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Bloque 10.

Taylor J. Rincón Mozo

1. Explica las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda


República y relaciona sus dificultades con la crisis económica mundial de
los años 30
La Segunda República es uno de los episodios clave de la historia del siglo XX en España. Durante esos
cinco años los distintos gobiernos iniciaron una política reformista que, en numerosas ocasiones, tuvo
que enfrentarse a los sectores más conservadores y a la oligarquía industrial y agraria. Las tensiones
se recrudecieron en los años finales del periodo republicano, desembocando en una sublevación
militar que dio origen a una Guerra Civil en julio de 1936.

De entre las causas que permiten entender el cambio de régimen en España hay que destacar, en
primer término, las dificultades para retornar a un régimen de monarquía constitucional tras los años
de la dictadura de Primo de Rivera. El agotamiento del sistema de la Restauración, así como de los
propios partidos dinásticos, unido al respaldo que en su día había prestado Alfonso XIII al dictador,
hacían imposible el retorno a la situación anterior. A esto hemos de añadir el compromiso para la
construcción de un régimen republicano que habían alcanzado los partidos de la oposición en agosto
de 1930, el llamado Pacto de San Sebastián.

De esta manera, una vez convocadas las elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 –los
primeros comicios que se celebraban después de la dictadura-, socialistas y republicanos optaron por
concurrir en una candidatura única y plantearlas, de facto, como un plebiscito sobre el régimen
monárquico. Si bien, haciendo uso de los mecanismos propios del sistema caciquil, los partidos
dinásticos obtuvieron la victoria en el conjunto del territorio, fueron derrotados en cuarenta y una de
las cincuenta capitales de provincia, así como en Cataluña, Valencia y las cuencas mineras. En
consecuencia, los resultados fueron interpretados como un rechazo al sistema, de tal modo que el
propio monarca optó por abandonar España, proclamándose la república el día 14 de abril.

Estos hechos coincidieron en el tiempo con la mayor crisis económica del siglo XX, que se inició con el
crack de Wall Street en 1929. Sin embargo, la llamada Gran Depresión afectó tarde a la economía
española que solo comenzó a acusar sus efectos hacia 1932. El sector más afectado fue el comercio
exterior, que experimentó un descenso del 30%. De ahí que las repercusiones de la crisis fueran más
evidentes en los sectores con mayor dinamismo y dependientes del consumo exterior. Hablamos,
básicamente, de las exportaciones de cítricos, vino y aceite de oliva en el campo de la agricultura, si
bien también se dejó notar con fuerza en la minería. Además, la recesión a nivel mundial condujo a la
polarización de las posturas políticas y a la proliferación de regímenes fascistas, siendo la Alemania de
Hitler el caso más significativo. Como respuesta se produjo la formación de los Frentes Populares de
izquierda en varios países de Europa, tal como sucedió en España en 1936.

2.Resume las reformas impulsadas durante el bienio reformista de la República


Con el fin de modernizar y elevar el grado de democratización del país, durante el primer bienio de la
Segunda República (1931-1933) se emprendió una política general de reformas. Estas afectaron,
fundamentalmente, a cinco ámbitos: las relaciones Iglesia-Estado, el ejército, la educación, el mundo
del trabajo y la cuestión territorial. En los siguientes párrafos se procederá a abordar, de forma sucinta
pero completa, cada una de ellas.

En lo que respecta a la religión, el gobierno republicano pretendía establecer una clara separación
entre el Estado y la Iglesia, así como reducir la influencia reducir la influencia de esta última en la
sociedad española. Con ese fin, se aprobaron una serie de medidas legislativas encaminadas a cumplir
los principios secularizadores de la recién aprobada constitución. De entre ellas cabe destacar la Ley
de Divorcio y la Ley sobre Confesiones y Congregaciones Religiosas.

Entre abril y septiembre de 1931, el Gobierno Provisional aprobó una serie de decretos en los que
Manuel Azaña, que por aquel entonces simultaneaba las funciones de presidente del Gobierno y
ministro de Guerra, pretendía modernizar el Ejército español y favorecer el ascenso de los militares
más fieles al nuevo régimen. En primer lugar, se obligó a todos los oficiales a prometer fidelidad a la
República mediante la fórmula establecida por la ley del 22 de abril. A esto se añadió, tres días
después, el decreto de retiros extraordinarios, con el que se pretendía terminar con la macrocefalia
que aquejaba al estamento militar español. También se reorganizó el ejército peninsular –reducción
de sus divisiones de dieciséis a ocho-, se cerró la Academia General Militar de Zaragoza y se reguló el
sistema de ascensos por méritos de guerra. Este conjunto de decretos fueron refundidos y
refrendados por el Gobierno y las Cortes Constituyentes salidas de las elecciones de 1931.

La reforma educativa planteada durante el bienio se apoyaba en tres principios básicos: la gratuidad
de la educación, su carácter universal y la laicidad de la misma. Por todo ello, entre 1931 y 1933 se
construyeron unas 13.000 escuelas, al tiempo que se aumentó el número de maestros de 36.000 a
51.000.
En materia laboral, fue el ministro socialista Francisco Largo Caballero quien promovió la aprobación
de textos como la Ley de Contratos de Trabajo o la de Jurados Mixtos, ambas encaminadas a mejorar
las condiciones de trabajo de los asalariados.

Por último, hemos de hacer referencia a los estatutos de autonomía, por medio de los que la
Constitución de 1931 pretendía dar salida al problema territorial de España mediante la concesión de
un régimen político y administrativo especial a determinadas regiones. De entre ellas, únicamente
Cataluña logró aprobarlo durante este bienio; más en concreto en septiembre de 1932. Por su parte,
gallegos y vascos iniciaron también el proceso, que no vería la luz hasta 1936.

3.Especifica las características esenciales de la Constitución de 1931


El proyecto constitucional de 1931 fue el resultado de un compromiso entre socialistas y republicanos
de izquierdas para establecer una república democrática y no confesional. Recogía una amplia
declaración de derechos y libertades, como el sufragio femenino, el establecimiento del matrimonio
civil y el divorcio, así como el derecho a una educación primaria obligatoria, laica y gratuita. Y, si bien
se respetaba la propiedad privada, se asumía el principio de que la riqueza del país quedaba
subordinada a los intereses generales.

El texto constitucional consagraba la separación entre Iglesia y Estado –de hecho, esta dejaba de
recibir financiación pública- y establecía una marcada división de poderes. Las Cortes tenían una única
cámara, el Congreso de los Diputados, con una amplia capacidad legislativa y de control al gobierno.
Por su parte, la Jefatura del Estado se atribuyó al presidente de la República, mientras que la Justicia
se basaba en la independencia profesional de los tribunales.
Por último, es importante señalar que se reconocía el derecho de algunas provincias a conformar un
régimen de autonomía que debía configurarse y regularse por medio de la aprobación de estatutos.
4. Describe las causas, desarrollo y consecuencias de la Revolución de Asturias
de 1934
En octubre de 1934, casi un año después de la victoria de la CEDA (Confederación Española de
Derechas Autónomas) en las elecciones generales, el presidente del Gobierno Alejandro Lerroux, del
partido Republicano Radical, remodeló el ejecutivo integrando en él a tres ministros de la formación
de derechas. Esto fue considerado por la izquierda como una traición a la República, pues
consideraban a la CEDA, y más en concreto a su líder José María Gil Robles, enemiga declarada del
régimen de 1931.

De esta manera, los socialistas promovieron una insurrección popular, justificando esa acción, a todas
luces ilegal, alegando que la República estaba en peligro. Al margen de los hechos acaecidos en
Asturias y Cataluña, la repercusión de la huelga general revolucionaria convocada por el PSOE fue
escasa en la mayor parte del territorio.

El acuerdo entre socialistas, anarquistas y comunistas asturianos hizo posible la formación de una
alianza obrera que emprendió una auténtica revolución social en esa región. Ante estos hechos, el
gobierno declaró el estado de guerra y envió al ejército de Marruecos a poner orden en la recién
bautizada República Obrera y Campesina. Como consecuencia de los enfrentamientos, asesinatos en
la retaguardia y represión posterior, fallecieron más mil insurrectos y cerca de trescientos miembros
de las fuerzas de seguridad.

Al margen de las pérdidas humanas y materiales, los acontecimientos de 1934 dieron un nuevo
impulso a las medidas contrarreformistas emprendidas por el gobierno radical-cedista. Además, las
trabas políticas no solo afectaron a los partidos obreros de corte revolucionario, sino también a
algunos grupos nacionalistas y a la reglamentación de los estatutos de autonomía. Todo ello
contribuyó a la polarización y radicalización de la sociedad española, así como a la aparición de
grandes coaliciones de derecha e izquierda en las elecciones de febrero de 1936.

5. Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras
su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra
Una vez convocadas nuevas elecciones para febrero de 1936, los partidos de izquierdas, conscientes
de que la división podía perjudicarles como había sucedido en 1933, constituyeron en el mes de enero
el llamado Frente Popular. Esta coalición, válida solo para los comicios, pero no para la formación de
gobierno, estaba formada por los socialistas, los comunistas y los partidos republicanos de izquierda.
Además, los anarquistas de la CNT, partidarios por lo general de la abstención, hicieron campaña a
favor de la alianza de izquierdas.

Una vez obtenida una ajustada victoria sobre los grupos de centro-derecha, el gobierno de izquierdas
inició el cumplimiento de su programa electoral aprobando una serie de medidas de urgencia. Fue así
como se restableció el estatuto de autonomía de Cataluña, que había quedado en suspenso tras los
sucesos de octubre de 1934. En esa misma línea, se concedió la amnistía general a los encarcelados
en esos acontecimientos. También se reanudaron las reformas paralizadas durante el bienio anterior
en el campo religiosos, social, agrario y militar.

6. Representa una línea del tiempo desde 1931 hasta 1939, situando en ella los
principales acontecimientos históricos
1931 II – Gobierno del almirante Aznar.

1931 IV – Elecciones municipales del 12 de abril.


1931 IV – Proclamación de la Segunda República.

1931 V – Restablecimiento de la Generalitat de Cataluña.

1931 VI – Decretos de Azaña para reformar el Ejército.

1931 VI – Elecciones a Cortes Constituyentes.

1931 XII – Promulgación de la Constitución republicana.

1931 XII – Alcalá Zamora es nombrado presidente de la República.

1931 XII – Comienzo del Bienio Progresista: gobierno de Manuel Azaña.

1932 VIII – Sublevación del general Sanjurjo.

1932 IX – Se aprueba el Estatuto de Cataluña.

1932 IX – Ley de Reforma Agraria.

1932 IX – Françesc Maciá es nombrado presidente de la Generalitat.

1933 I – Revueltas campesinas: sucesos de Casas Viejas.

1933 III – Fundación de la CEDA.

1933 X – Fundación de Falange.

1933 X – Dimisión de Manuel Azaña.

1933 XI – Gobierno de Martínez Barrio.

1933 XI – Elecciones generales.

1933 XII – Comienzo del Bienio Radical-Cedista.

1933 XII – Gobierno de Alejandro Lerroux.

1934 I – Lluis Companys es nombrado presidente de la Generalitat.

1934 X – Revolución de octubre.

1934 X – El Gobierno suspende el Estatuto de Cataluña.

1935 IX – Nueva Ley Agraria.

1935 X – Escándalo del “estraperlo”.

1935 X – Dimisión de Alejandro Lerroux.

1936 II – Elecciones del Frente Popular.

1936 II – Restablecimiento de la Generalitat.

1936 V – Gobierno de Casares Quiroga.

1936 VI – Se restablece la Ley de Reforma Agraria de 1932.

1936 VI – Se aprueba el Estatuto de Galicia.

1936 VII – Asesinato del teniente Castillo y de Calvo Sotelo.


1936 VII – Comienzo de la Guerra Civil.

1936 VII – Gobierno de Martínez Barrio.

1936 VII – Gobierno de José Giral.

1936 VII – Se forma de Junta de Defensa Nacional en Burgos.

1936 VIII – Se constituye el Comité Internacional de No Intervención.

1936 IX – Gobierno de Largo Caballero.

1936 X – Franco es nombrado “jefe del Gobierno del Estado español”.

1936 XI – El gobierno republicano se traslada a Valencia

1936 XI – Se crea la Junta de Defensa en Madrid: comienza la batalla de Madrid.

1937 III – Comienzo de la Campaña del País Vasco.

1937 IV – Decreto de Unificación: Falange Tradicionalista de las JONS.

1937 IV – Bombardeo de Guernica.

1937 V – Enfrentamiento en Barcelona entre los anarquistas, POUM y PCE.

1937 V – Gobierno de Juan Negrín.

1937 XII Ofensiva sobre Teruel.

1938 II – Primer Gobierno de Franco.

1938 II – Se aprueba el Fuero del Trabajo.

1938 IV – El ejército franquista llega al Mediterráneo.

1938 VII – Batalla del Ebro.

1938 XII – Ofensiva franquista en Cataluña.

1939 II – Ocupación de Cataluña.

1939 II – Ley de Responsabilidades Políticas.

1939 III – Golpe de Estado del coronel Casado y de Julián Besteiro.

1939 III – El ejército franquista entra en Madrid.

1939 IV – Finaliza la Guerra Civil.

7. Relaciona la Guerra Civil española con el contexto internacional


El comienzo de la Guerra Civil coincidió con uno de los momentos más tensos en las relaciones
internacionales del siglo XX. Desde el ascenso del partido nacionalsocialista de Adolf Hitler al
poder, la política exterior de los países europeos se fue enrareciendo hasta formarse dos
bloques claramente diferenciados: las democracias, encabezadas por británicos y franceses,
y los regímenes fascistas de Italia y Alemania. La tensión internacional a partir de 1936 llegó
a tal nivel que cualquier crisis podía provocar el estallido de una nueva guerra mundial.
Por ese motivo, el estallido del conflicto español provocó división de opiniones e inquietud
entre los políticos y la opinión pública, sobre todo en Gran Bretaña y Francia. Es en ese punto
donde se ha de situar el origen del Comité de No Intervención, impulsado por el gobierno
francés con el apoyo del británico. En agosto de 1936, se adhirieron a él un total de veintisiete
estados, entre los que se encontraban Alemania, Italia y la Unión Soviética. Todos ellos se
comprometieron a no intervenir en el conflicto español, ya fuera mediante la actuación
directa o por medio de la venta de cualquier tipo de material bélico.
Ahora bien, al tiempo que esas potencias suscribían el acuerdo, tanto el gobierno republicano
y como el bando sublevado solicitaron ayuda militar a las potencias europeas. Esto se debió,
fundamentalmente, a la escasez de medios de la España de entonces en lo relativo a
equipamiento militar y armamento.

8. Compara la evolución política y la situación económica de los dos bandos


durante la guerra
Como consecuencia del estallido de la Guerra Civil en julio de 1936, el poder dentro del
territorio republicano quedó fragmentado, cayendo el poder en manos de las milicias
armadas de las diversas ideologías que habían apoyado al Frente Popular en las elecciones
del mes de febrero. A pesar del derrumbe del orden republicano, los sucesivos gobiernos, de
entre los que destacaron el del socialista Largo Caballero y el del comunista Juan Negrín,
hicieron importantes esfuerzos por mantener la unidad. La falta de cohesión acabó
provocando fuertes divisiones, e incluso enfrentamientos, dentro del bando republicano, con
el consiguiente perjuicio para su causa.
La situación fue muy distinta entre los sublevados, donde el ejército ejerció de elemento de
cohesión entre los distintos grupos que integraban ese bando. En un primer momento, todos
quedaron sometidos a la obediencia de la Junta de Defensa Nacional, que se disolvió en
octubre de 1936 para dejar la dirección militar y política de la llamada zona nacional en manos
del general Franco. Este aprovechó la duración del conflicto bélico para llevar a término la
fusión de la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FE de las JONS)
y la Comunión Tradicionalista. De esta manera, el Decreto de Unificación de abril de 1937, le
permitió sentar las bases de un régimen de partido único cercano a los fascismos europeos.
Al principio del conflicto, la zona republicana contaba con mayor cantidad de población, así
como con las principales zonas industriales y de agricultura de exportación. Sin embargo, la
principal zona cerealista (Castilla la Vieja-León) estaba en manos de los nacionales. De esta
manera, pronto surgieron problemas con el suministro de las ciudades, saturadas de
refugiados, y del ejército. Además, se sufrió la escasez de materias primas como algodón,
petróleo o carbón, ya que las empresas suministradoras de otros países desconfiaban de la
solvencia económica republicana. A esto se unía la retirada de capitales extranjeros por temor
a las colectivizaciones. En definitiva, la producción agrícola e industrial descendió muchísimo.
Así, la industria siderúrgica vasca solo alcanzó, en el primer semestre de 1937, entre el 5% y
el 10% de la producción de 1929. En parte, esto se debió al aislamiento que esta zona sufría
con respecto al resto del territorio republicano. En estas circunstancias, la República recurrió
al oro y divisas depositadas en el Banco de España para adquirir armamento del extranjero,
especialmente de la URSS.
Por su parte, el territorio controlado por el otro bando estaba formado, en su mayor parte,
por tierras de cultivo y ganadería, además de algunas zonas mineras. De esta manera, los
sublevados tuvieron menos problemas de abastecimiento que los republicanos. Ahora bien,
se trataba de una economía desequilibrada, que sólo se potenció cuando sus tropas
conquistaron Bilbao y la franja cantábrica en otoño de 1937). A esto se ha de añadir que,
durante la guerra, pudieron contar con créditos a largo plazo de Alemania y de Italia de
empresas petroleras como la TEXACO de EE.UU.

9. Especifica los costes humanos y las consecuencias económicas y sociales de


la guerra
Desde julio de 1936 hasta abril de 1939, España sufrió los destrozos materiales
y sociales de una cruenta guerra civil. Iniciada por un golpe de Estado militar, el
conflicto acabó enfrentando a los partidarios de la España tradicional, católica y
de pequeños y grandes propietarios con la España progresista, anticlerical,
obrera y campesina.
La consecuencia más inmediata, después de la guerra, fue la pérdida de vidas
humanas. Se calculan en torno a las 150.000 las víctimas de las represiones de
uno y otro bando, y otras tantas en el frente; lo que eleva el número de muertos
por encima del medio millón. Al margen de las pérdidas humanas por
fallecimiento, desde el punto de vista social la consecuencia más importante fue
el exilio de más de medio millón de españoles. Es cierto que muchos de ellos
volvieron a la Península en los meses que siguieron al final de la Guerra Civil. Sin
embargo, por temor a la represión franquista, algo más de 150.000 continuaron
viviendo en el extranjero. Además, tanto la población que había desarrollado
actividades políticas en grupos de izquierdas como sus familiares, fueron
estigmatizados por el bando vencedor.
En cuanto a las pérdidas materiales, España retrocedió al nivel de renta de 1914.
No en vano, la riqueza nacional se vio reducida en un 15% y la deuda pública
ascendía a 20.000 millones de dólares. El conflicto afectó de manera especial a
las comunicaciones, especialmente ferroviarias. Además, en torno a quinientas
mil viviendas fueron destruidas total o parcialmente, a lo que se ha de añadir los
desperfectos causados en escuelas, hospitales, universidades, edificios
administrativos… Como consecuencia de los bombardeos y de las citadas
pérdidas humanas la producción industrial se vio reducida en un tercio y se
perdieron 225.000 toneladas en marina mercante. Esto se debió también, en
gran medida, a la falta de materias primas y a las carencias energéticas. Por
último, en el campo de la agricultura, la producción descendió cerca de un 25%,
lo que afectó a la subsistencia durante la guerra y los primeros años de la
postguerra; y, en esa misma línea, se ha de situar la reducción de la cabaña
ganadera a la mitad.
Además, el inicio de la II Guerra Mundial impedirá que España mantenga unas
relaciones comerciales normales, sin duda necesarias para su reconstrucción.
Tanto el conflicto, como el aislamiento de posguerra llevarán al régimen español
a emprender un nacionalismo económico basado en la autarquía.

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