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TEMA : BOCIO
• La glándula normalmente tiene una textura parecida a la de la goma, lo que le confiere una
consistencia elástica a la palpación
• Ante cualquier hallazgo patológico deberá describirse su localización (descripción topográfica),
forma y tamaño (expresado en centímetros), movilidad (desplazamiento en sentido vertical y
horizontal, fijo o adherido a planos profundos o a la piel), consistencia (blanda, elástica, dura,
fluctuante), pulsación, temperatura y coloración (comparado con zonas vecinas) y la
sensibilidad dolorosa.
Concepto
•Se denomina bocio al aumento de tamaño del tiroides cuya causa no se debe a la
existencia de una enfermedad autoinmunitaria, una tiroiditis, ni una neoplasia, aunque en
estos procesos no es infrecuente que se produzca un incremento de tamaño de la
glándula tiroidea y exista bocio.
•El bocio en sus estadios iniciales suele ser asintomático, aunque raramente puede
cursar con dolor por hemorragia local en el caso de que exista un nódulo quístico.
• Inicialmente, es difuso y firme, y luego se hace nodular, con zonas más o menos duras,
hasta alcanzar en algunos casos un gran tamaño; este proceso suele ser muy lento y
durar años.
• Cuando el crecimiento de un nódulo tiroideo es muy rápido, hay que sospechar una neoplasia
tiroidea maligna, aun cuando un nódulo benigno puede también crecer de forma relativamente
rápida.
• El crecimiento progresivo del bocio hacia el interior de la cavidad torácica (bocio intratorácico) y
la evolución a bocio multinodular hiperfuncionante o tóxico son hechos relativamente frecuentes
en sujetos de edad avanzada.
• Cuando un bocio alcanza gran tamaño, este puede cursar con síntomas de compresión
(disnea, estridor, disfagia, disfonía y tos).
• En sujetos con bocio nodular de larga evolución que vivan en zonas geográficas con
alimentación pobre en yodo puede producirse hipertiroidismo que puede precipitarse por la
administración de yodo, por ejemplo, en forma de contraste radiológico o como
constituyente de ciertos fármacos como la amiodarona.
Diagnóstico
• Los anticuerpos antitiroideos, en especial los antitiroperoxidasa, pueden ser positivos a títulos
bajos en algunos pacientes y correlacionarse con la intensidad de la tiroiditis linfocitaria focal.
La ecografía permite conocer el tamaño del bocio y sus
características, identificar los posibles nódulos y clasificarlos
en sólidos o quísticos.
• Cuando existe un valor de TSH infranormal, se requiere realizar una gammagrafía tiroidea
que mostrará el bocio difuso inicial o la captación heterogénea del trazador en los casos de
multinodularidad, y también puede poner de manifiesto la existencia de prolongación
endotorácica del tiroides.
•En ocasiones es necesario practicar una TC o una RM cervicotorácicas para confirmar la
prolongación endotorácica y el grado de compresión de la tráquea, y realizar pruebas
funcionales respiratorias para determinar la repercusión funcional de la compresión
traqueal.
•El estudio citológico del material aspirado mediante punción con aguja fina (PAAF) debe
realizarse en prácticamente todos los casos de bocio nodular.
•El tratamiento se indicará si existe crecimiento generalizado o de algún nódulo y/o aparecen
compresión o hipertiroidismo y, a veces, por motivos estéticos
•Se ha propuesto tratamiento médico del bocio simple y, sobre todo, del multinodular
mediante la administración de levotiroxina sódica con la intención de inhibir la secreción de
TSH.
•El tratamiento quirúrgico del bocio simple se indicará cuando exista compresión de las
estructuras vecinas y/o se sospeche una neoplasia o esta se haya confirmado por citología.
•Los bocios de gran tamaño constituyen una indicación para realizar tratamiento quirúrgico.
• El tipo de intervención indicada es la tiroidectomía subtotal, que podría presentar complicaciones
posquirúrgicas —muy poco frecuentes en manos de un cirujano experto—, obstrucción traqueal
por hemorragia, traqueomalacia, lesión recurrencial transitoria o definitiva e hipoparatiroidismo
transitorio o definitivo
• El tratamiento del bocio multinodular tóxico con radioyodo es efectivo y seguro para conseguir
la reducción del tamaño y para controlar la hiperfunción, y se recomienda sobre todo en
personas de edad avanzada y/o con contraindicaciones para la cirugía.
• La incidencia de hipotiroidismo posradioyodo oscila entre el 20% y el 50% a los 5 años, lo que
hace necesario un control anual de la función tiroidea en los pacientes en los que el
hipertiroidismo se resuelve tras tratamiento con radioyodo.
Bibliografías