Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Abogacía en la Antigüedad
La abogacía, es entendida como la protección y defensa
que una persona realiza sobre otra que necesita el amparo
de la justicia. Tiene raíces lejanas en la historia de la
humanidad, y así suelen considerarse sus antecedentes en
la India - código de Manu - donde los juicios de un viejo,
enfermo o incapaz los defiende su próximo pariente,
entre los Caldeos, entre los persas y babilonios; personas
que recurrían a sabios filósofos o a parientes ilustrados
para que les protegiesen y defendiesen en sus litigios.
En Egipto, la aparición de la escritura desplazó las
alegaciones verbales en los tribunales, ante el temor de
que la mímica de los oradores sedujera a los jueces,
debiendo valerse los inculpados que no sabían escribir ni
conocían las leyes de quienes supieran poner por escrito
su defensa.
Entre los Hebreos, los textos sagrados, principalmente los libros de Job e
Izáis, nos ilustran acerca de la existencia de defensores caritativos que
tenían la especial misión de apoyar y hacer triunfar los derechos de aquellos
que no podían defenderse por sí mismos.
La Virgen intercede por el buen ladrón. (1.16 a 20). Recuerda asimismo que
diversos santos fueron abogados- San Jerónimo, San Ambrosio, Papa (1.27).
En un principio la defensa fue una actividad gratuita; Demóstenes y
Esquines manifestaron en sus discursos desprecio por los defensores ávidos
de lucro, y se dice que fue Antisoaes el primero en cobrar honorarios a sus
clientes, costumbre que se generalizó entre los oradores, a los defensores se
les pedía la más grande lealtad para con la parte representada: Isocrates fue
condenado por revelar al contrario los secretos de su cliente.
En Roma y desde los primeros tiempos, el Ministerio de la Defensa
estuvo confiado al patriciado, íntimamente relacionado con la
organización política romana. Los "Patronos" nobles dispensaban
su protección a los "clientes" plebeyos. Mientras no existieron
leyes escritas, este sistema de defensa judicial fue suficiente pero
con el paso del tiempo y la correspondiente evolución en las
costumbres, pronto va a comenzar su propio desarrollo; de este
modo, ya en la ley de las XII tablas se puede advertir un nuevo
medio de ejercer la defensa en juicio, al haberse concedido a los
plebeyos la posibilidad de postular en juicio, superando aquel
privilegio del que había gozado el noble patrono.
Al tiempo, se va a ir experimentando una transformación de la
primitiva república aristocrática hacia un sistema político más
popular, establecido sobre la base del sistema electivo,
participando más directamente la plebe en la vida política de la
urbe.
La profesión era incompatible con las funciones de Juez, asesor y empleos subalternos.
En un principio parece no haberse exigido a los abogados secreto profesional ni
juramento de ninguna clase pero, mas tarde, especialmente durante el Bajo Imperio,
debían jurar ante los Santos Evangelios, abstenerse de actuaciones maliciosas y no
recurrir jamás a ningún genero de argucias. Tal juramento se denominaba "jusjurandum
propter calumniae".
EL DESARROLLO DE LA ABOGACÍA Y EL IMPULSO DEL
DERECHO COMÚN
Como consecuencia del renacimiento de las actividades mercantiles y de un mayor
desarrollo artesanal, centrado principalmente en los núcleos urbanos, apareció en
las ultimas décadas del siglo XI y las primeras del siglo XII la burguesía, una nueva
clase social no dependiente de la tierra ni vinculada por tanto a los lazos
señoriales, sino sustentada sobre su propio trabajo y los recursos materiales así
generados.
La burguesía se agrupa siguiendo la tendencia corporativa, desarrollándose los
gremios o corporaciones profesionales, constituidas por los artesanos industriales
de una localidad dedicados a un mismo oficio, asumiendo la dirección y regulación
del mismo.
Tercer Mandamiento: Ningún abogado debe defender causas valiéndose de medios ilícitos o injustos.
Cuarto Mandamiento: Debe tratar justamente los casos de todos los clientes como si fueran casos propios.
Quinto Mandamiento: No debe ahorrar trabajo ni tiempo para obtener el triunfo del caso que le ha sido
encomendado.
Sexto Mandamiento: Ningún abogado debe aceptar más querellas de las que su tiempo disponible le
permita.
Séptimo Mandamiento: El abogado debe amar la justicia y la honradez tanto como a las propias niñas de
sus ojos.
Octavo Mandamiento: La demora y la negligencia de un abogado causan a menudo perjuicio al cliente, y
cuando esto acontece, el abogado debe indemnizar al cliente.
Noveno Mandamiento: Si un abogado pierde un caso debido a su negligencia, debe recompensar
debidamente al cliente perjudicado.
Décimo Mandamiento: Para hacer una buena defensa, el abogado debe ser verídico, sincero y lógico.
Decimoprimero Mandamiento: El abogado debe pedir ayuda a Dios en sus defensas, pues Dios es el primer
protector de la justicia.
Decimosegundo Mandamiento: Los principales requisitos de un Abogado son: sabiduría, estudio,
De San Ivo se cuentan sabrosísimas anécdotas y dejó en
el mundo de los letrados inmensa popularidad. A él se
refiere el conocido terceto:
Santus Ivo erat Brito
Advocatus et non latro,
Res miranda populo.
O sea,
Ivo el Santo Bretón,
No obstante ser abogado
¡que cosa tan admirable¡
Jamás pecó de ladrón.
E.G.S.P. GRACIAS POR SU ATENCION
GRACIAS POR SU ATENCION