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Fisiología del sueño

El sueño es un proceso fisiológico activo y cíclico que tiene


efectos críticos en la salud. Sus funciones son numerosas:
crecimiento, desarrollo, aprendizaje, memoria, eficiencia
sináptica, regulación del comportamiento, emoción,
fortalecimiento inmunológico y tiempo de limpieza de
sustancias neurotóxicas.

dormir durante los primeros meses de vida ocupa más del 50%
del tiempo.
El desarrollo de la organización del ciclo despierto-dormido es
progresivo y empieza desde la vida intrauterina.

Está estrechamente relacionado con la maduración del cerebro

La arquitectura del sueño, su duración, la proporción de las


diferentes etapas del sueño y la cantidad necesaria que se
requiere según la edad son específicos de cada individuo.

Se han identificado dos estados diferentes de sueño basados en variables específicas:


• dormir con movimientos oculares rápidos (REM)
• dormir con movimientos oculares no rápidos (NREM).

Este último se compone de tres etapas: sueño superficial


1 (N1), sueño 2 (N2) y sueño profundo 3 (N3).

En los bebés se conocen como sueño activo (REM) y pasivo (NREM)3 .En el adulto la proporción de sueño
REM/NREM es 20:803 .
En el cerebro en desarrollo, el sueño es una de las funciones más
importantes.

En los recién nacidos a término, representa su actividad principal, duermen


de 16 a 18 horas al día y de ello un 50% corresponde a sueño REM. En
prematuros, sueño activo corresponde hasta un 80% (precursor de REM). A
los 2 años, el niño ha dormido en promedio 10 000 horas (57%) en
comparación a las 7500 (43%) horas que ha permanecido en vigilia3 .

Evolución del sueño en niños durante la noche En el recién


nacido (RN) a término se pueden identificar dos estados de
sueño distintos durante un ciclo: REM y NREM. Cada ciclo
dura 50 a 60 minutos y puede haber hasta 18-20 ciclos en un
día.

Un recién nacido duerme 16 a 18 horas (70%) en 24 horas. El


sueño no tiene una organización circadiana, es decir, es
indiferente al entorno. A los 3 meses de edad comienza a
establecerse progresivamente un patrón circadiano del sueño
ocupando más tiempo durante la noche en relación al día.
Durante los primeros meses de vida, los niños entran
rápidamente a la fase de sueño activo que se caracteriza por
movimientos oculares rápidos, movimientos de succión,
espasmos finos, muecas, sonrisas, vocalizaciones y temblores.

El sueño tranquilo se caracteriza por movimientos mínimos y la


respiración es regular y monótona.

El sueño activo puede exceder el 50% del tiempo de sueño en el recién nacido.
La necesidad de altos niveles de sueño activo en el período neonatal no está
clara, pero tal vez es importante para la maduración del cerebro y la plasticidad
sináptica. Los períodos de sueño tranquilo duran unos 20 minutos y representan
entre el 25 y el 35% del sueño total.

Al nacer, el cerebro de un recién nacido contiene 100 mil


millones de neuronas y el número de sinapsis por neurona es de
2500. A medida que el niño aprende, se van creando nuevas
sinapsis, por lo que a la edad de 2 a 3 años, el número de
sinapsis es de 15 000 por neurona.
Cambios en el sueño en el período fetal
A las 9 semanas se desarrolla la neurona motora de la médula espinal. Los
estiramientos se observan a la semana 10, succionan y tragan líquido amniótico a la
semana 11 y después de las 18-20 semanas se aprecian movimientos activos y
mientras el feto duerme, se observan las patadas después de las 32 semanas.

Los movimientos oculares se visualizan en el ultrasonido fetal


desde las 16 semanas y los movimientos oculares rápidos
(REM) desde las 18-20 semanas

Los estudios basados en ecografías del feto muestran que, a


partir de las 20 semanas, se puede apreciar un ciclo de
actividad-pasivo del sueño con ciclos de aproximadamente 50
minutos.

En bebes prematuros menores de 24-26 semanas de gestación


no se pueden distinguir ninguna las fases activa y pasiva.
Patrones normales y necesidades
del sueño

No existe una cantidad mágica de horas que necesiten todos los niños de un


grupo de edad en concreto.

Aún y todo, el sueño es muy importante para el bienestar de todos los niños.

La relación existente entre la falta de sueño y el comportamiento del niño no


siempre es evidente.

Cuando los adultos están cansados, pueden estar irritables y/o tener falta de
energía. Pero los niños se pueden volver hiperactivos, antipáticos y tener
cambios de comportamiento extremos.
Bebés (hasta los 6 meses de edad)

Los relojes internos de los recién nacidos todavía no están completamente desarrollados.

Pueden dormir hasta 18 horas en cada período de 24 horas, divididas aproximadamente por igual
entre el día y la noche.

Los padres deben despertar a sus recién nacidos para alimentarlos si duermen más de 4 horas
seguidas hasta que se estabilice su ganancia de peso, lo que suele ocurrir antes de que concluyan
las dos primeras semanas de vida. A partir de ese momento, no pasa nada si un bebé duerme
durante períodos de tiempo más largos.

Pasadas las dos primeras semanas, los bebés pueden dormir hasta 4 o 5 horas
seguidas; esta es la cantidad aproximada de tiempo que sus pequeños
estómagos pueden aguantar sin alimentarse.

Si los bebés duermen durante mucho tiempo seguido por la noche, lo más
probable es que quieran mamar o tomar el biberón más a menudo durante el día.
Es importante saber que los bebés pueden llorar y hacer
todo tipo de ruidos durante el sueño ligero. Incluso, si se
despiertan por la noche, es posible que solo pasen unos
minutos despiertos antes de volver a conciliar el sueño
por sí solos.
Si un bebé de menos de 6 meses sigue llorando, usted
deberá atenderlo. El bebé podría estar muy incómodo:
hambriento, mojado, tener frío o incluso estar enfermo.

Bebés de 6 a 12 meses

A los 6 meses, los bebés siguen necesitando un promedio de unas 14 horas de


sueño en cada período de 24 horas, con dos o tres siestas en las horas de luz,
de 30 minutos a 2 horas de duración cada una. Algunos bebés, sobre todo los
amamantados, se pueden seguir despertando por la noche.
Niños de 1 a 3 años

La mayoría de los niños de 1 a 3 años de edad duermen de 12 a 14


horas en cada período de 24 horas. La ansiedad de separación, o
las simples ganas de estar despierto con papá y mamá (y no
perderse nada), pueden motivar a un niño a quedarse despierto por
la noche. Y lo mismo puede hacer el estilo tan propio de los niños
de esta edad de llevar la contraria a sus papás.

Preescolares (de 3 a 5 años)


Los niños de la etapa preescolar duermen unas 10 a 13 horas por la noche.
Lo niños que duermen lo suficiente por la noche pueden no necesitar hacer
la siesta durante el día. En estos casos, la siesta se puede sustituir por un
período de tranquilidad y reposo por la tarde.

La mayoría de guarderías y jardines de infancia establecen breves períodos


en que los niños se acuestan en colchonetas o descansan de otras formas.
Cuando un niño deja de hacer la siesta, su hora de acostarse por la noche
se puede adelantar con respecto a la de la etapa anterior.
Escolares y preadolescentes

Los niños en edad escolar necesitan de 9 a 12 horas de sueño nocturno. Los problemas
para irse a la cama pueden empezar a esta edad por diversas razones. Los deberes,
las actividades deportivas y extraescolares, el tiempo de pasan delante de pantallas
(como la televisión, las computadoras, los smartphones y otros dispositivos), así como
unos horarios familiares caóticos pueden contribuir a que los niños no duerman lo que
necesitan dormir.

La falta de sueño puede hacer que los niños estén irritables o hiperactivos e impedir que
presten atención en clase.
Adolescentes

Los adolescentes necesitan de 8 a 10 horas de sueño por la noche, pero muchos de


ellos no las duermen. Debido a que los centros de estudios empiezan muy pronto, así como
la sobrecarga de trabajos escolares, deberes, amistades, medios sociales y actividades
extraescolares, muchos adolescentes tienen una falta o déficit de sueño de carácter
crónico.

Y la falta de sueño se acumula a lo largo del tiempo; por eso, una hora menos de sueño por
la noche cada día equivale a una noche entera sin dormir al final de la semana. Entre otras
cosas, la falta de sueño puede conducir a:

•estar menos atento


•un rendimiento inconsistente
•una reducción de la memoria a corto plazo
•un aumento del tiempo de respuesta

Todo esto puede llevar a tener mal carácter, problemas en la escuela (tanto de tipo
académico y con los maestros como con los compañeros de clase), el uso de estimulantes,
como la cafeína o las bebidas energizantes para sentirse más despierto, y a accidentes de
tráfico por tener un mayor tiempo de respuesta o al "dormirse al volante” .

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