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Apuntes Castro
Apuntes Castro
Tras la Guerra Hispano Americana Cuba vivió una serie de dictaduras bajo el auspicio de EE.UU.
El motivo principal de este interés estadounidense en la isla era tanto estratégico, un enclave
en el Caribe muy cercano a las costas de Florida, como económico, las grandes corporaciones
estadounidenses invirtieron mucho dinero en la isla para controlar y disponer de la producción
de materias primas como la caña de azúcar o el tabaco.
De esta manera, con EE.UU omnipresente durante todo el periodo se alternaron diferentes
gobiernos:
- El de Gerardo Machado (1925 - 1933) que finalizó con la Revolución Cubana de 1933.
- Los del Dr. Ramón Grau San Martín (1933 - 1934 y 1944 – 1948) que se alternó en el
poder con Fulgencio Batista
- Y los de Fulgencio Batista (1940 -1944 y 1948 – 1959) que se convertiría en dictador de
facto en su segundo periodo a partir de 1952.
Debido a la enorme corrupción del gobierno anterior Batista pudo ganar las elecciones de
1940. Su condición de uno de los pocos políticos que no eran blancos le permitió aunar el
apoyo de una población muy heterogénea. En cuanto a su programa político mantuvo una
política pro - estadounidense, defendiendo los intereses de las corporaciones en la isla, y
mantuvo los privilegios de los sectores altos de la sociedad, los propietarios del ganado, los
propietarios de plantaciones y los industriales que mantenían sus monopolios y beneficios
negociando a través de los ministerios.
Durante este periodo hubo un gran crecimiento económico como resultado de la II GM. Las
potencias participantes del conflicto reclamaron materias primas de Cuba y así pudo
incrementar enormemente las exportaciones. Cuando el conflicto terminó la economía cubana
se contrajo enormemente.
Los “Auténticos”
Batista, obligado por la Constitución se marchó de Cuba, pero lo hizo con una buena parte del
tesoro. De esta manera dejó a Grau con serios problemas económicos. El gobierno de Grau y su
partido (los Auténticos), así como el posterior, fue tremendamente violento y represivo,
además de, en la línea de los gobiernos anteriores, muy corrupto.
En las elecciones de 1952, pese a los intentos de Batista, ganarían las elecciones los Ortodoxos,
un grupo político de izquierdas que denunciaba la corrupción de los gobiernos anteriores y en
el que militaba un joven Fidel Castro.
Pese a los intentos de la Mafia estadounidense que llegaron a ofrecer dinero a Carlos Prío
Socarrás para que renunciase en favor de Batista, este continuó siendo presidente. Esto hizo
que Batista diera un golpe de estado que fue anunciado por el locutor de radio y fundador del
partido Ortodoxo Eddy Chibás, que tras anunciarlo se disparó en la ingle, muriendo días
después.
El golpe de estado se hizo oficial unos meses después. Batista contaba con el apoyo
estadounidense (entre otras cosas por la Guerra Fría), con el apoyo de la mafia estadounidense
y, a nivel interno, del ejército, la policía, la policía secreta y los negros y mestizos del país.
El ascenso de Castro
Castro había entrado en el Partido Ortodoxo y había sido una voz muy crítica con la corrupción
de los gobiernos, especialmente el de los Auténticos de Prío. Con el golpe de estado de Batista,
mientras que la dirección de Ortodoxo abogaba por la resistencia pasiva y la desobediencia
civil, los movimientos estudiantiles y juveniles defendían una resistencia más directa. Se
unieron en torno a líderes jóvenes como Fidel Castro lanzó un desafío legal a la toma
antidemocrática del poder por Batista, pero fue frustrado por el corrupto sistema judicial. Al
darse cuenta de que se le había declarado enemigo del Estado y, por tanto, iba a ser arrestado
o asesinado por el BRAC, Castro se escondió en el interior del país y comenzó a planear la
revolución armada que consideraba esencial para liberar a su país.
Este movimiento fue un fracaso y los asaltantes fueron capturados, torturados y asesinados.
Castro logró evitar ese destino ya que quien le atrapó se negó a cumplir las órdenes y lo mandó
a la cárcel.
El juicio de Castro
La tortura y asesinato de los atacantes generó una gran polémica y obligó a Batista a juzgar al
resto de asaltantes, produciéndose así el juicio a Fidel Castro. Este juicio dio un enorme
escaparate mediático a Fidel quien pudo presentar “El Programa de Moncada”. Su deseo de
una sociedad más abierta y justa y de acabar con la corrupción que asolaba la política cubana
caló hondo en la opinión pública. En resumen, su elocuencia y valentía en el juicio le ganaron a
muchos nuevos simpatizantes y avergonzó aún más a Batista.
Fidel y su hermano fueron condenados a 15 y 13 años de prisión. Sin embargo, en las
prometidas elecciones de Batista de 1954, este permitió relajar la censura y hacer campaña
política a sus rivales. Así los seguidores de Castro hicieron mucho ruido pidiendo su liberación.
Batista, como único candidato posible, ganó las elecciones y aprobó en 1955 una amnistía por
la que Castro y su hermano salieron de prisión. Seguramente Batista vio a Castro y a su
movimiento del 26 de julio (fecha del asalto a Moncada) como una amenaza menor y para
rebajar un poco esas tensiones aprobó la amnistía. Sin embargo, en 1955, el régimen de Batista
era cada vez más impopular y su respuesta al creciente número de protestas era cada vez más
represiva. Se produjo un ciclo de violencia, con más protestas y una serie de atentados, que
condujeron a una mayor represión gubernamental.
Exilio en México
Tras la salida de prisión Fidel y su hermano se vieron obligados a huir del país y marcharse a
México para no ser arrestados ni asesinados. Allí entraron en contacto con figuras que a
posteriori serían claves para la revolución como Ernesto “Ché” Guevara o Camilo Cienfuegos.
Cabe decir que estos personajes conectaron rápidamente por su aspiración de lograr una
América Latina libre de injerencias estadounidenses, no así en el marxismo, de cuyos
postulados era adepto el Ché, pero Fidel siempre había negado serlo, ubicándose más en el
nacionalismo cubano Desde México se organizó el grupo M – 26 – 7, cuyo nombre recordaba el
asalto a Moncada. Este grupo llevó a cabo los preparativos en la organización de la revolución,
haciendo carteles, recolectando armas, munición y apoyos militares.
Problemas militares
Debido a su falta de fondos y a la necesidad de mantener el secreto, los rebeldes estaban mal
equipados y el Granma era un yate agujereado, envejecido y en mal estado. La travesía de
1.988 kilómetros fue peligrosa y e incómoda debido al mal tiempo y al hacinamiento del barco
Casi inmediatamente, el Granma se encontró con una tormenta y estuvo a punto de naufragar,
tuvo problemas mecánicos y de combustible. Como resultado, la travesía duró dos días más de
lo previsto.
Dos días después llegó el Granma y fueron recibidos por la aviación de Batista, viéndose
obligados a huir y refugiarse. Pasando por una ciénaga huyeron hacia Sierra Maestra a donde
llegaron 17 de los 82 hombres que habían montado en el barco.
Desde Sierra Maestra los rebeldes iniciaron una campaña de guerra de guerrillas, ataques
rápidos y concisos sobre objetivos plausibles y huida de vuelta a la sierra. En este punto se
convirtió en una prioridad para los rebeldes ganarse el apoyo de los campesinos. Los
campesinos estaban maltratados por los terratenientes, eran en un 80% analfabetos y, para
muchos, el Ché fue el primer médico que les asistió en su vida. Fidel y sus rebeldes se
preocuparon de estos campesinos, les garantizaron educación, asistencia médica y juzgaron y
castigaron a muchos de sus terratenientes. Una de las cuestiones que terminó por decantar a
los campesinos del lado de la revolución fue precisamente la represión que ejerció Batista
sobre ellos. En su persecución de los rebeldes acosaron e intimidaron a los campesinos
llegando incluso a castigarlos por dar ayuda y apoyo a los rebeldes.
Los brutales métodos de interrogatorio del ejército jugaron a favor de Castro al aumentar aún
más el apoyo de los campesinos a sus rebeldes. También condujo a un ejército cada vez más
desmoralizado. En cambio, los fidelistas tenían instrucciones estrictas de evitar la brutalidad
con civiles o soldados enemigos capturados. La tortura o el asesinato de prisioneros y, si la
situación lo permitía, se curaban las heridas del enemigo. Sin embargo, si alguna persona
(Fidelista, civil o soldado) era declarado culpable de crímenes contra los campesinos, se le
juzgaba. La mayoría de los campesinos veían esta dura pero eficaz justicia revolucionaria que el
corrupto sistema policial y judicial.
El fracaso de Santiago y la llegada dos días tarde en barco hizo que Castro fuera consciente de
que era necesario cambiar la estrategia original, basada en una campaña de guerrilla urbana,
insurrecciones y manifestaciones por una guerrilla rural. Sin embargo, no podemos considerar
la revolución agrícola como un movimiento campesino ni mucho menos. Las células
clandestinas del movimiento M-26-7 escondidas en las ciudades emprendieron una decidida
campaña de sabotaje y propaganda en apoyo de la guerrilla castrista. Se coordinaron con la
clase media instruida y ortodoxos, organizaron huelgas, pintadas contra el régimen y la difusión
de información para contrarrestar la propaganda del gobierno. Según algunas cifras alrededor
de 30.000 actos de sabotaje ocurrieron en los años de la revolución.
Uno de los episodios más reseñables de estos actos fue la huelga general declarada en apoyo
de los revolucionarios en las ciudades de Cuba en marzo de 1958, que fue duramente
reprimida por las fuerzas de Batista. En el campo los revolucionarios tenían más éxito
lanzándose sobre el desmoralizado ejército de Batista una y otra vez.
El contrataque de Batista
Batista lanzó un contrataque, la “Operación Verano”, con cerca de 12000 hombres, artillería,
apoyo aéreo… con una gran superioridad militar que no se tradujo en una victoria. La mayor
parte de los hombres no estaban entrenados, al frente de la operación había generales
divididos, los hombres de Castro habían planeado el ataque plantando minas y preparando
emboscadas y trataban con gentileza al enemigo, por lo cual la rendición era una opción
plausible para las tropas de Batista.
Solo en la batalla de Las Mercedes las tropas de Batista pudieron registrar una victoria, pero la
llegada de los refuerzos del Ché dio tiempo a Fidel a negociar un alto el fuego y permitir la
retirada de tropas de los rebeldes.
Tras el fracaso de la Operación Verano, los hombres de Batista eran conscientes de que el fin
estaba cerca. Castro lanzó inmediatamente un contraataque para sacar provecho la situación.
Sus fuerzas se trasladaron al centro de Cuba, con un gran número de campesinos y desertores
del ejército Los partidarios de la revolución en el extranjero le ayudaron con el contrabando de
nuevas armas y municiones por avión, pero la mayoría de las armas rebeldes procedían de las
propias fuerzas de Batista que las habían entregado o dejado a medida que huían o se rendían.
Llegados a este punto debemos analizar los motivos que llevaron a la caída del régimen de
Batista. Existe más o menos consenso entre los historiadores en apuntar hacia la corrupción y
la brutalidad del régimen como principales motivos. Sin embargo, debemos atender a otros
nada desdeñables, como la incapacidad de mantener el apoyo de las élites sociales tratando de
aglutinar al mismo tiempo el apoyo de los sindicatos y el PSP, la superioridad de la propaganda
castrista, los problemas económicos o la pleitesía rendida hacia los EE.UU. y la mafia, que
fueron incapaces de ocultar la brutalidad y la corrupción del régimen.
También se podría argumentar que Batista fue derrotado por el fantasma de José Martí,
reencarnado simbólicamente en Fidel Castro. En el imaginario público, Fidel Castro era el
heredero de la tradición revolucionaria de José Martí. Esto se debió en parte a su magistral uso
de los medios de comunicación y en parte a las fallidas políticas de Batista Cuando cabalgaba
triunfante de Santiago a La Habana en enero de 1959, Castro fue recibido a lo largo de su ruta
por multitudes que lo aclamaban como el último de los héroes nacionalistas cubanos.
Sus reformas económicas fueron, inicialmente moderadas, aunque pronto cambiaron cuando
empezó a nacionalizar las grandes propiedades y otros negocios de las corporaciones
estadounidenses y de ricos plantadores cubanos. Esto motivó a los EE. UU. a implantar un
embargo sobre la isla en 1959, lo cual, junto con el intento de invasión de Bahía de Cochinos
(1961), hizo que Castro, con la influencia de su hermano y otros miembros de la revolución,
pivotase hacia la URSS y cimentase una alianza que convertía a Cuba en un país comunista.
Fidel Castro y la dirección del M-26-7 nombraron un gobierno provisional, que sustituyó al
régimen de Batista en enero de 1959. El respetado juez Manuel Urrutia Lleó se convirtió en
presidente y José Miró Cardona en primer ministro. Fidel Castro fue nombrado comandante en
jefe de las fuerzas armadas. Al mismo tiempo, Castro también estableció una organización para
supervisar la rápida y eficaz aplicación de reforma agraria: la Oficina de Coordinación y Planes
Coordinación y Planes Revolucionarios (ORPC). Este organismo estaba formado por sus
colaboradores más estrechos de la guerrilla, entre ellos su hermano Raúl y el Che Guevara. En
febrero de 1959, Miró había dimitido y Castro había sido nombrado primer ministro en su
lugar. Pronto se hizo evidente que el verdadero poder estaba en manos de Castro y del ORPC.
Algunos miembros del M-26-7 y otros aliados anti- batista se quejaron de la creciente
influencia del comunismo y, en junio varios ministros dimitieron en señal de protesta. Mientras
el acérrimo anticomunista Urrutia aprovechó la ocasión para advertir públicamente contra el
deslizamiento hacia el comunismo. Esto provocó una lucha de poder entre él y Castro. En un
acto de genialidad teatral que reveló su comprensión de su pueblo, Castro dimitió como primer
ministro y, en una emisión televisada, declaró que en protesta por la negativa del presidente
Urrutia a poner en marcha el programa social reformas sociales que necesitaban los más
pobres de Cuba. Continuó afirmando que Urrutia planeaba una traición y que sin duda
encontraría "muchos agentes norteamericanos en su gobierno". Castro consiguió el resultado
esperado: una avalancha de ira espontánea y peticiones de dimisión de Urrutia.
La creciente influencia de los comunistas dio lugar a diversas formas de resistencia a Castro
desde dentro de Cuba. Algunos miembros de la DRE, el grupo estudiantil anticomunista y anti-
batista que se había unido a las unidades del M-26-7 del Che Guevara en diciembre de 1958,
durante los combates por la ciudad de Santa Clara. Durante la revolución habían actuado en la
región montañosa del Escambray y, en 1960, regresaron a sus escondites allí, preparados para
luchar contra las fuerzas castristas. Otros rebeldes descontentos y leales a Batista se unieron a
ellos iniciando una revuelta de cinco años (llamada Rebelión del Escambray o "Guerra contra
los bandidos") que terminó en enero de 1 965 con su destrucción total.
Castro también tuvo que hacer frente a amenazas externas. Por ejemplo, en agosto de 1959,
un golpe anticastrista organizado por el dictador dominicano Trujillo (probablemente
asesorado por la CIA). Todo esto ayudó a convencer a Castro de que la revolución estaba lejos
de ser segura. La salvación para C astro vino, irónicamente, de Estados Unidos. Las constantes
amenazas y acciones agresivas de EE.UU. y de los exiliados cubanos hicieron que Castro pudo
identificarse claramente como el baluarte de la defensa cubana contra la opresión imperialista.
Con el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, su posición estaba asegurada. La
subsiguiente ola de nacionalismo y la evidencia incontrovertible de las intenciones de EEUU de
deshacer los cambios de la revolución llevaron a que cualquiera que criticase la posición de
Castro fuera tachado de traidor. Los atentados terroristas cometidos por agentes de la CIA y
exiliados cubanos contribuyeron a confirmar la posición de Castro como salvador de Cuba.
PROBLEMAS MILITARES
Con el embargo de EE.UU. amenazando con paralizar la economía cubana, Cuba no tenía más
alternativa que dirigirse a la URSS. Jruschov aceptó en 1960 a comprar su azúcar y proporcionar
armas y petróleo a cambio. El petróleo soviético sustituiría al petróleo americano en las
refinerías cubanas. Las corporaciones estadounidenses que poseían las refinerías de petróleo
cubanas se negaron a procesar el petróleo soviético y se encontraron de repente y sin
ceremonias con su nacionalización por parte de Castro. Esto, naturalmente, conmocionó y
enfureció al gobierno de EE.UU., casi tanto como a las corporaciones estadounidenses que
acababan de perder sus inversiones multimillonarias y altamente rentables en Cuba. A este
acuerdo con la URSS se le puede atribuir la salvación de la Revolución Cubana en el momento
en que era más vulnerable. Estados Unidos, convencido de que Castro era comunista,
intensificó el embargo contra Cuba. Castro respondió acelerando el proceso de nacionalización.
La reforma agraria estaba en marcha y la universalización de la sanidad y la educación llegó a
toda la población. Para la clase trabajadora cubana, Castro era su salvador y se había ganado su
lealtad cumpliendo sus promesas.
Bahia de Cochinos hizo sentir a Castro que la enemistad con EEUU sería para siempre y que no
desistirían de intentar conquistar la isla, entre otras cosas por la presión de la Mafia y los
exiliados cubanos. Esto seguramente le impulsaría en la adquisición de misiles para hacer
inviable la invasión de la isla, lo que a la postre desembocaría en la Crisis de los Misiles
Cubanos.
A lo largo de la década de 1960, Castro se embarcó en una política de ayuda a otros grupos
revolucionarios antiimperialistas, especialmente en África y América Latina. En 1 967, poco
después del fracaso de su expedición de 1963-1965 al Congo, Guevara dirigió una misión a
Bolivia, donde su grupo cayó en una emboscada y él fue capturado, torturado y ejecutado por
un comando de la CIA. En 1975, las fuerzas cubanas se desplegaron en Angola para ayudar al
izquierdista Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). Tras casi una década de
enfrentamientos, las dos partes negociaron un alto el fuego, pero no antes de que la guerra se
hubiera ganado el apodo de "Vietnam cubano". Aunque el gobierno cubano nunca tuvo
escasez de voluntarios para ir a Angola a luchar.
Tanto Castro como el Che Guevara tenían recelos sobre el modelo comunista Lenin, prefiriendo
crear un sistema más adecuado al entorno latinoamericano en el que vivían. Sin embargo, en
1968, Guevara había muerto y Castro dependía cada vez más de la URSS para la supervivencia
económica de Cuba. Por tanto, el Estado cubano empezó a adoptar muchas de las estructuras
del Estado soviético.
El desempleo en Cuba era alto antes de la revolución, especialmente en las zonas rurales
empobrecidas. El trabajo (sólo disponible esporádicamente) para muchos campesinos sin tierra
había sido agotador y mal recompensado. Las políticas de Castro cambiaron esta situación y los
campesinos recibieron un salario más justo, más derechos y jornadas laborales más cortas. A
mediados de la década de 1960 incluso había escasez de mano de obra en Cuba. Sin embargo,
la producción cayó en algunas zonas.
En la década de 1970, Cuba siguió el consejo soviético de permitir una mayor liberalización de
su economía, con una planificación y una gestión descentralizadas, así como más incentivos
materiales para fomentar una mayor productividad. Sin embargo, la mayor libertad de
mercado trajo consigo oportunidades para que los funcionarios corruptos se enriquecieran, lo
que provocó un creciente descontento, especialmente entre las clases trabajadoras. En 1985,
sin embargo, Castro había decidido que esta liberalización había ido demasiado lejos.
Consideraba que el plan propuesto por la Junta Central de Planificación en 1985 ignoraba las
necesidades económicas del país. Se estableció un nuevo comité para crear un nuevo plan. La
Campaña de Rectificación de 1986-1987 se lanzó con la intención de Cuba de avanzar hacia una
economía de planificación más centralizada y fue un esfuerzo decidido para acabar con la
corrupción que había empezado a instalarse.
Tal y como prometió en su Programa del Moncada de 1953, Castro estaba deseoso de reformas
que mejoraran la vida de los campesinos. Las leyes de reforma agraria se llevaron a cabo entre
1959 y 1963. Sus primeras reformas iniciales sólo afectaron negativamente a los terratenientes
más ricos, mientras que dieron beneficios económicos a corto plazo para la gran mayoría de la
población cubana. Las reformas consistieron en la nacionalización de importantes empresas
(por ejemplo, los servicios públicos, las compañías eléctricas y la compañía telefónica, todas las
de propiedad estadounidense), reducir drásticamente los alquileres y dividir los grandes
latifundios (con algunas excepciones, como las plantaciones de azúcar) en unidades más
pequeñas y en cooperativas. 200.000 campesinos recibieron tierras en las que antes trabajaban
para los grandes terratenientes. Los propietarios fueron compensados, pero por debajo de
valor de mercado (se uso como referencia lo que los propietarios pagaban de impuestos, y
como en el anterior sistema corrupto los propietarios pagaban mucho menos de lo que debían
la compensación fue menor.
Pese al enorme descontento que estas medidas generaron en los terratenientes y en las
grandes corporaciones estadounidenses, la mayor parte de las clases medias vieron con
buenos ojos estas medidas. Ni que decir tiene de los campesinos. Esta reforma agraria tiene
muchas solicitudes con la llevada a cabo por la China de Mao.
Por otro lado, una vez en el poder, Castro comenzó a aplicar prometidas, como la sanidad y la
educación universales y gratuitas. En 1962 se inició un programa de vacunación y en 1962 y en
1971 se habían erradicado la poliomielitis, la malaria y la difteria. La economía centralizada
permitió invertir en infraestructuras (sobre todo carreteras y electricidad), lo que significó que
las que las mejoras en la atención sanitaria llegaran incluso a las zonas más remotas y
necesitadas. Castro también se aseguró de que todos los ciudadanos cubanos pudieran
acceder a una educación de calidad hasta el nivel universitario. La tasa de alfabetización pasó
del 78% en 1953 al 99,8% en 2014.
Tras tomar el poder en enero de 1959, Castro se apresuró a silenciar a los medios de
comunicación antirrevolucionarios. Se trataba de una medida temporal que prometió que sería
revocada en breve. Sin embargo, Castro incumplió su promesa, con la excusa que han dado los
gobiernos dictatoriales a lo largo de la historia (y aún hoy en día): el interés de la seguridad
pública. En la Cuba de 1959 la amenaza real de una invasión estadounidense o de una
contrarrevolución patrocinada por EE.UU. significaba que el argumento de la seguridad pública
era probablemente válido, al menos hasta cierto punto.
Muchas de las críticas al gobierno de Castro en los primeros años se centraron en su estilo
dictatorial, su dureza con los antiguos miembros del régimen de Batista (que fueron juzgados y
ejecutados) y, en particular, la prohibición de los partidos políticos y las elecciones prometidas
que nunca se celebraron. Tanto Castro como Guevara admitieron más tarde que se habían
cometido errores en el período inmediatamente posterior a la victoria sobre Batista. tras la
victoria sobre Batista. El rápido y público castigo de los criminales por parte de Castro garantizó
que la Revolución Cubana no cayera en el caos de las represalias violentas. Los juicios y
ejecuciones televisados enviaron un mensaje claro a la opinión pública cubana: el nuevo
gobierno respetaría la ley e impartiría justicia.
En los años siguientes, Castro implantó el mismo tipo de aparato de seguridad que han
utilizado otras dictaduras. No es de extrañar que el nuevo gobierno cubano sintiera la
necesidad de establecer una policía secreta y aplicar una línea dura contra traidores y
enemigos.
- El gobierno de EE.UU., que lo veía como una potencial amenaza comunista y un desafío
a su hegemonía en la región
- Las empresas estadounidenses que perdieron sus inversiones en Cuba
- La CIA, que lo veía como una amenaza directa a sus operaciones e influencia en la
región
- Los leales a Batista que habían perdido su poder con la caída del régimen
- Los Auténticos que querían volver al poder y odiaban los aspectos de izquierda del
gobierno de Castro
- La Mafia estadounidense, que había perdido su lucrativo negocio de las drogas, el
juego y la prostitución.
- Los gobiernos de otros países latinoamericanos apoyados por Estados Unidos, que
temían el impacto del ejemplo de Castro en sus propios reprimidos.
A partir de 1968, surgió también una oposición interna en el seno del PCC y de grupos de
intelectuales (como el Proyecto Varela): primero fue contra los crecientes lazos con la Unión
Soviética; y, más tarde, en la década de 1990, surgió durante el Periodo Especial.
Castro había prometido una Cuba mucho más libre y abierta que con Batista. Sin embargo,
recurrió a la represión de la población. El principal motivo sería el riesgo de una invasión o
golpe de estado orquestado por EEUU. No son pocos los ejemplos que validarían ese temor: el
plan de invasión desde R. Dominicana (Trujillo) en 1959, la operación Mangosta en ese mismo
año, y el intento de invasión en Bahía de Cochinos en 1961.
La URSS y, por extensión, COMECON, se habían convertido en los ejes de la economía cubana;
en 1989, aproximadamente el 80% de las exportaciones e importaciones cubanas pasaban por
la URSS.El colapso de la Unión Soviética (1989-1991) tuvo un enorme impacto en Cuba. Los
peores efectos de este colapso se sintieron en 1990 y duraron hasta alrededor de 1996, pero, a
pesar de las predicciones de la mayoría de los comentaristas Cuba sobrevivió. Balfour identifica
una serie de razones para ello:
Muchas empresas invirtieron en Cuba, sobre todo en el sector turístico, lo que contribuyó a
estabilizar la economía cubana desde la década de 1990. A principios de la década de 2000,
unos 160.000 turistas estadounidenses desafiaban cada año la prohibición de viajar a Cuba
impuesta por su país. También acudían turistas de otros países, que ayudaban a alcanzar el
objetivo de Castro de reintegrar el país en la economía mundial.
Las exportaciones tradicionales cubanas de tabaco, cítricos, níquel y azúcar tenían que
competir ahora en un mercado global sin la protección de precios que había proporcionado la
URSS. A medida que los cubanos buscaban nuevos mercados, también encontraron una gran
demanda de su biotecnología, resultado directo a largo plazo de las mejoras educativas
introducidas tras la revolución.
Según un estudio de 2013 publicado en el prestigioso British Medical Journal, los efectos del
Periodo Especial en la población cubana no fueron del todo negativos. Aunque por primera vez
desde la revolución de 1959 los cubanos se enfrentaban a la malnutrición y a otras
enfermedades relacionadas con la pobreza, el paso del consumo de carne al de verduras (junto
con un menor acceso a los alimentos procesados) se tradujo en una reducción significativa de
las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
Balfour señala que, a pesar de los recortes de los subsidios alimentarios y del gasto público, los
pobres de Cuba gozaban de un nivel de protección mucho mayor que los pobres de casi
cualquier otro país en este momento, tanto del mundo en desarrollo como del mundo no
desarrollado. La sanidad y la educación universales siguieron siendo constante. Sin embargo, el
carácter igualitario de la sociedad cubana seguía erosionándose. Los que tenían acceso a
dólares estadounidenses (por ejemplo, de parientes generosos en EE.UU.) gozaban de una
clara ventaja sobre los que no. Para muchos cubanos, los continuos logros de Cuba (mayor ratio
de médicos per cápita y una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo) eran un
pequeño consuelo comparado con la escasez de alimentos y la falta de bienes de consumo.
A pesar de su situación, la población cubana seguía apoyando a Castro y seguía viéndolo como
un bastión contra su agresivo vecino del norte. El uso continuado de la fuerza económica
estadounidense para intimidar a Cuba y la amenaza de volver a los "malos tiempos" de Batista
sirvieron para afianzar el apoyo al régimen de Castro entre los cubanos que recordaban una
época anterior a 1979. Sin embargo, para la generación más joven, la crisis económica del
Periodo Especial era una señal de que las cosas tenían que cambiar. Las demandas de reformas
políticas y económicas fueron creciendo y Castro empezó a acceder a algunos de estos deseos.
Se encontró con la oposición de los elementos conservadores del partido y del ejército.
Con la victoria del teniente coronel Hugo Chávez en las elecciones venezolanas de diciembre de
1998, Castro ganó otro aliado en la región. El petróleo venezolano no tardó en venderse a Cuba
a precios preferenciales, y, en 2004, las dos naciones habían firmado un acuerdo comercial
mutuamente beneficioso.
Después de que George W. Bush se convirtiera en presidente de EE.UU. en 2000, las relaciones
entre EE.UU. y Cuba empeoraron. Bush declaró en 2002 que Cuba formaba parte del "Eje del
Mal"). Cuba empezó a prepararse para otro intento de invasión o algún otro intento de
desestabilizar el país. Las sospechas recayeron sobre un movimiento pro-democracia, el
Proyecto Varela, que había recogido11.000 firmas en una petición de reforma política y
aumento de la economía de libre mercado. El gobierno cubano respondió con una
contrapetición en la que pedía que la naturaleza socialista de la Constitución cubana se
convirtiera en una característica permanente. Esta petición reunió más de 8 millones de votos
(alrededor del 99% de los votantes cubanos). En marzo de 2003, unos 75 miembros del
Proyecto Varela fueron detenidos por recibir dinero de agencias extranjeras con fines políticos.
Muchos de ellos fueron condenados a largas penas.
Además, como afirmó Castro, el mundo se estaba cansando deEstados Unidos. Esto hizo que
aumentara el apoyo a Cuba por parte países latinoamericanos y el establecimiento de vínculos
comerciales con otras naciones (por ejemplo, Irán y la Sudáfrica posterior al apartheid). A partir
de 1998, una ola de victorias electorales de izquierdas barrió América Latina, la llamada "marea
rosa". Seis años después de la victoria electoral de Chávez (según la BBC en 2005), más de las
más de tres cuartas partes de la población latinoamericana vivía bajo gobiernos de izquierdas
elegidos democráticamente. Muchos de sus Muchos de sus líderes habían citado
expresamente a Fidel Castro y a Cuba como ejemplo. Irónicamente, ante el temor de que la
victoria de Castro en 1959 precipitara un efecto dominó en América Latina los EE.UU. habían
promulgado políticas que empujaron a Castro a adoptar el comunismo y contribuyeron
extenderlo por el continente.