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EL FALLO CADOT DEL CONSEJO DE ESTADO DE FRANCIA DE

DICIEMBRE 13 DE 1889

El texto del Fallo Cadot es el siguiente:


COMPETENCIA - CONSEJO DE ESTADO JURISDICCIÓN ADMINISTRATIVA
DE DERECHO COMÚN

La ciudad de Marsella suprimió el empleo de ingeniero-director de la inspección


de caminos y de los de la ciudad, al titular de este empleo quien reclama unos
daños y perjuicios; la municipalidad denegó el derecho a esta reclamación, lo
acogió los tribunales judiciales, que estimaron que el contrato que lo ligaba a la
ciudad no tenía el carácter de un contrato civil de arrendamiento de trabajo, por
lo cual se declararon incompetentes; enseguida se dirigió al Consejo de
Prefectura, que se declara incompetente a su vez, pues la demanda no había
sido fundada sobre la ruptura de un contrato relativo a la ejecución de trabajos
públicos. El interesado se dirige hacia el ministro del Interior; quien le responde
que el Consejo Municipal de Marsella no habiendo acogido su demanda de
indemnización, él no podría darle otra salida. Esta denegación la conferirá el
Sr. Cadot al Consejo de Estado. El Consejo de Estado decidió que el ministro
había tenido razón de haberse abstenido de declarar sobre las pretensiones
que en efecto no eran de su competencia, y que pertenecía al Consejo de
Estado conocer del litigio nacido entre la ciudad de Marsella y el Sr. Cadot. De
apariencia insignificante, desprovista de grandes afirmaciones en principio, esta
sentencia aclarada por las conclusiones del comisario del Gobierno
Jagerschmidt, ha marcado en realidad una gran etapa en la evolución del
Contencioso-administrativo y por tanto un golpe de gracia a la teoría dicha por
el ministro-juez y haciendo del Consejo de Estado el juez de derecho común
del Contencioso-administrativo.

Las Leyes 16 y 24 de octubre de 1790 y la 16 de fructidor del año III habían


tenido por objeto sustraer la Administración a todo juez. Pero poco a poco se
estaba desarrollando una verdadera jurisdicción administrativa. Dotada en
principio, únicamente de un poder consultativo, el Consejo de Estado, creado
por la Constitución del año VIII, que no había tardado en efecto, en ser un
órgano jurisdiccional.

Durante largo tiempo, no poseía sino poderes de justicia "retenida" y la decisión


pertenecía aún en principio al Jefe de Estado; este último había tomado el
hábito de seguir los dictámenes del Consejo de Estado, el cual recibió
finalmente, por la Ley del 24 de mayo de 1872 el poder de justicia "delegada",
que le permitía tomar decisiones contenciosas en nombre propio.
Pero de estos orígenes y del principio según el cual la Administración no debía
tener juez, la jurisdicción administrativa había de conservar, aún después, de
1872 ciertas secuelas.

Se estimó en efecto, que el Consejo de Estado no tenía competencia sino en


los casos expresamente previstos por la ley: dicho de otro modo, que él no era
sino un juez de atribución. El Juez de derecho común permanecía como al día
siguiente de las Leyes de 1790 y del año III, el ministro: toda petición de un
particular debía ser llevada primero ante el ministro que estatuía y enseguida
solamente, en apelación ante el Consejo de Estado. Tal era la teoría del
"ministro-juez".

Esta existió en una época donde la Administración se juzgaba a sí misma, no


era más justificado desde entonces que existía una verdadera jurisdicción
encargada de declarar sobre los litigios entre la administración y los
particulares. Contestada por la doctrina, era progresivamente abandonada por
la jurisprudencia; era excluida, especialmente del contencioso de los actos
tomados por las autoridades del Estado y no se aplicaba a los recursos por
exceso de poder. El Consejo de Estado sentenció definitivamente por el caso
Cadot, descartando del contencioso de la responsabilidad de las colectividades
locales, y decidiendo de una manera general, que todos los litigios de orden
administrativo podían, de ahora en adelante ser llevados directamente ante él,
es decir sin estar sometido primero al ministro. No en el caso donde un texto
prevea expresamente que el recurso administrativo previo sea obligatorio.

Para retomar los términos del comisario del Gobierno Jagerschmidt, "donde
exista una autoridad habiendo un poder de decisión propio, pudiendo rendir
decisiones administrativas ejecutoriadas, un debate contencioso puede nacer y
el Consejo de Estado puede directamente acogerlo, basta que el debate nazca
por el efecto de una decisión de la autoridad administrativa dada sobre el
litigio". De este modo los recursos contenciosos deben ser, por regla general,
dirigidos contra una previa decisión administrativa; pero la Administración ha
perdido su función jurisdiccional. Por el Fallo Cadot el Consejo de Estado se
reconoció el juez de derecho común en primer lugar y en último es de su
jurisdicción los recursos de anulación de los actos administrativos y de los
recursos de indemnización formulados contra las colectividades públicas.

El fallo Cadot lo que hizo básicamente fue demostrar el poder jurídico que
había adquirido el consejo de Estado a través del tiempo., allí fue donde este
se auto confirió la competencia general en materia de litigios de la
administración pese a que la ley solo le confería una competencia de carácter
especial frente a casos específicos.

En esta sentencia básicamente se habla de la competencia del Consejo de


Estado en relación con los problemas que surjan de la aplicación indebida de
las funciones del Estado, las cuales anteriormente se encontraban a cargo de
la Jurisdicción Ordinaria, o como se les conocía allá “tribunales ordinarios”.

Interesa recordar que la jurisdicción contencioso administrativa es nueva en el


mundo, y novísima en Colombia. Primero llegó a la Francia revolucionaria,
utilizando al efecto el Consejo de Estado que creó Napoleón en 1799, el cual
se tecnificó en 1806 mediante la creación en su seno de una Comisión
Contenciosa compuesta de Maitres de Requete y de auditores— que ejerció la
llamada "justicia retenida", para luego, en 1872, adquirir carácter jurisdiccional
mediante la expedición de la Ley de 24 de mayo de ese año, originando así,
aunque solo para casos

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