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“PROCESO HISTORICO DE

MISIONES Y ARGENTINA”
LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
 La Historia, como disciplina científica, estudia y explica el cómo
y porqué de los cambios en la sociedad, en su relación con otros
pueblos y con la naturaleza, en el tiempo y el espacio.
 En este sentido, la Historia de Misiones tiene una identidad
histórico cultural singular y nosotros somos sus herederos,
protagonistas del presente, que estamos construyendo el futuro.
 Para su mejor comprensión y estudio hemos decidido establecer
cronológicamente cuatro secuencias: Misiones Indígena,
Misiones Colonial, Misiones Siglo XIX y Misiones Siglo XX.
LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

 Misiones Indígena nos presenta a los primeros habitantes:


Altoparanaenses, Umbúes, Eldoradenses, Guaraníes, Guayakíes y
Kaingang.
 Misiones Colonial se refiere a la etapa de dominación española,
haciendo hincapié en los pueblos de guaraníes reducidos por los
sacerdotes de la Compañía de Jesús.
 Misiones Siglo XIX trata el proceso de fragmentación de la
región misionera y las ocupaciones de los paraguayos y
correntinos.
 Misiones Siglo XX aborda como formamos parte del país,
primero como Territorio Nacional y ahora como provincia.
MISIONES INDIGENA LOS primeros habitantes

Los Altoparanaenses; Estos primeros habitantes fueron llamados así, por


el lugar donde se encontraron restos de esas culturas: la zona del Altoparaná, pero
sabemos que vivieron en nuestra provincia, Corrientes, Paraguay y Brasil (allí se los
conoce como Humaitá).
Tenían íntima relación con la naturaleza (vivían de la caza, la pesca y la recolección de
frutos). Eran nómades, los asentamientos eran temporarios y se encontraban a lo largo
de los valles de los ríos Paraná, Uruguay y sus afluentes. Utilizaban el basalto y la
cuarcita. Con ellos hacían artefactos líticos (de piedra), como ser las hachas, raspadores,
puntas de flechas etc.

Los Umbúes; Estos habitantes llegaron hace 6.000 años atrás y se ubicaron en
los valles del Paraná y arroyos cercanos, también en zona de campo. Eran pescadores,
cazadores y recolectores y utilizaban como
materia prima cuarcita, basalto, ágata y ópalo, para la construcción
de sus artefactos líticos. Se han encontrado puntas de proyectil
triangulares, cuchillos y raspadores.
MISIONES INDIGENA LOS primeros habitantes

Los Eldoradenses; vinieron después, hace aproximadamente


unos 2.000 años. Por los sitios arqueológicos encontrados en las cercanías de
la ciudad de Eldorado, recibe esa denominación en nuestro país, mientras que
en Brasil es conocido como Tacuara.
Se asentaron en casas-pozo, en campamentos temporarios
y en cuevas. Vivían de la caza, la pesca, la recolección de moluscos
y vegetales. Hicieron algo más: cultivaron la tierra y domesticaron
animales.
Trabajaron con cerámica, fabricando ollas redondeadas y vasos cónicos y
cilíndricos, de color castaño-rojizo oscuro y decorados con motivos
geométricos (líneas paralelas, horizontales y transversales); acompañados de
grandes hachas de piedras y lascas con mucho filo.
Este grupo se dedicó a cultivar algunas plantas, es decir, fueron quizás los
primeros grupos sedentarios posiblemente porque había más personas para
alimentar, porque querían quedarse más tiempo en un lugar, porque todos los
grupos querían los mismos lugares y porque así resultaba más fácil conseguir
lo necesario todos los días ya que los animales disminuían, se escondían, etc.
MISIONES INDIGENA LOS primeros habitantes

Los guaraníes; ocuparon un amplio territorio en la región del plata. Se


encuentran importantes vestigios arqueológicos de la cultura guaraní en Argentina,
Paraguay, Brasil y Uruguay. Los datos aportados por investigadores sostienen que a
nuestra provincia llegaron hacia el año 1.200 después de Cristo.
Esta cultura formó parte del grupo Tupí-Guaraní en el Amazonas, y desde allí se
dispersaron hacia el sur, ocupando un inmenso territorio que comprendía el Delta del
Paraná-Uruguay, el litoral Atlántico y el Alto Perú.
En sus migraciones fueron desalojando a otros pueblos, a quiénes incluso sometieron
por la fuerza, de ahí que le dieran el nombre de guaraníes, que quiere decir guerrero.
Ellos se llamaban avá, que significa hombre.
Organización Social: Los guaraníes vivían en la selva, en aldeas que
constituían unidades económicas independientes y autosufcientes, instaladas
a orillas de ríos y arroyos.
Cada aldea (tekoá), estaba integrada por personas que tenían vínculos familiares, por
eso el parentesco era la base de esta sociedad.
Existían entre dos y cuatro casas grandes (malocas), de barro o troncos y paja, que
estaban dispuestas en torno a una plaza. En cada casa comunal vivía una familia
extensa (teii), que eran descendientes de un padre (patrilineal), sus hijos y nietos, y
podía albergar hasta 120 personas. La familia constituía el núcleo familiar. La costumbre
generalizada era la monogamia.
Los Guaranies

El sistema de reciprocidad es fundamental para entender a los guaraníes.


Todos se consideraban iguales y se apoyaban solidariamente en el trabajo y
en la ayuda económica, es así como los productos se distribuían a todos los
miembros de la aldea (los provenientes de la chacra, la cacería o la pesca).
Existían alimentos acumulados, estaban a disposición del teii o tekoá y el
cacique se encargaba de la distribución.
La organización económica; Los guaraníes eran agricultores
(plantaban maíz, mandioca, porotos, maní, entre otros), pero además se
dedicaban a la caza, pesca, y recolección de moluscos, vegetales, frutos, miel
silvestre, gusanos (tambú) y semillas.
Para plantar utilizaban la técnica de roza y quema; donde se cortaban las
malezas, se derribaban los árboles con hachas de piedra y cuñas, luego los
dejaban secar, se prendía fuego y se extendían las cenizas. Se trataba de un
trabajo colectivo que lo hacían los hombres.
Cuando se agotaba el suelo apto para el cultivo, todo el grupo migraba en
busca de mejores tierras. Entre los guaraníes existía división de
tareas: las mujeres realizaban las tareas domésticas, las actividades agrícolas,
el hilado y la alfarería, y acompañaban a los guerreros; mientras que los
hombres se dedicaban a pescar, a cazar, a la guerra, a realizar el rozado,
fabricar armas (arcos, flechas, y macanas), y a participar de las reuniones
comunitarias.
Los Guaranies

La organización política y religiosa; La aldea guaraní estaba


dirigida por un cacique que era la máxima autoridad política, y un jefe
religioso, el shamán.
El cacique, quién gozaba de la estima y la confianza de la comunidad, era un
excelente orador, negociador y organizador de las tareas comunitarias. Se
trataba de una persona muy generosa que vivía regalando y repartiendo
bienes. Lo acompañaba en las decisiones políticas el consejo de ancianos. El
shamán era muy respetado por ser el intermediario entre la comunidad y los
dioses, el médico, el sabio, el líder espiritual.
“A los conquistadores les llamó la atención que no tuvieran
templos ni imágenes de adoración, pero los guaraníes eran un pueblo muy religioso. Para
ellos todos los elementos de la naturaleza
tenían vida propia, de ahí el respeto y cuidado hacia ella. ”
Tenían varios dioses, Ñamandú era el Dios creador del universo, a quién
acompañan entre otros, Tupá un dios bondadoso y Añá que representa al
mal. Fundamentaron el origen y la existencia de los dioses, los hombres y la
naturaleza mediante mitos. Creen en la continuidad de la vida después de la
muerte. Por eso a sus muertos le proveen de todo lo necesario para el viaje a
la tierra sin males. Uno de los mitos más importantes de los guaraníes tiene
que ver con la tierra sin mal, un paraíso donde viven los dioses, abundan
los alimentos y no existe la muerte.
Los Guaranies y otros pueblos

Los Guayakíes; Guaraníes y Guayakíes compartieron un territorio


que comprendía la actual provincia de Misiones y la zona de la cordillera
en Paraguay.
Los guaraníes ocuparon zonas selváticas, circundadas por ríos y arroyos, y los
guayakíes ocuparon zonas menos accesibles.
Fueron denominados guayakíes por los guaraníes y significa ¨ratón salvaje¨.
Los guayaquíes tenían tez blanca y hablaban una lengua propia, eran
nómades y fueron dominados por los guaraníes.

Los kaingang; se ubicaron en el territorio de los actuales estados


brasileños de San Pablo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul, a las
orillas del río Paraná (en la zona denominada Alto Paraná), el río Paraguay y
la Provincia de Misiones. Vivieron en la selva misionera, eran poblaciones que
estaban gobernadas por un cacique. A fines del siglo XIX algunos grupos de
kaingang vivían en San Pedro, en la Provincia de Misiones.
La situación actual de los Guaranies

Después de la expulsión de los jesuitas el sistema de las reducciones se fue


desarticulando y los sucesos acaecidos a partir de 1810 provocaron un
despoblamiento del territorio.
Los guaraníes que actualmente pueblan Misiones comenzaron a establecerse
en la segunda mitad del siglo XIX y sus desplazamientos continúan.
Se sostiene que los grupos que ingresaron en el siglo XIX se ubicaron a
costados de la Ruta Nacional Nº 12 y la Ruta Nacional Nº 14 y se los clasifica
en tres grupos:
1.Los agricultores con un grado de sedentarismo, comercializan la cestería y
así obtienen importantes recursos y mantienen contacto frecuente con la
población de las ciudades de nuestra provincia, hablan el castellano y
mantienen su lengua madre para comunicarse en un trato mas intimo.
2.Los agricultores con un índice mayor al nomadismo, con menos cultura, poca
venta de cestería, dedicados a la caza y pesca y casi sin conocer la lengua
castellana, mantienen vida tribal con rituales religiosos y los Shamanes tienen
gran influencia.
3.Bandas nómades que buscan mejores cotos de caza; practican la agricultura
en pequeña escala. Rehúyen a los pobladores blancos y tienen o conservan
herméticamente sus tradiciones religiosas.
La situación actual de los Guaraníes
Actualmente existen en Misiones cerca de cien comunidades guaraníes, con
una población aproximada de 5 mil integrantes.
La mayor parte de las comunidades se ubican en los departamentos
Libertador Gral. San Martin, Guaraní,, Iguazú y San Ignacio.
Algunas comunidades cuentan con menos de 20 personas mientras que otras
van de los 20 a los 90 integrantes mientras que otras superan el centenar.
Las viviendas son precarias, en su mayoría carecen de los servicios vitales
tales como asistencia medica, vivienda, agua potable y luz eléctrica.
La economía se basa en la agricultura (maíz, mandioca, batata, zapallo, maní,
etc), practican la caza y la pesca.
La principal fuente de ingresos es la venta de artesanías, a través de
intermediarios, y la prestación de servicios.
Se los contrata también como peones rurales o en grupos para alguna labor
general.
La agricultura no alcanza para satisfacer las necesidades mínimas de
alimentación que son atendidas por el Ministerio de Desarrollo Social de la
Provincia y los comedores escolares.
los hombres realizan las tareas antes mencionadas, mientras que las mujeres
ejercen dominio en cuestiones de la vivienda, cerámicas y cestería.
Las escuelas bilingüe cumplen un rol importante para preservar la lengua
madre y no alterar la cultura de los pueblos originario en la actualidad.
Los conquistadores en Misiones

A partir de la llegada de Colón a América, en el año 1492, comienza la


conquista de América por parte de España en nuestras tierras.
Buscando un paso que comunicara el Océano Atlántico y el Pacífico Solís
descubrió el Río de la Plata en 1516, e inauguró una serie de viajes que
intentaban llegar al alto Perú dónde se encontraban los metales preciosos.
Para conquistar esta región envían a Pedro de Mendoza con el título de
Adelantado. Él fundó el fuerte de Buenos Aires (1536), que fue una base para
las exploraciones sobre el río Paraná. Su lugarteniente Ayolas llegó a
encontrar los tesoros en la actual Bolivia, pero muere en manos de los indios,
al tiempo que Juan de Salazar funda Asunción (Paraguay), el 15 de agosto
de 1537, convirtiéndose en la ciudad más importante de la región.
A Mendoza lo sucede como adelantado Álvar Núñez Cabeza de Vaca
quién, caminando desde la isla de Santa Catalina (Brasil) a Asunción, entra en
contacto con guaraníes y descubre las Cataratas del Iguazú en 1542.
Domingo Martínez de Irala, que era el gobernador de Asunción, en una
nueva expedición llega a la región del oro y la plata, y comprueba que
estaban en poder de los conquistadores que habían entrado por el océano
Pacífico.
Los conquistadores en Misiones

Al principio existió una relación cordial entre españoles e indígenas, cuando la


dominación se daba dentro del marco de los lazos de parentesco y reciprocidad
característicos del sistema guaraní.
Esta amistad existía porque a los españoles, empeñados en la búsqueda del metal
peruano, les era indispensable un asentamiento seguro para aprovisionarse de
alimentos, y los guaraníes ambicionaban la pólvora para las guerras con sus
enemigos. De esta forma los españoles ofrecieron sus armas de fuego y el hacha de
metal, y los guaraníes su hospitalidad, trabajo,
alimentos y mujeres.
Esa alianza se convierte en abuso y dominación cuando, los conquistadores exigen
más tierras, trabajo, guerreros y mujeres, surge el conflicto ya la resistencia de los
indígenas.
La encomienda; Con la llegada de los conquistadores, el contacto alteró
profundamente la vida de los indígenas y las posibilidades de sobrevivencia de los
mismos se redujo a cuatro alternativas:
1.- La encomienda al servicio de los españoles
2.- La esclavitud en manos de los portugueses
3.- La reducción franciscana o jesuítica Por subordinación a
4.- La huida. los conquistadores
Los conquistadores en Misiones
Para llevar adelante la conquista se utilizó la Encomienda, mediante la que
se entregaba a un conquistador (el encomendero), un grupo de indios (los
encomendados), para que aprovecharan su trabajo durante un determinado
número de meses, o bien, se les exigía el pago de un tributo y a cambio éstos
debían velar por la seguridad y bienestar de sus indios, así como ocuparse de
que les impartieran instrucción cristiana.
En Paraguay se instauró la encomienda a partir del año 1556, y al poco
tiempo ya se sentían las desastrosas consecuencias del trato a los indios
(dados fundamentalmente por enfermedades y el abuso de los españoles).
Así surge la resistencia guaraní a la dominación española.
Entre los años 1537 y 1616 los documentos históricos registran veinticinco
rebeliones. Al comenzar el siglo XVII la encomienda se presentaba como un
completo fracaso económico y existía una disminución de la población
indígena.
En este marco se instalan los sacerdotes de la Orden de los Franciscanos
quienes, con su presencia evangelizadora y la instalación de reducciones (en
el año 1580 se fundó Altos, la primera reducción del Paraguay), contribuyeron
a que los guaraníes “reducidos” tengan medios de subsistencia, sigan
prestando servicios a los conquistadores españoles (manteniendo vigente el
sistema de la encomienda) y la reconquista de territorios guaraníes perdidos
debido a los levantamientos.
La llegada de los Jesuitas
Apenas comenzado el siglo XVII, Hernandarias, Gobernador criollo del Paraguay, con el
fn de extender la obra reduccional, solicita y obtiene la presencia de sacerdotes de la
Orden fundada por Ignacio de Loyola.
El padre general de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva creó la Provincia Jesuítica
del Paraguay en el año 1604. La misma comprendía un extenso territorio que abarcaba
partes de las actuales repúblicas del Paraguay, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina.
El origen de la compañía de Jesús: San Ignacio de Loyola nació en el año 1491. Junto
con otros sacerdotes funda la Compañía de Jesús en el 1539, siendo esta Orden
aprobada al año siguiente, con su apostolado universal y el
voto especial de obediencia al Papa.
El lema elegido fue “Para mayor gloria de Dios”, e Ignacio de Loyola fue su primer
Superior General. Desde entonces sacerdotes y laicos se dispersaron por todo el mundo
adoptando una gran
disciplina.
Se crearon 3 fuertes; aparte del Guayrá en Brasil, existieron otros dos frentes de
avance de los jesuitas, fundando pueblos entre los años 1632 y 1638, la región del
Itatín en Paraguay y del Tapé en lo que hoy seria Misiones.

Para los jesuitas las reducciones se presentaron como alternativa al sistema de


encomiendas, por ello no aceptaron que los indígenas reducidos siguieran prestando
servicios a los encomenderos, lo que originó diversas tensiones. Para defenderse los
jesuitas recurrían a instrumentos jurídicos como las Ordenanzas de Alfaro de 1611,
que atacaba el poder de los encomenderos y reforzaba el poder de los sacerdotes,
además de la separación de aborígenes y españoles.
Las Reducciones
“Llamamos Reducciones a los pueblos de Indios, que viviendo a su antigua usanza en
montes, sierras y valles, en escondidos arroyos, en tres, cuatro o seis casas solas,
separados a leguas, dos, tres y más, unos de otros, los redujo la diligencia de los Padres
a poblaciones grandes y a vida política y humana.
Las bandeiras eran expediciones que salían de San Pablo y estaban conformadas por
una minoría de portugueses, mamelucos (mestizos), negros y mayoría de indígenas
tupíes, que tenían por objetivo cazar y esclavizar indios para su posterior venta en
centros poblados y, fundamentalmente, para hacerlos trabajar en las facendas
(haciendas) azucareras de Río de Janeiro, Bahía y Pernambuco.
Entre los años 1629 y 1633 los bandeirantes asolaron y destruyeron los pueblos que
estaban en la región del Guayrá e Itatín. Debido a ello se produjo el traslado de los
indígenas que no fueron cazados, quienes fueron reubicados entre los ríos Paraná y
Uruguay. El padre Antonio Ruiz de Montoya organizó el éxodo guaranítico, refundando a
orillas del Yabebirí, San Ignacio Miní y Loreto.
los jesuitas se reagruparon y comenzaron a formar reducciones en el Tapé, a sabiendas
de la destrucción de los pueblos en las otras regiones. Este hecho llevó a que se
prepararan adecuadamente para resistir a las bandeiras paulistas, utilizando
estrategias militares, embarcaciones, pertrechos, arcos y flechas, lanzas, macanas,
hondas con piedras y armas de fuego.
En Mbororé, a orillas del río Uruguay, se libró la batalla terrestre y fluvial, donde el
ejército guaraní misionero se enfrenta durante una semana con los bandeirantes,
derrotándolos finalmente el 11 de marzo de 1641.
Este hecho, significó prácticamente el comienzo del fin de las hostilidades de parte de los
bandeirantes. Esto permitió a los jesuitas reorganizar el espacio misionero que se había
concentrado entre los ríos Uruguay y Paraná, y establecer los treinta pueblos de las
Misiones.
Los Treinta Pueblos y su organización
En la actualidad se pueden localizar siete en el estado de Río Grande do Sul (Brasil), ocho
entre los departamentos de Misiones e Itapúa (Paraguay) y quince en nuestro país (cuatro
en la Provincia de Corrientes y once en Misiones).
El espacio urbano en las reducciones; Los sacerdotes, para establecer la reducción,
tenían en cuenta la relación con los caciques, las tierras aptas para el cultivo, la existencia
de excelentes cursos de aguas y sitios algo elevados con buena visión.
Prácticamente todos los pueblos tuvieron una similar organización urbana. El centro de
una reducción estaba dado por la plaza, en uno de sus lados, en forma central con
elevación, la iglesia, a un costado el colegio o casa de los padres y a continuación
los talleres. Al otro lado de la iglesia se ubicaba el cementerio y un poco separado, en el
mismo lado, el cotiguazú que era la casa de los huérfanos y de las mujeres viudas y
solas. Detrás de este sector, la huerta y alejados del pueblo las tierras de cultivo. A los
costados de la plaza se alineaban ordenadamente los barrios de los aborígenes con sus
respectivas viviendas, compuestas por habitaciones amplias, situado al frente el Cabildo.
El Gobierno; En cada uno de los pueblos se encontraban sacerdotes jesuitas, caciques
e indígenas guaraníes. Los dos sacerdotes (el paí tuyá de mayor autoridad y el paí miní
su colaborador), tenían bajo su control todas las actividades de la reducción. Para ejercer
este poder contaban con la autoridad de los caciques, quienes cumplían diversos cargos
en el Cabildo (alcaldes, regidores, alguaciles, etc.), y eran elegidos anualmente.
En cada uno de los pueblos la mayoría de los guaraníes repartían el tiempo desarrollando
el trabajo en la tierra, algunos días de la semana en el tupambaé (tierra de dios) y otros
en el abambaé (tierra del indio).
Los excedentes del tupambaé de una reducción eran intercambiados con los productos
dedicados a la comercialización de otras misiones (por ejemplo, la yerba de Santa Ana,
por ganado en pie de Yapeyú).
La Educación

En las reducciones los varones y las mujeres aprendían a escribir y leer, pero
mientras a los hombres se les enseñaba algún oficio como ser orfebre,
escultor, o constructor por ejemplo, a las mujeres les enseñaban a tejer,
cocinar, o hilar. Los hijos de los caciques
aprendían el castellano y el latín.
Realizaron trabajos de herrería (se hacían campanas, armas, diversas
herramientas, clavos para la construcción, etc.), de carpintería (para
muebles y barcos), de imprenta (en las reducciones de Loreto y Santa María
se publicaban libros), la producción de telas de lienzo, la cerámica de las
reducciones (los jesuitas trajeron el torno a pedal) y tallas.
A los guaraníes les gustaba la música y la danza. A sus antiguos
instrumentos incorporaron el violín, la guitarra y otros, que los Jesuitas
trajeron de Europa. Además aprendieron a ejecutarlos y fabricarlos. Por otra
parte, formaron coros y orquestas.
La construcción de templos fue una actividad importante, estaban
adornados con pinturas y esculturas.
La Expulsión de los Jesuitas

La fundación portuguesa de Colonia del Sacramento (1680), sobre la


margen derecha del Río de la Plata, frente a Buenos Aires, había generado
una serie de conflictos limítrofes y comerciales entre España y Portugal.
Para solucionar estas cuestiones se firmó el Tratado de Madrid o de
Permuta (1750), donde España le entregaba a los portugueses los siete
pueblos de las Misiones y recibía a cambio la Colonia del Sacramento.
Los habitantes de los siete pueblos se negaron a marcharse del lugar y esto
desató la Guerra Guaranítica (1754-1756), donde los indígenas misioneros
se enfrentaron a los ejércitos de Portugal y España, y fueron masacrados.
Esto deterioró las relaciones entre los Jesuitas, acusados de ser los
instigadores de la resistencia, y el Rey de España, pese a que el Tratado se
anuló en el año 1761.
Si a esto sumamos los conflictos que tuvieron los sacerdotes de la Compañía
de Jesús con los encomenderos, los textos que hablaban de la existencia de
un Estado dentro del Estado español, por el alto grado de prosperidad,
desarrollo autónomo,
poderío militar y económico que habían logrado los pueblos jesuíticos, fueron
motivos suficientes para que el rey Carlos III de España decidiera la expulsión
de los jesuitas de todos sus dominios en el año 1767.
El ocaso de las misiones
El gobernador del Río de la Plata, Bucarelli, fue el encargado de cumplir las
órdenes en el año 1768, y de organizar políticamente las misiones. Para ello
cumplimentó una serie de Instrucciones que determinaba la separación de
poderes, donde los sacerdotes
mercedarios, dominicos y franciscanos se encargarían de lo religioso y civiles
de las cuestiones económicas y administrativas. Además se impuso la
obligación del castellano y el contacto comercial permanente con los
españoles.
Políticamente surgen dos jefaturas que pronto se convierten en una sola,
con cuatro y, finalmente, cinco departamentos, que eran Candelaria,
Concepción, Yapeyú, San Miguel y Santiago. El objetivo que se perseguía era
integrar los 30 pueblos jesuíticos al sistema colonial, pero estos rápidamente
entraron en decadencia.
Los administradores se dedicaron a usurpar y los sacerdotes no supieron
llevar adelante las reducciones. Esto provocó que los guaraníes decidieran
abandonar los pueblos. Con la dispersión de la población guaraní se inició
también un lento proceso de mestizaje
en los propios pueblos, donde quedaron mayoría de mujeres y se instalaron
españoles, también es el caso de los que abandonaban los pueblos y se
ubicaban en regiones vecinas.
El ocaso de las misiones
En el año 1776 la corona española crea el Virreinato del Río de la Plata, con la
finalidad de controlar mejor los territorios y sanear los problemas
administrativos. Agregando después la Real Ordenanza de Intendentes que
dividía al Virreinato en ocho Intendencias y cuatro Gobernaciones militares.
Misiones pasa a ser una de las gobernaciones con poblaciones que dependían
de Asunción y de Buenos Aires, debido al avance en las fronteras de los
portugueses. Este temor era justificado ya que se apoderan de los siete
pueblos de las misiones orientales, cuya cabecera era San Miguel en el año
1801.

Para el año 1803 la Real Cédula de Aranjuéz decide dar por terminado el
régimen de comunidad de los indios misioneros, y concentra los treinta
pueblos (una forma de decir, porque ya no estaban los pueblos de los
departamentos de San Miguel ni Santiago), bajo la jefatura de un Gobernador
totalmente independiente de Asunción y de Buenos Aires. Dos años más tarde
el Gobernador Velazco debe hacerse cargo de la Intendencia del Paraguay,
reteniendo el cargo de gobernador de Misiones.

Esta era la situación de Misiones para 1810...


Misiones y la Revolución de Mayo
La revolución de mayo de 1810 trajo como consecuencia la fragmentación de la
región misionera. En este territorio se formarían los distintos países que hoy
conocemos como Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay.
Esto no fue tarea fácil, porque cada uno de ellos debía conseguir su independencia
del gobierno de España o de Portugal:
En 1811 Paraguay.

En 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata(actual República Argentina).

En 1822 Brasil.

En 1830 la Banda Oriental del Uruguay.

Algunos pretendían integrar la región de los 30 pueblos y lograr que los límites
fueran los de antes, por eso Manuel Belgrano se fue al Paraguay tratando de
integrarlo al proceso revolucionario. También Gervasio Artigas y Andrés
Guacurarí buscarían mantener la unidad. El primero desde la Banda Oriental del
Uruguay y Andresito desde nuestra región.
Pero como sabemos la revolución se dio en Buenos Aires, y en esos tiempos no
éramos una nación, sino un conjunto de Provincias que habían formado parte del
Virreinato del Río de la Plata.
La Revolución de Mayo en Misiones
Para comprender mejor hay que saber qué pasaba en
Europa…….
Con la invasión del ejército francés del emperador Napoleón Bonaparte al territorio
español (1808), comienza el proceso de Independencia en los países americanos.
El rey de España Fernando VII fue tomado prisionero y reemplazado por José
Bonaparte, hermano de Napoleón, ante esta situación la población rechazó la
dominación francesa. A partir de entonces se constituyeron en España las Juntas que
iniciaron las luchas contra el invasor y a su vez enviaron un representante de cada una
de las juntas a la Junta Central de Sevilla con el fin de tener autoridad central que
gozara de una autoridad similar al der rey.
Este hecho también fue tomado como modelo por las colonias americanas españolas,
que crearon sus “propias Juntas” gubernativas para ejercer el poder hasta tanto el rey
sea restituido al trono de España.
Para el año 1810 las tropas francesas se habían apoderado prácticamente de toda
España.
Cuando llega a Buenos Aires la noticia de que había caído la Junta Central de Sevilla,
en España los criollos deciden convocar a un Cabildo Abierto para resolver la situación
imperante ¿Debía continuar gobernando el virrey Cisneros estas tierras, cuando el rey
está preso y España se encuentra en manos de los franceses? Los criollos imponen la
postura que debía delegar el cargo y el 25 de mayo nace una Junta provisoria de
gobierno.
Esta Primera Junta de Gobierno envía, dos días más tarde, una Circular a las
distintas partes del Virreinato, contándoles lo que había ocurrido en Buenos Aires,
solicitándoles que envíen representantes y la adhesión a lo realizado.
La Revolución de Mayo en Misiones

Tomas de Rocamora y Manuel Belgrano;


Para entonces, Misiones estaba gobernada por el Coronel Tomás de Rocamora quién
personalmente apoya a la Junta porteña, y solicita que los subdelegados
departamentales de Candelaria, Concepción y Yapeyú presten conformidad.
El 8 de julio de 1810, en Candelaria, los representantes de los cabildos que dependían
de este departamento y la población reunida, expresan con lealtad su apoyo a la
revolución; y lo mismo sucede días después en Yapeyú.
Ahora Velazco, el gobernador del Paraguay, manifiesta su oposición a la junta de
Buenos Aires, y esto provoca cambios de opiniones en los subdelegados departamentales
de Misiones, ya que algunos de ellos abiertamente cambian de bando.
Misiones queda, entonces, en el medio de dos focos contrarrevolucionarios: Asunción y
Montevideo. La situación era complicada por los avances portugueses sobre la frontera,
la hostilidad de Asunción e incluso el hecho de que tropas paraguayas pasaron el Paraná
tratando de capturar a Rocamora.
Por estos motivos, la Primera Junta de Gobierno separa a Misiones del gobierno del
Paraguay en septiembre de 1810.
Rocamora gobernaba desde Yapeyú y estaba en permanente contacto con la Junta
revolucionaria porteña, informándole sobre la situación de la región y solicitándoles
refuerzos. Es más, envió guaraníes a trabajar en la fábrica de pólvora que tenía la
Primera Junta de Gobierno en Buenos Aires.
Belgrano y la Revolución de Mayo en Misiones
En ese entonces, la Primera Junta de Gobierno decidió enviar al general Manuel Belgrano
con una expedición al Paraguay para destituir a Velazco e imponer su autoridad.
Belgrano con sus tropas pasa el Río Paraná, por el puerto viejo de Candelaria, se interna
en Campichuelo donde vence a fuerzas paraguayas, e instala su campamento en ese
territorio.
El 30 de diciembre de 1810, en Tacuarí, redactó el “Reglamento para los naturales de
Misiones”, donde proclama la igualdad de todos los habitantes. Ese documento también
hace referencia a la explotación que sufrían los yerbales de los pueblos jesuíticos.

Belgrano fue derrotado por las tropas de Velazco, en Paraguarí y Tacuarí a comienzos
de 1811. Poco después, los grupos criollos paraguayos destituyen a Velazco y forman
una Junta de Gobierno, que declara la independencia el 14 de mayo.
El 12 de octubre de 1811 se firma un tratado entre los gobernantes de Asunción y de
Buenos Aires. El artículo cuarto señala que “se le cede en custodia” al Paraguay el
Departamento de Candelaria.
Desde entonces, los límites quedaron indefinidos ya que los presidentes paraguayos
José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López y Francisco Solano
López no participaron en las reuniones para resolver la cuestión y, por otra parte, la
Confederación Argentina (Juan Manuel de Rosas) no reconoció la independencia de ese
país. Entonces, el departamento de Candelaria (que comprendía Candelaria, Santa Ana,
Loreto, San Ignacio y Corpus) fue ocupada por Paraguay hasta la guerra de la Triple
Alianza o guerra contra el Paraguay (1865-1870).
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones
Andrés Guacurarí Probablemente nació en el pueblo de San Borja (actual Brasil)
ubicado sobre la ribera del río Uruguay, frente a Santo Tomé. Tampoco se sabe
fehacientemente cuando nació; posiblemente vino al mundo un 30 de noviembre, ya
que, por su nombre de pila, resulta probable que lo haya hecho en el día de San Andrés,
conmemorado ese día. En cuanto al año de nacimiento, se discuten diferentes fechas,
entre 1778 y 1790, resultando probable algún momento de mediados de la década de
1780.
Andrés Guacurarí era un guaraní que recibió su primera educación del sacerdote en
San Borja o Santo Tomé; se lo conocía ya en su época como Andresito, probablemente
a causa de su baja estatura (rasgo común entre la gran mayoría de los pueblos
americanos). Poseía una notable inteligencia y llegó a tener una formación considerable
comparada con los otros aborígenes misioneros de su tiempo.
Siendo adolescente, Andresito, quizá huérfano de padre, abandonó su pueblo natal
rumbo a los inmensos campos ubicados al sudeste del río Uruguay, en la frontera de las
antiguas estancias misioneras con la Banda Oriental (actual Uruguay) y las posesiones
portuguesas de Rio Grande do Sul. Partía tal vez en busca de mejores horizontes dada la
extrema pobreza que azotaba a los antes prósperos pueblos misioneros, y se dedicó
probablemente al arreo de ganado hacia los territorios portugueses, actividad prohibida
por las leyes de España, que entonces imponían un férreo monopolio que impedía el
comercio con cualquier nación que no fuera la Madre Patria.
Dedicándose a esta actividad, Andresito conoció a José Gervasio Artigas, que se
encariñó con él, quizá a causa de su inteligencia, como sugieren algunos autores, y lo
tomó como hijo adoptivo, permitiéndole usar su apellido. De allí en adelante, el joven
pasó a llamarse Andrés Artigas, y con ese nombre firmó casi toda su correspondencia;
de hecho, el apellido “Guacurarí” aparece solamente en dos cartas.
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones
La Revolución; Artigas completó la formación intelectual de Andresito, sobre todo en lo
referido a las ideas políticas, y le brindó una solida formación militar, ya que ambos
habían ingresado al cuerpo de Blandengues creado en 1797; este regimiento estaba
formado por milicias rurales y respondía al objetivo de mantener el orden en las
campañas orientales.
Cuando estalló la Revolución de Mayo, Artigas y Andresito simpatizaron con dicho
movimiento y a principios de 1811 participaron del levantamiento de la campaña oriental
tras el llamado Grito de Asencio; es probable que el caudillo misionero formara parte de
las tropas que derrotaron a los españoles en la memorable Batalla de Las Piedras,
bajo el mando de su padre adoptivo.
Seguramente también participó del sitio de Montevideo y del éxodo oriental organizado
por José Artigas, a quien el pueblo le asignó el título de “Jefe de los Orientales” tras la
negociación que se dio entre Buenos Aires y los realistas. A causa de esto y del marcado
centralismo de las autoridades de la capital, que se negaban a reconocer la autonomía
de las provincias, se fue alejando cada vez más del gobierno, hasta que terminó
enfrentándosele abiertamente a partir de 1813, cuando los diputados artiguistas no
fueron aceptados en la Asamblea del Año XIII.
En enero de 1814 el caudillo oriental, probablemente acompañado por Andresito, que
siempre permanecía a su lado, abandonó el sitio de Montevideo y se enfrentó a Buenos
Aires, cuyo gobierno puso precio sobre su cabeza. Este fue el inicio de las guerras civiles
que ensangrentarían el suelo argentino por casi cuarenta años. Frente al centralismo
(que en la década siguiente recibiría el nombre de “unitarismo”) del gobierno nacional,
en manos del Directorio, Artigas fue el creador del Ideario Federal, que promovía la
autonomía de las provincias.
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones
Andrés Guacurari en el gobierno de Misiones; El artiguismo avanzó rápidamente en
el Litoral, extendiéndose por Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, además de la Banda
Oriental. En Misiones, el gobernador Bernardo Pérez Planes, aliado de Buenos Aires,
fue derrotado en La Cruz por los guaraníes, que eran firmes partidarios del federalismo,
siendo ejecutado poco después. Los antiguos pueblos misioneros continuaban poblados
mayoritariamente por aborígenes guaraníes; para mantener su fidelidad y en
reconocimiento a su apoyo, Artigas decidió nombrar a un indígena para gobernarlos. No
encontró a nadie mejor que a su propio hijo adoptivo, Andresito, que unificaba la
capacidad de mando con la fidelidad a toda prueba a los ideales de la causa federal. De
esta manera, a fines de febrero o principios de marzo de 1815 Andrés Artigas asumió el
cargo de Comandante General de Misiones, tomando como sede de gobierno el pueblo de
Santo Tomé. Era la primera vez en su historia que Misiones era gobernada por alguien
nacido en la provincia, aunque el pueblo natal de Andresito, San Borja, así como los otros
seis pueblos ubicados al este del río Uruguay, habían sido invadidos por los portugueses
en 1801.
Las campañas contra los paraguayos y portugueses; Andresito intentó revitalizar la
economía y hacer progresar los pueblos, para con ello recuperar también
demográficamente la región; pero las complejas circunstancias históricas bajo las que le
tocó gobernar hicieron que su gestión fuera eminentemente militar. Su primer campaña
fue contra los paraguayos, que desde 1811 se hallaban ocupando los pueblos misioneros
de la ribera del Paraná (Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus), además de
los ubicados más allá de este río. Luego del fracaso de los intentos diplomáticos, se pasó
al enfrentamiento armado en la batalla de Candelaria (12 de septiembre de 1815).
Andresito no participó de la misma por hallarse enfermo; las tropas misioneras fueron
comandadas por el capitán Miño y el capellán de su ejército, el franciscano fray
Acevedo, quien además era su consejero, secretario y amigo. La victoria quedó en
manos de los misioneros, que lograron recuperar así un importante territorio.
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones
En 1816 los portugueses invadieron la Banda Oriental, iniciando así un sangriento
enfrentamiento con Artigas que se prolongaría durante cuatro años y se desarrollaría en
esa provincia y en Misiones, donde Andresito jugaría un papel fundamental. En el marco
de estos conflictos fronterizos, en septiembre de ese año las fuerzas misioneras a su
mando cruzaron el río Uruguay e intentaron recuperar los pueblos misioneros que
permanecían en manos de los portugueses, en una maniobra conjunta con los
contingentes de Artigas, que atacaban en el sur. Andresito obtuvo importantes victorias
iniciales, pero no pudo tomar San Borja, su pueblo natal, al que había sometido a un
duro sitio. Finalmente fue derrotado por la llegada de refuerzos portugueses, y sus
tropas debieron retornar en forma dispersa a través del río Uruguay. Tiempo después,
en enero de 1817, los portugueses, comandados por el brigadier Francisco das Chagas
Santos, invadieron los pueblos de Misiones, destruyendo y quemando la mayoría de
ellos, y llevándose prisioneros a los guaraníes que pudieron capturar. Andrés Artigas,
que no había podido reorganizar totalmente sus tropas luego de su derrota del año
anterior, al saber que era imposible la victoria, no enfrentó a los enemigos, pero evacuó
gran parte de la población hacia el sur, salvando la vida de miles de misioneros. Luego
de incendiar y destruir Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Concepción, Santa María y
Mártires, Chagas se retiró nuevamente a San Borja.
El caudillo misionero reorganizó rápidamente sus tropas, lo cual alarmó a Chagas, que
inició inmediatamente una segunda invasión, pero esta vez, no contando ya con el factor
sorpresa de su lado, sufrió una contundente derrota en la batalla de Apóstoles a manos
de Andrés Artigas (2 de julio de 1817). Chagas se retiró por poco tiempo; a principios de
1818 volvió a atacar Misiones, sitiando San Carlos, donde se refugiaron las tropas
guaraníes. Luego de varios días de asedio, estas lograron escapar en su mayoría,
atacando en forma desesperada, sorprendiendo y rompiendo el cerco de los sitiadores. El
pueblo resultó destruido.
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones
Las tres incursiones portuguesas destruyeron todos los pueblos misioneros ubicados a
orillas del Uruguay; los de la costa del Paraná, a su vez, fueron saqueados y quemados
por los paraguayos, que aprovecharon la oportunidad para llevar a cabo un ataque y un
intento de ocupación territorial, el cual no prosperó. Como consecuencia de estos
conflictos, los antiguos y prósperos pueblos jesuíticos quedaron reducidos a escombros y
se produjo una nueva dispersión de la población, gran parte de la cual emigró al norte de
Corrientes. Gracias a la heroica defensa de Andresito los lusitanos no pudieron anexar
Misiones a sus posesiones, pese a la superioridad de sus ejércitos. Gracias a sus
adecuadas decisiones, las muertes no fueron tantas como cabría suponerse. Los
emigrados fundaron cuatro nuevos pueblos: Asunción del Cambay, San Roquito, Loreto y
San Miguel. Los dos primeros, ubicados a orillas del Miriñay, tuvieron una efímera
existencia; los dos restantes, al norte del Iberá, todavía persisten.
Andresito en Corrientes En 1818 el gobernador de Corrientes, Juan Méndez, aliado de
Artigas, fue depuesto por José Francisco Vedoya, partidario de los centralistas y del
Directorio. Inmediatamente, Andrés Artigas, apenas repuesto del descalabro de San
Carlos, dirigió sus tropas hacia Corrientes para reponer a las autoridades federales. En
julio entabló dos combates en Caa Catí y Saladas contra las fuerzas de Vedoya, a las que
derrotó, por lo que poco después, el 21 de agosto sus tropas ingresaban solemnemente a
Corrientes, encabezadas por la bandera artiguista azul, roja y blanca, que hoy es
reconocida como bandera de Misiones.
La ocupación de Corrientes por parte de las tropas misioneras constituye un episodio
controvertido, ya que no significó un conflicto externo, sino una participación abierta de
Andrés Artigas en las guerras civiles que comenzaban a desangrar el país. También pone
en escena un componente de lucha de clases que no se visualiza en el resto de su
accionar: el enfrentamiento entre los indígenas oprimidos contra el patriciado urbano
correntino.
La figura de Andrés Guacurari y Artigas en Misiones

Más allá de los resentimientos de clase y los orgullos localistas heridos por el hecho de
que la antigua ciudad de Corrientes sufriera una ocupación militar por parte de un
ejército de indios, esta fue sumamente ordenada y los documentos no señalan excesos
desmedidos. Por ello, el breve período de la estadía de Andresito en Corrientes es el más
polémico y a la vez el mejor documentado de la vida del caudillo. Repuesto el
gobernador Méndez en el poder, Andrés Artigas abandonó Corrientes en marzo de 1819,
luego de ejercer su gobierno durante varios meses.
Una historia con final abierto; En 1819 la posición de los artiguistas en su guerra
contra los portugueses era crítica en todos los frentes. En junio de ese año José Artigas
decidió realizar un ataque desesperado, intentando sorprender al enemigo. Andresito
cruzó el Uruguay nuevamente, y esta vez ocupó varios pueblos. Pero finalmente fue
derrotado en Itacurubí, cuando intentaba reunir sus tropas con las de Artigas. Las tropas
guaraníes se dispersaron e intentaron regresar por el río en pequeños contingentes. El
que integraba Andresito fue sorprendido por el enemigo en el paso de San Lucas, y el
comandante guaraní fue apresado. Tras ser mantenido un tiempo prisionero en Porto
Alegre, fue remitido a Río de Janeiro, donde permaneció recluido dos años en la prisión
de la Lague. Liberado por un breve tiempo por mediación del embajador español en la
corte portuguesa, fue apresado nuevamente en junio de 1821 y encerrado esta vez en la
Isla de las Cobras. Recientemente tuvimos acceso a un documento desconocido hasta la
fecha, emanado en el Palacio Imperial de Rio de Janeiro, que ordenaba la puesta en
libertad de Andrés Artigas, a quien se habría abierto un sumario en el que se dictaminó
su total inocencia. No se sabe si fue efectivamente liberado, pero existe una antigua
tradición que afirma que murió poco después.

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