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"El Papel Interdependiente De La Educación Y La Salud En El Desarrollo Humano

Sostenible"

Presentado Por:
Junior Andrés López Moreno

Álvaro Javier Burbano


(Docente)

Escuela Superior De Administración Pública


Programa Profesional
Administración Pública Territorial
Asignatura: teoría y enfoque de desarrollo
Abril 23 de 2024

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Educación, Salud y Desarrollo Sostenible: Forjando un Futuro Equitativo

En la intersección entre educación y salud, se forja el fundamento del bienestar humano y


el avance sostenible. Esta simbiosis es mucho más que una simple conexión; es el motor
que impulsa el desarrollo individual y colectivo. La educación no solo nutre el intelecto,
sino que también depende intrínsecamente de la salud para florecer plenamente. Del
mismo modo, la salud, al estar arraigada en el conocimiento y los hábitos adquiridos a
través de la educación, se convierte en un catalizador esencial para el progreso. En esta
interacción entre educación y salud, la promoción de un bienestar integral y el acceso
equitativo a servicios de calidad se perfilan como pilares esenciales para edificar una
sociedad más justa y equitativa.

En este ensayo, abordaremos la relevancia fundamental de la educación y la salud en el


impulso del desarrollo humano sostenible, resaltando su estrecha vinculación y su
impacto determinante en el bienestar individual y comunitario. Al examinar la
interconexión entre ambos ámbitos, analizaremos cómo la promoción de la salud dentro
de los entornos educativos y el acceso equitativo a servicios de calidad no solo elevan la
calidad de vida, sino que también consolidan los cimientos para una sociedad más
resistente, equitativa y sólida.

Según plantea Unesco (2007), El desarrollo sostenible es el paradigma general de las


Naciones Unidas. El concepto de desarrollo sostenible fue descrito por el Informe de la
Comisión Bruntland de 1987 como “el desarrollo que satisface las necesidades actuales
sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias
necesidades”. La sostenibilidad es un paradigma para pensar en un futuro en el cual las
consideraciones ambientales, sociales y económicas se equilibran en la búsqueda del
desarrollo y de una mejor calidad de vida. Estos tres ámbitos –la sociedad, el medio
ambiente y la economía están entrelazados. Por ejemplo, una sociedad próspera depende
de un medio ambiente sano que provea de alimentos y recursos, agua potable y aire
limpio a sus ciudadanos.

Tal como plantean Álvarez, López, Sáenz (2008), Los objetivos para el desarrollo
sostenible marcan la necesidad de una educación para el desarrollo sostenible que logre
mantener la salud planetaria. Así, las instituciones de educación superior que forman a
profesionales sanitarios deberían considerar la integración de competencias para
promover la salud planetaria. Las competencias para lograr la salud planetaria incluyen
los desplazamientos debidos al cambio climático, las poblaciones vulnerables como
niños, ancianos o los más pobres, la seguridad del agua y alimentaria, la carga de
enfermedades infecciosas, las catástrofes como inundaciones o temperaturas extremas,
los contaminantes aéreos, o los efectos en la salud mental. De esta forma, la educación
para el desarrollo sostenible pretende dotar y capacitar al alumnado con los
conocimientos, las habilidades y las actitudes para que pueda ser eficaz en la resolución
de los retos de la salud planetaria, como son la interdependencia de los ecosistemas y la
salud humana, incluyendo los efectos del cambio ambiental en la salud, así como el

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impacto del sector sanitario y su dependencia del medio ambiente. Algunas universidades
europeas ya han empezado a sostenibilizar la formación de profesionales sanitarios,
siendo ejemplos de los pasos necesarios a seguir.

El concepto de desarrollo sostenible se destaca como un paradigma crucial para las


Naciones Unidas y la sociedad en general, definiéndose como el desarrollo que satisface
las necesidades actuales sin comprometer las de las futuras generaciones. Este enfoque
implica equilibrar consideraciones ambientales, sociales y económicas para mejorar la
calidad de vida. Por ejemplo, una sociedad próspera depende de un medio ambiente
saludable que provea recursos esenciales como alimentos, agua y aire limpio.

Por otro lado, se enfatiza la necesidad de una educación para el desarrollo sostenible que
aborde la salud planetaria. Esto implica integrar competencias en la formación de
profesionales de la salud para abordar desafíos como el cambio climático, la seguridad
alimentaria y del agua, y la gestión de desastres naturales. Se argumenta que esta
educación debe capacitar a los alumnos con conocimientos, habilidades y actitudes para
resolver estos desafíos, reconociendo la interdependencia entre los ecosistemas y la salud
humana. Se destaca, además, la importancia de sostenibilizar la formación de
profesionales de la salud como un paso hacia un futuro más saludable y sostenible.

Según Unesco (2023), el vínculo entre la educación, la salud y el bienestar es evidente.


La educación desarrolla las competencias, los valores y los comportamientos que
permiten que los educandos lleven una vida sana y plena, tomen decisiones informadas y
establezcan relaciones positivas con quienes les rodean. Una salud deficiente puede tener
un efecto nocivo en la asistencia a la escuela y sus rendimientos académicos.

La relación intrínseca entre la educación, la salud y el bienestar es de vital importancia y


se manifiesta en múltiples dimensiones. La educación no solo proporciona conocimientos
académicos, sino que también juega un papel fundamental en el desarrollo integral de los
individuos. A través de la educación, se fomenta el desarrollo de habilidades cognitivas,
sociales y emocionales que son esenciales para llevar una vida plena y satisfactoria.
Además, la educación inculca valores como el respeto, la tolerancia y la responsabilidad,
que son fundamentales para establecer relaciones positivas con los demás y contribuir al
bienestar colectivo.

Por otro lado, la salud de los individuos está estrechamente vinculada a su capacidad para
acceder a una educación de calidad. La falta de acceso a servicios de salud adecuados
puede resultar en enfermedades crónicas o condiciones de salud precarias que impactan
directamente en la capacidad de los estudiantes para asistir regularmente a la escuela y
participar activamente en el proceso educativo. Además, las condiciones de salud
deficientes pueden afectar negativamente el rendimiento académico, ya sea debido a
ausencias frecuentes por enfermedad o a dificultades para concentrarse y aprender debido
a dolencias físicas o mentales no tratadas.

En resumen, la integración de la educación y la promoción de la salud es esencial para


garantizar un desarrollo integral y un bienestar óptimo en la población estudiantil. Estas

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dos áreas no solo se complementan entre sí, sino que también se refuerzan mutuamente,
creando un ciclo virtuoso en el que la educación y la salud se convierten en pilares
fundamentales para el crecimiento personal y el progreso social. Es por eso que hoy en
día, tal como plantea Horacio Ferreyra (2012), en el marco de una educación auténtica,
las humanidades no son solo una expresión de la experiencia humana, que se transmite de
generación en generación, sino que constituyen una oportunidad para transformar la
realidad y transformarse a partir de procesos de comprensión inteligente, compromiso
ético y construcción situada en torno a la mejora de lo humano. Las humanidades no
están ahí como piezas de museo o muestrario de las bellezas del pasado, sino que
motorizan nuevas búsquedas y transformaciones en lo personal y social.

Asimismo, es crucial reconocer que la interconexión entre la educación, la salud y el


bienestar trasciende los límites individuales y se extiende a la comunidad y la sociedad en
su conjunto. Una población bien educada y saludable no solo experimenta beneficios a
nivel personal, sino que también contribuye de manera significativa al desarrollo
económico y social de su entorno. Los individuos con acceso a una educación de calidad
y servicios de salud adecuados tienen más probabilidades de participar activamente en la
vida social, económica y política de su comunidad, lo que contribuye a la construcción de
una sociedad más equitativa, inclusiva y próspera.

Además, la inversión en programas que promuevan la educación y la salud no solo


mejora la calidad de vida de los individuos, sino que también fortalece los cimientos de
una comunidad resiliente y dinámica. La educación y la salud son elementos clave para el
desarrollo humano sostenible, ya que proporcionan a las personas las herramientas y los
recursos necesarios para enfrentar los desafíos del mundo moderno y contribuir
activamente al progreso de la sociedad. En este sentido, la promoción de entornos
educativos saludables y el acceso equitativo a servicios de atención médica son aspectos
esenciales para garantizar un futuro sostenible y próspero para todas las generaciones,
sentando las bases para el crecimiento y el desarrollo continuo de las comunidades en
todo el mundo.

Aunque Sowell (2010) reconoce que el excesivo énfasis en la igualdad de resultados


puede tener consecuencias negativas, como la reducción de los estándares y la falta de
incentivos para la excelencia, él argumenta a favor de un enfoque más centrado en la
libertad individual y la responsabilidad personal. Desde su perspectiva, este enfoque
podría generar mejores resultados en términos de educación y salud.

Sin embargo, es importante reconocer que la postura de Sowell puede no captar


completamente el impacto positivo que la educación y la salud pueden tener en el
desarrollo sostenible. Aunque reconoce su importancia, difiere en cuanto a la manera en
que se promueven y gestionan estos aspectos, especialmente en lo que respecta a la
intervención gubernamental y las políticas de igualdad.

Al analizar la crítica de Sowell hacia la tesis que sostiene la importancia de la educación


y la salud en el desarrollo sostenible, es crucial considerar que su enfoque se centra
principalmente en el ámbito político. Esto implica que su análisis puede no abarcar todas

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las dimensiones relevantes del desarrollo humano sostenible. Relying únicamente en las
ideas de Sowell para argumentar en contra de la importancia de la educación y la salud en
este contexto podría resultar en una visión parcial y limitada del tema.

Para finalizar, Podemos decir que la intersección entre educación y salud emerge como
un pilar fundamental para el bienestar humano y el progreso sostenible. Esta asociación
va más allá de una mera conexión; representa el motor que impulsa tanto el avance
individual como el colectivo. La educación, lejos de ser solo un medio para el desarrollo
intelectual, depende intrínsecamente de una base saludable para su pleno florecimiento.
De manera similar, la salud, arraigada en el conocimiento y los hábitos adquiridos a
través de la educación, se convierte en un elemento crucial para el progreso general. En
este diálogo entre educación y salud, se vislumbra la promoción de un bienestar integral y
un acceso equitativo a servicios de calidad como los pilares esenciales para construir una
sociedad más justa y equitativa.

La visión de Sowell (2010) aporta una perspectiva crítica al debate, argumentando que un
enfoque excesivamente centrado en la igualdad de resultados podría socavar los
estándares y desincentivar la excelencia, debilitando así la calidad de la educación y los
servicios de salud. Desde su punto de vista, abogar por una mayor libertad individual y
responsabilidad personal podría conducir a mejores resultados en términos de educación
y salud. Sin embargo, esta postura podría subestimar el papel crucial que desempeñan la
educación y la salud en la creación de sociedades más resilientes y prósperas.

Es esencial reconocer que la integración de la educación y la salud no solo beneficia a los


individuos, sino que también fortalece las bases de comunidades y sociedades enteras.
Una población bien educada y saludable no solo experimenta mejoras en su calidad de
vida, sino que también impulsa el desarrollo social y económico de manera significativa.
La inversión en programas que promuevan la educación y la salud es fundamental para
construir un futuro sostenible y próspero para todas las generaciones, sentando así las
bases para el crecimiento continuo y el desarrollo humano en todo el mundo. Sin
embargo, es importante abordar las críticas de manera equilibrada, reconociendo tanto las
preocupaciones planteadas por figuras como Sowell como las contribuciones
fundamentales de la educación y la salud al desarrollo sostenible.

Bibliografía

5
1. Educación para el desarrollo sostenible. (2007). Recuperado de:
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000216756

2. Salud planetaria: educación para una atención sanitaria sostenible. (2021).


Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-educacion-medica-71-pdf-
S1575181321001376

3. Lo que debe saber sobre la educación para la salud y el bienestar. (2023)-


Recuperado de: https://www.unesco.org/es/health-education/need-know

4. La educación: clave para el desarrollo humano Una perspectiva desde la


educación auténtica. (2012). Recuperado
https://www.redalyc.org/pdf/5155/515551537003.pdf

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