SEXO Y GÉNERO Los cientistas sociales utilizan dos términos distintos para referirse a las diferencias biológicas y aquellas construidas socialmente, estos son sexo y género. Aun cuando ambos se relacionan con las diferencias entre hombres y mujeres, las nociones de género y sexo tienen connotaciones distintas SEXO El sexo se refiere a las diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como hombres o mujeres; son características con las que se nace, y son universales, es decir, comunes a todas las sociedades y culturas y son inmodificables. GÉNERO El género es el conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, que se construyen en cada cultura y momento histórico con base en la diferencia sexual. Y sus rasgos se han ido moldeando a lo largo de la historia de las relaciones sociales. El enfoque o perspectiva de género considera las diferentes oportunidades que tienen hombres y mujeres, las interrelaciones existente entre ellos y los distintos roles que socialmente se les asignan. Las relaciones de género determinan diversas formas de acceder a los servicios de salud, y en especial de salud sexual y reproductiva, por ejemplo. Desde la perspectiva psicológica, el género es una categoría en la que se articulan tres elementos básicos:
La asignación de género: se realiza en el momento de nacimiento de la persona, a partir de la
apariencia externa de sus genitales. La identidad de género: es el esquema ideo-afectivo más primario, consciente e inconsciente, de la pertenencia a un sexo y no al otro. Se establece más o menos a la misma edad en que se adquiere el lenguaje (entre los dos y tres años) y es anterior a su conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos. El rol de género: es el conjunto de deberes, aprobaciones, prohibiciones y expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las personas que poseen un sexo determinado.(1,2) Por otra parte el género ha sido conceptualizado como elemento estructurador de un conjunto de relaciones sociales -las relaciones de género- que determinan las interacciones de los seres humanos en tanto personas sexuadas. Las relaciones de género son socialmente construidas y, por lo tanto, son transformables; no proceden de la biología ni son necesariamente armoniosas, al contrario, pueden ser de oposición y conflicto. SEXUALIDAD La sexualidad es principalmente la construcción social de un impulso biológico, que es además, multidimensional y dinámica, es decir, la experiencia que una persona tenga de la sexualidad está mediada por la biología, los roles de género y las relaciones de poder, como también por factores tales como la edad y la condición social y económica. Sin embargo, la influencia social más profunda sobre la sexualidad de una persona proviene de los roles de género prescritos, las normas y valores sociales que determinan el poder relativo, las responsabilidades y las conductas de hombres y mujeres por lo tanto, la experiencia individual de la sexualidad no es más que la expresión de ese desequilibrio. (3,4) Estos roles imponen un marco de referencia que, deja a las mujeres y a los hombres mal preparados para tener relaciones íntimas mutuamente satisfactorias. Ya que el rol prescrito a menudo para las mujeres es ser pasivas en las relaciones sexuales. No se alienta ni apoya a las mujeres para que tomen decisiones con respecto a la elección de sus parejas sexuales, para que negocien con sus compañeros el momento y la naturaleza de la actividad sexual, para que se protejan del embarazo no deseado y las infecciones de transmisión sexual, y menos aún para que reconozcan su propio deseo sexual. DIFERENCIA DE ROLES Para los hombres el rol prescrito es la conquista sexual, como una forma de probar su propia masculinidad. Se estimula a los hombres a pensar en primer lugar en su desempeño sexual, por lo que el placer sexual de las mujeres se valora como una prueba del desempeño masculino.(3,4) Los roles socialmente prescritos que demandan un macho sexualmente dominante hacen que los hombres también enfrenten riesgos si no actúan como “hombres”; sino pueden ser identificados como “homosexuales”. La homofobia es parte integral de la construcción social de la sexualidad masculina, y conduce a patrones de conducta tales como el inicio sexual temprano y muchas veces riesgoso, o la actividad sexual coercitiva y abusiva. Desde esta perspectiva la homofobia es destructiva para hombres y mujeres, ya sean homosexuales o heterosexuales. Los roles de género de hombres y mujeres, que se refuerzan mutuamente, tienen consecuencias especialmente negativas para las prácticas sexuales y la salud reproductiva. Ellos ponen en riesgo la salud de una mujer cuando la conducen a tener embarazos no deseados y abortos en condiciones de riesgo. La someten al riesgo de enfermedad por descuidar su salud,(control prenatal tardío en adolescentes, por ejemplo), por el abuso y la violencia de género, por prácticas dañinas como la violación y otras formas de relaciones sexuales obligadas. Los hombres también corren riesgos de contraer ITS, VIH y SIDA, aunque en menor medida que las mujeres, por la presión social a que son sometidos a iniciar la vida sexual tempranamente, y la aprobación social que reciben por tener múltiples parejas. El énfasis en el rol reproductivo de las mujeres, excluyendo a los hombres, a menudo significa que los varones no tienen acceso a servicios de salud reproductiva y no pueden participar en la toma de decisiones reproductivas responsables. SEXUALIDAD COMO CONSTRUCCIÓN SEXUAL Es muy importante enfatizar que siendo la sexualidad una construcción social, se puede influir y modificar. El hablar, el encontrar un lenguaje para lo que no ha sido expresado, es una vía fundamental para que las personas modifiquen sus percepciones de sí mismas y para que lleguen a comprender la relación entre su comportamiento individual y el contexto social y cultural en que viven.