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CAPITULO 1.

1. SISTEMAS, CLASES, VARIABLES

1.1. Sistemas y Variables

Los días pasan, uno igual al otro y todos diversos... se hacen siempre las mismas cosas y nunca
las mismas... se crece, se envejece, se envejece... ( se vive ) se cambia puesto se (va ), se
cambia tiempo ( se espera ) se cambia modo ( se ensaya ) ... se aprenden cosas nuevas que
algún otro sabía ya... se hacen nuevas experiencias sobre cosas que siempre se han hecho del
mismo modo. Vivimos totalmente inmersos en un flujo de eventos: de algunos oídos hablar, otros
se suceden en torno, nos suceden en torno, nos suceden a nosotros, participamos en ellos;
eventos que a veces se repiten más o menos iguales, que otras veces son para nosotros más o
menos “ nuevos “.

Los objetos, los espacios, las personas constituyen el fondo multiforme contra el cual se estrellan
nuestras acciones, nuestra misma existencia; pero en el desenvolverse de nuestra vida en el
tiempo, cada situación, cada gesto son para nosotros siempre nuevos; porque cada presente
todavía no ha sido nunca vivido, porque situaciones de vida sencillas o complejas no se repiten
nunca idénticas en el tiempo y en el espacio. Sobre este punto en el continuo adentrarnos en el
futuro teniendo memoria del pasado, sabemos sin embargo reconocer formas de espacios, y de
eventos, configuraciones y actitudes de las cuales ya hemos tenido experiencia; nos encontramos
continuamente en situaciones semejantes a otras ya vividas, reconocemos y proyectamos las
variaciones.

Construimos por tanto, nuevas acciones, nuevos comportamientos, nuevas interpretaciones sobre
la base de cuanto hemos ido aprendiendo poco a poco en innumerables otras ocasiones; y
sabemos prever a veces, como irán a terminar las cosas: porque sabemos confrontar
continuamente aspectos de las experiencias actuales con el recuerdo de otras que pertenecen a
experiencias pasadas, afrontadas en otros momentos en su contingente especificidad. Aspectos
de lo nuevo y recuerdos parciales de lo ya vivido, se sobreponen y se integran mientras vivimos,
aparecen las diferencias aparecen las semejanzas: algunas ahora descuidadles, otras ahora
relevantes. De la experiencia y del recuerdo se construyen expectativas y se aprende a prever el
desenvolverse en el tiempo de algunas situaciones: a veces hasta en los detalles mínimos, a
veces sólo a grandes líneas. De otras por el contrario no se sabe prever nada: no se tiene
experiencia suficiente. Y progresando en este juego vital, viéndolo jugar a los otros, se aprende
gradualmente a establecer relaciones estables entre hechos diversos, a entender cómo van las
cosas; se identifican “ causas “ y se esperan “ efectos “.

Contemporáneamente, confrontando el desarrollarse de hechos y de fenómenos se construyen y


se definen los modos de mirar adaptados para poner en luz semejanzas y diferencias entre
experiencias particulares, o entre grupos de experiencias: modos de mirar que, más fácilmente
permiten encontrar coherencia de interpretación y de previsión que dan un dominio más extenso y
orgánico sobre lo real. Se desarrollan así los criterios y las estrategias y los procesos del
comportamiento cognoscitivo: más específicos o más generales según el fin que se proponen
alcanzar, del contexto en el cual están comprometidos.
1.2 Los Modos de Mirar

El mundo llega a sernos comprensibles cuando su complejidad puede ser marcada en aspectos y
fragmentos más fácilmente analizables, y cuando éstos no obstante su progresivo diferenciarse
pueden ser nuevamente correlacionados entre ellos. La actividad continua y sistemática de
separar y reconectar aspectos y realidades empeña criterios, estrategias y procesos de
pensamiento que constituyen el comportamiento cognoscitivo de cada individuo y determina, a
otros niveles el desarrollo de la cultura construida compresivamente en el tiempo de la especie
humana.

Cada aspecto del mundo corresponde por tanto a un modo “ humano “ de mirar el mundo: y puede
tratarse de modos extremadamente específicos por ejemplo aquellos con los cuales las disciplinas
más sofisticadas ponen a prueba sus objetos particulares: o de modos no especializados, amplios
y flexibles capaces de recoger en una red de relaciones aspectos de realidades y de
interpretaciones aún muy diversos. No existe, y no serviría un único “ modo de mirar “, ni el
progresivo ampliarse de los conocimientos tiende a construirlo: más bien el conocimiento
individual, el conocimiento común, el conocimiento científico, desarrollan en el tiempo repertorios
siempre más ricos no sólo de contenidos sino también de actitudes cognoscitivas adaptadas a la
realidad a las cuales específicamente se dirigen, a los objetivos que poco a poco se perfilan. La
variedad de las situaciones reales lleva así a cada persona y a la cultura complexiva a dominar y a
emplear contemporánea y alternativamente, múltiples y diversos modos de mirar y a construir
enlaces: capaces de adaptarse; específicamente y en su conjunto a las diversas circunstancias,
capaces de captar con eficacia a los aspectos que vez por vez se quieren poner en evidencia.

Son los diversos modos de mirar que nos permiten ver más aspectos aún en objetos familiares
que por ejemplo según los casos o los fines nos consienten ver una planta como un objeto
decorativo, como un viviente que hay que cuidar cotidianamente, como un prototipo de
fanerógama o angiosperma, como una fábrica de carbohidratos o como una capturadora de
fotones. Modos de mirar enlazados y complejos sobre los cuales es importante detenerse a
reflexionar: porque es verdad que cada planta puede ser todo esto y también mucho más pero
depende de nosotros y de nuestras intenciones captar uno, otro u otro aspecto en diversos
momentos y con diversas finalidades.

Criterios, estrategias y procesos de pensamiento tan diversos están por tanto


contemporáneamente implicados en la organización de los conocimientos individuales y
socializados, en la opción y en la construcción de las actitudes cognoscitivas esenciales, por
ejemplo de aquellas muy generales que consienten de ver ( o sea marcar, correlacionar,
formalizar, organizar, interpretar ) el mundo en sus aspectos dinámicos de cambio y continua
transformación; y de aquellos, otro tanto generales, que consienten ver los aspectos de estaticidad
y permanencia.

Sin embargo al origen de las varias estrategias hay comportamientos cognoscitivos de base que,
ante la complejidad de todo sistema real, consiente discretizarla, o sea de dividirla en elementos
parciales, de subdividirla haciendo distinciones y marcando confines y de esquematizarla,
privilegiando ciertos aspectos y no otros. Y esto para poder enriquecer mejor en seguida los
esquemas: para recomponer juntamente, guiados por una intención de un significado o de un
proyecto, los componentes individuales.

Se puede entonces, por ejemplo, escandir el mundo individuando estructuras del sistema,
caracterizados por sus específicas complejidades ( los sistemas físicos, los sistemas vivientes, los
sistemas sociales ) organizados en su parte interna: capaces de funcionar – cada uno a su modo
– manteniendo la propia individualidad en el tiempo y en el espacio. Y se puede ver como sean
recíprocamente correlacionados y estructurados también los sistemas hechos emerger
individualmente de su fondo y seleccionados cada uno de modos de mirar definidos.
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Alternativa y contemporáneamente, se puede mirar el mundo individuando redes de fenómenos


(fenomenologías físicas, fenomenologías biológicas, fenomenologías sociales etc.) construyendo y
modelando a partir de las formas y de las concatenaciones de las cosas que suceden, los
instrumentos cognoscitivos adaptados para comprender correlaciones semejanzas y diferencias.
Y, mirando en los fenómenos los modos de su desenvolvimiento, se pueden prever e interpretar
las configuraciones que, no obstante a través de cambios y transformaciones permanecen
invariadas en el tiempo.

En este modo se captan progresivamente, en las transformaciones e interacciones complejas que


caracterizan sistemas y fenómenos, particulares aspectos, atributos, modos de ser que pueden
ser individuados y observados precisamente en cuanto sujetos a un cambiar que conserva la
identidad: hasta descubrir a través de relaciones recíprocas captadas también perceptivamente,
representadas con formas o expresadas con lenguajes, cómo tales aspectos variables puedan ser
recíprocamente integrados para indiviar el cambio complexivo de aquello que se está
observando.

Por ejemplo en las continúas transformaciones que caracterizan un crecimiento quedan


relativamente invariadas muchas relaciones entre las diversas partes del organismo que se
desarrollan casi en proporción muchas relaciones entre las diversas funciones que desde ellas
son desarrolladas; mientras varían en el tiempo las dimensiones mismas de las partes, o varían de
cuando en cuando las actividades que responden a eventuales estímulos.

Cuando una bola cae a tierra, nos esperamos ver una secuencia de peloteos: cada vez
organizados en modo tal que sabemos reconocer y prever la marcha, pero cada vez diversos por
altura, por frecuencia, por ruido.

1.3 LOS NOMBRES DE LOS OBJETOS Y DE LOS FENÓMENOS

La capacidad de ver, representar y conectar las semejanzas y las diferencias, los cambios y las
permanencias, los modos de ser y de llegar a ser de las cosas y de las situaciones, está a la base
de toda forma de conocimiento: necesaria para adquirir conciencia del mundo en el cual se vive,
para discutir con los otros, para recordar, para prever, para

hacer. Sin embargo hacer cognoscitivamente explícita y controlada tal capacidad requiere tiempo
y atención. No tanto porque sea difícil darse cuenta de que las cosas son todas diversas, y que
continuamente cambian, mientras son siempre, al menos en parte, iguales a sí mismas y a las
otras. Más bien porque es necesario encontrar palabras y modos adaptados para expresar y
representar diferencias y cambios, permanencias e invariabilidades: después de haberlas de
algún modo percibido; después de haberlas individuado escuchando de otros, palabras que a ello
se refieren.

Sabemos, “naturalmente “ ver la estabilidad de las formas de los objetos que nos circundan;
estamos habituados a reconocer configuraciones estables en el tiempo, y sabemos reencontrar en
objetos diversos, completamente o en parte, las formas conocidas. A estas formas les sabemos
dar un nombre.

Por ejemplo: damos el nombre de PERA a peras muy diversas entre sí, reconociendo una forma y
varias características comunes; pero sabemos individuar también en otros objetos una forma de
pera Así reconocemos el sabor de la pera que no es el sabor de la forma de la pera pero es el
sabor que sentimos cuando comemos un fruto en forma de pera Así reconocemos la mermelada
de pero como algo – con forma de mermelada – hecha con una cosa que tenía forma y sabor y
consistencia de pera. Antes bien porque es necesario encontrar palabras y modos adecuados
para expresar y representar diferencias y cambios, los sonidos de las palabras con las cuales
indicamos objetos, acciones y fenómenos nos hacen por tanto recordar y representar
mentalmente sus imágenes, y sus significados: todos sabemos sin embargo que hay sonidos o
palabras de las cuales no conocemos el significado, como hay objetos y fenómenos que no
sabemos caracterizar de los cuales no conocemos el nombre – que quizá no tienen un nombre. Y
luego, los nombres de los objetos y de las situaciones, de los fenómenos y de los modos de
cambiar, no bastan ciertamente para representar en palabras el mundo en sus aspectos múltiples,
en cómo se suceden, en sus procesos: son necesarios también los otros y diversos tipos de
palabras, ligados cada vez en una estructura lingüística compleja y variada que sólo en su
conexión da significado pleno a sus partes, y asume así significados correspondientes a la
estructura de lo real.

Cada comprensión de hechos es por tanto hecha posible, y sostenida, por representaciones de
los hechos mismos: ubicados mentalmente y realizados – concretamente con criterios diversos, a
través de “lenguajes “y “códices “de diferente especificidad (verbales, de imágenes o iconos,
mímicos, simbólicos, formales, gestuales...) Cada lenguaje – cada uno con su gramática, su
temática y con su sintaxis, cada uno con su flexibilidad su uso – refleja luego específicas
características de la complejidad de lo real: y cada lenguaje se construye sobre ésta
correspondencia a través de formas (no necesariamente verbales ) que continuamente se
cambian y se confrontan entre los seres humanos. Y aquello que puede ser fácil representar con
un gesto, o con un dibujo, puede ser difícil de decir con palabras iguales y viceversa.

Dar nombres constituye por tanto solamente una modalidad de nuestra capacidad de representar
cosas y hechos a través del lenguaje hablado: en particular aquella según la cual se reagrupa
juntamente formas y estructuras estables de objetos, de eventos, de

Situaciones. considerándolas semejantes o equivalentes entre ellos según ciertos criterios y el


dar nombre tiene sentido solo en cuanto está conexo e integrado en una estructura lingüística
adaptada complexivamente a representar: las acciones el suceder de los eventos a través de los
verbos, las cualidades de los objetos o de los eventos, a través de adjetivos las especificidades
de las facciones y de las transformaciones, a través de los adverbios, y así sucesivamente.
Análogamente, no tiene sentido aprender a ver, a hablar de los estados de hecho, de los hechos
sin aprender a ver o hablar de sus transformaciones y viceversa, también estos modos de mirar en
efecto son definidos por contraste y por integración recíproca.

Sin embargo la capacidad de encontrar semejanzas entre formas estables ( entre objetos, entre
modalidades de desarrollo de procesos, entre situaciones... ) y de llamar por tanto del mismo
modo, tiene a la base dos condiciones fundamentales: es necesario saber individuar, es necesario
saber reconocer.

Individuar, en su significado general de “hacer emerger una unidad significativa de un fondo “ no


se refiere solamente a objetos que pueden ser concretamente separados el uno del otro,
permaneciendo desprendidos: pero también a acciones, a fenómenos, a procesos, a aspectos
particulares, o partes de sistemas muy complicados que se desenvuelven en el tiempo.

Individuar quiere decir, por ejemplo encontrar – hacer emerger – con la mirada el objeto “ pera “
contra el fondo de las otras cosas que están en el cesto: así se individua la forma del honro contra
el fondo de las hojas secas caídas en el bosque, el propio hijo entre los tantos que se precipitan
por las escaleras de la escuela, un cierto torbellino en el fluir de la corriente de un río.

Se individua el “ rodar “ de una bola cuando ha terminado de “ pelotear “ se individúan los


procesos del “ reventar “ de las “ flores “ del “ madurar “ como fenómenos que se desarrollan, cada
uno con una propia forma y con una propia duración al interno del tiempo conplexivo del crecer y
del transformarse de una parte de la planta. Las modalidades de otras partes o trasformaciones
constituye a su vez el fondo esencial para hacer emerger aquella individuada. Así se tiene sentido
individual “ respiración “ y “ digestión “ como funciones esenciales de los seres vivientes, es
necesario siempre referirlos al fondo de un funcionar complejo en el cual solamente encuentra su
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significado.

Reconocer un objeto significa por el contrario, darse cuenta de aquella cosa - individuada-
Que tenemos delante es como tantas otras de las cuales hemos ya tenido experiencia y de las
cuales, generalmente, conocemos también el nombre. Para reconocer hay necesidad siempre del
fondo del cual el individúo emerge como por contraste. Es necesario por el contrario hacer
referencia a un esquema evocado mentalmente, recordando así, y casi viendo juntamente, otros
objetos o eventos semejantes: una variedad de individuos, que en precedencia, han contribuido a
la definición del esquema mismo. Y para asociar al esquema evocado aquel que se tiene frente, o
para distinguirlo, se deben hacer confrontaciones entre las formas ( en general entre los modos de
ser ) de los objetos y de los eventos. Aquello que es perfectamente nuevo no puede ser por eso
reconocido también se puede ser individuado precisamente como nuevo, contra el fondo de las
cosas conocidas.

Solamente cuando los individuos (objetos o fenómenos ) son reconocidos como bastante iguales
entre sí, bastante iguales al esquema que funciona como modelo para el reconocimiento, se
pueden llamar con el mismo nombre. De otra parte el proceso se verifica también a la inversa: si
un individuo se nos indica por otras personas con un nombre, inmediatamente salta el proceso de
su asimilación al esquema (a los esquemas ) que en la memoria está ya tal nombre como
asociado; salta el proceso de la acomodación del esquema mismo a una definición que, de ahora
en adelante, comprenderá también el nuevo individuo. Este continuo proceso de recíproca
ajustación esquemática y contextual entre “ conceptos “ y “ hecho “ es mucho más complejo que
una simple evocación del esquema encaminada por un nombre conocido; por otra parte si asignar
y gestionar nombres es esencial a todo lenguaje, la adquisición del lenguaje se organiza también
sobre otras muchas dimensiones.

1.4. ESQUEMATIZAR PARA RECONOCER

De hecho, una refinada capacidad de captar esquemáticamente la forma – estructura de un objeto


o de un fenómeno, y de hacer confrontaciones entre esquemas, constituye la base esencial del
proceso de reconocer.

A veces se puede reconocer un individuo por un detalle, por un particular que juega un rol casi
simbólico en el reconocimiento mismo; pero más a menudo se trata. Al menos en principio, de una
confrontación para esquemas globales acompañado de especificaciones y puntualizaciones, en
las cuales están profundamente implicados mecanismos de expectativa de memoria. En efecto, la
dinámica de investigación y organización de un esquema que confrontado a otros posibles,
aparezca más adaptado para comprender aquello que se está mirando ( poniendo en evidencia
ciertos aspectos excluyendo otros ) es sistemáticamente y continuamente implicada en todo
proceso de conocimiento, en referencia continua a estrategias de memoria selectiva, de
percepción con un cierto fin, construcción tentativa .Cada objeto, cada fenómeno en efecto puede
ser esquematizado con criterios y modalidades diferentes, según las circunstancias y los fines del
acto cognoscitivo. En cada caso, sin embargo, en el “ reconocer confrontan estructuras de
conocimiento complejas, organizadas en una multiplicidad de esquemas: según criterios que
hacen la confrontación posible, y a las cuales es necesario mantenerse coherentes.

La construcción y la utilización cognoscitiva de prototipos nace así de la confrontación entre


estructuras esquemáticas, y tiene una dinámica mucho más compleja de aquella que podría ser
por elencos de semejanzas y diferencias: según del modo cognoscitivo sucesivamente en función,
del efecto, también individuos en apariencia muy diversos pueden ser hechos corresponder a un
único esquema, mientras individuos en apariencia muy parecidos pueden ser hechos
corresponder a esquemas diversos. Poco a poco luego que el esquema prototipo de
reconocimiento se precisa y se enriquece de particulares, los individuos que están asociados
resultan siempre más semejantes entre sí ( quien es demasiado diverso rápidamente se excluye,
también en base a evidencias parciales ): y al margen de diferencias con el prototipo se reduce
hasta anularse mientras se pasa gradualmente del reconocer un individuo como elemento de una
clase ( partícipe por tanto del nombre de clase ) hasta su caracterización totalmente
individualizada ( especificada por el nombre propio ) los individuos poco a poco excluidos de una
clase que se particulariza pueden a su vez ser reagrupándose otras clases, eventualmente sub-
jerarquizadas respecto a la originaria clase más general; como es también posible comprender
más clases originariamente separadas, en una clase super jerarquizada, individuada por un más
comprensivo nombre.

El esquema – prototipo necesario y suficiente para reagrupar en una misma clase individuos que
se quieren reconocer como semejantes, del resto, se precisa y se estructura a su vez siempre
mejor, poco a poco que se aprenden a distinguir diferencias y a correlacionar entre ellas las
características de los individuos mismos. Qué cosa “conviene “considerar para distinguir un perro
de un garo, un metal de una cerámica, una marca de moto de otra...? )

1.5 LA SOMBRA EN LA NIEBLA

La incertidumbre inicial delante de cada situación completa o parcialmente desconocida


corresponde, en el proceso cognoscitivo a la evocación de esquemas lo más posible amplios y
diferenciados, los cuales son hecho potencialmente comprendidas, y rápidamente pasadas en
reseña, familias de esquemas más específicos, correspondientes a posibles situaciones también
muy diversas.

Es como comenzar a ver en lontananza, en una jornada de niebla, alguna cosa que no se logra
identificar bien: será un hombre robusto, o un distribuidos de vencina, un barril de desperdicios?
Cierto, es una cosa alta y gruesa...: pero mientras nos acercamos, mientras percepción y memoria
están empeñadas en un frenético ir y venir de esbozos y tentativas de reconocimiento, la sombra
informa gradualmente toma forma, hasta que se llega = a veces a veces parece que sucede de
golpe – a entender de qué cosa se trata. Poco a poco se individua en efecto nuevos particulares
acantonan o excluyen alternativas, mientras evocan otras; y se busca, en base a cada nueva
hipótesis, indicios eficaces para discriminar la atendibilidad.

Así en los procesos de organización individual y social del conocimiento, cuando aumenta la
información disponible las interpretaciones que no corresponden más al esquema que
tentativamente parecía el mejor son poco a poco eliminadas de la confrontación; otras por el
contrario, ya presentes en vía subordinada, son puestas de relieve y pasan a guiar la investigación
de nuevos particulares, que lleven a la reducción de la ambigüedad y a la precisación de los
significados. A veces, precisamente cuando se camina en la niebla, puede uno dar cuenta que
aquello que se tiene delante es de verdad desconocido ( quizá es un marciano!) y que solamente
porque se veía demasiado poco podía ser confundido con alguna cosa conocida: otras veces el
reconocimiento no tanto a travès del análisis de nuevos particulares en el esquema cuanto en
base a correlaciones mejores de los particulares mismos con el contexto – el fondo – en el cual
se coloca la figura. Y así sucesivamente.

Esta metáfora de conocimiento, vieja como la antigua filosofía indiana ( como la historia de los
sabios ciegos y del elefante... ), es particularmente profunda: sea en el indicar la función esencial,
para el conocer, de las muchas cosas que siempre ya se saben, y que potencialmente son
pertinentes a la situación; sea en el subrayar el rol ineliminable, cognoscitivamente dinámico,
siempre jugado por la ambigüedad: de la no – posibilidad o sea de coherencia total entre hechos e
interpretaciones, en el proceso de construcción de significados. Porque, como decía Platón,
conocer es siempre, sustancialmente reconocer: también si aquello que tenemos delante es
totalmente nuevo.

1.6 FENOMENOS Y PROCESOS


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Hay por tanto nombres para los objetos y nombres para los lugares pero hay también nombre
para los funcionamientos, nombre para los movimientos y comportamientos: nombres para los
fenómenos.

Un objeto, un lugar, no cambia en el tiempo su forma específica, y es fácil reconocerlo. Pero un


fenómeno, o sea algo que sucede, que se desarrolla en el tiempo, cómo puede ser individuado y
reconocido si no le corresponde a él una forma estable en el espacio y en el tiempo, una materia
definida? Cómo es posible que una trasformación tenga un nombre, si apenas hemos dicho que
con un nombre indicamos precisamente el hecho de poder identificar una permanencia?

Y sin embargo lavarse, correr, beber, caer...son enlaces, configuraciones, secuencias de gestos y
de acciones que se desarrollan en el espacio y se construyen en el tiempo también ellos según un
esquema ya fijado: definidos y modulados por tiempos y ritmos, por duración e intervalos. Son
fenómenos ( gestos, acciones ) que pueden ser reconocidos como totalidad, y como partes de
más complejas totalidades; que pueden ser individuados respecto a otros fenómenos ( gestos
acciones ) que a menudo nos acompañan y que en algún modo le sirven de fondo: la estabilidad
de sus formas, moduladas en el tiempo, en el espacio y en la materia, constituye un componente
esencial. Todavía una vez, por tanto, la capacidad de individuar formas esquemáticas generales
en eventos, formaciones, procesos permite de “ poner juntos “ y de llamar con un mismo nombre,
aquellos de los cuales sabemos descuidados, o de los cuales no logramos ver, las diferencias
específicas. Y se reconocen como semejantes no solo nuestros movimientos por ejemplo los
gestos hechos para obtener de nuevo un mismo resultado, dirigido a fines y unidos a contextos
que los caracterizan, que los organizan, sino también los movimientos, los cambios o el suceder
de las cosas que nos circundan. Caer, rodar, saltar, hervir, evaporar, ir hacia la superficie o al
fondo, crecer, escapar, brotar... son fenómenos con una forma que sabemos individuar global y
esquemáticamente: aunque si no siempre sabemos representar o describirlos en la manera
exhaustiva y discriminante en la cual nuestra capacidad de memoria nos nos lo representa a
nosotros mismos.

Por ejemplo las carrera y las caídas, los productos para lavar y las bebidas, el correr y el caer, el
lavarse y el beber pueden ser reconocidos, llamados con un nombre, - eventualmente: porque
todos los “ caer “ tienen algo de más o menos igual entre ellos, y los “ lavarse” igualmente. Es
verdad que sabemos reconocer bien si nuestro hijo finge de lavarse la cara o si se la lava de
verdad; si cae de verdad o finge caer; como, en otras ocasiones sabemos reconocer muchos de
los trucos cinematográficos que alteran las cosas naturales por ejemplo sobreaguarse o el natural
“pelotear” de una bola. Por otra parte, “rodar” es un fenómeno con su forma característica, bien
definida, en el espacio y en el tiempo, de sucederse de eventos: diverso de un “ caer” o de un “
pelotear”. Pero el mismo “rodar” es definido también por el sistema que lo implica. Profundamente
diverso si sucede a un niño, a una bola, a un pedrusco. Se aprende por tanto a reconocer la
diversidad en la forma común del rodar como se aprende a reconocer la diversidad entre objetos
que pueden también rodar.

Por ejemplo el “nacer” de un pollito es un proceso con su forma complexita bien definida, que se
extiende en el tiempo desde el momento del primer picotazo a la cáscara del huevo hasta el
momento en el cual el pequeño sale. Una vez que el pollito ha nacido, la “ forma del nacer” se ha
concluido, pero si el pollito no logra salir vivo de la cáscara, y el proceso queda a la mitad, la forma
del nacer permanece incompleta. Sin embargo sabemos bien que en una misma nidada los “
nacimientos” son diversos entre ellos, como los “nacidos” son diversos entre ellos y sabemos
reconocer pequeñas diferencias entre los pollitos como sabemos reconocer pequeñas diferencias
entre los varios nacimientos desde el huevo.

Reconocer formas en el tiempo “ formas de gestos acciones o formas de eventos- proceso )


requiere la existencia de mecanismos de memoria capaces de revocar no solo imágenes estáticas
de permanencia, sino también secuencias estructuradas de movimientos, trasformaciones y
cambios para confrontarlos con otros, recordados o actuales. Se evocan esto es en la memoria los
esquemas complejos construidos por costumbre a ver los procesos desarrollarse en el espacio y
en el tiempo en un cierto modo y se los evoca también a partir de huellas antiguas ( un rastro en la
tierra sugiere los esquemas de un ir, o de un tornar, aunque no los representa en modo exhaustivo
y no permite distinguirlos ). Los esquemas recordados se confrontan con los modos de suceder
siempre esquemáticamente atribuimos a fenómenos actuales o a aquellos que se preven: y las
operaciones cognoscitivas de memoria, constatación y previsión, inevitablemente entrelazadas
construyen y estabilizan los potentes lazos entre hechos parciales que en el complejo llamamos “
realidades”. El más sencillo proceso cognoscitivo del reconocer consciente de considerar” iguales
en la forma” también objetos de tamaño diverso. Pero ya cuando se considera siempre igual a si
mismo un objeto que aparece diverso de diversos puntos de vista, además que más grande o más
pequeño, si se mira de cerca o de lejos la operación de reconocimiento es muy compleja: en
efecto incluye conciencia y dominio no solo de los cambios de dirección aparente, sino también de
aquellos de forma aparente. Las reglas de estos cambios se aprenden gradualmente con la
experiencia: y para cada objeto “casi ““naturalmente “ se aprende a decir, se espera, cómo se
verá... cómo se vería si... si estuviese más cercano... si se mirase desde atrás...

Por otra parte las secuencias de un film proyectado despacio, o aceleradas, nos consienten de
reconocer una misma forma de movimiento aunque se desarrolla en más o menos tiempo del
normal: nosotros mismos somos capaces de hacer un mismo gesto ( no todos los gestos, sin
embargo ) más o menos rápido. Y como ciertas relaciones geométricas pueden conservar en el
espacio ( formas y objetos ), otras relaciones se pueden conservar en el espacio y en el tiempo
( formas de movimiento ). Solo en base a la permanencia reconocida, de tales relaciones
podemos decir que dos movimientos, como dos objetos, son semejantes o son diversos: aún si el
proceso cognoscitivo que reconoce semejanzas dinámicas en el movimiento o en el cambio, a
través de los cambios de punto de vista y a distancia de tiempo es mucho más complejo de aquel
que reconoce semejanzas estáticas entre objetos.

La memoria esquemática de formas invariables en el espacio nos permite vivir y obrar en un


mundo de objetos permanente: así la memoria esquemática de las formas de los movimientos, de
los fenómenos y de los cambios nos permite de vivir y de operar, de un continuo reconocer en un
mundo que continuamente se trasforma:y como se descubre cognoscitivamente ( permanencia de
objetos ), se descubre la “ invariabilidad de fenómeno”. La relativa estabilidad de las reglas y de
las condiciones que sabemos identificar en la trasformación y en el cambio nos permite en efecto,
juntamente a la relativa estabilidad de los objetos, de identificar y utilizar una complejidad casi
establecida ( relativa ) del mundo mismo reconocer el esquema de un cambio es todavía darse
cuenta que no hay novedades sustanciales, sino eventualmente solo de detalle: es todavía un
modo para saber... cómo irá a terminar.

1.7. LOS SISTEMAS

La operación cognoscitiva de separar objetos de lo continuo de su fondo espacial, y de interacción


es por tanto una verdadera y propia acción de discretización ( acción de hacer discreto un
continuo o un agregado ) que puede obrar a diversos niveles. En efecto los objetos y los
fenómenos a los cuales damos un nombre son a menudo estructuras complejas, a menudo
compuestas de partes ( en el espacio para los uno en el tiempo y en el espacio para los otros) en
relación entre ellos.

A veces también las partes tienen su nombre, porque tienen a su vez características de estabilidad
y permanencia; y se pueden individuar y reconocer “ contra el fondo “ constituido, ora, del objeto o
del fenómeno en su globalidad. La actividad del discriminar y del dar nombres puede así
extenderse hasta los elementos más mínimos que constituyen
( o que se piensa pueden constituir ) un objeto o un fenómeno; la actividad de conectar varias
partes en un único nombre puede individuar organizaciones más articuladas y complejas de las
cuales objetos separados y fenómenos pueden ser vistos como partes integrantes.
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Es precisamente a través de la organización, de la complejidad que se pueden por tanto individuar


y reconocer cognoscitivamente, haciendo los de vez en cuando emerger de un fondo más o
menos diferenciado, las estructuras de los sistemas más o menos complejas, más o menos sub-
estructuradas en su interno; caracterizadas por dinámicas de relaciones espacio-temporales, y, en
definitiva, de comportamientos funcionales ( funcionamientos ) bastante bien definidos.

Hay tantos tipos de sistemas, a su vez organizados en sus sistemas o conectados en


supersistemas por ejemplo un automóvil o un organismo viviente, un motor o un órgano, una
ciudad o su red de telecomunicaciones. Hay un sistema económico y un sistema bancario, un
sistema social y un sistema familiar... y podemos individuarlos en sus conexiones causales
funcionales, que no necesariamente corresponden a conexiones de continuidad espacial. Y el
modo de pensar por sistemas se presta a interpretar también, metafóricamente relaciones
complejas entre eventos lejanos en el tiempo o en el espacio: se entreven estructuras sistemas en
la producción y difusión mundial de la droga, como en la trasmisión de la cultura.

Es sistema, sustancialmente, en nuestro común modo de pensar un “ entero” que vemos formado
de partes dispuestas y correlacionadas según un orden definido, jerarquizadas entre ellas,
coordinadas en una organización complexiva, ligadas por relaciones que pueden recíprocamente
variar en el tiempo; un conjunto de “ cosas que quedan” y cosas que suceden” en las cuales sea
posible individuar una especificidad, y modos de funcionar locales y complexivos aptos a definirla.
Un sistema es, al mismo tiempo, nudo y centro de una red de relaciones, procesos intercambios,
causalidades recíprocas que lo ligan a su ambiente, como cada ambiente a su vez es un sistema,
estructurado en diversos- muchos- modos subsistemas interconexos. Y, en algún modo, en cada
sistema la articulación de sus relaciones internas refleja aquellas de sus relaciones con el exterior.
( Un sistema viviente tiene obviamente estructuras de organización interna y de interacción con el
exterior estrechamente conectadas, pero también un motor, un calculador, una galaxia...).

Los sistemas, como los objetos, como los fenómenos, tienen por tanto una identidad conferida a
ellos por nuestra – humana y culturalmente contingente – conveniencia a considerarlos tales: La
operación con la cual los individuos desde el fondo es siempre una operación cognoscitiva y de
discernimiento, una selección objetiva, individual o cultural, voluntaria o automática, guiada por
exigencias concretas, por la necesidad de entender y de hacer. Un efecto, para poder organizar el
mundo en sistemas, suprasistemas y subsistemas, es necesario aprender a reestructurar
continuamente los modos de ver que nos permiten controlar el universo fragmentario de los
objetos y de los episodios: desarrollando capacidades de pensamiento que capten las más
abstractas conexiones funcionales entre eventos, que miren las interacciones, las dependencias y
los controles recíprocos; que pongan juntos, separen, distingan, interpreten hechos no
inmediatamente conexos; que impongan organizaciones y coherencia al material de realidad.

La selección del criterio adaptado a individuar una estructura sistemática es a menudo dominada y
condicionada y condicionada por el fin práctico o teórico que se quiere alcanzar: y escogiendo
criterios poco a poco apropiándolos se individuan sistemas en su organización complexiva y en
sus redes de control funciona: se descomponen en subsistemas a su vez función antes con reglas
propias; se relacionan en súper-sistemas considerando nuevas interacciones, nuevas
dependencias. Se estructuran y se precisan, entonces, específicos procesos de conocimiento que
corresponden a las dinámicas de relación atribuidas a lo real: estas en efecto permiten ver una
“cosa que sucede” en conexión privilegiada con otras “cosas que suceden”, y de intervenir sobre
los varios sucesos a través de cadenas y de actos y de eventos coligados.

Se pueden por tanto organizar las dinámicas del mundo, tan difíciles de comprender y de aferrar
en sus enlaces, subdividiéndolos en una variedad de microcosmos parciales, los sistemas,
anotaciones: y se puede jugar un continuo balancín entre un mirar a sus relaciones internas, y por
tanto considerar la estructura unitaria, y un mirar a sus relaciones con el ambiente y con los otros
sistemas ( también ellos al interno unitarios ), proyectando los modos más eficaces para intervenir
en un funcionamiento tan complejo, para controlar y gestionar las diversas interacciones. Y,
guiados por las interpretaciones culturales de la complejidad ( por ejemplo de las de G. Bateson )
nos damos siempre mejor cuenta de que las reglas individuadas para un nivel de organización y
funcionamiento deben ser trasformadas, a veces negadas, para interpretar un nivel de “tipo lógico”
diverso, superior o inferior.

En este trabajo de organización se sale de la subjetividad y de la provisoriedad en el momento en


el cual la opción cognoscitiva se revela eficaz para un fin, y por tanto se estabiliza en el momento
en el cual, sobre la base de tal opción, se desarrollan y se definen a su vez modos de hacer y
modos de pensar que permiten interactuar mejor, individual y socialmente, con un aspecto de
realidad. Nos dirigimos en efecto al pensamiento sistémico para dominar la complejidad, para
jerarquizarla en sus componentes, para analizarla en sus partes, en sus procesos que se
sostienen recíprocamente funcionando de manera coordinada; buscando en cada situación un
modelo, para entender como se pueda organizar la complejidad misma reconociendo allí
interacciones internas y externas. En un sistema, en efecto, la conexión de las partes y de las
funciones en tal que una modificación (perturbación ) en un sitio y en un momento puede
repercutir con efectos definidos y previsibles en otro; o, a través de la estructura entera,
condicionar ( de manera no siempre previsible ) el funcionamiento complexivo y las relaciones con
el ambiente.

El desafío cognoscitivo para entender lo complejo está en este modo lanzado, pero ciertamente no
resuelto: y la misma tecnología tiende a construir máquinas cuanto más posible “ sistémicas”, o
sea tales que a través de relaciones y controles siempre más automatizados entre partes y
estructuras, entre interno y externo, logren intervenir sobre su propio funcionamiento y a operar
sobre la realidad a través de procesos y trasformaciones enlazadas a varios niveles.

Por ejemplo, la realización tecnológica de un sistema- automóvil comporta la organización


funcional de diversos y bien definidos subsistemas que se controlan recíprocamente al menos
cuando son controlados del exterior. En un automóvil se pueden así distinguir las partes carrocería
o ruedas o motor o accesorios o sistema eléctrico, como se pueden distinguir las características
de potencia, de continuación, de consumo; y los subsistemas que lo componen son así bien
separables entre sí y así necesariamente integrados, que existen especialistas diversos para su
construcción y mantenimiento como para su recíproca “puesta a punto”; mientras cada
característica particular del funcionamiento complexivo por ejemplo la continuación depende de
las relaciones entre muchas partes y funcionamiento y un mismo automóvil funciona en modo
diverso a una altura de tres mil metros del nivel del mar o a una temperatura de 40 grados bajo
cero.

Análogamente, podemos considerar “sistema “ un entero organismo animal en sus partes y en su


funcionamiento integrado: pero podemos también ver cada célula como sistema: o considerar el “
sistema de los animales” cada uno en sus partes, en sus modos de funcionar, en sus redes de
relación con otro sistemas, respecto a cada uno internos o externos. También en este caso las
reglas de interpretación fenomenológica son características para cada nivel de complejidad, pero
son necesaria, interdependientes y jerárquicamente correlacionadas entre los varios niveles.

1.8. RELACIONES ENTRE SISTEMAS

En un sistema que funciona en su ambiente es posible reconocer partes responsables de


actividades particulares, necesariamente ligadas entre sí por relaciones de variado género.
También a estas estructuras de relación, individuadas y reconocidas, se le pueden dar nombres;
llegando a verlas, a ver su funcionamiento, a considerarlas cognoscitivamente como aspectos a su
vez necesarios para la unidad y el funcionamiento del sistema. En otras palabras, como se
pueden poner confines, o separaciones, entre diversos sistemas y subsistemas, o partes de
sistemas, cada uno con su nombre y su funcionamiento, se pueden también establecer relaciones
para conectar sistemas diversos, o funcionamientos, o partes de sistemas. Esta estrategia de
organización permite individuar poco a poco (supra-sistemas ) bastante complejos, con precisas
11

fisonomías de conjunto, y de interpretar así fenómenos sobre escalas siempre más vastas.

A veces el proceso abstracto de discretización que se obra para entender partes especiales que
corresponden bien a aquellas que también concretamente (perceptivamente) resultan evidentes
entre una estructura compleja; otras veces, en modo más abstracto se puede discretizar el
complejo de las relaciones que caracteriza la estructura y el funcionamiento de un sistema,
individuando elementos ( de relación) y poniendo entre estos oportunas jerarquías. Otras veces,
en fin, se recorre directamente el camino lógico complementario, ligando entre sí elementos ya
individuados ( partes, estructuras, procesos, relaciones ) en unidades significativas más vastas.

Una vez sin embargo, que se establecen relaciones para ligar entre sí cognoscitiva y
operativamente, sistemas diversos, se percibe que se pueden obtener situaciones
verdaderamente “nuevas”: con características inesperadas, heterogéneas a todos aquellos
sistemas parciales, “nacidas” propiamente de la integración de las partes y de los nuevos
coordinamientos que se han venido a formar así. Se pueden organizar estructuras más complejas
respecto de las estructuras parciales, caracterizadas por nuevas jerarquías, por nuevos modos de
funcionar o de comportarse; que, no obstante siendo determinadas, y dependientes, de las
características de los sistemas a través de los cuales la nueva organización está constituida, por
propiedades bien diversas de aquellas derivadas de la simple yuxtaposición de las propiedades de
los sistemas componentes en su funcionamiento parcial.

Nuevos vínculos recíprocos se pueden en efecto constituir, a partir de posibilidades no realizadas


en las situaciones aisladas: y sobre estas nuevas bases varios funcionamientos parciales se
integran, se modulan, se exaltan, se bloquean recíprocamente, a veces en modo bastante
imprevisible determina esto es, una “ lógica” nueva que, respecto de la estructura complexiva,
impide a cada uno de los subsistemas de ser “ ellos mismos y basta” mientras les consiste nuevas
posibilidades de funcionamiento mediatas por el conjunto de las interacciones con los otros. Y la
profunda conciencia de lo nuevo que se origina en las relaciones hacia decir a los antiguos que “el
todo es más que el conjunto de las partes”.

Muchas propiedades de un mismo material en el estado sólido o en el estado líquido son bien
diversos entre si y obviamente son diversas de aquellas de las moléculas particulares que lo
componen: un organismo tiene su identidad constituida a partir de las características de cada uno
de sus órganos pero no reductibles a ellos; una especie animal o vegetal se desarrolla y se
extingue con dinámicas bien diversas de aquellas que regulan la vida de cada individuo.

Y podemos entender cómo las catástrofes (cambios radicales) individuales, ecológicas o sociales
que puntean la historia de la humanidad sean a veces consecuencias de alteraciones deliberadas
de algunas interacciones particulares. Estas alteraciones pueden conducir a consecuencias
totalmente imprevistas precisamente en cuanto se ignoran o se descuidan los aspectos de
relación sistemática sobre los cuales, de hecho, se interviene (baste pensar en los efectos del
Talidomide, o del DDT o en la contaminación ambiental).

1.9. FORMAS DE SISTEMAS

También e un sistema, por tanto, en su complejidad de partes y de funcionamientos, tiene sentido


atribuir una forma definida. Pero desde el momento que para definir los sistemas debemos tomar
en consideración también sus modos de funcionar en el tiempo, es necesario dar a la palabra
“forma” un significado todavía más general: no sólo aquel puramente especial que caracteriza los
objetos, sino también el espacio- temporal que caracteriza los fenómenos, los eventos, las
funciones. Un sistema, como un objeto, como un fenómeno, tiene en efecto propiedades
espaciales y geométricas que contribuyen a definirlo y a individuarlo (también si en algunos
sistemas las partes son solo “ lógicamente” y no espacialmente conexas). Pero se debe
considerar en todo sistema, también el conjunto de las modalidades definidas según las cuales él
mantiene, en el tiempo, su estructura: y estas formas temporales de funcionamiento y de
evolución contribuyen a hacerse reconocer y distinguir como sistemas diversos.

Se entiende por tanto por forma, en sentido muy amplio y general, el enlace de las propiedades y
de los modos en los cuales las cosas son y se suceden. Pero se trata siempre, en todo caso de
formas esquemáticas: de objetos, de funcionamientos, de procesos, de disposiciones espaciales
de secuencias temporales, de relaciones causales. Y el hecho de que se puedan construir
esquematizaciones de sistemas y de procesos, que implican actividades de memoria y
representación sincrónica y diacrónica, como que se construyen esquematizaciones puramente
geométricas o puramente temporales caracteriza profundamente nuestros modos de pensar.

Sin embargo el sistema es definido también como algo más complejo que la configuración de
partes y espacios y por la configuración de eventos y tiempos. Como ya hemos dicho y como
especificaremos mejor más adelante un sistema tiene la característica fundamental “sistémica” de
ser, en algún modo, parcialmente cerrado sobre sí mismo: ligado a su interno en una
configuración-estructura de relaciones causales que, en los diversos niveles de organización,
implica y conecta recíprocamente las estructuras materiales y los funcionamientos, según una
“lógica” característica del sistema mismo. Y la necesidad de relaciones causales individuales no
solo los sistemas más articulados ( una sociedad, un organismo, un calculador, etc.) pero también
aquellos más sencillos.

Si se moran una piedra o una olla de agua como objetos, se ven, o esperamos ver, determinadas
cosas; si se mira el ir al fondo la piedra, o el hervir del agua, como fenómeno, se pueden ver otro.
Pero si se miran una piedra o una olla con agua como sistema, ellos aparecen como
“microcosmos” definidos por una doble red de relaciones internas y externas que vinculan y
precisan las potencialidades ;en las cuales pueden suceder hechos que vienen determinados en
su especificidad precisamente por la configuración ( forma) total del sistema, además que por sus
interacciones. Y la forma del sistema, como la forma de sus transformaciones, es continuamente
mantenida a través de la multiplicidad de los lazos y de los ajustes internos. Una piedra caldeada,
o sea puesta en una relación particular con un sistema ambiental, altera todas sus características
de forma y de comportamiento, adquiere nuevas potencialidades, llega a ser fuente de fuerzas
hacia el exterior y de tensión interna, va al encuentro de alteraciones químicas...y así
sucesivamente, una olla de agua calentada llega a ser centro y lugar de coordinación y de
influencia recíproca para una variedad de fenomenologías, de las cuales hablaremos más
adelante.

1.10 CARACTERISTICAS PARA CLASIFICAR Y ORDENAR VARIABLES

Se usan habitualmente las palabras del lenguaje común, se hacen los gestos y las operaciones
que corresponden a las estrategias elementales de conocimiento y en ellas se reencuentran las
raíces de los modos de ver, pensar, y obrar capaces de estructurar la realidad. Por ejemplo,
capaces de poner de relieve, de hacer emerger de un fondo, las semejanzas para reagrupar
juntos objetos, fenómenos y sistemas, reconociendo un mismo sistema o una misma
característica: o bien capaces de poner de relieve, de hacer emerger, las diferencias para
distinguir y separar objetos, fenómenos y sistemas, reconociéndolos como caracterizados por
esquemas diversos; para luego. Eventualmente correlacionar objetos, fenómenos y sistemas
sirviéndose de aspectos específicos de los esquemas mismos.

Por ejemplo se pueden reunir juntos para algún fin, objetos del mismo material o con el mismo
peso, o de la misma forma o que cuestan igual... o bien personas de la misma edad... formando
grupos, definidos a través de una característica escogida como criterio para la reagrupación ( todo
aquello que es de mármol; todos los objetos redondos; todo lo que pesa cerca de un kilo; todos
los que tienen seis años o sea que han nacido entre enero y el diciembre del ...) Se reconoce así
en los varios individuos seleccionados la presencia de ( al menos) un elemento común a todos, un
elemento que los caracteriza distinguiéndolos de aquellos que no lo poseen. La característica
13

escogida se considera prácticamente identidad en los diversos individuos del grupo; y este modo
de mirar por características se diferencia profundamente del modo de mirar por propiedades
variables, que por el contrario pone en evidencia eventuales diferencias ( o cambios )entre los
individuos considerados. Por otra parte, reagrupar por una característica común solo raramente
conduce a indicar con un mismo “ nombre común” todos los componentes del grupo mismo como
una entidad definida: esto es por el contrario la norma cuando el reagrupar aczece a través del
complejo de operaciones mentales que conducen a clasificar.

Para clasificar se debe en efecto poder ver un esquema común individuos diversos, descuidando
las diferencias (y ya sabemos con qué criterio se pueden considerar “ individuos”objetos,
fenómenos, sistemas, procesos, funcionamientos, relaciones, estructuras...) así se reúne bajo el
mismo nombre común de clase aquello que se puede – que se quiere-considerar
esquemáticamente igual desde el punto de vista escogido.

La clase de los perros, la clase de los tenedores; la clase de los comeres o de los nutrirse; la clase
de las plantas; de las sustancias febrifugas; la clase de los modos de trabajar la madera: Se trata
de una opción, de la imposición- aceptación de una discretización operante a través de un criterio
de equivalencia entre semejantes: sostenido a veces por evidencias perceptivas, a veces por la
pertinencia a un fin. Se trata de un acto cognoscitivo que corresponde a verdaderas y propias
operaciones mentales sobre objetos fenómenos y sistemas: para considerarlos equi-valentes, o
sea para poder no-distinguirlos: o bien diversos, y por tanto no pertinentes. El rol del esquema es
entonces aquel de consentir que las variabilidades de los individuos descuidadas en el momento
en el cual ellos, casi como en transparencia sean vistos y reconocidos en todo; y la fuerza del
esquema es de imponerse con una evidencia tal que las pequeñas o grandes diferencias entre
individuos sean descuidadas, dejando emerger la forma común. Pero, como hemos ya dicho, se
puede ver una forma también en los cambios y en los funcionamientos; y ya que se pueden
reconocer como semejantes las formas que se desarrollan en el tiempo con las mismas
modalidades... también en este caso es posible clasificar: esto es reunir las formas semejantes de
cambios y de funcionamientos relativos a sistemas, a procesos y a fenómenos, bajo un mismo
nombre que corresponde a un mismo modo de desarrollarse, esquemáticamente “ equivalente”.

Se clasifican individuos particulares ( objetos, movimientos, relaciones, procesos, sistemas... ) y el


criterio para hacerlo debe necesariamente incluir la capacidad de separarlos de fondos y
contextos diversos; de hacer resaltar las semejanzas de estructuras de saber “ abstraer”, según
un criterio convencional, un esquema común que consienta de reagrupar individuos diversos bajo
un mismo nombre; viceversa, de saber encontrar, en individuos culturalmente ya indicados con el
mismo nombre, el esquema común que del mismo nombre es la base. Contemporáneamente, se
construyen mentalmente los esquemas-prototipo de clases de individuos, de clases de
fenómenos, de clases de funcionamientos...de confrontar con la evidencia ofrecida por las
diversas situaciones.

Es sin embargo fundamental darse cuenta de que siempre un esquema- un prototipo-


corresponde a un enlace de propiedades variables y características inalteradas, conectadas entre
ellas por relaciones complejas. Se define una clase entonces, en base a un esquema cuya forma
complexiva es determinada por muchas propiedades entrelazadas y correlacionadas en una
configuración definitiva: sin embargo a menudo desenredando el enlace, se ve que solo algunas
propiedades son esenciales para construir el esquema mínima para individuar la característica
que conciente el reagrupamiento o la clasificación.

Por ejemplo un prototipo “árbol de fruta” puede comprender a su vez prototipos de árboles
diversos, como los higos, los cerezos los kiwi las palmas de coco... mientras particularidades
definidas permiten comprender o excluir individuos de la clase especificada por un cierto prototipo:
no puede ser un cerezo porque tiene las hojas demasiado pequeñas, podría ser un manzano,
porque tiene la flor rosada.
Por ejemplo el criterio nuestras abuelas reconocían la calidad de las telas era el de quemar
algunos hilos y reconocer el olor: y se dan cuenta de que no era “ lana” un tejido blando y peludo
que sin embargo no emanaba el clásico olor del azufre.

Por ejemplo a qué entrelazarse de propiedades corresponde el esquema “ ser de madera”, en


base al cual podamos luego fácilmente formar una clase que comprenda objetos de madera o
excluya aquellos que no lo son? No basta el solo color, o las vetas; es necesaria también una
particular consistencia, un particular peso específico, una particular inflamabilidad y humectación,
un cierto olor... un modo complejo de comportarse de sonar, de romperse, de saltar... que debe
estar presente siempre: un modo muy difícil de definir con palabras, o también de expresar
cuantitativamente. Quién sabría explicar a un marciano cómo reconocer la madera? Y si tiene
aspecto de madera pero el agua va al fondo, quizá no es madera: o quizá tiene clavos metidos
dentro.

Pero por ejemplo, la madera debe poder también ser más o menos resinosa, más o menos
madura, más o menos preciosa, más o menos dura. Si todas estas propiedades definen mejor un
pensar que esto “es de madera” no son sin embargo significativas para definir el entrecruce
esencial en base al cual se saben separar, si se quiere, los objetos de madera de aquellos de
plástico o de metal. Sin embargo, la madera una vez reconocida a través del esquema prototipo al
cual está asociada, puede (no puede no ) puede ser más o menos madura, más o menos flexible,
más o menos combustible...; como el crecimiento del árbol del cual madera se saca puede ( no
puede no ) ser más o menos rápido, más o menos rápido, más o menos continuó, más o menos
dependiente de la situación externa o de sus relaciones con el ambiente y así sucesivamente.

1.11. DIFERENCIAS Y MUTACIONES

En definitiva, la existencia misma de los esquemas- de los prototipos- puntualiza la existencia de


una dimensión de realidad que a los esquemas y a los prototipos es totalmente irreducible:
aquella, precisamente de las propiedades variables, que pueden ser de cuando en cuando
diversas dejando invariado el esquema.

Si los objetos, o los fenómenos, o los sistemas presentasen sólo y siempre características
invariables, el mundo sería inconcebiblemente diverso de aquello que es ( podemos probar a
imaginárnoslo ): no sólo seríamos nosotros mismos idénticos y circundados de idénticos, vivientes
o no, sin posibilidad de discriminación; pero no existiría la posibilidad misma de concebir ni la
variabilidad ni el cambio. No existiría crecimiento o desarrollo o transformación, pero ni siquiera
semejanza; no tendrían sentido palabras como “ llegar a ser “ o “ parecer”, ni palabras como “
gradual”, “ progresivo”, “ instantáneo”, referidas a cambios; sería sólo para todos un “ ser-en-un-
modo”, con completa equivalencia; y quizá no se llegaría ni siquiera a imaginar un no- ser total, ni
una completa diversidad.

Aquello que hace al mundo sí como lo conocemos es en efecto la posibilidad de individuar


propiedades variables: que se manifiestan a nosotros sea en la definición misma del enlace
característico que forma un esquema de clase, sea en la definición de sus posibilidades de variar.
Más allá del esquema ( o de varios esquemas posibles) que determinan los nombres de clase, el
pensamiento- lenguaje natural dispone en efecto de atributos ( referidos a los nombre ) para
hablar de las cualidades ( referidas a los objetos) para hablar de los aspectos variables que
pueden ser diversos o cambiar, en las varias situaciones y durante el desarrollarse de los
procesos. A través de la realidad de los individuos (fenómenos y sistemas) podemos poner en
evidencia y entender el comportamiento de las variables mismas, evaluando las diferencias entre
individuos diversos, observando los cambios en el tiempo, en un mismo individuo; hasta organizar
nuevos modos de interpretar y afrontar la complejidad y la continua dinámica del mundo que nos
circunda.

El modo de mirar por variables está caracterizado sea de especificidad ( si se mira el aspecto “
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longitud “ debo mirar por “ longitud”: sin dejarme confundir por otros posibles modos de mirar en
algún modo contiguos, como mirar por superficie, por volumen, por peso, por velocidad... ) sea de
flexibilidad ( si está dispuesto a llamar “ tamaño” el de una hormiga y el de un elefante ): los dos
ligados al hecho que mirar según una variable quiere decir sustancialmente capacidad de hacer
confrontaciones entre individuos según el aspecto escogido, sirviéndose como criterio coherente,
y por tanto de ordenar los individuos del más al menos según el resultado de la confrontación.

Sea también en modo profundamente diverso de la definición de esquema prototipo de clase,


también la definición de variable implica por tanto una multiplicidad de individuos, una potencial
infinidad de confrontaciones siempre posibles. Pero, como ya observaba Aristóteles, una vez
definido el esquema que identifica la clase la confrontación de los individuos con el esquema
consiente solamente de incluirlos o de excluirlos de la clase misma, y no existen gradualidades: o
se es elemento de una clase, o no se es: no se puede ser más o menos “ caballo”, o más o menos
“ de hierro”; mientras la confrontación para una variable, por ejemplo para longitud, consiente de
definir individuos más o menos, o igualmente largos, y así sucesivamente.

Por otra parte precisamente a través de la variabilidad de las variables y nuestra capacidad
cognoscitiva de hacer discreto un continuo, podemos definir intervalos más o menos amplios de la
variable y servirnos, en ciertas situaciones, para formar grupos de individuos, o, al límite de
clases.

Si queremos, nos es fácil trasformar una variable para ordenar un esquema, o en una
característica, para clasificar: basta definir un valor de la variable como término de confrontación y
considerarlo, al menos en modo aproximado, como elemento de separación entre sus valores
mayores y menores. Los individuos caracterizados por propios valores de la variable pueden así
ser reagrupados juntos, en las dos clases caracterizadas la una de “ valor mayor “ de aquel
definido. La otra de valor menor es aquel definido.

En otros casos la variable particular juega un rol diverso: en efecto puede ser discretizada en
varios Los diversos individuos a los cuales la propiedad se adecua dentro de los límites dados
son entonces reagrupados dentro del intervalo prefijado, que define así una clase de esquema
común a los individuos mismos, De este modo ellos pueden ser considerados como elementos de
un mismo grupo, o de una misma clase, sin tomar en consideración ningún otro aspecto.

Por ejemplo mirando en los objetos la variable “ peso” basta establecer un patrón para separar los
“ pesados” ( más pesados que el patrón) de los livianos, ( más livianos que el patrón). Y si
clasifican los objetos en calientes y fríos ( pero en confrontación a la temperatura de nuestro
cuerpo); en largos y cortos ( pero en confrontación a un patrón implícito); si clasifican situaciones
de luz o de oscuridad ( pero en confrontación a nuestra capacidad de ver).

Por ejemplo los niños separan sus bolitas hechas con plastilina en grandes, medianas, pequeñas
y pequeñísimas... antes escogiendo patrones de tamaño y reagrupando en torno las bolitas; luego
descubriendo la necesidad de definir criterios de separación entre un grupo y otro: porque se ve
bien que las bolitas más grandes del montón de las pequeñas son tan grandes como las más
pequeñas del montón y de las grandes y así sucesivamente.

Por ejemplo, se reagrupan los pliegos de esmeril, confrontándolas con patrones en intervalos de “
aspereza “ a veces marcadas con números enteros; se reagrupan las manzanas en las cajas con
los empaques igualmente y se establece el precio correspondiente a la primera, a la segunda a la
tercera calidad del mismo tipo de manzanas.

Se agrupan los objetos que difunden más o menos la luz y los objetos más o menos transparentes
definiendo intervalos de sus precisas- y comunes- características, aquellas de difundir, absorber y
hacer pasar parte de la luz que los hiere. Y se distinguen en ambos grupos, por ejemplo, los
objetos rojos en base a la propiedad de hacer prevalentemente reflejar o de trasmitir
preferentemente, sólo un componente del rayo de luz originario. De cuantas cosas dependa a un
nivel de explicación más fina la característica debe ser o no ser capaz de hacer reflejar o trasmitir,
un cierto componente de la luz, no es importante para este tipo de clasificación fenomenológica.

Por otra parte, el hecho mismo de que una clase sea definida a través de una característica o sea
de un enlace de propiedades variables, hace que individuos pertenecientes a la misma clase
puedan presentar determinadas propiedades sólo dentro de determinados intervalos: los granos
de maíz pueden ser más pesados o más ligeros, pero dentro de ciertos límites; el peso específico
de la madera puede variar de 0.2 a 1.1 kg por litro el de vidrio de 2.4 a 2.7... y así sucesivamente.

Al interno de una misma clase, por tanto, son llamados con el mismo nombre individuos que son
diversos y que se pueden distinguir entre ellos en base a diferencias en las características y en las
propiedades que se descubren entre individuos de una misma clase; las mismas diferencias
pueden servir para definir subclases, o para especificar la individualidad, sobre la base de
atributos variables con continuidad. Al mismo tiempo, aprender a reconocer en objetos, en
fenómenos y sistemas las propiedades variables, y darse cuenta de cómo, a través de sus
diversos valores, ellas caracterizan y distinguen situaciones diversas, relaciones entre situaciones
y lazos causales, consiente impostar un modo de pensar y de interpretar el mundo
extremadamente más dinámico y realista, que uno basado sólo sobre operaciones de
clasificación, que individuan cognoscitivamente y marcar lingüísticamente con nombre solamente
las características de permanencia de los esquemas-prototipo.

1.12. LAS VARIABLES

La diferencia sustancial entre el mirar por clases y el mirar por variables consiste entonces en la
selección de criterios específicos de coherencia, que llevan a diversas ( y sobrepuestas )
modalidades de proceder en el análisis y en la interpretación del mundo. Como hemos dicho, una
clase está constituida en base a un esquema que debe poder ser “ visto” idéntico en cada uno de
los individuos reagrupados en ella; una variable por el contrario debe poder ser siempre evaluada
en el individuo ( objeto fenómeno o sistema que sea), ser en algún modo esencial a su naturaleza
individual, mientras puede no ser esencial a la operación cognoscitiva de esquematización con la
cual se define una clase.

Por ejemplo: cualquier objeto sólido ( clase) debe ser pesado ( variable) debe tener dimensiones
( variables) en el espacio, debe tener una temperatura( variable), como todo pollito ( sistema) debe
crecer, o se cambiar sus muchos caracteres según una marcha temporal definitiva para cada uno
de ellos; como cada planta ( sistema) debe emitir un flujo ( variable ) cuando está iluminada por el
sol.

Generalmente todos somos más capaces, también los niños pequeños, de confrontar y ordenar
individuos seleccionando, en un contexto precisado, una propiedad definida captada del fondo de
todas las otras que caracterizan el individuo mismo. Todavía quizá nos damos cuenta de cómo es
de abstracto el procedimiento de individuar variables, o de pensar por variables: que lleva en
definitiva, a tratar casi como objeto concreto aquello que es un modo de ser de las cosas, y al
mismo tiempo un modo nuestro de verlas. El lenguaje nos habla del “ peso” o de la “ longitud”, o
de la “temperatura” o del “precio”: esto es especificamos las variables a través de nombre que,
precisamente en cuanto tales, sugieren estabilidad y permanencia de ordinario asociadas a “
cosas”. Pero es bien difícil para cualquiera qué cosa es el peso; los nombres de las variables
corresponden en efecto a nuestra capacidad de notar diferencias y cambios, desarrollar a partir de
le experiencia de seleccionar particulares modos de mirar en acuerdo con particulares modos de
ser fenomenológicos; y no es fácil captar la complejidad de las correspondencias y de las
relaciones que unen una actitud cognoscitiva al modo en el cual las cosas aparecen- o son.

Se construye cognoscitivamente la propiedad ( por ejemplo el peso) “ abstrayéndola” de un modo


nuestro propio definido de interactuar con los objetos ( por ejemplo, de la sensación que se
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experimenta en levantar o en el sopesar); se la define como “ variable” a través de un juicio


operativo de confrontación que a menudo implica también la memoria( de la sensación de
pensante, a la sensación- al recuerdo- de diferencia de peso, o de cambio de peso); se la objetiva
y se la estabiliza a través de su “trascripción” en operaciones definidas, sirviéndose de objetos y
de instrumentos particulares ( El peso de dos objetos es igual si, dispuestos simétricamente,
hacen estar a la misma altura una balanza de brazos iguales...)

Individuar definidas posibilidades de variar, diversos modos de variar, correlaciones con otros
variar, representa por otra parte un modo eficaz para conocer lo nuevo: porque solo así el ser y el
caminar de las cosas y de las situaciones se pueden interpretar con reglas cada vez de acuerdo a
la forma de cambio de las cosas y de las situaciones, esquematizadas y representadas mediante
las formas del variar de las variables.

En otras palabras, este modo de organizar cognoscitivamente el mundo se desarrolla a partir del
hecho que sea las diferencias entre objetos ( o entre sistemas, entre situaciones, entre
fenómenos), sean sus cambios en el tiempo, pueden ser interpretados a través de diferencias y
cambios en el tiempo de una o más propiedades variables: y se capta la diferencia a través de la
confrontación sincrónica entre individuos diversos considerados en un mismo momento; como se
capta el cambio a través de la confrontación diacrónica entre momentos diversos de un mismo
individuo.

Pero para reconocer las variables, y encontrar reglas para su funcionamiento y sus modos de
variar, es necesario siempre considerar los individuos; y para darse cuenta de las diferencias y los
cambios es necesario siempre saber ejecutar confrontaciones: inicialmente entre parejas de
individuos, y luego entre muchos, emitiendo para cada confrontación un juicio de mayor/ menor/
igual.

1.13.CONFRONTACIÓN POR VARIABLES

A través del juicio de diferencia o de cambio cada pareja de situaciones individuales puede ser
ordenada según un criterio de “ más/ menos/ igual”según una cierta variable.

Repitiendo varias veces la confrontación entre parejas de individuos según una variable
coherentemente individuada y diferenciada de las otras que constituyen el fondo, y con alguna
dificultad, se aprende a poner en orden muchos individuos ( por ejemplo por peso, por
transparencia, por belleza, por rapidez...) del más al variable considerad menos según la variable
considerada. La “ lógica de las relaciones de orden”tiene a la base precisamente la experiencia
perceptiva- intralógica- de la confrontación entre individuos para la variable que interesa, y la
necesidad de hacer tal experiencia explicita, coherente e intersubjetiva al variar de los criterios y
de las situaciones. Y es siempre la experiencia perceptiva que fundamente y hace coherente, en
su raíz, el juicio operativo por el cual logramos definir, a través de una correlación entre nuestras
diversas sensaciones, un más y un menos referido a la variable vez por vez considerada.

Sabemos bien no solo que todos los objetos pesan ( algunos pesan demasiado, o demasiado
ligeros para poder ser sopesados con las manos o medidos con un instrumento ) pero también
que se puede siempre decidir, dados dos individuos, quien de los dos es más pesado ( o si son
prácticamente iguales) y, haciendo confrontaciones todavía con otros individuos, ordenarlos todos
recíprocamente... Lo mismo vale cuando se toman en consideración varias variables
separadamente: Pierino es más viejo, menos pesado, más caprichoso, igualmente veloz... que
Ana; A es más pesado que B, por lo tanto el peso de A es mayor que el peso de B,; Pierino se está
poniendo más alto y más delgado.

Pero el modo de pensar y de obrar por variables es todavía responsable de la construcción


cognoscitiva que conduce a la conciencia de la continuidad del variar en cuanto tal; y se puede
imaginar la continuidad a partir de la secuencia discretizada con la cual cada variable es ordenada
a través de los individuos con los cuales la identificamos. Aparece en efecto natural pensar que
siempre se pueda, dados dos individuos en los cuales la variable es diversa ( y por tanto
discretizada) encontrar otros individuos que en una confrontación podría definir como “
intermedios” entre los dos. Sólo así se puede concebir un orden continuo que, a través de los
infinitos casos individuables o imaginables, hará potencialmente presentes todos los valores
posibles para la variable dada.

Siempre partiendo de la experiencia natural, y por abstracción de la experiencia bajo la guía del
lenguaje natural, llega a ser luego posible percibir que, por ejemplo, si A por peso es mayor que B,
y B es mayor que C, entonces A es más pesado que C; que si A crece más rápido que B y B más
rápido que C entonces A crece más rápido que C; etc. Se construyen y se identifican a través de
las situaciones, a través de nuestro saber las ver, saberlas manejar, saber hablar, las reglas de
transitividad de las relaciones de orden, válidas para comprender en abstracto el”
comportamiento de las variables en cuanto tales”.

1.14. VARIABLES INTENSIVAS Y VARIABLES EXTENSIVAS

De la experiencia nace todavía, en manera primero implícita y problemática y luego gradualmente


más explicita, la distinción fundamental distinción entre variable intensivo y variable extensivo;
basada sobre la posibilidad de operar sobre ellas con determinados criterios, y sobre y sobre
aquello que concretamente sucede en las situaciones de las cuales las variables mismas son
“abstraídas”.

Para aclarar de qué cosa se trata debemos ante todo analizar los diversos significados que una
operación de poner juntos para una cierta variable puede asumir caso por caso.

Tomemos como ejemplo montones de patatas: para cada uno de los montones sabemos hacer
operaciones que sirvan para identificar el peso complexivo ( poner todas las patatas de la misma
parte de una balanza con dos platillos...) la longitud complexiva ( poner todas las patatas en fila,
cada una por su longitud, una cerca de la otra), el número complexivo ( por ejemplo contándolas).
Podemos por tanto confrontar dos montones por peso complexivo, por longitud complexiva, por
número complexivo...y dar para cada propiedad el juicio de mayor/ menor/ igual; y con análogas
operaciones podemos confrontar por peso, por longitud, por número... un montón de patatas con
un montón de otros objetos cualquiera. Por otra parte podemos confrontar, por ejemplo por peso,
el montón entero de patatas con una sola patata (también otra cosa que no sea patata) por
ejemplo con un pollo, o con uno de esos pedazos de hierro de muestra que la gente llama kilo;
podremos llegar a decir que un montón de patatas, equivalente por peso a un pedazo de hierro de
un kilo, pesa un kilo; pesa un kilo; pesa como un pollo de un kilo”.

Si la fila de patatas queda derecha, podemos confrontarla por longitud con un bastón; siempre
podemos confrontarla por longitud con la tira flexible que la gente llama “ metro”, y encontrarla
equivalente, mayor o menor. En todo caso podemos encontrar un montón de objetos que sea
equivalente, mayor o menor, por número, a uno de los montones de patatas, o bien a un montón
formado a su vez por dos o más montones unidos, y para este tipo de variables ( a excepción del
número o cantidad a menos de introducir las facciones) un objeto equivalente por la variable
considerada a un montón de otros, resultará obviamente mayor, respecto a la variable, de cada
uno de los individuos del montón.

Ahora probemos a poner juntos, por ejemplo, vasos de agua diversamente azucarada ( en este
caso juntar quiere decir mezclarlos) aquello que se obtiene será una cantidad de agua, mayor que
la de cada uno de los vasos caracterizada por un “ dulzor” que será por el contrario intermedio:
más dulce respecto a la de alguno de los vasos originarios, menos dulce respecto a la de los
otros. Análogamente no se logra obtener agua más caliente juntando muchos vasos de agua tibia,
y se sabe que la temperatura de un solo vaso de agua es igual a la de la olla entera de la cual la
sacamos. En casos como estos por tanto un individuo, es equivalente a un arrume de otras por la
19

variable considerada, no resultara necesariamente mayor, respecto a la variable de cada uno de


los individuos del arrume.

Todavía una vez, la necesidad de tener cuenta de cómo son y de cómo suceden los hechos, y la
necesidad de adecuar a los hechos nuestros sistemas para entender y representar, nos lleva a
una operación de distinción de discretización: esto nos lleva a clasificar las variables según las
características de su comportamiento. Llamamos así variables extensivas tales como peso,
longitud, volumen, costo complexivo..., en general las “ variables asociadas a cantidad” cuyo valor
crece proporcionalmente al crecimiento del sistema al cual nos referimos; mientras llamamos
variables intensivas aquellas como dulzor, temperatura, precio específico( al kg. Al litro...) pero
específico, volumen específico... en general las “ variables asociados a calidad”, cuyo valor no
depende proporcionalmente del crecer o del disminuir del sistema el cual nos referimos. Y
claramente no se trata sólo de distinciones nominales:a ellas corresponden comportamientos,
operatividad, modos de razonar y de obrar muy diversos.( Cfr. La discusión sobre la medida cap.III
en el cual se retomará este análisis.

1.15 VARIABLES COMPLEJAS Y CLASIFICACION

El mirar por clases y el mirar por variables resultan por tanto siempre entrelazadas, pero
corresponden a criterios diversos para “ hacer cuentas” con la realidad. Buscando los empalmes y
las discrepancias, entre nuestras percepciones del mundo y nuestros modos de razonar sobre el
mundo y sobre nuestras percepciones, nos damos cuenta en efecto de que la exigencia de definir
clases formadas por individuos de características comunes, y de ordenar individuos por una
variable ( a veces al interno de una misma clase, a veces a partir de clases diversas) es a menudo
fuente de conflicto.

Hemos visto ya que, a través de discretizaciones convencionales de una variable, es posible


definir esquemas y características para reagrupar en clases los individuos que la poseen dentro
de los límites de la discretización hecha; por otra parte sabemos individuar algunas variables
complejas que precisamente como los esquemas y las características que definen las clases,
resultan ellas mismas formadas del entrecruce de otras variables más “ elementales”.

A parte de la variedad de las relaciones formales que ligan en las diversas situaciones, variables “
simples” y variables “ complejas” es importante notar que:
- Una relación entre varias variables simples puede ser a su vez una variable ( esto es puede
dar lugar a confrontaciones y a relaciones de orden ... etc) como puede servir para individuar
un esquema en base al cual clasificar;
- Una variable compleja construida a través de una relación entre variables, puede ser más
eficiente que las variables simples para describir determinados aspectos de aquellos que
sucede.
Por ejemplo, sabemos ordenar por peso y por volumen, y sabemos clasificar los objetos en “
pesados” y “ voluminosos” ( más o menos pesados que... más o menos voluminosos que...un
patrón escogido); sin embargo esta clasificación no nos es útil para decidir si un objeto flota o no.
Si por el contrario construimos una variable compleja como el “ peso específicos, esto es si
consideramos el peso de un objeto o de un material en relación a su volumen, podemos
confrontar y ordenar los pesos específicos de diversos materiales, y por tanto clasificar los objetos
y materiales que flotan en cuanto “ tienen peso específico menor del líquido en el cual son
sumergidos”.

Por ejemplo es posible ordenar por flexibilidad barritas diversas y la (flexibilidad a su vez implica
longitud ,forma, tipo de material... fuerza experimentada etc).pero cuantas otras variables además
de la flexibilidad, cuales de sus relaciones debemos tomar en consideración para clasificar una
barrita como “de acero”?

Cierto podemos poner en orden individuos por belleza: pero cuántas son las variables y cuáles
son sus relaciones, en base a qué consideramos algo” bello”? cómo se hace para decir si es más
bello un caballo, bello un cuadro bello?

Los entrecruces entre variables continuos, de las cuales las variables complejas representan
solamente un ejemplo, que conduce fácilmente a criterios de discretización, con los cuales es
posible individuar esquemas y formar clases; desde este punto de vista también aquellas que
comúnmente son consideradas variables discretas pueden a veces ser mejor vistas como
relaciones particulares entre más variables continuos, cuasi “ nudos” determinados de
configuraciones precisas de más hilos entretejidos entre ellos.

Todavía una vez se encuentra que hacer contemporáneamente con la complejidad del mundo, y
con aquella de los mecanismos perceptivos cognoscitivo en base a los cuales tenemos
experiencia del mundo. Y aquello que razonando de este modo parece evidente para los objetos
puede constituir un modo guía para organizar cognoscitivamente los fenómenos, o los sistemas en
los cuales igualmente se presentan variables continuas ligadas en entrecruces estables de
relaciones constantes. Por ejemplo, las razas humanas, por ejemplo los colores, por ejemplo los
sabores... son “ Variables discretas” o representan verdaderos y propios esquemas de
clasificación?

Por ejemplo, los sabores-base son cuatro: dulce, amargo, ácido y salado ( cada uno relevadle en
diverso grado) y son cuatro porque corresponden a cuatro tipos de terminaciones nerviosas,
colocadas en zonas diversas. Pero las sobreposiciones y gradaciones y cruces de las cuatro
variables-de-gusto, a su vez no ciertamente simples, “ anudadas” juntas cada uno con una propia
especificación y su propia relevancia,-en definitiva a una más compleja clasificación de los
sabores: sabor de fruta, de carne cocinada, de pez...

Por ejemplo, los colores- la longitud de onda de la luz varía con continuidad en el espectro
luminoso; la luz blanca que percibimos es una sobre posición de todas las longitudes de onda
comprendidas en el intervalo en el cual logramos ver. Pero en el ojo hay estructuras diversas
capaces de discriminar los colores, o se sensibles en modo diverso a las longitudes de onda
diversas... Así nos parece que el arco iris se pueda dividir en zonas más homogéneas ( siete?
Cuatro? Diez?...) como nos parece que un “ marrón” no pueda corresponder a ningún color del
arco iris. Sin embargo sobre posiciones, correlaciones y entrecruces complejas de variables que
sabemos individuar como continuas llevan a evidencias diversas de discretización; pero también si
clasificamos los rojos, y los azules... qué cosa sucede luego si los miramos con luz no blanca y
por la tarde?

1.16 ESTRATEGIAS PARA INTERPRETAR EL CAMBIO

Las consideraciones hechas hasta ahora sobre “ modos de mirar” objetos estables, procesos y
fenómenos que se desarrollan en el tiempo con formas definidas, sistemas complejos con su
funcionamiento, sugieren que cada organización cognoscitiva del mundo para ser eficaz debe
saber dominar diversos criterios de análisis y representaciones; para aislarlos y reinsertarlos, en
modos vez por vez semejantes y diversos, al variar de las situaciones y de las intenciones.

Por ejemplo, esquemas de clasificación ( representables con diagramas de Venn, o con diagramas
de árbol), organizaciones de diferencias y de cambios ( representables con letras e histogramas),
jerarquías y organizaciones estructuras sub- estructuras y funcionamientos ( representables con
letras lógicas y diagramas a bloques o de flujo), tienen valencias específicas y diferenciadas:
necesarias y complementarias para entender la complejidad y las dinámicas de transformación, a
veces también ineficaces delante de dinámicas demasiado complejas.

Desde siempre en todas las culturas la comprensión y el dominio cognoscitivo del cambio se
presenta particularmente difícil, para los muchachos que crecen como para la ciencia que se
desarrolla. Hemos ya notado que conocer o re-conocer, un cambio implica un doble problema de
21

percepción y memoria: se trata de coligar en un único esquema hechos que no son nunca
contemporáneamente presentes y por tanto de confrontar este esquema de cambio complexivo
con el desarrollarse del cambio con aquello que sucede instante por instante. Si se analiza un
poco más cuidadosamente este proceso de conocimiento se pueden poner en evidencia algunos
aspectos esenciales que caracterizan verdaderas y propias estrategias cognoscitivas, diversas y
complementarias. Solamente reconocidas y usadas en su conjunto ellas permiten comprender y
representar los procesos de cambios; como permiten de poner en evidencia el ligamiento
profundo que une las estructuras- base del conocimiento común y aquellas del conocimiento
formalizado o científico:

a. Estrategias de análisis diferenciales e integrales


Ante todo los modos de mirar cambios diacrónicos ( de fenómenos y procesos en el tiempo) se
sobreponen y se entrelazan a aquellos que confrontan diferencias entre situaciones sincrónicas.
He aquí entonces que podemos escoger entre una primera pareja de actitudes cognoscitivas
complementarias. Por ejemplo, podemos ver, controlar, describir las situaciones mientras estas
cambian ante nuestros ojos, mientras las cosas suceden momento por momento. ( El lenguaje
adaptado para expresar la continua transformación de aquello que, precisamente “ está
cambiando presupone e implica una suerte de contemporaneidad entre nuestro mirar y las cosas
que suceden). Alternativamente podemos considerar el cambio complexivo de una situación
confrontando un inicio con un fin, a los extremos de un intervalo de tiempo terminado. Usamos así
el tiempo como un contenedor de las acciones o como un separador de las fases del cambio:
Hablando de un cambio complexivo ya acontecido usamos de ordinario los verbos en pasado.

Esta primera pareja de estrategias nos ofrece por tanto la alternativa entre los modos diferenciales
e integrales de mirar el cambio y permite pasar de un juicio sincrónico, que capta diferencias
instantáneas sobre “ cómo están andando las cosas” poco a poco que las cosas mismas suceden,
a un juicio diacrónico que capta diferencias entre las situaciones “ iniciales” y “ finales”, también
ellas instantáneas pero lejanas entre sí en el tiempo y nos informa sobre cómo han “ andado
complexivamente las cosas”. Guiados por organizaciones de memoria, a través de los recuerdos,
podemos sí confrontar entre ellos situaciones de cambio pasadas con aquellas presentes; y en
esta confrontación nos servimos de criterios análogos a aquellos con los cuales se confrontan
situaciones estáticas, distintas y contemporáneamente presentes.

Si por ejemplo queremos describir como se cocina una torta, hay una sustancial diferencia de
significado si confrontamos “ por espesor” la torta cruda con la torta cocinada, o si describimos “
cómo está creciendo” la torta mientras la observamos a través del ojito del horno: y sin embargo
en ambos casos estamos mirando el “ inflarse en el tiempo” la transformación de la torta.

Es claro por otra parte que las diferencias complexivas ( o integrales) se han venido construyendo
y modificando en el tiempo sobre la base de modos de cambiar ( diferenciales) de la situación,
definida instante por instante. Es cognoscitivamente necesario por tanto poner ligámenes
explícitos entre estos dos modos de mirar y describir el cambio; y de esta exigencia, que va más
allá de toda posible evidencia perceptiva, se hacen cargo, a diversos niveles, los procesos de
formalización.

b. Estrategias de análisis por estado y transformación

Otra pareja de estrategias de organización cognoscitiva de la realidad nos consciente de poner


en confrontación aquello que sabemos ver y decir de los hechos analizándolos alternativamente
según formas de permanencia y según formas de cambio. Se pueden en efecto captar
configuraciones de aspectos y de entrecruces invariables ( o casi invariables) en el tiempo y
caracterizarlas como estados. Por contraste, se pueden captar configuraciones temporales de
cambios parciales o complexivos: e indicarlos genéricamente como transformaciones.

Coligar es un estado, flotar- ir al fondo- es una transformación; tener pulmonía es un estado, coger
la pulmonía o curar es una transformación; ser de hierro es un estado, como ser óxido de hierro-
herrumbrarse, oxidarse- es una transformación que envuelve el hierro y el oxígeno del aire.

Así, los estados “ duran en el tiempo” mientras las transformaciones “ se desarrollan en el tiempo”;
y como la “forma” de los estados implica relaciones y entrecruces entre variables y características
de las cuales el tiempo está excluido, la “forma” de las transformaciones implica el tiempo en su
misma definición.

Ahora, con un proceso de conocimiento sustancialmente análogo a aquel que lleva algunas veces
a visualizar el movimiento como una secuencia de posiciones intermedias, podemos probar e
imaginar cada transformación como una secuencia de estados instantáneos. Se trata de una
esquematización muy drástica ya problemática por el movimiento mismo ( qué sentido tiene ver
como “estado” una posición del que salta en el medio de la altura?) es a menudo causa de
ambigüedad apenas el proceso es un poco más complejo ( las configuraciones instantáneas en
una transformación de ordinario no corresponden a configuraciones estables que puedan ser
identificadas como estados). Pero aunque drástica, ésta es una esquematización muy importante,
que interviene en todas las áreas de experiencia y de interpretación de los hechos ( de la física a
la biología, a la historia a la economía) De este modo todo estado puede ser visto como inicio o
resultado de una transformación; toda transformación puede ser vista como trayecto (metafórico)
que conecta en modo “ natural” dos estados ( lugares) inicial y final o bien: como trayecto que
conecta entre si una hipotética secuencia de estados intermedios. Y puede haber
transformaciones alternativas para conectar los mismos estados; y estados diversos ( de partida y
de llegada) para transformaciones que se desarrollan del mismo modo como se pueden individuar
configuraciones ( cuasi- estados) particulares que marcan los momentos de transición entre una
transformación y otra ( antes de recaer una piedra lanzada en alto “ se detiene por un instante”).

Por otra parte muchos movimientos pueden ser hechos con velocidad variable, manteniendo
inalterada su forma complexiva; muchos trayectos pueden ser hechos en tiempos más o menos
largos atravesando los mismos lugares. También muchas transformaciones pueden ser más o
menos rápidas, alguna vez a través de las “ mismas” etapas intermedias; sin embargo en general
la rapidez de una trasformación puede influenciar las formas características ( si el agua corre
lentamente “va tranquila, pulida”; si se la hace correr veloz, “hace” remolino, torbellino”) y resulta
complicado confrontar transformaciones rápidas y lentas si no recorren las mismas secuencias de
estados intermedios.

c) Estrategias de análisis para cambio global y cambio variable

Ya hemos visto que una forma complexiva, de estado o de transformación puede ser interpretada
como entrecruce- correlación de variables y de características ( y es importante recordar que el
tiempo mismo es una variable) Así una transformación puede ser analizada en términos de
cambios en el tiempo de las variables que la caracterizan, como un estado puede ser analizado en
términos de relaciones constantes entre las variables que lo caracterizan. Y si mirando las
diferencias entre estados ( por ejemplo entre individuos) la continuidad de las variables es
construida cognoscitivamente ( imaginando posibles individuos intermedios), mirando las
trasformaciones, las variables mismas se ven variar en continuidad.

Mirar al cambio complexivo o al cambio de las variables particulares constituye el argumento de


otra importante pareja de estrategias cognoscitivas: una alternativa de modos de mirar a qué
lenguaje y experiencia común nos habituamos, pero que nos pone problemas en el momento en el
cual buscamos de individuarla y controlarla, cognoscitivamente y en nuestras mismas actividades.
También en este caso es necesario mantener en relación reciproca dos actitudes de por si
contrastantes: como los modos de mirar para cambio instantáneo y para cambio integral, como los
23

modos de mirar para estado y transformación, así los modos de mirar para forma del cambio
complexivo y para forma del cambio de las variables particulares se implican recíprocamente, y se
pueden definir solamente el uno sobre el fondo del otro. En efecto sabemos por un lado
reconocer, en fenómenos y procesos, un entrecruce de diversas variables que cambian o pueden
cambiar en el tiempo; y sabemos también que ellas no varían siempre todas o todas al mismo
tiempo, o todas del mismo modo. Pero luego podemos mirar cada variable, aislada de las otras:
sea en su cambiar complexivo de un inicio a un fin, sea en su cambiar momento por momento.

Mientras la torta se cocina complexivamente, muchas propiedades particulares varían en el


tiempo, con reglas de cambio diversas: el color primero queda claro, luego rápidamente se va
poniendo siempre más oscuro; la cantidad de agua disminuye primero lentamente, luego
rápidamente luego de nuevo lentamente...; el sabor de la levadura desaparece poco a poco; al fin,
la torta podrá estar desinflada y bien cocinada, o quemada por fuera y cruda por dentro... y
mirando solamente el modo con el cual cambian las relaciones que ligan entre si las diversas
variables ( que a su vez son variables muy complejas) podemos decir de la torta que” mientras
más blandita, más buena”, que “ entre más oscura, más seca”, que “ cuando está más clara más
tiene sabor de harina” como siempre por experiencia sabemos decir de muchas frutas que “
mientras más rojas son por fuera más dulces son por dentro”.

Esta conciencia nos lleva a hacer un discurso todavía más abstracto en cuanto nos damos cuenta
que varían en el tiempo no sólo las variables particulares, sino también sus relaciones recíprocas:
quizá según reglas que podremos determinar. Así podemos aprender a considerar directamente
como cambia una variable respecto a otra que cambia a su vez, excluyendo por tanto de nuestro
análisis la forma según la cual cada una cambia en el tiempo una vez puesto en relación directa el
cambiar de dos o más variables, el tiempo del cambio no es más explícitamente presente: y
también esta capacidad de excluir el tiempo de la representación de fenómenos que también en el
tiempo se desarrollan es un pasaje esencial para llegar a los procesos de formalización ( Cfr. Cap.
9. d.Estrategias de causalidad y de relación

Venimos así profundamente implicados en otro proceso cognoscitivo ( Ya en acto en los niños
pequeñísimos, sugeridos por la estructura misma del lenguaje y de la experienca cotidiana) que
lleva a considerar coligadas entre si propiedades que cambian juntas en el tiempo. Este modo de
ver impulsa, casi inevitablemente, a explicaciones de tipo causal somos en efecto llevados
continuamente a considerar, a veces también con notable ambigüedad,, el cambio de una
propiedad como efecto, o bien como causa, del cambio de otra: y a construir así la noción de
dependencia de una variable, de otra.

Por ejemplo, decimos que “ más dorada está la torta, más está cocida” o viceversa: pero decimos
también “ que está más dorada porque está más cocida” o viceversa. Decimos que “ mientras
hace más calor, más se seca la ropa” que “ más fuerza se hace y más la creta se apachurra” y
que por tanto la ropa se seca mejor porque hace más calor ( y viceversa) y que la creta más se
aplana porque se hace más fuerza ( y viceversa?)

A veces al interno de un entrecruce de variables que cambian juntamente, una sola es aislada y
considerada causa del cambio de todas las otras. O bien se va a buscar al exterior del entrecruce
de variables una posible causa común para los cambios de todas: en este caso a ninguna variable
está asignado un rol específico de causa o de efecto, mientras se pone en evidencia la correlación
entre las diversas variables y su diverso modo de cambiar.

Por ejemplo, la torta se calienta, se seca, se dora, se cocina en el horno; el secarse hasta a una
cierta temperatura, y el permanecer caliente por un cierto tiempo, es considerado causa de todo el
resto. Sin embargo, todos los síntomas de una enfermedad están estrechamente correlacionados
entre sí y ninguno puede ser considerado causa de los otros.

El argumento “ causalidad y explicación es particularmente complejo demasiado importante para


poder ser tratado como de paso; retomaremos algunos aspectos más adelante bien conscientes
de que no está conectado solamente al discurso de variables, sino que implica profundamente
todas las estrategias cognoscitivas y la noción misma de
Sujeto-que-obra-y- conoce.

Pero en todo caso, en las situaciones de enseñanza como en los procesos de construcción del
conocimiento, es necesario poner mucha atención a los mecanismos cognoscitivos implícitos y
profundos que se van evocando paso a paso, si se quiere ayudar a los niños a desembrollar y a
organizar sus exigencias del cómo y del por qué, tan a menudo lejanas de aquellas de los adultos.

1.17. COMO SE APRENDE A ENTENDER

En los discursos y en los relatos de los hechos que se suceden, como en las discusiones y en las
actividades en clase, las diversas estrategias aparecen siempre entrelazadas, sobre puestas,
alternadas. Los fenómenos, los funcionamientos, los devenirles, las situaciones, los sistemas... se
ven ora en su aspecto complexivo, ora a través del variar de cada variable; ora son puestas en
evidencia las diferencias que se determinan momento por momento, ora se mira el cambio
integral; ora se miran las transformaciones, haciendo previsiones y ligando cuando está
sucediendo con cuanto ya ha sucedido.

Es importante entonces lograr advertir y utilizar la compleja dinámica que liga entre si estas
estrategias para leer la realidad: sobre todo porque muchas incomprensiones e
incomunicabilidades entre los niños, entre adultos en los procesos de enseñanza, nacen del mirar
si un mismo hecho, pero a través de actitudes cognoscitivas que no encuentran recíproca
correspondencia. ( Por ejemplo, poner la atención sobre la marcha de una transformación, o sobre
la confrontación entre sus dos extremos, conduce a ver cosas muy diversas). Además, parece que
cada uno niño o adulto, ante un fenómeno, tiende a privilegiar en manera casi espontánea una
estrategia particular para interpretarlo, o al menos para comenzar a interpretarlo: a menudo la
rápida radicalización de una sola modalidad de acercamiento a hechos cierra la posibilidad de
aferrar otros aspectos que probablemente llegarían a ser evidentes pasando a estrategias
diversas o complementarias. La importancia de la intervención didáctica viene a ser entonces
aquella de saber guiar a los niños en una manera consciente y paciente sobre diversas vías
cognoscitivas: dirigiendo vez por vez la atención a aspectos de realidad adaptados para hacer
entender las potencialidades y los limites de cada estrategia de interpretación: haciendo resaltar,
en primer lugar a través del lenguaje las diversas fases y las diversas dinámicas de los eventos.
En efecto es inicialmente a través del hablar y al describir en conexión a lo que sucede, que se
aprende a poner en luz, en las variadas y complejas situaciones de realidad, los aspectos de
sucesión en el tiempo, de consecuencialidad causal, de contemporaneidad, de correlación entre
variables y entre cambios.

Es necesario darse cuenta, como adultos y como enseñantes, que por cuanto puedan aparecer
complicadas para individuar y dominar estas son las normales estrategias que de todos modos
usamos para representarnos aquello que sucede. A través de su progresiva explicitación y
educación, como a través de la conciencia de sus limites, puede desarrollarse mejor la capacidad
de darse cuenta de las cosas que suceden y de hacerlas suceder y en consecuencia el placer de
entender.

CAPITULO 3

LA LOGICA DE LA MEDIDA

3.1. LA LOGICA DE LA CONFRONTACIÓN

Hemos visto que una estrategia para reconstruir cognoscitivamente diferencias y cambios de las
25

estructuras de realidad consiste en seleccionar modos de mirar y de operar que identifican en


ellas propiedades variables, y analizar así a través de sus relaciones configuraciones y marchas,
estados y transformaciones, estructuras e interacciones.

Para llegar a gestionar según esta estrategia la complejidad de las situaciones es necesario pasar
a través de dos niveles de competencia formal, distintos y también correlativos. A un primer nivel
sirve una clara comprensión del modo en el cual puede ser identificada y controlada cada variable
particular; y la construcción de este dominio pasa también a través de la capacidad de
esquematizar y simplificar los sistemas que constituyen vez por vez el fondo sobre el cual se
individua la variable considerada. A un segundo nivel es posible, una vez definidas las variables
( al menos dos) estudiar y representar las relaciones que, al interno del sistema o fenómeno
considerado, vinculan ln variables mismas las unas a las otras. En el capítulo 9 el problema de la
representación formal de variables particulares y de sus relaciones se discutirá en términos
generales; en esta capitulo afrontaremos por el contrario un aspecto particular, el relativo a la
medida de una sola variable operativamente individuada.

La noción misma de variable se basa sobre nuestra capacidad de adoptar un criterio coherente
para individuar y reconocer en varias situaciones un aspecto particular que puede ser diverso
entre dos situaciones, o variar en el tiempo en una misma situación; y de establecer
confrontaciones entre las situaciones mismas, dando evaluaciones de más menos o igual según
el aspecto considerado. Algunas confrontaciones se establecen también sólo perceptivamente-
“basta mirar”; o con gestos oportunos- “basta sopesar”. Cuando no es posible obrar directamente,
se puede servir de objetos o de procedimientos que fungen de intermediarios; o bien de
instrumentos sencillos, que indirectamente permiten establecer el más, el menos o el igual para la
variable confrontada. En cada caso sin embargo de cada posibilidad y de cada lógica de
confrontación implica la presencia de dos elementos: una respuesta perceptiva, aunque sea
automática o instintiva, que varía bastante gradual y regularmente en relación a algún aspecto de
una situación externa que contemporáneamente varía, la conciencia explicita de la variación de
respuesta interna, que debe poder ser correlacionada a la variación de algún aspecto de la
situación externa.

En general podemos decir que la confrontación entre sistemas o fenómenos, definida


operativamente( 1 )
( 1 ) o sea definido después de una larga experiencia, a través de operaciones bien
precisas, con el fin de hacer posibles constataciones no ambiguas,
recíprocamente coherentes también en contextos diversos.
Individua la variable y al mismo tiempo la utiliza como criterio para ordenar todas las situaciones
en las cuales la confrontación es posible.

Por ejemplo, sabemos confrontar directamente la longitud individuada en una pluma y en un lápiz;
sabemos confrontar a través de una cuerda la longitud de un palo o la de un cerco; como
sabemos confrontar la longitud de un corredor y de un rollo de alambre eléctrico. Por ejemplo,
saber, es confrontar directamente el peso de una naranja y de una muñequita, tomándolas en la
mano; sabemos confrontar, usando una balanza de “ brazos iguales”, el peso de un cigarrillo y el
de una pinza de cabello; o bien a través de un balancín de “ brazos iguales”, el peso de un niño
robusto con el de dos niñas flaquitas.

Por ejemplo sabemos confrontar directamente la dureza del vidrio con la del hierro ( quien
descalabra a quien); o bien indirectamente la dureza de la cera con la de la mantequilla ( quien de
los dos se deja escarbar con la uña con menos esfuerzo).

Por ejemplo sabemos confrontar directamente la agudeza del sonido de dos barras del xilófono, o
de dos cuerdas de guitarra; como sabemos confrontar directamente la luminosidad de dos
lámparas o la claridad de dos grises y así sucesivamente.
Para muchas variables es así posible construir directamente ordenamientos sobre la base de
confrontaciones repetidas, aún no muy cuidadosas, cuando son posibles evaluaciones inmediatas
de “ mucho más” o de “mucho menos”. Pero la confrontación puede ser más o menos laboriosa
según la complejidad del sistema sobre el cual se trabaja, y del entrecruce con otros de la variable
considerada.

De estos problemas nace la exigencia de encontrar el intermediario o el instrumento, adaptado:


pero también servirse de una simple cuerda como intermediario para confrontar longitud
sobreentiende diversas operaciones cognoscitivas y manuales. Es necesario individuar y
desenredar la variable unidimensional longitud, aquella que interesa caso por caso, de los
entrecruces de las tantas variables espaciales que determinan la forma, a dos y a tres
dimensiones, de los sistemas de confrontar; es necesario encontrar, por confrontación directa con
el primer sistema, una longitud equivalente sobre la cuerda, y confrontar ésta con la individuada
en el segundo sistema.

Solo con una cuerda como intermediario se puede confrontar la longitud de un paso con el
perímetro de un tronco de árbol o con la circunferencia de un balón. Pero cómo se confronta la
agudeza de un sonido si los timbres son muy diversos? Cuál es la longitud de un huevo, cómo se
puede encontrar la dureza de la arena?

Análogamente, poner muchos objetos sobre un mismo platillo de una balanza quiere decir
desenredar la variable” peso complexivo” de todas las otras características de los objetos mismos;
y confrontarla a través de la respuesta del instrumento con el “ peso complexivo” de otros objetos.

3.2. NUMEROS Y VARIABLES

Para algunas variables es posible definir específicas operaciones de yuxtaposición de sistemas


elementales a los cuales la variable es referida, construyendo así un sistema compuesto, en el
cual la variable puede ser identificada con los mismos criterios usados para cada sistema en
particular: equivalente desde el punto de vista de la variable, a todos los sistemas componentes
tomados en conjunto. Estas operaciones, posibles por variables como las longitudes y los pesos,
son posibles por variables como la agudeza de los sonidos, o la dureza de los materiales; y ni
siquiera tiene sentido esperarse siempre que aquello que sucede en el” poner juntas según una
cierta variable” sea adecuadamente descrito de aquello que sucede “ poniendo juntos” números
enteros. En efecto, aquello que vale para la longitud, el espesor, el peso, y que se espera como
obvio sobre la base de un largo e inconsciente condicionamiento perceptivo, puede no vales para
otras variables, como la temperatura o la capacidad de absorber la luz .

Se llega así a reconocer dos grandes clases de variables: son llamadas genéricamente extensivas
aquellas para las cuales las reglas de equivalencia por- yuxtaposición de sistemas( idénticos
desde el punto de vista de la variable;) son representados por las reglas de adición de los
números enteros; y los sistemas idénticos que se yuxtaponen corresponden a las unidades en el
sistema de los números. Son por el contrario llamadas intensivas para las cuales la descripción con
números enteros no se verifica, por razones que pueden ser vez por vez diversas, dando lugar a varias
subclases de variables con comportamientos diversos desde el punto de vista de la correspondencia
numérica. ( Cfr, Cap.1. 1.13).

Por ejemplo se puede decir que la longitud de una mesa es equivalente a la longitud complexiva
de una colección, de un cordón de zapatos y de un borrador oportunamente colocados el uno en
fila con el otro.

Por ejemplo se pueden considerar dos sistemas A. equivalentes por espesor, y considerar un
sistema B equivalente por espesor, a aquellos dos sistemas o tomados juntos ( y la operación “
poner juntos por espesor” quiere decir poner el uno sobre el otro los dos sistemas con criterios
bien precisos )... Se pueden todavía considerar cuatro sistemas A y confrontarlos
27

complexivamente por espesor con dos sistemas B: la operación de poner juntos por espesor
corresponde a la operación de poner juntos los números que la representan.

Por ejemplo, no es verdad que poniendo juntos dos litros de agua a veinte grados y otros litros de
agua a treinta grados y otros dos litros de agua a treinta grados se obtengan cuatro litros de agua
a cincuenta grados: la suma de los números de volumen es significativa, la de los números de
temperatura no lo es.

Por ejemplo no es verdad que dos estratos iguales de un cierto material absorban
complexivamente, el doble de la luz absorbida por cada estrato separadamente ( si un estrato
absorbe cerca del 10% de la luz total, dos estratos absorben no el 20% sino cerca del 19%...;
cinco estratos absorben el 41% y 10 estratos no absorben el 100% ( o sea toda la luz) sino cerca
del 75%.

2. 3. LAS VARIABLES EXTENSIVAS

Por tanto una variable extensiva es una variable que se puede medir en un sentido bien preciso.
Su especificación en un sistema puede ser siempre puesta en correspondencia, aproximada
cuanto se quiera, con un número entero; este número corresponde al número de veces por el cual
se debe repetir un sistema escogido como sistema unidad, si se quiere obtener un sistema
complexivo aproximativamente equivalente, en términos de la variable considerada, a aquello que
se está midiendo.

Introducir un criterio de medida para las variables extensivas significa por tanto servirse de
operaciones de discretización, para imponer a una variable reconocida como continua una
estructura que tenga la misma estructura de la estructura razonable de los números enteros ( esto
es que sea a ella isomorfa). Esto significa que todas las operaciones que se saben hacer sobre los
números enteros ( adiciones, sustracciones, por n veces, subdivisiones en n veces) y todas las
propiedades de tales operaciones ( propiedades asociativas, conmutativas, distributivas etc.)
deben valer para la variable escogida del mismo modo que para los números que la miden.

Es obvio sin embargo que ningún moderado puede representar perfectamente un continuo: por
tanto cualquier sistema de medida debe representar a través de un mismo número entero también
valores de la variable extensiva que, trámite confrontaciones más refinadas podrán ser
reconocidas entre sí.

De todos modos es importante recordar que cada medida de variable es extensiva en cuanto está
expresada a través de números enteros, eventualmente correspondientes a unidades
oportunamente pequeñas; y que por tanto cada medida es siempre aproximada, respecto a la
determinación numérica de la variable continua en el sistema al cual nos referimos. Se puede
escoger el sistema- unidad pequeño o grande cuanto se quiera; con esta opción se individúa la
escala, o el orden de tamaño ( o medida) a cuyo respecto se consideran significativas diferencias
y cambios de los diversos sistemas, respecto a la variable medida.

Si por ejemplo se mide el recorrido de una competencia ciclística en un número entero de


kilómetros, no se consideran los centímetros y metros que aún podrían ser relevados con métodos
oportunos; si se mide la longitud de una mesa en centímetros, se está dispuesto a aproximarla en
algún milímetro; nuestros dedos son sensibles a escalitas de algún centésimo de milímetro, que
pueden escapar también a medidas cuidadosas con instrumentos mecánicos normales.

Por ejemplo las distancias en las vías se miden por comodidad en números enteros de kilómetros;
sin embargo cuando se dice: “ dentro de 2.712 km.” En realidad se entiende decir que se espera
encontrar alguna cosa a una distancia de dos mil setecientos doce kilómetros, o mejor en un
intervalo de distancia comprendido entre 2.711 y 2.713 metros.
El uso de los decimales corresponde precisamente a la posibilidad de dar saltos de escala, o de
cambios en la selección de la unidad, confrontando los valores de la variable; esto es,
corresponde a la posibilidad de medir con diferente sensibilidad.

Con estos criterios, afirmar que en un sistema la variable extensiva considerada tiene valor “ cero”
significa que no es posible, repitiendo un número cualquiera de veces tal sistema, obtener
sistemas equivalentes que tengan valores diversos de cero de la variable misma. En este sentido,
no es posible individuar en la experiencia común objetos con peso cero, o con volumen cero;
aunque un solo granito de arena pesa “cuasi cero”. En vez es posible, por ejemplo, encontrar
material con costo prácticamente cero; y también el costo es una variable extensiva.

Afirmar que en un sistema la variable tiene valor “ uno” significa por el contrario individuar aquel
sistema como referencia para cualquier operación de confrontación y medida con otros sistemas.

A partir de un sistema unitario dado se llega a ser posible obtener una situación descrita por un
número n de dos modos: repitiendo n veces el sistema- unidad , e individuando un sistema
equivalente ( múltiplo) cuya medida resulta expresada por el número n; subdividiendo n veces en
partes iguales el sistema- unidad e individuando un nuevo sistema unidad ( submúltiplo) respecto
al cual la medida del precedente sistema unidad esta expresada por el número n. Las operaciones
aritméticas elementales de multiplicación y de fracción con numerador unitario corresponden en
otras palabras a los dos criterios posibles para pasar de una situación de medida descrita por el 1
a una descrita por el n.

Si n =7 se busca encontrar algo que sea equivalente a siete veces la unidad, y si opera a través
de la multiplicación 1 X 7; se busca encontrar algo que repetido siete veces sea equivalente a la
unidad, y se identifica en fracción 1/7. Obviamente este discurso implica un análisis cuidadoso de
los significados y de la comprensión de la aritmética de base que aquí no es posible profundizar;
vale la pena sin embargo de notar un especto relevante para continuar la discusión. El pasaje del
1 al n a través de la multiplicación se realiza mediante “ repetición según un criterio” ( diverso de
caso a caso); esto implica un control puramente local de la variable considerada. ( Es fácil
reportar, por ejemplo, el patrón de longitud consecutivamente y en línea recta, hasta que no se
llegue contando en correspondencia biunívoca con los gestos, al número n). Por el contrario pasar
del 1 al n a través de la división en partes ituql3w implica una estrategia global de construcción de
submúltiplos mucho más compleja de dominar. ( Cuales son, por ejemplo, las recetas operativas
para subdividir en 5 partes iguales un pedazo de cuerda, un disco de cartón, un vaso de
naranjada?...).

Es importante tomar conciencia de que la confrontación entre sistemas según variables extensivas
no es casi nunca practicable, y requiere operaciones precisas y a veces complejas, a veces
mediadas por instrumentos proyectados a propósito.

Por ejemplo la medida de un peso por repetición del patrón unitario es muy poco sensible si se
hace a mano, y requiere balanzas de brazos iguales adecuadas a la escala de pesos que
interesan. Las balanzas de otro tipo, hoy de uso corriente, son todas “ taradas” a partir de
confrontaciones con pesos patrón, realizados sobre la base del funcionamiento de las balanzas de
brazos iguales.

Por ejemplo, la medida de un volumen ( el espacio ocupado por un sólido, el espacio interno de un
recipiente que ya contiene objetos... en general la medida de la extensión de espacio a tres
dimensiones) no se puede ejecutar directamente repitiendo el sistema patrón unitario al interno del
volumen que se debe medir. Se buscan entonces sistemas equivalentes por volumen a aquellos
que hay que medir, y se aprovechan para este fin, por ejemplo, las propiedades físicas de los
líquidos ( que pueden siempre cambiar forma sin casi cambiar volumen) encontrando así un
método de medida coherente, eficaz en las situaciones diversas. El espacio ocupado por una
29

mano, aquel que se ocupa en una botella el que permanece en un cajón lleno de cascajo...
pueden ser considerados cada uno equivalentes a un cierto volumen de agua; éste a su vez
puede ser confrontado con un volumen patrón ( El equivalente en agua a una unidad de volumen).

Por ejemplo, la medida de una superficie se realiza en práctica a través de operaciones de


descomposición: en partes de forma oportuna que puedan ser confrontadas más fácilmente con
sistema-unidad superficie.

En clase se pueden fácilmente desarrollar actividades que lleven, por ejemplo, a la medida de
longitud, volumen, superficie y pesos usando el mismo sistema-unidad para las cuatro variables
( midiéndolos todos o en frijoles, o en broches, o en bolitas...) Se ponen así en evidencia las
posibilidades de individuar diversas variables en un mismo sistema- patrón usado como unidad para los
diversos tipos de medida.

3.4. LAS VARIABLES INTENSIVAS; ESCALAS Y TRADUCCIONES

Una variable intensiva no se puede “ medir” en el sentido dicho, o sea a través de operaciones de
equivalencia entre el sistema considerado y un número entero de sistema-unidad tomado
complexivamente. Por otra parte existen diversas estrategias para asignar números, enteros o no
enteros, también a los diversos tipos de variables intensivas: y los números así asignados asumen
de vez en vez significados diversos según el criterio escogido, o sea según la definición operativa
de la variable.

Por ejemplo se pueden construir escalas en las cuales los números asumen significados de orden:
escalas de dureza para los materiales, escalas de intensidad para los terremotos o para los
movimientos ondulantes, escalas para los tonos de color o escalas para los tonos musícales. La
estrategia general consiste en escoger un adecuado número de situaciones- patrón, en ordenarlos
del más al menos por la variable considerada, en el asignarles números progresivos. Cualquier
situación en la cual se quiere medir la variable es considerada entonces o prácticamente idéntica
a uno de los patrones, o intermedia entre dos patrones consecutivos. No tiene sentido, en estas
situaciones, asignar un valor “ cero”, ni establecer múltiplos o submúltiplos de los valores – patrón.

Un terremoto de grado cero, es un terremoto que no existe; un terremoto de grado diez no es un


terremoto el doble del grado cinco, desde ningún punto de vista, como no sucede que dos
terremotos de grado cuatro sean equivalentes a uno de grado ocho; y definir un nuevo patrón, no
tiene sentido hablar de un terremoto de grado 7,3. Se pueden así construir fácilmente escalas
ínter subjetivas, pero de todos modos arbitrarias de dureza, como de aspereza como de agudeza
de sonidos. Y los números de las hojas de lija o de esmeril, o los números que corresponden a las
notas para “ enseñar rápido” la música son ejemplos de esta estrategia para organizar
numéricamente un cierto tipo de variables intensivas.

Por ejemplo, se pueden por el contrario utilizar fenomenologías de amplificación: en cuyos


cambios de una variable intensiva, por ejemplo la temperatura del sistema que interesa,
corresponde sistemáticamente a cambios de una particular variable extensiva, por ejemplo del
volumen y por tanto de la longitud, de la columnita de mercurio en un termómetro. De este modo
se puede medir el cambio de temperatura, o sea asignar al cambio mismo un valor numérico,
midiendo en oportunas unidades el correspondiente cambio de longitud de la columnita de
mercurio.

También en este caso la escala numérica es definida en manera arbitraria. Se puede decir, con
Newton, de llamar cero la temperatura del hombre sano y uno la temperatura del pájaro que
empolla; marcando entonces cero y uno en correspondencia de las posiciones alcanzadas por el
mercurio en las dos situaciones, se define el cambio de longitud que corresponde al cambio-
unidad de temperatura; y se dice, con Newton, que entre la temperatura del hombre sano y la
temperatura del pájaro que ampolla hay diferencia de un “ grado”. La longitud equivalente a un
grado permite, a través de la construcción de múltiples y submúltiplos, de asignar un valor
numérico a la temperatura de alguna otra situación en la cual se pueda usar aquel termómetro:
expresando la medida de temperatura siempre a través del correspondiente cambio ( o diferencia)
de longitud, respecto a la situación de referencia a la cual se asigna convencionalmente el valor
cero. Así la temperatura del agua que hierve es cerca 16 “ grados” y la temperatura del hielo que
se derrite cerca de 9 “ grados” ( nueve “ grados” bajo cero).

Se puede también decidir con Celsius, de llamar cero la temperatura del hielo que se derrite y
ciento la del agua que hierve, asignando el valor ciento a la diferencia de longitud entre las dos
posiciones alcanzadas por la columnita de mercurio en el tubo del termómetro. Dividiendo este
intervalo en cien partes se obtiene la longitud que corresponde al cambio de temperatura de una
unidad llamada “ grado centígrado”; y el mismo grado corresponde a una longitud diversa sobre
termómetros diversos, en cuanto depende de cómo es de sutil el tubito en el cual el mercurio se
dilata, y de cuanto mercurio está contenido en el bulbo, y de cuanto se dilata el mercurio...
Entonces la temperatura del hombre sano vale cerca de 37 grados centígrados, y la del pájaro que
empolla cerca de 41.

La medida de variables intensivas mediante sistemas de traducción hacen ya parte de la común


experiencia a través de la tecnología de uso cotidiano. Así la velocidad de rotación de las ruedas
del automóvil es convertida en señal eléctrica, a su vez convertida en rotación o cambio de lugar
de un índice sobre una escala, marcada en kilómetros a la hora; así la intensidad de los dos
canales de un estéreo es convertida en señal eléctrica, a su vez convertida en cambios de lugar
moderados o continuos de índices luminosos o de lancetas sobre un cuadrante; así los cambios
de presión y de humedad atmosférica son traducidos en cambios de las posiciones de un índice
sobre barómetros e hidrómetros, y eventualmente registrados como líneas continuas que
representan la marcha en el tiempo.

3. 5. TRADUCCIÓN Y LINEARIDAD

La medida de variables intensivas transferidas pone dos problemas, uno ligado a la opción
convencional de las escalas usadas, y un segundo por así decir “ de principio”: los dos
importantes desde el punto de vista de la comprensión, de parte de adultos y niños, del significado
mismo de medir.

1.Definir una escala de medida es conceptualmente bastante sencillo; aunque luego la cuestión
numérica puede suscitar problemas.
Consideremos el empleo emblemático de las cuotas geográficas. Para definir una cuota son
necesarias cuatro operaciones: establecer un criterio físico para identificar las situaciones de
referencia ( por ejemplo “ el nivel del mar “); asignar un valor numérico a tal situación ( por ejemplo
“ cero “); escoger una unidad de medida para la longitud ( por ejemplo el “ metro” o el “ pie” ):
medir en modo oportuno la diferencia de cuota( longitud orientada) entre el puesto que interesa y
la situación de referencia, usando la unidad escogida. Es claro entonces que pasar de cuota
positiva a cuota negativa puede implicar un cambio físico drástico ( se puede profundizar en el
mar) o casi ningún cambio ( se puede descender a lo largo de la ladera de una “ depresión”, por
ejemplo la del Mar Muerto); es claro que para evaluar numéricamente los desniveles complexivos
entre cuotas positivas y cuotas negativas es necesario saber controlar la aritmética de los
números relativos; es claro que se podrían obtener cuotas sólo positivas tomando como nivel “
cero “ la depresión más profunda observada sobre la corteza terrestre. Y es fácil transferir todo
esto en un modelo con cuotas positivas que se pueden contar directamente o medir ( por ejemplo
los pisos de una casa o de un armario) Así es relativamente fácil entender, por analogía, que el
valor “ cero” para la escala centígrada de temperatura está convencionalmente ligado al fenómeno
físico del derretirse del hielo, que podría sin embargo estar descrito por el número mil, o menos
nueve... ; y así sucesivamente. Obviamente, se podría – pero no es cómodo – medir las cuotas
geográficas a partir del “verdadero cero”, o sea del centro de la tierra; como se pueden – pero no
se hace corrientemente – medir las temperaturas a partir del “ verdadero cero”, aquel que “más
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frío no se puede”. Pero no es el caso de discutir aquí, los complejos problemas que así se
levantan.

2. Una vez definido el cambio de longitud de la columnita de mercurio que corresponde al cambio
de temperatura de un grado, llega a ser automático el modo de asignar números a las
temperaturas ( medir temperatura) con el termómetro dado. Pero haciendo así se supone que un
cambio doble, triple...de longitud ( variable observada) corresponde siempre a un cambio doble,
triple... ( variable transferida). Se supone que la temperatura exista como variable autónoma, y
que los cambios de longitud y temperatura en el sistema elegido como termómetro, sean siempre
proporcionales entre sí: en otras palabras que la variable longitud ( o volumen) dependa en modo
lineal de la variable temperatura. Ninguno, obviamente, nos garantiza que sea precisamente así.

Si construyese un termómetro con un material que prácticamente no cambia volumen al variar la


temperatura del hielo que se derrite, la del hombre sano, y la del agua que hierve es más o menos
la misma; pero tendría en contra de este resultado, la evidencia perceptiva directa que me
convencería de que estoy usando un mal termómetro. Si construyese un termómetro con un
material que disminuye de volumen al crecer de la temperatura, podría concluir de las medidas
que la temperatura del hielo es mayor que la del agua hirviendo; pero tendría contra este
resultado, las indicaciones de los termómetros construidos con la casi totalidad de los otros
materiales conocidos, y de nuevo concluiría que había equivocado termómetro. Si no obstante
construyese un termómetro con un material que por temperaturas más bajas se dilata “ mucho” al
variar de la temperatura, y se dilata poco a temperaturas más altas, podría decir que la diferencia
de temperatura entre el hombre sano y el hielo que derrite es mucho mayor que la diferencia de
temperatura entre el agua hirviente y el hombre sano: y entrar así en contradicción con las
indicaciones; y entrar así en contradicción con las indicaciones del termómetro de mercurio. Sin
embargo en este caso sería muy difícil decidir si está “equivocado” el termómetro de mercurio o el
construido con otro material (ambos están construidos de modo de indicar concordemente el cero
y los cien grados, pero no están de acuerdo sobre las lecturas intermedias); o sí, eventualmente
están equivocados los dos. (Naturalmente está bien aprender, de todos modos, a medir las
temperaturas con un termómetro de mercurio, habiendo visto que algún otro nos garantiza que
para muchas situaciones “va más o menos bien”)

Estamos por tanto, como décimos, ante un problema de principios: partiendo del hecho de que la
temperatura en sí no es medidle sino a través de transferencias; que existen en el mundo
materiales diversos que se comportan de modos diversos a temperaturas diversas transfiriéndolas
diversamente; y que en nuestra reconstrucción de los hechos asumimos que la temperatura sea
causal variable ( independiente) y la longitud sea variable dependiente, cambiando en modo lineal
para todo cambio de temperatura.

Se trata de un problema bastante general en cuanto se repropone para la medida de muchas


otras variables, necesarias para organizar la experiencia cotidiana ( además de la temperatura, la
fuerza, la corriente eléctrica, la intensidad luminosa, etc).

No se trata sin embargo de un problema puramente “ lógico”, o “ matemático”, conexo


exclusivamente a nuestros modos experimentados de razonar, ni puramente “ empírico”, o sea
ligado a una dificultad concreta superable con oportunas opciones. Se trata del problema de cómo
adaptar coherentemente nuestros modos de razonar ( por ejemplo a través de los números) a los
modos de funcionar del mundo así como es después de todo, somos nosotros que, sirviéndonos
de la transferencia, buscamos de “inventar” un criterio para asignar números a las situaciones, de
modo que su aspecto varia ( la temperatura) puede ser descrita de modo no contradictorio en toda
la variedad de las experiencias posibles.

El problema de definir una escala “ universal” es comúnmente afrontado sobre manuales de física;
pero es importante para todos darse cuenta de que este problema existe, que es emblemático
precisamente en cuanto implica a la raíz la posibilidad de hablar en modo sistemático y
formalizado de los hechos naturales; que puede ser afrontado sólo a través de un estudio
coherente de los muchos y diversos fenómenos que la variable describe; que se representa de
nuevo para toda nueva dimensión que se ha de medir.

3.6. VARIABLES COMPLEJAS

Muchas variables, intensivas y extensivas, que nos parecen perceptivamente como características
de objetos, o de sistemas, o de materiales o de situaciones, pueden ser identificadas por
reacciones definidas por otras variables. Así peso y volumen ( variables extensivas) son
entrecruzadas por una operación de relación, matemáticamente idéntica pero con diverso
significado físico, para construir variables intensivas como peso específico y concentración; así a
través de espacio y tiempo ( variables extensivas) se construyen velocidad y aceleración
( intensivas), así diversas longitudes ( extensivas) son variadamente entrecruzadas para construir
superficies y volúmenes ( variables extensivas); Así la relación entre fuerza ( intensiva) y superficie
( extensiva) define la presión ( intensiva); etc. Precisamente sobre esta posibilidad de empalmar
variables para construir y representar significativamente nuevas variables complejas se basa el
trabajo de formalización al cual conduce progresivamente el modo de mirar por variables y que
constituye una de las más potentes claves que tenemos a disposición para individuar
cognoscitivamente las estructuras de la realidad.

CAPITULO 9

LA FORMALIZACIÓN

9.1 DAR FORMA AL MUNDO

Formalizar es un verbo y describe una acción deliberada, con un fin, múltiple, ambigua... como
toda acción humana. Formalizar significa muchas cosas. A nivel más elemental quiere decir dar
una forma, definida y esquematizada; a alguna cosa: significa ver alguna cosa, operar sobre
alguna cosa: según las propiedades y las reglas de un entrecruce de formas que ya se conocen
en cuanto tales, que se precisan y se organizan ulteriormente en el acto mismo del formalizar. De
este modo las cosas adquieren una forma, que corresponde a la forma dada; y esta en algún
modo sobre – puesta a una “ forma primaria” más o menos incierta o a una aparente ausencia de
forma, a su vez adquiere propiedades precisas de estructura ( sintaxis) y de significado
( semántica.

En particular, damos forma a las cosas ( estados y transformaciones del mundo) para poderlas
reconocer, modificar y proyectar; y las formas que “ descubrimos” en las cosas son a veces
múltiples, como los varios aspectos a través de los cuales las cosas, para nosotros, existen. Pero
las formas para ser “juntas” no deben solamente ser impuestas a las cosas, deben también ser
adaptadas a las cosas y a sus relaciones; y pueden representarlas esquemáticamente solo en
cuanto son sugeridas y seleccionadas, en su eficacia del ser complexivo de las cosas mismas.

Así la aritmética y la geometría elementales son adaptadas para dar forma a nuestras
percepciones y conocimiento sobre aspectos fundamentales espaciales y físicos de la realidad: y
nadie confunde el número- que da forma a la multiplicidad de los objetos- con los objetos; ni las
formas de los objetos , y sus relaciones, con los objetos mismos. Decimos por esto que aritmética
y geometría elemental describen sistemas de formas,, y de relaciones entre formas, “ abstraídas”
de lo concreto según ciertos criterios: sistemas que, por cada niño que crece y aprende, ya existen
( a priori) en la cultura; sistemas que, sin embargo han sido construidos a partir de los hechos ( a
posteriori; por tanto) en el largo camino cultural del hombre.

Por otra parte todo modo de mirar conduce a una precisa imposición de formas, y de relaciones
entre formas, contribuyendo a la apropiación cognoscitiva de las situaciones estáticas como de las
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transformaciones y de los cambios; de aquello que, complexivamente cae bajo nuestra


experiencia como de aquello que, a partir de elementos separados de experiencia, reconstruimos
racionalmente en una forma complexiva ( eventualmente hipotética)

Pero en todo caso formalizar, es un proceso cognoscitivo circular; en el cual se da forma


contemporánea y dinámicamente, a los propios modos “internos” de reconocer y elaborar el
mundo y a los aspectos “externos” según los cuales el acaecer del mundo puede ser reconocido.
Formalizar es siempre una parte esencial del proceso complexivo de construcción de
conocimiento, caracterizado ante todo por las estrategias según las cuales los “ diversos modos
de mirar” son adaptados continuamente a aspectos de realidad, organizándose en modos de
conocer. Así, mirar por clases, o por variables, o por sistemas... implica siempre un proceso
correspondiente de mirar imponiendo una forma formal (según una lógica preconstituida) a la “
forma primaria “ que las cosas parecen tener.

Por ejemplo la invariabilidad subjetiva y cultural (dentro de ciertos ambientes) del mirar el mundo
según una cierta variable, juntamente a su invariabilidad objetiva e instrumental (dentro de ciertos
ámbitos) en las varias configuraciones de realidad, permiten identificar
( reconocer) y evaluar ( medir) la variable misma en contextos diversos: y por tanto establecer
redes de relaciones que implican y organizan objetos, situaciones, tiempo... los más diversos,
sobre la base de diversas variables, y de sus relaciones. ( y análogamente a través de relaciones
entre sistemas, clases, etc.

La variable “ peso” de un objeto caracteriza inicialmente la interacción complexiva entre una


persona que percibe algo como “ pesado” y el objeto; caracteriza por tanto la competencia cultural
y operativa de la persona al tiempo mismo en el cual define, a través del resultado de la operación
de medida, un valor del “ peso” para atribuirlo al objeto. Y se hacen cosas increíblemente diversas
para “ pesar” una molécula, una carta para portear, la carga de un camión, una estrella...

Los temas que definen las clases y sus relaciones corresponden a su vez sea a características
precisas de realidad, sea a modos de mirar discretizados capaces de abstraerlos del conjunto de
otras características: los cristales son clasificados según ángulos y simetrías de ángulos diedros
también “ contra” la evidencia de la extensión y forma de la cara plana; la clasificación de los
animales- que reúne juntamente por ejemplo los “ moluscos”- obliga a ver las mismas formas en
vivientes morfológicamente muy diversos y a correlacionarlos selectivamente, por analogías o por
diferencias, a formas características de otras clases.

La aritmética elemental existe como pensamiento abstracto en relación y en contra punto a un


mundo en el cual existen objetos, gestos, eventos, fenómenos que parecen separables, estables,
repetibles, esquematizadles como equivalentes...; por tanto contables. La geometría elemental-
euclidea- topológica proyectiva... – existe como pensamiento abstracto en relación y en
contrapunto a un mundo en el cual un rayo de luz, un objeto que cae, una cuerda bien templada o
una bolita lanzada sobre un plano liso... proponen o imponen el esquema de “ segmento directo”...
en el cual los árboles y los recorridos se ramifican, y los recintos se cierran; en los cuales cada día
infinitas sombras se siguen y se deforman y así sucesivamente.

En esta actividad de imponer y reconocer formas, y de elaborarlas en modos vez por vez
adaptados a nuestros fines, se pueden distinguir esquemáticamente dos modalidades principales;
una primera de identificación directa de un conjunto de aspectos de la realidad con un esquema
formal ya construido a partir de situaciones semejantes; una segunda de posible analogía- o
isomorfismo- entre un esquema formal y una estructura de realidad extraña a las situaciones que
han dado originariamente lugar al esquema.

Así podemos identificar la “ forma de tríada” en “ tríada”- en todas las posibles modos de ser de
tres objetos establemente separados entre sí; reconocerla en tres personas cercanas; proyectarla,
por analogía, sobre un ritmo ternario, o sobre tres dimensiones del espacio. Así podemos
identificar la “ forma de recta” en una cuerda templada, reconocerlo en una esquina de un muro,
proyectarla por analogía a individuar el haz de rotación de una rueda o de la tierra. Así podemos
identificar en nuestro cuerpo la forma ( la configuración interna) que corresponde a un “ hacer
fuerza”, reconocerla por analogía en un resorte comprimido proyectarla por analogía sobre una
particular forma de interacción.

Consideremos de nuevo dos sistemas formales ( dos sistemas de formas recíprocamente


correlacionados por oportunas transformaciones) simples y culturalmente definidas desde mucho
tiempo; y el sistema de las formas de las figuras, deformables o proyectadles- geometría- Ambos
sistemas son profundamente radicales en nuestra organización y gestión, mental y operativa, del
mundo externo, mediadas de sus características más fundamentales ( conservación del objeto...
conservación de la distancia... conservación de la inclusión... podría decir Piaget) por otra parte es
evidente el nivel de sofisticación y complejidad que los caracteriza en cuanto sistemas formales
culturalmente definidos y que van bien más allá de cualquier tipo de evidencia fenomenológica
directa; más allá de cualquier tipo de “ construcción” espontánea en el desarrollo cognoscitivo
individual.

Es por esto importante subrayar que aritmética y geometría corresponden a las exigencias de
esquematizar, organizar y sistematizar cognoscitivamente los aspectos discretos y continuos de la
espacialidad y de las operaciones; espaciales; y que, por otra parte, si una estrategia de gestión
separada del discreto y del continuo se demuestra extremadamente eficaz a un nivel de
acercamiento elemental ( en la historia de la cultura, y en la del individuo), ella llega a ser luego
imposible al crecer la complejidad de los problemas y de las situaciones en las cuales estos
aspectos son de hecho profundamente entrelazados, continuo y discreto, número y geometría
corresponden en efecto a la formalización de aspectos diversos, pero correlacionados del ser en
el espacio; para darse cuenta basta repensar en la problemática de las medidas de longitud,
superficie y volumen, encontrando los motivos, los lugares privilegiados y los recorridos típicos del
entender de los niños; basta volver con la mente al “ escándalo” pitagórico de los números
irracionales, que pone en crisis una institución radicada de “ granularidad ideal” del espacio y de la
materia.

El “ teorema de Pitágoras “ se refiere a la equivalencia de la extensión de figuras construidas a


través de operaciones con regla y compás, y se demuestra a través de operaciones con regla y
compás: constituye un típico ejemplo de subsistema de relaciones formales puramente
geométricas. Pero si buscamos correlacionar al teorema de Pitágoras la regla para contar los
cuadrados equivalentes un cuadrado dado, Descubrimos que la equivalencia espacial entre los
cuadrados construidos sobre los lados del triángulo, siempre y de todos modos válida, no puede
siempre ser traducida en una relación entre números racionales. No se ha dicho, que siempre
haya un submúltiplo común a los tres lados del triángulo: y si se quiere continuar pensando en una
correspondencia entre espacio y números, es necesario “ inventar” los números irracionales.

9.2. LAS REPRESENTACIONES

No podemos, ahora, entrar en los detalles de las modalidades, de los significados, de los
problemas conexos al hecho de que toda nuestra actividad cognoscitiva y operativa está basada
sobre sistemas de representación de nosotros mismos, del mundo, de las relaciones recíprocas.
Siempre comunicamos con otros, y cooperamos con otros sobre el fondo de la realidad, a través
de representaciones de hechos y de eventos ( representaciones simbólicas, analógicas, verbales,
gráficas, numéricas, gestuales, cinematográficas...) y cada una de ellas, según sus propios
criterios, pone en evidencia aspectos parciales de la realidad misma.

En primer lugar, ya el simple proceso de representar aquello que “ se ve con los ojos” desde una
cierta posición, proyectándolo sobre un plano puede utilizar medios diversos: desde la fotografía
en negro o en colores, con los varios “ efectos” conexos a la intensidad y al tipo de luz, al tiempo
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de pose... hasta a todos los tipos de diseño y pintura...hasta el diseño geometrizado según los
esquemas definidos por la perspectiva o por la proyección ortogonal. Sin embargo cada medio
para representar objetos en el espacio impone a su
“ lector “ una doble necesidad. Por un lado le pide de adherir a la estructura formal y al soporte
material que caracterizan modalidades, intenciones y fines de la representación utilizada; por otro
le pide de operar una continua opción- imposición de significado, en correspondencia a lo que del
“ hecho” es representado, necesariamente diverso de lo que concretamente es percibido.
Cualquier representación implica en efecto proceso sistemáticos de decodifica/ decodifica,
esquematización/ interpretación proyección – reconstrucción, lectura sincrónica o diacrónica etc.
Quien produce la repsetancación y quien la utiliza deben entonces compartir criterios de
producción e interpretación culturalmente estabilizados: construidos a partir del conocimiento de
los hechos concretos como del dominio de instrumentos formales y técnicos, siempre en relación
al contexto y a la intencionalidad... Se puede así aprender a leer y a producir representaciones de
situaciones espaciales poniendo en relación un tipo de “ signo “ con un tipo de “ hecho “ real, y,
con un proceso de segundo orden, a utilizar relaciones entre relaciones, aquellas que conectan los
signos que representan y aquellos que conectan los hechos que suceden.

Por ejemplo, no es necesariamente obvio que en una cierta técnica de diseño aparezcan sobre la
hoja sólo ciertas líneas, correspondientes a ciertas características tridimensionales; ni que
contornos siempre más pequeños y siempre más en alto en la hoja correspondan a objetos
igualmente grandes pero siempre más lejanos; como no siempre es obvio ver en una fotografía
que las ruedas del tren... se encuentran.

Por otra parte como se aprende “ naturalmente” el significado del lenguaje hablado, se aprende
también el de la fotografía, y de los dosegnos; pero, sobre todo en paralelo a una multiplicidad de
lenguajes icónicos, se aprenden “ naturalmente” – por inmersión cultural – también las formas
fundamentales de los lenguajes simbólicos ( puede ser más fácil para la escritura de las palabras,
puede ser más difícil para la escritura musical: pero a veces no es sencillo ni siquiera para los
restos más comunes ). Y la investigación – imposición de significado puede implicar niveles de
abstracción muy diversos: desde la interpretación de los símbolos alfabéticos y numéricos ( de
cuantos modos se puede leer y escribir la “triada “ de una situación?) hasta a la reconstrucción
del significado complexivo de una historia diseñada, de un mapa de recorrido, de una cadena de “
pasajes “ matemáticos.

Aprendiendo a leer y escribir ( y un discurso análogo vale obviamente para los números), los niños
afrontan necesariamente también la complejidad de la organización espacial de la escritura; en
general, de la relación entre símbolos representados y espacio de representación. Además para
recordar los sonidos de los signos, es necesario entender la orientación y la conexión de las
letras, la horizontalidad secuencial de izquierda a derecha, el volver a empezar... hasta a los
significados “ sintácticos” de los espacios, o a aquellos “ semánticos” de los títulos o de los
números de las páginas. A su vez la discretización de los discursos en palabras o de las palabras
en fonemas, la representación simbólica de las secuencias temporales de fenemas de sus
relaciones en secuencias espaciales de letras, aquella de las pausas y de las inflexiones
significativas en símbolos de puntuación... todo eso que implica esfuerzo de abstracción y de
interpretación enormes; podrían, quizá, ser útilmente reforzados en otros contextos, también de
tipo más específicamente científico, asociándolos en forma significativa también a otros modos de
representar hechos de la realidad.

Al lado de las más comunes representaciones gráficas, simbólicas y figurativas, un segundo tipo
de esquematización representativa corresponde a los varios tipos de diseño geométrico – por
ejemplo a las “ figuras” de la geometría plana, euclídea o topológica. Así aquel triángulo rectángulo
diseñado “ staper “ un esquema común que sabemos reconocer en infinitos objetos triangulares
en relación de similitud con nuestra figura: aquella red de líneas “ staper “una red infinita de
recorridos potenciales sobre una superficie topologicamente equivalente a las líneas trazadas: etc.
Contemporáneamente, cualquier diseño geométrico plano ( euclídeo, proyectivo o topológico que
sea) pone en evidencia una duplicidad fundamental de interpretaciones posibles: la que lo lee
cono representación de propiedad sincrónica ( todos los puntos de una circunferencia son,
simultáneamente, equidistantes del centro) y la que privilegia las propiedades potenciales
diacrónicas ( todos los puntos que representan sobre el plano los puntos de una circunferencia
pueden ser construidos, en secuencia temporal, de la punta del compás que recorre la
circunferencia). En todo el discurso que sigue es importante tener presente esta duplicidad de
significado, ya bien presente a Euclides sobre el plano teórico ( las redes se conducen se
encuentran, se prolongan... los puntos se aplican a las redes, la perpendicular se levanta o cae...
los ángulos se forman y los triángulos se construyen... etc) es ya evidente, en la interacción
compleja entre visión, movimiento y pensamiento aún en los niños pequeños.

Un nivel todavía diverso de abstracción llega a ser sin embargo necesario cuando se quieren
representar sobre el plano elementos, relaciones entre elementos, estructuras de relaciones que
de por sí no tienen alguna característica espacial, pero encuentran en el espacio plano una pura
referencia analógica: o sea que son vistos e interpretados analógicamente en su complejo, como
formalmente isomorfos a elementos, relaciones, estructuras de relación de tipo geométrico.

Por ejemplo, algunas relaciones entre clases pueden ser representadas sobre un espacio plano
de diagramas de Venn, algunas de diagramas a árbol: pero pueden ser necesarios espacios a
más de dos dimensiones para representar con diagramas de Venn relaciones particulares, aún
simples entre clases. Y no todas las relaciones que se pueden
- 45 -
representar con diagramas de Venn se pueden representar con diagramas a árbol ( por ejemplo la
intersección entre subclases). La interpretación de la correspondencia que existe entre las
relaciones espaciales en los varios diagramas y las relaciones entre clases que los diagramas
representan parcialmente implica por tanto un sistemático cambio de significado del espacio, y por
tanto un cambio semántico del modo de entender las “ figuras” en él organizadas. Por otra parte,
si no se logra leer en la representación también el significado abstracto de su espacio de
referencia, puede llegar a ser luego puramente neumónico, y cognoscitivamente poco
constructivo, operar allí formalmente según reglas.

Por ejemplo muchos niños no comprenden bien las relaciones elementales entre conjuntos, ni
saben operar allí, también porque no se dan cuenta de que a las propiedades de extensión,
continuidad, conexión... del espacio geométrico no corresponde algún significado en el diagrama
de Venn: que por tanto, por ejemplo, la cercanía/lejania entre los elementos del conjunto, o de
cada elemento del “ confin” o del “centro”no representa ningún tipo de relación real.

9. 3 VARIABLES Y ESPACIO

Para representar las variadas y complejas características del mundo se utilizan y se inventan por
tanto modos múltiples, que cubren todos los niveles de la experiencia de vida- desde aquellos
comunes a todos, hasta a las actividades científicas especializadas. Aquí quisiéramos invitar a
reflexionar sobre cómo particulares aspectos de realidad y de conocimiento ( mirar por variables...)
han encontrado modos convencionales de representación espacial-numérica que caracterizan
ciencia y tecnología de la cultura en la cual vivimos; sugiriendo profundizar esta reflexión
ejemplificativa, y extenderla a los otros sistemas más comunes de representación formalizada.
Discutiremos por tanto brevemente la “ representación cartesiana de las relaciones entre
variables” como caso emblemático de construcción de espacios abstractos, y de
representaciones significativas sobre tales espacios: diciendo inmediatamente que a nuestro
modo de ver las dificultades principales conexas a este modo de ver y representar las relaciones
entre variables no son de tipo técnico- formal sino sobre todo semánticas. Para los adultos y para
los maestros que han adquirido un hábito al uso aún elemental del espacio abstracto no es en
efecto fácil darse cuenta de cómo eso sea verdaderamente abstracto, y de difícil razonamiento:
para los muchachos se trata de afrontar dificultades muy serias, que es bueno reconocer desde la
37

base de la formación cultural precisamente en cuanto encierran profundos problemas de


significado, e implican muchos sectores de conocimiento.

Por ejemplo, en la representación cartesiana de dos variables existen dificultades semánticas


conexas al hecho de que sólo “ moviéndose” en particulares direcciones sobre el plano se
representan cambios de los cuales se conocen los significados; y que los correspondientes
significados cambian al cambiar ls direcciones hacia las cuales se traslada. Asì veremos que en
gráfico del “flotamiento” ( cfr.fig 8) moviéndose hacia la derecha, con peso constante, crece el
volumen; moviéndose hacia lo alto, con volumen constante, crece el peso; moviéndose hacia lo
alto a derecha, con una cierta inclinación, crece la cantidad de un cierto material.

Por ejemplo, existen dificultades conexas al hecho de que es relativamente fácil entender que los
valores de variables diversas pueden ser representados por puntos sobre líneas diversas, las
relaciones entre variables- que a veces son interpretables como otras variables, y a veces no-
tienen necesidad precisamente de un plano ( o de un espacio abstracto con más dimensiones)
para ser en algún modo realizadas: más allá de una experiencia perceptiva que normalmente no
logra explicitar las relaciones entre variables directamente, a través de la experiencia de los
hechos y de los cambios.

9.3. UNA VARIABLE - UNA LINEA

Para comprender cómo las varias representaciones puedan imponer significados y cambios de
significados al espacio, comencemos a reflexionar cómo la variable “ longitud”, por ejemplo de un
pedazo de cuerda, pueda hacerse coincidir, o representar en escala, con la longitud de un pedazo
de una línea cualquiera. Los cambios de longitud de la cuerda son entonces representados por
cambios de longitud de un pedazo de la línea; la longitud de varias cuerdas son representadas por
la longitud de diversos segmentos, o viceversa, la longitud complexiva de dos pedazos de cuerda
es representada por la longitud complexiva de los dos segmentos de línea correspondientes; etc

Pero imponiendo un significado diverso al espacio de la representación, una línea puede otro tanto
representar bien una variable no espacial: el tiempo, el peso, la concentración.

A partir de la punta de una cuerda ( de una línea) se puede entonces representar una longitud con
un nudo ( con un punto) sistemado a una distancia de la punta ( del origen) de “ un palmo por
cada metro”, según una escala convencional; pero se puede también representar el peso de un
objeto con un nudo sistemado a una distancia de “ un palmo por cada kilo”; o la duración de un
fenómeno con un nudo sistemado a “ un palmo por cada minuto”.

Ya hemos dicho ( cfr capitulos 1 y 3 ) que por cada variable extensiva es posible una específica
operación de “ poner juntos” los sistemas en los cuales la variable se puede medir, en modo tal
que el valor de la variable referido al sistema complexivo sea igual a la suma de los valores
referidos a los sistemas particulares ( y se trata siempre, de sumas de números enteros). Así la
medida de las “ Sumas” de pesos sea igual a la suma de sus medidas: la medida de la “ suma “ de
segmentos de línea es igual a la suma de sus medidas; la medida de la “ suma” de intervalos de
tiempo es igual a la suma de sus medidas, etc; y no se trata de un trabalenguas, sino de una
adquisición cognoscitiva fundamental.

Es bueno con los niños, encaminar pronto un sistema de representación sirviéndose de cuerdas y
cintas... aunque los segmentos rígidos rectilíneos son a veces más cómodos. Porque por ejemplo,
doblando las cuerdas se puede en parte trabajar sin números: por simetría, repitiendo o
subdividiendo el valor que interesa, haciendo el doble, el triple, el cuádruple... la mitad, la tercera
parte, la cuarta parte, etc.

Se establece de este modo a través de la operación de medida, una correspondencia entre todos
los posibles valores de una variable extensiva, definida en un sistema o en un fenómeno, y todos
los posibles números enteros ( o racionales); por otra parte se sabe ya hacer corresponder tales
números a los puntos de una “ línea de números” no necesariamente recta, y su posición se
determina interpretando cada número resultado de una medida de la variable como valor de
distancia de un origen sobre la línea, en unidades apropiadas de longitud. Por esto la
representación del valor de una variable mediante una longitud definida implica siempre dos
operaciones distintas, lógicas e instrumentales; la medida de la variable a través del conteo de la
repetición de una unidad- patrón convencional de la conversión del número- medida en extensión
lineal, a través de una unidad convencional de longitud. En particular, cualquier operación de
medida da lugar a números positivos ( “ veces” por las cuales la unidad patrón es repetida); la
eventual representación de los resultados de medida sobre una línea de los números con valores
positivos y negativos corresponde siempre a una precisa semántica,
esto es, a una opción de interpretación del significado de la variable y del contexto en el cual se la
indivídua.

La doble correspondencia biunívoca entre variable continua número racional y espacio a una
dimensión no debe ser necesariamente establecida siguiendo antes una medida directa y
sucesivamente una “ espacialización “ del número. Por ejemplo es posible medir el tiempo
contando intervalos iguales sobre la base de un ritmo constante, y luego representando
espacialmente el número encontrado, pero – alternativamente- se puede hacer corresponder
directamente el continuo temporal al continuo espacial a través de una traslación – en este caso a
través de un movimiento a velocidad uniforme: interpretando luego numéricamente ( midiendo) el
recorrido que corresponde a un cierto intervalo de tiempo.

De las posiciones en el espacio de referencia y las relativas distancias angulares de las lancetas,
se puede leer la hora en un reloj de punteros aunque no se conozcan los números; no se puede
sobre un reloj digital, en el cual sin embargo se puede fácilmente ver la regularidad del ritmo del
correr del tiempo. Así es posible traducir directamente la continuidad de la temperatura variable en
el continuo espacial ( volumen, longitud) a través de la dilatación de un material ( sólido, líquido o
gaseoso) y por tanto, interpretando numéricamente ( midiendo) por ejemplo un cambio de longitud
, se puede hacer corresponder unívocamente un número a un cambio de temperatura ( cfr.
Cap.3 ). También en este caso la conversión de la variable en longitud se efectúa con dos pasajes
distintos: el mecanismo físico de traslación, y la lectura de la longitud en una escala convencional.

En definitiva, a través de oportunos mecanismos de medida traslación e interpretación es posible


tratar cualquier variable como si correspondiese unívocamente a una longitud; es posible, en otras
palabras, representar todos los valores de una variable cualquiera, y todas las relaciones entre
sus valores, mediante los puntos definidos de la longitud sobre una línea, y sus relaciones
geométricas o numéricas; simétricamente es posible atribuir significado de valor de variable al
resultado de cualquier medida de posición de un punto sobre la línea. Claramente se trata de un
doble proceso analógico: así profundamente arraigado en nuestras estrategias cognoscitivas de
ser fácilmente recuperable en las mismas estructuras semánticas y sintácticas del lenguaje
natural.

Por ejemplo, en todas las lenguas indoeuropeas encontramos una metáfora espacial sistemática a
la base de la conceptualización del tiempo; y los intervalos de tiempo son largos y cortos como las
distancias, y los instantes de tiempo son cercanos o lejanos
- 48 -
como los puntos... contemporáneamente a través de la mediación del movimiento y de la variable
continua que lo caracteriza, la velocidad, nos encontramos a menudo hablando del espacio en
términos de tiempo: las distancias vienen a ser entonces breves como las duraciones de sus
recorridos, y los lugares su suceden como los instantes necesarios para alcanzarlos.

9.4. LOS PROBLEMAS DE LA METÁFORA ESPACIAL


39

La metáfora espacial adaptada para representar cualquier variable continua es por un lado,
intuitiva y por el otro profundamente abstracta: no es nunca demasiado pronto para comenzar a
habituar a ello a los niños, no es nunca demasiado tarde para clarificar los significados.

En particular: a un sistema dado ( fenómeno, evento...), en una situación dada, corresponde un


valor de la variable escogida, y por tanto un número resultado de medida y un punto sobre la línea
que la representa. La posición del punto, y las relaciones entre puntos sobre la línea que
corresponden a relaciones entre valores de la variable, se definen a través de valores numéricos y
operaciones sobre números interpretados como distancias, o bien directamente ligados a la
variable por operaciones de traslación. SI el valor de la variable cambia en el tiempo en un
sistema dado, el punto que lo representa describe ( recorre) con continuidad la línea, con
velocidad proporcional a la rapidez del cambio. Alternativamente, los puntos sobre la línea pueden
representar diversos sistemas y situaciones, y su relativa distancia corresponde entonces a su
diferencia desde el punto de vista de la variable considerada ( dos sistemas con el mismo valor “
son” el mismo punto). El doble criterio de correspondencia variable- número y un número- punto
debe en fin, mantenerse invariable en las operaciones que lo explicitan ( sistema de unidad y
modalidad de medida para la variable; origen sobre la línea, unidad de longitud, e “
inextensibilidad” de la línea misma...) si se quiere que la variable sea estable y unívocamente
representada; por otra parte es a este nivel que se hace indispensable a la coherencia semántica (
a la interpretación de los significados) asociar a cada número el
“ nombre” de la variable que ese número está representando.

A un nivel más abstracto, importante sin embargo para enderezar las estrategias de aprendizaje,
se pueden hacer otras observaciones.
- La correspondencia entre variable extensiva, número racional y distancia sobre una línea está en
definitiva basada sobre el isomorfismo ( correspondencia entre formas) de las operaciones del “
poner juntos” del “ confrontar por diferencias”, del “ repetir” y del “ subdividir” un cierto número de
veces... uniformemente válidas en todos los tres casos: isomorfismo que es necesario aprender a
ver y dominar explícitamente, si se quiere que este tipo de representación formal adquiera
significado.
-Los números que necesariamente son evocados por la gestión del significado de “veces” en las
operaciones de multiplicación y división, y por tanto en la operación de medida, son en primer
lugar los números enteros, pero también, casi automáticamente, los números racionales.
Cualquier valor medido de la variable puede ser en efecto descrito por un número entero ( con
unidades bastante pequeñas); pero la oportunidad de su descripción con números racionales
( fracciones, o decimales...) en correspondencia a unidades “ “cómodas” lleva de hecho a la
necesidad de adquirir precozmente dominio cognoscitivo operativo de las fracciones, al menos en
sus aspectos de significado ( si no de técnica operativa).

- Una vez definida una “ escala” para una variable intensiva, también ella puede ser representada
sobre una línea con gramática y sintaxis análogas, pero con semántica siempre diferente respecto
a una variable extensiva ( cfr.Capitulo 3 ) Mientras para muchas variables extensivas la opción “
natural “ del sistema de representación lleva a valores exclusivamente positivos ( y entonces “
cero quiere decir jo ser” como dicen los niños, ) para muchas variables intensivas se usan
comúnmente valores sea positivos se negativos, respecto a un “ cero” ordinariamente asumido en
correspondencia, o en proximidad de un implícito valor convencionalmente “ normal” de la
variable.

- Una variable puede tener valores grandes o pequeños ( más grandes o más pequeños que...,
muy grandes o muy pequeños...) en correspondencia a un estado del sistema al cual se refiere: y
hay de ordinario dos palabras, dos adjetivos para indicar dos modos contrapuestos de ser ( se
dice, refiriéndose en general al valor de la variable, grande- pequeño; especificándola mejor se
dice largo- corto, frió- caliente, pesado-liviano, bello- feo, etc...) Sin embargo la variable puede
también cambiar en el tiempo en correspondencia a transformaciones del sistema mismo: y hay
todavía dos palabras diversas, dos verbos para describir las dos posibilidades. Se dice
refiriéndose en general al valor de la variable, aumentar- disminuir; especificándola en particular
se dice alargar/acortar, calentar/ enfriar, fastidiar / aleviar, y todo cambio puede verificarse más o
menos rápidamente, o más o menos lentamente. Cuando una variable cambia rápidamente es a
su vez descrita, por otra variable como veremos. Estados y cambios de una variable son,
obviamente conectados entre sí; si una variable está creciendo, dentro de poco sus valores serán
más grandes que aquellos actuales; si una variable en el sistema A ahora es muy grande, pero
disminuye muy rápido, antes o después llegará a ser más pequeña que la variable en el sistema
B, que ahora es más pequeño respecto al sistema A, pero que disminuye más lentamente... Por
otra parte el lenguaje natural desde tiempo inmemorial ha escogido la estrategia representativa de
indicar con palabras contrapuestas sea parejas de estados recíprocamente ordenados por una
misma variable sea sus dos “ direcciones de cambio”, modulándolos con oportunos adjetivos: y el
uso lingüístico común, de ordinario interpretado por el contexto al cual se refiere, puede permitirse
aquellas múltiples ambigüedades que ponen en crisis mucho tiempo, en muchos niños la
organización cognoscitiva “ por variables” de los hechos y de los cambios.

Se puede en efecto alejar poco quedando mucho más lejos de quien se aleja mucho quedando
más cerca... como se puede resfriar por horas sintiéndose ( todavía) más caliente que quien se ha
calentado continuamente por el mismo tiempo... y así sucesivamente.

Se trata por tanto de enderezar el desarrollo de una dinámica cognoscitiva en la cual el


crecimiento y el ajuste natural del conocimiento sobre hechos, sobre palabras sobre el obrar en
las cosas interfiere profundamente con las reglas a menudo ambiguas del lenguaje y de la cultura
adulta. Se puede comenzar con reconocer la dificultad del problema, y a ayudar a los niños a
reconocerlo desde el inicio: afrontándolo con claridad y sencillez, a través de explicaciones y
representaciones basadas sobre la experiencia habitual, antes de llegar a aprender sin entender
las reglas de la sustracción con los
- 50 -
números negativos, o del “ menos por menos igual más”. Todavía una vez, una gradual capacidad
de representar variables particulares a lo largo de una línea y de verbalizar las correspondientes
relaciones ( primero según el orden, luego según la medida) parece el instrumento más eficaz
para hacer claridad, y construir claridad.

9. 6. DOS VARIABLES – DOS LINEAS

Dos variables diversas- o bien la misma variable medida en dos sistemas diversos- deben ser
representados sobre dos líneas diversas: y así sucesivamente, para cuantas variables se quiera.
Cada valor de cada variable es entonces representado por un número – desde un punto; y la
necesaria, recíproca coherencia de los valores de una misma variable es representada por su “
permanecer” al interno de la línea que la representa. Así con muchas “cuerdas” diversas, por
ejemplo por color, y cada número-medida debe ser acompañado por el “nombre” de la variable de
su unidad de medida, y del sistema de unidad sobre la línea en la cual se quiera representarlo.
Sólo así se puede hacer el nudo en el punto justo de la cuerda justa, o sea encontrar en el
“espacio abstracto” de la variable escogida, el “punto” que corresponde a su medida. Por otra
parte la eficacia cognoscitiva fundamental de una estrategia por variables no es solamente aquella
de poder ejecutar confrontaciones ( diacrónicas y sincrónicas) y ejecutar cambios a través de
medidas de una dada variable, pero todavía más aquella de poder establecer relaciones entre
variables diversas. Y para hacerlo sirven ante todo reglas de correspondencia: criterios estables
para definir cómo una de las variables debe ser asociada a la otra.

Se puede poner en relación la longitud ( d) del lado de un cuadrado con la longitud ( p ) de su


perímetro, o con el área ( a ) de su superficie; se puede poner en relación la temperatura ( t ) de la
olla con el instante (t ) en el cual se la mide; se puede poner en relación el peso ( p ) y la distancia
( D) sobre el mismo brazo necesario para mantener en equilibrio una tablita, con una situación fija
sobre el otro brazo; etc.
41

Una vez asociado cada valor de variable a un número, la correspondencia biunívoca entre
variables podrá ser representada sólo por la única correspondencia biunívoca existente entre
números, la igualdad; y se expresan precisamente a través del álgebra aquellas relaciones de
igualdad entre valores de variables diversas que deben ser siempre válidas si se mantienen las
reglas según las cuales los valores mismos son determinados.

Para cada cuadro de lado d:

P = 4x d; a= d x d

Para cada círculo de radio d:

P = 2x π x d ; a = π x d x d

Durante el primer calentamiento de la olla:

T1 - T1 = R X ( t 2 - t1 )

Moviendo el peso sobre el mismo brazo:

P=XD=M

Para cada cantidad del mismo material:

P=pxv

En el momento en el cual se representan relaciones entre variables a través de igualdades entre


los números que indican sus valores, se introducen casi siempre parámetros: o sea nuevos
números, que permanecen idénticos para determinar el verificarse de la igualdad para una clase
entera o familia de situaciones en algún modo homogéneas entre sí, pero que cambian si la clase
cambia. Desde otro punto de vista los parámetros son, ellos mismos verdaderas y propias
variables: capaces de caracterizar, a través de sus valores, precisamente la clase de situaciones a
las cuales nos referimos. A veces los parámetros intervienen con valores intrínsicamente
discretos, como por ejemplo aquellos que caracterizan la relación de igualdad entre el cuadrado
del radio del círculo circunscrito y superficie de un polígono regular ( a cada tipo de polígono “ su “
parámetro: a partir de 1,30 para el triángulo equilátero, 2,00 para el cuadrado, 2,38 para el
pentágono, hasta a 3.14 para el circulo). A veces los parámetros tienen por el contrario valores
intrínsicamente continuos: como el peso específico (p) de un material dado, que permite leer a
través de una relación de igualdad peso y volumen; como el valor de la rapidez de calentamiento
® correspondiente a un cierto fuego, a una cierta olla, a una cierta cantidad de agua; o como el
valor de (M) correspondiente a una configuración dada sobre un brazo de la tablilla.

Es importante recordar bien que los parámetros pueden ser, a su vez, “ complejos”; representados
por ejemplo por el producto o por el producto o por la relación de varios términos. Así el parámetro
que liga longitud del lado y área de la superficie del cuadrado es igual a 1 sólo si se miden las
longitudes en centímetros y las áreas en centímetros cuadrados; de otro modo depende de los
criterios de medida. Así el peso específico es 1 para el agua sólo en las unidades convencionales,
y en general depende del material pero también de las unidades escogidas para medir pesos y
volúmenes; así el parámetro ( k) que determina la eficacia de un cierto fuego depende a su vez de
diversas contribuciones.
( Significados todavía más complejos adquieren luego los parámetros que deben garantizar la
homogeneidad dimensional y la correcta dependencia funcional de muchas leyes físicas).
Cuál es la relación entre las respectivas representaciones espaciales podrá corresponder a la
igualdad algebraica que describe sintéticamente una relación entre dos variables? Las respuestas
posibles no son ni univocas ni obvias. En la figura 1, por ejemplo, se reportan
( aproximativamente) las configuraciones que pueden asumir las “ líneas” que representan las
medidas de lado y superficie del cuadrado, de peso y distancia sobre el mismo brazo de la tablilla
( manteniendo constante la situación sobre el otro brazo), de peso y de volumen para el mismo
material vidrio. Si se decide representar la correspondencia entre las líneas haciéndolas coincidir
por los valores enteros de una de las dos variables ( obviamente, se necesitaría imaginarse “
cuerdas” sobre las cuales los puntos de correspondencia podrían ser hechos cuando se quiere).

9. 7 . PUNTO, LINEA, SUPERFICIE

La vía para proceder pasa a través de una profunda intuición- relativamente moderna,
prácticamente coincidente con el inicio de la “ revolución científica” del 600- que define juntamente
un modo característico de organizar el espacio geométrico, un modo característico de servirse
para representar las relaciones entre variables, y un modo para interpretar, a través de estas
relaciones, características de la estructura y del funcionamiento de los sistemas naturales y
artificiales.

Afrontamos primero el aspecto geométrico. Sobre una línea se puede hacer corresponder “ un
punto” a cada número racional, y viceversa ( dada una unidad y un origen); sobre una superficie
se puede hacer corresponder un punto a cada pareja de números tomados de dos conjuntos ( a) y
( b) y viceversa siempre que se haya dado un “ sistema de coordinadas”, y este es el pasaje
crucial.

Sobre la base de una gran variedad de relaciones métricas, topológicas, de simetría, somos
conducidos a decir que espacios” lineales superficiales, voluminosos, tienen respectivamente una,
dos, tres “ dimensiones “ ( no existen espacios con dimensión ¾ ...) El enlace profundo e
ineliminable entre el continuo espacial y el discreto numérico aparece así en toda su complejidad:
también desde el momento que se está en grado de hacer corresponder biunivocamente cada
punto del espacio a dos dimensiones, y viceversa, poniendo en crisis, con esta operación,
imágenes intuitivas y radicadas de “continuidad”, de “infinito espacial”, de “infinito numérico”.

Sobre un plano se diseñan entonces dos rectas, no necesariamente perpendiculares, una por las
longitudes que representan los “números a”, una por las longitudes que representan los “ números
b”. Dada una pareja de números positivos o negativos ( a, b,), se encuentran los dos puntos
correspondientes ( A, B ) sobre las respectivas redes, asumiendo como origen la intersección de
las redes mismas. De cada uno de tales untos se manda la paralela a la otra recta: habrá un punto
de encuentro, p, que corresponde a la pareja de números ( a,b) y que por tanto los representa, y
es representado biunivocamente.

Si luego los números ( a,b) representan dos valores correlativos de dos variables a y b en un
sistema, el punto p representa la situación de correlación de la cual los valores han tenido origen
( cfr. Fig. 2 a).

Cuando las redes son perpendiculares, se habla de “ representación cartesiana”. No es necesario,


para las representaciones espaciales, que las unidades de medida sobre las dos redes ( sobre
dos ejes) sean idénticas; si no lo son se tendrán “deformaciones” ( como en fig. 2b. Obviamente si
se trata de representar variables intrínsecamente diversas ( tiempos y temperaturas... longitudes y
áreas... ) no tiene mucho sentido hablar de “ unidad de medidas iguales”: los valores medidos
como sea corresponden a longitudes que tienen significado sólo en relación a la variable que
representan.

Para entender mejor sea las cosas que se hacen, sea las representaciones que se dan, es
43

importante con confrontar entre sí modos diversos de hacerlas y representarlas; si los sistemas de
coordenadas a más de una dimensión deben llegar a ser cognoscitivamente útiles, ( Fig 1 – a )
1
Lado del cuadrado ( en cm ) y área del cuadrado ( en cm ) . En la representación 1 cm – 1cm. Es
importante darse cuenta de su” peculiaridad”, además que de su versatilidad.

Representando sobre un plano una relación entre variables, se pueden hacer corresponder por
ejemplo “ un kilo” a cada centímetro, o bien un “ hecto” a cada centímetro; y podemos darnos
cuenta de que contemporáneamente, sobre el mismo plano pero sobre otro eje, se hacer
corresponder “ un día” a cada centímetro.

Sobre un mismo plano- soporte, se pueden usar en alternativa diversos sistemas de coordenadas:
por ejemplo se pueden organizar direcciones y distancias en coordenadas polares, y confrontar
esta organización espacial con la cartesiana; y se pueden representar en coordenadas polares
también variables no espaciales.

Sobre una esfera, el sistema de coordenadas puede ser definido, en el modo expuesto, a través
de latitud y longitud: o sea midiendo oportunos ángulos, positivos y negativos, en oportunas
unidades. Pero es importante reflexionar y hacer reflexionar, sobre las características de la
superficie organizada según este criterio. Por ejemplo se puede mirar qué cosa sucede si se
buscan puntos con las mismas latitudes y longitudes sobre dos esferas de radio diverso, y luego
se mide la distancia a lo largo de la superficie esférica; o bien qué cosa sucede si se representa
sobre un plano cartesiano, con “ ejes “ de latitud y longitud el globo terráqueo entero... ( cfr. 2c ).
Por otra parte, sobre una esfera hay dos vías “ más cortas” para ir de una punta a la otra, una
permaneciendo sobre la superficie esférica, otra saliendo de ella: y sobre un plano hay una sola.
Sobre una esfera sólo los triángulos “ pequeñisimos” tienen suma de los ángulos internos igual o
cerca de 180º grados y, si rectángulos satisfacen aproximadamente el teorema de Pitágoras... y si
sucesivamente

En el espacio geométrico a dos dimensiones, sobre un plano, por ejemplo, un punto representa un
puesto: para individuarlo, hemos visto, se necesitan dos números – dos puestos en dos espacios
unidimensionales de referencia.
En el espacio plano una línea continua puede ser interpretada de varios modos:
Por ejemplo como conjunto de los puntos infinitos que gozan de una cierta propiedad: y para
individuarla se debe conocer la propiedad, es el parámetro numérico que la caracteriza; si la
propiedad de los puntos es la de ser equidistantes de un centro, la línea es un círculo ( arco? ) y el
parámetro indica la distancia del centro; si la propiedad es de ser equidistante de un eje, la línea
es una recta paralela al eje, y el parámetro indica la distancia...) Por ejemplo como recorrido, o
sea como secuencia de las infinitas posiciones de un punto que se mueve en el plano en modo
definido y controlado ( el círculo como recorrido de la punta del compás, o la escritura sobre la
hoja como recorrido de la punta del lápiz). Por ejemplo, como confín o sea como conjunto de
puntos que separan una superficie “ interna” de una “externa”, si la línea es cerrada; o como
discontinuidad, o sea como con fin rodeadle, si es abierta; y así sucesivamente.

Pero cualquiera sea su interpretación, una línea tiene una forma: es una forma; da una forma a las
partes de espacio que define o encierra. Qué cosa quiere decir” forma” lineal, sobre plano? Un
modo definido de estar los puntos en relación recíproca: un modo general de estar “ a lo largo de
una línea”; un modo específico, idéntico para todas las

infinitas formas iguales de línea que pueden ser reproducidas en diversas posiciones, con
diversas orientaciones y con diversos parámetros, sobre el plano; un modo característico de líneas
particulares, que determina propiedades particulares ( así cada recta puede “ correr” sobre sí
misma, en un cierto modo: cada círculo puede “ correr” sobre si misma, de otro modo: cada espiral
logarítmica “ se dirige” sobre si misma de un cierto modo; cada curva simétrica se “ vuelca” sobre
si misma de un cierto modo...)
Sin entrar en un análisis particularizado, podemos ahora decir que una relación entre dos
variables puede ser representada matemáticamente de dos modos diversos, en línea de principio
equivalentes. Por un lado, a través de una relación algebraica explica un valor genérico de una
variable ( x), se cumplen sobre tal número determinadas operaciones que permiten recavar un
valor de la otra variable ( y ).

Por ejemplo: y = 3x + 1; y = 1x 1/x + 19; y = log x; etc. ( y la inversión de una relación


algebraica puede crear problemas). Por otra parte, si las variables x y y son representadas por
puntos sobre ejes cartesianos x y, y la relación entre x y de una línea sobre plano, por cada x es
posible determinar la y correspondiente trazando desde x la paralela al eje y y de su punto de
encuentro con la línea la paralela al eje x ( cfr.fig.3). También la inversión de la operación de
correspondencia geométrica puede crear problemas).

De este modo se puede decir que la relación algebraica y = 3 + 5 es a su vez representada sobre
el plano por una recta; o que la recta, o sea la relación explicitada geométricamente, es
representada por su “ ecuación” algebraica. En general sin embargo, si a cada “ formula”
algebraica sabemos hacer corresponder una línea ( un rasgo de línea) sobre un plano geométrico
o abstracto, es mucho más problemática la operación inversa; sólo por líneas particulares
sabemos en efecto construir representaciones explícitas en forma de “ funciones” más o menos
complejas.

Sirven experiencias para aprender a “ ver” que una misma relación algebraica caracteriza cada
punto de una línea: por ejemplo aquellas de determinar sobre el plano muchos puntos que
representan formas algebraicas elementales, uniéndolas luego con las relativas líneas; o aquellas
de recobrar sobre los ejes de referencia las coordenadas de puntos pertenecientes a líneas ya
trazadas, explorando las relaciones numéricas.

La correspondencia entre “ funciones” ( relaciones entre variables) y “ líneas” del plano está
salpicada de complejos e interesantes problemas que aquí no es el caso de afrontar. De todos
modos la continuidad de los valores de partida y aquella que caracteriza la operación de
construcción algebraica del número sea aquella de construcción geométrica del punto hace más
plausible una hipótesis general: el conjunto de todas las parejas de números ligados por la misma
relación algebraica describe con continuidad todos los puntos de una línea; todos los puntos de
una línea continua tienen coordenadas que son ligadas entre si por una misma relación funcional,
explicita o menos.

Si por tanto, una línea en el espacio geométrico representa al mismo tiempo un lugar, un recorrido
y una relación, analógicamente una línea sobre el plano abstracto de las variables ( x,y)
representa su relación, diversamente interpretable. ( Por ejemplo, como condición de un conjunto
de estados, o como condición de transformaciones). Lías
- 55 -
semejantes representan entonces relaciones semejantes; y se puede generalizar el espacio
abstracto de las relaciones entre variables la idea base de líneas como representación de la forma
característica de una relación.

En la figura 4 están indicadas con líneas continuas, sobre un plano cartesiano, las relaciones entre
variables que en la figura 1 tenían representaciones completamente diversas. Puede ser
importante hacer notar a los muchachos que, también cuando se trata con relaciones entre
variables puramente espaciales- longitud, superficie- las formas que representan las relaciones
mismas sobre el plano cartesiano no tienen nada de semejante a las formas a las cuales las
diversas variables originariamente se refieren: la forma que describe la relación entre área y lado
del cuadrado no tiene nada que hacer con la forma del cuadrado.
45

9. 8. EL ESPACIO GEOMÉTRICO

Cuál es la semántica del “ espacio abstracto”? cuáles con, las reglas base de interpretación que
permiten dar significado a puntos, líneas y superficies, entendidas como elementos a través de los
cuales se construye la representación de las relaciones entre las variables consideradas? Cuál es
la gramática, y la sintaxis, del espacio abstracto? Cuáles son las reglas – base de operación que
permiten elaborar, transformar, correlacionar las formas de relación entre variables, cuando son
espacialmente ( o algebraicamente) representada?

Como siempre, gramática, sintaxis y semántica están profundamente en entrelazadas. Y


precisamente porque nos servimos de las estructuras y de las características del espacio
geométrico para dar forma e interpretación a las relaciones entre variables, es necesario un
dominio- al menos inicial- de las propiedades del espacio mismo ( y del álgebra). Probemos aquí a
nombrar algunas: no tanto para sugerir itinerarios didácticos, cuanto para subrayar la enorme
trascendencia conceptual de muchas adquisiciones que los niños pueden alcanzar aún
precozmente, y que de todos modos hacen parte de los “ programas” de la escuela de base.

Comenzando por tanto, a discutir en términos puramente espaciales, la referencia a las


estructuras base de la geometría euclídea es inevitable.

Con tres puntos fijados sobre el plano se “ hace” ( casi siempre) un triángulo; con tres segmentos
móviles sobre el plano se “ hace” ( casi siempre) un triángulo. Un triángulo es la figura plana más
sencilla dotada de forma: o sea que se pueda reconocer otra, infinitas otras, que tengan
precisamente la misma forma, y posición y extensión diversa.

Se pueden considerar como “ semejantes entre sí” algunos triángulos cuando en ellos se
reconoce, aún al ojo, una misma forma ( y la capacidad discriminación perceptiva puede ser muy
alta, aún en los niños muy pequeños). Se puede ver entonces que ellos satisfacen “ extrañas”
propiedades: que ponen en evidencia las bases estructurales de la geometría euclídea pero que,
al mismo tiempo, son una consecuencia. Algunas de estas propiedades aparecen como más
inmediatamente “ geométricas” ( cfr. Figura 5ª, 5bm,5c); otras, por el contrario, se prestan más
fácilmente a ser interpretadas no sólo en términos de relaciones espaciales, sino también en
términos de relaciones entre números ( enteros

- 56 -
o racionales). Por ejemplo ( cfr figura 5d): si se subdivide cualquier lado de un triángulo en n
partes iguales ( y entonces el número n expresa la” medida” del lado en términos de la unidad
escogida) y se mandan las paralelas a los otros dos lados, se ve que cada uno de ellos queda
dividido, a su vez en n partes iguales ( y el mismo número n expresa la medida de cada lado, en
unidades siempre diversas): mientras el triángulo entero resulta dividido en n triángulos iguales, o
2
semejantes a él Fig 4 . Por lo cual n representa la medida de la superficie tomando un triangulito
semejante al triángulo originario como unidad de medida. Este comportamiento que caracteriza no
sólo los triángulos sino también otras figuras elementales, define la estructura misma del plano
euclídeo, y está de algún modo a la base de algunas de las más fundamentales reglas de
correspondencia entre números y espacios.

Por cuanto apenas se ha dicho, por ejemplo, en dos triángulos semejantes T Y t’ lados
( a, b, c ) y ( a’, b’, c’ ) las medidas de la longitud de dos lados homólogos estarán entre ellos en
proporción, y obviamente la proporcionalidad implica siempre a todos tres lados
( cfr. Figura 6).

A: A’ = B: B’ = C: C’ cost k ( número racional o entero).

Análogamente, ( cualquiera ) proporción entre números enteros ( o racionales) podrá ser siempre
representada a través de una relación entre los lados correspondientes para una ( cualquiera ) “
familia” de triángulos semejantes. El valor de la “ constante de proporcionalidad” k definen cuándo
dos triángulos de la misma familia son el uno más grande que el otro; en particular la medida de
cualquier longitud definida en el triángulo T
“ exacta” o “ graduada” por un factor K en el triángulo T, y la medida de cualquier superficie de un
2
factor K

Si ahora se “ entrecruzan “ las relaciones según las reglas de las proporciones, siguiéndolas entre
las medidas de los lados al interno de cada triángulo y confrontándolos con las relaciones
análogas de un triángulo semejante, se constata que, obviamente, la proporción entre números es
siempre satisfecha. Si embargo su interpretación geométrica cambia profundamente:

A: B = A’ : B’ = H 1 : A : C’ = H 2

B:C = B’ : C’ = H 2

En este caso, las relaciones entre las medidas de los lados no dicen nada más sobre
“ cambio de escala” mediando ( en efecto los triángulos T y T’ son semejantes, o sea
indistinguibles si se miran sin confrontación externa): por el contrario los tres números
( H 1 H 2 H 3 ) caracterizan la familia entera de triángulos semejantes entre si ( ninguna otra familia
tiene la misma forma. Se podría decir que los tres números H representan con un punto en un “
espacio abstracto tridimensional, las “ coordenadas” de la forma misma.) En definitiva se ve que
siguiendo sobre la proporción una transformación que no altera la validez del punto de vista
numérico, se cambia por el contrario el significado espacial: es precisamente ésta la raíz
matemática del cambio de significado físico ( ya notado a
- 57 -
propósito de flotamiento, equilibrio, calentamiento) cuando se pasa de proporciones “
homogéneas” entre tamaños ( que establecen relaciones entre lados homólogos de triángulos
semejantes), a proporciones “ no homogéneas “ ( que ligan relaciones entre lados diversos de un
mismo triángulo).

Una segunda estructura fundamental de relación espacial – numérica, añadida a la similitud-


proporcionalidad, es aquella expresada por el “ teorema de Pitágoras”, que se refiere a los
triángulos rectángulos. Este es el motivo que impulsa a escoger, normalmente, un sistema de
coordenadas cartesianas con ejes entre si ortogonales: en este caso en efecto ( cfr figura 7) las
coordenadas de un punto definen, al mismo tiempo, su distancia del origen( a través del teorema
de Pitágoras) y la inclinación de la recta que lo une con el origen ( a través de la relación
homogénea, entre las coordenadas mismas).

La inclinación de una recta pasando por el origen de las coordenadas calculada como relación
entre las coordenadas y x de cada uno de sus puntos, puede variar de cero a infinito, o de cero a
menos- infinito, poco a poco que el ángulo que ella hace con el eje horizontal”, varía de cero a 90º,
o de cero a – 90º ( cfr.Figura 7 ). Nótese que la inclinación vale 1, o sea al 100% - ciento hacia lo
alto para cada ciento en horizontal – cuando el ángulo vale 45 grados y las escalas sobre la
abscisa y ordenada son iguales. Nótese todavía el uso sistemático de palabras correlativas a las
referencias perceptivas fundamentales – horizontal y vertical... inclinación... – para organizar
cognoscitivamente un punto cartesiano, eventualmente “ abstracto”; o sea con significados no
espaciales de las variables. Aunque todo esto puede parecer banal es esencial darse cuenta de
los lugares en los cuales el uso lingüístico corriente, el técnico o disciplinar y la comprensión
formal de los muchachos entran fácilmente en conflicto.

Hasta ahora, hemos considerado relaciones entre números y espacio confrontando “figuras”
aisladas ( triángulos semejantes, por ejemplo) en el momento en el cual se organiza y se
47

estructura el plano euclídeo entero según sistemas de coordenadas diversas, las mismas
deformaciones ligan coherente y uniformemente, todas las figuras y relaciones posibles que allí
toman forma, en cuanto el cambio del sistema de referencia de forma con las mismas reglas cada
configuración sobre el plano. ( cfr. Fig 2).

Por ejemplo, si se define un nuevo sistema de referencia alterando las dos unidades de medida
sobre los ejes de un factor K para las longitudes de un factor k cualquier punto definirá con sus
2
coordenadas triángulos semejantes “ graduados” de un factor k para la longitud y de un factor k
para las superficies respecto al sistema precedente. Del mismo modo cualquier figura del plano
2
tendrá las medidas lineales alternadas de k, u las de superficie de k .

Esta es la razón de fondo por la cual considerar “ un espacio a dos dimensiones “ no es


equivalente a considerar “ dos espacios a una dimensión”. Es verdad que podemos pensar
siempre de “ estirar” las dos cuerdas- con nudos equidistantes- que representan los espacios
unidimensionales y considerarlos como dos ejes rígidos; y podemos también disponerlos sobre un
plano, con los orígenes coincidentes y un ángulo relativo de 90º: es muy cierto que así, sea como
sea, cada pareja de puntos sobre dos ejes ( dos coordenadas) corresponde a un punto ( dos
coordenada) sobre el plano. Pero aquello que la estructura del plano rígido sustancialmente añade
al significado de dos hilos flexibles es
-58 -
precisamente la coherencia de la totalidad del espacio bidimensional; es la totalidad infinita de las
figuras que ello potencialmente comprende que, de la organización del espacio según el sistema
de coordenadas, resulta solidariamente- rígidamente, estructuralmente- organizada ( y si el
soporte bidimensional a las dos coordenadas no fuese plano, sino por ejemplo esférico, todo
cambiaría...).

9.9. EL ESPACIO ABSTRACTO

a)El flotamiento
Probemos a representar sobre un espacio abstracto los datos recavados de una experiencia de
flotamiento: el peso de pequeños objetos, todos más livianos que un kilo, medidos con una
balanza de cocina, y sus volúmenes medidos con el método del desplazamiento del agua en un
recipiente graduado. Comencemos entonces a construir un “ plano cartesiano” sobre cuyos ejes
reportamos pesos ( medidos por ejemplo en gramos ) y volumen ( medidos por ejemplo en
centímetros cúbicos ), con unidades de representación adaptada a organizar el conjunto de los
datos que tenemos a disposición. Se tratará propiamente, en esta caso, de organizar “ un cuarto”
del plan ( 1): en efecto las dos variables que se van a representar, ambas extensivas, tienen
claramente sentido sólo para valores positivos ( cfr. Fig.8).

Cada punto del plano representa una situación descrita por un peso y un volumen: representa por
eso esquemáticamente un objeto, definido e identificado solamente en base a su peso y a su
volumen ( en realidad por tanto, un mismo punto puede representar infinitos objetos). En el caso
de que se tenga que trabajar con un material fluido y continuo, como el agua o la arena, un punto
representa una determinada cantidad de material. Por ejemplo en la figura 8 el punto A representa
un vaso de agua ( sin el vaso), el punto B un tornillo con tuerca, el punto C un par de pinzas, el
punto D un cubo de madera, el punto E un recipiente vació con la tapa cerrada.

Cada línea del plano representa un conjunto de situaciones, ligadas entre sí por un criterio
representado por la línea misma. Por ejemplo todos los puntos del segmento que conjuga B con C
– antes, todos los puntos de la recta que pasa por B y C, y por el origen- representan objetos de
hierro, todos los posibles objetos de hierro del mundo. En efecto los cos triángulos rectángulos
individuados por B y por C ( y los individuos por cada uno de los puntos de la recta) son
semejantes entre sí ( cfr. Fig 8 ) y la proporción homogénea dice que:
PB PC = VB VC

Como sabemos que debe ser para los objetos del mismo material ( cfr. Capítulo 4 ), por el cual
peso y volumen cambian en proporción; mientras la proporción no homogénea dice que:
permitiéndonos encontrar el peso específico del hierro, individuado por la pendiente de la “ recta
de todos los hierros”. Análogamente conjugando A con el origen O tendremos la recta O A, que
representa todas las posibles cantidades de agua, y a través de OD aquella que caracteriza un
cierto tipo de madera. En definitiva, todas las rectas que pasan por el origen representan, cada
una, todos los posibles objetos para cada uno de los infinitos materiales posibles, y, para cada
material, la inclinación de la recta representa el peso específico. ( Estas rectas deben pasar todas
por el origen: para cualquier material a peso cero corresponde volumen cero). Por esto las redes
que representan diversos materiales resultan recíprocamente ordenadas, en sentido antihorario:
para saber si un material flota sobre otro ( si tiene peso específico menor) basta controlar si su
recta tiene pendiente menor; todos los objetos que van a fondo en el alcohol y flotan sobre el agua
como nuestro recipiente E ) están representados por puntos en la zona entretejida en la figura 8; y
así sucesivamente.

Conjugando B con D, se obtiene por el contrario un segmento cuya interpretación no es realmente


obvia: o sea, no es obvio, el criterio con el cual pueden ser considerados en relación entre si los
objetos representados por puntos alineados entre B y D; y nos parece, por ahora que un
segmento de este tipo “ no tenga significado “, también si desde el punto de vista de la
representación espacial es un segmento precisamente como cualquier otro.

Volvamos, ahora, al recipiente vacío ( E) y supongamos que lo llenamos gradualmente, de arena


cerrando bien la tapa a cada paletada.( “ vacío” para nosotros quiere decir “ lleno de aire”, y
hemos decidido considerar el aire como prácticamente no pesado” en el ámbito de este discurso).
Los puntos representativos de las diversas situaciones se dispondrán con continuidad a indicar
que el volumen complexivo permanece constante, y el peso aumenta poco en la medida que se
desea: el rellenarse del recipiente será descrito por un segmento “ vertical” ( o sea paralelo al eje
de los pesos) que se prolongará hasta el punto E`que corresponde al recipiente lleno de arena. ( si
lo hubiésemos rellenado de harina, habríamos llegado hasta el punto E’’; si lo hubimos llenado de
mercurio, habríamos llegado hasta E’’’... y así sucesivamente). El punto en el cual el segmento
EE`cruza la “ recta del agua” indivídua entonces la situación en la cual el recipiente se hunde
( casi lleno de harina... con poca arena... casi vacío de mercurio...; antes del punto de
intersección, la situación complexiva del tarrito es siempre de flotación).

Sabremos dar significado a un segmento horizontal? Ciertamente sí: por ejemplo recordando la
experiencia del baloncito desinflado sumergido en el agua y hecho pesado con los tornillos, que se
infla gradualmente con un pitillo ( cfr.capitulo 4 – y todavía E el “ aliento no pesa”!) Entonces el
punto G podría representar la nueva situación inicial ( sin aire el peso específico de baloncito y
tornillos es poco inferior al del hierro, y el volumen total es muy pequeño); y el punto H una
situación correspondiente al mínimo peso específico compexivo por el cual baloncito inflado y
tuercas quedan en el fondo.
De nuevo, como en el caso del recipiente, el segmento GH puede representar alternativamente la
transformación gradual del volumen de una situación a peso constante, o una familia de
situaciones, ligadas ( ora) entre sí por el hecho de tener el mismo peso ( en vez que el mismo
volumen, como en el caso del recipiente); de nuevo, la intersección de esta recta con la del
“material agua” corresponde a la condición de flotamiento sobre el agua, como la intersección con
la del material alcohol corresponde a la condición de flotamiento sobre el alcohol. De manera
análoga podremos interpretar cada una de las “redes de los materiales”, además que como “
conjunto de todos los objetos de aquel material”, como descripción de una transformación en la
cual la calidad del material es constante, y la cantidad es variable: en la cual, esto es, volumen y
peso aumentan en proporción.
49

La interpretación según una semántica definida, por ejemplo la de peso- volumen, de las
estructuras geométricas del plano abstracto puede dar origen a una infinidad de problemas, y
desarrollar estrategias cognoscitivas fundamentales.

Por ejemplo: el “ problema de Arquímedes” ( será de oro puro la corona del Rey?) se resuelve
midiendo peso y volumen de un objeto seguramente de oro y confrontando el peso específico de
éste con el recavado determinando peso y volumen del objeto que quizá es de oro: pero es
también después de haber entendido por qué todos los objetos de un mismo material se alinean
sobre el plano que nos convence a fondo, y establemente del significado del “ peso específico”.

Por ejemplo: con muchachos de escuela media ha sucedido de discutir animadamente sobre un
problema “ abstracto”: en el plano cartesiano de las variables V Y P, el teorema de Pitágoras” vale
o no vale”? Es claro que una vez definido un plano como un soporte espacial concreto para la
representación, sobre aquel soporte, y con unidades espaciales homogéneas ( por ejemplo los
cuadritos en la figura 8) el teorema de Pitágoras ciertamente vale: la distancia entre b y c es de
seguro representada por:

2 2
C=a +b

( cfr. Figura 8) Por otra parte, si traducimos el teorema de Pitágoras en términos de variable- peso
y variable- volumen, somos conducidos a calcular un número ( la operación aritmética es
obviamente siempre posible) al cual no sabemos atribuir un significado físico.

W=
( PC − PC ) 2 +
(VC − VC ) 2

“ y qué es la cosa?” se preguntan los muchachos; “ no es ni peso, ni volumen...” “ cierto, no tiene


sentido poner juntos pesos cuadrados y volúmenes cuadrados...” “ si es casi en vertical es casi un
peso... si es casi horizontal es casi un volumen...”

No tiene sentido, en efecto, y de nuevo se está de frente al problema, general y profundo, que en
el uso de los espacios abstractos sólo una parte de las reglas gramaticales y sintácticas propias
de las operaciones en el espacio geométrico tienen una traducción semánticamente plausible ( las
reglas de las proporciones si...: el teorema de Pitágoras no... a menos de no considerar el
número- distancia sobre el plano ( P. V) como cualitativamente indicativo de mayor o menor
diferencia entre situaciones). Y también si es siempre posible hacer operaciones con los números,
sólo en las multiplicaciones y divisiones tiene sentido mezclar números que tienen nombres
diversos- que representan variables diversas- y definir casi nuevas variables: el teorema de
Pitágoras vale por eso sólo en un espacio geométrico, o en un espacio homogéneo- en cuyos
nombres de las variables estén las mismas dos dimensiones ( por ejemplo longitud) y sean los
mismos por tanto también sus nombres cuadrados ( por ejemplo longitud al cuadrado).

b) pero, volumen y peso específico


Hemos visto, discutiendo el flotamiento, que el peso específico p, es, a su vez, una variable
representada, sobre el plano ( p, v). De la pendiente de las “ redes de material”. Obviamente es
posible mirar los hechos desde el punto de vista de un espacio abstracto construido a partir de
una diferente opción de variables: por ejemplo, p, y v Qué sucede?

Todavía un punto representa un objeto- de un cierto material, con un cierto volumen ( cfr. Figura 9)
Todavía, una línea ( vertical” ( paralela al eje “ p”) representa objetos que tienen todos volumen
igual. Ahora bien, una línea” horizontal” ( paralela al eje v) representa objetos del mismo material,
y la tira de plano entretejida- comprendida entre las rectas del alcohol y del agua, corresponde a
todos los objetos que flotan sobre el agua y se hunden en alcohol: o sea aquellos que en el plano
abstracto ( p, v) eran representantes de un sector.

Cómo estarán dispuesto, ahora, todos los objetos que, con volumen y peso específico cualquiera,
tienen el mismo peso? Evidentemente de manera que el producto p, x v permanezca constante,
igual al valor del peso escogido. Por otra parte, interpretada desde el punto de vista del espacio
geométrico la condición p, x v = constante individual, a través del valor del producto, todos los
rectángulos que, al variar sus lados p 5 e v, tienen una misma área. En la figura 9 hemos trazado
tres líneas: cada una de ellas representa, aproximadamente, todos los puntos relativos a objetos
con un mismo valor de peso constante, y con volumen y peso específico cualquiera.. Hipérbolas, y
se acercan siempre más a los ejes en la medida que el peso o el peso o el peso específico
disminuye.

Cómo es que en el espacio ( p,v) no habíamos encontrado nada semejante? Calcular el producto
p x v para cada objeto, y alinear todos los objetos con p x v = constante a lo largo de una línea,
que tendría la forma de hipérbole sobre el plano ( p, v). Pero no conocemos ninguna propiedad
específica que tales objetos tengan en común; no existe, en otras palabras, ningún significado
físico para una variable compleja p x v, cualquiera sea la forma que las líneas p x v = constante
tomen en los diversos espacios representativos. Análogamente, no existe significado físico para la
variable p 5 : v, y por tanto no tiene sentido considerar redes que pasan por el origen en el espacio
abstracto (p 5 , v ); etc.

Puede ser interesante utilizar con los muchachos, alternativamente, cada uno de los espacios
abstractos ( p, v ), ( p 5 , p ). Las representaciones que se obtienen son equivalentes desde el
punto de vista formal, mientras se ponen de acuerdo en modo muy diferente con la “ intuición” que
comúnmente se tiene sobre los fenómenos de flotación. Se diría que el espacio ( p, v ) sea el más
“ natural”, en realidad cada uno de los tres espacios puede ser más cómodo para un determinado
fin, o sea para poner en evidencia relaciones de un cierto tipo, dándoles una forma simple y
coherente. Por ejemplo el espacio ( p 5 ,p), en el cual las redes que pasan por el origen
representan objetos y situaciones de volumen constante, puede convenir para individuar
rápidamente las relaciones recíprocas entre objetos de determinados materiales con diferentes
pesos específicos, pero no para poner en evidencia los correspondientes volúmenes.

No es fácil moverse con soltura entre uno y otro de estos espacios, ni siquiera para un adulto:
sería sin embargo, importante entender qué se puede hacer, y que cosa significa hacerlo, dada
también la gran generalidad de la situación formal que así se aprende a controlar. Tenemos, por
ejemplo, ya insinuada el hecho de que el entrelace cognoscitivo fundamental entre espacio,
tiempo y velocidad se puede organizar gradualmente de manera formalmente “ isomorfa” a
aquello a aquello entre peso volumen y peso específico. En el caso espacio- temporal v = s: t
define una velocidad media; pero también

p 5 = p; v define un peso específico medio, y a las complicaciones de la “ velocidad instante por


instante “ corresponden aquellas- todavía mayores- del “ peso específico punto por punto”.

c) EL EQUILIBRIO

También las reglas para el equilibrio de la tablilla pueden ser fácilmente representadas sobre un
plano abstracto ( P, D ). En este caso la variable compleja significativa es el momento M = P x D,
sobre cada brazo; así todas las situaciones son peso x distancia = constante sobre un brazo A,
que corresponde a equilibrios con una situación definida sobre el brazo B, son descritas por la
hipérbole P A x D A = M, ( cfr. Figura 10 a). Si se hace variar con continuidad el valor de M sobre el
51

brazo B, para cada valor de M existe sobre el brazo A una familia de situaciones descritas por una
misma hipérbole: y la totalidad de estas hipérboles “ cubre” con continuidad el plano ( P, D) al
variar de M.

No a todos los puntos de la hipérbole se pueden hacer corresponder experimentalmente


situaciones de equilibrio. Habrá siempre una distancia máxima D” que corresponde a las
dimensiones del brazo de la tablilla y eventualmente un peso máximo utilizable P”.

Si luego los pesos son discretos, múltiplos enteros de un peso mínimo, sólo ciertas distancias
serán posibles para el equilibrio ( cfr. Figura 10c); si pesos y distancias son entre ambos discretos,
y el valor B, sólo en situaciones muy particulares será posible obtener un equilibrio trabajando
sobre el brazo A.( Es importante poder ver también la trascripción formal de las configuraciones
que son experimentalmente irrealizables.)

Si sobre ambos brazos de la tablilla hay situaciones obtenidas con la misma discretización de
pesos y distancias, se pueden obtener sobre B, sólo ciertos valores de M, que pueden ser
reproducidos- si no por otra cosa por simetría- sobre el brazo sobre el cual se trabaja. En la figura
10 d son reportadas por ejemplo las situaciones por M = 36 Y M = 7, en unidades arbitrarias de
peso y distancia discretos.

También para las representaciones formales de los equilibrios sobre la tablilla es posible utilizar
espacios abstractos diversos: ( P , M) o ( D, M). Además que ( P. d) ; y valen consideraciones
análogas y aquellas enunciadas para los espacios ( P. V. P 5 ). Por otra parte es posible también
representar sobre un plano abstracto lo que sucede escogiendo variar dos de las cuatro variables
cualquiera ( P A , D A , P’ B , D B ) que determinan el equilibrio complexivo, manteniendo constante,
según los casos, el producto o el reporte de las otras dos. Además a

P A x D A = constante M B =( P B x D B )

Se puede representar así:

P A : D B = constante ( = P B : D A )

P A : P B = constante ( D B : D A )

9. 10 SI ESTA DE POR MEDIO EL TIEMPO

Los espacios abstractos intuitivamente más sencillos, los primeros que se suelen presentar en la
escuela, son probablemente aquellos en los cuales una de las dos variables es el tiempo; las que
muestran, como algo cambia en función del tiempo que pasa.

Si se mueve más o menos rápidamente la mano hacia lo alto cuando “ algo” crece más o menos
rápidamente, hacia abajo cuando disminuye; si se la tiene firme cuando nada cambia... se
construye en manera análogamente natural, el “ gráfico” cualitativo de “algo que está cambiando”;
el volumen de un sonido, la frecuencia de un ritmo, el hambre que se siente durante las horas del
día, la longitud de una sombra de la mañana a la tarde. Y se puede tener una representación
gráfica del cambio si en correspondencia al crecer y al disminuir de algo se levanta o se baja la
mano haciendo correr un marcador sobre un tablero, obteniendo una línea vertical más o menos
gruesa. Si, mientras diseñamos alguien hace correr uniformemente una hoja bajo la punta del
marcador.... o si nosotros mismos diseñamos el cambio cambiando de lugar gradualmente
también en dirección horizontal, obtenemos un trazo diverso correlacionado al cambio que
estamos representando y a su marcha en el tiempo. Las analogías espaciales adaptadas para
representar el cambio pueden ser infinitas: por ejemplo se puede cambiar de lugar a pasos
regulares en una cierta dirección opuesta para el disminuir...: las huellas de los pasos
corresponden en el espacio a aquello que ha sucedido en el tiempo.

Si cada mañana se desprende un pedazo de estrella fugaz larga como la altura de una plantita de
lentejas y se atan sobre una hoja todos los pedazos, uno sobre el otro en vertical, a partir de una
base común a intervalos regulares... la línea que enlaza los extremos superiores de los pedazos
de estrella fugaz representa el gráfico del crecimiento de la planta de lentejas en función del
tiempo. ( Figura 10 –a )

Sobre un plano ( w , t ) – ( variable tiempo) – cada punto representa el más sencillo, esquemático,
evento que se puede imaginar: el hecho de que a un dado instante, la variable individuada en un
sistema dado tiene un cierto valor. ( por ejemplo, puntos sobre el plano( T, t) pueden representar
esquemáticamente todas las situaciones en las cuales se encuentra la olla mientras se calienta, o
mientras hierve. Cfr. Las figuras del capitulo 8) cada trazo de línea representa entonces una
secuencia de eventos- una transformación- en la cual la variable escogida pasa en continuidad de
un valor u otro; empleando un intervalo de tiempo, para variar un poco, empleando un tiempo
pequeñisimo para variar de poquísimo.

Transformaciones. Comenzando por segmentos de rectas “ horizontales” ( o sea paralelas al eje


del tiempo) que representan aquellos particulares tipos de transformaciones en los cuales la
variable no cambia, o sea resta constantemente el tiempo que pasa ( el tiempo, se sabe, “ pasa”
continuamente, en modo uniforme, y no vuelve nunca atrás: pero cómo es de complicado
aprender a representar los hechos dándose cuenta de los significados!) Comenzando por los
segmentos de redes “ verticales “( o sea paralelas al eje de la variable) que representan aquellas
transformaciones que aparecen “ prácticamente de golpe”, instantáneamente ( pero nunca será
posible que algo cambie en el tiempo cero?) pero nunca será posible que algo permanezca en el
tiempo perfectamente constante?).

Consideremos ahora cualquier transformación, en general representada por una línea por
(ejemplo la línea L en la figura 11ª) que liga un valor inicial de la variable a uno final a través de
una infinidad de valores intermedios: a paridad de situaciones iniciales y finales ( los puntos 1 y 1’
en la figura 11ª) pueden ser infinitas transformaciones, de formas diversas, que de todos modos
ligan el valor w relevado al instante t).

Ahora bien, si se escoge un modo de mirar “ integral” no se está interesado en las modalidades de
la transformación, sino sólo a su resultado: ha habido un cambio complexivo de la variable W = W
, - W, ( que puede ser positivo o negativo, según que w sea aumentada a disminuida) en un
intervalo total de tiempo t = t – t ( siempre positivo). Desde este punto de vista podemos, también
intuitivamente, definir como rapidez integral del cambio, o rapidez media, la relación R/F = W/T. Se
encuentra así un número tanto más grande cuanto mayor ha sido el cambio, y tanto más grande
cuanto menor ha sido el tiempo en el cual éste se ha verificado. Si miramos en la figura 11b,
vemos que la “ rapidez integral” corresponde a la inclinación de la recta que coincide 1 con F, esta
recta puede ser también una recta imaginaria, o sea no representar la verdadera transformación
de la variable; representa sin embargo la transformación que llevaría de 1 a F con “ rapidez de
cambio constante”.

Con esto hemos pasado ya al punto de vista “ diferencial”: en torno a cada punto representativo de
una transformación ( cfr. Fig. 11c) es posible calcular la rapidez de variación, en correspondencia
a un “ particularismo” cambio de t y de w ( en la práctica aproximando la línea a una parte; o más
exactamente, pero más laboriosamente, calculando la inclinación de la tangente a la curva, punto
por punto). La rapidez diferencial de variación, entonces, es una nueva variable, que podremos
llamar R, definida a su vez por cada valor del tiempo, y que a su vez por cada valor del tiempo, y
que a su vez puede ser representada, en un espacio ( R, t ) como “ función del tiempo”. Esa
función puede ser positiva o negativa, hasta el infinito, por variaciones muy bruscas; casi cero por
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variaciones muy lentas, ( si la transformación es representada por una recta, R coincide con la “
rapidez integral” ) La variable R corresponde por tanto, intuitiva y perceptivamente, a la rapidez
local de la curva L interpretada geométricamente, y no es otra cosa que la velocidad instantánea
de la transformación. En particular R puede representar una situación de movimiento largo como
una línea si la variable w representa la coordinada de posición en el espacio ( no el espacio
recorrido complexivamente desde el inicio del movimiento).

Los cambios de rapidez geométrica de una curva son también perceptivamente significativos:
mirando L es fácil darse cuenta de que antes la rapidez ® es negativa ( la variable disminuye ), en
un punto es cero ( en torno a t m la variable no cambia, tiene un mínimo de valor w m ) , luego es
positiva y crece, luego queda prácticamente constante por un trecho ( entre t, y t h L es casi una
recta), luego disminuye, después es de nuevo cero ( en torno a t M la variable no cambia, tiene un
máximo de valor w M ), luego llega a ser de nuevo negativa hasta a F. Sin embargo los valores de
R = w/t no corresponde a los recavadles ( como relación entre longitudes) de la representación
gráfica; para lo específico significado por esta variable ellos deben ser calculados a partir de los
valores de w y t, teniendo cuenta de las respectivas “ escalas” de representación.

Para darse cuenta de este tipo de problemas puede ser útil recorrer críticamente los pasos que
ligan los gráficos tiempo. Temperatura y tiempo- volumen del capítulo 7 a la determinación de los
parámetros relativos parámetros y relaciones en forma numérica.

Si ahora tornamos a analizar cualquiera de los gráficos de ebullición de la olla ( cfr, capitulo 7), y
las discusiones que se han hecho, nos posemos dar cuenta de que la variable rapidez diferencial
de variaciones ( en este caso, por ejemplo, R – la rapidez de la variación de la temperatura, o k –
la rapidez de rotación del contador del Enel), es de fundamental importancia en todas las
situaciones de cambio. En particular, si la rapidez de variación d w es constante ( o sea si los
cambios de la variable son proporcionales a los intervalos de tiempo, o sea si el trecho de curva
representativa de w en función del tiempo es rectilíneo) se está en presencia de una situación de
cambio estacionario de w, a la cual podemos eventualmente hacer corresponder una situación de
equilibrio estacionario.

En la figura 12 hemos reportado, en función del tiempo, las dos variables T ( temperatura de la olla
) y v ( volumen del agua en la olla) en dos pruebas con diversos valores de F
( flujo de combustible o intensidad del fuego), para poner en evidencia los equilibrios estacionarios
respectivamente cuando v es constante ( calentamiento lineal) y cuando T es constante
( ebullición).

9.10. ENTRECRUCES ENTRE VARIABLES

Discutiendo un espacio abstracto genérico de dos variables- por ejemplo P y V – hemos notado
que algunas líneas pueden ser interpretadas como transformaciones: por ejemplo, un segmento
AB de recta que no pasa por el origen y tiene inclinación 7,8 puede representar un agregado
progresivo de material- hierro a un sistema ( A) originariamente constituido de material- corcho
( cfr. Fig 13 a). Que se trate de una transformación es evidente: el “ estado” del sistema
complexivo cambia; pero por otra parte, el tiempo no aparece explícitamente en el espacio
abstracto considerado.

La información que nos da el segmento AB sobre el plano ( P, V) es que en el pasar de A a B ha


sido complexivamente, añadido siempre y sólo hierro: sin embargo el cambio podría haber
sucedido rápidamente o lentamente, gradualmente o a saltos, añadiendo uniformemente o
añadiendo y quitando alternativamente. Nada de aquello que aparece representado por el
segmento AB sobre el plano ( P, V ) nos lo puede indicar. Por otra parte, queriendo explicitar la
información relativa al cambio temporal de las dos variables, serían necesarios dos gráficos, en un
plano ( v, t ) y en un plano ( p, t): y entonces, cualquiera duese la forma temporal de la
transformación de A y B, los dos grávicos deberían tener procesos siempre rigurosamente
proporcionales, o sea representados por figuras con la misma forma ( aparte la unidad de medida
y de representación, cfr figura 13c)

Estas observaciones, apenas esbozadas, podrían ser el inicio de una nuefa y más profundizada
reflexión sobre los significados y los limites de una estrategia para mirar, representar y formalizar
basada sobre las variables y sobre sus relaciones: en la realidad, en efecto muchas variables
varían siempre contemporáneamente y en manera correlacionada. Con representaciones en
espacios a dos dimensiones podemos poner en evidencia las formas de relación entre dos
variables a la vez: y sea una descripción que muestra cómo cada una sea diversa respecto a una
de referencia ( oir ejemplo respecto al tiempo), sea una descripción que muestra todos los
cambios recíprocos ( por tanto excluyendo el tiempo) si ampliamente inadecuadas para dar una
idea completa de aquello que de hecho sucede. ( También si se miran una media docena de
gráficos que muestran el proceso temporal de diversas variables implicadas en el mismo
fenómeno, es bien difícil- sin una larga experiencia- lograr imaginarse la marcha del fenómeno
mismo en su complejidad).

Es posible, y culturalmente muy importante, utilizar el análisis geométrico y algebraico de las más
simples relaciones entre variables, en los más simples espacios abstractos, para darse cuenta
( para aprender) gradualmente que de este modo diversos aspectos de realidad pueden ser re-
construidos parcialmente, y recíprocamente integrados en interpretaciones complexivas, para dar
lugar a representaciones esquemáticas siempre más satisfactorias. Pero para que esto puede
suceder, es necesario desarrollar y guiar a la recíproca coherencia una multiplicidad de estrategias
cognoscitivas: desde la capacidad de” lectura perceptiva” de las varias representaciones en sus
formas particulares y de conjunto, al dominio de sus diversas semánticas; desde la variedad de
experiencias “ traducidas” en representación numérica y gráfica, o “ guiar” desde la
representación, a la capacidad de asociar establemente regularidad de formas representativas a
regularidad de comportamientos ( a las “ reglas” del mundo). El progresivo control del formalismo,
y el enriquecimiento de los significados que a la representación en el espacio abstracto se saben
asociar ( aspectos de estado/ trasformación, de dependencia/ correlación, de cambio diferencial/
integral... etc) por tanto sin embargo también a la conciencia de que – por cuanto elaborada y
sofisticada- una estrategia “ por variables” no es nunca suficiente, ella sola, para reconstruir
significativamente los hechos, y siempre se encuentra necesariamente enlazada a otras
estrategias ( por clases, por sistemas, por causalidad...), a su vez adaptadas para especificar
procedimientos de formalización y representación.

Y el mensaje cognoscitivo más importante, y cultural, que puede emerger a través de las
dificultades, las ambigüedades y los límites de los procesos de formalización es quizá aquel de
que, - entender se puede: pero siempre en parte, y poco a la vez; con satisfacción pero también
con fatiga; y sobre todo, con paciencia.

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