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Tema 13
“Ingeniería genética”
Hoy en día sin embargo existe el conocimiento genético y la tecnología suficiente que nos
permiten manipular directamente el ADN y provocar cambios drásticos en los individuos
portadores, en plazos de tiempo muy breves.
Todas estas técnicas y procesos se engloban en lo que llamamos tecnología del ADN
recombinante, puesto que las combinaciones de genes que se consiguen no se encuentran de
forma natural. Constituyen la esencia de la ingeniería genética, por la cual podemos hoy
manipular físicamente el material genético de un individuo y modificarlo a nuestro antojo.
Herramientas moleculares
MATERIAS PRIMAS MOLECULARES: como el ADN que vamos a manipular, nucleótidos trifosfato
de ADN, ARNm transcrito del ADN a manejar y oligonucleótidos sintéticos que se utilizarán como
cebadores o para construir genes artificiales.
DIVERSAS ENZIMAS: polimerasas, primasas, transcriptasas, retrotranscriptasas, endonucleasas
de restricción, ligasas,… que nos permitirán construir artificialmente moléculas de ADN a partir
de fragmentos que no se encuentran juntos de forma natural, generalmente por la introducción
del fragmento de un gen propio de un individuo en el conjunto del genoma de otro individuo de
diferente especie. El proceso consta de varias etapas:
• Obtención del ADN a recombinar por fragmentación mediante enzimas endonucleasas de
restricción que cortan los fragmentos de ADN por lugares adecuados.
O bien por la creación de un ADN complementario, es decir, secuencias de ADN obtenido
artificialmente a partir de una molécula de ARNm utilizando el proceso de transcripción
inversa mediante el uso de retrotranscriptasas. Ya que el ARNm eucarionte formado una vez
madurado codifica directamente para la proteína funcional, es esta una técnica que permite
obtener a partir de él mediante síntesis artificial, un ADN sólo formado por exones, sin la
“chatarra génica” de los intrones y por lo tanto listo para ser insertado en el vector
correspondiente, lo que facilita enormemente el proceso.
También se puede crear un ADN sintético de poca longitud, añadiendo los nucleótidos a la
cadena en formación según una secuencia ya conocida.
En otros casos, su obtención se produce a partir de la secuencia de aminoácidos conocida
de una proteína, de la cual se obtiene su ARNm de forma artificial y a partir de este la
secuencia de ADN, ya sin intrones. La consecuencia es el conocimiento de la secuencia de un
gen simplemente a partir del de la secuencia de la proteína a la que da lugar, mediante algo
parecido a lo que podríamos llamar una “transcripción y traducción inversas”.
• Separación de los fragmentos adecuados que se han formado, mediante técnicas de
electrofóresis (por la aplicación de campos eléctricos a la muestra).
• Incorporación de los fragmentos seleccionado en un vector, es decir en una molécula que los
transporte, mediante enzimas ligasas.
VECTORES DE CLONACIÓN: son las moléculas que se utilizan
para realizar el transporte del ADN que permita hacer llegar
los fragmentos seleccionados a clonar, al huésped que
corresponda, en dónde luego se replicará. Son de pequeño
tamaño y cuentan con un origen de replicación que permite
iniciar el proceso. Los más comunes en procariotas son los
plásmidos bacterianos, bacteriófagos, cósmidos
(combinación de un plásmido y ADN de un fago). En
eucariotas se suelen utilizar virus o incluso fragmentos de
ADN creados artificialmente, como los cromosomas
artificiales de levadura.
CÉLULAS HUESPED: las receptoras del ADN manipulado. En procariotas se utilizan con frecuencia
Escherichia coli y Bacillus subtilis. En eucariontes, Saccharomyces cerevisae.
Técnicas de manipulación del ADN
LOCALIZACIÓN DE GENES MEDIANTE HIBRIDACIÓN: se utiliza para localizar sobre un cromosoma
el lugar dónde se encuentra un determinado gen. Cuando sabemos que un determinado ARNm
contiene la información para una determinada proteína, esa molécula o la del ADN
complementario al que da lugar, podemos utilizarlas para localizar sobre el material genético
celular el lugar dónde se encuentra ese gen, simplemente hibridándolo con el ADN de esa célula.
El fragmento de la sonda formará una doble hélice en aquella región del cromosoma de la que se
complementaria, por lo que nos indicará dónde se sitúa en el conjunto del genoma. Los métodos
más utilizados son la hibridación de colonias y la hibridación Southern.
SECUENCIACIÓN DEL ADN: consiste en técnicas para secuenciar fragmentos o incluso el total del
ADN, es decir para obtener su secuencia de bases nitrogenadas. Esto permite llegar a la secuencia
de aminoácidos que conforman las proteínas y establecer una relación entre ambas. Se conoce
actualmente la secuencia completa de algunos organismos procariontes (Escherichia coli),
eucariontes unicelulares (Saccharomyces cerevisae), insectos (Drosophila melanogaster), o del
ser humano. La técnica más empleada es el método de Sanger.
REACCIÓN EN CADENA DE LA POLIMERASA (PCR): la producción de ADN sintético ha posibilitado
el desarrollo de técnicas para amplificar y obtener de forma rápida grandes cantidades de ADN a
partir de una pequeña muestra inicial, como es la técnica de la reacción en cadena de la
polimerasa o PCR. Utiliza para ello la enzima ADN polimerasa, con lo que consigue llegar a crear
“in vitro” y en poco tiempo, decenas de miles de copias de la molécula de ADN original de doble
hélice.
El proceso precisa desnaturalizar primero la doble hélice a amplificar y conocer la secuencia de
nucleótidos de un fragmento del extremo 3’ de sus hebras, así como disponer además de
oligonucleótidos complementarios a los nucleótidos preformados de ese extremo 3’ de la hebra a
copiar, que actúan como iniciadores o cebadores.
Después, la ADN polimerasa se une a estos
cebadores y genera el resto de la copia de la
molécula de ADN a partir de nucleótidos
trifosfato que hay el medio, en un proceso
similar al realizado durante la replicación. Las
hebras formadas de ese modo se
desnaturalizan después y se repite este
proceso de forma continua, con lo que, al
duplicarse en cada ciclo el número de
moléculas de ADN iniciales, se consigue un
proceso exponencial, hasta tal punto que tras
sólo diez procesos de duplicación, por
ejemplo, se obtienen más de mil copias del
ADN original (210 = 1024).
Aplicaciones médicas
• Producción de proteínas recombinantes de mamíferos. Muchas de estas proteínas tienen un
elevado valor médico para el hombre, como el interferón, la insulina, factores de
coagulación sanguínea, hormona del crecimiento. Además son sustancias que se producen
de forma natural en los tejidos en cantidades muy pequeñas, por lo que su aislamiento y
purificación es muy laborioso y costoso económicamente. Hoy día se pueden obtener
mediante la creación de ADN recombinante que se clona en microorganismos (como el gen
de la insulina humana en bacterias o en la levadura Saccharomyces cerevisae), o por la
creación de animales transgénicos que las producen como parte de su metabolismo (como el
gen de la hormona del crecimiento que se clona en vacas que luego secretan la proteína en su
leche).
• Producción de vacunas recombinantes. Hasta ahora las vacunas eran simplemente una
suspensión de microorganismos patógenos que habían sido muertos o atenuados, o de
fragmentos de ellos que inducían una respuesta primaria de nuestro sistema inmunológico
para dotarnos de inmunidad frente a esos antígenos. En la actualidad se utilizan vacunas
recombinantes que reemplazan los microorganismos por las secuencias concretas del genoma
que codifican para las proteínas que actúan como antígenos. Si además en la misma vacuna
introducimos diversos genes, conseguimos vacunas polivalentes que inmunizan contra más de
u agente patógeno.
• Diagnóstico de enfermedades genéticas: mediante la extracción en el individuo en cuestión
del ADN o de los genes concretos del mismo para analizarlos.
• Terapia génica: localizando en los cromosomas los genes causantes de enfermedades
genéticas, extrayéndolos y reparándolos o bien sustituyéndolos por otros funcionales, para
corregir el error y curar la enfermedad.
• Obtención de organismos transgénicos: mediante la introducción en su genoma de genes
extraños para esa especie, lo que permite la creación de animales con órganos o tejidos
humanizados, para el estudio de la incidencia en ellos (y por extrapolación, en las personas)
de ciertas enfermedades y de los medicamentos para corregirlas o incluso la obtención de
órganos destinados a trasplantes en seres humanos. La técnica precisa inyectar el vector, ya
con el gen que interesa, en un óvulo fecundado y posteriormente implantarlo en el útero del
animal para que se desarrolle normalmente.
Aplicaciones agrícolas
Una vez clonado el ADN en células vegetales pueden utilizarse cultivos in vitro de esas células
para seleccionar líneas celulares que luego sean cultivadas e inducidas a crear plantas completas.
Generalmente son utilizados como vector de clonación los plásmidos de la bacteria
Agrobacterium tumefaciens.
El objetivo principal de la aplicación de estas técnicas en agricultura es muy amplio:
• Obtener plantas resistentes a herbicidas, lo que permita tratar los cultivos con ellos sin que
la producción se vea afectada.
• Obtener plantas resistentes al ataque de insectos, mediante la introducción en su genoma
de genes que codifican para proteínas que son tóxicas para los insectos.
• Obtener plantas resistentes a infecciones por microorganismos, por la introducción en su
genoma de los genes de ciertas proteínas presentes en ellos.
• Obtener plantas con características que mejoren el producto, de cara al consumo humano,
como el retraso en el proceso de maduración de los frutos, lo que aumenta su periodo de
conservación, o la obtención de frutos con mayor tamaño o aspecto más atractivo.
• Obtener plantas que sinteticen sustancias que tengan alguna aplicación comercial y/o
médica. Por ejemplo para la producción de interferón humano, o anticuerpos, o incluso
algunos tipos de plásticos.
Aplicaciones ganaderas
La obtención de animales transgénicos tiene un enorme potencial desde el punto de vista
comercial y económico. La posibilidad de obtener alimentos de origen animal, generalmente
fuera del alcance de países menos desarrollados, en mayor cantidad y con una mayor calidad
nutritiva, pero con un menor costo económico, podría ser una de las formas de combatir el
hambre en esas regiones.
El objetivo principal de la aplicación de estas técnicas en
ganadería:
• Incrementar el engorde del ganado sin utilizar
productos hormonales exógenos, sino modificando su
genoma para que la producción de esas hormonas se
produzca de forma natural como parte de su
metabolismo. Esto podría provocar el aumento de la
masa muscular del animal (carne) o de la producción de
leche, por ejemplo.
• Mejorar su resistencia a enfermedades o a formas de
vida no natural, estabulados en granjas.
• Obtención de animales clónicos, es decir de animales idénticos genéticamente entre sí. En
1996, en el instituto Roslin de Edimburgo, se produjo la primera clonación de un mamífero, la
oveja Dolly, a partir de una célula somática de una oveja A, a la que se le extrajo su núcleo
(2n). Este núcleo se fusiono con un ovocito sin fecundar de otra oveja donante, de la que
previamente se había eliminado su núcleo (n) y por lo tanto todo su ADN. Finalmente se
indujo a dividirse a este “óvulo artificial” como si se tratase de un óvulo fecundado (fíjate que
posee 2n cromosomas, como un cigoto normal), y el cigoto formado se implantó en el útero
de una tercera oveja en el que se desarrolló hasta el nacimiento, de forma natural.
Proyecto “Genoma humano”
Con el auge de la biología molecular y de
las técnicas que permiten la secuenciación
del ADN, a finales de la década de los 80
se inició el denominado “Proyecto
Genoma Humano”, encaminado a
obtener la secuencia completa de bases
de todo el ADN humano, realizar un mapa
cromosómico que permitiera situar con
exactitud sobre los cromosomas los
distintos genes y en consecuencia
establecer la relación estructural y
funcional entre cromosomas, genes y
proteínas.
Un borrador inicial del genoma fue anunciado públicamente el 26 de junio de 2000 por Bill
Clinton y Tony Blair. El proyecto estuvo concluido en abril de 2003, con unas conclusiones
interesantes:
• El genoma humano posee alrededor de 3000 x 106 de pares de bases (considerando sólo el
contenido de una célula haploide), de las cuales solo el 0,1% es diferente de unas personas a
otras.
• Está formado por alrededor de unos 30.000 genes codificadores de proteínas.
• Estos genes, además del ADN que contiene información para los diferentes ARN distintos al
mensajero, comprenden sólo el 10% del total del ADN, por lo que del 90% no se conoce
exactamente su función.
Este conocimiento, y la necesidad de establecer fronteras éticas que impidiesen el apropiamiento
ilegítimo de algo que es patrimonio de la humanidad, motivó que en 1997 la UNESCO aprobara la
Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos.
Su finalidad es proteger la libertad, la dignidad y la salud de las personas frente al afán de lucro
que pudiera suponer la actividad de empresas médicas o farmacéuticas. La declaración hace
especial énfasis en:
• Su oposición a que el genoma humano se comercialice, al ser patrimonio de la humanidad.
• El derecho de cada individuo a la protección de su información genética, a ser algo personal y
confidencial.
• La prohibición expresa de clonar seres humanos con una finalidad reproductiva, aunque se
permita la clonación de tejidos para fines terapéuticos.
• La aplicación de unos principios éticos de respeto a la libertad y dignidad individual a todas las
investigaciones llevadas a cabo en relación al genoma humano.
A pesar de las indicaciones de la ONU, muchas empresas farmacéuticas se han lanzado, para su
beneficio, a la conquista de patentes de genes con utilidad terapéutica. Esto motivó que el
Parlamento Europeo se pronunciara en 1995 en contra de esa práctica.
A la vista de los continuos progresos en este campo de la Biología, en 1998 la Unión Europea
aprobó una nueva directiva por la que “un elemento aislado del cuerpo humano, como puede
ser un gen, podrá ser patentable siempre que sea producido mediante un procedimiento técnico
artificial, aunque su estructura sea idéntica a la del elemento natural”.
Genómica y proteómica
Mientras que, como hemos visto, la genómica trata de conocer la naturaleza íntima de los genes y
su funcionamiento, la proteómica se encarga de conocer la totalidad de las proteínas codificadas
por ese genoma, es decir, se trata de la ciencia que estudia el proteoma.
Una vez conseguida la decodificación del genoma humano, muchos laboratorios y empresas se
centraron en una única tarea: utilizar material genético de microorganismos patógenos y de tejidos
humanos sanos o enfermos para identificar las proteínas que actúan en cada caso.
El conseguir hacer un mapa de las proteínas, es decir el obtener el proteoma humano supera en
envergadura y en complejidad al del genoma, ya que mientras los genes permanecen estables en
cada individuo y se encuentran en el núcleo de cualquier célula, las proteínas varían en los
distintos tejidos, y en los diversos estados metabólicos de cada célula. Además se ven sometidas a
modificaciones químicas después de su síntesis que pueden alterar su actividad.
Por otro lado, las bases con que se identifican las proteínas no son cuatro, como en el caso del ADN
(Adenina, Timina, Citosina y Guanina), sino veinte aminoácidos diferentes. Además no con basta
con obtener la secuencia de aminoácidos que forman una proteína, ya que tan importante como la
secuencia, es la estructura tridimensional que la misma posee, a su vez ligada directamente con la
función que realiza.
Conocer cómo funciona el proteoma es un proceso complejo, en la mayoría de los casos una
determinada proteína no incide directamente en un proceso sino que la interacción entre varias
proteínas son las que lo condicionan.
Las técnicas utilizadas para el estudio del proteoma son diversas y aún están en fase de
perfeccionamiento. Una forma de conocer las funciones de las proteínas es comparar las
proteínas expresadas en células normales y patológicas para relacionar una enfermedad
específica o una etapa del proceso de una enfermedad, con las variaciones que existan entre
dichas proteínas.
La proteómica en combinación con otras ramas de la Biología tiene un enorme potencial parar
comprender mejor cómo funcionan los sistemas biológicos complejos, lo que sin duda podrá
provocar un cambio significativo en el mundo de la Biología y la medicina en general.