Entendemos a la planificación como un instrumento de
trabajo; el instrumento de trabajo del docente por
excelencia. Es el modo como el docente se identifica para realizar su labor; su guía de trabajo. Sostener una concepción constructivista del aprendizaje, una concepción dialéctica del proceso de enseñar y aprender, implica tomar en el aula determinadas decisiones acerca de los modos de trabajar, determinadas maneras de pensar las estrategias didácticas que se implementarán y por lo tanto también, determinadas maneras de pensar la planificación de esas estrategias. De acuerdo a esto, la planificación entonces no es un listado de contenidos, ni actividades para el estudiante. Planificar es realizar una reflexión acerca de cómo enseñamos, cómo aprenden nuestros estudiantes, determinados contenidos a través de determinados proyectos o actividades que se realizan de determinada manera, porque como docentes, tenemos determinados objetivos que esperamos cumplir. Es, entonces reflexionar acerca de nuestra práctica e intentar transmitir algo de la dinámica del aula, las propuestas que tenemos como docentes para trabajar, para que el trabajo áulico pueda ser más comunicable, y por tanto, menos solitario, a la vez más y mejor organizado y secuenciado. Por otra parte, nos referimos a la Evaluación como instancias permanentes en el proceso educativo que nos otorgan información útil para revisar nuestras propias estrategias didácticas y las estrategias de aprendizaje de nuestros estudiantes. A su vez, la evaluación nos permite contextuar histórica, conceptual e institucionalmente los procesos educativos. En síntesis, Planificar y Evaluar entonces, son dos de la labores básicas del docente; ambos procedimientos habrán de ser pensados como instrumentos de trabajo y mediadores entre el aprender y el enseñar. La planificación se debe entender como un instrumento eficaz cuando sirve para pensar, pero también como un instrumento alienante cuando solo es papeleo a llenar para otro que lo exige por cumplir mera formalidad. Como instrumento eficaz debe servirnos para proponernos objetivos, diseñar caminos, inventar situaciones, ponerles riqueza y humor a cada cosa que hacemos, volcar cuanto imaginamos en la hoja de papel. No es un molde o receta. Debe ser una acción tan creativa, tan juguetona y audaz que nos permita disfrutar de nuestro quehacer, sabiendo de antemano que nunca será posible llevarla al aula tal cual, porque siempre será una acción modificable y re- creable. Desde la perspectiva educacional, la planificación es un instrumento de mediación entre los significados construidos por la ciencia, la cultura escolar y los del estudiante; entre los sentimientos, valores y comportamientos promovidos y esperados por la cultura escolar y los de una determinada comunidad social e histórica a la que pertenecen los docentes y estudiantes. Por lo tanto debe ser flexible y dinámica. Algunos conceptos básicos o ejes orientadores que se deben tomar en cuenta en la planificación son: 1. Toda planificación implica contradicciones y desajustes que pueden ser revisados y resueltos en la propuesta de la “secuencia didáctica”. 2. Los conocimientos no se “adquieren”, se construyen. Esto implica comprender que el sujeto debe tener la posibilidad de construirlos. 3. Todo conocimiento supone nociones (de espacio, tiempo, causalidad y objeto) y esquemas (de acción y conceptuales) previos, que no es lo mismo que conocimientos previos. 4. En la construcción de los conocimientos hay una secuencia que se reitera: primero en uno mismo, luego en la interacción con los demás; en tercer lugar en el espacio y tiempo físicos con objetos concretos, para finalmente poder acceder al espacio y tiempo simbólico (signos y símbolos convencionales, mapas, operaciones algebraicas…). 5. Cada contenido escolar reconoce otros contenidos que sin su asistencia sería difícil comprender; es decir, necesariamente todo contenido implica otros contenidos. 6. La planificación tiene un sentido orientador y formador, permitiendo la incorporación de la diversidad. 7. Toda planificación debe articular en forma significativa, sus elementos, de manera que la secuencia y el orden de la misma, mantenga una coherencia explícita respecto al proceso de enseñanza y aprendizaje que se pretende sostener. 8. La planificación debe ser lo suficientemente flexible como para permitir su ajuste y adecuación constante a las posibilidades y dificultades del grupo de estudiantes. 9. Por último, el docente debe tener presente cómo se forman, desarrollan, transmiten y transforman los productos simbólicos de la cultura del individuo y grupos. Dentro de una planificación, las secuencias pueden tener una orientación conceptual, teórica o procedimental. En cada una de ellas se prioriza algún tipo de contenido: los contenidos conceptuales, los principios, hechos y leyes, y los procedimientos. De esta manera, el mapa conceptual nos ayuda a trazar un posible recorrido atendiendo a la estructura lógica del contenido, según jerarquías conceptuales que van desde los elementos más inclusores hasta los menos inclusores. Las actividades también suponen una secuencia, que queda referida a los objetivos que se pretenden lograr. Secuenciar actividades implica reconocer que cada una de ellas requiere habilidades, destrezas, procedimientos, información, etc. que el estudiante deberá poner en juego. Un aspecto importante a tomar en cuenta en este proceso es el diagnóstico pedagógico, ya que se hace imprescindible indagar las ideas previas del estudiante acerca de los temas, conceptos y teorías que han de trabajarse, y a partir de estas ideas previas, seleccionar las estrategias didácticas adecuadas. Pero lo más importante es que haya una secuencia de esos conocimientos previos y el contexto en que se desarrolla el individuo para que se otorgue significación a los mismos. Por tanto una secuencia implica: 1. Construcción de un contexto significante. 2. Articulación de las ideas previas y sus significaciones. 3. Articulación de los diferentes conceptos y procedimientos con relación a dicho contexto significante. Se distingue entre actividad pre-planificada y pos-planificada. E. Ferreiro (1989) lo expresa así: “Entiendo por actividades pre-planificadas las que se presentan con un tipo de material y una descripción de la actividad, hechos con anticipación y sugeridas al maestro para que las aplique en clase. Por actividades pos-planificadas entiendo el tipo de actividad hecha a partir de lo interactivo de la clase o a partir de un registro que hace posible elaborar las actividades futuras”. En esta misma línea, otro aspecto importante está referido a la fuente de la actividad; si surgen provocadas por el maestro o de inquietudes de los niños. También se diferencian las actividades individuales, en pequeños grupos o colectivas (con todo el grupo de clase). Hay que advertir que cualquiera sea la actividad que el docente proponga y cualquiera el modo o fuente de la misma, habrá que prever que, dada la heterogeneidad que impera en cualquier grupo, las actividades habrán de diseñarse contemplando la diversidad. La originalidad de una propuesta pedagógica constructivista consiste en la riqueza de las actividades, el modo como se articulan, los materiales que se utilizan, y, sobre todo, en la modalidad de intervención del docente en el proceso. Toda estrategia de enseñanza requiere de: A- El tipo de contenido (conceptual y/o procedimental). B- Las acciones que realizarán los estudiantes (metacognoscitivas y procedimentales). C- Las acciones que realizará el docente (ayudas, interacciones…). D- Los criterios de evaluación que se utilizarán. E- El cronograma de actividades (tiempo previsto) Es el que guía y orienta el accionar de la escuela. Allí se explicitan los lineamientos de la política educativa, los principios, objetivos y criterios generales a partir de los cuales se tomarán las decisiones, se seleccionarán los contenidos, se evaluará a los estudiantes, docentes y directivos, se decidirá como invertir el dinero, se diseñarán las estrategias didácticas… Este se concreta en la planificación anual institucional y en las planificaciones anuales docentes. Se diferencian dos tipos: La tradicional o convencional, que es cerrada, estática y
protegida de toda influencia exterior, conducida por una
sola persona o pequeño grupo de personas (director/a y asistentes), la cual termina en el plan escrito. La estratégica, que es abierta, flexible y sensible a las
influencias del exterior, abarcando también la dimensión
comunitaria. Se da un proceso continuo de planeación, permitiendo visualizar con precisión los aspectos más débiles y más fuertes de cada escuela, y refleja mejor la dinámica de la institución. Las acciones que se incluyen en esta planificación se diseñan en cuatro dimensiones: 1. Dimensión Organizacional: es el conjunto de aspectos estructurales que determinan el estilo propio del funcionamiento de cada institución escolar. Se incluye aquí los organigramas, la distribución de tareas, el uso del tiempo y espacios. 2. Dimensión Administrativa: significa planificar las estrategias, considerando recursos humanos y financieros, y los tiempos disponibles. Aquí se evalúa la gestión y cada una de las acciones institucionales, buscando las correcciones necesarias para mejorarlas. 3. Dimensión Didáctico-Pedagógica: Es la planificación de las actividades que definen a la institución escolar, en sus fines y objetivos educativos, diferenciándola de otras instituciones sociales. El eje fundamental lo constituyen los vínculos que los actores construyen con el conocimiento y los modelos didácticos. Se incluyen aquí las modalidades de enseñanza, las teorías de la enseñanza y aprendizaje que subyacen a las prácticas docentes, el valor y significado otorgado a lo saberes y los criterios de evaluación de los procesos y resultados. 4. Dimensión Comunitaria: Se refiere al conjunto de actividades que promueven la participación de los diferentes actores en la toma de decisiones y en las actividades del establecimiento. Se divide en dos: Sentido estricto, que abarca a todos los miembros
de la comunidad educativa de la escuela.
Sentido amplio: que abarca a diferentes instituciones de la ciudad y el medio circundante de la escuela. En resumen, el Proyecto Curricular Institucional: Guía y orienta las planificaciones de los docentes, ya que
contiene las secuencias de los objetivos, los contenidos,
los criterios e instrumentos de evaluación, e inclusive, las adecuaciones curriculares con sus lineamientos para niños con necesidades educativas especiales. Tiene el valor de identidad (principios o valores
identifica y distingue a la institución educativa).
Tiene como objetivo principal organizar la selección,
secuenciación y adecuación de contenidos curriculares, de
manera tal, que el docente lo tenga como documento básico para realizar su planificación.