Córdoba, el 29 y 30 de mayo de 1969. Fue liderada por Elpidio Torres y Atilio López, secretarios generales respectivamente de los sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor (UTA), pertenecientes a la Confederación General del Trabajo (CGT), y Agustín Tosco del sindicato de Luz y Fuerza de la CGT de los Argentinos. El Cordobazo fue una acción histórica independiente de las masas.
La clase obrera acaudilló a los estudiantes y a otras
fracciones de clase, transformando el paro general en una huelga general, política que exigía el fin de la dictadura y, yendo más allá de la voluntad de los dirigentes sindicales, se transforma en una semi- insurrección.
La consigna de los manifestantes cordobeses:
“Luche, luche, luche, no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular” expresaba una declaración de objetivos propia Las puebladas (insurrecciones populares) de 1969 y comienzos de 1970 debilitaron al gobierno militar y fueron uno de los factores que llevaron al reemplazo del dictador Juan Carlos Onganía en junio de 1970, abriendo paso a una salida electoral que terminó concretándose con las elecciones de 1973. Dos años después se produjo el segundo Cordobazo, también llamado Viborazo. La provincia de Córdoba venía desarrollando un proceso de industrialización desde la década de 1930, que se había consolidado en las dos décadas anteriores. Convertida en polo migratorio interno, la población de la ciudad venía creciendo en las anteriores dos décadas al 3% anual y al año siguiente llegaría a las 800.000 personas, el doble que dos décadas atrás. A partir de 1957 la ciudad de Córdoba desarrolló una importante base fabril metalúrgica, especializada principalmente en la fabricación de automóviles, al punto de que Córdoba Capital recibió el apodo de "la Detroit argentina". Las principales fábricas de automóviles fueron la planta Santa Isabel de IKA-Renault, ubicada en el extremo sudoeste de la ciudad, que empleaba a 11.486 obreros y las tres plantas de Fiat, ubicadas en el extremo sudeste, sobre la estratégica Ruta Nacional 9, donde se empleaban a 11.000 obreros. Debido a la importancia de la industria automotriz, el SMATA era el sindicato más importante de Córdoba, agrupando a los trabajadores de IKA-Renault y las demás empresas automotrices, con excepción de las fábricas de Fiat, cuyos trabajadores se habían organizado en dos sindicatos de empresa, Sitrac y Sitram, que no adhirieron a la huelga que dio origen al Cordobazo Luego del derrocamiento de Perón en 1955, el sindicalismo cordobés había adoptado una organización pluralista, en la que convivían solidariamente las corrientes peronistas ortodoxas, heterodoxas y combativas, con las corrientes comunistas y radicales. En 1957, Córdoba fue la primera regional que logró organizarse luego del golpe de Estado de 1955, organizando uno de los eventos más significativos de la historia del movimiento obrero argentino, como fue el plenario nacional que aprobó el Programa de la Falda, de fuerte contenido antiimperialista. Los principales sindicatos eran el SMATA (automóviles) con 15.000 afiliados, conducido por el peronista ortodoxo Elpidio Torres, Luz y Fuerza (energía) con 3000 afiliados, conducido por el simpatizante del Partido Comunista Agustín Tosco, y la Unión Tranviarios Automotor (UTA), conducido por el peronista combativo Atilio López. Mientras que Luz y Fuerza estaba en la CGT de los Argentinos, la UTA y el SMATA estaban en la CGT oficial. En 1957 un Plenario de trabajadores aprobó el histórico Programa de La Falda. Allí se definió el rol del movimiento obrero mucho más ampliamente que en cualquier período anterior. El Programa de La Falda se ubica en la creciente corriente antiimperialista, en la línea de los movimientos de liberación nacional que caracterizaron la época y que estaban constituyendo el llamado Tercer Mundo (Movimiento de Países No Alineados). El programa parte de la triología programática peronista incluida en el preámbulo de la Constitución de 1949 ("constituir una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana"), proponiendo políticas precisas en cada uno de esos tres aspectos, que incluían el monopolio estatal del comercio exterior, la nacionalización de las fuentes de energía, el control estatal del crédito, la reforma agraria y el control obrero, orientado hacia un modelo industrialista basado en el consumo interno y la integración latinoamericana. El movimiento estudiantil también tenía un importante desarrollo en Córdoba, sede de la universidad más antigua del país, con una población de 30.000 estudiantes. Muchos de ellos vivían en el barrio Alberdi, alrededor del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina, caracterizado por la alta cantidad de pensiones para estudiantes.
Las agrupaciones estudiantiles estaban divididas en dos
grandes corrientes: las reformistas y las integralistas.
Una de las políticas del movimiento estudiantil argentino y
cordobés en particular, era la unidad obrero-estudiantil. El inicio. El 12 de mayo de 1969 la dictadura sancionó la Ley 18.204 estableciendo un régimen de descanso semanal uniforme en todo el país. La ley garantizaba el descanso continuado a partir del sábado a las 13 horas (sábado inglés) y todo el domingo, con una jornada semanal de 48 horas. En Córdoba, ya existía el sábado inglés desde la ley provincial 3546 de 1932, pero con una jornada semanal de 44 horas, razón por la cual la ley de Onganía aumentaba cuatro horas, casi un 10%, la jornada semanal. El aumento de la jornada laboral cordobesa, produjo en gran descontento en las filas obreras y el inicio de una serie de movilizaciones, huelgas y asambleas que desembocarían en el Cordobazo, incluyendo una huelga general declarada por las dos CGTs, para el día 30 de mayo Al movimiento obrero y el movimiento estudiantil, se suman organizaciones políticas clandestinas (los partidos políticos habían sido abolidos en 1966), en particular aquellas que integraban la Resistencia peronista, muchas de las cuales venían sosteniendo que a la dictadura había que enfrentarla mediante la lucha armada, creando organizaciones guerrilleras.
Pocos meses antes del Cordobazo había aparecido la
Tendencia Revolucionaria del peronismo, en el Segundo Congreso del Peronismo Revolucionario reunido precisamente en Córdoba en enero de 1969, para definir a los grupos que se encontraban a favor de la lucha armada. Los barrios también estaban organizados mediante centros vecinales y una Comisión Coordinadora de Centros Vecinales.
Entre los preparativos se fabricaron miles de hondas metálicas,
recortes de metal, bulones y tuercas para ser utilizados como proyectiles, bombas molotov, para las cuales los militantes del SMATA se habían entrenado arrojándolas contra las paredes del patio del sindicato,y bolillas tomadas de los rulemanes, que fueron utilizadas para sembrar las calles y causar la caída de los caballos de la policía montada (la policía montada no volvió a usarse en acciones represivas). También se juntaron gatos para dispersar a los perros policiales y se coordinó un sistema de comunicación entre barricadas mediante "golpecitos" en las líneas telefónicas, como si fuera un telégrafo. Algunas organizaciones distribuyeron en los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, folletos para construir bombas molotov y "miguelitos", y técnicas para romper vidrieras y producir incendios En las jornadas previas al Cordobazo fue relevante también la actuación de varios sacerdotes tercermundistas y militantes católico. Mapa del Cordobazo. La columna obrera principal salió de la fábrica de IKA-Renault a las 10 am. Puntos de referencia: 1) Rotonda Las Flores donde concentraron los obreros mecánicos del SMATA. De allí siguieron a pie hacia el centro por la Avenida Vélez Sarsfield, con Elpidio Torres a la cabeza. 2) Frente al Hogar Pizzurno. Primer enfrentamiento entre los obreros del SMATA y la policía. Una parte de la columna entra a la Ciudad Universitaria y otra hacia el barrio Güemes. 3) Frente a la Terminal vieja de 1969. Segundo enfrentamiento entre los obreros del SMATA y la policía montada. 4) Av. San Juan. Lugar en que fue asesinado el obrero del SMATA Máximo Mena. 5) Esquina de Colón y Gral. Paz. Lugar de concentración de Luz y Fuerza, con Agustín Tosco a la cabeza. 6) Av. Colón. Concesionaria de la empresa francesa Citroën, quemada, al igual que treinta autos usados como barricadas. En rojo los barrios que participaron más activamente en las protestas. La toma de la ciudad. La cantidad y movilidad de los manifestantes llevó a que en poco más de dos horas la policía agotara sus provisiones de gases lacrimógenos y combustible para los vehículos. En este último caso, los depósitos estaban en el Barrio Alberdi bajo control estudiantil. La caballería por su parte se había mostrado inútil frente a las tácticas de los huelguistas y no volvería a ser utilizada.
Ante esta situación, a las 13 horas la policía se retiró de la ciudad y se
refugió en el Cabildo y en la Guardia de Infantería, en pleno centro, frente a la Plaza San Martín. Para esa hora, cerca de 150 manzanas que abarcaban casi todo el oeste de la ciudad habían sido tomadas.
El interventor de la provincia pidió auxilio al Ejército, que llegaría a las
17:30. Los combates cesaron y durante cuatro horas y media la ciudad quedó en poder de 50.000 manifestantes, apoyados por la simpatía general del resto de la población. Después de las 14:30 los manifestantes se guarecieron en los barrios, defendidos por barricadas, alambres colocados a través de las avenidas, miguelitos y miles de botellas rotas. Las bombitas de alumbrado público fueron destruidas por los militantes con las hondas y, desde las 20 horas, el sindicato de Luz y Fuerza cortó la luz en toda la ciudad. El apoyo de la población en los barrios populares era amplio, abriendo las casas, aportando elementos para las barricadas y alimentos y agua para los militantes.
No había ninguna intención de enfrentar al Ejército, pero sí de
organizar la autodefensa contra una represión indiscriminada, complicando y demorando la recuperación del control de la ciudad por parte de la dictadura. Los barrios se llenaron de "pintadas" callejeras que decían "Este barrio está ocupado por el Pueblo", "Soldado, no dispares contra tus hermanos", "Soldado, rebélate contra tus oficiales asesinos", "Barrio Clínicas, territorio libre de América", "Muera la dictadura", "El pueblo al poder" El ingreso del Ejército Ante el colapso de las fuerzas policiales la dictadura dispuso colocar a la ciudad bajo gobierno militar y enviar al Ejército. En ese momento la cadena de mandos tenía en la cabeza al comandante en jefe del Ejército, general Alejandro Agustín Lanusse.
De inmediato el comandante del III Cuerpo dicto el primer bando
militar imponiendo el toque de queda de noche y facultando a las fuerzas de seguridad a abrir fuego.
Desde la madrugada del 30 de mayo el Ejército fue ocupando los
barrios, despejándolos de barricadas y obstáculos, y colocando puestos de guardia que garantizaran el control de la ciudad. En el Barrio Alberdi se desalojó el Hospital de Clínicas. Fueron detenidas unas 300 personas,32 de las cuales 104 fueron enjuiciadas sumariamente por los tribunales militares
Susana Murillo, Posmodernidad y Neoliberalismo, La Invencion de La Modernidad y La Posmodernidad o El Ocultamiento de La Cuestion Colonial y La Cuestion Social