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Cordobazo

Manifestaciones callejeras en la Ciudad


de Córdoba contra la Dictadura de
Ongania en 1969

El Cordobazo o primer Cordobazo, fue


una insurrección popular sucedida en la
ciudad argentina de Córdoba, el 29 y 30
de mayo de 1969. Fue liderada por
Elpidio Torres y Atilio López, secretarios
generales respectivamente de los
sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión
Tranviarios Automotor, pertenecientes a
la Confederación General del Trabajo
(CGT), y Agustín Tosco del sindicato de
Luz y Fuerza de la CGT de los Argentinos.
Formó parte de una serie de puebladas
en Argentina entre 1969 y 1972 - todas
ellas nombradas con palabras
terminadas con el sufijo "azo"-, contra la
dictadura gobernante autodenominada
"Revolución Argentina". Las puebladas de
1969 y comienzos de 1970 debilitaron al
gobierno militar y fueron uno de los
factores que llevaron al reemplazo del
dictador Juan Carlos Onganía en junio de
1970, abriendo paso a una salida
electoral que terminó concretándose con
las elecciones de 1973. Dos años
después se produjo el segundo
Cordobazo, también llamado Viborazo.
Cordobazo

Barricada en el Bv. San Juan, donde fue asesinado


Máximo Mena.

Fecha 29 - 30 de mayo de 1969


Lugar Córdoba
Casus belli Huelga
Conflicto Pueblada obrero-
estudiantil contra la
dictadura gobernante
Resultado Militarización
Consecuencias Debilitamiento de la
dictadura
Beligerantes

CGT de los Argentinos  Estado argentino

C f d ió
Confederación
General del Trabajo
CGT Regional
Córdoba
SMATA Córdoba
UTA Córdoba
Luz y Fuerza Córdoba
Federación
Universitaria
Argentina
Federación
Universitaria de
Córdoba
Figuras políticas

Agustín Tosco Juan Carlos Onganía


Elpidio Torres Eleodoro Sánchez
Hipólito Atilio López Lahoz

Miguel Correa Carlos José Caballero

Jorge Canelles
Carlos Scrimini

Unidades militares
III Cuerpo de Ejército
IV Brigada
Gendarmería
Nacional Argentina
Policía Federal
Argentina
Policía de Córdoba

Bajas

4 Ninguna

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Véase también: Puebladas en Argentina entre 1969 y


1972

Contexto histórico
Agustín Tosco (1930-1975), dirigente sindical
cordobés del gremio de Luz y Fuerza, miembro de la
CGT de los Argentinos y uno de los principales
actores del Cordobazo. La avenida de circunvalación
de la ciudad de Córdoba lleva su nombre.

El 28 de junio de 1966 tomó el poder en


la Argentina una dictadura
autodenominada "Revolución Argentina",
liderada por el general Juan Carlos
Onganía. La Revolución Argentina fue la
primera dictadura permanente instalada
en Argentina, siguiendo la Doctrina de la
Seguridad Nacional que Estados Unidos
estaba imponiendo en América Latina,
como parte de su estrategia en la Guerra
Fría. Una de las primeras medidas de la
dictadura fue la abolición de los partidos
políticos, medida que desencadenó la
generalización de las acciones
insurreccionales y combativas, como la
acción guerrillera que comenzó en 1968,
las puebladas que comenzaron en 1969,
así como el fortalecimiento de varias
corrientes sindicales combativas y la
radicalización del movimiento
estudiantil.
Simultáneamente las transformaciones
en la Iglesia católica, derivaron en el
surgimiento en toda América Latina de la
Teología de la liberación, apoyada en la
opción por los pobres. En 1967 se había
creado en Argentina el Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo; en
1968 los obispos latinoamericanos
habían dado a conocer el célebre
Documento de Medellín, que anunciaba
"el umbral de una nueva época histórica
de nuestro continente, llena de un anhelo
de emancipación total, de liberación de
toda servidumbre, de maduración
personal y de integración colectiva";[1] y
en 1969, en el mismo mes de mayo que
el Cordobazo, el episcopado argentino
elaboraba el Documento de San Miguel,
proclamando "la Iglesia de los pobres":
"la Iglesia honra a los pobres, los ama,
los defiende, se solidariza con su
causa".[2]

Desde 1968 la Confederación General del


Trabajo (CGT) se había dividido en dos.
Por un lado estaba la CGT "legalista",
bajo el liderazgo implícito de Augusto
Timoteo Vandor, a la que pertenecían la
mayoría de los grandes sindicatos (UOM,
SMATA, UOCRA, Comercio, Sanidad,
ferroviarios, UTA, textiles). Por otro lado
estaba la CGT de los Argentinos, liderada
por Raimundo Ongaro, que agrupaba a
sindicatos que proponían una lucha más
frontal contra la dictadura (gráficos, Luz y
Fuerza, petroleros, portuarios,
telefónicos, empleados de farmacia,
azucareros, etc).[3]

La provincia de Córdoba y
particularmente su capital, venía
desarrollando un proceso de
industrialización desde la década de
1930, que se había consolidado en las
dos décadas anteriores. Convertida en
polo migratorio interno, la población de la
ciudad venía creciendo en las anteriores
dos décadas al 3% anual y al año
siguiente llegaría a las 800.000 personas,
el doble que dos décadas atrás.[4]
A partir de 1957 la ciudad de Córdoba
desarrolló una importante base fabril
metalúrgica, especializada
principalmente en la fabricación de
automóviles, al punto de que Córdoba
Capital recibió el apodo de "la Detroit
argentina".[5] Las principales fábricas de
automóviles fueron la planta Santa Isabel
de IKA-Renault, ubicada en el extremo
sudoeste de la ciudad, que empleaba a
11 486 obreros y las tres plantas de Fiat,
ubicadas en el extremo sudeste, sobre la
estratégica Ruta Nacional 9, donde se
empleaban a 11 000 obreros.[6] Debido a
la importancia de la industria automotriz,
el SMATA era el sindicato más
importante de Córdoba, agrupando a los
trabajadores de IKA-Renault y las demás
empresas automotrices, con excepción
de las fábricas de Fiat, cuyos
trabajadores se habían organizado en
dos sindicatos de empresa, Sitrac y
Sitram, que no adhirieron a la huelga que
dio origen al Cordobazo.[7]

A partir de esos dos grandes polos, en el


sur y el sudeste de la ciudad, se
formaron densas concentraciones
obreras cercanas a las fábricas. En el
sudoeste, cerca de la planta de IKA-
Renault, se formó Villa El Libertador. En
el sur, cerca del Camino San Carlos había
fábricas de vidrio, de bulones, la
autopartista Transax y los talleres de la
Empresa Provincial de Energía Eléctrica
(EPEC), vinculados con los centros
vecinales de los barrios Villa Revol y San
Carlos.[8] En el sureste, más allá del
camino de circunvalación (hoy llamado
Agustín Tosco), "la zona de Ferreyra
aglutinaba los barrios de Ituzaingó,
Avellaneda, San Lorenzo, Deán Funes y
Primero de Mayo; en cuyo corazón
estaba la planta de Fiat (Concord,
Materfer y Grandes Motores Diesel) y los
pequeños y medianos talleres de
alrededor como Luján Hnos., e incluso
otras fábricas como la planta de Motores
Diesel Livianos-Perkins, la autopartista
Thompson Ramco, las plantas de caucho
Rubber y Armando López, las
metalúrgicas Tubos Transelectric y Rubol
y la láctea SanCor. Esta zona tuvo una
importante relación con barrio Colón y
San Vicente, ubicados en su trayectoria
hacia el centro de la ciudad, territorio de
talleres y fábricas de calzado cuya planta
paradigmática en San Vicente -por
cantidad e intensidad de luchas- fue la
fábrica de calzado Lucas Trejo,
recordada además porque la mayoría de
sus delegadas eran mujeres."[8]

Luego del derrocamiento de Perón en


1955, el sindicalismo cordobés había
adoptado una organización pluralista, en
la que convivían solidariamente las
corrientes peronistas ortodoxas,
heterodoxas y combativas, con las
corrientes comunistas y radicales. En
1957, Córdoba fue la primera regional
que logró organizarse luego del golpe de
Estado de 1955, organizando uno de los
eventos más significativos de la historia
del movimiento obrero argentino, como
fue el plenario nacional que aprobó el
Programa de la Falda, de fuerte
contenido antiimperialista. Los
principales sindicatos eran el SMATA
(automóviles) con 15.000 afiliados,
conducido por el peronista ortodoxo
Elpidio Torres, Luz y Fuerza (energía) con
3000 afiliados,[9] conducido por el
simpatizante del Partido Comunista
Agustín Tosco, y la Unión Tranviarios
Automotor (UTA), conducido por el
peronista combativo Atilio López.
Mientras que Luz y Fuerza estaba en la
CGT de los Argentinos, la UTA y el
SMATA estaban en la CGT oficial.

El movimiento estudiantil también tenía


un importante desarrollo en Córdoba,
sede de la universidad más antigua del
país, con una población de 30.000
estudiantes, 5000 de las cuales se
reunían cada noche a cenar en el
comedor universitario.[10] Muchos de
ellos vivían en el barrio Alberdi, alrededor
del Hospital de Clínicas de la Facultad de
Medicina, caracterizado por la alta
cantidad de pensiones para estudiantes.
Las agrupaciones estudiantiles estaban
divididas en dos grandes corrientes: las
reformistas y las integralistas. Las
principales eran Franja Morada, el
Movimiento Nacional Reformista (MNR),
el FAUDI, el MUR, el FEN y la UNE.[11] La
Federación Universitaria de Córdoba
(FUC) estaba conducida por Carlos
Scrimini, del Partido Comunista. Una de
las políticas del movimiento estudiantil
argentino y cordobés en particular, era la
unidad obrero-estudiantil.[12]

Antecedentes
El 12 de mayo de 1969 la dictadura
sancionó la Ley 18.204 estableciendo un
régimen de descanso semanal uniforme
en todo el país. La ley garantizaba el
descanso continuado a partir del sábado
a las 13 horas (sábado inglés) y todo el
domingo, con una jornada semanal de 48
horas. En Córdoba, ya existía el sábado
inglés desde la ley provincial 3546 de
1932, pero con una jornada semanal de
44 horas, razón por la cual la ley de
Onganía aumentaba cuatro horas, casi
un 10%, la jornada semanal. El aumento
de la jornada laboral cordobesa, produjo
en gran descontento en las filas obreras
y el inicio de una serie de movilizaciones,
huelgas y asambleas que
desembocarían en el Cordobazo,
incluyendo una huelga general declarada
por las dos CGTs, para el día 30 de
mayo.[13]

También los metalúrgicos estaban en


conflicto debido a las llamadas "quitas
zonales", una facultad concedida por la
dictadura a los empresarios, para realizar
en algunas provincias, descuentos sobre
el salario pactado en las convenciones
colectivas nacionales.[14]

En el marco de esas movilizaciones


obreras contra el sábado inglés
cordobés, el 14 de mayo el SMATA, de la
CGT Legalista y bajo el liderazgo de
Elpidio Torres, realizó una asamblea con
3000 obreros, a pesar de que la misma
había sido prohibida por el gobierno
provincial. El hecho desató la represión
de la policía contra los asambleístas, que
respondieron atacando a la policía y
levantando barricadas hasta lograr que la
policía huyera.[13]

El 15 de mayo fue asesinado Juan José


Cabral en una protesta estudiantil en la
ciudad de Corrientes, desencadenando
una pueblada conocida como el
Correntinazo. Al día siguiente, otra
marcha estudiantil en Rosario en repudio
al asesinato de Cabral, durante la cual
fue asesinado el estudiante Luis
Norberto Blanco, generando una
pueblada en la ciudad conocida como
primer Rosariazo y movilizaciones de
protesta en todo el país, incluyendo
Córdoba, donde se realizó una huelga
estudiantil, violentamente reprimida, y la
toma del barrio estudiantil de Alberdi, el
23 de mayo.

Los preparativos
En la última quincena de mayo, Jorge
Canelles, militante del Partido Comunista
y de la UOCRA (construcción), le sugiere
a Agustín Tosco, secretario del sindicato
de Luz y Fuerza de la ciudad, reunirse
con Elpidio Torres, secretario general del
SMATA cordobés, el sindicato más
poderoso de Córdoba en ese momento,
para organizar una gran protesta sindical
que frenara los abusos policiales y las
políticas anti-obreras.[15] Se trataba de
una medida audaz, porque ambos
sindicatos estaban en centrales distintas
y porque las posturas ideológicas de
ambos dirigentes diferían radicalmente.
Torres era un peronista ortodoxo y su
sindicato integraba la CGT Legalista;
Tosco era simpatizante del Partido
Comunista y su sindicato integraba la
CGT de los Argentinos. El encuentro
entre ambos dirigentes fue facilitado por
el abogado laboralista Lucio Garzón
Maceda.[16] Torres ha hecho referencia a
la llamada telefónica con la que se inició
el crucial contacto entre los dos líderes
sindicales:
Estoy seguro de que cuando Tosco
me llamó hizo así (con una mano
simulaba sostener el tubo del
teléfono y con la otra se agarraba
la nariz). Pero tuvimos la
grandeza de coincidir en la lucha,
por encima de las diferencias.

Elpidio Torres[17]

Torres y Tosco se ponen de acuerdo y a


ellos se suma Atilio López, un peronista
combativo que dirigía la UTA (transporte
de pasajeros), también en la CGT
Legalista. Los tres conformaron el
núcleo que planificó y coordinó lo que
después se conocería como el
Cordobazo.[18]
El lunes 26 de mayo las dos regionales
de la CGT local convocaron
conjuntamente a un plenario de
delegados que decidió una huelga
general en la provincia de 37 horas, para
los días jueves 29 y viernes 30 de mayo.
La duración inusual de la huelga,
buscaba que la medida se iniciara
cuando los trabajadores ya habían
ingresado a los lugares de trabajo, con el
fin de que abandonar las tareas a las 11
de la mañana y marchar hacia el centro
de la ciudad. Los organizadores preveían
así un primer día de huelga con una gran
confrontación con las fuerzas de
seguridad en el centro de la ciudad y un
segundo día, con los trabajadores de
regreso a sus hogares, que confluyera
con la huelga general nacional declarada
por las dos CGTs.

Tosco se reunió con la Federación


Universitaria de Córdoba (FUC), para
informarles del plan que habían
elaborado con Torres. La FUC, que
estaba por entonces conducida por
Carlos Scrimini del Partido Comunista,
era "incondicional" de Tosco y comienza
a preparar la participación del
estudiantado en la huelga, convocando
asambleas en todas las facultades con
una asistencia de diez mil
estudiantes.[12] En las asambleas, varias
agrupaciones de izquierda, entre ellas el
PRT y Nahuel Moreno, se opusieron a
que los estudiantes se unan a los
obreros en el centro de la ciudad,
argumentando que la intención Tosco
era desencadenar un golpe democrático
con el apoyo del sindicalismo
ortodoxo.[12][19]

Al movimiento obrero y el movimiento


estudiantil, se suman organizaciones
políticas clandestinas (los partidos
políticos habían sido abolidos en 1966),
en particular aquellas que integraban la
Resistencia peronista, muchas de las
cuales venían sosteniendo que a la
dictadura había que enfrentarla mediante
la lucha armada, creando organizaciones
guerrilleras.[19] Pocos meses antes del
Cordobazo había aparecido la Tendencia
Revolucionaria del peronismo, en el
Segundo Congreso del Peronismo
Revolucionario reunido precisamente en
Córdoba en enero de 1969, para definir a
los grupos que se encontraban a favor de
la lucha armada.[20]

Los barrios también estaban


organizados mediante centros vecinales
y una Comisión Coordinadora de Centros
Vecinales.[8] En la zona suroeste, hubo
mucha actividad, especialmente en los
barrios obreros como Villa El Libertador,
cercana a la planta de IKA-Renault y la
gran cantidad de talleres pequeños y
medianos que la proveían, así como en
los barrios del sudeste, como Villa
Revol.[8]

También las mujeres tuvieron una


participación importante en el
Cordobazo, a pesar de las limitaciones
que imponían los prejuicios machistas
de la época. En esa época aún
predominaba la idea de que las mujeres
no debían "andar por la calle" y ni usar
pantalones.[8] En Córdoba las empresas
automotrices tenían una política de no
contratar mujeres,[8] y en general los
sindicatos no tenían ninguna mujer en su
conducción. Sin embargo las mujeres se
movilizaron en cantidades significativas
y en varios sindicatos donde había
delegadas mujeres, promovieron la
movilización, como en el sector bancario,
el comercio, la administración pública, la
industria del vidrio, la sección de cables
para automóviles de Ilasa, o la industria
del calzado -donde la mayoría de los
delegados eran mujeres.[8][21][22][23] Las
mujeres también estuvieron presentes en
cantidades significativas en las
columnas estudiantiles y en los barrios,
donde existían "manzaneras",
encargadas de organizar a los vecinos
por manzana.[21][22][23]

Entre los preparativos se fabricaron


miles de hondas metálicas, recortes de
metal, bulones y tuercas para ser
utilizados como proyectiles, bombas
molotov, para las cuales los militantes
del SMATA se habían entrenado
arrojándolas contra las paredes del patio
del sindicato,[18] y bolillas tomadas de los
rulemanes, que fueron utilizadas para
sembrar las calles y causar la caída de
los caballos de la policía montada -la
policía montada no volvió a usarse en
acciones represivas. También se
juntaron gatos para dispersar a los
perros policiales y se coordinó un
sistema de comunicación entre
barricadas mediante "golpecitos" en las
líneas telefónicas, como si fuera un
telégrafo.[24] Algunas organizaciones
distribuyeron en los sindicatos y las
organizaciones estudiantiles, folletos
para construir bombas molotov y
"miguelitos", y técnicas para romper
vidrieras y producir incendios.[19]

Los preparativos previos fueron


especialmente intensivos en el Barrio
Alberdi (Clínicas), debido a la densidad
de la población estudiantil; allí en todos
los techos se habían acumulado bombas
molotovs, proyectiles y demás elementos
de defensa.[19] Otros barrios preparados
con anticipación fueron Bella Vista,
Güemes, Observatorio, Nueva Córdoba,
Talleres, Comercial y Libertador.[19][25] En
el barrio Bella Vista se había instalado un
centro asistencial.[19]

En las jornadas previas al Cordobazo fue


relevante también la actuación de varios
sacerdotes tercermundistas y militantes
católicos,[24] especialmente de Erio
Vaudagna, cura párroco del barrio obrero
de Los Plátanos, lindante con el barrio
estudiantil Alto Alberdi. El gobierno
militar detendría luego de los hechos al
presbítero Gustavo Ortiz, y dio la orden
de detener a Vaudagna y el padre Milán
Viscovich, suspendida a último momento
por la intervención directa del arzobispo
de Córdoba Raúl Primatesta.[26][27]
Vizcovich era decano de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad
Católica de Córdoba (UCC), cuyo rector
era el sacerdote jesuita Fernando Storni.
Tres días antes del Cordobazo, Tosco
habló antes los estudiantes de la UCC, en
el salón de actos de la universidad,
promoviendo un rol más protagónico de
la federación estudiantil.[28]

Levantamiento popular

Mapa del Cordobazo. La columna obrera principal


salió de la fábrica de IKA-Renault a las 10 am
salió de la fábrica de IKA Renault a las 10 am.
Puntos de referencia: 1) Rotonda Las Flores donde
concentraron los obreros mecánicos del SMATA. De
allí siguieron a pie hacia el centro por la Avenida
Vélez Sarsfield, con Elpidio Torres a la cabeza. 2)
Frente al Hogar Pizzurno. Primer enfrentamiento
entre los obreros del SMATA y la policía. Una parte
de la columna entra a la Ciudad Universitaria y otra
hacia el barrio Güemes. 3) Frente a la Terminal vieja
de 1969. Segundo enfrentamiento entre los obreros
del SMATA y la policía montada. 4) Av. San Juan.
Lugar en que fue asesinado el obrero del SMATA
Máximo Mena. 5) Esquina de Colón y Gral. Paz.
Lugar de concentración de Luz y Fuerza, con Agustín
Tosco a la cabeza. 6) Av. Colón. Concesionaria de la
empresa francesa Citroën, quemada, al igual que
treinta autos usados como barricadas. En rojo los
barrios que participaron más activamente en las
protestas.
Barricadas en el Boulevard San Juan. Allí sería
asesinado Máximo Mena.

Jueves 29
Placa en memoria del obrero del SMATA Máximo
Mena, asesinado en la esquina de Arturo Bas y el
Bvd. San Juan.

La marcha hacia el centro


El jueves 29 de mayo los trabajadores se
concentraron en sus lugares de trabajo
como todos los días. La huelga general
había sido declarada con 37 horas de
duración, para que se iniciara a las 11 de
la mañana. Los manifestantes
confluyeron hacia el centro en dos
grandes corrientes: 1) desde el sur, por la
Avenida Vélez Sarsfield, con la gran
columna del SMATA partiendo de IKA-
Renault; 2) desde el norte-noroeste, por
la Avenida Colón y la Avenida General
Paz, donde concentró Luz y Fuerza. El
objetivo era realizar un acto al mediodía,
en la plaza Vélez Sarsfield, una plaza
circular que estaba ubicada en el cruce
del boulevard San Juan-Junín (luego
Illia), con la avenida Vélez Sarsfield-Gral.
Paz. Actualmente en ese punto, frente al
Patio Olmos, se encuentra el monumento
a Tosco.

Desde el norte

A las 11 de la mañana en punto se formó


la columna de Luz y Fuerza en el cruce
de las avenidas Colón y General Paz,[29]
donde se encuentra el edificio del Correo
Central, la esquina céntrica más
tradicional de la ciudad, donde se
celebraban los 17 de octubre, la fiesta
principal del peronismo.[30] La sede de la
EPEC, la empresa provincial de energía,
se encuentra a cuatro cuadras de allí. La
formación de la columna de Luz y
Fuerza, fue la señal acordada para que
los estudiantes que simulaban venir
caminando por Colón desde el barrio
Alberdi (Clínicas), se sumaran a la
columna lucifuercista.[29] A ellos se
sumaron también las columnas de
metalúrgicos que bajaban por Colón y de
los mecánicos de las fábricas
autopartistas Perdriel e Ilasa, que venían
por General Paz.[31][29]

De inmediato la policía comenzó a


reprimir a los manifestantes con gases
lacrimógenos, produciéndose el primer
choque con trabajadores de Luz y Fuerza
en la esquina de Gral Paz y La Rioja, dos
cuadras al norte del punto de
reunión.[32][33] Pero los manifestantes
estaban preparados y resistieron con
piedras, barricadas, molotovs y fogatas
para quemar los gases haciéndose
fuertes en el Barrio Alberdi, con apoyo de
la población y los elementos acumulados
en casas y azoteas.

Desde el sur

Las principales columnas obreras debían


partir de las fábricas automotrices
ubicadas al sur y al oeste de la ciudad, a
varios kilómetros de distancia del centro.
La UTA, el sindicato de choferes de
buses, dio la orden de mantener los
servicios para trasladar a los
trabajadores de las fábricas hacia el
centro. La columna más grande, la del
SMATA, concentró a los obreros de la
planta Santa Isabel de IKA-Renault. Los
obreros de las fábricas de Fiat (Concord,
Materfer y Grandes Motores Diesel)
sobre la Ruta 9, no formaron parte de la
marcha, debido a que estaban
organizados en los sindicatos de
empresa Sitrac y Sitram, que no
adhirieron a la huelga.

La marcha del SMATA comenzó en la


rotonda Las Flores, avanzando desde ahí
a pie por la Avenida Vélez Sarsfield, hacia
el centro, a partir de las 11 am. En total
se habían reunido unos cinco mil
obreros, con Elpidio Torres a la cabeza y
una gran cantidad de motos abriendo el
camino. A lo largo de toda la ruta hacia el
centro, al costado de la avenida, se
habían colocado miles molotovs,
miguelitos y piedras.[34]

La columna tiene un primer combate con


la policía, a la altura del Hogar Pizzurno,
en la zona de la Ciudad Universitaria.
Además de las hondas y las molotovs, el
SMATA se había organizado en
pelotones de unos veinte trabajadores
cada uno, con autonomía para actuar y
mapas con los puntos para volver a
concentrar.[32][35]
A las 12:30 se produjo la primera víctima
fatal entre los integrantes de las
columnas populares (Máximo Mena),
delegado del SMATA en IKA-Renault.
Mena muere a causa de un disparo de la
policía montada, que se estaba
enfrentando con la columna del SMATA
en el área de la plaza Vélez Sarsfield, y
estaba siendo superada. Las imágenes
de los medios de la época publicaron
varias fotografías de la policía montada
huyendo de los manifestantes y
disparando sus armas de fuego.

El asesinato provocó una reacción en


cadena y la salida a la calle de decenas
de miles de personas que se sumaron a
la protesta. En pocos minutos a los
quince mil militantes que iniciaron la
protesta, se habían sumado más de
treinta mil, dispuestos a desalojar a la
policía de la ciudad.

La toma de la ciudad

La cantidad y movilidad de los


manifestantes llevó a que en poco más
de dos horas la policía agotara sus
provisiones de gases lacrimógenos y
combustible para los vehículos. En este
último caso, los depósitos estaban en el
Barrio Alberdi bajo control estudiantil.[29]
La caballería por su parte se había
mostrado inútil frente a las tácticas de
los huelguistas y no volvería a ser
utilizada nunca más en el futuro. Ante
esta situación, a las 13 horas la policía
se retiró de la ciudad y se refugió en el
Cabildo y en la Guardia de Infantería, en
pleno centro, frente a la Plaza San
Martín.[29] Para esa hora, cerca de 150
manzanas que abarcaban casi todo el
oeste de la ciudad habían sido
tomadas.[36]

El interventor de la provincia pidió auxilio


al Ejército, que llegaría a las 17:30. Los
combates cesaron y durante cuatro
horas y media la ciudad quedó en poder
de 50.000 manifestantes, apoyados por
la simpatía general del resto de la
población:

No hubo ninguna cosa mesiánica


de toma del poder. Aunque
hubiéramos podido hacerlo a la
una de la tarde porque ya no
quedaba un solo cana en la calle,
ni guardia en la Casa de
Gobierno.

Jorge Canelles[15]

En ese lapso tiempo los sublevados


deciden asaltar y quemar en varios
casos, objetivos simbólicos: todas las
comisarías,[15] el Círculo de Suboficiales
del Ejército, las oficinas de la empresa
estadounidense Xerox, la concesionaria
de la empresa francesa Citroën, otra
concesionaria de automóviles Técnicor,
la Aduana, la agencia provincial de
recaudación de impuestos, el Ministerio
de Obras Públicas, la sucursal
Avellaneda del Banco del Interior -sin
tocar la caja fuerte-, la sede de Gas del
Estado y la confitería Oriental, tradicional
espacio de la élite cordobesa.[32][37]
Cuando el incendio en Xerox amenazó
extenderse al edificio vecino, los propios
manifestantes llamaron a los bomberos
y garantizaron su seguridad con una
guardia de estudiantes subidos a la
autobomba.[29] En total fueron dañadas
31 casas comerciales, que fueron luego
reparadas con créditos concedidos por el
Estado.[38]

A las 14:30 los manifestantes


comenzaron a retirarse del centro, para
dirigirse a sus barrios, con la conciencia
de que el Ejército se acercaba.

El repliegue a los barrios

Después de las 14:30 los manifestantes


se guarecieron en los barrios, defendidos
por barricadas, alambres colocados a
través de las avenidas, miguelitos y miles
de botellas rotas. Las bombitas de
alumbrado público fueron destruidas por
los militantes con las hondas y, desde las
20 horas, el sindicato de Luz y Fuerza
cortó la luz en toda la ciudad. El apoyo
de la población en los barrios populares
era amplio, abriendo las casas,
aportando elementos para las barricadas
y alimentos y agua para los militantes.

No había ninguna intención de enfrentar


al Ejército, pero sí de organizar la
autodefensa contra una represión
indiscriminada, complicando y
demorando la recuperación del control
de la ciudad por parte de la
dictadura.[18][35] Los barrios se llenaron
de "pintadas" callejeras que decían "Este
barrio está ocupado por el Pueblo",
"Soldado, no dispares contra tus
hermanos", "Soldado, rebélate contra tus
oficiales asesinos", "Barrio Clínicas,
territorio libre de América", "Muera la
dictadura", "El pueblo al poder".[39]

El ingreso del Ejército

Ante el colapso de las fuerzas policiales


la dictadura dispuso colocar a la ciudad
bajo gobierno militar y enviar al Ejército.
En ese momento la cadena de mandos
tenía en la cabeza al comandante en jefe
del Ejército, general Alejandro Agustín
Lanusse. Debajo estaba el comandante
del Tercer Cuerpo, bajo cuya jurisdicción
estaba Córdoba, el general Eleodoro
Sánchez Lahoz. Al frente de las tropas
que ingresaron a la ciudad fue colocado
el general Jorge Raúl Carcagno, jefe de la
IV Brigada Aérea Aerotransportada.

De inmediato el comandante del III


Cuerpo dicto el primer bando militar
imponiendo el toque de queda de noche
y facultando a las fuerzas de seguridad a
abrir fuego:

BANDO NÚMERO UNO

Visto el estado de subversión


reinante en la ciudad de Córdoba
y atento la necesidad de asegurar
a la población civil la debida
tranquilidad en previsión de
consecuencias aún más
lamentables, el comandante del
Tercer Cuerpo de Ejército ordena:

1) Hasta nueva orden y dentro del


radio urbano de esta ciudad,
ninguna persona podrá circular
por la vía pública entre las 20:30
y las 6:30 del día de mañana.

Se advierte a la población que los


efectivos militares y de las fuerzas
de seguridad, están facultados a
abrir fuego contra cualquier
persona o vehículo que circule
por las calles durante el toque de
queda y que al ser requeridas,
intente escapar, esconderse o
eludir de cualquier modo a la
intimación que se le ordene.
General Eleodoro Sánchez
Lahoz[40]

Poco después, ante la evidencia de que


los manifestantes permanecían
ocupando los barrios, Sánchez Lahoz
dicta un segundo bando, imponiendo la
prohibición absoluta de salir de las
casas, durante todo el día, desde el
momento del ingreso de las tropas a la
ciudad:

BANDO NÚMERO DOS

Modificando el toque de queda,


referente al Bando Nº 1, se pone
en conocimiento de la población
civil que a partir del día de la
fecha, ninguna persona podrá
circular por la vía pública entre
las 17 y las 6:30 del día siguiente.

El personal que deba cubrir


turnos de Servicios Asistenciales,
de comunicaciones, etc., deberá
exhibir documentos probatorios
de identidad.

General Eleodoro Sánchez


Lahoz[41]

A las 16:15 ingresan las primeras tropas


al perímetro de la ciudad. El cuerpo
principal estuvo integrado por la IV
Brigada de Infantería Aerotransportada,
los regimientos de Infantería Nº 2 y Nº
14, el grupo de Artillería Nº 141, el
Batallón de Comunicaciones y la
Compañía de Arsenales Nº 4. El Grupo 4
de Artillería fue destinado a proteger el
Liceo Militar General Paz. A las fuerzas
del Ejército se agregaron efectivos de la
Fuerza Aérea, para cubrir el área de
Nueva Córdoba y aviones de combate
para reconocimiento aéreo.[42] Se ha
especulado sobre las verdaderas
intenciones de Lanusse y los hombres
que estuvieron al mando de las fuerzas
militares, demorando el ingreso a la
ciudad, para deteriorar el poder de
Onganía.

Los militares establecieron también un


tribunal militar para juzgar y condenar
sumariamente a los sindicalistas y
manifestantes detenidos. Una de sus
primeras medidas fue allanar las sedes
sindicales y detener a los líderes del
movimiento. Esa misma tarde el III
Cuerpo difundió las primeras condenas:
ocho años de prisión militar a Miguel
Ángel Guzmán y tres años de prisión
militar a Humberto Videla.

El 29, el Ejército tomó control del centro,


allanó las sedes de SMATA y Luz y
Fuerza, deteniendo a sus dirigentes y
abrió un paso a través del Barrio Alberdi,
para establecer una vía de tránsito hacia
los cuarteles.
La población no obedeció el toque de
queda y miles de personas estaban en
las calles, mirando la llegada de las
tropas y en algunos casos gritando o
mostrando carteles. Durante toda la
noche ardieron las fogatas y sonaron
disparos de los rifles 22 que utilizaban
los manifestantes y las ametralladoras
que usaban los militares.[29] Los
investigadores tienen diferentes posturas
respecto de la presencia de
francotiradores, muy difundidos por los
partes militares y los medios de
comunicación de la época. Hay
coincidencia en que muchos
manifestantes tenían armas de bajo
calibre, con las que disparaban al aire
para causar alarma entre los militares.
Con respecto a la posibilidad de
francotiradores con armas de precisión
de alto calibre, en algunos casos se
atribuyen a miembros aislados de grupos
armados como Tacuara,[29] y en otros
casos a las propias fuerzas de
seguridad.

Viernes 30

Desde la madrugada del 30 de mayo el


Ejército fue ocupando los barrios,
despejándolos de barricadas y
obstáculos, y colocando puestos de
guardia que garantizaran el control de la
ciudad. En el Barrio Alberdi se desalojó el
Hospital de Clínicas. Fueron detenidas
unas 300 personas,[32] de las cuales 104
fueron enjuiciadas sumariamente por los
tribunales militares.[43]

Años después, el general de división


Eleodoro Sánchez Lahoz, quien
comandaba el Tercer Cuerpo de Ejército
que tuvo a su cargo recuperar la ciudad,
describió gráficamente el grado de apoyo
que el Cordobazo tuvo por parte de la
población:

Me pareció ser el jefe de un


ejército británico durante las
invasiones inglesas. La gente
tiraba de todo de sus balcones y
azoteas...
general Eleodoro Sánchez
Lahoz[44]

A las 13:00 la situación aún no había


sido controlada. A esa hora unas mil
personas enfrentaron al Ejército en el
barrio Clínicas y otras 500, marchaban
por la calle La Rioja hacia La Cañada.[45]
A las 15 horas el III Cuerpo informó que
había sido abatido un "francotirador" que
operaba desde el Hotel Sussex, que
luego resultó ser un turista que se había
asomado a la ventana de su
habitación.[46] Por la tarde aún seguían
en pie varias barricadas sostenidas por
los obreros mecánicos con apoyo de la
población.[47]
Durante todo el día continuarían los
actos relámpago, pero con más
dificultades. El último bastión fue el
Hospital de Clínicas, rendido la noche del
viernes 30. Al día siguiente aún hubo
operaciones del Ejército, que recién tomo
control completo de la ciudad el
domingo 1 de abril.[32]

Sábado 31

El sábado 31 de mayo ya no se registran


protestas. Los tribunales militares
continuaron enjuiciando a los detenidos,
entre ellos a los dos líderes del
movimiento, Agustín Tosco -que fue
condenado a 8 años- y Elpidio Torres -
condenado a cuatro años-. Ese día se
hizo presente en Córdoba el comandante
en jefe del Ejército, general Alejandro
Agustín Lanusse, para verificar la
situación y realizar declaraciones a la
prensa. La CGT de los Argentinos y la
CGT legalista realizaron un comunicado
conjunto denunciando el “proceder
criminal y represivo de las llamadas
fuerzas del orden” y sosteniendo que “las
medidas del gobierno constituyen la
caracterización de su condición de
dictadura entreguista, antipopular y
reaccionaria”. Ambas CGTs declararon el
lunes 2 de junio como Día de Duelo y
decretaron la "situación de paro" que se
concretaría con una nueva huelga por 37
horas el 17 y 18 de junio, con un
acatamiento total.[48] Las autoridades
militares mantuvieron esa noche el toque
de queda.[33]

Tribunales militares y
condenados

Afiche de 1972 pidiendo la libertad de Tosco y los


demás presos sociales. Dibujo de Juan Carlos
Castagnino, en el Museo del Bicentenario.
A partir del 30 de mayo fueron
enjuiciadas 104 personas por el Consejo
de Guerra Especial establecido por el III
Cuerpo de Ejército. Fueron condenadas a
penas de prisión en cárceles militares al
menos quince personas, todas ellas
varones:

1. Humberto Videla, obrero, tres años de


prisión.[49]
2. Miguel A. Guzmán, ocho años de
prisión.[49]
3. Agustín Tosco, secretario general de
Luz y Fuerza Córdoba, 8 años y 3 meses
de prisión.[49]
4. Elpidio Torres, secretario general de
SMATA Córdoba, 4 años y 8 meses de
prisión.[49]
5. Tomás di Toffino, secretario adjunto
de Luz y Fuerza Córdoba, cuatro años de
prisión.[33]
6. Felipe Alberti, secretariado de Luz y
Fuerza Córdoba.[33]
7. Simón Grigaitis, secretariado de Luz y
Fuerza Córdoba.[33]
8. Osvaldo Ortiz, secretariado de Luz y
Fuerza Córdoba.[33]
9. Miguel Ángel Miró, estudiante de la
Federación Juvenil Comunista.[29][50]
10. Pedro Jorge Hiarini.[51]
11. Juan Emilio Cucco.[51]
12. Alfredo Norberto Díaz.[51]
13. Pio Nacianceno Gerez.[51]
14. Viador Moreno.[51]
15. Alberto Villar.[51]

Los condenados cumplieron sus penas


en instalaciones militares de La Pampa y
Trelew, hasta noviembre de 1969, cuando
Onganía dispuso la amnistía.[43] Desde
2014 las actas están disponibles en el
Archivo Provincial de la Memoria de
Córdoba.[43]

Torres sufrió lesiones irreversibles en la


cárcel y se retiró del sindicalismo en
1971.[52] Atilio López fue elegido
vicegobernador de la provincia en 1973,
fue derrocado por un golpe de estado
policial en 1974 convalidado por el
presidente Perón y el Congreso Nacional,
y fue asesinado por el grupo parapolicial
Alianza Libertadores de América ese
mismo año. Tosco fue amenazado por la
Alianza Anticomunista Argentina y murió
de una septicemia en 1975 debido a la
decisión de no atenderse en un
establecimiento hospitalario para evitar
la detención. Tomás di Toffino
desaparecería en 1976 y sería fusilado
clandestinamente en el centro
clandestino de detención La Perla.

Víctimas
Los comunicados oficiales, las crónicas
periodísticas y las investigaciones
históricas dan diferentes cantidades de
víctimas, incluso entre las fuerzas de
seguridad, sin demasiadas precisiones
de nombres y lugares.[53] Los periodistas
cordobeses Carlos Sacchetto y Luis
Mónaco, realizaron en 1971 un
relevamiento de los muertos, cotejando
los relatos testimoniales con el registro
municipal de defunciones y constataron
cuatro muertes:

Quien esto escribe, era en mayo


de 1969 un joven cronista de LW1
Radio Universidad de Córdoba. Y
cuando comenzaron las batallas
callejeras entre manifestantes y
policías, el jefe del Servicio
Informativo Santiago Jorge Pérez
Gaudio, un periodista de los
mejores que tuvo Córdoba, le
asignó la tarea de llevar el
registro de muertos, heridos,
detenidos y daños producidos. En
contacto con hospitales, morgue,
Policía y líderes gremiales, el
trabajo fue minucioso.

El primer muerto, como todas las


crónicas lo dicen, fue el obrero
Máximo Mena que cayó por una
bala policial en San Juan y Arturo
M. Bas. El segundo fue un hombre
mayor en la zona de Tribunales al
que sorprendió la represión y
murió de un paro cardíaco. El
tercero fue un turista curioso al
que le disparó un policía en la
recova del hotel Sussex, en San
Jerónimo y Buenos Aires, y murió
en el Hospital San Roque. Y el
cuarto fue un estudiante del
interior de la provincia, a quien
baleó el Ejército a la noche en el
barrio Clínicas mientras actuaba
de francotirador. Hubo unos 170
heridos, más de 300 detenidos y
daños incalculables en ese
momento.

Dos años después, en 1971, y


mientras preparábamos un
programa periodístico especial,
revisamos junto al colega Luis
Mónaco -luego secuestrado y
desaparecido en 1978- la nómina
de defunciones en el Registro Civil
de Córdoba. Y no hallamos
evidencias de otros muertos a
causa del Cordobazo.

Carlos Sacchetto[54]

Entre los cuatro muertos se encuentran:

Máximo Mena, 27 años, obrero


metalúrgico asesinado el 29 de mayo
por disparo de arma de fuego de la
policía montada en el Bv. San Juan.
Marcelo Terza, 24 años, turista
hospedado en el céntrico Hotel
Sussex, asesinado el 30 de mayo por
el Ejército al asomarse a su ventana.
Inicialmente el III Cuerpo informó que
se trataba de un francotirador que
operaba desde el Hotel Sussex y luego
se descubrió que era un turista.[46]

Consecuencias
El Cordobazo es considerado por casi
todos los historiadores como un hecho
clave en la historia argentina posterior a
1955,[55] mientras que la mayoría de las
fuerzas políticas, sindicales y
estudiantiles lo consideran como una
gesta popular. Una calle de la ciudad de
Córdoba lleva el nombre de "El
Cordobazo" y la estratégica Avenida de
Circunvalación de la ciudad lleva en
nombre de "Agustín Tosco".
Puntualmente, el Cordobazo debilitó el
proyecto de dictadura permanente de
Onganía, de cuya caída un año después
es habitualmente considerado un
antecedente. En los tres años siguientes
de la dictadura, siguieron realizándose
una gran cantidad de puebladas que,
junto a las acciones de las
organizaciones guerrilleras surgidas en
1969 y 1970, contribuyeron a generar un
clima insurreccional.[56] Dos años
después, un segundo Cordobazo,
conocido también como Viborazo,
produjo la renuncia del interventor militar
de la provincia.
El debilitamiento y posterior caída de
Onganía, permitió que fuera el general
Alejandro Agustín Lanusse quien
asumiera la conducción de la dictadura,
luego del breve gobierno de facto del
general Marcelo Levingston. Varios
historiadores involucran a Lanusse en el
Cordobazo, sosteniendo que la demora
del Ejército para ingresar a la ciudad de
Córdoba, tenía como objetivo debilitar a
Onganía con el fin de causar su caída.
Lanusse intentó que los partidos
políticos aceptaran una salida electoral
controlada por los militares, bajo el
nombre de Gran Acuerdo Nacional, que
finalmente fracasó, dando paso a la
vuelta de Juan D. Perón y la realización
de elecciones libres en 1973, que inició el
tercer peronismo, aunque la dictadura
logró impedir que Perón se presentara
como candidato. El Cordobazo influyó
también en la victoria en Córdoba de la
fórmula del Frejuli Oscar Bidegain-Atilio
López, este último uno de sus
protagonistas.

El Cordobazo ha sido atribuido a la


abolición de la política decretada por
Onganía y ha sido relacionado con los
altos niveles de militancia y compromiso
social alcanzados de la década de
1970,[57] con la maduración de una
tradición combativa del sindicalismo
peronista que tuvo su epicentro
precisamente en Córdoba,[58][59][60] con la
radicalización del peronismo
revolucionario,[61] con la aparición de la
llamada corriente sindical clasista y
socialista,[62][63][64] y con la estrecha
relación entre los movimientos sindical y
estudiantil expresada en la idea de
"unidad obrero-estudiantil".[65] El
Córdobazo generó también un fuerte
debate, originado por las críticas de las
agrupaciones trosquistas, que habían
decidido no participar en la huelga, sobre
el supuesto "espontaneísmo" del
movimiento y la falta de organización.[66]

Finalmente el Cordobazo ha sido


asociado con una tradición de puebladas
en Argentina, tanto la que el 17 de
octubre de 1945 originó al peronismo,[67]
como aquellas que se produjeron en la
década de 1990 y principios de 2000, y
muy particularmente con el Cacerolazo
del 19 y 20 de diciembre de 2001, que
causó la caída del presidente
constitucional Fernando de la Rúa.[68]

Véase también
Movimiento obrero argentino
Puebladas en Argentina entre 1969 y
1972
Devotazo
Rosariazo
Correntinazo
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Sociología, La Plata): 12. Texto «La lucha
de los trabajadores de Fiat continuó en
ascenso durante el año 1970 y en 1971, a
diferencia del Cordobazo del ‟69,
participan en el Viborazo. Ese año había
comenzado con una toma de fábrica por
la reincorporación de cuatro miembros de
la comisión directiva y dos delegado.»
ignorado (ayuda); Texto «cita» ignorado
(ayuda)
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conviene andar siempre con mucho tino;
sobre todo si se recuerda que fueron,
precisamente, las llamadas quitas
zonales uno de los argumentos que
terminaron por desencadenar, en 1969, el
famoso episodio que pasó a la historia
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Córdoba. 29 de mayo de 2009. «Se
informa la muerte de un francotirador que
operaba en el Hotel Sussex. Luego se
confirmaría que era Marcelo Terza, un
joven que estaba de paso en la ciudad y,
por curiosidad, se asomó por la ventana
de su habitación.»
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Cañada y la plaza Vélez Sarsfield: 'Por
suerte vencimos el miedo y ayudamos' » .
Página/12. «Emilio era operario de la
Renault cuando fue el Cordobazo y ahora
trata de sobrevivir con un pequeño taller
de herrería y recuerda que “todavía en la
tarde del viernes los vecinos del centro
nos arrimaban gomas viejas y cajones de
madera para incendiar en la barricada,
pero me parece que después se
asustaron por cómo venía la mano y
terminaron esperando que llegara el
Ejército”. Recuerda también a un
estudiante de izquierda conocido suyo
que se arrimó a la barricada y le dijo:
“loco, esto es espontaneísmo puro”. “Es
espontáneo porque no lo organizaron
ustedes” respondió indignado Emilio.»
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tradiciones en materia de puebladas. Vale
la pena recordar que el Cordobazo de
1969 -levantamiento urbano iniciado por
una movilización de trabajadores
sindicalizados de la industria automotriz
que setransformó en una sublevación del
pueblo de Córdoba- se generalizó en 1970
a otras ciudades (Rosariazo, Nuevo
Cordobazo, Mendozazo, Tucumanazo,
etc.). El resultado fue el alejamiento del
poder del general Juan Carlos Onganía, el
inicio de la transición democrática y el
retorno del general Juan Domingo Perón
del exilio en 1973.»

Referencias generales

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Enlaces externos
«El Cordobazo en las páginas del diario
(Suplemento especial)» . La Voz del
Interior. Córdoba. 29 de mayo de 2009.
El Cordobazo Fragmentos del
documental del periodista argentino
Roberto Di Chiara, quien lo construyó a
su vez con material de archivo.
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Cordobazo&oldid=111997855»

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