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LA

REFORMA
EN OTROS
PAISES
Mientras la Reforma estaba en sus épocas primitivas en
Alemania, el mismo espíritu brotó en muchos países de
Europa. En el sur, como Italia y España, abatieron
despiadadamente la Reforma. En Francia y los Países Bajos
la causa de la Reforma pendía en la balanza de la duda. Sin
embargo, en medio de las naciones del norte la nueva
religión era victoriosa sobre toda oposición y dominaba los
países.
La Reforma
En Suiza.
La Reforma en Suiza se levantó
independiente de la de Alemania, aunque
simultánea con ella, bajo la dirección de
Ulrico Zwinglio que en 1517 atacó "la
remisión de pecados" mediante
peregrinaciones a un altar de la Virgen de
Einsieldn y en 1522 rompió de manera
definitiva con Roma.
La Reforma se organizó formalmente
en Zúrich y pronto llegó a ser más
radical que en Alemania. Sin
embargo, una guerra civil entre
cantores catolicorromanos y
protestantes, en la cual murió
Zwinglio (1531), estorbó su progreso.
Sin embargo, la Reforma siguió
adelante y más tarde su líder llegó a ser
Juan Calvino, el teólogo más grande de
la iglesia después de Agustín. Las
Instituciones de la religión cristiana,
publicadas en 1536 cuando Calvino
solo tenía veintisiete años, se
convirtieron en las normas de la
doctrina protestante.
Ulrico Zuinglio o Zwinglio fue el
líder de la Reforma Protestante suiza
y el fundador de la Iglesia Reformada
Suiza. Zwinglio fue un inquieto
estudioso de la Biblia que llegó a las
mismas conclusiones que Lutero
antes de saber sobre el reformador
alemán.
“Padre de la Reforma en Suiza”
El capellán de la ciudad se presentó ante el Ayuntamiento de Zúrich en enero
de 1523. Los vientos de la reforma ya se habían abierto paso a través de los
Alpes desde la Alemania de Lutero. Los argumentos del capellán fueron
muy persuasivos y las autoridades le dieron permiso para continuar su
predicación que enfatizaba primero a Cristo y luego en la iglesia.
La influencia de
Ulrico Zuinglio
en Zúrich
La influencia de Zwinglio en la ciudad
de Zurich crecía poco a poco y llegó a
ser muy grande, tanto, que cuando llegó
un vendedor de indulgencias a la
ciudad, hizo que el gobierno de Zúrich
lo expulsara.
Zwinglio se convirtió era blanco de
ataques porque, según sus críticos,
estaba absorbiendo las ideas
reformadoras de Lutero. Más tarde el
propio Zwinglio dijo que había llegado
a las mismas conclusiones de Lutero,
no porque las hubiera copiado del
reformador alemán, sino por el estudio
de las Escrituras.
Para 1522, Zwinglio estaba listo para lanzar su reforma
en Zurich y el gobierno de la ciudad lo respaldaba. A
partir de ese año, con el apoyo del gobierno de la Zurich,
Zwinglio empezó a llevar a cabo una reforma en la
ciudad.

El reformador estaba determinado a realizar una


restauración del cristianismo en base a prácticas bíblicas.
En ese orden de ideas, nada que no
estuviese contemplado en la Biblia o que
hubiese sido impuesto por el catolicismo
debería ser tolerado dentro o fuera de la
iglesia de la ciudad.
Bajo el liderazgo de Zwinglio,
empezaron a suceder varios cambios
importantes en la ciudad. Por
ejemplo, se empezó a ofrecer la
comunión tanto a hombres como a
mujeres. Muchos sacerdotes y
monjas se casaron. Se estableció un
sistema educativo gratuito y general.
Finalmente, muchos laicos y clérigos
de Zúrich empezaron a propagar las
ideas de reforma en otros cantones
suizos.
LA REFORMA
EN EL REINO
ESCANDINAVO
El reino escandinavo que
comprendía en ese tiempo a
Dinamarca, Suecia y Noruega bajo
un mismo gobierno, recibió pronto
las enseñanzas de Lutero
favorecidas por el rey Cristián II.
Por un tiempo, la lucha política y la
guerra civil estorbaron el progreso
de la Reforma, pero al final los tres
países aceptaron las ideas luteranas.
LA
REFORMA
EN
DINAMARCA
Estudiantes de Wittenberg, Alemania, ayudaron a difundir las enseñanzas
reformadas cuando regresaron a casa desde el centro del luteranismo. Uno
de estos estudiantes, que tuvo una gran influencia en el pueblo de
Dinamarca, fue Hans Tausen.
Hijo de un campesino, quedó claro
desde el principio que Hans era muy
inteligente. Anhelando una educación
pero incapaz de permitirse tal lujo,
Hans entró en un claustro, donde
ganó el favor de su superior. Se vio
que este joven estaba lleno de
promesas y sería un gran activo para
la Iglesia Romana.
Los frailes decidieron brindarle una educación
de su elección en cualquiera de las
universidades de Alemania o los Países Bajos,
con una excepción: no debía ir a Wittenberg,
donde se temía que pudiera ser envenenado por
la "herejía".
Tausen fue a Colonia, uno de los bastiones de la Iglesia
romana, pero pronto se disgustó con el misticismo que se
practicaba allí. Casi al mismo tiempo, se topó con los
escritos de Martín Lutero y los leyó con asombro y
deleite. Anhelaba estudiar con el gran reformador y
discretamente se matriculó como estudiante en
Wittenberg.
Al regresar a Dinamarca, Tausen volvió a su claustro. Nadie sospechaba aún que se
había convertido al luteranismo, por lo que comenzó a compartir en voz baja lo que
había aprendido de la Biblia. Eventualmente, sin embargo, sus enseñanzas no pudieron
ocultarse. Cuando el fraile se enteró de lo que estaba haciendo Tausen, se llenó de ira y
de inmediato lo envió a otro monasterio donde Tausen fue preso en una celda
Pero los barrotes fuertes no pudieron
impedir que Tausen compartiera su fe.
Incluso ahí, compartió con sus
compañeros un conocimiento de la
verdad bíblica. Pensando en
deshacerse de este alborotador, los
superiores lo expulsaron del
monasterio, pero eso solo liberó al
reformador para difundir más la
verdad.
Se acababa de emitir un edicto real para proteger a los
seguidores de las doctrinas reformadas, y Tausen, junto
con otros, comenzó a predicar la verdad bíblica en las
iglesias de todo el país. El Nuevo Testamento, traducido
al idioma danés, circuló ampliamente y, en poco tiempo,
todo el país de Dinamarca declaró su aceptación de la fe
reformada.
LA
REFORMA
EN SUECIA.
La influencia de las enseñanzas de la
reforma de Wittenberg también se
sintió en el país escandinavo de
Suecia. Dos líderes de la Reforma
sueca, Olaf y Laurentius Petri, hijos de
un herrero, estudiaron con Lutero y
Melanchthon, y estos hermanos
estaban ansiosos por enseñar las
verdades que habían aprendido.
Olaf Petri Laurentius Petri
Olaf llegó a la gente a través de su celo y elocuencia, mientras que Laurentius, como
Melanchthon, era erudito, reflexivo y tranquilo. Ambos hermanos eran estudiosos de
la Biblia y ambos tenían un valor inquebrantable para promover la verdad.
Pronto, sin embargo, se sintió la oposición papal cuando los
sacerdotes católicos incitaron a la gente supersticiosa, y Olaf a
menudo era atacado por una turba enfurecida, a veces muy apenas
salvando su vida.
Afortunadamente, sin embargo, estos reformadores fueron
protegidos por el rey, que favorecía las enseñanzas protestantes, y
se permitió que los hermanos continuaran predicando.
"En presencia del monarca y de los hombres principales de Suecia,
Olaf Petri defendió con mucha habilidad las doctrinas de la fe
reformada, contra los campeones del romanismo. Manifestó que
las doctrinas de los padres de la iglesia no debían aceptarse sino
cuando concordasen con lo que dice la Sagrada Escritura, Él
declaró que “las doctrinas esenciales de la fe están expresadas en
la Biblia de un modo claro y sencillo, que todos pueden entender.”
Como resultado de la presentación de
Olaf a la corte real, el rey de Suecia
aceptó plenamente la fe protestante y,
poco tiempo después, la asamblea
nacional se pronunció a su favor. El
Nuevo Testamento ya había sido
traducido al idioma sueco por Olaf
Petri y, a petición del rey, tanto Olaf
como su hermano, Laurentius,
tradujeron la Biblia entera.
A los niños de las escuelas suecas se les
enseñaba a leer la Biblia “De un modo
constante y seguro, la luz bendita del
evangelio disipaba las tinieblas de la
superstición y de la ignorancia.”
LA
REFORMA
EN FRANCIA
En Francia, la Iglesia Católica Romana poseía más libertad que en
el resto de Europa. De ahí que hubiera menos demanda de
independencia eclesiástica de Roma. Sin embargo, un movimiento
religioso se levantó entre el pueblo francés, aun antes que en
Alemania, porque en 1512 Jacobo Lefevre escribió y predicó la
doctrina de la "justificación por la fe". De la corte y del pueblo
surgieron dos partidos. Los reyes que ascendieron, aunque
catolicorromanos nominales, se ponían indistintamente de parte de
uno y otro partido
No obstante, el protestantismo recibió casi un golpe mortal en la terrible matanza del Día de
San Bartolomé, el 24 de agosto de 1572, cuando asesinaron vilmente a casi todos sus líderes e
incontables millares de sus adeptos.
La fe reformada vivió frente a una terrible persecución y una minoría del pueblo francés ha
sido protestante. Aunque pequeño en número, el protestantismo francés ha ejercido gran
influencia.
Hugonotes fue el nombre que se les dio a
los protestantes franceses, especialmente
en los siglos XVI y XVII, muchos de los
cuales sufrieron una severa persecución
por su fe en su propio país.
El origen del
nombre Hugonote e
incierto
parece provenir de la palabra aignos, derivada del alemán Eidgenossen, que
solía describir a los patriotas de Ginebra hostiles al duque de Saboya. También
puede haber sido influenciado por el apellido Hugues, que hacía referencia a
un líder del movimiento de Ginebra llamado Besançon Hugues.

Después de 1517, el movimiento de la Reforma se extendió rápidamente en


Francia. Al igual que en otros territorios, los protestantes franceses pronto
sufrieron persecución y el primer mártir francés, Jean Vallière (1483-1523),
murió en la hoguera en París en 1523.
Las medidas estatales se redoblaron después del "Asunto de los carteles"
en 1534, cuando se encontraron letreros que atacaban la misa en las
paredes de todo París e incluso en la puerta de la habitación del rey
Francisco I (1494-1547).
A partir de entonces, muchos
protestantes franceses huyeron.
Muchos fueron a Estrasburgo donde
Martín Bucero (1491-1551) había
organizado una iglesia reformada.
Fue un teólogo alemán involucrado en
la Reforma protestante en Estrasburgo
y que influyó en las doctrinas y
prácticas luteranas, calvinistas y
anglicanas.
El más famoso de estos exiliados
hugonotes fue Juan Calvino (1509-1564),
quien se fue a Basilea en 1534. Se cree
que allí escribió su Institución de la
Religión Cristiana. En 1538 Calvino
visitó Estrasburgo por invitación de
Bucero y organizó allí a la comunidad
protestante de habla francesa.
Así comenzó un período de confusión y violencia en
Francia, conocido como las Guerras de Religión
(1562-1598). Un famoso incidente de este período fue
la Matanza del Día de San Bartolomé. En la noche del
24 al 25 de agosto de 1572, después de una reunión en
el que estuvieron presentes la reina madre Catalina de
Médicis (1519-1589), su hijo, el rey Carlos IX (1550-
1574), el Duque de Anjou (1555-1584) y los Guisa
ocurrió una masacre en que
Coligny (noble francés, político
y militar que lideró el partido
de los hugonotes protestantes
durante las Guerras de religión
de Francia.) y casi todos los
hugonotes líderes en París
fueron asesinados.
A pesar de todo, los hugonotes ya eran
muy numerosos. Se estima que antes
de la Matanza del día de San
Bartolomé ya representaban el 10% de
la población de Francia.
La masacre de París se repitió en toda Francia y los protestantes fueron asesinados por miles.
Los sobrevivientes resolvieron una resistencia desesperada y en 1573 se formó un partido
político hugonote. Al principio, los hugonotes esperaban que la corona de Francia pasara a un
hugonote. Cuando eso se hizo evidentemente imposible, empezaron a luchar por la plena
libertad religiosa y civil.
LA
REFORMA
EN PAÍSES
BAJOS.
Los Países Bajos, comprendiendo lo que ahora son los reinos de Holanda y
Bélgica, estuvieron al principio del período de la Reforma bajo el dominio de
España. Pronto recibieron las enseñanzas reformadas, pero los regentes españoles
los persiguieron con severidad.
En los Países Bajos la reforma era una demanda de libertad
política y religiosa, y la tiranía de España condujo al pueblo a
sublevarse. Después de una larga guerra y un increíble
sufrimiento, los Países Bajos, bajo la dirección de Guillermo
el Taciturno, al fin obtuvieron su independencia de España,
aunque no se reconoció hasta 1609, veinticinco años después
de la muerte de Guillermo.

Al norte, Holanda llegó a ser protestante, pero Bélgica


mantuvo su mayoría católica romana.
Guillermo de Orange, también conocido
como Guillermo el Silencioso) fue el
líder de la revuelta holandesa (la Guerra
de los Ochenta Años) en los Países
Bajos; primero con un papel político y
luego militar. Se encuentra entre las
figuras más destacadas de la historia
holandesa, considerada como el Padre de
la Patria, y de la historia europea del
siglo XVI.
Guillermo fue un stadtholder (administrador/mayordomo) del
rey Felipe II de España, que reinó de 1556 a 1598, y gobernó
los Países Bajos tras la abdicación de su padre, Carlos V,
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 1519 a
1556). Carlos V había introducido la Inquisición en los Países
Bajos para reprimir lo que consideraba las herejías de
la Reforma protestante, y Felipe II continuó su política pero
con mucha más determinación y severidad.
Primero nombró al cardenal Antonio
Perrenot de Granvela (1517-1586) para
que dirigiera la Inquisición y luego
entregó la tarea a Fernando Álvarez de
Toledo, III duque de Alba (1507-1582)
en 1567, cuyas persecuciones
provocaron la muerte de miles de
personas y la huida de Guillermo a su
ciudad natal, Dillenburg.
Guillermo organizó una
resistencia y regresó en 1568,
liderando las fuerzas
protestantes holandesas contra
las de la España católica hasta
su asesinato en 1584.
El liderazgo recayó entonces en
su hijo, Mauricio de Orange
(1567-1625), y luego en otro hijo,
Federico Enrique (1584-1647),
que impulsó el programa de su
padre hasta su muerte un año
antes del final de la Guerra de los
Ochenta Años y de la plena
independencia de Holanda.
LA
REFORMA
EN
INGLATERR
A
El movimiento de Reforma en Inglaterra pasó por
varias épocas de progreso y retroceso, por sus
relaciones políticas, por las diferentes actitudes de
los soberanos que se sucedían y por el espíritu
conservador de la naturaleza inglesa. Empezó en el
reino de Enrique VIII con un grupo de jóvenes
estudiantes de la literatura clásica y la Biblia.
Algunos de ellos, como Sir Tomás
Moro, se detuvieron en su progreso y
permanecieron católicos, mientras
que otros prosiguieron con valor la fe
protestante. Uno de los líderes de la
Reforma inglesa fue Guillermo
Tyndale, quien tradujo el Nuevo
Testamento a la lengua madre, la
primera versión en inglés después de
la invención de la imprenta.
Esta, más que cualquiera otra, ha modelado todas las traducciones desde entonces. En 1536,
Tyndale sufrió el martirio en Amberes. Otro líder fue Tomás Cranmer, arzobispo de
Canterbury.
Después de ayudar a hacer protestante a Inglaterra, se retractó bajo la romanista reina María
Tudor, con la esperanza de salvar su vida. Sin embargo, cuando lo condenaron a morir
quemado, revocó su retractación.
Vivió en Inglaterra un personaje llamado John Wycliffe, religioso y profesor ligado a
la Universidad de Oxford. No se limitó a atacar la situación de la Iglesia de Roma, a
la que criticaba por sus riquezas y la corrupción moral y sexual del clero, y a
oponerse a la eucaristía, sino que también era contrario al papado que entendía que la
Biblia sólo debía publicarse en latín.
Con el argumento de que
únicamente los miembros de la
Iglesia tenían la necesaria
preparación para interpretarla.
Según su criterio, todo el mundo
debería tener ocasión de conocer y
dar su propia interpretación a la
palabra de Dios sin necesidad de
intermediarios.
(A) BAJO
ENRIQUE
VIII
De Enrique VIII, la Reforma recibió ayuda y también estorbo. Este se separó de
Roma porque el papa no quería aprobar su divorcio de la reina Catalina de Aragón,
hermana del emperador Carlos V. Estableció una Iglesia Anglicana, con él mismo
como jefe, y mató tanto a romanistas como a protestantes que diferían de sus ideas
Es muy conocida la historia de
Enrique VIII y Ana Bolena, el
enamoramiento que llevó al rey a
solicitar la disolución de la unión
matrimonial con su primera
esposa, Catalina de Aragón, algo
que el papa se negó a conceder, lo
que provocó la ruptura con Roma
y el nacimiento de la Iglesia
anglicana.
Catalina de Aragón viajó a Inglaterra en
octubre de 1501, pero no para casarse con
Enrique, sino con su hermano mayor y
heredero al trono, Arturo Tudor. Sin
embargo, sólo unos meses después Arturo
contrajo una extraña enfermedad, conocida
como el «sudor inglés» y falleció en 1502.
Finalmente se acordó que Catalina
contrajese matrimonio con el nuevo
heredero y príncipe de Gales, Enrique.
Enrique VIII, que cada vez odiaba
más a su esposa por no darle un
heredero varón, se enamoró de Ana
Bolena. A partir de entonces, el
monarca se volcó en conseguir la
anulación de su matrimonio con
Catalina. Este empeño terminó
provocando el cisma con la Iglesia
de Roma.
Cuando Enrique VIII decidió divorciarse de Catalina
para casarse con Ana Bolena, puso el asunto en
manos del cardenal Wolsey, que debía encargarse de
conseguir el beneplácito del papa. Wolsey utilizó
como argumento un precepto del Levítico que
prohíbe a un hombre casarse con la viuda de su
hermano. Por su parte, Catalina se opuso alegando
que su matrimonio con Arturo no se llegó a
consumar.
Las reticencias del papa a conceder la nulidad del
matrimonio llevaron a Wolsey a convocar un consejo, al
que asistió como legado del papa el cardenal Campeggio.
Enrique y Catalina mantuvieron sus posturas.

El rey presentó varios testigos para tratar de probar que


había habido consumación, que declararon que al día
siguiente de la boda oyeron decir a Arturo al salir de la
estancia conyugal que «había pasado toda la noche en
España».
El papa se negó a conceder la
nulidad y Enrique VIII puso el
asunto en manos de Thomas
Cromwell (principal asesor de
Enrique VIII tras la caída en
desgracia del cardenal Wolsey por
su incapacidad de convencer al
papa) y Thomas Cramner (confesor
de Ana Bolena y, posteriormente,
arzobispo de Canterbury).
Ambos fueron decisivos a la hora de convencer a Enrique VIII
para romper con la Iglesia de Roma para de esta forma, y ya
como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, poder casarse con Ana
Bolena.

Es posible que el rey sólo pensase en sus intereses, pero sus


asesores tenían algo más en mente: apartar a Inglaterra
definitivamente de la disciplina de Roma y aplicar las doctrinas
de Wycliffe y Tyndale (de la que ambos eran seguidores), como
Lutero había hecho en el continente.
El monarca aceptó la propuesta y proclamó que Inglaterra no estaba sometida a los
mandatos de la Iglesia de Roma, declarándose a sí mismo cabeza de la Iglesia de
Inglaterra. Cuando la ruptura entre la Iglesia anglicana y Roma se consumó, el nuevo
arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, otorgó validez a la unión del rey con Ana
Bolena.
(B) BAJO
EDUARDO VI
Eduardo VI fue rey de Inglaterra entre 1547 y 1553. Sucesor de su padre, Enrique
VIII (que reinó de 1509 a 1547), tenía apenas nueve años cuando asumió el trono,
por lo que el reino fue gobernado por un consejo de nobles, entre los que destacaba
su tío materno, Edward Seymour (hacia 1500-1552), hasta que fue sustituido por
John Dudley, conde de Northumberland (1504-1553).
Durante el reinado de Eduardo
continuaron las reformas religiosas
protestantes a medida que la Iglesia
de Inglaterra se alejaba de las
tradiciones de la Iglesia católica
dirigida por el papa.
El reinado de Eduardo fue breve, ya
que murió de tuberculosis con solo
15 años.
Las reformas continuaron a buen ritmo y el término
«protestantismo» se generalizó por primera vez. Se eliminaron
de las iglesias la iconografía, los murales y los vitrales, y las
misas se comenzaron a celebrar en inglés, no en latín. Los
altares católicos se sustituyeron por mesas de comunión y los
sacerdotes ahora podían casarse.
Bajo Eduardo VI, solo un joven que reinó poco tiempo, la
causa de la Reforma progresó mucho. Dirigida por Cranmer y
otros, se estableció la Iglesia de Inglaterra, y el Libro de
Oración Común compiló su rica y rítmica forma de lenguaje.
(C) BAJO LA
REINA
MARÍA I.
La reina María Tudor, quien sucedió a Eduardo VI, era una fanática
romanista y emprendió la tarea de llevar otra vez a sus súbditos a la iglesia
antigua mediante la persecución. Reinó solamente cinco años, pero en ese
tiempo más de trescientos protestantes sufrieron martirio.
Fue la primera reina de Inglaterra, anterior a Isabel I. Recibió el
triste apodo de “María la Sanguinaria” por la persecución
generalizada en contra de los protestantes durante su reinado.
Lideró un fracasado y penoso intento de restaurar el
catolicismo romano en Inglaterra que la convirtió en una figura
poco apreciada entre su pueblo. Bienvenidos a este resumen de
la vida de María I de Inglaterra (1516-1558).
María nació el 18 de febrero de 1516 en Greenwich,
una pequeña población cerca de Londres, Inglaterra.
Hija del rey Enrique VIII (1491-1547) y de la princesa
española Catalina de Aragón (1485-1536), la pequeña
María se convirtió en un instrumento en la amarga
rivalidad de Inglaterra con las naciones más poderosas.
Por el mismo tiempo otro temor rondaba la mente de María. Ella tenía 37 años
en el momento de su ascensión. Sabía que, si no tenía hijos, el trono pasaría a
su media hermana protestante, Elizabeth (1533-1603). Necesitaba un heredero
católico para evitar la reversión de sus reformas. Para lograr este objetivo, una
unión con una potencia católica sería ideal.
María se casó con Felipe, restauró el credo católico y revivió
las leyes contra la herejía, Felipe era español, l hijo del
emperador Carlos V y 11 años menor que ella, con el objetivo
de obtener la alianza que le permitiera imponer de nuevo el
catolicismo en Inglaterra.
A partir de entonces se desató el caos. Durante tres años, los
cuerpos de quienes se oponían a la reina colgaron de las horcas,
y los protestantes fueron ejecutados implacablemente, unos 300
fueron quemados en la hoguera.
Para la reina, la quema de protestantes
no era una política sino un deber. En
consecuencia, ignoró todas las pruebas
que indicaban que no estaban teniendo
el efecto deseado. La reacción del
pueblo a las primeras hogueras
públicas no fue el esperado. En lugar
de ser intimidados y retractarse, los
condenados generalmente morían con
valor.
Debido a la impopularidad de las quemas, después de un
tiempo, las autoridades comenzaron a buscar otros medios de
coerción menos dramáticos como el encarcelamiento, las
multas y el exilio.

María murió el 17 de noviembre de 1558 en el palacio de St.


James en Londres. Las esperanzas de María de una Inglaterra
católica fueron enterradas con ella, pues Isabel dirigiría a la
nación por el rumbo definitivo del protestantismo.
(D) BAJO LA
REINA
ISABEL I.
Con el ascenso de Isabel I, la más apta de todos los soberanos de Inglaterra, las
prisiones se abrieron, los exilios se revocaron, la Biblia se honró de nuevo en el púlpito
y en el hogar, y durante su largo reinado, que se le ha dado el nombre de "la época de
Isabel", la época más gloriosa de la historia inglesa, la Iglesia de Inglaterra se
estableció de nuevo y tomó la forma en que ha continuado hasta hoy.
Isabel I es una de las monarcas
más famosas de la historia, su
legado fue mucho más allá de
afirmar a Inglaterra como una
potencia, ella condujo a su nación
por la senda del protestantismo de
forma definitiva.
A pesar de que durante este tiempo Elizabeth profesó ser católica y leal a
María, muchos protestantes y católicos asumieron que su profesión de fe
y lealtad eran falsas, algo que nunca se supo, ya que sus posiciones
religiosas privadas siempre fueron un misterio.

La reina comenzó de inmediato a formar su gobierno. Redujo el tamaño


del Consejo Privado, en parte para purgar a algunos de sus miembros
católicos y en parte para hacerlo más eficiente; comenzó una
reestructuración de la casa real, equilibró cuidadosamente la necesidad de
continuidad administrativa y judicial con el deseo de cambio, y reunió a
su alrededor a asesores experimentados y confiables.
LA
REFORMA
EN ESCOCIA.
Al principio la Reforma tuvo un progreso muy lento en Escocia, donde la iglesia y el
estado los gobernaban la férrea mano del cardenal Beaton y la reina regenta, María de
Guise, madre de la reina María de Escocia. Al cardenal lo asesinaron, la reina regenta
murió y pronto Juan Knox, en 1559, asumió la dirección del movimiento reformador.
Mediante sus ideas radicales e inflexibles, su firme
determinación e irresistible energía, aun en contra del
ingenio y la atracción de su romanista soberana, reina
María de los escoceses, pudo barrer todo vestigio de la
antigua religión y llevar la Reforma mucho más adelante
que la de Inglaterra. La Iglesia Presbiteriana, según
planeó Juan Knox, llegó a ser la iglesia oficial de Escocia.
LOS
PRONCIPIOS
DE LA
RELIGION
REFORMAD
A principios del siglo dieciséis, la única iglesia en Europa occidental
era la Iglesia Católica Romana, evidentemente segura de la lealtad
de todo reino. Antes de finalizar ese siglo, cada país del norte de
Europa al oeste de Rusia se había separado de Roma y había
establecido su propia iglesia nacional.

Aunque en los países del norte de Europa había diferencias en


doctrinas y organización debido a la Reforma, sin embargo, no es
difícil encontrar la plataforma común de todas las iglesias
protestantes. Los principios de la Reforma pueden considerarse
cinco.
• Religión Bíblica.
El primer gran principio es que la verdadera religión se
funda en las Escrituras. Los catolicorromanos habían
sustituido la autoridad de la Biblia con la autoridad de la
iglesia.
Enseñaban que la iglesia era infalible y que la autoridad
de la Biblia se debía a que la iglesia la autorizaba.

Prohibían las Escrituras a los laicos y se oponían


decididamente a toda traducción que se hiciera en el
lenguaje usado por el pueblo común.
Los reformadores declaraban que la Biblia contenía las reglas de la
fe y práctica, y que no debía aceptarse ninguna doctrina a menos que
la Biblia la enseñase. La Reforma trajo de nuevo la Biblia perdida al
pueblo y colocó sus enseñanzas sobre el trono de la autoridad.

Es por medio de los reformadores, y sobre todo en los países


protestantes, que la Biblia ahora circula por millones de copias todos
los años.
2-Religión Racional.
Otro principio establecido por la Reforma fue que
la religión debía ser racional e inteligente. El
romanismo había introducido doctrinas
irracionales en el credo de la iglesia, como la
transubstanciación; pretensiones absurdas como
las indulgencias papales en su disciplina;
costumbres supersticiosas como la adoración de
imágenes en su ritual.
Los reformadores, aunque subordinando debidamente la razón a la
revelación, reconocían la primera como un don divino y demandaron
un credo, una disciplina y una adoración que no violase la naturaleza
racional del hombre.
3-Religión Personal.
Una tercera gran verdad a la que se le
dio énfasis en la Reforma fue la de la
religión personal. Bajo el sistema
romano existía una puerta cerrada
entre el adorador y Dios, y para esa
puerta el sacerdote tenía la única
llave.
El pecador arrepentido no confesaba sus pecados a
Dios, sino al sacerdote. No obtenía perdón de Dios,
sino del sacerdote, quien únicamente podía pronunciar
la absolución. El adorador no oraba a Dios el Padre por
medio de Cristo el Hijo, sino por medio de un santo
patrón que se suponía intercedía por él ante un Dios
demasiado elevado para que un hombre se allegase a él
en esta vida terrena.
En efecto, se consideraba a Dios como un ser poco amigable que debía
aplacarse y apaciguarse mediante la vida ascética de mujeres y hombres
santos, cuyas oraciones eran las únicas que podían salvar a los hombres de
la ira de Dios.
Los de mentes piadosas no podían ir a la Biblia en
busca de dirección, sino tenían que recibir sus
enseñanzas indirectamente según las interpretaban los
concilios y cánones de la iglesia.
Los reformadores acabaron con todas esas barreras.
Dirigían al adorador hacia Dios como el objeto directo
de oración, el dador in-mediato del perdón y gracia.
Llevaban a cada alma a la presencia de Dios y a la
comunión con Cristo.
4-Religión Espiritual.

Los reformadores también insistían en


una religión espiritual, diferente a una
religión formalista. Los catolicorromanos
habían sobrecargado la sencillez del
evangelio con múltiples formas y
ceremonias que oscurecían por completo
su vida y espíritu.
La religión consistía en servicios externos rendidos
bajo la dirección sacerdotal y no en la actitud del
corazón hacia Dios. Sin duda, hubo muchas personas
sinceras y espirituales en la Iglesia Católica Romana,
hombres como Bernardo de Claraval, Francisco de Asís
y Tomás de Kempis que vivían en íntima comunión con
Dios.
Pero en la iglesia en general, la religión era de letra y no
de espíritu. Los reformadores enfatizaban más las
características internas de la religión, que las externas.
Pusieron de manifiesto la antigua doctrina como una
experiencia vital, "la salvación por la fe en Cristo y
únicamente por la fe".

Proclamaron que la justificación no es por formas y


observancias externas, sino por la vida interna, "la vida de
Dios en el alma de los hombres".
5-Religión Nacional.
El último de estos principios en la obra
práctica de la Reforma fue el de una
iglesia nacional, diferente a una mundial.
El propósito del papado y del sacerdocio
fue subordinar el estado a la iglesia, y
hacer que el papa ejerciera autoridad
suprema sobre todas las naciones.
Dondequiera que el protestantismo triunfaba surgía
una iglesia nacional, gobernada por sí misma e
independiente de Roma. Estas iglesias nacionales
asumían diferentes formas: episcopal en Inglaterra,
presbiteriana en Escocia, algo mixtas en los países
del norte.

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