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Análisis de la sentencia C 486 de 1993

El debate inicial de esta sentencia consta de una demanda de inconstitucionalidad


que pedía declarar inconstitucionales la ley 04 de 1989, el decreto 410 de 1971 y
los artículos 3 a 9 y 98 a 514 del mismo, fundamentando que violan el artículo 230
de la constitución política de Colombia.
Según el demandante los artículos 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 del Código de Comercio,
dado que confieren a la costumbre mercantil "la misma autoridad que la ley
comercial", violan el artículo 230 de la C.P. que, de una parte, ordena a los jueces,
en sus providencias, someterse sólo al imperio de la ley y, de otra, al enunciar los
criterios auxiliares de actividad judicial, no incluye la costumbre.
“Los demandantes solicitan a esta Corte la declaratoria de inconstitucionalidad
del Decreto 410 de 1971, en su integridad, pues, en su concepto ha dejado de
regir "por abrogación del constituyente". El fundamento de su cargo consiste en el
hecho de que la expedición de una nueva Constitución, que expresamente declara
derogada la anterior, "deja en el pasado lo pasado y sin vigencia lo
transcurrido en ese período y se inicia una nueva era
constitucional,...". (Citado de la sentencia)

Se discute si el derecho que debe aplicar el juez se limita al que emana


exclusivamente del legislador y que se presenta bajo la forma de "ley" entonces
bajo mi criterio y entendiendo lo estipulado en la sentencia, llegue a la conclusión
que el artículo 230 de la Carta Política hace alusión a las fuentes formales del
derecho con el objeto de fijarlas de modo taxativo y de conferirles rango
constitucional. Entonces cuando dice: “Los jueces, en sus providencias, sólo están
sometidos al imperio de la ley” Entendiendo la palabra “ley” como la norma
jurídica que surge del proceso legislativo, acepción ésta que no comprende la
costumbre, norma resultante del proceso consuetudinario, sino que precisamente
la excluye, entonces, siguiendo este lineamiento, se dictó sentencia y fueron
declarados exequibles la ley 04 de 1989, el Decreto 410 de 1971 y los artículos 3
a 9 y 98 a 514 del mismo.
Principio de sensualidad contractual
Es pues el resultado del consenso entre las partes respecto a las formas y
condiciones de un negocio, de un acuerdo o compromiso.
Es un principio que rige los contratos, ya sean civiles, comerciales o laborales. Es
allí donde realmente se hace evidente e importante este principio.
El principio de consensualidad es el pilar de los negocios, puesto que esos sólo
son posibles y legales si hay un acuerdo muto entre las partes, si hay voluntad en
aceptar como ley las condiciones del negocio.
El principio de consensualidad es tan importante, que las legislaciones de todos
casi los países consideran su violación como una causa suficiente para dejar sin
efecto legal cualquier contrato, en la medida, claro está, en que por alguna razón
se demuestre que no se cumplió con el principio de consensualidad.

Esto sucede por ejemplo: cuando una persona, bajo amenazas firma un contrato.
En ese contrato, que en principio expresa la voluntad de las partes, en realidad
una de las partes nunca estuvo de acuerdo, actuó bajo presión o amenaza, de
modo que por lo general basta con probar ese hecho para conseguir que el juez
declare nulo el contrato y cese toda obligación derivada de él.

Principio de solidaridad
El principio de solidaridad constituye una característica esencial del Estado social
de derecho que impone al poder público y a los particulares una serie de deberes
fundamentales para el logro de una verdadera y equitativa armonización de los
derechos. A este respecto, la Corte ha señalado que la solidaridad, entendida
como un deber constitucional, es impuesto a toda persona por el sólo hecho de su
pertenencia al conglomerado social, y consiste en la vinculación del propio
esfuerzo y actividad en beneficio o apoyo de otros asociados o en interés
colectivo. Es decir, que la solidaridad corre a cargo y a favor de cada miembro de
la comunidad y trata de la articulación de voluntades para la convivencia pacífica y
la construcción y el mantenimiento de una vida digna para todos. Siguiendo este
argumento, la Corte ha especificado que a los miembros de la comunidad, dentro
del marco de sus posibilidades, les asiste la obligación de cooperar con sus
congéneres ya sea para facilitar el ejercicio de sus derechos o, en su defecto, para
favorecer el interés colectivo.
Principio de onerosidad
Son los actos o contratos que se presumen onerosos según el ánimo de lucro; en
otras palabras es la relación de causalidad entre dos prestaciones, entre una prestación
y una obligación o entre dos obligaciones, cualquiera que sea la equivalencia objetiva o
no de las mismas, la que provoca el que se produzca el contrato oneroso.

Principio de libertad de empresa


La libertad de empresa es la facultad que tienen los asociados de ejercer sin
interferencias injustificadas cualquier actividad económica lícita y, en concepto de
la Corte, "se reconoce a los ciudadanos para afectar o destinar bienes de
cualquier tipo (principalmente de capital) para la realización de actividades
económicas para la producción e intercambio de bienes y servicios conforme a las
pautas o modelos de organización típicas del mundo económico contemporáneo
con vistas a la obtención de un beneficio o ganancia. El término empresa en este
contexto parece por lo tanto cubrir dos aspectos, el inicial - la iniciativa o empresa
como manifestación de la capacidad de emprender y acometer- y el instrumental
-a través de una organización económica típica-, con abstracción de la forma
jurídica (individual o societaria) y del estatuto jurídico patrimonial y laboral".

Principio de oponibilidad
Es aquel que asimila la oponibilidad del negocio jurídico a su fuerza vinculante. Así
entendida, la oponibilidad es el fundamento de todos los efectos jurídicos que el
negocio jurídico produce para las partes (en principio) y para los terceros (por
excepción).

Principio de buena fe en los actos y los contratos


Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a
lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella
Si bien la señalada disposición se limita a reconocer valor a la buena fe en el
ámbito del derecho de contratos, existe acuerdo en cuanto a que la misma
consagra el principio de buena fe con un alcance más general, habiéndose
sostenido a este respecto que la norma legal según la cual debe actuarse con
arreglo a la buena fe “no debe limitarse al ejercicio de los derechos y al
cumplimiento de las obligaciones surgidas de la fuente contractual”, sino que, “esa
norma tiene aplicación abierta y general, sin una necesaria limitación”
Fuentes:
-Código de comercio- LEY 222 DE 1995
- sentencia C-1194/08
-https://www.alcaldiabogota.gov
-Sentencia 882 de 2014 Corte Constitucional
-Sentencia T-029 de 2016 Corte Constitucional
-https://es.slideshare.net/kinderlandia/principios-constutucionales-del-derecho-
comercal

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