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DERECHO PENAL

GENERAL
PREGRADO
DÉCIMA SECCIÓN – LAS CONSECUENCIAS
ACCESORIAS CONTRA LA PERSONA
JURIDICA (ARTICULO 105 DEL CODIGO
PENAL)
INICIO
Observa el siguiente video y contesta a las preguntas
https://youtu.be/tcVnP1U8KUs - Responsabilidad penal
de las personas
juridicas –
consecuencias
accesorias
Utilidad
Logro específico de aprendizaje
Al finalizar la unidad, estudiantes identifican las diversas
consecuencias del delito y la forma en la que éstas se configuran.

Logro de la Sesión 09
Al finalizar la sesión, el estudiante identifica la
decima sección – las consecuencias accesorias contra
la persona jurídica ( articulo 105 del Código Penal)

4
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

DÉCIMA SECCIÓN –
LAS CONSECUENCIAS
ACCESORIAS CONTRA
LA PERSONA
JURIDICA (ARTICULO
105 DEL CODIGO
PENAL)
Transformación (contenido)

EL ARTICULO 105 DEL CODIGO


PENAL
Transformación (contenido)

La insuficiencia de las sanciones penales impuestas a los


sujetos individuales para atajar la comisión de hechos
delictivos en el marco de las actividades de las personas
jurídicas, es un dato criminológico que se encuentra
debidamente comprobado.
Por un lado, se ha llegado a determinar con una base empírica
cierta cómo la cultura corporativa de las organizaciones puede
tornarse en criminógena, al fomentar la materialización de
hechos delictivos por parte de sus miembros individuales en
cumplimiento de directrices de conducta desarrolladas a su
interior.
Por lo tanto, sancionar únicamente a los miembros individuales no
erradicaría la cultura corporativa criminogena y, por tanto, el peligro
de la futura comisión de hechos delictivos.
Por otro lado, se ha demostrado también que la empresa moderna
recurre con mayor frecuencia a la figura de los directivos de
banquillo, es decir, a personas incorporadas a la estructura
empresarial con la única finalidad de asumir plenamente la
responsabilidad penal por los hechos delictivos cometidos desde la
entidad empresarial.
En este sentido, las sanciones penales perderían completamente su
virtualidad preventiva si su imposición se quedase en el directivo
individual, pues la empresa se limitaría sólo a contabilizar el costo de
un director de banquillo frente a los beneficios que le proporcionaría
el desarrollo de la actividad ilícita.
Los datos criminológicos antes mencionados no pueden ser
soslayados por el sistema jurídico-penal, por lo que resulta necesario
la previsión de medidas aplicables directamente a las personas
jurídicas, dirigidas a impedir o eliminar la peligrosidad de su
estructura organizativa.
Es así que el artículo 105 del Código Penal incorpora medidas
preventivas de este tipo bajo el rubro de consecuencias accesorias.
La necesidad de preverlas se hace aún mayor si es que no se cuenta
con la posibilidad de imponer, por lo menos de manera general,
sanciones penales a las personas jurídicas.
Si bien estas medidas preventivas se regulan junto con otras de
mayor tradición legislativa como el decomiso, no puede
desconocerse la novedad que constituye su incorporación en las
normas generales del Código Penal.
Una similar orientación legislativa se presenta también en las
leyes penales especiales, en donde se han incorporado
dispositivos específicos para aplicar consecuencias accesorias
a las personas jurídicas, como es el caso de la Ley Penal
Tributaria (artículo 17 del D. Leg. N° 813), la Ley de Delitos
Aduaneros (artículo 11 de la Ley N° 28008) o la Ley contra el
Crimen Organizado (artículo 23 de la Ley N° 30077).
Transformación (contenido)

EL CRIMEN ORGANIZADO
Las consecuencias accesorias aplicables a las personas jurídicas recogen
diversas medidas que van desde la suspensión o prohibición de actividades,
pasando por la intervención o el cierre de los establecimientos, hasta llegar
incluso a su disolución y liquidación.
Su imposición se sustenta en la peligrosidad de la forma como se encuentra
organizada en el sentido de favorecer u ocultar la comisión de futuros
hechos delictivos.
En efecto, la imposición de sanciones penales a los miembros de las
personas jurídicas no elimina la peligrosidad criminal de la estructura
organizativa, por lo que resulta necesario imponer medidas directamente
sobre la persona jurídica para erradicar o limitar significativamente esa
peligrosidad.
No se trata, por lo tanto, de sanciones
penales que responden a la culpabilidad de la
persona jurídica, sino de medidas preventivas
impuestas para mitigar el peligro de que su
organización pueda ser utilizada por sus
representantes o administradores para la
comisión de nuevos delitos.
De lo anterior se desprende que una
consecuencia accesoria es aplicable a una
entidad corporativa si existe un peligro
relevante de que su organización facilite o
encubra la realización de hechos delictivos.
El delito cometido por el sujeto individual pone a la vista
del sistema penal una situación objetiva de peligrosidad
criminal de la organización que debe ser erradicada de
cara a una protección integral de los bienes jurídicos.
A diferencia de las penas, como puede fácilmente
percibirse, la imposición de las consecuencias accesorias se
guía por una lógica abiertamente prospectiva que no
depende del delito cometido.
Se trata claramente de consecuencias jurídicas que no
tienen un carácter punitivo, sino preventivo.
Lo que se procura es evitar que la persona jurídica
pueda ser utilizada nuevamente en la realización de
futuros delitos.
Dado que no se trata de penas en sentido estricto, la
peligrosidad de la organización no se atribuye
personalmente a la entidad colectiva, sino que es
considerada como una realidad existente y frente a
la que se tiene que hacer algo para evitar que sea
utilizada por las personas individuales para cometer
nuevos delitos en el futuro.
Transformación (contenido)

EL LAVADO DE ACTIVOS
El lavado de activos, también llamado “lavado de
dinero”, es un tipo especial de delito reconocido por
nuestro Código Penal.
Este delito consiste en introducir en la circulación
financiera dinero obtenido de forma ilegal,
haciéndolo parecer como si fuera de origen legal.
Dicho de forma más sencilla: pensemos en aquel que
ha obtenido su fortuna vendiendo drogas ilegales y
hace pasar su dinero como ganancias del restaurante
de su amigo, para luego utilizarlo en comprar ropa,
muebles, autos, etc., y de esa forma ya no
preocuparse por un desbalance económico que
podría levantar sospechas sobre sus actividades.
Transformación (contenido)

EXCURSO: LA RESPONSABILIDAD
¿ADMINISTRATIVA? ¿PENAL? DE LAS
PERSONAS JURIDICAS
1. ORIGEN
La incorporación legislativa de las consecuencias accesorias
aplicables directamente a las personas jurídicas ha llevado a
que la doctrina nacional empiece a preguntarse sobre su
naturaleza jurídica.
Es evidente que la respuesta a esta cuestión no sólo tiene un
interés académico, sino fundamentalmente práctico, pues la
determinación de los presupuestos materiales y procesales
para su imposición dependerá indudablemente de la
naturaleza jurídica que se le asignen.
Pese a que la decisión del legislador parece clara en el
sentido de que las consecuencias accesorias no son penas,
ni medidas de seguridad, sino un tercer género de
consecuencias jurídicas del delito, eso no significa que su
naturaleza no pueda ser penal o administrativa.
Así, existen planteamientos que les asignan el carácter de
sanciones penales, a diferencia de otros que consideran que
se trata, más bien, de medidas preventivas que, para
algunos, tendría una naturaleza penal, mientras que, para
otros, sería administrativa.
2. PRIMERA VERSIÓN
Las consecuencias accesorias como sanciones penales
Un sector de la doctrina, siguiendo el parecer de Zugaldía Espinar en
la doctrina penal española, considera que las consecuencias
accesorias aplicables a las personas jurídicas previstas en la
legislación peruana son, en realidad, penas.
A este entendimiento pareció haberse sumado el Acuerdo Plenario
N° 7-2009 (punto 11), al sostener que las consecuencias accesorias
aplicables a personas jurídicas son sanciones penales especiales.
Sin embargo, tal afirmación de la Corte Suprema no debe ser
entendida necesariamente como la asignación del carácter de pena a
las consecuencias accesorias, sino simplemente como el
reconocimiento de una naturaleza penal.
De otra manera, no se podría comprender lo
dicho en la Casación N° 134-2015-Ucayali de 16
de agosto de 2016 con carácter de doctrina
jurisprudencial vinculante, en el sentido de que
“el código penal no regula la responsabilidad
penal de la persona jurídica “.
En consecuencia, a la jurisprudencia del máximo
tribunal de justicia penal le queda claro que las
consecuencias accesorias reguladas en el Código
Penal (y en leyes penales especiales) no pueden
ser tenidas como penas
La posición jurisprudencial tiene pleno sentido, si se tiene
en cuenta las particularidades de la regulación positiva
sobre las llamadas consecuencias accesorias.
En efecto, si estas consecuencias jurídicas se concibiesen
como penas, su imposición no debería ser accesoria, es
decir, no debería depender de la declaración de
culpabilidad de una persona natural o de, cuando menos,
la realización de un injusto penal. Su naturaleza accesoria
dice lo contrario.
Por otra parte, la persona jurídica tendría que ser tratada
exactamente igual que un imputado en el proceso penal,
lo que no es así, pues se le tiene que incorporar con una
audiencia especial, una vez que se haya formalizado la
investigación preparatoria en contra de una persona
natural.
Finalmente, si se tratase de una pena, el criterio para
decidir la imposición y el quantum de las consecuencias
accesorias sería la gravedad del hecho cometido
(principio de culpabilidad), y no la peligrosidad de una
comisión futura de nuevos delitos
Está claro entonces que no es más que el deseo de
aquellos autores que consideran posible una
responsabilidad penal de las personas jurídicas, lo que
les lleva a sostener, aunque sea recurriendo a
interpretaciones muy discutibles de las disposiciones
legales, que las consecuencias accesorias son en
realidad penas.
Esta pretensión, sin embargo, no puede hacerse de
espaldas a la forma cómo se encuentran reguladas estas
medidas preventivas en la legislación penal.
Es evidente que la regulación positiva de las
consecuencias accesorias impide, considerarlas penas.
Basta con destacar que no se encuentran incluidas en el
catálogo de penas previstas en el artículo 28 del CP, sino
que se agrupan, más bien, en un título aparte con la
reparación civil derivada del delito.
Por lo tanto, las consecuencias accesorias aplicables a las
personas jurídicas constituyen en nuestra legislación
penal un tipo de consecuencias jurídicas del delito, pero
no son propiamente penas.
Lo acabado de decir encuentra mayor
respaldo con la reciente incorporación de
sanciones a las personas jurídicas por la
comisión de determinados delitos (Ley N°
30424).
Si con las consecuencias accesorias era
posible sancionar a las personas jurídicas
por cualquier delito, qué sentido habría
tenido expedir una ley especial que las
sancione sólo por algunos delitos.
3. SEGUNDA VERSIÓN
Las consecuencias accesorias como medidas
preventivas
La interpretación doctrinal mayoritaria entiende que las
consecuencias accesorias no son penas, en la medida
que no se sustentan en la culpabilidad de la persona
jurídica por el delito cometido.
Se trata, más bien, de medidas de carácter preventivo
que buscan eliminar la peligrosidad de su estructura
organizativa respecto de la comisión de nuevos hechos
delictivos.
A pesar de que el fundamento de las consecuencias
accesorias es, para este planteamiento, la peligrosidad.
La peligrosidad de las medidas de seguridad está
vinculada claramente a la constitución psico-física de una
persona natural, no a la peligrosidad organizativa de una
persona jurídica.
Por ello, si bien las consecuencias accesorias son medidas
preventivas sustentadas en la idea de la peligrosidad, esta
peligrosidad es entendida de una forma distinta a la que
fundamenta las clásicas medidas de seguridad.
Se trata de una peligrosidad de la forma de organización
de la persona jurídica, en el sentido de favorecer la
comisión futura de hechos delictivos.
La referencia de esta peligrosidad a la
persona jurídica ha llevado a que la
doctrina penal discuta si las consecuencias
accesorias se aplican a la persona jurídica
como un sujeto de imputación o como un
objeto peligroso.
La respuesta a esta cuestión, sin embargo,
no presenta diferencias relevantes a nivel
de las consecuencias prácticas.
Mayor relevancia práctica tiene la discusión sobre la naturaleza
preventiva de las consecuencias accesorias, es decir, si se trata
de medidas preventivas de naturaleza penal o de medidas
administrativas que simplemente se imponen en sede penal
por razones de economía procesal. Los que sostienen que las
consecuencias accesorias tienen una naturaleza propiamente
penal, lo hacen como consecuencia de haber negado la
posibilidad de que las personas jurídicas respondan
penalmente, siendo, por tanto, la finalidad de estas medidas
preventivas evitar la futura lesión de bienes jurídico que no se
puede conseguir con la imposición de una pena a la persona
jurídica por su incapacidad delictiva.
Las consecuencias accesorias desplegarían, por tanto, una
finalidad de prevención general y especial.
El otro punto de vista tiene como punto de partida la idea
de que lo único propiamente penal es la imposición de una
pena con base en la culpabilidad del autor, por lo que toda
medida impuesta al margen de este criterio no puede ser
penal.
La función del Derecho penal de devolver la vigencia a la
norma infringida, solamente se puede cumplir si el delito se
atribuye bajo el criterio de la culpabilidad.
En la medida que las consecuencias accesorias aplicables a
la persona jurídica no se sustentan en su culpabilidad, no
son medidas propiamente penales, aun cuando se
impongan en un proceso penal.
Estas medidas apuntan únicamente a
evitar el peligro de utilización de la
organización de la persona jurídica por
parte de personas naturales para cometer
delitos.
Por tanto, las consecuencias accesorias
constituyen medidas de carácter
administrativo que se imponen en sede
penal por razones de economía procesal.
4. VISIÓN CRÍTICA
Lo primero que debe indicarse es que resulta
incorrecto que se considere, como punto de partida,
que la afirmación de que las consecuencias accesorias
no tienen el carácter punitivo presupone haber negado
previamente la posibilidad de imponer penas a las
personas jurídicas.
Esta asociación de ideas solamente encontraría razón
para aquellos que pretenden asignarle a las
consecuencias accesorias la función de cubrir los
déficits de prevención provocados por la falta de
capacidad delictiva de las personas jurídicas.
Sin embargo, las consecuencias accesorias aplicables a
las personas jurídicas se sustentan con independencia
de la posibilidad de imponerles penas, pues su
fundamento no radica en la falta de culpabilidad de la
entidad corporativa, sino en la peligrosidad de su
organización.
En consecuencia, en un sistema penal pueden coexistir
penas y consecuencias accesorias aplicables a las
personas jurídicas, siendo necesario únicamente
delimitar adecuadamente el alcance de cada una de
estas consecuencias derivadas del delito para evitar un
fraude de etiquetas o, lo que es peor, una
sobrerreacción del sistema penal.
En nuestra legislación penal a las personas
jurídicas se les puede imponer tanto penas
(Ley N° 30424), como consecuencias
accesorias (artículo 105 del CP).
Una alternativa de delimitación podría ser
restringir la respuesta punitiva a los delitos
por los que se admite la responsabilidad
de la persona jurídica (cohecho, colusión
desleal, tráfico de influencias, lavado de
activos y financiamiento del terrorismo) y
dejar la aplicación de las consecuencias
accesorias para los otros delitos.
En refuerzo de esta propuesta se podría decir que la
reforma a la Ley N° 30424, al incluir el delito de lavado de
activos como uno de los delitos por el que la persona
jurídica podría ser hecha responsable, derogó también el
artículo 8 de la Ley contra el Lavado de Activos que preveía
la imposición de consecuencias accesorias a la persona
jurídica, lo que cerraría, por tanto, esta posibilidad
expresamente contemplada en la legislación anterior. Este
planteamiento no es, sin embargo, indiscutible, pues, si
bien se derogó el artículo que, en la ley penal especial de
lavado de activos, preveía la imposición de consecuencias
accesorias a las personas jurídicas, la regulación general del
artículo 103 del CP, aplicable también a las leyes especiales
conforme al articulo X del Titulo Preliminar del CP, no ha
sido expresamente limitada, por lo que, en
principio, las consecuencias accesorias podrían
aplicarse a las personas jurídicas en relación
con cualquier delito.
Bajo tal hipótesis interpretativa no es que la
pena y la consecuencia accesoria cumplen la
misma función, radicando la diferencia
únicamente en el tipo de delito cometido, sino
que a cada una le corresponde una función
distinta
Práctica
Práctica

Mencione un caso aplicando las


consecuencias accesorias contra la
persona juridica
Conclusiones
El artículo 105 del Código Penal incorpora medidas
preventivas de este tipo bajo el rubro de consecuencias
accesorias.
La necesidad de preverlas se hace aún mayor si es que no se
cuenta con la posibilidad de imponer, por lo menos de
manera general, sanciones penales a las personas jurídicas.
Bibliografía
PEÑA CABRERA FREYRE, ALONSO RAÚL (2013) Derecho penal,
Editorial Moreno HURTADO POZO, JOSÉ (2011) Manual de derecho
penal , Editorial Moreno

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