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Durante los noventa, el análisis de los paisajes, basado en la representación visual de significados
culturales y poder, se complementa con un enfoque posestructuralista en el que se analizan la visión,
conocimiento, poder y subjetividad que trascienden las representaciones de paisaje.
Enfoques fenomenológicos
Los enfoques fenomenológicos sostienen una crítica a los enfoques que toman el paisaje como «forma de ver», ya que estos
sirven para perpetuar dualismos como naturaleza y cultura y se sustentan en la existencia de observadores y representaciones
del paisaje. Desde un punto de vista fenomenológico, los paisajes se definen en función de prácticas y vivencias, a partir de la
agencia de quienes viven en el paisaje.
Ecología política y estudios del paisaje
Desde la ecología política, los estudios vinculados al paisaje se han articulado a partir de los cambios en la economía
política de la explotación y conservación de los recursos naturales, los cuales son definidos como el resultado de procesos
biológicos, hidrológicos y geológicos que anteceden al trabajo humano y que tienen una función social valiosa (Gregory et
al., 2011).
Los paisajes, por lo tanto, están sujetos a representaciones divergentes y contrapuestas.
Las intervenciones sobre o desde los paisajes guardan relación con objetivos y estos objetivos se van definiendo con
respecto a las características de los paisajes (funcionalidad), con las prácticas relacionadas con su mantenimiento
(gestión) y los planes asociados a su ordenamiento y gobernanza (planificación). La funcionalidad de los paisajes se hace
evidente cuando se toma en consideración sus características y el rol que juegan en términos de producción,
conservación o construcción de identidad; y la visibilización —o invisibilización— de estos roles y características.
Las nociones de desarrollo tienen impacto en el paisaje en tanto que han impulsado o guiado procesos
como la intensificación y tecnificación agrícola, la demanda por recursos naturales, la urbanización, la
explotación de recursos naturales o su conservación, la valorización de los servicios ecosistémicos, el
desarrollo de la infraestructura y, por ende, en las formas de ver el paisaje.