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UNIDAD 2

INSTITUCIONES, POLÍTICA Y DERECHO EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA Y EL


MEDIOEVO

PARTE A - GRECIA

Orígenes. El Marco Geográfico:

La Península Balcánica es una región surcada por cadenas montañosas, que encierran
numerosos valles parcialmente fértiles -algunos más que otros- pero de clima seco. Ello
determinó que no pudieran producirse suficientes cereales, sino sobre todo, vid y olivo.
Ese hecho condicionó la dieta de los helenos y también los impulsó a tomar contacto
comercial con otros países. La temprana iniciación comercial de los helenos, debido a su
carencia de cereales, se vio favorecida por las características y ubicación de su territorio:
costas recortadas y con excelentes puertos naturales sobre el Mediterráneo Oriental, en
cuyas costas se habían desarrollado importantes civilizaciones del Cercano Oriente:
Egipto, Creta, Fenicia. La estructura recortada de las costas incidió no sólo en su vida
económica sino también en la política, porque los grupos tribales construyeron en cada
valle estados independientes de escaso territorio, las llamadas «ciudades-estado» o
«polis».Cada polis, cuando instaló colonias sobre las costas del Mar Mediterráneo,
mantuvo la misma estructura estatal, pese a que no había valles recortados que lo
justificaran. Esto se explica porque los helenos trasladaron el tipo de organización política
que ya tenían, en una replica, allí donde se asentaron.

Poblamiento

1. Invasión Aquea. La Península Balcánica fue poblada hacia el 2000 AC por pueblos
seminómadas de pastores, que se hicieron sedentarios en ese suelo. Fue la primera oleada de
los Helenos, que pertenecían a la gran familia de los Indoeuropeos o Arios, pueblos nómades
que tenían por habitat natural las llanuras del sur de Rusia, desde donde migraron en oleadas
sucesivas. Llegaron divididos en tres grupos de tribus: aqueos, jonios y eolios, aunque a menudo
se los llama genéricamente aqueos.
La estructura organizativa básica de los helenos era el clan patriarcal o «genos», regido
por un jefe llamado «basileus». Los miembros del genos se consideraban parientes en grado
diverso, porque decían descender de un antepasado común, al que rendían culto. Cada genos
por tanto, además de rendir culto a los dioses comunes, tenía su propio culto familiar. El basileus
era aquel que podía probar que descendía más directamente de ese antepasado. El hecho de
atribuírsele ascendencia divina hacía del suyo un poder esencialmente religioso, y por ello era
el encargado de aplicar la «Themis», o sea las normas de justicia reveladas por la divinidad, de
cuyo conocimiento era el único poseedor. De ahí su inmenso poder sobre los miembros del clan,
con el objeto de hacer reinar la paz entre ellos. Por motivos de índole guerrera los genos se
unían en fraternidades o hermandades de genos, las «fratrías», cuyo jefe recibía también el
nombre de «basileus». Para incursiones mayores se reunían en tribus o «filé», cuyo jefe era el
«filobasileus». Y en caso de una expedición que nucleara muchas tribus, el jefe recibía el título
de «basileus en jefe».
Esos primeros pobladores indoeuropeos –aqueos, jonios y eolios- crearon una civilización
llamada «micénica», porque Micenas fue la ciudad-estado más importante de ese período. Los
historiadores la llaman a menudo «civilización homérica», porque Homero la inmortalizó en su
obra La Ilíada, en la que describió la ciudad del rey Agamenón como «la de anchas calles» y
«la rica en oro». Se trataba de una civilización básicamente rural, que hacia fines del período –
el 1400 AC- se tornó marítima por la influencia de la gran civilización marítima de la época: la
cretense o minoica, así llamada porque se desarrollaba en la isla de Creta y su rey tenía el título
de Minos.
La civilización micénica sentó las bases de la estructura política de la Hélade, porque se
organizó en varios estados independientes, las ciudades-estado o polis, que tenían como forma
de gobierno una monarquía, limitada por los ancianos jefes de los génos. Era una civilización
«heroica», donde primaba el héroe -por tanto el varón-; a diferencia de Creta que, por ser una
sociedad básicamente comercial y tener como deidad principal a la Diosa Madre -que
representaba la fertilidad- concedía gran importancia a la mujer.
2. Invasión Doria y expansión helena a Asia Menor. Hacia el 1200 AC llegó una nueva
oleada de pueblos seminómadas, los dorios, que lograron dominar a los aqueos casi en todas
partes, pero no en Atenas que siguió siendo una ciudad jonia. Pese a que traían armas de hierro
-la civilización micénica no había superado el estadio del bronce., el triunfo no fue inmediato. Se
inició una etapa de anarquía de 4 siglos, de la cual no han quedado documentos suficientes. En
esa etapa se produjo la colonización de las costas del Asia Menor, provocada por los pueblos
derrotados que se negaron a someterse al dominio dorio y prefirieron migrar. La migración
helénica y su lucha por asentarse en las costas de Asia Menor es el hecho que Homero canta
en La Ilíada, pero como se trata de una obra mítica y no de un relato histórico, el objetivo está
encubierto: la obra cuenta un episodio de la guerra de Troya, provocada según Homero por el
intento de los micénicos de rescatar a Helena –esposa del rey Menelao y cuñada de Agamenón,
rey de Micenas-, que había sido raptada por Paris, príncipe hijo de Príamo, rey de Troya.
Hacia el año 800 AC se ubica la finalización de la etapa de anarquía. Los griegos
consignaban ese año como el del comienzo de su historia. Otra vez se fueron estructurando las
ciudades-estado o polis. Como en la etapa anterior, esa organización surgió de la fusión de dos
zonas: la «polis» -lugar fortificado donde habitaban el rey, los altos dignatarios, la nobleza-, y el
«asty» -conjunto de aldeas ubicadas al pie de la colina, donde vivían todos los servidores de la
nobleza (campesinos y siervos) y también los comerciantes. El poblado bajo era más dinámico
y fue creciendo en número de habitantes e importancia a medida que se desarrollaba el
comercio; pero como la zona alta tenía más prestigio, su nombre se extendió al conjunto. La
fusión entre ambas zonas se concretó pacíficamente
En la evolución histórica de la Hélade tuvieron importancia esencial dos hechos, que ya
aparecen en los orígenes de la civilización helénica.
1) Por un lado el problema social, generado porque los miembros de la ciudad-estado
tenían distintos derechos, y porque como las leyes no estaban escritas, la arbitrariedad de los
poderosos sobre la gente común era permanente. Y este hecho produciría una serie de conflictos
sociales que llevarían a la transformación paulatina del régimen jurídico y político hasta llegarse
en el siglo V AC a la república democrática;
2) El problema de política exterior, porque el territorio de la Hélade era un mosaico de
pequeños estados independientes y belicosos, que nunca llegaron a constituirse en un estado
nacional, y cuya lucha permanente los condujo a su debilitamiento hasta caer bajo el dominio
extranjero.
El Desafío de la Superpoblación
A lo largo del siglo VIII AC, durante la primera época de la ciudad arcaica, cuando el
sistema de gobierno era aún monárquico, se fue produciendo un incremento de población que
llevó a una crisis social. A medida que corría ese siglo VIII AC la situación de los campesinos se
había ido deteriorando y vivían con grandes privaciones. Como no había instituciones estatales,
cuando necesitaba un préstamo se lo pedía a su vecino noble; y si no podía pagarle perdía su
tierra, y hasta su libertad y la de su familia, porque existía como penalidad la esclavitud por
deudas. La tierra así fue pasando a manos de los nobles y los campesinos podían considerarse
dichosos si se les permitía quedarse en sus antiguas propiedades en calidad de aparceros; pero
el arriendo alcanzaba las 5/6 partes de su producción1. Cuando el número de pobres fue
insostenible y se preveía una crisis social, se recurrió a la colonización como solución. Ello
implicó el envío de los pobres «como emigrantes a colonias distantes, donde la tierra fue
inicialmente dividida en lotes iguales». Fue en realidad una solución transitoria, porque con el
tiempo las injusticias condujeron a la desigualdad también en las colonias; y en las ciudades
madres se agudizó el problema porque la colonización creó nuevas condiciones, que
beneficiaron a unos pocos y perjudicaron a las grandes mayorías.
La colonización fue la respuesta al problema social y consistió en alejar de la polis al
excedente de pobres, a los que se les ofreció la posibilidad de acceder a tierras en propiedad
en colonias lejanas. Los griegos se extendieron por el mar, hacia el este y el oeste. Por el
Mediterráneo Oriental fundaron colonias como Bizancio, y también en las costas del Mar Negro;
por el Mediterráneo Occidental se asentaron preferentemente en el sur de Italia, peninsular e
insular -región que llamaron Magna Grecia-, y en las costas de Libia -llamadas Tripolitania y
Cirenaica.
Las colonias tuvieron en un comienzo un carácter esencialmente agrario, según las
características de la sociedad madre y del tipo de migrantes, todos campesinos desposeídos.
Elegían las zonas en función de la cantidad y calidad de las tierras, en tanto que prestaban poca
atención a sus posibilidades mercantiles, posición estratégica o profundidad adecuada para
construir puertos. Cuando creció el comercio en el Mediterráneo entre las ciudades de la Hélade
y las colonias, cambió el carácter de la colonización, y en la segunda etapa las ciudades
coloniales se establecieron en zonas importantes para el comercio. Así surgió un incipiente
imperialismo comercial de las ciudades helenas principales, especialmente de Atenas. Hubo
estados que no participaron en este proceso, como el caso de Esparta, la cual militarizó su
sociedad para solucionar el problema de superpoblación expandiéndose sobre las poblaciones
vecinas de la Península del Peloponeso. Ello, según A. Ponsati, truncó el desarrollo de las artes
y las letras en esta polis 2 .

La revolución económica

La colonización produjo un gran cambio económico, que incidió en los planos social y
político. Las características del cambio fueron:
a) En el aspecto agrícola se produjo un incremento de los cereales y las materias primas
en general, porque las colonias tenían un suelo y un clima especialmente apto para los cereales.

1 Ibídem, p. 88.
2 A. Ponsati: Lecciones de Historia de las Instituciones. Buenos Aires, Ediciones Astrea, 1976; p. 97.
Eso determinó el aumento del comercio en el Mediterráneo, entre las ciudades madres y las
colonias. Como ellas enviaban cereales, en la Hélade se concretó un cambio en la agricultura,
y aumentó la producción de vid y olivo, cultivos adaptados al clima seco de la región e
industrializables.
b) Se desarrolló la industria manufacturera, en principio relacionada con esos nuevos
cultivos –se produjo vino y aceite de muy buena calidad-, pero también de otras mercaderías
que fueron exportadas y muy apreciadas, como vasijas y vasos de cerámica decorados muy
finos, tejidos, sandalias. De ese modo la Hélade compensó su intensiva importación de cereales,
y se ocupó de buscar nuevos mercados de consumo para su producción.
c) Las actividades mercantiles, que fueron creciendo y se transformaron en el sector
dinámico de la economía helénica.
Por efecto del desarrollo del comercio se difundió la moneda en este siglo, inventada por
los griegos (aunque algunos autores afirman que no fueron los europeos sino los lidios de Asia
Menor). También se adoptó un sistema de pesas y medidas que, si bien no era uniforme en todo
el Mediterráneo, permitía establecer equivalencias. El cambio económico y social se limitó, en
consecuencia, a las ciudades marítimas.
El cambio social fue importante, porque el comercio produjo el aumento de la riqueza
mobiliaria, lo que significó que la riqueza rústica dejó de ser la única posible. Aunque ésta siguió
siendo la más «honorable» porque daba mayor seguridad y garantizaba la realización del ideal
heleno de autonomía, la riqueza mobiliaria permitió el ascenso de sectores nuevos y una
variación de la estructura social existente.
a) La Nobleza siguió existiendo, como propietaria de los latifundios. Algunos nobles
supieron adaptarse y participaron del cambio económico. Otros, en cambio, optaron por persistir
en las actividades tradicionales. Tanto unos como otros terminaron fusionándose con el sector
más rico de la Burguesía, constituyéndose así la Oligarquías
b) La Burguesía fue un sector social nuevo, conformado por los comerciantes y dueños de
talleres industriales más ricos. En principio, carecían de derechos civiles ni políticos, porque la
sociedad continuó siendo gentilicia. Cuando se unieron a través de los matrimonios con la
Nobleza, dando vida a la Oligarquía, entonces sí ingresaron a formar partes de los genos,
tuvieron la protección de las leyes y gobernaron la ciudad, desde las instituciones existentes.
b) La clase media se formó con los dueños de pequeños talleres y comercios. Sus
miembros pudieron procurarse una armadura completa en una época en que los progresos de
la industria facilitaron la producción de armas más livianas y a precios más bajos. Cuando la
infantería –los hoplitas- superó a la caballería, formada por los nobles, éstos perdieron el
monopolio de la defensa de la ciudad. Y así la clase media, por prestar el servicio militar, empezó
a luchar por derechos. La relación entre prestación del servicio militar y exigencia de mayores
derechos, constituye una recurrencia en la historia.
c) El campesinado pobre empeoró su situación, pues debieron vender sus productos a
precios muy baratos para competir con los extranjeros. Así, se endeudaron. Quienes perdieron
sus tierras pero se salvaron de la prisión o la esclavitud por deudas, buscaron migrar a las
colonias. Cuando esa posibilidad disminuyó, ocurrió el estallido social.
El régimen político cambió hacia fines del siglo VIII y principios del VII AC. La nueva
oligarquía asaltó el poder y depuso a la Realeza. Se produjo así la caducidad de la Monarquía
y la instauración de un nuevo régimen: la República Oligárquica 3.
Las repúblicas oligárquicas –como las democráticas- implican regímenes representativos,
pero existe una diferencia sustancial entre unas y otras. En las repúblicas democráticas “todos
los nacionales son ciudadanos de pleno derecho”4. En las oligárquicas, en cambio, se establece
una división de la población nacional -o sea de los ciudadanos- en dos sectores, de los cuales
sólo uno participa en el gobierno.
La institución que reemplazó a la Realeza fue la Magistratura, que tomó distintos nombres,
según las ciudades. En Atenas fue el Arcontado. Las demás instituciones continuaron siendo las
mismas, aunque integradas de distinto modo, pues tanto la Bulé como la Asamblea estuvieron
constituidas por miembros del nuevo sector social, la oligarquía, integrada a los viejos genos de
la nobleza..
La República Oligárquica adoptó formas distintas en cada ciudad-estado, y también generó
reacciones dispares de los sectores excluidos del poder. Veremos un caso modélico: Atenas.
Atenas y la Democracia
Atenas fue una polis marítima ubicada en la Península de Ática. Fue poblada por los jonios
y pudo resistir la invasión de los aqueos. Fue en la antigüedad un Estado modélico, tanto porque
fue la cuna de la República Democrática como por haber sido el centro de la cultura helénica,
de gran trascendencia para la civilización occidental.
La Etapa Arcaica fue semejante a las de las demás ciudades helénicas. Una monarquía
limitada, de base gentilicia 5, que cae como consecuencia del cambio económico6 que lleva a la
formación de la burguesía y luego la oligarquía, la cual genera la República Oligárquica. Este
régimen sustituyó a la Monarquía en Atenas, como en todas las ciudades marítimas, debido al
cambio económico-social. Las Instituciones Políticas fueron:
a) El Arcontado7, se constituyó con 9 miembros: a) El Arconte-Rey, cargo ocupado por la
vieja familia real, b) El Arconte Epónimo, que heredó del rey las funciones civiles; c) El Arconte
Polemarca, encargado de las funciones militares; d) Los 6 Tesmothetes, con funciones
judiciales. Los cargos de magistrados eran, en Atenas, periódicos y electivos.
b) El Consejo era la institución central del régimen oligárquico. Se reclutaban entre los ex
– magistrados8 en forma electiva. En las ciudades que tenían una Bulé numerosa –como
Atenas- se formaba en su seno una Comisión de «Probuloi», especie de consejo restringido
integrado por los individuos más ricos.
c) La Asamblea estaba integrada por los «ciudadanos activos», en quienes residía la
soberanía, diferenciada de la masa no calificada, que estaba excluida. Recibía el nombre de
Ecclesia o Halia. La Asamblea discutía las proposiciones presentadas por los buleutas. Si bien
en algunas ciudades su accionar era consultivo, en Atenas era decisorio. Sin embargo, no
podían introducir modificaciones a los proyectos, debiendo aceptar o rechazar el proyecto en
forma completa.

3 G. Glotz, op.cit., p. 58.


4 Ver supra: monarquía arcaica.
6 Ver supra: colonización del Mediterráneo.
7 En cada polis los magistrados recibieron un nombre particular. Se les llamaba «demiurgos», «timucos» o

«asymnetas». Eran en general eran electivos y periódicos, pero en algunas ciudades fueron vitalicios.
8 Hubo polis, como Esparta, en las que el cargo de consejero era vitalicio. Se entraba siendo anciano y se

permanecía hasta la muerte.


La dinámica del sistema produjo su ruina, pues la oligarquía no supo atenuar las
diferencias económicas y sociales en la polis, y se profundizaron los antagonismos sociales.
Fue debido a las presiones y luchas civiles de quienes, desde fines del siglo VII AC,
buscaban un cambio del orden social. Los factores fueron varios.
Los sectores medios exigían participación política y protección jurídica. Con la modificación
de las técnicas de la guerra, la nobleza había perdido el monopolio de la defensa de la ciudad,
que había pasado a depender de la clase media de hoplitas; y con ello esa nobleza había perdido
el justificativo para mantener el monopolio del poder político. No era muy numerosa, porque
mientras unos pocos ascendían, la mayor parte descendía en tiempos de crisis. Además, era un
sector dinámico, y en épocas de bonanza se acrecentaba rápidamente. Se alió con la plebe
urbana -demiurgos y thetes- que eran muy numerosos, y que a diferencia de los campesinos -
que por estar aislados unos de otros y tener que laborar muy duramente no tenían ni la cohesión
ni el tiempo necesarios para hacer vida política-, vivían concentrados en barrios, hecho que
posibilitaba el desarrollo del sentimiento de solidaridad y la unión para la lucha.
Todos los grupos excluidos del poder querían poner fin al monopolio que la aristocracia
tenía de la justicia, y sus sentencias parciales. La reivindicación principal era la publicación de
leyes, escritas y conocidas por todos, en reemplazo de esas disposiciones orales y secretas.
Los pobres exigían también reivindicaciones sociales: la cancelación de la prisión y de la
esclavitud por deudas. Así comenzó la lucha de clases, que duró mucho tiempo y fue sangrienta.
La ciudad se dividió en dos grupos políticos: el oligárquico que buscaba el mantenimiento del
statu-quo, y el democrático que pretendía transformarlo.
En principio la oligarquía gobernante convocó a dos legisladores, que actuaron en forma
sucesiva, pasado un período de tiempo: Dracón y Solón. Como sus reformas no satisficieron a
los sectores más pobres de la población, se llegó a la revolución que llevó a Pisístrato al poder,
quien concretó la anhelada reforma agraria, esto es, un traspaso de parte de los latifundios a
los sectores desposeídos. Un fenómeno semejante, tendiente a la constitución de una clase
media campesina considerada la base social del régimen democrático-, ocurrió en la Roma
Republicana, con éxito dispar según los momentos.
Las Reformas Legislativas
Dracon, convocado en el 621 AC, proveyó a Atenas de las primeras leyes escritas.
Sustituyó la Themis por el Nomos, ley del Estado cuya asignación de derechos y deberes era
conocida por todos. Además, debilitó el genos al limitar el uso de la venganza como modo de
solución de conflictos e impulsar la recurrencia a los jueces. Esta reforma, por establecer el
principio de responsabilidad individual y trasladar de los genos al Estado la función judicial,
marcó una época en la Historia del Derecho.
Solón (594-93 AC), que actuó a continuación, introdujo reformas en todos los planos.
a) En el plano jurídico impuso la disolución del genos: la tierra y los hombres fueron
liberados de esta organización, con lo cual la sociedad pasó de ser gentilicia a ser individualista.
Se legisló sobre el derecho de sucesión y la libertad de testar. Se prohibió la esclavitud por
deudas, obligándose a la ciudad a comprar a los atenienses vendidos al extranjero.
b) En el plano económico se impulsó el comercio y la industria, se protegió a los metecos
–extranjeros domiciliados dedicados sobre todo a esas actividades-, se impulsó desde el estado
la ampliación del circuito comercial ateniense, y se ayudó a los deudores a liberarse de sus
acreedores mediante una reforma monetaria –la nueva moneda implicó una desvalorización.
c) En el plano social la obra soloniana consistió en la distribución de los ciudadanos en
cuatro clases censitarias, que tenían idénticos derechos civiles pero derechos políticos y
deberes tributarios y militares diferenciados en base a la riqueza. Las clases fueron:
pentacosimedimnos, caballeros, zeugitas y tetes. En principio, sólo la nobleza terrateniente
constituía la 1º clase, pero con el tiempo se equiparó el medimno– o medida de trigo- con la
dracma –la moneda, símbolo de la riqueza mobiliaria-, de modo que todos los ricos pudieron
integrar este sector social, al cual le estaba reservado el acceso al Arcontado. Los caballeros
podían ocupar todos los cargos públicos menos del Arcontado. Los zeugitas, a diferencia de los
tetes, podían integrar la Bulé o Senado. Los tetes, como todos los demás sectores sociales,
participaban de las dos instituciones populares: el Tribunal de los Heliastas y la Asamblea.
Ahora, por primera vez, se trataba de una verdadera Asamblea del Pueblo, pues podían concurrir
a ella todos los ciudadanos. (Ponsati: 1976). Por su parte, las obligaciones tributarias y militares
también variaban, siendo más altas cuanto mayor era el poder adquisitivo. En cuanto al deber
militar, los miembros de la 1º clase debían sostener la flota, los de la 2º prestaban servicio a
caballo, los de la 3º constituían la infantería liviana –hoplitas-, los de la 4º eran los remeros de
la flota.
d) En el plano político Solón introdujo las siguientes reformas:
1. Las facultades administrativas, militares y ejecutivas correspondieron en general al
Colegio de los Arcontes, de 9 miembros. Los tesmotetes conservaron las atribuciones judiciales.
2. Las funciones legislativas pasaron del Areópago a dos instituciones: la Bulé y la
Asamblea9. La Bulé, formada por Cuatrocientos miembros pertenecientes a las 3 primeras
clases, preparaba las leyes y tratados. La Asamblea o Ecclesia, , integrada por todos los
ciudadanos, tenía a su cargo la aprobación o rechazo de esas disposiciones o acuerdos.
3. Las funciones judiciales correspondieron también a dos instituciones: el Tribunal de los
Heliastas -cuya organización se atribuye a Solón- integrado por todos los ciudadanos, que
atendía en las causas civiles; y el Areópago, institución aristocrática constituida esencialmente
por ex-arcontes. Aunque por esta razón perdió la mayoría de sus atribuciones, conservó dos de
gran importancia: las causas penales y el control constitucional.
Las disposiciones dictadas por Solón reciben en conjunto el nombre de Constitución,
aunque no conforman un todo coordinado. Con esa reforma la oligarquía perdió el monopolio
del poder, pues si bien tenía reservada las magistraturas, requería de la participación del Senado
y de la Asamblea, en la cual residía la soberanía. En esta Asamblea la mayoría la conformaban
las clases 3º y 4º, que eran quienes decidían porque el voto era por cabeza.
Con Solón terminó la vigencia de la Sociedad Gentilicia propia de la Ciudad Arcaica, y
surgió la Sociedad Individualista. No existirían en adelante en Grecia grupos que mediatizaban
la relación del poder político con el individuo. Ahora el gobierno tenía poder de mando directo
sobre toda la población y sus instituciones judiciales actuaban como factor de intermediación en
los conflictos entre los individuos.

La Acción Revolucionaria
Se concretó a mediados del siglo V AC, luego de una lucha social que renació 30 años
después de la reforma soloniana. De los tres partidos existentes, de la llanura, la costa y el
interior –que representaban los intereses e cada uno de los sectores sociales: los terratenientes,
la clase media comercial y el campesinado pobre-, triunfó el partido del interior, cuyo jefe,
Pisístrato, daría cumplimiento a las reivindicaciones campesinas.
Pisístrato, que asumió en 560 AC, «solucionó de manera definitiva la cuestión agraria»,
repartiendo las tierras roturadas y los dominios confiscados a los nobles, con lo cual logró la
formación de esa importante clase media campesina, que será «el elemento más estable y más
sano del cuerpo cívico hasta el fin de la guerra del Peloponeso» 10. Para hacer posible la
afirmación del sector, el gobierno hizo préstamos para favorecer el cultivo de la vid y el olivo,
que si bien eran más redituables, requerían de un tiempo mayor que el de cereales para la
recuperación de la inversión. Para solucionar el problema de los pobres de las ciudades, impulsó
la construcción de obras públicas que embellecieron la ciudad.
El régimen cuidó de la educación popular. Organizó concursos musicales y recitales.
Además, no modificó la Constitución y permitió el funcionamiento de las instituciones populares.
Pensaba que la participación de los ciudadanos en los Tribunales y la Asamblea contribuiría a
su socialización política, con el consiguiente desarrollo del sentido de bien común y
responsabilidad ciudadana.
La República Democrática.
Las Reformas que permitieron la instauración de la Democracia se debieron a Clístenes,
magistrado que acabó la obra esbozada por Solón, y dio forma definitiva a la Constitución
Democrática de Atenas, en el 508-507 AC. Con Clístenes se instauró una reforma administrativa
que hizo posible la participación de todos los sectores sociales –hablando siempre de los
ciudadanos- en todas las instituciones del Estado. Aunque se amplió el número de miembros
de cada institución para acomodar su representación y funcionamiento al sistema decimal –los
100 demos o barrios-, ellas siguieron siendo las mismas: Arcontado, Bulé o Consejo, Tribunal
de los Heliastas, Asamblea del Pueblo11. Pero ahora el campesino o el thete podían ocupar
cualquier cargo político, máxime que en la mayoría de los casos se usaba el sorteo como método
de selección.
Las Reformas de Clístenes fueron profundizadas a lo largo del siglo V AC. Así:
a) Se estableció la «mistophoría» o retribución pecuniaria, para que los ciudadanos
pudieran integrar las instituciones. En caso de participación en la Asamblea, se les entregaba el
equivalente a un día de trabajo.
b) Se extendió el sorteo a más tipos de designaciones. Hubo algunos cargos, como el de
estratego, que siempre fue electivo.
c) Se redujeron las funciones del Areópago. Ello se debió a que las iniciativas democráticas
se estrellaban en el Areópago que podía oponer su veto a las decisiones de la asamblea popular
aduciendo que eran incompatibles con el espíritu de las leyes. Los demócratas atacaron esta
fortaleza conservadora y privó de sus atribuciones políticas, limitando solo su acción a causas
que implicaban sentencias de muerte12.
El gobierno de Pericles (quien gobernó hasta su muerte, en 429 AC) coincidió con la 1º
parte de la Etapa de Hegemonía de Atenas en la Hélade (465-404 AC). Según Glotz, en la
época de Pericles «la vida política de Atenas muestra un equilibrio perfecto entre los derechos

10 B. Knauss: La Polis. Individuo y Estado en la Grecia Antigua. Madrid, Aguilar, 1979; p. 40.
11 Ver supra las funciones, en República Oligárquica
12 Grimber, op.cit., p. 171.
13
del individuo y el poder público»
La Democracia Ateniense: Principios e Ideales.
La democracia ateniense tuvo una serie de principios e ideales que la caracterizaron, cuya
esencia ha llegado hasta la actualidad, y que la constituyen en el antecedente más remoto de
los regímenes democráticos actuales. Sus principios e ideales fueron los siguientes.
a) La libertad individual, entendida desde el punto de vista de la noción de “libertad externa”
era “absoluta, porque ningún ciudadano, bajo ningún concepto, podía ser esclavizado”. Se
prohibió tanto a particulares como al Estado el apremio físico. Y ello se completó con la
responsabilidad individual, porque ninguna pena -penal, civil, política como la atimia o pérdida
de la ciudadanía-, podía alcanzar a los familiares. La protección civil se hacía extensiva a los
extranjeros domiciliados o «metecos», y ello hizo del Ática la tierra clásica de la libertad, que era
elegida por literatos y artistas de toda la Hélade, donde se refugiaban los exiliados de todas las
otras polis. La libertad, en el sentido de “libertad interna” estaba sin embargo muy acotada,
porque los griegos, y en particular los atenienses, sentían vívidamente el principio de bien común
y acomodaban su accionar al bien de la ciudad, que era el de todos. Esta es la idea que está en
la base del ideal de libertad.
b) La igualdad era para los atenienses la condición de la libertad. Gozaban de isonomía o
igualdad ante la ley, y de isegoría o igual derecho de hablar. Este derecho era el más apreciado
por los atenienses. Había sí, desigualdad tributaria, pues persistía el esquema soloniano.
c) El Estado tenía deberes morales para con los ciudadanos, que algunos autores
identifican con las garantías modernas del Estado que se auto-limita. En beneficio de la libertad,
se prohibieron los apremios físicos, la esclavitud y, también, se vedó responsabilizar a los
familiares de los actos de algún individuo –lo cual se correspondía con el fin de la
responsabilidad colectiva de los tiempos anteriores a Solón. En consideración a la igualdad, se
establecieron emolumentos para retribuir los servicios prestados al Estado, pues sólo así todos
los ciudadanos, de cualquier nivel social, podrían participar. No sólo los cargos públicos eran
rentados. Si fijó un óbolo al ciudadano, que equivalía a un día de trabajo, para que concurriera
a la Asamblea.
El Estado encaró una serie de tareas para evitar la desigualdad social, de modo que
asumió el papel de protector de los sectores más débiles. Así: a) Para terminar con el flagelo de
la desocupación, organizó el «sistema de cleruquías» -colonias de campesinos asentadas en
comarcas distantes-, impulsó –en beneficio de los artesanos- la construcción de obras públicas,
e incorporó a los más pobres como remeros en la flota; b) Instituyó la asistencia pública: los
huérfanos de guerra fueron educados por el Estado, y al llegar a la mayoría de edad recibían
armaduras de hoplitas; c) Buscó evitar los monopolios que encarecían los productos, y se ocupó
del precio del pan; d) Impuso a los ricos la organización de concursos dramáticos y líricos, con
el objetivo de satisfacer las necesidades culturales de los sectores más pobres.
d) El ciudadano tenía obligaciones correlativas para con el Estado, que eran celosamente
controladas por los mismos ciudadanos, quienes podían votar la expulsión o incluso la muerte
de quien no fuera merecedor de seguir gozando los beneficios de ser ciudadano ateniense. Ese
control se debía a que los helenos no concebían el Estado como algo abstracto, sino como la
«comunidad de hombres libres», lo que determinaba que se refirieran a sí mismos como “los
atenienses» y no como «Atenas». Esa «comunidad» era omnipotente y la individualidad estaba

13 Glotz, op.cit., p. 108.


restringida, o, dicho de otro modo, el individualismo no existía.
Otros principios nucleares del pensamiento griego eran los de armonía y proporción.
Percibían al Estado como “la armonía de una vida compartida en común por todos sus
miembros”. Solón encomiaba las leyes hechas para Atenas, porque “producían una armonía o
equilibrio entre ricos y pobres, en la cual cada una de las partes recibía lo suyo” 14. Esos ideales
se relacionaban íntimamente con el de justicia. Cualquier exceso en beneficio de un sector o
individuo, significaba un reparto injusto en perjuicio de los demás.

Este ideal regía todos los principios políticos. La libertad tenía como contrapartida el
respeto a la ley. La libertad del ciudadano implicaba su derecho a discutir y participar en la
elaboración de la ley; pero una vez sancionada ésta, sus restricciones debían ser respetadas
porque favorecían el bien común. Siendo libres todos podían aportar, de algún modo, a la
empresa común de la vida cívica. En esa participación y en esa colaboración residía su orgullo,
y su convicción de que sólo en la ciudad se podía vivir una vida digna y plena. Junto a la idea
de libertad, esa concepción de la ley era esencial en el pensamiento griego. En un Estado libre
el soberano era la ley, no el gobernante, y “la ley merecía el respeto del ciudadano, aunque en
algún caso particular lesionara sus intereses”. En esos ideales residía, para los griegos, su
superioridad en relación a los no-griegos o “bárbaros”15.
La Hélade, y en particular Atenas, fue la cuna de la democracia. “La mayor parte de los
ideales políticos modernos –como, por ejemplo, la justicia la libertad, el régimen constitucional y
el respeto al derecho- o, al menos, sus definiciones, comenzaron con la reflexión de los
pensadores griegos sobre las instituciones de la ciudad-estado”16.
La ciudadanía dependía del nacimiento: todo griego era ciudadano de la polis a la que
pertenecían sus padres, cualquiera fuera el lugar de residencia. Tal condición le daba derecho
a la participación política, en diferentes grados según la estructura política de la ciudad. Podía
no tener más privilegio que la de asistir a la asamblea de la ciudad y/o de integrar los jurados
populares, o bien la de poder ser designado en algunos o todos los cargos políticos. Pero lo
significativo es que “para un griego, la ciudadanía significaba siempre esa participación,
cualquiera fuese su grado.
Las instituciones, en la fase democrática, funcionaban del siguiente modo:
a)-La Asamblea o Ecclesia, reunión a la que todo ciudadano tenía derecho a asistir desde
que llegaba a los veinte años, se reunía regularmente diez veces al año, aunque podía ser
convocada por el Consejo a sesiones extraordinarias. Tenía además funciones legislativas –
promulgaba las leyes elaboradas por el Consejo, las modificaba o las rechazaba- y electorales,
pues designaba a magistrados y funcionarios. Normalmente “todas las cuestiones importantes,
tales como declaraciones de guerra, acuerdos de paz, formación de alianzas, votación de los
impuestos directos o medidas legislativas generales, iban a la asamblea para recibir su
aprobación”17.
b)- El Arcontado (diez Arcontes) y los demás funcionarios duraban un tiempo breve –
generalmente un año- y en la mayoría de los casos no estaba permitida la reelección. El objetivo
era hacer posible la participación de la mayoría de los ciudadanos, que se desempeñarían a
nombre del pueblo, lo cual implicaba una especie de representación aunque muy diferente de
la concepción moderna de representación. Los cargos no eran unipersonales sino colegiados:

14 G. Sabine: Historia de la Teoría Política. Méjico, FCE, 1982; p. 31


15 Ibídem, p. 26
16 Ibídem, p. 15.
17 Ibídem, p. 19.
después de Clístenes el número era siempre de diez, para hacer posible la representación de
todas las tribus18.
El sorteo era considerado por los griegos como forma auténticamente democrática, porque
igualaba las posibilidades; pero cuando se produjo la decadencia del régimen, algunos teóricos
vieron en ese método de selección, que no privilegiaba las capacidades intelectuales ni morales,
una causa fundamental de tal deterioro. Los diez generales –o estrategos- eran escogidos por
elección y sí podían ser reelegidos.
c)- La Bulé o Consejo de los Quinientos era una especie de “comité ejecutivo y directivo
de la asamblea”, y en él se centraba la tarea efectiva de gobierno. Como quinientos era un
número demasiado grande, los 50 que representaban a cada tribu ejercía las funciones la
décima parte del año, acompañados por un consejero de cada una de las restantes nueve tribus.
El Consejo tenía el deber de elaborar los proyectos de ley o medidas que consideraba
oportunas, que presentaba ante la asamblea de ciudadanos, que sólo actuaba en asuntos que
le presentaba ese consejo.
d)- El Tribunal de los Heliastas constituía el otro ámbito de control popular. “Los tribunales
atenienses eran, sin duda, la clave de todo el sistema democrático. Ocupaban una posición que
no es comparable a la que tienen los tribunales en ningún gobierno moderno. Era su deber,
como el de cualquier otro tribunal, dar decisiones judiciales en los casos particulares, tanto civiles
como criminales”19.Sus decisiones eran inapelables
Los tribunales cumplían una importante función controladora en relación a los magistrados
y a la ley. Lo principal era el cuidado del bien común, y todo ciudadano tenía la obligación de
velar por él.
Atenas fue para las demás polis el modelo de república democrática, como Esparta lo era
de república aristocrática (comúnmente llamada oligárquica). La brillante civilización que creara
en el siglo V AC. sin embargo, no pudo persistir. Las fuerzas del individualismo estadual no
dejaron de actuar, y condujeron a comportamientos imperialistas primero y a la guerra civil
después. En el siglo IV AC, la dividida Hélade no pudo impedir la conquista macedónica. La
batalla de Queronea (338 AC) puso fin a la independencia de Atenas.

EL PENSAMIENTO POLÍTICO Y JURIDICO GRIEGO: PLATON Y ARISTOTELES

INTRODUCCIÓN

La filosofía de la antigüedad clásica anterior al siglo V AC consistió en especulaciones en


relación al mundo físico. Recién a mediados del siglo V AC se inició la gran revolución intelectual
que fue el Humanismo, motivada por el desarrollo en Atenas de la riqueza y la urbanización, la
democracia y “la necesidad de mejorar el nivel de la educación”, especialmente en aspectos
como la oratoria, de tanta importancia en la vida política griega y en el éxito personal de quienes

18 Las “tribus”, desde la reforma de Clístenes, eran zonas electorales que implicaban barrios distribuidos por las
tres regiones de Atenas: la costa, la llanura y la montaña (o sea la ciudad, donde se desarrollaban las actividades
comerciales, industriales y profesionales; la zona agrícola organizada en latifundios –en manos, por tanto, de los
más ricos; y la región montañosa donde vivían los sectores minifundistas). La idea ateniense era que ningún sector
social tuviera más poder que los demás, y por ello se constituían así los distritos electorales.
19 G. Sabine, op,cit., p. 19
pretendían ascendiente política20. Los impulsores del cambio fueron los sofistas, -o maestros-;
pero sobre todo provino de la poderosa influencia ejercida por Sócrates. Las dos construcciones
teóricas que se desarrollaron dentro del campo filosófico, fueron las de Naturaleza y Convención.
Aunque Atenas fue la cuna de la Democracia, sus filósofos más famosos presentaron un
pensamiento de oposición, quizás desilusionados por los excesos de la democracia: la adulación
al pueblo en las Asambleas, el populismo, los graves errores que se cometían cuando se
invocaban las emociones y no se recurría al desarrollo del pensamiento racional.
Los máximos representantes de la filosofía política helénica fueron: Platón y Aristóteles.
PLATÓN

1. INFLUENCIA SOCRÁTICA. VIDA Y OBRAS

Platón (427-347 a.C.) nació en el seno de una familia aristocrática, De Sócrates tomó la
idea fundamental de su filosofía política: la virtud es conocimiento. Entre los hechos significativos
que inciden en su vida podrían señalarse:
a)- su pasión política y sus aspiraciones de participación en las instituciones, para las que
cree estar más capacitado que otros por su origen aristocrático y su educación, pero de la que
se ve alejado por sus ideas, ya que era un profundo admirador del régimen espartano.-
b)- sus viajes a Sicilia, gobernada por tiranos –Dionisio I y Dionisio II-, a los cuales espera
influir para hacer realidad su teoría del “filósofo rey”. La experiencia termina en un fracaso,
porque los celos y desconfianzas de los tiranos en él los lleva a desterrarlo; y en la primera
oportunidad incluso es embarcado por la fuerza en un navío espartano, cuyo capitán lo vende
como esclavo. Esta experiencia lo llena de amargura, y a partir de ella se aleja de la política
práctica y se concentra en la producción teórica.
La obra de Platón comprende tres períodos.
a)- El primero es el período “socrático”. En él Platón traza su retrato de Sócrates como
hombre, maestro y amante de la verdad. Todas sus obras son “diálogos” en los que Sócrates es
el principal interlocutor y el talento superior. b) En el segundo período el protagonista continúa
siendo Sócrates y se repite el estilo del diálogo, pero ya aparecen nuevos elementos: el rechazo
a la democracia –Platón culpa del asesinato de Sócrates a la chusma, que “amenaza a cada
hombre como bestia al acecho” (496.c), y la figura del “filósofo rey” como ideal de régimen
político. En esa obra Platón se aleja del pensamiento tradicional griego –que ama la libertad y la
ley- porque excluye totalmente el Derecho: todo el sistema se subordina al filósofo rey que
conoce lo que es bueno para los hombres y que concreta un régimen paternalista sobre
individuos que tienen el papel de súbditos que están bajo la tutela real; y aparece la idea de la
Edad de Oro representada por la etapa monárquica patriarcal y hereditaria, donde gobernaba
uno, el más sabio.
c)- En el tercer período no usa más a Sócrates como interlocutor, aparentemente porque
se da cuenta que se había alejado mucho de sus enseñanzas. La obra más representativa de
esta etapa es: Las Leyes. En ella Platón restaura a la Ley en el lugar que le asignaban los
griegos. Sigue teniendo como ideal el gobierno de un filósofo rey libre de ataduras, pero como
es imposible encontrar ese hombre bueno y sabio, admite la conveniencia de un régimen regido
por una Ley Suprema que limite a gobernantes y gobernados. Dada la frágil naturaleza humana,
es preferible el gobierno de la ley (Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, T. 8).
Tres son las obras principales que contiene la filosofía política de Platón: La República, El
Político y Las Leyes.

20 Sabine, G.; op.cit., p. 32


La República no tiene en realidad un ámbito de estudio definido sino que se ocupa de toda
la vida humana, está referido al hombre bueno y a la vida buena, lo cual era sinónimo de estado
bueno. Así, La República, buscará dar a conocer cual son esas cosas buenas y los modos para
alcanzarlas. Apunta M. Prelot que

[…] en la ciudad estado la propia vida no estaba clasificada y subdividida en el grado en


que hoy lo está. Como todas las actividades de un hombre estaban conexas de modo muy íntimo
con su ciudadanía, ya que su religión era la religión del estado y su arte, en gran parte, arte
cívico, no podía haber una separación tajante entre esos problemas. El hombre bueno tenía que
ser un buen ciudadano; difícilmente podía existir salvo en un estado bueno.

La República de Platón pertenece al género utópico, lo cual supone la elaboración de una


construcción ideal pero con puntos de contacto con la realidad como para servir de modelo. En
su origen, esta obra fue un estudio crítico de la polis tal como existía en realidad, pero que luego
Platón cambió exponiendo su teoría en forma de polis ideal, forma que revelaba los principios
eternos que las polis existentes trataban de desafiar: ignorancia e incompetencia de los políticos,
espíritu de facción y de egoísmo de partido; discrepancias de intereses económicos, las
dificultades para acceder al conocimiento del bien. Según Sabine:

[…] la idea fundamental de La República la encontró Platón en la doctrina de su maestro


de que la virtud es conocimiento...Pero la proposición de que la virtud es conocimiento implica
la existencia de un bien objetivo que es posible conocer y que puede en realidad ser conocido
mediante la investigación racional o lógica más bien que por la intuición...La teoría de Platón es
divisible en dos partes o tesis principales: primera, que el gobierno debe ser un arte basado en
un conocimiento exacto; y segunda, que la sociedad es una mutua satisfacción de necesidades
por personas cuyas capacidades se complementan entre sí.
La Política es para Platón el arte de conducir a la a la sociedad humana, mediante el libre
consentimiento de sus miembros. Las formas de mando basadas en la violencia y la coerción
no constituyen formas “políticas”, pues no permiten el desarrollo de las virtudes individuales y
sociales que posibilitan una buena vida en común.
2.Concepción Antropológica: para Platón los hombres son naturalmente desiguales,
porque nacen con distintas aptitudes. En realidad, la clasificación platónica de los hombres
deriva de su enfoque sobre las necesidades de la sociedad: la producción, la defensa y la
conducción. En consecuencia, postula la existencia de tres tipos de hombres, con almas
compuestas de metales diferentes, e impulsados por diferentes capacidades y apetencias. Ellos
son:

a)- los trabajadores, cuya aptitud radica en la capacidad para la producción, munidos de
un alma de hierro o de bronce en la que priman las facultades apetitivas y nutritivas, que supone
que residen más abajo del diafragma. Ellos, destinados a satisfacer las necesidades físicas de
la sociedad, guiados por la virtud de la templanza, serán los agricultores y artesanos;
b)- los guerreros, de temperamento irascible, cuyas almas de plata contienen facultades
ejecutivas y valerosas, que residen en el pecho. En la ciudad ideal que postula ellos serán los
guardianes. Aptos para gobernar bajo el control de otros, su virtud es el valor;
c)- los gobernantes, cuya alma racional –de oro- facultada para el conocimiento y el
pensamiento reside en la cabeza, y que serán los magistrados. Ellos, guiados por la virtud de la
sabiduría, son los encargados de fijar los fines últimos del conjunto social, y de velar por el bien
común21. Estas facultades no son hereditarias, y aunque la mayor parte heredará el alma de sus
padres, puede haber excepciones y compete a los magistrados comprobarlo. De ahí que el
régimen social que postula no es el de castas.
3. Educación: el enfoque de la educación entronca naturalmente con el planteo
antropológico de Platón. Se debe dar a cada niño la mejor educación posible conforme a
sus aptitudes, y se debe hacer un control estricto de su desarrollo para percibir a qué tipo
pertenecen. Se debe observar su belleza y gracia –porque las aptitudes del alma se
reflejan en la belleza física-, y también las cualidades de su corazón y de su espíritu; y se
los debe someter a una serie de pruebas sobre el dolor, el temor y el placer. En función
de ello se determinará quiénes están aptos para continuar los estudios: gimnasia, arte
militar, música, y también aritmética, física y astronomía. Con este bagaje de
conocimientos y capacidades se los destinará a la defensa de la ciudad.
La educación también debe hacerse extensiva a las mujeres, porque Platón afirma la
igualdad de sexos. Considera que las mujeres tienen las mismas aptitudes que los
hombres para la función pública y también para la guerra, pudiendo formar parte de la
infantería ligera. Toma en ese sentido el modelo de Esparta 22.
4. Teoría Social para Platón la sociedad es una entidad natural, porque las familias se
asocian para dar satisfacción a sus mutuas necesidades de supervivencia, desarrollo
común y defensa. En este contexto los hombres están destinados por naturaleza a servir
a la Sociedad, que es concebida como un sistema de servicios en el que todos dan y
reciben algo, y a un Estado que es el ente regulador de ese intercambio mutuo. De allí
deriva su principio de la división del trabajo y la especialización de funciones, según el
cual la importancia social de los hombres depende del valor del trabajo que realiza –con
lo cual se conecta el platonismo con lo que será la teoría medieval-.
El Estado, que es un grupo cooperativo destinado a satisfacer las necesidades, y no un
ente jurídico-, debe ocuparse de los individuos desarrollen sus aptitudes naturales, que se
profundizan con la “preparación” y la “acción”, para ponerlas al servicio del conjunto social.
Los magistrados deben velar por la vigencia de las virtudes sociales, porque si bien el
conocimiento de la virtud hace el hombre bueno, para ello debe desarrollarse en una
sociedad buena. Platón tiene una concepción totalitaria del poder político, que debe
avanzar e inspeccionar todos los aspectos de la vida, porque liberado a sí mismo el hombre
no respeta las leyes que guardan el orden público. Por tanto, Platón privilegia al Estado
sobre el individuo, cuya plenitud deriva de su sujeción al Estado. Los principios de “virtud”
y “deber” deben orientar la vida de los ciudadanos, porque harían posible la “estabilidad”
y “la paz”23. En el platonismo por tanto todo es público, y no hay espacio para lo privado.
En cuanto a lo religioso, se debe imponer y velar por que los ciudadanos rindan culto a
los dioses de la ciudad, pero son permitidos los dioses particulares relacionados con las
tradiciones de la multitud.
5. Las Formas de Gobierno: Platón diferencia las formas de gobierno de los Estados
Jurídicos y no jurídicos. Son Estados Jurídicos aquellos que tienen la Ley como máximo
soberano y se cuida el bien común. Allí las formas de gobierno –que dependen del número
de miembros y del grado de participación de la ciudadanía- son: la Monarquía, la
Aristocracia y la Democracia. Ésta es la peor de estas formas gubernativas. En los Estados
No Jurídicos los regímenes gubernativos son: la tiranía, la oligarquía y la democracia
extrema. Como en ellas no hay una Ley soberana y se contemplan sólo los intereses del

21 Sabine, op.cit., p. 50-


22 Prelot, op.cit., pp. 47-48.
23 Ibídem, p. 44.
sector gobernante, es preferible la democracia pues allí se contempla el bien de la
mayoría. El sistema de gobierno ideal que propone es el del Filósofo rey, que ostente todo
el poder, que no esté limitado por las leyes porque él conoce lo que es bueno y orienta a
ese fin a su gobierno. Es un padre o un pastor que cuida a su rebaño. Es un alegato a
favor del Absolutismo Ilustrado. Se diferencia del tirano porque vela por el bien común, y
porque gobierna con la persuasión y no con la fuerza. Sólo admite como válida la tiranía
cuando tiene como asesor a un sabio –que es lo que intentó concretar en Siracusa. La
forma de gobierno y estado platónicos constituyen un tipo ideal.
En los Estados reales debe imperar el gobierno de la Ley –de ahí las formas jurídicas-.
Sea de uno o de varios, en todos los casos lo que propone es un régimen sofocrático, esto
es, de los sabios, preferentemente de los ancianos cuya sabiduría ya se ha desarrollado y
probado. En cuanto a la estructura del régimen propone una forma mixta, mezcla de
monarquía-democracia o de aristocracia-democracia, porque en ella se combinan el
principio de la sabiduría y el principio de la libertad. Aunque todos deben participar en las
asambleas electorales, sólo los sabios deben gobernar, sea elaborando las leyes –
Consejo-, sea cuidando de su cumplimiento y velando por el bien común –Magistratura o
Realeza-. El Estado debe desarrollar en los individuos la templanza, que determina la
sumisión a la Ley. Ahora –en Las Leyes, obra de la senectud- critica a Esparta por haber
priorizado las virtudes guerreras.
6. La Ética y la Política: Platón tiene un objetivo ético: presentar el Estado ideal que sirva
como modelo a alcanzar, en particular en su finalidad, su moralidad, su concepción, esto
es, la idea de que el Estado tiene la finalidad de producir el tipo moral más alto posible
de ser humano, y un estilo de convivencia fundado en las virtudes y el conocimiento.-

ARISTÓTELES

1. Vida y Obra Política de Aristóteles


Aristóteles (384-322 a.C.) fue un discípulo de Platón durante 20 años, pero después se
independizó de él y asumió una actitud crítica. Se diferenció de Platón tanto en su estilo de vida
como en algunas ideas. Era natural de Estagira y vivió en Atenas como extranjero –
jurídicamente era un meteco-, lo cual le impidió participar en la vida política de la ciudad, en
tanto que Platón era un ateniense que tuvo actividad política en las instituciones dada su calidad
de ciudadano
Posición frente a Platón: Aristóteles conserva ciertos enfoques propios de Platón, cual su
preocupación por la búsqueda de la verdad, el bien y la justicia. Como su maestro: a)- Reconoce
la primacía del derecho natural y del ideal moral sobre la realidad; b)- Esta convencido de la
existencia de una organización ideal –la Edad de Oro-, a partir de la cual las formas del presente
constituyen una degradación. Pero mientras para Platón ese ideal pertenece al reino de las
ideas, a un nivel trascendente, Aristóteles lo ubica en el plano de lo inmanente, pero pasado.
Las diferencias de Aristóteles con Platón son varias:
a) Rechaza la pretensión platónica de buscar las esencias fuera de las cosas. Leemos en
Rodríguez Varela: “a las esencias [...] la inteligencia humana las abstrae de las cosas en las que
se encuentran en estado de individualidad. El mundo suprasensible de los arquetipos queda así
reducido a pura ficción. Las cosas individuales [...] son realidades [...] no son objeto de simple
opinión como lo proponía Platón, sino de conocimiento científico”. Es pues, un teórico realista,
en contraste con Platón que se considera un idealista.
b) Combate las ideas de Platón sobre el comunismo de bienes y de mujeres, porque
consideraba a la familia como la célula del Estado;
c) Difiere en cuanto al método, que deja de ser deductivo para ser inductivo y
caracterizarse por la observación de casos particulares para arribar a una conclusión final
general. Toma su método de las ciencias naturales, de donde resulta su enfoque racionalista y
empirista: observa la realidad concreta y compara los elementos de esa realidad para establecer
las semejanzas y las diferencias. Hace un análisis riguroso recurriendo constantemente a la
duda metódica “con el objeto de discutir y refutar los puntos de vista de sus adversarios” 24.
La obra en la que Aristóteles recopila los textos constitucionales de 158 Estados y
confederaciones se ha perdido, y de ella sólo ha llegado a la actualidad la Constitución de
Atenas, que analiza extensamente, considerando sus órganos políticos, y la estructura y
comportamiento de las autoridades administrativas y judiciales.
En La Política -obra que sí ha llegado hasta nosotros-, Aristóteles analiza “los
componentes de la Ciudad: el territorio, la población, su organización familiar, la condición de
los ciudadanos y, sobre todo, el gobierno. “El poder es considerado en sus fines, en sus formas
y en su vida. Los regímenes políticos son estudiados en su estructura y en su rendimiento, en
su evolución y en su desaparición” (ibídem, 57). Así, La Política “constituye un verdadero tratado
del Estado, en sus aspectos descriptivo y normativo”; y en ella, además de analizar y criticar los
diferentes sistemas existentes, establece el régimen que para él es el mejor. Otra obra de
Aristóteles es La Ética

2. Concepción Antropológica: en su concepción antropológica Aristóteles plantea la


desigualdad natural de los seres humanos. Los hombres son desiguales por naturaleza, y
están destinados, los superiores a mandar y los inferiores a obedecer. Esta relación es
conveniente tanto para unos como para otros, porque el superior necesita del trabajo del
inferior, y éste de la guía de aquél. Aristóteles, en consecuencia, justifica la esclavitud, así
como justifica también la dependencia de la mujer frente al varón. Así afirma:

[...] El que es capaz de previsión con su inteligencia es un gobernante por naturaleza y un


jefe natural. En cambio, el que es capaz de realizar las cosas con su cuerpo es súbdito y esclavo,
también por naturaleza. Por tal razón amo y esclavo tienen una convivencia común”. De tal
modo, por naturaleza, están definidos la mujer y el esclavo25
Para Aristóteles esa división es favorable porque beneficia la eficiencia. “Así como cada
órgano puede cumplir su función de la mejor manera cuando no se le somete a varias actividades

24 Prelot: ibidem, p. 54

25 Aristóteles: Política. Madrid, Alianza, 1994; Libro I, cap. 2, p. 42.


sino a una sola”26, así también cada ser humano debe cumplir con su función: la procreación, el
trabajo, el gobierno. Afirma también:
Mandar y ser mandado no sólo son hechos, sino también convenientes, y pronto, desde
su nacimiento, algunos están dirigidos a ser mandados y otros a mandar. Dese luego, hay
muchas formas de mandar y de ser mandado [...] Dondequiera que uno manda y otro es
mandado se ejecuta la obra de ambos27
El ser vivo está constituido, en primer lugar, por alma y cuerpo, de los cuales la una manda
por naturaleza y el otro es mandado28
3. Teoría Social : el hombre es para Aristóteles un “animal político” que encuentra su
plenitud sólo en el seno de la comunidad política o Estado. No concibe el “hombre aislado”,
porque aquél que no necesita de sus semejantes es “o un ser superior, dios o semidiós, o
bien es un ser degradado [...], una bestia”. “Quien desconoce las ventajas de la vida cívica
y no acepta sus reglas es el peor de los animales”29. El “estado de naturaleza” es para
Aristóteles –a diferencia del planteo iusnaturalista- el estado político.
El Estado es una entidad natural que se origina a partir de las familias, las cuales se forman
por la necesidad del hombre y de la mujer de formar pareja para la generación y por tanto
conservación de la especie. De la fusión de familias nacen las villas y aldeas, y de ellas el Estado.
La concepción aristotélica es, pues, de tipo organicista. Sostiene al respecto:
La ciudad es la comunidad, procedente de varias aldeas, perfecta, ya que posee, para
decirlo de una vez, la conclusión de la autosuficiencia total, y que tiene su origen en la urgencia
del vivir, pero subsiste para el vivir bien30
El Poder también se constituye por naturaleza. En las familias existe el poder paterno, que
manda en la casa sobre la mujer y el esclavo, y cuida de las propiedades. A partir de este poder
se genera el poder político o autoridad de la comunidad. Pero entre ambos poderes hay una
diferencia no sólo de forma sino también de esencia. La diferencia sustancial entre ambos radica
en que, mientras el poder paterno atiende al ámbito particular y doméstico (las relaciones
esposo-esposa, padre-hijo y amo-esclavo), el poder político atiende el ámbito de lo público, lo
común a todos. Además, el poder paterno se ejerce “sobre desiguales” en tanto que el político
lo concreta “sobre iguales”, sobre “hombres libres”.

4. Relación entre Ética y Política


a)- La finalidad del gobierno es hacer a los hombres virtuosos. Pero para Aristóteles, la
política no está subordinada a la moral –como para sus predecesores-, sino que la política,
“que es el arte o la ciencia de la conducta colectiva, engloba a la moral, en la medida en
que ésta es el arte o la ciencia de la conducta individual”. Con este planteo Aristóteles es
congruente con su tendencia a subsumir lo individual a lo general. La política es más
importante que la moral, pues ésta se orienta al gobierno de uno mismo, en tanto aquella
apunta al gobierno de una entidad superior: la Ciudad.
b)- Esa correlación entre lo general y lo particular aparece también en relación a la finalidad
de la vida humana, que es la felicidad; pero el hombre no puede alcanzar esa felicidad
desligado de lo general; o sea que sólo en un estado virtuoso y ordenado, el hombre puede
alcanzar esa finalidad. Es el Estado el que debe proveer los medios para que los
ciudadanos logren una “vida buena”. El planteo de la felicidad no se asemeja por tanto al

26 Aristóteles, ibidem.
27 Aristóteles, ibidem, cap. V, p. 47.
28 Aristóteles, ibidem.
29 Sabine, op.cit., pp. 58-59.
30 Aristóteles, op.cit., p. 43.
individualismo moderno, precisamente por esa conexión entre individuo y comunidad.
También a diferencia de los teóricos modernos, Aristóteles considera que “se necesitan
buenos ciudadanos para que la Ciudad sea buena, y no... una buena Ciudad para tener
buenos ciudadanos”31.

5. Educación :El papel del Estado es formar a los individuos en la virtud, induciéndole a
subordinar las necesidades materiales deben subordinarse a las espirituales –del mismo
modo que el hombre se subordina a la comunidad-. El Estado en consecuencia no debe
propender a la grandeza militar ni al enriquecimiento, porque ello induciría a los
ciudadanos a orientar su vida en la búsqueda de honores militares o de riquezas. El
Estado debe contentarse con ser autárquico, y privilegiar la educación: debe orientar a
los individuos a que actúen rectamente. Los valores modélicos son: la moderación, la
justicia, la equidad, la magnanimidad, el valor. Sólo a partir de la obtención de hombres
virtuosos se podrá construir la “virtud colectiva”, que es el fin de la política.
6. El Poder Político: forma y extensión: En la concepción del poder difiere Aristóteles de
sus predecesores. Para ellos –como el caso de Jenofonte y de Platón- lo importante era
el ascendiente personal del gobernante, y dentro de este planteo la constitución o incluso
las leyes tenía escasa significación. Aristóteles invierte esta cuestión: “retira al hombre
del poder para dárselo a la ley, porque según él, lo que es general resulta superior a lo
que es particular. Por otra parte, diferencia “la primera ley” o Constitución, de las demás
leyes que le están subordinadas.
7. Las Formas de Gobierno
Aristóteles hace una doble calificación, que combina.
a)- Desde el punto de vista cuantitativo, el gobierno puede ser: de uno (monarquía y
tiranía), de unos pocos (aristocracia y oligarquía) o de todos (república y democracia).
b)- Desde el punto de vista cualitativo los gobiernos pueden ser “puros” o “impuros”
(desviados o corrompidos), según gobiernen en función “del interés general” y acomodados a
las leyes, o bien cuando predomina “el propio interés” de los gobernantes. En consecuencia,
las formas de gobierno clasificadas en función del número de miembros es combinada en base
a la calidad de los bienes que los gobernantes cuidan. A partir de ello deriva la clásica
clasificación aristotélica:
Son formas puras de gobierno: la monarquía, la aristocracia y la república. Son formas
impuras de gobierno: la tiranía, la oligarquía y la democracia.
Aristóteles señala varios tipos de regímenes monárquicos. Así por ejemplo: a)- la
monarquía absoluta, en la que el rey tiene todo el poder, que deriva de la realeza patriarcal, que
fue la primera forma históricamente hablando, que se impuso en los orígenes de los Estados,
cuando éstos fueron como una familia ampliada. b)- La monarquía heroica de los tiempos de los
pueblos guerreros, en la cual la función esencial es el mando de la guerra y el pontificado. c)-
La tiranía es el régimen en el cual se gobierna en interés de uno solo, por medio de la violencia
y la rapiña, razón por la cual ningún hombre de bien puede tolerarlo.
Los regímenes aristocráticos pueden adoptar cuatro formas, de los cuales son las mejores:
a)- La aristocracia en la cual se le da cierta participación a la muchedumbre, con lo cual a
la “virtud” propia de la aristocracia y a la “riqueza” de la oligarquía se agrega el principio de
“democracia”; o sea que la masa tiene derechos políticos. Pero las funciones esenciales están
monopolizadas por las clases superiores. El ejemplo estaría representado por Esparta, aunque
ahí no existía la riqueza.

31 Prelot, op.cit., p. 59.


b)- La otra forma de aristocracia, que es la que goza de las preferencias de Aristóteles, es
la que denomina “politeia”, o sea “constitución” y también “república”. En ella también se
combinan elementos de aristocracia-oligarquía y de democracia, de modo que tanto puede
considerarse una “oligarquía ampliada” (porque tienen participación los virtuosos y los ricos)
como una “democracia restringida”. Da participación a las personas de ingresos medios, porque
sólo los ciudadanos acomodados están en condiciones de regir bien la ciudad: son los
ciudadanos “mejores” porque “viven con bienestar”, “ni desviados por la riqueza y sus ciudades,
ni oprimidos por la indigencia y sus inquietudes” (Prelot, 67). “Los ciudadanos que poseen una
propiedad mediana están en la posición más conveniente de todas para practicar la virtud, que
es esencialmente la moderación. Más fácilmente que cualquier otro, el hombre colocado en el
justo medio se plegará a las sugestiones del orden y la razón”. Como forma de elección de los
magistrados propone combinar la elección –que dará preeminencia al saber y la virtud-, con el
sorteo, que abrirá el camino a la igualdad. También le llama a este gobierno “mesocracia”
porque impera el junto medio, al mezclarse “las leyes de la oligarquía con las normas de la
democracia”. La democracia es el gobierno de lo que no tienen nada o tienen muy poco. Ese
principio de pobreza o riqueza es lo que diferencia la oligarquía de la democracia, porque, aduce,
si gobernara la mayoría, pero se tratara de una mayoría de ricos, el régimen seguiría siendo
oligárquico. Aristóteles diferencia diferentes tipos de democracia:
a)- Aquella en la que la participación en las funciones está ligada a la posesión de un
ingreso modesto y al pago de un pequeño impuesto, o sea que en ella rige el principio censitario.
b)- Aquella en la cual se exige un censo para ser elegible, pero no para ser elector.
c)- Aquella en la cual no hay restricciones para la elegibilidad, pero como no impera la
retribución pecuniaria de los cargos, de hecho sólo participan como elegibles los ciudadanos
que tienen una cierta fortuna.
d)- Aquella en que no hay restricciones de elegibilidad, y hay retribución pecuniaria por la
ocupación de cargos públicos. Esta es para Aristóteles la peor forma de gobierno, porque los
pobres buscan ocupar las funciones no para servir a la comunidad, sino para garantizarse un
medio de vida. En ese caso las leyes no tendrán estabilidad, porque los gobernantes las irán
cambiando de acuerdo a sus necesidades y por ello no reinará “el orden inconmovible” de la ley
que postula como ideal. Ese pueblo rechaza las normas y se hace déspota, desviación que
ocurre bajo la influencia de los demagogos. Por eso a esta forma Aristóteles la llama
demagogia.-

PARTE B) ROMA

La Historia de Roma abarca doce siglos, desde su fundación en el año 753 o 754 AC,
hasta el 453 DC, año de la caída en manos de los pueblos germanos. Roma comenzó siendo
una ciudad estado, ubicada en las orillas del río Tíber. Fue fundada por los latinos, pueblo de
origen indoeuropeo asentado en aldeas en el Lacio, que instalaron en las colinas un opidum,
para protegerse del avance etrusco. Esa fortaleza –que no impidió que fueran conquistados-
constituye el origen de la ciudad. Roma está en el centro de la península itálica, la cual fue
poblada por grupos disímiles: al norte los etruscos, en el centro y sur varias otras tribus de
italiotas –sabinos por ejemplo- y en las costas del sur y de Sicilia los griegos de la Magna Grecia.
Su desarrollo histórico se divide convencionalmente en tres etapas, en función de su forma de
gobierno: Monarquía, República e Imperio. Cada una de ellas, a su vez, es subdividida en etapas
menores, en base a la forma como el poder fue desempeñado y al grupo político-social que lo
detentaba
1. La Monarquía La fase monárquica se extiende desde la fundación de Roma hasta la
revolución del 509 AC, año en que se instaura la República. El sistema social comprendía 4
estamentos u órdenes: patricios, plebeyos, clientes y esclavos. a) Los Patricios eran los
descendientes de los fundadores latinos, y luego también de los conquistadores etruscos.
Constituían la nobleza, poseedora del gran bien económico de la época: la tierra. Estaban
organizados en Gens, el clan patriarcal que caracterizaba la sociedad arcaica y era la célula de
la sociedad. Como en el caso de Grecia, se trataba de una agrupación de familias que se
consideraban descendientes de un antepasado común, y tenían un culto familiar y un jefe: el
«pater familiae», que ejercía sobre sus miembros un poder superior al del basileus griego. En
tanto miembros de las gens, sólo los patricios eran ciudadanos, y por tanto disfrutaban de los
derechos civiles -al matrimonio, la adopción, la propiedad, la participación en el culto familiar e
institucional de Roma-, y también de los derechos políticos, porque podían participar en las
instituciones gubernativas: el Senado y la Asamblea por Curias. b) Los plebeyos eran de origen
diverso: extranjeros domiciliados, miembros de las poblaciones conquistadas, clientes
emancipados de las gens por extinción natural de éstas. Se ocupaban como comerciantes,
industriales, obreros, y su número fue creciendo a medida que la ciudad se desarrollaba. Había
dos tipos de plebeyos: ricos y pobres. Como no pertenecían a la ciudad –aunque hubieran nacido
en ella- por tener sus padres otro origen, carecían de la protección de los dioses y no podían
aspirar a la protección de las leyes. No disfrutaban por tanto de los derechos civiles –ni el
derecho de matrimonio o «connubium» ni el derecho de propiedad o «comercium»-, ni de los
políticos. En forma correlativa, no tenían deberes, pues su no pertenencia a la ciudad los eximía
de las dos grandes cargas que pesaban sobre los ciudadanos: el servicio militar y el impuesto32.
c) Los clientes constituían una categoría social desconocida en Grecia. Se trataba de personas
que se integraban a las gens, pero su pertenencia a ellas no era natural sino adventicia.
Procedían colocándose bajo la protección del pater, al cual entregaban sus bienes –aunque
conservaban el usufructo-, a los efectos de conseguir derechos civiles. El régimen de la clientela
tuvo gran significación en Roma, porque el poder de las gens dependía del número de
propiedades y de miembros –patricios y clientes- que tenía. d) Los esclavos eran muy
numerosos. Se trataba de quienes habían perdido su libertad por deudas o habían sido
comprados, y carecían de derechos. El sistema político era Monárquico. Como en toda ciudad
arcaica, la vigencia del régimen gentilicio determinaba que la Monarquía fuera limitada. Las
instituciones políticas eran tres: a) El Rey, que reunía en sus manos la plenitud de las funciones
ejecutivas: administrativas, militares, jud judiciales, religiosas. Se trataba de una
realeza militar poderosa. b) El Senado o Consejo de Ancianos, integrado por los jefes de las
gens, representación permanente junto al rey de los “pater familiae”, quienes lo asesoraban en
todas las cuestiones. Si bien su papel era consultivo, debía -como en el caso de la Grecia- ser
tenido en cuenta; c) La Asamblea por Curias, integrada por los varones de las gens en edad de
prestar el servicio militar, que tenía un papel esencialmente consultivo y formal. La etapa
monárquica terminó a fines del siglo VI AC, cuando ocurrió la revolución que instauró otra forma
de gobierno: la República.
La organización Institucional de la República en el siglo III
La República se extiende entre el 509 y el 27 AC. Comprendió varios momentos, que se
designan en base al sector dirigente y a las características de su mando. Esas fases fueron:

32
El rey Servio Tulio permitió a los plebeyos ricos el acceso a la tierra. La reforma buscó resolver problemas tributarios y militares, pues desde entonces,
como contrapartida del acceso a la propiedad rústica, los plebeyos pagaban impuestos y servían en el ejército.
República Patricia, República Patricio Plebeya, República Oligárquica y Régimen de Poder
Personal.
1.-La República Aristocrática (lucha patricios - plebeyos)
Abarca desde fines del siglo VI AC (509 AC) hasta mediados del siglo IVAC (367 AC).
Presenta como características: a) el monopolio político del patriciado; b) los comienzos de la
expansión militar; c) la lucha entre patricios y plebeyos.
a) El monopolio político del patriciado. La revolución del 509 AC, fue obra del patriciado y
de una pequeña porción de plebeyos ricos: los que revistaban en el ejército. En consecuencia,
los patricios se reservaron la mayoría de las instituciones se intentaron neutralizar aquella que
estaba abierta a los plebeyos: los Comicios por Centurias.
En el plano político el régimen cambió. Se crearon instituciones nuevas: la magistratura
para reemplazar a la realeza, y los Comicios por Centurias. Persistieron las otras dos
instituciones: Senado y Comicios por Curias.
La Magistratura heredó las atribuciones ejecutivas del rey. Comprendía varios tipos de
magistrados, que se fueron creando a lo largo del siglo, en función de las necesidades
administrativas y del conflicto que caracterizará la etapa: la lucha entre patricios y plebeyos.
Aunque en un origen todos eran patricios, luego fueron designándose magistrados plebeyos.
Las normas que establecían cargos y funciones fueron coordinadas en la etapa siguiente, en la
Constitución del Siglo III AC.
El Senado, integrado en su origen por los pater familiae, en la etapa republicana pasó a
conformarse con los ex – magistrados. Era la ciudadela del patriciado y, aunque las leyes
permitieron el acceso a la magistratura de sectores nuevos, éstos fueron siempre una minoría.
Fue la institución con más poder en Roma. Entre otras funciones, preparaba la nómina de
candidatos a cónsules que se presentaba ante los Comicios Centuriados, para que así éstos
votaran un candidato funcional al interés senatorial.
Los Comicios por Curias, eran una asamblea integrada sólo por patricios, los varones
adultos de las gens, inscriptos en función de su domicilio. Entre sus funciones más significativas
se contó la de investir a los cónsules de «imperium», esto es, del conjunto del poder civil, militar
y judicial, mediante una ley especial, la «lex curiata del imperio». Sin esa investidura, que
completaba a la realizada por los Comicios por Centurias, los cónsules no podían entrar en
funciones
Los Comicios por Centurias eran la institución nueva, creada para satisfacer a los plebeyos
ricos que revistaban en el ejército. Estos Comicios reunían, pues, tanto a patricios como a
plebeyos. Ellos designaban a los cónsules y los investían de potestas, esto es, del derecho a
entrar en contacto con el pueblo y ejercer el poder civil. Esa elección, sin embargo, estaba
condicionada al accionar de las dos instituciones patricias: el Senado que ratificaba la elección,
y las Curias que los investían de imperium.
b) La Lucha de los Plebeyos contra los Patricios llena toda esta etapa republicana.
Significó el enfrentamiento de los plebeyos ricos y pobres contra el patriciado.
Los plebeyos tenían en común algunas reivindicaciones. Tanto los plebeyos ricos –
propietarios rústicos y clase media urbana- como los plebeyos pobres aspiraban al dictado de
leyes escritas y a la igualdad de derechos civiles y políticos. Pero los pobres tenían, además,
expectativas de orden económico-social.
El arma que usaron para presionar al sector dirigente fue la resistencia civil, bajo la forma
de negativa a pagar impuestos y a integrarse al ejército. Esto tuvo gran peso por ser la época
en la cual Roma luchaba, primero por su supervivencia frente a la invasión extranjera, y luego
iniciaba las guerras de expansión imperialista con el sitio de la ciudad de Veyes, a fines del siglo
V AC –que duró más de 10 años.
El Programa común de lucha fue el siguiente:
a) En el plano jurídico, redacción de un código escrito, común a todos, para terminar con
la arbitrariedad, y autorización de los matrimonios mixtos (entre patricios y plebeyos);
b) En el plano político, el acceso a todas las magistraturas, incluido el Consulado -que les
permitía ingresar al Senado-, y validez legal de los Plebiscitos;
c) En el plano social, reclamaron la suavización del régimen de deudas, la solución de la
cuestión agraria y la sanción de leyes frumentarias;
d) En el plano religioso, la participación en el sacerdocio, con paridad a los patricios.
Usaron diversas estrategias, que pueden resumirse a la resistencia a alistarse al ser convocados
y a pagar impuestos.
Se logró en esta etapa:
1) En el 451-449 a. C. se redactaron las 1º leyes escritas, la llamada «Legislación
Decenviral» o Ley de las Doce Tablas. Ellas prohibieron la esclavitud por deudas.
2) El acceso a ciertos actos de derecho civil: matrimonio, testamento y adopción, que
debieron adoptar formas nuevas, laicizadas, pues hasta entonces habían tenido naturaleza
religiosa. Cuando en 445 AC se permitieron los matrimonios mixtos, los plebeyos alcanzaron la
plenitud de los derechos civiles. Se centraron a partir de entonces en la lucha por la igualdad
política.
3) Los Derechos Políticos fueron conseguidos poco a poco, a partir del 449 AC: se
establecieron las Asambleas por Tribus como Comicios del Estado (en su origen, legislaba sólo
para los plebeyos), se les fue permitiendo el acceso a las distintas magistraturas –edilato,
cuestura, pretura, etc. En el año 367AC, con las Leyes Licinias lograron ingresar al Consulado,
la máxima magistratura romana. La apertura del Senado fue la consecuencia natural, porque se
formaba con ex magistrados.
En conclusión. Los patricios hubieran podido conservar el monopolio del poder si no
hubieran necesitado de los plebeyo, y el problema militar fue determinante. A fines del siglo V a.
C, a punto de iniciarse la expansión imperialista, ya se había igualado a ambos sectores en el
plano de los derechos civiles: todos eran ciudadanos, pero unos activos y otros pasivos. La
misma necesidad de soldados e impuestos permitió a los plebeyos continuar la lucha hasta
lograr, las mencionadas Leyes Licinias, que los transformó a todos en ciudadanos activos.
En el 367 AC, lograda la igualdad civil y política entre patricios y plebeyos, se cierra una
etapa republicana –la Aristocrática- y se abre otra –la Patricia Plebeya-, porque cambia el sector
dirigente. Ellos deberán dar satisfacción a la cuestión social.
La unión de Patricios y Plebeyos
A partir del dictado de las Leyes Licinias (367 AC) se produjo una modificación de la élite
gubernamental. El Patriciado fue reemplazado por la Nobilitas, o Nobleza Patricio-Plebeya,
conformada por dos grupos: el patriciado progresista, que aceptada el hecho consumado, esto
es, la igualdad civil y política concedida a los plebeyos, y los plebeyos ricos que tenían sus
expectativas satisfechas.
Los sectores no conformes con la nueva situación fueron: el patriciado conservador, que
aspiraba a la recuperación de su hegemonía; y los plebeyos pobres, que tenían reivindicaciones
económicas y sociales. Otro sector insatisfecho era la burguesía urbana, pues como no se
habían equiparado las riquezas inmueble (rústica) y mueble (urbana), ellos eran ciudadanos
activos, pero ocupaban un lugar social inferior.
El problema de la guerra imperialista fue, una vez más, utilizado por los sectores
disconformes, en especial la plebe pobre. Encontraron en esta oportunidad una dirigencia más
permeable a dar respuesta favorable a la cuestión social. .
«La cuestión social» tenía una larga historia, porque había sido incluida en las
reivindicaciones de todos los plebeyos durante las luchas de los siglos V y IV AC, aunque para
los ricos la incorporación de tal problemática al programa había sido hecha para lograr el apoyo
de la numerosa plebe pobre a su causa. Algunas respuestas había dado el patriciado en la etapa
anterior –de las 3 Leyes Licinias, dos se relacionaban con la temática social-, pero no se habían
dado soluciones de fondo.
La «cuestión social» suponía tres problemas:
La Cuestión Frumentaria implicaba el pedido de subsidios a los campesinos, para que el
grano fuera vendido a precios más bajos. La Cuestión de Deudas, se debía a que hasta la Ley
de las Doce Tablas no existía un interés legalmente establecido, sino que era discrecional; y los
prestamistas –que eran particulares-33, imponían tasas muy elevadas. Los pagos realizados por
el deudor no llegaban ni a cubrir los intereses, por lo cual el monto de la deuda iba siempre en
aumento, hasta que el deudor insolvente terminaba respondiendo con su libertad y la de su
familia. Lo que se pretendía, en consecuencia, era la regulación de la tasa de interés y, además,
que los intereses ya pagados se imputaran al capital y la Cuestión Agraria remitía al tema del
reparto de tierras. A diferencia de la Hélade, no se pretendía la confiscación de parte de los
latifundios existentes. Las conquistas romanas generaban un permanente incremento de la tierra
pública –el ager publicus-, tierra que era usufructuada por los ricos –la nobilitas en esta etapa
republicana. Lo que se exigía, en consecuencia, era la división de ese ager publicus abundante
en medianas propiedades y su distribución entre los soldados que las habían conquistado, los
cuales en su mayoría eran campesinos empobrecidos..
Estas medidas tuvieron gran trascendencia en la Historia de Roma. La Nobilitas en el
poder contó desde entonces con un gran aliado: la clase media campesina.
La Burguesía Capitalista se transformó en el otro sostén de la Nobilitas. Era un sector
emergente, integrado por comerciantes, industriales y financistas, que habían crecido
económicamente al amparo del Estado Romano, como banqueros, arrendatarios de impuestos,
concesionarios de obras públicas y fletes marítimos. Aquellos burgueses que, además, eran
latifundistas, disfrutaban de los privilegios clásicos de los propietarios rurales, aunque la parte
más lucrativa de su actividad fuera urbana. En cambio, los capitalistas que eran sólo propietarios
urbanos y carecían de propiedades rurales, no disfrutaban de los mismos derechos. Aunque no
fue su iniciativa sino la de un opositor –Apio Claudio-, la Nobilitas hizo suya la reforma de
equiparación de ambas riquezas inmueble y mueble 34. Esto consolidó la alianza de clases entre

33 Los préstamos en esta etapa republicana, como en la Hélade, corría por cuenta de los terratenientes vecinos,
porque no había instituciones estatales que cumplieran esta función.
34 A semejanza de la decisión, tomada en Atenas, de equiparar el medimno y la dracma.
los sectores más ricos: Nobilitas y Burguesía urbana, que duraría durante más de un siglo.
La gran obra de la nobleza patricio plebeya fue su capacidad para armonizar las leyes que
se habían ido dictando para organizar las instituciones –Magistratura, Senado, Comicios-, tanto
en su composición como en sus funciones. En consecuencia, fue su obra ese edificio
constitucional que se conoce como Constitución Republicana del siglo III AC, el gran orgullo de
los romanos.

La Constitución Republicana del siglo III AC

Todo Estado supone la existencia de tres elementos: territorio, población y poder. Si falta
alguno de ellos, deja de existir el Estado. El territorio fue extendiéndose, el Estado romano fue
originariamente una ciudad-estado, constituido por la ciudad de Roma y el campo circundante.
Luego la República inició el proceso de conquistas, y se extendió a lo largo de los siglos IV y III
AC. a toda Italia, conquistando hacia el norte Etruria, y hacia el sur la Magna Grecia. Cuando a
partir del siglo II AC se expandió por el mundo mediterráneo, difundió una cultura que surgió de
la combinación de lo romano, lo heleno y lo etrusco.
La población también fue creciendo. En principio fueron ciudadanos sólo los romanos.
Luego fue extendiendo la ciudadanía a los itálicos, y en la etapa imperial, se hizo extensible a
toda la población imperial. La ciudadanía podía ser completa (plenitud de los derechos civiles y
políticos) o incompleta, con distintas variantes: sólo derechos civiles, o bien incluso el derecho
político activo (participar en las Asambleas) pero no pasivo (ser electo magistrado).
El Poder en el estado romano tenía las siguientes características: un régimen de soberanía
directa. El ciudadano ejercía personal y directamente sus derechos, sea en el Foro, sede de los
Comicios por tribus, según el mandato constitucional; o en el Campo de Marte, donde
sesionaban los Comicios por Centurias. Los poderes no estaban separados al estilo actual. La
noción de separación de los poderes fue tan extraña a la Roma republicana como a las demás
ciudades antiguas. Los Comicios eran Asambleas que cumplían funciones electivas, legislativas
y judiciales. Los magistrados por su parte acumulaban funciones civiles, administrativas,
judiciales y religiosas; e incluso, en virtud del «imperium», algunos de ellas -dictadores, cónsules,
pretores, o sean las superiores-, añadían atribuciones militares.
Estructura Constitucional.: La Constitución del s. III a. C., respondía al ideal antiguo de
constitución «mixta», porque establecía un régimen que combinaba principios de tipo
monárquico, aristocrático y democrático, tal como lo postulara Aristóteles. Intentaba armonizar
distintas instituciones, que expresaban los intereses de sectores diferentes. Para evitar la
invasión de la democracia griega se pusieron frenos: no se retribuyeron los cargos de
magistrados y senadores, lo cual automáticamente excluyó de hecho a los más pobres o no
propietarios; y el pueblo, respetuoso por tradición y temperamento de la jerarquía social, dejó en
manos del patriciado y la nobleza patricio-plebeya la dirección de los negocios públicos.
La Apariencia de Democracia: en la Roma Republicana, a diferencia de las ciudades
griegas como Atenas, jamás llegó a la implementación del régimen democrático. Es cierto que
tuvo representación popular en dos tipos de Asambleas: la asamblea por centurias y la asamblea
por tribus, pero esa representación no implicó la instauración de la democracia sino de una
«apariencia» de democracia porque hubo siempre desigualdad entre los magistrados y los
ciudadanos. Tal desigualdad surgía de la idea existente en Roma -y no en Grecia-, de que la
ciudad-estado implicaba –según vimos- algo más que la persona moral formada por el conjunto
de ciudadanos, y de ese «algo más» participaban los magistrados, que eran su encarnación.
Como símbolo de esa diferencia, los magistrados permanecían sentados en su estrado mientras
los ciudadanos estaban de pie. Ello implicaba la existencia de un vínculo de superioridad-
inferioridad incompatible con la democracia, que difiere del vínculo de superioridad-
subordinación propio de cualquier régimen político o grupo social formal. En Grecia, en cambio,
los ciudadanos se sentaban en graderías. Lo que acercaba ambos sistemas es que en los dos
casos se concebía que el pueblo, cuando se reunía para deliberar hacia uso de un deber y un
derecho. En Roma el voto no era individual sino colectivo. Ese hecho generaba una gran
desigualdad entre los ciudadanos romanos, porque el valor del voto era desigual. El voto
individual o por cabeza, que es el auténticamente democrático, no se conoció nunca en Roma.
Las Instituciones del Poder Republicano Romano
La Constitución del siglo III AC era considerada por los romanos como un modelo de
equilibrio. Era una constitución mixta porque combinaba rasgos de monarquía, aristocracia y
democracia. Sus instituciones representaban a las 3 formas de gobierno: la Magistratura a la
monarquía, el Senado a la aristocracia y los Comicios a la democracia.

A). El elemento monocrático: La Magistratura

La Magistratura era, en teoría, la institución con mayor poder en la República Romana.


Sus miembros no eran considerados iguales a los ciudadanos ni ejecutores de las decisiones
del pueblo; estaban por encima de él, a los efectos de ejercer el mando y de exigir la obediencia
correlativa. Según Cicerón, la República requería de magistrados con poder para reprimir “al
ciudadano rebelde y culpable”, para mandar “sin apelación” en situaciones de guerra, pues su
orden debía tener “fuerza de ley”; pero debían ejercen ese poder con justicia. Las magistraturas
ordenadas piramidalmente, eran presididas por el Consulado.
Las características jurídicas de la Magistratura fueron las siguientes: Colegialidad, ello
suponía la existencia de varios titulares, salvo el caso de la dictadura, única institución que
escapaba al principio de la colegiación; pero su duración no podía exceder los 6 meses.
Periodicidad. Todas las magistraturas ordinarias duraban un año. La Reelegibilidad restringida
porque se prohibía la reelección inmediata, o demasiado rápida, y para eso se establecieron
períodos intermedios precisos. Irresponsabilidad Teórica y Responsabilidad Práctica, por cuanto
en teoría por su condición de encarnación del Estado, no podían ser juzgados ni destituidos. En
la práctica eran juzgados cuando completaban su período, y se transformaban en ciudadanos
comunes. La indelegabilidad de las funciones civiles y delegabilidad de las militares.

B) El Elemento Aristocrático: El Senado

El Senado fue el órgano estable del régimen republicano, frente a la intermitencia de


reunión de los comicios, y la periodicidad y colegialidad de la magistratura. Ello convirtió a esta
Institución en el centro real de la estructura política romana. Estuvo dirigido siempre por una
minoría de ex – magistrados, miembros del patriciado primero, y de la nobleza patricio-plebeya
después; minorías que actuaron al unísono en defensa de sus intereses y principios, que ellos
identificaban con el bienestar del Estado. La magnitud de los poderes que ostentaba el Senado
convirtió a la República Romana en Aristocrática, y al Senado en la cabeza del sistema, la
máxima institución del Estado Romano.
El senado tenía facultades Legislativas por que completaba las decisiones de las
Asambleas por la «auctoritas patrum», pudiendo convalidarlas, aplazarlas o vetarlas 35; ejercía
una potestad legislativa paralela a la de los Comicios, pues sus «senado-consulto» constituyeron
una fuente jurídica autónoma. Podía impedir la aplicación de una medida o el accionar de un
magistrado, no proveyendo los medios económicos necesarios para su funcionamiento.
Facultades Electivas porque seleccionaba las tareas civiles o militares a desempeñar por cada
«funcionarios», lo cual le significaba un mérito o demérito, que afectaba su carrera política y
distribuía las provincias y los frentes militares entre los pro-magistrados, lo cual incidía en sus
posibilidades de reelección. Facultades Diplomáticas. Tenían a)- La iniciativa en las
Declaraciones de Guerra, las cuales luego pasaban como una formalidad a ser ratificadas por
los Comicios Centuriados; b)- El veto en las Declaraciones de Guerra realizadas en forma
inconsulta por los Comicios; c)- La convalidación o rechazo de los Tratados de Paz o armisticios
iniciados por los jefes militares en operaciones; d)- La conclusión de Tratados de Alianza, por
los cuales los pueblos vencidos recibían el trato de «pueblos federados»; e)- La participación
en las campaña militar, pues seleccionaba los mandos militares, distribuía los presupuestos,
decretaba las recompensas debidas a soldados y generales. También tenía facultades
financieras: correspondía al Senado la administración del Tesoro. Ese cuerpo tomada las
decisiones financieras –planificación, distribución de recursos-, que luego los cuestores
ejecutaban. El funcionamiento de todas las áreas gubernativas dependía de su decisión, y
también les competía la creación de colonias, porque implicaba distribución de tierras del ager
publicus. Por último las facultades Judiciales consistían en atender la justicia criminal, causas
de traición y conspiración para cometer asesinado y, en las provincias conquistadas los litigios
entre los particulares y los gobernadores y publicanos.-

35 Los intentos de limitación de esta facultad dieron resultados transitorios


C )El elemento democrático: Los Comicios. En la Roma Republicana, a diferencia de las
ciudades griegas como Atenas, jamás llegó a la implementación del régimen democrático. Es
cierto que tuvo representación popular en dos tipos de Asambleas: la Centuriada y la asamblea
por tribus, pero esa representación implicó sólo una «apariencia» de democracia por las razones
ya consignadas: por el voto colectivo los ciudadanos participaban en forma desigual en la toma
de las decisiones, pues el sistema privilegiaba a los ricos y daba cabida sólo a los asentados en
Roma, donde sesionaban los Comicios. Éstos fueron de 3 tipos: por Curias, Centurias y Tribus.

A. Comicios por Curias. Fue una institución patricia cuya importancia disminuyó en la
República. Sus facultades pasaron a los Comicios por Centurias y luego se repartieron entre
éstas y las Tribus. Conservó finalmente funciones de tipo formal y ritual, como: a) investir a los
magistrados de imperium, sancionando la lex curiata del imperio; b) consagrar a los sacerdotes;
c) recibir el juramento de fidelidad y el homenaje al magistrado; d) resolver en causas relativas
a lo familiar, como el testamento y demás actos privados que no correspondía fueran ventilados
ante un grupo tan numeroso y heterogéneo como las Centurias.
B. Comicios por Centurias. Nacieron luego de la revolución republicana del 509 AC. Lo
integraban los soldados, organizados en sus clases (ecuestre, 1º, 2º, 3º, 4º, 5º) y sus cuadros
(las centurias). Eran 193 centurias, de las cuales las caballería y las de 1º clase sumaban 98 (o
sea 98 votos sobre 193). Si todas acordaban ya constituían mayoría, por lo cual no votaban las
demás. Sus Facultades: debían ser convocados por magistrados con imperium, por el carácter
militar de la institución, le competían facultades: a) Electorales. Nombraban a los cónsules y a
todos los magistrados con imperium; b) Legislativas. Votaban las leyes y decidían
soberanamente sobre paz y guerra; c) Judiciales. Entendían, en grado de apelación y por vía de
la provocatio, en las causas en que se había pronunciado pena de muerte y en las que había
multas graves.
C. Comicios por Tribus. Su composición fue variando, a medida que se modificaba el
número de tribus, que eran circunscripciones territoriales y electorales. Llegaron a ser 35 tribus,
31 rústicas y 4 urbanas. Como la inscripción se acomodaba al domicilio, las tribus rurales tenían
mayor peso electoral (31 votos) pese a que las urbanas (4 votos) eran más numerosas, porque
incluían a la masa proletaria. Se considera que el voto de un ciudadano rústico -o sea alguien
que tenía propiedades campesinas- pesaba 10 veces más que el de un ciudadano urbano. Sus
Facultades. También fueron variando. En el siglo III fueron: a) Electorales: designar a los
tribunos y ediles plebeyos; y desde 287 a. C. también a cuestores, ediles curules y tribunos
militares; b) Legislativas: votar los plebiscitos, que debían ser ratificadas por la auctoritas patrum
senatorial hasta el 287 AC, momento a partir del cual se transformó temporalmente en la gran
asamblea legislativa y electoral del Estado. c) Judiciales: Entender en grado de apelación sobre
las sentencias criminales pronunciadas por los tribunos; y desde 287 a. C. atendió también casos
de apelación de las multas máximas.-
La Constitución del siglo III AC significó un momento de equilibrio entre los sectores sociales. La
Nobilitas gobernaba con el apoyo del los capitalistas o sector ecuestre, y el predominio en las
Asambleas de la clase media campesina, sector social éste consustanciado con el orden social
imperante, y que actuaba con sentido de bien común. Pero la vigencia de ese equilibrio
constitucional duró sólo un tiempo. Los mismos factores que llevaron a la constitución de la clase
media campesina -la guerra, la situación económica- siguieron actuando, llevando a su extinción
y a la ruptura del equilibrio entre las clases. Este fue el momento en el cual la nobleza senatorial
empezó a gobernar en función de sus exclusivos intereses. Se inicia entonces la etapa siguiente:
la de la República Oligárquica.
El IMPERIO ROMANO Y SU LEGADO: la lengua y el derecho
El Imperio Romano se extendió desde el año 27 AC hasta el 476 DC. Durante esta larga
etapa el Imperio fue dividido en dos sectores: el Occidente con capital en Roma, y el Oriente con
capital en Constantinopla. En 476 DC el sector que se derrumbó al ser invadido por los pueblos
germanos, fue el imperio Occidental, y ese hecho fue tomado por los historiadores como
separador de época. Ese año no sólo marca la caída del Imperio Romano, sino también el fin de
la Edad Antigua. El sector Oriental del Imperio Romano, que adoptó el nombre de Imperio
Bizantino, continuó vigente durante toda la Edad Media, y cayó en 1453. Ese hecho, considerado
también como separador de época, marca para los historiadores el fin de la Edad Media.
Durante su vigencia, el Imperio Romano vivió dos momentos: a) la fase del Alto Imperio o
Principado, desde el 27 AC, luego del triunfo de Augusto sobre Antonio y su aliada Cleopatra,
reina de Egipto, en la batalla de Actium, hasta la Crisis del siglo III; b) el Bajo Imperio o
Dominado, desde esa Crisis hasta la caída en 476, cuando la cocona imperial cayó en mayos
de las tribus germanas.
Ambos momentos son muy diferentes en cuanto al modelo teórico y a la organización
interna del régimen. El Principado institucionalizó lo que había sido el esquema de Pompeyo, en
tanto que en el Dominado se impone una Monarquía Absoluta, en correspondencia con el
proyecto frustrado de Julio César.
El Alto Imperio o “Principado”
El Modelo. Augusto era, en el plano jurídico, un Princeps, un primer ciudadano -como
Pompeyo pretendiera serlo-, cuya designación era realizada por el Senado y ratificada por el
pueblo, que poseía “poderes plenarios concedidos por el pueblo, para el manejo de la política
externa y de los asuntos militares». En cuanto a política interna, poseía una parte importante de
las atribuciones, pero compartía este plano gubernativo con el Senado y las demás instituciones
republicanas. Su ámbito preciso de gobierno era el territorio extraitálico, con mayor poder en las
provincias «imperiales» que en las «senatoriales». La ciudad de roma, en cambio, seguía –al
menos en teoría- en manos de las instituciones tradicionales, y por tanto del Senado.
El Princeps era en realidad, casi un rey en el territorio imperial, por los poderes que fue
acumulando. En cuanto a su injerencia en la vida de la ciudad de Roma, dependió de su
particular estilo. Hubo princeps autoritarios, que prácticamente anularon al Senado -e incluso
persiguieron a sus miembros-, y actuaron como reyes de Roma; hubo en cambio otros que, más
respetuosos, cedieron su cuota de poder a la Oligarquía. En consecuencia, aunque en teoría el
Senado era la institución hegemónica para el gobierno de Roma, su grado de poder dependía
del lugar que el Princeps le asignaba.
El Poder Imperial se fundaba en tres atribuciones básicas: la potestad tribunicia, el imperio
proconsular y el sumo pontificado. Se añadían otras facultades, títulos y honores.
1) La potestad tribunicia -que recibía pese a su condición de patricio por el hecho de ser
emperador-, era concedida el Emperador en forma ampliada, porque carecía de límites espacio-
temporales, y de ese otro importante freno que implicaba la colegialidad. Esta potestad le
significaba al Princeps: a) facultades propias del poder tribunicio; b) prerrogativas frente al
Senado y al pueblo. c) inmunidades.
2) El Imperium Proconsular, también ampliado espacio-temporalmente; por tanto,
completo y universal, porque no era compartido y se extendía a todo el Imperio. Suponía la
totalidad de las funciones militares, judiciales, gubernativas y administrativas en el territorio
imperial, particularmente en las provincias imperiales, en las que actuaba a través de su legado,
el gobernador. En las provincias senatoriales tal poder no era tan directo en principio, pero las
limitaciones fueron decayendo.
3) El Pontificado Máximo lo hacía intermediario entre dioses y hombres, autoridad máxima
de los institutos culturales y depositario de la tradición religiosa de Roma.
El Princeps era un Primer Ciudadano, que tenía sus poderes por delegación popular. Por
tanto, no podía establecerse la sucesión hereditaria: se suponía que eran el Senado y el Pueblo
quienes debían designar a los sucesores. Para evitar riesgos, se procedió a la «adopción» y a
la «asociación». Eso significaba que cada Princeps, en algún momento de su mandato,
adoptaba al ciudadano que elegía como sucesor y lo asociaba a su poder, confiriéndole la
Potestad Tribunicia y el Imperium Proconsular. Producido el deceso de cada Princeps, el Senado
le ofrecía el cargo a aquel que, por estar asociado, ya tenía mando militar y conocía de la
problemática gubernativa del imperio. Ese ofrecimiento era una formalidad: era la forma como
se preservaba la idea del régimen republicano. El sistema funcionó durante los siglos I y II dC -
familias Julio-Claudia, Flavia, Antonina-. En el siglo III entró en crisis, y luego de medio siglo de
guerras civiles se hizo necesaria la implementación de un nuevo sistema.
Las Instituciones del Alto Imperio.
Las instituciones propias de la etapa del Principado fueron de dos tipos: las antiguas
instituciones adaptadas al nuevo régimen, y las nuevas instituciones, creadas específicamente
por el Emperador.
1). Las Antiguas Instituciones persistieron durante el Principado, aunque vaciadas en su
funcionamiento. El objetivo de tal permanencia era satisfacer sobre todo a la Oligarquía, y evitar
reacciones como las protagonizadas contra Julio César.
2). Las Nuevas Instituciones, de corte Imperial, se fueron consolidando paulatinamente
mientras las instituciones tradicionales decaían. Se trataba de cuerpos colegiados o de
funcionarios individuales, destinados a ayudar al Princeps en el cumplimiento de su tarea. El
Imperio Romano dejó de ser un conglomerado de territorios conquistados, unidos a Roma por
tratados particulares, para convertirse en un Estado Centralizado, con sus instituciones
adecuadamente coordinadas. El modelo fue tomado de los Imperios precedentes del Oriente
Helenístico, aunque con una organización institucional acomodada a la nueva realidad. Pero
respondiendo al «ideal helenístico», los emperadores se esforzaron por crear una
administración eficaz y centralizada; y eficientizaron la burocracia para que el número de
funcionarios y oficinas no excediera las estrictas necesidades.
En Suma. El régimen imperial surgió como una necesidad, y fue funcional porque llevó la
eficiencia administrativa y la paz que se requería, porque puso fin a las guerras civiles y a los
conflictos sociales y partidarios. Llevó también las conquistas a sus límites e inauguró un
importante período de paz, bajo el gobierno de emperadores extranjeros, como por ejemplo los
ibéricos. Alcanzó su etapa de florecimiento en los siglos I y II de nuestra era, llamados
respectivamente «el siglo de Augusto» y «la pax romana»: épocas de gran desarrollo cultural,
artístico y jurídico. Los vicios en los que se fue cayendo lo debilitaron y generaron el conflicto, a
lo cual se sumó el problema externo.

El Bajo Imperio o “Dominado”


La Crisis del siglo III

El proceso de desintegración de la civilización romana fue detenido sólo transitoriamente


con la construcción del Alto Imperio. Su estructura institucional fue aparentemente sólida, y dio
al mundo dos siglos de paz y de desarrollo cultural: el siglo I, llamado «siglo de Augusto» y el
siglo II o de la «Paz Romana». Pero aunque espléndido, ese Orden Imperial encerró desde sus
orígenes una serie de debilidades, y generó otras, que finalmente llevaron a la crisis.
El período que media entre el año 193, en que el ejército designó emperador a Septimio
Severo -quien abrió la última dinastía en la que hubo relativa paz interna-, y el año 284 -en que
fue elegido Diocleciano-, es conocido como el período de crisis del siglo III. Dentro de esa etapa
hubo una de Anarquía Militar, entre el 235 y el 284, o sea entre el final del gobierno de los
Severos y la asunción de Diocleciano. Los factores de la Crisis del siglo III fueron de diverso
tipo.
1. Crisis Política. Fue un efecto del agotamiento del proyecto político del Principado. El
problema central fue el sucesorio. A menudo se habían generado conflictos cada vez que un
emperador moría: por no haber dejado asociado, por la oposición de quienes se consideraban
con derecho, o por las expectativas de quien tenía poder militar. Eso llevó en el siglo III a.C. a
las guerras civiles entre los generales de los Ejércitos.
2. Crisis Militar, que se produjo por factores externos e internos. 2.1.- El factor externo
fue, en particular, el problema en las fronteras del Rin y el Danubio, constituido por las «tribus
bárbaras», los germanos que presionaban para ingresar al Imperio. Algunos fueron instalados
dentro de las fronteras, como freno frente a los otros grupos –caso de los francos, en el 406 a.C,
y muchos germanos fueron transformados en legionarios. 2.2. El factor interno estuvo constituido
por la militarización del Estado. Los Ejércitos de las fronteras y la Guardia Pretoriana lucharon
para imponer su jefe como emperador. Algunos duraron unos pocos días, y había jefes militares
que se resistían porque ser designado emperador implicaba una condena a muerte: podían durar
incluso días. Pocos estuvieron algunos años: caso de Aureliano que gobernó 5 años, ya hacia
fines de la Crisis. .
3. Crisis Económica Las actividades económicas se resintieron todas. La producción
primaria continuó el proceso de deterioro ya iniciado, por la falta de mano de obra y el paulatino
abandono de los campos por parte de la población, que se trasladaba a las ciudades. La
inseguridad general limitó el comercio y produjo la ruptura de la cadena comercial, lo cual
condujo a una reducción de la producción industrial..
4. Crisis Social, que fue una consecuencia natural de los problemas económicos y
financieros, y que como todo lo económico-social, produjo efectos políticos. Hubo graves
estallidos sociales, protagonizados por las masas rurales contra los sectores que constituían los
pilares del régimen del principado: terratenientes y burguesías urbanas. Estas decayeron ante
la disminución del comercio y la producción artesanal, y los conflictos en los campos. Y eso
llevó en lo político a la decadencia del régimen municipal
5. Crisis Religiosa. El proceso seguido por Roma, fue semejante al experimentado por el
mundo helénico. Se caracterizó por: a) La decadencia del culto cívico porque a medida que la
crisis se extendía, empezó a ser insatisfactorio para los romanos ese culto sin suficiente
contenido espiritual. De ahí la adhesión a cultos orientales. b) La difusión del Cristianismo que
ofrecía el contenido espiritual que el hombre necesitaba y la promesa de una vida trascendente
en relación a la vida terrena, con premios y castigos futuros.
Los primeros cristianos sufrieron algunas persecuciones, por su negativa a adorar la figura
del Emperador, que daba unidad cultural y espiritual al Imperio; pero en general, durante los
primeros siglos las persecuciones fueron esporádicas y primó una tolerancia implícita. A partir
del 250, y en especial en los años 257 y 258, los edictos inauguraron las persecuciones
generales, movidos en buena parte por la crisis, quizás porque se hacía necesario buscar un
chivo expiatorio; y los cristianos, con su negativa a respetar los cultos tradicionales, parecían
afrentar a los dioses tradicionales.

Instituciones en el Bajo Imperio: La monarquía absoluta

La instalación del Bajo Imperio o Dominado se tradujo en una serie de cambios, en los
aspectos institucional, territorial y religioso. Se origina con Diocleciano (295-306)
El Principio Político que triunfó fue el Absolutismo. El emperador era la máxima autoridad
en todo el imperio, y caducaron los poderes de las instituciones republicanas romanas: el
Senado era honorífico y las magistraturas dependían del emperador. Éste era el jefe de los
ejércitos, cabeza de la administración, fuente de legislación, supremo juez y pontífice máximo,
representante del dios, y dios viviente, principio éste que heredó de las monarquías helenísticas.
Este Monarca Absoluto no tenía, de hecho, limitaciones. Y la condición de ciudadano
desapareció de tal modo, que el término se perdió.
La solución al problema sucesorio fue concretado por Constantino, quien impuso el
principio hereditario, propio de las monarquías absolutas, lo que era una consecuencia natural
de la identificación del poder imperial con la divinidad.
La solución al problema administrativo-territorial fue obra de Teodosio, quien en 395
procederá a la división -ahora definitiva- del Imperio en dos partes: el Imperio Romano Oriental,
con capital en Constantinopla, y el Imperio Romano Occidental, con capital variable: Roma,
Tréveris o Milán -fue cambiando-. En general existió una marcada tendencia a llevar la capital
al norte, para acercarla a la zona de los conflictos.
3. La solución del problema religioso tuvo dos momentos:
a) En el año 313, Constantino dictó el Edicto de Milán, que fue un Edicto de Tolerancia a
partir del cual fue posible la práctica de la religión cristiana, como la de los demás cultos. A partir
de entonces el Emperador empezó a buscar el apoyo de la Iglesia Cristiana, lo cual se debió a
la decadencia de las clases sociales en las que tradicionalmente se apoyaba el poder romano.
Sin embargo, el culto romano oficial siguió siendo el tradicional.
b) En el Año 395, Teodosio hizo del Cristianismo la religión oficial del Imperio y prohibió la
práctica de todos los cultos no católicos, los que empezaron a ser perseguidos. “En la actitud
político-religiosa de Teodosio y de sus sucesores es dable advertir que la Iglesia Cristiana, en el
curso de las persecuciones que soportó, había aprendido la lección de la intolerancia y pasó de
ser víctima a constituirse en victimaria. No sólo la persecución contra el paganismo, sino el uso
de la autoridad política para el combate contra las disidencias religiosas y las herejías, se
hicieron moneda corriente” (Ponsati: 1976; 623).
El acuerdo entre “el trono y el altar” fue conveniente para ambos sectores. No sólo la
jerarquía eclesiástica se valió del poder temporal para combatir toda disidencia religiosa.
También el poder temporal usó el apoyo eclesiástico para fines políticos. El principio de la
Monarquía Absoluta de Derecho Divino se vio reforzado a partir de este momento; y empezó la
tendencia -que se fue profundizando- a acomodar la legislación del Estado a la legislación
religiosa. No había sometimiento del poder político al religioso -como ocurriría en el medioevo-
sino todo lo contrario: el Emperador, siguiendo la tradición romana, empezó a intervenir en
cuestiones de la Iglesia: pretendió elegir los papas, presidir los concilios, intervenir en cuestiones
de fe -en casos de herejías-. Fue por ello que, a fines del siglo IV, y buscando separar la Iglesia
Católica del yugo del poder imperial, San Agustín enunció la Teoría de las Dos Espadas,
destinada a tener gran trascendencia en el medioevo, pero que en principio, en Roma fue
inoperante.
El problema militar -fronterizo no pudo ser solucionado. Durante siglos Roma se había
extendido a expensas de otros pueblos, y había estructurado fronteras fuertes. A medida que la
Crisis asoló el Imperio, esas fronteras se fueron debilitando, y los pueblos que desde tiempo
atrás presionaban por entrar, lograron hacerlo.
La frontera del Danubio estalló a fines del siglo IV. Empujados por los hunos, los visigodos
invadieron el imperio, asolaron la Península Balcánica, y como fueron derrotados por el
emperador Valente en la batalla de Andrinópolis, torcieron al Oeste y atravesaron Iliria, con lo
cual salieron del Imperio Romano Oriental. Ingresaron al Imperio Occidental, invadieron Italia y
amenazaron con ocupar Roma. La mediación del Papa hizo posible que se retiraran, y que
finalmente se instalaran, con autorización de los romanos, al S.O. de Francia y este de España,
formando el Reino Visigodo. La frontera del Rin estalló en el 406, cuando suevos, alanos y
vándalos penetraron en la Galia y se desparramaron por España; y luego los francos ocuparon
Francia. Se formaron así en Francia dos reinos, el Burgundio y el Franco, éste destinado a tener
gran importancia en la Edad Media.
Las invasiones germanas continuaron. En el año 476 Odoacro, rey de los hérulos, ocupó
Roma, destronó al Emperador, y envió las insignias imperiales a Bizancio. Con ello se puso fin
a la vigencia del Imperio Romano Occidental, y ese hecho es considerado por los historiadores
como un separador de época: el 476 marca el fin de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad
Media. El Imperio Romano Oriental subsistió durante 10 siglos más, y allí se preservó el régimen
monárquico absoluto, la idea abstracta del estado, el derecho romano -que fue recopilado por el
Emperador Justiniano-; y todos esos elementos políticos, que se perdieron en Occidente durante
varios siglos, empezaron a ser recuperados a partir de los siglos XI y XII. El Imperio Romano
Oriental subsistió hasta 1453, fecha en que cayó por la invasión turca a Europa, y se considera
esa fecha también como de finalización de la Edad Media y nacimiento de la Edad Moderna.
LA LENGUA Y EL DERECHO

El instrumento de comunicación por excelencia es el lenguaje verbal y escrito. Toda


organización política debe valerse del lenguaje para establecer las relaciones de dominación. El
Imperio Romano ante la extensión del territorio tuvo la necesidad de instrumentar un sistema de
comunicación escrita y hablada que sea comprensible a todos los súbditos del Imperio, de
manera que constituya un vehículo eficaz para mantener la cohesión política de un amplio y
complicado mosaico de pueblos dotados de idiomas, costumbres e idiosincrasias diferentes.
Para ello acudió a dos idiomas, dotados cada uno su propio alfabeto. En primer término el latín,
lengua nativa de Roma que se impuso fácilmente en la zona occidental, ésta lengua tuvo la
exclusividad como idioma oficial del ejército y del sistema jurídico, con lo cual su expansión pudo
llegar hasta las fronteras del Imperio. La Koiné ática fue a su vez la lengua oficial del estado
Imperial en la zona oriental, esta lengua se había expandido mucho más allá de Grecia. En
consecuencia el Imperio Romano fue bilingüe, así desde los tiempos de Augusto se dispuso que
los archivos y repertorios oficiales se llevasen por partido doble en las dos lenguas, como
llamaban los estadistas imperiales al Latín y el Griego. El latín permaneció como lengua litúrgica
de la sección occidental de la Iglesia católica, como lenguaje propio del discurso filosófico y
científico durante la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna.
En el campo de la vida social, el derecho comprende tres esferas claramente
identificadas, Por un lado el derecho político-administrativo que regula las relaciones entre
súbditos y el gobierno, por el otro el derecho penal que sanciona las conductas antisociales y
finalmente el derecho civil que comprende dos ramas: el derecho de contenido económico y el
que regula todo otro tipo de relaciones vinculadas a la personalidad del hombre. Roma tuvo que
encarar desde los inicios un sistema jurídico rustico desde el último periodo republicano
transformaciones parciales destinadas a llenar las necesidades jurídicas creadas por la
conversión de Roma en el centro político y militar del mundo. Ello corono la enorme empresa
de proporcionar un marco jurídico adecuado a las relaciones privadas que se desarrollaban en
el mundo mediterráneo hasta el punto de que en el primer siglo del imperio, el derecho privado
romano llego a ser de uso generalizado en todos los rincones de su territorio. Sin embargo las
exigencias de una mayor uniformidad y sistematización del derecho condujeron a su
codificación. El primer paso fue el congelamiento del edicto del pretor urbano en un edicto
perpetuo. Cada pretor urbano al iniciar sus funciones mandaba a publicar un edicto fijando las
reglas que durante el año de su desempeño se observarían en la administración de justicia.
Tradicionalmente el nuevo pretor ratificaba el edicto de su antecesor hasta que en el año 131
D.C. quedo definitivamente fijado el texto del edicto. No solo el edicto del pretor sino también los
senadoconsultos y sobre todo las constituciones imperiales, eran las fuentes principales del
derecho civil romano, ello requirió con urgencia una sistematización capaz de hacerlo accesible
y comprensible. Para poner orden a la herencia de jurídica que comprendía quinientos años de
legislación, jurisprudencia y doctrina, se acudió durante la Republica a la recepción de la filosofía
estoica, la que suministró marcos intelectuales y valorativos de referencia para el jurista. Más
tarde los auxiliares que aconsejaba al emperador en materia jurídica se transformó en un cuerpo
de jurisconsultos oficiales dotados del derecho de evacuar consultas, cuyas respuestas tenían
fuerza obligatoria. Otro paso más en dirección a la sistematización jurídica la dieron los códigos
no oficiales de Gregorio (297 D.C.) y Hermógenes (295 D.C.) y el código oficial Teodosiano. El
proceso finalizo cuando Justiniano comisiono a los juristas la ardua tarea de codificar las
constituciones imperiales y las respuestas de los jurisconsultos y los principios de enseñanza
jurídica. Con ello el Derecho Romano gano en claridad y orden, aunque poca influencia tuvo en
la vida del Imperio, pues Justiniano fue el último Emperador que gobernó sobre Oriente y
Occidente, después de él, la sección occidental del Imperio estallo en una multitud de reinos
bárbaros, mientras la porción oriental lograba subsistir como una sombra del antiguo Imperio.
Habrá que aguarda a la recepción del Derecho Romano en Occidente y a un renacimiento
cultural de oriente para que la influencia perdurable del sistema jurídico se imponga
verdaderamente.-
Lo mismo que las lenguas, el sistema jurídico del Imperio Romano vivió largamente a la
propia institución política que lo albergara y sistematizara.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO ROMANO

INTRODUCCIÓN

Roma patria del derecho, tuvo el sentido y el instinto de la política, pero careció de la
inteligencia reflexiva, ello se debe a que el espíritu romano fue esencialmente práctico, la
República Romana engendro hombres de Estado, jurisconsultos, oradores, su existencia muy
activa los aleja de una orientación especulativa. Se admiraban demasiados a sí mismos y por
este hecho apenas se interesaron por las instituciones de otros pueblos.
En esta nueva comunidad que dejaba de lado a la ciudad estado, el desarrollo de la
filosofía Estoica había aportado ideas de justicia natural, estado universal y ciudadanía universal,
conceptos con carga más ética que jurídica. Esta nueva cultura universal, compartía la creencia
en que el mundo estaba sujeto al gobierno divino de un Dios, razonable y bueno. Este mismo
Dios mantiene una relación paterna con los hombres, los cuales, por lo tanto, pasan a
considerarse hermanos entre sí, constituyendo una familia universal. Describían además al
hombre como un ser sociable, pero no con el significado dado por los griegos, sino para dar a
entender que el respeto a las leyes de Dios y de los hombres es un don innato de la naturaleza
humana y que el hombre perfecciona su propia naturaleza en tanto las observa, o se degrada,
desobedeciéndolas.
Durante el siglo I AC y los dos primeros siglos después de Cristo, estas ideas influyeron
en el desarrollo de teorías que relacionaban el derecho y el gobierno con un plan formulado por
Dios para guiar a la humanidad; y en la introducción del derecho natural en el derecho romano.
Pero no en el desarrollo de una filosofía política.
El único de los escritores romanos que se debe considerar en cuanto a intentos de
formulación de una teoría política fue Cicerón. Apunta Sabine que […] la presunción de que el
estado es una criatura del derecho y no debe estudiarse como hecho sociológico o como bien
ético, sino en términos de competencia jurídica y de derechos, apenas había existido en el
pensamiento griego; ha sido parte intrínseca de la teoría política desde la época romana hasta
nuestros días. La relación del estado con las instituciones religiosas y de la filosofía política con
la Teología, que apenas habían sido problemas para los griegos, plantearon las cuestiones
principales y tiñeron la discusión de todos los problemas durante la Edad Media y hasta bien
entrada la Moderna.

CICERÓN

1. LA INFLUENCIA GRIEGA EN CICERÓN

Marco Tulio Cicerón (106 –43 AC) vivió en la época de descomposición de la República
Romana, en el siglo I AC. Participó activamente en política, ocupando distintas magistraturas:
cuestor, edil, pretor, cónsul. Antes se había destacado como brillante abogado y orador. Fue
un hombre políticamente moderado, que bregó por la permanencia de las instituciones
republicanas. La tradición acostumbra remarcar la influencia profunda que recibió de Polibio y
de Platón. Como Polibio, adhería al sistema “mixto” de gobierno, que combinaba elementos de
monarquía, aristocracia y democracia. Como Platón, tituló sus obras La República y Las Leyes,
presentó el contenido en forma de diálogos, ofreció el ideal del mejor gobierno y del mejor
ciudadano, tomados simultáneamente en su relación de conexión necesaria, y presentó la
imagen del “político ideal de toda la literatura griega: el “Jefe” de Jenofonte, el “Sabio, rey-filósofo
o filósofo-rey de Platón, el “Buen ciudadano” de Aristóteles” (ibídem, 84).
Aunque no escribe propiamente una utopía, sino que usa el método histórico, construye
una “utopía del pasado”, porque idealiza las instituciones que han existido para presentarlas
como modelo para el porvenir (ibídem, 85). Su concepción de la virtud y del deber del
gobernante, que lo lleva a plantear que la autoridad se sostiene en buena medida sobre el
prestigio moral, proviene de la filosofía estoica (ibídem).
En sus obras el tema es el estudio del Estado, o sea en términos latinos la res publica. La
República y Las Leyes, considera Prelot, son de un gran valor documental, nos informan
ampliamente sobre las instituciones de Roma y de la Antigüedad
La República de Cicerón es muestra de su admiración por Platón, aunque su contenido se
diferencia de la obra de su maestro. No se explaya sobre un estado ideal: tampoco hace un
análisis de las diferentes formas de estado, aunque admira a Aristóteles, alude en su obra a un
estado concreto: la república romana. Los seis libros de La República tratan de:las diversas
formas de gobierno; donde luego de escribirlas al modo tradicional, deja clara su preferencia, la
mejor forma de gobierno es una cuarta compuesta por las tres primeras, que atempera las unas
con las otras. Coloco muy por encima de esas tres formas de gobierno aquellas que las reúne a
todas, como cita Rodríguez Varela. Las instituciones romanas; donde idealiza la república
romana, haciendo alusión más a sus glorias pasadas que a la época de decadencia que vivía.
Desarrolla además la tesis de que la superioridad de la organización política procede de que no
es obra de un hombre solo, ni monumento de una sola generación, sino fruto de la experiencia
de muchos siglos y del genio de una larga serie de grandes hombres, resume Rodríguez Varela.
En cuanto a su obra Las Leyes, complementa a La República en la exposición de su doctrina.
Sus partes son:
1.- El origen del Derecho; las leyes en general. Cicerón plantea la existencia de tres tipos
de leyes: el jus civile, o derecho común de los romanos; el jus gentium, o derecho intermedio,
conformado por el derecho consuetudinario de diversos pueblos; y el jus naturale, al que
considera inmutable y necesario y está grabado en la conciencia de los hombres. El derecho
para Cicerón, no es...una simple técnica para preservar la convivencia sino que debe reflejar
acabadamente criterios objetivos de justicia, señala Rpdriguez Varela.
2.- Las leyes religiosas;
3.- La organización del poder, magistratura y reglas políticas y prácticas, en suma, las
leyes políticas de Roma
Ese hecho de la influencia griega ha llevado a algunos autores a desvalorizar a Cicerón
considerándolo un imitador de Platón, lo que implica obviar el hecho de que él tenía una
formación clásica profunda. En contrapartida, otros han tratado de presentarlo como el pensador
original que ofreció en su obra el proyecto de lo que sería el Principado, el régimen político que
intentaría efectivizar Pompeyo, y que concretaría Augusto.
2. TEORÍA SOCIAL: La causa de la asociación en un Estado no es un pacto o contrato entre
hombres aislados, producto de la necesidad de protección, sino que es un hecho natural, porque
“la naturaleza humana tiende a huir de la soledad y está ávida de vida en común y de sociedad”.
Así, como Aristóteles y después Santo Tomás, Cicerón considera que los hombres son seres
sociales por naturaleza, y que el origen del Estado debe rastrearse en los hechos históricos:
diversas familias eligieron una zona donde asentarse y “un hombre” los organiza y reúne en una
Ciudad, que luego se extiende sobre sus vecinos; y a partir de entonces se hacen necesarios
“una autoridad permanente y un gobierno constituido” (Prelot, 87).

Tanto la fundación como el desarrollo del Estado es para Cicerón una obra colectiva,
porque por sabio y virtuoso que sea el gobernante, “la grandeza de un Estado necesita la
colaboración de toda la colectividad, que trascienda del individuo tanto en el espacio como en el
tiempo; y “se requiere el esfuerzo de un pueblo durante generaciones para llevar el poder político
a su grado de perfección”. (Prelot, 87).
El/los gobernantes que son los depositarios transitorios del poder, reciben del pueblo la
“autoridad” para mandar, autoridad que no deriva sólo de las condiciones personales del
gobernante sino que es un “hecho social”. La existencia de un “pueblo” reunido en una región
determinada, que conforma el Estado -en este caso, la Ciudad-, impone la existencia de una
autoridad con poder de mando, para conducir a su pueblo a la virtud y la felicidad. Cicerón
entiende por pueblo: “un “grupo numeroso de hombres asociados unos con otros por su
adhesión a una misma ley y por una cierta comunidad de intereses”. (Prelot, 86).
3. ÉTICA Y POLÍTICA a)- La Política es concebida por Cicerón como una actividad
impregnada de un alto contenido moral, porque el individuo cumple un deber consagrándose a
ella. Para desempeñar el gobierno de la ciudad deben desarrollarse las mayores potencias
humanas: la sabiduría y la virtud, a las que debe añadirse la experiencia cuando se trata de los
cargos más altos; de allí la importancia de respetar el cursus honorum. Sólo los hombres de
bien pueden desempeñarse adecuadamente en los cargos políticos, consagrándose al servicio
de la Ciudad, que es el de los ciudadanos. Se trata de una actividad que tiene una serie de
inconvenientes –en los que Cicerón insiste en forma reiterada-: la incomprensión e injusticia de
los ciudadanos, la asociación con hombres de “poco recomendables”, el poner en juego la propia
reputación. Pero en la medida en que es un deber cívico, el individuo debe consagrarse a ella;
y sólo cuando ya hubiera prestado ese servicio puede dedicarse a su vida privada y a sus
negocios particulares. Y es un deber cívico para los hombres de bien, porque lo peor que puede
a ellos pasarles es estar bajo la dirección de un mal hombre.

b)- El poder debe ser desempeñado por un hombre no sólo virtuoso, sino además
munido de suficientes conocimientos como para cumplir adecuadamente esa función; de ahí que
debe instruirse en la ciencia y el arte de la política. La ciencia moral y la ciencia política son así
los dos instrumentos en los que todo gobernante debe estar formado, pues ello le dará
“competencia y autoridad”. Ese “mejor ciudadano” –que se corresponde con el filósofo-rey de
Platón-, debe ejercer una “autoridad benévola”. Debe ser una especie de “tutor” del pueblo y de
“moderador”, porque debe dirigir, controlar, ayudar y moderar los conflictos. El objetivo de todo
gobierno es favorecer “la perfección moral y la felicidad” de su pueblo, y debe estar impulsado
por “el desinterés y la humanidad”.
4. LAS FORMAS DE GOBIERNO Las formas de gobierno son para Cicerón -que en ello sigue
la tradición-, tres: la monarquía o gobierno de uno, la aristocracia o gobierno de unos pocos –
los mejores-, y la democracia o gobierno de todo el pueblo. Considera que históricamente la
primera forma de gobierno ha sido la monarquía, derivada del poder paterno; pero como ella
deriva en despotismo, se produce la rebelión popular contra el déspota. El régimen se torna
entonces republicano-aristocrático, porque el pueblo carece de la preparación suficiente para
gobernar. Pero una vez que adquiere los derechos, el régimen deriva hacia la democracia.
Cicerón rechaza las tres formas puras. a)- La monarquía es el régimen que goza de las
preferencias de Cicerón, en relación a las otras dos; pero le teme a la transformación de la
monarquía en despotismo y la rechaza porque impide que los miembros de la ciudad “participen
en las deliberaciones”, “se pronuncien sobre las decisiones a tomar” e intervengan “en la
confección de las leyes” (ibídem, 88). Por otra parte, según Prelot “toda su terminología y su
ideología son republicanas” (ibídem, 87). b)- Al régimen aristocrático lo cuestiona porque durante
su vigencia se profundizan las diverencias entre los sectores, porque los hombres del patriciado
tienden a gobernar en su beneficio. c)- Al régimen democrático lo considera el peor de los tres,
porque impide “la equidad”, entendiéndose por ello que no se hace justicia porque no se da a
cada cual lo suyo. Esta concepción se relaciona con la idea que en la época antigua se tenía de
la sociedad: había diferentes tipos de hombres, ubicados en clases con diferente tipo de
jerarquía y dignidades, e intentar igualarlos y no reconocer esas diferencias jerárquicas rompía
con el orden tradicional, que era el mejor.

Cicerón adhería el régimen mixto, esto es, un régimen de gobierno que combinara los
elementos monárquico, aristocrático y democrático. En ese sentido avala la estructura tradicional
romana, donde “la magistratura” retiene ciertos elementos monárquicos, “la aristocracia” está
representada en el Senado, y “la democracia” se concreta en las Asambleas populares.
5. LA JUSTICIA NATURAL Y EL DERECHO POSITIVO

Cicerón pone el acento en el papel de la justicia dentro del Estado, porque afirma como
Aristóteles que es deber de éste propender a la vida feliz de la Ciudad; y como para que exista
esa felicidad se debe dar a cada uno lo suyo, esto es, debe haber equidad, la justicia es una de
las funciones esenciales del Estado.
Cicerón desarrolla en relación a esta cuestión el principio de la ley natural, evidenciando
la influencia de los estoicos. Afirma así:
a)- “que la naturaleza humana y la recta razón emiten órdenes que deben ser
respetadas por quien las escucha;
b)- que esas órdenes de la recta razón no pueden ser modificadas por el derecho
positivo y que los poderes públicos son impotentes a su respecto;
c).- que las manifestaciones de esa recta razón tienen un carácter eterno y
universal” (Prelot, 89)
En consecuencia, Cicerón desarrolla la idea de la existencia de una ley no escrita, la ley
natural o ley de razón, que precede a toda ley escrita (derecho positivo) a la cual ésta debe
ajustarse para tener legitimidad.
El tema que no deja absolutamente claro es el de los derechos individuales. Para los
romanos, como para los griegos, el hombre sólo puede ser feliz si se desarrolla en la Ciudad y
se acomoda a su normativa, o sea si vive en función del bien común. Es por ello que en la Ciudad
del mundo clásico “Todo se encontraba bajo la vigilancia del Estado, incluso la religión, incluso
la vida privada y todo le estaba subordinado, hasta la moral; el hombre carecía de toda garantía
en sus derechos individuales” (ibídem). “No obstante, el derecho romano aporta a esta
concepción totalitaria y autoritaria del Estado un correctivo jurídico capital: la distinción entre el
derecho público y el derecho privado” y con ello se ha producido un notable adelanto en relación
a los griegos.
Cicerón plantea la existencia de derechos individuales, pero “no ha tenido la osadía
intelectual suficiente para ver en el derecho individual un derecho trascendental inherente a la
personalidad. Los derechos del individuo son, en la época en que él escribe, inmanentes a un
ordenamiento jurídico procedente del Estado” (Prelot, 90).
Después de la muerte de Cicerón se da el tránsito de la República al Imperio, bajo la forma
de Principado, que según algunos autores se corresponde al planteo ciceroniano por el
predomino de un primer ciudadano. El régimen de monarquía absoluta posterior no tiene nada
que ver con la teoría política o jurídica romanas: se consideró una solución producto de la
necesidad de supervivencia, y fue una idea importada de Cercano Oriente, de las monarquías
egipcia, persa y macedónica.-

C) El orden político e institucional Medieval


Introducción
La Edad Media abarca un vasto período que se extiende entre los siglos V y XV de nuestra era.
Los hechos fijados para marcar el comienzo y fin de esta Edad, se relacionan ambos con el
Antiguo Imperio Romano:
 la caída del Imperio Romano de Occidente (con capital generalmente en Roma) en el
476, por la invasión de los pueblos germánicos (llamados por ellos “bárbaros”), con lo
cual se considera que empieza la Edad Media;
 la caída del Imperio Romano de Oriente (con capital en Bizancio) en manos de los
pueblos turcos de religión musulmana, en 1453, con lo cual empieza la Edad Moderna.
La Edad Media se divide convencionalmente en tres períodos, sobre cuyas fechas los
historiadores discrepan relativamente. En general se consigna:
1-La Temprana Edad Media, entre los siglos V y VIII. En esta etapa se pueden señalar dos
cuestiones fundamentales:
 la ruptura de la unidad política y cultural del Mediterráneo, que había sido la
característica del Imperio Romano;
 la estructuración de un nuevo orden en Europa Occidental, con la formación de
nuevos Reinos.
2-La Alta Edad Media, entre los siglos VIII y XIII. Se caracterizó porque en su transcurso
se definieron los rasgos organizativos y culturales típicamente medievales, gestados en la etapa
anterior.
 Consolidación de los Reinos Bárbaros(con la imposición de unos sobre otros)
 Consolidación del sistema de vasallaje propio del régimen feudal.
 Redefinición de la Teoría de las Dos Espadas, lo que derivó en conflictos entre el
Poder Político y el Poder Religioso.
 Progreso de las actividades económicas dentro del estilo «cerrado» o «sin
mercados exteriores», que hacia fines de la época empezó a debilitarse;
 Afirmación del régimen social estamentario,
 Desarrollo de la producción cultural, pero centrada en lo religioso,
 Vida cotidiana regida por patrones de vida de fuerte contenido cristiano.
3-La Baja Edad Media, entre los siglos XIII y XV. Durante su transcurso se sentaron las
bases de lo que después sería el mundo moderno.
 En lo político empezó a retroceder el sistema feudal. y a producirse paulatinamente
la concentración del poder en manos de los reyes, los cuales se apoyaron
teóricamente en los principios del renacido (en occidente) Derecho Romano.
 En lo económico se afirmó la apertura del mundo mediterráneo, y al reimplantarse
la economía de cambio, renacieron todas las actividades económicas.

 En lo demográfico y social se produjo el repoblamiento de las ciudades con un sector


social que hizo su aparición, y que desempeñaría en los siglos posteriores un
importante papel: la Burguesía.
 En lo cultural, si bien lo religioso ocupó un papel destacado, empezó el lento proceso
de laicización que llevaría al Humanismo y el Renacimiento, en los siglos XV y XVI.

1-La ruina del Imperio Romano.

Las Invasiones germanas y el nuevo orden de la cuenca del Mar Mediterráneo

Las invasiones «bárbaras» fueron protagonizadas por los Germanos, conjunto de pueblos
de origen indoeuropeo o ario, proveniente de las estepas del sur de Rusia. Habían migrado
hacia el oeste, y se habían instalado en las fronteras del Imperio, sobre los ríos Rin y Danubio.
La situación que cada uno de ellos tenía frente a los romanos era particular: algunos estaban en
pie de guerra contra el Imperio; otros, como los Francos, se habían establecido con la anuencia
de los romanos dentro del territorio imperial al norte de la Galia, con el carácter de «pueblos
federados».
En realidad, el Imperio estaba ya en decadencia, y usaba a los pueblos Germanos que
consideraba más civilizados instalándolos como soldados y campesinos en su frontera interna,
como valla de contención frente a los otros Germanos.
El estallido del «limes» o frontera romana se produjo en dos zonas, en diferente momento:
en el Danubio primero y en el Rin después.
 El limes del Danubio se rompió a fines del siglo IV y penetró el pueblo Visigodo al
territorio del Imperio Romano de Oriente. Cuando el Emperador Valente los detuvo militarmente,
recorrieron Iliria y penetraron en Italia. Guiados por Alarico llegaron hasta las puertas de Roma,
donde pactaron con el Emperador y el Papa. Se retiraron con el derecho reconocido por los
romanos de instalarse en el sudoeste de la Galia (Francia) y el este de la península Ibérica.
 El limes del Rin estalló a principios del siglo V (año 406). Ingresaron los Suevos,
Alanos y Vándalos, que se asentaron en la Península Ibérica (en Galicia, Portugal y Andalucía
respectivamente). Posteriormente se produjo el ingreso de otros pueblos, como los Burgundios
que se asentaron en el sur de Galia (Francia), y los Anglos y Sajones que cruzaron a Inglaterra.

Finalmente en el año 476 Odoacro, rey de los Hérulos, depuso al emperador romano
Rómulo Augústulo, y envió las insignias imperiales a Bizancio. Con ello formalmente dio por
finalizada la vigencia del Imperio Romano de Occidente.
Con la caída del Imperio Romano Occidental tres civilizaciones se definieron en la cuenca
del Mediterráneo:
1. La Civilización Europea Occidental, de base cristiano-romana. En esta región se
asentaron las tribus Germánicas durante la Temprana Edad Media, que fue un período de
invasiones de pueblos y de guerras sistemáticas. Así nacieron las nuevas entidades políticas:
los Reinos Romano-Germánicos. Ellos fueron: el reino Visigodo en Hispania (España), el reino
Franco en Galia (Francia), los reinos Anglosajones en Inglaterra, el reino Lombardo en el norte
de Italia. Aunque cada uno de ellos tuvo características propias, en todos nació una cultura que
contenía elementos romanos y germánicos.
2. La Civilización Europea Oriental o Bizantina. En el Oriente europeo persistió el
Imperio Romano, pero éste fue tomando ciertas características propias de la cultura de los
pueblos Eslavos de la zona. Se mantuvo la monarquía absoluta y el Derecho Romano, pero el
latín se deformó; y aunque siguieron siendo cristianos, dejaron de ser católicos, porque
rechazaron la autoridad del Papa y adoptaron el estilo cristiano ortodoxo. Su líder religioso fue
desde entonces el Patriarca de Constantinopla. Esta región continuó su evolución en forma
bastante aislada de los conflictos de Occidente hasta la época de Las Cruzadas. Terminó su
vida en 1453, cuando los Turcos tomaron la ciudad de Bizancio, hecho elegido como separador
de época entre la Edad Media y la Edad Moderna. La península Balcánica pasará a formar parte
del Imperio Turco hasta el siglo XIX.
3- La Civilización Árabe-musulmana. En el oeste de Asia y norte de África se
estableció a partir de la prédica de Mahoma y de la unificación de las tribus nómadas sobre la
base de la religión musulmana o Islámica, el Imperio Árabe, que heredó muchas características
del antiguo imperio romano.-

El Reino Franco y su evolución

De los Reinos Bárbaros o Reinos Romano-Germánicos establecidos en Europa occidental,


se toma como modelo para su estudio al Reino Franco .En el siglo V el reino Franco se fundó
en la Galia, en cuya zona N-NE se asentó originariamente el pueblo germánico de los Francos
como “federados” de los romanos. La caída del Imperio en 476 liberó a los Francos del pacto
acordado, ya que para los germanos el concepto de «estado» como objeto de derecho público
no existía, y las relaciones (aún entre gobernantes) eran personales, con lo que la desaparición
física de los firmantes determinaba la caducidad del pacto. Dirigidos por la Dinastía Merovingia
iniciaran una campaña de expansión que les permitió apoderarse de la mayor parte de la Galia,
expulsando a los Visigodos-36, y conquistando a los Burgundios en 532. A mediados del siglo VI
el Reino Franco ya constituía un estado compacto, pero el reino se debilitó debido a dos
cuestiones:
1-La aplicación de la Ley Sálica, que consideraba al reino y al título del rey como objetos
de derecho privado, y determinaba que todos los hijos varones legítimos tenían iguales
derechos en relación a reino y título. El Estado Medieval, debido a esta concepción, fue un
Estado Patrimonial: estado y corona eran patrimonio personal del rey, y él los dejaba en herencia
a sus hijos según su criterio, pudiendo dividirlo; y si no era así, los hijos a menudo colisionaron
entre sí porque se sentían con idénticos derechos.
2-El desarrollo de una fuerte aristocracia, que creció a expensas de los poderes públicos,
y debilitó la monarquía. La carencia de medios para sostener la administración interna –falta de
moneda- llevó al rey a encargar los grandes propietarios –la nobleza- la dirección del gobierno
local. Así, delegó en ellos las funciones propias del Estado: la percepción de los impuestos, la
leva del ejército, la administración de justicia. Así se irá constituyendo lentamente el sistema
feudal como forma de organización interna, el cual dio gran poder a los nobles, a expensas de
los reyes. En el siglo VII los reyes aún reinaban, pero la nobleza gobernaban, sobre todo a
través de un funcionario que asistía al rey y terminó detentando realmente el poder: los
Intendentes o Mayordomos de Palacio. En Austrasia, una de las zonas en que se dividió el reino
Franco y que presentaba menor tradición romana por estar más al norte, el Intendente carecía
de ataduras lo que le permitió imponerse a los reyes Merovingios. Así, los Mayordomos o
Intendentes de la familia Carolingia, terminaron por reemplazar a los débiles reyes legítimos, los
Merovingios.
De la monarquía Merovingia a la Carolingia
Los Mayordomos que se sucedieron en Austrasia fueron: Pipino el Viejo, Pipino de Herstal,
Carlos Martel, Pipino el Breve. Este último mantuvo buenos vínculos con la Iglesia pues

36La expulsión de los Visigodos ocurrió en el 507, con la Batalla de Voillé. Los visigodos se concentraron en España, hasta
su derrota por los musulmanes, en el 711. Se refugiaron en la zona del Mar Cantábrico, y desde allí iniciaron la lucha de
Reconquista.
necesitaba su apoyo político. Intendente de Palacio y rey de hecho, aspiraba a serlo de derecho.
Pero para concretar un golpe de Estado contra el rey legítimo necesitaba la aprobación pública
del Papa, considerado la más alta autoridad moral del momento (Pirenne: 1992). El Papa, por
su parte, buscaba terminar sus relaciones con el emperador de Oriente, del cual aún dependía,
pues a éste la distancia le impedía defenderlo militarmente, y el peligro que significaba el avance
de los Lombardos sobre Roma era inminente.
En el año 75l los delegados de Pipino sugirieron al Papa Zacarías «si no era más
conveniente que el título real perteneciese a quien ejercía la autoridad suprema que a quien sólo
la poseía en apariencia» (Pirenne: 1992, 56). Con la aprobación papal, Pipino se hizo proclamar
rey por una Asamblea de Nobles. En la ceremonia de coronación, el Papa ungió la frente de
Pipino con los Santos Óleos, sellando así la alianza entre el poder temporal y el espiritual. El
monarca adquirió una fuerza moral de la cual hasta entonces había carecido porque ahora era
sagrado. Desde entonces la idea de sacralidad del poder monárquico se impuso.
La alianza se consolidó cuando en 752 el Papa Esteban II pidió la devolución del favor: el
auxilio frente a los Lombardos. Convinieron que, derrotados los Lombardos, los territorios de
Italia serían del Papa, disponiéndose así arbitrariamente de «una comarca cuyo propietario
legítimo era el Emperador» (Pirenne: 1992; 58). Concluida la victoriosa campaña, el Papa
consagró el linaje Carolingio, al hacer extensiva la consagración a los hijos de Pipino. Los efectos
de esa alianza fueron trascendentes en la historia europea:
1. El Papa recibió las tierras convenidas, fundándose así en 755 los Estados Pontificios,
lo cual transformó al Papa en soberano temporal. Como carecía de poder militar propio, el Papa
otorgó a Pipino el título de “Patricio de los Romanos”, por el cual establecía entre ellos un lazo
personal, que obligaba a los Francos a darle protección.
2. El poder de la realeza cambió de carácter. El poder laico de los Merovingios fue
reemplazado por otro con un componente religioso que lo afirmaba. La consagración hacía del
soberano una especie de personaje sacerdotal, un ser sagrado, que recibía su poder de Dios,
razón por la cual Pipino colocó la cruz en sus emblemas y se auto-tituló «rey por la Gracia de
Dios». En lo sucesivo el rey no será un César que apoyará su autoridad en recursos terrenos,
sino que planteará como su misión esencial la de hacer reinar sobre la tierra los preceptos de la
moral cristiana. A partir de entonces se hizo de la religión un asunto de Estado. Sólo quienes
pertenecían a la sociedad cristiana podían convivir en la Sociedad Política, y la excomunión
equivalía a poner a un individuo fuera de la Ley. Estas características del poder real se
preservaron a lo largo del medioevo.

Del reino Franco al Imperio Carolingio. De la monarquía patrimonial a la sacral.

En el año 800 el rey franco Carlos el Grande o Carlomagno (hijo de Pipino), fue coronado
Emperador por el Papa. Recibió la corona de los emperadores romanos (resguardada por la
Iglesia) lo que consolidó la alianza entre el trono y el altar, profundizando de la noción de poder
sacral37. Con la recreación imperial en el 800, como anteriormente con la creación de los Estados
Pontificios, se estaba disponiendo ilegalmente de bienes y atributos del emperador bizantino:
las tierras eran sus posesiones, la dignidad imperial sólo él podía conferirla. Pero estas
decisiones hicieron posible la independencia de la Iglesia Latina, y la creación de una Unidad

37Los términos “sacral" y "sagrado" son correlativos. Es “sacral” aquello que la Iglesia consagró, porque
con la consagración le confirió el carácter de sagrado.
Política, reunión del «pueblo cristiano». Aunque efímera, tal unidad proporcionó un cierto orden,
posibilitó un renacimiento cultural, y sentó las bases de lo que sería la civilización occidental en
los próximos años. Bizancio reconoció al Imperio de Occidente 12 años después.

Carlomagno continuó los principios rectores de la política de su padre:

1. Relaciones Estado-Iglesia desde el principio imperial. Carlomagno y sus sucesores


encuadraban en el césaro-papismo, planteo según el cual como el emperador era el soberano
de todo el territorio imperial, todos sus habitantes –incluidos los de los Estados Pontificios- eran
sus súbditos; pero además implicaba que, como era ” Protector de la Iglesia” el Papa debía
notificarle su elección y esperar la convalidación de su designación. Así fue que cuando asumió
el papa León III en el 795, comunicó a Carlos su elección, le prometió obediencia y fidelidad, y
le solicitó el envío de un funcionario para que recibiera el juramento de fidelidad del pueblo
romano. De hecho, se estaba poniendo en situación de subordinación y aceptando el
posicionamiento césaropapista de Carlos. Éste le respondió desde su papel de “Supremo Jefe
Político y Religioso”: «a mí pertenece, con la ayuda divina, difundir con las armas la Santa Iglesia
de Cristo en todas partes: en el exterior, contra las invasiones […]; en el interior, protegiéndola
por la difusión de la fe católica. A vos corresponde […] ayudar con sus oraciones al éxito de
nuestras armas» (Lacarra, 1974; 271). Aconsejaba además al Papa cómo conducirse: ser
honesto, piadoso y humilde. En el juego de fuerzas entre los dos poderes, el temporal había
salido triunfante.
2. Política de expansión y conversión de los paganos. Las guerras de conquista carolingias
asumieron un matiz marcadamente religioso, debido al ensanchamiento del ámbito de lo político
provocado por la sacralización de la monarquía. El rey no toleraba disidencias en cuestiones de
fe entre sus súbditos. Se consideraba que rehusar el bautismo o traicionar ese compromiso
religioso, implicaba ponerse fuera de la ley. La expansión del Imperio Carolingio comprendió la
región de Europa central.
Disolución del Imperio Carolingio.
Carlomagno fue sucedido por su hijo Ludovico (Luis) Pío y a su muerte sus tres hijos
lucharon para obtener la corona imperial.
Eso llevó al Tratado de Verdún (843), por el que el Imperio se dividió en 3 partes, según
los principios de la ley Sálica-: Galia Occidental (el occidente de la Francia actual), Galia Oriental
(la mayor parte de la Alemania actual), y una franja intermedia que, como tuvo por rey a Lotario,
se llamó Lotaringia. Se extendía entre el mar del norte y el sur de Italia, y comprendía los Países
Bajos, las provincias alemanas de Renania y las francesas de Alsacia y Lorena, además de
Suiza e Italia (tuvo corta existencia y sus territorios terminaron repartiéndose entre los otros dos
reinos).
El Tratado de Verdún implicó la separación de dos regiones, cuyas poblaciones y culturas
eran diferentes, pues los Francos occidentales estaban más latinizados que los Sajones de la
zona oriental, y tenían una larga tradición de desarrollo cultural y adhesión a la Iglesia Católica.
Además, el hecho tuvo una doble consecuencia política: a) Afirmó el principio del estado
patrimonial, según el cual el reino era un bien perteneciente a los reyes, quienes podían repartirlo
entre sus hijos; b) Estableció una franja entre Alemania y Francia, que será en lo sucesivo teatro
de guerras entre los dos países, que la consideraban suya por contener tanto grupos humanos
franceses como alemanes. Aún en el siglo XX, en ambas guerras mundiales, tanto Alsacia-
Lorena como la Renania fueron zonas de disputa.
La división debilitó al Imperio, cuya crisis dio pie a la presión e invasión de nuevos pueblos.
Por eso algunos autores consideran al siglo X como el del “sitio de Europa”.

El régimen Feudal

Recibe el nombre de Feudalismo el sistema institucional fundada en la concepción de


soberanía como objeto de Derecho Privado, ligada a la propiedad. Se caracteriza por la debilidad
del poder real y el fortalecimiento del poder de los propietarios -que asumen funciones
gubernamentales-, la relación contractual entre los factores de poder político -rey, señores
feudales, vasallos- y su organización de modo piramidalmente jerarquizada. El régimen estaba
ya estructurado en el año 1000, «en todas partes las magistraturas superiores, las realezas, sin
desaparecer, habían sido despojadas de todo poder efectivo. Aunque por su consagración el rey
conservaba una preeminencia de carácter sobrenatural» […] en los hechos carecían de poder
real, salvo en sus territorios particulares (Perroy: 1969; 60).

El Feudalismo fue un fenómeno típicamente europeo, pero como ciertas características se


dieron en otros lugares y tiempos, puede hacerse extensivo el término «feudalismo» a aquellas
situaciones en las que la autoridad central es muy débil y, en cambio, los grandes propietarios
locales son los que ejercen -legítima o arbitrariamente- los atributos de la soberanía. Fue una
forma de organización interna de los Estados. Hay autores –como Jellinek- que lo consideran
un tipo de estado unitario altamente descentralizado. Lo significativo es que el rey no tiene poder
soberano –sobre todo, por carecer de poder militar para imponer sus decisiones y por no tener
relación directa con la población –la cual es mediatizada por sus vasallos directos, los señores
feudales. Otra característica –que se extiende a la modernidad, es la gran desigualdad jurídica
entre los miembros de la sociedad.

Particularidades del régimen


1- El vínculo existente entre el rey y los señores particulares nombrados gobernantes
provinciales era de tipo contractual. Entre el Rey y sus vasallos se establecían obligaciones
recíprocas.
2- Las nociones abstractas de «súbdito» y de «ciudadano» se oscurecieron. Todos eran
«vasallos», relacionados en forma personal con algún Señor. El Estado era una compleja red de
relaciones vasalláticas, piramidalmente organizadas, con deberes y derechos correlativos: la
concesión de tierras –del rey a los señores feudales, y de estos a sus vasallos- conllevaba
obligaciones militares e impositivas. La ceremonia de vasallaje u homenaje era precisa: el
vasallo se arrodillaba y el Señor, al tocar sus dos hombros con la espada, lo investía de tal
condición; luego se besaban y se entregaban los símbolos de la alianza concertada. El juramento
se hacía sobre las Sagradas Escrituras o las reliquias de los Santos -si los había-.
3- El rey, que no era vasallo de nadie, recibía el homenaje de los grandes del reino, los
Señores Feudales: éstos recibían los atributos de la soberanía, pero tenían la obligación de
asistir al rey militarmente y serle fieles. Tanto los Señores en sus propiedades, como el rey en
sus dominios hereditarios -o sea en sus bienes familiares- tenían sus propios vasallos, con los
cuales constituían sus ejércitos, en los cuales basaban su poder
4- Las prerrogativas de gobierno eran ejercidas por los señores particulares o feudales
sobre personas que dependían de ellos económicamente. Los Señores detentaban los atributos
de la soberanía en la zona de su propiedad: percibían impuestos, reclutaban tropas para
constituir sus ejércitos, dictaban sentencia y hasta interpretaban la ley.
5- Los señores particulares o señores feudales tenían las funciones de ejecución y
jurisdicción, pero no de legislación, salvo el poder reglamentario. La legislación continuaba
considerándose una atribución real, aunque en general los estados feudales se regían por el
«derecho consuetudinario», o sea lo establecido por la costumbre.
6- Los Señores Feudales podían ser Laicos -duques, condes, marqueses- o Eclesiásticos
-arzobispos, obispos-. Cada uno de ellos tenía a su vez vasallos: barones y caballeros. Existía
toda una pirámide feudal que se fue precisando paulatinamente.
7- Las Funciones Judiciales fueron precisadas. Los nobles eran juzgados por Tribunales
de Pares. Los clérigos tenían autonomía y eran juzgados por Tribunales Eclesiásticos. Los
Tribunales Condales –presididos por el Sr. Feudal del lugar- juzgaban a los caballeros, los
campesinos libres y los siervos. Frente a una misma causa, las penas eran mayores cuanto más
baja era la categoría del encausado. Esta organización judicial alcanzaba a aquellos vasallos y
rústicos sometidos a un mismo Señor. Cuando el daño era producido entre individuos de círculos
feudales diferentes, no había instituciones a las que obligadamente debiera someterse el
agresor; y ello dejaba al ofendido, como único camino, la «faida» o venganza privada.
Causas o Factores que condicionaron la estructuración del Régimen Feudal
1- La debilidad de los Estados Romano-Germánicos de la Edad Media, cuyos reyes se
vieron obligados a recurrir al régimen del beneficium, concediendo a sus hombres fieles, junto
al usufructo de las tierras y los títulos –condes, duques, marqueses- las funciones gubernativas,
a cambio de las obligaciones ya mencionadas: administración, defensa, percepción impositiva.
2- Las necesidades del régimen militar, cuya fuerza consistió en la caballería. A partir de
entonces se requirió de tierras en las cuales los caballeros criaran sus caballos y se entrenaran
en el arte de la guerra, que suponía el uso de armaduras pesadas y el manejo de lanzas largas.
La fuerza militar estaba descentralizada. Cada Señor Feudal tenía su propio ejército, caballeros
que le prestaban juramento a él y hacían uso de sus tierras. Esa falta de un ejército monárquico
fue la causa central de la debilidad del rey y del poder señorial.
3- El derrumbe del Imperio Carolingio en el 843, que marcó la desaparición de una
administración central. La debilidad de los reyes hizo más fuertes a los Señores Feudales,
quienes exigieron –y fueron logrando- un Régimen de Inmunidades, por el cual se les reconocía
el derecho a no permitir el ingreso a sus dominios de los funcionarios reales. La desprotección
en la que se encontraron los pequeños y medianos propietarios libres desde el derrumbe de las
autoridades imperiales romanas, pues quedaron sometidos a la arbitrariedad de la aristocracia
rural. Ante tal indefensión, debieron entregar sus propiedades al terrateniente, a cambio de su
protección. Este acto por medio del cual un hombre libre cedía su tierra y se colocaba al servicio
de un señor recibió el nombre de «patrocinium». El señor le devolvía la tierra en usufructo, pero
conservando su propiedad –régimen llamado «precarium». Ese vínculo hombre-hombre, se
fundaba en la clientela romana y el comitatus germánico.

El sistema feudal no fue tan organizado en la realidad como aparece en el modelo: no


había una pirámide feudal tan estructurada, existía una multitud de vasallos que dependían de
más de un Señor, cuya fidelidad era poco segura, pues sus Señores podían entrar en colisión;
el Señor tenía el derecho de privar del feudo al vasallo felón (traidor), pero ello no era tan fácil;
«el vasallo podía cometer los peores crímenes, pero si había prestado a sus diferentes señores
los servicios de ayuda y consejo nada podrán contra él» (Perroy: 1969; 269), las guerras fueron
endémicas hasta que el clero logró imponer los movimientos de La Tregua de Dios y La Paz de
Dios, por los cuales las partes se comprometían a abstenerse de luchar en las épocas de
siembra y cosecha y en las festividades religiosas (como en la Grecia arcaica).

Disolución orden medieval.


En este período comienzan a germinar elementos que al desarrollarse cerrarán la etapa
medieval para dar paso a la modernidad.
El germen de la idea moderna del Estado. El conflicto que el Concordato de Worms había
solucionado transitoriamente resurgió entre el emperador Federico I Barbarroja (1150-1190) y el
Papa Alejandro III (1159-81), porque no había resuelto el problema político de a quién
correspondía el gobierno del mundo. Si bien se trató de una guerra perdida por el Imperio, que
estaba muy debilitado por el incremento de su feudalización interna 38, y el mismo el carácter
electivo de la corona imperial ( los príncipes electores votaban según las promesas y
concesiones de los candidatos), resultó interesante la modernidad del planteo de Barbarroja.
Aunque se presentó como heredero de Carlomagno, en realidad reivindicó la concepción política
del Antiguo Imperio Romano: el Emperador como poder absoluto y la Iglesia como institución
subordinada.
Era una perspectiva opuesta a la Teoría de las Dos Autoridades, generada por el
Renacimiento del Derecho Romano, cuyo estudio había tomado considerable desarrollo en las
universidades italianas, particularmente en la de Bolonia. Juristas laicos, en base al Código de
Justiniano, postularon la necesidad de instaurar un poder imperial de tipo absoluto para
mantener unida la sociedad temporal. La teoría del estado había dejado de ser monopolio de los
teólogos, y había pasado a ser estudiada por los juristas. La cultura empezaba su proceso de
laicización.
El sistema económico medieval se caracterizó por ser cerrado, autosuficiente o sin
mercados exteriores. La economía era básicamente rural. Las propiedades del Señor –que él
distribuía entre sus caballeros- comprendía una o más aldeas, los bosques y dehesas comunes,
las tierras cultivadas de los campesinos -que eran siervos-, y los predios parroquiales y del
señor, que abarcaban la mejor tierra laborable. Los siervos carecían de libertad personal pero
no eran esclavos: estaban atados a la tierra y se compraban y vendían con ella. Las propiedades
alodiales -de los campesinos libres- eran escasas, y subsistieron sólo en zonas excéntricas.
La producción artesanal era escasa y no especializada. Los productos de uso cotidiano
–ropa, vajilla- eran elaborados rudimentariamente por los propios campesinos. Había unos
pocos artesanos especializados: caso de los herreros que debían disponer de una fragua, y de
los orfebres y ebanistas, sector que trabajaban al servicio de los nobles, y particularmente del
clero. El comercio interior era escaso, y se usaba sobre todo el «trueque», pues la moneda
metálica escaseaba. El patrón de medida era el monetario, aunque se intercambiara un objeto
por otro. Se concretaba en las ferias organizadas algunos domingos en ciertas aldeas, para
posibilitar a los el intercambio de sus sobrantes con lo que necesitaban. Pero a partir del año
950 ocurrió en Europa una renovación técnica que impulsó el cambio agrícola, lo cual transformó
las condiciones de vida y favoreció el crecimiento demográfico.
Los adelantes técnicos fueron varios:
a) Se perfeccionaron los molinos de agua, con lo cual se aprovecharon mejor las corrientes

38 El feudalismo aumentaba en el oriente europeo a medida que se debilitaba en el occidente.


de agua, generadoras de energía hidráulica
b) Se inventó el arnés, con lo cual mejoró la técnica de enganche del arado al animal,
permitiéndole hacer más fuerza con su lomo. Eso permitió la sustitución del buey por el caballo,
cuya agilidad posibilitó arar los campos en un tiempo menor;
c) Se difundió el arado pesado de reja y ruedas en sustitución del de palo, sobre todo en
el norte y noreste. Se inició la agricultura de campos abiertos, en sustitución del cultivo en
parcelas individuales, pues se requerían muchos caballos
d) Se sustituyó el cultivo de 2 hojas por el cultivo en 3 hojas, que implicaba un mayor
aprovechamiento del suelo, pues sólo 1/3 de la tierra se dejaba en barbecho;
e) Se usó el estiércol como abono. Para eso se empezó a usar la zona de barbecho como
espacio común para el apacentamiento del ganado, lo cual sirvió en particular en las zonas de
campos abiertos.
LAS CIUDADES ESTADOS MEDIEVALES
El renacimiento económico permitió la revalorización de la vida urbana. Las ciudades para
la Baja Edad Media fueron conglomerados esencialmente administrativos, cuyas actividades
funcionaron en torno al palacio, o la iglesia, o la abadía. Según J. Heers –en contraste con la
tesis de H. Pirenne-, no había una total oposición campo-ciudad o, dicho de otro modo, poder
urbano y poder señorial, porque hacia el año 1000 “en el campo quedaron pocos castillos: los
señores feudales pasaron a residir en la ciudad” 39. Y según este autor, hubo una cierta
persistencia de la ciudad romana en la edad media. Esta tesis apunta a desvalorizar la idea de
que fueron los mercaderes los que recrearon las ciudades.
Al margen de estas tesis entre especialistas, nadie discute que a partir del siglo XI, con la
reactivación del comercio, hubo también una reactivación de la vida urbana, que cobró gran
significación en los siglos XII y XIII.
En realidad, la actividad comercial nunca cesó por completo. A menudo se dice que en la
edad media el comercio desapareció porque lo que persistió fue tan escaso, que no significó un
ingreso significativo para los Estados: de allí esa falta de metálico que fue uno de los factores
conducentes a la instauración del sistema feudal. En las regiones muy feudalizadas, como el
Imperio Carolingio y el Sacro Imperio, era un reducido comercio de lujo: especias como la
pimienta -condimento tan raro y caro, que a veces se empleaba como moneda- telas ricamente
bordadas y otros objetos preciosos, el incienso tan necesario para la celebración de los oficios
religiosos, los esmaltes y marfiles de fabricación oriental, que constituían el lujo de la
aristocracia. La clientela era, pues, muy reducida.
Fuera de la zona feudalizada había pequeñas porciones europeas que mantenían la
actividad comercial: Venecia y, en principio, al sur de Italia, zonas que siguieron perteneciendo
durante un tiempo al Imperio Bizantino y ligadas económicamente a él. Venecia, más los puertos
meridionales de la península –de Calabria, de Apulia, de Calabria y de Sicilia- tuvieron un activo
comercio con Constantinopla.
En el siglo XII el comercio entre las ciudades italianas y el Mediterráneo Oriental ya estaba
instalado. Se trataba de un comercio concentrado en los artículos de lujo de Asia. Las caravanas
llevaban desde China, India o Bagdad, hasta las costas orientales –desde donde se embarcaban
hacia Europa- artículos de lujo: especias, seda, alfombras, tapices. El comercio exterior

39 J. Heers: Historia de la Edad Media. Barcelona, Labor, 1979; p. 139. Romano,


beneficiaba a grupos muy pequeños en Europa, porque los productos eran muy caros. Ese
comercio –como veremos- cambiaría de carácter a partir del siglo XIII.
Sí hubo, sobre todo en la época del florecimiento europeo de la alta edad media, cuando
la mayor estructuración de los vínculos feudales y el cese de las invasiones –en el siglo X- llevó
cierta paz e hizo posible el renacimiento agrícola, un mayor comercio interior y cierta producción
artesanal de bienes de primera necesidad, porque en realidad nunca desaparecieron del todo
los oficios: hubo herreros, orfebres, constructores, sastres.
Cuando la población aumentó por el cambio económico del siglo X- y los artesanos vieron
crecer el número de posibles oficiales, lograron que se regulara la actividad organizándose los
gremios o corporaciones
Fueron una institución clásica de las ciudades medievales. Nucleaban a comerciantes y
artesanos a los propietarios y no a los asalariados como en la actualidad. Se supone que se
originaron como cofradías de oficios, hacia el siglo XI, y se fueron perfeccionando; pero los
poderes públicos tuvieron control sobre ellos a través de la legislación. A medida que el poder
público acrecentó su poder, también las reglamentaciones fueron siendo más ordenadas y
sistematizadas. Entre los siglos XII y XIII “la reglamentación industrial fue progresivamente
absorbida y luego completada por la autoridad comunal en la época en que se formaron las
constituciones urbanas”40.
A cada uno de los gremios –organizados por oficio y ciudad- “se otorgó el derecho de
reservar a sus miembros el ejercicio del oficio al que se dedicaba”. En consecuencia fueron
“grupos privilegiados, tan ajenos como es posible a la libertad industrial, fundados en el
exclusivismo y el proteccionismo”41.En los gremios de artesanos a los miembros les estaba
prohibido revelar cualquier secreto técnico de producción a quien no integrara el grupo, pero al
mismo tiempo estaban obligados a compartir cualquier innovación con el resto de los asociados,
o a participar de toda compra ventajosa de materia prima.

Pensamiento político medieval: San Agustín y Santo Tomas.


San Agustín42

La distinción entre lo que es de Dios y lo que le concierne al César fue en el Medioevo


una fuente inagotable de libertad civil. Tal distinción exigió, desde los comienzos de la era
cristiana, que no se confundieran ambos planos. San Agustín desarrolló esta doctrina, que luego
el Papa Gelasio I precisará a fines del siglo V. Empero, la aplicación de esta misma resultará
muy polémica andando la Edad Media.
En un mundo en el que los hombres no valían sino en función de su condición jurídica o
de sus privilegios, el humanismo cristiano produjo una conmoción profunda: el nuevo
humanismo se fundaba en el reconocimiento de un único Dios y en el servicio de Dios en el
prójimo. San Agustín, obispo de Hipona, escribió como máxima obra “La ciudad de Dios”,
ocupándose de las relaciones entre la Iglesia y el Imperio.
En su obra muestra que existen dos ciudades: la del bien y la del mal, ambas en constante
lucha, siendo la vida presente un combate diario mientras que la paz se alcanzará sólo en la
vida futura.

40 H. Pirenne: Historia Económica y Social…, p. 132.


41 H. Pirenne, ibídem, p. 133.
42 Tema elaborado por la Dra. E. Villoria
Al hablar de la ciudad terrena, no identifica Agustín en ella al Estado ni identifica a la ciudad
de Dios con la Iglesia, sino que la ciudad de Dios es la comunidad cristiana, que implica también
una organización temporal del Estado conforme a las leyes del Evangelio. La confusión de
términos ha dado lugar al Agustinismo Político
De la lectura de las obras de Agustín, y en especial de “Civitate Dei” se desprenden
conceptos tales como:
1- La ciudad.
El hombre puede vivir solo e independiente, pero la naturaleza le empuja a asociarse,
buscando aliarse entre sí para gozar de la paz y buscar seguridad. Así, los ciudadanos, son el
germen de la ciudad; en primer lugar se combinan para formar la familia, núcleo de la ciudad. A
partir de allí, el pueblo será la asociación de una multitud razonable que se une para gozar en
común y el unísono de las cosas que ama. Esta “comunión de naturaleza” engendra un “pacto
de sociedad” con lo que deja sentado Agustín el concepto de compromiso recíproco, derechos
reconocidos, deberes consentidos.
2- El Estado
Considera Agustín al Estado como un producto natural que deriva, como lo enseñaba
Aristóteles, de la propia naturaleza humana. Su fin es la Justicia. Ausente esta virtud no hay
propiamente Estado sino bandidaje.
3- La autoridad.
La autoridad política emana de la autoridad familiar, donde ésta recae en el elemento
mejor, el padre. Los primeros reyes nacieron de la estimación que se hizo de sus cualidades. Su
autoridad deriva de Dios, que ha delegado su poder en cada Nación. Nace así con Agustín la
teoría del derecho divino providencial: Dios ha creado al hombre de tal manera que la sociedad
civil y el poder le son indispensables. Pero únicamente determinados hechos humanos dan al
poder, en cada sociedad, su forma concreta y legítima, así como a su titular. El hombre por
naturaleza necesita de la sociedad y de una sociedad que implique una autoridad. Es decir que
la autoridad es indispensable y trascendente pero la elección de su titular y de la forma concreta
que tomará, dependen de los hechos humanos.
Considerar al poder como propiedad personal es un error que lleva al rompimiento del
pacto social.
La misión de la autoridad es hacer reinar la justicia, la cual es anterior al poder, es eterna,
soberana, se impone a todos los países, instituciones y conciencias. No es fuerza.
La autoridad comprende tres oficios: a) el servicio de gobierno u officium imperandi. El
ejercicio del poder no admite mediocridad ni desfallecimiento; b) la previsión u officio providendi,
por el cual la autoridad asegura tranquilidad y dicha a los ciudadanos, la autoridad ve y prevé lo
que es bueno para sus subordinados; es decir que discierne los verdaderos intereses del estado
y los satisface. La degradación del estado es fruto de la corrupción. Roma está corrompida
después de las conquistas: Cicerón preveía la solución en la vuelta a las costumbres de los
antiguos romanos, mientras que Agustín la ve en el ascetismo cristiano. C) officium consulandi
o papel de consejero al servicio del pueblo. Gobernar es servir, la autoridad es un aspecto de la
caridad y los súbditos son hermanos.
4- El gobernante
Para Agustín, los Príncipes cumplen su misión cuando reinan justamente, cuando no se
dejan llevar por la soberbia fruto de los elogios y las sumisiones de quienes lo emiten, cuando
ponen su dignidad y poder al servicio de Dios, cuando lo aman y reverencian. Cuando son
remisos en vengarse y en cambio aplican la venganza sólo forzados por defender al Estado;
cuando son fáciles en perdonar esperando corrección.
5- Formas de gobierno
La elección de una forma de gobierno, es secundaria para Agustín, no ve ventajas ni
desventajas en los regímenes políticos, no importa cuál sea mientras que su depositario cumpla
con los deberes propios de la autoridad, no arrastre a los subordinados a cometer actos de
inmoralidad, injusticia o impiedad. Por eso hay que elegir como rey no al más anciano o más
rico, sino al mejor. Cualquiera sea el régimen, por un lado ha de estar el poder civil y por otro el
eclesiástico, gozando de una independencia soberana; cada uno proviene de Dios, pero Iglesia
y estado se mueven en diferentes planos..
En cuanto a la evolución de los regímenes, habla de un plan de Dios, ignorado por los
hombres. Los regímenes se adaptan a las necesidades, tendencias de cada época, pero es Dios
quien preside su nacimiento y evolución.
Como ideal político de Agustín, figura la humanidad unida pero fraccionada en pequeños
estados, lo que haría más fáciles sus relaciones con la iglesia. Esta postura se debe a que
considera que la ruina que vive el imperio romano se debe a la extensión de sus conquistas y
las debilidades de control y gobierno que ello le acarrea.
Síntesis de Fe y Razón. Hacia el siglo Xlll, la vida cultural de Occidente se encuentra
nuevamente floreciente. A la Patrística de los siglos V y Vl ( doctrina teológica y filosófica
expuesta por los padres de la Iglesia procurando continuar la verdadera prédica apostólica para
combatir las herejías de la época) le sucedió la Escolática.
Si bien el término escolástica concluyó identificando a la filosofía típicamente medieval, es
importante señalar que la escolástica no abarca un único sistema filosófico y que inicialmente
se asoció al término a la actividad docente desarrollada por las escuelas catedralicias,
parroquiales y monacales.
Un aspecto importante de la escolástica, sobre todo por lo que significa para el desarrollo
de las ideas políticas, es el referido a la recuperación del pensamiento aristotélico.
Agustín nació en Tagaste (Numidia, norte de África) en el 354, hijo de un pagano y una
cristiana, Santa Mónica. Nombrado obispo de Hipona, en el 395, escribió “La ciudad de Dios”
obra que tenía como objetivo defender al cristianismo contra la acusación pagana de que aquel
era responsable de la decadencia del poder de Roma y en particular del saqueo de la ciudad
por Alarico en el 410, abordando así el tema de las relaciones entre la Iglesia y el Imperio y
desarrollando sus ideas sobre el significado y fin de la historia humana. En su obra, Agustín
narra la lucha entre la ciudad terrena y la ciudad celestial, lucha que constituye la Historia. El
dominio final, afirma, corresponderá a la ciudad de Dios, que es en realidad el único reino
permanente, sólo en ella será posible la paz. Desde esta perspectiva Agustín, explica y justifica
la caída de Roma, mero reino terrenal, poniendo a salvo el papel de los cristianos. No identifica
a la ciudad terrena con el Estado ni a la celestial con la Iglesia; para Agustín, los hombres
pertenecen a las dos ciudades en lealtades diferentes.
Santo Tomás de Aquino43
.La obra de Santo Tomás de Aquino se destaca por reivindicar al genuino Aristóteles, hasta
entonces considerado incompatible con el pensamiento cristiano. Pero no fue un simple recopilador,
sino que su pensamiento aportó modalidades y criterios nuevos y propios. Además de Aristóteles, los
autores que ejercieron influencia en su obra fueron, entre otros, Averroes, San Agustín, Avicena, los
autores de la Patrística, Platón, Plotino. Entre las obras de Santo Tomás que mayor significación tienen
para la historia de las ideas políticas, encontramos”El régimen de los príncipes”, “Suma Teológica”,
“Comentarios a la Política de Aristóteles” y “Suma contra Gentiles”. En ellas logra la síntesis entre la fe
y la razón.

43
Tema desarrollado por la Dra. E. Villoria
Desarrolla, con equilibrio, conceptos tales como:
1- La ciudad: Afirma Tomás la existencia y el valor de la ciudad en sí misma. La sociedad política
es natural al hombre, ya que éste es por naturaleza cívico. Hay otras sociedades que no son la política,
como la doméstica, pero en lo que hace a distinguir al hombre entre los seres vivos, la sociedad política
le sirve de distintivo. Define a la sociedad diciendo que es una multitud organizada bajo una ley de
justicia consentida en interés común, siguiendo a Agustín, pero también Aristóteles y a Cicerón.
El bien común no sólo es el orden material sino el espiritual; el bien común debe tener en cuenta
el bien particular de cada uno de los miembros de la ciudad.
La sociedad engloba a los ciudadanos pero no los absorbe. Su concepción de ciudad es orgánica
no mecánica: los integrantes de la sociedad política no son sus siervos sino que permanecen libres
dentro de ella, cada uno con una actividad y vida propia, constituyendo sociedades dentro de la sociedad
mayor. No es mecánica porque ello implicaría que la pieza de un mecanismo no tiene actividad propia
sino que sufre el impulso sin resistencia para moverse.
2-La autoridad: La ciudad necesita un poder político. Tiene a Dios en su origen, como creador de
la naturaleza. Tomás elabora un silogismo para llegar a esta afirmación: “ la sociedad es una exigencia
de la naturaleza humana, ser moral, razonable, religioso, social; para vivir ene sociedad se necesita una
autoridad superior que ordene a cada miembro con vistas al bien común; así, pues, la autoridad es una
exigencia de la naturaleza, porque el fin no se puede alanzar sin el medio. Pero las exigencias de la
naturaleza proceden de Dios, su autor; la actividad es una exigencia de la naturaleza; por lo tanto, la
autoridad procede de Dios.
Esa autoridad divina, tiene a la comunidad como primer sujeto del poder, ella puede y debe
transmitirlo a una o unas personas por un período determinado. De este modo se diferencian las formas
de gobierno, que Tomás adopta siguiendo a Aristóteles: monarquía, oligarquía y democracia; y tres
formas falseadas: tiranía, oligarquía y demagogia.
3- La forma ideal de gobierno: Hay una preferencia de Tomás por la monarquía como régimen
ideal, aunque considera que el régimen mixto es lo preferible. El mejor régimen será aquel en que un
solo jefe mande conforme a la ley de la virtud, y según esta ley, un determinado número de funcionarios
colabore en la administración, donde todos los ciudadanos participando de la soberanía por ser
electores, sean elegibles para todas las magistraturas. Este modelo se acerca a la democracia
constitucional moderna
Su noción del bien común, su idea expresa de que el rey debe estar al servicio del reino y no a la
inversa, su condena a la tiranía, su inclinación por un régimen moderado, su concepción trascendente
del hombre, su fundamentación de los derechos inalienables de la persona humana, colocan a Tomás
de Aquino en la mejor tradición del espíritu de Occidente en la prosecución de una política humanista.
D) Recepción del Derecho Romano en Occidente.44

A- Características del pensamiento político medieval

La teoría política del Medioevo se caracterizó por la preeminencia de los teólogos sobre
los autores laicos, porque durante los primeros siglos la Iglesia tuvo el monopolio del campo
intelectual. El movimiento intelectual de la Patrística dominó la primera etapa, como la
Escolástica constituyó la matriz del pensamiento intelectual en la fase posterior. Respecto a la
incidencia del pensamiento cristiano en la vida europea afirma Sabine: “La aparición de la Iglesia

44
Temas elaborados por el Dr. R. Díaz Ricci
cristiana como institución distinta autorizada para gobernar los asuntos espirituales de la
humanidad con independencia del estado, puede considerarse, sin exageración, como el cambio
más revolucionario de la historia de la Europa occidental tanto en lo que respecta a la ciencia
política como en lo relativo a la filosofía política”45
Al momento de difusión del cristianismo, sus adeptos poseían ideas muy similares a las
sostenidas por los paganos contemporáneos en materia de filosofía y teoría política: creían en
el derecho natural, en el gobierno providencial del mundo, en la necesidad del derecho positivo,
en la igualdad de loa hombres ante Dios. “La novedad de la posición cristiana consistía en su
supuesto de que hay en el hombre una naturaleza dual y de la existencia de un control dual
sobre la vida humana correspondiente al doble destino de aquél” (Sabine).

En cuanto a la idea de supresión de barreras y distinciones entre los hombres, el


cristianismo aporta un nuevo soporte a este concepto ya difundido especialmente por los sofistas
en la Antigüedad: todo hombre es hijo de Dios por igual. En la epístola a los corintios, San Pablo
afirmaba “Hay muchos miembros, pero forman todos ellos un solo cuerpo”.
Por esto es que la distinción entre el plano espiritual y el plano temporal era un tema de
amplio tratamiento por los cristianos. Se diferenciarán de los paganos para quienes los deberes
morales y religiosos confluían en el estado, en el emperador para los romanos, mientras que
para un cristiano, los deberes religiosos constituyen una obligación suprema debidos
directamente a Dios, y por otra parte están sus deberes cívicos morales que lo relacionan al
emperador en calidad de súbditos. Según Sabine “por esta razón el cristianismo planteó un
problema que no había conocido el mundo antiguo, el problema de las relaciones entre iglesia y
estado, y supuso una diversidad de lealtades...Es difícil imaginar que la libertad hubiera podido
desempeñar el papel que llegó a tener en el pensamiento político europeo, si no se hubiese
concebido que las instituciones éticas y religiosas eran independientes del estado y de la
coacción jurídica, y superiores en importancia a ellos”
El cristianismo aportó sobre todo un nuevo sentido a las preocupaciones políticas. Como
la existencia temporal es sólo preparación para la verdadera vida, las preocupaciones inherentes
a esta existencia pasan a ser secundarias, no capitales como lo eran para el hombre antiguo
pagano. Pero la novedad del cristianismo además radica en la modificación del concepto de la
divinidad: afirma la trascendencia divina; sitúa a Dios fuera de la naturaleza visible y por encima
de ella, mientras que para los paganos esta idea cristalizaba en un naturalismo. Pero además,
para los cristianos, esa divinidad se reviste de la naturaleza humana al encarnarse y con esto
se diferencia entonces del judaísmo, único pueblo con el que compartía el nuevo concepto de
divinidad.
Por último, el cristianismo introdujo una modificación al concepto clásico de humanitas:
desde Cicerón hacía alusión a las virtudes de atención y benevolencia hacia todos los que
participan de la naturaleza humana. A partir del aporte cristiano, no contemplará solamente la
naturaleza física del hombre, sino la común naturaleza surgida de su nueva dignidad de hijo de
Dios. Según Prelot: “La palabra humanidad designará una entidad propia, la constituida
por...todos los hombres de todos los tiempos y todos los países, de todas las condiciones, entre
las cuelas la presencia de Dios ha instituido una real solidaridad”.
Si bien el Cristianismo no constituyó una doctrina política, sus principios morales
produjeron, evolutivamente, una modificación profunda de los ordenamientos jurídicos y políticos
vigentes en su tiempo.

45 Sabine: Historia de la Teoría Política.


a) Contribuyó a que se produjera una adecuación de la legislación positiva a la nueva
concepción del hombre que brindo el humanismo cristiano. Sobre todo, esa adecuación y
transformación se notó en las relaciones que imperaban entre hombre y Estado.
b) Impulsó un estilo de pensamiento humanista -el humanismo cristiano- que afirmó que
el ejercicio del poder debe estar sujeto al gobierno impersonal de la Ley, concebida como
ordenamiento de razón para el bien común, sin privilegios ni discriminaciones.
c) Contribuyó, además, a la distinción jurisdiccional entre lo temporal y lo espiritual, lo cual
no significaba un desdoblamiento de la autoridad, sino que la conciencia religiosa del hombre
quedaba fuera de la jurisdicción política y es inviolable. Es por lo tanto, una doctrina
antiabsolutista. Surgen, de esta postura, ámbitos de reserva que servirán de base a un
progresivo reconocimiento de facultades personales que el estado no debe vulnerar.

d) Sirvió también para afianzar la convicción sobre la existencia de un ordenamiento


suprapositivo, a cuyos parámetros de justicia las leyes humanas deben ajustarse. El
iusnaturalismo de los estoicos romanos, por tanto, se renovó. La ley natural, concebida como
participación de la ley eterna en el hombre, se transformó en el sustento más sólido para el
reconocimiento de los derechos personales en el estado y frente al Estado. En ella, se encuentra
además, el soporte del constitucionalismo moderno y de las declaraciones de derechos.

e) Finalmente “la dualidad de lo espiritual y lo temporal, reflejo de la doble naturaleza y del


doble destino del hombre, engendra como consecuencia la existencia de dos instituciones
distintas, que llamaremos a una política y a otra eclesiástica o también,...laica y sacerdotal...”,
refiere Prelot, y es en este punto donde centra su atención el desarrollo de la filosofía política
medieval.
C- Sistema de creación del Derecho en la Edad Media
1- Creación y fijación del Derecho
En la temprana y alta edad media la creación del derecho se configura con características
peculiares derivadas del entrecruzamiento de las relaciones entre los diferentes miembros de la
nueva comunidad socio-política.
La sedentarización paulatina los pueblos germánicos nómades permitió consolidar un
proceso de creación y fijación del derecho en el que se mezclaron las costumbres germánicas
con el derecho romano y con las normas morales cristianas. En efecto, “la conversión cristiana
de los pueblos germánicos demandó para su consolidación definitiva la instauración de un
ordenamiento jurídico que configurase cada vez con mayor hondura la nueva realidad religiosa
y social, según las normas y principios del evangelio” (ORLANDIS José, La conversión de
Europa al Cristianismo, RIALP. Madrid, 1988, p.119)
Durante la temprana edad media europea las invasiones de los pueblos germanos al
Imperio Romano acelera tres procesos culturales: a) el debilitamiento y posterior desaparición
del poder político imperial y su estructura administrativa; b) el surgimiento de los reinos romano-
germánicos (ostrogodos, visigodos, francos, anglo-sajones, etc.); c) la transformación social y
jurídica en los modos de vida de los romanos y los germanos.
Los protagonistas de esta tarea fueron, por una parte, los reyes germanos –ungidos según
el rey del Antiguo Testamento- y por la otra, la Iglesia interesada en constituir una sociedad
modelada según las ideas de San Agustín en su obra la Ciudad de Dios. De este modo, el
cristianismo fue impregnando lentamente, no solo la legislación romana que regulaba los
diferentes aspectos de la vida cotidiana de los ciudadanos romanos, sino también el derecho
consuetudinario nacido de las costumbres de los pueblos germanos.
En consecuencia, puede afirmarse que las fuentes creadoras del derecho, a partir de la
edad media temprana, en los reinos romano-germanos son: a) derecho romano posclásico; b)
el derecho consuetudinario germánico; c) las leyes dictadas por los monarcas romano-
germánicos; d) las sentencias de los tribunales reales; e) las normas administrativas de
potestades de los concilios de señores feudales (concejos). Conviene analizar sucintamente
cada uno de ellos.
2- Derecho Romano Posclásico
Los reinos romanos germánicos (ostrogodo en Italia, visigótico en España, franco en las
Galias, anglo-sajones en Inglaterra) mantuvieron vigente el derecho romano posclásico a través
de las abundantes leyes y los iura, en sus relaciones jurídicas privadas y algunos procedimientos
judiciales.
Las leges era el derecho promulgado por la legislación imperial reunida en compilaciones
tales como el Codex Gregorianus (S. III d.C.) el Codex Hermogenianus (S. III y IV d.C), el Codex
Teodosianus (S. V. d. C). Por su parte, los iura eran colecciones de jurisprudencia compilada
del ius respondendi de los magistrados y funcionarios imperiales. Los iura repetían y explicaban
algunas obras de jurisprudencia clásica como las Regulae Ulpiani, Sententiane de Paulo o las
Insitutiones de Gayo).
3. Derecho consuetudinario germano
El concepto de costumbre como fuente de derecho no está claramente delimitado en la
temprana edad media pero adquiere vigor en la alta edad media. El derecho consuetudinario
tiene su fuente en los usos y costumbres de la comunidad romano germánica que plasmaban
criterios jurídicos a los que se dio el nombre de usus terrae. Esos criterios jurídicos no fueron
generales ni coincidentes para todos los reinos romano-germánicos, ni siquiera para un solo
reino, sino que su regencia y vigencia se circunscribía a un territorio o una localidad. La fijación
de la costumbre jurídica era a través de leyes, sentencias y preceptos administrativos y su
transmisión se realizaba de modo oral o escrito.
4. Leyes
La concepción de la ley no era una creación arbitraria del rey sino la expresión de una
comunidad que consentía (statute o assisa) el mandato del rey que incorporaba los criterios
jurídicos de la costumbre germana (derecho consuetudinario) al derecho romano posclásico
(SABINE, George H, Historia de la Teoría Política, Fondo de Cultura Económica, México, 1945,
p.200).
En el reino hispano-visigodo (España) se advierte una mayor vocación por el derecho
romano para regular las relaciones privadas y la organización de la sociedad y del gobierno,
dentro de la cual los individuos adquieren una personalidad amparada por la legislación. Allí
aparecen desde muy temprano compilaciones o codificaciones jurídicas como las Leyes
teodocionanas (419-451 y 453-467), el Código de Eurico (467-485), la Ley de Teudis (546), el
Código de Leovigildo (582-586), el Código o Breviario de Alarico o Lex Romana Visigothorum
(506), el Liber Judiciorum (Fuero Juzgo) corregido y organizado (654) (TOMAS Y VALIENTE,
Francisco, Manual de Historia del Derecho Español, Tecnos, Madrid, 1990, pp. 101-105).
Todas esas compilaciones de leyes contienen fórmulas visigóticas para la redacción de
documentos y escrituras y preceptos de derecho privado. También puede encontrarse principios
de derecho público, por ejemplo, en el Fuero Juzgo se limita los alcances del poder real y
contiene un cuadro de cualidades y ciencia que deber reunir el legislador.
5. Sentencias.
Las decisiones judiciales o sentencias tienen como fuente de autoridad los tribunales de
justicia presididas por el rey o jueces designados por éste. Según los territorios las sentencias
reciben el nombre de iuditia o fazañas. En la época medieval las sentencias son elementos de
vital importancia en la formación del derecho.
Las iuditia nacen mediante el funcionamiento de una institución denominada “Juicio de
Albedrío”, que es un procedimiento judicial seguido por el juez para resolver un pleito según su
neta voluntad o libre albedrío. La decisión adoptada por el juez queda luego como precedente
para dirimir cuestiones similares que puedan presentarse con posterioridad.
El juicio de albedrío fue confiado según los distintos reinos, unas veces a los jueces, otras
a los concejos corporativamente (concilium) o por un delegado de la autoridad real. Esta
institución generó todo tipo de normas, tanto justas y adecuadas como arbitrarias (fazañas
desaguisadas). Poco a poco los monarcas godos fueron recabados para sí la facultad exclusiva
de juzgar formándose una colección de sentencias reales que muchas veces las recogen de la
costumbre germana aplicada con anterioridad (Perez Prendes Muñoz-Arraco, José Manuel,
Interpretación Histórica del Derecho. Notas. Esquemas. Practicas, Universidad Complutense de
Madrid, Madrid, 1996, pp. 494-497).
6. Preceptos de los Concilios feudales.
En la creación del derecho medieval intervinieron también otras fuerzas políticas: los
señores feudales (laicos y eclesiásticos) y los comuneros. Su aporte se concretó principalmente
en dos grandes áreas: a) el Derecho privilegiado de tipo local que regula la vida jurídica de los
habitantes de una localidad o de varias de ellas y las relaciones entre estos habitantes con el
rey, el señor u otras localidades (Cartas Pueblas y los Fueros Municipales); y b) el Derecho
privilegiado de tipo personal o de clase que regula las relaciones jurídicas de un determinado
grupo social en forma diferenciada a la de otros grupos sociales de una misma ciudad. Ello
generó un derecho que privilegiaba a las personas de un grupo social que recoge las tradiciones
de comunidades diferencias según la raza, la religión y las costumbres como ocurrió con las
comunidades godas, cristianas, hebreas, musulmanas, etc. (Siete Partidas 1256-1265 ).
7. Common Law
En Inglaterra, la conquista normanda, llevada a cabo por Guillermo el Conquistador en
1066 inicia un proceso de integración de tradiciones jurídicas entre los conquistadores
normandos y los conquistados anglo sajones.
Guillermo el Conquistador el evitó cuidadosamente confundir el elemento político y el
elemento feudal porque al distribuir los feudos a sus caballeros normandos les privó de
prerrogativas financieras y judiciales porque fueron simples tenencias militares para mantener
el ejército de la corona. Así los nobles feudales ocupaban las tierras como tenedores pero como
príncipes de la corona. Esta situación motivó que los conquistadores normandos paulatinamente
fueran identificándose con los intereses, costumbres y tradiciones de los vencidos anglo-sajones
a tal punto que habían aprendido a decir: “No queremos que sean cambiadas las costumbres de
la vieja Inglaterra”. (Pirenne, H. Histoire de l’Europe des invasions au XVI siecle, Alcán, Paris,
1936, p. 187).
Durante el reinado de Enrique II -el primero de los Plantagenet en el trono de Inglaterra-
se inicia el proceso unificación de las costumbres jurídicas normandas y anglo-sajonas que
conduce a la formación del Common Law inglés que extiende la jurisdicción de los tribunales
reales a todo el país y aplica el sistema del jurado sustituyendo los juicios de las ordalías y el
juicio por duelo (Macaulay, Trevelyan G. Historia Política de Inglaterra, Fondo de Cultura
Económica, México, 1943, p. 112).
El Common Law inglés es el derecho tradicional común a toda Inglaterra. Se distingue del
derecho romano, del derecho eclesiástico regido por el derecho romano, del derecho
consuetudinario localista y del derecho de estatutos y ordenanzas. Entre las notas más
características sobresalen: a) era temporal y consuetudinario formado gradualmente por
innumerables casos resueltos mediante sentencias; b) se adaptaba a las circunstancias y
necesidades sociales variables; c) respondía a la cultura y temperamento inglés; d) no contenía
desarrollos teóricos sino que eran reglas prácticas; e) puso a la ley como árbitro frente a la
voluntad del príncipe; f) sirvió de resistencia al absolutismo real.
8. Carta Magna.
Durante el reinado de Juan Sin Tierra, la corona impuso nuevos impuestos a sus súbditos
y confiscaron sus tierras para financiar la guerra contra Francia. Esas medidas desencadenaron
la revuelta de los estamentos de los barones, del clero y de la burguesía inglesa que obtuvieron
de rey Juan el reconocimiento de derechos y libertades que quedaron plasmadas en la llamada
Carta Magna el 15 de junio de 1215.
La Carta Magna es un estatuto jurídico político que establece un sistema de derechos
políticos y civiles a través del gobierno monárquico con sucesión hereditaria con poder real
restringido con limitaciones precisas, mediante normas jurídicas cuya observancia era
obligatoria para el rey y sus sucesores. Así comenzó en Inglaterra un cierto tipo de
constitucionalismo y de estado de derecho consignado en la forma contractual de las “cartas”
que no es original ni exclusiva de Inglaterra en esa dirección. España fue precursora en esa
dirección a través de muchos Fueros de Albedrío.Sin embargo, la Carta Magna tiene la
originalidad de introducir una institución que no aparece en los Fueron españoles y que es la
palanca para transformar la monarquía absoluta en monarquía constitucional. Esa institución es
el Consejo de Barones cuya función jurídico-política es: a) exigir al rey el cumplimiento de lo
convenido en la Carta Magna; b) vigilar, controlar y anula los actos del rey; c) castigar al rey que
desconociere la Carta Magna. Esa atribución del Consejo de Barones significaba una
transferencia de soberanía, o por lo menos, una soberanía compartida entre el rey y la
comunidad del país bajo dirección del Consejo de Barones.
La Carta Magna contiene, entre otras, las siguientes disposiciones: a) concede libertad a
la Iglesia Católica y a elegir sus propios dignatarios sin intervención real; b) concede el derecho
de que los impuestos se impongan con consentimiento del Consejo del Reino; c) protege el
comercio reconociendo la libertad de comercio en Londres, las comunas y puertos de Inglaterra
inclusive para extranjeros; d) establece un sistema regulado de pesos y medidas; e) prohíbe el
embargo de tierras o rentas por deudas siempre que existieren muebles del deudor para
satisfacer su pago y autoriza la fianza de los créditos con tierras y rentas; f) fija normas para la
administración de justicia constituyendo Tribunal de Justicia en Westminster, simplificando los
procesos judiciales y regulando penas por felonía; g) estableció el principio de legalidad
jurisdiccional al declarar que nadie puede ser arrestado, desposeído de sus derechos y bienes,
proscriptos o desterrados o destituido sino en virtud de un juicio legal de sus pares según la ley
del país (Habeas Corpus); h) prohíbe los juicios que se sustancien sin prueba de testigo
fidedigno.

En conclusión, la creación y fijación del derecho, en la temprana y alta edad media, fue un
lento proceso de codificación de las costumbres germanas en normas escritas para su aplicación
general a germanos y romanos. Esa codificación creó un derecho escrito común a todos y de
base territorial que sustituyó el derecho personal de la tradición germana nómade oralmente
transmitido. El ordenamiento jurídico único representaba mayores ventajas para las autoridades
civiles y eclesiásticas en el régimen de familia, de matrimonio y de sucesiones. No obstante el
derecho consuetudinario subsistió en diversos reinos como derecho local como atributo de un
grupo o pueblo fundado en la común creencia en el derecho natural como legitimador de los
usos sociales.

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