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VII Domingo de Pascua, Ascensión del Señor
VII Domingo de Pascua, Ascensión del Señor
Hch 1, 1-11
Salmo 46
Efe 4,1-13
Lectura: Evangelio de Marcos: 16, 15-20
¿Qué dice el texto? Volver a releer el texto.
Meditación
¿Qué me dice el texto?
La liturgia de esta fiesta de la Ascensión nos pone delante una escena en la que Jesús se
aparece a los discípulos y les confiere la misión de ir por el mundo entero, para anunciar la
Buena Noticia.
El contexto
Nos encontramos en el Monte de los Olivos, en el mismo lugar donde cuarenta días antes,
Jesús era entregado por uno de sus discípulos y donde todos los demás le abandonaron. Pero
las cosas han cambiado y ya no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha
cambiado. Y Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar el
evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la salvación mediante el bautismo:
he aquí la misión de los apóstoles después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy
en día esos apóstoles resucitados.
Marcos 16, 15-18: Los signos que acompañan el anuncio de la Buena Noticia
En seguida Jesús confiere la misión de anunciar la Buena Noticia a todas las criaturas. La
exigencia que Él pone para quien quiere ser salvo es ésta: creer y ser bautizado. A los que
tienen el valor de creer en la Buena Noticia y se hacen bautizar, Él promete estos signos: (1)
expulsarán los demonios, (2) hablarán nuevas lenguas, (3) tomarán en las manos las
serpientes, (4) beberán cualquier ponzoña y no les dañará, (5) impondrán las manos a los
enfermos y éstos curarán.
Expulsar los demonios: es combatir el poder del mal que estrangula la vida. La vida de
muchas personas ha mejorado desde el momento en que entraron en comunidad y empezaron
a vivir la Buena Noticia de la experiencia de Dios. Participando en la vida de la comunidad,
echan el mal de sus vidas.
Hablar nuevas lenguas: es comenzar a comunicarnos con los otros de modo nuevo. A veces
encontramos una persona que nunca la habíamos visto antes, pero sucede como si ya la
conociésemos de mucho tiempo. Es porque hablamos la misma lengua, la lengua del amor.
Tomar en las manos las serpientes y tomar el veneno: hay muchas cosas que envenenan
la convivencia. Muchas habladurías que arruinan la relación entre las personas. Quien vive la
presencia de Dios sabe superar esto y no es molestado por este veneno mortífero.
Curar los enfermos: en cualquier lugar en el que aparezca una conciencia más clara de la
presencia de Dios, aparece también una especial atención a las personas excluidas y
marginadas, sobre todo a los enfermos. Lo que más favorece la salud es que la persona se
sienta acogida y amada.
Contemplación
La oración contemplativa cristiana, nos invita a no olvidar la importancia de la misión en la
Iglesia y de manifestar a Dios con los signos que Jesús nos presenta en el texto, y llevar amor,
esperanza a quien lo necesite.
Oración
¿Qué le digo a Dios después de haber meditado el texto?
Invitar a la comunidad a hacer una oración con el pensamiento y dirigirla a Dios.
Acción
¿A que me compromete la Palabra de Dios?
A partir de la reflexión que cada uno hizo, elaborar un compromiso que pueda realizar durante
la semana.