Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS


ESCUELA DE DERECHO

LA BANALIDAD DEL MAL DE HANNAH ARENDT

Alumnos:
Ochoa Sanz, María Camila C.I: 31.362.173
Martínez Zarraga, Iván Francisco C.I: 30.682.032

San Diego, abril del 2024


Adolf Hitler, Iosif Stalin, Kim Jong-Il son considerados como algunos de los

peores seres humanos que hayan pisado la Tierra debido a sus radicales posturas,

ideologías y sus nefastas acciones, dejando una mancha de por vida en la historia

universal, que hace recordar qué, solamente cuando las personas se liberen de -y

haciendo referencia al filósofo Gianni Vattimo y su Tesis sobre nihilismo- sus

pensamientos “fuertes” podrán vivir en perfecta armonía y tranquilidad todos

aquellos que habiten en esta Tierra.

Por demás está decir, que los personajes anteriormente mencionados en el

pensamiento popular de todas las personas, representan la más pura

ejemplificación del mal, un mal abyecto, vil y radical. Sin embargo, tales figuras no

hubieran podido alcanzar el nivel de influencia, poder y dominio que tuvieron sin la

estrecha colaboración de terceras personas las cuales pudieran asegurar su

ascenso y permanencia a donde llegaron. Es aquí donde entra la tesis de Hannah

Arendt sobre la “banalidad” del mal pues, ¿verdaderamente todos los involucrados

en los actos desarrollados intelectualmente por los líderes, son igual de abyectos y

viles que ellos? De no serlo, ¿les exime de toda responsabilidad?

Fueron estas preguntas las que llevaron a Arendt a reflexionar sobre el

problema del mal, motivada por el juicio celebrado contra Adolf Eichmann, acusado

de cometer crímenes contra el pueblo judío en 1961, al cual asistió como cronista

del diario The New Yorker.

La palabra banal es empleada para denominar una determina cosa como

ciertamente irrelevante o intranscendente, es decir, bajo la tesis planteada por la

autora, no se debe cometer el error de categorizar de manera inobservada a


aquellos que cometan acciones contra los principios éticos o morales (o de manera

más concisa, causen daños, males o perjuicios a terceras personas) como personas

de una extrema perversidad, sino que deben ser evaluado el origenes de tales

acciones de forma que den lugar a la banalidad del mal (lo cual no significa restarle

importancia o peso al daño causado).

Sin embargo, es menester retroceder en el tiempo para precisar cuál es el

origen de las acusaciones contra Eichmann, quién fue durante y después de la

Segunda Guerra Mundial y cuan legal fue su juicio en Jerusalén.

Contexto Histórico sobre el Holocausto

En el pasado Siglo XX, el mundo fue testigo del que sea quizá el episodio

más fúnebre de toda la historia universal, el totalitarismo, la persecución y la errada

idea de una supuesta supremacía entre razaa, eran el día a día en la Alemania Nazi.

Un genocidio cuyo único antecedente comparable se remonta a la Edad Media con

el exterminio de los pueblos indígenas de América.

Esta etapa oscura dentro de la historia alemana y del mundo, inicia -sin duda-

mucho antes del nombramiento de Adolf Hitler como Canciller alemán en 1933,

inicia con la firma del Tratado de Versalles, lo que llevó a Alemania a pagar grandes

compensaciones, sumergiéndola en una gran inflación, pobreza y descontento de

la población alemana a causa de la humillación ocasionada por los países de la

Triple Entente, quienes culpaban al pueblo judío por su derrota en la Gran Guerra

(como era conocida en ese entonces la Primera Guerra Mundial). Fue en esta etapa

que se fue germinando el desprecio de alemanes hacia judíos, dando cabida al


ascenso de las ideologías racistas del Partido Nacionalsocialista y eventualmente

el Holocausto.

La maquinaria del Holocausto, que incluía campos de exterminio como

Auschwitz y Mauthausen -por mencionar a los más conocidos-, construidos

minuciosamente para llevar a cabo la Solución Final de forma sistemática y

eficiente. Son precisamente los campos de exterminio y concentración los que

respaldan el pensamiento de Arendt, pues tales obras de ingeniería y logísticas, no

podrían desempañar su objetivo sin la fundamental colaboración de miles, sino

millones de involucrados.

Adolf Eichmann fue uno de los muchos colaboradores del Reich, miembro

oficial de las Schutzstafflel (mejor conocidas como las SS) desde 1932, creada

como una organización paramilitar para asegurar la protección del Führer y del

partido Nacionalsocialista. En un principio, su tarea era promover la aplicación de

las políticas antisemitas en aquellos países ocupados.

Debido a su alto rango dentro de las SS, fue uno de los participantes en la

Conferencia de Wannsee, una reunión entre “los 15 mejores hombres y más

brillantes del Reich” organizada por Reinhard Haydrich con el objetivo de planificar

la implementación de la “Solución Final al problema judío” en toda Europa. Fue así

como se le encargó a Eichmann toda la logística en lo que concierne al traslado de

los judíos desde los países ocupados hacia Auschwitz, Treblinka, Sobibor,

Chelmno, Belzec y Madjanek, donde en un año fueron asesinados un total de

2.3619,885 judíos.
El Mal y sus Diferentes Perspectivas

Durante años, la filosofía y sus diferentes ramas, como la teología y la

metafísica, han proporcionado distintas conceptualizaciones y personificaciones

sobre qué es el mal, cada una apegándose a las creencias sociales, biológicas y

religiosas de sus precursores, tratándose en su mayoría con motivos pecaminosos

y lejos de la voluntad del Dios Creador como la tesis de San Agustín ligada al libre

albedrío del hombre, quien decide alejarse de su naturaleza bondadosa, y de los

ideales morales y éticos de Dios. Por otro lado, la tesis planteada por Platón, se

base en que el mal surge de la ignorancia y la falta de conocimiento del bien.

Se puede señalar al “mal radical” como la antítesis de la banalidad del mal

de Arendt, varios filósofos han reflexionado acerca de este viejo paradigma. El

ilustre filósofo alemán Immanuel Kant introdujo el concepto de “mal radical” en 3

obras, 1 de ellas censurada, a saber: “La Religión dentro de los Límites de la mera

Razón” (1792) y “Sobre el Mal Radical en la Naturaleza Humana”.

Ambas obras se refieren a la “maldad intrínseca que reside en la naturaleza

humana”. Según Kant, el mal radical no se limita a acciones malvadas específicas,

sino que se origina en la voluntad humana y su capacidad de elegir en contra de la

moralidad.

Esta inclinación hacia el mal surge de la libertad inherente a los seres

racionales, ya que la voluntad puede optar por actuar irracionalmente y de manera

egoísta. A diferencia del mal común, que se relaciona con acciones específicas
moralmente incorrectas, el mal radical es una disposición más profunda y arraigada,

que revela la tendencia humana hacia el egoísmo y la oposición a la moral universal.

Desde la perspectiva kantiana, el mal radical se encuentra en constante lucha con

la integridad moral y exige un esfuerzo continuo por parte de las personas para

resistir sus impulsos egoístas y seguir los mandatos de la razón práctica y la

moralidad universal.

Por otro lado, Arendt conmocionada por los crímenes perpetrados por el

Régimen Totalitario Nazi en los campos de concentración y exterminio -de los

cuales fue víctima en carne propia-, se da cuenta de que dichos crímenes ya no

pueden ser explicados a partir de las concepciones tradicionales de la filosofía. en

su obra “Orígenes del Totalitarismo” inicia a trata acerca del “problema del mal”

dejando ciertas nociones sobre que representa el mal radical, basándose en las

acciones de los regímenes nazi y stalinista, en este sentido, Arendt sostiene que el

mal radical surge de la deshumanización de las personas donde los regímenes

totalitarios, en sus propias palabras “los convierte en seres superfluos” es decir,

disminuye una vida humana a nada, al mismo tiempo en que priva a todos sus

simpatizantes de todo pensamiento crítico acerca de sus acciones, posibilitando así

las más viles atrocidades . Las tres características inherentes al mal radical que

Arendt reiteraba en sus reflexiones eran que dicho mal era imperdonable,

incastigable y, por estar enraizado en motivos bajos y oscuros, era imposible de ser

comprendido.

La Banalidad del Mal. Un Estudio sobre la Banalidad del Mal


Como fue precisado anteriormente, este concepto nace de los artículos

publicados por Arendt en 1961 mientras cubría como cronista para el diario The

New Yorker el juicio en contra de Adolf Eichmann, y posteriormente publicado como

libro en 1963 bajo el título “Eichmann en Jerusalén. Un Estudio sobre la Banalidad

del Mal”, en el cual hace referencias sobre el fiscal, la defensa, el tribunal, asi como

la actitud y respuestas del acusado e incluso, propio de una filósofa de su

envergadura, señala y pone en tela de juicio aquellas verdades que resultan

incómodas para gran parte de la sociedad, sumadas al hecho que el nazismo y el

holocausto para la época resultaba un tema tabú.

Durante el Epílogo se mencionan las anomalías que presentó el juicio a

Eichmann y las fallas del mismo en lo que respecta a plantear los problemas

morales, políticos y legales inherentes al caso. Respecto de la legitimidad del juicio

en sí.

En primer lugar, Arendt cuestiona la legalidad del juicio celebrado contra

Eichmann y si tal juicio representa verdaderamente hacer justicia, pues, si bien no

se tiene conocimiento sobre irregularidades en el proceso, resulta irrefutable que tal

juicio nace de una clara violación al Derecho Internacional y a la soberanía nacional

de Argentina, a saber;

Una vez culminada la guerra en Europa con la rendición de Alemania, varios

miembros de alto rango de las SS para evitar ser juzgados en tribunales por

crímenes de guerra (iniciando tales procesos en Nuremberg y posteriormente

continuados en Frankfurt) decidieron huir de Alemania hacia América -en mayor

cantidad hacia Argentina- adoptando identidades falsas, Adolf Eichmann fue uno de
los tantos oficiales nazis que optaron por esta opción -y no el suicidio como otros

oficiales nazis- bajo el nombre de Ricardo Klement en 1946.

Luego de 14 años escondido en Argentina, Eichmann fue identificado y

secuestrado por Agentes del Servicio Secreto Israelí (Mossad) en 1960 para

enjuiciarlo por crímenes contra el pueblo judío y crímenes de guerra. Tal acción

constituye una violación a la soberanía nacional de Argentina en cuanto Israel no

actuó conforme al Derecho Internacional, debiendo solicitar su deportación

inmediata al territorio israelí para posteriormente enjuiciarlo.

Asimismo, resulta controvertido la competencia o validez que tendría el

Tribunal Distrital de Jerusalén para avocarse al conocimiento y decidir sobre los

crímenes o actos cometidos por Eichmann durante la guerra, pues, varios

pensadores y estudiosos del Derecho consideran que la jurisdicción para juzgar

crímenes contra la humanidad recae exclusivamente en Tribunales Internacionales.

La justicia retributiva y la venganza, a criterio de la autora, se evidenciaban

como los principales motores y justificativos del juicio a Eichmann y,

específicamente, de la pena de muerte. Resulta necesario señalar que Eichmann

fue juzgado conforme a las leyes del Estado de Israel, el cual no existía, ni mucho

menos sus leyes al momento de ser perpetradas los crímenes del acusado, es decir,

fue violado un Principio General del Derecho el cual profesa que las leyes no son

retroactivas “Nullum Crimen, Nulla Poena Sine Lege”, ante esto Arendt considera

que la sentencia dictada por los jueces no cumplió con su doble propósito de hacer

justicia.
Tesis sobre la Banalidad del Mal

En las observaciones realizadas por Arendt y en su posterior interpretación

se detallan las características de un tipo de criminal que no se adecua a las

concepciones tradicionales. Estas cuestiones advertidas por la autora se condensan

y dan origen a la controvertida noción arendtiana de la banalidad del mal, pues sin

duda alguna Eichmann por mucho que hubiera desempeñado un excelente trabajo

en el traslado de los judíos prisioneros hacia los campos, no fueran servido de nada

sin la estrecha colaboración de los llamados “Consejos Judíos” (prisioneros judíos

con ciertos privilegios por colaborar con el ejército alemán en la custodia y

exterminio de los judíos), esto se pone de relieve en cuanto Arendt manifiesta “A

pesar de los esfuerzos del fiscal, cualquiera podía darse cuenta de que aquel

hombre no era un monstruo”

Eichmann se sentía libre de culpa en tanto estaba convencido de que su

obrar respondía a la actitud de todo buen ciudadano respetuoso de la ley. Él no solo

obedecía órdenes sino que actuaba en consonancia con las leyes vigentes basadas

en los mandatos del Führer. En este sentido, Eichmann consideraba haber actuado

siempre de acuerdo con los preceptos morales kantianos, por tanto, la banalidad

del mal desarrollada por Arendt sugiere que el mal puede manifestarse de manera

ordinaria en la vida cotidiana.

En lo que respecta al caso Eichmann, Arendt como si se tratare de Nietzsche,

elabora o expone un recurso literario, el cual califica como la “teoría del engranaje”.
Este sostiene que en los sistemas políticos burocráticos todos sus miembros son

considerados prescindibles, no así las funciones que desempeñan. Lo importante

es que se realicen las tareas y se cumplan las órdenes, no quién las lleve a cabo.

Esta característica sirvió a los criminales de guerra en general y a Eichmann

en particular para justificar su participación en los crímenes nazis. Sin embargo,

Arendt aclara que afortunadamente tal justificativo carece de sentido en todo

proceso judicial, y, como ejemplo, menciona el juicio llevado a cabo en Jerusalén.

Los jueces tienen a su cargo juzgar a personas y no a sistemas enteros

De igual forma, considera que lo más grave del caso Eichmann era que este

no constituía una excepción, es decir, que hubo muchos más como él que no podían

ser calificados como pervertidos, sádicos o monstruosos, sino que eran

temiblemente normales. En este sentido, que una persona sea banalmente maligna

significa que es capaz de hacer daño a otras personas, pero no por un deseo o

intención de obtener placer en el sufrimiento ajeno, sino por la falta de pensamiento

crítico y la obediencia ciega sobre terceras personas (normalmente en cargos

superiores)
Referencias Consultadas

Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos. (s.f.). Adolf Eichmann:

Cronología

Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos. (s.f.). La Conferencia de

Wannsee y la Solución Final

N. Merlin. (s.f.). El Mal Radical y La Banalidad del Mal

Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá. (s.f.). Eichmann Adolf

J.M. Saburní. (2022). Adolf Eichmann, el Esquivo Criminal de Guerra Nazi

M. Ilivitzky (s.f.). Del Mal Radical a la Banalidad del Mal

También podría gustarte