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DESCARTES

1.- Un nuevo tipo de saber centrado en el hombre y en la


razón.

- Rene Descartes nació en La Haye (Turena) el 31 de marzo de 1596.


- Comenzó sus estudios en el célebre colegio de los jesuitas de La Fléche en Anjou.
- Continuó sus estudios en la Universidad de Poitiers, donde obtuvo el bachillerato
y la licenciatura en Derecho.
- En 1618 se alistó en el ejército de Mauricio de Nassau.
- Entre el 10 y el 11 de noviembre de 1619 tuvo sus famosas revelaciones sobre los
fundamentos de una “ciencia admirable”.
- Más tarde se estableció en Holanda, donde se dedicó a elaborar un tratado de
metafísica, que abandonó para dedicarse a su gran obra física (Tratado de Física).
- Desde 1633 a 1637 se dedicó a elaborar su famoso Discurso del Método. A
continuación escribió tres ensayos científicos: La Dióptrica, Los Meteoros y La
Geometría.
- Reemprendió a continuación su Tratado de Metafísica, en forma de meditaciones
metafísicas, la cuales se publicaron en 1641.
- Aceptó en 1649 una invitación de la reina Cristina de Suecia para trasladarse a
Estocolmo. La mañana del 2 de febrero de 1650, tras visitar a la reina, al salir de
palacio cayó en enfermo de pulmonía, muriendo una semana después.
2. La experiencia del hundimiento de
la cultura de la época.
2.1.- Críticas a la filosofía y a la lógica.

• Tras terminar sus estudios, Descartes mencionó el estado de incertidumbre


profunda en el que los mismos le sumergieron:
• Respecto de la filosofía, destacó que tal disciplina no puede ufanarse de
“nada que no se discuta y que por ello no sea dudoso”.
• De la lógica, afirma que se limita a servir de ayuda para exponer la verdad,
pero no para conquistarla.
• En una época en la que se desarrollaban nuevas perspectivas científicas,
Descartes advierte la falta de un método.
2.2. Críticas a la matemática.

• Descartes señala que tanto la aritmética como la geometría hacen referencia a


materias muy abstractas y de ninguna utilidad.
• De ahí surge su propósito de crear una “matemática universal” que pueda servir
de modelo a los demás saberes.
• Es necesario demostrar que las diferencias entre aritmética y geometría no son
relevantes. De este modo, convertirá los problemas geométricos en algebraicos
a través de la geometría analítica
2.3.El fundamento del saber

• Las nuevas conquistas científicas darán como resultado el derrumbamiento de la


filosofía y de la metafísica tradicionales, dando como resultado un nuevo
método.
• Es necesario diseñar una nueva filosofía que justifique la confianza en la razón.
• Es urgente poner en claro el fundamento que permita un nuevo tipo de
conocimiento de la totalidad de lo real.
3. Las reglas del método.
3.1. Definición y número de reglas:

• Descartes quiere ofrecer reglas fáciles y ciertas que impidan tomar lo falso por
verdadero y que conduzcan al conocimiento verdadero. En el Discurso del
Método, reducirá las reglas a cuatro.

• Del mismo modo que una nación se regulará mejor cuanto menos reglas hayan
de observar sus habitantes siempre que se observen con rigor, así bastarán para
la ciencia cuatro reglas, si se respetan con firmeza y de manera constante.
3.2. Primera regla: la evidencia:

• Se trata del principio fundacional de la nueva filosofía, donde todo debe converger
hacia la claridad y la distinción. El acto intelectual mediante el cual se logra esta
evidencia es el acto intuitivo o la intuición.

• Es la idea presente ante la mente y de la mente abierta a la idea sin mediación


alguna.
3.3. Segunda regla: el análisis:

• Consiste en “dividir todo problema que se someta a estudio en tantas partes


menores como sea posible y necesario para resolverlo mejor”.

• La simplicidad que se logra de la descomposición de lo complejo en partes


elementales será necesaria para la intuición.

• Este es el camino que permite huir de generalizaciones presuntuosas.


3.4. Tercera regla: la síntesis:

• Es preciso recomponer los elementos en que la realidad compleja ha sido


dividida por medio de una síntesis que debe partir de elementos absolutos y
proceder hacia los elementos relativos dando lugar a una cadena de argumentos
que iluminen los nexos del conjunto.

• Para la deducción es necesario un proceso desde lo simple hasta lo complejo.


3.5. Cuarta regla: enumeración y revisión:

• La enumeración controla si el análisis es completo, mientras que la revisión se


asegura de la corrección de la síntesis.
3.6. Las reglas del método como modelo del saber:

• Estas reglas simples constituyen el modelo del saber, porque la claridad y la


distinción evitan los posibles equívocos o las generalizaciones apresuradas.

• Simplicidad e intuición sustituyen con Descartes a la universidad y a la


abstracción de los escolásticos.
4. La duda metódica y la primera
certeza: el cogito.
4.1. El carácter provisional de la duda:

• Una vez establecidas las reglas, es necesario justificarlas mostrando su universalidad y


su fecundidad.

• Si la aplicación de estas reglas nos permite llegar a alguna verdad clara y distinta, tal
verdad se convertirá en el fundamento del saber.

• Habrá que observar una condición: no es lícito aceptar como verdadera una
afirmación sobre la que sea posible la duda.

• Para llegar a esto, bastará con examinar aquellos principios sobre los cuales se
fundamenta el saber tradicional:
• Gran parte del saber tradicional se fundamenta sobre la experiencia sensible.
¿Cómo es posible considerar como cierto e indudable un saber que se origina en
los sentidos, al revelarse estos a menudo como engañadores?

• También una parte relevante de dicho saber se fundamenta en la razón y en su


poder discursivo, el cual tampoco está exento de oscuridad e incertidumbre.

• El saber matemático parece indudable, porque es válido tanto en el estado de


vigilia como en el estado de sueño. No obstante, ¿quién me impediría pensar
que existe un “genio maligno” que me lleva a considerar como evidentes cosas
que no lo son?
4.2. El cogito como verdad absoluta:
• Después de haberlo puesto todo en duda, surge la primera
verdad indudable, clara y distinta: “pienso, luego soy”. Esta
verdad es tan sólida que aún suponiendo que exista un genio
maligno que me engaña, es preciso que yo exista para ser
engañado.

• El pensamiento comprende todo lo que en nosotros está hecho


de forma que nos permite ser inmediatamente conscientes de
ello.

• Pensamiento son todas las operaciones de la voluntad, del


intelecto, de la imaginación y de los sentidos son
pensamientos.
4.3. El cogito es una intuición, no una deducción.

• La proposición “pienso, luego soy” no es un razonamiento, sino


una intuición.

• Se trata de un acto intuitivo gracias al cual percibo mi


existencia en tanto que pensante.

• Nuestra existencia es una res cogitans, una realidad pensante.


4.4. La filosofía como doctrina del conocimiento:

• La claridad y la distinción se encuentran fundamentadas en la


certeza de que nuestro “yo” como realidad pensante se
presenta con los rasgos de la claridad y la distinción. A partir
de ahí, sólo se podrá admitir otra verdad en el caso de que
muestre los rasgos de la claridad y la distinción.

• La filosofía deja de ser la ciencia del ser para convertirse en la


ciencia del conocimiento: claridad y la distinción son la única
garantía de la certeza.
4.5. El sujeto humano como centro del saber:

• El banco de pruebas del nuevo saber filosófico y científico es el

sujeto humano, la conciencia racional.


4.6. La recta razón humana:
• El cogito se convierte en la verdad que, una vez adquirida, sirve
de fundamento a las reglas del método. Todas las demás
verdades sólo podrán admitirse en la medida en que se ajusten
o se aproximen a tal evidencia.
• El método nos conduce a la recta razón, que consiste en la
“facultad de juzgar correctamente y distinguir lo verdadero de
lo falso”. Tal facultad ses igual en todos los hombres.
• Si la razón es una res cogitans, entonces el saber tendrá que
fundarse sobre ella; habrá que imitar su claridad y su
distinción.
5. La existencia y la función de
Dios.
5.1. La relación entre nuestras ideas y la realidad objetiva:

• La primera certeza fundamental que se consigue a través de la


aplicación de las reglas del método es la conciencia de sí
mismo como ser pensante.

• Mi existencia es la existencia de un “yo” que tiene posee ideas.


Estas ideas, como presencias reales ante la conciencia,
¿poseen un carácter objetivo?
5.2. Clasificación de las ideas:
• Descartes dividirá las ideas en tres clases:
• Ideas innatas, las que encuentro en mí, nacidas junto con mi
conciencia.
• Ideas adventicias, que me llegan desde fuera y se refieren a
cosas por completo distintas de mí.
• Ideas facticias o construidas por mí mismo. Tales ideas no poseen
evidencia perfecta.
• El problema hace referencia a la objetividad de las ideas innatas y
adventicias. ¿Qué me garantiza su objetividad?
• ¿Quién me garantiza que mi actividad pensante sigue siendo válida
cuando sus resultados pasan desde la percepción en acto al reino de
la memoria?
5.3. La idea innata de Dios:
• Entre las muchas ideas que posee la conciencia, Descartes destaca
la idea innata de Dios. Tal idea, que está en mí, pero no procede de
mí, sólo puede tener como causa adecuada a un ser infinito, es
decir, a Dios.

• Si la idea de un ser infinito que está en mí, también procediese de


mí, ¿no me habría producido yo mismo perfecto y no, por el
contrario, imperfecto? Obviamente, al tener la idea de un ser
perfecto, me habría concedido todas las perfecciones que
encuentro en la idea de Dios.

• Descartes formula también el argumento ontológico: la existencia


es parte integrante de la esencia, por lo cual no es posible tener la
idea (esencia) de Dios sin admitir al mismo tiempo su existencia.
5.4. Dios como garantía de la verdad del conocimiento:

• Descartes tropieza con una idea que está en nosotros pero no


procede de nosotros y que nos penetra profundamente.

• Dios aparece como la garantía última de la ciencia, al


garantizarnos que nuestras facultades se hallan en condiciones
de realizar tal empresa.

• Sólo para el ateo la duda no ha sido vencida de manera


definitiva, pues siempre puede pensar que se engaña al no
reconocer que sus facultades han sido creadas por Dios, suma
bondad y verdad.
5.5. Las verdades eternas:

• Dios también garantiza plenamente todas aquellas verdades


claras y distintas que el hombre está en condiciones de
alcanzar. Se trata de aquellas verdades eternas que
constituyen el esqueleto de nuestro saber.
5.6. El error:
• Si bien es cierto que Dios es veraz y no engaña, también es
cierto que el hombre yerra.

• Las facultades del hombre funcionan bien, pero éste no


siempre hace buen uso de ellas. El error tiene lugar en el juicio,
pues en el juicio intervienen tanto el intelecto como la
voluntad.

• El error surge de la inadecuada presión de la voluntad sobre el


intelecto. Es el mal uso del libre albedrío humano la causa de la
privación que constituye el error.
6. EL MUNDO ES UNA
MÁQUINA.
6.1. La extensión:
• En nosotros se da una facultad diferente del intelecto: la
facultad de imaginar y de sentir.

• La imaginación nos representa entidades corpóreas, por lo cual


“me inclino a pensar que se encuentra íntimamente ligada al
cuerpo o que depende de él”. Si esta inclinación nos engañase,
habría que concluir que Dios, que nos ha creado, no es veraz.

• Si las facultades imaginativas y sensibles atestiguan la


existencia del mundo corpóreo, no hay razón alguna para
poderlo en discusión.
6.2. La extensión, propiedad esencial:

• La única propiedad esencial que se puede predicar del mundo


material es la extensión, porque sólo éste puede concebirse de
un modo claro y con total distinción de las demás propiedades.

• Todas las demás propiedades, como el color, el sabor, el sonido,


etc., son consideradas por Descartes como “secundarias”.

• Descartes divide la realidad en dos vertientes: la res cogitans,


en lo que concierne al mundo espiritual, y la res extensa, en lo
que concierne al mundo material.
6.3. La materia y el movimiento:

• Los elementos esenciales que sirven para explicar el mundo


físico son la materia y el movimiento. El vacío es inconcebible.

• Dios insufló en el mundo el movimiento cuando lo creó y


permanece constante porque no aumenta ni disminuye.
6.4. Los principios fundamentales que rigen el universo:

• Las leyes fundamentales que rigen el mundo son el principio de


conservación y el principio de inercia.

• A estos dos principios se agrega una nuevo, según el cual cada


cosa tiende a moverse en línea recta. El movimiento rectilíneo
es el movimiento originario.
6.5. El mecanismo del mundo y de los organismos:

• Tanto el cuerpo humano como los organismos animales son


máquinas y funcionan de acuerdo con principios mecánicos.

• Lo que llamamos vida se reduce a elementos muy sutiles y muy


puros, que llevados desde el corazón hasta el cerebro por
medio de la sangre se difunden por todo el cuerpo.
7. Alma y cuerpo.
7.1. El hombre como unión de la res cogitans y la res
extensa:
• Lo que diferencia al hombre del resto de los seres vivos es que
en él se encuentran a la vez dos sustancias radicalmente
distintas entre sí, la res cogitans y la res extensa.

• El alma es una realidad inextensa, mientras que el cuerpo es


extenso. La experiencia nos da testimonio de una constante
interferencia entre ambas vertientes. Ambas sustancias se
comunican a través de la glándula pineal.

• El alma puede vencer las emociones. Para ello, son


importantes dos sentimientos, la tristeza y la alegría: aquélla
nos muestra las cosas de las que hay que huir, mientras que la
segunda nos indica las cosas que se deben cultivar.
La moral provisional.
8.1. Primera regla:

“Obedecer las leyes y las costumbres de mi país, observando de


modo constante la religión (…) y ajustándome en todas las demás
cosas a las opiniones más moderadas y más alejadas de todo
exceso”.
8.2. Segunda regla:

“Perseverar en mis acciones con la mayor firmeza y resolución


que pudiese, y seguir las opiniones más dudosas, una vez que me
hubiese determinado a ello, con la misma constancia que
emplearía en el caso de que se tratase de opiniones
segurísimas”.
8.3. Tercera regla:

“Esforzarse siempre por vencerme más a mí mismo que a la

suerte, y por cambiar mis deseos más bien que el orden del

mundo”.
8.4. Cuarta regla:

“Emplear toda mi vida en el cultivo de mi razón y avanzar lo más

posible en el conocimiento de lo verdadero, siguiendo el método

que me había prescrito”.


8.5. La razón y lo verdadero como fundamento de la
moral:

• Este conjunto de elementos pone en evidencia cuál es la


dirección de la ética cartesiana: una lenta y laboriosa sumisión
de la voluntad a la razón. Al identificar la virtud con la razón,
Descartes se propone facilitar le hegemonía de la razón sobre
la voluntad y las pasiones.
• Ajustarse a la verdad no es en el fondo otra cosa que ajustarse
a uno mismo, con la máxima unidad interior y con un pleno
respeto a la realidad objetiva.

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