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El autor y sus formas discursivas
El autor y sus formas discursivas
Cultura de Guatemala, cuarta época: año XXXVIII, vol. I, enero-junio, 2017: 125-138
Resumen
Introducción
Los autores son un elemento clave para entender los discursos que vemos
representados en lo cotidiano, ya que están inmersos en dicha realidad y por
tanto también insertos en las estructuras que rigen el diario vivir —tanto a
nivel micro y macro— socialmente vinculados a la vida del autor. Resulta
interesante analizar el desarrollo de un autor dentro de su contexto y cómo se
ve influenciado por los factores que lo componen; pero de igual forma, algunos
buscan romper o trasgredir dichas estructuras o parámetros en los que habita.
Otro aspecto que podemos reflexionar en torno al autor es cómo muchos
de ellos, en forma conjunta con sus unidades discursivas, han sido validados
por la sociedad y las instituciones que la componen, bajo el control de los
grupos de poder, y por qué otros no lo han sido, y por tanto han quedado
marginados, excluidos o exterminados. Discutir en torno al porqué y para qué
de la existencia del autor es un espacio que posibilita tocar diversas temáticas.
1 Entenderemos estas como opus u obra creada. Ingarden (1998, p. 20) las menciona como “un objeto
«puramente intencional» cuya fuente de existencia son los actos creativos del autor”.
2 A criterio de Foucault (2007), las unidades discursivas ocupan “un espacio determinado, que tiene un valor
económico y que marca por sí mismo, por medio de cierto número de signos, los límites de su comienzo
y de su fin; establecimiento de una obra a la cual se reconoce y a la cual se delimita atribuyendo cierto
número de textos a un autor” (p. 36).
3 Historiador y filósofo francés que puede ser catalogado dentro de los autores que pertencen a la «filosofía
de la sospecha» y que ha dado vastas contribuciones a las ciencias humanas y sociales.
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Las palabras y las cosas, que causó un cierto revuelo por proponer que en la
cultura occidental:
El orden del discurso, segunda obra de apoyo para este ensayo, es una
lección inaugural pronunciada en el Collège de France el 2 de diciembre de
1970, en donde expone sus ideas respecto a la relación del saber y el poder,
además aborda temáticas en torno a la marginalidad y validación de algunos
discursos. Esta obra se encuentra sumamente vinculada con ¿Qué es un autor?,
ya que las unidades discursivas están acompañadas de un autor.
Diremos que el autor es aquel que elabora el discurso de una obra con
el deseo de trasmitir una idea, postular una teoría a favor de o en contra de
una historia o frente a un acontecimiento histórico, un sentir, un argumento
o una crítica de otro argumento, por mencionar algunos ejemplos. Es decir,
que el autor es el «creador» de la obra discursiva o el resultado de ella en vías
de generar una proyección hacia los demás sujetos. En el caso del presente
ensayo, nos limitaremos al tema de autores de relatos literarios, filosóficos y/o
de pensamiento.
El nombre del autor no es pues exactamente un nombre propio como los demás.
Muchos otros hechos señalan la singularidad paradójica del nombre del autor […]
Un nombre de autor no es simplemente un elemento en un discurso (que puede ser
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sujeto o complemento, que puede ser reemplazado por un pronombre, etc.); ejerce
un determinado papel con relación al discurso: garantiza una función clasificatoria,
permite reagrupar un determinado número de textos, delimitarlos, excluir algunos,
oponerlos a otros. Además efectúa una puesta en relación de los textos entre sí […]
relación de homogeneidad o filiación, o de autentificación de unos por otros, o de
explicación recíproca, o de utilización concomitante. (pp. 19-20)
que “el autor es validado por una serie de características, modos de existencia,
de circulación y funcionamiento de ciertos discursos en el interior de una
sociedad”. Por tanto, el autor, aunque también funge como persona común,
en el momento de ser autor deja de ser común y se muestra con un estilo de
forma discursiva que debe desarrollar frente a una sociedad que lo validará, lo
ignorará o lo sancionará.
También el autor resulta ser de gran beneficio para el ejercicio del control
social a través de las funciones que Foucault (2008, pp. 29-30) le asigna a este.
El autor es considerado “como principio de agrupación de discursos, como
unidad y origen de significaciones, como foco de su coherencia”. La existencia
del autor frente a un anónimo es vital para el desarrollo de las unidades
discursivas, la localización de las mismas y la significación del origen de quien
habla. De igual forma para los grupos de poder es vital la identificación de
quién escribe y qué escribe dentro del proceso de fiscalización social desde el
ejercicio del poder y para resguardar el «control social», sobre todo, si escribe
a favor de o en contra de. Foucault (2010), en otro apartado, menciona:
4 No puedo negar que mi pensamiento al momento de escribir este ensayo no esté influenciado por la lectura
de una columna de prensa de Eduardo Blandón, el análisis de un texto de Juan Blanco sobre pensamiento
latinoamericano y degustar el poema “De mi paz” de Gustavo Sánchez o haber conocido el informe sobre
racismo presentado por Amílcar Dávila.
5 Galván (2010, p. 69) indica que “No hay locos. Hay interés en hacer locos. La locura está en medio”.
Ya que a su criterio, “la psiquiatría nació cuando el positivismo se convirtió en corriente dominante
de pensamiento, por lo que muy pronto se vio mitificada en cientificismo con una indudable función
ideológica” o orden discursivo.
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[…] rinda cuenta de la unidad del texto que antepone su nombre; se le pide que revele,
o al menos que manifieste ante él, el sentido oculto que lo recorre; se le pide que lo
articule, con su vida personal y con sus experiencias vividas, con la historia real que lo
vio nacer. El autor es quien da al inquietante lenguaje de la ficción sus unidades, sus
nudos de coherencia, su inserción en lo real […] lo que escribe y lo que no escribe,
lo que perfila, incluso en calidad de borrador provisional, como bosquejo de la obra,
y lo que deja caer como declaraciones cotidianas, todo ese juego de diferencias está
prescrito para la función de autor. (pp. 31-32)
Las 'sociedades del discurso' cuyo cometido es conservar o producir discursos tienen
un funcionamiento en parte diferente, pero para hacerlos circular en un espacio
cerrado, distribuyéndolos según las reglas estrictas y sin que los detentadores sean
desposeídos de la función de distribución. (p. 41)
3. Balance final
6 A criterio de Foucault (2008), desde que se amordazó la voz de los sofistas, el pensamiento occidental ha
marcado una clara diferencia entre el pensar y el hablar. El pensar se regula por los signos del lenguaje
(orden discursivo) y es el que debe ser validado como normal y válido para el hacer filosófico, mientras
que el discurrir (el habla) corre el riesgo de escapara al orden discursivo y por tanto no es validado para el
hacer filosófico.
136 El autor y sus formas discursivas: perspectiva desde Michel Foucault
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mujeres, las voces de los jóvenes, las voces de las nuevas propuestas políticas
y sociales (v. gr.), deben ser escuchadas sin censura. Ya será cada sujeto, quien
desde el ejercicio de la libertad, las quiera escuchar o no, las interprete, analice,
rechace o asuma.
Foucault (2008, p. 23) presenta en El orden del discurso tres elementos que
considera claves para el control del sistema: la palabra prohibida, la separación
de la locura y la voluntad de verdad. Dadas estas formas de control es
imperativo romper toda forma de censura, favorecer la libertad de expresión,
superar el discurso monotemático, escuchar, leer y estar dispuestos a la crítica
y al consenso. De igual manera, es conveniente integrar las diferencias frente
al pensamiento único, comprendiendo la riqueza que representa la diversidad
frente a la sospecha o la aparente amenaza que provoca lo diferente.
Por otro lado, es necesario que los autores propongan obras críticas,
desafiantes, cuestionadoras que generen nuevos modos de ser, que posibiliten
otras formas de pensar, no ceñidas a lo oficializado. Todo texto debe generar
posibilidades de nuevas fundaciones discursivas no totalitarias. Hay que evitar
el error que Foucault (2007) describe que se cometió en el siglo XIX, en
donde occidente se lanzó a:
[…] la búsqueda de una historia, en la que todas las diferencias de una sociedad
podrían ser reducidas a una forma única, a la organización de una visión del mundo,
al establecimiento de un sistema de valores, a un tipo coherente de civilización. (p. 21)
Referencias: