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LA AGONIA DE RASU ÑITI

JOSE MARIA ARGUEDAS


TEMA PRINCIPAL.
Es la agonía, que finaliza con el triunfo pasando por la muerte.
PERSONA
JES
Personaje Principal
Dansak “Rasu-Ñiti”. (Dansak:bailarín; Rasu-ñiti, que aplasta nieve). Es el bailarín de tijeras.

Personajes Secundarios
• “Atoksayku”; discípulo del bailarín “Rasu-ñiti”.
• Lurucha; Músico que toca el arpa para que baile Rasu-ñiti.
• Wamani; Dios de la montaña que se presenta en forma de cóndor.
• La mujer de Rasu-ñiti.
• las hijas de Rasu-ñiti.
• Don Pascual.
• La gente del pueblo.
MENSAJE DE LA OBRA
• El mensaje que nos trasmite es la lucha de la cultura andina por no
desaparecer.
RESUME
N
• Estaba tendido en el suelo, sobre una cama de pellejos. Era el danzak´
Rasu-Ñiti (que aplasta nieve), empezó a vestirse, se levantó y pudo llegar
hasta la petaca de cuero en que guardaba su traje de danzak´ (bailarín) y
sus tijeras de acero. Se puso: el guante, la chaqueta ornada de espejos, el
pantalón de terciopelo, se calzó las zapatillas, el tapabala, la montera y
agarró las tijeras. Llamen al “Lurucha” y a don Pascual ordenó a su mujer.
Pedro Huancayre era el gran danzak´ “Rasu-Ñiti”. ¿Estás viendo el
wamani (montaña) sobre mi cabeza? Preguntó el bailarín a su esposa.
Está tranquilo respondió ella. Así es, voy a despedirme dijo “Rasu-Ñiti”, y
mandó traer los tipis de maíz. Empezó a tocar las tijeras de acero. Bajo la
sombra de la habitación la fina voz del acero era profunda.
La música que acompaña al dansak “Rasu Ñiti” se siente en variadas tonalidades, y es interpretada por
“Lurucha”, el arpista, y por don Pascual, el violinista. “Rasu Ñiti” estaba tendido en el suelo de su
habitación, sobre una cama de pellejos.
Por la única ventana, cerca del mojinete entraba la luz del sol que daba sobre un cuero de vaca que
colgaba de unos de los maderos del techo y, la sombra producida, caía a un lado de la cama del bailarín.
A pesar del oscuro del ambiente, era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana, y
aun los cuyes cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban en el silencio.
Cuando sintió que era ya el momento, se levantó y pudo llegar hasta la petaca de cuero en que
guardaba su traje de dansak y sus tijeras de acero. Se puso el guante en la mano derecha y empezó a
tocar las tijeras.
La mujer del bailarín y sus dos hijas que desgranaban maíz en el corredor, corrieron a la puerta de la
habitación cuando oyeron las tijeras que sonaban mas vivamente. Encontraron a “Rasu Ñiti” que se
estaba poniendo la chaqueta adornada de espejos.
El bailarín pidió a su mujer que llamaran al “Larucha” y a don Pascual, porque ya el corazón le había
avisado que había llegado el momento en que el tenia que recibir al Wamani (Dios de la montaña que se
presenta en figura de cóndor).
“Rasu Ñiti” sentía que el Wamani le estaba hablando directamente al pecho; pero su mujer no podía
oírlo. La mujer se inclinó ante el dansak y le abrazó los pies. Estaba ya vestido con todas sus insignias, un
pañuelo blanco le cubría parte de la frente.
La seda azul de su chaqueta, los espejos, la tela roja de los pantalones ardía bajo el angosto rayo del sol
que fulguraba en la sombra del tugurio que era la casa del indio Huancayre, el gran dansak “Rasu Ñiti”,
cuya presencia se esperaba, casi se temía y era luz de la fiestas de centenares de pueblos.
Cuando el bailarín interrogó a su mujer sobre si veía al Wamani sobre su cabeza, esta le contestó que si,
que era de color gris y que la mancha blanca de su espalda estaba ardiendo.
El tumulto de la gente que venia a la casa del bailarín se oía ya muy cerca. Cuando las hijas del danzarín,
que habían ido a llamar al “Lurucha” y a don Pascual, regresaron, Pedro Huancayre el gran dansak “Rasu
Ñiti”, ya tenia el pañuelo rojo en la mano izquierda.
Su rostro enmarcado por el pañuelo blanco, casi salido del cuerpo, resaltaba por que todo el traje de color
y luces, y la gran montera lo rodeaban, se diluían para alumbrarlo, su rostro cetrino casi no tenia expresión.
Solo sus ojos aparecían hundidos como en un mundo, entre los colores del traje y la rigidez de los
músculos. “Rasu Ñiti” empezó a tocar las tijeras. Cuando llegó Lurucha, el arpista del dansak, tocando, ya la
fina luz del acero era profunda; le seguía don Pascual, el violinista.
El Lurucha, que comandaba siempre el dúo, hacia estallar con su uña de acero las cuerdas de alambre y las
de tripa.
Tras de los músicos marchaba un joven: “Atok Sayku”, el discípulo de “Rasu Ñiti”. También se había vestido;
pero no tocaba las tijeras.
“Rasu Ñiti” vivía en un caserío no más de veinte familias. Los pueblos grandes estaban a pocas leguas. Tras
de los músicos venia un pequeño grupo de gente. Cuando “Rasu Ñiti” sintió que ya el final se acercaba,
pidió al arpista que tocara.
BIOGRAFIA
José María Arguedas fue un reconocido escritor y antropólogo peruano. Su trabajo como
novelista, traductor y abanderado de la literatura quechua le permitió consagrarse como
uno de los escritores más importantes del siglo XX. Nació en Andahuaylas, una zona
andina pobre.
Cursó estudios de primaria en San Juan de Lucanas, Puquio y Abancay y los de secundaria
en Huancayo y Lima. Licenciado en Literatura en la Facultad de Letras de la Universidad
de San Marcos, en 1931; posteriormente cursó Etnología, recibiéndose de bachiller en
1957 y doctor en 1963.
Ejerció como profesor de Literatura en la Universidad de San Marcos de Lima y como
etnólogo en la Escuela Normal de Investigaciones etnológicas.
En 1947, fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación,
después sería Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio
(1950-1952).
Trabajó como funcionario en el Ministerio de Educación. Fue Director de la Casa de la
Cultura (1963-64) y Director del Museo Nacional de Historia (1964-1966).
Considerado uno de los más destacados escritores peruanos, consagró su vida a la
literatura y al estudio de la vida y la cultura de los indios quechuas. Riguroso y entusiasta
universitario, políticamente se definió como marxista.

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