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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA CENTROAMERICANA

FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS HUMANIDADES


CURSO: Filosofía General Documentos complementarios

TEMA 5.1 EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO ENTRE EMPIRISTAS Y


RACIONALISTAS.

Objetivo: Analizar los diferentes problemas del conocimiento en el periodo moderno, a


través de un abordaje temático, para comprender las posturas polarizadas entre racionalistas
y empiristas respecto del origen del conocimiento.

Contenido
El racionalismo en la época moderna
Renato Descartes
Las reglas del método
La duda metódica: Cogito ergo suum
G. W. F. Leibniz.
Verdades de hecho y verdades de razón.

El empirismo en la época moderna


John Locke.
David Hume.

Diferencias entre empiristas y racionalistas

1. EL RACIONALISMO EN LA ÉPOCA MODERNA

El racionalismo, es la “actitud de quien se confía a los procedimientos de la razón para la


determinación de creencias o técnicas en un campo determinado” (Abbagnano 1974:954).
En general, es cualquier doctrina filosófica que apele a la razón. Pero esta concepción resulta
bastante amplia con lo cual puede englobar doctrinas distintas haciendo imposible una
caracterización particular.
En la historia de la filosofía fue Hegel el primero que empleó el término para referirse a la
orientación iniciada por Descartes, pasando por Spinoza y Leibniz, oponiéndola a la corriente
de pensamiento encabezada por John Locke. Según Hessen, “el racionalismo es la posición
epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón la fuente principal del conocimiento
humano” (1979:50).

Principales representantes del racionalismo.


Renato Descartes (Francia. 1596-1650). Es el filósofo más importante de los racionalistas.
Baruch (o Benito) Espinoza (Holanda.1632-1677)
G.W.F. Leibniz (Alemania. 1646-1716)
Nicolás Malebranche (Francia. 1638-1715)
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1.1 Renato Descartes (1596-1650).

El método y las reglas del método. La definición de lo que Renato Descartes entiende por
método la podemos encontrar en la Regla IV de su obra Reglas para la dirección del espíritu
(Regulae ad directionem ingenii).

“Así pues, entiendo por método reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que las
observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero, y, no empleando
inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su
ciencia, llegará al conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz.”
(Descartes 1989:79).

Con la propuesta del método, Descartes procura la prevención del error, pues según él, el
buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada uno piensa estar tan bien
provisto de ella que incluso aquellos que son los más difíciles de contentar en cualquier otra
cosa no tienen en esto costumbre de desear más del que tienen. En lo cual no es verosímil
que todos se engañen; más bien esto testimonia que la facultad de juzgar bien y de distinguir
lo verdadero de lo falso—que es propiamente lo que se nombra buen sentido o razón, es
naturalmente igual en todos los hombres; […]. Porque no es bastante tener buena la mente,
sino que lo principal es aplicarla bien (Discurso del Método).

REGLAS DEL MÉTODO. (Resumen a partir de Montemayor, 2000)


También proporciona un conjunto de reglas. En principio eran veintiuna y luego las redujo a
cuatro, las cuales fueron enunciadas en el libro El discurso del método.

Regla de evidencia
«No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era: es
decir, evitar con todo cuidado la precipitación y la prevención, y no comprender en mis
juicios nada más que lo que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviese
ocasión alguna para ponerlo en duda»

Descartes no acepta como verdadero sino lo que es evidente. Pero ¿Qué es evidente? La
evidencia se produce sólo en la intuición, es decir, en un acto puramente racional por el que
nuestra mente capta o "ve" de modo inmediato y simple una idea. La intuición es la captación
intelectual inmediata de una idea. Inmediato implica que no hay una cadena deductiva de por
medio y, por otra parte, que no hay mezcla con nada sensible (no median los sentidos o la
experiencia para captar esa idea). Si lo que es evidente es lo que es intuido, ¿Qué es lo que
la mente intuye? La mente intuye ideas claras (cuando podemos advertir todos sus elementos
sin la menor duda) y distintas (que no podamos confundirla con ninguna otra idea).
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La intuición intelectual se caracteriza por ser indudable y por qué excluye el error. Entre lo
absolutamente falso y lo absolutamente verdadero no hay término medio. Algo es verdadero
o falso. Descartes excluye los conocimientos que son únicamente probables. La certeza,
como propiedad fundamental del saber, exige la desestimación absoluta de lo probable. Lo
que no es claro y distinto (evidente) es confuso y oscuro debiendo ser rechazado como posible
fuente de conocimiento.

La segunda regla del método: Análisis.


«Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y
como requiriese para resolverlas mejor»
Toda dificultad, todo problema, está integrado por partes simples, por componentes que es
necesario identificar, separar, para entender mejor en qué consiste cada uno de esos
componentes.
Es una reducción de lo complejo a lo simple, siempre que el problema o dificultad admita la
reducción. En todo caso, todo problema contiene partes interrelacionadas que una vez
sometidas al análisis pueden ser comprendidas.

La tercera regla del método: Síntesis.


«El tercero, en conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más
simples y fáciles de conocer para ascender poco a poco, como por grados, hasta el
conocimiento de los más compuestos, suponiendo incluso un orden entre los que se preceden
naturalmente unos a otros".
Una vez que hemos llegado a los elementos simples de un problema hay que reconstruirlo en
toda su complejidad, deduciendo todas las ideas y consecuencias que se derivan de aquellos
principios primeros absolutamente ciertos. La síntesis es un proceso ordenado de deducción,
en el que unas ideas se encadenan a otras necesariamente.

La cuarta regla del método: Comprobación


«Y el último, en realizar en todo unos recuentos tan completos y unas revisiones tan generales
que pudiese estar seguro de no omitir nada».
Se trata de revisar, enumerando, cotejando, revisando, aquella reconstrucción conceptual
para asegurarnos de no haber obviado ninguno de los componentes del problema. La
comprobación intenta abarcar de un solo golpe y de manera intuitiva el problema o dificultad
que se está estudiando. Se parte de la intuición y a ella se vuelve.

Tipos de ideas
Para Descartes existen tres tipos de ideas: innatas, adventicias y facticias. El problema de
Descartes es encontrar cual es el conocimiento cierto, cuál es el criterio que nos puede servir
de fundamento último para decidir sobre el conocimiento verdadero, indubitable.

¿Cómo se adquiere un conocimiento cierto acerca de las cosas del mundo? Al afirmar
que existen diferentes tipos de ideas, Descartes está reconociendo una gradación en el
conocimiento y, paralelamente, reconoce el papel de los sentidos. Estos no proporcionan
auténtico conocimiento, aunque sea por medio de ellos que recibimos la información de que
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hay cosas fuera de nosotros. Puede verse y tocarse algo, pero eso no es conocimiento
propiamente dicho, pues falta la intervención de la razón o el entendimiento para analizar lo
que sea el objeto.

En las Meditaciones metafísicas Descartes introduce el ejemplo del trozo de cera para
distinguir entre el conocimiento imperfecto de los sentidos y el conocimiento obtenido con
la intervención operativa de la razón.
“¿Qué es este trozo de cera que sólo entendimiento o el espíritu puede comprender?
Es el mismo que veo, toco, imagino, es el mismo que creí que era en un principio.
Observemos que mi percepción no es una visión ni un contacto ni una imaginación,
ni lo ha sido nunca, aunque lo pareciera; es una inspección del espíritu, imperfecta y
confusa antes, clara y distinta ahora, porque la atención se ha fijado detenidamente en
el objeto y en los elementos de que compone” (Descartes, 1977:62, meditación
tercera).

La duda metódica y el primer principio: cogito, ergo sum


Descartes aplica la duda metódica para buscar un principio, un punto de partida cierto, que
le permita formar conocimientos indudables. Para ello le resulta necesario eliminar aquello
que sea susceptible de ponerse en duda. Descartes comienza con la duda, la cual debe ser
metódica.
Los pasos de la duda metódica según Navarro Cordón y Calvo Martínez (1983:214) son:
a) Los sentidos nos engañan. La primera razón para dudar de los conocimientos
adquiridos hasta el momento reside en el reconocimiento de que los sentidos nos
engañan. Por lo tanto, debemos dudar de los sentidos.
b) Imposibilidad de diferenciar vigilia del sueño. Una segunda razón para dudar es la
imposibilidad que tenemos para diferenciar la vigilia del sueño. Pues cuando estamos
durmiendo tenemos sueños en los cuales “vemos” objetos, o tenemos “experiencia”
de algo que nos está ocurriendo y cuando despertamos recordamos tan vívidamente
el sueño que más bien parece que fue “real” aquello que soñamos.
c) La hipótesis de la existencia del genio maligno. La imposibilidad de diferencia la
vigilia del sueño nos hace dudar de la existencia de las cosas y del mundo, pero no
parece afectar a ciertas verdades: “dormidos o despiertos, los tres ángulos de un
triángulo suman 180 grados en la geometría de Euclides” (Navarro Cordón y Calvo
Martínez 1983:215). A partir de esa hipótesis Descartes introduce la idea del genio
maligno que se empeña en engañarlo.

Con esos pasos, Descartes puede dudar de todos sus conocimientos, hasta el extremo del
escepticismo. Cuando duda de todo, incluida la existencia de los cuerpos, Descartes queda
como un solipsista.
[El Solipsismo, del latín "[ego] solus ipse”. Traducible de forma aproximada como
"solamente yo existo"). Es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar
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seguro es de la existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es
incognoscible y puede no ser más que parte de los estados mentales del propio yo].
Pero, después de ese procedimiento en que radicaliza y universaliza la duda, Descartes cree
haber encontrado una “verdad absoluta, inmune a toda duda por muy radical que sea ésta: la
existencia del propio sujeto que piensa y duda. Si yo pienso que el mundo existe, tal vez me
equivoque en cuanto a que el mundo existe, pero no cabe error en cuanto a que yo lo pienso;
igualmente, puedo dudar de todo menos de que dudo. Mi existencia, pues, como sujeto que
piensa (que duda, que se equivoca, etc.) está exenta de todo error posible y de toda duda
posible. Descartes lo expresa con su célebre <pienso, luego existo>” (Navarro Cordón y
Calvo Martínez (1983:215) [cursivas en el original].

Las ideas son el objeto del pensamiento.


A través de la duda metódica Descartes establece su primer principio: pienso luego existo.
En la expresión “Yo pienso que el mundo existe” tenemos los siguientes componentes: el
pensamiento como actividad (yo pienso) y la ideas que piensa el yo. Estas ideas en el ejemplo
son el yo que piensa, cuya existencia en indudable, el mundo como realidad exterior al
pensamiento cuya existencia es dudosa y problemática y las ideas de “mundo” y de
“existencia” que indudablemente poseo. Es posible que el mundo no exista pero no puede
dudarse que poseo las ideas de “mundo” y de “existencia”. Así pues, el pensamiento siempre
piensa ideas. El pensamiento no recae sobre las cosas, sino sobre las ideas de las cosas.
Antes se pensaba que el pensamiento recaía directamente sobre las cosas: la idea sería algo
así como un medio transparente a través del cual el pensamiento recae sobre las cosas.
Descartes señala que el pensamiento piensa ideas, y estas serían algo así como una
representación o fotografía que nosotros observamos.

Las ideas tienen dos aspectos:


Las ideas en cuanto que son actos mentales (modos del pensamiento) poseen la misma
realidad y las ideas en cuanto contenido objetivo.
Según Descartes hay tres sustancias (es una cosa que existe de tal modo que no necesita de
ninguna otra para existir):
1. Sustancia infinita, Dios; Divinidad
2. Sustancia pensante, el Yo; Res cogitans
3. Sustancia física, los cuerpos Res extensa

1.2 G. W. F. Leibniz. Verdades de hecho y verdades de razón.

Leibniz trabajó con la idea de sustancia de Descartes, como una realidad que es autónoma e
independiente de cualquier otra sustancia en su ser y en su comportamiento. Pero se separó
de éste en lo que respecta a la concepción de la extensión como esencia de la sustancia
material, o realidad corpórea.
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Leibniz piensa que existe una infinidad de sustancias simples, inextensa, que denomina
mónadas. Leibniz niega el mecanicismo, y afirma que las sustancias son activas. Los distintos
procesos y determinaciones que afectan a una mónada tienen su origen en la actividad de
ésta, son internos a ella y no el resultado del influjo externo. Las mónadas no actúan unas
sobre otras. Pero, si ello es así, cómo explicar el orden que se observa en el universo como
totalidad. Leibniz responde con la teoría de la armonía preestablecida. Según esta teoría,
Dios al crear las mónadas las ordenó de tal modo que la actividad de ellas, sin existir
influencia de unas a otras, diera como resultado el orden armónico de la totalidad.

El conocimiento: distingue entre verdades de razón y verdades de hecho.

Las verdades de razón son necesarias, no puede concebirse que no sean. Se basan en el
principio lógico de contradicción. Son evidentes a priori, aparte de toda experiencia. (Son
también analíticas, pues basta con analizar el sujeto de la proposición para saber que el
predicado le conviene). Ejemplo. Dos y dos son cuatro, es una verdad de razón pues se basa
en lo que es el dos y lo que es el cuatro. Otro ejemplo, “el todo es mayor que sus partes”.
Basta con analizar la idea de “todo” (“todo” es algo compuesto de distintas partes) para
darnos cuenta de que el predicado le conviene necesariamente, que ha de ser “mayor que sus
partes”, que no puede ser de otra manera. Las verdades de razón se refieren a esencias, y son
verdades, aunque no exista los objetos a que se refieren. En cambio, las verdades de hecho
se refieren a existencias. Estas últimas exigen la existencia del objeto.

Las verdades de hecho. Estas verdades no son analíticas, no se justifican a priori. Las
verdades de hecho requieren para fundamentarse tanto el principio de contradicción, el
principio de identidad, así como el principio de razón suficiente. Este último dice que todo
lo que existe o sucede tiene una razón para existir o suceder. Ejemplo: Colón descubrió
América. Es una verdad de hecho que requiere una confirmación experimental, pues podría
no ser verdad, no es contradictorio que Colón no hubiera descubierto América.

2. EL EMPIRISMO EN LA EPOCA MODERNA.

Precisión conceptual. ¿Qué se quiere decir cuando se emplea la palabra ‘empirista’?. Según
García Borrón (1985:30) la palabra empirista suele ser utilizada con tres significados
diferentes: “puede hacer referencia a una actitud humana genérica, a un método de
pensamiento o a una filosofía”.

Representantes del empirismo


Francis Bacon, (Inglaterra: 22 de enero de 1561 – 9 de abril de 1626),
John Locke, (Inglaterra: 29 de agosto de 1632 -28 de octubre de 1704) Es el más importante.
Hume, David (Escocia: Edimburgo, 7 de mayo de 1711 – 25 de agosto de 1776)
George Berkeley. (Irlanda, 12 de marzo de 1685 - 14 de enero de 1753)
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A. El “empirismo” entendido como actitud humana, es de uso generalizado en la vida


cotidiana (empirismo ingenuo, espontáneo). Es ajeno y contrario a “filosofía” y a “ciencia”.
El término “empírico” se utiliza cotidianamente para designar:
“un saber de mera experiencia (o su poseedor), no teorizado ni organizado en ciencia,
como el saber del campesino o el jardinero que distingue las plantas y las hierbas en
absoluta ignorancia de la botánica o la edafología; o como la habilidad de un
mecánico que arregla un motor sin saber palabra de mecánica teórica” (García-Borrón
1985:30).
Este empirismo espontaneo insiste en los “hechos” captados, percibidos o vividos para
oponerlos a las teorías y a las filosofías, a las que descalifica sin más por considerarlas inútiles
para sus fines prácticos de la vida cotidiana. El empirismo como actitud es la inclinación a
los hechos directamente comprobables y a desconfiar tanto de los meros deseos como de
‘teóricas exigencias racionales’ no garantizadas por la experiencia; una inclinación que
correspondería al interés por la posible utilización práctica del conocimiento” (García-
Borrón 1985: 31)

B. El empirismo como método.


“El empirismo metódico (compartido por todos los representantes del ‘empirismo filosófico
inglés) es la dependencia de la observación inmediata, la búsqueda de los datos del
conocimiento en la experiencia sensible y la referencia a ésta de cualquier concepto o
término que pretenda la condición de conocimiento real” (García- Borrón 1985: 31).
En tanto que método, sus características son:
a) enfatiza el recurso a la experimentación
b) Preferencia por argumentación inductiva o de analogía
c) Desconfianza ante especulaciones ‘meramente racionales’ o los procedimientos
deductivos.

C. Empirismo filosófico o filosofía empirista


Es “un sistema ordenado de conocimientos que, correspondiendo a la actitud empirista y
empleando métodos empiristas, implica unos presupuestos comunes cobre las fuentes, límites
y posibilidades del conocimiento, y sobre el origen y naturaleza de las ‘ideas’ o los
‘universales” (García-Borrón 1985: 32)

Presupuestos comunes del empirismo, según García-Borrón (1985:32):


1) “El estudio del conocimiento mediante el método del análisis psicológico
introspectivo.
2) Plantea como un problema la realidad exterior (o la “verdadera naturaleza” de ésta) o
la renuncia a la solución de tal problema desde la experiencia, entendida como
presencia de datos en la mente.
3) Negación de conocimientos a priori, y negación de conocimiento innato. Por evidente
y clara para la razón que pueda ser una idea, no garantiza la realidad de su objeto.
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4) La experiencia es la única fuente de conocimiento. Toda idea, si no es una experiencia
directa, ha de ser derivada de la experiencia y que, por tanto, los “universales” han
de reducirse a contenidos de la experiencia sensible o a datos directamente presentes
a la percepción, si es que el nombre en qué consisten ha de tener algún significado”.
Para el empirismo clásico de los siglos XVII y XVIII la experiencia que tenemos está
constituida por un conjunto de impresiones sueltas e inconexas, las que luego relacionamos
(o conectamos) para formarnos una imagen del ‘mundo’. Los empiristas tratan de explicar el
origen empírico de esas leyes de conexión que utilizamos para constituir el mundo.

El término “experiencia”.
Los empiristas distinguen un doble tipo de experiencia:
a) la interna, percepción de uno mismo,
b) la externa, percepción por medio de los sentidos. (sensualismo)
Es posible rastrear ideas empiristas ya en la Antigüedad. Así, en los estoicos se da por primera
vez la comparación del alma con una tabla en la que no hay nada escrito y en la que se van
grabando experiencias progresivamente, imagen que se repite continuamente desde entonces.
También los sofistas y los epicúreos defendieron ideas empiristas.
En la Edad Media, el empirismo se manifestó en Inglaterra con la escuela de Oxford, en la
que destacó la figura de Roger Bacon (1220-1292)
Sin embargo, como tendencia o escuela con pensamiento sistemático, el empirismo muestra
sus rasgos principales durante la Edad Moderna (siglos XVII y XVIII), en especial de la
filosofía inglesa. Se reconocen como los principales representantes del empirismo a los
filósofos Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley. Como el principal
representante de esta corriente se reconoce a John Locke, por la influencia que ejerció en
distintos ámbitos de la cultura (A Locke se le reconoce como uno de los principales autores
del liberalismo, en especial se le recuerda por sus Ensayos sobre el gobierno civil; La carta
sobre la tolerancia y su Ensayo sobre la educación.).

Características de la corriente filosófica empirista

1. La experiencia como única fuente del conocimiento. El origen del conocimiento es la


experiencia. Para el empirismo solamente la percepción de los objetos sensibles externos (las
cosas) y las operaciones internas de la mente (emociones, sensaciones, posibilitan el
conocimiento. Esta afirmación no tiene la misma significación en todos los empiristas.
Si para Locke esas ideas (percepciones) son objetivas, es decir, son producidas por las cosas
mismas o substancias, para Berkeley y Hume no se puede admitir que nuestras ideas sean
causadas por las cosas materiales (idealismo). Berkeley negará la existencia de la substancia
material: la causa de nuestras ideas es Dios y nuestra propia mente. Berkeley estableció como
principio lo siguiente: "Ser" consiste únicamente en ser percibido (esse est percipi).
David Hume criticó la idea de substancia, ya sea esta corporal, espiritual o divina (Dios).
Según él, nuestro conocimiento es conocimiento de nuestras propias percepciones
(impresiones) de las que se han de derivar, como sus copias, todas las ideas. Por ello, no
podemos defender la existencia de un mundo exterior, ni de un "yo" ni de una substancia
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divina. Hacerlo implicaría rebasar los límites de nuestra propia razón (ir más allá de la
experiencia).

2. Negación de las ideas innatas de los racionalistas. La negación de las ideas innatas
significa que todas las ideas, por abstractas y generales que puedan parecer, poseen su base
y fundamento en la percepción sensorial. El entendimiento humano es tabula rasa, es decir,
hoja de papel en blanco en la que no hay nada escrito, mientras no exista la experiencia
correspondiente que es la que proporciona los datos.

3. El conocimiento humano es limitado. La experiencia marca el límite de los conocimientos


que el ser humano puede alcanzar. Las verdades accesibles al hombre no tienen carácter
absoluto.

4. Negación del valor objetivo de los conceptos universales. El empirismo aceptó la tesis
nominalista acerca de los universales: los conceptos de género y especie no se refieren a
ninguna realidad objetiva. Son únicamente nombres referidos a ideas particulares o
"percepciones" simples que se encuentran relacionadas entre sí. Así, cualquier idea compleja
debe ser explicada como resultado de una mezcla y combinación de ideas simples. Los
universales o conceptos generales solamente designan esas combinaciones más o menos
"estables" de ideas simples.

La negación de la posibilidad de un conocimiento universal y necesario se apoya en la


constatación de que el conocimiento sensible se forma a partir de los seres concretos y
singulares, mutables y cambiantes. La realidad que nos rodea es cambiante; luego, la
experiencia sensible también es distinta, cambiante, y no se agota. En consecuencia, subsiste
la posibilidad de que las nuevas experiencias nieguen o superen las primeras. Por tal razón,
los juicios acerca de la experiencia son provisionales, sujetos a correcciones a medida que la
nueva experiencia así lo exija. Nada es universal y necesario. Lo único necesario es recurrir
siempre a la experiencia. Para Montemayor (2000) “esta tesis empirista conducirá a una
postura claramente escéptica, al sostener que no es posible alcanzar juicios verdaderos, o,
cuando menos relativista, al defender que lo verdadero y lo falso dependen de las condiciones
de la experiencia que, al ser necesariamente cambiante, relativiza lo condicionado, es decir,
el conocimiento”.

5. El método experimental y la ciencia empírica.

Toda verdad puede y debe ser puesta a prueba y, por lo tanto, eventualmente modificada,
corregida o abandonada. (Abbagnano, 1974: 398)
El interés por hallar un método adecuado para dirigir el pensamiento fue uno de los intereses
principales tanto del racionalismo como del empirismo. La diferencia entre ambos estriba en
que, si para los racionalistas el modelo ideal de método era el matemático y deductivo, para
los empiristas debía ser experimental e inductivo.

“La ciencia no puede basarse en hipótesis o presupuestos no contrastados con la


experiencia. La validez de las teorías científicas depende de su verificación empírica.
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Salvo en las matemáticas, que no versan sobre hechos, sino sobre nuestras propias
ideas y sus leyes de asociación, las ciencias de los fenómenos naturales (física,
geografía, biología, etc.) deben evitar cualquier supuesto u hipótesis metafísica, así
como rechazar el método matemático deductivo. El error cometido por los
racionalistas consistió en tratar de igual forma y bajo el mismo método a todas las
ciencias, sin distinguir si se referían a hechos de la experiencia (cuestiones de hecho)
o a un simple proceder de la mente (relaciones de ideas)” [Montemayor 2000].

La filosofía empirista, con la delimitación del poder de la razón, funciona como una especie
de terapia intelectual, una especie de autocrítica y llamado de atención para recordar los
límites y posibilidades del conocimiento y nuestra capacidad racional.

2.1 John Locke, (1632-1704)

Las ideas.
Locke rechaza la existencia de ideas innatas. Para él la mente es como una hoja en blanco
sobre la se escriben los datos provenientes de la experiencia. Si esas ideas estuvieran en
nuestra mente desde el nacimiento, entonces las tendrían todos los hombres y todos los
pueblos. Pero, “es bien sabido que hay pueblos primitivos que no reconocen a Dios, y que ni
el niño ni el adulto disminuido portan tales nociones generales. Lo que ocurre es que los
hombres consideran innatas o naturales aquellas creencias que han recibido desde su primera
educación, habiéndolas asimilado sin conciencia alguna. De esta ilusión espontánea deriva
la convicción dogmática de que son creencias que se garantizan por sí mismas, sin necesidad
de un examen racional, y esta es también la raíz de todo fanatismo e intolerancia”
(Montemayor, 2000).
Locke recoge la noción de idea difundida por los racionalistas: “idea es todo aquello que
emplea la mente para pensar”.
Esas ideas llegan a la mente por dos fuentes: la sensación y la reflexión. Los sentidos nos
proporcionan las impresiones de los objetos materiales (color, sabor, aspereza, etc.); la mente,
ante estas ideas, se muestra simplemente receptora. Por la reflexión elaboramos otras ideas
(razonamientos, creencias, dudas, etc.).
a) Ideas de la sensación: los sentidos proporcionan impresión de
objetos materiales (color, sabor etc.). IDEAS SIMPLES
Fuente de
Las ideas
b) Ideas de la reflexión: elaboramos ideas (razonamientos, creencias.
Las denomina IDEAS COMPUESTAS.

Locke denomina a las ideas provenientes de la sensación ideas simples, “átomos” del
conocimiento. Por medio de la combinación de las ideas simples, ejercitando la mente, se
forman las ideas compuestas.
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Aquí la mente juega ya un papel activo. Una ulterior pregunta es: ¿cómo se da la
transformación de los datos suministrados por los sentidos en ideas? Locke responde que esto
se da por medio de las cualidades.
Hay cualidades primarias (aquellas que son inseparables a los objetos y sin las cuales no
serían tales: extensión, solidez, figura, etc.). Ellas forman la realidad objetiva.
Existen otras cualidades denominadas secundarias (color, forma, sabor, etc.) que son
subjetivas, porque varían según la apreciación de cada mente receptora.

El conocimiento humano.
El conocimiento es la percepción del acuerdo o desacuerdo entre las ideas. Es de dos clases:
conocimiento intuitivo (inmediato y claro, y por ello no precisa de prueba alguna), y
conocimiento demostrativo (obtenido mediante una serie de pasos, cada uno de los cuales,
considerado por separado es de carácter intuitivo). Pero podemos alcanzar el conocimiento
real de la existencia de las cosas de tres modos: intuitivamente (así conocemos nuestra propia
existencia); demostrativamente (la existencia de Dios), y por la sensación (la existencia de
las cosas fuera de nosotros). El conocimiento humano no puede ir más allá de las ideas que
poseemos, ni puede pretender alcanzar a todo el universo.

2.2 David Hume (1711-1776)

David Hume vivió una época de profundas transformaciones y cambios radicales. En esa
época se considera que la experimentación y la constatación empírica constituyen la base
sobre la que se fundan los conocimientos que pueden tenerse como válidos. El método para
los empiristas lo constituye la inducción. El modelo de ciencia en el que se apoyan está
constituido por las Ciencias Naturales.

Aplicó el método inductivo de Newton para investigar la naturaleza humana, rechazando


toda teoría o filosofía que se basara en hipótesis o presupuestos no contrastados con la
experiencia y la experimentación. Para juzgar acerca de la validez de nuestras teorías
científicas y las distintas ramas del conocimiento habrá que investigar, previamente, cómo
conoce el hombre, y qué procesos psicológicos y cognoscitivos utiliza a la hora de construir
teorías. Las ciencias, como productos humanos, giran en torno al hombre, por lo que se hace
necesaria una investigación acerca de su naturaleza. Para ello necesitamos de la
introspección. Este cometido lleva a cabo Hume en su principal obra "Tratado de la
Naturaleza Humana". Esta obra mayor fue resumida en el libro: “Investigaciones sobre el
Entendimiento humano", en el cual muestra sus tesis empiristas fundamentales.

La percepción
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La obra Investigaciones sobre el entendimiento humano fue publicada en 1748. En ella Hume
analiza el entendimiento humano, con la intención de describir de dónde procede el
conocimiento y cuáles son sus límites. Al igual que Locke, Hume deriva todos los contenidos
(o ideas) de la mente de la experiencia. Sin embargo, él va mucho más lejos, llevando hasta
sus últimas consecuencias un empirismo que en Locke había quedado esbozado.

Hume llama percepción a todo acto o contenido de la mente. Todo lo que podemos sentir,
desear, pensar e imaginar son percepciones. Ahora bien, podemos distinguir dos clases de
percepciones, según con qué grado de fuerza y vivacidad se nos presenten:

a) impresiones: datos inmediatos de la experiencia:


Oír, ver, oler, sentir, amar, desear, querer, odiar.
Percepciones

b) ideas: son copias descoloridas de las impresiones

Por un lado, tenemos las impresiones, que son los datos inmediatos de la experiencia, según
Hume son “todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones, en su primera apariencia en el
alma” (Abbagnano, 1974:645).
Las ideas, el otro tipo de percepción, son copias, imágenes o representaciones mentales de
impresiones precedentes. Por eso su grado de fuerza y vivacidad es menor.
Si uno pasea distraído por la calle y se lleva un pisotón doloroso está teniendo una impresión.
Su grado de fuerza y vivacidad es incuestionable: ¡el pie nos duele horrores! Ahora bien, si
uno llega a casa, pasado un tiempo, y recuerda el pisotón y el dolor: eso es tener una idea.
Por supuesto, no puede compararse el grado de fuerza y vivacidad del pisotón real con el
ideado después, por mucha fidelidad que tenga nuestro recuerdo.
Las ideas son siempre copias, y por lo tanto han de derivarse de impresiones precedentes.
Las impresiones son el origen de nuestras ideas.

Clases de percepciones: simples y complejas

Hume divide luego las percepciones, ya sean impresiones o ideas, en simples y complejas:
Escuchar sólo un sonido o ver una mancha de color azul es tener una impresión simple que
tendrá una idea simple como correlato: la representación mental de ese sonido o ese color en
mi mente.

Las impresiones complejas son haces o agrupaciones de impresiones simples: la vista de


Madrid desde la torre Picasso es una impresión compleja. la representación mental de esa
visión es una idea compleja.

Las ideas complejas se dividen en ideas simples que tienen como correlato impresiones
simples precedentes.
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Hay siempre una mayor exactitud en la copia de una impresión simple que de una impresión
compleja. Si intentamos visualizar una mancha de un sólo color después de haberlo visto no
tendremos grandes dificultades. Pero, reconstruir mentalmente la vista de Madrid desde la
torre Picasso es ya una tarea más peliaguda y, seguramente, lo haremos con gran inexactitud.

Parece demostrado, pues, que las impresiones preceden siempre a las ideas y que estas
últimas necesitan siempre para formarse una o varias impresiones.

Hume, sin embargo, encuentra una excepción: si le presentamos a una persona una gradación
de tonos de azul desde los más claros a los más oscuros y quitamos uno de esos tonos, su
mente, podrá imaginar y reconstruir el tono que falta formándose una idea (el tono que falta)
a partir de otra idea (los tonos dados). Aún así, esta excepción confirma aún más la regla, ya
que, en última instancia, reconstruimos el tono que falta echando mano de los tonos
conocidos y de los que hemos tenido experiencia previa.

Clases de impresiones: de la sensación y de la reflexión

Hume distingue también entre dos tipos de impresiones:

a) Las impresiones de la sensación son aquellas que experimentamos utilizando nuestros


órganos sensoriales: vista, oído, tacto, olfato....

b) Las impresiones de la reflexión son aquellas que se derivan de otras ideas: Si


paseamos por Alaska en pleno invierno tendremos a buen seguro una impresión de
frío acompañada de una impresión de dolor. Cuando esta situación desaparece porque
nos hemos cobijado en casa o en un bar calentito, y recordamos la situación anterior,
esta idea de frío puede producir y asociarse a una nueva impresión: la aversión.
Esta nueva impresión es lo que Hume denomina una impresión de la reflexión, que puede, a
su vez, ser copiada, convertida en idea de la reflexión.
Las impresiones de la reflexión son así, posteriores a la idea de la sensación, pero estas
últimas son copias y dependen enteramente de una impresión de la sensación precedente y
origen de toda la cadena.
Por ello, Hume cree que puede afirmar con rotundidad la primacía y anterioridad de las
impresiones en el conocimiento. Todo nuestro conocimiento se basa en los datos inmediatos
de la experiencia.

3. DIFERENCIAS ENTRE EMPIRISTAS Y RACIONALISTAS

La doctrina opuesta al empirismo es el racionalismo. Las diferencias principales que separan


a estas dos teorías sobre el origen del conocimiento son tres.
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1. En primer lugar, el empirismo opone a la tesis del racionalismo, según la cual el


pensamiento, la razón, es la verdadera fuente de conocimiento, la antítesis que dice
que la única fuente de conocimiento humano es la experiencia. En opinión del
empirismo, no hay ningún patrimonio “a priori” de la razón, sino que el espíritu
humano está por naturaleza vacío. Todos nuestros conocimientos, incluso los más
generales y abstractos, proceden de la experiencia.

2. En segundo lugar, mientras que el racionalismo se deja llevar por una idea
determinada de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos. Para
justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del conocimiento
humanos, que prueban, en opinión del empirismo, la importancia de la experiencia en
la producción del conocimiento. El niño empieza por tener percepciones concretas y,
sobre la base de estas percepciones, llega paulatinamente a formar representaciones
generales y conceptos. La experiencia se presenta, por tanto, como la única fuente de
conocimiento.

3. En tercer lugar, mientras que los racionalistas son pensadores que proceden del campo
de las matemáticas la mayoría de las veces, la historia del empirismo revela que los
defensores de éste proceden casi siempre de las ciencias naturales. Esto se
comprende fácilmente si consideramos que en las ciencias naturales la experiencia
desempeña un papel decisivo: se trata de comprobar exactamente los hechos mediante
una cuidadosa observación; el experimentador está completamente entregado a la
experiencia y es muy natural que quien trabaja habitualmente con este método de las
ciencias naturales tienda de antemano a valorar el factor empírico sobre el racional,
considerando la experiencia como la única fuente de conocimiento. Sin embargo, el
filósofo de orientación matemática llega fácilmente a considerar la razón como la
única fuente del conocimiento humano al no necesitar el recurso de la experiencia
para la comprobación de sus demostraciones.

4. El método propio de los empiristas es el inductivo y el modelo de ciencias que les


sirve de referencia: las ciencias naturales. El método propio de los racionalistas es el
deductivo. Y el modelo de ciencias que les sirve de referencia son las matemáticas.

Referencias bibliográficas
Abbagnano, Nicolás (1974) Diccionario de filosofía, 2 ed.
Traducción de Alfredo Galletti
Fondo de Cultura Económica, México.
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Abbagnano, Nicolás (1978) Historia de la filosofía, 2ª. ed. Tomo I,


Traducción de Juan Estelrich y J. Pérez Ballestar,
Montaner y Simón, Barcelona

Abbagnano, Nicolás (1978) Historia de la filosofía, 2ª. ed. T. II,


Traducción de Juajn Estelrich y J. Pérez Ballestar
Montaner y Simón, Barcelona.

Bochenski, Joseph M. (1975) Introducción al pensamiento filosófico,


Traducción de Daniel Ruiz Bueno
Editorial Herder, Barcelona.

Brockman, John (2007) El nuevo humanismo y las fronteras de la ciencia,


Traducción de Elsa Gómez,
Editorial Kairós, Barcelona.

Descartes, Renato (1989) Reglas para la dirección del espíritu


Alianza editorial, Madrid

García-Borrón, Juan Carlos (1985) Empirismo e ilustración inglesa: de Hobbes a Hume.


Editorial Cincel, Madrid.

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Traducción Rafael Gutiérrez Giradot,
Taurus Ediciones, Madrid.

Hessen, J. (1977) Teoría del conocimiento,16ª. ed,


Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina.

Kosik, Karel (1967) Dialéctica de lo concreto, 7ª. ed.


Traducción y prólogo de Adolfo Sánchez Vázquez
Editorial Grijalbo, México.

Kristeller, Paul Oskar (1982) El pensamiento renacentista y sus fuentes,


Traducción de Federico Patán López, Compilador Michael Mooney,
Fondo de Cultura Económica, México.

Navarro Cordón, J.M.; Calvo Martínez, T. (1983) Historia de la filosofía


Ediciones ANAYA, Madrid.

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