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La ruta de su

evasión, de Yolanda
Oreamuno
Universidad Americana
Seminario Literatura Costarricense
Michelle Calvo Quirós
01
Yolanda Oreamuno
Yolanda Oreamuno Unger, nace en Costa Rica en 1916 y muere en
México en 1956. Forma parte del Vanguardismo Costarricense. La
novela “La ruta de su evasión” fue publicada en 1948.
Generación del 40
- Los protagonistas de las obras son diferentes,
se le da lugar a aquellas minorías que han sido
silenciados durante mucho tiempo.
- La generación siguió dos líneas de escritura:
una transformación social muy revolucionaria y la
otra desde un punto de vista psicológico.
Código apreciativo

La incomunicación Machismo

01 03

02 04
Violencia Degradación
intrafamiliar
Personajes

Don Vasco / Doña


Roberto Álvaro
Teresa

Gabriel Elena / Aurora Esteban


¿De qué trata la
obra?
Teoría femenina

Estabas virgen de todo contacto masculino, de toda palabra, de todo gesto, de toda mirada. También estabas virgen
de cariño y no conocía tu alma de cristal una sola pasión que la turbara. Podías darte así, sin pensarlo, porque no
tenías idea del abismal poder del amor, ni de ti misma tampoco sabías nada. Fuiste a él gozosa. Te entregaste con el
temor sagrado de la mujer que no está enamorada y te asustaste del hombre en él, sin poder borrar nunca el miedo
inicial que te produjo su violencia. Allí comenzaste a temerle. Y tal vez a odiarle. Así como dijo: -Te casarás
conmigo mañana -dijo-: Serás mía ahora -y no medió la voz de tu madre para detener su arrebato. Para lograrlo
no dudó en maltratarte; para gozarse en ti necesitó ver tus lágrimas y oír tu voz pidiendo compasión al dolor que él
te producía. Sí, Teresa, debes ver claro: ahí comenzaste a odiarle. Si se hubiera fijado en ti, como mujer, te habría
hallado fría. Pero tu marido se gozaba en sí mismo. Ya tú sufrías. ¿De cuándo data tu desamor consciente? ¿No te
acuerdas? Debes recordarlo. Es necesario, porque en este minuto inconmensurable en que rindes cuenta de ti
misma a ti misma, has de revivirlo todo. .” (pág. 56)

- La ruta de su evasión (1948)


Otro ejemplo:
“Las mujeres caminan lentas, con una especie de seguridad torpe, aquella de quien repite una senda conocida que
abruma; si todo en ellas es triste, lo es, los ojos son ávidos, listos, despiertos, intensos, voraces y más que todo
"cubiertos por una niebla de algo ¿cómo podría llamarla? una... sí, una niebla de odio". Ha visto esa niebla otras
veces en los ojos de los perros cuando se les golpea atados, cuando quisieran morder la mano castigadora y no
pueden. Algo se esconde en Gabriel como herido al mirar esto. "Yo no vengo a golpear, vengo a buscar a mi
padre, debieran saberlo, no quiero que estas mujeres piensen que vengo a golpearlas; no le pegaría a alguien
atado, no le pegué a los perros nunca así; ellas están atadas, aunque pudiera golpear no lo haría, que cesen de
mirarme así, yo no voy a golpearlas, que quiten esa niebla de odio, que tienen ira, que sé que han sido latigadas,
que no me miren como a todos, yo soy diferente, que hagan para mí otra mirada, que limpien de rencor sus ojos
empañados, que cuando los limpien (han de tener otra mirada debajo de esa de odio) no quede un destello triste,
ni uno de cólera, porque yo soy el hombre que no va a golpear". (pág. 26)
- La ruta de su evasión (1948)
“Él sostiene que soy una criatura de inmoderados caprichos. Para que no sufra por ellos me adiestró
a perseguirlos, conseguirlos o perderlos con idéntica soltura. Me ha enseñado a considerar el dolor
como un símbolo de impotencia. Solo sufre quien no está dispuesto a reconocer la necesidad de las
derrotas. Dice mi padre que tengo no solo el temperamento, sino también todas las condiciones físicas
y mentales para ser una persona de inmoderados caprichos. (pág. 147)
- La ruta de su evasión (1948)
-¿Quieres ser la querida de un hombre, su concubina, su amasia, su perra? ¿Conoces, por ventura,
otra palabra más fea para lo que tú quieres? Si la conoces dila, porque eso serías. ¿Quieres ser la que
siempre está bajo el grito, la que merece la cólera, la que estorba, la que sobra? ¿Quieres ser la que
se usa con disgusto y se deja con remordimiento? ¿Quieres ser la que tenga entre mis piernas solo
cuando me dé la gana? ¿La que no es más que la silla, o la alfombra, o el pañuelo? ¿Quieres estar
junto a mí sin que te vea, caminar a mi lado sin que te hable, que te toque tocando en ti a otra, que te
insulte después de recibir una caricia? Porque yo soy ese hombre. No pretendas mentirte a ti misma.
Esta casa y esta gente han logrado eso en mí. ¿Podrás ser la que no me robe el silencio, ni pretenda
ternura, ni tema mi cólera, ni interrumpa mi soledad? ¿Querrás ser más nada que un desahogo
vulgar de mis instintos? ¿La que se escupe después de usarla?... - Quiero ser esa, Gabriel. (pág. 294)
- La ruta de su evasión (1948)
Sociocrítica
“De esas ausencias don Vasco regresaba desintegrado,
pero temeroso de rebajar su severa como despótica
posición familiar, esforzábase por parecer más hosco y
huraño. Las violencias con que evitaba toda pregunta eran
visiblemente más crueles. Siempre volvió duro, deshecho
por fuera, intacto en su terrible soledad, en la horrenda
soledad de la soberbia.” (pág. 15)
- La ruta de su evasión (1948)
“Yo no la quería, es más, sentía frente a ella íntimo disgusto, y si la traje y nos casamos, fue por
defender en mí una de esas estúpidas ideas que usted, padre, ha contribuido a formar en
nosotros y que aquí llamamos honor. ¡Honor! Pero ella se fue... Y entonces, no sé cómo, su
ausencia se volvió para mí una tortura. Esa mujercita estúpida, inferior, vulgar, tenía recónditos
valores de los cuales yo vivía sin saberlo. En su mansedumbre se sustentaba mi arrogancia; en
su pasividad, mi altanería; y en su amor incondicional, mi fe.” (pág. 213)
- La ruta de su evasión (1948)
Conclusión
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