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ALBERTO FERRER BOTERO

Psicólogo de la Universidad de San Buenaventura


Especialista en Psicología Clínica de la Universidad del Norte
Magíster en Psicología de la Universidad de San Buenaventura
La inseguridad es básicamente un sistema de
creencias sobre dos temas fundamentales: 

Creencias de que se es incapaz y no se tienen


habilidades suficientes sobre determinadas cosas
(“Soy incapaz”, “soy inútil”, “soy incompetente”).
Creencias de indefensión o de desamparo.

Creencias de que no se tienen los atractivos o el


interés para ser amado y atraer a otras personas
(“No soy querible”, “no agrado a nadie”, “no me
desean”). Creencias de incapacidad de ser
amado o de inamabilidad.
Estas creencias son aprendidas. Esto quiere decir
que nadie nace con ellas. Corresponden a
información que aprendemos en la interacción
con otras personas significativas.
 
En la infancia esas personas significativas son los
padres y cuidadores del niño.
 
En la adolescencia esas personas significativas
corresponden a los compañeros, los iguales y el
grupo de referencia.
Padres y cuidadores críticos, exigentes,
descalificadores y perfeccionistas, es posible
que generen en un niño que interactúa con ellos
creencias de desamparo y creencias de
inamabilidad.
 
De igual forma, compañeros e iguales críticos,
exigentes, burleteros y descalificadores,
pueden generar, en un adolescente que interactúe
con ellos creencias de desamparo y de
inamabilidad.
 
Cuando estas creencias se aprenden, el niño o
adolescente que lo hace, está convencido de que
son ciertas.
 
Es decir, hace un aprendizaje acrítico de esas
creencias, sin cuestionarse si ellas tienen una
evidencia o no. Se consideran como verdades
absolutas, se validan, como si se tratara de algo
objetivo y no como algo circunstancias y
contextual.
La adolescencia es una etapa especialmente crítica
para el desarrollo de estas creencias de
inseguridad por varias razones:

Es la etapa en la cual surge una necesidad


fundamental: la de identificación.

Esta necesidad de identificación necesariamente


origina inseguridad (“¿quién soy yo?”, “¿con
quién me identifico?”).
Los procesos de identificación se desplazan al
grupo, que ya no representa un nicho de
protección como el hogar.

Es la etapa en la cual surge de forma clara el


fenómeno de la metacognición.

Es la etapa en la cual surge el proceso de


ideologización. Algunos autores la caracterizan
como el período en el cual se origina el
pensamiento filosófico (“¿Quién soy?”, “¿Porqué
estoy aquí?”).
En esta etapa se da un desequilibrio entre los
esquemas emocionales y los cognitivos. Los
esquemas emocionales son más preeminentes
(hipervalentes), que los cognitivos.

Es una etapa en la cual la identificación se hace a partir


de características del cuerpo, y de la aceptación que
hagan los otros de él.

El funcionamiento de los esquemas emocionales es


fuertemente egocéntrico, haciendo que el adolescente
sea incapaz de mirar una situación que le produce una
emoción, desde otro punto distinto al que él tiene,
es decir, es incapaz de descentrar.
Otro punto que refuerza a los esquemas
emocionales es la emoción que crean. La
emoción se convierte en un argumento a favor
del razonamiento que se ha tenido (error
cognitivo de razonamiento emocional).

El punto de referencia: el grupo, está formado


por adolescentes, igualmente inseguros, que van
a aprovechar cualquier situación de
debilidad, de alguno de sus miembros, para
poder afirmarse sobre ellos y disminuir su
propia inseguridad.
Las razones anteriores hacen a la adolescencia una
etapa especialmente vulnerable a la formación
de creencias de inseguridad de alguno de los
dos tipos (o los dos) anteriormente señalado.
 
Otro punto de vulnerabilidad para la formación de
tales creencias, no tiene que ver con la etapa
particular de desarrollo en la cual esté el niño o el
adolescente, sino con alguna característica
individual de personalidad (diferencias
individuales) de un sujeto: el miedo.
La tendencia a experimentar miedo, que algunos autores
(Eysenck) llaman neuroticismo, es una predisposición
biológica a reaccionar con una respuesta autónoma
(sistema nervioso simpático) muy fuerte ante
estímulos relativamente débiles del medio ambiente.
Corresponde a lo que algunos autores como Barlow
llaman hipersensibilidad neurobiológica al estrés.
 

Esta hipersensibilidad hace que el sujeto tenga un Sistema


Nerviosos Simpático sobreactivo, que va a disparar una
reacción de alarma biológica ante estímulos que son
relativamente insignificantes y menores.
 
La vulnerabilidad biológica del miedo hace que, muy
probablemente, el sujeto viva eventos de los cuales él
puede concluir que es indefenso o que es inamable.
Esto muestra que la tendencia a experimentar miedo es
una vulnerabilidad para la inseguridad, y no lo
contrario.
 
El miedo aparece evolutivamente primero (porque está
asociado a una condición biológica), y predispone el
aprendizaje de las creencias de inseguridad, que
aparecen después.
 
Nos volvemos inseguros por nuestros miedos, y no
miedosos porque somos inseguros. La inseguridad
no es una condición biológica que hubiera nacido con el
individuo. La aprendemos.
De acuerdo a lo que se ha dicho anteriormente se
puede decir que la inseguridad es un sistema de
creencias que un individuo puede aprender,
cuando ciertas circunstancias del ambiente así lo
determinen. También se ha dicho que la
adolescencia es una etapa especialmente sensible a la
formación de este aprendizaje inadecuado, y que un
individuo puede tener una vulnerabilidad biológica
(el miedo) que pueda predisponerlo a este
aprendizaje.
 

Otro punto que se ha afirmado es que la inseguridad, al


ser un sistema de creencias, no es algo inherente,
constitutivo, del individuo.
Al ser la inseguridad un aprendizaje que se presenta en
forma tan temprana en las etapas del desarrollo, va a
ser muy difícil de desaprender.
 

Sin embargo, lo importante inicialmente no es que el


adolescente desaprenda mágicamente un aprendizaje
que está profundamente enraizado, sino que aprenda a
administrarlo, a lidiar con él de la manera más
adecuada.
 

Es como una cicatriz que uno ya ha adquirido, por


diversas circunstancias de la vida, y que tiene que
aprender a manejar adecuadamente. El problema no
es la inseguridad sino el manejo que le demos.
Hay que enseñar a los adolescentes a aprender a
manejar un sistema de creencias, al cual por su
condición de adolescentes, tienen una profunda
vulnerabilidad: la inseguridad.

Esta enseñanza debe estar centrada en los siguientes


aspectos:
Explicarles claramente que la inseguridad es un
sistema de creencias que se aprendió en algún
momento en su vida.
Enfatizarles que estas creencias no nacieron con
ellos, que no son un aspecto inherente a ellos,
así crean en ellas “hasta con los huesos”.
Explicarles la relación que tiene la inseguridad con el
miedo: la inseguridad es producto de
interpretaciones inadecuadas de la experiencia de
miedo (a la cual muchas personas pueden tener una
predisposición biológica). En este punto hay que atacar
creencias equivocadas, como aquella que sostiene que
el miedo es producto de la inseguridad.

Resaltarles que una creencia no es un hecho, que una


creencia es una afirmación, una proposición, sobre un
tema concreto (uno mismo, los otros, el mundo, etc.), y
que al serlo puede ser sometida a contrastación con la
realidad, es decir, que puede ser probada.
Hay que transmitirles la idea de ser críticos con
las creencias y los pensamientos que produce la
mente. Hay que enfatizarles que muchas de esas
creencias y pensamiento pueden estar
profundamente equivocados, y que pueden ser
resultado de distorsiones o errores mentales.
Enseñarles de que a la mente no se le puede creer
todo lo que produzca, especialmente cuando esta
creencia produce una emoción negativa intensa.

Ejemplo de la mente comparada con una fábrica o


empresa.
Puede enfatizarse en la idea de que los pensamientos
de inseguridad corresponden a un tipo de
pensamiento que los Terapeutas Cognitivos llaman:
Pensamiento Automático Disfuncional. Estos
pensamientos tienen las siguientes características:
 
1. Son automáticos, por lo tanto involuntarios.
2. No son producto del razonamiento lógico, por
lo tanto pueden ser bastante ilógicos.
3. No se tiene el hábito de cuestionarlos: por su
rapidez o por el acostumbramiento.
4. Se les da toda la credibilidad, se consideran
como certezas.
5. En el momento en que se les cree, producen
una emoción negativa intensa (ansiedad, ira, tristeza,
inseguridad, celos, etc.).
Debe ensañárseles un método sistemático de
cuestionamiento de los Pensamientos
Automáticos Disfuncionales. Este método es
denominado por algunos autores (Beck) diálogo
socrático.

El diálogo socrático consta de una serie de


preguntas que buscan que el sujeto confronte sus
pensamientos y creencias con la realidad.
Estas preguntas buscan que el sujeto cuestione la
validez y la utilidad de sus pensamientos y
creencias.
Las preguntas de este diálogo son las siguientes:
 

¿Cuál es la evidencia de que los Pensamientos


Automáticos Disfuncionales (P.A.D.) son
ciertos?, ¿Cuál es la evidencia de que no lo son?.
 

¿Existe alguna explicación alternativa?.


 

¿Qué es lo peor que podría pasar?, ¿podría yo


sobrevivir a ello?, ¿qué es lo mejor que podría
pasar?, ¿Cuál es el resultado más realista?.
¿Qué efecto produce en mí el creer que ese
pensamiento es cierto?, ¿cuál podría ser el efecto
de cambiar mi manera de pensar?
 
¿Qué debería hacer sobre ello?.
 
¿Qué podría decirle a __________ (un amigo/a), si
estuviera en la misma situación en la cual estoy
yo y tuviera el mismo pensamiento que tengo?.
 
Hay que explicarles claramente a los adolescentes que
estos cuestionamientos no van a eliminar
mágicamente las creencias de inseguridad. Van
hacer que ellos tengan argumentos para construir
unas creencias más equilibradas, las cuales tienen
que aprender a oponer a los P.A.D., cada vez que ellos
activen.

El resultado de esta oposición es disminuir la


credibilidad en los P.A.D., y aumentarla en aquellos
pensamientos y creencias equilibrados, que el sujeto
mismo ha hecho a partir de razones basadas en la
evidencia y en la utilidad.
Hay que enfatizarles en la utilización constante,
permanente y sistemática de este método de
cuestionamiento.

Sólo esta forma de cuestionamiento continuo puede ir


impactando, poco a poco, en un grupo de creencias
que tienen una alta posibilidad de ser muy
sólidas.

Debe hacerse mucho énfasis en que este


cuestionamiento debe ser utilizado cada vez que
aparezcan los pensamientos de inseguridad.
Hay que preparar a los adolescentes para que las creencias de
inseguridad ocurran nuevamente, vuelvan a aparecer.

Debe animárseles a que no bajen la guardia, ni se frustren


porque estas creencias van a aparecer nuevamente. Tenemos
que prepararlos para la reaparición de estas creencias y no
para su desaparición mágica.

Es muy importante que el Psicólogo asegure una actitud


permanente, en el adolescente, de cuestionamiento
continuo de sus creencias de inseguridad. Es decir, que
asegure una forma de administrar el problema.

Creo que los planteamientos anteriores pueden dar algunas


luces sobre cómo enseñar a los adolescentes a enfrentar la
inseguridad.
GRACIAS!!!

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