Está en la página 1de 32

MEDICINA INTERNA III

DOCENTE : DR JOSÉ MIGUL GALARZA SAAVEDRA.


UNIDAD III- TIREOPATIAS

TEMA : BOCIO
• La glándula normalmente tiene una textura parecida a la de la goma, lo que le confiere una
consistencia elástica a la palpación
• Ante cualquier hallazgo patológico deberá describirse su localización (descripción topográfica),
forma y tamaño (expresado en centímetros), movilidad (desplazamiento en sentido vertical y
horizontal, fijo o adherido a planos profundos o a la piel), consistencia (blanda, elástica, dura,
fluctuante), pulsación, temperatura y coloración (comparado con zonas vecinas) y la
sensibilidad dolorosa.
Concepto

•Se denomina bocio al aumento de tamaño del tiroides cuya causa no se debe a la
existencia de una enfermedad autoinmunitaria, una tiroiditis, ni una neoplasia, aunque en
estos procesos no es infrecuente que se produzca un incremento de tamaño de la
glándula tiroidea y exista bocio.

•El bocio es el trastorno más común del tiroides.

•Según su morfología, el bocio puede calificarse de difuso o nodular.


• El aumento de tamaño difuso del tiroides puede y suele evolucionar con el tiempo hacia la
formación de nódulos tiroideos por lo que, en muchos casos, ambas situaciones no son más
que distintos estadios evolutivos del mismo trastorno.
• Además, la evaluación clínica del tamaño y la morfología del tiroides mediante palpación
suele ser poco precisa en lo que hace referencia a la presencia de nódulos si se compara con
la realizada mediante exploraciones de imagen como, por ejemplo, la ecografía.
• Más del 50% de las personas con bocio difuso o con un nódulo único por palpación presenta
multinodularidad tiroidea por ecografía y más del 50% de la población con palpación cervical
normal padece nódulos múltiples por ecografía.
• La frecuencia del trastorno varía según se estudie en zonas con déficit nutricional de yodo o
sin él.
• El yodo es el sustrato principal para la síntesis de hormonas tiroideas y su insuficiencia
predispone a muchas personas que carecen de él a que su tiroides tenga que realizar mayor
actividad para conseguir sintetizar la cantidad necesaria de hormonas tiroideas por
mecanismos de recuperación del yodo corporal.
• Ello puede conducir al desarrollo de bocio.
• La prevalencia de bocio en zonas sin déficit yódico es del 4% al 7%, con un predominio
en la mujer de 7-13:1.
• Si existe déficit de yodo, la frecuencia es mayor y también aumenta con la edad.
Etiología
•Los factores etiológicos del bocio son múltiples y suelen asociarse e interaccionar entre ellos.
De los ambientales, el más reconocido y estudiado, como ya se ha comentado, es el déficit
de aporte yódico, aunque también pueden intervenir otros como el déficit de selenio o la
ingesta de algunas sustancias y de algunos fármacos, el hábito tabáquico y el estrés
emocional.
• El bocio se observa con una mayor prevalencia en el sexo femenino, y en cuanto a factores
genéticos, si bien es conocida la agregación familiar del bocio, los estudios que se han
realizado para intentar hallar genes candidatos que condicionen su aparición han dado
resultados no concluyentes
Cuadro clínico

•El bocio en sus estadios iniciales suele ser asintomático, aunque raramente puede
cursar con dolor por hemorragia local en el caso de que exista un nódulo quístico.
• Inicialmente, es difuso y firme, y luego se hace nodular, con zonas más o menos duras,
hasta alcanzar en algunos casos un gran tamaño; este proceso suele ser muy lento y
durar años.
• Cuando el crecimiento de un nódulo tiroideo es muy rápido, hay que sospechar una neoplasia
tiroidea maligna, aun cuando un nódulo benigno puede también crecer de forma relativamente
rápida.

• El crecimiento progresivo del bocio hacia el interior de la cavidad torácica (bocio intratorácico) y
la evolución a bocio multinodular hiperfuncionante o tóxico son hechos relativamente frecuentes
en sujetos de edad avanzada.

• Cuando un bocio alcanza gran tamaño, este puede cursar con síntomas de compresión
(disnea, estridor, disfagia, disfonía y tos).
• En sujetos con bocio nodular de larga evolución que vivan en zonas geográficas con
alimentación pobre en yodo puede producirse hipertiroidismo que puede precipitarse por la
administración de yodo, por ejemplo, en forma de contraste radiológico o como
constituyente de ciertos fármacos como la amiodarona.
Diagnóstico

• El diagnóstico de bocio no suele plantear dificultades.

• Su tamaño y características se determinan por palpación y, según las recomendaciones de


la OMS, se clasifica en tres grados: en el bocio de grado 1, el tiroides se palpa pero no se
ve con el cuello en posición normal; también se acepta como bocio de grado 1 la palpación
de nódulos tiroideos.
•El bocio de grado 2 es visible con el cuello en posición normal y la ausencia de bocio se
considera de grado 0.

•Las concentraciones séricas de TSH y T4 libre suelen ser normales.

•Aproximadamente en la cuarta parte de los bocios multinodulares la TSH está inhibida


(hipertiroidismo subclínico).
•En las zonas con endemia, la determinación de la yoduria puede confirmar la ingesta
insuficiente de yodo.

•La endemia se considera leve si la yoduria es de 50 a 99mg/L; moderada, si oscila entre 20 y


49mg/L, y grave, si es inferior a 20mg/L.

• Los anticuerpos antitiroideos, en especial los antitiroperoxidasa, pueden ser positivos a títulos
bajos en algunos pacientes y correlacionarse con la intensidad de la tiroiditis linfocitaria focal.
La ecografía permite conocer el tamaño del bocio y sus
características, identificar los posibles nódulos y clasificarlos
en sólidos o quísticos.
• Cuando existe un valor de TSH infranormal, se requiere realizar una gammagrafía tiroidea
que mostrará el bocio difuso inicial o la captación heterogénea del trazador en los casos de
multinodularidad, y también puede poner de manifiesto la existencia de prolongación
endotorácica del tiroides.
•En ocasiones es necesario practicar una TC o una RM cervicotorácicas para confirmar la
prolongación endotorácica y el grado de compresión de la tráquea, y realizar pruebas
funcionales respiratorias para determinar la repercusión funcional de la compresión
traqueal.
•El estudio citológico del material aspirado mediante punción con aguja fina (PAAF) debe
realizarse en prácticamente todos los casos de bocio nodular.

• En la actualidad se recomienda practicar PAAF en nódulos con crecimiento rápido y/o en


los que presenten algún dato sospechoso de malignidad (crecimiento rápido, consistencia
firme), pero no en todos los nódulos.
• El diagnóstico citológico más frecuente es el de bocio coloide (abundante material coloide y
escasa celularidad).
• En ocasiones puede detectarse tiroiditis linfocitaria focal y la aspiración de un quiste puede
resultar diagnóstica y terapéutica.
• En casos de bocio difuso, la PAAF puede ser útil para diagnosticar tiroiditis de Hashimoto con
anticuerpos antitiroideos negativos, y tiroiditis no autoinmunitaria, entre otras situaciones.
Pronóstico

• El pronóstico del bocio simple es bueno, y su evolución desfavorable depende sólo de su


crecimiento y la consiguiente aparición de fenómenos compresivos. Inicialmente puede
revertir de forma espontánea, pero una vez en fase de nodularidad es irreversible.

•Su evolución hacia el hipotiroidismo es muy rara.

•La evolución hacia el hipertiroidismo es relativamente frecuente en fase de nodularidad


(bocio multinodular tóxico).
Tratamiento

•La conducta terapéutica frente al bocio simple no puede estandarizarse.

• La sola presencia de un bocio difuso o multinodular no es indicación de tratamiento, y la actitud


expectante es la correcta en muchos pacientes.

•El tratamiento se indicará si existe crecimiento generalizado o de algún nódulo y/o aparecen
compresión o hipertiroidismo y, a veces, por motivos estéticos
•Se ha propuesto tratamiento médico del bocio simple y, sobre todo, del multinodular
mediante la administración de levotiroxina sódica con la intención de inhibir la secreción de
TSH.

•El tratamiento quirúrgico del bocio simple se indicará cuando exista compresión de las
estructuras vecinas y/o se sospeche una neoplasia o esta se haya confirmado por citología.

•Los bocios de gran tamaño constituyen una indicación para realizar tratamiento quirúrgico.
• El tipo de intervención indicada es la tiroidectomía subtotal, que podría presentar complicaciones
posquirúrgicas —muy poco frecuentes en manos de un cirujano experto—, obstrucción traqueal
por hemorragia, traqueomalacia, lesión recurrencial transitoria o definitiva e hipoparatiroidismo
transitorio o definitivo
• El tratamiento del bocio multinodular tóxico con radioyodo es efectivo y seguro para conseguir
la reducción del tamaño y para controlar la hiperfunción, y se recomienda sobre todo en
personas de edad avanzada y/o con contraindicaciones para la cirugía.
• La incidencia de hipotiroidismo posradioyodo oscila entre el 20% y el 50% a los 5 años, lo que
hace necesario un control anual de la función tiroidea en los pacientes en los que el
hipertiroidismo se resuelve tras tratamiento con radioyodo.
Bibliografías

• FARRERAS-ROZMAN. Medicina Interna. XVII Edición. Ediciones Elsevier. Barcelona, 2012

• HARRISON. Principios de Medicina Interna. Editorial Mc Graw-Hill, 19 edición. 2015.

También podría gustarte