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Calidad Educativa
Calidad Educativa
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COMUNICACIÓN
Entendemos que el desarrollo humano comprende diversas
dimensiones que se constituyen e integran en la interacción
con el medio cultural para ayudar a configurar la
personalidad. Para propósitos educativos concebimos estas
dimensiones como competencias. Definimos competencia
humana como una habilidad general y forma de conciencia,
producto de la integración de conceptos, destrezas y
actitudes, que dota al ser humano de una capacidad de
entendimiento, acción y transformación de sus relaciones
con el mundo, él/ella mismo incluido.
Analizada y evaluada desde una perspectiva crítica y
emancipadora, la actividad humana puede desarrollarse en
condiciones de alienación. Porque la competencia se ha
alienado, no nos reconocemos en ella; no nos reconocemos
como sujeto productivo, no nos reconocemos, ni personal ni
colectivamente, en el producto de nuestra actividad. Sólo
mediante la autoconciencia que llamamos conciencia crítica
se sientan las bases para la superación de esa alineación;
para la liberación.
Producimos y no nos reconocemos como productores, no
reconocemos nuestros poderes, nuestra competencias, nuestro
ser agentes.
Producimos y no tenemos control sobre el producto, el producto
se nos impone como algo independiente absoluto: la verdad, los
valores, lo bello.
No reconocemos el carácter de ser genérico de las
competencias. Las capacidades humanas superiores que
llamamos competencias son producto de la humanidad, como
especie evolutiva y como población histórica cultural. Es como
producto de la cooperación de generaciones que han nacido las
competencias humanas superiores.
No reconocemos el carácter integral de nuestras
competencias, no son algo meramente cognitivo, sino
expresión de todo nuestro ser corpóreo afectivo, volitivo,
sensorial, emocional. Así separamos el conocimiento de lo
estético y de los valores y lo social, etc.
No reconocemos que las competencias son propiedad de
todo humano, y no de unos pocos. Todos somos creadores y
no meros receptores de cultura. Todos somos constructores
de conocimiento, productores de belleza, hacedores de bien
y justicia, promotores de salud, conservadores del ambiente,
etc.
Desde fines del siglo XIX y principios del XX Carlos Marx, Federico
Nietszche y Sigmund Freud, cada uno con sus particulares categorías
analizó las condiciones por las cuales en la sociedad moderna se
engendra la conciencia alienada y con ello se imposibilita el desarrollo
del ser humano integral posible. Analizaron las estructuras económicas,
sociales, políticas y culturales y las formas o estructuras psicológicas
que están engendran para explicar la alineación. La modernidad se
había construido en la lucha por liberar las capacidades humanas de las
limitaciones que imponía la propiedad feudal, el Estado autocrático y la
cultura metafísica religiosa. Ahora la nueva humanidad tendría que
construirse como superación de la sociedad capitalista burguesa, el
Estado centralizador y el pensamiento positivista instrumentalista.
Las capacidades humanas que llamamos competencias se han
enajenado y se presentan como actividades-medios para la
producción de mercancías o servicios que se llevan al mercado,
ahora global. En estas condiciones se tornan en competencias
meramente instrumentales para la competitividad.
Por otro lado, las competencias son recortadas y limitadas en su
desarrollo de modo que más que productores seamos
consumidores de conocimiento, comunicación, moral, ecología,
civismo, espiritualidad, etc. Así los medios formativos se ocupan
de transmitirnos los productos de la cultura y no desarrollarnos
los órganos de la producción de la misma.
Enseñamos más ideas que la capacidad de analizarlas o
producirlas; nos ocupamos más de hablar de moral y de
civismo que de fomentar el desarrollo de la conciencia para
construir valores y actuar moral y cívicamente; nos
ocupamos más de trasmitir ideas sobre la belleza y las artes
que el desarrollar la sensibilidad estética para apreciar y
producir la belleza, etc. El resultado es el que tenemos
muchas veces personas atiborradas de información pero
incompetentes para comprenderla o aplicarla. Vivimos en el
analfabetismo funcional, no sólo en el ámbito de las letras,
sino en el de las arte, las ciencias, y los valores.
Frente a este proceso de globalización la escuela y la
universidad pueden adoptar en términos generales tres
posiciones: (1) convertirse en una pieza que engrana
deliberada pero a críticamente en el sistema de producción
reproducción social; (2) ignorar en forma ingenua o
deliberada las exigencia de dichos cambios y mantenerse al
margen de ellos como alternativa educativa; (3) insertarse en
dicho proceso de cambio en forma deliberada y crítica para
contribuir a minimizar sus efectos detrimentales, influir en
los proceso de cambio y plantear modelos alternativos a los
mismos. Nuestro trabajo se ubica en esta tercera alternativa.
1. La crisis del Estado benefactor y el proceso político meramente
partidista y electoral. Está planteada la necesidad de elevar la participación
de los sectores de la sociedad civil en el diagnóstico y solución de los
problemas sociales por medio de procesos de apotestamiento . Hay
necesidad de ayudar a formar un nuevo tipo de ciudadano/a para una
nueva forma de practicar la democracia.
2. El fin de siglo hace clara la necesidad de reorganizar nuestras relaciones
con el medio natural del que somos parte.. Es necesario ayudar a formar
personas comprometidas con la protección del ambiente y de la salud.
3. Hace falta desarrollar nuevas ideas y formas de
sensibilidad hacia los otros de cómo relacionarnos y de cómo
manejar el conflictos. La cultura del discrimen, la
intransigencia y la violencia tiene que ser sustituida por una
cultural de la tolerancia, la equidad y la paz en las relaciones
humanas.
4. 4. Es necesario identificar y brindar apoyo individual y
personalizado al desarrollo humano de aquellos estudiantes
que están en riesgo de convertirse en desertores escolares o
de ingresar en la cultura del crimen y la droga.
5. Es necesario desarrollar programas educativos escolares
que permitan iniciar por lo menos desde los dos años el
proceso de desarrollo humano integral al que aspira la
escuela.
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REFLEXIÓN
El conocimiento que aporta la escuela o la universidad a
través de las diversas materias o disciplinas debe pensarse en
relación con la necesidad que tiene el estudiante de
comprender, dominar, planificar, criticar y transformar la
realidad y con ello desarrollarse a sí mismo y a su
comunidad. La educación se concibe, entonces, como el
proceso mediante el cual el individuo va satisfaciendo sus
necesidades e intereses y desarrollando sus capacidades,
gracias a la cual puede ir regulando su interacción con su
medioambiente natural y social y con ello su propio
desarrollo.
MEDIACIÓN EDUCATIVA
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ENSEÑANZA
ESTRATÉGICA
DESARROLLO DE PROGRAMAS
EDUCATIVOS BASADOS EN
COMPETENCIAS
CONSTRUCCION DE UN MODELO DEL SER HUMANO
INTEGRAL O PROFESIONAL QUE QUEREMOS CONTRIBUIR
A DESARROLLAR: LA DIALECTICA DE LO IDEAL Y LO REAL
PARA LA EFECTIVAD Y LA TRANSFORMACION
FORMACION DOCENTE: DEL PROVEEDOR DE
INFORMACION AL PROMOTOR DE COMPETENCIA HUMANA
REVISION Y DISENO CURRICULAR
EXAMEN Y TRANSFORMACION DE LA CONVIVENCIA
HUMANA PARA CREAR UNA CULTURA PROMOTORA DE
LAS COMPETENCIAS
CONSTITUCION DE LOS DOCENTES EN UNA COMUNIDAD
DE APRENDIZAJE Y DESARROLLO
No habrá cambio a una educación de calidad como nosotros
la entendemos si no logramos cambiar actitudes y
mentalidades y desarrollar autonomía y, por ende,
competencias en los educadores y sus comunidades. En
última instancia la calidad de la educación es totalmente
dependiente de la calidad de los educadores. Por eso nuestra
capacidad para construir una educación de calidad estriba en
la inversión que hagamos en la formación de los docentes.
Formación que debe comenzar con el despertar en el maestro
del deseo de luchar por una educación que nos acerca al ideal
del desarrollo humano integral.
La tarea de autocrítica y de revolucionarnos, que nos legara
esa tradición que va de Hostos a Freire, sigue siendo el gran
reto para todos aquellos educadores que buscamos
contribuir a crear un futuro digno y solidario para nuestros
pueblos a través de una educación de calidad, entendida
como educación humanista crítica y emancipadora.
Esa revolución comienza en cada uno de nosotros mismo,
como individuos y miembros de la colectividad, en nuestra
conciencia crítica y emancipadora, si creemos y queremos
que se pueda.
1. El currículo orientado al desarrollo humano integral (1997)
2. El currículo orientado al desarrollo humano integral y al aprendizaje
auténtico(2000)
3. El desarrollo del pensamiento sistemático y crítico (2001)
4. El desarrollo de la conciencia moral y ética (2004)
5. “Investigación del salón de clases: aprendizaje auténtico de la Historia”
Crecemos, Año 3, 1
6. “Desarrollo de la sensibilidad estética: una investigación del salón de clases”
en Crecemos, Año 5, 1
7. “Calidad educativa y desarrollo humano: una propuesta curricular crítica-
liberadora”, Crecemos, Año 6, 1 y 2
8. “Subjetividad democrática y competencias ciudadanas” en Crecemos, Año 7, 3
9. “El sentido de trascendencia como competencia humana” en Actas del 5to.
Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento (2005)
10. “ El desarrollo de la conciencia ambiental y salubrista” en Crecemos, Año 9, 1