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La realidad mexicana, económica y social, a mediados del siglo XIX

A mediados del siglo pasado, se acercaba un cambio fundamental para México: la formación de su
sentido nacional, la liberación respecto de importantes, pero ya opresivas tradiciones y penetración
de una moderna administración, junto con nuevas vías de comunicación en casi todo el vasto
territorio: es en aquellos decenios que en México comienza a percibirse el curioso fenómeno de la
“aceleración de la historia”
Población

Población: hasta llegar al puerto relativamente seguro del primer censo de 1895, los datos de sobre
la población de México son contradictorios.
El censo de Revillagigedo (1793) llega a casi 4.5 millones, cifra demasiado baja. Durante el siglo XIX
el aumento de la población era lento. Alrededor de 1840, México habrá alcanzado entre siete y
ocho millones de habitantes y alrededor de 1880 (a pesar de la perdida de parte del territorio), 8.5
millones de habitantes.
Entre los extranjeros que destacaban, además de los españoles, eran los franceses. Las influencias
sobre la cultura mexicana, desde 1821, habían sido la británica y después francesa. Después de la
reanudación de las relaciones diplomáticas con España, en 1836, la influencia española recuperó su
antiguo lugar dominante.
Grupos de presión
Los mas importantes eran:
1. Clero
2. El gran comercio
3. La industria
4. Los grandes terratenientes
5. Clase militar
6. Mineros
7. Los burócratas
El clero

Dividido entre el alto clero, conservador, privilegiado; y bajo clero, fuente de frustración y a menudo de
sentimientos sociales progresistas.
Alto clero: eran nacionalistas y dominaban directa o indirectamente la mayor riqueza inmueble del país.
Administraban bien sus propias haciendas, ofrecían condiciones sociales favorables a sus peones, y
prestaba al 4.5%, en vez de lo normal (12 a 18%) esto aumentaba el poder y prestigio de la iglesia. Vivian
sobre todo de los diezmos
El bajo clero: eran curas o párrocos, la única clase de clero que hace servicios efectivos e importantes a los
fieles, según J.M.L. Mora, vivían de derechos parroquiales, relacionados con el bautismo, casamiento y
entierro, lo que obligaba a menudo, para poder subsistir, una actitud antisocial y regateos indignos de su
función.
A este grupo pertenecen los capellanes, clérigos adheridos a familias particulares, viviendo de
fundaciones, llamadas capellanías, cuyos ingresos generalmente no les permitieron una vida decorosa.
El clero regular disminuyó considerablemente; además de la “pérdida de cara” que sufrieron las
ordenes en las ultimas generaciones virreinales, cuando la aversión de la corona respecto a los
frailes llegó al extremo de la expulsión de jesuitas, sin que Dios interviniera a la salvación de estos o
el castigo de los iluminados responsables de tal medida, muchos reglares participaron en los
desordenes que siguieron al pronunciamiento de hidalgo, en dolores, “derramando sangre, violando
el pudor del otro sexo y saqueando poblaciones”, y tanto el cambio de la imagen del “bondadoso
fraile” en la fantasía popular, como las medidas gubernativas contra muchos frailes cuando el
gobierno virreinal había restablecido el orden, así como el aspecto de una crecida cantidad de
reglares salieron de sus ordenes para dedicarse a la política, hicieron impopular la entrada de
jóvenes en las órdenes.
El gran comercio

En gran parte de manos extranjeras, a favor de tarifas aduanales bajas, y a menudo exigiendo orden
en materia administrativa, aunque fuera a costa de la independencia nacional. Esta rama era una
fuente segura de riquezas de la agricultura, minería o industria, a pesar de problemas de
comunicación, revoluciones y empréstitos forzosos; también de la escasa importancia de la masa
mexicana como consumidora, fuertes tarifas de importación, defectuosa administración fiscal,
caótico sistema de pesas y medidas, y defectos del sistema monetario.
La importación era, en gran parte, de lujos: vino y licores de Francia y España, telas mas finas que
las producidas en el país (Inglaterra y Estados unidos); y la explotación era sobre todo la de “pesos
fuertes” y metales en lingotes
La industria

A favor de tarifas altas. Eran fábricas, sobre todo de hilados y tejidos, a menudo movidas por motor
hidráulico, aunque a veces eran transportadas por animales o trabajadores. Además, hubo fábricas
de licores, jabones, aceites, cerámica, vidrio, etc.
Los grandes terratenientes

Codiciando los bienes del clero y favoreciendo a menudo la confiscación de ellos, como solución
alternativa de un impuesto predial que podría haber resuelto parte del problema de la deuda
interna y externa.
Los latifundios mexicanos del siglo pasado eran “status symbols” que fuentes de riqueza, y muchos
estaban sobrecargados con hipotecas otorgadas por iglesias y fundaciones piadosas. Observadores
extranjeros mencionan la falta de iniciativa y de progresismo técnico por parte de los terratenientes
mexicanos. Sin embargo, en materia de algodón, tabaco, azúcar, pulque, maderas de tintura y
henequén, la agricultura en grande salía del marco común del auto consumismo regional y producía
a menudo ganancias. También la ganadería era lucrativa, pero por falta de administración técnica,
las razas bovinas tendían a degenerar. Un factor negativo para la agricultura y ganadería era que las
guerras civiles sacaron del agro a muchos indios y mestizos que luego preferían incrementar las filas
del proletariado urbano que regresar a la vida de peón.
Clase militar

Insistía en su propio fuero. Se componía del ejercito federal, de un cuerpo de jefes y oficiales
sueltos, cuerpo, que no había decretado autoridad ninguna, sino que es el resultado de las
revoluciones, cuerpo costoso, inútil y perjudicial. En términos de J.M.L morales, cuerpo que ningún
gobierno puede pagar, pero no ninguno se atreve a despedir. También se conformaba por la milicia
local, creada para la seguridad interior de cada estado de la república, pero que a menudo estaba
compuesta por lo indeseable de la población masculina.
Mineros

Eran principalmente ingleses y sus resultados financieros e influencia política eran poco
importantes.
Hasta el porfiriato, la industria minera no alcanzó un nivel comparable con el del siglo de los
borbones. El mejor año entre 1813-1852 produjo menos que el peor año entre 1744 y 1812
Burócratas

Productos del afán de cada nuevo gobierno de dar algún empleo a sus adictos, en recompensa de la
fidelidad demostrada.
Las vías de comunicación

Los puertos eran malos, sobre todo los de la costa oriental. Las pocas carreteras estaban en mal
estado físico; el peligro de salto obligaba a formar caravanas: la única institución en México que
funciona como una perfecta regularidad, con tarifas para la obtención de salvoconductos; basan su
trabajo en un conocimiento del movimiento comercial.
También la escasez de población contribuyó a la mala condición de las carreteras. Además, faltaban
carros de buena calidad, los ríos no tuvieron gran importancia para el tráfico.
Fuera de unos pocos centros de industria y comercio, se extendía el enorme agro mexicano,
autárquico, consumiendo lo que producía, sin intentos de especialización, fuera del alcance del fisco
y comercio. Sin embargo, desde la primera concesión para la línea México-Veracruz, en 1837,
transcurrieron 37 años hasta que la línea comienza a funcionar (1874, bajo Lerdo de tejada), y solo
bajo el porfiriato México recibió una buena red ferrocarrilera.
Aspectos diversos económicos
La lucha de independencia desquició la economía del país. La perdida de casi medio millón de vidas,
afectó la minería y comercio exterior; también, el nuevo país sufrió de hinchamiento de burocracias
civil y militar, que canalizaba los esfuerzos humanos hacia campos relativamente estériles. La
inseguridad política hacia difícil la previsión de los negocios, y frecuentes guerras civiles y rebeliones
paralizaban las actividades útiles y causaban destrucción.
Los ideales de Lucas Alemán, de industrializar el país bajo el impulso del estado y con ayuda de
capital inglés, dieron algunos frutos, pero al comienzo no se alcanzaron resultados espectaculares.
El agiotismo bloqueaba muchos capitales. A este respecto, la iglesia, prestando al 4-5% constituía
un buen punto. A su lado, los ricos laicos realizaban operaciones crediticias con el gobierno, por
tazas visibles y ocultas escandalosas, mientras que los montes de piedad estaban explotando a las
clases proletarias.
Las operaciones financieras de particulares con el gobierno: no tenían opción; los gobernantes
habían llegado al poder por las armas, y serian sustituidos con ayuda de las armas si no pagaran al
ejercito

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