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Objetivo específico: Reconocer los miedos y la aridez que tengo, y que, como
auténticas tentaciones, me estorban para una vida nueva en Cristo, que me invita a
luchar contra la tentación del pecado.
1. MOTIVACIÓN INICIAL
Nos hemos reunido para vivir este tiempo cuaresmal como preparación a celebrar
la Pascua, con la finalidad de redescubrir y renovar nuestra dignidad de bautizados,
al hacer de este grupo una presencia perseverante, que nos lleve a vivir la fe en
comunidad y con sentido misionero, provocar la participación de más miembros de
la comunidad. Sean, pues, bienvenidos a este tiempo de gracia, en su etapa
cuaresmal. Por eso les invito a cantar:
2. ORACIÓN INICIAL
DINÁMICA DE INTEGRACIÓN
Formamos dos grupos con todos los asistentes. Y cada uno nombra a su
representante, para que pase a recoger una carta (Material que ya se preparó).
Sólo los de su equipo la deben leer y, en voz baja, ayudarse todos a
responderla.
Presentan su carta al otro equipo y dicen la respuesta.
El equipo contrario, aprueba o desaprueba la respuesta. Y gana el que acertó.
Sigue el otro equipo y hace el mismo procedimiento.
Mc 1,12-15
Como hijos de esta época, todos nos vemos afectados de algún modo por la
cultura actual, necesitamos crear espacios para regenerar la propia fe en Jesús
crucificado y resucitado. El Papa Francisco, consciente de los desafíos de nuestro
tiempo, llama la atención sobre algunas tentaciones que afectan particularmente a
la vida de todo aquel que desea ser discípulo y misionero de Jesús. Vemos algunas
de estas tentaciones.1
El pesimismo estéril. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y
la audacia es la actitud de derrota que nos convierte en pesimistas que se
quejan de todo, desencantados, con cara de vinagre. Nadie puede emprender
una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. Al respecto
resultan actuales las palabras que pronunció el Papa san Juan XXIII en el
discurso de apertura del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962:
1
Libre adaptación de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, La Alegría del Evangelio (nn. 76-101),
del Papa Francisco, en la clausura del Año de la fe, el 24 de noviembre del año 2013, Solemnidad de
Jesucristo, Rey del Universo.
“Llegan, a veces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de
algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la
discreción y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino
prevaricación y ruina […] Nos parece justo disentir de tales profetas de
calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como
si el fin de los tiempos estuviese inminente. En el presente momento
histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones
humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de
sus mismas intenciones, se encaminan al cumplimiento de planes superiores
e inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades, aquella lo dispone
para mayor bien de la Iglesia”.
6. ORACIÓN FINAL
Presentamos a Dios nuestros acuerdos y los traducimos en oración.
Le pedimos su Espíritu, para que esto no se quede en palabras.
Hacemos un canto final.
Iglesia peregrina
SOMOS EN LA TIERRA
SEMILLA DE OTRO REINO,
SOMOS TESTIMONIO DE AMOR,
/ PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ
ENTRE LAS SOMBRAS:
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS! / (2)
7. EVALUACIÓN Y ACUERDOS