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PROGRAMA ACADÉMICO DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA

ESPECIALIDAD FOLKLORE
MENCIÓN DANZA
Curso: Folklorología.
Docente: Martín Yaranga
Alumna: Steysi Quintana Espinoza.

ANÁLISIS DEL CUENTO “LA AGONÍA DEL RASU-ÑITI”

El cuento la agonía de Rasu Ñiti es una de las mejores obras escritas por José María
Arguedas que fue publicada en 1962 y, es calificada por muchos críticos como una de
las mejores obras del Indigenismo.

El cuento inicia haciendo referencia a una familia nuclear: padre, madre y dos hijas. El
padre llamado Pedro Huancayre conocido como el danzak Rasuñiti (el que aplasta
nieve), es un danzante de tijera reconocido por todos los pobladores como un personaje
importante en su pueblo. La obra se enmarca en el camino y/o proceso hacia la muerte
dando evidencia de la profunda cosmovisión andina, simbolismo y misticismo que
acompaña toda la obra al protagonista. El danzante con gran pesar, pero con una enorme
templanza se prepara para bailar por última vez, se viste y conversa con su mujer
comentándole que el Huamani ha venido por él, cabe resaltar que el Wamani es el Dios
de la montaña representado bajo la figura del cóndor (dios importante en la cosmogonía
andina). Ante este hecho las hijas salen en búsqueda de sus acompañantes el Lurucha
(arpista) y Dos Pacual (violinista) quienes llegan a la casa del danzante junto con el
pueblo, la gente llegaba alegre y con espíritu festivo. Rasu Ñiti en su habitación
comienza a hacer sonar las tijeras, esta escena particularmente es grandiosa pues se
entiende que las tijeras (su instrumento) tiene una conexión especial con él y le hablan.
La madre le dice a las hijas: La tijera no son manejadas por los dedos de su padre, es el
Huamani que las hace chocar. Con esta escena se da a conocer las creencias
sobrenaturales de los hechos que sin verlo creen.

Detrás de los músicos se encuentra vestido Atok Sayku (discípulo) en un momento


determinado cuando siente que ya está cerca la muerte (el cuchillo en el corazón) pide a
sus músicos que toque el Yaguarmayo (melodía final) terminado con la vida del
danzante. ¡ Rasu Ñiti con ardor en las piernas pronuncia las palabras: Ya estoy por
llegar! Haciendo sonar más alto las tijeras. Algo admirable que podemos resaltar es que
no deja de tocar nunca la stijeras hasta su último aliento. Su discípulo comprende lo
que está sucediendo y lleno de esta magia coge las tijeras de su maestro y dice “El
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Huamani aquí” “El nuevo danza, en mi cabeza, en mi pecho aletea” es el Padre
Rasuñiti renacido. Las personas no reprochan la afirmación, pues están convencidos de
lo que está sucediendo.

Rasu Ñiti será enterrado al día siguiente por el atardecer, pero su espíritu no muere, sino
que perdura ahora en su discípulo quien continuará con la mística y la danza de tijeras
poniendo de manifiesto la superación o vencimiento a la misma muerte por parte del
danzante a través del legado de su sabiduría. En su caso particulatr no fue transmitida a
su hijo puesto que el danzak solo tuvo dos hijas mujeres, pero aparece la figura del
discípulo a quien este llega a llamar Padre lográndose transmitir la sabiduría de
generación en generación haciendo que de alguna forma se triunfe sobre la muerte.

También es importante mencionar la figura de la esposa, quien conoce tanto al danzante


que conoce el momento preciso en el que se está preparando para su agonía y posterior
muerte, se observa su templanza y el apoyo incondicional que le brinda.

Asimismo, haré mención sobre la teatralidad andina que para esta obra se encuentra en
armonía ya que el protagonista el danzante vive en su comunidad y esta a su vez lo
admira, ninguno de ellos refuta lo que ve, en todo momento se sobre entiende que todos
aceptan este acto mágico y hasta religioso del traspaso de su espíritu hacia su discípulo.
La obra está rodeada de simbolismos, la figura de Wamani, la chiririnka (mosca negra
anunciadora de muerte), entre otros.

Para finalizar esta obra que representa al indigenismo es la clara muestra de la


prevalencia de las costumbre y ritos que datan desde la época milenaria y que se niegan
a desaparecer que pone de manifiesto un orden diferente de la cosmogonía, en donde
pueden suceder pudiendo hechos que otros considerarían irreales. En esta obra se ven
vivas las relaciones religiosas tradicionales del hombre andino con las montañas
(apus, wamanis), los ríos (mayus) y demás divinidades andinas que nos muestran una
cosmogonía completamente diferente a la impuesta por el mundo occidental. Su
difusión es labor de cada uno de nosotros para hacer conocedores de nuestro patrimonio
cultural y como educadores tenemos una gran labor al competir con la influencia de la
Globalización y la transculturación a la que los jóvenes provenientes de la generación Z
(en la actualidad) se encuentran insertos, es una labor ardua pero que estamos
comprometidos a difundir.

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