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Informe de Lectura

Del Sainete al Criollo


Con este informe de nivel académico, se busca tomar el primer texto “Canillita” (una obra
teatral sainete) del autor Florencio Sánchez. Un escritor uruguayo del 1875 (Montevideo) al
1910 (Milán); como ejemplo de lo que el profesor Raúl Crisafio explica en su material
“INMIGRACIÓN Y TEATRO RIOPLATENSE EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL s. XX” del Instituto
Universitario de Lenguas Modernas de Milán. En el mismo, desarrolla las características del
sainete y sus transformaciones a lo largo de la evolución teatral.

Para empezar, el segundo texto, es decir “INMIGRACIÓN Y TEATRO RIOPLATENSE EN LAS


DÉCADAS DEL s. XX” comienza dando un panorama sobre el contexto rioplatense centrado
en el mercado cultural del Río de La Plata. Donde se remarca su proceso generalizado e
industrialización y sus culturas condicionadas por las masas de origen inmigratorio.

Por lo que, de la renovación de la población en el período de 1870 a 1930 surge la parábola


teatral del sainete. El cual se define (según la RAE) como: Obra teatral en uno o más actos,
frecuentemente cómica, de ambiente y personajes populares, que se representa como
función independiente. Una definición a la que se le puede agregar las palabras de Raúl
Crisafio -Entre las variantes del “género chico” español, el sainete es la que obtiene un éxito
mayor y presenta, ya en los primero años del siglo, una afirmada tradición de adaptaciones
locales.- originario de Madrid, España y resurgido en los teatros de las nuevas repúblicas
independientes. Dentro del llamado sainete se encuentra el “sainete criollo”. Una
adaptación más colonial de los sainetes madrileños donde los actores comienzan a ser
reemplazados por los rioplatenses (gente criolla). En este género entra el texto “Canillita”,
debido a que cumple con las características detalladas por Raúl Crisafio en su material.

Sainete Criollo
Las características de este sainete se resumen en el texto de Crisafio con el diálogo de
Serpentina, personaje de La comparsa se despide de Alberto Vaccarezza:

“Un patio, un conventillo, un italiano encargao,


un yoyega retobao, una percanta, un vivillo.
Un chamuyo, una pasión, choques, celos, discusión,
desafío, puñalada, aspamento, disparada,
auxilio, cana… telón.”
El sainete criollo, como se mencionó, cambia de actores y de entorno. Son actos teatrales
caracterizados por darse en escenas de conventillos, generalmente en el patio compartido
de los mismos. En la obra de “Canillita”, se describe el ambiente típico de un conventillo en
momentos como, al inicio: “Una habitación de pobrísimo aspecto con una cama grande de
hierro, una cómoda desvencijada, dos sillas, braseros y ollas en un rincón. Debajo de la cama
un baúl. Hacia el centro una máquina de coser y cerca de ella un catrecito donde yace

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ARTURO, el niño enfermo.” o al iniciar el tercer acto “(El patio de un conventillo con los
accesorios necesarios, sin olvidar el consabido alambre con ropa blanca colgada. En la
puerta del primer término derecha, D. BRAULIO…”

Los personajes suelen ser un italiano encargado que, en “Canillita” sería el tano,
caracterizado por su dialecto mezcla del italiano y el español “TANO. -¡Canillita!... ¿Cosa
fate?... ¿Cuándo me pagás los veinte que me debés?...”; un español o descendiente español
“retobado”, es decir, obstinado y terco. Que en la obra sería el agresivo personaje de Pichín
“PICHÍN. -(Muy alterado tirando los objetos del baúl.) ¡Cómo que nadie!... ¿Quién me ha
abierto el baúl?... he dicho... ¡Cómo!... ¡Qué es esto?. ¿No está?... (Se dirige a Claudia y la
toma con violencia por un brazo.) ¿Dónde está el prendedor?... ¿Dónde está el prendedor?...
¡Pronto!...”; una “percanta” referente a una mujer que, según el contexto, comercializa su
cuerpo o mantiene relaciones clandestinas. En la obra, la mujer es doña Claudia que vive con
el retobado Pichín y sus hijos Canillita y Arturo “CLAUDIA. -(Sumisa.) ¡No sé!... ¡Te digo que
no sé nada!... ¡Yo no lo he tocado!...
PICHÍN. -¡Hablá de una vez o te la doy!... ¿Qué lo has hecho?... Decí... Decí... Decí, ¡te digo!...
CLAUDIA. -¡Nada!... No me pegués; te juro que…
PICHÍN. -¡Decí la verdad o te reviento!...
ARTURO. -(Incorporándose asustado.) ¡Mamita!... ¡Mamita querida!... ¡No le pegue!...
(Claudia llora.)”; y el vivillo (personaje sagaz) representado por el propio Canillita, el cual se
describe a sí mismo al principio de la obra de la siguiente forma:

“Soy Canillita, gran personaje, con poca guita y muy mal


traje; sigo travieso, desfachatado, chusco y travieso, gran
descarado; soy embustero, soy vivaracho, y aunque
cuentero no mal muchacho.”

En las palabras del personaje Serpentina, se mencionan características como “un chamuyo”,
“una pasión”, “un aspamento” entre otras que no son visibles de forma directa como el
“telón”, por ejemplo: el chamuyo se ve en la propia personalidad de Canillita como un
personaje “vivillo” chamuyero, o en situaciones en las que él se sale con la suya. En la
siguiente cita se ve cómo Canillita busca convencer a Don Braulio de que Claudia lo golpea
por desquite (más allá de si es cierto o no):

“D. BRAULIO. -(Separándolos.) ¡Señora, por Dios!... ¿Por qué le pega a esa pobre criatura?...

CLAUDIA. -¡Es muy sinvergüenza!...

CANILLITA. -(Llorisqueando.) ¡Sí!... ¡sinvergüenza!... ¡De vicio no más me pega! ¡Yo no le he


hecho nada, don Braulio, por ésta!... Es que me tiene estrilo por culpa de ese compadrón que
vive con ella.”; son palabrerías muy sutiles. La “pasión” se ve en la escritura de la obra donde
los personajes tienen fuerza al hablar, expresarse y convivir, ya que hace mucho uso de los
signos de exclamación. o bien, podemos decir que Don Braulio insiste en que Claudia viva

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con él, no sólo para librarse de Pichín, sino que también porque siente algo por ella, que
puede interpretarse como “una pasión”. Siguiendo con las características, están los
“choques” que se presentan varias veces (de forma verbal) en la obra. Por ejemplo, cuando
Pichín acusa a Canillita de ladrón con la policía:

CANILLITA. -(Irguiéndose, indignado.) ¡Yo, ladrón!... ¡Una gran perra!... ¡Yo, ladrón!... ¡Ah,
trompeta!... ¡Ahora sí que no me llevan!... ¡Largame, hij ́ una madre!...

PICHÍN. -(Tomándolo por un brazo.) ¡Marchá, no más!... ¡Ahora vas a decir qué has hecho de
mi prendedor!..

CANILLITA. -¡Tu prendedor!... ¡Oh!...¡Con que eras vos, canalla! (Consigue desasirce y se
avalanza sobre Pichín pegándole y mordiéndolo.) ¡Ladrón!... ¡Ladrón.!..” o también cuando
Don Braulio discute con una de las vecinas del conventillo:

D. BRAULIO. -¡El chaparrón!... ¡Con piedras!... (La Vecina 1a empieza a tirar la ropa al suelo,
la otra se abalanza y riñen. Don Braulio se interpone tironeando a la primera. Salen chicos y
algunos vecinos.) ¡Caramba... señoras!... ¿Cuándo acabarán de meter bochinche?...

VECINA 1a -¿Y a usted quién lo mete? ¡Viejo calzonudo!... ¡Te viá enseñar, arrastrada!...
¡Ladrona!... ¡Escracho!...

D. BRAULIO. -¡Eh, más despacio!...!Mire que si sigue así la vamos a tener que llevar al Jardín
Zoológico entre las fieras!...

VECINA 1a -¡A mí!... ¡A mí!... ¡Viejo chancleta!... (Se abalanza a pegarle.)

D. BRAULIO. -(Sujetándola.) ¡Demonio con la bruja esta!...

VECINA 1a -(Vencida.) ¡Ay!... ¡Viejo achacoso!... ¡Batista! ¡Batista!...”. Para los “celos” hay una
pequeña escena en medio del característico “desafío” protagonizado por Don Braulio y
Pichín que se da al final de la obra junto con otras características que menciona el personaje
Serpentina: La “discusión” a partir del desafío, la tomaremos como la “disparada”, es decir, el
evento que ocasiona el conflicto del final, el cual es la “puñalada” y trae consigo el
“aspamento” o alboroto. De ahí, el “telón”:

“PICHÍN. -(Reponiéndose.) Diga, don ¿Podría saber quién le ha dao vela en este entierro?...

D. BRAULIO. -¡La señora!... ¡Pa que le alumbre el suyo!... (Canillita tienta arrebatarle el
cuchillo.) ¡Eh, mocoso!... ¡Quedesé quieto!... (A Píchín) Pues la señora me ha dicho que…
como va a vivir sola en su casa ¿entiende?.. ¡En su casa!... Le cuide la puerta pa que no
dentren intrusos...

PICHÍN. -¡Ah!... ¡Sí! ¡Está bueno!... ¿Dónde vive la señora?... Porque hasta ahora ha vivido en
la mía y en mi casa no se precisan porteros... Y menos porteros como vos… ¡Viejo taquera!...

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¿Entendés?... ¡Viejo taquera!... (Con un movimiento brusco lo toma por el brazo derecho.
Ansiedad.)

D. BRAULIO. -¡Está bien!... ¡No se enoje!... Yo no quiero pelear con usted...

PICHÍN. -(Soltándolo.) ¡Lo ve, pues!...

D. BRAULIO. -(Apartándose.) Tenía razón, compañero... Pero es que la señora se ha mudao...


¿Verdad, doña Claudia, que se ha mudao usted a mi casa?... ¡Y en mi casa no entran
ladrones por la noche!...

PICHÍN. -¿Qué decís?...

D. BRAULIO. -¡Ladrones!...

PICHÍN. - ¡A' hijuna!... (Se abalanza sobre don Braulio, éste esquiva el encuentro y le asesta
una puñalada.)

DICHOS y BATISTA

BATISTA. -(Saliendo.) ¿Otro bochinche?. (Queda estupefacto.)

CANILLITA. -¡Ah! ¡Don Braulio!... Me hubiera dejado a mí!...

D. BRAULIO. -(Reponiéndose.) ¡Preferible es que acabe yo mis días en un presidio a que


empecés los tuyos en una cárcel!...

TELÓN”

Por último, dos características más: el “auxilio” que (en este caso) no refiere al momento
posterior de la puñalada y la “cana” que refiere a la policía (llamada pesquisa), aparecen
juntas en la incriminación a Canillita:

UN CURIOSO. - ¿Por qué lo lleva?. ¿Qué ha pasado?...

CANILLITA. -(Lloroso.) ¡Vea, señor!... Yo no hice nada... Pasaba vendiendo diarios y me agarra
de vicio, no más! Dígale que me suelte, ¿quiere?... ¡Le juro por esta!... ¡Que no he dado
motivo!...

UN CURIOSO. -¡Suéltelo!... ¡Si es por eso, no más!...

PESQUISA. -Señor, yo sé lo que hago. ¡Es un ladroncito el muchacho!...

CANILLITA. -(Irguiéndose, indignado.) ¡Yo, ladrón!... ¡Una gran perra!... ¡Yo, ladrón!... ¡Ah,
trompeta!... ¡Ahora sí que no me llevan!... ¡Largame, hij ́ una madre!...

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Para concluir con este informe, luego de haber detallado todas las características
presentadas en el material base y justificarlas con fragmentos citados del texto-obra
seleccionado como ejemplo, podemos afirmar que la obra “Canillita” es un sainete criollo, ya
que cumple con una básica descripción del género: caracterizada por reflejar las costumbres
de la vida en los conventillos y agregar a los elementos humorísticos un conflicto
sentimental y una acción trágica.

También podemos justificar que no pertenece al género del sainete grotesco criollo con la
descripción que Pensa Mariana da de este mismo en su propio trabajo: Uno de los núcleos
sobre el cual este teatro funciona es el del patetismo de los personajes que pueblan las obras
grotescas, patetismo que revela la contradicción entre lo que los personajes quieren ser y lo
que son en realidad. Ella dice que el grotesco criollo también trata sobre los inmigrantes
italianos y españoles (especialmente los primeros) que llegan a Argentina, pero que se
diferencia del sainete criollo con el “patetismo”, es decir, que se centra en la patética (de ahí
patetismo) vida del inmigrante. Se enfoca más en lo miserable y precario que contrasta los
ideales del extranjero trabajador, y no tanto en algo cómico, humorístico; que termina por
tener un giro dramático.

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Bibliografía

➔ Crisafio, Raúl. INMIGRACIÓN Y TEATRO RIOPLATENSE EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL


s. XX. 09-10-11 de Mayo de 1996. Instituto Universitario Lenguas Modernas (de
Milán).

➔ Crisafio, Raúl. Raúl Osvaldo Crisafio | Portal del Hispanismo. Extraído de la web.
Instituto Cervantes.

➔ Gnutzmann, Rita. Apunte biográfico - Florencio Sánchez. Extraído de la web.


Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

➔ Pensa, Mariana. Lejos de aquí de Roberto Cossa y Mauricio Kartun: familia, absurdo y
temporalidad en una re-escritura del grotesco criollo. UCLA Extension.

➔ Real Academia Española. Definiciones. Extraído de la web. 09/05/2024

➔ Sánchez, Florencio. Canillita. 2003. Biblioteca virtual universal.

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