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Representación cerrada del amor y sexualidad como dispositivos poder

El texto de las palabras y las cosas de Foucault realiza una crítica a la estructuración del
saber, es decir de la epistemología. Para ello, el autor hace una arqueología de tres
diferentes momentos -renacimiento, clásica y modernidad- los cuales como épocas
marcan relaciones de poder que configuran al sujeto y las representaciones de la realidad
épocal. Esta trinidad poder, representación y sujeto es la expuesta por Yorgos Lanthimos
en su filme The Lobster por medio de la grafica de una sociedad distópica en la cual la
subjetividad y la representación del amor está dada por relaciones de poder de carácter
cerrado.

En este sentido, se propone hacer una exegesis tanto de la película como del texto. En
primer lugar, se plantea un análisis de la representación del sujeto en el texto Les mots et
les choses y concretamente en el capitulo de la representación. En segundo lugar, se
realiza una reseña descriptiva de la película Lobster haciendo especialmente énfasis en los
acontecimientos que permitan abordar la manera en que se representan a los sujetos.
Finalmente, se plantea una interpretación de la película desde el texto de Foucault y una
interpretación de Foucault desde la película con el objetivo de ampliar el horizonte de
sentido de las categorías de análisis.

I. La representación del sujeto


En el presente apartado se abordan dos aspectos, a saber, el objetivo de Foucault en el texto las
palabras y las cosas; y los momentos épocales que abre en su proyecto arqueológico.

En lo concerniente al primer punto, Foucault busca hacer un rastreo de los grandes relatos
de la historia occidental, es decir de las ideas centrales -episteme- que han generado
dinámicas de sujeción a las cosas. Esta sujeción sólo es posible a partir del establecimiento
de un orden delimitado que establece una preformación del sujeto, en otros términos,
dinámicas vida, trabajo y lenguaje que son parte de un modo de saber épocal y a su vez
son las que dotan de concreción a la constitución del sujeto.

Por tanto, lo que Foucault busca con su arqueología en este texto es:
…reencontrar aquello a partir de lo cual han sido posibles conocimientos y teorías; según cuál
espacio de orden se ha constituido el saber; sobre el fondo de qué a priori histórico y en qué
elemento de positividad han podido aparecer las ideas, constituirse las ciencias, reflexionarse las
experiencias en las filosofías, formarse las racionalidades para anularse y desvanecerse quizá
pronto. (Foucault, 1968)
Lo anterior, lleva a transitar al segundo punto, la representación e interpretación misma
del ser humano y por ende sus posibilidades de conocimiento del mundo ha tenido un
correlato distinto según la época. El autor francés plantea tres épocas la renacentista, la
clásica y la moderna. Lo que se halla en cada una son un conjunto de epistemes que dotan
de identidad los órdenes del saber de cada época. Sin embargo, el gesto de Foucault en las
diferentes no es el del historicista o el del progresista en donde una época sucede a la otra
y se da un avance. Por el contrario, para el autor francés cada época tiene su propio
episteme y orden que le da sentido sin establecer una valoración jerárquica entre épocas.

En la época renacentista o prosaica el episteme tiene como eje central la semejanza. Las
palabras y las cosas tienen una simetría, un conocimiento ordenado de la realidad que si
bien tiene unas estructuras que buscan una correlación, estas no se matematizan o
mecanizan como en las representaciones de las cosas en la época clásica o moderna
modernidad. Un ejemplo, es que el dinero, una moneda de oro es valiosa en sí misma, la
palabra y la cosa no están disociadas, sino que tienen una relación intrínseca. En
contraposición, el papel moneda ya no es valioso en sí mismo – la palabra y la cosa se
disocian-, sino que representa el valor aspecto típico de la época clásica.

En palabras de Foucault
En el umbral de la época clásica, el signo deja de ser una figura del mundo; deja de estar ligado por los lazos
sólidos y secretos de la semejanza o de la afinidad a lo que marca. (Foucault, 1968, pág. 64)

En efecto, en la época clásica las palabras y los signos se disocian de las cosas dando lugar
a la noción de representación. Las palabras entonces son un instrumento para representar
las cosas y posibilitan un sistema de clasificación del conocimiento. El conocimiento por
medio de signos representa a un mundo preexistente y preordenado, por ello, la
necesidad de establecer categorías que permitan una comprensión ordenada y a la vez
yuxtapuesta de la cosas. Las clasificaciones enciclopédicas en donde están las especies
ordenadas por distintas categorías entre estás el hombre, no obstante, en la época clásica
el hombre como sujeto epistémico aun no emerge sólo hasta la época moderna el hombre
vuelve sobre su propia reflexión.

El tránsito entre ambas épocas se puede ver del siguiente modo:


El problema esencial del pensamiento clásico se aloja en las relaciones entre el nombre y el orden:
descubrir una nomenclatura que fuese una taxonomía o aun instaurar un sistema de signos que
fuese transparente para la continuidad del ser. Lo que el pensamiento moderno va a poner
fundamentalmente en duda es la relación del sentido con la forma de la verdad y la forma del ser:
en el cielo de nuestra reflexión reina un discurso —discurso quizá inaccesible— que sería de un solo
golpe una ontología y una semántica. El estructuralismo no es un método nuevo; es la conciencia
despierta e inquieta del saber moderno. (Foucault, 1968)
La época moderna si bien mantiene la representación y el orden sobre la clasificación de
las cosas, ésta no es su carácter distintivo, pues para la época clásica el orden venia dado,
mientras en la época moderna es el hombre como sujeto que conoce el mundo y es
precisamente ahí donde aparece la noción de un ser humano que aprehende las
estructuras y las funciones de la realidad. El ser humano ya no solamente es objeto de
conocimiento sino sujeto activo. Por ello, este nuevo momento épocal se caracteriza por
un fundamento que subyace a la clasificación de las cosas en el cual ya el orden no es
natural, sino representado por el hombre. Retomando los ejemplos anteriores, tanto el
dinero y como la vida existen elementos básicos que fundamentan su realidad en clave
funcional. Así, ya no solamente es el dinero como valor, sino su fundamento, la
producción; igualmente la taxonomía enciclopédica encuentra un fundamento más allá la
funcionalidad misma de la vida.

II. Sexualidad y amor

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