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Manténgase a nivel del niño o niña

Ponerse cara a cara, el adulto aprende más


acerca de los niños y ellos le observan al
pronunciar una palabra, utilizar un gesto o hacer
una expresión facial. Se debe hablar con los
niños/as, no a los niños/as.

Demuéstrele al niño/a que lo está escuchando


Imítelo, haga lo mismo que él o ella.
Interprete los mensajes que intenta decirle.
Clarifique los mensajes por medio de preguntas.
Por ejemplo: ¿Me dijiste que querías leche?
Tome turnos en la conversación:
A través de juegos, donde haya que hacer algo por
turnos. También puede enseñarle turnos de manera
verbal, diciéndole “tu turno”, “te toca”. Además puede
usar gestos, como por ejemplo: sonreír, abrir bien los
ojos, abrir las manos, etc.

Haga buenas preguntas


Formule preguntas al niño o niña utilizando qué,
quién, dónde.
Dé opciones para que el niño elija y decida:
¿Quieres___ o ___? Si responde con señas,
traduzca
Evite
Preguntas negativas como: “¿No quieres tomar
leche?”.
Preguntas que contengan la respuesta: ”Juan,
dile cómo te llamas”.
Las preguntas muy repetitivas o muy elevadas
para él o ella.

Agregue lenguaje a la experiencia


Agregue más información a la que el niño o niña
proporciona.
Por ejemplo, si dice: “ma” para referirse a la
mamá, dígale “Mamá; si el niño o niña dice
“Deme”, dígale “Deme galleta”; si el niño o niña
señala el carro, usted señale y diga “carro”.

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