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La convicción de la gracia

Charla en Spotify:
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KGALas2jiNrFw

"Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por
causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes
llegaran a ser ricos".
2 Corintios 8:9 NVI

El propósito del tema de hoy es entender qué es la gracia y motivarnos a


aceptarla y disfrutarla todos los días de nuestra vida.

Me encanta la gracia, me hace reír, me hace bailar, me hace celebrar, es


maravilloso que veas al Señor actuar y simplemente disfrutar sabiendo que
no mereces nada pero lo tienes todo simple y llanamente gracias a Dios.

La definición más simple de la gracia es "un favor no merecido", es caerle


bien a alguien muy importante y con mucho poder y recibir de esta persona
bienes y favores sin ninguna otra razón sino la de que esta persona es
bondadosa, le agradas, le caes bien y te quiere hacer bien. No solo eso, sino
que tú en realidad mereces que te traten mal pero te tratan bien y más aún,
te tratan bien a costa de un sacrificio personal, esa persona que te está
tratando bien lo está haciendo a un coste personal elevado, la gracia es
gratis para el que la recibe pero costosa para el que la da.

Vamos a ver un ejemplo de lo qué es la gracia a través de la primera parte


del Musical de Los Miserables, basado en la novela escrita por Víctor Hugo,
ambientada en la época de la revolución francesa.

(Ver el musical del minuto 4:58 al 15:35


https://youtu.be/3gfp3yyvu8w?si=UnsCFNRoT5hOPAdD )
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Es un relato hermoso, ¿con quién te identificas? en el musical vemos varios


personajes:
-Javert y la gente que rechaza a Jean Valjean. Solo lo ven como un convicto,
un ladrón, un delincuente, que merece el castigo y que no hay lugar para él
en la sociedad, entre la gente "honesta".
- El obispo Myriel, un hombre compasivo que brinda alimento y refugio a
Jean Valjean, lo ve con unos ojos diferentes a cómo lo ven los demás, lo ve
cómo un hermano. Lo perdona, le da sus riquezas y le anima a cambiar su
vida. El obispo simplemente está siguiendo el ejemplo de Cristo.
- Jean Valjean, un pobre desgraciado, maltratado por la vida, resentido y
falto de amor, que intenta defenderse como puede en medio de un mundo
despiadado y cruel. La primera vez que encuentra al obispo agradece pero
no valora la gracia dada, no se siente culpable en realidad de nada sino
víctima de la sociedad. La segunda vez es bien consciente de su
culpabilidad, se encuentra con la gracia y no sabe qué hacer, al final decide
aceptarla y dejarse transformar pero para comenzar de nuevo debe
cambiar su identidad, decide morir a Jean Valjean y comenzar una vida
nueva dedicada al bien.

He aprendido que la gracia es humillante para el ego, para el "yo", porque a


los ojos de nosotros mismos muchas veces nos creemos buenos y ricos, esa
actitud no nos deja experimentar la gracia, ya que solo "los desgraciados"
son candidatos a recibir la gracia, a recibir un regalo "no merecido", si lo
mereces ya deja de ser gracia.

Mirad el "target" (público al que le apuntaba Jesús):

El Espíritu del Señor está sobre mí,


Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
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Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la


sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros.
Lucas 4:18-21 RVR1960

En esta escena, Jesús está citando al profeta Isaías, diciendo claramente


que Él es el Mesías. Algo similar le dijo a Juan el Bautista cuando mandó a
preguntarle si Él era en realidad el Mesías:

"Y al oír Juan en la cárcel de las obras de Cristo, mandó por medio de sus
discípulos a decirle: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperaremos a otro? Y
respondiendo Jesús, les dijo: Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos
reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos
oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el
evangelio. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí."
Mateo 11:2-6 LBLA

Jesús está diciéndole a Juan que Él cumple las profecías del AT sobre el
Mesías, los tipos de personas mencionadas, se encuentran en varios
pasajes de Isaías, el más famoso Isaías 61:1 pero hay otros (Isaías 35:5-6,
Isaías 42:7).
Entonces aquí en Mateo 11 el Señor Jesús define su público target:
- ciegos
- cojos
- leprosos
- sordos
- muertos

Y... ¿A quiénes se les anuncian las buenas noticias?

- A los pobres.

Si no estamos en esas categorías no podemos experimentar la gracia. Ahí


entendí el propósito de enviar primero a Juan el Bautista, era como el que
iba haciendo diagnósticos (tú eres cojo, tú ciego, tú leproso, etc.), ese es el
propósito de la ley, pero no tenía el tratamiento.
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Por eso las prostitutas y publicanos van primero, ya tienen claro su


diagnóstico, no necesitan que nadie se los diga, llevan buscando el
tratamiento años, están listos para recibirlo sin rechistar.

En el mismo pasaje de Mateo 11 sigue Jesús diciendo:

»¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños que
juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos: “Tocamos canciones de
bodas, y no bailaron; entonces tocamos cantos fúnebres, y no se
lamentaron”. Pues Juan no dedicaba el tiempo a comer y beber, y ustedes
dicen: “Está poseído por un demonio”. El Hijo del Hombre, por su parte,
festeja y bebe, y ustedes dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de
cobradores de impuestos y de otros pecadores!”. Pero la sabiduría
demuestra estar en lo cierto por medio de sus resultados».
Mateo 11:16-19 NTV

Esto es increíble, el ministerio de Juan el Bautista (arrepentimiento, lamento


por el pecado, juicio) es como un funeral, hay duelo. El ministerio de Jesús
(gracia) es como un banquete de bodas.

Parecen contradictorios pero así son, es comprensible la confusión de Juan.


¿Qué relación puede haber entre un funeral y un banquete?

La relación es que si el funeral es el funeral del yo... bienvenido al banquete.

Volvamos a leer Isaías 61:

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los
corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los
prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de
nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los
dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas,
aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de
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desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para


mostrar su gloria.
Isaías 61:1-3 NVI

Ahí está la misma comparación: corona en vez de cenizas, aceite de alegría


en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento… Hay un
prerrequisito para la fiesta, el prerrequisito de estar antes "en la inmunda",
el problema es que aunque a los ojos de Dios todos estamos "en la
inmunda" no todos nos sentimos y nos vemos así.

En Isaías 61 dice que el Salvador viene a pregonar "el año del favor del
Señor", esto es una referencia al año del jubileo, vamos a ver de qué iba
este año:

"En el monte Sinaí Dios ordenó a Moisés que les diera a los israelitas las
siguientes instrucciones: «Cuando entren al territorio que voy a darles, la
tierra deberá tener un año de descanso en mi honor. Durante seis años,
podrán sembrar sus campos, podar sus viñedos y recoger sus frutos, pero
al llegar el séptimo año no deberán sembrar sus campos ni podar sus
viñedos. Tampoco deberán cosechar los campos ni recoger las uvas que
broten después de la última cosecha. Lo que la tierra produzca por sí
misma el séptimo año alcanzará para que coman ustedes, sus esclavos, sus
trabajadores y los refugiados en el país, además de su ganado y los
animales salvajes. Así la tierra gozará de un año completo de descanso en
mi honor.

»Además, deberán multiplicar siete años por siete, lo cual da cuarenta y


nueve años, y el año siguiente, es decir, el cincuenta, será declarado año de
liberación. En el día diez del mes de Etanim de ese año, que es el día del
perdón, harán sonar por todo el país la trompeta y anunciarán la libertad
para todos los habitantes del país. En ese año, los que hayan perdido su
propiedad podrán recobrarla, y los esclavos quedarán en libertad de volver
a sus familias.
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»En el año cincuenta no deberán trabajar la tierra en ninguna manera, sólo


comerán lo que la tierra produzca por sí sola." Levítico 25:1-13 TLA

El año del jubileo es un año de libertad y descanso, si eres una persona


libre, sin deudas y rico pues ese año era un año cualquiera para ti, pero si
eres un esclavo, un endeudado o uno de la clase obrera, que se la pasa
trabajando esforzado pues ese año es el mejor de tu vida. Eso es la gracia,
es una noticia maravillosa, excelente que hay que anunciar con trompeta
pero que solo es buena si estás entre el grupo beneficiario:

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para
anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones
heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a
pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a
consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión.
Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez
de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de
justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria.
Isaías 61:1-3 NVI

Entendamos Isaías 61, la gran obra con la que el Señor se glorifica, se cubre
de gloria es el coger a un pobre, vil y menospreciado, a un quebrantado,
cautivo y prisionero y liberarlo (año del jubileo), mostrarle su favor, librarlo
de sus enemigos (el mundo, el demonio y la carne), consolarlo y llevarlo a la
victoria y al gozo, a la alegría de servirle a Él, al gozo de disfrutarle y
adorarle, "para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para
que Él sea glorificado".

Sigamos leyendo Isaías 61, del versículo 4 hasta el final:

Reconstruirán las ruinas antiguas,


y restaurarán los escombros de antaño;
repararán las ciudades en ruinas,
y los escombros de muchas generaciones.
Gente extraña pastoreará
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los rebaños de ustedes,


y sus campos y viñedos serán labrados
por un pueblo extranjero.
Pero a ustedes los llamarán «sacerdotes del Señor»;
les dirán «ministros de nuestro Dios».
Se alimentarán de las riquezas de las naciones,
y se jactarán de los tesoros de ellas.
En vez de su vergüenza,
mi pueblo recibirá doble porción;
en vez de deshonra,
se regocijará en su herencia;
y así en su tierra recibirá doble herencia,
y su alegría será eterna.
«Yo, el Señor, amo la justicia,
pero odio el robo y la iniquidad.
En mi fidelidad los recompensaré
y haré con ellos un pacto eterno.
Sus descendientes serán conocidos entre las naciones,
y sus vástagos, entre los pueblos.
Quienes los vean reconocerán
que ellos son descendencia bendecida del Señor».
Me deleito mucho en el Señor;
me regocijo en mi Dios.
Porque él me vistió con ropas de salvación
y me cubrió con el manto de la justicia.
Soy semejante a un novio que luce su diadema,
o una novia adornada con sus joyas.
Porque así como la tierra hace que broten los retoños,
y el huerto hace que germinen las semillas,
así el Señor omnipotente hará que broten
la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Isaías 61:4-11 NVI.

Todo esto es obra de Dios, coge a un pobre miserable (que no tiene lo que
se necesita para vivir), lo sana, lo ayuda, lo libra, lo levanta y lo pone a su
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servicio gozoso para sus planes maravillosos, para traer bien y restauración
a otros, para bendecirles y darles gozo mientras que ellos viven para Él,
para servirle y adorarle con todo su corazón, gozandose en Él.

Entonces, el requisito y convicción fundamental para experimentar la gracia


es ser pobre, "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el
reino de los cielos." Mateo 5:3 RVR1960

Ser pobre de espíritu es tener la convicción de corazón de que en mí no hay


nada bueno, nada que pueda agradar a Dios, es estar en bancarrota
espiritual, es sentirse impotente para agradar o cumplir las expectativas de
Dios, que no tengo en mí lo necesario para vivir espiritualmente, para mi
salud, que estoy absolutamente necesitado de que alguien haga algo por
mí, absolutamente necesitado de un libertador.

Lo define muy bien el apóstol Pablo en Romanos 7:24-25:

¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? Gracias a


Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la
mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del
pecado.
Romanos 7:24-25 LBLA

Este versículo de Romanos 7 es el maravilloso preámbulo al precioso


Romanos 8, la vida en el Espíritu. La vida maravillosa a la que Dios nos ha
llamado es la vida que se describe en Romanos 8, una vida guiados,
impulsados y capacitados por el Espíritu Santo para agradar a Dios, pero
para experimentar Romanos 8 hay que llegar a la convicción de Romanos 7:
24-25. Cuando llegas a esa convicción ya no caes en la esclavitud de la ley y
de las obras porque ya estas convencido que por tus propios medios no
puedes agradar a Dios. ("y los que están en la carne no pueden agradar a
Dios". Romanos 8:8 LBLA).

Si no eres consciente y convencido de tu enfermedad no buscas la curación


y la sanidad, de la misma forma si crees que tú puedes actuar, que puedes
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hacer algo por tu cuenta no buscarás al Señor, no buscarás al libertador, no


buscarás su sanidad.

La gracia es el reposo de la fe, el descanso de las obras propias (por


convencimiento de su impotencia) para dejar actuar a Dios, es dejar de vivir
para mí mismo porque reconozco que eso es enfermedad, por lo cual
acepto la muerte y resurrección de Cristo y muero con Él, muero a vivir para
mí, reconozco que esa muerte me libera de mí mismo y decido vivir todo
para Dios pero no en mis fuerzas sino buscando humildemente y
desesperado el poder, la capacidad del Espíritu Santo de Dios, porque estoy
convencido de que "separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).

Si creemos que en el día a día nosotros podemos, no vamos a buscar al


libertador. El libertador de nuestro día a día, que hace realidad la obra de
Cristo no solo en el futuro sino en el hoy, el que nos libera de la maldición
del pecado, de la maldición de nuestro egoísmo, de nuestro yo, el que nos
da el poder para vencer, para liberarnos de nosotros mismos y hacer lo
que a Dios le agrada es el Espíritu Santo (Juan 14:16).

Tener la convicción de no merecer Su amor, hace más sabroso el


experimentarlo, hace la vivencia más profunda. Eso es experimentar la
gracia. Es estar convencidos de que no hay nada que podamos hacer para
conseguir lo que Cristo ya consiguió para nosotros en la cruz.

Hace unos días tuve un sueño, resumiéndolo, se trataba de una fiesta


pequeña familiar que en teoría organizaba yo con el apoyo de mi esposo,
pero que terminó convertida en un fiestón con un montón de invitados,
camareros, banquete y baile, muy divertida y maravillosa pero de la que yo
no tenía ningún control ni sabía de dónde había salido tanto invitado ni la
música ni tanta provisión y sobretodo que la fiesta no seguía ni un orden ni
una organización que a mí me pareciera correcto sino que todo el mundo
se divertía a su bola haciendo diferentes cosas, pero al mismo tiempo todo
estaba feliz y en armonía y todo el mundo divirtiéndose un montón, bueno,
todos menos yo, que estaba sorprendida y fuera de lugar, no sabía qué
hacer, no me sentía con la libertad de sentarme a charlar con mis amigos y
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disfrutar de la fiesta, porque se supone que era la organizadora pero


tampoco tenía nada que hacer, ya que todo estaba saliendo muy bien
aunque absolutamente lejos de mis ideas de fiesta ideal y totalmente fuera
de mi control.

El Señor me decía: "Tu vida es una fiesta de la cual no tienes el control pero
todo está saliendo bien. Serás capaz de sentarte y disfrutar o seguirás
sorprendida intentando hacer algo cuando en realidad no hay nada que
hacer, ya todo está hecho, tendrás que confiar y solo ver. Tranquila, yo me
encargo. Es que el que ofrece el banquete soy yo, no tú. Tú solo me
entregas tu vida y yo hago la fiesta."

¿Os imagináis eso? una gran fiesta, todo el mundo cree que tú eres el que
ha hecho todo pero tu sabes bien que no, que en ti no había esa capacidad,
que tú no lo hiciste, eso es la gracia. Imagínate si al final de la fiesta se
acercan a agradecerte y alabarte por la fiesta, tu no te vas a jactar porque
sabes muy bien que no has sido tú, no te creerás las alabanzas sino que
estarás muy agradecido con el verdadero causante de todo tu bienestar.

Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y
escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió
Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin
de que en su presencia nadie pueda jactarse. 1Corintios 1:27-29 NVI

pero Él me ha dicho: “Mi gracia es suficiente para ti [Mi bondad y Mi


misericordia son más que suficientes, siempre disponibles, sin importar la
situación]; porque [Mi] poder se está perfeccionando [y se completa y se
muestra más eficazmente] en [tu] debilidad”. Por tanto, con mayor gusto
me gloriaré en mis debilidades, para que el poder de Cristo [me envuelva
por completo y] habite en mí.
2 Corintios 12:9 AMP

Si estás en la gracia tienes permiso para ser tú, permiso para equivocarte y
ser un torpe y un tonto, como un niño pequeño, las cosas no te salen bien
por ser perfecto, te salen bien por Su gracia. No estoy hablando de pecado
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sino de qué o quién hace que las cosas te salgan bien. El Señor me dijo un
día también: "la gente no te ama por ser perfecta, te ama por mi gracia".
Eso es liberador.

En mi sueño a mí me costaba disfrutar la fiesta, me costaba porque por un


lado no me lo podía creer que yo iba con un plan y todo estaba
completamente a otro nivel mucho más superior y porque las cosas aunque
estaban saliendo bien no me encajaban en mi idea de cómo son las fiestas,
del orden lógico y natural para mí, no encajaban en mi propia prudencia
(Proverbios 3:5-6).

Eso era lo que les pasaba también a los fariseos y nos puede pasar a
nosotros también. El otro día tuve que reconocer que como Israél he
tropezado una y otra vez en la piedra de tropiezo:

Pero los hijos de Israel, que se esforzaron tanto en cumplir la ley para llegar
a ser justos ante Dios, nunca lo lograron. ¿Por qué no? Porque trataban de
hacerse justos ante Dios por cumplir la ley en lugar de confiar en él.
Tropezaron con la gran piedra en su camino. Dios lo advirtió en las
Escrituras cuando dijo: «Pongo en Jerusalén una piedra que hace tropezar a
muchos, una roca que los hace caer. Pero todo el que confíe en él jamás
será avergonzado».
Romanos 9:31-33 NTV

Yo sé que ellos tienen un gran entusiasmo por Dios, pero es un fervor mal
encauzado. Pues no entienden la forma en que Dios hace justas a las
personas ante él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se
aferran a su propio modo de hacerse justos ante él tratando de cumplir la
ley. Sin embargo, Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley.
Como resultado, todos los que creen en él son hechos justos a los ojos de
Dios.
Romanos 10:2-4 NTV

Muchos entendemos que nuestra salvación eterna es obra de la gracia de


Dios, que no lo merecemos (Efesios 2:1-10 NTV), que hemos sido salvados
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de la ira de Dios, del castigo eterno gracias a la obra de Cristo en la cruz, lo


aceptamos como un seguro de vida: "cuando me muera me voy al cielo
porque he creído en Cristo Jesús, en su muerte y resurrección". Esto está
muy bien, pero ¿en el día a día?, en el día a día muchos caminamos por
obras, por merecer y no por fe. Así como estamos seguros de que la
resurrección de entre los muertos es obra completa y total de Dios, en
nuestro vivir día a día para agradar a Dios, lo que llamamos la santificación
deberíamos tener la misma convicción, de que somos única y
exclusivamente la obra de Dios, el mérito y trabajo es de Dios.

"Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en


él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como
habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias." Colosenses
2:6-7 RVR1960

Permanecer en la fe en Cristo (en vez de la fe en lo que yo pueda hacer) es


lo mismo que pararse firme sobre una roca.

La gracia es liberadora porque no exige perfección sino confianza en el


perfecto que nos hace perfectos como barro en las manos del alfarero,
nuestro único trabajo es dejarle a Él hacer el suyo, es rendirnos ante Él,
reconocer que Él sabe más y hacerle caso a Él no a nosotros mismos,
dejamos de confiar en nosotros mismos y comenzamos a confiar en Él… y a
disfrutar la fiesta.

Y una vez que has experimentado y disfrutado la gracia, te ves impulsado a


extenderla… y el mundo a tu alrededor, así se convierte en un lugar menos
agresivo, en un lugar mejor.

El mundo actual está lleno de gente con problemas, gente con dificultades,
gente pobre de amor, pobre de fuerzas, abundan los problemas de salud,
los dolores, los problemas de salud mental, las penas. En el mundo en el
que vivimos hay miedo, hay sin sazón, hay incertidumbre, hay temor. El
mundo actual es un mundo lleno de gente necesitada, lleno de gente como
tú y como yo. España necesita la gracia, necesita verla en ti, necesita
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experimentarla, un oído que escucha, un abrazo compasivo, una sonrisa,


unas palabras amables.

Hoy igual que hace 2000 años el mundo necesita escuchar de la gracia de
Dios: "España necesita mi gracia. Si yo caminara por España diría "El pueblo
que andaba en tinieblas vio gran luz, a los que resplandecían en sombras
de tinieblas de muerte luz les resplandeció", hijitos míos, ¿dónde está mi
luz?, Mi luz sois vosotros, dejadme brillar en vosotros, dejadme brillar en
vuestro corazón. Este mundo es horrible, no es el mundo que yo creé, yo os
he transportado a otro mundo mejor, vivid en mi realidad y transportad a
otros a este mundo mejor. Venid a comprad sin dinero, venid a comer mi
pan, mi pan es mi Hijo, venid a saborear mi banquete, venid a probar mi
vino, venid, que yo os haré descansar."

GRACIA

Oh Señor, te has cubierto de gloria,


has cogido a un pedazo de pecador,
pobre, ciego y desnudo, preso,
quebrantado y cautivo y lo has
transformado por completo, me has
liberado, limpiado, perdonado,
rescatado de mi terrible
condición, has pagado el precio
de mi deuda, te has vengado
de mis enemigos, me has
sacado a un lugar
espacioso, me has librado
solo por tu misericordia y tu
inmensa gracia y amor.

Has pagado el precio que me


era imposible pagar a mí,
y además me has compartido toda
tu riqueza, me has dado tus vestidos,
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tus joyas, tus adornos, tus coronas,


tu gloria.

¿Cómo no voy a estar agradecida si


estoy donde no merezco y todo
es maravilloso?, pero sobre todo lo
que tengo, lo más valioso es que te
tengo a Ti, mi Rey, mi comunión
contigo, sentir tu inmenso amor y
cariño, toda tu generosidad y bendición
es más de lo que puede soportar mi
frágil corazón que sabe que no hay
nada en Él que merezca todo esto
sino solo la semilla que Tú mismo has puesto.

¿Cómo voy a poder agradecer todo lo que has hecho por mí,
todo lo feliz que tú me haces sentir?
¿Cómo?, no lo sé, es imposible de pagar pero
me dispongo a que sigas haciendo tu obra
de arte maravillosa en mí, sigue vistiéndote de
gloria Señor, sigue sacando oro de donde solo
había escoria, sigue haciendo tu milagro Señor
y permíteme alegrarme, admirar y celebrar tu existencia, tu sabiduría, tu
poder, tu gracia, tu genialidad.

No me dejes ni por un momento robarte el


protagonismo o creer que algo es por mí, todo es obra tuya, todo es la
mano del artista, todo eres Tú Señor, sigue haciéndolo, que nada impida tu
perfecta y maravillosa obra de gracia en mí.

¿Quién iba a pensar que de esto iban a salir maravillas?


¿Quién iba a pensar que se podía hacer obra de arte con tan podrido
material?
Gracias por cambiar mi esencia, mi materia y darme la tuya Señor, muchas
gracias por tu inmensa obra de poder hecha con tantísimo amor.
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Muchas gracias Señor, gracias por ofrecerte, entregarte por mí, para que yo
pudiera recibir tu vida y tu corazón.

Señor Jesucristo tu eres mi herencia, mi porción, mi gloria, mi premio


mayor.

Conclusión:

¿Cómo le puedo pagar al SEÑOR por todo el bien que me ha hecho? Él me


salvó, así que brindaré por él, y alabaré el nombre del SEÑOR.
Salmos 116:12-13 PDT

En las versiones más tradicionales dice: "levantaré la copa de la salvación",


no entendía a qué se refería hasta que leí "así que brindaré por él".

En medio de la fiesta que es experimentar en nuestra vida la gracia de Dios


y gracias a Su obra en nuestras vidas ser de bendición a muchos, podemos
levantar la copa y hacer un brindis para reconocer al que está haciendo
posible todo esto, levantar la copa, dar gracias y alabar al Señor.

https://youtu.be/QFW7vwppppGr2ls

Otros pasajes sobre este tema:

Y sucedió que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí, muchos


recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa
con Jesús y sus discípulos. Y cuando vieron esto, los fariseos dijeron a sus
discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de
impuestos y pecadores? Al oír Él esto, dijo: Los que están sanos no tienen
necesidad de médico, sino los que están enfermos. Mas id, y aprended lo
que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio»; porque no he venido a
llamar a justos, sino a pecadores.
Mateo 9:10-13 LBLA
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La enfermedad:

Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la


inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la
maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la
necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.
Marcos 7:21-23 NVI

»En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que pasó en una viña. El
dueño salió muy de mañana a contratar hombres para que trabajaran en
ella. Se puso de acuerdo con los trabajadores para pagarles el salario de un
día completo; y los envió a trabajar. Como a las nueve de la mañana, el
dueño volvió a salir, y en la plaza encontró a varios hombres que estaban
desocupados. Les dijo: “Vayan a trabajar a mi viña, y les pagaré un salario
justo.” Los hombres aceptaron y fueron a trabajar. Como a las doce del día,
el dueño volvió a hacer lo mismo; y salió otra vez a las tres de la tarde. Ya
eran las cinco de la tarde cuando el dueño fue de nuevo a la plaza, y vio a
otros hombres desocupados. Entonces les preguntó: “¿Por qué han estado
ahí todo el día sin hacer nada?” »Ellos le contestaron: “¡Porque nadie nos ha
dado trabajo!” »El dueño les dijo: “Vayan a trabajar a mi terreno.” »Cuando
se hizo de noche, el dueño le dijo al jefe de los trabajadores: “Llama a cada
uno de los trabajadores y págales, comenzando por los últimos que
vinieron, y terminando por los que vinieron primero.” »Entonces se
acercaron los trabajadores que llegaron a las cinco de la tarde y recibieron
el salario de un día completo. Después, cuando pasaron los que habían
llegado primero, muy de mañana, pensaron que a ellos les pagarían mucho
más. Pero cada uno de ellos recibió el mismo salario de un día completo.
Después de recibir el dinero, esos trabajadores comenzaron a hablar mal
del dueño de la viña y le dijeron: “Los que llegaron a las cinco de la tarde
solo trabajaron una hora, pero usted les pagó a ellos lo mismo que a
nosotros, que trabajamos todo el día aguantando el calor. Eso no es justo.”
»Pero el dueño le contestó a uno de ellos: “¡Mira, amigo! Yo no he sido
injusto contigo. Recuerda que los dos acordamos que tú trabajarías por el
salario de un día completo. Toma el dinero que te ganaste, y vete. No es
problema tuyo que yo les pague lo mismo a los que vinieron a las cinco. Yo
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puedo hacer con mi dinero lo que me parezca. ¿Por qué te da envidia que
yo sea bueno con los demás?” Jesús terminó diciendo: «Así, los que ahora
son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán
los primeros.»
Mateo 20:1-16 TLAIq

Esta parábola nos cuesta entenderla o aceptarla, ¿Cómo se le paga lo


mismo (un denario, el salario de un día) a los que trabajaron menos horas?
¿No favorece eso la holgazanería?

Me he dado cuenta que la razón por la que esta enseñanza choca con
nuestra forma de pensar es porque nos ponemos en el lugar de los que
llegaron primero y ahí está el error: nos creemos buenos.

El otro día por primera vez el Señor cambió mi visión y pude ponerme de
corazón en el lugar del que llegó de último y ahí pude entender y sobre
todo disfrutar/saborear Su gracia.

Pensando en esto y en la semana santa que estábamos celebrando escribí


lo siguiente:

BONDAD INMERECIDA

Sí Señor, yo soy la última,


La que vino a trabajar a las 5 de la tarde
Y le pagaste igual que a los que habían trabajado desde temprano.

Sí, esa soy yo,


En realidad todos lo somos
Ninguno merece el pago de tu amor,
Ninguno Señor
Ninguno cumple tus expectativas
O por lo menos yo no.

Aquí vengo, completamente dependiente de tu bondad.


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Yo sé muy bien que solo trabajé una hora,


Veo la moneda de un denario en mi mano y no me lo puedo creer
Me están pagando por un trabajo que no hice,
Por unas horas que no realicé
Él dice que puede hacer lo que quiera con su dinero, pues es que lo que ha
hecho es regalármelo a mí.
No lo sé, no me lo puedo creer,
Ni siquiera se porque le caigo bien
Si fui yo quién le robé
Si fui yo quién le ignoré
Si fui yo quién le envío a la tumba
Si fui yo quién le maté
No, no fui yo quién le resucité,
Pero su resurrección me ha dado vida
A mí, a mí que lo crucifiqué.

La vergüenza no me deja mirarle


La vergüenza solo me deja arrodillarme
Y tal vez el privilegio de llorar a sus pies.
Entonces saca un anillo,
Me pide en matrimonio y ahí sí que ya no se qué hacer
¿Por qué hace todo esto? ¿Se puede saber para qué?
¿Cómo puede perdonarme así, llegando al punto de casarse con su
torturador más cruel?

No entiendo este amor, a menos de que tú tengas el poder de cambiar con


tu poder, yo, yo es que no puedo olvidar que estoy casada con aquel a
quién yo misma fui infiel y encima maté.

Te amo mi Señor, tu amor me ha desarmado y me ha dejado sin saber muy


bien qué hacer, ya no puedo seguir odiando, ya no tengo excusas para no
amar a alguien, como tú quieras seré.
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