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La noción de ética para la vida

profesional
Noción de ética

Juan Carlos Ochoa Botero

Universidad Nacional de Colombia


Sede Medellín

Medellín, junio 2023


Derechos de autor

Las lecturas obligatorias y el consolidado lectura compendio de semanas del curso La


noción de ética para la vida profesional están publicadas bajo una licencia Creative
Commons:

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Texto completo de la licencia en: https://creativecommons.org/licenses/by-
nc-sa/3.0/deed.es_ES

Nota aclaratoria
La citación y la referenciación de las lecturas obligatorias, del taller colaborativo por rúbrica.
Caso sumativo y la lectura de retroalimentación de cada caso sumativo que se realizaron
en el curso La noción de ética para la vida profesional se pueden encontrar en este
consolidado lectura compendio de semanas.
Créditos del curso La noción de ética para la vida profesional

Juan Carlos Ochoa Botero Ph. D.


Profesor Asociado, dedicación exclusiva Facultad de Arquitectura Universidad Nacional de
Colombia, Sede Medellín
Experto temático e instructor del curso

MSc. Jennifer Andrea Zapata Valencia


MSc. Julia Isabel Roberto
Laboratorio de Innovación Académica, Dirección Académica, Sede Medellín
Asesoras pedagógicas, metodológicas y corrección de estilo

Carlos Eduardo López Piedrahita


Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
Apoyo gráfico

MSc. Diana Milena Jaramillo Quiceno


Coordinadora Convenio Coursera Universidad Nacional de Colombia
Asesoría metodológica y políticas de accesibilidad

Agradecimientos:

Santiago Rodas Guerrero


Dirección Académica, Sede Medellín

Melissa Juliana Velasco García


Dirección Académica, Sede Medellín

MSc. Gabriel Ernesto Barrero Tapias


Director Nacional de Innovación Académica Universidad Nacional de Colombia

Unimedios, Sede Medellín


Apoyo audiovisual

Unimedios, Sede Bogotá


Imagen institucional

Vicerrectoría Académica
Universidad Nacional de Colombia 2023
Tabla de contenido
Semana 2. Noción de ética

Bienvenida
Objetivos de la semana
¿Qué es la ética? y ¿Para qué sirve la ética?
El origen de la ética. Dos cuestiones históricas
La naturaleza de la ética. Una perspectiva más amplia
Estudio de caso específico “Una llamada inoportuna” y preguntas argumentadas
Lectura de retroalimentación a partir del estudio de caso
Referencias bibliográficas
Semana 2. Noción de ética
Bienvenida

Estimados participantes:
Bienvenidos a la semana 2, en la que
conocerán los diferentes fundamentos que,
desde la antigüedad permiten reflexionar
sobre la ética, responder para qué sirve e
identificar los elementos relacionados con su
origen. Todo esto, a través de videos, el
estudio del caso "Una llamada inoportuna",
un cuestionario práctico y las lecturas
complementarias.
¡Se espera que sea de su agrado!

Objetivos de la semana

● Identificar los diferentes fundamentos que permiten reflexionar sobre el concepto de


ética.

● Responder para qué le sirve al ser humano la ética.

● Aprender elementos relacionados con el origen de la ética.

● Realizar el proceso de evaluación propuesto en el curso para consolidar los


aprendizajes y su aplicabilidad en la vida cotidiana y en las profesiones, por medio
de un cuestionario práctico y un taller colaborativo evaluado por rúbrica.

¿Qué es la ética? y ¿Para qué sirve la ética?

Los contenidos de esta semana inician con una explicación sobre qué es la ética, para qué
sirve y se abordan algunas de sus características, los cuales, además, son el eje
fundamental de la semana y se complementan con las lecturas obligatorias
correspondientes.
¿Qué es la ética?
A menudo, la ética no es comprendida correctamente. No puede entenderse como un
simple conjunto de reglas como no mentir, no matar o mantener relaciones sexuales solo
con su pareja. Las reglas son útiles para educar a los niños y son una guía cuando resulta
difícil pensar detenidamente.
En este sentido, son como recetas, por ejemplo, si se es un cocinero sin experiencia, las
recetas son esenciales; incluso, un cocinero experimentado debe seguirlas normalmente,
pero un buen cocinero sabe cuándo y cómo adaptarlas. Así como no hay un libro de cocina
que abarque todas las circunstancias en que se necesita preparar una comida apetitosa,
también la vida es bastante dinámica para que un conjunto de reglas constituya una fuente
absoluta de sabiduría moral.

Entonces, qué es la ética, para responder es necesario considerar dos


habilidades del ser humano: el pensamiento y la acción. A la ética le
corresponde el pensamiento reflexivo sobre los asuntos morales y por esto,
se le llama también filosofía moral. De manera que el sujeto de la ética es el
ser humano, consciente y pensante, y sus objetos de estudio son, además de
los seres humanos, todos los seres vivientes, incluso, el medioambiente. Por
tanto, se puede comprender la ética como la ciencia que se ha encargado de
reflexionar y teorizar acerca de muchas preguntas sobre la moral.

Además, de acuerdo con Midgley (1995), se entiende como las normas de comportamiento
que subyacen en una comunidad, que velan por su supervivencia y buen vivir. Ahora,
etimológicamente el origen de la palabra ética procede de los griegos y significa costumbre,
aquello que se adquiere con el hábito continuo y permanente o lo que corresponde al
carácter, por otro lado, significa morada, hábitat, es decir, las formas de interactuar entre
los sujetos y en entorno. En síntesis, se infiere que tiene tres significados: la morada, el
hábitat; la costumbre, la usanza, el hábito; y el carácter, la manera propia de ser, pensar o
sentir de una persona o su temperamento (Sasia et al., 2018).

La ética es el carácter y la moral los principios. La ética explica, fundamenta y


aplica, mientras que la moral prescribe. La ética es lo bueno y la moral es lo
obligatorio. La ética es la ciencia y la moral es su fuente a estudiar. Entonces,
una es inmanente y la otra es trascendente. De acuerdo con esto, la ética no
es religión y no es relativa, por el contrario, es el carácter, es pensamiento
crítico, es reflexión y es práctica.
¿Para qué sirve la ética?
Adela Cortina (1994) en su libro ¿Para qué sirve realmente la ética? propone las siguientes
razones:

[Para] abaratar costos en dinero y crear riqueza. [Para] labrarse un buen carácter.

[Para] querer cuidar. Para transitar del egoísmo estúpido a la cooperación

inteligente. [Para] conquistar solidariamente la libertad. [Para] reconocer y estimar

lo que vale por sí mismo. [Para] ser profesionales, no sólo técnicos. [Para] construir

una democracia auténtica. [Para] conjugar justicia y felicidad (p.13,161)

A manera de cierre, la ética es práctica, es decir, una guía para la vida. Les recuerda a los
seres humanos su responsabilidad con el medioambiente, los trabajadores, el Estado, sus
colegas, los clientes, entre otros. También es un conocimiento que guía los
comportamientos, al permitir intervenir situaciones del diario vivir. Con estas características
de la ética se finaliza esta explicación, por ello, se invita a que continúen con la siguiente
lectura obligatoria.

El origen de la ética. Dos cuestiones históricas1

Antes es necesario indicar que la ética se entiende como las normas de comportamiento
que subyacen en una comunidad, que velan por su supervivencia y buen vivir (Midgley,
1995). Ahora bien, ¿Por qué es importante conocer su origen? Este justifica, de alguna
manera, el porqué son necesarias las normas de convivencia que rigen a los seres humanos
y su importancia en el buen vivir de los individuos y de las comunidades. No obstante,
también suscita la reflexión acerca de si son necesarias las normas éticas o la supervivencia
se puede garantizar con el conocimiento y la construcción de un carácter bondadoso. Un
mundo ideal donde el mal sea tan fácilmente reconocible que el ser humano no requiera de
instrucción para actuar en el bien.

Contenido adaptado de Midgley, M. (1995). El origen de la ética. En Singer, P. (Ed.). Compendio de ética.
Alianza Editorial.
En coherencia, Midgley (1995) plantea:

¿De dónde proviene la ética? En esta pregunta se unen dos circunstancias

diferentes, una se basa en un hecho histórico y la otra en la autoridad divina, de

carácter cristiano. La inquietud que ha suscitado ambas cuestiones ha influido en la

configuración de muchos mitos tradicionales sobre el origen del universo. Estos

mitos describen no solo cómo comenzó la vida humana, sino por qué es tan dura,

tan penosa, tan confusa y cargada de conflictos. Los enfrentamientos y las

catástrofes primitivas que estos narran tienen por objeto explicar por qué los seres

humanos se someten a normas que pueden frustrar sus deseos. Las dos cuestiones

siguen siendo apremiantes y, en los últimos siglos numerosos teóricos se han

esforzado por responderlas (p. 29)


Hacer esta pregunta es cuestionarse por qué hay que obedecer sus normas:

Para responder a esta cuestión es preciso imaginarse cómo habría sido la vida sin

normas, e inevitablemente esto suscita interrogantes acerca del origen. La gente

tiende a mirar hacia atrás, preguntándose si existió en alguna ocasión un estado

«inocente» y libre de conflictos en el que se impusieron las normas, un estado en el

que no se necesitaban normas, quizá porque nunca nadie quiso hacer nada malo.

Y entonces se preguntan «¿cómo llegamos a perder esta condición pre-ética?;

¿podemos volver a ella?» En nuestra propia cultura, dos respuestas radicales a

estas cuestiones han encontrado una amplia aceptación. (Midgley, 1995, p.30)
De acuerdo Hobbes (1651):

La primera cuestión se refiere a que la ética surge como un mecanismo de prudencia

egoísta, su mito de origen es el contrato social; para esta concepción el estado pre-

ético es un estado de soledad y la catástrofe primitiva tuvo lugar cuando las

personas comenzaron a reunirse, tan pronto se reunieron el conflicto fue inevitable

y el estado de naturaleza fue, entonces, “una guerra de todos contra todos” (p. 64).

En correspondencia “la propia supervivencia, y más aún el orden social, solo resultaron
posibles mediante la formación de normas estipuladas mediante un trato, por supuesto este
relato solía considerarse algo simbólico, y no una historia real” (Midgley, 1995, p. 30). Desde
esta misma autora, se plantea que:

Sin duda tiene gran fuerza su idea de que lo que hace necesaria la moralidad es el

conflicto -pues un estado armónico «inocente» no la necesitaría. Si esto es correcto,

la idea de amoralismo, es decir, la propuesta de liberarse de la moralidad supondría

convertir de algún modo a todos en seres libres de conflicto. Pero si no se consigue

esto se necesitamos reglas de prioridad, no solo porque hacen más fácil la sociedad,

ni siquiera solo para hacerla posible, sino también más profundamente para evitar

la recaída individual en estados de desamparo y confusión plagada de conflicto. (p.

40)
Midgley (1995) también señala que:

Unos seres que reflexionamos tanto sobre nuestra vida y sobre la de los demás,

como hacemos los humanos, tenemos que arbitrar de algún modo estos conflictos

para obtener un sentido de la vida razonablemente coherente y continuo. Para ello

establecemos prioridades entre diferentes metas y esto significa aceptar principios

o normas duraderas (p. 37)

La segunda cuestión de origen cristiano se basa en la autoridad divina, reconoce al ser


humano como un ser imperfecto por naturaleza y “explica la moralidad como el intento
necesario por sintonizar la naturaleza imperfecta del hombre con la voluntad de Dios. Su
mito de origen es la Caída del hombre, que ha generado esa imperfección de su naturaleza,
de la forma descrita simbólicamente en el libro del Génesis” (Midgley, 1995, p. 29).
Ahora bien, la misma autora plantea:

El relato cristiano en vez de resolver el problema lo desplaza, pues aún tenemos

que saber por qué hemos que obedecer a Dios. Por supuesto, la doctrina cristiana

ha dicho mucho sobre esto, pero lo que ha dicho es complejo y no puede mantener

su atractiva simplicidad tan pronto como se plantea la cuestión relativa a la

autoridad. Lo importante es que esta respuesta cristiana no deduce simplemente de

forma ingenua nuestra obligación de obedecer a Dios de su posición como ser

omnipotente que nos ha creado -una deducción que no le conferiría autoridad moral-

. Si nos hubiese creado un ser malo para malos fines, no pensaríamos que tenemos

el deber de obedecer a ese ser, dictase lo que dictase la prudencia. La idea de Dios

no es simplemente la idea de un ser semejante, sino que cristaliza toda una masa

de ideales y normas muy complejas subyacentes a las normas morales y que le dan

su significado. Pero precisamente nos interrogamos por la autoridad de estos

ideales y normas, con lo que la cuestión sigue abierta (p. 30-31)

De lo anterior:

Surgen las dos sencillas ideas acerca del origen de la ética antes citadas. Según el

modelo del contrato social todos los seres animados eran por igual egoístas, y los

seres humanos solo se distinguían en su inteligencia de cálculo: fueron los primeros

egoístas ilustrados. En cambio, según la concepción religiosa, la inserción del alma

introdujo, no solo la inteligencia sino también una amplia gama de nuevas

motivaciones, muchas de ellas altruistas (Midgley, 1995, p. 34)


De manera que:

En un mundo confuso siempre se acepta de buen grado la simplicidad, por lo cual

no resulta sorprendente la popularidad de estos dos relatos. Pero en realidad los

relatos sencillos no pueden explicar hechos complejos, y ya ha claro que ninguna

de estas dos ambiciosas fórmulas puede responder a nuestros interrogantes

(Midgley, 1995, p. 31)

Por ello, la autora en mención indica que:

Esta presentación del origen de la ética pretende evitar, por una parte, las

abstracciones no realistas y reduccionistas de las teorías egoístas, y por otra parte

la jactancia irreal y moralizante que tiende a hacer que parezca incomprensible el

origen de los seres humanos como especie terrenal de primates, y que desvincula

la moralidad humana de todo lo característico de otros animales sociales. Siempre

es falaz (la falacia genética) identificar cualquier producto con su origen, por

ejemplo, decir que en realidad la flor no es más que lodo organizado. La moralidad

que surge de este núcleo es lo que es (p. 41)

De acuerdo con este texto, se podría inferir, que el origen de la ética profesional se vincula
con la idea del “contrato social”. Las normas que se prescriben en los códigos de ética
parten de los consensos sociales donde participan, al menos, tres actores: el profesional,
el usuario y el colega. El propósito contractual de los códigos de ética consiste en declarar
hasta dónde llega el deber del profesional con el usuario y, al mismo tiempo, qué puede
esperar el usuario del servicio del profesional; con sus colegas existe un compromiso de
respeto por la labor y los intereses profesionales del otro.
Con la explicación sobre cómo la ética profesional se relaciona con la noción del contrato
social que se desarrolló en esta lectura obligatoria se cierra el tema del origen de la ética,
por tanto, se invita a que continúen con la siguiente.

La naturaleza de la ética. Una perspectiva más amplia2

A menudo, la naturaleza de la ética no es correctamente comprendida. No solo se trata de


evitar mentir, matar o mantener relaciones sexuales solo con su pareja. Las reglas son útiles
para educar a los niños y constituyen una guía conveniente cuando resulta difícil pensar
detenida y reposadamente.
En materia de ética todos están facultados para pensar por su cuenta. Con frecuencia las
reglas morales que todavía se enseñan en muchas sociedades no son las que más hacen
falta para educar a los hijos.
La tensión entre el interés personal y la ética existe independientemente de la ética
religiosa, en particular de la ética cristiana; sin embargo, el énfasis que tradicionalmente el
cristianismo ha puesto en negar los inofensivos placeres corporales, en especial los
sexuales, es en buena parte responsable de haber incrementado esa tensión hasta tal límite
que, en muchas personas, esta ha llegado a alcanzar su punto de ruptura, dando por
resultado o un abandono de la ética o un sentimiento de culpa y corrupción.
¿Está la ética en decadencia? ¿Se dedica exclusivamente al cumplimiento de las reglas?
¿La ética debe necesariamente consistir en la obediencia de las reglas morales? ¿Cómo
se debería concebir la vida ética? ¿Por qué la mayor parte de los individuos piensan que la
propia felicidad está por encima de la de los demás?

Adaptado de Singer, P. (1995). Ética para vivir mejor (1.ª ed.). Editorial Ariel.
La ética es acción, de lo contrario, no lo es
Se dice a menudo que «la ética está muy bien en teoría, pero no sirve en la práctica». No
obstante, no es posible quedarse con una ética inaplicable al desorden de la vida cotidiana.
Si alguien propusiera una ética tan noble que intentar vivir según sus dictados acarreara un
desastre para todo el mundo, entonces, tal ética no sería noble en absoluto, sino
inapropiada y debería ser rechazada.
Si no es buena en la práctica, tampoco es buena en la teoría. Desprenderse de la idea de
que una vida ética debe necesariamente consistir en la obediencia absoluta a un conjunto
breve y simple de reglas morales facilita evitar la trampa de una ética inviable.
Una comprensión de la ética que permita tener en cuenta las circunstancias especiales en
que se hallan las personas es un gran paso hacia la obtención de una ética útil para guiar
la vida.
Ahora bien, ¿Por qué la mayor parte de los individuos piensan que la propia felicidad está
por encima de la de los demás?
Quizá coincidan en que se tienen razones para buscar su propia felicidad; pero ese
razonamiento los llevaría a buscar sus propios intereses y eso es precisamente lo que no
se quiere recomendar, porque si se es tan obcecado en la defensa de sus intereses como
las personas en los suyos, quizá interfieran en el camino hacia la consecución de estos.

Abordar éticamente la vida


Consiste en que, cada vez que se piensa en pasarla bien, de algún rincón de la mente surge
la imagen de una tablilla de piedra con un mandamiento que dice ¡No lo haga! y tampoco
se trata de un ideal abstracto sin relación alguna con lo que hace aquí y ahora. Por tanto,
¿Cómo debería concebir una vida ética? Debería concebirla como aquella que resulta de
una elección positiva de objetivos y de los medios para obtenerlos.
Con este abordaje de la naturaleza de la ética finalizan las lecturas obligatorias de la
semana 2. Ahora, pueden seguir con el estudio de caso denominado “Una llamada
inoportuna”.

Estudio de caso específico y preguntas argumentadas

Una llamada inoportuna

Adaptado de la autora Hannah Maslen3

Estamos cenando a la siete de la tarde y recibimos una llamada de un número desconocido.


Levantamos el auricular en altavoz con curiosidad, en parte con preocupación, pero
sospechando que ocurrirá lo que finalmente ocurre:

- Buenas tardes, ¿podría hablar con Armando?


- ¿Quién llama?

Mi nombre es Carlos y lo llamo de la Compañía Telefónica Clarooscuro S.A. Quiero saber


si han considerado la posibilidad de actualizar su tarifa familiar y obtener un ahorro
considerable en su plan actual.

Muchas gracias por lo que nos están ofreciendo, pero ahora no tenemos ganas de hablar
del tema porque la cena se nos está enfriando. Nos disponemos a explicárselo, pero Carlos
ni siquiera nos da la oportunidad de decirle cuándo vamos a tener tiempo y continúa
hablando del tema insistentemente.

Edmonds, D. (Ed.). (2018). Los filósofos miran hacia el mundo. 62 problemas de ética práctica. Ediciones
Cátedra.
- Podríamos ayudarlos a ahorrar.
- Lo sentimos y lo interrumpimos. No estamos interesados.
- Entendido; si alguna vez desean informarse acerca del plan, solo tienen que…

Colgamos y una sensación de culpa nos invade en la mesa, al preguntarnos cómo es


posible que Carlos, de la Compañía Telefónica Clarooscuro S.A. persista en la
conversación frente a nuestra negativa.

- Por lo general pensamos que tratar a la gente con educación se basa en actuar con
cortesía, valorando a las personas con las que interactuamos, aunque no las
conozcamos.
- Por ejemplo, si cruzamos una puerta y alguien nos sigue a poca distancia, debemos
sujetarla y tenerla abierta en vez de dejar que se cierre frente a su cara.
- O si alguien nos pregunta qué hora es, debemos al menos responderle.
- Se piensa que algunas conductas están dadas por convenciones sociales, y otras
el deber de no olvidar que nuestras acciones pueden tener consecuencias para los
demás.

Preguntas argumentadas para el taller colaborativo:


1. ¿Si estuviera en la situación de Armando cómo trataría a Carlos?

2. ¿Hasta qué punto se tiene la obligación de ser educado con Carlos?

3. ¿Cuáles serían las razones para colgarle el teléfono a Carlos?

4. ¿Las acciones de Carlos representan su convicción como profesional o las de la


Compañía Telefónica Clarooscuro S.A.?

Una vez se analicen las preguntas se deben dirigir al espacio destinado en la plataforma
para la entrega de las respuestas correspondientes y de allí, desarrollar el taller colaborativo
propuesto de acuerdo con las indicaciones dadas en dicho espacio.
A continuación se presenta la lectura que ayuda a resolver los asuntos tratados en el caso
anterior.

Lectura de retroalimentación a partir del estudio de caso

De acuerdo con lo que se considera como la buena educación ¿Cómo se debe tratar a
Carlos? ¿Está bien colgarle el teléfono? ¿Se tendría remordimiento como síntoma de un
mal comportamiento?

Un trato educado se da hasta que la persona con la que se interactúa ha sido grosera, si,
además, ha optado por transgredir las normas concretas de una conducta respetuosa. Para
establecer hasta qué punto se tiene la obligación de ser educado con Carlos, hay que
preguntarse si él nos ha maltratado moralmente o nos ha faltado al respeto.
No se puede afirmar ni lo uno, ni lo otro. El objetivo de Carlos al contactarnos es
persuadirnos de permanecer como clientes de la Compañía Telefónica Clarooscuro S.A.,
es exagerado decir que se estarían aprovechando de nosotros si aceptamos actualizar
nuestra tarifa, pero no implica un atentado contra nuestra intimidad. Carlos no nos ha
maltratado moralmente, tampoco faltado al respeto y durante el desarrollo de la
conversación ha sido amable.

En el contexto de una organización podemos desvincularnos en cierta medida de nuestros


roles. Cuando estamos trabajando es frecuente que no actuemos como las personas que
somos, que dejemos de perseguir nuestros propios objetivos. Asumimos el papel o la misión
que la organización nos asigna. Esto ilustra la situación del personal que trabaja en la venta
telefónica. Carlos no diseña su propio guion, sino que cumple una función. Si nos centramos
en la naturaleza de lo que dice Carlos, nos resultará más fácil caer en la cuenta de que no
hay nada reprochable en colgarle el teléfono, aunque no nos disculpemos, ni le demos
explicaciones.

Ahora bien, concluimos que insultar a Carlos estaría fuera de lugar. Si bien podemos
limitarnos a colgar el teléfono, no tenemos derecho a decirle palabras soeces, ni a
reprenderlo por habernos llamado. Carlos no tiene el menor interés personal en la
conversación y sus palabras no son sinceras, corresponden al rol que desempeña en la
Compañía.

A pesar de que colgarle a Carlos esté permitido en comparación a otra persona que hubiera
llamado por voluntad propia, no tendría lugar a gritarlo o insultarlo, dado que sus
expresiones no son sinceras.

Finalmente, no hay razón para sentir culpabilidad al colgar el teléfono a Carlos. El falso
entusiasmo de Carlos por sostener la conversación se vuelve creíble cuando nos damos
cuenta que él simplemente responde a las funciones que desempeña como responsable de
ventas en la Compañía Telefónica Clarooscuro S.A.

Referencias bibliográficas

Cortina, A. (1994). ¿Para qué sirve realmente la ética? Paidós.

Edmonds, D. (Ed.). (2018). Los filósofos miran hacia el mundo. 62 problemas de ética
práctica. Ediciones Cátedra.

Midgley, M. (1995). El origen de la ética. En Singer, P. (Ed.). Compendio de ética. Alianza


Editorial.

Sasia, P., Etxeberria, X., Martínez, J., y Bilbao, G. (2018). La perspectiva ética. Tecnos.

Singer, P. (1995). Ética para vivir mejor (1.ª ed.). Editorial Ariel.

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