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TEMA 1

1.3-La Escuela Histórica del Derecho


Los precedentes de la Escuela Histórica son la renovación renacentista, la historiografía
jurídica de la Ilustración y los historiadores del Derecho en el primer tercio del siglo XIX. La
Historiografía jurídica versa sobre las obras y autores que se han dedicado a la Historia del
Derecho.

La renovación renacentista llevó a los historiadores a ocuparse de textos legales antiguos,


empleados como justificación de la historia política. Liberándose por vez primera de esa
servidumbre, Lorenzo de Padilla, cronista de Carlos V, redactó Leyes y fueros de España y
anotaciones sobre ellos, basada en textos de la legislación visigoda y castellana a los que se
acompaña de glosas y comentarios.
En el mismo siglo XVI el abogado Francisco de Espinosa escribió Observaciones sobre las leyes
de España, calificada como la más antigua obra del Derecho español. En el siglo XVII destaca la
obra del jurista sevillano Juan Lucas Cortés, supuestamente plagiada por Frackenau.

La historiografía jurídica. En el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, los estudios históricos cobran
una dimensión distinta al compás del nuevo proceso cultural. La renovación fue protagonizada
por historiadores racionalistas, como Voltaire, Montesquieu o Gibbon. El nuevo panorama
genera en la investigación histórica una preocupación crítica por las fuentes mismas, por el
hallazgo, análisis y discusión de los documentos.
Papel importante juegan las Reales Academias en España. Surge la preocupación por recuperar,
estudiar y difundir el Derecho. Destacamos la labor de Gaspar Melchor de Jovellanos, autor del
célebre Informe sobre la ley agraria, y de Pedro R. Campomanes, autor del Tratado de la regalía
de España.

Los historiadores del Derecho decimonónicos. Durante el primer tercio del siglo XIX destaca la
labor de Antonio de Capmany (1742-1813), quien estudió las instituciones jurídicas y
económicas de la Cataluña medieval y escribió las Memorias históricas de la marina, las artes y
el comercio de la antigua ciudad de Barcelona, calificadas por don Eduardo de Hinojosa como
“verdadero monumento de la Historia del Derecho patrio”.
Por otra parte, Francisco Martínez Marina merece nuestra atención. Por la amplitud y
profundidad de su obra se le conoce como el padre de la Historia del Derecho. De Martínez
Marina nos interesan dos obras: Ensayo histórico-crítico y Teoría de las Cortes. Los últimos años
de Martínez Marina fueron ya testigos en Alemania de la aparición y difusión de la Escuela
Histórica del Derecho.

La Escuela Histórica del Derecho nace en Alemania como reacción al iusnaturalismo


racionalista y a la subsiguiente codificación del Derecho. Muchos consideran a Federico Carlos
de Savigny, autor de De la vocación de nuestro tiempo para la legislación especial y la ciencia del
Derecho, como el fundador de la Escuela Histórica, según la cual el Derecho es la expresión
natural del pueblo (Volkgeist). La misión del legislador no era la de crear Derecho, sino buscarlo
en el Derecho histórico y proceder a su estudio y sistematización. En 1814 Thibaut publicó un
trabajo titulado Sobre la necesidad de un Derecho Civil para Alemania, que se oponía totalmente
a las ideas de Savigny.
La Escuela Histórica del Derecho surgió, en el clima del romanticismo alemán, como una reacción
al ideario universalista de la Revolución Francesa (1789). La Escuela Histórica comenzó su tarea
llevando en sí dos corrientes científicas vinculadas respectivamente al romanismo y al
germanismo.
La Escuela Histórica del Derecho y los ideales constitucionalistas llegan muy tarde a España,
casi cincuenta años después de su implantación en Europa. La Escuela Histórica finalmente
arraiga en España de manos de don Eduardo de Hinojosa.
Los precedentes de la Historiografía en la España contemporánea fueron el sociologismo de
Eduardo Pérez Pujol, quien consideraba a la sociedad como un organismo, y el comparatismo
de Joaquín Costa, autor del Colectivismo agrario en España.

1.4-Eduardo de Hinojosa y su Escuela


Tras varios intentos, la recepción propiamente científica de la Escuela Histórica del
Derecho se produce con Eduardo de Hinojosa, con el que se plasmará en España por vez primera
el método histórico-jurídico iniciado por Savigny.
Un Real Decreto del 2 de Septiembre de 1883 creó la asignatura de Historia General del Derecho
Español como disciplina autónoma en los planes de estudio de la licenciatura de Derecho. En
1887, Hinojosa publica Historia General del Derecho Español.
Su obra se centra fundamentalmente en la España medieval. Sus monografías tienen como hilo
ideológico el germanismo de nuestro Derecho.
En 1910 se crea el Centro de Estudios Históricos, para cuya sección Histórica se nombra a
Hinojosa. De aquí sale la primera generación de discípulos de la llamada Escuela de Hinojosa:
Ramos Loscertales, Galo Sánchez y, sobre todo, Claudio Sánchez Albornoz, quien fundaría en
1924 el Anuario de Historia del Derecho Español, que sigue siendo hoy el principal órgano de
difusión y renovación de los estudios histórico-jurídicos en España.

TEMA 2
2.3-Modos de expresión del Derecho: derecho consuetudinario y derecho legal
2.3.1-Derecho consuetudinario patriarcal y matriarcal
Las fuentes del Derecho prerromano español no son directas. Trabajamos sobre
comentarios y apuntes de historiadores romanos que se valieron de fuentes fenicias y griegas.
Por otra parte podemos suponer la existencia de unas mínimas reglas organizativas de
acatamiento al jefe cazador y de ordenación de funciones a la hora de cazar y repartir las piezas
cobradas.

Inicialmente, la aparición de la cultura pastoril pudo favorecer un sistema patriarcal de


carácter poligámico. Debían concurrir muchos para hacer lo que había que hacer, pero no todos
debían hacer lo mismo. De forma elemental está presente el derecho consuetudinario.

Constan de otra parte testimonios sobre la existencia de un régimen matriarcal desde


tiempos primitivos. Según el texto de Estrabón, este sistema era uno de las más
“exageradamente matriarcales”: quienes contraían matrimonio con una mujer debían
abandonar sus casas y familias.
Este comportamiento se corresponde con la vigencia de la institución del avunculado. El marido
queda relegado a un puesto secundario.
El régimen matriarcal fue posible gracias a la extraordinaria fortaleza de la mujer, ostensible en
otra institución, la covada. Apenas habían dado a luz, las mujeres volvían a sus labores en el
campo, cediendo el lecho a sus maridos. Con frecuencia parían en plena labor.

Otros pasajes jurídicos de Estrabón mencionan el despeñamiento de los criminales, la


lapidación del parricida o la práctica de matrimonios al modo griego (monogamia).

2.3.2-Derecho legal: leyes tartésicas


Refiriéndose a los turdetanos, Estrabón observa que “tienen escritos de antigua memoria,
poemas y leyes en verso, que ellos dicen de seis mil años”. Es clara y explícita la afirmación de un
derecho legislado. Tales leyes no resultarían un fenómeno insólito, pues se ha constatado la
existencia de otras en diversos pueblos del Mediterráneo oriental, con quienes precisamente
los tartesios mantuvieron intensas relaciones.

2.3.3-Colonias fenicias y griegas


Las colonias fenicias y griegas debieron regirse por un sistema análogo a las metrópolis. Las
colonias fenicias fueron tanto establecimientos oficiales como meras delegaciones mercantiles.
Unas y otras permanecían vinculadas a las ciudades promotoras por motivos religiosos.
Contando con una asamblea popular y un senado restringido, su gobierno corrió a cargo de dos
sufetes (magistrados). A mediados del siglo VII a.C. un movimiento popular reivindicó la
compilación de las normas. El pueblo fenicio respetaba la ética y la moral, y prohibía el consumo
de vino, el exceso de lujo y el préstamo. Las leyes fenicias influyeron en las normas de la Magna
Grecia.
Establecieron diferentes códigos monetarios.

El doble carácter político y comercial fue también característico de los establecimientos


griegos, que aparecen como colonias oficiales o bien como simples factorías. Las colonias
mantuvieron siempre una estrecha relación con la metrópolis. En todo caso, el régimen interno
de las colonias griegas en el Mediterráneo fue muy variable, desde el aristocraticismo pujante
en Italia a la democracia de las colonias orientales.
2.4-Relaciones entre grupos: hospitalidad y clientela
Los romanos llamaron a la comunidad política gens o tribu. Por otra parte nos encontramos
con las gentilidades, como forma intermedia entre la familia y la tribu. La gentilidad sería un
clan suprafamiliar con significación en la vida pública. Los derechos del individuo derivan de su
pertenencia a una determinada gentilidad. Presentaban cierto grado de territorialidad.

2.4.1-Vínculos de solidaridad pública: hospitalidad


Elemento corrector del carácter cerrado de las gentilidades es la institución de hospitalidad,
que amplía la protección social y jurídica de una gentilidad a miembros ajenos a ella. Así, el
huésped se acoge a la tutela del grupo en que ingresa, pasando a ser considerado gentil, con los
mismos derechos que los demás componentes. Los acuerdos o pactos de hospitalidad (años 27
y 152 de nuestra era) quedaban fijados por escrito. El hospicio u hospitalidad era también una
forma de relacionarse entre gentilidades.
2.4.2-Vínculos de sumisión personal: clientela y “devotio”
El establecimiento de los vínculos de sumisión personal fue debido a la idiosincrasia de los
españoles primitivos, y muy especialmente de los iberos, caracterizados por su capacidad de
seducción espontánea ante las cualidades de jefes o caudillos, como Viriato o Sertorio.
Por otra parte, y según parece, inicialmente los iberos, dada su pobreza, siguieron fielmente a
los líderes aguerridos que les permitían amontonar riquezas mediante el robo.

Si bien la hospitalidad se realiza entre un individuo y un grupo social extraño, la clientela


militar crea un vínculo de sumisión de persona a persona. El cliente se acoge a la protección del
patrono, quien recibe a cambio su fidelidad y servicios. Los servicios del cliente, por la naturaleza
de la acción bélica característica de esta época, consisten en su ayuda y asistencia en las
actividades guerreras.
La clientela se establece mediante juramento, reconociendo el cliente en su patrono a su rey.
La ruptura de la clientela depende del incumplimiento del acuerdo.

La clientela militar revistió en España características peculiares por la incidencia en el pacto


de elementos religiosos, lo que la transformó en la llamada “devotio ibérica”: los clientes
consagran su vida a las divinidades infernales, ofreciéndola a cambio de la del jefe o caudillo.
Si el caudillo resultase muerto en combate, el cliente ha de entender que la deidad le juzgó
indigno al rechazar su ofrenda y en consecuencia debe suicidarse.
Por último, cabe destacar que el régimen político de los Estados prerromanos fue cambiante:
unas veces monárquico, regido por personas que ostentan el poder supremo y lo transmiten por
herencia, y otras aristocrático, desempeñado por magistrados de forma temporal. La ciudad era
el centro de la comunidad política.
Los escritores romanos llaman rey o regulus (reyezuelo) a quien estaba al frente de las
organizaciones aristocráticas de la ciudad o al caudillo de una clientela. Más comunes son las
menciones a princeps (príncipes).
En la vida política de los Estados indígenas existió una asamblea popular formada por todos los
hombres libres, el concilium, y otra aristocrática, el senado, compuesta por los “notables” o
primores (Sagunto), que custodiaban el tesoro público, tomaban las decisiones trascendentales
y declaraban la guerra.

TEMA 3
3.2-Etapas de la romanización jurídica de Hispania
3.2.1-Prerromanización
Abarca desde la conquista (218 a.C.) hasta la concesión de latinidad que hace el emperador
Vespasiano (74 d.C.). La Península se divide en provincias. Sobre el año 197 a.C. se consideró
una Hispania dividida en dos partes: Hispania Citerior (el levante) e Hispania Ulterior (Andalucía
y Castilla). En el año 27 a.C. se dividió la Península en tres provincias: dos imperiales
(tarraconense y lusitana) y una senatorial (Baetica). El ius civile se reservó como un privilegio
aplicado sobre los ciudadanos romanos traslados a la Península.
En el año 133 a.C. fue promulgada la lex provinciae. Se desplazó a Hispania una comisión de diez
senadores que fijaron mediante dicha ley las condiciones, privilegios y cargas de los indígenas.
También quedaron fijadas las atribuciones del Gobernador de cada provincia.
Los romanos emplearon dos formas de dominar el territorio tras la conquista: deditio y foedus.
La deditio se utilizaba cuando los indígenas habían opuesto especial resistencia antes de
capitular o ser derrotados. Los dediticci o dediticios quedaban sin derechos ni garantías frente
a los romanos. Los derechos de las ciudades dediticias dependían del grado de resistencia que
habían opuesto a los romanos.
Los foedus o pactos suponían la sumisión pacífica del pueblo indígena a los romanos, llegando a
un acuerdo que les permitía mantener su organización. Distinguimos dos tipos de pacto: foedus
aequum (ambas partes poseen los mismos derechos) y foedus iniquum (supremacía romana).
Entre los años 19 a.C. y 74 d.C. tuvo lugar la romanización pacífica. Se establecieron los
municipios romanos, pero se mantuvo la división provincial citada anteriormente.

3.2.2-Hacia la plena ciudadanía. Romanización


Comprende el tiempo transcurrido entre el 74 d.C. y el 212 d.C. En el año 74 d.C. el
emperador Vespasiano concedió la latinidad a los habitantes de Hispania, decisión que acarreó
tres consecuencias: los habitantes se convierten en latinii coloniarii y consiguen unos derechos
mínimos, el ius latii. Estos derechos mínimos permitieron el establecimiento del ius comercium
(derecho de comprar y vender). En cuanto a la administración, las ciudades pudieron organizarse
en municipios, consiguiendo acceder los indígenas a las legiones romanas. En tercer lugar, los
indígenas que desempeñaban cargos municipales adquirieron la ciudadanía romana per
honorem, reconociéndose esta ciudadanía al interesado, a su cónyuge y a sus ascendientes y
descendientes por línea directa.

3.2.3-Concesión de la plena ciudadanía


Abarca desde el año 212 hasta el 284 de nuestra era. En el año 212 el emperador
Antonino Caracalla concedió a todos los habitantes libres del Imperio la ciudadanía romana,
con lo que se fragua la unificación jurídica en todo el Imperio, eliminando, en teoría, el
Derecho indígena. Esta difusión del Derecho romano a todos los habitantes del Imperio
provocó la vulgarización del Derecho.

4.2-Las reformas administrativas durante el Imperio


4.2.1-Las reformas de Augusto
Gracias a su carisma y habilidad política, Augusto estabiliza Roma tras la crisis de la República
y en el año 27 a.C. consigue nuevos títulos, el imperio proconsular y los cargos de cónsul, censor
y tribuno de la plebe. Procede entonces a realizar una reorganización de las provincias del
Imperio.
Augusto dividió todas las provincias del Imperio en senatoriales (dependientes del Senado al
estar más pacificadas) e imperiales (dependientes del Emperador dada su conflictividad).
Al dividirse así las provincias, los gobiernos eran controlados por senadores (procónsules)
ayudados por cuestores o por pretores.

En lo que respecta a España, la división biprovincial se consideraba muy simple, al


comprender territorios con distintos grados de romanización: la zona meridional, ricamente
romanizada, contrastaba con la zona noroccidental, mucho más pobre y conflictiva. La primera
reforma de Augusto consistió en dividir la provincia Ulterior en dos: la Bética (actual Andalucía)
y la Lusitania (Portugal, Extremadura y Salamanca). Esta reforma pudo tener lugar en el año 27
a.C. o en el año 13 a.C. A la provincia Citerior se le incorporó el nombre de Tarraconense.
Cuando se logró pacificar los pueblos del norte, la provincia de citerior incorporó a los cántabros,
mientras que los astures y galaicos pasaron a depender de la Ulterior o de la Lusitania.

Las fronteras entre las tres provincias fueron remodeladas entre los años 7 y 2 a.C. Augusto
separó de la Lusitania los territorios del norte del Duro, que pasaron a la Citerior, provincia que
también adquirió regiones pertenecientes a la Bética. Así Augusto consiguió el control sobre las
riquezas mineras que antes custodiaba el Ejército.

4.2.2-Reformas de Caracalla, Diocleciano y Constantino


El esquema heredado de Augusto (Hispania: Citerior, Bética y Lusitania) persistió con ligeros
reajustes durante los dos primeros siglos de nuestra era.

A principios del siglo III d.C. el emperador Caracalla formó una nueva provincia en la
Península: la Hispania nova Citerior Antoniniana, sobre Galicia y Asturias, pero pocos años
después se volvió a la estructura triprovincial.

Al finalizar el siglo III, el emperador Diocleciano lleva a cabo una profunda reorganización del
Imperio: pretende multiplicar las provincias y agruparlas en diócesis. El Imperio queda repartido
en doce diócesis, dirigida cada una por un vicario. Desaparece la distinción entre provincias
senatoriales e imperiales, puesto que todas dependían del Emperador a través del vicario de
cada diócesis y el gobernador de cada provincia.
Diocleciano dividió el Imperio Romano en dos partes, occidental y oriental. La provincia Citerior
se dividió en tres: la Tarraconense, la Cartaginense y la Galletia. El Atlántico Marroquí quedó
incorporado a la Nova Hispania Ulterior Tingitana.

Bajo el gobierno del emperador Constantino aparecen las prefecturas como máximas
unidades administrativas. La prefectura se compuso de diócesis, y la diócesis de diversas
provincias. Existieron inicialmente cinco prefecturas, que luego se redujeron a cuatro.
La Notitia Dignitatum nos informa de que la Diocesis Hispaniarum, perteneciente a la prefectura
de las Galias, consta de siete provincias: Bética, Lusitania, Tarraconense, Cartaginense, Galicia,
Baleares y la Mauritania-Tingitana.
[NOTA: alfoz-merino-corregidor-intendente-gobernador provincial-subdelegado]
4.2.3-Sistema de gobierno: magistrados y asambleas populares
Inicialmente, al frente de cada provincia estaba un pretor con amplios poderes que en
tiempos difíciles dependía del cónsul. A raíz de la dictadura de Sila, el gobierno provincial recayó
en manos de exmagistrados, y hasta las reformas de Diocleciano, el gobernador provincial fue
la máxima autoridad civil y militar. El gobernador iniciaba su gestión publicando el Edicto
provincial, y estaba sujeto a la lex provinciae. A través de las leges repetundarum se pretendía
amparar a los súbditos de los abusos de sus gobernantes.
Tras la llegada de Augusto, las provincias senatoriales aparecían gobernadas por procónsules,
mientras que el gobernador de la provincia imperial era un legado.
Ya en el Bajo Imperio, con la división de prefecturas, diócesis y provincias, los prefectos del
pretorio ocuparon la cúspide de la administración territorial, representando al Emperador en
esas grandes prefecturas compuestas por diócesis, a cuyo frente quedaba el vicario.

Al principio las asambleas populares no eran reconocidas, pero más tarde adquirieron crédito
político como centros donde se rendía culto al Emperador. El carácter político de las asambleas
fue más claro cuando ellas se pronunciaron sobre la gestión de los gobernantes salientes. A
través de la Concilia provinciae ejercitaron un auténtico juicio de la gestión política, solicitando
incluso la reparación de los abusos ocasionados.
El sumo sacerdote, flamen provinciae (las asambleas jugaban un importante papel religioso) era
elegido por los delegados de las ciudades y ocupaba el cargo por espacio de un año. En la
Península tuvieron especial importancia en la Tarraconense y son el anticipo histórico de las
asambleas representativas.

TEMA 4
5.1-Fuentes del Derecho romano-clásico
Para exponer las fuentes jurídicas que se aplicaron en la Península en la época anterior al
emperador Caracalla, quien concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del
Imperio, tenemos que referirnos primeramente a los elementos que integraron el Derecho
clásico: ius naturale (derivado de lo que la naturaleza enseña), ius gentium (usado por los
pueblos), ius civile (derecho de los ciudadanos romanos, surgido de la interpretación de los
juristas) y ius honorarium (fijado por los magistrados, elemento renovador del ius civile).
Las normas establecidas por las autoridades reciben el nombre de leges.
Por tanto, las fuentes del Derecho romano-clásico son el ius y las leges.

Dictar leges corresponde al pueblo, reunido en los comicios a instancias de un magistrado.


La lex podía ser rogata si era propuesta por un magistrado y votada directamente en los
comicios o data si era promulgada directamente por el magistrado.
De otro lado, lo que el Senado autoriza y establece da lugar al senadoconsulto, que aun sin
carácter de ley, pues dicha asamblea carece de facultades legislativas, goza de autoridad
semejante. Así el Senado extendió sus competencias a materias del Derecho privado. Ya en
tiempos de Adriano el poder de los senadoconsultos se reduce a la oratio o propuesta del
Príncipe.

Por su parte, el ius proviene de la Iurisprudencia, la actividad de los jurisconsultos: la


interpretación del Derecho realizada por los juristas a través de las responsa. La autoridad de
los juristas conllevó un prestigio, el ius publicae respondendi, un privilegio imperial otorgado a
unos pocos juristas autorizados para dar dictámenes avalados por el Emperador. Los cinco
grandes juristas fueron Gayo, Papiniano, Ulpiano, Paulo y Modestino.
Junto al ius civile, de carácter nacionalista pues hasta la llegada de Caracalla sólo se aplicaba
para los ciudadanos de Roma, se renueva y flexibiliza gracias al ius honorarium, producido por
los magistrados al publicar edictos. En época de Adriano se redactó el Edicto Perpetuo, que puso
fin a la capacidad creativa de los pretores.
A partir del siglo V el Emperador legisló por cuenta propia. En el mundo postclásico se hizo
necesario compilar el Derecho, surgiendo las compilaciones de epítomes y escritos de juristas
(iura) y las recopilaciones de Constituciones Imperiales (leges).

Finalmente, la consolidación del Príncipe supuso la acumulación de todos los poderes en una
sola persona. La constitución imperial puede ser:
-Edicta: antes nacían de los pretores; se usaban para notificar asuntos administrativos.
-Mandata: instrucciones internas del Príncipe a sus funcionarios.
-Rescripta: respuestas a las consultas jurídicas realizadas al Emperador.
-Decreta: decisiones judiciales del propio Emperador.
5.2-El Derecho provincial romano para Hispania: las leyes municipales
El Derecho provincial era el conjunto de poderes de Roma para organizar los territorios
conquistados e implantar en ellos un nuevo modelo político-administrativo a través de
normas del Derecho público.
Se iniciaba a través de la formulación de la lex provinciae, creada por el Senado, y que establecía
la situación jurídica del territorio conquistado. En Hispania, esta ley fue promulgada en el año
133 a.C., tras la caída de Numancia. No se conserva el texto.
Para aspectos concretos, como la organización pública de colonias y municipios, se promulgaban
leyes posteriormente. Un grupo de estas leyes lo constituyen las leyes municipales.

El objeto de las leyes municipales es organizar públicamente las colonias y municipios. La


fundación de estas ciudades y su ascenso al rango de municipio implicaba la redacción de una
ley particular. En Hispania estas leyes particulares fueron siempre leges data. La más conocida
es la lex Ursonienses, publicada por Marco Antonio en el año 144 a.C. La conocemos a través de
unas tablas de bronce halladas a finales del siglo XIX. Se conservan fragmentos de la lex Salpensa
(conservamos una tabla de bronce de 8 capítulos. Es una lex data de carácter municipal
concedida en tiempos de Dominiciano) y la lex Malaca (conservamos un bronce con 19
capítulos. Es también una ley de carácter municipal), que proceden de un modelo común: la lex
Flavia Municipal.
Otro tipo de leyes provinciales eran las promulgadas para los distritos mineros, que tenían una
organización política propia. Encontramos textos de estos municipios mineros en los que se da
a conocer el régimen de explotación económica y de administración en la época imperial.

Entre las fuentes del Derecho provincial también hay que mencionar las disposiciones
circunstanciales o edicta repentina, emanados del propio Emperador y de los gobernantes
provinciales, y cuyo contenido versa sobre el régimen interno de las ciudades. Su objetivo:
resolver los problemas que surgían entre particulares.

Cuando existen lagunas jurídicas, rige el Derecho propio de cada habitante en función de su
estatus personal. Para los ciudadanos con plena iure (ciudadanía romana) se aplica el ius civile;
posteriormente, a partir de Vespasiano, se aplica el ius civile para los hispanos, sobretodo en el
ámbito del ius comercium. En el año 212 d.C. Antonino Caracalla otorga la ciudadanía romana a
todos los habitantes libres del Imperio, extendiendo el ius civile a todos ellos.

TEMA 5
7.1-El Estado visigodo
A raíz de las invasiones, con el asentamiento en las Galias tras el pacto entre Valia y Honorio,
la comunidad política visigoda se integra como un Estado de carácter personal en el seno del
Imperio Romano.
A partir del año 465, fecha en que cayó el Imperio Romano de Occidente, Eurico puede ya
organizar ese Estado sobre una base territorial definida.
7.1.1-Concecpciones que conforman el Estado visigodo
El Estado visigodo fue fruto de:
-La monarquía popular germánica. El Estado aparece como una corporación de hombres libres
cuya forma política es la monarquía popular, defendida por un Ejército formado por el mismo
pueblo. El Rey es jefe militar. Impera cierto sentido democrático, patente, por ejemplo, en la
existencia de una asamblea judicial.
-La concepción romana. Defiende la existencia del Estado absoluto, personificado la figura del
Emperador que ostenta poderes ilimitados. Con el tiempo, se hará notar otra tendencia, la de
organizar la sociedad conforme a un régimen señorial.
-La influencia de la Iglesia. Propició una imagen venerable de los propios monarcas,
administradores del poder en nombre de Dios. La Iglesia actuó también como elemento
corrector del ejercicio abusivo del poder.
7.2-El gobierno político de la monarquía: el Rey y el Aula Regia
7.2.1-El Rey
7.2.1.1-Características de la monarquía visigoda
El Rey aparece inicialmente como un caudillo militar; más tarde la institución evolucionó
hasta configurarse como jerarca político. Finalmente el Rey aparece como vicario divino con
carácter cuasi-sacerdotal.
En las antiguas comunidades germánicas el Rey era elegido por las asambleas de hombres
libres; desde principios del siglo V hasta el gobierno de Amalarico, los monarcas fueron elegidos
entre los miembros de la estirpe de los Balthos.
Durante toda su historia, salvo breves períodos de paz, los príncipes visigodos se vieron
amenazados por atentados y destronamientos. Por otra parte, la idea de convertir la
monarquía electiva en hereditaria tentó a los monarcas desde un principio.
Ante todos estos datos negativos, cabe preguntarse si realmente la monarquía visigoda fue
electiva o todo quedó en meros preceptos teóricos desatendidos en la práctica.

7.2.1.2-La elección del Rey


En el siglo VII diversos preceptos de los Concilios de Toledo regularon las condiciones para la
elección del Rey. El candidato debía ser noble de sangre goda, no podía ser clérigo, no podía
haber sufrido la decalvación y debía acreditar buenas costumbres. Más adelante se decretó la
inhabilitación para reinar de quién confabulara contra el monarca. Así se pretendió acabar con
el ancestral hábito godo de deponer y asesinar a sus monarcas (morbo gótico).

7.2.1.3-Proclamación, consagración, coronación y unción del Rey


A la elección del monarca seguía la ceremonia de que los guerreros le alzaran sobre el
escudo. Tal simbolismo dio paso luego a la elevación al trono. El Rey presta juramento de
guardar la fe católica, proteger a la Iglesia, defender el reino y gobernarlo justamente.

Los reyes visigodos eran coronados, aunque desconocemos cuándo comenzó esta tradición.
Al subir al trono tenía lugar la unción del príncipe, quien adquiría así un carácter cuasi-
sacerdotal: situado ante el altar, tras jurar fidelidad al pueblo y escuchar la exhortación del
metropolitano, el Rey era ungido, concluyendo la ceremonia con una misa solemne.
El monarca aparece con atributos que denotan su majestuosidad: la corona, el anillo, el cetro,
el manto, la espada. (NOTA: Leovigildo fue el primer monarca godo que se sentó en el trono
ataviado con vestiduras regias)

7.2.1.4-El Poder Real


El origen del poder es divino. El Rey se convierte en el administrador del poder en nombre
de Dios. Tal consideración justificó los severos castigos que se aplicaban sobre aquéllos que se
levantaran contra la autoridad del monarca. La dignidad regia fue protegida por mediante una
serie de restricciones como la de consultar a adivinos sobre la salud o la posible muerte del
príncipe.

7.2.2-El Oficio Palatino


Se trata del núcleo funcional más importante del Aula Regia. Está compuesto por el personal
que dirige los distintos servicios de la corte, por oficiales subalternos que ayudan a dicho
personal con sus funciones y por los jefes de la administración palaciega, los condes:
-Conde de los tesoros: custodiaban los tesoros del Rey y del reino.
-Conde de las caballerizas.
-Conde de los servicios de la mesa del Rey.
-Conde de los servicios de la cámara regia.
-Conde de la guardia real.
-Conde de los notarios.
-Conde del patrimonio.

Junto a estos miembros, aparecen también el gobernador, el juez de la ciudad regia de


Toledo, el prelado y los jóvenes nobles educados en la corte junto a los hijos del monarca.

7.2.3-Aula Regia
Desde ese núcleo que hemos llamado Oficio Palatino se gestó en un largo proceso la compleja
estructura del Aula Regia consolidada a mediados del siglo VII. El Aula Regia integra, además del
Oficio Palatino, a los siguientes grupos de nobles y seniores:
-Condes que por voluntad del Rey residen en la corte sin desempeñar ninguna función.
-Los comites a quienes se ha concedido un título palatino que carecen de función específica.
-Los magnates delegados por el monarca para el gobierno de las provincias.
-Los comites civitatum, condes que rigen como jueces a las ciudades.
-Los comites exercitus, condes al mando de alguna unidad militar.
-Los gardingos, quienes sin desempeñar ningún cargo gozan de amistad con el monarca.
-Los proceres, miembros del consejo privado de los reyes.

La función principal del Aula Regia era la de asesorar y colaborar con el monarca en las tareas
legislativas. El Aula Regia actuó también como tribunal supremo del monarca.
7.3-La administración del territorio: provincias y ducados
7.3.1-Provincias y territorios visigodos
Los visigodos heredaron y respetaron el sistema provincial romano. Subsistieron las antiguas
provincias, dentro de las cuales adquirieron ahora autonomía administrativa las ciudades.
Debemos distinguir entre provincias-ducados y provincias-condados.
Las cinco grandes provincias visigodas fueron la Tarraconense, la Cartaginense, la Bética, la
Lusitania y la Galaica, con sus capitales en Tarragona, Toledo, Sevilla, Mérida y Braga.
La zona norte del Pirineo constituyó una sexta provincia, la Galia, cuya capital fue Narbona.
Los conflictos bélicos con los pueblos del norte justifican la existencia de una frontera militar,
alrededor de la cual surgió Cantabria. Otra provincia fue la Asturiense.

7.3.2-Duques y condes. Las autoridades


Al frente de la provincia figuró un duque o dux, con amplios poderes políticos, judiciales y
militares. La extensión de las provincias hizo posible que los duques se convirtieran en
auténticos jerarcas prácticamente autónomos.

Para gobernar los territoria los reyes nombraron condes investidos de plenos poderes. Del
conde territorial dependía la administración de la comarca y la organización militar, judicial y
financiera. Ese gobernador aparece también como juez: el conde es conde de la ciudad,
disfrutando de una amplia discrecionalidad (es decir, muchas de sus atribuciones no estaban
regladas).

7.3.3-El defensor de la ciudad


Los magistrados municipales son ahora el curator y el defensor, elegidos entre los curiales
por el pueblo. Convertido en el funcionario más importante de la ciudad, el defensor civitatis
acabó siendo un funcionario autoritario y opresor.
Al finalizar el siglo VI, la extinción de la curia en algunas ciudades obligó a diseñar un nuevo
sistema para elegir al defensor. No fue necesario a partir de entonces que el candidato hubiera
desempeñado una magistratura municipal; además, el defensor podía ser elegido directamente
por el pueblo o por el obispo.

7.3.4-La asamblea de vecinos y la curia municipal


Desde tiempos antiguos fue costumbre visigoda celebrar en las aldeas reuniones públicas
de vecinos para tratar los temas domésticos de interés común. Estas asambleas se celebraban
en parajes o encrucijadas de caminos, adonde concurrían gentes de pueblos cercanos y
componían el conventus rusticorum.
La tradición dio lugar a una nueva institución, de carácter más jurídico que la anterior,
denominada conventus publicus vicinorum, aludida con detalle en el Liber Iudiciorum.
Objeto de esas reuniones de vecinos fueron las cuestiones agrarias, económicas y de
ordenamiento de la comunidad. Se ocupaban también de la explotación ganadera y de arbitrar
los conflictos surgidos por la confusión de rebaños.

En cuanto a la curia municipal, a principios del siglo VI subsistía la conocida curia municipal
romana, integrada por quienes no habían logrado evadirse de la adscripción hereditaria de los
oficios que se implantó en el Bajo Imperio Romano.
La curia se compuso de godos e hispanorromanos, manteniendo algunas de sus antiguas
funciones y adquiriendo otras nuevas. La tarea más incómoda de la curia siguió siendo la
recaudación de impuestos.
Finalmente, es importante destacar que la curia municipal dejó de existir en muchas ciudades.

TEMA 6
8.1-Territorialidad y personalidad del Derecho hispano-godo
Decimos que las leyes o códigos tienen carácter personal cuando van destinados a un
determinado grupo de personas; la territorialidad supone por el contrario que esas normas
rigen en todo el territorio de la comunidad política. El Estado visigodo se asentó sobre un doble
componente étnico (hispanorromanos y godos). ¿Las leyes y códigos visigodos fueron de
carácter personal o de carácter territorial?

8.1.1-Teoría tradicional: personalidad de los códigos


Siguiendo el principio de la personalidad, típico de la legislación germana, el Código de Eurico
fue dictado exclusivamente para los visigodos, mientras que la población hispanorromana siguió
haciendo uso del Código Teodosiano. Posteriormente los hispanorromanos recibieron el
Breviario de Alarico, continuando el Código de Eurico vigente para los godos. Más tarde,
Leovigildo revisó el código euriciano y publicó el Codex Revisus, mientras que los
hispanorromanos siguieron usando el Breviario de Alarico. Finalmente, el Liber Iudiciorum
derogó todo lo anterior e instauró un derecho territorial común para godos y romanos.
Esta concepción explica la vigencia simultánea de códigos distintos, pero, de otra parte,
reconoce la creciente preocupación por unificar el Derecho de dos comunidades que se fueron
igualando con el paso del tiempo.

8.1.2-Teoría territorialista
La tesis central de García Gallo fue que esos tres códigos, de Eurico, Alarico y Leovigildo,
tuvieron vigencia territorial común para godos y romanos, y en consecuencia se derogaron entre
sí sucesivamente: el Código de Eurico fue desplazado por el Breviario de Alarico; éste por el
Codex Revisus de Leovigildo, y éste a su vez por el Liber Iudiciorum.

8.1.3-Tesis mixta
Alvarado propone una tesis de carácter mixto cuyo eje argumental es la afirmación de que el
Derecho romano fue siempre aplicado, en una primera etapa como ordenamiento principal
para los romanos y subsidiario para los godos, y en otra segunda etapa como forma subsidiaria
general. Rechaza así la territorialidad del Derecho visigodo con la consiguiente derogación de
un código por otro y se cuestiona también la tesis de personalidad.
8.3-Obra legislativa de Eurico y Alarico II
Eurico nace hacia el año 440 y accede al trono en el 466, tras conspirar contra su hermano.
Inicia una política expansionista al margen de un Imperio Romano al borde de la destrucción.
Esta política expansionista se proyecta por las Galias y penetra en tierras hispánicas. La corte
de Tolosa, bajo el mando de Eurico, se convierte en la primera potencia de Occidente.
Eurico fue el primer rey legislativo. Se le considera el autor del código que lleva su nombre, un
cuerpo legal que nos es conocido en parte por un palimpsesto, y de forma mediata tanto por
ciertas leyes recogidas en un texto extranjero como por aquellas otras que a través del Código
de Leovigildo pasaron como antiguas al Liber Iudiciorum. (Contenido del Código en el epígrafe 8.2.1)

En el año 506 una asamblea de obispos y representantes provinciales reunidos en Aduris


aprobó el código elaborado por Alarico II. El código es reconocido por juzgarse dictado para la
población hispanorromana del reino. Se trata de un ordenamiento que da cabida al Derecho
romano oficial de leges y iuras, siendo el Código de Teodosio la fuente principal de este código.
El preámbulo del código lo constituye una disposición del propio Alarico II, el commonitorium,
dirigida al conde Timoteo. El rey refiere sus propósitos de que el ordenamiento sirva para disipar
cualquier duda o ambigüedad. (Contenido del Breviario en el epígrafe 8.2.2)

TEMA 7
9.4-Caracteres y fuentes del Derecho Musulmán
La característica principal del Derecho Musulmán es la vinculación entre la ley divina y la ley
natural. De ahí que la principal fuente de este derecho sea la revelación divina (sari’a). Pero
como la revelación divina se puede producir de diversas formas, son varias las fuentes:
-Corán. Texto escrito, revelado a Mahoma por la divinidad. La décima parte de sus normas son
de carácter jurídico.
-Sunna. Transmitida oralmente se convertirá en la tradición oral (hadit). Es la conducta de
Mahoma, es decir, lo que dijo el profeta, lo que hizo y lo que consintió (silencio positivo).
-Iyma. Es el consenso de la comunidad islámica. Corrientemente se atiende a la opinión de los
juristas (alfaquíes). Su importancia se debe a que sanciona la interpretación de las otras fuentes,
además de consagrar la costumbre.
-Quiyas. Es la obra a la cual se acudía en caso de defecto de norma escrita, oral o sancionada por
la comunidad.

TEMA 8
10.1-Bases de gobierno. Los territorios y su administración
Debemos destacar tres fechas importantes dentro de la gran empresa que supuso la
Reconquista (722-1492), iniciada en el reino de Oviedo de manos de don Pelayo:
-1085: conquista de Toledo, en la que el Cid jugó un papel importante.
-1212: batalla de las Navas de Tolosa, de manos de Alfonso VIII y Sancho III el Grande.
-1492: conquista de Granada, de manos de los Reyes Católicos.
En el año 1002 muere Almanzor en la batalla de Calatañazor. Almanzor había acabado con todo
signo de vitalidad entre las ciudades de Barcelona y Santiago. Su muerte supuso el avance seguro
de los cristianos. En 1197 tiene lugar la batalla de Alarcos, un auténtico choque entre tropas
cristianas y musulmanas. Alfonso VIII se enfrentó sin éxito a los almohades; la derrota cristiana
fue estrepitosa. La reina Leonor de Aquitania ordenó construir el Hospital del Rey, actual sede
de la Facultad de Derecho de Burgos. Alfonso VIII, rey de Castilla, ayudado por Sancho III de
Navarra, logra una aplastante victoria en 1212. A partir del año 1412 comienza el principio del
fin. Castilla se extendió por toda la Península, amenazando a los desestructurados reinos de
taifas. Finalmente solo persiste el reino nazarí de Granada, bajo el mando de Boabdil el Chico.
En 1492 los Reyes Católicos conquistan Granada, controlan la presencia musulmana y decretan
la expulsión de los judíos.

La vieja organización hispano-goda se rompió. Persistieron vestigios muy pobres de la


organización municipal romana. Los límites territoriales son variables; los distritos
administrativos del reino asturleonés fueron territoria, mandatoria, comisa y civitatis. El rey
confiaba estos distritos a un magnate.

TEMA 9
12.1-Caracteres generales y ámbito de vigencia
La ruptura de la unidad política y el desarrollo de la repoblación, propiciaron una diversidad
de ordenamientos jurídicos. Los reyes comenzaron a dictar normas de carácter general a partir
del siglo XI, pero el derecho que empezó a ser fijado por escrito era un derecho esencialmente
consuetudinario. En ocasiones los príncipes ordenaron la redacción de ese derecho popular,
sancionado luego por ellos mismos. Frecuente fue también que jueces y juristas llevaran a cabo
redacciones privadas que luego alcanzasen carácter oficial.

La implantación del Liber Iudiciorum y el régimen de libre albedrío caracterizaron el


panorama jurídico altomedieval de León y Castilla.
Con respecto al primero hay que destacar su reconocimiento como derecho local y su ulterior
papel en la formación de un derecho territorial. Semejante proceso expansivo fue posible
gracias a la traducción al romance del código visigodo, en el llamado Fuero Juzgo, sobre la
versión vulgata del Liber. Fernando III concedió el Fuero Juzgo a Sevilla y Córdoba, de donde
pasó a Murcia y Jerez con Alfonso X.
De otra parte, al recogerse en Castilla por escrito las fazañas y convertirse en fuero, se dilata el
ámbito de vigencia de las normas, teniendo lugar cierta territorialización del derecho. No faltan
tampoco textos cuyo objetivo directo es fijar el derecho territorial. Desde el siglo XIII serán
muchos los reyes castellanos que intentarán implantar el derecho del reino.
12.2-Cartas pueblas
Se trata de una fuente de derecho sencilla y general, de índole agrario. Es el tipo más
elemental de derecho local: concesiones o pactos concedidos por el señor de un lugar (rey,
noble, abad…) a las gentes que se encontraban en él.
Las cartas pueblas presentan las siguientes características:
-Tienen caracterización jurídica-local.
-Se suscriben en un clima de economía agraria.
-Se define como un contrato agrario colectivo.
-Cabe situarlas en la frontera entre documentos de derecho local y de derecho privado.
-Aparecen como un estatuto para los pobladores actuales y futuros.
-Son concesiones muy numerosas y variadas.

El documento más antiguo de este tipo es la Carta Puebla de Brañosera, en la provincia de


Palencia y atribuida a los condes castellanos. Encontramos otros ejemplos en Longares (la Rioja),
concedida por el obispo de Nájera; Villatur (Tierra de Campos), concedida por Carrión…
12.3-Fueros breves y fueros extensos
12.3.1-Fueros breves
Las cartas pueblas dieron paso a los fueros breves, que perfeccionaban el ordenamiento
jurídico. Cuando el fuero breve no podía regular alguna situación, se daba validez al Liber
Iudiciorum. Encontramos dos tipos de fueros breves, los municipales y las franquicias.
-Fueros breves municipales. Contienen información jurídica generada con la costumbre, siendo
otorgados por un rey, abad o noble al municipio al que pertenecen. Contiene una serie
privilegios y decisiones municipales. Se caracterizan por su diversidad y su objetivo (comprenden
aspectos agrarios, relaciones de los moderadores con el rey y sus delegados, impuestos, servicio
militar, normativa judicial, responsabilidad penal y procesal). Estos fueros eran concedidos por
acontecimientos circunstanciales.
-Fueros breves de libertades y franquicias. Vienen determinados por el régimen jurídico de un
lugar concreto e introducen reformas en los fueros existentes. Estos documentos, de carácter
público, emanan de monarcas y concejos municipales.
Alfonso V concede en el año 1017 un fuero breve a León y Asturias, con motivo de restaurar
los territorios tras la devastación protagonizada por el caudillo Almanzor. El fuero de León tiene
concesiones de otros fueros a localidades próximas, como Pajares o Castrocalbón. En el año
1095 Alfonso VI concede a Logroño su fuero, un fuero que luego servirá de modelo para una
familia de fueros francos.
El fuero de Sahagún fue concedido por el abad que dirigía la villa y es considerado fuero matriz.
Este fuero fue modificado posteriormente por Alfonso VII y por Alfonso X.
En Castilla destacamos el fuero de Castrogeriz, destinado a los militares de la pequeña nobleza,
los infanzones poseedores de caballos; el fuero de Sepúlveda (1076) y el fuero de Medinaceli
(1100).

12.3.2-Fueros extensos
Son fueros más desarrollados, redactados en latín y traducidos al romance, y que contienen
normas tanto de Derecho público como de Derecho privado; recogen, de manera sistemática,
los elementos del Derecho de ciudades y distritos. Este tipo de fueros son promulgados en
fechas tardías, entre los siglos XIII y XIV.
Este derecho es la proyección de la ley jurídica. A partir de un fuero originario, y teniendo en
cuenta los privilegios existentes, se redactaba el fuero extenso, suficiente para regular la vida
social. Todo el material se reducía a la unidad por yuxtaposición de elementos.
-Extremadura castellana. Nos encontramos con el fuero de Cuenca y el fuero de Sepúlveda.
-Fuero de Cuenca (1190). Corresponde a una extensa región fronteriza. Se promulgó bajo el
reinado de Alfonso VIII y supone el modelo más perfecto del derecho municipal castellano.
Se trata de la suma jurídica de las instituciones forales.
-Fuero de Sepúlveda (1076). Otorgado por Alfonso VI, contiene los privilegios de los
pobladores de esta región y concede cierta autonomía judicial. Se trata de un fuero matriz.
Es el foco originario del derecho municipal de la Extremadura castellana.

-Extremadura leonesa. Nos encontramos con el fuero de Salamanca y el fuero de Ávila.


-Fuero de Salamanca (siglo XIV). Fuero de considerable extensión; se trata de un fuero tipo
o matriz en la zona de Tormes, Ledesma…
-Fuero de Ávila. Es la cabeza o matriz de un amplio grupo de ramificaciones o familia.
12.4-Colecciones consuetudinarias de Castilla Vieja
En la actual provincia de Burgos surge una serie de derechos locales. El Derecho en Castilla
Vieja es de creación popular, ya que viene dado de la costumbre y las fazañas (el libre albedrío
del juez).
En la Castilla primitiva se crea conciencia jurídica, cuyo asiento se ubicaba en el norte de la actual
provincia burgalesa. La fijación de este derecho en Castilla fue más tardía que en otros lugares,
ya que tuvo lugar a partir del siglo XIII. Tuvo lugar a partir de ese momento la refundición de
todos los textos anteriores: Libro de los Fueros de Castilla y el Fuero Viejo de Castilla gracias a la
actividad de juristas anónimos, que redactaron una serie de colecciones de derecho privado, las
devysas.

12.4.1-Libro de los Fueros de Castilla


Contiene una importante colección de fazañas, procedentes del rey y de diversas autoridades
seglares y eclesiásticas. En total son 300 capítulos en los que predomina el Derecho local de
Burgos y las costumbres territoriales.
12.4.2-Fuero Viejo de Castilla

Data de mediados del siglo XIV. Un jurista anónimo llevó a cabo la redacción sistemática de
un texto llamado Fuero Viejo. Consta de cinco libros relativos al Derecho público, civil y penal, a
la organización judicial y al procedimiento. Predomina el derecho nobiliario.

12.4.3-Fuero Juzgo
El Fuero Juzgo es la versión romanceada de la edición vulgata del Liber Iudiciorum. De vigencia
localista en Toledo, Andalucía y Murcia, fue concedido a villas y ciudades. Eran fueros reales con
el objeto de cohesionar y reorganizar la vida ciudadana, así como dotar a ese territorio de un
régimen jurídico propio.

Fernando III el Santo, padre del Alfonso X, tuvo una clara estrategia planificada: a través del
Fuero Juzgo quiso imponer el derecho del reino, puesto que tenía como obsesión la uniformidad
jurídica. En 1222 confirma los Fueros de Toledo, convirtiéndose el Fuero Juzgo en fuero patrón
de Andalucía, integrada en el reino de Castilla. La labor unificadora fue continuada por su hijo,
pero empañada por numerosas revueltas y guerras civiles, ya que el objetivo final de imponer la
unidad jurídica es mantener a raya a la nobleza.

TEMA 10

El Ius Commune y su difusión general


El Derecho Común o Ius Commune será construido sobre dos elementos fundamentales: el
ordenamiento romano y el canónico. Las glosas fueron objeto de recopilaciones, entre las que
destaca la redacta a mediados del siglo XIII por Accursio, la Glossa magna. Ésta se impuso en la
práctica jurídica y sirvió así a la difusión y conocimiento del Corpus Iuris Civilis de Justinianeo.

Un monje llamado Graciano, maestro de teología en Bolonia, realizó la Concordia discordantium


canonum, conocida como Decretum. Generó una escuela de exégetas que realizaron con el
Decretum lo mismo que habían hecho los glosadores con la obra de Justiniano.

La creación doctrinal del Ius Commune y la aparición y desarrollo de las universidades en Europa
fueron fenómenos simultáneos e interdependientes. El Derecho Común pudo proyectarse
merced a la enseñanza de los centros universitarios más afanados, donde acudían estudiantes
de diversos países.

El epicentro del despliegue universitario estuvo en Bolonia, pero enseguida también se impartió
la enseñanza en otros centros italianos o de diversos países europeos, entre ellos España. El latín
era la lengua común. Los géneros o tipos de literatura jurídica que emplearon glosadores y
comentaristas son: commentaria, consilia y tractatus.
Antes de la invención de la imprenta (Gutenberg, 1450), los escolares estudian el Derecho
Común en códices. Los monarcas favorecieron la expansión de este derecho ya que, por su raíz
romana, potenciaba el absolutismo del príncipe y el fortalecimiento del poder regio.

La mayor influencia para la expansión del Derecho Común fue la presencia de estudiantes de los
reinos hispánicos en las Universidades de Bolonia y Montpellier.

Desde finales del siglo XII comenzaron a crearse las universidades de los reinos hispánicos
(Palencia, Valladolid, Salamanca), donde comenzaron a formarse nuevos letrados y juristas que
fomentaron la aplicación del Derecho Común frente a los limitados derechos locales.

La obra legislativa de Alfonso X el Sabio


Los reinados de Fernando III el Santo (1217-1252) y su hijo Alfonso X el Sabio (1252-1284)
completan todo el siglo XIII y significan figuras clave en el orden político de la zona occidental
de la Península. Significan, en el aspecto interno, la unión definitiva de Castilla y de León en
1230 y, en el ámbito exterior, la ampliación de los dominios territoriales con la incorporación
de Andalucía y Murcia.

Los dos reinados se caracterizan por el afán de unificación jurídica.

Fuero Real
También conocido como Fuero del Libro o Fuero de las Leyes. Es la primera producción
legislativa de Alfonso X el Sabio, redactada hacia 1252, con el propósito manifiesto en el
prólogo: “atender la falta de fueros en nuestros reinos, en los que se juzgaba por fazañas,
albedríos y otros desaguisados”.

A través del Consejo de juristas de la Corte, Alfonso X configuró un código compuesto por cuatro
libros subdivididos en títulos y leyes. Lo ofrece como fueron municipal tipo según avanza la
Reconquista para concederlo a aquellas poblaciones que carecían de fuero y a aquellos pueblos
que, aun teniendo su propio fuero, éste no era del gusto del monarca.

La formación y aplicación del Fuero Real pro el monarca representaba la tendencia hacia la
unificación jurídica por vía local. Esta política de unificación ya había sido iniciada por monarcas
anteriores, como Alfonso VIII, quien favoreció el Fuero de Cuenca e intentó extenderlo a la
Mancha y a la Extremadura leonesa. También Fernando III lo había intentado al conceder el
Fuero Juzgo (versión romanceada del Liber).

Para llevar a cabo su propósito, Alfonso X se basó en obras anteriores para la elaboración de su
Fuero Real, que iba a ofrecer como Derecho local a las ciudades castellanas. La concesión de
este derecho se hizo de forma escalonada (Sahagún, 1255; Burgos y Soria, 1256; Madrid, 1262;
Valladolid, 1265).

Mientras que el Fuero Juzgo se extendió por el sur, el Fuero Real se expandió por el norte. El
propósito unificador generó varias revueltas, incluida una guerra civil.

El Fuero Real se marca dentro de la categoría de fueros extensos. Gozó de relevancia y primacía,
alcanzando la aplicación oficial en la Corte del rey y en los Tribunales de la Corte de ciudades
importantes como Burgos. Esta aplicación oficial dio lugar a dos obras:
-Leyes nuevas. Recopilación privada de las disposiciones reales formuladas entre 1255 y 1278
para resolver dudas propuestas por alcaldes o por el Consejo de Burgos a la hora de interpretar
las leyes.

-Leyes de estilo. Colección de 250 capítulos que recopilan las decisiones judiciales que provienen
del Tribunal regio de Alfonso X, es decir, las sentencias.

Espéculo
Tal vez el Espéculo fuera un proyecto de Las Partidas puesto que los cinco libros conservados de
este código mantienen una semejanza íntima con los primeros libros de Las Partidas. En la
redacción del Espéculo, Alfonso X siguió la línea tradicional.

Las Partidas
¿Qué es y por qué se redactó este texto?
Con el código de Las siete Partidas llegamos a la obra magna de Alfonso X, y al punto culminante
de la Historia del Derecho castellano. El nombre de “Partidas” surgirá en el siglo XIV, hasta
entonces, el título original de la obra fue Libro o fuero de las Leyes.

Constituye el centro de la obra legislativa del Alfonso X y un instrumento importante para la


penetración del Derecho real común y canónico (Ius Commune). Con esta obra el monarca
intenta la unificación territorial del Derecho en los reinos castellanos.

¿Por qué se redactaron Las siete Partidas? Se habla del propósito regio de elaborar una
enciclopedia jurídica del reino; de otra parte, se defiende que la redacción de esta obra se
relaciona con las aspiraciones a la corona del Imperio Alemán por parte de Alfonso X, quien
habría redactado las Partidas como carta de presentación.

Redacción y autoría del texto


Tradicionalmente se han admitido dos fases dentro del proceso de elaboración de las Partidas:
su redacción se inició en 1256; en esta primera etapa se cristalizó la intención regia, en una
redacción que concluiría hacia 1263. La segunda etapa sería una revisión de la primera edición,
concluida hacia 1265.

Ambas son conocidas como la obra personal de Alfonso X. García Gallo apunta la hipótesis de
que el texto de las Partidas actual es el resultado final de una labor de sucesivas redacciones y
revisiones que rebasan la época del propio Alfonso X.

Cabe destacar que el rey no fue el único autor que participó en la redacción de esta obra. Aunque
no se menciona en los textos, existió un grupo de prestigiosos juristas que ayudaron al rey, como
Jacobo, el maestro Roldán o Fernando Martínez de Zamora, discípulos de Azzo de Bolonia y
Raimundo de Peñafort.

El profesor Galo Sánchez insinuó que la tarea redactora dirigida por el soberano se repartió entre
una comisión de juristas, confiándose a cada uno la confección de una parte del libro, que sería
luego revisada y corregida por el rey.

Estructura del texto


La obra está dividida en siete libros, partes o partida, subdivididos a su vez en 182 títulos que
agrupan en total unas 2500 leyes.
-1ª partida. Fuentes y Derecho eclesiástico.

-2ª partida. Derecho público.

-3ª partida. Organización judicial y el procedimiento.

-4ª, 5ª y 6ª partidas. Derecho civil o privado.

-7ª partida. Derecho penal.

Son siete las partes que conforman esta magna obra porque al número siete se le
conceden ciertas propiedades cabalistas o exotéricas. Otra explicación es que reuniendo las
primeras letras de los siete libros se forma un acróstico con la palabra ALFONSO.

La sistematización de la obra surge de un plan del Digesto de Justiniano y coincide con el de


algunos tratados jurídicos musulmanes.

Fuentes
Las fuentes de inspiración son muchas y de variada índole: jurídicas, literarias, filosóficas,
religiosas…

En lo que respecta a las fuentes jurídicas, las encontramos en el Ius Commune, basado en el
Derecho Romano recibido por la doctrina de los glosadores italianos. Otra fuente es la Summa
de penitentia de Raimundo de Peñafort (patrono de los estudiantes de Derecho). Por su parte,
el Derecho canónico es seguido fielmente en las Partidas en lo referido a la regulación del
matrimonio. Acoge también el Derecho feudal de Normandía a través de los libri feudorum.

Dentro de esta dinámica donde sobresale el Ius Commune, ejerció especial influencia el Derecho
castellano antiguo. Las Partidas funden el Derecho Romano canónico con el Derecho tradicional.

También aparecen referencias a autores clásicos, latinos, a la Biblia, autores primitivos, teología
medieval y obras orientales. Presenta un estilo doctrinal; se llegó a dudar de que fueran
promulgadas por el monarca pues se cree que apenas consiguieron eficacia en la vida jurídica
del reino.

La legislación en Cortes: el Ordenamiento de Alcalá


Debemos distinguir entre las Cortes del rey, que legislaban con carácter general, y el Tribunal de
la Corte, que interpretaba los fueros municipales.

Esta circunstancia acarreó confusión a la hora de aplicar las normas oportunas. A este desorden
intentó poner remedio Alfonso IX con las Cortes de Alcalá de 1348 (momento en que la peste
causaba estragos en la población europea). Se expuso todo lo expuesto en los ordenamientos
anteriores y se refundó una colección privada de Derecho territorial castellano que recogía todo
lo referente a los nobles y a sus vasallos (ordenamiento que se dio en Nájera).

El orden de prelación de fuentes establecido en el Ordenamiento de Alcalá es el siguiente:

1.-Se debe aplicar el Ordenamiento de Alcalá.


2.-Se aplican los fueros municipales, con restricciones, siempre que las normas no vayan contra
la razón, Dios o leyes antes citadas.

3.-Se respetan los fueros de los hijosdalgo.

4.-Se aplican las Partidas (la diversidad de manuscritos llevará a su corrección fijando un sola
versión).

El rey se reserva la facultad de hacer leyes; los jueces deberán acudir a él para que dicte la ley
que resuelva una determinada cuestión. En el siglo XV se añaden las doctrinas de distintos
juristas al Ordenamiento de Alcalá.

Las Leyes de Toro


Fueron redactadas en el año 1505, tras la muerte de Isabel la Católica por Diego del Castillo,
quien, tras haber estudiado en Bolonia, regresó a su pueblo natal, donde publicó diversas obras.

Se trata de una gran colección de leyes que conforman el Derecho privado. Coexistieron con
otras fuentes distintas, lo que generó confusión. La Corte ordenó a los juristas la corrección de
las leyes cuyo carácter fuese dudoso. El trabajo quedó incompleto.

Estas leyes reconocían como reina a Juana la Loca, y como gobernador a su padre, Fernando el
Católico.

TEMA 11

Derecho del País Vasco


Fuentes del Derecho en Álava
Álava formó parte, alternativamente, de los reinos de Castilla y de Navarra, hasta que
definitivamente en el año 1200, bajo el reinado de Alfonso VII, se incorporó a la corona de
Castilla.

Durante el reinado de los monarcas de Navarra y, fundamentalmente en los tiempos de Sancho


VI el Sabio, diversas villas del reino recibieron como privilegio el Fuero de Logroño.

La plena incorporación de Álava a Castilla, se produjo en 1332 como consecuencia del Privilegio
de Contrato. Como consecuencia de dicha incorporación a Castilla, se introducirá en Álava el
sistema normativo contenido en el Ordenamiento de Alcalá, sin perjuicio de la subsistencia de
sus derechos municipales y disposiciones propias.

El territorio de Álava se configuró como una serie de distritos: 53 hermandades divididas en 6


cuadrillas que se reunían en las llamadas Juntas de Álava, integradas por sus correspondientes
procuradores y diputados.

La Hermandad de las ciudades, villas y lugares de Álava, formada en 1416, fue regulada en su
organización y funcionamiento por las Ordenanzas de 1417 y definitivamente por las de 1458 y
1463.
Fuentes del Derecho en Guipúzcoa
El territorio de Guipúzcoa había quedado incorporado a Castilla durante el reinado de Alfonso
VIII, pero alguno de los fueros de sus villas habían sido concedidos durante la época del dominio
del reino de Navarra, como el Fuero de San Sebastián, por ejemplo.

Aquel fuero de San Sebastián servirá como modelo de fuero para las villas guipuzcoanas costeras
y del interior.

Otras villas recibieron el Fuero de Vitoria o de Logroño, sobre todo a lo largo del reinado de
Alfonso X.

La tierra guipuzcoana se organizó institucionalmente a través de la Junta General, que se reunía


de modo itinerante en las diversas villas, y aquella Juntas Generales fueron configurando una
legislación peculiar de Guipúzcoa que toma cuerpo escrito en los Cuadernos de Hermandad
(1375- 1377)

En 1397 la Junta General de Guipúzcoa y el Corregidor (encargado de transmitir las órdenes al


rey) Gonzalo Moro otorgaron un Cuaderno de Hermandad.

A finales de la Edad Media se formó una amplia legislación de Derecho Político de Guipúzcoa
que intentó ser refundida en 1491.

Tras la confirmación de los Privilegios, buenos usos, costumbres, fueros y leyes, realizada por
Carlos I en 1521, se produjeron nuevos intentos de reforma.

A finales del S. XVII, la abundancia de normas animó a una nueva Recopilación, obra de Miguel
Aramburu: Nueva Recopilación de los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres, leyes y
ordenanzas de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa.

Fuentes del Derecho en Vizcaya


La comunidad política de Vizcaya se organizó a través de Juntas Generales. Las villas de Vizcaya
recibieron fueros locales a lo largo de los S. XIII y XIV. Una gran parte de los fueros locales fueron
la extensión del Fuero de Logroño o de Vitoria.

Fuero General de Navarra y Amejoramientos


Localismo jurídico
Cobra relieve la penetración del derecho de la Extremadura Castellana, al recibir Cáseda el Fuero
de Soria y Carcastillo el Fuero de Medinaceli.

Los Fueros de la Novenera son los de cinco localidades navarras; se caracterizan por el
otorgamiento de privilegios de carácter fiscal, político y militar, entre los que destaca la exención
del pago de la novena parte de los frutos que los labradores debían al Rey. Sus 317 capítulos se
dirigen a gente del campo.
El Derecho del Reino: Fuero General de Navarra
Mediante la iniciativa privada de diversos juristas se fijan por escrito las normas jurídicas
vigentes de tiempo atrás. Aparece el Fuero General de Navarra, que desplaza progresivamente
a los fueros locales y llega a encarnar el derecho propiamente navarro que los reyes deben
respetar y jurar.

El Fuero General de Navarra consta de seis libros escritos en romance. Es de notar que la
imposición de este fuero no impidió el mantenimiento de los fueros locales.

Aparece, en fin, estrechamente relacionado con el Fuero de Jaca y los de Aragón.

El Fuero General de Navarra sólo podía ser modificado o mejorado por los reyes con el acuerdo
de las Cortes. Esto sucedió dos veces, dando lugar a los Amejoramientos (Felipe III, 1330; Carlos
III, 1418). Los Amejoramientos debían incorporarse como apéndices del Fuero General.

El derecho aragonés
Primera etapa (mediados siglo XII – mediados siglo XIII)
El Fuero de Zaragoza se difunde profusamente en la segunda mitad del siglo XII. Surgen así
muchas cartas de población de acusada similitud.

Los fueros de la Extremadura Aragonesa tuvieron un fondo común, tal vez, el Fuero de Soria.

Legislación oficial. Los Fueros de Aragón o Código de Huesca


Ante la existencia de diversas redacciones privadas de derecho consuetudinario, el rey Jaime I
ordena su corrección y síntesis en un primer texto oficial. Se forma así una recopilación de ocho
libros, aprobada por las Cortes de Huesca de 1247. La obra será conocida como Fueros de Aragón
o Código de Huesca.

El objetivo del código fue dar término a la inseguridad derivada de las distintas y no concordes
redacciones privadas, estableciendo un texto que recogiese el derecho tradicional del Alto
Aragón adaptado al siglo XIII.

El encargado de llevar a cabo esta compilación fue el obispo de Huesca, Vidal de Canellas. El
Vidal Mayor se redactó a continuación de los fueros para interpretar y aclarar sus preceptos;
como obra exegética de un jurista, pudo facilitar la penetración del ius commune. El Vidal Mayor
fue promulgado por Jaime I a pesar de la oposición de la nobleza.

Tras realizarse la compilación oficial, los Fueros de Aragón no quedaron como cuerpo jurídico
cerrado y rígido. Le fueron incorporados otros fueros o leyes dictadas en Cortes, así como las
disposiciones de gobierno. Con ello, los fueros adquieren al término de la Edad Media una
estructura definitiva en doce libros. Los ocho primeros se corresponden con el propio Código de
Huesca; los cuatro últimos recogen los añadidos.
Por el Privilegio General el monarca se compromete a observar y respetar las costumbres,
privilegios y fueros del reino, con lo que resulta vinculado por un auténtico pacto que él por sí
solo no puede romper.

Las Observancias
El derecho de los fueros es interpretado por los juristas aragoneses en consonancia con las
normas propias de la recepción romano-canónica. Esos juristas recogen los usos y costumbres
admitidos en los tribunales del reino, armonizándolos con los principios del Derecho Común.
Mediante tal tarea arbitran soluciones prácticas que los jueces convierten en sentencias.

Las observancias se reúnen en colecciones cuyos autores suelen ser los propios justicias de
Aragón o sus lugartenientes.

El sistema jurídico aragonés tuvo pues una doble base: los Fueros de Aragón y las Observancias,
componentes del derecho general del reino. Se reconoce en primer lugar la primacía al Derecho
Local, escrito o consuetudinario, sobre aquel Derecho Común. Finalmente, las Observancias se
imponen a los fueros anteriores a ellos, pero ceden en rango ante los fueros posteriores.

El derecho catalán
Derecho local de Tortosa
Tortosa, ocupada en 1148 por Ramón Berenguer IV y cedida después a la Orden del Temple, vive
numerosos conflictos entre señores y ciudadanos por cuestiones de jurisdicción. Como remedio
se propuso una sentencia arbitral, pero la interpretación de los ciudadanos de este derecho no
escrito y contradictorio generó una nueva reacción señorial.

En 1272 se acordó que los señores fijasen por escrito el texto de las costumbres y el pueblo lo
aprobase mediante votación. Dos notarios se encargaron de recopilar las Costums de Tortosa.

El orden de prelación previsto por las Costums de Tortosa es: aplicación, en primer lugar, de las
propias costumbres; en segundo lugar habría de acudirse a los usatges de Barcelona; en último
término debería de recurrirse al Derecho Común.

Teniendo en cuenta que las Costums de Valencia habían sido redactadas en 1240, los autores
han entendido que o bien las de Tortosa se inspiraron en las de Valencia, o bien que ambas se
sirvieron de un modelo común.

Derecho local de Lérida


Ante la incertidumbre surgida a la hora de aplicar el derecho que no había sido fijado por
escrito, el cónsul Guillermo Botet redactó en latín, en 1228, las costumbres de Lérida, las
Consuetudines Ilerdenses, traducidas luego al catalán y concedidas a otras localidades.

El orden de prelación previsto por las Consuetudines Ilerdenses es: aplicación, en primer lugar,
de las costumbres propias de la ciudad; en segundo lugar habrían de aplicarse los usatges
barceloneses así como algunos preceptos del Liber Iudiciorum.
Derecho local de Barcelona
Se procede en Barcelona durante el siglo XIV a la recopilación de las costumbres. Fruto de ello
aparecen dos colecciones:

-Ordinaciones d’en Sanctacilia. Denominación vulgar del texto; se trata de una recopilación
privada, probablemente redactada por un agrimensor (topógrafo) barcelonés, llamado Jaime de
Sanctacilia, sirviéndose de unas ordenanzas del rey Jaime I y de alguna redacción privada.

Compuesta por 70 capítulos redactados en catalán que regulan problemas de predios y


edificaciones urbanas. Fueron reproducidas después en colecciones oficiales.

-Recognoverunt proceres. Responde a la petición que los barceloneses hicieron a Pedro III para
que éste aprobara los antiguos privilegios y costumbres. Agrupados los textos en 116 capítulos,
fueron reconocidos por los próceres y sancionados por el monarca en 1284.

Los Usatges
Los condes de Barcelona iniciaron la política de repoblación mediante concesiones de
exenciones y privilegios, mediante cartas pueblas. La más antigua que se conoce es la de
Cardona, del año 986. Estas cartas podían ser de tres tipos:

-Cartas agrarias

-Cartas de exenciones

-Fueros breves

La independización del Imperio Carolingio supuso el inicio de las manifestaciones legislativas


catalanas, cuya concreción se manifiesta en los Usatges, obra atribuida al conde de Barcelona
Ramón Berenguer III. En los Usatges se intentaba dar respuesta a aquellas cuestiones que el
Liber Iudiciorum era ya incapaz de responder, pero sin presuponer su derogación. Esta obra se
finalizó a mediados del siglo XIII.

Aunque se trataba de un Derecho dirigido al condado de Barcelona, se aplicó en todos los


condados catalanes, bien de forma directa, bien de manera supletoria. Su aplicación fue
indefinida, por cuanto fue completado e incluido en las recopilaciones generales posteriores.

El derecho real valenciano. Los Fueros de Valencia


El derecho valenciano
El derecho valenciano aparece en el siglo XIII y desaparece en el XVIII. Su origen y formación,
faltos de raíces propias, dependieron de las circunstancias de la reconquista del país.
Distinguimos así dos etapas.

Una primera etapa, con la ocupación de la zona de Castellón, se caracteriza por el otorgamiento
de cartas de población a los lugares incorporados.

Una segunda se centra en el dominio de la llanura de Valencia. Tras ello, Jaime I otorga un texto
fundamental, la Costum o Furs de Valencia.
El derecho concedido al compás de la repoblación es tributario del de Aragón, Cataluña y Castilla.
La Costum valenciana lo es a su vez del romano. Coexisten por tanto ordenamientos jurídicos
distintos mientras emerge el propio derecho valenciano, cuya originalidad radica en que
sintetiza y concuerda sus elementos integrantes.

Los furs
Jaime I promulgó el código conocido como Costum o Furs. El texto fue preparado con el concurso
de prohombres valencianos y magnates catalanoaragoneses, seglares y eclesiásticos, entre los
que destaca la figura del obispo de Huesca, Vidal de Canellas, a quien tradicionalmente se
atribuye la autoría del texto. Sin embargo, nuevos estudios defienden que el autor fue el
canónigo barcelonés Pere Albert.

En cuanto al momento de promulgación, también se cree que el año aceptado tradicionalmente,


1240, debe ser revisado, pudiendo adelantarse la fecha de promulgación hasta 1238.

La Costum fue dada primero a Valencia, difundiéndose luego por todo el reino. Escrita en latín,
fue traducida posteriormente al romance. En la segunda mitad del siglo XIII sufrió añadidos y
reformas.

La Costum o Furs recoge los privilegios concedidos por el rey Jaime I, pero da cabida además a
una abundante regulación de instituciones jurídicas, siguiendo la sistemática y a veces los
mismos textos del Código de Justiniano. Representa, en fin, la recepción del Derecho Romano.

En cuanto a las fuentes, se barajan tres posibilidades:

-No hubo utilización directa de los textos justinianeos y sí en cambio de la colección Lo Codi.

-No se manejó Lo Codi y sí en cambio el Código de Justinianeo, a través de un epítome.

-Empleo inmediato de los textos justinianeos y, en grado mínimo, de Lo Codi. Tesis mixta.

TEMA 13
19.1-Constitución de la monarquía hispánica: la integración territorial
En 1469, Isabel, heredera de la Corona de Castilla, contrajo matrimonio con Fernando,
heredero de la Corona de Aragón. El enlace semi-clandestino abrió los caminos a la unidad
política peninsular y al Estado de los tiempos modernos. En 1812 la Constitución promulgada en
Cádiz liquidaba el Antiguo Régimen, al reconocer la soberanía popular. El período histórico
comprendido entre ambas fechas se caracterizó por el absolutismo monárquico, proyectándose
tras el reinado de los Reyes Católicos en dos etapas fundamentales: la monarquía de los Austrias
(siglos XVI y XVII) y los primeros Borbones (siglo XVIII).
España logra protagonismo internacional. Es la potencia internacional, el paladín del
Cristianismo, la hegemonía militar y la monarquía universal. El imperio en el que nunca se pone
el Sol. Pero en el siglo XVIII España comienza su inevitable declive, a favor de Francia, y porque
la heterogeneidad y pluralismo característicos del gobierno de los Austrias se torna en un rígido
proceso uniformizador de signo castellano con los Borbones.

19.2-La incorporación de las Indias a la Corona de Castilla


19.2.1-Cristóbal Colón
En agosto de 1492 Cristóbal Colón se echaba a la mar con tres naves, la Pinta, la Niña y la
Santa María, para alcanzar las Indias navegando hacia occidente. El descubrimiento de América
tuvo lugar dos meses después, y significó el inicio de la gigantesca incorporación de territorios
a la Corona de Castilla.
El marino genovés, a tenor de las Capitulaciones de Santa Fe firmadas por la reina castellana
Isabel la Católica, recibió los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador, junto a la décima parte
de las riquezas que se obtuvieran.

19.2.2-Las bulas papales


A mediados del siglo XV, Portugal era la gran potencia naval del Atlántico; los portugueses
conseguían de Roma una serie de bulas papales que les garantizaba la exclusividad de la
navegación atlántica y el dominio sobre las costas africanas.

Las bulas son documentos jurídicos otorgados por el Papa, considerado como representante
directo de Dios en la tierra.

Los portugueses recibieron tres bulas:


-La Romanus Pontificex, que reconocía el monopolio marítimo portugués desde los cabos
Bojador y Num hasta la India, navegando hacia oriente. Concedida por Nicolás V
-La Inter cetera, que otorgaba derechos en la organización eclesiástica de las tierras
descubiertas. Concedida por Calixto III.
-La Aeterni Regis, bula de demarcación, concedida por Sixto IV. Incorpora los derechos marítimos
que Castilla reconoció a Portugal al firmar el Tratado de Alcaçovas.

Los Reyes Católicos solicitaron al papa Alejandro VI, el papa Borgia, de origen español, otras
bulas para clarificar la legitimidad de lo descubierto por Colón en nombre de Castilla y de cuanto
se descubriera. Resultado de estas gestiones fueron cuatro bulas otorgadas por Alejandro VI:
-La Inter cetera I, es una bula de donación. Evoca el celo cristiano de los reyes de España,
recordando que Colón descubre en nombre de Isabel y de Fernando.
-La Eximie devotionis, es una bula de concesión de privilegios. Cuantas gracias y exenciones se
habían otorgado a Portugal en África y Guinea, corresponden ahora a Castilla en América.
-La Inter cetera II, es una bula de demarcación, y fija la divisio mundi mediante una raya
imaginaria. Todo lo situado a occidente de esa raya corresponderá a Castilla.
-La Dudum siquidem concedió a Fernando e Isabel el dominio de las tierras en zonas “orientales”,
es decir, en la India o regiones próximas descubiertas navegando hacia occidente.

19.3-Los justos títulos


Inicialmente la polémica indiana es un litigio entre Castilla y Portugal sobre la pertenencia de
las tierras descubiertas. Se trata por tanto de un conflicto internacional. Resuelto este problema
surge allí entre los colonizadores y luego en la metrópoli una grave cuestión. ¿Por qué estamos
en las Indias y con qué autoridad? ¿Es justificable la sumisión de los indígenas? ¿En qué
condiciones? Se abre así una profunda reflexión nacional y una intensa polémica.

Los inicios de esta revisión tienen que ver con la denuncia de los abusos de los
conquistadores. Antonio de Montesinos dirigió a sus oyentes un potente discurso en el que
criticó enfáticamente esta situación (el famoso sermón de Montesinos).
“Todos estáis en pecado mortal […] por la crueldad y tiranía que usáis
con estas inocentes gente”
19.3.1-Las leyes de Burgos de 1512
El eco de la noticia produjo un doble efecto. Por una parte, se convocó en Burgos una junta
de teólogos y juristas para discutir el problema; de otra parte, muchos autores se sensibilizaron
con la causa, como Fray Bartolomé de las Casas.
La Junta de Burgos de 1512 reconoció que los indios debían ser instruidos en la fe cristiana, y
podían ser propietarios de casas y haciendas propias, y los que trabajasen para otros, debían
recibir un salario a cambio. Surgió así el “requerimiento”, declaración que los colonizadores
debían leer a los indios, ilustrándoles sobre la existencia de Dios y de cómo Jesucristo concedió
el primado al Papa y cómo éste hizo donación de aquellas tierras a los reyes españoles, dueños
legítimos por tanto de esas tierras.

Surgió luego una fuerte polémica entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas. Las
Casas fue beligerante hasta el radicalismo en la defensa de los indios y en la total censura de los
métodos colonizadores, llegando a cuestionar la legitimidad de la empresa colonizadora.
Sepúlveda, por el contrario, defendió los encomenderos de México.

19.3.2-Los justos títulos


El padre Francisco de Vitoria presentó los Justos Títulos, lista de ocho títulos legítimos que
amparan los derechos de Castilla a colonizar las Indias y exigir obediencia a sus habitantes. El
problema surgido a raíz de la conquista se fundamenta en tres aspectos que conviene distinguir:
• En primer lugar, la discusión sobre el título de adquisición.
• En segundo lugar, los métodos o medios de adquisición, debate iniciado por el padre
Montesinos y que dio lugar a conocidos documentos y textos legales como el Requerimiento,
las Leyes de Burgos de 1512, las Leyes Nuevas, etc.
• Finalmente, la forma de integración o incorporación de las Indias a la Corona de Castilla.

Vitoria desarrolló ocho títulos que podrían justificar la presencia española en las Indias:
1. Se basa en el derecho al libre tránsito y circulación por el orbe.
2. Se fundamenta en la obligación cristiana de predicar el Evangelio.
3. Justifica la guerra a los príncipes indígenas en caso de que toda la población, o gran parte de
la misma, se hubiera convertido al Cristianismo.
4. Se entiende la guerra como justa si es con objeto de dar a los indígenas un rey cristiano,
derrocando al infiel.
5. Legitima la intervención de los españoles, al margen de la autoridad del pontífice en el caso
de que el gobierno indígena sea tiránico o para evitar la antropofagia.
6. Cuando los infieles hubieran adoptado voluntariamente como rey propio al rey de España.
7. En las guerras justas entre indios, si una de las partes llama a los españoles, éstos, por la
ayuda prestada, podrán compartir el premio de la victoria (territorios).
8. En el supuesto que los indígenas no tuvieran capacidad de gobernarse, en función de la
caridad cristiana, podrían gobernar los españoles.

19.4-El Derecho Indiano: fuentes, formación, elementos


19.4.1-Definición y elementos integradores. Características
Entendemos por Derecho Indiano aquel conjunto de disposiciones promulgadas por las
autoridades para regular el régimen jurídico específico de las Indias. Debemos incluir en él el
derecho de Castilla; las disposiciones otorgadas por el Rey, el Consejo y las autoridades
delegadas; las costumbres indígenas; las bulas pontificias referentes a las Indias; las
capitulaciones firmadas entre la Corona y los descubridores o colonos.

El Derecho Indiano ha sido caracterizado por el exagerado casuismo que tuvo como
consecuencia una gran profusión legislativa y la tendencia asimiladora con el derecho de Castilla.
Otra característica es la minuciosidad reglamentista y burocrática, así como un profundo
sentido ético y moralizador.
19.4.2-Formación
Distinguimos dos fases en la formación y desarrollo del Derecho Indiano: hitos y período de
las Leyes Nuevas.
-Hitos. Abarca desde el descubrimiento hasta la promulgación de las Leyes de Burgos de 1512.
-Leyes Nuevas. Comprende desde el proceso recopilador del siglo XVI hasta la legislación
borbónica del siglo XVIII.

19.4.3-Fuentes
Las principales fuentes del Derecho Indiano son: las Capitulaciones de Santa Fe, las bulas
alejandrinas, las Leyes de Burgos de 1512, las costumbres indígenas y de los conquistadores del
territorio, los asientos y capitulaciones de la Corona de Castilla con descubridores y pobladores.

19.4.4-Recopilaciones de Derecho Indiano


19.4.4.1-Recopilaciones no oficiales
Las recopilaciones del Derecho indiano fueron elaboradas con arreglo a dos sistemas
distintos: el territorial y el general.
Corresponde al primer sistema el Cedulario de Vasco Puga, recopilación de cédulas y provisiones
reales dictadas para México en la década de 1552 - 1562.
Con arreglo al segundo sistema, Juan de Ovando redactó el Código de Ovando, considerado
como la primera recopilación de las leyes de Indias. Se ignora si se llegó a culminar, pues se
supone que la obra se componía de siete libros pero sólo nos han llegado tres y un esquema del
cuarto.

Se realizaron diversos proyectos antes de llegar a la Recopilación de 1680, como el proyecto


de Alonso Zorita y el Cedulario indiano recopilado por Diego de Encinas. La de Encinas es una
obra formada por cuatro volúmenes que contienen lo referido a las Ordenanzas del Consejo, la
Inquisición, las universidades, etc. (Libro I); la administración de justicia (Libro II); la justicia
ordinaria (Libro III); la organización del Ejército y la esclavitud de los negros (Libro IV).

19.4.4.1-La recopilación oficial de 1680


Tras los diversos proyectos citados, Carlos II aprobó en 1680 el texto oficial. Consta de nueve
libros y recoge un orden de prelación de fuentes muy importante, dado el caos legislativo que
existía en el Derecho Indiano.

Según este orden de prelación, el Derecho Indiano debía ser aplicado atendiendo a las
siguientes prioridades:
1º. La Recopilación de 1680.
2º. Las cédulas, ordenanzas y provisiones dictadas con anterioridad a 1680 y no derogadas.
3º. Las Partidas, en conformidad con la ley primera de las Leyes de Toro.

Los libros, nueve en total, contienen:


-Libro I. Derecho Público, Canónico y administración de universidades.
-Libro II. Gobierno de Indias.
-Libro III. Gobernación.
-Libro IV. Descubrimiento, población, Derecho Municipal.
-Libro V. División administrativa.
-Libro VI. Normativa sobre los indios.
-Libro VII. Derecho Penal.
-Libro VIII. Hacienda Real.
-Libro IX. Real Audiencia y Casa de Contratación.

TEMA 14
20.1-El Rey: autoridad y jurisdicción
20.1.1-Soberanía y absolutismo
El poder del rey proviene de Dios, pero es la comunidad quien, con consentimiento tácito,
otorga el poder divino al monarca. La sucesión al trono supondría una renovación del contrato
originario, un contrato que se formaliza mediante el juramento del rey de guardar las leyes y la
promesa del pueblo de guardar obediencia al soberano.

La soberanía supone potestad absoluta y por tanto la inexistencia de cualquier poder superior.
Aparece así la figura del “príncipe desvinculado de las leyes”, característica del absolutismo
estricto.
La Escuela jurídica española del siglo XVI arbitró, desde Francisco de Vitoria, una solución
conciliadora entre el absolutismo monárquico y el propio imperio de la ley; el objetivo, que el
poder no degenere en tiranía. Tal interpretación se fundamenta en dos razones: primero, pese
a su supremacía, el monarca forma parte de la comunidad, por lo que la ley también le vincula
a él; en segundo lugar, la ley es la concreción de un orden superior que tiene a Dios como punto
de referencia, y el monarca sí depende de ese concierto divino que la ley refleja.

20.1.2-Limitaciones
Los excesos y abusos pueden convertir al rey en tirano, justificándose así el derecho de
resistencia a la opresión e incluso la posibilidad de dar muerte al déspota (tiranicidio).
Tirano puede ser quien se hace con el poder sin justo título y logra imponerse por la fuerza; pero
en el marco histórico del Estado Moderno, tirano es quien ejerce el poder abusivamente, y en
consecuencia sojuzga a los súbditos.

El padre Mariana publica en 1599 el De rege et regis institutione para criticar la tiranía y el
despotismo. La publicación del De rege no produjo especial conmoción en la España de Felipe
III. Sin embargo sería foco de las rebeliones populares de tiempos posteriores. carlos
Mariana distingue pues dos tipos de leyes:
-Las que corresponden a la competencia del monarca, quien puede alterarlas o revocarlas.
-Las que son fruto de la comunidad, que no se pueden modificar sin la aprobación popular.

Ante la opresión regia los autores responden con tres tipos de soluciones:
-El déspota representa el castigo divino a los pecados del pueblo (resignación y sumisión).
-El pueblo puede incumplir lo que por torpe no debe ser cumplido y apelar a instancias.
-El pueblo puede rebelarse e incluso dar muerte al tirano si la opresión es irremediable.
20.3-El modelo polisinodial de la Administración. Régimen de Consejos
20.3.1-El modelo polisinodial
Al unirse en la persona del monarca territorios que conservan su peculiar estructura política,
surge en el siglo XVI el problema de institucionalizar la monarquía; es preciso que la monarquía
cobre entidad administrativa autónoma.

La institucionalización se plasma en el llamado régimen polisinodial, que articula la


administración central en una red de organismos colegiados, los Consejos, compuestos por un
presidente, varios consejeros, secretarios y personal subalterno. Asesoran al rey en los asuntos
de su competencia y disfrutan además de atribuciones legislativas, administrativas y judiciales.
De otra parte, para agilizar el régimen de despacho, los reyes constituyeron las Juntas.
El sistema de Consejos llegó a contar en el siglo XVII con quince corporaciones.

Una primera división distingue dos clases de Consejos a tenor de su competencia: material,
en asuntos precisos, o territorial, con atribuciones globales en su marco geográfico. Una
clasificación ulterior, más profunda, clasifica el conjunto de Consejos en cinco categorías:
-Los Consejos competentes sobre toda la Monarquía: de Estado, de Guerra, de la Inquisición.
-Los Consejos de gobierno de los distintos territorios: de Castilla, de Aragón, de Indias, de Italia,
de Portugal, de Flandes.
-El Consejo de Navarra.
-Los Consejos de Cámara.
-Los Consejos aplicados a la administración de la Corona de Castilla.

20.3.2-Los Consejos con competencia sobre toda la Monarquía


• Consejo de Estado. Es el organismo central de la monarquía. Estuvo compuesto
principalmente por nobles y prelados de alto rango. Su competencia se centró en los más
graves asuntos de interés común, entre ellos la política internacional, cuestiones de índole
económica, propuestas de oficios, conflictos entre Consejos, censura de libros, etc. Fue
creado en 1521 a instancias del canciller Gattinara. Se reorganizó en 1526.
• Consejo de Guerra. Paralelo al de Estado y tuvo también como presidente al rey. Tal
preeminencia, exclusiva de estos dos Consejos, les confirió un carácter muy especial; por
su suprema dignidad no entraban en problemas de precedencia o rango. Al Consejo de
Guerra correspondió la propuesta de los mandos militares, construcción de fortificaciones,
fabricación de armas, etc., y en general los asuntos bélicos de la monarquía. El Consejo de
Estado también se encargó de cuestiones de paz y guerra.
• Consejo de la Inquisición. Conocido también como la Suprema, es el organismo central de
gobierno del Santo Oficio, y representa la estatalización de la actividad inquisitorial. Surge
en 1488, diez años después del establecimiento de la Inquisición misma. La importancia del
Consejo fue inversamente proporcional a la de su presidente, el Inquisidor General. En
cualquier caso, la Suprema ejerció un severo control sobre la estructura de todos los
tribunales inquisitoriales inferiores.

20.3.3-Los Consejos de gobierno de los diversos territorios


• Consejo de Castilla. Es el Consejo Real por excelencia, ocupando un primer lugar en la
escala jerárquica de los Consejos. Tras superar la animosidad de los comuneros, y pese a
ver menguadas sus competencias por la creación del Consejo de Estado en 1521, el de
Castilla disfrutó de funciones administrativas, judiciales (como tribunal superior) y
legislativas, recogiendo peticiones de las Cortes y redactando leyes. Su presidente fue una
figura central en la vida del Estado.
• Consejo de Aragón. Reorganizado en 1494, estuvo compuesto por siete personas: un
vicecanciller como presidente, cinco consejeros llamados regentes, y otro que era el
tesorero general de la Corona. El vicecanciller y los regentes debían ser letrados, figurando
siempre entre ellos dos aragoneses, dos catalanes y dos valencianos. Siguió en rango al
Consejo de Castilla.
• Consejo de Indias. En 1524 arrebató los asuntos de América al Consejo de Castilla. Felipe II
menguó su importancia, al trasladar la administración financiera de ultramar al Consejo de
Hacienda. Formaron parte de él consejeros togados y de “capa y espada”, con un presidente
tan destacado que en ocasiones fue el propio primer ministro de la monarquía. Sufrió
importantes reformas a finales del siglo XVII.
• Consejo de Italia. De los asuntos italianos se hicieron cargo inicialmente los miembros del
Consejo de Aragón. En 1555 se constituyó un Consejo de Italia autónomo, con jurisdicción
sobre los reinos de Nápoles y Sicilia, y el ducado de Milán.
• Consejo de Portugal. Instituido en 1582 a raíz de las reclamaciones presentadas a Felipe II
por las Cortes de Thomar. Formaron parte de él seis personas entre las que destacó el
“veedor de hacienda”.
• Consejo de Flandes. Establecido en 1588 para el gobierno de los Países Bajos. Dejó de
actuar al ser cedidos aquellos territorios al archiduque Alberto y a la infanta Isabel Clara
Eugenia. En 1627 fue reorganizado, y suprimido en 1702 por Felipe V.
TEMA 15
23.1-El proceso recopilador
El gran número de textos jurídicos en vigor complicaba de forma extraordinaria el
conocimiento de la norma que era aplicable a cada supuesto. Por tanto, las recopilaciones que
se realizaron durante la Edad Moderna en los distintos territorios hispanos respondieron a una
necesidad evidente: la de contar con un conjunto normativo que reuniera en un solo cuerpo y
de manera sistematizada las numerosas leyes y pragmáticas de una misma procedencia.

23.2-Crisis de los derechos locales


23.2.1-Textos recopilatorios de Castilla
• El Ordenamiento de Montalvo. A finales del siglo XV eran ya continuas las peticiones en
Cortes para recopilar el Derecho Castellano, por lo que los Reyes Católicos encargaron, en
1480, al jurista Alonso Díaz de Montalvo la realización de una recopilación que no recogiera
aquellos preceptos que no fueran útiles por haber quedado obsoletos y también aquellos
que fueran contradictorios.
Se imprimió la obra en 1484 con el título de Libro de las Leyes y Ordenanzas Reales de
Castilla, pero se también se conoce con el nombre de Ordenamiento de Montalvo. Los
Reyes Católicos no le otorgaron reconocimiento oficial.
Su contenido está formado por pragmáticas, leyes de Cortes, Reales Cédulas dadas tras el
ordenamiento de Alcalá (1384) y alguna disposición del Fuero Real.
Está estructurado en ocho libros que contemplan Derecho Público, Derecho Privado,
Asuntos eclesiásticos, Régimen municipal, Hacienda, Régimen Señorial y Derecho Penal.
Pero se trata de un trabajo incompleto que presenta además errores varios, pudiendo ser
estas las causas por las que nunca alcanzó carácter oficial; su autor no sólo no recogió la
totalidad de las leyes vigentes, sino que mutiló algunas de las incluidas, aparte de incluir
otras que ya no regían e incurrir en confusiones y contradicciones.
A pesar de sus innegables defectos, la trascendencia de este primer esfuerzo recopilador
fue mucha.
Durante el mismo reinado fue realizado el Libro de las Bulas y Pragmáticas por Juan
Ramírez. Se trata de una recopilación que incluye exclusivamente las disposiciones del
reinado de los Reyes Católicos, procedentes de la jurisdicción real.

• La Nueva Recopilación. Como el Ordenamiento de Montalvo no resolvió la problemática de


dispersión del Derecho Castellano y no alcanzó la sanción real, se reiteró la necesidad de
hacer una nueva recopilación. Los trabajos preparatorios de esta obra tardaron en
realizarse más de treinta años, siendo examinada a su finalización por el consejo de Castilla
durante cinco años y promulgada en el año 1567 por Felipe II.
Su contenido procede de Las VII Partidas, de las Leyes de Toro, del Fuero Juzgo, del Fuero
Real, del Ordenamiento de Alcalá, etc. En ella se siguió el modelo del Ordenamiento de
Montalvo, incluidos los mismos defectos.
Las materias de su contenido abarcan desde los temas de la Iglesia, pasando por los de
familia, sucesiones, Derecho Público, Derecho Penal y Procesal, régimen municipal,
Hacienda, etc. En el siglo XVII fue añadido un volumen nuevo que recogía los Autos
Acordados.
Ha sido un texto muy criticado por adolecer de los defectos de la recopilación anterior,
aunque no hay duda de que es un texto de incuestionable valor para los historiadores del
Derecho y de obligada consulta para cualquier investigador.

• La Novísima Recopilación. Carlos III encargó a Lardizábal la realización de un suplemento


para la Nueva Recopilación que no culminó con éxito, habiendo de ser Carlos IV (1798)
quien, en vista de la necesidad de reeditar la Nueva Recopilación y deseando utilizar los
materiales que Lardizábal había reunido, encargara un nuevo suplemento al jurista Juan de
la Reguera Valdelomar, relator de la Chancillería de Granada, quien una vez realizado, al
presentarlo al rey para su aprobación, lo acompañó de un proyecto de recopilación nuevo
que fue aceptado de inmediato, dejando sin efecto el suplemento hecho a la Nueva
Recopilación.
La Novísima Recopilación de las Leyes de España se compone de doce libros que agrupan
leyes, pragmáticas y autos acordados. Se ocupa de temas eclesiásticos, del derecho de la
Corte, del Consejo de Castilla, del Derecho Público, del gobierno civil, del régimen
municipal, de la Hacienda, del Derecho de familia, arrendamientos y contratos y de Derecho
Penal y Procesal. La Nueva Recopilación no perdió su vigencia con la publicación de ésta,
aplicándose en los casos no contemplados por la Novísima.
Pero en la Novísima Recopilación se repitieron los defectos anteriores.

23.2.2-Textos recopilatorios del País Vasco


• Vizcaya. En el año 1528 se imprimió y se hizo pública la revisión que se había realizado del
Fuero de Vizcaya de 1452, sancionada por Carlos I recibió el título de Fuero, Privilegios,
Franquezas y Libertades del Señorío de Vizcaya. La obra quedó distribuida en 36 títulos y
en su preámbulo se indica que a falta de ley han de aplicarse las leyes generales del reino
castellano.

• Álava. No se realizó en este territorio una recopilación legal sistemática, pero las leyes de
este reino fueron coleccionadas en varias ocasiones. En 1825 se publicó una de esas
colecciones bajo el nombre de Cuaderno de Leyes y Ordenanzas con que se gobierna esta
provincia de Álava. Contiene las Ordenanzas de Hermandad de 1463, el Privilegio e Contrato
de 1332, varios privilegios y cédulas promulgadas hasta la fecha de 1825.

• Guipúzcoa. En el año 1696 fue publicada una Recopilación de los fueros, privilegios, buenos
usos y costumbres, leyes y ordenanzas de la provincia de Guipúzcoa. En ella se recogían los
Cuadernos de Hermandad de la Edad Media. En el siglo XVIII le fueron agregados a esa
recopilación, con la intervención de Consejo de Castilla, los Fueros, Privilegios y
Ordenanzas.

23.2.3-Textos recopilatorios de Aragón y Navarra


• Aragón. Se dieron allí dos tipos de recopilaciones: las cronológicas y las sistemáticas. Entre
las recopilaciones cronológicas hay que citar la obra conocida como Fueros y Observancias
del reino de Aragón. Recoge el Código de Huesca y las Observancias de Díaz de Aux; trata
cuestiones eclesiásticas, fueros relativos al Derecho Civil y a la organización judicial.
En cuanto a las recopilaciones sistemáticas, se encargó una recopilación que se denominó
Fueros, Observancias y Actos de Corte, compuesta por nueve libros (a imitación del Código
Justiniano). Recibió múltiples críticas por estar llena de erratas.

• Navarra. Se citan únicamente las recopilaciones realizadas desde la incorporación del reino
de Navarra a la Corona de Castilla en 1512, que son dos:
-La obra titulada Fueros del reino de Navarra desde su creación hasta su feliz unión con
Castilla y la recopilación de las leyes promulgadas desde dicha unión hasta el año de 1685,
o más escuetamente la Recopilación de Chavier.
-La Novísima recopilación de las leyes del reino de Navarra, realizada por encargo de las
Cortes de Pamplona en 1701. En ella se recoge fundamentalmente la legislación de Cortes
de Navarra hasta 1716.
23.2.4-Textos recopilatorios de Cataluña y Valencia
• Cataluña. Se realizaron en la Edad Moderna tres recopilaciones con gran continuidad:
-La primera fue la encargada en las Cortes de Barcelona de 1413 para verter a lengua
romance los Usatges, las Constituciones de Cataluña y los Capítulos de Corte, que estaban
en latín y recopilarlos metódicamente. Clasificó los preceptos de los textos latinos de los
Usatges en diez libros. Por motivos que se desconocen no se promulgó oficialmente este
importante texto que también seguía el esquema del Código Justinianeo.
-La segunda recopilación del Derecho Catalán fue la titulada Constitucions y altres drets de
Catalunya, realizada entre 1588 y 1589. Se divide en diez libros y es una continuación de la
anterior.
-En 1704 se realizó, con el mismo nombre que la anterior, una tercera recopilación del
Derecho Catalán, pero en realidad fue una puesta al día de lo contenido en las precedentes.

• Valencia. Hubo allí dos recopilaciones, una cronológica con el título de Furs y Ordinacions
de València, que contiene el Código de Jaime I y otra sistemática denominada Fueros del
reino de Valencia.

23.2.5-Textos recopilatorios de las Indias


[Véase epígrafe 19.4-El Derecho Indiano: fuentes, formación y elementos del tema 19]

23.3-El sistema de Recopilaciones


Las características generales de las recopilaciones son:
-Contienen materiales fundamentalmente de carácter legislativo: disposiciones regias y
disposiciones de las Cortes.
-Su finalidad es conservar el derecho antiguo de cada reino, con mentalidad historicista.
-El método utilizado, en algunos casos, fue aplicar un criterio sistemático; en otros lo fue
cronológico.
-En todas se trataba de incluir todo el Derecho de forma unitaria.
-Algunas recopilaciones gozaron de carácter oficial, ya que alcanzaron la sanción regia. Otras son
redacciones privadas hechas por juristas de la época que sirvieron en el orden doctrinal y en el
práctico a los letrados y jueces, así como para el estudio y la aplicación del Derecho.

TEMA 17
26.3.2-La Constitución de 1812
Es el primer texto constitucional español. Surgió de las Cortes Constituyentes convocadas por
la Junta Central en Cádiz, que inició sus sesiones en septiembre de 1810. Cádiz declaró como rey
legítimo a Fernando VII y dictaminó la nulidad del Estatuto de Bayona.
La Constitución de 1812 está inspirada en los principios de la Revolución Francesa y podríamos
clasificarla como una de las llamadas constituciones extensas.

Consta de un preámbulo, 10 títulos y 384 artículos. Establece un sistema unicameral y fija,


como religión oficial, el Catolicismo. El poder ejecutivo sería compartido entre el Rey y las Cortes,
fijando que éstas estarían compuestas por diputados, que son representantes del pueblo, y
reservando, en realidad, el poder ejecutivo al monarca.
Los poderes del rey eran amplísimos. Podía, por ejemplo, nombrar y cesar a los Secretarios de
Despacho, que a la larga serían conocidos como ministros.
En un principio quedó establecido el sufragio casi universal, pero en la segunda fase se convirtió
en censitario.

La Constitución de Cádiz tuvo diversas fases de vigencia y, técnicamente, respondía al


concepto clásico de constitución, “surgida de un acto de soberanía nacional e impuesta a un
poder real”, poder personificado en la persona del deleznable Fernando VII.
26.3.4-La Constitución de 1837
Después del motín de los sargentos de La Granja, se proclamó nuevamente la Constitución
de Cádiz como símbolo de la vuelta a un Estado Liberal frente a la idea de Estatuto Real.
La Constitución de 1837, promulgada por Isabel II, es de las constituciones que podríamos
clasificar como texto breve (13 títulos y 88 artículos) y flexible a la hora de su reforma. No se
declaraba expresamente en ella la división de poderes y se le conferían importantes atribuciones
legislativas al monarca.

Las Cortes quedaron, según esta Constitución, divididas en dos Cámaras: el Congreso y el
Senado. Esta última se componía de los individuos nombrados por el rey a propuesta de los
electores de cada provincia y se renovaba cada vez que hubiera elecciones a diputados. El
Congreso de los Diputados se elegía con arreglo a sufragio directo y censitario.
26.3.5-La Constitución de 1845
El general Narváez propició la reforma de la Constitución de 1837, siendo así presentada la
Constitución de 1845. Contiene un Preámbulo y 13 títulos divididos en 79 artículos, recogiendo
uno adicional relativo a las provincias de ultramar.
Se volvió a la confesionalidad del Estado de 1812, manteniendo el bicameralismo entre el
Congreso y el Senado, pasando este último a depender prácticamente de la Corona, ya que para
pertenecer a él había que pagar una renta muy alta.
El monarca siguió conservando enormes poderes, entre ellos el de disolver las Cámaras. El
derecho de sufragio quedó aún más reducido.

La Constitución de 1845 fue prácticamente derogada por la Vicalvarada (pronunciamiento


del general O’Donnell). Tras el movimiento, se intentó elaborar una nueva constitución, la de
1856, que no llegó a entrar en vigor. Fue un texto más radical que los anteriores, donde se
recogía una verdadera declaración de derechos inspirada en los principios de la democracia
individualista.

26.3.6-La Constitución de 1869


Es el texto nacido tras la Gloriosa de 1868, dirigida por el general Prim, que acabó con el
destronamiento de Isabel II.
Está inspirada en los principios liberal-democráticos y de soberanía nacional. Por primera vez se
recogían todos los derechos individuales de los españoles: libertad de domicilio, propiedad
privada, libertad de expresión, de reunión, asociación y, como novedad, la libertad de culto,
aunque se adquiría la obligación de sufragar los gastos de culto y de clero de la Iglesia Católica.
Igualmente se contemplaban las asociaciones de clase, es decir, los sindicatos, que por primera
vez gozaban de protección institucional.

En cuanto al poder legislativo, se mantuvo el bicameralismo, pero el Senado debía ser elegido
por sufragio universal. El Congreso estaba compuesto por diputados elegidos en proporción de
1 por cada 40.000 habitantes y se establecía el juicio por jurados para los delitos políticos.

Amadeo I de Saboya mantuvo vigente esa Constitución hasta febrero de 1873, fecha en que
se proclamó la Primera República española.

26.3.8-La Constitución de 1931


El último gobierno de la Dictadura, buscando un camino para salir de la ambigua situación
política generada por Primo de Rivera, decidió no convocar elecciones y Cortes, sino celebrar
elecciones municipales.
Triunfaron los republicanos y los socialistas en las principales ciudades de España, lo que
significó la derrota de la monarquía. Alfonso XIII abandonó el trono, pero no renunció a él,
saliendo de España e instituyéndose el 14 de abril de 1931 la II República.
El gobierno provisional de Alcalá Zamora convocó cortes constituyentes.

Lo primero que acaeció fue una reforma electoral. Se rebajó la edad para ser elector a los 23
años, y se declaró elegibles a mujeres y sacerdotes. Se convocaron elecciones el 14 de julio, y
socialistas y republicanos ganaron. La Constitución de 1931 es el resultado de una alianza,
basada en elecciones indiscutiblemente libres.

Se trata pues de una constitución popular y democrática, porque arranca del propio pueblo,
los poderes del Estado emanan del pueblo, se establece el sufragio universal (igual, directo y
secreto) y se aseguran garantías y derechos individuales.
No se trató, en sentido estricto, de una constitución, pero si un texto con contenido social. No
estaba mal escrita, aunque si se encuentran “frases desacertadas”; no es extensa y su estructura
es aceptable, rígida. Por vez primera se fijaban constitucionalmente límites a la propiedad
individual. Se añaden derechos de contenido social y económico.
El tema conflictivo fue, sin lugar a dudas, el referido a la religión. España quedaba como un país
“aconfesional”, es decir, sin religión oficial.

Por último, debemos referirnos a la estructura de los órganos constitucionales planteada en


1931:
-Poder legislativo. Reside en un órgano unicameral, el Congreso de los Diputados.
-Administración de justicia correspondiente a jueces tribunales.
-Gobierno y su presidente tienen como función dirigir y representar la política.
-El presidente de la República es el Jefe del Estado, y personifica al Estado Republicano.

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