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en la Edad Moderna
Tema VII: La Reforma
católica
1.- La verdadera reforma
• La historiografía ha consagrado la palabra
Reforma para referirse al movimiento suscitado
por Lutero y los demás líderes del movimiento
protestante, si bien constituye una revolución más
que una auténtica reforma.
• Por el contrario, la actividad de reforma o
restauración católica ha recibido el nombre
genérico de Contrarreforma.
• El término Contrarreforma está hoy en desuso
porque no expresa bien la realidad de los hechos; es
equívoco y reductivo porque parece indicar un
movimiento de oposición a algo ya existente, la
Reforma. Y esto no es así exactamente.
• La Reforma se dio simultáneamente dentro y fuera de
la Iglesia Católica.
• Se puede aceptar, sin embargo, el término de
Contrarreforma para referirse a un segundo
periodo de la Reforma Católica.
• Por lo tanto, en la Iglesia Católica se observa:
– 1) Un movimiento de Reforma o restauración que
es previo al concilio de Trento y tiene sus orígenes,
al menos, en la segunda mitad del siglo XV. Este
movimiento continúa durante el siglo XVI y se
prolonga en el XVII. Por lo tanto, la Reforma
Católica es previa, simultánea y posterior al concilio
de Trento.
– 2) Un movimiento de Contrarreforma cuyo
objetivo es contrarrestar los efectos de la
Reforma protestante. Según Lortz, es “el esfuerzo
del catolicismo en lucha contra los movimientos
protestantes”.
• Así, los fines de la Contrarreforma son:
– 1º) Poner un dique a la expansión protestante.
– 2º) Acabar con las tendencias filo-protestantes
detectadas dentro de la Iglesia.
– 3º) Reconquistar los terrenos perdidos.
• Para alcanzar estas metas, la Iglesia empleará todos
los medios a su alcance.
2.- Los inicios de la Reforma:
precedentes en España e Italia
• Como se vio con anterioridad, desde mediados del
siglo XV venían produciéndose en toda la Iglesia,
pero especialmente en España e Italia
movimientos cuyo objetivo era la renovación de la
Iglesia.
• Se pueden recordar a este propósito, el movimiento
de reforma en las órdenes y congregaciones
religiosas (las observancias), así como la actividad
de los Oratorios del Divino Amor.
• Fueron determinantes muchas veces los apoyos
recibidos de las autoridades, como en el caso
español, donde la Reforma fue auspiciada por los
Reyes Católicos.
• El deseo de reforma estaba vivo en la Iglesia pero,
por desgracia, muchas veces no tanto en quienes
deberían haber liderado el movimiento: los papas y
los obispos.
• Se puede decir, por ello, que la reforma católica
triunfó porque el movimiento, surgido de las
bases, alcanzó y enroló también a la jerarquía, de
forma que finalmente serán los papas y los obispos
quienes encaucen y dirijan la deseada reforma
general de la Iglesia.
3.- Las nuevas órdenes
• La Reforma católica y la Contrarreforma no se
entienden sin la actividad de las nuevas órdenes y
congregaciones religiosas que surgen en el siglo XVI
como fruto, muchas veces, de los movimientos
precedentes sintetizados en las observancias y los
Oratorios del Divino Amor.
• Estas nuevas órdenes fueron elementos decisivos
para la reforma general ya que fueron capaces de
transmitir al pueblo fiel el movimiento de reforma
y, en manos del Papa, constituyeron un auténtico
ejército en lucha contra el protestantismo,
singularmente la Compañía de Jesús.
• Una de las mayores novedades fue la
aparición de una forma nueva de vida
religiosa, la de los clérigos regulares, que
son sacerdotes con vida en común que se
dedican al apostolado. Antes de Trento
aparecieron los
1. Teatinos (1524)
2. Barnabitas (1530)
3. Somascos (1532)
4. Jesuitas (1534)
• Teatinos
– Fundados por san
Cayetano de Thiene
(†1547) y Juan Pedro
Caraffa (futuro Paulo IV).
– En 1523 san Cayetano
estableció en Roma una
sociedad de clérigos
regulares, aprobada al año
siguiente por el papa y en
1532 de forma definitiva
– Su objetivo era renovar el
espíritu y la labor
misionera de los
sacerdotes.
– Pronto se la llamó de los
«teatinos» por el nombre latino de la ciudad de Chieti
(Theate), donde era obispo Caraffa.
• Barnabitas
– Clérigos regulares de San Pablo
– Fundados en 1530 por san
Antonio María Zaccaria (†1539)
en la iglesia de san Bernabé de
Milán (y de ahí su nombre
popular) a partir de un oratorio
similar al del Divino Amor.
– Su tarea consistía en la atención
de la juventud (el fundador era
médico) y en la predicación de
misiones populares.
– Clemente VII aprobó la
congregación en 1533 y Paulo
III la confirmó definitivamente
dos años después.
• Somascos
– Clérigos regulares de Somasca (por la ciudad
del norte de Italia donde está su casa madre).
– Fundados por san Jerónimo Emiliani (†1537)
en 1532, si bien como un oratorio en el que
participaban tanto clérigos como seglares,
llamado de los siervos de los pobres.
– En 1540, el sucesor del fundador, Marcos
Gambara, la transformó en una congregación
de clérigos regulares que luego aprobó el
papa Paulo III y definitivamente san Pío V en
1568.
– Su carisma era la atención de la infancia y la
juventud, especialmente de huérfanos y
enfermos.
La compañía de Jesús
• Entre todas las nuevas
congregaciones ninguna tuvo
tanta importancia como la
Compañía de Jesús, fundada por
san Ignacio de Loyola.
• Iñigo de Loyola nació en
Azpeitia en 1491. Dedicado a la
carrera de las armas, cayó en el
cerco de Pamplona en 1521.
• Durante su convalecencia se
produce su conversión, debido a
la lectura de vidas de santos.
• En 1522, tras una
experiencia espiritual
fuerte, en Manresa
escribe el libro de los
Ejercicios Espirituales.
• Se encamina a Roma y hace un
intento de peregrinar a Jerusalén.
De vuelta a España inicia estudios
en Alcalá y Salamanca, pero tiene
algunos problemas, por lo que
marcha a París.
• Allí coincide con Francisco Javier, Pedro Fabro (el
único sacerdote), Alfonso Salmerón, Jacobo Laínez,
Nicolás Bobedilla y Simón Rodrigues. con quienes
constituirá el núcleo originario de la Sociedad de
Jesús. Emitieron sus primeros votos el 15/8/1534.
• Los siete miembros de la
Sociedad de Jesús prometen
“servir a nuestro Señor,
dejando todas las cosas del
mundo” y ponerse al servicio
del Papa.
• En enero de 1537 llegan a
Roma. Paulo III les dio la
aprobación y les permitió
ordenarse sacerdotes.
• En Storta Ignacio tiene una
visión de la cual saca como
consecuencia que Dios quiere
que se pongan a su servicio,
que sirvan bajo su bandera
como si de un ejército se
tratara y todo lo hagan a la
mayor gloria de Dios.
• En octubre de 1538, Ignacio
se encaminó hacia Roma,
junto con Fabro y Laínez,
para la aprobación de las
constituciones de la nueva
orden.
• Paulo III confirmó la orden
mediante la bula Regimini
militantis el 27 de
Septiembre de 1540,
limitando el número de sus
miembros a sesenta
(limitación revocada por la
bula Injunctum nobis de
1543).
• Nacía así la Societas Iesu, la
Compañía de Jesús o, como se le
conoce comúnmente, los Jesuitas.
• Ignacio fue elegido Superior General. Envió a sus
compañeros como misioneros por Europa para
crear escuelas, universidades y seminarios donde
estudiarían los futuros miembros de la orden, así
como los dirigentes europeos.
• Ignacio escribió las Constituciones, adoptadas en
1554, las cuales exigen absoluta abnegación y
obediencia al Papa (para lo que se establece un
cuarto voto) y a los superiores (perinde ac
cadaver), lo que asegura un buen funcionamiento,
rápido y riguroso a partir del principio de la
organización central concéntrica.
• Todo ello dirigido al fin fundamental de la
Compañía: la defensa y difusión de la
fe católica, realizado bajo el lema
jesuita: Ad Maiorem Dei Gloriam.
• La compañía se extiende por Europa
y por todo el mundo. En 1552 muere
Francisco Javier en el Extremo
Oriente.
• Surgen también divergencias en el
seno de la dirección de la Compañía.
Por otro lado, su amiga Isabel Roser
quiere fundar una compañía
femenina, a lo que Ignacio se niega.
• Dirige la Compañía desde su celda en Roma. La
Compañía crece y pasa a tener miles de miembros, a la
vez que se granjea muchos amigos y enemigos por todo
el mundo.
• San Ignacio muere en Roma el 31 de julio de 1556.
• La Compañía de Jesús será uno de los principales
pilares de la Iglesia católica a la hora de contrarrestar
el influjo protestante
• También constituye una novedad asociativa el caso
del Oratorio de San Felipe Neri, muy volcado a la
instrucción de niños y jóvenes.
• De igual forma, en el amplio espectro de las
antiguas órdenes también se produce un
movimiento de reforma, del que surgirán
importantes fuerzas para la Iglesia, especialmente
los capuchinos y la reforma de los carmelitas y las
carmelitas en España por obra de santa Teresa de
Jesús y san Juan de la Cruz.
• Por último, también hay congregaciones femeninas
de nueva fundación, como las ursulinas, dirigidas
fundamentalmente a la educación y a la asistencia.
• El Oratorio de San
Felipe Neri
– San Felipe Neri (†1595)
estableció en Roma junto
con algunos otros clérigos
seculares una congregación
en la que sus miembros
hacían vida en común pero
sin votos. El superior de la
comunidad dependía del
obispo, y cada casa sería
autónoma.
– Sus miembros se dedican
al apostolado,
especialmente con niños y
jóvenes, y también al
mundo de la cultura, por
lo que en su seno se
promocionó mucho la
música, el canto, la
dedicación a las bellas
artes, la investigación, etc.
– Esta nueva forma de vida
clerical la aprobó Gregorio
XIII en 1583 y de forma
definitiva Paulo V en 1612.
• En el campo femenino la
aparición más notable es la de las
• Ursulinas
– La Compañía de Santa Úrsula
fue fundada por santa Angela
de Merici (†1540) en 1535.
– Su carisma es la práctica de la
caridad cristiana por medio de
la asistencia a los enfermos y
la educación de la juventud,
especialmente de las niñas
pobres.
– Inicialmente sus socias no vivían en común ni tenían
votos. La primera aprobación la obtuvo en 1544.
– Al comenzar la expansión en Francia, César de Bus
recomendó la vida en común. Por ello, a partir de
1612 comenzaron a emitir votos.
La reforma de las antiguas órdenes