de
go, estas experiencias no fueron sitio viviendo entre los campesinos. En 1936 fue uno de los voluntarios que conspirar con Franco. Sin duda
suficientes para proporcionarme lucharon en el ejército republicano durante la Guerra Civil española (1936- ese capítulo, que después de un
una orientación política exacta. 1939). Describió su experiencia bélica en Homenaje a Cataluña (1938). El año o dos perdería su interés
Luego llegaron Hitler, la guerra camino a Wigan Pier (1937), escrita en esta misma época, es una crónica para cualquier lector corriente,
civil española, etc. Éstos y otros sobre la vida de los mineros sin trabajo en el norte de Inglaterra. Su condena tenía que estropear el libro. Un
acontecimientos de 1936-1937 de la sociedad totalitaria queda plasmada en una fábula de carácter alegórico, crítico al que respeto me repren-
me hicieron ver con claridad Rebelión en la granja (1945), basada en la traición de Stalin a la Revolución dió por esas páginas: «¿Por qué
dónde estaba. Cada línea seria Rusa, así como en la novela 1984 (1949). Esta última ofrece una descripción metió usted todo eso?», me dijo.
que he escrito desde 1936 lo ha aterradora de la vida bajo la vigilancia constante del «Gran Hermano». Otros «Convirtió lo que pudo haber sido
sido, directa o indirectamente, de sus escritos son la novela Que vuele la aspidistra (1936), Disparando al un buen libro en periodismo». Lo
contra el totalitarismo y a favor elefante y otros ensayos (1950) y Así fueron las alegrías (1953). En 1968 se que decía era verdad, pero tuve
del socialismo democrático, tal publicaron en cuatro volúmenes sus Ensayos completos: periodismo y cartas. que hacerlo. Yo sabía que muy
como yo lo entiendo. Me pare- Texto tomado de la revista El Viejo Topo, marzo del 2000. Publicado origina- poca gente en Inglaterra había
ce una tontería, en un perío- riamente en la revista Crangel Nº 4, en 1946. Traducción de Rafael Vázquez podido enterarse de que estaban
do como el nuestro, creer que Zamora en A mi manera, Ediciones Destino, 1976. acusando falsamente a hombres

REVISTA NÚMERO • Edición 48 12 Marzo • Abril • Mayo 2006


inocentes. Y si esto no me hubiera irritado, nunca habría
escrito el libro.
En una u otra forma, este problema vuelve a presentarse. El
problema del lenguaje es más sutil y llevaría más tiempo dis-
cutirlo. Sólo diré que en los últimos años he tratado de escribir
menos pintorescamente y con más exactitud. En todo caso, des-
cubro que cuando uno ha perfeccionado su estilo, ya ha entrado
en otra fase estilística. Rebelión en la granja fue el primer libro
en el que traté, con plena conciencia de lo que estaba haciendo,
de fundir el propósito político y el artístico. No he escrito una
novela desde hace siete años, aunque espero hacer otra muy
pronto. Seguramente será un fracaso —todo libro lo es—, pero
sé con cierta claridad qué clase de libro quiero.
Mirando la última página, o las dos últimas, veo que parece
que mis motivos al escribir han estado inspirados sólo por el
espíritu público. No quiero dejar que esa impresión sea la últi-
ma. Todos los escritores son vanidosos, egoístas y perezosos,
y en el mismo fondo de sus motivos hay un misterio. Escribir
un libro es una lucha horrible y agotadora, como una larga y
penosa enfermedad. Uno nunca debería emprender esa tarea
si no lo impulsara algún demonio al que no se puede resistir y
comprender. Por lo que uno sabe, ese demonio es sencillamente
el mismo instinto que hace a un bebé lloriquear para llamar
la atención. Y, sin embargo, es también cierto que nada legible
puede uno escribir si no lucha constantemente por borrar la
propia personalidad. La buena prosa es como un cristal de ven-
tana. No puedo decir con certeza cuál de mis motivos es el más
fuerte, pero sé cuáles de ellos merecen ser seguidos. Y volviendo
la vista a lo que llevo escrito hasta ahora, veo que cuando me
ha faltado un propósito político es invariablemente cuando he
escrito libros sin vida y me he visto traicionado al escribir trozos
llenos de fuegos artificiales, frases sin sentido, adjetivos decora-
tivos y, en general, tonterías. 48

Marzo • Abril • Mayo 2006 13 REVISTA NÚMERO • Edición 48


CIUDADES
POR DARÍO VILLEGAS

Este texto fue uno de los diez premiados


en el Concurso Nacional «Ciudad Capital»,
convocado por la Casa de Poesía Silva.

I ¿Cómo Platón olvidó expulsar a los niños


De niño tuve calles, nubes de polvo, de la ciudad?
Un tumulto de voces llamando fuera del
hogar. Una ciudad es un montón de piedras
y de intenciones antiguas.
La estación de tren divisada Dibuja el círculo del cielo con mirada aten-
sobre los hombros de mi padre. ta
Promesa de viaje, mientras duerme.
frontera de lo conocido. Afuera, lo innombrable.
Más allá selvas y fieras,
ciudades vivientes,
países de lujo y de barbarie. II
He buscado lugar
¡Desmesura de las fábulas cruzando pasos elevados,
en un borde de la tierra plana! a saltos sobre escalas de metal.
Varias cajas de libros y una cama
Tuve calles, amigos, correrías, peregrinan conmigo de barrio en barrio,
juegos sobre trazados de ruinas, de ciudad en ciudad.
persecuciones, salvajes alegrías.
Arrojé piedras a las aves, Tuve casas con patio y con jardín,
conocí el sabor de la fruta robada y la men- habitaciones estrechas
tira. visitadas por el amor.

REVISTA NÚMERO • Edición 48 14 Marzo • Abril • Mayo 2006


CALCADAS
Tuve esquinas y terrazas. ciudad doble de los maniquíes,
Encontré puertas para todos los deseos. ciudad triple de las sombras.
Siempre las mismas puertas cerradas
o abiertas a un incendio subterráneo. Mi rebeldía no tiene por dónde caminar,
tropieza con las mercancías de una feria sin
Pasé por alto entonces fin.
que las ciudades se calcan mutuamente.
La diferencia es un sinfín de nombres ¿Cuántas veces he pensado en irme,
desparramados sobre un mapa. cuántas me fui para regresar
La diferencia es un listado en contra de los juramentos?
de filiaciones enemigas.
La diferencia es cada lugar Los semáforos y las luces de los supermer-
alumbrado por una conversación. cados
permanecen encendidos semanas, meses.
Columnas de humo señalan un fuego que
III avanza.
Ciudad de los pasos contados, Todo lo que busco cabe en un instante,
idénticos, me quedo,
sin más allá de la costumbre. no sabría qué hacer en otra parte. 48
Ciudad de las vitrinas y de los espejos,

DARÍO VILLEGAS OSSA (Bello, 1961). Artista


plástico, ilustrador y docente. Ha realiza-
do exposiciones individuales y colectivas
desde 1982. En el 2005 publicó su libro
de poemas Círculo hechizado.

Marzo • Abril • Mayo 2006 15 REVISTA NÚMERO • Edición 48


REVISTA NÚMERO • Edición 48 16 Marzo • Abril • Mayo 2006
ARTE, VERDAD
Y POLÍTICA
Discurso del premio Nobel de literatura 2005
POR HAROLD PINTER
Ilustraciones de Carlos Santa

Un texto directo,
político, estético,
ético. Un documento
fundamental sobre el
arte y la política en el
mundo de hoy.

Marzo • Abril • Mayo 2006 17 REVISTA NÚMERO • Edición 48


La búsqueda de la verdad no puede
detenerse nunca. No puede aplazarse,
no puede retrasarse.

En 1958, escribí lo siguiente: dos ejemplos de dos frases que aparecieron en mi cabeza de la
«No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre nada, seguidas por una imagen, seguidas por mí.
lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente cierta o Las obras son The Homecoming y Old Times. La primera frase
falsa; puede ser al mismo tiempo verdad y mentira». de The Homecoming es «¿Qué has hecho con las tijeras?». La
Creo que estas afirmaciones aún tienen sentido, y aún se primera frase de Old Times es «Oscuro».
aplican a la exploración de la realidad a través del arte. Así que, En ninguno de los casos disponía de más información.
como escritor, las mantengo, pero como ciudadano no puedo; En el primer caso alguien estaba, obviamente, buscando unas
como ciudadano he de preguntar: ¿qué es verdad? ¿Qué es tijeras, y preguntaba por su paradero a otro de quien sospechaba
mentira? que las había robado. Pero, de alguna manera, yo sabía que a
La verdad en el arte dramático es siempre esquiva. Uno nunca la persona interrogada le importaban un bledo tanto las tijeras
la encuentra del todo, pero su búsqueda llega a ser compulsiva. como el interrogador.
Claramente, es la búsqueda lo que motiva el empeño. Tu tarea En «Oscuro», tomé la descripción del pelo de alguien, el pelo
es la búsqueda. De vez en cuando, te tropiezas con la verdad en de una mujer, y era la respuesta a una pregunta. En ambos casos
la oscuridad, chocando con ella o captando una imagen fugaz o me vi obligado a continuar. Ocurrió visualmente, en una muy
una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuen- lenta graduación, de la sombra hacia la luz.
temente sin que te hayas dado cuenta de ello. Pero la auténtica Siempre comienzo una obra llamando a los personajes A, B
verdad es que en el arte dramático no hay tal cosa como una y C.
verdad única. Hay muchas. Y cada una de ellas se enfrenta a la En la obra que acabaría convirtiéndose en The Homecoming,
otra, se alejan, se reflejan entre sí, se ignoran, se burlan la una vi a un hombre entrar en una habitación austera y hacerle la
de la otra, son ciegas a su mera existencia. A veces, sientes que pregunta a un hombre más joven sentado en un feo sofá, con un
tienes durante un instante la verdad en la mano para que, a con- periódico de carreras de caballos. En cierta forma sospechaba
tinuación, se te escabulla entre que A era un padre y que B era su
los dedos y se pierda. HAROLD PINTER (Londres, 1930). Dramaturgo británico. Su hijo, pero no tenía la certeza. Sin
Me han preguntado con fre- primera obra de teatro corta, La habitación, se estrenó en embargo, esta posibilidad se con-
cuencia cómo nacen mis obras 1957. Se destacan sus obras teatrales La fiesta de cumplea- firmaría poco después cuando B
teatrales. No sé cómo explicarlo. ños (1958), El portero (1960), El amante (1963), El retorno (que más adelante se convertiría
Como tampoco puedo resumir al hogar (1965), Viejos tiempos (1971), Tierra de nadie (1975) en Lenny) le dice a A (más ade-
mis obras, a menos que explique y Betrayal (1979). Entre sus guiones cinematográficos se encuentran El lante convertido en Max): «Papá,
qué ocurre en ellas. Esto es lo sirviente (1963), Accidente (1967), El mensajero (1971), de Joseph Losey, ¿te importa si cambiamos de
que dicen. Esto es lo que hacen. El último magnate (1976), de Elia Kazan, y La amante del teniente francés tema de conversación? Te quiero
Casi todas las obras nacen (1981), de Karel Reisz. Pinter también dirigió en Londres (1967) y Nueva preguntar algo. Lo que cenamos
de una frase, una palabra o una York (1968) las obras de teatro El hombre de la cabina de cristal y Butley antes, ¿cómo se llama? ¿Cómo
imagen. A la palabra le sigue (1971). Sus Poemas y prosa: 1949-1977 se publicaron en 1978. Texto lo llamas tú? ¿Por qué no te
rápidamente una imagen. Daré tomado de www.escolar.net. compras un perro? Eres un chef

REVISTA NÚMERO • Edición 48 18 Marzo • Abril • Mayo 2006


Las acciones de Estados Unidos a lo
largo y ancho del mundo dejaron claro
que habían decidido que tenían carta
blanca para hacer lo que quisieran.

cial es la objetividad. Hay que dejar que los personajes respiren


por su propia cuenta. El autor no ha de confinarlos ni restrin-
girlos para satisfacer sus gustos, disposiciones o prejuicios. Ha
de estar preparado para acercarse a ellos desde una variedad de
ángulos, desde un surtido amplio y desinhibido de perspectivas
que resulten. Quizá, de vez en cuando, cogerlos por sorpresa,
pero a pesar de todo, dándoles la libertad para ir donde deseen.
Esto no siempre funciona. Y, por supuesto, la sátira política no
se adhiere a ninguno de estos preceptos. De hecho, hace preci-
samente lo contrario, que es su auténtica función.
En mi obra The Birthday Party creo que permito el funciona-
miento de un amplio abanico de opciones en un denso bosque
de posibilidades, antes de concentrarme finalmente en un acto
de dominación.
Mountain Language no aspira a esa amplitud de funciona-
miento. Es brutal, breve y desagradable. Pero los soldados en
la obra sí que se divierten con ello. Uno olvida en ocasiones
que los torturadores se aburren con facilidad. Necesitan
reírse de vez en cuando para mantener el ánimo. Este hecho
ha sido confirmado naturalmente por lo que ocurrió en Abu
Ghraib en Bagdad. Mountain Language sólo dura 20 minutos,
pero podría continuar hora tras hora, una y otra y otra vez,
repetirse lo mismo en forma continua, una y otra vez, hora
de perros. De verdad. Crees que estás cocinando para perros». tras hora.
De manera que como B llama a A «Papá», me pareció razonable Ashes to Ashes, por otra parte, me da la impresión de que
suponer que eran padre e hijo. A era claramente el cocinero y transcurre bajo el agua. Una mujer que se ahoga, la mano que
su comida no parecía ser muy valorada. ¿Significaba esto que emerge sobre las olas intentando alcanzar algo, que se hunde
no había una madre? Eso aún no lo sabía. Pero, como me dije y desaparece, buscando a otros, pero sin encontrar a nadie, ya
entonces, nuestros principios nunca saben de nuestros finales. sea por encima o por debajo del agua, hallando únicamente
«Oscuro». Una gran ventana. Un cielo al atardecer. Un hom- sombras, reflejos, flotando; la mujer es una figura perdida en
bre, A (que se convertiría en Deeley) y una mujer, B (que luego un paisaje que las aguas están cubriendo, una mujer incapaz de
sería Kate), sentados con unas bebidas. ¿Gorda o flaca?, pregun- escapar de la catástrofe que parecía que sólo afectaba a otros.
ta el hombre. ¿De quién hablan? Pero entonces veo, de pie junto Con todo, de la misma manera que ellos murieron, ella tam-
a la ventana, a una mujer, C (que sería Anna), iluminada por bién ha de morir.
una luz diferente, de espaldas a ellos, con el pelo oscuro. El lenguaje político, tal como lo usan los políticos, no se
Es un momento extraño, el momento de crear unos perso- adentra en ninguno de estos territorios dado que la mayoría de
najes que hasta ahora no han existido. Todo lo que sigue es los políticos, según las evidencias a las que tenemos acceso, no
irregular, vacilante, incluso alucinatorio, aunque a veces puede están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar
ser una avalancha imparable. La posición del autor es rara. De ese poder. Para conservarlo es necesario mantener al pueblo en
cierto modo no es bienvenido por los personajes. Los persona- la ignorancia, que vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad
jes se le resisten, no es fácil convivir con ellos, son imposibles sobre sus propias vidas. Lo que nos rodea es un enorme entra-
de definir. Desde luego, no puedes mandarlos. Hasta un cierto mado de mentiras, de las cuales nos alimentamos.
punto, puedes jugar una partida interminable con ellos al gato y Como todo el mundo aquí sabe, la justificación de la inva-
al ratón, a la gallina ciega, al escondite. Pero finalmente encuen- sión de Iraq era que Saddam Hussein tenía en su posesión un
tras que tienes a personas de carne y hueso en las manos, perso- peligrosísimo arsenal de armas de destrucción masiva, algunas
nas con voluntad y con sensibilidades propias, hechas de partes de las cuales podían lanzarse en 45 minutos, capaces de provo-
que eres incapaz de cambiar, manipular o distorsionar. car una espeluznante destrucción. Nos aseguraron que eso era
Así que el lenguaje en el arte es una ambiciosa transacción, cierto. No lo era. Nos contaron que Iraq mantenía una relación
unas arenas movedizas, un trampolín, un estanque helado con Al Qaeda y que era responsable, en parte, de la atrocidad
que se puede abrir bajo tus pies, los del autor, en cualquier que ocurrió en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Nos
momento. aseguraron que esto era cierto. No lo era. Nos contaron que Iraq
Pero, como he dicho, la búsqueda de la verdad no puede dete- era una amenaza para la seguridad del mundo. Nos aseguraron
nerse nunca. No puede aplazarse, no puede retrasarse. Hay que que era cierto. No lo era.
hacerle frente, ahí mismo, en el acto. La verdad es algo completamente diferente. La verdad tiene
El teatro político presenta una variedad totalmente distinta que ver con la forma en la que Estados Unidos entiende su papel
de problemas. Hay que evitar los sermones a toda costa. Lo esen- en el mundo y en cómo decide encarnarlo.

Marzo • Abril • Mayo 2006 19 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Pero antes de volver al presente, me gustaría mirar al pasa- el desarrollo de la gangrena. Cuando el pueblo ha sido sometido
do reciente; me refiero a la política exterior de Estados Unidos —o molido a palos, lo que viene a ser lo mismo— y tus propios
desde el final de la segunda guerra mundial. Creo que es nuestra amigos, los militares y las grandes corporaciones, se sientan
obligación someter esta época a cierta clase de escrutinio, aun- confortablemente en el poder, tú te pones frente a la cámara y
que sea de un modo incompleto, que es lo que nos permite el dices que la democracia ha prevalecido. Esto fue lo normal en la
tiempo que tenemos. política exterior de Estados Unidos durante los años de los que
Todo el mundo sabe lo que ocurrió en la Unión Soviética y en estoy hablando.
la Europa del Este durante el período de posguerra: la brutalidad La tragedia de Nicaragua fue un caso muy significativo. La
sistemática, las múltiples atrocidades, la persecución sin piedad escogí para exponerla aquí como un ejemplo claro de cómo ve
del pensamiento independiente. Todo ello se ha documentado y Estados Unidos su papel en el mundo, tanto entonces como
verificado ampliamente. ahora.
Sin embargo, lo que pretendo mostrar es que los crímenes Yo estuve presente en una reunión en la embajada de Estados
de Estados Unidos en la misma época sólo se han registrado Unidos en Londres, a finales de los años ochenta.
en forma superficial, no digamos ya que se han documentado, El Congreso de Estados Unidos estaba a punto de decidir
admitido, o reconocido siquiera como crímenes. Pienso que esto si daba más dinero a la Contra para su campaña contra el
debe solucionarse y que la verdad sobre este asunto tiene mucho gobierno de Nicaragua. Yo era miembro de una delegación
que ver con la situación en la que se encuentra el mundo actual- que venía a hablar en nombre de Nicaragua, pero la persona
mente. Aunque limitadas, hasta cierto punto, por la existencia más importante en esta delegación era el padre John Metcalf.
de la Unión Soviética, las acciones de Estados Unidos a lo largo y El líder del grupo de Estados Unidos era Raymond Seitz
ancho del mundo dejaron claro que habían decidido que tenían (por aquel entonces ayudante del embajador y, más tarde,
carta blanca para hacer lo que quisieran. embajador él mismo). El padre Metcalf dijo: «Señor, dirijo
La invasión directa de un Estado soberano nunca ha sido el una parroquia en el norte de Nicaragua. Mis feligreses cons-
método favorito de Estados Unidos. En la mayor parte de los truyeron una escuela, un centro de salud, un centro cultural.
casos han preferido lo que ellos han descrito como «conflicto Vivíamos en paz. Hace unos pocos meses un grupo de la
de baja intensidad». Conflicto de baja intensidad significa que Contra atacó la parroquia. Lo destruyeron todo: la escuela,
miles de personas mueren, pero más lentamente que si lanzases el centro de salud, el centro cultural. Violaron a las enferme-
una bomba sobre ellos de una sola vez. Significa que infectas el ras y las maestras, asesinaron a los médicos de la forma más
corazón del país, que estableces un tumor maligno y observas brutal. Se comportaron como salvajes. Por favor, exija que el

REVISTA NÚMERO • Edición 48 20 Marzo • Abril • Mayo 2006


Estados Unidos apoyó y creó, en algunos
casos, todas las dictaduras militares de
derecha en el mundo tras el final de la
segunda guerra mundial.
gobierno de Estados Unidos retire su apoyo a esta repugnante
actividad terrorista».
Raymond Seitz tenía muy buena reputación como hombre
racional, responsable y altamente sofisticado. Era muy respe-
tado en los círculos diplomáticos. Escuchó, hizo una pausa, y
entonces habló con gravedad. «Padre, déjame decirte algo. En
la guerra, la gente inocente siempre sufre», dijo. Hubo un frío
silencio. Lo miramos. Él no parpadeó.
La gente inocente, en realidad, siempre sufre.
Finalmente, alguien dijo: «Pero en este caso “las personas
inocentes” fueron las víctimas de una espantosa atrocidad sub-
vencionada por su gobierno, una entre muchas. Si el Congreso
concede a la Contra más dinero, más atrocidades de esta clase
tendrán lugar. ¿No es así? ¿No es por tanto su gobierno culpable
de apoyar actos de asesinato y destrucción contra los ciudada-
nos de un Estado soberano?».
Seitz se mantuvo imperturbable. «No estoy de acuerdo con
que los hechos, tal como se han presentado, apoyen sus afirma-
ciones», dijo.
Mientras abandonábamos la embajada, un asistente estado-
unidense me dijo que había disfrutado con mis obras. No le No estaba probada la existencia de una brutalidad sistemática u
respondí. oficial por parte de los militares. Ningún sacerdote fue asesinado
Debo recordarles que el entonces presidente, Reagan, hizo en Nicaragua. De hecho, había tres sacerdotes en el gobierno: dos
la siguiente declaración: «La Contra es el equivalente moral de jesuitas y un misionero Maryknoll. Los calabozos totalitarios
nuestros padres fundadores». estaban en realidad muy cerca, en El Salvador y en Guatemala.
Estados Unidos apoyó la brutal dictadura de Somoza en Estados Unidos había hecho caer en 1954 al gobierno elegido
Nicaragua durante cuarenta años. El pueblo nicaragüense, guiado democráticamente en Guatemala y se calcula que unas 200.000
por los sandinistas, derrocó este régimen en 1979, una impresio- personas habían sido víctimas de las sucesivas dictaduras mili-
nante revolución popular. tares.
Los sandinistas no eran perfectos. Tenían un claro compo- A seis de los más eminentes jesuitas del mundo los asesi-
nente de arrogancia y su filosofía política contenía un cierto naron brutalmente en la Universidad de Centro América (San
número de elementos contradictorios, pero eran inteligentes, Salvador), en 1989, miembros de un batallón del regimiento
racionales y civilizados. Se propusieron conseguir una sociedad Alcatl entrenado en Fort Benning (Georgia, Estados Unidos).
estable, decente y plural. Se abolió la pena de muerte. A cien- A un hombre extremadamente valiente, el arzobispo Romero,
tos de miles de campesinos pobres los libraron de una muerte lo mataron mientras se dirigía a la gente. Se calcula que murie-
segura. A unas cien mil familias les dieron títulos de propiedad ron 75.000 personas. ¿Por qué las asesinaron? Pues porque
sobre tierras. Se construyeron dos mil escuelas. Gracias a una creían que una vida mejor era posible y que debía conseguirse.
notable campaña educativa se redujo el analfabetismo en el país Esta creencia los convirtió de modo inmediato en comunistas.
a menos de una séptima parte. Se establecieron una educación y Murieron porque se atrevieron a cuestionar el statu quo, la
un servicio de salud gratuitos. La mortalidad infantil disminuyó interminable situación de pobreza, enfermedad, degradación y
en una tercera parte. Se erradicó la polio. opresión que habían recibido como herencia.
Estados Unidos denunció estos logros como una subversión Estados Unidos finalmente hizo caer el gobierno sandinista.
marxista-leninista. Desde el punto de vista del gobierno de Supuso varios años y una resistencia considerable, pero una
Estados Unidos, se estaba estableciendo un ejemplo peligroso. persecución económica implacable y 30.000 muertos al final
Si a Nicaragua se le permitía fijar normas básicas de justicia minaron la moral del pueblo nicaragüense. Exhaustos y con-
social y económica, si se le dejaba subir los niveles de salud y denados a la pobreza una vez más. Los casinos volvieron al
educación, al igual que alcanzar una unidad social y un respeto país, la salud y la educación gratuita se acabaron. Las grandes
nacional propio, los países vecinos se plantearían las mismas empresas regresaron en mayor número. La «democracia» había
cuestiones y harían lo mismo. En ese momento había, por prevalecido.
supuesto, una feroz resistencia al statu quo en El Salvador. Sin embargo esta «política» no estuvo, de ninguna manera,
Ya he hablado del «entramado de mentiras» que nos rodea. limitada a Centroamérica. Se puso en práctica a lo largo y ancho
El presidente Reagan describía habitualmente a Nicaragua como del mundo. No tenía final. Y ahora es como si nunca hubiese
un «calabozo totalitario», calificativo aceptado en forma general pasado.
por los medios y, por supuesto, por el gobierno británico, como Estados Unidos apoyó y creó, en algunos casos, todas las
un comentario acertado e imparcial. Pero la realidad es que no dictaduras militares de derecha en el mundo tras el final de
estaba documentada la existencia de escuadrones de la muerte la segunda guerra mundial. Me refiero a Indonesia, Grecia,
durante el gobierno sandinista. No había constancia de torturas. Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala,

Marzo • Abril • Mayo 2006 21 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Estados Unidos es sin duda el mayor
espectáculo ambulante. Pueden ser
brutales, indiferentes, desdeñosos
y bárbaros, pero también muy
inteligentes.

El cojín puede sofocar tu inteligencia y tu capacidad crítica,


pero es muy cómodo. Esto no funciona, por supuesto, para los
40 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza y
los dos millones de hombres y mujeres prisioneros en los vastos
gulags de las cárceles, que se extienden a lo largo de Estados
Unidos.
Estados Unidos ya no se preocupa por los conflictos de baja
intensidad. No ve ningún interés en ser reticente o disimulado.
Pone sus cartas sobre la mesa sin miedo ni favor. Sencillamente
le importan un bledo las Naciones Unidas, la legalidad interna-
cional o el desacuerdo crítico, que juzga impotente e irrelevante.
Tiene su propio perrito faldero acurrucado detrás de ellos, la
patética y supina Gran Bretaña.
¿Qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral? ¿Hemos
tenido alguna vez alguna? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se
refieren a un término utilizado muy raramente en estos días
—conciencia—? ¿Una conciencia para usar no sólo con nues-
tros propios actos sino también con nuestra responsabilidad,
compartida en los actos de los demás? ¿Está todo muerto? Miren
Guantánamo. Cientos de personas detenidas sin cargos a lo largo
de tres años, sin representación legal ni un juicio conveniente,
técnicamente detenidos para siempre. Esta estructura, por com-
pleto ilegal, se mantiene como un desafío de la convención de
Ginebra. Esto no sólo lo tolera sino que difícilmente lo plantea
El Salvador y, por supuesto, Chile. El horror que Estados Unidos lo que se llama «la comunidad internacional». Esta atrocidad
infligió a Chile en 1973 nunca se podrá purgar ni olvidar. criminal la está cometiendo un país que se declara a sí mismo
Cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos como «el líder del mundo libre». ¿Pensamos en los habitantes de
países. ¿Tuvieron lugar? ¿Son todas esas muertes atribuibles a la bahía de Guantánamo? ¿Qué es lo que dicen los medios? Lo
la política exterior estadounidense? La respuesta es sí, tuvieron reseñan ocasionalmente —una pequeña mención en la página
lugar y son atribuibles a la política exterior estadounidense. seis—. A ellos los han asignado a una tierra de nadie de la que,
Pero ustedes no lo sabrían. por cierto, puede que nunca regresen. En la actualidad muchos
Esto nunca ocurrió. Nunca ocurrió nada. Ni siquiera mientras están en huelga de hambre, alimentados a la fuerza, entre ellos
ocurría estaba ocurriendo. No importaba. No era de interés. Los los residentes británicos. No hay sutilezas en estos procesos de
crímenes de Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, alimentación. Ni sedaciones ni anestésicos. Sólo un tubo inser-
inmorales, despiadados, pero muy pocas personas han hablado tado en la nariz y dentro de la garganta. Tú vomitas sangre. Esto
de ellos. Esto es algo que hay que reconocerle a Estados Unidos. es tortura. ¿Qué ha dicho la secretaria británica de relaciones
Ha ejercido su poder a través del mundo sin dejarse llevar por exteriores sobre esto? Nada. ¿Qué ha dicho el primer ministro
las emociones mientras pretendía ser una fuerza al servicio del británico sobre esto? Nada ¿Por qué no? Porque Estados Unidos
bien universal. Ha sido un brillante ejercicio de hipnosis, inclu- ha dicho: criticar nuestra conducta en la bahía de Guantánamo
so ingenioso, y ha tenido un gran éxito. constituye un acto poco amistoso. O estas con nosotros o contra
Estados Unidos es sin duda el mayor espectáculo ambu- nosotros. Así que Blair se calla.
lante. Pueden ser brutales, indiferentes, desdeñosos y bár- La invasión de Iraq ha sido un acto de bandidos, un evidente
baros, pero también muy inteligentes. Como vendedores no acto de terrorismo de Estado con el que se demuestra un des-
tienen rival, y la mercancía que mejor venden es el amor precio absoluto por el concepto de leyes internacionales. La
propio. Es un gran éxito. Escuchen a todos los presidentes invasión fue una acción militar arbitraria basada en una serie
de Estados Unidos en la televisión usando las palabras «el de mentiras sobre mentiras y burda manipulación de los medios
pueblo americano», como en la siguiente frase: «Le digo al y, por consiguiente, del público; un acto con la intención de
pueblo estadounidense que es la hora de rezar y defender los consolidar el control económico y militar de Estados Unidos
derechos del pueblo americano y le pido al pueblo americano sobre Oriente Próximo, camuflado —como último recurso,
que confíe en su presidente en la acción que va a tomar en pues todas las otras justificaciones han caído por ellas mis-
beneficio del pueblo americano». mas— como una liberación. Una formidable aseveración de la
Es una estratagema brillante. El lenguaje se usa hoy en día fuerza militar responsable de la muerte y mutilación de cientos
para mantener controlado el pensamiento. Las palabras «el pue- y cientos de personas inocentes.
blo americano» producen un cojín de tranquilidad en verdad Hemos traído tortura, bombas de racimo, uranio empobre-
sensual. No necesitas pensar. Simplemente échate sobre el cojín. cido, innumerables actos de muerte aleatoria, miseria, degra-

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dación y muerte para el pueblo iraquí y lo llamamos «llevar la Bush ha advertido que enviará a los marines. Pero Tony Blair ha
libertad y la democracia a Oriente Próximo». ratificado el Tribunal y por eso se le puede perseguir. Podemos
¿Cuánta gente tienes que matar antes de ser considerado un proporcionarle al Tribunal su dirección si está interesado: es el
asesino de masas y un criminal de guerra? ¿Cien mil? Más que número 10 de Downing Street, Londres.
suficiente, habría pensado yo. Por eso es justo que a Bush y Blair La muerte en este contexto es irrelevante. Ambos, Bush y
los procese el Tribunal Penal Internacional. Con todo, Bush Blair, ponen la muerte bien lejos, en los números atrasados. Al
ha sido listo. No ha ratificado al Tribunal Penal Internacional. menos 100.000 iraquíes murieron por las bombas y misiles esta-
Por eso si un soldado o político estadounidense es arrestado, dounidenses antes de que la insurgencia iraquí empezase. Estas

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La invasión de Iraq ha sido un acto
de bandidos, un evidente acto de
terrorismo de Estado con el que se
demuestra un desprecio absoluto por el
concepto de leyes internacionales.

pero de cada casa muerta sale metal ardiendo


en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.
personas no existen ahora. Sus muertes no existen. Son espacios ¿Preguntaréis por qué su poesía
en blanco. Ni siquiera los han registrado como muertos. «No no nos habla del sueño, de las hojas,
hacemos recuento de cuerpos», dijo el general estadounidense de los grandes volcanes de su país natal?
Tommy Franks. ¡Venid a ver la sangre por las calles,
Al comienzo de la invasión se publicó en la portada de los venid a ver
periódicos británicos una fotografía de Tony Blair besando la la sangre por las calles,
mejilla de un niño iraquí. «Un niño agradecido», decía en el venid a ver la sangre
pie de foto. Unos días después apareció una historia con una por las calles!».
fotografía, en una página interior, de otro niño de cuatro años Quisiera dejar en claro que al citar el poema de Neruda no
sin brazos. Su familia había sido alcanzada por un misil. Él estoy comparando de ninguna manera la República Española
fue el único sobreviviente. «¿Cuándo recuperaré mis brazos?», con el Iraq de Saddam Hussein. Cito a Neruda porque en ningún
preguntaba. La historia desapareció. Bien, Tony Blair no lo tenía otro sitio de la lírica contemporánea leí una descripción más
en sus brazos, tampoco el cuerpo de ningún otro niño mutila- insistente y cierta del bombardeo contra civiles.
do, ni el de ningún cadáver ensangrentado. La sangre es sucia. He dicho antes que Estados Unidos es ahora totalmente fran-
Ensucia tu camisa y tu corbata cuando te encuentras dando un co al poner las cartas sobre la mesa. Éste es el caso. Su política
discurso sincero en televisión. oficial se define hoy en día como «Dominio sobre todo el espec-
Los dos mil estadounidenses muertos son una vergüenza. tro». Ese no es mi término, es el suyo. «Dominio sobre todo el
Los transportan a sus tumbas en la oscuridad. Los funerales espectro» quiere decir control de la tierra, mar, aire y espacio y
son discretos, fuera de peligro. Los mutilados se pudren en sus todos sus recursos.
camas, algunos para el resto de sus vidas. Así los muertos y los Estados Unidos ocupa ahora 702 bases militares a lo largo
mutilados se pudren, en diferentes tipos de tumbas. del mundo en 132 países, con la honorable excepción de Suecia,
Aquí hay un extracto del poema «Explico algunas cosas», de por supuesto. No sabemos muy bien cómo ha llegado a estar ahí,
Pablo Neruda: pero de hecho está ahí.
«Y una mañana todo estaba ardiendo Estados Unidos posee ocho mil cabezas nucleares activas y
y una mañana las hogueras usables. Dos mil están en sus disparaderos, alerta, listas para ser
salían de la tierra lanzadas quince minutos después de una advertencia. Está desa-
devorando seres, rrollando nuevos sistemas de fuerza nuclear, conocidos como
y desde entonces fuego, «destructores de búnkeres». Los británicos, siempre coope-
pólvora desde entonces, rativos, están intentando remplazar su propio misil nuclear,
y desde entonces sangre. Trident. ¿A quién, me pregunto, están apuntando? ¿A Osama
Bandidos con aviones y con moros, Bin Laden? ¿A ti? ¿A mí? ¿A Joe Dokes? ¿China? ¿París? Quién
bandidos con sortijas y duquesas, sabe. Lo que sí sabemos es que esta locura infantil —la posesión
bandidos con frailes negros bendiciendo y uso en forma de amenazas de armas nucleares— es el cora-
venían por el cielo a matar niños, zón de la actual filosofía política de Estados Unidos. Debemos
y por las calles la sangre de los niños recordarnos a nosotros mismos que Estados Unidos se halla en
corría simplemente, como sangre de niños. un continuo entrenamiento militar y no muestra indicios de
¡Chacales que el chacal rechazaría, aminorar el paso.
piedras que el cardo seco mordería escupiendo, Muchos miles, si no millones, de personas en Estados Unidos
víboras que las víboras odiaran! están asqueadas, avergonzadas y enfadadas por las acciones de
¡Frente a vosotros he visto la sangre su gobierno, pero, tal como están las cosas, no son una fuerza
de España levantarse política coherente —todavía—. Pero la ansiedad, la incerti-
para ahogaros en una sola ola dumbre y el miedo que podemos ver crecer cada día en Estados
de orgullo y de cuchillos! Unidos no es probable que disminuya.
Generales Sé que el presidente Bush tiene algunos escritores de discur-
traidores: sos muy competentes, pero quisiera ofrecerme como voluntario
mirad mi casa muerta, para el empleo. Propongo el siguiente breve discurso que él
mirad España rota: podría leer en televisión a la nación. Lo veo solemne, con el

REVISTA NÚMERO • Edición 48 24 Marzo • Abril • Mayo 2006


pelo cuidadosamente peinado, serio, confiado, sincero, fre-
cuentemente seductor, a veces empleando una sonrisa irónica,
curiosamente atractiva, un auténtico macho.
«Dios es bueno. Dios es grande. Dios es bueno. Mi dios es
bueno. El dios de Bin Laden es malo. El suyo es un mal dios. El
dios de Saddam también era malo, aunque no tuviera ninguno.
Él era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no cor-
tamos las cabezas de la gente. Nosotros creemos en la libertad.
Dios también. Yo no soy bárbaro. Yo soy el líder democrática-
mente elegido de una democracia amante de la libertad. Somos
una sociedad compasiva. Electrocutamos en forma compasiva y
administramos una compasiva inyección letal. Somos una gran
nación. Yo no soy un dictador. Él lo es. Yo no soy un bárbaro. Él
lo es. Y él. Todos ellos lo son. Yo tengo autoridad moral. ¿Ves mi
puño? Esta es mi autoridad moral. Y no lo olvides».
La vida de un escritor es extremadamente vulnerable, apenas
una actividad desnuda. No tenemos que llorar por ello. El escri-
tor hace su elección y queda atrapado en ella. Pero es cierto que
estás expuesto a todos los vientos, algunos de ellos en verdad
helados. Estás solo, por tu cuenta. No encuentras refugio, ni
protección, a menos que mientas, en cuyo caso, por supuesto,
te habrás construido tu propia protección y, podría decirse, te
habrás vuelto un político.
Me he referido un par de veces esta tarde a la muerte. Voy a
citar ahora un poema mío llamado «Muerte»:
«¿Dónde se halló el cadáver?
¿Quién lo encontró?
¿Estaba muerto cuando lo encontraron?
¿Cómo lo encontraron?
¿Quién era el cadáver?
¿Quién era el padre o hija, o hermano
o tío o hermana o madre o hijo
del cadáver abandonado?
¿Estaba muerto el cuerpo cuando fue abandonado?
¿Fue abandonado?
¿Por quién fue abandonado?
¿Estaba el cuerpo desnudo o vestido para un viaje?
¿Qué le hizo declarar muerto al cadáver?
¿Fue usted quien declaró muerto al cadáver?
¿Conocía bien al cadáver?
¿Cómo sabía que estaba muerto?
¿Lavó el cadáver? La Fundación Alejandro Ángel Escobar anuncia la
¿Le cerró ambos ojos? apertura de inscripciones para sus concursos de
¿Enterró el cuerpo? Ciencias y Solidaridad, a partir del 16 de enero de 2006.
¿Lo dejó abandonado?
Se cerrarán el 31 de marzo de este mismo año.
¿Le dio un beso al cadáver?»
Cuando miramos un espejo, pensamos que la imagen que
nos ofrece es exacta. Pero si te mueves un milímetro, la imagen
cambia. Ahora mismo, nosotros estamos mirando un círculo de
reflejos sin fin. Pero en ocasiones el escritor tiene que destrozar
el espejo, porque es en el otro lado del espejo donde la verdad
nos mira a nosotros.
Creo que, a pesar de las enormes dificultades que existen,
una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como
ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y
nuestras sociedades, es una necesidad crucial que nos afecta a
todos. Es, de hecho, una obligación.
Si una determinación como ésta no forma parte de nuestra
visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi se
nos ha perdido: la dignidad como personas. 48

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REVISTA NÚMERO • Edición 48 26 Marzo • Abril • Mayo 2006
AURELIO ARTURO,
LA PALABRA DEL HOMBRE
Al conmemorarse el centenario del nacimiento de uno de los
más importantes y menos conocidos poetas colombianos, Aurelio
Arturo, publicamos el texto que escribió William Ospina sobre
el autor y su obra. Cabe señalar que fue el primer ensayo que
escribió W. Ospina y que con él ganó el primer premio del
concurso de ensayo Aurelio Arturo de la Universidad de Nariño,
en 1982. Fue publicado originalmente en el libro Morada al sur y
otros poemas, de Procultura, 1986.

POR WILLIAM OSPINA


Fotografías archivo particular

En las noches mestizas


poetas conocidos de nuestra tierra suelen cumplir con esa
Alguna vez le confesó a un amigo que se proponía escribir un
convención: Silva, Guillermo Valencia, Porfirio Barba Jacob,
largo poema sobre el Descubrimiento de América. Muchos
León de Greiff. Y de pronto, el más notable, el más perdurable
versos, sin duda, ya habían tomado forma en su mente, por
ese procedimiento singular de su poesía, que crecía lenta y de todos, nos deja la imagen de un funcionario modesto y de
segura en él, y que sólo circunstancialmente se resignaba a un padre de familia sumiso a los rituales de la vida cotidiana,
lo definitivo del lenguaje escrito. Repetiría para sí largamente al lado de una obra asombrosa de pasión, de música verbal, de
los versos hasta que su música delicada fuera satisfactoria, armonía y de brevedad.
por concertar la vastedad de los paisajes y el vigor de los Su poesía parece tan lejana de su existencia corriente, tan
hechos con ese tono íntimo que es su don principal. Nunca encerrada en un ámbito distante y hermético, que tal vez ese
llegó a terminarlo, y descendió con él a la muerte, pero es el primer enigma podría ser una clave central de su vida y de su
poema que nos prometen los primeros, enigmáticos versos obra.
de Morada al sur. Esas noches donde se cruzan las razas, esa
épica descripción de los potros que avanzan castigando y Era en el bello sur
modificando la tierra. En lo fundamental, la poesía de Aurelio Arturo deriva del
Ese tono épico, al comienzo de un poema autobiográfico, ámbito de su infancia y de su juventud. Transcurre, ante todo,
puede sorprendernos, sobre todo si pensamos en lo sosegado y en la vieja casa de sus padres, en los valles del sur, en los
sedentario de la vida de su autor. Lo poco que sabemos de ella campos vecinos, en un mundo tan intensamente vivido y tan
nos muestra a un muchacho de provincia llegado a la ciudad perdido, que el poeta nunca logró escapar a su fascinación.
y convertido en un funcionario, sobrio y silencioso, tímido y Morada al sur es, entre tantas cosas, un monumento de la nos-
huraño, dedicado al solo goce de la lectura y casi indescifrable talgia. En él, Arturo nos confía sus primeros encuentros con
para los seres que le fueron cercanos. Una vida tal nos descon- el mundo, los aros concéntricos de esa relación apasionada y
cierta, tan habituados como estamos a esperar de los poetas fabulosa. Allí donde por primera vez se sintió ser, donde se
hechos memorables, y patéticas o agradables anécdotas. Los supo vivo y solitario, rodeado por leguas de misterios precisos.

Marzo • Abril • Mayo 2006 27 REVISTA NÚMERO • Edición 48


«Un escalón que no esté
profundamente gastado
por los pasos no es, al
fin y al cabo, más que un
poco de madera más bien
Donde miró la luz y los ciclos del mundo, y pués, la muerte lo alcanzó en su modesta
triste».
donde lo conmovieron la constancia de los casa bogotana, el poeta seguía allá, aso-
fenómenos y la mágica metamorfosis que mado a mundos inalcanzables, desde las
el tiempo opera en nosotros. Donde, sobre grandes ventanas de su infancia.
todo, aprendió el amor de la belleza, que nunca se nos aparece
en sus versos como una relación con algo ideal, sino como un Esta tierra donde es dulce la vida
regocijo nacido de las cosas más nítidas. Los bosques y sus La de Nariño es una extraña tierra. Tal vez a ninguna parte del
árboles, las bestias silenciosas, los concertados fenómenos país le es más aplicable esa observación de pintor que Arturo le
de la naturaleza, la firmeza de las moradas humanas en un dedica a su patria: «... bellos países donde el verde es de todos
ambiente reposado y propicio. los colores...».
Había nacido en La Unión, Nariño, en 1906. Tan lejos del Mesetas y llanuras llenas de verde y de frío, esa región está
centro de gravedad de un país que entraba en el siglo desangra- lejos del resto de la patria, y lo estaba mucho más a comienzos
do por las guerras civiles, tan lejos de la capital donde reinaba de siglo. Áridos y desolados cañones la separan, verdaderos
una sediciosa aristocracia política y una empobrecida aristocra- desiertos donde aún ahora sobreviven, en lo alto de unas
cia cultural; la vida en esas apartadas regiones, sin ser idílica, sierras pobres y ardientes, caseríos miserables asomados a
se aproximaba a un cierto ideal de la vida en la naturaleza que campos amarillos de maíz. En el esplendor y la delicadeza
ya parece definitivamente perdido para nosotros. Los padres de sus colores, honduras donde el llano se vuelve rojizo y las
de Arturo poseían tierras y ganados, eran pequeños señores en mesetas verdosas y azules, y donde a veces, como espuma,
una región donde prevalecía la servidumbre, y no carecían de una bruma espesa resbala sobre las formas caprichosas de las
una relación modesta y sincera con la cultura. Amaban su tierra montañas, habita una raza sin destino, desamparada y sucia
como aprendió a amarla el niño: detalladamente, y cuando lus- de pobreza, que asoma a las puertas de casas vacías unos ojos
tros después Arturo se detenía por las avenidas para señalar a inmóviles que parecen interrogar pero que en realidad sólo
sus hijos el movimiento desconcertado y luminoso de las hojas miran al mundo sin esperanza. Perdido en esos yermos, yo he
de un álamo, repetía sin duda esa antigua complacencia con la vivido noches espectrales en las que el cielo parecía mucho
naturaleza que tan difícilmente se adquiere en la ciudad, desde más cierto que la tierra. Su firmamento nocturno está lleno de
donde los campos se ven como un mundo útil e incómodo, en estrellas fugaces, y bajo las constelaciones, como un conjuro,
el que sólo es posible vivir trasladando a él toda la escenografía fluye en la sombra la voz pausada de los campesinos, «contan-
urbana, la plétora de astucias y de máquinas que nos protegen do historias».
del tedio y de la aventura. Un famoso episodio de nuestro pasado común tiene por
escenario esas tierras. A la cabeza de un ejército vacilante, rico
En el umbral de roble demoraba en traidores, Nariño avanzó entre el polvo y el fuego, hacia el
Una casa amplia y acogedora, cuyos umbrales no eran muy sur, para anexar a Colombia el más grande fortín de los espa-
distintos de los naturales umbrales del bosque, una casa con ñoles. Muchos días y muchas noches padecieron esa geografía
amplios salones y ventanales ávidos que reciben toda la luz malvada, diezmados por los cuchillos de los indios y por ince-
exterior, así es en los poemas, acaso magnificada por la devo- santes deserciones. Cuando al fin, arrastrado por su terquedad
ción pero inevitablemente fiel a su modelo, la casa de la infan- y por su conciencia del peligro de la reconquista, Nariño llegó
cia. Por ella vagó cuando niño, sintiendo el contraste entre el al sur, había sobrevivido a tantas conjuras, había dejado atrás
destino humano, que adecua los elementos a las necesidades tantos peligros acechando, e iba tan traicionado y tan solo, que
de la vida social, y el turbulento oleaje de la vida silvestre que solamente pudo entrar sin escolta y entregarse a los enemigos
se ahondaba en valles y bosques hacia ese mundo distante y que pensaba destruir.
extraño que habría de ser, años después, su mundo. Ese mismo camino recorrió el poeta, pero en sentido con-
En esa casa sintió para siempre la presencia invisible de trario, y padeciendo rigores análogos, cuando se alejaba de su
los antepasados, sintió que el pasado, hondo en rostros y en tierra natal buscando un futuro para su vida y para su poesía.
hechos, les da forma y dignidad a las moradas del hombre. En Lo encontró, malamente, pero nunca dejó de sentir que al
uno de sus versos perduraría, hermosamente, aquella sensa- cruzar el cañón del Patía, yendo hacia el norte, dejaba atrás
ción: «En este umbral pulido por los momentos más luminosos de
tantos pasos muertos», nos dice su vida y que para recuperarlos
WILLIAM OSPINA (Padua, Tolima, 1954). Poeta, ensayista,
con su voz siempre afortunada. novelista y traductor. Ha publicado seis libros de poesía
iba a necesitar toda la música que
Años antes, otro hombre tacitur- y diez de ensayo sobre temas literarios y sociales. Ganó
llevaba en su alma.
no, menos jubiloso pero igualmente el Premio Nacional de Poesía en 1992 y el Premio de
pensativo, escribía junto al Elba: Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas El viejo bosque
«Un escalón que no esté profun- en 2003. En el mismo año, editorial Norma de Buenos Aires publi- Siempre tuvo en su mesa de
damente gastado por los pasos no có su traducción completa de Sonetos de William Shakespeare; noche, protegido del desorden de
es, al fin y al cabo, más que un poco en 2004 publicó con Arte Dos Gráfico y la revista Número el libro su biblioteca, El Quijote. En esa
de madera más bien triste». Poesía 1974-2004, y en septiembre de 2005 apareció su primera biblioteca, lo sabemos, no abun-
En ese lugar, Aurelio Arturo novela, Ursúa, un fresco de la Conquista de la América equinoccial daban las obras en castellano y,
estuvo de algún modo hasta el en el siglo XVI, que desde su aparición se encuentra en la lista de menos aún, la poesía y la prosa de
fin. Cuando, sesenta años des- los libros más vendidos y ha sido reeditado cinco veces. los autores de su país. El mismo

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espíritu crítico que aplicó severamente a su propia obra lo esos constantes pero cambiantes giros de la ternura, de la
llevó a excluir de sus gustos esa veneración supersticiosa por insensatez y del heroísmo.
lo nacional que ha sido la ruina de tantos escritores. El azar, o Arturo no fue indigno de sus maestros. Leer sus poemas es
los dioses, lo habían hecho nacer demasiado cerca del mundo una aventura de la imaginación, y en su brevedad, lo fecundo
elemental y demasiado lejos de la precaria y menguante cul- de sus giros verbales, las intuiciones y los sueños que logra
tura de su patria. Después habrían de darle un regalo enorme insinuar son casi inagotables. Cuando, tras mucho tiempo de
y definitivo, la proximidad y el amor de la más compleja y vivir lejos de su Morada al sur, volvía a recorrer en su recuerdo
diversa literatura del mundo. Llegado a la literatura inglesa, las cámaras, los valles y los vientos de aquel tiempo perdido,
espiritualmente entregado a esa tradición, que parece resumir siempre lograba hallar formas verbales nuevas y sugestivas
y exceder a todas las otras, Arturo encontró lo que nunca le para darnos del modo más intenso posible esas realidades
habría dado la mera relación con nuestra literatura: sobriedad, desaparecidas.
vigor, un sentido sutil de la música —que le permitió renun- Por la emanación de ese lenguaje profundo podemos sentir
ciar sin pérdida a las facilidades de la retórica tradicional, a que el poeta, al describir las situaciones y los acontecimientos,
los peligros de las formas clásicas, a los vicios congénitos de no sólo nos da formas y apariencias sino que precisa las cla-
nuestro monótono sentimentalismo—, y una mezcla de pru- ves de su lugar en el mundo. Así, por ejemplo, hay dos versos
dencia y de audacia completamente desconocida antes de él en que nos hablan de la situación de su casa en los campos. El
nuestras letras. Con todo, nunca renunció a su Quijote, y solía primero nos habla del bosque. Cerca de la casa, hacia el norte,
leerlo como se leen la Biblia y la Divina Comedia: abriendo el los árboles se cerraban en un bosque espeso donde Arturo,
libro en cualquier página y saboreando largamente un trozo, un niño vigilante, sintió la existencia de otro tiempo. Más
casi cotidianamente. allá del tiempo convencional de la vida social, cuyos ciclos
Prisionero y vencido, Cervantes había escrito El Quijote miden relojes y calendarios, años y siglos; más allá del tiempo
buscando que su inteligencia, su humor, su abundancia verbal, de nuestro cuerpo, ciclos de luz y de sombra medidos por el
su capacidad de invención y la alegre red de sus sueños lo sal- alimento, el trabajo y el sueño, y hondos ciclos de la memo-
varan de la adversidad o por lo menos atenuaran su espanto. ria, estaban el tiempo de la naturaleza, los ciclos del bosque,
Ello lo obligaba a constantes inventos, a una labor incesante cuyos árboles centenarios, cuya larga costumbre de musgos
de la imaginación, porque no podía permitirse el lujo que casi y estanques, cuya quietud central recorrida por bestias y por
todos los escritores del oficio se permiten ahora: el tedio. vientos propone a los hombres húmedas cronologías rayadas
El Quijote es una sucesión de alegrías y de inventos. por horarios divinos. De un lado está ese bosque, del otro, el
Cervantes disfruta descubriendo maneras de decir y tal vez el campo abierto, los sembrados que llenan el viento de bruscas
mayor placer de su lectura es esa frecuencia de las sorpresas, ráfagas de perfume. En el centro de esas dos imágenes, la una

Marzo • Abril • Mayo 2006 29 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Sabía que la realidad no
es verbal, y no se propuso
ser verosímil recurriendo
inmóvil y oscura, la otra presurosa, ondean- al ingenuo procedimiento en sus versos. Podemos suponer que lo fue:
te y llena de luz, está la morada del poeta, el de copiar los hechos. que en un día de comienzos de siglo el niño
centro de gravedad de una vida destinada al Sabía que inevitablemente recibió de su padre un potro negro como la
equilibrio, a la sobriedad y a la búsqueda del noche, y como la noche cruzado de destellos.
ritmo y de la armonía.
inventamos nuestros El hermoso regalo perduraría en la música.
«Y si al norte el viejo bosque tiene un tic- recuerdos y se entregó El recuerdo fundió en una sola las imágenes
tac profundo, al regocijo de inventar, del potro y de la noche estrellada, y nos ha
al sur el curvo viento trae franjas de dejado ese episodio de un niño que recibe
para reconstruir, no las
aroma». de su padre un regalo vivo que es también la
circunstancias, sino la pasión y el firmamento nocturno:
Es el potro más bello en tierras de tu padre atmósfera de su propio «Y junto al árbol rojo donde el cielo se
Le gustaban los perros y los pájaros. Pero paraíso perdido. posa
en su poesía las criaturas de la tierra y del hay un caballo negro con soles en las
aire se transforman en elementos de una ancas
mitología personal. Puede asociar y casi confundir a la bestia y en cuyo ojo líquido habita una centella.
espectral que rumia a la luz de la luna con el ave que canta Es un caballo, el mío, y oigo una voz que dice:
sobre la rama. Por esa asociación ambos animales escapan “Es el potro más bello en tierras de tu padre”».
de la biología para convertirse en una suerte de huéspedes
mágicos del universo. También son cifras de una percepción El alto grupo de hombres entre sombras oblicuas
singular de la realidad. En un día de 1931, un muchacho de 25 años llegó hasta
«Una vaca sola, llena de grandes manchas, la redacción de un periódico de la capital. Con la timidez
revolcada en la noche de luna, cuando la luna sesga, característica de un joven escritor de provincia que se anima
es como el pájaro toche en la rama, “llamita”, “manzana de a cortejar a la tipografía, presentó al director de la revista
miel”». literaria, Rafael Maya, un conjunto de poemas, cruzó con él
Platón declaró que el asombro es el comienzo de toda filo- unas cuantas palabras y se retiró de nuevo, presuroso. Pocos
sofía. Siglos después Schopenhauer repetiría esa afirmación, días después el director comprendió que tenía en sus manos la
pero pensando también en la literatura y en la música. Habla revelación de un gran talento literario, e hizo llamar de nuevo
de esa suerte de estupefacción dolorosa que está en el origen de al poeta para comunicarle que publicaría sus versos y pedirle
toda reflexión filosófica, y dice que la filosofía debuta, como el que posara para el dibujante del periódico. Por esa circunstan-
Don Juan de Mozart, por un acorde en tono menor. cia, tenemos el retrato de Arturo que apareció acompañando la
Sentimos que Arturo se sobreponía difícilmente a las míni- primera publicación de sus versos. Tres años después se animó
mas sorpresas de los días. Parecía asombrarle que los ojos fue- a publicar de nuevo. Aquello parecía entonces el comienzo de
ran capaces de tantas percepciones diversas, y que el espacio una larga carrera, la presentación inicial de una obra copiosa y
visual ocupado alguna vez por la belleza conmovedora de la notable. Pero el tiempo depara sorpresas. Hoy sabemos que en
luna o de un rostro, pudiera ser ocupado también por imáge- 1934, a los 28 años, Aurelio Arturo había publicado ya la mitad
nes de la tristeza o de la sordidez. de sus obras completas, y estaba terminando la primera fase de
La aparición de los animales en sus versos parece tener su obra. Esta obra no es sólo la más breve de nuestra literatura:
siempre un sentido milagroso. Lo imagino mirando, asombra- es acaso también la única imprescindible en su totalidad, la
do, cómo un pájaro se desprendía de la tierra y, venciendo la única disfrutable palabra a palabra.
prisión de su peso, se hundía en la luz. Esa sorpresa infantil En esa primera selección de sus poemas aparece uno que
está sin duda en el origen de todas las mitologías; de ella ha sido desde entonces huésped frecuente de las antologías y
nacieron el caballo alado de los griegos, los genios orientales, que ligeramente contrasta, por su lenguaje directo, con el resto
los ángeles. Un vuelo de pájaros es para Arturo una «guirnalda de poemas que componen Morada al sur. Es la «Rapsodia de
cuidadosa» tejida en torno a su morada. En otro momento ve Saulo».
el vuelo que se alza, y nos dice, con reposada fe, que esa ala Su tono elegíaco, su exaltación de la vida libre y salvaje,
«verde, tímida, levanta toda la llanura». suele nutrir en nosotros la imagen del poeta como un rudo
El arte de la conversación quiere enseñarnos cada día que hombre de los campos, entregado con pasión a duros oficios.
la verosimilitud de lo que se dice depende del grado de con- Lo recorre «Un hálito de hombría y de resinas»: todo es allí
vicción de quien habla. He oído a hombres que dicen verdades impetuoso, turbulento y feliz. Nos sorprende saber que Aurelio
evidentes y he sentido que mienten. Y he oído relatos desme- Arturo nunca vivió esa vida. Algo en el fondo de sí lo llamaba
surados, evidentemente inventivos o absurdos, y he creído a ser como un roble entre robles, a ser «Un hombre de ligeras
en ellos sin vacilar, arrastrado por la inocencia o por la fe de canoas por los ríos salvajes», pero su destino invencible lo
quien los refiere. llevó a ser un hombre de libros, un lector solitario que en el
En Arturo existen siempre esa convicción y esa fe. Sabía día debía resignarse a administrar la justicia en un país donde
que la realidad no es verbal, y no se propuso ser verosímil los caminos legales son el último recurso de los hombres. Su
recurriendo al ingenuo procedimiento de copiar los hechos. destino lo llevó a ser un poeta casi anónimo, con la máscara de
Sabía que inevitablemente inventamos nuestros recuerdos y la ley sobre el rostro, cubriendo con atributos convencionales
se entregó al regocijo de inventar, para reconstruir, no las cir- la pasión y la música de su desdicha.
cunstancias, sino la atmósfera de su propio paraíso perdido. Cuando escribió la «Rapsodia de Saulo» ya había renuncia-
No sabemos si alguna vez fue suyo ese potro que menciona do a esa vida salvaje, pero no había renunciado al recuerdo y a

REVISTA NÚMERO • Edición 48 30 Marzo • Abril • Mayo 2006


la veneración de aquellos hombres que en el sur porfiaban con
los elementos, haciendo del trabajo y de la rudeza un hermoso
pretexto para seguir viviendo. Esos hombres que socavan los
troncos cortados para hacer canoas, que derriban árboles y
pájaros, esos hombres que cantan y maldicen, o que cabalgan
por los llanos, son los héroes de esta poesía. Si a veces nos
parecen titánicos es porque los vemos a través de los ojos de
un niño, desde la absorta estatura de un niño. El niño que
viéndolos sintió alguna vez en ellos una prefiguración de su
propio destino.
Años después hizo un viaje secreto. Como Rafael, que al
pintar a los personajes de «La Escuela de Atenas» incluyó entre
los rostros su propio rostro y dejó su imagen viviendo para
siempre entre los sabios de la antigüedad, a la sombra de Palas,
Arturo pintó a los esforzados campesinos de su infancia y se
unió al «Alto grupo de hombres entre sombras oblicuas», y fue
Saulo, el viejo de manos hábiles, que a la orilla de un río cuen-
ta, ya ayudado por las artes de Homero, las leyendas del sur.

¿Te acuerdas de esos viajes bordeados de fábulas?


Quisiéramos saber qué desvió de un modo tan radical su
destino. Aunque no dejaríamos de encontrar en su adoles-
cencia algunos de esos hechos terribles que provocan en un

Marzo • Abril • Mayo 2006 31 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Si su tono principal es el
de una íntima confidencia,
su más notable virtud es la
música.
hombre cambios profundos, en el fondo de normativa, lo único que podríamos llamar
su infancia reposan las primeras señales. religioso, de un modo muy amplio, es esa
Medio siglo después de la abolición oficial de la esclavitud en apasionada relación no con la idea de la vida sino con las
Colombia, perduraba en muchos sitios una costumbre. Las manifestaciones de la vida. Los ecos bíblicos que hallamos de
familias pobres solían entregar sus hijos, a modo de regalo, pronto en sus versos lo tienen todo del amor por un tono, por
a las familias de los terratenientes. Esos hijos, a trueque de un modo a veces clamoroso de expresar formas del heroísmo
ser sostenidos y medianamente educados, entraban a formar o del entusiasmo.
parte de la servidumbre pero amparados por una especie de «Yo subí a las montañas, también hechas de sueño,
relación familiar. Traían a las grandes casas del campo no yo ascendí, yo subí a las montañas, donde un grito
sólo evidencias del mundo exterior sino otros pasados, otras persiste entre las alas de palomas salvajes».
supersticiones. Las nodrizas negras que en su poesía se fun- A veces, vagos, misteriosos, pasan por los salones de la
den en una sola, gigantesca y mítica, traían para Arturo, con infancia los ángeles. Más que un valor religioso tienen allí un
las hereditarias hogueras de su sangre africana, historias de valor estético, y si proceden de la religión han pasado ya por
caseríos en el interior o junto al mar. Por su constitución, por los orbes de Milton y de Dante, vienen exaltados, más allá de
su temprano poder de imaginación, Arturo vivía esas historias sus figuras, en esas existencias intelectuales que Tomás de
con una intensidad que podemos medir por sus versos. Y si Aquino inventaba en sus mejores páginas. Son, como las sire-
los cuentos y las fábulas de su infancia llegaron a descubrir- nas, formas plásticas capaces de sugerir estados de la realidad,
le mundos maravillosos, no ignoramos que hasta el final de de la conciencia. Los primeros son, «en los rincones, ángeles
su vida prohibió, con una vehemencia inusual en él, que les de sombra y de secreto»; los segundos, en una atmósfera que
fueran contadas a sus hijos historias de violencia o de horror. ellos mismos enternecen y ahondan, «ángeles de música».
Tan fuertemente habían quedado grabadas en él esas noches Sacerdote de otros dioses, sabemos que Arturo, en su vida
en que lloraba, temblando de miedo, gritando, después de oír visible, no era religioso. Razonablemente consideraba de mal
las leyendas atroces del campo, con sus cortejos de crímenes gusto tener en las casas los crucifijos y las frecuentes fealdades
y de criaturas maléficas que acechan entre los árboles, o se de la iconografía católica. Uno de sus hijos quiso ser sacerdote
deslizan por las ventanas abiertas, o vuelan llenando la noche y estuvo algún tiempo en un centro destinado a tal fin: aun-
de oscuros presagios. que el poeta nunca pensó siquiera en oponerse, fue notoria
su satisfacción cuando el hijo prefirió otras formas de servir
La faz de la luz pura a Dios. Pero a diferencia de los fanáticos adversarios de la
Lo llamaban las voces de Shakespeare y de Wordsworth. Pero religión, de esos que afirman que la Biblia es el libro que más
también lo llamaba, si no una voz, un rumor. Ese zumbido daño le ha hecho a la humanidad y que rechazan a Dante y a
«de abeja de ritmo» que tenían sus viejos campos soleados. Chesterton por no compartir su credo, quiso siempre la gran
Este hombre que administraba la justicia tenía que ser justo cultura cristiana y alguna vez pudo regalar a su hija la réplica
consigo mismo y toda la vida parece moverse, con dolor y con de una madonna del Renacimiento, tal vez una de las madonnas
lealtad, entre dos nostalgias. La de su salvaje tierra natal y la de Rafael, destinada a la pared de su cuarto.
de la gran vida urbana que apenas pudo presentir o adivinar Volvamos a pensar en él oscilando entre dos luces: esa que
en su temprano viaje a Norteamérica. Esa última era más bien la tradición llama, fiel a Platón, la luz del pensamiento, que lo
una nostalgia del futuro. No parece que hubiera querido vivir atraía desde las ciudades y la cultura, y esa otra que resplan-
en las grandes llanuras del Norte: quería vivir en Nueva York, decía en su infancia y de la cual estaba irremediablemente
donde veía el centro de la cultura, de los diálogos literarios, de exiliado.
las grandes exposiciones pictóricas, la Roma de su época. Pero Así lo dice en su poema al sol:
condescender a tal sueño era apartarse definitivamente de ese «Pero ahora el sol está muy lejos,
rincón donde brillaba para él la luz verdadera, esa del sol que lejos de mi silencio y de mi mano,
vio por las grandes ventanas y que cantó bellamente en un el sol está en la aldea y alegra las espigas
poema: un poema que aun teniendo la sosegada evolución de y trabaja hombro a hombro con los hombres del campo».
los viejos himnos, renuncia a la figura patriarcal, a la pagana Otros versos, que no se agotan en esa revelación, nos
divinidad que adoraban egipcios y griegos, para celebrar la muestran cuánto ese deslumbramiento inicial permaneció en
amistad generosa de una estrella. él para siempre, casi negando a su espíritu la posibilidad de
Hay una notable ausencia en la poesía de Arturo: la de la contemplar otra luz:
religión. Los amigos de la antítesis pueden presumir por esa «Si de tierras hermosas retorno,
expresa ausencia una presencia tácita y total. Lo cierto es que ¿qué traigo? ¡Me cegó su resplandor!».
acaso por primera vez en nuestras letras la mitología cristiana Se lo vio permanecer lejos de esa tierra, reemplazar el brillo
no interviene, no se interpone, entre la emoción y el poema. de sus campos con la luz de la ciudad, internarse, silencioso y
Nuestra historia literaria es profusa en blasfemos y en monjes, taciturno, en «la noche dorada».
unos y otros parasitan de esas opresivas convenciones, de
esa montaña de supersticiones e inutilidades que es nuestra Sólo para el oído
lamentable vida religiosa. Y así como en los piadosos no sole- Si su tono principal es el de una íntima confidencia, su más
mos encontrar fe ni pasión, en los impíos no encontramos ni notable virtud es la música. La melodía que tiene en sus ver-
lucidez ni imaginación. En Arturo, cuya poesía no se ocupa sos la lengua castellana es tal vez lo más sorprendente que
de la teología y cuya ética apenas sugerida no es en absoluto
Continúa en la página 34

REVISTA NÚMERO • Edición 48 32 Marzo • Abril • Mayo 2006


Arturo ha hecho para nosotros. «Comodidades métricas» fundos es la mujer sensual que llamaba su sangre, o la joven
llamó alguien alguna vez a la gran revolución que Silva y madre callada y luminosa, o la propia música,
Darío trajeron a nuestra lengua. A menudo, desencantados «la desnuda música avanzando desde el piano,
por los poemas de esos dos libertadores, olvidamos que avanzando por el largo, por el oscuro salón, como en un
ellos modificaron, y Darío ante todo, nuestro ritmo, nuestra sueño».
respiración. Muchas cosas, sin duda, no podían decirse en Podemos creer, como afirma Borges en su poema a Johannes
castellano antes de la pasión, la vivacidad, la diversidad Brahms, que la música es indecible en palabras, porque la
temática y rítmica que su labor legó al idioma. Porque no palabra quiere traducir las emociones en tanto que la música
bastan las palabras: una labor más secreta en la depura- es esas emociones sucediéndose en sonidos, ritmos, intensi-
ción de una lengua está en la sintaxis, en el ritmo, en la dades, silencios: pero creo que seguiremos oyendo con alegría
capacidad expresiva de las combinaciones verbales. Creo esa descripción de la música, que Arturo nos ha dejado en sus
que nos aproximaron a todos a una relación estética con versos:
las palabras, labor casi divina en nuestra cultura a medio «Te hablo de un bosque extasiado que existe
hacer. Estaban tan cerca, sin embargo, de ciertas tradicio- sólo para el oído,
nes, que nunca encararon plenamente la tarea de permitir y que en el fondo de las noches pulsa
que las palabras, cuando es preciso, constituyan la melodía violas, arpas, laúdes, y lluvias sempiternas».
del poema sin recurrir a la colaboración ritual, o mágica, o
meramente convencional, del metro y de la rima. Éstos, que El sueño me alarga los cabellos
pueden ser instrumentos sagrados, suelen decaer en pobres Rendido, adormecido por las fábulas de su infancia, bajo la
soportes de una central carencia de música. Hemos llegado sombra protectora de esas figuras míticas, Arturo no sintió
al extremo de confundir a la poesía con esos recursos sub- cómo la edad lo transformaba, y tal vez no comprendió ese
alternos que sólo cobran su dimensión cuando acompasan viento —tan distinto del viento tranquilo que mece las hojas
melodiosamente un tema poético. Desde antes de Darío y las nubes de sus versos—, que de repente lo arrastró a otro
hemos padecido los excesos de la homofonía y la mera mundo. Era, según se dice, el favorito de su madre, y envuelto
astucia verbal. Otro extremo es frecuente en nuestras letras en esa música cruzó el largo salón penumbroso, oyendo ape-
modernas: confundir la poesía con la arbitraria renuncia, nas el rumor de la vida allá, afuera. Quince años, nos dice el
no sólo a la preceptiva sino a la música. Seguro, lejos de poema, demoró recorriendo ese ámbito personal que ahora es
esos extremos, encontramos a Arturo ponderando el sonido de todos nosotros. Algo iba a ocurrir, algo iba a detener y a
y el sentido de cada palabra, haciendo lentamente su poesía desviar sus pasos. Ahora adivinamos que ese momento terrible
con un escrupuloso amor por el lenguaje. Dócil a la voz fue una sucesión de golpes devastadores que le arrebataron las
de sus musas, da a cada tema el ritmo que parece exigir. Y más queridas formas de su infancia. Una gran destrucción fue
al final, no importa si movidos por la convicción o por la la muerte de su madre, la desaparición de su más profunda
fidelidad a su voz, pensamos que Morada al sur sería menos fuente de música. Ignoro cómo ocurrió. Pero sé que mucho
poderoso si estuviera constreñido a una métrica rigurosa y después, cuando se reencontraba con el tiempo perdido, volvía
a una frecuencia sonora, que los Madrigales serían menos a vivir con dolor esa hora en que el flujo natural de su vida se
conmovedores y menos tristes si estuvieran quebrados por quebró, visitado por el hielo de la muerte. Sabemos, siquiera
una sucesión de versos libres. metafóricamente, cómo se detuvo,
Renunciar, cuando lo siente necesario, a la sonoridad evi- «... con un pie en una cámara hechizada
dente de los períodos, optar por una música más ardua y más y el otro a la orilla del valle...».
sutil, es uno de los aciertos, uno de los ejemplos que da Arturo ya sintiendo que su morada empezaba a derrumbarse, que
a nuestra poesía. Está muy lejos de los poetas que han sido aso- ya empezaba a llamarle el urgente campo exterior, al oleaje
ciados a su nombre por serle contemporáneos o por cualquier poderoso del mundo.
arbitrariedad académica.
También sobre su relación con la música, fuera de la poesía, ¿Qué lumbre buscaré sin días y sin noches?
sabemos muy poco. Pero de nuevo sus versos nos sugieren Y Aurelio Arturo salió de su vieja casa para siempre. Su joven
los encuentros tempranos que fueron señalando, como esos corazón luchaba «entre cielos atroces» y podemos imaginar,
signos en los que Hölderlin sintió el lenguaje de los dioses, su inventar sus últimos paseos por los campos, su diálogo silen-
destino. cioso con esas constancias queridas que no lo abandonarían
Un piano, que había sido llevado hasta su casa, según las jamás. En este punto de ruptura está situado uno de los hechos
costumbres de entonces, sobre las espaldas de los peones a más desconocidos de su vida. Creo que al partir Arturo no sólo
través de campos azarosos, desde un puerto del Pacífico, «lle- abandonó su casa, la sombra de sus antepasados, los campos,
naba de ángeles de música toda la vieja casa» y despertaba en «las vastas noches alumbradas / por una estrella de menta que
el niño los sueños. enciende toda sangre», la ceniza de su madre dormida en el
De las manos de la madre salía esa música que marcó su mármol, sino también a la mujer que amaba, esa que comparte
vida, como habría de marcarla, en la adolescencia, su defini- con los campos el ámbito de su poesía. El tono definitivo con
tivo silencio. El carácter suave y tranquilo de esa mujer llena que refiere esa ausencia nos deja la sensación de que ella ha
sus versos, hasta el punto de que en algún momento la madre muerto también:
se confunde con la música, y el poeta que evoca, como el niño «mas si tu cuerpo es tierra donde la sombra crece», pero
que sueña, no saben si esa mujer que pasa por los salones pro- también sentimos que esa muerte es sólo la metáfora de lo

REVISTA NÚMERO • Edición 48 34 Marzo • Abril • Mayo 2006


De izquierda a derecha: Joaquín Piñeros Corpas, Ramón de Zubiría, Eduardo Carranza, Rogelio Echavarría, Pedro Gómez Valderrama, Jorge Rojas,
Aurelio Arturo, Arturo Camacho Ramírez y Jaime Paredes Pardo. Sentados: Jorge Luis Borges y Beatriz Vila de Valderrama.

irreversible, de lo que no será recuperado. Como Dante, como un agregado de la embajada norteamericana, un viajero por
todos los hombres, Arturo buscará consuelo en la pluralidad los enormes estados del norte, un marido que cumple con
del espacio y del tiempo. Llamará en su auxilio «la ancha ruta las diarias liturgias del hogar, un padre que juega a ser niño,
terrestre», y si no encuentra la paz al menos podrá decir, como con sus hijos, en las tardes de días que se fingen idénticos,
Browning: bajo esas apariencias se escondía el poeta, un hombre entre
«Here and here did England help me». los hombres, pero con la vista atenta, con el alma tejida de
Así abundarán en sus poemas los versos donde la imagen de músicas que aguardaban su hora. Se imponen en el recuerdo
su país se confunde con la de su amada: de quienes le conocieron su silencio y su timidez. En la ter-
«Yo amé un país que me es una doncella» cera década de este siglo le vemos, como a tantos jóvenes de
y después: entonces, deslumbrados por la caída del Palacio de Invierno
«... ¿cuál tu nombre, tu nombre, tierra mía, y por el sueño de la fraternidad entre los hombres, conver-
tu nombre Herminia, Marta?». tido al socialismo, conspirando la abolición de un orden de
Dos poemas vamos a recordar, dos poemas que a partir de siglos, discutiendo con sus amigos en el fervor de la noche.
ese momento cifran el sentimiento más constante del poeta. Pertenecen a aquellos tiempos los primeros poemas, aquellos
Uno, «Clima», el canto apasionado de su patria, viajes, paisa- que misericordiosamente excluyó de sus libros, poemas que
jes, músicas que son la voz de los elementos y sus fenómenos, eran sólo instrumentos de sus opiniones y su credo, sin duda
las hermosas formas en que el poeta distrae su desdicha, hasta apasionados. No duraría mucho esa pasión. Ahora que había
ese momento final en que un recuerdo invencible se impone, salido de la tela de araña de sus jardines de fábula, ahora que
cambiando el sentido de todo lo anterior, revelándonos su corría dejando atrás un mundo «de magnificencia y catás-
origen secreto: trofes», su deber era buscar el sosiego y el orden. Terminó
«Dócil mujer, de miel henchido el seno, adhiriéndose al pensamiento liberal, depositando su voto por
amó bajo las palmas mis canciones». hombres que fueron sus amigos, convencido tal vez de que
Otro, «Interludio», donde sabemos que a pesar de la bús- en un país que tendía a la barbarie y al caos lo más sensato
queda y del espacio ella permanece en él, ella lo sigue hora a era optar por la moderación, por la conservación del orden,
hora, día a día, así fuera precario, y confiar para lo demás en las propias
«... siempre al fondo de mis actos, fuerzas.
de mis signos cordiales, Esas fuerzas no eran pocas en él. Se alejó por su patria,
de mis gestos, mis silencios, mis palabras y pausas» sabedor de que Colombia, hija de España, más que un país
desposada con él, como el personaje de Masters, «no por la es un conjunto de países unidos por la historia común, por la
unión sino por la separación». lengua y por indolentes instituciones. Buscó espacios espiri-
tuales más vastos: los encontró en las lenguas de Inglaterra y
Por los países de Colombia de Francia, y después en las melodiosas geografías de Dante.
Un hombre de provincia que estudia leyes en una universi- Su actividad principal fue la atenta lectura de esos libros anti-
dad bogotana, un abogado redactando largos memoriales, un guos que le ayudaron a encontrar su propia voz. Su biblioteca
juez resolviendo en su estrado asuntos de oro y de sangre, contenía numerosas versiones inglesas y francesas de las obras

Marzo • Abril • Mayo 2006 35 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Le bastó poner en sus versos
su asombro, su felicidad y
su espanto, para dejarnos
esa voz inconfundible.

de latinos y griegos, y otra de sus costumbres era la placentera


comparación de las versiones, el goce de buscar entre todas
esas voces de traductores que modifican y matizan, la voz
poderosa que habla en el fondo, en el origen.

Los días que uno tras otro son la vida


A pesar de su aparente monotonía, no nos está permitido pen-
sar que la vida de Arturo terminó perdiéndose en la red de los
hábitos. No dejará de admirarnos la vivacidad de su voz, ni la
atención con que consideraba todos los acontecimientos de su
presente. Si fuera tolerable esa palabra, podríamos decir que
nos admira lo moderno de su lenguaje y de su estilo, tan lejano
de la desmayada voz de sus contemporáneos. Pero a Arturo no
lo movía el afán trivial de ser moderno, ni el otro, soberbio,
de no parecerse a los demás. Le bastó ser sincero, ser fiel a sí
mismo, para lograr no una poesía de moda, condescendiente
con las supersticiones de su época, sino una poesía capaz de
ser actual para siempre, porque habla de cosas que no cesan; le
bastó poner en sus versos su asombro, su felicidad y su espan-
to, para dejarnos esa voz inconfundible.
En cuanto a su modo de sentir y vivir el presente, no olvida-
remos que nadie fue mejor amigo de los jóvenes escritores que
ese joven poeta de sesenta años que discutía con los nadaístas
en los cafés y que hablaba con Giovanni Quessep en las tardes
soleadas de la sabana; no olvidaremos que cuando se aplicó a
hacer traducciones del inglés, prefirió presentarnos jóvenes
escritores, las nuevas voces de esa lengua que amaba.
Con la publicación de Morada al sur, en 1942, se cierra la
primera fase de su obra; esos catorce poemas que aparecie-
ron reunidos en la magnífica edición de 1963. A partir de ese
momento fue largo su silencio. La primera fuente de su inspi-
ración se había agotado; tal vez ya no podría escribir nada más
ni mejor sobre ese paraje hechizado que le arrebató el tiempo.
Ahora sólo podía salir de él otra voz que, quebrando el conju-
ro, lo asomara a un mundo distinto.

Y llega el alba sobre sus yeguas blancas


Esa voz apareció. Cantó la historia de un niño prisionero en
un sueño de salones oscuros, que pasa volando casi muerto por
las ventanas celestes y que de pronto despierta a otro mundo.
Ese poema era la ruptura necesaria, la despedida melancó-
lica pero confiada de quien empezaba a viajar por la música
buscando tierras distintas. Cantó las noches de la ciudad,
cantó los duraderos lenguajes humanos, cantó los enormes
espacios aún no conquistados por el hombre, cantó la voz de
una mujer que se alza de repente en la noche, cantó la muerte
de las hadas y la desolación de las fábulas, habló, o pensó, el
secreto de la poesía, habló de las lluvias intemporales y de
la hierba inextinguible que triunfa sobre los cuerpos y sobre
los imperios. Entonces sus amigos y las pocas personas que
conocían sus poemas se estremecieron. Esa voz que nacía y
se ahondaba significaba para la poesía colombiana algo más
que un cambio; significaba, de alguna manera, un comienzo.
Así lo declaró Danilo Cruz Vélez, poco después de muerto el
poeta, cuando escribió que Arturo había sido la primera gran
esperanza de nuestra poesía después de la noche aciaga en
que Silva se hundió en las sombras. El filósofo considera a

REVISTA NÚMERO • Edición 48 36 Marzo • Abril • Mayo 2006


Sigue siendo lo que fue en su vida: el
más anónimo, el menos editado y el más
importante de los poetas de Colombia.

«Palabra» (uno de los últimos poemas) como el más acabado


y memorable de ellos. Entiendo que el poeta Álvaro Mutis ha
dicho algo parecido del poema «Tambores». Y aunque esas
afirmaciones propicias a la polémica no son esenciales, sí
demuestran, emitidas por dos de los más respetables críticos
que tiene Colombia, hasta dónde esa última fase de la obra de
Arturo despertó la admiración y la expectativa entre sus más
destacados contemporáneos.

En la noche dorada
En 1974, Aurelio Arturo murió, víctima de la rotura de un
aneurisma. Desconocido por su pueblo, sigue siendo lo que fue
en su vida: el más anónimo, el menos editado y el más impor-
tante de los poetas de Colombia.
Ya se encargarán los años y sus hombres de descubrir esa
voz que ha cantado de tal manera nuestro país y nuestros des-
tinos. Ya se encargará el tiempo de revelarnos a todos cuál es
el lugar de este hombre en la gran historia.
Nosotros volvemos a empezar la lectura de sus versos,
volvemos lentamente las páginas en la noche que ya está car-
gada de su voz, y seguiremos obstinándonos en descubrir ese
secreto esquivo que arde en el centro de su vida y de su obra;
ese milagro desconocido que hizo que a un humilde hombre
del sur le fuera dado hacer resonar en su voz las agonías y los
sueños de todo un pueblo. 48

Marzo • Abril • Mayo 2006 37 REVISTA NÚMERO • Edición 48


C AMILO
TORRES:

A Cecilita (1925-2005), in memoriam,


por avivar en mí, como Isabelita en Camilo,
simientes germinales…

«Los que hacen imposible la revolución pacífica


harán inevitable la revolución violenta».
John Fitzgerald Kennedy (1917-1963)

«La más noble manifestación cultural


del hambre es la violencia».
Glauber Rocha

«El alcohol, la religión, las sonrisas, la ley


y la gentileza son parte de las herramientas
que posee el sistema para disciplinar
y dominar a los hombres».
Miguel Littín
SACERDOTE
REVOLUCIONARIO

S
e le llamó exsacerdote, padrecito, honesto pero equi-
vocado, profeta, Camiloco, chiflado, «Por ahí sí es»,
bandolero, revolucionario, predicador del odio, apóstol
de los pobres. Apodos, todos ellos, impregnados de un
innegable tufo peyorativo, como si se hablara de cualquier
loquito de barrio… cuando se trataba de una de las mentes
más lúcidas que ha tenido esta desdichada república, uno de
los cerebros más abiertos, tolerantes y respetuosos de la dife-
rencia de su generación, uno de los seres más brillantes en un
país tradicionalmente desdeñoso con sus talentos y envidioso
e hipócrita para tratarlos, acogerlos y respetarlos.
Camilo Torres Restrepo fue un auténtico sacerdote revolu-
cionario que a nadie quiso joderle la vida, sino remediársela
a todos. Pero esto, ante la inminencia de su logro, puso alerta
a la oligarquía nacional, a la aparentemente inofensiva Iglesia
oficial, a un ejército que les dispara a sus compatriotas, así
como a la policía, a una policía que hace lo propio con sus
colegas del ejército y con sus compatriotas, a unos liberales

REVISTA NÚMERO • Edición 48 38 Marzo • Abril • Mayo 2006


A los 40 años de la muerte de Camilo
Torres Restrepo, un texto que nos habla
de lo que decía, hacía y pensaba el
sacerdote revolucionario colombiano.

POR LUIS CARLOS MUÑOZ SARMIENTO


Fotografía archivo El Tiempo

Marzo • Abril • Mayo 2006 39 REVISTA NÚMERO • Edición 48


La indiferencia es otra manera de persecución
CAMPAÑA y ésta la forma más terrible e imparable de
EL AGUA UN BIEN PUBLICO marcar diferencia, o sea, de no reconocerla.
FOROS REGIONALES que no lo son tanto, a unos conservadores que lo son mucho
más, a unos medios que no son tanto ni mucho(s) más…
Y a los defensores del statu quo, enemigos a ultranza, por
ejemplo, de la objeción de conciencia, la que el 10 de mayo de
1964 llevó al ministro de Guerra de entonces, general Alberto
Ruiz Novoa (principal responsable, por contraste, del bombar-
deo a Marquetalia), a declarar durante una rueda de prensa:
«Es urgente modificar las estructuras de nuestra sociedad, el
gobierno está frenado por los sectores y por las personas influ-
yentes». Pero claro, al general, según la mirada de quienes lo
observaban (sus colegas y el gobierno), se le fueron las luces:
estaba hablando como cualquier John Lenin de la Universidad
Nacional, cualquier sociólogo, cualquier Camilo Torres. Y por
ello sería obligado a renunciar el 27 de enero de 1965: a lo
«peligroso de sus tesis» se sumó la acusación de haber fragua-
do un golpe de Estado a su favor aprovechando el paro cívico
del 25 de enero, que no se realizó.
MARZO 2006 Enemigos a ultranza de una verdadera reforma agraria como
la que pregonó Camilo y no de un tibio fomento agrícola que
Santa Marta, Cartagena, Montería, Medellín, Manizales, sólo favoreció a quienes no debía hacerlo: a los terratenientes
Quibdó, Cali, El Bordo, Leticia, Neiva, Ibagué, Bogotá, (defendidos por un godo al que la derecha veía a la izquier-
Villavicencio, Sogamoso, Bucaramanga y Ocaña. da, Álvaro Gómez). Y no a quienes deben ser los verdaderos
usufructuarios de la tierra, los que la trabajan: campesinos e
Más Informes: www.ecofondo.org
indios. Hoy contra la pared, lo previó Camilo, acorralados y
perseguidos por las sombras siniestras y no de película del gli-
fosato, las armas de verdad de los paracos, la furia ciega pero
real de la guerrilla, la soberbia de ciertos gobernadores, los
desmanes del ejército que les secuestra sus víveres, la inoculta-
ble desidia del Estado. Porque, aunque no se crea, la indiferen-
cia es otra manera de persecución y ésta la forma más terrible
e imparable de marcar diferencia, o sea, de no reconocerla.
Enemigos a ultranza, en fin, de la libertad de expresión,
disensión y crítica, como lo fueron en su momento los repre-
sentantes de la gran prensa frente a las declaraciones de Ruiz
Novoa y, desde luego, a las del propio Torres. Gran prensa
(léase El Tiempo) responsable de la persecución desatada
contra aquél por los organismos de seguridad, como cuando
tras enviar su «Mensaje a los militares», dice Guzmán: «Al
punto, la gran prensa acusó a Camilo de incitar al ejército a la
rebelión» (El Tiempo, 10-IX-65); responsable también, diría El
Espectador muchos años después de causado ya el irreparable
daño, eso sí, junto a la Iglesia, del «exacerbamiento que alcan-
zó Colombia entre 1946 y 1960»: es decir, de la Violencia.
A lo largo de este artículo se tratará de poner a Camilo
Torres en su sitio. El que le corresponde históricamente, sin
prejuicios, dobleces ni sesgos. El que se forjó por su propio
quehacer, no el que hasta ahora se le ha negado. Él no nece-

LUIS CARLOS MUÑOZ SARMIENTO. Escritor, periodista, crítico


de cine y de jazz, catedrático, conferencista. Realizador
y locutor de Una mirada al jazz y La fábrica de sueños:
Radiodifusora Nacional, Javeriana Estéreo y U.N. Radio
(1990-2004). Docente en los seminarios «Movimientos y renovación
en el cine» (III-VII-05) y «Cátedra de derechos humanos» (VI-XII-05),
ambos efectuados en la Universidad Central. Es colaborador de las revis-
tas Semana, Hojas Universitarias, Stvdia Colombiana, Magna Terra, de
Guatemala, y Materika, de Costa Rica, y trabaja en la edición de un libro
de ensayos sobre cine. E-mail: lucasmusar@yahoo.com.

REVISTA NÚMERO • Edición 48 40 Marzo • Abril • Mayo 2006


Los militares harán respetar la clase dominante
hasta el punto de que sus privilegios sean
otorgados en forma proporcional a la urgencia
que haya de su intervención.
sita defensores ni, mucho menos, apologistas de su vida y su
obra. Apenas, que lo dejen hablar. Aunque sea cuando ya está
muerto y han pasado 40 años. La tesis central de este ensayo
es que a Camilo lo mataron antes de que el ejército lo asesi-
nara en el monte y, en tal sentido, habría que hacer un juicio
a ciertas instituciones y personas, por tratarse de un crimen
represivo. Asunto sobre el cual nunca se ha hablado abierta ni
sinceramente, quizás por lo que significa la postura política e
ideológica del propio Camilo y todo lo que pueda desprenderse
de ella frente a los intereses de la Iglesia y el Estado. Por otro
lado, el papel de Camilo no se puede reducir al concepto de
«reformador social»: ha de ampliarse al de cristiano revolucio-
nario, como se verá al final.
A continuación, el lector encontrará una serie de temas
en la voz del propio Camilo Torres, extractados del libro
Cristianismo y revolución (prólogo, edición y notas de Óscar
Maldonado, Guitemie Oliviéri y Germán Zabala, México,
Ediciones Era, 1972), que permiten inferir lo esencial de su
pensamiento.
Democracia: «Se ha constituido en un eslogan que, a fuerza
de ser empleado, a fuerza de ser usado, ha venido a desvir-
tuarse. Todos los dirigentes políticos quieren ser los grandes
patrocinadores de la democracia y por eso es importante pene-
trar un poco en el contenido de su idea, en su desarrollo social
y económico, para saber a qué atenernos cuando se habla de
democracia. (…) La palabra misma tiene un origen griego que
significa “el gobierno del pueblo”».
Burocracia: «La burocracia es, en los países subdesarrolla-
dos, el medio más común para trabajar. En ella encontramos
el porcentaje proporcionalmente más fuerte de inversiones
del presupuesto nacional y la menor exigencia de calificación
profesional».
Clase dominante & fuerzas militares: «La función de las
instituciones militares es la de la conservación del orden esta-
blecido. En los países subdesarrollados es la élite minoritaria
la más interesada en conservar ese orden del cual dependen
sus privilegios. Por otra parte, la vida económica del ejército
depende del presupuesto oficial aprobado por el parlamento y,
en ocasiones, como en Colombia, los grados más altos son con-
feridos o aprobados también por éste. En esta forma las fuerzas
armadas también dependen del grupo dominante y éste a su
vez del ejército para el mantenimiento del orden. (…) Los
militares harán respetar la clase dominante hasta el punto de
que sus privilegios sean otorgados en forma proporcional a la
urgencia que haya de su intervención. En caso de guerra inter-
nacional o civil, en caso de recrudecimiento de la violencia en
el país, estos privilegios tendrán que ser mayores que los otor-
gados en casos normales. Si no aumentan proporcionalmente,
habrá un conflicto que podrá culminar en un golpe militar».
Canales de movilidad social ascendente: «En los países
subdesarrollados, en los latinoamericanos y en Colombia en
particular, los canales de movilidad social ascendente están
estructuralmente obstruidos para la mayoría de la pobla-
ción. El factor que condiciona en forma más determinante
la oclusión y control de los demás canales es el económico.
La minoría de la población que controla la movilidad social
ascendente está interesada en mantener la obstrucción de los
canales sociales de ascenso y por eso el conformismo es una

Marzo • Abril • Mayo 2006 41 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Si soy un auténtico seguidor de Cristo es imposible
no ser revolucionario, como lo fue Él. Yo quisiera
ser un auténtico seguidor de Cristo.
condición indispensable para que ella se efectúe. La movilidad acción comunal bien orientada, que devuelva al país el sentido de
social ascendente es más de tipo minoritario que masivo, más la solidaridad. En el cultural, consagrando mayor parte del presu-
material que sociocultural y, por tanto, sin efectos a corto puesto a la formación de técnicos y a campañas de alfabetización.
plazo sobre el cambio social. Las estructuras del ascenso anor- Y en el campo político, resultante de los anteriores, mediante la
mal establecidas por la violencia cambiaron las actitudes del participación real de la masa en la dirección del país».
campesinado colombiano, transformando al campesinado en Revolucionario: «¿Por qué en el ámbito universitario se le
un grupo mayoritario de presión». tilda a usted de revolucionario?». «Si soy un auténtico seguidor
Grupos de presión: «Las mayorías no están constituidas de Cristo es imposible no ser revolucionario, como lo fue Él.
en grupos de presión porque falta conciencia de grupo, con- Yo quisiera ser un auténtico seguidor de Cristo».
ciencia de clase, porque les falta una actividad, una cierta «¿Qué entiende usted por ser revolucionario?». «El tratar
seguridad colectiva, porque les falta una organización de tipo de reformar las estructuras humanas y sociales, en el campo
nacional, y porque les faltan, también, fines políticos que natural y sobrenatural, con miras a lograr una mayor justicia
vayan a aglutinar esos grupos que deberían ser organizados, para la mayoría de los hombres».
tener conciencia de actividad. Cristianismo y revolución: «Lo principal del catolicismo es el
«Si logramos que, a largo plazo, las mayorías sean grupos amor al prójimo». «El que ama a su prójimo cumple con la ley»
de presión, no nos importa el régimen que venga; si tenemos (san Pablo, Rom. XIII, 8). «Este amor, para que sea verdadero,
las masas organizadas para ejercer presión y que esa presión tiene que buscar la eficacia. (…) Es necesario quitarles el poder
sea efectiva, naturalmente vamos a lograr una democracia. a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres.
Naturalmente que, hoy en día, no existen esos canales insti- Esto, si se hace rápidamente, es lo esencial de una revolución. La
tucionales y las primeras presiones que se deben ejercer y la revolución puede ser pacífica si las minorías no hacen resisten-
dirección de estos movimientos populares tienen que ser para cia violenta. La revolución, por tanto, es la forma de lograr un
crear canales institucionales porque, de lo contrario, tendre- gobierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo,
mos desbordamientos por fuera de las instituciones, como los que enseñe al que no sabe, que cumpla con las obras de caridad,
que tenemos con las huelgas (…) con el fenómeno de la violen- dé amor al prójimo no solamente en forma ocasional y transi-
cia, el que fundamentalmente para mí es un desbordamiento toria, no sólo para unos pocos sino para la mayoría. Por eso la
de ese deseo de la masa de progresar, del deseo de cambio que revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los
no ha encontrado canales institucionales de ascenso y por eso cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de
ha buscado canales patológicos». realizar el amor para todos. Es cierto que “no hay autoridad sino
Violencia (¿cómo eliminarla? Mediante la creación de canales de parte de Dios” (san Pablo, Rom. XIII, 1). Pero santo Tomás dice
de promoción en los campos económico, social, cultural y políti- que la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo.
co): «En el económico, con una reforma agraria que reestructure Yo he dejado los deberes y privilegios del clero, pero no de
la posesión de la tierra con base en la mayor productividad y den- ser sacerdote. Creo que me he entregado a la revolución por
tro de la libertad, naturalmente. En el social, por medio de una amor al prójimo en el terreno temporal, económico y social.

REVISTA NÚMERO • Edición 48 42 Marzo • Abril • Mayo 2006


Yo quiero ir adelante y si es El lugar preciso donde
necesario correr la misma suerte enterraron a Camilo es,
de los anteriores, la corro; pero no hasta hoy, «un secreto de
me gustaría que, si llego a morir, Estado».
esa muerte sea infructuosa.

Cuando mi prójimo no tenga nada contra mí, la Iglesia y desatar él mismo las suyas,
cuando haya realizado la revolución, volveré a cerrándole a Camilo de paso todos los
ofrecer la misa, si Dios me lo permite. caminos del bien, lo que tipificaría un
… Sentí una profunda repugnancia de traba- crimen represivo: aquel que se comete
jar con la estructura clerical de nuestra Iglesia. para la preservación, fortalecimiento o,
Cuando pensé en la posibilidad de trabajar en sobre todo, defensa de posiciones privile-
la curia, haciendo una investigación, sentí la giadas, en particular las de poder y pro-
seguridad de que se me separaba del mundo piedad (Henner Hess en Mafia, Akal,
y de los pobres para incluirme en un grupo 1976); y a los señores Fabio Vásquez y
cerrado de una organización perteneciente a Víctor Medina, del ELN, por confun-
los poderosos de este mundo. (…) El peor lastre dir el rol ideológico de Camilo con la
de la Iglesia colombiana es tener bienes y tener actividad guerrillera y, sobre todo, por
poder político. (…) El clero colombiano es el haber arrojado así al abismo a uno de
más retrógrado del mundo. Más aún que el de los mayores (y uno de los pocos) teso-
España. Es evidente que las únicas iglesias pro- ros políticos que ha tenido Colombia:
gresistas de la Tierra son las iglesias pobres… Camilo Torres, sacerdote revolucio-
Por mi parte, como católico y como sacerdote, nario para quien se debe propiciar la
se puede ser revolucionario y no me quitaré la toma del poder por las mayorías, para
sotana ni de vaina… Yo soy partidario de la expropiación de que se realicen las reformas estructurales económicas, sociales
los bienes de la Iglesia, aun en el caso de que no se diera nin- y políticas, a favor de esas mismas mayorías: «Esto se llama
guna clase de revolución». revolución y, si es necesario para realizar el amor al prójimo,
Como dice el también sacerdote y estudioso de Camilo, para un cristiano es necesario ser revolucionario. Pretendo
Mario Calderón (asesinado junto a su esposa, Elsa Alvarado, que todos los hombres obren de acuerdo con su conciencia,
y a su suegro el 19 de mayo de 1997, en Bogotá), en su tesis de busquen sinceramente la verdad y amen a su prójimo en forma
doctorado como sociólogo en París, el conflicto entre Camilo eficaz. (…) Cuando la clase popular se tome el poder, gracias
y la Iglesia oficial se salda con una ruptura, pues los prin- a la colaboración de todos los revolucionarios, nuestro pueblo
cipios doctrinales y la postura política del primero ponen discutirá sobre su orientación religiosa».
en tela de juicio el modelo de relación entre la segunda y la Los señores Vásquez y Medina jamás comprendieron el con-
sociedad a través del Estado: la nueva cristiandad frentenacio- tenido de una frase homenaje a Camilo y al autor de ésta, R.H.
nalista. A propósito, en 2002, los amigos de Mario publicaron Moreno-Durán (referida por éste unos días antes de morir, a
el libro en que se recoge dicha tesis doctoral: Conflictos en el propósito de García Márquez y Torres Restrepo, quien en 1959
catolicismo colombiano, la que ahonda en el pensamiento de bautizó a su hijo Rodrigo): «No hay alianza más peligrosa que
Camilo y en las probables causas de su muerte. Muerte que al la de la utopía y las armas». Si a esa alianza se suma la de la
igual que otros grandes hombres de la historia, como Malcolm Iglesia oficial y el Partido Conservador, ¿adónde más que en
X, Che Guevara y Martin Luther King, Camilo prefiguró de los tristes aposentos de la muerte habría podido ir a parar (que
modo cuasi-profético... no terminar) el proyecto político, por demás vital, cristiano y
«Ustedes saben lo que pasó con Uribe Uribe, con Gaitán, y revolucionario, de Camilo Torres? Sin embargo, a todas éstas,
entonces no vamos a repetir los errores que ya se cometieron. en medio de lo que él dijo, ¿qué fue lo que pudo molestar tanto
Yo estoy dispuesto a seguir la revolución hasta las últimas con- a la Iglesia, al gobierno y a los defensores del statu quo, como
secuencias, es decir, aspiro a que ustedes me exijan, me lleven para recurrir a su eliminación? ¿No se habla acaso de un país
y que, si llego a tener momentos de cobardía, de desfalleci- abierto, plural y tolerante y con la democracia más antigua de
miento, me empujen. No quiero que entiendan que es porque América? No es difícil inferir acá quién ha mentido histórica-
yo quiero echarme para atrás ni desfallecer. Yo quiero ir ade- mente. Por ejemplo, el general Álvaro Valencia Tovar, quien le
lante y si es necesario correr la misma suerte de los anteriores, aseguró a Fernando Torres que el cadáver de su hermano se
la corro; pero no me gustaría que, si llego a morir, esa muerte le entregaría a su familia para cumplir, decía él, este deber de
sea infructuosa para la revolución. Por eso es importante que consideración y amistad. La historia y su familia, sobre todo
tratemos de mirar cada vez más al aparato político, a las ideas, esta última, aún esperan el traslado del cadáver. Y el pueblo,
a los equipos de gente, a las publicaciones; que se cree una rea- que los generales cumplan su palabra… pues el lugar preci-
lidad independiente de mi persona, para que si me descartan a so donde enterraron a Camilo es, hasta hoy, «un secreto de
mí, esté otro, y si descartan a ese otro, esté otro y tengamos un Estado».
relevo contra el cual nada podrá hacer la clase dirigente». Por fortuna, siempre queda el inefable e infalible recurso de
Sin eufemismos, habría que hacer un juicio de responsabili- la justicia poética… En efecto, quienes sigan haciendo impo-
dad histórica a la Iglesia oficial, por perseguir, acosar e intentar sible la revolución pacífica gestarán la revolución violenta:
callar —para Lyotard, otra forma de matar— la voz de Camilo, gobernantes y políticos en general deberían recordar que los
que no es otra que la de su clara posición política e ideológica; hombres de toda nación, en particular sus artistas, saben que
al ejército, por responder a las provocaciones persecutoras de un país con hambre es un país injusto y proclive a la violencia,

Marzo • Abril • Mayo 2006 43 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Yo no me considero representante de la clase
colombiana, ni jefe del Frente Unido, ni líder
de la revolución colombiana, porque no he
sido elegido por el pueblo.

que la opresión prolongada sólo puede conducir a soluciones


extremas, que en cualquier momento —y por más diferido
que parezca— un sueño colectivo puede estallar… ¡Ah!, y que
no hay que creer en caricias del sistema, pues su signo es la
dominación, no el afecto, o sea el engaño.
Camilo Torres entendió algo inevitable y que hoy produce
urticaria entre Iglesia, oligarquía, Estado y fuerzas militares:
que la ancestral, silenciosa y estoica paciencia de los pobres no
ha sido más que el producto de un gran engaño. Ahora, cuando
los jóvenes están conociendo o reconociendo tal engaño, así
como el alcance de su poder, su rebelión metafísica no admite
más dilaciones. Como señala Guzmán, el postulado principal
de Camilo era una revolución del pueblo, por el pueblo, con el
pueblo y para el pueblo. Sin embargo, no tenía posturas sober-
bias ni actitudes mesiánicas, tan caras a estos tiempos:
«Yo no me considero representante de la clase colombia-
na, ni jefe del Frente Unido, ni líder de la revolución colombiana,
porque no he sido elegido por el pueblo. Aspiro a ser aceptado
por éste como un servidor de la revolución». Lo que fue, efec-
tivamente, hasta caer asesinado en Patio Cemento (San Vicente
de Chucurí, Santander), el 15 de febrero de 1966. Por último, en
su «Proclama a los colombianos» (7-I-66), poco antes del hecho:
«Yo me he incorporado a la lucha armada. Me he incorporado al
ELN porque en él encontré los mismos ideales del Frente Unido.
Encontré el deseo y la realización de una unidad por la base, de
base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicio-
nales. Sin ningún ánimo de combatir a los elementos revoluciona-
rios de cualquier sector, movimiento o partido. Sin caudillismos.
Que busca liberar al pueblo de la explotación de las oligarquías y
del imperialismo. Que no depondrá las armas mientras el poder
no esté totalmente en manos del pueblo».

REVISTA NÚMERO • Edición 48 44 Marzo • Abril • Mayo 2006


Cuando me preguntaron cuál era la
situación, yo contesté sin vacilar:
«Un cura menos, un bandolero más».

DECLARACIONES EN TORNO A LA FIGURA DE CAMILO TORRES


«A Camilo no hay que mitificarlo, singularizarlo, ni envolverlo
en banderas oportunistas. La única bandera digna de cubrir-
lo es la de su exacta dimensión, la de su propia grandeza»
(Germán Guzmán Campos, presbítero).
«Queremos presentar al verdadero Camilo, el luchador
social, rescatándolo de las difamaciones y manipulaciones a
las que se le ha sometido, pero no idealizarlo. Tampoco es
nuestra intención convocar a la reedición de su plataforma y
del Frente Unido, pero sí a revivir el espíritu del Camilo de
su tiempo, dilucidando lo que tiene validez y distinguiendo lo
esencial de lo coyuntural, de los años sesenta, que dependía
de las circunstancias históricas concretas de Colombia y valo-
rando la apremiante actualidad de su testimonio profético que
sigue vigente» (comentario de presentación del libro Camilo
Torres Restrepo. Profeta para nuestro tiempo, Gustavo Pérez
Ramírez, Cinep, 1996).
«Hay que leer a Camilo desde los planos temporal y místi-
co» (Lisandro Duque).
«Yo soy un hombre profundamente religioso, un cristiano
ferviente y convencido. Por eso, cuando se supo que Camilo
se había sumado al ELN y me preguntaron cuál era la situa-
ción, yo contesté sin vacilar: “Un cura menos, un bandolero
más”» (Guillermo León Valencia, presidente de Colombia
1962-1966).
«Sólo Dios juzga… Siendo sacerdote, intervino en política,
que es asunto temporal. Se quitó la sotana y empezó a trabajar en
política. Poco a poco todos lo iban abandonando. Desilusionado,
resolvió irse a los campos para conspirar ya directamente con
armas. Se colocó, así, fuera de la ley… tuvo su consecuencia lógi-
ca, como fue la de llegar a la muerte porque las fuerzas legítimas
no le podían tolerar su manera de proceder. Es de pensar que
por muchas dificultades que tuvo en su vida de hogar y en su
vida social, el señor Camilo Torres haya llegado a experimentar
un desequilibrio mental que lo condujo al fracaso…» (monseñor
Víctor Wiedeman, vicario de la arquidiócesis de Medellín).
«Las intervenciones políticas de la Iglesia católica oficial,
cuando tienen el tenor adecuado, son bien recibidas por el Estado,
como aporte necesario para su apuntalamiento ideológico. Si la
intervención, en cambio, viene de un sector no oficial, como es
el caso de Camilo, no sólo son inaceptables sino condenables»
(Mario Calderón, sacerdote, filósofo y magíster en teología).
«El estudio de la vida de Camilo revela, además de la sor-
prendente, aunque lógica, evolución de su carácter, el con-
texto en el cual tuvo lugar: la servidumbre económica de su
país, las intrigas de su voraz oligarquía y, por consiguiente, la
triste suerte de su pueblo» (Walter Joe Broderick, biógrafo de
Camilo Torres). 48

Otras fuentes consultadas


Germán Guzmán Campos, Camilo, presencia y destino, Bogotá, Antares-Tercer
Mundo, 1967.
Walter Joe Broderick, Camilo Torres, el cura guerrillero, Bogotá, Círculo de Lectores,
1977.
Mario Calderón Villegas, Conflictos en el catolicismo colombiano, Bogotá, Ediciones
Ántropos, 2002.
Gustavo Pérez Ramírez, Camilo Torres Restrepo. Profeta para nuestro tiempo, Bogotá,
Cinep, 1996.

Marzo • Abril • Mayo 2006 45 REVISTA NÚMERO • Edición 48


El arte de
dedicar los libros
Desde hace varios años Johann Rodríguez-Bravo enviaba reseñas y textos a Número. Era un ser querido, amable,
trabajador, empeñado en sacar adelante su trabajo como escritor. A mediados de diciembre del 2005 nos trajo este
texto. Johann murió a comienzos del pasado mes de enero, a los 25 años de edad. No le alcanzó el tiempo para
cumplir un trabajo que anuncia, con sarcasmo, al final de este texto: «Ya tendré tiempo para hacer un trabajo más
crítico: Las dedicatorias, claves y símbolos para entender un porqué; Las dedicatorias en el Renacimiento y el Barroco;
Las dedicatorias en el envío de las baladas de François Villon. Aún me quedan preguntas en salmuera, tal vez las
responda en ese trabajo de mayor envergadura que desde ahora anuncio».

REVISTA NÚMERO • Edición 48 46 Marzo • Abril • Mayo 2006


P O R J O H A N N R O D R Í G U E Z - B R AV O
Ilustraciones de Lina María Parra

S
iempre me ha llamado la atención el personajes de ficción y muchos escritores famosos
juego de las dedicatorias: esas declara- que ni siquiera conocen al autor del libro: «Al coronel
ciones de amor, de amistad, de guerra Aureliano Buendía, por sus batallas»; «A Octavio Paz».
que saben venir al comienzo de los Otro que también es objeto de dedicatorias —y por
libros. Son algo así como el extremo montones y montones— es Dios, el pobre Dios, a quien
al que puede llegar una correspondencia. No tienen le rinden culto con novelas mediocres, con tesis de pre-
necesidad de decir mucho, sólo de sugerir. Por lo gene- grado, con diarios de viajes, con libros de recetas. Me
ral, son sencillas: «A Joaquín» (únicamente el autor y da vergüenza decirlo, pero es a Él a quien le dedican las
Joaquín saben de qué tamaño es el detalle). Pero pueden obras más malas, aunque el Arcipreste de Hita le enco-
ser algo más complejas, casi metafísicas: «Primero que mienda El libro del buen amor.
todo a Dios, que me dio la fuerza y el empuje para llegar En el variopinto universo de las dedicatorias, las hay
a ser lo que soy; luego a mi madre, la autora de mis días, largas, de más de una página, y las hay breves, tan breves
esa mujer de entereza y ejemplo que hoy llevo en lo más que ni siquiera se incluyen, como en Palíndroma, libro
profundo de mi alma. También a mi mujer y a mis hijos, en el que Juan José Arreola escribió: «La dedicatoria se
con quienes me encuentro todos los días en el paraíso». suprime a petición de la parte». Hay dedicatorias que
No estoy seguro de leer un libro dedicado así, sospecho aparecen en letra cursiva, como si fueran manuscritas
que la primera línea será una mala copia de los malos por el autor (en una edición de Don Mirócletes, la dedi-
prosistas del siglo XIX. catoria es una fotocopia de una nota de puño y letra de
Las dedicatorias son secretos no guardados para los don Fernando González: «A las ceibas de la plaza de
lectores: un sutil guiñar de ojo, si son buenas; un piropo Envigado»), y otras en una tipografía ajena a cualquier
de mal gusto, si no. No guardan un hilo conductor; no sentimiento. Hay algunas que comienzan con mayúscu-
pertenecen a ningún género; no son parte de un modelo; la, impositivas; otras que van precedidas de puntos sus-
no son requisito estético; no aportan ni quitan; y, aun- pensivos, como si antes ya hubieran sido dedicadas. Hay
que los autores hayan inventado un estilo para dedicar unas que van en la mitad de la página; otras, la mayor
los libros, siempre son diferentes. No se puede estudiar parte, pegadas al margen derecho. Unas son producto de
un asunto como «la forma en que dedicaron sus libros la invención del autor; otras, citas de libros o frases de
los autores del boom» sin caer en un disparate. Y si se otros (y no me refiero a los epígrafes, sino a dedicatorias
hace, ¿con qué sentido?, ¿para qué?, ¿acaso le agrega como la de El péndulo de Foucault, en la que Umberto Eco
algo a Cien años de soledad el que García Márquez la cita a Heinrich Cornelius Agrippa: «Sólo para vosotros,
haya dedicado a unos amigos españoles y no a la señora hijos de la doctrina y de la sabiduría, hemos escrito esta
del aseo? Estudiar un tema como éste es escudriñar el obra»). Hay unas con humor, casi chistes; otras, lúgubres,
capricho de los autores: el querer saber de la vida privada, lloriconas. En unas, el autor desborda genio, lucidez; en
oficio de paparazzi. otras, simpleza, falta de tiempo. En esto, en resumen, hay
Los libros, por lo general, se dedican a nombres que de todo; aunque, como siempre, el editor mete la mano;
para el lector no significan nada: «A Rosa», «Para María», basta pensar en esas dedicatorias que comienzan dicien-
«A Juan Pérez». A veces, esos nombres van acompañados do «El autor quiere dedicar su libro a…», como si otro
de algo que les da un sentido, que disminuye el alcance hubiera escrito lo que el autor no quiso.
de la especulación: «A Henry, mi amigo»; «A Imelda, mi Jaime Alberto Vélez, que lo sabía decir todo tan bien,
eterna compañera»; «Para Carolina, mi vida». Es común dice que «la dedicatoria representa, en el fondo, un acto
que las obras se dediquen a los allegados: al cónyuge, a los vanidoso, pues el escritor supone, antes del juicio públi-
hijos, a los padres; y, además, en abstracto: «A mi papá, co, que la obra posee un valor que no es ni efímero ni
por ser como es»; «A mi familia, tan linda». En muchas insignificante» («Un disparate en la primera página», El
ocasiones, están dirigidas a objetos, animales o colectivos Malpensante, No 17), pero como escribir, de hecho, ya es
genéricos: «A mi país»; «A mis reales lectores» (Asimov); un acto vanidoso, qué más le puede agregar un saludo
«A mi gata»; «Al oro...» (Quevedo); «A la mala escritura», de tres o cuatro líneas. La dedicatoria, de todos modos,
pone Bukowski en Pulp. Los muertos, claro, son honrados lleva una dirección que no es la misma de la obra. El valor
también con la inspiración y un latinazgo: «In memoriam de ambas es distinto, y es probable que en cierto libro la
José K»; «A Francis Laurenty (1924-2003)»; «A Toño, dedicatoria valga más que el libro mismo; quién sabe.
dondequiera que esté»; «A mis muertos», dice Mauricio Se acostumbra creer que las dedicatorias son filiaciones
Aranguren en su libro Mi confesión: Carlos Castaño revela entre la novela y el destinatario de la dedicación. En los
sus secretos (aquí uno no sabe si la nota es del entrevis- libros, sin embargo, las dedicatorias, regularmente, no
tador o el entrevistado); como lo son, a su vez, algunos forman parte directa del texto. A lo mejor, si un estudioso

Marzo • Abril • Mayo 2006 47 REVISTA NÚMERO • Edición 48


hace el parangón entre el nombre que aparece en la y ofrecerlas, como en un ritual, a los mecenas o protec-
dedicatoria y la biografía del autor, tal vez halle claves tores. Recordemos que Cervantes y sus contemporáneos
para dilucidar el motivo de la dedicatoria; pero esto dedicaban sus obras al rey, cuando no a un duque o a un
es una cuestión casual, pues aunque la dedicatoria se conde, a un gran señor; aunque muchos siglos antes se
piensa y corrige antes de llevarla a imprenta, puede ser hacía lo mismo. Plinio el Viejo, por ejemplo, dedicó sus 37
sólo un guiño, un gesto de amistad, un cariño. La obra volúmenes de Historia natural al emperador romano Tito
es una cosa; la intención del autor, otra. (año 77 d.C.). «Al duque de Béjar», dice en la primera parte
A mí me gusta la dedicatoria que hace Mempo de El Quijote; «Al conde de Lemos», en la segunda. Estas
Giardinelli en su novela Cuestiones interiores: «Esta es dedicatorias iban acompañadas de una carta en la que se
para Natalia, enteramente». Me gusta el enteramente explicaba el porqué de la obra y en la que se rendía pleite-
porque significa que toda la novela, con sus errores, sía y gratitud a la tutela del Señor. «Al rey nuestro señor»,
con sus aciertos, con su infinidad de posibilidades, dice Alonso de Ercilla y Zúñiga en La Araucana; «Al duque
que toda, todita, es para ella, para Natalia. Él mismo, de Lerma, maese de campo general en Flandres», dice
como autor, se quita cualquier derecho sobre su novela. Quevedo antes de un soneto.
No sé si el adverbio incluya también el anticipo de la Las dedicatorias de Quevedo son muchas, una por cada
editorial y los derechos de autor. Así mismo, encuen- poema. Y no sólo para el duque, también para sus propie-
tro interesante la dedicatoria de Luna caliente: «Para dades: «A la huerta del duque de Lerma». Sus dedicatorias
Sergio Sinay, por la pasión común por este género y por servían de título para los poemas; algunas eran muy ori-
el inmenso cariño de una amistad que, con los años, ginales, casi un minicuento: «A Amita, que teniendo un
pretendo acorazada. Y para Osvaldo Soriano, por las clavel en la boca, por morderle se mordió los labios y le
mismas razones»; en ella, Giardinelli declara el gusto salió sangre»; «A una dama tuerta y muy hermosa»; «A
por el género negro, género al que pertenece su novela. otra dama de igual hermosura, y del todo ciega». Pero
Las dedicatorias, como en este caso, pueden ser pistas quizás el que más me gusta sea uno que puede ser materia
para los críticos, esos rastreadores de gazapos, pues en de psicoanálisis, para el autor y para mí: «A una moza
ellas se pueden apoyar para buscar influencias y datos hermosa que comía barro».
sobre la génesis de la obra. Dedicatorias como la de Las dedicatorias no deben confundirse con los agrade-
Melville en Moby Dick permiten saber, por ejemplo, qué cimientos, homenajes distintos. Una dedicatoria es una
le gustaba al escritor estadounidense: «Como muestra de declaración de afecto que sobrepasa la gratitud; los agra-
mi admiración por su genio, dedico este libro a Nathaniel decimientos —muy usados en las obras de investigación,
Hawthorne». en los libros de texto—, en cambio, son el reconocimiento
Es muy común dedicar los libros a quien dio la idea a quienes ayudaron en la elaboración del libro. Se agra-
primordial, o a quien promovió la escritura: «A mi edi- dece a la secretaria, al asistente, a la fundación que donó
tor»; «A Carl Atwood, por soñar con este libro antes que los fondos, a la institución que dio la beca, al rector de
yo». García Márquez, por ejemplo, en JOHANN RODRÍGUEZ-BRAVO (Popayán, 1980- la universidad en la que trabaja el
la dedicatoria de El general en su labe- Bogotá, 2006). Escritor. Colaborador escritor y a otros sujetos tácitos que,
rinto, reconoce que la idea la tomó de de revistas como Número, Gatopardo y como dice Augusto Monterroso en la
Álvaro Mutis. Pero, además, se dedican Puesto de Combate, y autor del libro de dedicatoria de su Oveja negra y otras
también a quienes permitieron, con su cuentos Esa vida de mago y otros relatos. En fábulas, no quisieron que los nom-
apoyo, escribir el libro. En el siglo XVI, el 2005 ganó el concurso literario Umpalá. Ver en la braran porque les daba pena. Los
era moneda corriente dedicar las obras edición 39 de Número su cuento «Chat». agradecimientos, en otras palabras,

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son parte de un protocolo; las dedicatorias, al menos en
nuestro tiempo, no.
Para los destinatarios, las dedicatorias son como un
beso, un apretón de manos, un abrazo en público. Si el
autor ha escrito pocos libros, el valor del detalle resulta
incalculable, máxime si se trata de autores como Rulfo o
Salinger, que lo poco que escribieron fue oro puro. Pero,
al contrario, si se trata de uno de esos McDonalds de la
literatura, de esos escritores que hacen libros como si
fueran los modelos T de Henry Ford, el valor disminuye
cuanto más crece la obra del autor. Una dedicatoria de un
libro de Isaac Asimov es muy barata; hay que pensar sólo
en términos de oferta y demanda. Aunque para el amigo
de Asimov, el gesto de la dedicatoria es motivo de orgu-
llo, quizá no lo sea tanto de tratarse de un autor menos
productivo; no es lo mismo ser homenajeado por uno que
publicó sólo dos libros, que por uno que publicó 500 y
los dedicó todos. Es algo complicado. Saramago, sin ser
tan industrial, se ha curado en salud dedicando casi todo
a Pilar, su mujer, su traductora, su etc. Sus dedicatorias
son muy simples: «A Pilar»; «A Pilar»; «A Pilar, mis días
todos»; «A Pilar, por supuesto». Vila-Matas ha hecho lo
mismo: «A Paula de Parma», dicen casi todos sus libros
(sin que sea claro quién es Paula); en Historia abreviada
de la literatura portátil, el autor catalán le dedica el libro
a Paula con un verso de Baudelaire: «A Paula, Au fond
de l’Inconnu pour trouver du nouveau», que singulariza de
algún modo a su Paula.
Si un autor no quiere ganarse problemas, debe saber a
quién dedicar sus libros; lo mismo, si quiere caer en gracia.
Igualmente, saber cómo dedicar: no se trata de meter una
línea a la carrera. No es lo mismo poner: «A Rosa», que «A
Rosa, mi rosa». Por lo general, y ya lo dije, las dedicatorias
se deben pensar, escribir, corregir. El destinatario puede
quedar ofendido, una palabra mal puesta podría parecerle
un insulto.
Dijimos que las dedicatorias, en otros tiempos, iban diri-
gidas al mecenas, al rey; el motivo era obvio: él era quien
corría con la manutención del escribiente. Quedar bien de
esta manera con el patrocinador es una costumbre que per-
vive. Las primeras obras, casi siempre, van ofrecidas «A mis
padres». El objetivo sigue siendo el mismo: sumisión y obe-
diencia. ¿Cómo no ofrecerle trabajo a quien me está mante-
niendo? Cuando leo «A mi esposa», y me doy cuenta de que
se trata de un libro malo, sé por dónde va el agua al molino.
Una de las estrategias de los autores, para matar dos pájaros
de un solo tiro, es poner dos o más dedicatorias a la vez: una
al Altísimo, otra a la familia y una más para algún escritor,
por si éste le devuelve el favor algún día. Aunque a veces
estas tres entidades «dedicables» son muy pocas, sobre todo
para aquellos escritores novísimos publicados en editoria-
les de barrio. La señora Mariana Ramos Blanco, natural de
Chita (Boyacá), en su poemario Los versos bajo el cielo dirige
sus saludos y ofrece el producto de su inspiración a diez
personas diferentes, sin dejar de mencionar a Dios dos veces;
aunque esto no es nada para el señor Fernando Hernández
Medina, oriundo de Villavicencio, que en su novela Estación
Tierra, en la primera página, lista 30 personas a las que dedi-
ca su libro, y el número podría ser superior —como para el
Guinness Record— si se tiene en cuenta el final de la nota:
«[y] al niño que habita en cada ser humano y especialmente
a todos aquellos que aún no llegan a Estación Tierra»; esto,
bajito bajito, es todo el género humano. Sin embargo, ahí no
para la cosa; la dedicatoria cierra así: «¡Que todos los seres

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sean felices!». ¿Cuáles seres? —me pregunto—. ¿Acaso los José de Espronceda dedica su Obra poética de una
afortunados que nunca llegarán a dicha estación? manera un tanto efectista: «A * * * dedicándole estas
El dedicar los libros a otros escritores es, también, una poesías». Si reparamos en los tres asteriscos, podemos
costumbre. No me extraña que La invención de Morel, de especular. Dice en la Biblia: «Piensa mal y acertarás».
Adolfo Bioy Casares, por ejemplo, esté dedicada «A Jorge ¿Por qué poner tres incógnitas en vez de un nombre com-
Luis Borges»; lo que sí me sorprende es que el libro de cuen- pleto? Espronceda no quería dar a conocer la identidad
tos inédito de Periquito Pérez, un autor del sur del Cauca, de la persona a quien dirigía sus versos porque en esa
también lo esté. O como el libro de Jaime Álvarez Gutiérrez, forma el comodín le servía para muchos corazones. La
un autor tan anónimo como yo, que en su modestia litera- dedicatoria, en un soneto, termina así: «A ti las quejas
ria dedica una novela «Al maestro, Camilo José Cela». de mi mal profundo / hermosa sin ventura yo te envío /
Y éste no es el único libro en que este autor colombiano mis versos son tu corazón y el mío». Un crítico de mala
dispara alto en sus ofrecimientos; en Matrioska: trierótica leche, así lo referencia la edición que consulté, cree que
para su corrección, la dedicatoria dice: «Al Congreso»; no es los poemas iban dirigidos a una de dos mujeres que el
claro cuál: ¿el de los «honorables»?, ¿el de unos aprendices poeta conoció poco antes de la fecha de la publicación.
de escritor? En su novela Bitácora de la sirena, también dice: Yo, con mala leche también, pero sin ser crítico, creo que
«A Ernesto Samper Pizano»; por esta dedicatoria, sospecho, Espronceda, sin dedicar el libro a ninguna, se lo dedicó a
entonces, a qué congreso se refería en el otro libro. Esto de ambas y muchas más. Recuerdo un libro del poeta paya-
dedicar a escritores famosos puede también ser un juego; no nés Marco Antonio Valencia que en la primera página
dudo, por ejemplo, de que don Fernando González, genio de tenía dos líneas: una que decía De (dos puntos), y otra,
genios, tenga la autoridad para hacer un cumplido a Sartre Para (dos puntos). Éste, quizá, sea el único libro con una
en La tragicomedia del padre Élias y Martina la Velera, pero dedicatoria abierta. «Dedíquelo usted mismo», habría
me gusta como el maestro hace la dedicatoria, «A Juan Pablo podido anotar el editor en un pie de página.
Sastre», pues hace parecer al filósofo francés como cualquier El usar las notas de las dedicatorias como puentes
persona de Envigado. para llegar al corazón de una querida es algo de siem-
Jorge Isaacs, en María, para dar un efecto de realidad, pre. Balzac era todo un zorro para esto; Eugenia Grandet
usa la dedicatoria como un elemento más de la ficción: «A está dedicada en tal forma que yo mismo me habría
los hermanos de Efraín». No obstante, hay hijos de vecino enamorado: «A María, que su nombre, usted, cuyo
que dedican sus libros a Sancho Panza, a Gregorio Samsa, retrato es el más bello ornamento de esta obra, sea aquí
a Horacio Oliveira, sin más pretensiones que las de parecer como una rama de boj bendita, cogida de no se sabe
hombres de letras. La dedicatoria es también un arte, ¡ojo! qué árbol…». En Petrilla, el novelista francés dice: «A
Pienso en otro de estos autores de folletos, un tal César la señorita Ana de Hanska. ¿Cómo voy, querida niña,
Bautista, en cuyo libro ha dedicado cada texto a Ulrike (¿El a dedicar a usted una historia llena de melancolía? A
personaje de Borges?), en vez de ahorrar tinta y tiempo con usted, que es la alegría de una casa; a usted…». Pero
el mismo nombre al comienzo del libro. también hay libros dedicados para ganar el desamor:

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escribe Silvio, el narrador-escritor de Amor conyugal, de El mejor de todos los dedicatoristas, sin embargo, es
Alberto Moravia: «A mi mujer, sin cuya ausencia no se Enrique Jardiel Poncela, realmente un genio del humor, y
habría podido escribir nunca»; éste, claro, es también de la literatura, por supuesto. Su libro La Tournée de Dios
un ejemplo de dedicatoria que raya en la minificción; se está dedicado a Dios: «A Dios, que es muy simpático»;
parece un poco —sin saber si los motivos coinciden— a Espérame en Siberia vida mía: «A Enrique Jardiel Poncela»,
la dedicatoria de Corazón tan blanco, de Javier Marías: él mismo; Amor se escribe sin hache: «A la maravillosa y
«A Julia Altares, pese a Julia Altares». exquisita “Nez-en-Lair”, cuyo perfume predilecto com-
Germán Espinosa, el maestro de las letras colombia- pré muchas veces para poder recordar en la ausencia sus
nas, tiene una de las mejores dedicatorias que he leído, ojos melancólicos. En recompensa a cuanto la hice sufrir
es casi un puño en la nariz: «A mis detractores, cuyo (…)».
número crece promisoriamente. También a esos seres Las dedicatorias no son obligación de los autores; tam-
con alma de tumba que poseen la fuerza del veto y la poco de los libros. Dickens, por ejemplo, casi no dedicó
de ordenar el silencio y el olvido. Me enternecen sus sus trabajos; Proust tampoco. Razones para escribir una
asiduos fracasos». Con esta declaración, se confirma o no, sobran, pero, una vez impresas, ya forman parte de
ese rumor popular que dice que uno también quiere a la carrera literaria de las obras. Ya tendré tiempo para
sus enemigos. La dedicatoria de Espinosa se parece a hacer un trabajo más crítico: Las dedicatorias, claves y
la de Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte: símbolos para entender un porqué; Las dedicatorias en el
«Dedico esta edición a mis enemigos, que tanto me han Renacimiento y el Barroco; Las dedicatorias en el envío de
ayudado en mi carrera». las baladas de François Villón. Aún me quedan pregun-
Como ya lo mostré antes, las dedicatorias más tas en salmuera, tal vez las responda en ese trabajo de
extrañas se encuentran en aquellos libros publicados mayor envergadura que desde ahora anuncio: ¿llevan
por autores inéditos y desconocidos; a veces son más dedicatoria los libros anónimos?, ¿hay dedicatorias
graciosas de lo que ellos mismos se propusieron. En invisibles?, ¿qué piensan quienes fueron objeto de la
un libro llamado Que pase el ánima sola, el autor dice: dedicatoria de un libro malo?, ¿hay novelas policíacas
«Este libro se escribió para Oralia», y como yo no soy en cuya dedicatoria está la solución al enigma?, ¿alguien
ella, no pude pasar de esa hoja. Juan Carlos Arboleda, habrá pagado para que le dediquen un libro?, ¿hasta qué
caleño, dedica sus poemas de Mujer fantasmal deshabi- punto dedicar es lambonear?
tando tumbas «a la vacuidad», así como lo lee; a lo mejor Termino con la dedicatoria de Tomás Carrasquilla
«vacuidad» es el sobrenombre de alguna amiga de él. —otro maestro genial— en La marquesa de Yolombó. «…
Pero el más ingenioso es el de Trópicos de savia y carne, Te dedico este mamotreto ya que tanto me has empujado
de Nohel Beltrán Gualteros —colombiano—: «A los para que lo escriba… en todo caso ahí te va esto, de tu
que no han hecho curso de lectura rápida, o habiéndolo tío y amigo».
hecho lo olvidaron». En suma: dime a quién dedicas y te diré quién eres. 48

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Cuento

EL ESPADACHÍN POR ANTONIO LÓPEZ ORTEGA

A
ndrés está metido allí, en el cuar- Andrés hablaba de inmersiones
to, con una mujer que se trajo de Este cuento del escritor antropológicas para justificar todo
Río Chico. Estos son los hábi- esto. Con los primeros años en la
tos que Álvaro no le perdona:
venezolano Antonio universidad, estaba intoxicado de
cierta inconsciencia, cierta debilidad López Ortega forma conceptos y éste era uno más de un
para poner en problemas a los demás. largo listado. Nosotros condescen-
Afortunadamente estamos solos, lejos parte del libro Fractura y díamos porque se trataba precisa-
de padres y representantes, pero de otros relatos (Mondadori mente de Andrés: de su gracia, de
todas maneras… Anoche fuimos por su inventiva, de su voluntarismo,
cervezas y, ya regresando, bordeando Literatura, 2006), que que siempre dominaban la escena.
la Plaza Bolívar, Andrés sugiere que Charlar con los muchachos de la
nos detengamos. Ninguno de nosotros
presentará en la Feria plaza, con los hombres que bebían
entendía la propuesta pero, entre risas Internacional del Libro más allá (él hablaba de los nativos),
y chistes, nos bajamos un rato. Nos fui- con las mujeres que caminaban, era
mos caminando hacia un banco y nos de Bogotá. parte de su rutina. Se volvía fran-
sentamos. Allí estuvimos bebiendo con co, se forzaba por ser natural, pero
esas bolsitas de papel que usan ahora, para esconder la siempre lo delataba una pose, ese aire capitalino. Era
lata o la botella, para simular que no estamos haciendo hasta cómico verlo entrar en acción: se acercaba a otro
lo que estamos haciendo. De hecho, un policía nos llamó de los bancos de la plaza (bolsita de cerveza en mano),
la atención, nos dijo que allí no se bebía, habló hasta del se hacía el entendido, comentaba cualquier generalidad
respeto que le debíamos al Libertador (se volvía y seña- y se enganchaba. A veces lo rechazaban (la gente se mos-
laba a la figura ecuestre mientras conteníamos las risas). traba indiferente y punto), pero a veces no (suponíamos
Lo que hicimos fue despistarlo, rodarnos al banco de la que también para los otros podía ser interesante). En
otra esquina, para que no nos fastidiara. este momento, por ejemplo, uno puede imaginarlo abor-

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MANCO A Á l v a ro S i l v a

dando a uno de esos gigantones de Río Chico, hombres lo dice en el banco, después de agotar la conversación
negros y desgarbados, para hablar de las lluvias, de las con los gigantones, sin advertir a la morenaza que le pasa
cosechas, de la pesca. Los gigantones sonríen porque por detrás, entre la estatua ecuestre y nosotros. Viene en
saben que Andrés está desubicado. «El tema no es las pantaloncitos cortos, deshilachados, estrechos, de tela
cosechas —podrá decirle alguno—; el tema es lo que hay negra, unos muslones impresionantes, un caderón que ni
para comer». Andrés idealiza, cree ver una supervivencia te cuento, unas crinejas graciosas, que le dan un aire de
rural, pero no entiende que ya Río Chico es un pueblo niña tardía. Viene también con una amiguita más joven,
crecido, con actividad comercial propia, con grandes flaca, poco agraciada. Vienen con risitas, como querien-
hospitales y tuberías de aguas negras recién tendidas. do y no, como pescando. La morenaza, calculo, estará
Desde pequeños hemos venido a estas playas, a estos cerca de los treinta años y ahora que la veo mejor (está
canales, y el pueblo ha crecido tanto como nosotros. pasando por debajo del farol) tiene un rostro ancho, de
«Pero no me van a negar —replica Andrés para hacerse ojos rasgados, muy sensual.
el interesado— que las inundaciones los han afectado». Obviamente Andrés no se iba a quedar allí, con noso-
«Algo, sí —retoma uno de los desgarbados—, pero eso tros, hablándonos de los viejos. Iniciaba una segunda
ha sido siempre así, eso no es de ahora. Estas son tierras fase de su inmersión, no sé si antropológica o geológica
bajas, y cuando llueve, pues todo se inunda». (ahondar en la tierra, se entiende, auscultar la tierra),
Al menos con los mayores, con los viejos, la conver- y se va detrás de la morenaza y su amiguita, a pocos
sación siempre es más interesante, más ilustrativa, pero pasos, como diciendo, como susurrándoles: «Mis niñas,
sin duda que con los jóvenes, con los que podrían ser mis niñas, ¿y no le van a dedicar una miradita a este
nuestros pares, todo se ha vuelto más difícil. Son más galán?». La morenaza ríe, la amiguita también, y poco a
huraños, más impenetrables, y todo gesto de respuesta poco Andrés va entrando en confianza, rodándose hasta
queda represado en una coraza). «Los viejos tienen más el otro banco de la plaza y arrinconándolas sutilmen-
lenguaje —nos dice Andrés como sentenciando— pero te. Veíamos la escena desde este lado, ellas sentadas y
lo que son los jóvenes… eso es puro monosílabo». Nos Andrés payaseando de pie, y sabíamos que la cosa iba

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para largo. Como siempre en estos casos, Vicente comienza a
impacientarse, a desesperarse y a decir que nos vayamos. Esa
faceta de Andrés —la del seductor empedernido— lo irritaba
más allá de lo imaginable, le removía alguna limitación de
peso. Acordamos esperarlo una hora más, como máximo, y
regresarnos definitivamente a casa si no volvía. Fueron algu-
nas cervecitas adicionales, una conversación más nuestra, los
Servicios internacionales tres sentados en el banco dejando que la noche transcurriera
4.500 agentes en todo el mundo respaldan nuestra labor. y, faltando unos minutos para cumplirse el plazo, vemos que
Comercio exterior, exportaciones, importaciones y mudanzas Andrés camina hacia nuestro banco con la morenaza y su
nacionales e internacionales. amiguita sin entender hacia dónde iba todo (o hacia dónde
Servicio integral de empaque, embalaje, bodegaje y transporte
íbamos nosotros).
multimodal, administración y logística.
El Andrés que nos habló en ese momento no era el mismo.
Asesores del Plan Padrino de exportaciones Era una simulación. Como estaba en compañía de nativas,
ATPDEA-USA-COLOMBIA
como buscaba alguna movida, quiso aparentar otra cosa, quiso
imponernos un guión desconocido, unos hábitos de galán
(precisamente) y modificar el orden del día (o de la noche).
Con voz ronca (más ronca que nunca), nos inquirió: «Nosotros
nos vamos a un bar pero no sé si ustedes…». Y cuando dijo
ustedes miraba puntualmente a Vicente, le torcía los ojos, le
hacía entender que la amiguita estaba dispuesta a… «Vicente,
¿tú te vienes con nosotros, verdad?» —le espetó el galán. Fue
Bogotá Medellín el bochorno, la bajeza. Vicente no sabía qué responder. Miraba
Intrapack.colombia@interred.net.co intrapackmed@epm.net.co
Tels.: 633 6593 y 633 6511 Telefax: (57) 4 496 1112 al suelo, movía las piernas como tijeras que cortan, escondía
los brazos. «No, no, yo creo que yo…». Y al pronunciar el últi-
Cali Cartagena mo yo trató de alzar la mirada para encontrarse con la carita
Intrapack.colombia@interred.net.co IIntrapack.colombia@interred.net.co de la no tan muy agraciada amiga y defraudarla. «No, yo me
Telefax: (57) 2 690 0102
voy ya. La verdad es que estoy muy cansado» —se excusaba
finalmente, como recogiendo el cuerpo. «Muy bien, muy bien
—retomaba el galán—. Entonces nosotros seguimos nuestro
camino». Como si el nosotros —pensaba yo— fuera el de ellos
y no el nuestro. Andrés tenía esa capacidad: la de desdoblar-
se, la de entregarse de lleno a una situación determinada en
función de sus intereses. La morenaza se alejaba de la plaza
junto a Andrés y detrás iba la amiguita plantada, como escol-
tándolos. El orden del agrupamiento cambiaba y ya Andrés
había dado la primera estocada. No nos quedó otra maniobra
que abandonar nuestro banco, confundidos, y arrastrar con la
furia de Vicente, quien volvía empequeñecido en el asiento de
atrás. Bordeamos la plaza hasta llegar al carro y pudimos ver
de cerca a los jóvenes con coraza, hablando con monosílabos y
mirándonos impunemente a los ojos.
No supimos qué hizo Andrés en el interregno pero sí que
amanecía con la morenaza en el cuarto que ocupaban los
padres de Álvaro cuando venían de descanso. Se la habrá
traído después de la ronda de bares, sin amiguita, y se habrá
cebado a su gusto sobre ese cuerpo caliente. Álvaro estaba
francamente alterado de sólo imaginar la escena. Nos está-
bamos desayunando en silencio cuando Andrés salió del
cuarto, bostezando, y detrás venía la morenaza, con las cri-
nejas deshechas. «Betsaida, ¿quieres comerte algo?» —hacía
la pregunta para que todos nos enteráramos de su nombre.
Vicente apuró el café y Álvaro se excusó rumbo al baño para

ANTONIO LÓPEZ ORTEGA (Punta Cardón, Venezuela, 1957). Ha


publicado seis libros de narraciones breves, entre los que
se destacan Cartas de relación (1982), Calendario (1985),
Naturalezas menores (1991), Lunar (1996) y la novela
Ajena (2001). Fue fundador de la editorial de poesía Pequeña
Venecia en 1989, participante del International Writing Program de la
Universidad de lowa en 1990 y becario de la Fundación Rockefeller en
1994. Se ha destacado por su trabajo como gestor cultural en la Fundación
Bigott, donde es director de la revista Veintiuno.

Continúa en la página 58

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(supuestamente) dejar libres los puestos de la mesita, sucesivamente centro de esparcimiento, vitrina para ver y
pero en verdad ambos se sentían incómodos, aunque comparar modelos de lancha, excusa para pasear por los
por diferentes motivos, y preferían alejarse (al menos de canales, garito de póker, cita obligada para torneos de pesca,
Andrés). Con la luz matinal, pude verle más claramente guarida para llevar a nuestras novias. Estar en ella después
el rostro a Betsaida: una superficie pura, los pómulos algo de tantos años, recorrer sus espacios y el jardín pedregoso, un
salientes, la boca ancha, como para tragarse el mundo. poco abandonado, concitaba un sentimiento extraño, doble,
Estaba apenada de estar en esa situación, sobre todo con de valoración y pérdida. Fue Vicente, el más memorioso de
los que se habían levantado de la mesa, y procuraba man- todos nosotros, el que se había dado a la tarea de reunirnos.
tenerse en silencio, como ida. No comió mucho, apenas No eran ya los tiempos de bachillerato, cuando nos veníamos
unas rodajas de pan y unos sorbos de jugo de naranja. Por casi todos los fines de semana. Ahora estábamos en carreras
Andrés supimos después que era enfermera, graduada en distintas, en claustros diferentes, y la comunicación se hacía
Caracas, y que trabajaba en el hospital de Río Chico. Se más difícil. Coincidir fue una fiesta, un retorno a los viejos
había regresado a su pueblo natal, recientemente, porque ritos.
su madre estaba enferma y se esperaba un desenlace fatal Vicente estaba en el segundo año de sociología y arras-
en pocos meses. Caracas la había transformado, claro, y traba con la reciente muerte del padre, víctima de un
la vuelta no se le había hecho fácil: los mismos hábitos cáncer linfático. Andrés estaba en administración, una
de pueblo, los mismos viejos noviecitos pensando en vocación que anunciaba desde muy temprano. Álvaro se
las mismas sucias cosas. «¡Ay, Dios, tengo guardia en el iba pronto a Inglaterra, a estudiar ingeniería mecánica,
hospital! —interrumpía de pronto, todavía apenada, y le y preparaba su viaje con un curso intensivo de inglés.
oíamos la voz por primera vez—. Así que debo volar». Y yo estudiaba idiomas, mi pasión de siempre. Se podía
Y volar significaba que Andrés le pidiera las llaves del pensar en destinos divergentes pero el tronco común, de
carro a Álvaro. Lo encontró al borde del canal, tratando complicidades infinitas, pesaba mucho. Teníamos dife-
de pescar, y le extendió el juego de llaves con desgano, rencias palpables, crecientes, pero no definitivas. Yo creo
con indiferencia. Andrés mordió el asfalto vaporoso entre que la muerte del padre de Vicente —un hombre bon-
Los Canales y Río Chico, pasó por casa de Betsaida para dadoso, servicial— había impulsado este reencuentro.
que se cambiara rápidamente y la dejó a las puertas de Y lo había impulsado porque Vicente necesitaba ordenar
la sala de emergencias. Súbitamente, a la vista de esas cosas en su espíritu, reconocer huellas, ubicarse en un
puertas batientes, desconchadas por humedad, recupe- contexto. Su llamada fue un clamor cifrado y todos de
raba una imagen de infancia: su pie ensangrentado, con alguna manera así lo entendimos. Él buscaba algo de
cortadas múltiples. Había pisado desprevenidamente los recogimiento, de quietud, de equilibrio, y Andrés había
moluscos calcáreos que se fijaban como volcancillos en violentado ese diseño con la actitud en la plaza, con la
la rampa, cuando trataba de empujar una de las lanchas, escena de la morenaza amaneciendo en el cuarto. Así lo
y se había desprendido tiras de piel completas. El fiel resentía, así lo rumiaba a la distancia.
Álvaro le había envuelto el pie en una toalla, para retener Andrés regresaba de llevar a Betsaida a Río Chico y
la sangre, y lo había traído raudo a esa misma sala de pretendía hacer ver que todo formaba parte de la norma-
emergencias. lidad. Le costó vencer la resistencia de Vicente y Álvaro
La casa era la misma de siempre: la de nuestros encuentros, y se dedicó a tareas puntuales. En el cuarto de la escena
la de nuestras aventuras, la de nuestra prolongada juventud. cambió sábanas y fundas, le dio vuelta a los colchones,
Estaba en la urbanización Los Canales, hacia las costas de coleteó dos veces, roció el baño de cloro. En la cocina
Río Chico, y los padres de Álvaro la habían comprado tem- comenzó a hervir a media mañana, y a fuego lento, dos
pranamente, antes de que la misma urbanización creciera o kilos de guacucos recién comprados. Anunciaba una
se diera a conocer. Era una casa relativamente austera, con pasta vongole para mediodía y se reía de la hazaña. Los
apenas dos cuartos: el de las literas, donde nos embutíamos olores fueron inundando la casa y despertando todos los
todos, y el que se reservaban los padres de Álvaro. Lo demás apetitos. Álvaro regresaba del canal, sin pesca alguna,
era la cocina, una mesita para comer y el largo pasillo con y Vicente salía de la hamaca donde había permanecido
hamacas cruzadas que era nuestro deleite. Más allá estaba leyendo. Creo que la sobremesa, después de repetir y
el jardín, un poco pedregoso, con dos enormes matas de repetir, nos volvió a juntar. Vicente repasaba un pedazo
mango que ofrecían una som- de pan por el fondo de la olla, como relamiéndo-
bra generalizada, y el canal se, y esa imagen nos lo devolvía ínte-
por donde nos íbamos a
esquiar o pescar. La casa
fue variando con
los años y prestán-
dose para todos los
usos y planes: fue

REVISTA NÚMERO • Edición 48 58 Marzo • Abril • Mayo 2006


gro, recuperado. «¡Carajo¡ —le decía de golpe Andrés, al mando— sí fue la expectación permanente. Nada
alcanzándolo con un manotazo en la espalda—. Así extraño ni nada que lamentar, salvo quiebres de
mismo te has podido relamer a la pobre amiguita. La corriente, torceduras desconocidas de río, árboles caí-
dejaste tristona, abandonada, con ganitas». Todos nos dos, una baba avistada por su lomo flotante, unas islas
reímos de la ocurrencia. Incluso Vicente, contenido, a de lotos perfectamente esquivables. La lancha iba lenta,
quien la risa le subía del bajo vientre, como una arcada. el motor a baja revolución, y Álvaro se lucía con sus
El tema del sexo opuesto, para el pobre Vicente, no fue maniobras recurrentes, avanzando o reculando según
nunca fácil. No se consideraba un ser especialmente convenía. Y al final, cerca de un banco de tierra apilada,
apuesto —era, de hecho, bajo, narigudo, los ojos encon- una especie de atracadero natural donde había algunos
trados, el pelo grasoso, la barriguita incipiente— y peñeros de pescadores. Anclamos la lancha por la popa
creo que se despreciaba. Durante el bachillerato no le y tiramos desde la proa una cuerda para sujetarla al
habíamos conocido a nadie y del abordaje universitario árbol más cercano. Era una sensación extraña llegar a
tampoco había noticias. Andrés conocía esa debilidad la plaza por la parte trasera. Implicaba una sensación
y buscaba encararla, confrontándolo siempre. Una vez, de viaje mayor, hacerse de un espíritu aventurero,
por ejemplo, inventó llevárselo para una casa de citas desafiar las adversidades. Nos sorprendíamos de estar
en Chacao. La incursión no pasó de un par de tragos, allí, haciendo una cola de pocas personas en el cine y
con una muchacha de muslos blancos que se le sentaba entrando a una sala antigua, de asientos maltrechos,
en las piernas y le besaba la nuca. Vicente no cesó de carcomidos, donde todo olía a viejo. Nos sentamos
temblar en toda la noche y salió asqueado, con náuseas. como pudimos, sintiendo la incomodidad de espaldares
Andrés se había dado a la tarea de iniciarlo, sin que que no se reclinaban, pero la película nos fue ganando
nadie se lo pidiera, y persistía en tomarse atribuciones. a pesar de que la copia estaba muy rayada. Las cinco o
Había como una torpeza en ese empeño: él quería ser seis personas que nos acompañaban en la cola resul-
noble, ayudar al amigo, pero los tiros le salían siempre taron ser los jóvenes huraños, con coraza, de la plaza.
por la culata. Con aire destemplado, vociferando, gritaban de más en
Durante toda la tarde, entre la siesta y el ocaso, cada escena de muerte, como celebrando un rito con
Andrés insistía en que debíamos volver esa noche a exclamaciones que no eran más que monosílabos.
Río Chico. Inicialmente no encontró ningún eco, pero Un noble caballero es el guerrero más importante del
luego se las ingenió para aderezar el gusto con unos emperador. Se le encomiendan las tareas más difíciles,
agregados. Sugirió que podíamos evitarnos el trayecto más riesgosas, y sin embargo siempre regresa victo-
terrestre, rutinario y sin magia, yéndonos en lancha, rioso. El emperador le ha regalado una casa exquisita,
por los canales. El río San José estaba crecido, sin bar- en lo alto de una colina, para
bas que esquivar ni lotos flotantes y, cortan- que divise siempre las tie-
do por el atajo de Caño Copey desde rras del imperio y sepa
Los Canales, ciertamente lo podíamos que esas extensiones
remontar hasta llegar a pocos metros se deben a su arro-
de la misma Plaza Bolívar, donde jo, a su valentía sin
habíamos estado la noche anterior. igual. El guerrero
Sugirió también que nos podíamos se ha mudado con
meter en el cine de la misma plaza, familia, sirvientes y
donde unas pálidas, reverberantes elegidos para vivir
marquesinas (Vicente también en sana paz, una vez
las había visto) anuncia- que todos los enemigos
ban una película china de han mordido el polvo de
artes marciales: El espada- la derrota. Pero del extre-
chín manco. Con lo prime- mo oriente del imperio lle-
ro, bien lo sabía, Andrés gan las nuevas de un aspiran-
conquistaba el espíritu te temerario, espadachín dies-
de Álvaro: una incursión tro, que diezma los ejércitos
nocturna, con poca luz, del emperador. Llaman al gran
por el río San José era guerrero a palacio y le enco-
ya aventura suficiente. miendan una última tarea: dar
Con lo segundo, tam- con el diestro espadachín y acabar
bién lo intuía, vencía la con su arte. El guerrero asiste a todo
resistencia de Vicente: todo lo que fuera el ceremonial de investidura donde el
enfrentamiento o combates era para él una mismo emperador le entrega las llaves
sustracción mayor, un deleite para los senti- del reino. Luego, de vuelta a su casa,
dos. El plan estaba diseñado magistralmente y los sirvientes lo visten para el com-
Andrés exhibía el orgullo de su inventiva. bate con telas numerosas y pren-
Atravesar Caño Copey —tramo mil veces das inusuales. Un momento de
recorrido por Álvaro— fue relativamente intimidad se impone al final de
fácil: había luna menguante y el breve res- los atuendos: el recogimiento
plandor bastaba para divisar las orillas. Pero necesario para encomen-
internarse en el río San José —Álvaro sólo darse a los dioses y para
recordaba una travesía de niño, con su padre retirar de un cofre labrado

Marzo • Abril • Mayo 2006 59 REVISTA NÚMERO • Edición 48


en jade su afamada espada de ébano, acaso el arma más pode-
rosa del imperio.
De los recuerdos más vivos de Betsaida, antes de iniciar sus
estudios de enfermería, está el de Freddy. Fue su amorío más
adulto de los noviecitos que tuvo en la adolescencia. Con todos
los primeros tan sólo hubo tibios escarceos, besos jugosos en
la plaza, pero con Freddy hubo más, mucho más. Caracas
pudo cortar con una relación que se venía envileciendo y ella
agradecía el alejamiento, la ruptura. Le daba escozor pensar
en verlo de nuevo en Río Chico, por esas mismas calles, des-
pués de varios años. Nadie le quería dar razón de su paradero
y sólo una tía lejana, de visita en el hospital, le advertía: «¡Ay,
mija! Ese muchacho es el dolor de su madre. Ese muchacho
se perdió».
Los emisarios convienen en que el combate será en una
meseta estrecha, con un solo árbol, alto y frondoso, plantado
como señuelo. Los hombres llegan a la hora convenida, justo
antes del atardecer. El cielo es un cielo de sangre y alguno de
ellos derramará la suya para emular la furia del ocaso. De un
lado está el gran guerrero, trajeado con los ideogramas del
imperio, los cabellos recogidos en una breve coleta, las manos
firmes sobre la espada de ébano; del otro lado está el espada-
chín temerario, más leyenda que realidad, envuelto en una
túnica blanca, sencilla, y con las espadas al cinto. Ambos se
ven a la distancia, ambos miden sus posibles movimientos, sin
que los rostros se alteren.
Podría admitirse que Freddy la inició en la vida sexual. Fue
dulce, llevadero, al menos al principio. No se precipitaba, no
aceleraba el ritmo de las cosas. Si al comienzo Betsaida sólo le
permitía besos, entonces los besos eran largos, detenidos, sin
tregua. Podía pasar horas besándola, hasta el ahogo, sujetán-
dole la lengua entre sus dientes para sacar la mejor sustancia,
para exprimirla. Si luego eran senos, sólo senos, se los podía
chupar toda una tarde, levemente al principio y luego como
queriéndoselos tragar. Betsaida llegaba al borde de un preci-
picio y no sabía cómo regresar. Si después fue el bajo vientre,
de a poquito, Freddy se empeñaba a fondo, como un goloso.
Respetaba los deseos de Betsaida de no entrar sin su consen-
timiento (y, de hecho, no entraba) pero la hacía venirse varias
veces, de corrido, sucesivamente, hasta la desesperación. Sólo
después de meses de ejercitación, le permitió el acto completo,
con sus preámbulos y codas. Sentía que eran amantes muy
acoplados, sentía que se volvía mujer. Y algo en ella, cuando le
acariciaba la cabeza, se lo agradecía.
El espadachín era ciertamente diestro pero también sinies-
tro: blandía las dos espadas, las hacía girar, al unísono. Era
demasiado veloz para el guerrero, quien ya lo admiraba des-
pués de minutos de combate. No había truco, desliz, acome-
tida, que el espadachín no anticipara. El guerrero se exigía a
fondo, recurriendo a todas sus artes, sin desmayo, vigilando
cada movimiento del contrincante. Sabía que un mínimo
descuido, cualquier fracción de desatención, podía costarle la
vida. Contaba tan sólo con su espada de ébano, de filo imper-
turbable, obsequio del emperador. Es esa espada —la encar-
nación del imperio— su último recurso, lo único que puede
invertir una anunciada derrota. Largo y legendario bastón
de ébano, que podía dividirse en secciones, nadie imaginaba
el número de sus puntas o filos. Asesta el espadachín por el
costado derecho y la espada del imperio lo detiene. Asesta de
seguidas por el izquierdo y la espada del imperio también lo
detiene. Presiona ahora con los dos sables, los brazos al aire,
para que el guerrero caiga de rodillas, para que muerda final-
mente el polvo de la derrota, y se asombra al ver cómo una
tercera sección filosa, desprendida de un nuevo quiebre del

REVISTA NÚMERO • Edición 48 60 Marzo • Abril • Mayo 2006


Marzo • Abril • Mayo 2006 61 REVISTA NÚMERO • Edición 48
bastón, se eleva por los aires para arrancarle, de un solo sino porque el primer rollo ha llegado a su fin y hay que
tajo, el brazo derecho del tronco. montar el segundo. «Aguántense ahí —dice el operario,
La primera vez fue como consecuencia natural del asomado por el hueco de proyección—, que esto no se
alto nivel de excitación. Freddy la mareó de sensaciones, acaba».
la sedó con una lengua que le recorrió senos y vientre, Estábamos tranquilos, subyugados por la historia:
la calentó al borde del paroxismo, hasta transformarla Vicente particularmente impactado por la escena en la
en un animal compulsivo que agitaba y arqueaba sus que el espadachín pierde el brazo (la pasaban en cámara
caderas. Le dio la vuelta, le abrió ligeramente las pier- lenta, una y otra vez y desde diferentes ángulos, como
nas y la fue penetrando por detrás, suavemente para para magnificar la crueldad) y Álvaro confundido al no
no lastimarla, hasta que ella misma quiso abrirse más distinguir si la razón estaba del lado del imperio o del
y permitió que el placer y el dolor se fundieran en un solitario rebelde. Andrés, sin embargo, aunque entrete-
solo ungüento de sensaciones encontradas. El ejercicio nido, estaba como inquieto. Ya me había susurrado que
se habrá repetido una o dos veces más, con Freddy recu- tenía calor, que quería salirse un rato, que se iría a la
rriendo a la misma técnica, porque ella lo toleraba como plaza a tomar un poco de aire. Pero en verdad —me lo
parte del abismo al que pueden llegar los cuerpos. Pero confesaba luego—, mientras nosotros veíamos el final de
cuando descubrió una suerte de obsesión creciente, en la película, él podía escaparse hasta casa de la morena-
la que eso era lo único que lo estimulaba, comenzó a za, que no quedaba lejos de allí, para ver si corría con la
sentir miedo y a tomar distancia. En el último encuentro, suerte de encontrarla.
intuyendo quizás que no habría futuro, Freddy la forzó Apenas oscurecen la sala, Andrés sale agachado, silen-
como un enajenado y trató de sodomizarla. Betsaida aún ciosamente, mientras en la pantalla el espadachín entra
lo recuerda porque le mordió los brazos para apartarlo. (también silenciosamente) a la casa del guerrero. Ni
Esa es la imagen que la habita, esa es la imagen que teme elegidos ni sirvientes advierten ese paso de seda que ni
revivir en cualquiera de las esquinas de Río Chico. siquiera perturba al aire. Han pasado cinco años después
Hasta aquí —parece decir el guerrero— llegan las del legendario combate y el espadachín se ha refugiado
artes del espadachín. Y para dejar muestra de ello, en su lugar de origen (ese lejano oriente del
culmina su faena clavando con una daga el brazo des- imperio) para entrenarse en el arte
prendido en el árbol de la meseta, como figuración de manejar la espada sólo con la
mayor de lo que les espera a quienes atenten contra los mano izquierda. Tiempo de
designios del emperador. Es el espadachín manco el que depuración, de despren-
ha caído de rodillas y no el guerrero. Es el espadachín
manco, en cuya entalladura ha quedado un círculo
rojo de tejidos y venas tronchadas, el
que ha caído en medio del fulgor
que exhibe el ocaso. La sangre
sale a borbotones, como si el
corazón no supiera que ya no
debe bombear, y el espada-
chín pierde el conocimiento.
Los ayudantes vienen en su
auxilio y le tapan la herida
con gasas que absorben la
sangre.
Encienden las luces de la
sala. Y las encienden no
porque la película haya
culminado —como casi
todos creemos, incluidos
los vociferantes—

REVISTA NÚMERO • Edición 48 62 Marzo • Abril • Mayo 2006


Da vuelta en la esquina, justo al mismo tiempo en que el espa-
dachín entra al cuarto del guerrero. Remonta la calle que es
ya la de la morenaza y el joven sigue atrás, subrepticiamente.
«¿Estará Betsaida?» —es la pregunta insistente que se hace
Andrés. Faltándole tan sólo una cuadra, el guerrero se despier-
ta con una daga al cuello y reconoce el rostro del espadachín.
Se aparta de la cama y deja que el venerable tome su espada
de ébano. Andrés apura el paso mientras el joven saca una
navaja del bolsillo. Embiste el guerrero con su arma porten-
tosa, de innumerables filos, cuando Andrés llega a la puerta
de Betsaida. Toca el timbre y el espadachín es imbatible: pelea
con una sola mano pero con artes de malabarista, espadas que
va tirando al aire y luego recoge. Toca el timbre y las secciones
filosas del guerrero no lo alcanzan. Toca el timbre y el joven
lo domina desde atrás, lo estrangula con un brazo, le pone la
navaja al cuello: «Quieto, becerro, que Betsaida no está». La
daga que el espadachín hunde en el vientre del guerrero era la
misma que en el árbol de la meseta sujetaba el brazo perdido.
La navaja que el joven hunde en el vientre de Andrés era el
mensaje de Freddy para Betsaida y Andrés no tenía por qué
saberlo: «Ese es mi culo, galán. Así que cóbrate».
Lo encontramos finalmente en la sala de emergencias,
después de mucho buscar. Los viejos de la plaza lo habían
recogido, inconsciente, de la calle y llevado al hospital. La
dimiento, de concentración absoluta, de exigir de su cuerpo el misma Betsaida lo había visto llegar, malherido, como una
olvido, han borrado todo orgullo, todo afán humano. Bebe sólo premonición, como la imagen que temía revivir en cualquier
agua, se alimenta del aire, suda el rocío mañanero, duerme en esquina de Río Chico. Por eso lo atendía con esmero, por eso lo
perfecto equilibrio sobre una cuerda tendida entre dos árboles, suturaba con dedicación. «Hablaba con monosílabos» —recor-
viste un hábito de tejido ligerísimo, indescriptible. daba Andrés después de recuperar el conocimiento, tratando
Andrés no sale a solas del cine. Detrás se le va uno de los de identificar al agresor. Y yo pensaba, al verle la herida, en
jóvenes de coraza, uno de los vociferantes. Es un muchacho aquella otra herida del pie —la piel vuelta hilacha—, cuando
moreno, alto, con una cachucha roja que le oscurece la cara. también tuvo que venir a la sala de emergencias. 48

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REVISTA NÚMERO • Edición 48 64 Marzo • Abril • Mayo 2006


¿AGUA
PARA LA VENTA?
POR CLARA NIETO DE PONCE DE LEÓN
Fotografías de Aldo Brando

A partir del análisis de la privatización del agua en América Latina,


Clara Nieto, lúcida mujer que ha desempeñado un papel importante
en la defensa de los derechos fundamentales en Colombia, se
adentra en el análisis social y político de la región.

«
El agua es la fuerza de la vida, es un complemento tor privado —en relación con el público—, sus países sumidos
en el equilibrio de la naturaleza, riqueza que se en impagables deudas externas y enfrentados a dificultades
derrama por las venas de la Tierra para ser apro- presupuestarias, ceden a la política de globalización neoliberal
vechada por el hombre, la mujer y la naturaleza. y privatizaciones (postulados del Consenso de Washington),
Es cuidada por pocos y aprovechada por muchos» a las presiones del Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario
(mensaje de indígenas paeces, norte del Cauca, Colombia). Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio
Bien sean ríos o aguas lluvias, el agua es sagrada para viejas (OMC). Cuando tales organismos acceden a renegociar deudas
culturas. En India, cada río es sagrado y venerado como diosa; externas o negocian préstamos a largo plazo, como condición
el Ganges nace en los cielos. previa exigen privatizar los servicios públicos, incluido el
suministro de agua.
Mercaderes del agua Bajo tales presiones realizan cambios en las legislaciones
En medio de la ignorancia, la desinformación y el desinterés que les impiden regular el precio del consumo. Un puñado de
de las inmensas mayorías del planeta que no están conscientes grandes empresas transnacionales —apoyadas por el BM—
de la gravedad del problema ni hasta qué punto éste afecta su saca provecho de tales situaciones de crisis y obtienen conce-
vida, avanza implacable el proceso de privatización del agua. siones o contratos. Los efectos han sido desastrosos para los
Gobiernos del tercer mundo alarmados con la bien documen- países, pero más aún para los usuarios que quedan a merced
tada crisis del agua, con el discurso de la «eficiencia» del sec- de empresas extranjeras y sujetos a las alzas en las tarifas de

Marzo • Abril • Mayo 2006 65 REVISTA NÚMERO • Edición 48


«En una u otra forma, el agua pronto se moverá a través del
mundo como sucede hoy con el petróleo», afirma el BM.
servicio. Francia y el Reino Unido —países industrializados— US$25 millones para refinanciar el servicio de agua en esa
registran también deterioro en sus servicios privatizados y el ciudad si no lo privatiza. El gobierno firma un acuerdo con la
aumento desmesurado de su costo. Bechtel y su subsidiaria Aguas del Tunari por un término de
Las «tres grandes» empresas transnacionales del agua, Suez 40 años. De inmediato la empresa eleva en 200% el costo del
Lyonnaise des Eaux (la más grande en el mundo) y Vivendi consumo y cobra —algo insólito— el agua lluvia que la gente
Environment (ambas francesas), y RWE-Thames (alemana), almacena en cisternas. Sus agentes recolectan el dinero de casa
servían hace una década a 51 millones de personas en doce en casa.
países; en el año 2002 son 300 millones de personas en Ante tanto atropello, el pueblo responde de inmediato.
130 países. Están entre las cien corporaciones más ricas del Son siete días de masivas protestas de obreros, campesinos,
mundo, juntas reportan US$160.000 millones de ganancia granjeros e indígenas. Millones se trasladan a Cochabamba
y un crecimiento anual de 10%. Suez y Vivendi, a través de y paralizan la ciudad. La fuerza pública las enfrenta, con un
empresas subsidiarias, controlan 70% de los servicios de agua saldo de siete muertos, centenares de heridos y de detenidos.
en el mundo. Según Fortune, la ganancia anual de la industria Hay censura de prensa. Logran que el presidente deshaga el
del agua es cerca de 40% de la del sector del petróleo y por acuerdo con la empresa. Bechtel se ve obligada a abandonar
encima de la farmacéutica, que bordea los mil millones de el país. De inmediato la empresa entabla una demanda contra
dólares (Barlow y Clarke, Nacla, op. cit., p. 16). el gobierno por US$25 millones en el Centro Internacional de
La industria del agua embotellada es otra forma de explota- Arreglo de Disputas sobre Inversiones (Ciadi), organismo del
ción. Es la bebida que más se consume en el mundo, por enci- BM que se entiende con este tipo de conflictos. En el 2005 aún
ma de las gaseosas. Con la propaganda de la salud en relación no ha resuelto la demanda de la subsidiaria.
con el agua potable, el negocio crece a gran velocidad. En 2004 Los movimientos populares bolivianos de indígenas aimara
vendió cerca de 90 mil millones de botellas de litro, en envase y quechua (60% de la población), de campesinos, mineros,
plástico no reciclable, lo que ocasiona toneladas de basura. maestros, cocaleros, federación de trabajadores y sindicalistas
Coca-Cola y Pepsi entran en ese mercado con sus propias mar- son los más organizados, los más radicales y los más activos
cas y junto con Nestlé —«cazadores de agua»— se dedican a la del continente. En sus manifestaciones —siempre pacíficas—
búsqueda desesperada de fuentes de agua fresca en países del protestan contra la globalización, contra las privatizaciones,
tercer mundo para alimentar su industria. Con el propósito de contra el avance de las corporaciones, contra el Tratado de
transportar el agua masivamente por vía terrestre, construyen Libre Comercio con Estados Unidos, en defensa de sus recur-
hidrovías (tipo oleoducto) y utilizan supertanques-cisternas; sos (petróleo, gas natural, agua y minerales), contra la ley que
para envíos transoceánicos por vía marina, usan bolsas gigan- penaliza a los cultivadores de coca y contra los programas para
tes de agua selladas. «En una u otra forma, el agua pronto se erradicarla promovidos por Estados Unidos en su «guerra»
moverá a través del mundo como sucede hoy con el petróleo», contra la droga. El pueblo ha logrado imponerse varias veces.
afirma el BM (Barlow y Clarke, The Nation, op. cit., p. 13). Cuando el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada entregó
el control del gas natural (la segunda reserva más grande
El agua y Latinoamérica del hemisferio, después de Venezuela) a transnacionales de
Latinoamérica posee una riqueza natural alucinante: es la Estados Unidos, Gran Bretaña y España en septiembre del
principal reserva de biodiversidad del mundo. El 31% del agua 2003, estallaron manifestaciones contra el gobierno. Sánchez
fresca del planeta está en este continente, así como también las enfrentó con la fuerza pública, con un saldo de 67 muer-
cuatro de los 25 ríos más largos de la Tierra (Amazonas, tos, centenares de heridos y de detenidos. El pueblo no cedió.
Orinoco, Paraná y Magdalena), cuyo caudal casi iguala al de Después de un mes de tener paralizado el país, Sánchez
los otros 21 combinados; y posee grandes lagos (Titicaca, entre renunció y en octubre huyó a Estados Unidos. Los indígenas
Bolivia y Perú; Poopó, en Bolivia; Maracaibo, en Venezuela, y pidieron su extradición para juzgarlo por el genocidio contra
Buenos Aires, entre Chile y Argentina) y otros menores espar- su gente. El parlamento boliviano aprobó ambas medidas.
cidos en su territorio. Es una de las regiones del mundo con el Contra Carlos Mesa —su sucesor—, el pueblo también se
más alto porcentaje de agua per cápita (Barlow y Clarke, Nacla, levantó. Protestó porque el Congreso aprobó una nueva ley de
op. cit., p. 15). No obstante, más de 130 millones de personas hidrocarburos (mayo de 2005), contraria a lo que los dirigentes
no tienen acceso al agua potable, reflejo de las profundas des- populares acordaron con el presidente. Populosas manifestacio-
igualdades sociales y económicas que prevalecen a lo largo y nes pidieron la nacionalización del petróleo y del gas, y la con-
ancho del continente. vocatoria de una asamblea constituyente para que reformule el
El Banco Mundial, en su sistema político boliviano y con-
agresiva política para consoli- CLARA NIETO DE PONCE DE LEÓN. Delegada de Colombia en ceda autonomía a los indígenas.
dar el control privado del agua Naciones Unidas (1957-1967); representante de Colombia Exigieron la salida de la transna-
fresca en el continente, apoya a ante la Unesco (1967-1970); embajada en Yugoslavia cional Aguas Illimani, subsidiaria
la corporación estadounidense (1970-1975); cancillería (1975-1977); embajadora de de Suez, que suministraba agua a
Bechtel —gigante en ingenie- Colombia en Cuba (1977-1980); directora de la oficina las ciudades de La Paz y El Alto.
ría civil— con el fin de pri- regional de la Unesco, en La Habana (1984-1986). Ha sido columnista de Decretaron un paro general, mon-
vatizar el servicio de agua de El Mundo, de Medellín; El Espectador, de Bogotá; Nacla, de Nueva York. taron barricadas en carreteras y
Cochabamba (Bolivia), el país En 1998 publicó su libro que recoge las relaciones entre Estados Unidos calles, bloquearon la capital y
más pobre de Suramérica. El y América Latina, Los amos de la guerra, la guerra de los amos, Uniandes- paralizaron un mes el país.
Cerec, traducido al inglés. El presente texto fue preparado por la autora
BM le advierte al gobierno que Mesa expidió un decreto y
para revista Número a partir del que aparecerá en la antología Tutto in
no garantiza un préstamo de dio por terminado «en forma
Vendita (Todo para la venta), de Nuovi Mondi Media, de Italia.

REVISTA NÚMERO • Edición 48 66 Marzo • Abril • Mayo 2006


inmediata» el contrato con la transnacional. Para celebrar tal del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, fue elegido por el 50,45% y el
victoria —cinco años después de la de Cochabamba—, más referendo se adoptó por el 64%. La mayoría del Frente Amplio en
de 20 mil indígenas marcharon frente a la casa de gobierno y el parlamento y el apoyo que dio Vázquez a tal enmienda durante
a gritos le advirtieron a Mesa: «Bolivia no está en venta». El la campaña aseguraron su adopción.
paro continuó. Pidieron el cierre del parlamento y una nueva El no rotundo del pueblo uruguayo a la privatización del
ley de hidrocarburos que nacionalizara el petróleo; amenaza- agua es una advertencia a las financieras internacionales y a
ron con continuar el paro hasta que el parlamento se cerrara las corporaciones transnacionales del agua: tal rechazo puede
y la transnacional saliera de Bolivia. Acosado por la presión repetirse en otros países, donde las protestas populares contra
popular, Mesa renunció (julio de 2005). esas empresas y contra la privatización del agua proliferan.
Eduardo Rodríguez, presidente de la Corte, tomó posesión El caso de Chile es a la inversa: es el país pionero en priva-
como presidente interino. Dos congresistas, primeros en la tizaciones, que comienzan en los años ochenta durante la dic-
fila constitucional para ocupar la presidencia, declinaron tal tadura de Pinochet. En 1999, Anglian Waters y Thames Waters
honor. Con rumores de golpe de Estado, Rodríguez prometió (compañías británicas) adquirieron concesiones en tres de las
celebrar elecciones en seis meses. cinco empresas de servicio público, y corporaciones francesas
Otra victoria del pueblo se presentó en Uruguay, uno de los y españolas las otras dos. El sistema de agua lo manejaban a
países del continente con más arraigada tradición democrá- través de subsidiarias con fondos de inversionistas nacionales
tica, descontando los más de trece años de dictadura militar y préstamos del BM y del BID. Eran operaciones conjuntas
(1972-1985), aberración en su historia cívica. Se produjo con fondos del gobierno y de sectores privados nacionales e
cuando la doctrina de seguridad nacional hacía estragos en el internacionales, y cubrían tres cuartas partes del servicio de
continente. En conflictos difíciles con el gobierno sobre asun- agua y alcantarillado en Santiago, Valparaíso y Concepción.
tos de importancia ciudadana, el pueblo uruguayo recurrió a Pero el alza constante de las tarifas (hasta del 100%) creó
las consultas nacionales —referendos—, medida democrática enorme malestar. Sectores pobres quedaron sin servicios, pues
por excelencia. no podían pagarlos. En 2000, las manifestaciones de protesta
En 1992, a través de un referendo, movimientos sociales impi- frente a la presidencia se hicieron sentir. Con el nuevo gobier-
dieron la anunciada privatización de Antel, empresa estatal de no de Ricardo Lagos, de centro-izquierda —se posesionó en
telecomunicaciones. Diez años después, el gobierno —enfrenta- marzo—, opositores a las privatizaciones (incluso miembros
do a una crisis financiera— firmó una carta de intención con el de su gobierno) hicieron que se revisaran las concesiones que
FMI, con un paquete de medidas que incluían la privatización del se habían dado a perpetuidad, y se cambiaran a contratos de
agua. La Comisión Nacional por la Defensa del Agua, creada por servicio. En agosto de 2005, estalló un escándalo relacionado
trabajadores del sindicato de la empresa estatal del agua y alcan- con las privatizaciones: a Hernán Buchi, ministro de Hacienda
tarillado, Obras Sanitarias del Estado (OSE), y varias organiza- de Pinochet, lo acusaron de haber vendido 30 empresas a
ciones de la sociedad civil, lanzaron de inmediato una campaña menor precio, con pérdidas de más de US$6 mil millones para
contra su privatización y lograron convocar un referendo contra el país. También hubo denuncias por enriquecimiento ilícito a
la privatización que incluía una enmienda constitucional para gente cercana a Pinochet.
reconocer el agua como bien público, como derecho humano La historia de las movilizaciones populares en Perú indica
fundamental, y excluirla del ámbito del comercio y de las reglas la fuerte relación que existe entre las luchas por el derecho al
de mercadeo. El 31 de octubre de 2004, junto con la elección del agua y las luchas contra la explotación minera, considerada
presidente el pueblo votó por el referendo. El candidato socialista vital para la economía peruana (Perú y Chile son los mayores

Marzo • Abril • Mayo 2006 67 REVISTA NÚMERO • Edición 48


productores de metales del continente), en manos de empresas empresa, bloquearon la mina y se tomaron el cerro por la fuerza,
de Estados Unidos, el Reino Unido y España. Las minas están a pesar del operativo militar que les montó el ejército. Hubo heri-
situadas en lugares remotos del altiplano —más de la mitad dos. Los indígenas pidieron que el gobierno revocara el permiso
del territorio peruano es cordillera—, cuya población indíge- de explotarlo. La razón principal de esa lucha era el agua, ya que
na vive en condiciones de extrema pobreza. pretendían impedir que la mina contaminara esas fuentes y las
Las relaciones de esas comunidades con las empresas mine- agotara. Ante esa protesta masiva, la empresa desistió. Al final,
ras son tensas. Las minas invaden su territorio (muchas veces venció la resistencia popular.
el gobierno los expropia), contaminan los ríos con sustancias En junio de 2005 se entabló otra lucha popular en Perú. Ésta
tóxicas que enferman a su gente, el tránsito de maquinaria contra el anteproyecto de la Ley General de Aguas que estu-
pesada destruye los caminos y su presencia encarece la vida. A diaba el Congreso y cuya intención era privatizarla mediante
pesar de las ganancias millonarias —extraen y exportan oro, concesiones indefinidas y permitir que las minas vertieran
plata, cobre, zinc y estaño—, la única mejora que les trae son residuos contaminados en las fuentes de agua natural —ubi-
empleos para algunos. En el 2004 había 97 conflictos entre cadas en las cabeceras de la cuenca— a cambio de pagos al
indígenas y esas empresas. Estado. Dieciocho comunidades indígenas —afectadas por la
Esta es la historia de Yanacocha («laguna negra», en lengua minería— organizaron marchas de protesta. Y la Comisión
quechua), empresa minera con una extensión de 170.000 hec- Nacional de Defensa del Agua y la Vida, creada el mes anterior
táreas en la provincia de Cajamarca, una de las más pobres del por organizaciones populares, sociales, sindicales, interét-
país. Desde 1993 extrae oro y es la que más produce en el mundo. nicas, de trabajadores, agricultores, indígenas, campesinos,
Newmont Mining Corporation, de Denver (Estados Unidos), mineros, convocó a una marcha por las calles de Lima. Miles
tiene 51% del capital de la mina. En 2004 intentó extender sus protestaron pues a las poblaciones afectadas por tal ley, que
exploraciones al cerro Quilish, pero los indígenas protestaron: están en contra de su privatización, no las consultaron.
ese cerro es sagrado y esencial para la conservación de fuentes Ese amplio movimiento popular en defensa del agua se opuso
de agua fresca. Más de diez mil indígenas marcharon frente a la a los planes del presidente Toledo de privatizarla con la finan-

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ciación de los siempre dispuestos BM, BID y FMI. Se enfrentó
igualmente a congresistas del partido del gobierno, Perú Posible
(47 asientos de 120), favorables a la privatización; a las podero-
sas empresas transnacionales apoyadas por Washington y a sec-
tores de la derecha peruana, más interesados en que la inversión
extranjera fluyera sin obstáculos que en la suerte de unos indios
allá en la Sierra. Los «guerreros del agua», como se llaman a sí
mismos, tienen una dura tarea por delante.
Mientras que en la Argentina del peronista de derecha
Carlos Saúl Menem (1989-1999) todo estaba para la venta y
las privatizaciones de empresas del Estado —seguros, trans-
porte, correo, energía, gas, agua y operaciones en los aero-
puertos— se daban en cadena, en el Brasil de Luiz Inácio Lula
da Silva avanzaba el proceso de democratización del manejo
del sistema de aguas. El país no sucumbió a las presiones del
BM para que privatizara el sector público, al estilo chileno. El
agua sigue siendo un bien público. Brasil cuenta con 11% de
los recursos de agua dulce del planeta, pero 45 millones de
brasileños no tienen acceso al agua potable.
El proceso de democratización del agua en Brasil no obedeció
a presión de movimientos y organizaciones populares, sino al
trabajo de un puñado de expertos y técnicos de agencias esta-
tales, de ONG ambientalistas, de ingenieros y científicos. Aún

Marzo • Abril • Mayo 2006 69 REVISTA NÚMERO • Edición 48


Menem, adepto al modelo de desarrollo neoliberal,
realizó el desmantelamiento económico del Estado.
está en formación. Se basa en la descentralización del manejo Vivendi (7%); Corporación Financiera Internacional (IFC, su
del agua (Brasil es federación) a escala estatal, municipal y local sigla en inglés), brazo financiero del BM (5%); Soldati, grupo
para mejorar la calidad, la distribución y asegurar el acceso argentino, y otros socios minoritarios. La empresa se compro-
consistente a los usuarios (objetivos de beneficio social), y en metió a mejorar y extender los servicios a nuevos usuarios, a
la democratización. En los comités creados para manejar dicho renovar y construir nuevas infraestructuras, y a atender las
sistema participan en forma democrática usuarios —públicos y necesidades de agua y alcantarillado de los 13,7 millones de
privados—, gobiernos municipales, estatales y federales, comu- habitantes de la capital. Pero el cambio de objetivos de servicio
nidades de base, organizaciones sociales y comunales, medio público de la empresa estatal, al de máximas ganancias eco-
ambiente y activistas de partidos políticos. El agua se cobra nómicas de la transnacional, afectó negativamente al usuario.
—«cobranzas»— de acuerdo con el uso que se le dé. Para contrarrestar las protestas populares por la entrega de un
Industrias, compañías de sanidad, electricidad e irrigacio- bien público a una transnacional extranjera, Menem prometió
nes pagan por la cantidad utilizada y por los daños al medio ofrecer agua potable y servicios de alcantarillado —respetando
ambiente que generen. Casi todos los estados han incluido el el medio ambiente— a tarifas bajas. El gobierno creó el Ente
sistema de cobranza en sus legislaciones sobre el agua. Sin Tripartito de Obras y Servicios Sanitarios (Etoss) con el fin de
embargo, ésta tiene opositores. Sectores de izquierda y de controlar dicha concesión (Carlos M. Vilas, «Water privatization
la Iglesia afirman que considerar el agua bien económico y in Buenos Aires», Nacla, julio-agosto de 2005, pp. 35-36).
ponerle precio a su uso es negar su calidad de derecho huma- Las sucesivas alzas de tarifas que autorizó el gobierno en rene-
no y abrirle camino a la privatización (Margaret E. Keck y gociaciones (1997-1999), sin justificación técnica o financiera, y
Rebecca Abers, «Running Water, Participatory Management in el evidente incumplimiento de AASA sobre nuevas inversiones
Brazil», Nacla, julio-agosto de 2004). y extensión y mejora de los servicios, crearon malestar. En el
Menem, adepto al modelo de desarrollo neoliberal, realizó segundo año, la empresa reportó pasmosas ganancias.
el desmantelamiento económico del Estado. La privatización En el mismo período, Etoss le señaló dichas violaciones al
fue parte de la estrategia con la que pretendió hacer frente a contrato. Una renegociación aprobada dos semanas antes de que
la crisis fiscal e inflacionaria por la que atravesaba Argentina: Menem dejara la presidencia perdonó a la empresa el pago de
vendió empresas estatales, la mayor parte al capital europeo, diez millones de pesos —multa impuesta por Etoss— y la autori-
para proveer capital fresco a la postrada economía. El Banco zó a posponer importantes y necesarios proyectos de expansión.
Mundial asesoró al gobierno en tales transacciones. Fernando de la Rúa, nuevo presidente, no objetó las constantes
En 1993, la empresa Aguas Argentinas Sociedad Anónima violaciones al contrato y le autorizó nuevas alzas.
(AASA) ganó la concesión —y el monopolio— del suministro A De la Rúa lo sucedió Néstor Kirchner, del peronismo de
de agua y alcantarillado de la ciudad de Buenos Aires y de sus 17 izquierda (se posesionó en mayo de 2003), con quien las cosas
municipios por un término de 30 años. AASA es un consorcio cambiaron (C. Vilas, op. cit., pp. 34-40).
multinacional cuyos principales accionistas son Suez (39,93%); Kirchner, en efecto, revocó los contratos de algunas de las
Aguas de Barcelona (25%), de la cual Suez es dueña parcial; empresas privatizadas por Menem, pues incumplieron los

REVISTA NÚMERO • Edición 48 70 Marzo • Abril • Mayo 2006


Ernesto Zedillo Ponce de León, sucesor de Salinas, y el
siguiente, Vicente Fox, antiguo alto funcionario de Coca-Cola,
continuaron la onda de la privatización del agua.
acuerdos (algunas demandan al gobierno en cortes extranje- Ernesto Zedillo Ponce de León, sucesor de Salinas, y el
ras). En público lamentó la privatización del agua y criticó siguiente, Vicente Fox, antiguo alto funcionario de Coca-Cola,
a AASA. En mayo de 2004 firmó un nuevo contrato con esa continuaron la onda de la privatización del agua. El Plan
empresa, precondición para una renegociación que incluyera Nacional de Agua y el Programa para la Modernización de
reestructurar las tarifas —que se congelaron por dos años—. Organismos Operadores de Agua (Promaga), ambos producto
AASA debió hacer nuevas inversiones para extender y mejorar del presidente Fox, fueron mecanismos para asegurar la parti-
los servicios. Tal condición la impuso el gobierno para man- cipación del sector privado mediante contratos de asociación
tenerle el contrato por 30 años. La empresa aceptó retirar la o concesiones. El gobierno se obligó con el BM y el BID a pro-
demanda que puso contra Argentina en Ciadi. fundizar el proceso de reducción de gravámenes y simplificar
En una visita oficial de Kirchner a Francia en enero de 2005, la estructura administrativa para atraer la inversión extranjera
Jacques Chirac le pidió acelerar la solución del conflicto con la (Antonio Castillo, México pierde más soberanía, kunin prodigy.
empresa francesa, pero Kirchner no estaba dispuesto a acep- net.mx).
tar las injustas demandas ni el alza de tarifas que le pedían En mayo de 2005, activistas de Argentina, Bolivia, Chile y
la empresa, mandatarios europeos, el BM y el FMI. Ese mes, Uruguay viajaron a París para protestar —frente a la sede de
la fundación Óscar Alende lanzó la campaña «El agua es de Suez— contra la privatización del agua, contra la empresa. En
todos» para recolectar firmas con el fin de convocar un refe- una declaración conjunta, la acusaron de transformar el agua
rendo contra su privatización. En agosto de 2005 la empresa en mercancía, de daños ambientales, de contaminar las aguas
rechazó la propuesta que le presentó el gobierno argentino por exteriores y subterráneas, de devastar el ecosistema acuático,
no tomar en cuenta las que AASA planteó ni ofrecer alternati- de operar en total impunidad, de corromper gobiernos nacio-
vas. El conflicto continúa. nales y locales, y de violar sus obligaciones en relación con
Carlos Salinas de Gortari, del partido institucional PRI, tarifas e inversiones. Los activistas anunciaron que continua-
era —como Menem— devoto del neoliberalismo económico. rán la lucha por el control de sus recursos naturales. Es un
Modificó la Constitución de México y sus leyes para poder memorial de agravios que muchos en el continente apoyaron.
privatizar empresas estatales e ir en contravía de la histórica
tradición mexicana frente al vecino del norte: estrechó los Los gringos
lazos con Washington, promovió el Tratado de Libre Comercio Con la llegada de 500 soldados gringos a Paraguay el 5 de julio
de América del Norte, proyecto de Estados Unidos, y giró a la de 2005, se confirmaron los rumores y alarmas que corren
derecha la política exterior de su país. Ese México progresista, en el continente hace más de tres años sobre las intencio-
de tinte revolucionario, aliento, estímulo y apoyo para el resto nes de Estados Unidos de militarizar la triple frontera entre
del continente, quedó para la historia y las nostalgias. Argentina, Brasil y Paraguay, e instalar allí una base. En esa
En 1992, con la Ley Nacional de Aguas y la Comisión región se encuentra el Acuífero Guaraní, una de las reservas
Nacional de Aguas (CNA), ambas obra de Salinas, y las pre- más grandes del mundo de agua fresca, con una extensión de
siones al gobierno del BM y del BID, Salinas inició el proceso 1.200 kilómetros cuadrados.
de privatización y entrega de recursos naturales y de empresas Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de
nacionales al capital extranjero. El BM le pidió la descentrali- 2001, la administración Bush-Cheney emprendió una agresiva
zación del desarrollo y de la infraestructura del país y —para ofensiva para involucrar al mundo en su guerra antiterrorista
tal efecto— le concedió un préstamo de US$250 millones. y extender la presencia militar global de Estados Unidos en
La CNA, organismo encargado de otorgar las concesiones o países productores de gas y de petróleo. Ahora busca controlar
contratos de servicio, lo hizo por períodos de 5 a 50 años. En igualmente las fuentes de agua fresca. La triple frontera es uno
1993, nuevas regulaciones permitieron privatizar el suminis- de esos objetivos en Latinoamérica.
tro de agua potable y saneamiento de la Ciudad de México, Para convencer a esos países de la necesidad de instalar una
D.F. La empresa estatal ha sido deficiente: muchos sectores base en dicha zona, sus voceros la presentaron como un nido
pobres carecían de acceso al agua potable, las aguas negras —a de terroristas. Donald Rumsfeld; el general James Hill, jefe del
través de un costoso sistema de desagüe— iban a parar a ríos Comando Sur —su radio de acción es todo el continente—;
de estados vecinos utilizados por campesinos para irrigar sus Asa Hutchinson, jefe de la DEA; Cofer Black, coordinador para
cosechas, un 40% del agua se perdía en filtraciones de tuberías Antiterrorismo del Departamento de Estado, y altos funciona-
defectuosas, sólo cobraba 30% de facturas, 20% no paga y 10% rios de la CIA, aseguraron que en esa región había «células
son conexiones ilegales (David Barkin, «Mexico City’s Water dormidas» de terroristas islámicos y en una versión aún más
Crisis», Nacla, julio-agosto de 2004, pp. 24-28). delirante sostuvieron que era refugio de células de Hamas,
La ciudad estaba dividida en cuadrantes administrativos Hezbolá y Al Qaeda conectadas con la insurgencia en Oriente
para facilitar las operaciones de las corporaciones transnacio- Medio. Ninguno de esos voceros fundamentó tales denuncias
nales favorecidas —Suez, Vivendi (francesas), United Utilities y nadie se las creyó.
y Severn Trent (británicas), y socios mexicanos—. Las empre- A partir de la entrega de las bases en Panamá en diciembre
sas se obligaban a proveer agua potable a los consumidores, a de 1999 (Tratados Torrijos-Carter), el Pentágono comenzó
mantener y reparar los sistemas de acueducto y aguas negras un plan de descentralización militar en el continente. Con
en sus respectivos sectores. Los primeros diez años cumplie- el pretexto de la guerra contra la droga instaló bases FOL
ron, pero sectores pobres siguieron sin agua potable y tuvieron (Forward Operating Location) en Aruba, Curazao, Comalapa
que padecer cortes y demoras del acueducto o de camiones (El Salvador) y Manta (Ecuador). Las FOL —las instaló igual-
cisterna (Barkin, op. cit., p. 27). mente en Asia Central— son un nuevo tipo de bases para uso

Marzo • Abril • Mayo 2006 71 REVISTA NÚMERO • Edición 48


En este mundo de economía globalizada sucumben los principios
de democracia, equidad y justicia en las relaciones entre países y
prevalece la ley del más fuerte: el gran capital.
de su Fuerza Aérea Expedicionaria. Menos aparatosas que las el Pacífico, fuera suya. Dicho acuerdo lo firmaron en secreto
regulares, utilizan instalaciones de los países (aeropuertos y —por diez años, prorrogables— sin someterlo al Congreso, como
bases) y el personal militar es reducido, pero las pistas de ate- manda la Constitución. Cinco años después —a mitad del cami-
rrizaje deben dar cabida a varios tipos de aeronaves militares no—, Manta es una base de US$80 millones, con pistas adapta-
(aviones radares Awac, Hércules para transporte de tropas, das para grandes aeronaves e instalaciones para alojar personal
bombarderos, etc.) y equipos que les permitan realizar accio- militar —entre 150 y 250— y civil. La actividad aérea en Manta
nes militares en lugares distantes en cuestión de horas. y Esmeraldas es constante, lo mismo que las visitas del general
Colombia —el mayor productor y exportador de cocaína en Hill, jefe del Comando Sur, a Ecuador: 50 en 2004.
el mundo— es el mayor receptor de ayuda militar de Estados Alfredo Palacio, nuevo presidente de Ecuador (los tres ante-
Unidos, después de Egipto e Israel. Bajo el denominado Plan riores los tumbaron protestas populares e indígenas), tomó
Colombia (1999), financiado por Estados Unidos (US$7,5 posesión en abril de 2005 y anunció que no renovará el acuer-
billones), instaló 800 soldados de las fuerzas especiales esta- do de Manta. Su canciller, Antonio Parra, señaló: «Ese acuerdo
dounidenses para entrenar batallones antinarcóticos y contra- no lo firmamos nosotros. Se concedió demasiado a cambio de
guerrilla, e igual número de civiles contratados para operar nada, pues no sólo se entregó la base, sino el puerto y todos
los radares que tiene instalados en sitios estratégicos y realizar los puertos aledaños». Éstos son San Lorenzo —en la frontera
las fumigaciones aéreas. Ese personal está esparcido en bases con Colombia— y Esmeraldas, ambos en el Pacífico, y una
militares ubicadas en zonas petroleras y de conflicto armado posible en las islas Galápagos (reserva natural protegida por la
—guerrilla, paramilitares y ejército: departamentos de Arauca, ley). Ecuador se convirtió en centro de espionaje y vigilancia
en la frontera con Venezuela, y Putumayo, al sur del país, en continental de Estados Unidos, papel semejante al que cum-
la frontera con Ecuador y Perú, zona de conflicto armado y plió Honduras en los años ochenta en las guerras de Reagan en
de graves problemas sociales por las plantaciones de coca y Centroamérica, comentaron analistas.
las fumigaciones aéreas con glifosato impuestas por Estados Un mecanismo de Estados Unidos para el control del agua
Unidos. Sobre tales fumigaciones existe enorme controver- en Latinoamérica son los tratados de libre comercio: el de
sia interna, pues destruyen cultivos alimenticios, enferman América del Norte (TLCAN), entre Estados Unidos, Canadá
personas y animales domésticos, contaminan el ambiente y y México, y los TLC que negocia con el resto del continente.
envenenan los ríos, y crean conflicto con Ecuador, ya que sufre El BM, FMI, OMC y FEM fijan las pautas de dichos tratados
iguales consecuencias en la región fronteriza. respecto a las privatizaciones, las garantías que deban dar a las
Con las tropas instaladas en una vieja base en el Chaco, corporaciones transnacionales del agua y la clasificación del
en la localidad Mariscal Estigarriba, con pista para grandes agua —fresca o industrializada— como «mercancía» negocia-
aeronaves y capacidad para 16.000 soldados, el gobierno para- ble (V. Shiva, op. cit., pp. xix, 96-97).
guayo y la embajada estadounidense negaron haber firmado Cuando México lo firmó, surgió —como protesta a esa
un acuerdo y la existencia de la base militar. Las tropas de entrega de soberanía— el Ejército Zapatista de Liberación
Estados Unidos —afirmaron ambos gobiernos— son para rea- Nacional en la región de Chiapas, movimiento guerrillero
lizar maniobras conjuntas, trabajos humanitarios y médicos indígena liderado por el carismático subcomandante Marcos.
con las comunidades pobres (acciones cívico-militares de la Cuando Canadá lo firmó, sus líderes hicieron promesas que
estrategia contrainsurgente de guerra de baja intensidad), y nunca cumplieron. El presidente Martin Brian Mulroney ase-
para entrenar las fuerzas paraguayas. guró a los canadienses que ese tratado no afectaría el control
Esa base —una realidad— significó una enorme imposición del agua por parte de Canadá; el Partido Liberal no estaba
al continente y un importante avance en los objetivos geoestraté- de acuerdo y su candidato en las elecciones de 1993, Jean
gicos de Estados Unidos: militarizar a Latinoamérica con bases Chrétien, prometió que como primer ministro lo renegociaría
ubicadas en sitios estratégicos. En la incontinencia militar de esta para excluir el agua. Una vez elegido, no hizo nada. En 1998,
administración, tal enclave es una amenaza. Así lo manifestaron el gobierno de Ontario (Canadá es una federación) autorizó
gobiernos, políticos, intelectuales y medios de comunicación de a una compañía extranjera a exportar agua del lago Superior
varios países. Para Washington, la situación con los vecinos del en camiones supertanques. Tal noticia desató la ira pública y
sur no es fácil: Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela tienen Chrétiene amenazó con expedir leyes federales para bloquear-
gobiernos de izquierda abiertamente opuestos a sus dictados la. Tales leyes nunca aparecieron. Parlamentarios canadienses
y en Bolivia se afianza el movimiento indígena y popular (ha sostuvieron que el TLCAN no protegía los recursos de agua
tumbado a dos presidentes amigos de Washington y expulsado canadiense, impidió que Canadá prohibiera su exportación
a Bechtel, poderosa corporación transnacional estadounidense), (problema serio con Estados Unidos, sediento de agua cana-
y Evo Morales, dirigente indígena, cocalero, exparlamentario diense) y dio poderes extraordinarios a las transnacionales.
del Movimiento al Socialismo, líder de las revueltas populares,
opuesto al neoliberalismo, a la globalización y a los dictados de Política perversa
Washington, ganó las elecciones en diciembre de 2005 y asumió En este mundo de economía globalizada sucumben los prin-
la presidencia. En enero del 2006 fue elegida presidenta de Chile cipios de democracia, equidad y justicia en las relaciones
Michelle Bachelet, de centro izquierda. entre países y prevalece la ley del más fuerte: el gran capital.
La retórica de negativas e intenciones asépticas que usaron Avanzan el capitalismo, la privatización de las riquezas del
ambas autoridades para negar la existencia de la base militar de mundo, la protección de los «derechos» del gran capital pri-
Estados Unidos en Paraguay fue la misma que utilizó el Pentágono vado, el respaldo a empresas transnacionales globales y al
en Ecuador (1999) para negar que la base aérea de Manta, en comercio internacional. Para las poderosas instituciones inter-

REVISTA NÚMERO • Edición 48 72 Marzo • Abril • Mayo 2006


nacionales —BM, FMI, OMC—, los tratados TLCAN y TLC y Vandana Shiva escribe: «Las aguas sagradas nos llevan más
las transnacionales del agua, sus socias, el agua es una «mer- allá de los mercados, a un mundo cargado de mitos e histo-
cancía», un «bien comercial», sujeto de «servicio» y de «inver- rias, creencias y devociones, cultura y ceremonias. Estos son
sión». Sus regulaciones hacen imposible o en extremo costoso los mundos que nos permiten salvar y compartir el agua, y
para los gobiernos anular o modificar contratos y los obliga a convertir la escasez en abundancia. Todos somos hijos de
ventilar las disputas y desacuerdos en Ciadi, dependencia del Sagar, sedientos de agua que nos libere y nos dé vida —orgá-
BM, patrocinador de las privatizaciones. Tal situación favorece nica y espiritualmente—. La lucha por el Kumbh, entre dio-
a las empresas. ses y demonios, entre los que protegen y los que destruyen,
En el mundo de la globalización y del neoliberalismo —un entre los que nutren y los que explotan, está en marcha. Cada
fracaso en países en vías de desarrollo—, crecen movimien- uno de nosotros debe darle forma a la historia de la creación
tos opuestos a la dictadura del capital y de sus instituciones. del futuro.
Los movimientos en defensa del agua y en contra de su pri- Cada uno de nosotros es responsable del Kumbh —el sagra-
vatización proliferan. El oro azul es vital para la humanidad. do recipiente del agua—». 48

COLOMBIA: LA AMENAZA DE LA PRIVATIZACIÓN


RAFAEL COLMENARES sentido es significativa la sentencia proferida por el Tribunal
DIRECTOR EJECUTIVO DE ECOFONDO Administrativo del Chocó, el pasado diciembre, en la que se
obliga a la Alcaldía de Quibdó a tratar las aguas contaminadas
Colombia es un país clave en la lucha mundial por el agua. La con desechos urbanos que el río Cabí vierte a poca distancia
oferta hídrica del país, de 58 litros por segundo, por kilómetro de la bocatoma del acueducto. Es decir, la población se surte
cuadrado, representa seis veces el promedio mundial y tres veces de aguas que ella misma contamina.
el suramericano. Por tal razón, el potencial hídrico de Colombia Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
resulta atractivo para las transnacionales del agua. Aunque Ambientales (Ideam), casi 70% de los colombianos sufriremos
según datos de la Superintendencia de Servicios Públicos, sólo problemas graves de suministro de agua en el año 2025. Esta
20% de las 1.016 empresas prestadoras del servicio de acueduc- preocupante perspectiva está relacionada con los sistemas
to son privadas, éstas controlan ya los acueductos de ciudades productivos que hemos venido implantando, los cuales van en
como Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y Montería, median- contravía de nuestros ecosistemas, en especial los acuáticos.
te sociedades comerciales en las cuales tienen fuertes intereses A la ausencia de un ordenamiento territorial que tome en
las transnacionales del agua como Suez y Vivendi, entre otras. cuenta estas palmarias realidades se suma la presentación, al
A pesar de la abundancia de agua en Colombia, varias zonas Congreso, por parte del gobierno, de un proyecto de ley que
del país padecen sed por los procesos de desertización que profundiza la privatización del agua, estableciendo concesio-
aquejan a nuestros ecosistemas, en particular por la contami- nes por 20 y 50 años y posibilitando un mercado de títulos de
nación de los ríos y ciénagas. Esta situación obedece al uso concesión, lo cual, además de otras disposiciones, agravará un
intensivo de agroquímicos y plaguicidas, a la precariedad de panorama que exige más bien afianzar el carácter público del
los sistemas de alcantarillado —sobre todo en las pequeñas agua mediante una gestión estatal y comunitaria, transparente
poblaciones— y a la casi total ausencia de tratamiento de y con participación y control social.
las aguas residuales vertidas directamente a los ríos. En este

Marzo • Abril • Mayo 2006 73 REVISTA NÚMERO • Edición 48


MARZO 14
«Me declaro impedido físicamente»
TEXTO E IMÁGENES DE DIEGO GARCÍA MORENO

G
racias al correo electrónico que me envió a honesto que presidía la mesa de votación: «Declaro que soy un
primera hora mi amigo Alberto Quiroga, pude “elector impedido”».
informarme del resultado de las elecciones. Resulta que cuando entre estornudos llegué al consulado de
Bienvenida la desgracia. El hijueputa e-mail de la república de Colombia, en el 500 de la avenida Michigan en
El Tiempo decidió hoy que yo no estoy autori- Chicago, después de haber revisado cuidadosamente los docu-
zado para abrir esa página y no me había podido enterar del mentos necesarios para ejercer la democracia en un solitario
desarrollo de los comicios. Acudí al moribundo El Espectador, ritual en el ascensor, sentí que algo faltaba. Como es costumbre,
pero el pasquín virtual sólo abre con la fecha de ayer y no inocente del esfuerzo que hacían los motores y las poleas del
aparecen noticias frescas. Sin embargo, el amable heraldo del Mitsubishi para llevar verticalmente hasta el vigésimo piso su
barrio llegó sin suscripción, por buena voluntad, preciso y con carga de 82 kilos de pretendida democracia, estuve presionado
firma propia. por la rigurosa ausente voz de Sally que sonaba por los parlantes
Yo nunca había votado y voté. La experiencia fue un poco de mis sesos entonando la obligada lista de chequeo.
traumática, pues aparte de la insoportable gripa que me —¡Que no vas a dejar la cédula! ¡Acordate del pasaporte!
acompañó durante todo el trayecto, sin contar la semana que — ¡No me jodás! En la billetera tengo el registro electoral,
precedió a la gran fecha patriótica, por primera vez en la vida que es lo que cuenta... —le respondí, agitando con desespero
tuve que hacer declaración pública de mis impedimentos físi- la única prueba contundente que podía argüir a mi favor...
cos. Sí, señor presidente, le dije al bogotano con cara de doctor como inventando defensas de marido desordenado.

REVISTA NÚMERO • Edición 48 74 Marzo • Abril • Mayo 2006


Relato del cineasta Diego García
en el que narra las peripecias
de un colombiano que trata de
ejercer su derecho al voto en
Chicago, y de cómo se queman
las urnas electorales en el Chocó.

Fue un ascenso con gestos de simio incómodo, palmotean- de contenida felicidad que se instalan en los rostros de quienes
do la superficie exterior de todos los bolsillos repletos con los salen de la última consulta al dentista después de un largo
kleenex que el invierno te obliga a arrastrar. Los de la chaque- tratamiento. ¿Será tan doloroso?, me pregunté. En el piso del
ta, los del suéter, la camisa, el pantalón... para cerciorarme de pasillo había arrumes de volantes de campaña, como insinuan-
si en alguno de ellos se encontraba el bultico de cuero aquél, el do «Señor, agáchese y entérese». La mayor parte era propagan-
tamalito que carga por costumbre los citados documentos. da, semejante a la que había visto en la mesa del portero en el
¿Será que de un instante al otro podría desvanecerse tanta hall del edificio. Recordé que el gran negro de uniforme azul
buena voluntad? Yo, que tanto me he preciado de recordarle que prestaba guardia esa mañana de domingo me había hecho
a mi esposa que dos semanas atrás hice el esfuerzo de ir en firmar el cuaderno de registro y solicitado, con tono nasal del
medio del gélido ventarrón de febrero de la windy city hasta esa Mississippi, que cogiera uno de esos papeles verdes dispuestos
oficina donde ejerce funciones un cónsul de fino linaje paisa, sobre su escritorio. «No blues, but greens... No, thanks», le
el hijo de un exministro, exgobernador, excalcalde, exdirector dije al ver la foto de una cara conocida allí impresa. Su buena
y propietario del periódico más provincial que ciudad con voluntad lo había hecho caer en la nuevecita y bien lubricada
gran moral y desbordantes perversiones y violencia hubiese maquinaria del candidato presidencial Uribe Vélez, quien para
inventado en el mundo para mantener su prestigio. Hablo de mí representaba la razón más contundente para haberme deci-
Medellín, por supuesto. dido a votar. Era urgente sumar votos para mermar el peligroso
Con mucha amabilidad y tolerancia, había aprovechado la avance en las encuestas preelectorales de un político profesio-
inscripción de mi cédula en la lista electoral para ir a saludar nal apoyado abiertamente por las grandes derechas y que era
a ese muchacho flaco de apariencia tímida que, antes de haber considerado públicamente uno de los gestores intelectuales de
sido premiado con el regalo del consulado por el apoyo que su los grupos paramilitares que sembraban el terror en mi añora-
padre prestó a la campaña del actual presidente de la repúbli- do paisito. Mancharía mi dedito, como decían antes, votando
ca, un par de años atrás había sido el patrón de mi hermanita por figuras políticas de aroma democrático.
Vicky... la que ahora trabaja en Venezuela. Ella había sido la Pensé en mi amigo Daniel García-Peña, que había decidido
arquitecta encargada de una empresa inmobiliaria suya en uno inscribirse como candidato a la Cámara de Representantes y
de los tantos períodos de quiebra nacional, antes de que tuvie- en los dos últimos meses me había enviado mensajes expli-
ra que irse a buscar fortuna a Caracas con los supermercados cando el porqué había que votar, cuáles eran sus planes de
Éxito. Mercancía barata por aquí, mercancía barata por allá. campaña, quiénes eran los hombres que le inspiraban con-
«Hay que dialogar a pesar de las diferencias», me dije en un fianza. Él no estaba de acuerdo con la guerra, ni con la rup-
arrebato de militancia matinal. El momento histórico lo exige, tura de conversaciones con la guerrilla de las Farc, decisión
compañero… Hagamos signos de buena voluntad, aunque sea que el presidente Pastrana tomó con el apoyo y la presión del
en miniatura, para llegar a un entendimiento. Jalémosle a las gobierno americano. Después del 11 de septiembre el mundo
conversaciones de paz y al voto en el extranjero. Participemos había cambiado y el gobierno del presidente Bush estaba dis-
en el gran evento democrático de un país convulsionado y con puesto a atacar a todos aquellos que no estuvieran de acuer-
sentencia de muerte sobre la cabeza si sus ciudadanos no nos do con sus políticas. Tras «acabar» con la rebeldía afgana,
pronunciamos definitivamente contra el terror, como he apren- habría que continuar con todos los terroristas del mundo, y
dido en mis recientes cursos de ciudadano por e-mail. en Colombia había una buena dosis. Detrás de esa presión se
La puerta del ascensor se abrió. Tenía en la boca una sonrisa escondía un interés fundamental: petróleo barato para que
nerviosa y un estornudo contenido, en la mano la billeterita el gran motor de la limusina gringa circule con su acelera-
de cuero que compré meses atrás en el One Dollar Store de la dor automático encendido por las grandes autopistas de este
avenida Milwaukee, con pasaporte, cédula y registro. Divisé a mundo. Los grupos armados de izquierda ponían en peligro
cuatro colombianos. Dos parejas, para ser más precisos, cru- el abastecimiento en esa estación alterna de gasolina tan flo-
zando la puerta del consulado. Cargaban una de esas muecas rida que es Colombia. Necesitamos políticas y políticos para

Marzo • Abril • Mayo 2006 75 REVISTA NÚMERO • Edición 48


construir la paz en un país donde las palabras narcotráfico ¿No tienen estas listas en letras más grandes? Es que al parecer
y corrupción han precipitado al abismo todas las esperanzas olvidé las gafas en casa y no logro leer esas liniecitas…
de un pueblo sufrido. Necesitamos demócratas pacifistas y Comencé a alejar de los ojos los papeles llenitos de líneas
honestos para que dirijan nuestros destinos. Hay que acabar borrosas, pero se acabó la extensión del brazo y no logré des-
con el dinero sucio. Vaya el manojo de buenas intenciones… cifrar un solo número, una letra, un apellido, ni a reconocer
Y yo, por aquí, a distancia, tratando de no dejar señales de una cara entre esas especies de bombillos grisosos impresos
ninguna raíz gringa, pues le jalaba con pura convicción a en el papel.
mi profunda afección territorial... Mi amigo me mantenía al —No, señor. Esa es toda la información de que dispone-
tanto de quiénes abogaban por la legalización de las drogas mos.
como eficaz medida para acabar con los medios de financia- —Entonces perdóneme, vuelvo en hora y media, mientras
ción de las guerras, la sucia y la «limpia», que habían ins- voy a casa y recupero mis gafas. ¿Me guarda mis papeletas?
talado campamento en el país de mi propia madre. Entendí —Señor, lo sentimos mucho, pero como ya están abiertas, el
su mensaje y me dije «Pues si todo eso lo estoy diciendo yo procedimiento exige que sean depositadas en la misma sesión
desde hace tiempos, compañero», ¡le-ga-li-za-ción!... o, desafortunadamente, anuladas.
Pero ni en los arrumes en el piso ni pegado en las paredes Lo dijo durísimo, como si tuviera la intención de anunciar
había un solo papel que promocionara con grandes letras los a todos los de la fila que la ley colombiana estaba presente
nombres de esos políticos que considerábamos honestos. No y activa. Mientras, yo continuaba tratando de descifrar las
se veía por allí un letrero que dijera Petro, Navarro, Gaviria, letricas. Recordé a Susanita, mi gran amiga diseñadora, siem-
Cuartas. Y, vaya desgracia, mi pésima memoria estaba en pre orgullosa de utilizar minúsculas escrituras en sus mara-
escena y no recordaba el número de su papeleta en medio del villosos diseños. Mierda, todos estos estetas piensan sólo en
inmenso listado electoral. las vistas luminosas de los menores de cuarenta años. Claro
—Señor, ¿va a votar? que en este caso se trataba de economía política y no de arte,
En el hall del consulado estaban sentados dos señores. entonces la excusé. Un reflejo se desprendió de un vidrio,
Frente a ellos la urna, y a su lado una caja llena de las famosas tropezó con mi cabeza y las canas empezaron a brillar. Los
papeletas. murmullos de la amorfa cola que esperaba turno para votar
—Sí, cómo no. se intensificaron.
Simulando pericia, les extendí el pasaporte donde se encon- —Hermano, eso sí me parece la cagada… —encaré al pre-
traban la cédula y el registro. sidente de la mesa—… ¿Cómo así que por razones de enve-
—El pasaporte no es necesario, señor. jecimiento normal o presbicia no voy a poder consagrar mi
Me lo devolvió y lo guardé en no recuerdo cuál de todos los inalienable derecho al voto?
bolsillos. Escuché un resoplar femenino en los sesos. Sally, perdó-
—Señor, usted debe llenar dos planillas: una para la Cámara name. García-Peña, perdoname. Álvaro Uribe V. se reía sin
de Representantes y otra para el Senado. Escoja entre las listas abrir la boca, montado en uno de esos magníficos caballos
que están en este sobre. Tenga, señor, y marque una equis sobre de paso sobre los que se pavoneaba de niño en la Feria
la que elija. Exposición Agropecuaria de Medellín. Recuerdo perfecta-
Ya iban cuatro veces que me llamaba señor y las canas esta- mente a ese engreído muchachito con pulcritud y cara de
ban volviéndose evidentes. Sentí a mi espalda nuevas voces primera comunión agarrando con destreza las riendas del
con acentos diversos en español colombiano y al girar mi cabe- corcel que le había ensillado su papá. ¡Y pensar que ahora
za calculé unas diez personas esperando su turno. Tan pronto se postula para presidente de la república! Dios santo, si ese
me entregaron las listas, tuve el reflejo de empezar a palmotear muchachito blanco, paisa, pichón de rico de mi generación,
de nuevo mis bolsillos. Los mismos abiertamente partidario de armar
de la chaqueta de cuero de aviador, el DIEGO GARCÍA. Director de cine colombiano nacido a la población civil para enfrentar
suéter gris calientito que me regaló el en Medellín. Cursó estudios en la École Louis a la guerrilla sube al poder, tendré
cuñado, la camisa, el pantalón. Pero Lumière de París. Sus trabajos más representa- que vivir arrastrando la vergüenza
no palpaba la estructura que busca- tivos son los documentales Las castañuelas de que me propició el desorden coti-
Notre Dame (2001), La canoa de la vida (2000),
ba. Esta vez agregué una revisión en diano.
Colombia con-sentido (2000), Colombia horizontal
torno al pabellón de los oídos y nada. Los dos hombres decidieron hablar
(1998), Colombia elemental (El trompo, La arepa y La cor-
«Mierda, no las traje», me dije. en voz baja entre ellos. Yo aproveché
bata, 1992-1995). En ficción ha realizado Balada del mar
—Hombre, qué pena —le lancé para colocar las hojas sobre la mesita
no visto (1994) y Haciendo maletas (2000). Fue investigador
con tono humilde al primer jurado de y apostarle de nuevo a la visibilidad
del Institut National de l’Audiovisuel de Francia y fundador de
votación que presintió mis dudas—. a distancia. Disimuladamente me fui
Alados, Corporación Colombiana de Documentalistas.

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alejando, tanto que logré que la nubosidad se convirtiera en hecho su votación y la esperaba reclinado al marco de la puer-
ausencia, en nada. «Jeputa», murmuré entre dientes. ta, terminó la primera tanda y pasó a la siguiente lista.
—Definitivamente no veo un coño sin gafas, señores. Lista de las negritudes. Ahí me sentí más a gusto. Recordé
—Señor, hay una concesión prevista por la ley para estas al portero del edificio y sonreí. Huy, hermano, si me hubiera
ocasiones. Si el elector está impedido para ejercer su derecho al pasado de una estas listas y no las de ese candidato blanco y
voto por limitación física, puede ser ayudado por otro elector pendenciero. ¿Se da cuenta del papelón que nos habríamos
que libremente acepte prestarle el servicio requerido. Por ejem- ahorrado?
plo, en su caso, si alguno de ustedes —aumentó el volumen de Un oleaje de calor atacó la escena. No sé si fue un resto de
su discurso y dirigió su mirada a todos los presentes, que ya fiebre que subió a la cabeza y me hizo confundir la incomodi-
eran unos quince— está dispuesto a ayudar al señor leyéndole dad de la gripa con un simulado ataque de delirio palúdico, o
los nombres, los partidos que representan y el número corres- tal vez que la lluvia que golpeaba las ventanas del consulado
pondiente del tarjetón, pues puede hacerlo. y la palidez del día se sumaron al giro en la piel de los candi-
Me pareció que ninguno de los presentes era mayor de 37. datos y me sentí transportado a las profundidades del trópico.
Cualquiera podría hacerme el favorcito. Escuché el eco de una voz anciana entonando una súplica.
— ¿El señor se declara impedido físicamente? —El día en que yo me muera, ¿quién me irá a enterrar?
—Sí, señor presidente. No veo ni un carajo sin gafas, me El eco se volvió imagen y súplica, un rosario acelerado.
declaro impedido... —Dios te salve María llena eres de gracia… —detuvo el
Una joven mujer de unos 30 años, con aspecto de estudiante rezo, frunció el ceño y gritó—: hay papeleta falsa. ¡Hay pape-
capitalina de posgrado, miró a su esposo, de 35, con cara de leta falsa!
estudiante capitalino de posgrado, fruncieron la boca y asin- Era una diminuta mujer negra, ebria, de unos 70 años de
tieron con los ojos. Ella dio un paso adelante y sin decirme edad y piel brillante, que botella de ron en mano alertaba a
nada, dócilmente cogió la lista. Nos dirigimos al rincón que gritos al corrillo alborotado que se apretujaba y vociferaba en
nos asignaron los jurados en lo que normalmente es la salita de el patio de la escuela, tratando de ganar su puesto para votar.
espera del consulado. Comenzó de inmediato a leerme con un Estaba en Tanguí, en el Atrato Medio, en pleno Chocó,
volumen un tanto más alto del que se utilizaría en un confesio- a escasos ciento sesenta kilómetros de la frontera entre
nario. Me sentí incómodo, pues toda la fila podría enterarse de Colombia y Panamá. En ese paraíso natural, cargado de agua,
mi candidato, pero no fui capaz de hacerle ningún reproche. selva y mosquitos portadores del paludismo, donde había rea-
Cubrí el ángulo de espionaje con mi espalda, me agaché len- lizado uno de mis últimos documentales antes de que hubié-
tamente y aproximé el oído a su boca para que entendiera que semos decidido venir a vivir a Chicago por razones que no son
no era necesario divulgar mi decisión. del caso mencionar.
«Cámara de Representantes. Lista de candidatos en el exte- Recuerdo que luego de grabar los planos obligados de la
rior...». Y empezó a desfilar un sartal de nombres desconoci- señora, corrimos al patio. Había dos filas. Más bien, una fila de
dos. Jamás los había escuchado y ahora no lograría recordarlos. mujeres y un hormiguero de hombres. El inspector del pueblo
Tal vez estaban en orden alfabético y podrían haber sido algo discutía a los gritos con un votante recién llegado de Quibdó
así como Absalón Abad Abadía, Bernardo Barrera Barreneche, en lancha. Era evidente que la población estaba dividida: los
Carlos Camargo Castaño... Para ahorrar tiempo, quise pregun- que vivían en el caserío estaban por un compadre de su aso-
tarle si no veía por ahí el nombre de mi amigo Daniel, pero ciación campesina y muchos de los que tenían su negocio en
me atacó una repentina timidez y tampoco me atreví. Ella, la capital apoyaban a un candidato de una lista liberal tradicio-
paciente, secundada por la mirada de su esposo, quien ya había nal. Todos los nacidos en el pueblo habían registrado su voto

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en Tanguí pues iban a elegir por primera vez un alcalde para el
Atrato Medio. La algarabía se convertía en risas con cualquier
afirmación de alguno de ellos y pronto comprendimos que la
disputa no iría más allá de las palabras. Bulla, la bulla natural
de los humanos del trópico, haciéndole coro al estruendo de
las chicharras.
Entramos a la sala de votación. El presidente de la mesa
número uno era Saturnino, el personaje del documental. El
día anterior se había enterado de su privilegio y allí estaba
con su camisa más limpia, ejerciendo el alto honor que le
correspondía. Tan pronto instalamos el trípode, se escuchó al
unísono un coro de varones.
—Dejen pasar a Emiro, dejen pasar a Emiro.
Era un viejito medio ciego e inválido, al que dos musculo-
sos jóvenes portaban en andas sobre un taburete. Lo cargaron
hasta la mesa. El hombre traía la papeleta en su temblorosa
mano y con la ayuda de uno de ellos trató de introducirla en la
caja. La morena voluminosa de fino rostro que acompañaba a
Saturnino como jurado, al ver que la cámara filmaba la escena,
dijo con mucha convicción al ayudante:
—Lo siento mucho, pero la papeleta sólo puede introducir-
la el votante.
Saturnino guardó silencio. Los muchachos le hicieron un
gesto de excusa al viejo y quedaron atentos para volver a
levantarlo. Todos los negros del patio callaron y alternaron la
mirada entre mi hermano camarógrafo y el primerísimo plano
de la mano flaca y temblorosa del viejo, que golpeaba todos los
bordes de la ranura pero no lograba introducir la papeleta.
El presidente de la mesa nos lanzó una ojeada. Parecía Tanguí. Ocurrió que esa mañana, mientras los designados por
apenado por la situación. Sin respetar el protocolo, le dije a la Registraduría se preparaban para la suma de los votos, una
Saturnino: gente había incendiado la casa donde se encontraba la urna
—Dejen que alguien le ayude. Todos somos testigos de que número uno y no quedaba ninguna constancia de que Roque,
no le van a cambiar su voto. su candidato, hubiera triunfado en Tanguí. Incluso se ponía
Nadie opuso resistencia. La chica le dijo algo en voz baja en duda la existencia de la mesa de votación número uno.
a Saturnino y el viejo líder asintió sabiamente. Entonces le Mierda, les habían robado las elecciones en vivo y en
hizo un guiño a uno de los negros, quien no vaciló en tomar directo. De nada sirvieron nuestras declaraciones. Copiamos
la muñeca del anciano para que pudiera encestar su papeleta el material grabado y lo enviamos como prueba procesal a la
en la urna y nosotros desprendernos del magnetismo de su Registraduría, donde dormiría para siempre en un archivo o
parkinson. El viejo sonrió. El público aplaudió. No se dijo más desaparecería vilmente en cualquier trasteo. Luego nos ente-
y nos fuimos. ramos de que actos semejantes habían ocurrido en el Baudó
Al caer la tarde, el pueblo se enfrascó en una soberbia y en no recuerdo cuál otro municipio. La vieja historia se
borrachera. Celebraban el triunfo parcial del candidato de la repetía. Las elecciones en Colombia tenían una larga historia
asociación de campesinos que los representaba y sólo faltaba de robos, compras de votos, desaparición de urnas. Con razón
que se hiciera el conteo final de los votos de los corregimientos los muros de las ciudades siempre se llenaban de letreros que
en Beté, la cabecera municipal, para confirmar su alegría. decían descaradamente ¡Abajo la farsa electoral!
Al día siguiente, navegábamos tensos en una lenta canoa —Señor, ¿le interesa alguno de ellos? La amable muchacha
por un afluente del Atrato, atisbados desde las colinas por bogotana me traía de nuevo a la fría realidad del estado de
vigías guerrilleros o paramilitares camuflados en cambuches Illinois. Me sentí deprimido. ¿Volverá Chicago a incendiarse?
de barequeros, cuando fuimos abordados por una lancha vola- ¿Será que mi voto se perderá en un accidente de avión entre
dora. Dos hombres agitadísimos nos solicitaban que fuéramos Miami y Cartagena? ¿Caerán las papeletas sobre Cuba o se
inmediatamente con nuestros casetes a Quibdó para demos- las comerán los tiburones? ¿Será que voto o mando todo este
trar que Roque, su candidato, había ganado en la votación de ritual para la mierda?

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—Oiga, mi amor. ¿Sabe a qué horas terminamos si usted con
su paciencia y queridura me lee toda esa lista? Vea, hagamos
una cosa: ¿uno puede votar por los indios desde por aquí?
Mi lazarilla asintió dócilmente:
—Eso le iba a decir. Aquí están las listas indígenas.
Cómo hemos progresado. Empezó a leerme nombres cuyas
raíces no eran vascas ni valencianas, y sus credenciales repre-
sentaban a alguno de los maltratados resguardos nacionales.
Se me encendió la solidaridad ancestral y me dije que daría
el voto por cualquiera de esas comunidades, aunque no cono-
ciera los pormenores de sus propuestas. Las imagino. Respeto
sus tradiciones, sus territorios, su neutralidad en la guerra…
No había chibchas, pero sí paeces y huitotos, ingas y creo que
wayúus, y había otros… ¡Son tantas comunidades pero tan
diezmadas! ¡Ella pronunció la curiosa palabra Cristianía! Se
nos facilitaron las cosas.
—Ah, esos los conozco. Es el resguardo entre Andes y
Jardín —dije orgulloso.
Jamás imaginé encontrar esta palabra en un alto edificio
a escasos metros de los rascacielos barrocos de Metrópolis.
Y estoy seguro de que los de la cola no tenían ni idea de qué
estábamos hablando. Eso sonaba como a grupo protestante,
a una de esas sectas cristianas modernas que han puesto a
cantar salmos a medio país. Pero no. Eran indígenas puritos
de un resguardo en el suroeste antioqueño llamado Cristianía,
herencia de la Conquista. Como soy yo, como eres tú, como
somos nosotros y vosotros y no sé si ellos lo reconocen. De
En dos oportunidades quise hacerlo, pero a mis candida- seguro ese nombre debe estar en letritas invisibles en los
tos los asesinaron antes de la fecha de elecciones. La prime- mapas viales de la Esso, pero nadie lo visita. Para qué.
ra fue por Jaime Pardo Leal, un señor con pinta bonachona —Niña, ¿usted sabe dónde queda Cristianía?
que representaba a la Unión Patriótica, un grupo político de —Jum… ni idea —confesó.
izquierda que aceptó entrar en la política abierta pensando que —A éstos les han dado durísimo —le dije. ¿Serán qué…?
podría hacer cambios en el país desde las venerables salas del ¿Unos 150 kilómetros desde Medellín hasta allá…? Me acordé
Congreso y los cargos públicos, pero se lo bajaron a mansalva de que los paisas habían masacrado desde tiempo atrás a estos
un domingo cuando regresaba de su casita de campo acompa- descendientes de los cunas tratando de sacarlos de esas ricas
ñado por su señora. Luego quise hacerlo por Bernardo Jaramillo lomas cafeteras de la cordillera Occidental, en los límites de
Ossa, un inteligente y activo muchacho de Manizales que asu- Antioquia y el Chocó. Pero ellos habían logrado resistir por
mió la jefatura de ese movimiento luego del asesinato del pri- convencimiento y terquedad y allí estaban, pobres, olvidados,
mero. A éste lo mató un muchachito de Medellín, no se sabe si pero vivos y con la ilusión de levantar una representación en
fue contratado por los militares o por los mafiosos de la época el corazón de la política patria. En vano traté de tararear sus
que luego se unieron a los militares y se volvieron aguerridos melodías abstractas, pero sí percibí el colorido estridente de
paramilitares y ahora amenazan ganar las elecciones… Dicen sus atuendos para las fiestas. Sonidos dodecafónicos, como
las cifras que del grupo de mis candidatos asesinaron como a decía Jorge López, y pinta de Mongolia en fotografía de la
cinco mil militantes… revista China Reconstruye, según Mayolo. Y esos ojos de los
—Oye, que esto de votar en Colombia es difícil… y peli- niños con todos los lamentos del mundo, mirando este desor-
groso. den que les correspondió compartir con nosotros.
Entendí que no podría votar por mi amigo Daniel García- En alguna oportunidad los grabé rebotando, girando, dan-
Peña. No porque lo pusiera en peligro, él ya se puso, sino porque zando bajo la luna de Palmira en un encuentro de cultura del
no está inscrito en Illinois, por supuesto. Y vaya a saberse cómo occidente del país. Envueltos en las mismas telas que vestían
se llama el partido que por aquí lo representa. Entonces fijé los a sus madres pequeñitas. Hijos de caribes, de catíos, de cunas,
ojos en los de la muchacha y le dije con toda sinceridad. de emberas. Hace 500 años se la pasaban remando en las pla-

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yas del Caribe. Luego canalearon por el Atrato para esconderse —Niña, muchas gracias. Señor presidente de la mesa, apre-
del azote enemigo entre la selva. Pero hasta allá llegaron los cio su gesto.
espantos y la pólvora, y tuvieron que subir los afluentes hasta Levanté la mano para saludar al cónsul, que pasaba por la
la loma más oscura.y agarrarse de los árboles. Como ahora… vitrina que separaba el hall de las oficinas, y salí corriendo,
Y cruzaron los Farallones del Citará pensando que en estos pues todas las gripas del mundo que habían aceptado una tre-
desfiladeros nadie los encontraría. Pero allá los encontraron gua electoral me amenazaron con descargar su húmeda ira.
inevitablemente los que avanzaban desde el Cauca. Si ellos El ascensor estaba cerrado. Los de la cola no me miraron.
me regalaron sus imágenes para Colombia con-sentido, ¿cómo —Diego, Diego —me llamaba una voz.
no voy a pagarles aunque sea con mi primer voto? —Ah, qué hubo —el cónsul se plantó a mi lado.
—Lo siento mucho, muchachos. No creo que por aquí la —Le escribí a Vicky para contarle de nuestro encuentro.
votación por ustedes sea muy numerosa, pero quiero que —Ah, ¿y qué dijo?
sepan que aunque no seamos tantos, algunos en este mundo —No ha contestado.
los tenemos presentes. Lo dije pensando en mi hermano Luis —Quién sabe qué le pasó…
Fernando, el inmunólogo, que había pasado un buen tiempo El cónsul no me decía nada. Simplemente me miraba. Para
trabajando con ellos en sus estudios sobre tuberculosis y me cortar el silencio, le dije:
había hablado siempre con respeto de esa comunidad. —Y qué, ¿ha venido mucha gente a votar?
—Voto por ese señor —dije de repente. —Pues… ahí.
La muchacha sonrió extrañada. Puse la equis sobre la cua- —¿Cuántos se inscribieron?
drícula. —Como 600.
—¿Y cuál por Senado? —¿Cuántos colombianos hay residiendo en Chicago?
La lista era más grande, el tarjetón era enorme. Pero tenía —Calculamos unos 35 mil.
fotitos. Un estornudo violento mantuvo a distancia al cónsul
Y yo no podía darme el lujo de divagar más. De repente, y atrajo la mirada de la cola silenciosa de votantes en el
mis ojos alcanzaron a vislumbrar entre los borrones. ¿Sería extranjero.
un milagro? Algún chamán de Cristianía había escuchado mi —Qué pena, hombre, estoy resfriadísimo; después habla-
recuento y me mandaba la gotita de luz suficiente para recono- mos.
cer a un tipo muy feo, flaco, cumbambón y muy torcido. Al ingresar al ascensor, sonreí. Agradecí a todos los virus
—¿Ese no es Navarro? de la gripa por el favor que venían de hacerme. Debo confesar
—Sí, es Navarro. que me habría gustado preguntarle al cónsul por quién había
—Présteme y verá que a ese le ponemos otra equis. Y listo. votado, pero al fin y al cabo es un derecho que puede ser ejer-
No les puse una cruz a mis candidatos, los marqué con una cido en forma libre y secreta. 48
equis. Me prohíbo pensar en los significados.

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RESEÑAS
(LA MANO) DE BELLATIN mente destruido, lo cual supone la preexistencia de un ori-
Lecciones para una liebre muerta gen, un orden primordial. A diferencia de su anterior libro,
Mario Bellatin Flores, donde el despliegue argumental todavía permitía
Barcelona, Editorial Anagrama, 2005 (134 pp.) suponer la existencia de una o varias historias que articula-
ran las piezas, en este último texto la desnudez estilística se
HABRÍA QUE EMPEZAR CON UNA CITA: «(...) la vana idea de escri- ha conducido a extremos radicales. Todo está enunciado de
bir a partir de la no experiencia, utilizando las huellas un modo sintético, donde la eficacia se diluye en la elipsis.
de lo deforme y enfermo de mi cuerpo como superficie». Los argumentos se han reducido a meras sinopsis. El espacio
Perteneciente a una de las 243 miniaturas narrativas que de la digresión es el espacio de la lectura, ya no el de la escri-
integran Lecciones para una liebre muerta, la frase logra tura. Pero hay que insistir: no se trata de fragmentos, se trata
enunciar el insólito proyecto literario de Mario Bellatin. de miniaturas, pequeños gólems —órganos artificiales— que
Reparemos atentamente en la aporía: se escribe desde la no adquieren vida en virtud de su proximidad con sus homó-
experiencia sobre las huellas del cuerpo enfermo, es decir, el logos. No hay un relato único, ni siquiera se puede decir
centro mismo de la experiencia. En este caso, añadir infor- que haya muchos relatos en el sentido estricto de la palabra
mación biográfica sobre el autor equivaldría a retirarse del (relatos circulares, perfectamente pulidos). Hay, eso sí, cam-
ámbito de esta aporía que enuncia el proyecto: el punto de pos magnéticos que agrupan transitoriamente las miniaturas
partida de la escritura es un lugar apenas intuido al que no alrededor de una historia fugaz que siempre queda incom-
se ha llegado todavía, mientras que el soporte físico es «la pleta; dicho movimiento es incesante y la escritura avanza
huella» de un cuerpo incompleto. No es de extrañar, pues, como un imán sobre una superficie llena de limaduras de
que las falsificaciones y las imposturas se sucedan una y hierro: la configuración del material narrativo (una mera
otra vez en el libro, intercaladas con algunos datos verídicos. excusa, según el propio autor) adopta formas y asociaciones
Mencionar, por ejemplo, que Bellatin usa una mano artificial inesperadas. Podemos decir que aquí el acto de la lectura se
es y no es relevante. No lo es si cedemos a las atribuciones acerca a la experiencia plástica. La dinámica asociativa de las
psicológicas o a las interpretaciones arbitrarias. Es relevante, miniaturas y la materialidad misma de las palabras impresas,
en cambio, si nos quedamos dentro de la frase: utilizar las su puesta en página, se han concebido de un modo cuando
huellas de un cuerpo enfermo como superficie de la escritu- menos pictórico.
ra. Lo es más cuando leemos el puñado de miniaturas que Margo Glantz afirmó en alguna ocasión que los libros
dedica Bellatin en este libro a describir sus relaciones —rea- de Bellatin son obras de arte conceptual, una descripción
les o imaginarias— con su sofisticada prótesis marca Otto parcialmente correcta que se debe matizar. En efecto, desde
Bock. Por tanto, es una escritura sobre (acerca de) y sobre la falsa biografía de Nagaoka Shiki hasta la supuesta traduc-
(encima de) la mano; historia de lo que nunca se sintió con el ción de un texto japonés en El jardín de la señora Murakami,
cuerpo, o más bien habría que decir: historia de lo que se sin- pasando por Salón de belleza o Jacobo el mutante, los textos
tió con un no órgano del cuerpo, la historia de una sensación de Bellatin —al igual que el Pierre Menard de Borges o las
fantasmal, de una huella. Recordemos a Heidegger: el pen- Vidas imaginarias de Schwob— obedecen a un marco de refe-
samiento es un trabajo manual que se realiza con una mano rencia que está más allá del propio contenido del relato. No
que está siempre más allá de la mano. La obra literaria de obstante, en ninguno de los casos mencionados la escritura
Mario Bellatin es la construcción de esa mano artificial que ha sido instrumentalizada, subyugada por el concepto o por
constituye el soporte formal y material de un pensamiento y una estructura externa al texto mismo; el libro no es algo ad
una identidad fantasmales. hoc. Como ya hemos dicho, la escritura, incluso en cuanto
Tampoco es casual que en algunas partes Bellatin se refie- marca o cicatriz sobre el papel, es el espacio donde el trabajo
ra a sí mismo en tercera persona como «el autor» o incluso conceptual se recrea y toma cuerpo. Lo más adecuado sería
como «el autor de Lecciones para una liebre muerta», que es decir que la obra de Bellatin se revela como literatura —qui-
muy distinto del autor de sus anteriores libros. Él nunca es zás en su expresión más fundamental, pues la narración
idéntico a sí mismo, ni siquiera dentro de un mismo libro. ya comenzó y su apertura es incesante— practicada en los
La solidez ontológica del narrador ha desaparecido y su lugar márgenes de la literatura.
no lo ocupa nadie porque ese lugar ha dejado de existir. La —JUAN SEBASTIÁN CÁRDENAS
pregunta de quién escribe se transforma en la pregunta de la
identidad de lo escrito —qué es lo que se dirige a mí como
lector, qué es lo que me interpela—. LIBRETAS DE CARNICERO
Lecciones para una liebre muerta está organizado como El payaso interior
una reunión de miniaturas narrativas, que no de fragmentos, Fernando González
pues los fragmentos son siempre fragmentos de algo previa- Medellín, Fondo Editorial Universidad Eafit, 2005 (104 pp.)

Marzo • Abril • Mayo 2006 81 REVISTA NÚMERO • Edición 48


A SIMPLE VISTA, dan ganas de coger el librito y si para propagar doctrina y otra cosa, propagan-
acariciarlo y abrirlo y mirarlo con cuidado. El da, etc.; quien escribe por exigencia de su espíri-
tamaño es ideal para salir a caminar con él guar- tu, para manifestarse, así como pare el animal, es
dado en el bolsillo del saco; el diseño de la carátula artista, vive divinamente».
es sobrio y limpio, y por dentro la tipografía es bella y las Vivió y escribió plena y divinamente. Fue poeta, artista,
amplias márgenes dejan respirar el texto de manera elegan- filósofo, místico, escritor, novelista, editor de la Revista
te. En suma, tenemos ante nuestros ojos una pequeña joya Antioquia, polemista, infatigable escritor de cartas, aboga-
editorial con un título rotundo, que la hace más atractiva: El do de ocasión (su tesis de grado se titulaba: «Una tesis. El
payaso interior; y el nombre del autor la hace absolutamente derecho a no obedecer»). Su manera de escribir (su estilo,
irresistible: Fernando González. «el estilo es el hombre») no tiene antecedentes en Colombia
El Fondo Editorial Universidad Eafit se luce con el lan- ni tuvo consecuencias. Uno siente que está leyendo a un
zamiento de su colección Rescates, de la cual este librito es amigo luminoso, que lleva siglos solo, con los aguzados
el primero, y aunque no nos dicen cuáles títulos serán los sentidos explayados hacia el misterio de los días y enraiza-
próximos, desde ahora podemos esperarlos con fervor, si es dos en su médula, ebrio de sí, íntimo, reflexivo, taciturno,
que se parecen a éste en el cariño con que fue hecho y, por amoroso, furioso, vehemente. Podría haber sido amigo de
supuesto, en lo adecuado de la elección. Walt Whitman. Era único y sigue siendo único. Los nadaís-
De Rescates advierte el mismo Fondo Editorial en una de tas lo adoraron y lo nombraron su maestro. Thorton Wilder
las pestañas del librito: «Esta colección pretende recuperar (el autor de Los idus de marzo) y Jean Paul Sartre conside-
textos inéditos o libros que por alguna circunstancia dejaron raron, en 1955, que su obra bien merecía el premio Nobel
de circular, no se imprimieron, o se volvieron imposibles de y recomendaron su nombre a la Academia Sueca. Ernesto
encontrar. En el mercado editorial los libros se han vuelto Cardenal, el poeta nicaragüense, dijo de él: «Un escritor
efímeros, con una vida útil de muy pocos meses. La cultura originalísimo, como no hay otro en América Latina ni en
lenta, literaria o filosófica, se merece una ninguna otra parte que yo sepa».
segunda oportunidad. Estos rescates No sé si a Fernando González lo
quieren proponerles a los lectores leen los jóvenes de hoy, pero si
novedades viejas, por así decir- no lo hacen son ellos los que
lo, que por algún motivo pasa- pierden, porque sus obras
ron inadvertidas en su momento». siguen vivas esperando las
Bienvenido sea el espíritu que la nuevas sensibilidades que
engendra. vayan a cavar allí en busca
Ya en el interior nos entera- de tesoros. Recuerdo el fervor
mos de que El payaso interior con que leí los primeros libros
fue escrito en 1916, y que lo suyos que conocí en el Colegio
que tenemos entre manos es de San Ignacio, de donde a los
el tomo II (de un primer tomo dos nos echaron en quinto de
desaparecido). En la nota intro- bachillerato con 52 años de diferen-
ductoria, el editor, Ernesto Ochoa Moreno, nos cuenta que cia: El viaje a pie, El maestro de escuela, El remordimiento,
«(…) es un libro inédito de Fernando González, rescatado Mi Simón Bolívar. Recuerdo la impresión que me produjo la
de una de sus primeras libretas manuscritas y que, según se frase «Entonces pasó una vaca y te entendí», frase que cito
desprende de las referencias que en él se leen, hacía parte de memoria y que no sé a cuál de sus libros pertenece, y de
de un libro que estaba escribiendo en 1916, año en que fue la que me acordé de manera involuntaria una noche en las
publicada su primera obra: Pensamientos de un viejo, salida playas de San Bernardo del Viento, años después, cuando
de las prensas el 12 de abril, cuando el autor estaba a punto caminaba con alguien y entendí por primera vez que la
de cumplir 21 años». Tierra era redonda.
El joven Fernando González, echado por los jesuitas del «Esta muchacha, mademoiselle Tony, era un poderoso
Colegio de San Ignacio de Loyola en Medellín cuando estaba animal. De nuestros amores nacieron el remordimiento y
en quinto de bachillerato, por pelear con su profesor de teo- algunas consideraciones. Todo sucedió en Marsella, a orillas
logía y por preferir los libros a las clases, se había dedicado del Mediterráneo, en donde habita la belleza con sus aman-
a escribir en «libretas de carnicero», como él las llamaba. tes». Así empieza El remordimiento, con la aparición de ese
Escribía frases como ésta, que es epígrafe del libro: «Que es poderoso animal, esa carne organizada, materia divina de
el espíritu instrumento músico del cual arranca armonías una novela que no parece novela y que vale la pena releer, en
la vida que pasa». A esa edad ya era un rebelde y vivía a la busca de los «calzoncitos de Tony», ahora después de haber
enemiga, como dijo alguna vez de sí mismo. leído El payaso interior.
A la enemiga: atento, eléctrico, apasionado, libre, vivo Para quienes han leído con pasión la obra de Fernando
como viven los que están en guerra, a la brava, al filo del González, este cuaderno de carnicero es un bello regalo del
peligro, luchando contra todo lo establecido, contra todos Fondo Editorial Universidad Eafit, en el que está presente
los que están establecidos ya sea en un negocio, en la y vivo el inquieto y lúcido espíritu del Brujo de Otraparte,
política, en un credo, en cualquier cosa que no sea la vida y es una suerte poder abrir el librito en cualquier página y
misma. leer cualquiera de sus sombrías reflexiones musicales («La
Decía el filósofo de Otraparte (así le dicen a él, así se lla- vanidad me parece a mí que es una tiniebla que principia allí
maba su finca —en Envigado, Antioquia— su territorio en en donde termina el talento del hombre»); para quienes no
el mundo): «Quien escribe para conseguir dinero, se llama la conocen, espero que su lectura los perturbe y seduzca, y
comerciante; si honores, político; si para convencer, sofista; sea el inicio de una fecunda amistad con un autor pródigo y

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tumultuoso, un espíritu encantador y atormentado, rico en
ideas, filoso, delicioso de tratar, que todavía, años después
de su muerte, tiene algo que decirnos.
Tenemos mucho que aprender de alguien que a los 21
años meditaba: «Mi gran deseo es el poder llegar a viejo
para experimentar cómo va cambiando mi espíritu en sus
relaciones con la vida». Qué maravilla que alguien nos pro-
ponga experimentar el cambio, cuando la mayoría quiere
experimentar el agotamiento o perpetuarse en una idea fija.
Decididamente, hay que vivir a la enemiga.
—ALBERTO QUIROGA

AMOR, BUENOS DÍAS


Diario de un gobernador secuestrado
Guillermo Gaviria Correa
Bogotá, Revista Número Ediciones, 2005 (339 pp.)

«ME DUELE NO PODER ESCRIBIRLE A MI ADORADA YOLANDA…»


(lunes 22 de abril de 2002); «Amor: los anteriores días
hemos escrito carta Gilberto y yo para ustedes, celebrando
el Día de la Madre...» (sábado 11 de mayo); «Amor: hoy
nuestra mente y alma están con ustedes, tus mensajes
retumban en mi cabeza y aunque separados sigo sintiendo
que estamos estrechamente unidos…» (domingo 12 de
mayo, Día de la Madre); «Amor, buenos días…» (miércoles
22 de mayo); «Amor mío…» (viernes 19 de julio); «Buenos
días, vida mía…» (martes 18 de marzo de 2003); «Bueno,
amor mío, trataré de volverme a acostar; te envío mi amor
y besos. Buenas noches» (domingo 23 de febrero); «Amor
mío, buenos días. Voy a comenzar la clase de inglés y luego
te escribo. Besos…» (lunes 14 de abril).
«Amor mío, buenos días…» (lunes 28 de abril). Es el
último mensaje. Los otros, escritos entre el 29 de abril y la
mañana del 5 de mayo, aquél seguramente redactado tan
sólo unas horas antes de que el autor cayera asesinado por
su captores, no se conocen.
Fechas. El secuestro se vive de fechas. Días. Horas.
Minutos largos. Hay que pensar el secuestro en días, uno
tras otro. Éste, del 21 de abril del 2002 hasta el 5 de mayo
del 2003. En total, 380 días.
Guillermo Gaviria Correa escribe casi a diario. Notas.
Escribe a mano. Escribe en una letra pequeña, a veces difí-
cil de descifrar. Las palabras están divididas en tres colum-
nas por página. El papel escasea.
Las primeras notas del cautivo están llenas de resigna-
ción cristiana, de sufrimiento por sus seres queridos, por su
amigo y su consejero de paz, Gilberto Echeverri Mejía, cap-
turado junto con él. «Gilberto es el compañero ideal para
esta jornada, sin embargo me entristece saber que está aquí
por causa mía, y que su familia, en especial Martha Inés,
sufre por su cautiverio…» (lunes 22 de abril).
Y entonces, el 28 de abril, oye el primer mensaje de su
esposa, Yolanda Pinto de Gaviria, por la radio. «Las decla-
raciones de Yolanda nos emocionan, a mí especialmente;
me hicieron sentir muy orgulloso». Desde ese día, Gilberto
se levanta cada mañana con la viva esperanza de oír a su
esposa. «Hoy escuchamos muy temprano un mensaje para
Gilberto; Yolanda no envió mensaje, o si lo envió no lo
escuchamos. Ha venido lloviendo sin descansar».
Al oír la voz de Yolanda en el programa radial, frecuente-
mente por medio de Cómo amaneció Medellín —una aseve-
ración en la ciudad, una incógnita en la selva— Guillermo

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le empieza a contestar. Sus notas se convierten en queda vida para hacerlo. Terminan bruscamente.
cartas. El 11 de mayo, Guillermo comienza a diri- Terminan sin fin. La última palabra, como tal, no
gir sus notas formalmente a su esposa. Son palabras se escribió. El plagiado no se despidió. Sus pala-
escritas pero ahora también habladas. Él ya no escribe bras quedan en el aire. «Hoy parece que llegaron
para sí mismo. «Buenos días, mi amor», escribe para ella, y víveres nuevos, por lo que tenemos expectativa sobre lo que
es así como encuentra su voz, su pasión, su optimismo, su nos van a servir. Tarde en la noche llegó el comandante.
certeza de que su campaña de la Noviolencia tiene en esos Buenas noches, amor mío» (lunes 28 de abril).
instantes más razón de ser que nunca. Al no tener sus palabras un destinatario inmediato y públi-
A través de Yolanda, indirectamente, se siente que co, lo que dice Guillermo se convierte en una radiografía de
Guillermo Gaviria Correa está en contacto con Antioquia, la vida política en Colombia. Escribiendo sin que nadie lo
con Colombia, con el mundo. Son mensajes personales y no oiga, parece que se da más cuenta, ahí lejos en la selva tupida,
discursos políticos. El gobernador impulsa a su esposa para del mundanal ruido urbano. «Dulce amor mío… mientras se
que siga con el trabajo político que habían comenzado jun- caldean los ánimos y los medios logran su objetivo de elevar
tos unos meses antes cuando él llegó, con ella a su lado, a la el rating, yo pienso en la insensatez de las rabiosas declara-
gobernación de Antioquia. ciones de nuestros funcionarios públicos y militares. Nuestra
Van 172 días de cautiverio, 153 desde que dirigió su historia está llena de bravuconadas verbales que, a su vez,
primera nota a Yolanda. «Como obra divina el comandante desenlazan acciones y decisiones calenturientas que frus-
finalmente accedió a nuestras solicitudes y nos contestó que tran las buenas intenciones de gobernantes que perdieron el
se había autorizado la salida de nuestras cartas; lo único rumbo por permitir que sus coequiperos cayeran en
que falta es establecer cuál será el conducto, y lo la red de la maledicencia… El otro aspecto rele-
sabremos hoy o mañana». vante de estos “boconazos” es el crédito que se
Yolanda no recibe las notas y las cartas. le da al hablar, muchos funcionarios creen
Él las tiene. Y no sería sino hasta el 12 que con decir algo es suficiente para
de diciembre —otros 62 amanece- que se realice, o que con emitir un
res— cuando las Farc, a través de decreto o expresar una solución
la Defensoría del Pueblo, envia- ya se supera el problema» (lunes
ron esta carta, con sus lotes, 10 de marzo).
junto con unas otras cartas, y Guillermo hace una crítica
las notas escritas hasta el día a la vida pública sin tener
31 de agosto. un fin político. Escribe lo
El 30 de agosto, Guillermo que cree. «Desde aquí
escribe: «Tampoco hoy es claro que la mayo-
enviaste mensaje. Todo indi- ría de los comentarios
ca que recibirán las cartas que se hacen sobre los
de los oficiales y suboficiales comunicados de las Farc
mañana. A nosotros todavía los hacen periodistas o fun-
no nos aclaran las reglas. No cionarios y dirigentes que
desean las Farc que se sepa no conocen o han estudiado
que los oficiales y suboficiales dichos comunicados. Lo hacen
y Gilberto y yo estemos juntos, más influidos por las circuns-
han dado la orden de eliminar de tancias que rodean el momento y
las cartas de los oficiales y subofi- zarandeados por las curiosidades de
ciales toda mención a nosotros. Dios entrevistador. No sorprende, entonces,
permita que pronto podamos hacerles llegar a ustedes la capacidad distorsionadora que termina
noticias nuestras». El 31 de agosto: «Amor, buenos días. Hoy acompañando estas supuestas explicaciones y sondeos de
muy temprano recogieron las cartas de oficiales y suboficia- opinión» (miércoles 12 de febrero).
les. Hubieras visto esto anoche y hoy en la madrugada, los Ya después de más de un año en cautiverio, el martes
muchachos escribiendo frenéticamente. Peña envió 60 car- 15 de abril, le escribe a Yolanda lo siguiente: «Después del
tas. En fin, fueron muy juiciosos y aun así les faltó tiempo». mediodía hemos escuchado las declaraciones del presidente
Unas breves notas escritas entre el 1° de septiembre y el 31 Álvaro Uribe. Me parece que es una forma agresiva, arro-
de marzo se hallaron en el lugar del operativo de rescate. Sin gante y equivocada de contestar a la posición de las Farc-EP.
embargo, las autoridades sólo se las entregaron a Yolanda en Creo que da a entender que el presidente no está realmente
marzo de 2005, casi dos años después. ¿Por qué? El diario de dispuesto a hacer ningún esfuerzo para el acuerdo humani-
esos días no se ha localizado. Las notas escritas como cartas tario… Para mí es una posición desoladora, el presidente ha
casi a diario, entre el 15 de marzo de 2003 y el 28 de abril, mantenido una posición prudente en relación con la mayoría
se encontraron también en el campamento y se entregaron a de temas delicados. Pero en éste permitió que lo traicionara
la viuda el 9 de mayo, cuatro días después del fallido «ope- su carácter… Sobre este tema del manejo del lenguaje escribí
rativo de rescate». hace algunos días».
Las palabras de este diario, hablado en silencio, no son el Guillermo siempre duda de las Farc. Desde el comienzo se
recuerdo de un secuestro, como lo son varios otros que se da cuenta de que los guerrilleros no comparten sus propios
han escrito en Colombia últimamente. Estas palabras están ideales. «La Noviolencia tampoco parece haber significado
escritas desde el cautiverio. Cuando el autor ya no redacta, nada para las Farc» (30 de abril). «Dulce amor mío. He
no es porque ha terminado su relato, sino porque ya no le reflexionado sobre las Farc. Sin duda si la sociedad, y en

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especial la dirigencia, fuera capaz de hacerse un análisis Revista
objetivo, reconocería que son hijos de su accionar, el pro-
ducto del funcionamiento de apariencia que es la constante
de nuestra frágil e hipócrita democracia…» (lunes 15 de
julio). Pero no. La realidad es más dura. «Es lamentable que
Invitación de revista Número
las Farc escojan el camino del terror para tratar de avanzar
en su lucha, cada día pierden más terreno y todo indica
a la 19ª Feria Internacional del Libro de Bogotá,
que son presa del narcotráfico y no al contrario. Cada vez Corferias
su accionar se asemeja más al de los capos» (viernes 7 de Visítenos en:
febrero). Finalmente, resignación. «Nosotros nos hemos
Pabellón 6, nivel 1, stand 243
acostumbrado al ritmo de las Farc-EP, que es bastante más
Pabellón 3, nivel 2, stand 1
lento que el de nuestros anhelos» (sábado 5 de abril).
Guillermo sigue las minucias de la política nacional e
Presentación en Asista a la mesa redonda:
internacional. La invasión de Iraq por parte del gobierno Colombia de la revista Arte y guerra
de Estados Unidos lo tiene hondamente consternado. El venezolana Imagen con la participación de
lunes 24 de marzo, en los primeros días de la invasión, ya Con la participación de su importantes creadores
sabe lo que va a pasar. «A mí me parece que el ejército de director Rubén Wisotzki Sábado 29 de abril 4 p.m.
Iraq defenderá posiciones, pero va rumbo a convertirse en Viernes 5 de mayo 7 p.m. Auditorio León de Greiff
una especie de guerrilla estatal, ejército guerrillero. Esta Auditorio León de Greiff
mañana amanecí pensando que las fuerzas angloamerica-
nas son hábilmente conducidas hacia una emboscada y a
esto contribuyen su gran soberbia y su convicción de que
su poderío (enorme) es suficiente para apabullar al enemi-
go». Y dos días antes, escribe esto: «Gilberto me cuenta una
noticia que revela bastante del alma estadounidense: a pesar
de que se invierten diariamente cerca de 20 millones de
dólares en propaganda para la guerra, la audiencia prefirió
un programa común llamado Friends. Mientras su gobierno
da una batalla que considera indispensable, la ciudadanía se
interesa más por sus entretenimientos cotidianos».
Al final, el gobierno nacional y el Ministerio de Defensa
se esforzaron por convencer a la nación colombiana, a
boconazos, que en los eventos que transcurrieron durante
la llamada Operación Monasterio en la selva de Murindó, en
la mañana del 5 de mayo, no hubo tiroteo, que los secues-
trados no murieron en una batalla campal entre la guerrilla
y las fuerzas del orden, sino que la guerrilla, los bandidos,
asesinaron a sangre fría a los plagiados. Eso, por lo menos,
era buena propaganda política. Tal como lo informó el cabo
Viellard, al cual la guerrilla dio por muerto: «Por el megáfo-
no gritaban que se entregaran, que les perdonaban la vida,
pero no había un solo guerrillero. Ya no había guerrilla,
habían salido hacía veinte minutos». Veinte minutos.
Hay que tratar de imaginarse esa escena. Al establecer,
con esa soberbia que Guillermo tanto criticaba, que los sol-
dados llegaron al campamento mucho después de que «El
Paisa» dio la orden, «mátenlos, remátenlos a todos», porque
sabía a las claras que los soldados llegaban, el Estado dio a
entender, seguramente sin quererlo, que esa operación de
rescate no tenía ninguna posibilidad de ser un éxito, si por
éxito se entiende el rescate con vida de los secuestrados.
Alaridos de megáfono en el silencio total.
Ocho oficiales y suboficiales colombianos perdieron la
vida, ese 5 de mayo de 2003, porque la guerrilla los tenía
recluidos junto con Guillermo y Gilberto. En los desplantes
publicitarios del Estado, de la presidencia y el Ministerio
de Defensa, y de la prensa, sólo se identificó correctamente
a los tenientes Alejandro Ledesma Ortiz y Wagner Tapias
Torres, al sargento Heriberto Aranguren y al cabo Mario
Alberto Marín.
Al cabo Agenor Veillard se le conoció como Agenor
Vieyar, y también como Atenor Vieller, y como Antenor
Biella. El sargento Samuel Ernesto Cote Cote, quien murió

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al ser transportado por helicóptero al hospital, del siglo pasado —los del barrio Chino, el de
quedó casi siempre como Ernesto Cotes Samuel. la Negra Eufemia, el Colonial, el Hit de Oro—,
Al cabo José Gregorio Peña Guarín se le confundió lugares éstos donde no sólo llevaron a cabo
a veces con el sargento Pedro José Guarnizo. Llegó a buena parte de su bohemia y sus tertulias, sino
ser incluso Jean Peña Guarnizo. El primero murió. El segun- que sirvieron de inspiración a sus creaciones artísticas
do fue uno de los tres, junto con Viellard y Aranguren, que (concretamente, a García Márquez, a Cepeda Samudio, a
sobrevivieron. El sargento Yercinio Navarrete Sánchez quedó Figurita, a Nereo). A este respecto, además, cita la pre-
catalogado también en los anales de la historia del país como sencia de éstos y otros lupanares de épocas más recientes
Yersinio y como Jairsinio. Al sargento Héctor Lucuara S. lo como referente temático en las novelas Maracas en la ópera
identificaron además como Héctor Duván Segura. Como y El saxofón del cautivo, de dos autores pertenecientes a
Guillermo le hubiera escrito a Yolanda, «se requiere un una generación posterior: Ramón Illán Bacca y Ramón
cambio de toda la sociedad», de los ciudadanos todos, y de Molinares, respectivamente.
los de arriba, los del mundanal ruido urbano que gobiernan Pero Polvos en La Arenosa posee otros niveles de signifi-
y que controlan los medios de comunicación. En Colombia, cación. Tal vez en el más manifiesto de ellos, sea el recuen-
los nombres de los de abajo nos tienen sin cuidado. to cronológico y detallado de las zonas de lenocinio y los
burdeles más notables que ha tenido Barranquilla desde su
*** transición de villa a ciudad hasta prácticamente nuestros
«Yo voy perdiendo la esperanza de salir días, enriquecido con el relato de la génesis, evolución,
antes de que termine mi período de gobierno». decadencia y desaparición de cada uno, de sus caracterís-
(Miércoles 26 de marzo) ticas locativas y decorativas, de sus modus operandi, de sus
estilos particulares de disipación, de
«Tus reflexiones sobre el efecto la vida de sus propietarias y de una
del secuestro en la familia, en el red de peripecias protagonizadas
caso nuestro, en Antioquia, me por éstas, por sus pupilas y sus
hacen pensar que el secuestro clientes.
es una especie de muerte de la Algunas de esas peripecias, por
cual es posible regresar; ésta es cierto, son destacables tanto por
la única diferencia: su intrínseco valor argumental, y
nos da una segunda opor- por la virtud de sus tramas (lo
tunidad». que demuestra una vez más el
(Miércoles 10 de julio) ingenio superior de la rea-
—HERBERT «TICO» BRAUN lidad), como por la curiosa
conexión que guardan unas
con otras. Por ejemplo, la
El sexo y la ciudad matrona francesa Adriane
Polvos en La Arenosa Lebron, dueña del prostíbu-
Adlai Stevenson lo La Orquídea del barrio La
Barranquilla, Editorial La Iguana Ciega, 2005 (120 pp.) Ceiba, «crió a más de 50 hijos
de sus pupilas a los cuales ofre-
LOS POLVOS ECHADOS EN CASI 130 AÑOS de ció educación, desde la primaria
burdeles en Barranquilla fecundaron, hasta la universidad con alimenta-
por un lado, el desarrollo urbano de esta ciudad y, por otro, ción incluida» (p. 31). Por su parte, el
su vida artística. Tal es, en esencia, la tesis que se propone inmenso local donde operaba el burdel de la Negra Eufemia
en Polvos en La Arenosa, el libro de Adlai Stevenson publi- en el barrio Olaya, cuyas prostitutas eran llamadas por
cado por la editorial La Iguana Ciega y escrito «antes de que Cepeda Samudio «las académicas», terminó siendo un cole-
(tuvieran) tiempo de llegar los historiadores», razón por la gio público de educación básica, que aún funciona.
cual ofrece la forma de una crónica divertida —sin desme- Contrariamente, en este mismo barrio, hubo una proxe-
dro de su veracidad— y no de un ensayo endurecido por el neta que lo primero que les mostraba a sus clientes era su
rigor racional propio de la ciencia historiográfica. catálogo de muchachas en un álbum de fotografías, promo-
Así, en efecto, nos permite saber que diversas zonas de viéndolas con el ardid comercial de que todas eran estudian-
tolerancia que existieron en la ahora vasta (y siempre impla- tes, de tal modo que, a la hora de la consumación del trato,
nificada) urbe costeña más o menos en 1878, dieron lugar éstas se presentaban como tales, para lo cual cada una era
al nacimiento y crecimiento de barrios enteros que hoy son dotada por aquella señora de «una colección de uniformes de
tradicionales de la misma: la Zona Negra, Rebolo, el barrio los colegios femeninos acreditados de la ciudad» (p. 109).
Chino, La Ceiba, Olaya Herrera. El propio autor lo dice con Así mismo, es memorable el episodio de la joven meretriz
todas las letras: «Las actividades de la entrepierna (…) han a quien un hombre pudiente le prometió matrimonio, pero
propiciado más gestión y desarrollo urbano que las autori- cuando le celebraban la despedida de soltera y «de la vida de
dades políticas y las eminencias locales de la arquitectura y colla (…), lloró, lloró y lloró toda la noche» (p. 85), descon-
el urbanismo» (p. 6). solada por tener que abandonar su jacarandoso mundo.
Y, de igual modo, el libro nos da a conocer el trato fre- Todos estos elementos figuran en un fresco que representa
cuente que mantuvieron los escritores y demás artistas del la vida nocturna, la vida sexual y hedonística, la vida secreta
Grupo de Barranquilla con muchos prostíbulos que esta- y prohibida, el desfogue de las drogadicciones y los amores
ban en su apogeo en los años cuarenta, cincuenta y sesenta ilícitos, «el relajo de puertas para adentro» de Barranquilla,

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así como el desarrollo en ella del negocio del Nombres como Jula Cohn, Asja Lacis, Felix
entretenimiento. Noeggerath, Dora Pollak, Paul Klee, Rainer
Por otra parte, al ocuparse de la prostitución (un Maria Rilke o Theodor W. Adorno son apenas
fenómeno que es objeto del repudio formal e institu- algunas de las referencias que nos conducen,
cional de la sociedad), resulta de interés examinar el punto inequívocamente, al estudio de uno de los más controver-
de vista ético desde el que lo aborda Stevenson. tidos escritores del siglo XX. Ceñido por muchos de sus
Hay que decir, de entrada, que éste no corresponde al contemporáneos bajo el escueto rótulo de crítico literario,
institucional; la actitud del autor no es, pues, la de un mora- Benjamin representa una de esas coyunturas en que la filo-
lista juzgador (la cual, por lo demás, habría comportado un sofía se sale de casillas y la literatura se expande como un
impedimento técnico). Por el contrario, su tono se identifica prisma hacia toda dirección. Estudioso de Kant y discípulo
con el de los crápulas que forman parte del mundo narrado; de Wyneken en su juventud, lector infatigable de Proust,
es «un tono de reportero de los bajos fondos», como seña- Baudelaire y Kafka, Benjamin siempre tuvo dificultades a
ló en una nota periodística Andrés Salcedo. No obstante, la hora de enmarcar su pensamiento dentro de los cánones
Stevenson no olvida en algún pasaje que los hechos que establecidos. Ensayos de primer orden como El narrador
reconstruye son también un capítulo de la «historia univer- (1936) o Una imagen de Proust (1929) son apenas muestras
sal de la infamia», cuando trae a cuento los casos —como el de aquello que Theodor W. Adorno definió en la siguiente
del burdel de la Francesa Negra— en que las prostitutas eran forma: «Lo que Benjamin decía y escribía sonaba como si
tratadas literalmente como esclavas o resultaban víctimas de brotara del misterio. Pero recibía su poder de la evidencia».
extraños asesinatos. Walter Benjamin y su ángel, recopilación de textos de
A lo largo de esta estupenda crónica de muestra, en fin, Gershom Scholem, a cargo de Rolf Tiedemann, es un libro
cómo el desenvolvimiento de la prostitución en la capital del que abre algunos de los caminos hacia la exhumación de
Atlántico —que refleja los cambios sociales, económicos y dicho misterio. Scholem, amigo íntimo de Benjamin desde
culturales de ésta— traza una curva que, habiendo alcanza- 1915, describe desde los distintos enfoques del tiempo (hay
do su pico dorado a mediados del siglo XX, hoy ha llegado a textos desde 1964 hasta 1981) buena parte de todo aquello
su descenso: así, de las menesterosas mancebías de Takunga, que conformó el entorno de Benjamin a través de su vida y
nos elevamos al esplendor de fantasía de La Gardenia Azul obra.
y del Place Pigalle («de estilo cabaret cubano»), perdimos La figura del ángel, tema que da título tanto al texto de
altura luego con los prostíbulos asépticos y refrigerados 1972 como a esta recopilación, es central a lo largo del pen-
para ejecutivos de los años setenta del barrio Olaya, hasta samiento de Scholem referido a su admirado amigo. Todo
caer definitivamente en las insípidas y estruendosas disco- surge del cuadro Angelus Novus, de Paul Klee, cuadro que
tecas de hoy día, «en que deambulan de mesa en mesa más Benjamin compró a temprana edad y que se convertiría en su
de 40 prostitutas» (p. 109), ofreciéndose burdamente a sus «más preciada posesión». Bajo la lectura judaica y cabalista
clientes. de Scholem, esta adquisición tendría vínculos directos en
Quizá por eso la obra de Stevenson lo deja a uno envuelto Benjamin, a partir del uso y la apropiación de los nombres
en un aire de nostalgia que convoca los versos de don Jorge secretos conseguidos a través del Bar Mitzvah. Todo ello rela-
Manrique: «¿Qué se hizieron las damas, / sus tocados e cionado con las dos versiones del texto Agesilaus Santander,
vestidos, / sus olores? / ¿Qué se hizieron las llamas / de los escritas por Benjamin en uno de sus huidas a Ibiza en 1933.
fuegos encendidos / d’amadores? / ¿Qué se hizo aquel trovar, El ángel, mensajero en hebreo (mal’ach), cambia su nombre
/ las músicas acordadas / que tañían? / ¿Qué se hizo aquel por Angelus Satanas a partir del uso del anagrama, pues el
danzar, / aquellas ropas chapadas / que traían?». ángel, en palabras de Benjamin, «se hizo pasar por uno de
Todo eso, Adlai, don Jorge, se lo llevó la furia del tiem- los nuevos, antes de estar listo para decir su nombre».
po. Es así como Scholem abre no sólo el camino hacia la
—JOAQUÍN MATTOS OMAR posibilidad de una reinvención de Benjamin a partir de
las versiones del hermético texto Agesilaus Santander, sino
también la ocasión de comprender buena parte de los ante-
«ACORDANZA» cedentes intelectuales y vitales de su interlocutor y amigo.
Walter Benjamin y su ángel Pasando por Wyneken, primer maestro de Benjamin, Ernst
Gershom Scholem Bloch, influencia durante su estadía en Berna, o el círculo
Bogotá, Fondo de Cultura Económica (239 pp.) de Stefan George, Scholem ajusta una descripción pormeno-
rizada de los puntos de partida que trazan el conocimiento
PORT BOU, último o primer pueblo de la España catalana fren- filosófico y crítico que compone el grueso de la obra de
te a la frontera con Francia, ubicado en las estribaciones del Benjamin, tanto en sus acercamientos a la cábala como al
Pirineo, es uno de esos pueblos que brillan con luz ajena, ya materialismo histórico de Marx. Incluso uno de los ensayos,
no por sus portentosos paisajes hacia el Mediterráneo, por fechado en 1981, está dedicado a la búsqueda y estudio de
un lado, y por otro, hacia las cumbres nevadas que intro- los parientes y antepasados de Benjamin, ensayo mediante
ducen lo que muchos llaman el verdadero nacimiento de el cual Scholem establece árboles genealógicos que plantean
Europa. Ha de nombrarse luz ajena todo aquel despliegue de hasta siete generaciones atrás, a partir de los cuales traza
guías turísticas que indican el camino hacia el memorial y líneas de consanguinidad con la poetisa Gertrud Kolmar
tumba de Walter Benjamin. Allí decidió quitarse la vida este por el lado materno, y por el paterno con Heinrich Heine.
alemán y judío de menos de 50 años, nacido en Berlín el 15 Además, es en medio de esta pesquisa que Scholem des-
de julio de 1892, cuyo nombre completo (entre el corpóreo cubre, en documentos secretos de la Gestapo, la veracidad
y el del alma) era Walter Benedix Shönflies, en honor de su de los nombres secretos de Benjamin: Benedix Schönflies.
abuelo paterno y bisabuelo por madre. Nombres que, según el portador, respondían a una intención

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de enmascaramiento por parte de sus padres, último viaje, que no le importaba el des-
para usarlos en caso de tener que ocultar su tino de su propia vida, sino el salvar un
origen judío. Tal argumento, dice Scholem, manuscrito que llevaba consigo, manus-
estaba completamente fuera de lugar, dado que crito que nunca apareció. De Benjamin
cualquier judío de la época habría reconocido hoy se tiene una versión fragmentaria
de inmediato su ascendencia con el nombre de de lo que sería su gran proyecto de los
Benedix Schönflies. últimos 20 años, el Libro de los pasajes comerciales, París,
«Mientras Benjamin vivió, Scholem fue su lector ideal. capital del siglo XIX. Gracias a la labor conjunta de Theodor
Tras su trágica muerte, se convertiría en su mejor intér- W. Adorno y Gershom Scholem, hoy casi todo lo escrito
prete», dice en la contracarátula de esta primera edición en por Benjamin está recopilado y editado, desde su temprana
español del libro publicado en alemán en 1983. Cinco ensa- Metafísica de la juventud (1913), hasta su Tesis de filosofía de
yos, diez artículos y un epílogo en el que Tiedemann pre- la historia (1940).
senta a un Scholem obsesionado por la figura inabarcable de Con luz ajena brilla hoy la estación de tren de Port Bou, en
Benjamin, son suficiente material para entender cuán impor- su momento túnel comunicante entre una Europa asediada
tante fueron la presencia y la temprana desaparición de este y una España convaleciente; estación de tren que hoy parece
hombre en la vida del cabalista. Walter Benjamin y su ángel es más un gran altar a los caminos truncados, parada turística
un título que son muchos títulos a la vez: Angelus Novus de obligada para la definición benjaminiana de «acordanza»:
Paul Klee, por supuesto, pero también un intento por cole- «un pequeño portal por el que pueda entrar el Mesías
gir la imposible explicación del para despertar a los muertos»,
genio que escoltaba a ese hombre donde, sin duda, ya no se
de corta estatura, pelo negro e espera el arribo del ángel.
inmanejable, bigote tupido y una —NICOLÁS ORDÓÑEZ
disposición casi oriental en cuan- CARRILLO
to al trato amable y ceremonial
que les otorgaba a las personas.
«Su ángel», como dijo Scholem, se El hilo endeble de la tra-
encuentra con facilidad en textos gedia
como Dirección única (1928); prue- Del realismo mágico al realismo trágico
ba de ello es su contundente dedi- Hugo Chaparro Valderrama
catoria: «Esta calle se llama Asja Bogotá, Debate, 2005 (153 pp.).
Lacis, por quien, como ingeniero,
la trazó en el autor», así como en 1
su último texto, Tesis de filosofía de TODOS RECORDAMOS AQUELLA MAÑANA .
la historia (1940), que empieza en Todos sabemos dónde nos encontrába-
la siguiente forma: mos, qué estábamos haciendo, cuál de
«Es notorio que ha existido, nuestras labores fue interrumpida. Ante
según se dice, un autómata cons- nosotros, al otro lado de las pantallas de
truido de tal manera que resultaba los televisores, las Torres Gemelas de Nueva
capaz de replicar a cada jugada de York se venían abajo después de que dos aviones se
un ajedrecista con otra jugada contra- fueran contra sus ventanales y paredes. El 11 de septiembre
ria que le aseguraba ganar la partida. Un muñeco trajeado a de 2001 la realidad cacheteó la imaginación de los escritores
la turca, en la boca una pipa de narguile, se sentaba al tablero y cineastas: fue mucho, mucho más allá. El realismo mágico,
apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos que partía de la realidad y la elaboraba hasta llevarla a la fan-
despertaba la ilusión de que esta mesa era transparente por tasía, dio paso a un realismo escueto, que no elabora —y que
todos sus lados. En realidad se sentaba dentro un enano joro- si lo hace, tiene como única intención hacerla más cruel—.
bado que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba Es el realismo trágico, el de la literatura y el cine, pero sobre
mediante hilos la mano del muñeco. Podemos imaginarnos todo el de los noticieros y periódicos de hoy, que tienen buen
un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre tendrá material para mostrarnos lo que somos.
que ganar el muñeco que llamamos “materialismo histórico”. A través de un prólogo y diez textos, Chaparro Valderrama
Podrá habérselas sin más ni más con cualquiera, si toma a su (el crítico, poeta y narrador, y director de esos extraños
servicio a la teología que, como es sabido, es hoy pequeña y Laboratorios Frankenstein) intenta dar cuenta de las diver-
fea y no debe dejarse ver en modo alguno». sas formas de expresión actuales y de qué estamos diciendo
Pasajes como el anterior dan prueba de aquello que tanto por medio de ellas.
interesó a Scholem: los límites visibles entre teología y «Malo hasta los huesos y orgulloso de ello» es, tras el pró-
materialismo histórico, aquello secreto en la configuración logo, el primer texto. Se trata de un ensayo mediante el cual
cabalística de los postulados de Marx, aquello literario en la el escritor quiere hacer notar la pasión que sentimos por lo
sistematización de un enunciado filosófico y, ante todo, eso violento y grotesco, mientras no forma parte de la realidad,
único, ángel nuevo vislumbrado en el espejo, que resume los mientras suceda en el mundo ilusorio de lo que nos muestran
métodos dialécticos entre pasado y presente. el cine y la televisión. «Así que… ¡hágase famoso! —escri-
Hasta el fin de sus días, Gershom Scholem creyó posible be Chaparro Valderrama—. Muestre cómo un ser humano
ubicar un último manuscrito de Benjamin entre Figueres y canibaliza a su prójimo y lo devora con placer, haciendo de
Gerona, gracias a los testimonios de un par de compañeras su espectáculo una aventura fascinante para el ciudadano
de exilio de Benjamin. Decía éste en el transcurso de ese promedio que admira cómo uno de sus semejantes rebasa

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todos los límites, los tabúes o las restricciones todos ponen, en el que ninguno tiene un
morales». Después viene una entrevista con papel estático, que toda forma de expre-
Andrew Oldham, antiguo productor de Los sión es también una forma de conoci-
Rolling Stones. Una entrevista que, al tiempo miento para quien mira, sí; pero, sobre
que da cuenta de la historia de la mítica banda, todo, que sólo unos hombres bestiales
deja ver cómo el negocio de la música de hoy está pueden crear una sociedad tan bestial
marcado, más que nunca, por la doble moral del mercado, como ésta: trágica en su ficción, trágica en su realidad.
por la necesidad del escándalo, por el morbo de la imagen…
Y pasamos de pronto al rock en español —y al nacional— en 2
el tercer texto: un ensayo titulado «La rockoteca del Divino Ahora bien, ¿es fácil establecer esa relación entre todos los
Niño», que, por medio de un viaje a través de la historia del textos que conforman la obra?
género en el continente y en Colombia, dejar ver cómo este Al cerrar el libro, el interrogante aparece de inmediato: ¿de
sonido hace las veces de espacio de representación de nuestra qué se trataba?, ¿qué me quería decir? A la pregunta por la
imagen de la realidad. Lo mismo sucedería con el cine. sociedad percibida a través de sus creaciones, en Del realis-
Así lo quiere hacer ver el autor en el texto (¿ensayo?, mo mágico al realismo trágico le falta solidez, le falta vigor.
¿crónica?) siguiente, «El hábito hace al público»; de Mientras algunos textos ponen el dedo en la llaga al res-
pronto anota al respecto: «¿Qué va de una generación pecto, generando nuevas preguntas o soltando sutiles
a otra? Al menos, en el cine, un afán por perpetuar respuestas, otros se pierden, como si fueran en otra
en la pantalla su frivolidad». Después, una semblan- corriente, como si formaran parte de otro libro, como
za de los encuentros del autor con el historiador y si los cobijara otro título. Así el hilo conductor por
profesor de cine mudo Henry Kingston, texto que momentos desaparece.
alude a los cambios que ha tenido el mundo de las Pero aún peor: ¿esta reflexión sobre la socie-
películas durante la historia, y de su mano, por dad no parece planteada ya?, ¿no tiene un
supuesto, la sociedad. Lo sigue un recorrido aire de déjà vu de libros ya leídos? Por
por algunas de las expresiones artísticas ejemplo, algunos párrafos parecen toma-
latinoamericanas —«El espejo en el que dos de un libro de Martín-Barbero o
todos, o casi todos, nos miramos»—, de García-Canclini, publicado hace
que deja abierto el interrogante sobre diez años. Escribe el autor en «La
cuánto es nuestro, cuánto es una rockoteca del Divino Niño»: «El
copia y cuánto es el resultado de continente es otro. Permite una
una mezcla de mil orígenes. feliz vampirización, en el senti-
El séptimo texto es un per- do más saludable del término,
fil del escritor brasileño Rubem de ritmos, personajes, tradicio-
Fonseca. El octavo, un reportaje nes, que desdibujan las geografías
a Julian Schnabel, director de la locales para acercarnos a un sonido
película Antes que anochezca, quien compartido por los grupos que tra-
habla del fantasma del escritor Reinaldo bajan en forma pública o clandestina,
Arenas. El noveno, un recorrido por la his- haciendo de la música su único territorio
toria del cine colombiano, cine que ha funcio- posible —o imposible».
nado como ámbito de representación de nuestra Sobre la realidad superada por la ficción, sobre
percepción del país. Y el último, una crónica de la interpretación de la sociedad y sus transforma-
los sucesos ocurridos después de los atentados ciones a través de la «lectura» de sus creaciones,
del 11 de septiembre, narrada desde la angustia del deben quedar, sin duda, muchas cosas por decir. Y
Festival de Cine de Toronto, que se llevaba a cabo por Chaparro Valderrama en ocasiones lo consigue (por
esos días; un texto —el mejor— que da buena cuenta ejemplo, resultan interesantes sus reflexiones con res-
de lo absurdo de creer que hay buenos y malos, que sólo pecto a los elogios estéticos de hoy a la maldad y la feal-
Estados Unidos ha sufrido, que el enemigo de ellos debe dad, o al papel de dueño del mundo por parte de Estados
ser el enemigo de todos… Unidos, o a las nuevas nociones globales de realismo), pero
En últimas, un libro que intenta tener como hilo de unión parece pasar por encima de aquellos aspectos —no profun-
entre todos sus textos el juego entre la realidad y la repre- dizarlos—, ya sea por desviarse en lugares comunes o por
sentación. Hacemos cine para contar —consciente o incons- caminar en rumbos diferentes de temas lejanos.
cientemente— lo que somos o, al menos, lo que imaginamos. ¿Por qué no cobija toda la obra, de manera clara y abierta,
Pero de pronto descubrimos, asustados, que la realidad reba- aquel espíritu de «reflexión sobre la identidad y el lugar que
sa todas nuestras creaciones. Y sin embargo, el cine continúa ocupan los seres humanos en un mundo cada vez más bestial
siendo un buen lente para conocernos, para entendernos, y despiadado», tal como lo anuncia Sergio Dahbar, el mismo
para interpretarnos. director de la colección Debate en la portada del libro, con
Hacemos música y literatura, a manera de expresión; mas la imagen de los peatones neoyorquinos que ven arder las
una mirada cuidadosa de todas esas creaciones nos deja ver Torres Gemelas? Quizás —sólo quizás— porque a la hora
que mucho de todo aquello viene de la mezcla entre otras de componer el libro valdría más la necesidad de alcanzar el
culturas y la nuestra: de hibridaciones y canibalismos. número de páginas y el artificio tipográfico, que la verdadera
Chaparro Valderrama quiere hacer ver, por medio de ese unidad temática de los textos. No por nada algunos son de
juego entre verdad y ficción, entre realidad y representación, 1989, otros de 1992, otros más de 1994 y los restantes de
entre magia y tragedia, en el que todo se devuelve, en el que 2004. Unos son ensayos, otros crónicas, otros reportajes,

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otros entrevistas. Otros, reflexiones de quien Barichara se ha ganado un reconocimiento
habla desde el conocimiento histórico del cine, entre los colombianos por su belleza y por
la literatura y la música. las características de una atmósfera donde
En definitiva, el título apenas termina cobi- se reconocen, tanto en la arquitectura como
jando el ánimo de algunos de los textos, dejando en la simple cotidianidad, remanentes histó-
a otros en el limbo de los sentidos, con lo que el qué ricos de lo que alguna vez fue el transcurrir
del libro parece verse empañado. Y cuando logra atisbarse del tiempo en nuestro país.
—al terminar la última página—, carece de profundidad La herramienta fotográfica tiene una larga tradición en
—de riesgo— en su propuesta de visión del mundo. la vía del documental que Mateo Pérez ha querido utilizar
para plasmar, mediante el uso sutil del blanco y negro,
3 esa atmósfera particular. El reto no es fácil, teniendo en
¿Y entonces? ¿Y entonces lo mejor es no acercarse, ni de cuenta que la fotografía ofrece hoy tantas posibilidades al
fundas, a la colección Debate y al libro en cuestión? No. Ni estar inmersa en un mar de expresiones visuales cada vez
lo uno ni lo otro. Ahí están en las librerías dos títulos mara- más amplio y diverso. Pero lo que Pérez ha logrado en estas
villosos publicados por ese sello editorial: La Habana en un páginas, da cuenta de la versatilidad de su propia visión
espejo, de Alma Guillermoprieto, y El oro y la oscuridad, de como fotógrafo. De esta manera, el libro transcurre desde
Alberto Salcedo. El primero, una gran crónica autobiográfica el amplio paisaje hasta el detalle encerrado en el rincón de
de los días de bailarina de la autora en la la iglesia, en alguna ladrillera; a veces con
Cuba de los años setenta, y el segundo, algo de humor, como en la imagen de un
un perfil de la gloria y la caída del famoso loro parado orondo sobre el espaldar
Pambelé. Libros que hablan bien —muy de la silla del barbero. No se trata,
bien— de un proyecto por llevar el periodis- pues, de una obra para abordar
mo latinoamericano al campo editorial. linealmente, tal como se usaría
¿Y qué hacer con Del realismo mágico al una guía turística, sino de un
realismo trágico? Leerlo, pues, sin espe- comentario visual sosegado y
rar ni suponer comunión alguna observador, como los restos
entre sus textos; sin aguardar que quedan en la memo-
que exista mucha relación ria de un visitante y que
entre el título y lo que esperan ser rescatados en el
habita entre las páginas. momento necesario. En oca-
Leerlo con la idea de que siones la foto documental se enfrenta directamente,
cada texto es uno en sí como lo hacía August Sanders en la Alemania de
mismo; y así, quien ame el entre guerras al coleccionar tipos sociales, logrando
cine, la literatura y el rock, una tipificación de su propio pueblo mediante foto-
y sepa que poner los ojos en grafías frontales y posadas expresamente para tal
cualquier expresión del hom- operación de fría observación. Pérez aborda también
bre es terminar comprendiéndo- a la gente del pueblo de esta manera, como dejando
lo, podrá encontrarse tal vez con al espectador la tarea de adivinar cada personaje: la
agradables sorpresas. hilandera, el enterrador o el niño que viene de su
Y si de dar consejos se trata, en jornada escolar. Rostros y cuerpos que pertenecen
éste, como en muchos libros, es reco- al entorno pero que a la vez son aislados para el ojo
mendable optar por el derecho de todo de la cámara, convirtiéndose en miradas humildes y
lector: el derecho de saltar. Así, lo mejor es certeras de la gente de la región.
olvidarse del prólogo; leer el primer y el segun- En otras ocasiones la lente parece inclinarse hacia la
do textos; saltarse el tercero; leer el cuarto; saltarse el quinto, metonimia, sugiriendo trozos aislados que dan cuenta de una
el sexto y el séptimo; detenerse en el octavo; saltar el noveno, realidad más amplia, como aquellos que hicieron de Walker
y leer, con detenimiento y precisión, el décimo, que, cargado Evans un pionero en el género y en el contexto del trabajo
de humor y claridad, mira el mundo que nos ha quedado tras de la Farm Security Administration. Así Pérez fotografía un
el 11 de septiembre. Ese mundo en el que el título, al fin, se muro con herramientas, el lavamanos de un restaurante o
llena de sentidos. Ese mundo absolutamente trágico. No sería una escalera de palo colgada en la fachada de una casa. Como
exagerado decir que sólo por leer este texto vale la pena leer pequeñas frases que construyen el relato del pueblo entero,
el libro. las cuales, armadas entre sí, resultan en esa visión poética de
—ANDRÉS ARIAS la que hablaba en un principio.
En el contexto de la fotografía latinoamericana, el trabajo
EL OJO DE UN FOTÓGRAFO de Pérez en Barichara está cerca de la belleza del documental
Barichara fotográfico de Graciela Iturbide, Flor Garduño y otra lista de
Fotografías de Mateo Pérez Correa fotógrafos mexicanos que han deambulado por los recovecos
Bogotá, El Navegante Editores, 2005 (117 pp.) de su país y de otros países de la región, construyendo un
corpus de imágenes silenciosas pero profundas, resguarda-
CON UNA COLECCIÓN DE ALREDEDOR DE 80 FOTOGRAFÍAS, este libro das tras ese velo de distancia y proximidad simultánea que
presenta a la vez una visión poética y franca de la población la fotografía en blanco y negro siempre ha ofrecido como su
de Barichara (Santander) y de sus alrededores. Como lugar misterio. Habría que decir que toda esta lista de trabajos está
de aires coloniales, similar al caso de Villa de Leiva (Boyacá), inspirada también en la inolvidable labor de Manuel Álvarez

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Bravo, figura principal del documental fotográfico en nues-
tro continente.
El libro está acompañado de breves textos extraídos de
Peregrinación de Alpha, obra de Manuel Ancízar, publicados
a partir de 1852 en el periódico Neogranadino, permitien-
do un contrapunteo con las imágenes con descripciones y
observaciones que contribuyen a la dimensión visual del
libro. Así, el lector se transporta entre las descripciones y
los apuntes visuales del fotógrafo, como si se permitiera un
baño en la esencia del pueblo, de sus habitantes de hoy y de
ayer, de sus tareas diarias y de sus formas y paisajes.
Las imágenes se tornan a veces simples texturas: un
cactus, un muro de piedra o, como en la carátula, el barro
cuarteado y rojizo de la región. Todas características que
atraen hoy a caminantes y turistas y que Pérez aprovecha
con la precisión de quien se ha esforzado por manejar el
problema de la luz en la fotografía. La cámara visita los
interiores, entrometida en los patios de las construcciones
coloniales, los contenidos de las estanterías de la tienda, o
el espacio de una cancha de tejo a la sombra, pero también
se entretiene con los paisajes abiertos de la meseta, las
texturas de los suelos y los juegos de la luz colada entre la
vegetación de un atardecer.
Probablemente el ensayo fotográfico como género nunca
supere la experiencia directa de la realidad, pero es ya sabi-
do que esta práctica pretende algo distinto, un encuentro
del ojo con la poética de un lugar o de un suceso, que cuan-
do se realiza con una visión tranquila y humilde como la
de Pérez da como resultado lo que ofrece esta publicación,
la sensación de pasar una tarde dejándose perder entre la
nostalgia y la alegría de un lugar que sabe hablar de país,
y que deja en el corazón un lazo adherido a los 300 años
de historia en los que Barichara ha construido su peculiar
carácter.
—GUILLERMO SANTOS

PARAPETADO EN EL VACÍO
Pistoleros / Putas y dementes (greatest hits)
Efraim Medina Reyes
Bogotá, Editorial Planeta, 2005 (93 pp.)

«UN JODIDO POEMA TE AFINA LAS IDEAS».

I
PISTOLEROS / P UTAS Y DEMENTES (GREATEST HITS) me recuerda
algo. Me recuerda un tiempo pasado que se vivió con inútil
intensidad, pero que después de todo fue capaz de dejar
resultados.
Pistoleros..., lo siento, me es inevitable compararlo con El
automóvil sepia (a.k.a.), Chupa, nena, pero despacio (WGC
Editores, 1990), que reunía los primeros pasos del escritor
cartagenero. Un espacio de quince años que media entre
«ambas orillas», y sin lugar a dudas se trata de «un mismo
mar».
Y si en aquel lejano comienzo de década, Medina Reyes
veía y deglutaba lo que sus ojos comían, parapetado en
un cómodo pero doloroso sexto piso, en este ejemplo se
muestra más que oculto, absorbido por un vacío kármico,
correspondiente a la mayoría de los habitantes de estos
momentos existenciales, cundido de un efervescente aroma
que recuerda, sin sospechas, a alguien.
Y es que este libro gira en torno al vacío que provoca la
ausencia. Ese vacío que se abre, aparentemente de la nada,

Marzo • Abril • Mayo 2006 91 REVISTA NÚMERO • Edición 48


justo cuando alguien se va. Justo cuando alguien Pero aparte del vacío, la ausencia, el dolor y
ha decidido marcharse para siempre. Creando sus desaparecidos, ¿la obra de Medina habla
un manto de dolor incómodo, frío, filoso y de algo más?
nutritivo. Sí, pero aquí los ejemplos son más bien
Y es eso lo que pasa con la lectura de este poe- pocos o parcos, y no se tienen la confianza
mario. Medina Reyes opta por desnudar su alma, suficiente como para cazar peleas gratuitas del
en un show alejado de lo que nos tiene acostumbrados en modo tan efectivo como lo logró su primer poemario. Aquí
sus novelas. Efraim, por primera vez, no se desnuda para la ese tipo de anuncios misóginos quedan relegados bajo den-
portada de su libro, sino que lo hace lentamente en medio de sas capas de equilibrio tensionante, por lo que no creo que
sus poemas que son canciones o canciones que son poemas, esta obra, primera de una serie de cuatro, vaya a entrar a la
de una manera más sobria, mucho más serio, como para que hoguera de la discordia.
los lectores se den cuenta de que el muchacho terrible de las
letras colombianas ha crecido. III
Si Mejía Rivera, en su libro La generación mutante (Editorial «Una salvaje necesidad de expresar lo absurdo e inapropiado
Universidad de Caldas, 2002), decía que la memoria de un que me he sentido siempre es la razón por la que escribo, y si
escritor, para hacerse colectiva, debía regresar a la infan- recurro esta vez a los poemas es porque para los asuntos más
cia, leyendo Pistoleros... me pregunto en dónde quedará la jodidos la prosa no basta», dice el autor en la introducción
memoria colectiva de un hombre que jamás ha dejado de del libro.
ser niño. Pero entrar a este territorio no deja de ser Uno, por ejemplo, lee Érase una vez el amor pero
redundantemente arriesgado, porque quién dice qué tuve que matarlo (Proyecto Editorial, 2001) y sien-
sobre la vida, sobre el dolor, sobre los métodos de te la soledad de un hombre que, creyéndose
afrontar el mundo, y sobre eso tan personal y rabioso y rudo, termina golpeado por el amor,
sagrado como los recuerdos, la memoria, los recorriendo las calles de una ciudad que le
sueños, el vacío… es desconocida y lejana.
Medina se atreve, por ejemplo, sin Medina es una jodida víctima de las
medir las consecuencias, en «Un tal relaciones, como todo el mundo alguna
Ciro», que comienza: «Recuerdo que vez en la vida, pero contrario a lo que
esa noche (mientras mi amigo era puede creerse sobre el cartagenero,
atropellado por un auto fantasma al expulsar sus demonios internos
delante de un montón de hijueputas la catarsis resulta mirando para
que después juraron no estar allí) yo adentro, alimentando las entra-
estaba viendo en la tele La noche de la ñas de quien parece complacerse
iguana y que apunté algunos versos del en los vericuetos del masoquis-
viejo poeta —el personaje central de ese mo, entrando una y otra y una
filme— para compartirlos después con vez más a la máquina que le
mi amigo, pero no hubo un después». exprimirá el corazón y le secará
«La nostalgia, a veces, es peligro- el alma, quizá no para aliviarse, sino
sa. para condenarse a continuar existien-
El presente, casi siempre, tam- do, es decir, escribiendo.
bién». Es muy posible que esa sea la razón
de su desmedido afán de endiosar a
II los asesinos y despotricar de las vícti-
Medina, declaración de principios mas: «Mi palabra no hace estremecer al
por doquier, proclama en este libro asesino», porque él es más víctima que
las ventajas que produce «un jodido cualquier otra cosa, y eso se nota en cada
buen poema»: afina las ideas, mejora la línea que el escritor produce. Como si sus
percepción de la realidad, da estilo… sin dejar a poemas buscaran llamar angustiosamente al
un lado su peculiar manera de acceder a estos pro- criminal.
saicos ejemplos: «Cuando escribo entro en trance y
golpeo con toda la fuerza de que soy capaz mis propios IV
miedos». ¿Y alguien dice algo? No. O no en forma coheren- Escritor especialista en levantar polvaredas por quienes
te. Porque si Cobo Borda anunciaba en Historia de la poesía estén dispuestos a seguirle la corriente extraliteraria, dice:
colombiana siglo XX (Villegas Editores, 2003) que la poesía «El destino de un libro jamás estará en manos de quien lo
de principios del siglo XXI iba a estar ligada a otros formatos escribe sino de quien lo lee», por lo que reitero lo que dije al
creativos, la música resulta estar entre ellos. Y es que el modo principio de este críptico informe: estamos frente al Medina
como Medina se pone a crear es muy parecido a la manera más sobrio y calmado desde que hizo su quiroptérica apari-
en que un músico improvisa sobre el escenario, con un ins- ción en 2001, y eso hay que aprovecharlo, pues puede tratarse
trumento entre las manos, atravesando los velos místicos y de un espejismo.
misteriosos de la música. En Pistoleros..., las fuerzas parecen minadas. No así el
Lo único que queda, como virutas, después de leer a lenguaje. Cristalino, aguerrido, lúdico como pocos en este
Efraim, son sus propios nervios desparramados, los que, país. Pero si la mayor parte de los poemas aquí incluidos per-
como cualquier maldito que se respete, muy pocos lectores tenecen a bandas sonoras de filmes independientes, bizarros
se tomarán el trabajo de recoger. y ocultos, o a agrupaciones pseudo-inexistentes, se trata de

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versiones en demo. Ejemplares a los cuales les falta un poco
más de tratamiento para dejar cierta prisa low-fi y, sin pres-
cindir de un talento que va creciendo con creces, ofrecer un
producto más completo.
Porque así es Medina Reyes. Un poeta sin subterfugios,
sin miedos, pero con muchos temores. Un poeta para el que
narrativa y poesía son una sola cosa. Un poeta cuya obra
existe para ofrecerle a la historia de este país un capítulo
ansiadamente esperado, inevitablemente irreverente, angus-
tiosamente necesitado.
La nueva generación empieza a escoger el lugar que el
mausoleo de la literatura colombiana le guardará…
—JORGE LOUIS CAICEDO LEÓN

OIGA, MIRE, VEA


Miradas a la Universidad Nacional de Colombia
Varios autores
Bogotá, «Colección de Crónicas», N° 1, Universidad Nacional, Dirección Nacional de Divulgación
Cultural, 2004 (197 pp.)

ANTES QUE PROPONERSE ESCRIBIR UNA HISTORIA OFICIAL de la Uni-


versidad Nacional de Colombia, la Dirección Nacional de
Divulgación Cultural convocó a un grupo de escritores para
que, cada uno a su aire, entregara un testimonio de su viven-
cia, de su memoria, de su experiencia de la sede bogotana de
la Universidad Nacional, la Ciudad Universitaria o Ciudad
Blanca. El rasgo común que identifica a estos siete cronistas
(Luis Fernando Afanador, Piedad Bonnett, Santiago Mutis
Durán, Carlos José Reyes, Juan Manuel Roca, Evelio José
Rosero y Ricardo Silva Romero) es que ninguno de ellos
cursó estudios formales en este centro educativo, aunque
cada uno haya tenido a su manera algún vínculo con la ins-
titución en diversos momentos de su vida, ya sea como visi-
tante ocasional, asistente esporádico de sus aulas, profesor,
conferencista, hermano de alumno y hasta hijo de profesor.
Es decir, que la virtud de estas miradas es la riqueza de
enfoques y, por así decirlo, la densidad de estratos que dela-
tan, lo que las convierte en un espectro privilegiado de refe-
rentes que ayudan a construir una imagen rica y compleja
de la vida y trayectoria de la universidad pública más grande
del país. Sin embargo, decir miradas es apenas una faceta de
sus respectivas experiencias, pues son los cinco y más sen-
tidos humanos los que los cronistas ponen en juego en sus
notas, ya que el oído, el olfato, el tacto y el gusto comparten
con la vista una percepción que integra el sentido común, el
humor y el sentido histórico y espacial para enfocar y darle
perspectiva a su visión de la realidad.
Que el azar hace bien las cosas, lo demuestra fehaciente-
mente el hecho de que estas siete crónicas —aligeradas por
los estupendos grabados originales de Rembrandt, pertene-
cientes a la «Colección Roberto Pizano» del Museo de Arte
de la universidad— brinden toda una escala de sentidos y
de sentires de lo que ha sido la vida universitaria en su ya
secular existencia, y que dejan un grato sabor tras su lectu-
ra. Con la excepción del escrito de Carlos José Reyes, que
es más bien una sucinta historia de cinco décadas de teatro
universitario en Colombia, los cronistas restantes aceptaron
la invitación de emprender un recorrido por los predios del
centro universitario con el espíritu abierto para el asalto de
las emociones, de las sensaciones, de los recuerdos y de las
ideas que se mueven en su ámbito para profundizar y enri-
quecer su mirada. La mayoría de ellos hicieron un recorrido
a pie por el campus, deteniéndose en lugares donde la curio-

Marzo • Abril • Mayo 2006 93 REVISTA NÚMERO • Edición 48


sidad, la memoria o la historia los convocaban. y de las candilejas de la farándula. Hasta el
Santiago Mutis y Evelio José Rosero dejan que fantasma del eterno candidato a la presi-
sean el niño y el adolescente que fueron un día dencia de la república, el «doctor» Gabriel
los que narren el asombro permanente y el jardín Goyeneche, aparece en esta memoria pro-
de las delicias que era el parque de la Universidad lija de sus avatares de sueño y esperanza.
Nacional para ellos y sus amigos de generación. En Cómo no iba a estarlo, si es el revés obligado de
el caso de Mutis, por ejemplo, el descubrimiento del zoo- los anhelos de libertad e independencia que desde siempre
lógico con tapires que venían del Amazonas, con cóndores han animado las jornadas académicas... su cuota de utopía
cautivos en una jaula sin cielo, o un tigre que se aburría en el y de sana locura.
frío sabanero, o la contemplación de unos huesos de dinosau- Caminar por los predios de la Ciudad Universitaria
rio que hablaban de otra vida en este planeta, o el meteorito resulta siempre una experiencia grata y exultante, y así
que cayó raudo de los cielos, junto al péndulo gigantesco que lo testimonian Luis Fernando Afanador y Piedad Bonnett,
apunta al centro de la Tierra y el observatorio que permite que decidieron hacer cada uno por su lado y en tiempos
escuchar el murmullo de los astros en la noches estrelladas, distintos su correría en compañía de estudiantes que les
fascinaban al niño que descubría en los predios de la Ciudad servían de guías. Los itinerarios y las edificaciones les
Blanca una vida más allá de la urbe y del presente y que lo suscitan mensajes dispares: mientras que para Afanador la
conectaban, sin saberlo, con los gestores de la nacionalidad Ciudad Blanca le recuerda —¡qué curioso!— a La Habana
y del humanismo, con la Expedición Botánica, la Comisión vieja, y el edificio de posgrados de la Facultad de Ciencias
Corográfica y, por esta vía, con la misma Universidad Humanas (obra de Rogelio Salmona) le parece que disuena
Nacional y sus hombres y mujeres del conjunto originario de Leopold Rother
de ciencia. En tanto que Rosero y Bruno Violi, así como de las cons-
empieza a frecuentar la Nacional trucciones subsiguientes, Bonnett
como un «pequeño gran simpati- y Silva Romero, por el contrario,
zante» de las andanzas revolucio- se sienten a gusto entre ellas
narias de su hermano mayor, para y disfrutan el paisaje urbano
descubrir que dondequiera que desde sus terrazas al caer la
hay un estudiante de la Nacional tarde. Ellos están atentos a
hay inquietud de saber y de actuar lo que dicen las paredes, los
en función social. estudiantes, los trabajadores
Juan Manuel Roca elige la y, en el caso de Afanador, los
metáfora del muro y del table- problemas que se cocinan en
ro para descifrar el palimpsesto su momento. Es la actitud del
de textos y de voces que tejen periodista, del comunicador la
entreverados la trama y el trazo que prevalece, en tanto que la
de la memoria de este pedazo historia es apenas el telón de
de país que es la universidad y fondo de sus reflexiones opor-
que, al conjuro de la remembran- tunas e inteligentes. A Bonnett le
za, despiertan para brindarnos habla la naturaleza, está pendien-
una lección de dignidad de la te de los animales, de los árboles, de las aves y le sorprende
mano de tantos maestros que han ver la «finca» de la Facultad de Veterinaria en plena activi-
entregado lo mejor de sí para forjar dad, donde perros, caballos, vacas, ovejas y cabras compar-
el espíritu de la nacionalidad, que perma- ten el espacio amigablemente con estudiantes, profesores y
nece incólume con el paso de las generaciones, pese a las trabajadores.
presiones que atenazan con las razones del pragmatismo Un capítulo aparte, decíamos, es la crónica de Carlos
y del cortoplacismo los horizontes de un conocimiento José Reyes sobre la actividad teatral en la Universidad
comprometido con el destino del hombre y con el futuro Nacional, la más antigua del país, pues en 1945, sien-
del planeta. Al desandar los pasos de la memoria bien pue- do rector Gerardo Molina, éste acogió la iniciativa del
den salir a flote las directrices esclarecidas de don Manuel entonces profesor de historia del arte Bernardo Romero
Ancízar, reconocido como el primer rector del alma máter, Lozano para formar un grupo escénico con estudiantes de
quien le trazó las metas que recuerda Guillermo Páramo diferentes facultades, que fuera el núcleo a partir del cual
cuando dice que «son los universitarios, sobre todo, los se construyera una Escuela de Teatro, como ya existían
llamados a mantener la memoria, la historia; a reconocer la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Música.
cuándo se dan lecciones y aprenderlas y transmitirlas. Desde el primer montaje de este grupo, la obra Otra vez el
Son los universitarios los llamados también a vislum- diablo, de Alejandro Casona, pasando por los estremeses de
brar el futuro, a reconocer las amenazas». Son, entonces, Cervantes y las primeras obras de teatro contemporáneo en
Cayetano Betancur, Jaime Jaramillo Uribe, Danilo Cruz montarse como La zapatera prodigiosa, de Federico García
Vélez, Camilo Torres Restrepo, Eduardo Umaña Luna, Lorca; Donde está marcada la cruz, de Eugene O‘Neill,
Darío Mesa, Howard Rochester, Ernesto Guhl, Otto de y El Apolo de Marsac, de Jean Giraudoux, dirigidas por
Greiff, Gerardo Molina, Guillermo Abadía Morales, Luis Romero Lozano en 1948, es mucho lo que se ha hecho en
Carlos Pérez y tantos otros maestros que han pasado por este terreno en la universidad. Tal vez el punto culminan-
sus aulas y laboratorios, bibliotecas y cafeterías, los que te lo constituya el montaje de Galileo Galilei, de Bertolt
han propiciado con el diálogo y la labor solitaria una obra Brecht, por el Teatro Estudio de la Universidad Nacional,
colectiva que hace patria, muy lejos de los fastos del poder con la dirección de Santiago García en 1965. La puesta en

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escena estuvo precedida por una «Semana en momentos de miedo, furia e inconformidad,
Brecht»: ciclo de conferencias que buscaba por no decir desilusión. Una lectura femi-
contextualizar la obra, en la que participa- nista, sin duda, puede decir algo distinto al
ron profesores de diversos departamentos de respecto.
la universidad como Jaime Jaramillo Uribe, Para bien, el recuento carece de la nos-
Ramón Pérez Mantilla, Francisco Posada, Dina talgia imperialista por el pasado, propia de los
Moscovici, Carlos José Reyes, Darío Ruiz Gómez, libros de viajeros de otros siglos; por el contrario, es una
entre otros. El montaje de esta obra contó así mismo con el narración vívida de El Cairo actual, desde una perspectiva
concurso de artistas y técnicos en muchos campos, como latinomericana. Es un libro escrito por encargo, en el cual
Carlos Rojas, Beatriz Daza, David Manzur, Luis Antonio el autor despliega su conocimiento de muchas culturas y de
Escobar, Dicken Castro, Carlos Duplat, Roberto Álvarez y muchos otros viajes realizados; un cosmopolita colombia-
otros más. no. Aun así, hace referencias constantemente a su ciudad
El amplio panorama que presenta la crónica de Reyes natal, Medellín, y nos muestra un Oriente lleno de matices
abarca hasta el trabajo del Taller de la Imagen Dramática de y complejidades religiosas que compara con nuestra realidad
Enrique Vargas en la década de los noventa, con el montaje política de guerra y barbarie. «Los atracos y los asesinatos,
memorable de El hilo de Ariadna, que llegó a ganar el Primer el pan nuestro de cada día en Colombia, son la excepción y
Premio del Salón Nacional de Artistas Plásticos. Obra única el escándalo en El Cairo».
y paradigmática en la historia de la dramaturgia nacional, El libro se titula tal como una frase de Flaubert, que
donde no hay público y el espectador se convierte al mismo estuvo en Egipto en 1849. Además de seguir los relatos de
tiempo en protagonista de un viaje hacia el interior y hacia la Flaubert y Holguín (quien visitó el Cairo), se usan referen-
infancia –la propia–, es una obra de arte total que involucra cias de Heródoto sobre el Nilo y de historias de viajeros a
los miedos y deseos del espectador, todos sus sentidos, y en Egipto del siglo XIX, y se desarrolla una historia general de
la que tras la aventura de internarse a oscuras por el labe- Egipto en sus distintas épocas históricas, bien documenta-
rinto de sensaciones se sale siendo otro, a sabiendas da. Igualmente, se trata el tema de literatura
de que Teseo es uno mismo dispuesto a la trave- de viajes recurriendo a autores como Pavese
sía, y que el mismo Minotauro reside en nuestro y Kavafis: el viaje da la oportunidad
inconsciente, es nuestro pasado ani- al viajero de poder inventar nuevas
mal, nuestro sustrato mítico. identidades, y en tal sentido esta
Como se puede apreciar, son obra es mucho más que una guía
muchos los tonos y los enfoques de viaje. Así mismo, compar-
que aportan las crónicas de estas te aspectos literarios con libros
miradas a la historia vívida modernos sobre viajes como
de la Universidad Nacional Viaje a Oxiana, de Robert
de Colombia, sede Bogotá Byron, y One Mykonos, de
—la Ciudad Universitaria James Davinson.
o Ciudad Blanca—, en un El Cairo de Abad es
tiempo «la capital de la capi- Colombiano. «Egipto no
tal», como dice Ricardo Silva es Egipto», nos dice para
Romero; un barrio desde el referirse al contraste que
cual es posible ver la ciudad y el mundo, y de donde se existe entre el país actual y sus monumentos antiguos. Una
desprende «un balance de dignidad», como lo llama Juan de las ciudades más grandes del mundo, envuelta en polvo
Manuel Roca, para concluir, como hace Santiago Mutis y coloreada de ocre, permanece en estado de insalubridad
citando a Adam Smith, que «el único tesoro es la vida». y caos medieval, sucia y ruidosa, y aun así es el albergue
—Ricardo Rodríguez Morales de una civilización antigua de esplendor, una tierra que
ahora es extranjera a su propio pasado célebre; «the past
is a foreign country», bien puede decirse de Egipto. Así
Egipto hoy como en el libro aparece un personaje egipcio que nunca
Oriente empieza en El Cairo contesta las llamadas telefónicas del autor, igualmente El
Héctor Abad Faciolince Cairo parece negarse al ojo extranjero, que en vano busca
Barcelona, Moudadori, 2002 (204 pp.) interpretarlo.
Es un libro fácil de leer, dividido en muchos temas cor-
ABAD NOS LLEVA A EGIPTO con una óptica moderna y realista. tos, lo que hace ágil la lectura y facilita su consulta, según el
El propósito es mostrar El Cairo actual y no el legendario interés individual. Es raro en el sentido de que en Colombia
Egipto y su arqueología. El autor viaja con dos acompañan- no tenemos tradición en literatura de viajes, pues de hecho
tes, a quienes se refiere como sus dos esposas, que más que son extranjeros quienes nos narran a nosotros los viajes
una recreación de la poligamia de Oriente, le sirven como por Colombia. Sin embargo, en este caso es un colombiano
figura narrativa en varios planos del discurso. Si bien el quien nos transporta a una tierra lejana de fantasía y nos
relato no sigue el esquema tradicional de la narración coti- la muestra tal cual es, sin el velo oriental y sin el filtro de
diana propia del género de literatura de viajes, el recurso de narraciones europeas de viajes a Egipto; es el Egipto visto
las dos mujeres ayuda al autor a crear unos tiempos en la por alguien que comparte nuestra realidad latinoamericana,
narración y, en últimas, es un esquema que le permite, en y ese es el mayor mérito del libro.
apariencia, mantener alejadas las tentaciones de un viajero —CARLA BOCCHETTI
y que lo muestra como un narrador controlado y mesurado

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