Está en la página 1de 38

COMERCIO ELECTRÓNICO

Y RELACIONES DE CONSUMO
por Carlos A. Hernández

Sumario: I. Tecnologías disruptivas y Derecho. II. La evolución y estado actual del


comercio electrónico: ordenadores, teléfonos móviles, plataformas digitales, inte-
ligencia artificial, tecnología blockchain y metaverso. III. Las fuentes de cons-
trucción de las respuestas jurídicas. El rol de los principios y de los códigos de
conducta en el comercio electrónico. IV. Comercio electrónico y relaciones de
consumo: Mercosur y régimen jurídico argentino. 1. Las normas comunitarias.
2. Las reglas del Código Civil y Comercial y de la Ley de Defensa del Consumidor.
3. Normas emanadas de la autoridad de aplicación nacional en materia de entornos
digitales. 3.1. Protección de los hipervulnerables. 3.2. Información y control de
inclusión. 3.3. Cláusulas abusivas. 3.4. Derecho de arrepentimiento. V. Breves
consideraciones sobre algunos debates jurisprudenciales en orden a las relaciones
de consumo desplegadas en entornos digitales. 1. Introducción. 2. La responsa-
bilidad de las plataformas digitales. 3. Los fraudes bancarios a consumidores. VI.
Reflexión final.

I. Tecnologías disruptivas y Derecho


La historia de la humanidad da cuenta de la relevancia que han
tenido los avances tecnológicos y científicos en el desarrollo y confi-
guración de la vida social. Se trata de registros que pueden constatarse
–con diferente intensidad– en todos los ciclos históricos. El historiador
de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, lo resume
de modo contundente al recordar que “...hace unos 70.000 años, or-
ganismos pertenecientes a la especie Homo Sapiens empezaron a for-
mar estructuras más complejas llamadas culturas. El desarrollo subsi-
guiente de estas culturas humanas se llama historia. Tres revoluciones

169
Doctrina

importantes conformaron el curso de la historia: la revolución cognitiva


marcó el inicio de la historia hace unos 70.000 años. La revolución
agrícola la aceleró hace unos 12.000 años. La revolución científica,
que se puso en marcha hace unos 500 años, bien pudiera poner fin a
la historia e iniciar algo diferente”1.
La ciencia y la tecnología han acelerado sus procesos, que con
frecuencia producen disrupciones a partir de nuevos paradigmas que
profundizan los debates epistémicos, éticos y morales2.
En las décadas recientes, el uso masivo de las computadoras per-
sonales o PC hacia fines de la década de los ’70 del siglo pasado3 y,
dos décadas después, la apertura de Internet como red abierta4 cons-
tituyeron hitos sin los cuales no es posible entender a la sociedad del
siglo XXI.
El último lustro registra avances tecnológicos aún más notables,
cuyo listado es siempre provisorio y en constante mutación. Entre ellos,
se destacan la inteligencia artificial, la cadena de bloques o blockchain,
la computación cuántica, la tecnología de seguridad cibernética, las
aplicaciones de análisis de datos, los servicios en la nube, la NoSQL
(tecnología habilitadora con bases de datos de gráficos y otras inno-
vaciones), entre muchos otros5. Incluso al tiempo que se escribe el
presente estudio se debate sobre los efectos de una herramienta derivada
de la inteligencia artificial, denominada Chat GPT (chat generativo

1
Sapiens. De animales a dioses, trad. de Joandomènec Ros, Penguin Random
House, Barcelona, 2017, p. 15. La obra contiene cuatro voluminosas partes que se-
cuencialmente se ocupan de la revolución cognitiva, de la revolución agrícola, de la
unificación de la humanidad y de la revolución científica.
2 RAYNAUD, Dominique, ¿Qué es la tecnología?, Laetoli, Pamplona, 2018.
3 Sus orígenes se sitúan en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos

de América, en donde había sido pensada para brindar comunicaciones sin interrup-
ciones a una red cerrada de cuarenta ordenadores.
4 SOUTER, David y VAN DER SPUY, Anri, Indicadores de la Unesco sobre

la universalidad de Internet. Marco para la evaluación del desarrollo de Internet,


Unesco, París, 2019.
5 ROJO GALLEGO-BURÍN, Marina, “Blockchain” y contratación, en CERVI-

LLA GARZÓN, María Dolores; BLANDINO GARRIDO, María Amalia (dirs.) y


NIETO CRUZ, Alejandro (coord.), Declaración de voluntad en entorno virtual, Thom-
son Reuters Aranzadi, Ilustre Colegio Notarial de Andalucía y Universidad de Cádiz,
Navarra, 2021, ps. 422 y ss.

170
Comercio electrónico y relaciones de consumo

previamente entrenado)6, capaz de responder a cualquier interrogante


y de generar textos, resúmenes, código para una página web, un guion
para un texto de YouTube o TikTok, etcétera.
Nadie duda de que la pandemia de COVID-19 hizo que el paradigma
tecnológico7 se internalizase de modo masivo en la sociedad8, al tiempo
que obligó a profundizar las investigaciones e inversiones para superar
los efectos indeseados del aislamiento físico, provocando cambios cul-
turales irreversibles, que tienen su correlato en el mercado.
El Derecho como producto social no es ajeno a esos cambios, de
modo que la disrupción tecnológica exige una adecuada ponderación
por parte de la ciencia jurídica9, no sólo en sus ramas tradicionales
sino también en las transversales10.
6 ACCIARRI, Hugo A., Chat GPT. Inteligencia artificial como instrumento de

aprendizaje y evaluación en la formación jurídica. Un modelo sencillo, en L. L. del


1-3-2023, p. 1.
7 LORENZETTI, Ricardo Luis, Comercio electrónico, Abeledo-Perrot, Buenos

Aires, 2001, p. 38.


8 MARTINI, Luciano José, Las comunicaciones electrónicas en tiempos de COVID-

19. Una recta interpretación de los fundamentos, fines especiales de las normas jurídicas
y pautas de interpretación en el contexto extraordinario de la emergencia sanitaria, en
PIZARRO, Ramón Daniel y VALLESPINOS, Carlos Gustavo, Efectos jurídicos de la
pandemia de COVID-19, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2020, t. I, ps. 573 y ss.
9 ACCIARRI, Hugo A., “Smart contracts”, criptomonedas y el Derecho, en L. L.

2019-B-1082, y ROJO GALLEGO-BURÍN, “Blockchain” y contratación cit., p. 422.


Sobre esta temática, hemos propuesto radicar un Programa de Investigación en
el marco del Centro de Investigaciones de Derecho Civil de la Facultad de Derecho
de la Universidad Nacional de Rosario, titulado Tecnología, disrupción e impacto
sobre las instituciones nucleares del Derecho Privado, que aglutina a diferentes pro-
yectos de investigación.
10 Ya existen valiosos estudios generales que buscan abordar el impacto del pa-

radigma tecnológico sobre las ramas del mundo jurídico. Entre otros pueden consultarse
con provecho: BUENO DE MATA, Federico (dir.) y GONZÁLEZ PULIDO, Irene
(coord.), Fodertics 7.0. Estudios sobre Derecho Digital, Comares, Granada, 2019;
TOBÍAS, José W. (dir.), Las nuevas tecnologías y el Derecho, Instituto de Derecho
Civil, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires,
Thomson Reuters-La Ley, Buenos Aires, 2020; CERVILLA GARZÓN, BLANDINO
GARRIDO (dirs.) y NIETO CRUZ (coord.), Declaración de voluntad en entorno
virtual cit.; BAROCELLI, Sergio Sebastián (dir.) y TORRES SANTOMÉ, Natalia
Eva (codir.), La protección de los consumidores en el entorno digital, El Derecho,
Buenos Aires, 2021; ARNAU RAVENTÓS, Lidia, La digitalización del Derecho de
Contratos en Europa, Atelier Libros Jurídicos, Barcelona, 2022, p. 214.

171
Doctrina

Éste es el marco dentro del cual proponemos abordar el comercio


electrónico en las relaciones de consumo, poniendo el acento en la
agenda que resulta de las tecnologías disruptivas.

II. La evolución y estado actual del comercio electrónico:


ordenadores, teléfonos móviles, plataformas digitales,
inteligencia artificial, tecnología blockchain y metaverso
1. Hace más de dos décadas, en una obra de referencia académica,
Ricardo L. Lorenzetti abordaba las implicancias jurídicas del paradigma
tecnológico y digital11, y proponía la expresión “relaciones jurídicas
por medios electrónicos” a fin de discernir con precisión entre las
relaciones públicas y privadas, con o sin fines de lucro, entre empresas
o entre estas últimas y los consumidores.
El fenómeno de la contratación electrónica no es reciente. Inicial-
mente se concretó por medio de ordenadores, siendo una de sus va-
riantes la transferencia electrónica de datos (conocida como EDI o
electronic data interchange), desarrollada a comienzos de la década
de los ’80 del siglo pasado12. Sin embargo, a dichas redes luego se
adicionó la tecnología emergente de Internet, pensada como una es-
tructura de vinculación abierta que enlaza a millones de computadoras
y que permite a sus usuarios obtener información, conocimiento, co-
merciar y satisfacer sus necesidades económicas.
Las redes cerradas del tipo EDI presentan diferencias notables con
la contratación por vía de Internet, ya que las primeras restringen el
acceso a sujetos no acreditados, intercambiándose los bienes y servicios
dentro de comunidades sectoriales sujetas a acuerdos previos y nego-
ciados, en tanto que la segunda se presenta en el marco de una red
abierta, accesible para todo aquel que dispone del medio técnico para
conectarse13. De tal modo se explican las posibilidades que brinda
Internet, que no se limitan a las relaciones entre empresas (business

11
LORENZETTI, Comercio electrónico cit., p. 53.
12
DOMÍNGUEZ LUELMO, Andrés, Contratación electrónica y protección de
consumidores: régimen jurídico, en Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, Año
2000, Nº 660, p. 2328.
13 TOSI, Emilio, I problemi giuridici di Internet, Giuffrè, Milano, 1999, ps. 10 y ss.

172
Comercio electrónico y relaciones de consumo

to business o B2B), sino que engloban a las operaciones entre empresas


y consumidores (business to consumer o B2C).
El desarrollo y crecimiento del comercio electrónico ha sido cons-
tante y sostenido, y el volumen actual de transacciones, tanto a nivel
global como nacional14, se ha expandido a partir de la pandemia del
COVID-19, y a resultas de recientes recursos tecnológicos, generándose
incluso nuevas formas de comercialización.
En este sentido, cabe consignar que buena parte de las operaciones
electrónicas se canalizan a través del uso de celulares –en gran medida
inteligentes–, en donde ya se alude al “ecommerce móvil”.
Del mismo modo, las plataformas digitales tienen un lugar prepon-
derante en el mercado, que marca el pulso del comercio electrónico
a nivel global, y que según datos de 2020 representaban “...el 17,8%
del total del gasto a nivel mundial, y se espera que esta cifra alcance
casi el 25% para 2025”15.
A estos factores se añade el crecimiento de la economía digital, y,
en particular, la de los bienes digitales. Al respecto se afirma que
“...hoy se contrata sobre elementos digitales tanto o más que sobre
bienes tangibles –éstos, a su vez, con elementos digitales integrados
o interconectados entre ellos–, lo cual indica que tan importante como
el acceso a la propiedad (permanente) de bienes muebles es el acceso,
más o menos continuo, más o menos temporal, y no necesariamente
indefinido, a otro tipo de bienes o servicios”16.

14 En su Estudio Anual correspondiente al año 2022 la Cámara Argentina de Comercio

Electrónico consiga que “El eCommerce continúa creciendo y se instala como un hábito
de compra cada vez más común entre los consumidores. Según el Estudio Anual, el
comercio electrónico en Argentina creció durante 2022 un 87% respecto al año anterior y
registró una facturación de $ 2.846.000 millones (dos billones ochocientos cuarenta y seis
mil millones de pesos). Esto se ve representado en 422 millones de productos vendidos,
un 11% más que en el año anterior, y en 211 millones de órdenes de compra (un 8%
respecto al 2021), siendo $ 13.488 el ticket promedio. El 59% de las empresas consideran
que la actividad del comercio electrónico será mejor en el 2023 con respecto al 2022”;
disponible en: https:// cace.org.ar/estadisticas/.
15 GARCÍA-MICÓ, Gabriel, La responsabilidad de Amazon por los daños sufri-

dos por consumidores como consecuencia de los productos defectuosos ofrecidos por
usuarios profesionales, en ARNAU RAVENTÓS, La digitalización del Derecho de
Contratos en Europa cit., p. 214.
16 ARROYO AMAYUELAS, Esther, Las nuevas Directivas sobre digitalización

173
Doctrina

Ésa es la razón por la cual en diciembre de 2015 la Comisión


Europea anunció iniciativas encaminadas a hacer frente a los desafíos
de la revolución digital, potenciando al comercio electrónico como un
mecanismo eficaz para el desarrollo económico. En ese contexto, se
dictaron las Directivas 2019/770, relativa a determinados aspectos de
los contratos de suministro de contenidos y servicios digitales, y la
2019/771, sobre determinados aspectos de los contratos de compra-
venta de bienes –y por la cual también se modifican el Reglamento
(CE) 2017/2394 y la Directiva 2009/22/CE y se deroga la Directiva
1999/44/CE17–.
En esta breve reseña evolutiva no puede prescindirse del rol que
presentan las tecnologías disruptivas, en especial blockchain, que ha
dado lugar al modo más avanzado de contratación electrónica, los lla-
mados smarts contracts18, o contratos inteligentes, denominación atri-
buida al criptógrafo y jurista húngaro Nick Szabo, los cuales dan cuenta
de un acuerdo de voluntades entre dos o más partes –incluso predis-

del Derecho de los Contratos, en ARNAU RAVENTÓS, La digitalización del Derecho


de Contratos en Europa cit., p. 20.
17 Ambas Directivas han merecido un importante tratamiento por parte de la doc-

trina europea. Entre muchos otros puede verse: GUERRA, Giorgina, Il “contenuto
digitale” nel contratto di vendita di beni i servizi. Note a margine della nuova disciplina
di armonizzasione (massima) europea, en GiustiziaCivile.com, Nº 10/2020, ps. 1 y ss.;
IZQUIERDO GRAU, Guillem, Análisis de los remedios de la Directiva 2019/771,
de 20 de mayo de 2019, en Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, 2020, Nº 779,
ps. 1591 y ss.; EL SABI, Sabrina, Fornitura di servizi e contenuti digitali: profili di
tutela per il “d’igital consumer” nel Mercato Unico Digitale, en GiustiziaCivile.com,
Nº 4/2021, ps. 1 y ss.; SÁNCHEZ LERÍA, Reyes, Mercado digital y protección del
consumidor: a propósito de la Directiva 770/2019 y su transposición al ordenamien-
to jurídico español, en InDret 4.2021, DOI: 10.31009/InDret.2021.i4.02; ARROYO
AMAYUELAS, Esther, Las nuevas Directivas sobre digitalización del Derecho de
los Contratos, y CASTILLA BAREA, Margarita, ¿Estamos ante un nuevo paradigma
de la conformidad de bienes muebles, contenidos y servicios digitales? Reflexiones
sobre el rol asignado a los requisitos objetivos tras la adaptación del TR-LGDCU
a las Directivas (UE) 2019/770 y 2019/771, ambos en ARNAU RAVENTÓS, La
digitalización del Derecho de Contratos en Europa cit., ps. 19 y 97, respectivamente,
y BARCELÓ COMPTE, Rosa, La conformidad de los bienes con elementos digitales:
un supuesto en la intersección de la DCD y la DCV, en InDret 3.2022, DOI: 10.3
1009/InDret.2022.i3.01.
18 ROJO GALLEGO-BURÍN, “Blockchain” y contratación cit., p. 424.

174
Comercio electrónico y relaciones de consumo

puesto o en el marco de una relación de consumo–, el que se expresa


en un programa informático y cuyo contenido se ejecuta de modo
autónomo y automático19.
En búsqueda de una mayor delimitación, se dice que suponen
“...trasponer el clausulado de un contrato expresado en lenguaje natural
mediante el que se prometen determinadas prestaciones o se acuerdan
determinadas mutaciones jurídicas si se producen ciertos eventos (un
traspaso de propiedad de un activo si se cumple una determinada con-
dición suspensiva, o si se efectúa una determinada contraprestación
como el pago de un precio) en una serie de instrucciones que rigen
el comportamiento de un sistema informático, es decir, convertir las
cláusulas en programa, en una línea de código. De esta manera, la
ejecución de las prestaciones acordadas en este llamado contrato in-
teligente no va a depender de la voluntad de las partes o del apoyo
de los tribunales de un concreto Estado o de las interpretaciones de
unos y otros, sino del determinismo o automatismo que rige la ejecución
de un programa informático”20.
Se predica de este modo el tránsito del contrato celebrado por me-
dios electrónicos al contrato autoejecutable21, y se reconoce que la faz
pura del smart contract ha sido pensada como un negocio en donde
las partes sólo participan en su perfeccionamiento, dado que su eje-
cución se encuentra automáticamente programada.

19 PISANO DÍAZ, José, Aproximación a la contratación inteligente: usos, retos


y algunos aspectos legales, en BUENO DE MATA (dir.) y GÓNZALEZ PULIDO
(coord.), Fodertics 7.0. Estudios sobre Derecho Digital cit., p. 491. Se puede presentar
bajo dos modalidades, una denominada interna, en cuanto las previsiones contractuales
aparecen incluidas en el propio código de fuentes del software, y otra externa, en
donde éste se separa del texto del contrato que aparece redactado en lenguaje natural.
Las variantes responden a matices que conciernen a modelos de mayor o menor
pureza desde la perspectiva digital. No debe olvidarse que estos contratos buscan
satisfacer los requerimientos del mercado para operar sobre activos digitales pagados
mediante criptomonedas, aunque también pueden actuar con otras tecnologías y con
cierta mixtura de lenguajes –digital y natural–.
20 GONZÁLEZ-MENESES, Manuel, Entender “Blockchain”. Una introducción

a la tecnología de registro distribuido, Thomson Reuters-Aranzadi, Navarra, 2019,


p. 144.
21 SANTARELLI, Fulvio G., Contratos autoejecutables. “Smart contracts”, en

TOBÍAS (dir.), Las nuevas tecnologías y el Derecho cit., ps. 264 y ss.

175
Doctrina

En cualquier caso, subyace como nota definitoria de la categoría


la programación informática del contrato22, o una pluralidad de ellos,
para que se agoten en un momento determinado, o fluyan en el tiempo.
Esto último parece lo usual, y ésa es la razón por la cual el modelo
se expande en pluralidad de sectores como la banca –Fintech– o los
seguros –Insurtech–.
En esta área negocial debe jerarquizarse el horizonte de transpa-
rencia23, siguiendo otras experiencias equivalentes, como la que el Có-
digo Civil y Comercial explicitó para los contratos bancarios, ámbito
en donde consagró reglas generales de transparencia (art. 1378), pro-
fundizadas respecto a los usuarios y consumidores (art. 1384). Quien
pretende comercializar a través de contratos inteligentes ha de ser cons-
ciente de que las ventajas que obtiene por la utilización del medio
digital no pueden ser a costa de los derechos de los consumidores24.
La automatización de la fase de ejecución exige potenciar los controles
en el período de perfeccionamiento, los estándares de información y
la incorporación y contenido del clausulado, que habrán de volcarse
en lenguaje digital.
La necesidad de compatibilizar estas tecnologías con los derechos
de los consumidores impone a los proveedores adoptar mecanismos
que los garanticen. Una situación especial se presenta con el derecho de
arrepentimiento propio de los contratos a distancia, cuya operatividad
colisiona con la rigidez de la cadena de bloques, propia de blockchain.
Por ello, con miras a adecuar la tecnología jurídica a los requerimientos
digitales se ha propuesto que “El derecho de desistimiento debe ser

22 VEGA VEGA, José-Antonio, Instrumentos electrónicos de pago y “smart con-

tracts”, en BUENO DE MATA (dir.) y GÓNZALEZ PULIDO (coord.), Fodertics 7.0.


Estudios sobre Derecho Digital cit., p. 522.
23 En la misma orientación se alude a la necesidad de respetar una “transparencia

informativa transaccional”; ver FALIERO, Johanna Caterina, Los “smarts contracts”


y los desafíos que representan para el consentimiento informado del “e-consumer”:
contratación inteligente y asentimiento informado, en BAROCELLI (dir.) y TORRES
SANTOMÉ (codir.), La protección de los consumidores en el entorno digital cit.,
p. 147.
24 HERNÁNDEZ, Carlos A., Contratos inteligentes y protección del consumidor,

en HERNÁNDEZ, Carlos A. (dir.), Consumidor digital, edición especial en adhesión


a las XXVIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, 19 de septiembre de 2022.

176
Comercio electrónico y relaciones de consumo

tomado en consideración por el desarrollador del programa que se


integra en la cadena de bloques e incluir en el mismo las instrucciones
necesarias para que se haga efectivo”25.
2. El recorrido que indicamos ha supuesto acentuar algunos de los
problemas e interrogantes que la contratación electrónica presenta al
Derecho Privado.
Así, el mundo virtual puso en crisis la idea de mercados geográficos
y materiales y, consecuentemente, ello impactó sobre el modo de for-
malización de los negocios, ya que las clásicas manifestaciones de
voluntad, comunes y por comportamientos declarativos –especialmente
a través de la voz o el papel–, exigieron ser reemplazadas por registros
virtuales o digitales que expresan una contundente “desmaterialización”
del contrato26. Para atender a estos desafíos convergen la idea de do-
cumento o instrumento electrónico no firmado27, la firma electrónica
y digital, entre muchos otros28.
Por lo demás, la comercialización a través de plataformas desdibuja
los roles de las partes. La pluralidad de protagonistas en el entorno
digital genera expectativas, confianza e incertezas, especialmente para
los consumidores, lo que puede llevar –bajo ciertos presupuestos– a
expandir responsabilidades sobre otros proveedores diferentes al con-
tratante formal. Ésta es una cuestión de gran debate a nivel global
–con repercusión en el ámbito interno–, mayormente no reglado, y
con posiciones doctrinales y jurisprudenciales contrastantes29.

25 TUR FAÚNDEZ, Carlos, “Smart contracts”. Análisis jurídico, Reus, Madrid,

2018, p. 78.
26 ILLESCAS ORTÍZ, Rafael, Derecho de la contratación electrónica, Civitas-

Thomson Reuters, Navarra, 2019, ps. 37 y ss.


27 Se dice con acierto que los instrumentos particulares “...están adquiriendo mayor

importancia práctica que en el pasado”; RIVERA, Julio César y CROVI, Daniel, en


RIVERA, Julio César y MEDINA, Graciela (dirs.), Derecho Civil y Comercial. Parte
general, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2017, p. 740.
28 MOLINA QUIROGA, Eduardo, Documentos digitales y comunicaciones electró-

nicas. Aspectos técnicos y jurídicos, en J. A. 2020-III-91; CRUZ BORRELLI, Julián y


MAGALLÓN, Agustina, Lo que la firma electrónica no es, en Revista del Código Civil
y Comercial, 2022 (diciembre), p. 76.
29 Un estudio actualizado de la realidad europea y estadounidense puede verse

en GARCÍA-MICÓ, La responsabilidad de Amazon por los daños sufridos por con-

177
Doctrina

En otro orden de ideas, el hecho de que la economía vaya privi-


legiando a los contenidos digitales obliga a repensar el esquema binario
de bienes o servicios con el cual opera el mercado30.
En Europa, y a partir de la Directiva 2019/770 antes citada, se ha
dicho que se han creado nuevas clasificaciones, que distinguen entre
“contenidos digitales”, “servicios digitales” y “bienes que incorporan
elementos digitales”31. La problemática reviste especial interés para la
protección de los consumidores porque guarda relación directa con el
ejercicio de ciertos derechos como el de desistimiento, revocación o
arrepentimiento. Sobre este problema, el Tribunal de Justicia Europeo,
en el asunto C-641/19, resuelto el 8 de octubre de 2020, antes de la
vigencia o transposición de las Directivas referidas, sostuvo una her-
menéutica estricta, favorable al resguardo efectivo de los intereses del
consumidor32.
Debe destacarse, también, que la Directiva 2019/771 busca adecuar
la protección del consumidor con la agenda ambiental. Lo hace al
propender a la durabilidad de los bienes comercializados. El conside-
rando 32 de la citada normativa es bien explícito al indicar que “Ga-
rantizar una mayor durabilidad de los bienes es importante para lograr
patrones de consumo más sostenibles y una economía circular”33.

sumidores como consecuencia de los productos defectuosos ofrecidos por usuarios


profesionales cit., ps. 213 y ss.
30 GUERRA, Il “contenuto digitale” nel contratto di vendita di beni i servizi.

Note a margine della nuova disciplina di armonizzasione (massima) europea cit.,


p. 14.
31 EL SABI, Fornitura di servizi e contenuti digitali: profili di tutela per il “d’igital

consumer” nel Mercato Unico Digitale cit., p. 5.


32 Cabe recordar que se trataba de un servicio prestado a un consumidor por un

sitio de citas por Internet, que le permitía a aquél crear, tratar o almacenar datos en
formato digital. Sin embargo, también medió un dictamen sobre la personalidad del
usuario, que integraba el servicio global de prestaciones que PE Digital ofreció al
consumidor. En el considerando 43 el Tribunal Europeo dijo que “El artículo 16,
letra m), de la Directiva 2011/83, que constituye una excepción al derecho de desis-
timiento, como disposición del Derecho de la Unión que limita los derechos reconocidos
a efectos de protección de los consumidores, debe interpretarse estrictamente...” Sobre
esta decisión puede verse el interesante comentario que efectúa EL SABI, Fornitura
di servizi e contenuti digitali: profili di tutela per il “d’igital consumer” nel Mercato
Unico Digitale cit., ps. 15 y ss.
33 Por su parte, el considerando IX del Real Decreto Nº 7/2021, de transposición

178
Comercio electrónico y relaciones de consumo

En similar dirección se aprecia el acierto de explicitar la dimensión


colectiva con relación a la comercialización de contenidos digitales.
No se duda de que la sociedad digital genera un enjambre, que aunque
carente de unidad de acción34, tiene intereses convergentes por lo cual
debe ser munido de instrumentos eficaces para el resguardo de sus
derechos de incidencia colectiva. En tal sentido, la citada Directiva
2019/770 ha sido incluida dentro del ámbito de aplicación de la Di-
rectiva 2009/22, relativa a las acciones de cesación en materia de pro-
tección de los intereses colectivos de los consumidores.
Junto a todas las cuestiones precedentes, que interpelan a la ciencia
jurídica, en general, y al Derecho de los Contratos, en particular, se
adicionan las provenientes de las disrupciones tecnológicas más re-
cientes.

de la Directiva –común también con la Nº 2019/770–, explicita con gran precisión


que “Como se indica en el considerando 32 de la Directiva (UE) 2019/771, del Par-
lamento Europeo y del Consejo de 20 de mayo de 2019, garantizar una mayor du-
rabilidad de los bienes es importante para lograr patrones de consumo más sostenibles
y una economía circular. La durabilidad debe referirse a la capacidad de los bienes
de mantener sus funciones y rendimiento obligatorios en condiciones normales de
utilización. Para que los bienes sean conformes deben poseer la durabilidad que sea
habitual en bienes del mismo tipo y que se pueda razonablemente esperar habida
cuenta de la naturaleza de los bienes específicos, incluida la posible necesidad de un
mantenimiento razonable de los bienes. En la medida en que la información específica
sobre la durabilidad se indique en cualquier declaración precontractual que forme
parte de los contratos de compraventa, la persona consumidora debe poder confiar
en ella como parte de los criterios subjetivos de conformidad. Para coadyuvar a la
durabilidad de los bienes puestos en el mercado, esta norma mantiene y refuerza las
previsiones de nuestra legislación garantizando la existencia de un adecuado servicio
técnico, así como de los repuestos necesarios, durante un plazo mínimo de diez años
a partir de la fecha en que el bien deje de fabricarse, contribuyendo con ello al
derecho a la reparación reclamado por el Parlamento Europeo en su resolución de 25
de noviembre de 2020, sobre el tema «Hacia un mercado único más sostenible para
las empresas y los consumidores»”. El fundamento visibiliza una de las líneas estra-
tégicas del Derecho del Consumidor actual.
34 Sobre el particular se ha dicho que “...Los individuos que se unen en un enjambre

digital no desarrollan ningún nosotros. Éste no se distingue por ninguna concordancia


que consolide la multitud en una masa que sea sujeto de acción. El enjambre digital,
por contraposición a la masa, no es coherente en sí. No se manifiesta en una voz.
Por eso es percibido como ruido”; HAN BYUNG-CHUL, En el enjambre, trad. de
Raúl Gabás, Herder, Buenos Aires, 2020, p. 27.

179
Doctrina

Por ejemplo, se tornan muy borrosas las fronteras entre el mundo


real y el virtual con el llamado “metaverso”, que “...es una especie
de ecosistema de realidad virtual tridimensional inmersivo, donde la
persona (a través de un avatar) siente que está viviendo realmente esa
experiencia”35. Su proyección es muy amplia puesto que “Ya se habla
del metaverso como destino turístico y como espacio para la creatividad
y el arte, como estadio para eventos deportivos y escenario de la cul-
tura, y como herramienta médica para poder interactuar de maneras
más inmersivas con el paciente y para que los cirujanos noveles puedan
practicar mediante simulación de operaciones. También como un nuevo
espacio inmobiliario: se puede recrear una urbanización digital para
que el posible comprador la visite o viva en ella (virtualmente) antes
de comprarla”36. Como puede advertirse, estos nuevos “territorios di-
gitales” que se exploran y colonizan hacen imprescindible reforzar la
protección de las personas humanas, en especial de las más vulnerables.
Además, la sociedad de la información y el conocimiento tiene
como uno de sus principales desafíos el tratamiento de los datos per-
sonales que se brindan por quienes acceden a los servicios electrónicos
y digitales, en especial los consumidores37, y que se procesan a través
de la inteligencia artificial. Bien se ha dicho que se trata de un problema
de escala universal38, de modo que las respuestas deben procurar un

35 SOBRINO, Waldo, Metaverso y Derecho. Algunas reflexiones preliminares,

en L. L. 2022-F-286 y ss.; L. L. Online, AR/DOC/3322/2022.


36 RUIZ GUEVARA, Patricia, Metaverso, la tecnología del siglo XXI, en Alfa,

Nº 52, 2022, ps. 60 y ss., disponible en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?co-


digo=8713003.
37 La cuestión no sólo reviste interés desde el punto de vista privado, también es

de gran relevancia para el funcionamiento de la democracia. Desde de esta perspectiva,


algunos piensan que “...lo mejor que podemos hacer es recurrir a nuestros abogados,
políticos, filósofos e incluso poetas para que se centren en este misterio: ¿cómo re-
gulamos la propiedad de los datos? Podría muy bien ser que ésta fuera la pregunta
más importante de nuestra era. Si no somos capaces de dar una respuesta pronto,
nuestro sistema sociopolítico puede venirse abajo”; HARARI, Yuval Noah, 21 lec-
ciones para el siglo XXI, trad. de Joandomènec Ros, Penguin Random House, Colonia
del Sacramento, 2020, ps. 103 y ss.
38 TOBÍAS, José W., Los derechos personalísimos, los avances científicos y

las nuevas tecnologías, en TOBÍAS (dir.), Las nuevas tecnologías y el Derecho cit.,
ps. 4 y ss.

180
Comercio electrónico y relaciones de consumo

alcance regional y global, con miras a su mayor eficacia, en especial,


porque la protección de la identidad digital debe armonizarse con la
economía de datos, cuya dimensión es notable. Para apreciar el volumen
cuantitativo del tema se recuerda que en la Unión Europea el valor
de la economía de datos superó los cuatrocientos mil millones de euros
antes de la pandemia de COVID-1939.
El interés por una regulación equilibrada y principista de esta ma-
teria se observa en varias iniciativas universales y comunitarias, que
contribuyen a formar una conciencia global sobre el tema. Es evidente
que se ha incrementado el interés de los ciudadanos, y de los consu-
midores, por la protección y seguridad de sus datos personales, en
alguna medida por las estafas o fraudes digitales.
Las respuestas van adquiriendo mayor proyección y sofisticación
a medida que las tecnologías disruptivas se expanden. Las “Directrices
para la Protección del Consumidor” de Naciones Unidas (2016)40 ex-
plicitan referencias a la protección de la privacidad (IV.11.e), seguridad
(V.14.h), y resguardo de datos en el sistema financiero (J.66.g). De
similar manera, la resolución AG/RES 2974 de la Asamblea General
de la Organización de Estados Americanos, de fecha 11 de noviembre
de 2021, aprobó los “Principios Actualizados sobre la Privacidad y la
Protección de Datos Personales” adoptados por el Comité Jurídico
Interamericano (CJI). Sobre los mismos se ha dicho que “...reflejan
las distintas aproximaciones que prevalecen en los Estados miembros
sobre los temas centrales de la protección de los datos personales,
entre ellos el consentimiento, las finalidades y medios para la captación
y tratamiento de estos datos, el flujo transfronterizo y la seguridad de
los datos personales, la protección especial a los datos sensibles, y el
ejercicio de los derechos de acceso, rectificación, cancelación, oposi-
ción y portabilidad”41.

39 CASTILLO PARRILLA, José Antonio, Los datos personales como contrapres-

tación en la reforma del TRLGDCU y las tensiones normativas entre la economía


de los datos y la interpretación garantista del RGPD, en L. L. Mercantil, Nº 82,
junio de 2021, p. 23.
40 Ver https://unctad.org/system/files/official-document/ditccplpmisc2016d1_es.pdf.
41 Disponible en https://www.oas.org/es/sla/cji/docs/Publicacion_Proteccion_Da-

tos_Personales_Principios_Actualizados_2021.pdf.

181
Doctrina

El consentimiento para el tratamiento de los datos personales, su


revocación por medios sencillos, y la protección de las personas vul-
nerables, de modo especial las niñas, los niños y los adolescentes, son
ejes cruciales para articular respuestas jurídicas eficaces42.
También son de gran interés algunas soluciones que brinda la Di-
rectiva de la Unión Europea 2019/770 –en diálogo con el Reglamento
específico 2016/679–. Sus propósitos aparecen muy bien explicitados
en sus considerandos, los que parten de un reconocimiento sociológico
adecuado; en uno de los párrafos más representativos se indica que
“A menudo, los contenidos o servicios digitales se suministran también
cuando el consumidor no paga un precio, pero facilita datos personales
al empresario. Tales modelos de negocio ya se utilizan de diferentes
formas en una parte considerable del mercado. Al tiempo que reconoce
plenamente que la protección de datos personales es un derecho fun-
damental, por lo que los datos personales no pueden considerarse una
mercancía, la presente Directiva debe garantizar que los consumidores,
en el contexto de dichos modelos de negocio, tengan derecho a medidas
correctoras contractuales” (Nº 24)43.

42 MARTÍNEZ CALVO, Javier, El consentimiento para el tratamiento de datos

personales en Internet: con referencia específica a los datos de personas vulnerables, en


CERVILLA GARZÓN, BLANDINO GARRIDO (dirs.) y NIETO CRUZ (coord.), De-
claración de voluntad en entorno virtual cit., p. 291; el autor recuerda que “El conside-
rando 38 del Reglamento (UE) 2017/679 señala que los niños merecen una protección
específica de sus datos personales, ya que pueden ser menos conscientes de los riesgos,
consecuencias, garantías y derechos concernientes al tratamiento de los datos personales.
Dicha protección específica debe aplicarse en particular a la utilización de datos personales
de niños con fines de mercadotecnia o elaboración de perfiles de personalidad o de usuario
y a la obtención de datos personales relativos a niños cuando se utilicen servicios ofrecidos
directamente a un niño”; ver también MAZZILLI, Elisabetta, El consentimiento a la
cesión y tratamiento de datos personales en red por parte de menores de edad y los sujetos
discapacitados, en la misma obra colectiva citada, p. 301.
43 Ésta es la razón por la cual se ha criticado de modo especial la transposición

efectuada por el legislador español, puesto que el artículo 119 ter 2 del texto refundido
de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios dispone que “La
resolución no procederá cuando la falta de conformidad sea de escasa importancia,
salvo en los supuestos en que el consumidor o usuario haya facilitado datos personales
como contraprestación, correspondiendo la carga de la prueba al empresario”; para
una consideración más detenida de las observaciones que se formulan al texto puede
verse CASTILLO PARRILLA, Los datos personales como contraprestación en la

182
Comercio electrónico y relaciones de consumo

Asimismo, y a nivel de iniciativas en trámite, no puede dejar de


aludirse a la Propuesta de Reglamento de la Unión Europea por el
que se establecen normas armonizadas sobre inteligencia artificial –pu-
blicado el 21 de abril de 202144–, el que “...está estrechamente vinculado
con la propuesta de Reglamento sobre la Gobernanza Europea de Datos
(Ley de Gobernanza de Datos), la Directiva de Datos Abiertos y otras
iniciativas en el marco de la estrategia de la UE para los datos”45.
3. Finalmente, no puede soslayarse que la contratación electrónica
ha sido el banco de ensayo para predicar la “deshumanización” de las
relaciones contractuales, puesto que, con frecuencia, el vínculo se ce-
lebra por quienes se relacionan patrimonialmente sin dialogar46. Ricardo
L. Lorenzetti describe con agudeza esta realidad, afirmando que en
estos negocios “...puede resultar muy difícil constatar que hay discer-
nimiento de quien maneja una computadora; puede ser extremadamente
arduo verificar si tuvo una intención real de obligarse; puede ser im-
posible probar que hay error, dolo o violencia. Además puede ocurrir
que la declaración sea automáticamente elaborada por una computadora
y que la presencia del sujeto sea mediata, al programar la computadora,
pero no inmediata en el acto de celebración”47.
Desde nuestra perspectiva, la disputa gira en torno a la posibilidad de
admitir diferentes especies de relaciones contractuales, o, lo que es lo
mismo, reconocer la flexibilidad del modelo ideal y tradicional de contra-
to, dando cabida a nuevas realidades negociales48. En similares palabras se

reforma del TRLGDCU y las tensiones normativas entre la economía de los datos y
la interpretación garantista del RGPD cit., p. 4.
44 Ver https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/library/proposal-regulation-laying-

down-harmonised-rules-artificial-intelligence.
45 GAMERO CASADO, Eduardo, El enfoque europeo de inteligencia artificial,

en Revista de Derecho Administrativo, Nº 20, 2021, p. 286.


46 Al respecto puede verse la amistosa disputa que comenzó con un aporte de

IRTI, Natalino, Scambi senza acordó, en Rivista Trimestrale di Diritto Civile, 1998,
ps. 347 y ss.; el que fue replicado por OPPO, Giorgio, ¿Disumanizzazione del contrato?,
en Rivista di Diritto Civile, Anno XLIV, Nº 5, 1998, ps. 525 y ss., y contestado por
IRTI, Natalino. È vero, ma... (Replica a Giorgio Oppo), en Rivista di Diritto Civile,
Anno XLV, Nº 2, 1999, ps. 273 y ss.
47 Comercio electrónico cit., p. 167.
48 RIVERA, Julio César, El contrato: De la unidad a la diversidad, cita online:

RC D 58/2022. En el mismo sentido, HERNÁNDEZ, Carlos A., Contrato de consumo,

183
Doctrina

sostiene que “No está en crisis el contrato, sino un particular modo


histórico de entender el negocio, pero el contrato conserva siempre su
significado”49. La teoría general del contrato que emerge del Código Civil
y Comercial de la Nación, al reconocer el quiebre conceptual de la
categoría, tiene la suficiente apertura para contener estos cambios.
Sobre muchos de estos temas volveremos de modo especial.

III. Las fuentes de construcción de las respuestas


jurídicas. El rol de los principios y de los códigos
de conducta en el comercio electrónico
Con miras a construir soluciones eficaces a estos y otros problemas
no menos significativos se asiste en el Derecho Privado –y en las
ramas transversales que dialogan con él– a una profunda modificación
de las fuentes de construcción de las respuestas jurídicas.
Es claro que la centralidad normativa no reside ya en los Códigos
–o en sus leyes complementarias–, y, en consecuencia, la solución
debe ser fundada a partir de las exigencias constitucionales y conven-
cionales, especialmente en los conflictos que conciernen a derechos
fundamentales. Hay un cambio metodológico profundo, puesto que
mientras el Derecho Privado clásico generaba un modelo de subsunción
de normas, el “...Estado constitucional produce un modelo de ponde-
ración”50. En definitiva, el Derecho Privado da cuenta de un pluralismo
de fuentes que persigue respuestas axiológicamente justificadas. El
Código Civil y Comercial es un ejemplo emblemático de ello51.

en CIURO CALDANI, Miguel Ángel y NICOLAU, Noemí L. (dirs.), Derecho Privado


del siglo XXI. Contratos, Colección François Gény, Astrea, Buenos Aires, 2023, t. 4,
p. 15.
49 LORENZETTI, Comercio electrónico cit., p. 167.
50 CHAUMET, Mario E., El Estado constitucional y el Derecho Privado, en

ALTERINI, Atilio A.; NICOLAU, Noemí L. (dirs.) y HERNÁNDEZ, Carlos A.


(coord.), El Derecho Privado ante la internacionalidad, la integración y la globa-
lización. Homenaje al Profesor Miguel Ángel Ciuro Caldani, La Ley, Buenos Aires,
2005, p. 37. Para comprender la verdadera profundidad del cambio, puede verse
ALEXY, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Centro de Estudios Cons-
titucionales, Madrid, 1993, ps. 87 y ss.
51 LORENZETTI, Ricardo L., Fundamentos de Derecho Privado. Código Civil

y Comercial de la Nación Argentina, La Ley, Buenos Aires, 2016, p. 53.

184
Comercio electrónico y relaciones de consumo

Para la búsqueda de soluciones realistas y valiosas52, los principios


generales del ordenamiento se constituyen en instrumentos adecuados
para la estimación de los valores implicados, que actúan como verda-
deras normas abiertas. Se ha dicho que “Estos principios permiten
alcanzar soluciones más justas para los casos concretos...”53, y que
son “...mandatos de optimización que se caracterizan porque pueden
ser cumplidos en diversos grados y porque la medida ordenada de su
cumplimiento no sólo depende de las posibilidades fácticas, sino tam-
bién de las posibilidades jurídicas. El campo de posibilidades jurídicas
está determinado a través de principios y reglas que juegan en sentido
contrario”54.
Por ello no sorprende la expansión de los principios en el Derecho
contemporáneo55, y en especial en el comercio electrónico56.
52 CIURO CALDANI, Miguel Á., Aporte para una teoría de las respuestas ju-
rídicas, Consejo de Investigaciones, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 1976.
53 GOLDSCHMIDT, Werner, Introducción filosófica al Derecho. La teoría tria-

lista del mundo jurídico y sus horizontes, 7ª ed., LexisNexis, Buenos Aires, 2005,
p. 219.
54 ALEXY, Robert, Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica, en

https://doi.org/10.14198/DOXA1988.5.07, consultado en fecha 1-12-2022.


55 Así, a los modelos de soft law tradicionalmente construidos sobre esa lógica

–v. gr., los “Principios UNIDROIT sobre los Contratos Comerciales Internacionales”
(2016)– cabe añadir diferentes manifestaciones de los procesos de recodificación en
marcha o materializados en diferentes ordenamientos; es el caso del reciente Código
Civil de la República Popular China, que jerarquiza a la buena fe y a la razonabilidad
en todas las relaciones civiles. En similar orientación, el Título Preliminar del Código
Civil y Comercial dedica el Capítulo 3 –Ejercicio de los derechos– a los principios
generales, que de tal manera expanden su radio de acción a todas las relaciones y
situaciones jurídicas (arts. 9º y ss.).
56 MOLINA QUIROGA, Eduardo, Aplicación de las normas de protección a consu-

midores en el comercio electrónico, en J. A. 2013-I; L. L. Online, AR/D OC/10111/2012;


HERNÁNDEZ, Carlos A., El Derecho del Consumidor y los entornos digitales, en J. A.
del 14-7-2021, ps. 4 y ss.; L. L. Online, AR/DOC/1656/2021; MÜLER, Germán E., Los
principios del sistema de protección del consumidor y su proyección en los entornos
digitales, en L. L. del 28-12-2020, ps. 1 y ss.; L. L. Online, AR/DOC/3820/2020;
QUAGLIA, Marcelo C. y MUTILIENGO, M.a Victoria, Los principios de Derecho del
Consumidor en el marco de los entornos digitales, en HERNÁNDEZ (dir.), Consumidor
digital cit., ps. 13 y ss., y PERAL, Santiago J., El principio de confianza y el deber de
seguridad como factores de atribución de responsabilidad en los contratos celebrados en
entornos digitales, en Responsabilidad Civil y Seguros, 2022-V-3 y ss.; L. L. Online,
AR/DOC/2775/2022, entre otros.

185
Doctrina

Esta área negocial cuenta con un conjunto de principios de carácter


universal sobre los cuales inspirarse: “...equivalencia funcional de los
actos electrónicos respecto de los autógrafos o manuales; neutralidad
tecnológica de las disposiciones reguladoras del C-E; inalteración del
derecho preexistente de las obligaciones y contratos; exigencia de muy
buena fe; reiteración de la libertad de pacto y su ejercicio en el nuevo
contexto del C-E”57. A ello ha contribuido la Ley Modelo sobre Comercio
Electrónico aprobada por la Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil Internacional en 1996 (CNUDMI-UNCITRAL)58.
Por su parte, las Directrices de Naciones Unidas para la Protección
del Consumidor han señalado en el punto I –dedicado específicamente
al tema– que los Estados Miembros deben:
– “...esforzarse por fomentar la confianza de los consumidores en
el comercio electrónico, mediante la formulación constante de
políticas de protección del consumidor transparentes y eficaces,
que garanticen un grado de protección que no sea inferior al
otorgado en otras formas de comercio” (directriz 63);
– “...examinar las políticas de protección del consumidor en vigor
para dar cabida a las características especiales del comercio elec-
trónico y garantizar que los consumidores y las empresas estén
informados y sean conscientes de sus derechos y obligaciones
en el mercado digital” (directriz 64);
– “...examinar las directrices y normas internacionales pertinentes
sobre el comercio electrónico y sus correspondientes revisiones
y, en su caso, adaptar esas directrices y normas a sus circuns-
tancias económicas, sociales y ambientales, para que puedan aca-
tarlas, y colaborar con otros Estados Miembros en su aplicación a
través de las fronteras. Al hacerlo, los Estados Miembros podrían
tal vez estudiar las Directrices para la Protección de los Consu-
midores en el Contexto del Comercio Electrónico de la Organi-
zación de Cooperación y Desarrollo Económicos” (directriz 65).
Es de destacar que en la resolución 36/2019 del GMC del Mercosur

57
ILLESCAS ORTÍZ, Derecho de la contratación electrónica cit., p. 41.
58
Se encuentran disponibles en https://uncitral.un.org/sites/uncitral.un.org/files/me-
dia-documents/uncitral/es/05-89453_s_ebook.pdf, consultado en fecha 11-12-2022.

186
Comercio electrónico y relaciones de consumo

sobre “Principios de Protección del Consumidor del Mercosur”59 se


enuncian los principios de “transparencia de los mercados” (art. 1º,
inc. 4º), de “protección especial para consumidores en situación vul-
nerable y de desventaja” (art. 1º, inc. 6º), y de “equiparación de de-
rechos” (art. 1º, inc. 14), entre otros.
Todos estos principios cobran un rol fundamental frente a la con-
tratación electrónica y digital emergente de las tecnologías consolidadas
y de las disruptivas. Constituye un interesante registro de ello el hecho
de que algunas obras especiales sobre el tema ocupen buena parte de
sus desarrollos al juego de los estándares60.
Frente a tal estado de cosas, también se jerarquiza el rol de los códigos
de conducta de alcance universal, regional o local61, como nuevas mani-
festaciones de soft law, que se articulan con la responsabilidad social
empresaria62. Se ven en estos modelos mecanismos de mayor eficacia
frente a la siempre insuficiente y fragmentaria regulación legal.

59 La misma se incorporó a nuestro ordenamiento por la resolución 310/2020 de


la Secretaría de Comercio Interior, y reconoce como antecedente al Anteproyecto de
Ley de Defensa del Consumidor. Este último se encuentra publicado en el diario L. L.
del 17-12-2018. A partir de esa propuesta, y desde el año 2020, se han presentado
distintas iniciativas de Proyectos de Código de Defensa del Consumidor, que siguen
este mismo sendero. Sobre la cuestión, puede verse HERNÁNDEZ, Carlos A.; JA-
PAZE, María Belén; OSSOLA, Federico A.; SOZZO, Cósimo Gonzalo y STIGLITZ,
Gabriel A., Antecedentes y estado actual del Proyecto de Código de Defensa del
Consumidor, en L. L. 2020-A-939, y Hacia el Código de Defensa del Consumidor,
en L. L. del 15-3-2021, ps. 1 y ss.; FRUSTAGLI, Sandra A. y VALLESPINOS,
Carlos G., El Proyecto de Código de Defensa del Consumidor, en pleno debate par-
lamentario. Una obra de la comunidad académica nacional, con apoyo institucional
y profesional, en L. L. del 18-9-2020, p. 1; STIGLITZ, Gabriel A., Código de Defensa
del Consumidor. Novedades parlamentarias, en L. L. del 6-10-2020, p. 1, entre otros.
60 VILALTA NICUESA, Aura Esther, “Smart legal contracts” y “blockchain”.

La contratación inteligente a través de la tecnología “blockchain”, Wolters Klunwer,


Madrid, 2019, ps. 239 y ss. Sin embargo, no faltan quienes predican una inseguridad
jurídica; así, TOURIÑO PENA, Alejandro (dir.) y VILLASANTE, Cristina (coord.),
“Blockchain” y “smart contracts”, Lefebvre-El Derecho, Madrid, 2022, p. 111.
61 La Provincia de Santa Fe acaba de aprobar una “Guía de Buenas Prácticas

Comerciales”, mediante el decreto 206 del 13-4-2022.


62 GARCÍA RUBIO, María Paz, Responsabilidad social empresarial y autorre-

gulación. Los códigos de conducta y las fuentes del Derecho, en Boletín del Minis-
terio de Justicia, Año 66, Nº 2141, 2012, ps. 2 y ss., y ROJO GALLEGO-BURÍN,
“Blockchain” y contratación cit., p. 433. Nuestra región no es ajena a estos deba-

187
Doctrina

IV. Comercio electrónico y relaciones de consumo:


Mercosur y régimen jurídico argentino
1. Las normas comunitarias
A nivel regional existen aportes normativos de valía, con formato
de suficiente flexibilidad, entre los cuales se recuerda a la resolu-
ción 37/2019 emanada del Grupo Mercado Común del Mercosur sobre
“Protección al Consumidor en el Comercio Electrónico”63.
Por su intermedio se busca fortalecer derechos fundamentales y
humanos de los consumidores en los entornos digitales64.
Así, se reconoce la tutela diferenciada a favor de las personas en
situación vulnerable y de desventaja (art. 8º).
Respecto al derecho a la información se exige la individualización
del proveedor contratante, de los restantes integrantes de la cadena de
comercialización –en especial del fabricante, antes de la formalización
del contrato– (art. 2º, incs. I, II, IV y V), de las características esenciales
del producto o servicio –incluidos los riesgos para la salud y la segu-
ridad de los consumidores– (art. 2º, inc. VII), sobre el precio, las
condiciones de pago y el costo financiero total (art. 2º, incs. VII y VIII),
y las condiciones a que se sujetan la garantía legal y/o contractual del
producto o servicio (art. 2º, inc. XI).
En esta misma orientación cabe ubicar las reglas sobre el control de
inclusión de las condiciones generales de contratación (arts. 3º, 4º y 5º).

tes. En tal sentido cabe recordar la interesante iniciativa presentada al Comité Técnico
Nº 7 de Defensa del Consumidor del Mercosur del Manual de proteção de dados,
a partir de una propuesta de la prestigiosa profesora brasileña Cláudia Lima Marques
y la Dra. Cintia Rosa Pereira de Lima.
63 La misma entró a regir en nuestro país conforme lo dispusiera la resolución

270/2020 de la Secretaría de Comercio Interior.


64 Se ha dicho que los entornos digitales “...son el conjunto de canales, plataformas

y herramientas que disponen los proveedores de bienes y servicios para tener presencia
en Internet y desarrollar sus actividades, sean éstos propios (páginas web, correos
electrónicos, aplicaciones, tiendas en línea, blogs, landig pages, etc.) o de terceros
(redes sociales, publicidad digital, influencers, contenidos virales, sistemas de reseña,
marketing de motores de búsqueda, etc.)”; BAROCELLI, Sergio Sebastián, La pro-
tección de los consumidores en entornos digitales. Aportes para una teoría general,
en BAROCELLI (dir.) y TORRES SANTOMÉ (codir.), La protección de los consu-
midores en el entorno digital cit., p. 20.

188
Comercio electrónico y relaciones de consumo

El derecho al trato digno busca hacerse efectivo mediante la im-


posición de mecanismos electrónicos a través de los cuales el usuario
pueda ser atendido (art. 2º, inc. III), imponiéndose además a los pro-
veedores la necesidad de “proporcionar un servicio eficiente de atención
de consultas y reclamos de los consumidores” (art. 7º).
También se tutela el derecho de reflexión o arrepentimiento del
consumidor (art. 6º).
Es de destacar que la resolución orienta mandatos de políticas pú-
blicas para la tutela efectiva de los consumidores (art. 8º), e insta a
la cooperación entre las agencias de protección al consumidor en todo
lo concerniente al comercio electrónico transfronterizo (art. 9º).

2. Las reglas del Código Civil y Comercial


y de la Ley de Defensa del Consumidor
La Ley de Defensa del Consumidor, baluarte de la protección del
consumidor en la Argentina65, incorporó hace casi tres décadas reglas
sobre la contratación electrónica, pese a que era un problema que
comenzaba a insinuarse a nivel comparado. La intensidad y vertigi-
nosidad de la llamada revolución digital ha llevado a modernizar par-
cialmente su régimen, sea de modo directo en la propia ley, o a través
del diálogo de las fuentes, de modo particular, con las normas que
sobre la materia trae el Código Civil y Comercial.
En la versión originaria de la ley 24.240 se regulaban las llamadas
“ventas por correspondencia u otras” (art. 33), relativas a toda propuesta
efectuada “...por medio postal, telecomunicaciones, electrónico o si-
milar y la respuesta a la misma se realiza por iguales medios”, ámbito
en donde se reconocía la disruptiva facultad de “revocación de la acep-
tación” (art. 34). Luego, mediante sucesivas reformas a dicho cuerpo
normativo, se explicitaron otros derechos que los consumidores podían

65 Este año se cumplirán treinta años de su vigencia. La misma importó una

notable modernización de nuestro ordenamiento jurídico, con impacto sobre diferentes


disciplinas; su virtuosa evolución ha permitido conformar una sólida cultura de pro-
tección de los consumidores. Vale recordar que se trató de un aporte de eminentes
civilistas, preocupados por las personas vulnerables. Ver ALTERINI, Atilio Aníbal;
LÓPEZ CABANA, Roberto M. y STIGLITZ, Gabriel A., La protección del consumidor
en el marco de un proyecto de ley, en L. L. 1989-B-1002.

189
Doctrina

ejercer en los entornos digitales, tales como la posibilidad de rescisión


en los contratos de servicios –de duración– (art. 10 ter), la prohibición
de cobrársele preaviso u otro concepto equivalente (art. 10 quáter), y
la autorización para formular reclamos por vías electrónicas en el marco
de los servicios públicos domiciliarios –junto con el derecho a contar
con una constancia del mismo– (art. 27).
El Código Civil y Comercial produjo un salto cualitativo –de con-
formidad a su tiempo histórico–, al exteriorizar una agenda más com-
pleta y suficiente, que guarda coherencia con la expansión del lenguaje
electrónico y digital66. Así, trae normas especiales aplicables a la con-
tratación electrónica en temas diversos como el de los instrumentos
privados y el de los instrumentos particulares no firmados (art. 288)
y su valor probatorio (art. 319); en orden a los requisitos para la in-
clusión de cláusulas generales predispuestas (art. 985); en los contratos
de consumo celebrados a distancia (arts. 1105 y concs. –1106 a 1116–);
sobre la obligación de información en los contratos bancarios en general
(art. 1382); con relación al documento electrónico en depósitos a la
vista (art. 1391); respecto de la instrumentación de créditos y débitos
en la cuenta corriente bancaria (art. 1396) y en los resúmenes de mo-
vimientos. Asimismo, por vía de la reforma que la Ley de Alquile-
res 27.551 introdujo al Código Civil y Comercial, se dio cabida al
domicilio especial electrónico (art. 75)67.
De esta enunciación de normas legales sobresalen por su signifi-
cación las relativas a los contratos celebrados a distancia, que presentan
un mayor encuadramiento técnico que las ventas por correspondencia
y otras reguladas –como ya vimos– en la ley 24.240 (arts. 33 y 34)68.
El artículo 1105 conceptualiza a los contratos celebrados a distancia
como aquellos “...concluidos entre un proveedor y un consumidor con

66LORENZETTI, Fundamentos de Derecho Privado. Código Civil y Comercial


de la Nación Argentina cit., p. 277.
67 HERNÁNDEZ, Carlos A. y FRUSTAGLI, Sandra A., en HERNÁNDEZ, Car-

los A. (dir.) y FRUSTAGLI, Sandra A. (coord.), Ley 27.551 sobre locaciones. Estudio
sistemático y exegético, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2020, p. 133.
68 HERNÁNDEZ, Carlos A., La compraventa de consumo en el Código unifica-

do y en la ley especial (implicancias de un necesario diálogo de fuentes), en J. A.


2015-II-1087; L. L. Online, AR/DOC/4837/2015.

190
Comercio electrónico y relaciones de consumo

el uso exclusivo de medios de comunicación a distancia, entendiéndose


por tales los que pueden ser utilizados sin la presencia física simultánea
de las partes contratantes. En especial, se consideran los medios pos-
tales, electrónicos, telecomunicaciones, así como servicios de radio,
televisión o prensa”. La caracterización resulta apropiada para captar
la vasta y compleja problemática que genera el uso de las nuevas
tecnologías en la formación del contrato69. En este ámbito lo determi-
nante radica en que para el perfeccionamiento se exige de medios de
comunicación a distancia, que no suponen la presencia física simultánea
de las partes contratantes.
En este ámbito se ha jerarquizado el deber de información70. El
artículo 1107, que armoniza con el artículo 4º de la ley 24.240, establece
que “Si las partes se valen de técnicas de comunicación electrónica o
similares para la celebración de un contrato de consumo a distancia,
el proveedor debe informar al consumidor, además del contenido mí-
nimo del contrato y la facultad de revocar, todos los datos necesarios
para utilizar correctamente el medio elegido, para comprender los ries-
gos derivados de su empleo y para tener absolutamente claro quién
asume esos riesgos”.
Además, el consumidor cuenta con el derecho de revocar la acep-
tación71. La literalidad del artículo 1110 del Código Civil y Comercial
69 LORENZETTI, Ricardo L., Consumidores, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2009,

p. 252.
70 TAMBUSSI, Carlos E., El botón de arrepentimiento en los sitios web de co-

mercio electrónico, en L. L. 2020-F-47; L. L. Online, AR/DOC/3403/2020.


71 El artículo 1116 del Código Civil y Comercial dispone que “Excepto pacto en

contrario, el derecho de revocar no es aplicable a los siguientes contratos: a) los referidos


a productos confeccionados conforme a las especificaciones suministradas por el consu-
midor o claramente personalizados o que, por su naturaleza, no pueden ser devueltos o
puedan deteriorarse con rapidez; b) los de suministro de grabaciones sonoras o de video,
de discos y de programas informáticos que han sido decodificados por el consumidor, así
como de ficheros informáticos, suministrados por vía electrónica, susceptibles de ser
descargados o reproducidos con carácter inmediato para su uso permanente; c) los de
suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas”. Se ha dicho con acierto
que “Las excepciones mencionadas deben interpretarse restrictivamente, pues, de lo
contrario, se podría neutralizar el reconocimiento del derecho de revocación como insti-
tuto, afectando, en definitiva, el principio protectorio”; CHAMATROPULOS, Demetrio
Alejandro, El “derecho de arrepentimiento” como manifestación del principio protecto-
rio en las contrataciones online, en L. L. 2022-E-361; L. L. Online, AR/DOC/2712/2022.

191
Doctrina

coincide con el artículo 34 de la Ley de Defensa del Consumidor. En


la doctrina muchos aluden a un derecho de arrepentimiento reconocido
a favor del consumidor o usuario, puesto que parece claro que el con-
trato queda perfeccionado cuando las partes han coincidido sobre sus
elementos esenciales, lo que se evidencia en la mayoría de los casos
a través de la ejecución inmediata de todo o una parte de las presta-
ciones72. Sin embargo, en sentido contrario se ha querido ver aquí una
venta a satisfacción del comprador, sujeta a condición suspensiva, de
modo que el transcurso del tiempo sin el ejercicio de la facultad ex-
tintiva tendría por plenamente eficaz al contrato73. El artículo 1160
del nuevo régimen daría sustento de esta solución.
A fin de ejercer la facultad revocatoria, el consumidor o usuario
debe manifestar válidamente su voluntad extintiva, pues no se presume.
La misma es recepticia y “...debe ser notificada al proveedor por escrito
o medios electrónicos o similares” (art. 1112).
La forma de ejercicio y el plazo parecen presentar cambios con
relación al régimen especial. Se recuerda que el artículo 34 de la ley
24.240 afirma que “En los casos previstos en los artículos 32 y 33 de
la presente ley, el consumidor tiene derecho a revocar la aceptación
durante el plazo de diez (10) días corridos contados a partir de la
fecha en que se entregue el bien o se celebre el contrato, lo último
que ocurra, sin responsabilidad alguna...” Por su parte, el artículo 1110
del Código Civil y Comercial –en concordancia con el 1112– sostiene
que esa facultad se tiene “...dentro de los diez días computados a partir
de la celebración del contrato. Si la aceptación es posterior a la entrega
del bien, el plazo debe comenzar a correr desde que esta última se
produce. Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer
día hábil siguiente. Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad acep-
tada por el consumidor durante este período que tengan por resultado
72
ESBORRAZ, David F. y HERNÁNDEZ, Carlos A., La protección del consu-
midor en los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales, en J.
A. 1997-III; L. L. Online: 0003/000959; CALDERÓN, Maximiliano Rafael y MÁR-
QUEZ, José Fernando, El arrepentimiento en el Derecho del Consumo, en L. L.
2009-C-742.
73 DE LORENZO, Federico, comentario al art. 34 de la LDC, en obra colectiva

Ley de Defensa del Consumidor. Comentada y anotada, dir. por S. Picasso y R.


Vázquez Ferreyra, Buenos Aires, 2009, t. I, ps. 381 y ss.

192
Comercio electrónico y relaciones de consumo

la imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no


escritos”. Del diálogo de ambos textos resulta que el plazo es de diez
días74. El nuevo régimen intenta reestructurar su cómputo, desde que
parece no permitir la opción entre el plazo de celebración y el plazo
de entrega; el primero parecería ser el criterio ahora elegido por el
Código Civil y Comercial, que sólo cedería cuando el perfecciona-
miento ha sucedido a la entrega, como ocurre con las ventas de cosas
dadas a prueba (art. 1160). Tal hermenéutica está en entredicho, sea
por vía de una interpretación más favorable al consumidor o a partir
de otras lecturas de las reglas del Código vigente, por lo que parece
prevalecer en nuestra doctrina la solución sobre la cual no se dudaba
en la ley especial75.
El plazo de reflexión concedido debe considerarse de caducidad,
en los términos del artículo 2566.
Al consumidor le alcanza con poner el bien a disposición del ven-
dedor, sin estar obligado a realizar las gestiones o asumir los gastos
o riesgos generados por la restitución (arts. 1114 y 1115), y no impide
el ejercicio de este derecho el uso de la cosa adquirida. Es claro que
no puede imputarse responsabilidad alguna al consumidor por la dis-
minución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme
a lo pactado o a su propia naturaleza (art. 1115). Así, por tanto, “...si
el consumidor recibe la cosa que ha adquirido mediante una oferta
televisiva concretada por teléfono y, una vez efectuada la apertura del
packing y la prueba de la cosa, observa que no es lo esperado, podría
devolverla aunque ya tenga diferencias con relación a un paquete nuevo,
sin uso”76.

74 Se computa de modo corrido aunque ahora no lo diga expresamente el nuevo


Código, porque así se precisa de modo general en su artículo 6º, que sólo se excepciona
en lo que concierne a los días inhábiles, puesto que a los fines del ejercicio de este
derecho no se computan.
75 CHAMATROPULOS, El “derecho de arrepentimiento” como manifestación

del principio protectorio en las contrataciones online cit.


76 NICOLAU, Noemí L. y HERNÁNDEZ, Carlos A., Breve análisis acerca de

la relación de consumo y sus fuentes y de algunas normas que incorpora en esta


materia el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012, en RIVERA, Julio César
y MEDINA, Graciela, Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación 2012, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2012, p. 643.

193
Doctrina

El reformador también se ocupó del modo más usual de vulneración


del derecho a la revocación, consistente en su no información, sea en
ocasión de los documentos que se le presentan al consumidor, en las
negociaciones previas o en el mismo texto del contrato. El derecho
del consumidor no se extingue. Es lo que dispone el último párrafo
del artículo 1111. La respuesta normativa se integra con otras normas
dictadas por la autoridad de aplicación, a las que luego aludiremos
seguidamente77.

3. Normas emanadas de la autoridad de aplicación


en materia de entornos digitales
3.1. Protección de los hipervulnerables
La sociedad actual tiende a admitir con facilidad la vulnerabilidad
del consumidor, por resultar connatural al sistema, puesto que “...la
vulnerabilidad que da lugar a la protección del consumidor está vin-
culada con una falla estructural del mercado, que da origen a una
vulnerabilidad general, que afecta a toda la categoría de sujetos que
realizan prácticas de consumo”78. Sin embargo, no es posible desco-
nocer que no se trata de la única debilidad constatable en el plano
social, toda vez que las personas mayores, las niñas, niños y adoles-
centes, personas con discapacidad, entre otras, requieren también de
una fuerte protección. El problema no reside en el reconocimiento
aislado de la debilidad del consumidor, sino en lograr que el Derecho
del siglo XXI se haga cargo de las diferentes manifestaciones de la
vulnerabilidad social79, captadas en todas sus dimensiones. Esa vulne-
rabilidad puede expresarse tanto en el ámbito patrimonial como en el
extrapatrimonial80.
77 En gran medida, las mismas fueron elaboradas bajo la gestión del Dr. Sergio

Sebastián Barocelli como Director Nacional de Defensa del Consumidor.


78 LORENZETTI, Ricardo L., La relación de consumo. Ámbito de aplicación del

estatuto del consumidor, en Defensa del consumidor, obra colectiva codirigida por el
citado autor junto a Gustavo J. Schötz, Ábaco, Buenos Aires, 2003, p. 78.
79 El Dr. Ciuro Caldani afirma que “Hay que reconocer la necesidad de protección

a los ‘inútiles’: ancianos, enfermos, niños, etc., que no producen ni consumen”, en


Desde la protección del propietario a la protección del consumidor y el usuario
(Aportes a la filosofía del Derecho Privado), en E. D. 159-1027.
80 Sobre el tema puede consultarse la lección doctoral pronunciada por Aída Ke-

194
Comercio electrónico y relaciones de consumo

La vulnerabilidad agravada o hipervulnerabilidad en las relaciones


de consumo constituye un paso más en la construcción de un Derecho
del Consumidor que prescinde de abstracciones, e ingresa en la situa-
ción concreta de los afectados, con miras a respetar el mandato de
efectividad de sus derechos, que encuentra sustento en lo dispuesto
en el artículo 75, inciso 23, de la Constitución Nacional, que exige
“Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la
igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio
de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto
de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad”.
Por ello es relevante –como ya se adelantó– que la hipervulnera-
bilidad haya sido reconocida expresamente como principio en el ámbito
regional, inicialmente a través de la resolución 36/2019 del GMC Mer-
cosur sobre “Principios de Protección del Consumidor del Mercosur”81,
luego explicitada mediante la resolución 11/2021 del GMC Mercosur
sobre “Protección al Consumidor Hipervulnerable”.
Nuestro país fue pionero en la región, no sólo en cuanto a que el
Anteproyecto de Ley de Defensa del Consumidor82 fue tomado como
antecedente por la resolución 36/2019 del GMC Mercosur, sino también
por la valiosa resolución 139/2020 de la Secretaría de Comercio In-
terior, titulada “Consumidores hipervulnerables”, que se adelantó a la
norma comunitaria específica.
En lo que concierne a este trabajo cabe recordar que en las recientes
XXVIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Mendoza, 2022) se
señaló que “El principio protectorio opera con mayor intensidad en

melmajer de Carlucci con motivo de la concesión del Doctorado Honoris Causa que le
otorgara la Universidad Nacional del Litoral. La conferencia puede verse en https://
www.youtube.com/watch?v=vpQ410AS5s8, consultado en fecha 11-12-2022.
81 En su inciso 6º dispone que “Principio de protección especial para consumidores

en situación vulnerable y de desventaja. El sistema de protección del consumidor


protege especialmente a grupos sociales afectados por una vulnerabilidad agravada
derivada de circunstancias especiales, en particular niñas, niños y adolescentes, adultos
mayores, personas con problemas de salud o con discapacidad, entre otras”. La re-
solución fue incorporada a nuestro ordenamiento por la resolución 310/2020 de la
Secretaría de Comercio Interior.
82 Ver nota Nº 59.

195
Doctrina

los entornos virtuales, dada la situación de vulnerabilidad específica


de los consumidores generada por la exposición al ambiente virtual,
el marco regulatorio vigente y la brecha digital, que podrían incrementar
las fragilidades” (despacho 2.1).
En este marco se explica la resolución 236/2021 de la Secretaría
de Comercio Interior, por la cual se busca atender “...al avance de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”, que hace
que “...las y los adolescentes se vean inmersos en relaciones de consumo
en el entorno digital, que acrecientan su vulnerabilidad, por lo que se
vuelve imperioso establecer canales de denuncia o reclamos frente a
vulneraciones en el ejercicio de sus derechos como usuarios y consu-
midores”.

3.2. Información y control de inclusión


Con frecuencia, la autoridad nacional de aplicación de la Ley de
Defensa del Consumidor establece mecanismos concretos para el cum-
plimiento de la obligación de información, en temas que resultan re-
levantes para los consumidores en los entornos digitales.
Así, la resolución 449/2020 dispone que “Los proveedores de bienes
y servicios, en los términos del artículo 2º de la Ley Nº 24.240 y sus
modificatorias, deben informar en sus puntos de venta y, de poseer,
en sus páginas web, todos los medios de pago que acepten, sean elec-
trónicos y/o de cualquier otro tipo” (art. 1º), y que “A fin de dar
cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 1º de la presente medida,
los proveedores deberán colocar cartelería y/o elementos de identifi-
cación o similares, tanto en las vidrieras de los establecimientos y en
las líneas de caja, como en las páginas web, exhibiendo de manera
precisa y claramente visible, los medios de pago aceptados”.
Del mismo modo, y en ocasión de las medidas de aislamiento pre-
vistas a consecuencia de la pandemia del COVID-19, la resolución
244/2020 de la Secretaría de Comercio Interior dispuso la suspensión
de los plazos concernientes a las garantías contractuales y legales de
la ley 24.240, ordenando que “En el supuesto que los proveedores
posean sitios web o aplicaciones para dispositivos móviles, deberán
informar la suspensión de los plazos mencionada en el artículo 1º, en

196
Comercio electrónico y relaciones de consumo

la página de inicio de su sitio web o en la pantalla de inicio de su


aplicación, de modo visible. Asimismo, deberán informar dicha sus-
pensión a las y los consumidores en el paso inmediatamente anterior
al pago” (art. 2º).
Más significativa resulta la resolución 271/2020 por la cual se re-
curre a los medios electrónicos y digitales para garantizar la inclusión
o incorporación de las cláusulas prerredactadas en los contratos por
adhesión y predispuestos de consumo.

3.3. Cláusulas abusivas


La Secretaría de Comercio Interior de la Nación dictó la resolución
994/2021 que modificó a la resolución 53/2003 de la ex Secretaría de
la Competencia, la Desregulación y la Defensa del Consumidor del
Ministerio de Economía83. Esta última se propuso avanzar en el control
del contenido de las cláusulas abusivas, dentro del marco que sumi-
nistraba la Ley de Defensa del Consumidor. En sus fundamentos se
decía: “Que, a efecto de optimizar las tareas de detención y remoción
de tales cláusulas, resulta conveniente confeccionar un listado enun-
ciativo de cláusulas que encuadran en las disposiciones del artículo 37
de la Ley Nº 24.240, sin perjuicio de otras que, por su naturaleza,
puedan enmarcarse en los criterios generales establecidos en dicha
norma y en su reglamentación. Que un criterio similar ha sido adoptado
en los estatutos tuitivos de los consumidores de los demás países del
Mercado Común del Sur (Mercosur), como así también en los de otras
regiones, por ejemplo, los de la Unión Europea, exhibiéndose como
una técnica regulatoria útil a ese objeto protectivo”. Por su parte, la
resolución 994/2021 se sitúa en un nuevo ciclo, signado por la expan-
sión del Derecho del Consumidor, lo cual se observa en la revisión
de las fuentes que lo informan –la Constitución Nacional y los tratados
internacionales de derechos humanos–, y en la necesidad de fortalecer

83 Para un desarrollo completo de la misma puede verse HERNÁNDEZ, Carlos A.,


La Resolución Nº 994/2021 de la Secretaría de Comercio Interior (Un nuevo avance
en el control de cláusulas abusivas), en Revista de Derecho del Consumidor, Nº 11,
diciembre de 2021, disponible en https://ar.ijeditores.com/pop.php?option=publicacion
&idpublicacion=166&idedicion=4947.

197
Doctrina

la eficacia de las respuestas normativas. Hay una nueva agenda, que


exige una estrategia para su materialización.
En lo relativo a los entornos digitales asume los desafíos a los que
venimos pasando revista, siendo coherente con el régimen especial de
la Ley de Defensa del Consumidor (art. 37) y con las normas del
Código Civil y Comercial (arts. 1117 y ss.).
Trae novedades dignas de ser ponderadas. En tal sentido, refuerza
la posición del consumidor al descalificar como abusivas a las cláu-
sulas que:
– “...p) Obstaculicen, desnaturalicen o limiten la revocación de la
aceptación por parte de las y los consumidores en las relaciones
de consumo realizadas fuera de los establecimientos comerciales,
a distancia o por medios electrónicos”. Hay aquí una voluntad
inequívoca de garantizar el ejercicio del derecho de arrepenti-
miento del consumidor, que es visto como un derecho esencial,
y respecto del cual tanto la ley 24.240 como el Código Civil y
Comercial han buscado garantizar su ejercicio.
– “q) Permitan a los proveedores disponer de datos de las y los
consumidores después de la terminación del contrato cuando el/la
consumidor/a haya solicitado su eliminación”. La resolución pone
el foco en una de las Recomendaciones de la OCDE acerca de
la “Protección al Consumidor en el Contexto del Comercio Elec-
trónico” (2016)84, que visibiliza a las llamadas “transacciones no
monetarias” (Recomendación 46, parte final), entendidas como
aquellas que no suponen una contraprestación económica, aunque
es ostensible que no hay allí una auténtica gratitud. A ellas hemos
aludido anteriormente85.
– “r) Impongan una prohibición o sanción por realizar reseñas ne-
gativas”. Se trata de reconocer la libertad del consumidor para

84 Ver https://www.oecd.org/sti/consumer/proteccion-al-consumidor-en-el-comer-

cio-electronico.pdf, captura de pantalla del 7-12-2021.


85 Se utiliza al contrato como instrumento de captación de datos, los que constituyen

una información valiosa para el proveedor; HERRERO SUÁREZ, Carmen, “Big data”
y Derecho de la Competencia, en DE LA QUADRA SALCEDO, Tomás y PIÑAR
MAÑAS, José Luis (dirs.), Sociedad digital y Derecho, Ministerio de Industria, Co-
mercio y Turismo, red.es, Boletín Oficial del Estado, Madrid, 2018, ps. 661 y ss.

198
Comercio electrónico y relaciones de consumo

expresar sus opiniones o valoraciones en el ámbito de los entornos


digitales, sin verse coaccionado o limitado en sus opiniones, más
aún cuando puedan resultar de interés para otros consumidores.
Las empresas se valen de diferentes mecanismos para mitigar el
impacto que puede tener el mal comentario sobre un producto
o servicio, por eso la decisión de protegerlo frente a una cláusula
contractual resulta digno de elogio.
– “s) Consideren perfeccionado y aceptado el contrato por la simple
navegación por la página web”. La regla consolida un criterio
que busca reconocer un consentimiento expreso y categórico del
consumidor en los contratos a distancia. La solución es coherente
con el párrafo final del artículo 1108 del Código Civil y Comercial
en cuanto dispone que “El oferente debe confirmar por vía elec-
trónica y sin demora la llegada de la aceptación”, y por su parte,
el párrafo final del artículo 5º de la resolución 37/2019 del GMC
Mercosur, incorporada a través de la resolución 270/2020 de la
Secretaría de Comercio Interior, afirma que el proveedor “...debe
proporcionar un mecanismo de confirmación expresa de la de-
cisión de efectuar la transacción, de forma que el silencio del
consumidor no sea considerado como consentimiento”.

3.4. Derecho de arrepentimiento


Como adelantábamos, el Código Civil y Comercial mejoró la posición
del consumidor al reconocer su facultad de revocar el contrato celebrado
a distancia, determinando la prórroga del plazo mientras que el proveedor
no haya cumplido con el deber de informar acerca de este derecho.
Existen posturas asimétricas en orden al verdadero alcance de la
solución legal, que van desde quienes lo condicionan al vencimiento
del plazo de prescripción, hasta los que entienden que podrían aplicarse
analógicamente las soluciones del Derecho Comparado, en donde se
fijan plazos –generalmente breves– con miras a lograr una mayor pro-
porcionalidad a la sanción86.
86 HERNÁNDEZ, La compraventa de consumo en el Código unificado y en la

ley especial (implicancias de un necesario diálogo de fuentes) cit.; CHAMATROPU-


LOS, El “derecho de arrepentimiento” como manifestación del principio protectorio
en las contrataciones online cit.

199
Doctrina

En cualquier caso, lo relevante radica en la voluntad del legislador


de reforzar la información de este derecho. Se trata de una respuesta
que persigue la tutela efectiva del consumidor87.
Ésa es la razón por la cual la Secretaría de Comercio Interior de
la Nación dispuso a través de la resolución 424/202088 “...que los pro-
veedores que comercialicen bienes y servicios a través de páginas o
aplicaciones web deberán tener publicado el link denominado ‘Botón
de Arrepentimiento’, mediante el cual el consumidor podrá solicitar
la revocación de la aceptación del producto comprado o del servi-
cio contratado, en los términos de los artículos 34 de la Ley Nº 24.240
y 1110 del Código Civil y Comercial de la Nación. A partir de la
solicitud de revocación de la aceptación, el proveedor dentro de las
veinticuatro (24) horas y por el mismo medio, deberá informar al con-
sumidor el número de código de identificación de arrepentimiento o
revocación. Las pautas establecidas en el presente artículo no obstan
a las previsiones estipuladas en la Ley Nº 24.240 y en el Código Civil
y Comercial de la Nación” (art. 1º)89, aclarándose que “El ‘Botón de
Arrepentimiento’ deberá ser un link de acceso fácil y directo desde

87 Se ha dicho con acierto que “...el genérico derecho a la tutela efectiva (esencial,

pero no exclusivamente judicial) cuenta con todo un complejo normativo de garantías


en los diferentes instrumentos de defensa de los derechos humanos, y ha merecido
una intensa protección por parte de los tribunales de aplicación de éstos”; SAHIÁN,
José H., Dimensión constitucional de la tutela a los consumidores, Thomson Reuters-La
Ley, Buenos Aires, 2017, p. 353.
88 Sobre la misma puede verse TABARES, Julieta C., Los contratos de consumo

celebrados a distancia: la facultad de revocar, el derecho a la información y especial


referencia al botón de arrepentimiento, en J. A. del 14-7-2021, p. 32; L. L. Online,
AR/DOC/1654/2021, y VERDURA, Sergio W., El botón de arrepentimiento en los
contratos electrónicos de consumo. Resolución 424/2020, en HERNÁNDEZ (dir.),
Consumidor digital cit., ps. 20 y ss.
89 Por la resolución 329/2020 de la Administración Nacional de Aviación Civil

se ha excluido del alcance de la resolución 424 al transporte regular interno e inter-


nacional de pasajeros y equipajes y de carga. Sin embargo, “Se insta a que los trans-
portadores de servicios de transporte aéreo de pasajeros nacional e internacional que
comercialicen en el país servicios implementen en un plazo de sesenta (60) días con-
tados desde la publicación de la presente medida, un mecanismo ágil y sencillo, similar
al denominado ‘Botón de Arrepentimiento’ en las páginas web de cada transportista,
que permita el ejercicio oportuno por parte del usuario de su derecho de reintegro
conforme las condiciones previamente informadas del contrato de transporte aéreo”.

200
Comercio electrónico y relaciones de consumo

la página de inicio del sitio de Internet institucional de los sujetos


obligados y ocupar un lugar destacado, en cuanto a visibilidad y tamaño,
no dejando lugar a dudas respecto del trámite seleccionado” (art. 2º)90.

V. Breves consideraciones sobre algunos debates


jurisprudenciales en orden a las relaciones
de consumo desplegadas en entornos digitales
1. Introducción
Para finalizar este trabajo nos parece pertinente referir a algunos
problemas que pueden reconocerse en nuestra jurisprudencia como
áreas en las cuales se advierten tensiones o conflictos con los con-
sumidores en el ámbito de los entornos digitales y el comercio elec-
trónico.
Se trata de situaciones que también se presentan en el plano global,
y en donde no se registran criterios consolidados. Es interesante ob-
servar que para abordarlas frecuentemente se recurre a los principios
generales del ordenamiento, o a los propios de los entornos digitales
o del comercio electrónico, lo que verifica nuestra hipótesis en cuanto
a las fuentes de producción de las respuestas jurídicas que se utilizan
para administrar estos casos, conforme anticipáramos en el punto III.

2. La responsabilidad de las plataformas digitales


Las plataformas digitales son espacios virtuales que se despliegan
en Internet, y que permiten la ejecución de diversas aplicaciones o
programas, con diferentes propósitos, que pueden ser educativos, so-
ciales o vinculados al comercio electrónico. Se las asocia con la llamada
economía colaborativa, desarrollada conceptualmente por Rachel Bots-
man y Roo Rogers, que ha tenido una gran repercusión en la ciencia
jurídica91.

90 Se sostiene con acierto que es coherente con el mecanismo llamado “Botón de

baja”, a fin de tornar efectivo el derecho de rescisión previsto en el artículo 10 ter


de la Ley de Defensa del Consumidor; TAMBUSSI, El botón de arrepentimiento en
los sitios web de comercio electrónico cit.
91 Entre muchos otros puede verse GOZÁLBEZ PEQUEÑO, Humberto (dir.),

Régimen jurídico del consumo colaborativo, Thomson Reuters-Aranzadi, Navarra,

201
Doctrina

Las relaciones contractuales que allí se desarrollan son de las más


variadas, y alcanzan a negocios entre empresas en el ámbito estricto
de su profesionalidad; ofertas y demandas entre particulares; vínculos
que se traban entre proveedores y consumidores, y negocios entre pro-
veedores y consumidores, en donde las plataformas intermedian92. Más
allá de que en algunas de ellas se presentan muy valiosos debates
doctrinales, por ejemplo, en lo que concierne a quien incorpora al
mercado –vía una plataforma– lo que le excede o no consume, actuando
como un “prosumidor”93 debido a la dualidad de roles de proveer y
consumir, no puede dudarse de que revisten particular conflictividad
los contratos celebrados entre proveedores y consumidores a través de
plataformas digitales.
La jurisprudencia comparada no da cuenta de posturas uniformes,
y menos aún estabilizadas94.
Los tribunales de Estados Unidos de América reconocen de modo
excepcional la responsabilidad de las plataformas95.

2019. Se trata de una obra colectiva, con proyección transversal, dado que se analiza
el fenómeno desde las diferentes ramas del mundo jurídico.
92 GALLEGO DOMÍNGUEZ, Ignacio, El consumo colaborativo: introducción,

concepto y clases, en GOZÁLBEZ PEQUEÑO (dir.), Régimen jurídico del consumo


colaborativo cit., ps. 74 y ss., y MORA ASTABURUAGA, Aitor, Concepto y natu-
raleza de las “plataformas de intermediarios en línea”, en BUENO DE MATA (dir.)
y GONZÁLEZ PULIDO (coord.), Fodertics 7.0. Estudios sobre Derecho Digital cit.
93 Ídem, p. 74. En el mismo sentido, en el Derecho Comparado puede verse:

JARNE MUÑOZ, Pablo, Economía colaborativa y plataformas digitales, Reus, Ma-


drid, 2019, p. 96, y ALPA, Guido, Sobre el poder contractual de las plataformas
digitales, en Supl. Internacionalización del Derecho 2022 (agosto), ps. 2 y ss., y en
L. L. 2022-E; L. L. Online, AR/DOC/1930/2022. En nuestro país puede consultarse:
BARRY, Luis D., Desafíos que trae el “prosumidor” al Derecho de Consumo y en
particular a la generación eléctrica, en L. L. 2019-F-824; L. L. Online, AR/DOC/3614/
2019; WIERZBA, Sandra M., Generación distribuida de energías renovables. Refle-
xiones sobre la figura del “prosumidor”, la prevención de daños y el seguro, en
RCyS 2019-V-3; L. L. Online, AR/DOC/821/2019; HERNÁNDEZ, El Derecho del
Consumidor y los entornos digitales cit.; QUAGLIA, Marcelo C., Los entornos digi-
tales y la figura del prosumidor, en HERNÁNDEZ (dir.), Consumidor digital cit.,
ps. 8 y ss.
94 JARNE MUÑOZ, Economía colaborativa y plataformas digitales cit., ps. 61 y ss.
95 En un minucioso estudio de los casos fallados contra Amazon en los tribunales

estatales y federales de EE. UU. se ha dicho que “En el estado actual de la jurisprudencia
de EE. UU. es más probable (75%) que las demandas contra Amazon por los daños

202
Comercio electrónico y relaciones de consumo

En Europa siempre estuvo en discusión si las plataformas podían


ser vistas exclusivamente como proveedores de servicios digitales. En
el último tiempo la situación parece comenzar a cambiar. Así, en las
“Reglas Modelo para las Plataformas en Línea”, elaboradas por el
European Law Institute (ELI), se contempla la responsabilidad de los
operadores de plataforma con influencia predominante96. También el
16 de noviembre de 2022 entró en vigor el Reglamento de la Unión
Europea 2022/2065 relativo a un mercado único de servicios digitales,
por el que se modifica la Directiva 2000/31/CE (Reglamento de Ser-
vicios Digitales) y se establecen mayores responsabilidades para las
plataformas en línea97.
La jurisprudencia nacional exhibe criterios disímiles98, aunque ma-
yoritariamente orientados a admitir el deber de reparar sobre la base
de la protección de la confianza del consumidor frente a la grave
vulnerabilidad que produce el entorno digital, y atendiendo al rol activo
de las plataformas, expresado en su control o influencia, en la fijación

sufridos por los consumidores de productos vendidos por usuarios profesionales sean
desestimadas por los tribunales [...] Sólo en tres casos (‘Obedorf’, ‘Bolger’ y ‘State
Farm Fire’), los tribunales consideraron a Amazon responsable por tener un control
sustancial del contrato entre proveedor y cliente”; GARCÍA-MICÓ, La responsabilidad
de Amazon por los daños sufridos por consumidores como consecuencia de los pro-
ductos defectuosos ofrecidos por usuarios profesionales cit., p. 235.
96 Ídem, p. 232.
97 ALPA, Sobre el poder contractual de las plataformas digitales cit. El artícu-

lo 6º, párrafo 3º, del mencionado Reglamento hace responsables a “...las plataformas
en línea que permitan que los consumidores celebren contratos a distancia con co-
merciantes, cuando dicha plataforma en línea presente el elemento de información
concreto, o haga posible de otro modo la transacción concreta de que se trate, de
manera que pueda inducir a un consumidor medio a creer que esa información, o
el producto o servicio que sea el objeto de la transacción, se proporcione por la
propia plataforma en línea o por un destinatario del servicio que actúe bajo su au-
toridad o control”.
98 Entre otros precedentes sobre el tema, pueden verse los siguientes: CNCiv.,

sala K, 5-10-2012, “Claps, Enrique M. y O. c/Mercado Libre SA”, RC J 9753/12,


confirmado por la CSJN el 19-11-2013; CNCom., sala D, 22-3-2018, “Kosten, Esteban
c/Mercado Libre SRL s/Ordinario”, RC J 1717/18; STJ de Córdoba, Sala Civil y
Comercial, 19-5-2020, “Mercado Libre c/Dirección de Defensa del Consumidor y
Lealtad Comercial. Recurso de apelación c/decisiones de persona jur. públ. no estatal.
Recurso directo”, RC J 4817/20; CNCom., sala F, 7-9-2022, “Roji, Natalia Ximena
y otros c/Mazzoleni, Luis Enrique y otro s/Sumarísimo”, RC J 1971/23.

203
Doctrina

directa o indirecta de precios, en la asunción de gastos y riesgos, en


los mecanismos de calificaciones, etcétera. En el último tiempo, el
énfasis parece puesto en garantizar la adecuada individualización del
oferente con miras a la seguridad del consumidor99, o las posibilidades
concretas de reclamación100.
En la doctrina se registran similares consensos101, aunque el debate

99 Así se dijo que “La plataforma digital no se hallaba obligada a constatar que

el supuesto oferente hubiera tenido efectivamente en su poder el teléfono celular,


pero sí que ese oferente existía y cuál era su identidad, lo que no hizo. En su plataforma
no se ‘venden’ los bienes ni, por ende, se pagan sus precios, por lo que ninguna
responsabilidad cabría imputar a la nombrada por la frustración de los referidos con-
tratos. Pero en esa plataforma sí se conectan las personas interesadas en contratar, lo
cual sucede en un escenario de suyo riesgoso, pues por esa vía se habilita el nacimiento
de relaciones entre quienes no se conocen, creándose, por ende, la posibilidad de que
aparezcan estafadores que intercedan en un público que, como el que allí concurre,
se compone por sujetos que no siempre se encuentran en condiciones de advertir el
engaño”; CNCom., sala C, 30-8-2021, “Pergierycht, Damián c/OLX SA s/Ordinario”,
L. L. del 10-2-2022, ps. 1 y ss.; RC J 5722/21.
100 En la causa “Mussi, Julio César c/Mercado Libre SRL y otro/a s/Daños y

perjs. Incumpl. contractual (Exc. Estado)” se dijo: “...que de los hechos probados
podemos inferir que el Sr. Mussi no adoptó ninguna medida de seguridad a su alcance
para verificar la existencia de M. o contar con datos suficientes para poder en su
caso realizar los reclamos correspondientes, en lenguaje claro ‘se confió’ y no actuó
diligentemente. Respecto de OLX surge que no se negó a brindar los datos de M.
(mucho menos mencionó que no los tenía) sino que indicó que debía hacerse por
medio de una orden judicial, quizá tal conducta no fue lo suficientemente clara o
eficaz, mas no fue el objeto de reclamo en autos. Por otra parte, el actor eligió una
vía errónea a fin de solicitar los mismos (la denuncia penal archivada), sin haberlos
requerido luego mediante una diligencia preliminar o al momento del reclamo ante
la OMIC. Recuérdese que además contaba con un número de teléfono, de modo tal
que los datos del Sr. M. también habría sido posible solicitarlos a la compañía tele-
fónica. De todo lo expuesto advierto imprudencia y negligencia en la conducta del
actor, quien además descartó la posibilidad de reclamar a quien evidentemente había
incumplido con el contrato (véase en la demanda la oposición expresa a la citación
de tercero) y eligió derivar la responsabilidad en la página que publicó la venta del
bien”; CCCom. de Azul, sala I, 30-6-2022, L. L. Online, AR/JUR/87341/2022.
101 MORO, Emilio F., La responsabilidad del intermediario en las ventas por

Internet, en Responsabilidad Civil y Seguros, 2014-I-26; L. L. Online, AR/DOC/


4544/2013; BARRY, Luis Diego y BAUER, Eugenio, El rol activo como dirimente
en materia de responsabilidad en el comercio electrónico, en L. L. 2018-B-526; L. L.
Online, AR/DOC/825/2018; BAROCELLI, Sergio S. y ESTEVARENA, Emiliano,
La protección de los consumidores en plataformas de comercio electrónico, en L. L.

204
Comercio electrónico y relaciones de consumo

pasa por reconocer o negar el rol activo, pasivo o neutro de la plata-


forma102, lo que también repercute en los Proyectos de Código de
Consumidores que tienen trámite parlamentario103.

3. Los fraudes bancarios a consumidores


Finalmente, la tutela judicial del consumidor se ha verificado en
muchas situaciones de fraude bancario104, extendidos en grado creciente
a partir de la pandemia del coronavirus que obligó a recurrir con asi-
duidad al uso de los entornos digitales.
La responsabilidad se ha sustentado, con frecuencia, a partir de la
nulidad del contrato electrónico o digital respectivo105, por ausencia
2018-C-180; L. L. Online, AR/DOC/870/2018; TAMBUSSI, Carlos E., Relación de
consumo y responsabilidad objetiva entre los usuarios de plataformas de venta y el
proveedor del servicio, en L. L. 2018-C-101; L. L. Online, AR/DOC/789/2018; TRI-
VISONNO, Julieta B., Comercio electrónico, responsabilidad y confianza, en J. A.
2018-IV; L. L. Online, AR/DOC/3455/2018, y Comercio electrónico en el Antepro-
yecto de Ley de Defensa del Consumidor: información, responsabilidad, confianza y
otras cuestiones, en Revista de Derecho Comercial y de las Obligaciones, 296-797;
L. L. Online, AR/DOC/1398/2019.
102 Así, el prestigioso jurista cordobés Ramón Daniel Pizarro recuerda que “El

titular de una plataforma electrónica de comercio electrónico on line, en cualquiera


de sus modalidades, no responde por los daños que derivan de incumplimientos obli-
gacionales o contractuales derivados de operaciones concertadas a través de ella cuando
su rol es meramente pasivo o neutro en la operación concretada”; PIZARRO, Ra-
món D., Responsabilidad del operador de una plataforma de comercio electrónico
on line, en L. L. del 8-9-2021; L. L. Online, AR/DOC/2538/2021.
103 Ver nota Nº 59.
104 ARIAS, María Paula y MÜLER, Germán E., La obligación de seguridad en

las operaciones financieras con consumidores en la era digital. Con especial referencia
a la problemática del “phishing” y del “vishing”, en J. A. 2021-III-179 y ss.
105 En esa línea discursiva se sostuvo que “Claramente en el hecho que nos ocupa

quedó acreditado que la actora no tuvo intención de celebrar el contrato de mutuo


electrónico, sino que si bien el mismo fue efectuado desde su usuario bancario, se
trató de un acto en el cual ella resultó ajena, siendo entonces obvia su falta de voluntad
en la celebración del mismo. De la documental acompañada a la causa se evidencia
que de manera casi simultánea la actora habría procedido a generar la clave token,
cambiar su usuario y su mail, obtener un crédito y transferir las sumas existentes en
la cuenta, tanto la obtenida por el crédito como las que se encontraban en la cuenta”;
JCCMin. y Suc. Nº 9 de Cipolletti, 15-2-2022, “Sáez, María Rosa c/Banco Patagonia
SA s/Sumarísimo”, RC J 1018/23; en el mismo sentido puede verse una sentencia de
la CCCom. de Pergamino, 27-9-2022, “Piccardo, María Albertina c/Banco Santander

205
Doctrina

de consentimiento del consumidor a consecuencia del incumplimiento


de la obligación de informar –y la de seguridad conexa–, valorando
muy especialmente la vulnerabilidad agravada que pudiera ostentar el
reclamante106.

VI. Reflexión final


Asistimos a un tiempo histórico de grandes cambios, especialmente
al influjo de las tecnologías, que día a día van generando disrupciones.
El temor de la obsolescencia de nuestras instituciones jurídicas se
aminora si pensamos en términos de principios y de teoría general del
Derecho.
Desde esa perspectiva, la figura del contrato, hoy concebida con
criterios de mayor flexibilidad y apertura, seguirá siendo un instrumento
eficaz y justo para la administración de los intereses económicos y
sociales.

Río SA s/Nulidad acto jurídico”, RC J 6382/22. En la parte resolutiva se dispuso


“...declarar la nulidad del acto jurídico préstamo de referencia y aquellos que sean
su consecuencia, los efectos generados en función de esos negocios, ordenando rein-
tegrar a la cuenta del actor cualquier suma que haya sido debitada en razón de ellos”.
A ello se añadieron la reparación del daño moral y la pretensión punitiva.
106 Así se ha dicho que “El obrar del actor en el proceso de la estafa es insuficiente

para exonerar de responsabilidad al banco (arts. 384, 474, Cód. Proc. Civ. y Com.). En
conclusión, conforme las constancias de estas actuaciones, el tipo de delito que se
ventila, las actuaciones (y omisiones del banco), más la conducta del actor (recordando
que se trata de una persona incluida dentro de los parámetros del consumidor hipervul-
nerable), tanto el desarrollo como las conclusiones a las que arriba la sentencia de grado
son las correctas y, por ende, debe confirmársela en lo que concierne a la asignación de
la responsabilidad y la nulidad de los contratos de préstamo y adelanto de haberes”;
C2ªCCom. de La Plata, sala II, 5-5-2022, “Suárez, Daniel Ricardo c/Banco de la
Provincia de Buenos Aires s/Nulidad de contrato”, RC J 2998/22.

206

También podría gustarte