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04 - Secret Queen - Isa Quintin
04 - Secret Queen - Isa Quintin
#SecretQueen.
que, al cerrar las puertas, el terror la acorrala, que choca contra una
pared oscura y fría que le ha arrebatado la voz y la libertad.
jardín.
«Sé como la flor que da su fragancia,
olvidamos.
maltrato.
En vuestro honor.
Nota del autor
Hay amores sin escaleta que son una sorpresa hasta para quien los
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26.Runaway, Roniit
Dustine
necesitaba el sol (el amor). Una mañana encuentras unas hojas muy
hierbajos y espinas.
dijo que las manzanas y las naranjas estaban bien en los campos
su belleza, cuando las ves más abiertas más las admiras, y cuando su
posesión las destruyó. Así que no tengo flores en casa porque sean
botánica que siempre deseó tener un jardín extenso para criar sus
de cariño.
ella para soltarla de todos los lugares donde estaba prendada. Nunca
Así que ese día comprendí que el amor por alguien es un acto de
desapego, ella lloraba arrancando las ramas, no sé si le causaba
dolor hacerlo o estaba arrepentida de lo que su pasión había causado
a quien amaba. Pero fue capaz de hacerse a un lado para que nadie
depredador.
corazón, las mimaba tanto que parecían sus hijas. Cuando volvió al
alcanzaba el borde y estiré mis pies y mis brazos para evitar que
cayera y se rompiese.
una maceta.
estaba matando.
espacio.
Que las plantas mudaban las hojas para volver a florecer, como los
hojas eran la casa en la que había vivido los siete años de mi vida, la
en California.
era amplia y que mi madre iba a poder plantar una selva entera si se
le ocurría hacerlo.
por varios días hasta que luego de muchas súplicas, volvía a ser el
mismo conmigo.
comunidad.
La noche al fin había llegado, nada podría salir mal, todos los
Entré cuidadosa, las luces bajas del salón y todo en silencio, a esa
hora ya no estaban ni Ana ni Rosa en casa, su salida era justo a las
incontrolable.
—Vístete pronto —me ordenó. Era evidente que estaba enojado.
Corrí al clóset en busca del vestido que tenía preparado para la
Tomé el vestido y lo subí por mis piernas, era negro, recto y por la
mitad de la rodilla, con mangas y cuello alto, Connor era un poco
mis pechos.
—¿Es el vestido que elegiste para esta noche? —preguntó en voz
baja.
—Sí, el que aprobaste.
Pero también me dijo que no todas las semillas dan frutos buenos,
algunos son venenosos.
Quise llamarla enseguida para decirle: Mamá, soy esa flor que
necesita ser protegida del depredador.
Dos
Árbol prisionero
Dustine
elegante. «Una ironía», pensé, su piel era más oscura que la mía.
Esa noche después de que tuvimos sexo, me giré dándole la
por la que se colaba una tenue luz exterior, pensé en que mi padre
nunca le dijo a mi madre cómo vestirse, y que ella era feliz usando
deberías hablar con ella. Cuando le pregunté qué debía decirle, dijo
que le ofreciera irse a vivir donde quisiera, que así ella sería feliz. No
Connor dijo que fueron las suficientes para que no pudieran negarse.
que la tenía de su lado para insinuarle que debía buscar otro lugar
con la mente abierta donde pudiera ser ella misma. El encanto
mí.
Dio un paso hacia mí y sacó una de las manos del bolsillo para
acariciar mi mejilla.
nuevo estaba muy cerca de mí. Su aliento rozó mi cuello y supe que
manos por mi cuerpo hasta tocar mis pechos que estaban cada día
pezones.
Deslizó sus manos por las tiras del negligé poniendo mis pechos al
que estaba, maniobró con prisa las prendas y se bajó los pantalones
nombre de tanto en tanto para hacerle sentir bien. Era lo que debía
hacer. Me quedó claro la primera noche que estuvimos juntos, no
Llegué a casa de mis suegro llevando una pequeña maleta con dos
mudas de ropa, el sábado iría mediodía a la agencia y en la tarde iría
me gustaba ese gesto, era como si sintiera pena por mí. Quizá lo
hacía.
entrada.
—¿Dijo que llamaría luego? —cuestionó Benedict a su esposa.
—Debemos planificar una fiesta, algo íntimo para mis clientes, que
sepan que otro Lowell ha heredado el toque de Midas.
boca.
—Yo…
Claro que titubeaba, no porque no quisiera hacerlo sino porque mi
esposo no era el mayor admirador de su hermano, muchas veces le
había oído despotricar de él, decir que solo quería opacarlo y robarle
protagonismo porque conocía la debilidad de su padre por el dinero.
—Seguro que podrás hacer hueco en tu agenda —agregó Benedict
Connor.
—Debes darle tiempo, querido, la política no es como los negocios
—Te lo agradezco.
—Solo te recomiendo que esa chica, la fotógrafa, no salga en las
fotos.
—¿Por qué no? —inquirí inocente.
—No es el tipo de personal que deberías contratar y mucho menos
las personas con las que deberías rodearte. Esa chica es… pues, ya
tipo —agregó Benedict—, por ahora deja que trabaje contigo, seguro
que más adelante tendrás razones para despedirla.
Me sentí amarrada a esa silla sin saber cómo moverme y huir. Era
como un árbol sembrado en un jardín, un árbol prisionero.
Tres
Depredador
Dustine
algún modo estaba aliviada con el tema, pues Alice me avisó que
del condado, le dije que ya estaba donde debía estar y que Santa
Helena era una mina en potencia. Me tildó de visionaria y me ofreció
entrevista.
principal.
a la cartera.
resquicio de empatía.
se hizo añicos.
darle todo lo que pida, mantener a su familia y que ella no sea capaz
evento.
tal indignación que me sentí culpable. Parecía que era algo que le
Preston, ver como todos se ríen en mi cara de los logros del menor
—¿Y qué tengo yo que no tenga Preston? ¿Acaso tú? —se rio—.
—¿Y qué es? —curvó una ceja interesado y me miró de arriba abajo
comentario.
que te pongas fofa y gorda. Quiero que todo siga como está.
semilla que crecía dentro de mí, en cambio, lo único que recibí fue
familia.
—Estás loca si crees que un niño puede arreglar mis problemas,
solo sería uno más. ¿Crees que podrías seguir trabajando o llevando
la casa? Tendrías que quedarte aquí, y claro, yo estaría en último
lugar, como ahora —dijo con desprecio—, no necesito un niño para
cordura.
Busqué un lugar en la casa donde refugiarme y poder
desahogarme, un lugar donde mis lamentos no fueran escuchados
venenoso.
Dos días después, antes del desayuno, Connor soltó un sobre
—se puso el saco y buscó mis ojos a través del reflejo en el espejo—,
esto es lo que me has obligado a hacer.
de las consecuencias.
Abrí el sobre, dentro ponía una cita a mi nombre para el día
hacía.
Estaba sola y hundida en mi propio infierno. No podría angustiar a
mi madre con algo así, sería el primer lugar donde iría Connor y ya
no sabía cómo podría reaccionar.
Solo tenía un camino, escapar de la clínica, esconderme en algún
la bolsa de ropa una caja con las joyas que calculé con mayor valor
esperando que fuera suficiente para sobrevivir unos días. Conocía la
agenda con instrucciones para Annie y que así supiera qué hacer en
mi ausencia. Tuve que decirles que acompañaría a Connor a alguna
devastados.
No podía creerlo.
cincuenta hasta donde pensaba ir, me eché a llorar sin saber qué
hacer y el taxista se compadeció de mí, le conté que necesitaba
vender algunas joyas y no sabía dónde más podría hacerlo. Entonces
me dijo que sabía de un lugar y que me sobrarían 5 dólares.
Cuando estuve allí, pasé las joyas con premura, en cuanto Connor
notara mi ausencia, empezaría a buscarme. El encargado empezó a
revisar las joyas con un lente especial y les aplicó un líquido. En todo
brazo y me sacó de allí sin decir una sola palabra. Me llevó hasta un
hotel modesto y apenas entramos, puso la televisión a alto volumen,
sola, una mujer que no habló conmigo ni una vez, me llevaba comida
y medicamentos para bajar la inflamación. Al cabo de cinco días
Algo murió dentro de mí, tal vez fueron muchas cosas, lo principal
fue la ingenuidad. Es lo que ocurre cuando alguien que has puesto
pintaba de canas parte del pelo y la barba que se dejó crecer. En los
de Santa Helena.
Fingir.
Porque en casa apenas me dirigía la palabra para darme órdenes.
violenta y que la mejor forma de evitarlo era hacer las cosas como él
las deseaba.
faltaba, hacerlo.
Se acercaba nuestro quinto aniversario, pero desde hacía dos años
y enseguida lo soltó:
—No recuerdo qué vi en ti para querer casarme contigo, pero
despertar solo.
una y otra vez era por qué lo hacía, qué placer retorcido le producía
humillarme.
—Buenas noches…
Otro hombre un poco más alto salió del auto y al agacharse para
que empezó a maltratarme y esa es una traición peor. Por esa razón
Mi amor por Connor había muerto, se marchitó como una flor que
aniquilarlo.
sin importar lo que tuviera que hacer, iba a ser el próximo alcalde de
Santa Helena.
cálido, alabó mi aspecto y añadió que cada día me veía más hermosa.
mayor importancia.
Hizo un ruidito gutural y apretó los labios. Imaginé que no le
me ofrecí a abrir, era Connor trayendo una enorme caja que contenía
Preston dejó caer los hombros, era lo que Connor esperaba y noté
en el brillo de sus ojos la alegría de su victoria.
secretos.
—Mantener la unión familiar —agregó Benedict con una sonrisa
Preston hizo una pausa y quise darle una voz de aliento, pero
Connor fue más rápido que yo. Se levantó de su silla y fue hasta el
bajaba del pedestal donde le tenían sus padres. Temí por lo que
haría, más porque no podría evitarlo.
el ánimo.
Deseé hacerme de humo en ese instante.
Él acarició mi mejilla.
—Lo haré yo, mi amor, eres tan tímida a veces.
resistí cuanto pude y luché por soltarme de sus garras, para evitar
que me moviera me dio un par de bofetones que me dejaron la piel
ardiendo.
—Al menos para esto sí vas a servir, bien dicen que los pobres son
fértiles como tierra de abono —sentenció sobre mí luego de
derribarme al suelo.
Sus manos rasgaron mi vestido por el medio dejando mi desnudez
expuesta ante sus ojos inyectados en sangre, era como una bestia a
Qué anhelo tan inútil y a la vez tan ferviente el de soñar que hay
semejante mentira. Durante ese tiempo sus intentos por lograr ese
embarazo —prefiero no darle el nombre que tiene— no cesaron, y en
tuve que evitar a Alice todas las veces que me preguntaba cómo me
experiencia, cuando preguntó cuánto tiempo tenía le dije que tal vez
muy poco, y ella hizo cuentas de por lo menos tres meses porque mi
y él le dijo que estaba encantado con la idea, así acabé en una clínica
esperando por el resultado del análisis de sangre.
Connor.
Cabe resaltar que seguía vestida con esa bata médica después de
esperar afuera.
Mi suegra salió y sentí un mínimo asomo de alivio, al menos
ganaba tiempo.
preocupación.
confidencia.
Él movió la cabeza.
nada —supliqué.
Lowell.
abrazó.
deferencia.
—Así es, señora Lowell —me miró fijamente a los ojos—, llame si
necesita ayuda.
mismo?
Connor al enterarse.
de la felicidad.
—Amor mío —dijo al verme y me tomó por los hombros antes de
besarme, mi cuerpo se puso rígido.
más cerca.
Me estremecí. ¿Cómo se le daba tan fácil fingir?
me inundó la nariz.
Tomé su mano y él me llevó dentro, las paredes estaban pintadas
habría interrupción.
—Es maravilloso.
Me besó en la mejilla.
—Te dije que sería cuando estuviera preparado y ahora lo estoy,
del tallo principal, para que eche raíces en la parte enterrada y forme
otra nueva planta.
Todo tuvo sentido al fin, mi hijo, al igual que yo, éramos fichas en
su tablero de ajedrez. El heredero de los Lowell… la promesa de mi
suegro fue entregar su herencia al primer nieto, y Connor no iba a
los abuelos.
Me miró a los ojos con esa mirada que me hacía poner la espalda
recta.
—Hay un asesino suelto, y los asesinos tienen la mala costumbre
el siguiente.
padre siempre parecía rudo y seguro, sin embargo, ese día tenía
representa ninguna amenaza, por eso decidí abrir ese sobre antes
que los demás. Adentro me encontré el resultado de un análisis de
me dio un brinco.
manos. Era una noticia importante, iba a ser padre, y la forma que
ronda de la mañana.
no era un pecado.
presión que hizo por medio de Gigi, la mujer que Allison cuidaba, al
con esa cadena tóxica que no iba a llevarnos a ninguna parte. Hasta
pregunté por las citas que tenía y le pedí que las reprogramara
Un golpe bajo a mi dignidad, ella veía las cosas desde otro ángulo.
Suspiré y me acerqué.
—Ya me conoces.
hielo.
conciliador.
Ella dejó la sartén en el fregadero y se dio vuelta para irse, mis
notificarlo.
que me mirara.
Se enfurruñó.
trabaje con alguien que me tenga ganas y me devore con los ojos.
Siempre minimizas lo que siento.
lleve café no significa que sea una pócima de amor. Está tratando de
hacer puntos, sabes cómo es el ambiente para un interno.
entender?
—Pues has hecho muy poco para demostrarlo.
Un ardor me subió por el estómago y sin pensarlo lo solté.
—No lo sé, debemos hablar con Gigi y buscar otra enfermera para
que te reemplace.
—Gigi —reñí.
—Mira, Jared, espero que sepas lo que haces porque de esa niña
Y me dejó solo.
Si Gigi se equivocaba o tenía razón, solo iba a averiguarlo con el
figura y que ahora no la vería deseable, que por eso prefería pasar
más tiempo en el hospital. No comprendía y tampoco le importaba
dieran la certificación.
Allison iba del enojo a la emoción, unos días amanecía radiante y
en su futuro.
Yo era el egoísta que quería obligarla a ser madre.
Empezó a repetirme que no lo quería tener.
sugerí que podía desistir, que si quería abortar podía hacerlo. En ese
momento dijo que lo pensaría.
Y cuando ese día llegó, el sol finalmente salió para mí. Ese
pequeño bulto rosado flechó mi corazón de inmediato en cuanto la
tuve en mis manos y la llevé junto a mi pecho. Al acercarla a Allison,
embarazo de mi hermano.
Connor ya me rondaba.
por lo menos hasta que mi madre volviera del trabajo. Desde que mi
se tornó en hierbajos.
llevé a casa para que conociera a mis padres, la actitud de papá fue
y habló. Su voz era más suave y menos clara, pero se hizo entender.
gustaba que saliera con mis amigas o que trabajara en ese café
de mi padre.
sería un desaire.
corazón.
hombre para mí. Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas, con
amor que sentía por él lo transmitía en el jardín que cuidó por tantos
para cultivarlas.
pedirlo.
dolor.
—¡Jamás me has querido, ¿verdad? Solo soy el salvavidas que llegó
lo poco que me das, esperando que algún día todo cambie y me veas
como yo te veo a ti.
calmara.
—No es así, cariño. Yo te quiero, eres lo más importante para mí,
te debo tanto… solo es que estoy preocupada por mi familia.
¿estás bien?
Movió la cabeza afirmando.
—¿Quieres irte a casa?
Repitió el gesto.
pecho.
—No podría vivir sin ti, mi amor —acarició mi mejilla con
quería una más. Pero Connor era sagaz, y calculador. Supo ponerme
en las manos una oferta que parecía hecha para mi beneficio en
convierte en marea.
—No es…
No pude terminar la frase, una nueva contracción más intensa y
dejando que mi cuerpo hiciera lo que había sido diseñado para hacer.
Por un mínimo instante pensé en que Connor iba a recriminarme el
no estar allí presente, pero no me importó lo que pudiera decir o
hacer, ese momento era solo mío, como lo fueron los ocho meses de
espera en los que no obtuve de él más que indiferencia. Mi hijo no lo
necesitaba allí, ya tendría suficiente de su padre en el futuro.
tiempo y estaba más preocupado por mantenerla con vida que por
sentarme a llorar de desamor en una esquina. A veces pienso que en
los bríos necesarios para asumir que podría con todo y que si antes
calmar mis dudas si mi hija hacía algún ruido extraño o lloraba sin
resultado fuera fatal. No era paranoia, era médico y veía cada caso a
diario en el hospital.
estaba un poco cenizo y que podría ser anemia, no era grave, sin
abrí los ojos, mi hija reposaba en los brazos de Luciano y desde ese
cuna. Pasó la noche allí y también recuerdo que fue la primera vez
bueno el trabajo de Luciano que ella empezó a decir que tenía dos
tenía tiempo para ella, la incluía en su vida como una parte muy
suya, aunque era el alcahuete, yo imponía dieta saludable y él se
gusto. Nos enseñó a peinarla sin dejar bultos, a jugar a las muñecas
recriminarse.
a todos.
lotería, cuando más quieres que te salga esa carta que completa el
tablero, resulta que llega otra.
conocer a mi mami.
Me quise morir. Creo que a los demás les pasó igual porque mi
la tensión.
Sin embargo, ese era solo un aviso de que las preguntas de mi hija
apenas estaban empezando y mi padre, con su olfato de sabueso
igual.
Las siguientes semanas me atacó el insomnio buscando la manera
de dormir.
—Papi, la señorita Giselle envió esto para ti.
para ella, tuve que tomar clases de cocina para aprender a prepararla
de modo que le supiera mejor y ahora se la preparaba gratinada con
sabes todas las canciones de las pelis y gastas crayones a saco con
los libros para colorear.
—Sí, papi.
La vi moverse en puntas de pies y negué con la cabeza, mi hija era
el doble de testaruda de lo que éramos Luciano y yo. Y cuando quería
bombón.
Jared: Sé que no es obligatorio, pero April se va sentir
mal.
madurez prematura.
Jared: Eso espero.
Cuando llegué arriba, April ponía la ropa en el cesto y llevaba un
peine enredado en el pelo.
padre, pero no por eso debía verla desnuda y fue algo que Celine nos
ayudó a enseñarle, que los chicos y las chicas tenemos partes del
secarle el pelo.
—Papi, ¿por qué tú no tienes novia?
Otra de sus preguntas bomba.
—Porque tengo una pequeña princesa en casa a la que le dedico
preguntó:
—Papito, ¿por qué no tengo una mamá como todos los demás niños?
¿dónde está mi mamá? ¿Por qué no está aquí con nosotros?
El rey James la abrazó con cariño y la llevó al jardín, donde se
sentaron juntos en un banco bajo la sombra de un viejo árbol.
Ese fue el significado del amor para mí, descubrir que la vida
sucede en el corazón y que nadie puede quitarnos lo que hemos
quise apartarlas, eran las garras de una bestia salvaje que no conocía
el tacto y la ternura, iba a hacerle daño, estaba segura. Sus manos se
distante.
habitación.
pequeño príncipe.
estaba esperando.
su actuación.
fuese más mío que suyo. No tuve espacio para negarme, tampoco me
ayuda.
frialdad.
Soluciónalo.
no podía hacerlo, pero mi hijo era tan tranquilo que podía dejarlo en
la cuna portátil junto a mi escritorio mientras atendía a los clientes.
en el bienestar de Kenneth.
Connor salió envuelto en furia, había perdido el control de la
situación y fue desenmascarado. Algo que no soportaba era quedar
—Yo no…
Una bofetada me volteó la cara y el ardor hizo su aparición.
desafiarme?
—Connor, por favor baja la voz… despertarás a Kenneth.
mí?
—¡No… Connor, por favor! —supliqué.
Chasqueó la lengua.
—¿Para que vuelvas a humillarme? No lo creo.
sonrisa curvada fue mucho peor que cualquier golpe que pudiera
darme.
estocada final. Todo para él era un juego de control mental hacia mí.
Quería comprender, hallar la razón de su forma de actuar como un
experimentar hacia él. Pero debía estar cerca por mi hijo, solo era
hermano.
meterme al agua, una razón tenía que ver con mis cicatrices y la otra
con saber que todos mis sueños estaban muertos. Cuando era
también la desilusión.
única mujer que estaba tan cubierta, pero ya sabemos la razón. Solté
mis zapatos estilo pumps y los dejé al final del camino de gravilla y
enseguida sentí la arena bajo mis pies. Fue una sensación cálida tan
forma en que sus hombros caían supe que estaba abatido, las manos
Era Preston.
Levantó el rostro cuando estuvo frente a mí, su mirada era
deseo de ser padre porque estaba segura de que sería uno estupendo.
Sonreí levemente.
siento como una obligación, disfruto el tiempo con él, cada instante
pregunta.
—Cuéntame —pedí.
—Vale, esto fue hace mucho tiempo, mucho antes de que Connor y
familia.
mi hermano.
lado de Preston.
suavidad.
cometiste.
¿Te has sentido así?
estoy bien.
Cada año que cumplo un nuevo aniversario de casada me hago la
misma pregunta: ¿algún día podré salir de aquí? De este círculo sin
mí, que si quiero puedo romper el ciclo, que solo necesito tomar la
decisión y hacerlo.
Yo también lo he pensado.
Yo también he mirado hacia los límites de la ciudad sabiendo que allí
está la libertad.
Es la culpa.
Es el miedo.
Es la incertidumbre.
Es la desesperanza.
Es todo junto.
Es saber que no podré cruzar la puerta y llegar muy lejos cuando ya
estaré de regreso. Que cualquier intento será inútil, que puedo tratar de
salvarme pero los que amo lo pagarán.
Hoy es mi aniversario número siete, hace tres que empecé este blog
como una necesidad de hablar, de sentir que sigo teniendo algo para
Secret Queen
con el ortopedista.
No niego que me sentía asustada, se lo comenté a mi suegra y ella
letra.
—Cariño, ¿quieres al capitán Crunch o Lucky Charms?
Celine.
—Hola, no me digas que ya estás en el viñedo. Apenas salí de la
ducha.
—¿Larga noche? —incordié.
está ocupado…
—Pintando un círculo de amarillo —completó él. Celine era una de
las personas con las que parecía tener confianza, de hecho se llevaba
bien con Luciano y con Jared, aunque con ellos era imposible no
llevarse bien.
—Dile que lo lleve para que pueda verlo.
Celos no era lo que sentía Connor, era que nadie más le plantaba
cara como él y no soportaba no poder controlarlo porque Luciano no
se doblegaba ante él o ninguna de sus amenazas.
—Por esta vez hazme ese favor.
Escuché el ruido de un auto y me alerté, colgué sin despedirme y
controlada.
Sonó el timbre y Kenneth se cubrió los oídos.
—Voy a abrir —le dije.
Me encontré con Alice detrás de la puerta.
No dije nada.
Mi móvil sonó con el recordatorio de mi cita.
—¡Dios! —expresé—. Lo siento, Clarice, tengo que irme, debo
reunirme en el viñedo de Luciano con una pareja de novios.
Vi su gesto de desprecio y me arrepentí de haberlo mencionado.
Me lo dijo su padre.
—¿El doctor Harper o Luciano?
—El doctor Harper, me llamó ayer para saber si seguías sintiendo
hizo su pregunta.
—¿Por qué yo no puedo tener otro papá como April?
Noté un pellizco en el pecho sin comprender la verdadera razón de
su pregunta.
—¿Por qué quieres otro papá?
—Porque me gustaría tener a alguien con quien jugar.
Sentí el azote de la culpa. Yo intentaba suplir todas las
necesidades de mi hijo, pero estaba visto que notaba el desinterés de
Connor.
—Tu papá está muy ocupado.
—También el doctor Harper y April dice que todas las noches le lee
cuentos y el fin de semana van con Luciano al mar o al lago…
vez ese anhelo de libertad que el alma no logra borrar. Porque si hay
algo que una vez descubres no consigues olvidar, son el amor y la
libertad.
flote, por evitar incomodar a los demás, que me olvidé por completo
de mí, de lo que disfrutaba hacer, de las cosas simples como tararear
una canción o bailar al ritmo de la música. Yo no bailaba, no
más, quizá comunicarme con ellas… sin embargo, poco podría hacer
fuesen terribles.
ser posible, ponerme yo en tu lugar. Hace doce años que un ser sin alma
con ella a que pudiera llegar, pues le avisé que mi jefe exigió quedarnos
llegado a los Estados Unidos con ayuda de una ONG de mujeres para
pensando en que podrías ser mi hija, pero leo los comentarios y pienso
que puede ser alguna de las mujeres que ha compartido su historia. Sé
que no puedes hacer algo por mí, más allá de prestarme este espacio
Tu madre.
la ayuda de los lectores. Así no pudiera hacer más que eso. Tuve que
—Claro que no, ¿está todo bien? —Mi pregunta no hizo más que
cerrar su entrecejo.
natural.
—No sé qué te han dicho, pero nada de eso está pasando. Connor
veces.
por algún tiempo, me trataba con tanta dedicación frente a ellos que
pude notar que pasaba a llevar ropa limpia y dejar la usada. No tenía
cada vez que les veía rondar la casa. El sábado decidí que llevaría a
Kenneth a ver los patos y dar un recorrido por el lago que estaba
dominar.
Conduje hasta Lake Hennessey, era un sábado de primavera
Sonrió levemente.
—Sí, mami, solo que me gusta estar con April. Siempre hace
—April no deja que nadie me moleste. Ella les muestra los puños
—me enseñó sus puños estirados y sentí un amor infinito por esa
sombra de un árbol.
—Así que le mientes… —incordié.
—Nunca miento, señora Lowell —se bajó los lentes sobre el puente
de la nariz y me miró con ese fuego de sus ojos azules—, pero omito
—De la que no quieres aceptar, fiore, esa que escondes bajo la ropa
que te cubre por completo, la que ocultas con maquillaje y una
está bien —le sonreí, fue la sonrisa más amarga que jamás esbocé.
Luciano no insistió, pero a su manera, me dio una sentencia. Nada
árboles solitarios mueren de pie, los sostienen las raíces, pero están
secos por dentro.
Regresé a casa abatida por esa conversación, no tuvo que ser larga
para que calara en mi coraza endeble y me hiciera cuestionar si en
realidad era el miedo o algo más lo que me impedía dar un paso en la
dirección contraria.
alérgico…
Sacó una cerveza de la nevera y bebió la mitad de un trago.
—Sé que tengo un hijo tonto y débil.
Apreté los puños.
tuviste… pero supongo que no lo tienes en los genes, hay que ver a
tu madre. En cambio mira a la mujer de Preston, acaba de dar a luz y
ya sale en las revistas como si nada hubiera pasado. La gente de
alcurnia es así.
Quise que se atragantara con los guisantes para que dejase de
dejara tranquila.
—¿De cuál me ofreces? Seguro que trajiste buenas botellas de tu
—¿Y por qué querías ver a ese idiota? —preguntó con los dientes
apretados y finalmente me soltó, el aire volvió a mí garganta en una
bocanada profunda que me obligó a toser, tenía la visión borrosa y el
cada ocasión acabé con algún moratón siendo culpada por ello,
como si yo fuese la que estuviera en campaña.
cubierta por una camisa de cuello alto y mangas largas. No tuvo que
Como en ese momento en que acomodaba los cuadros del melón por
tamaño y empezó a comer los más pequeños primero. Esa era una de
las razones por las que tardaba tanto comiendo y también por las
facturación.
Luciano en el bote.
Suspiré y miré mis manos cubiertas por la espuma del lavavajillas.
pintaba de rosa.
—No lo sé, los patos comen migajas de pan, quizá sea cuestión de
costumbre.
Kenneth se metió otro trozo de melón a la boca que masticaba
aves migratorias.
—Algunas sí, pero las águilas no, ellas son solitarias. O las
melón?
objetivo que había perseguido por tantos años y fue elegido alcalde
de Santa Helena, supongo que tenía que alegrarme por ello y sonreír
siempre.
heladería estaba cerca del local de Meraki y la dueña era una antigua
parrillada. No tengo que decir las razones por las que nunca lo hice.
palabras, Luciano no era más que fama y que él era mejor jugador,
del altar, estaba ansiosa por esa boda porque no había podido
dedicarme por completo desde que Kenneth asistía a clases de piano
un momento.
un abrazo.
—Venimos de allí, sabes que Kenneth es sensible al ruido.
Negué.
—No exageres, ya no hay nada de esa época.
Me era muy difícil aceptar los halagos, más cuando Connor se
—Es que…
—Yo también quiero una de esas bolas de helado —dijo una voz a
mi espalda, tan cerca que sentí un escalofrío.
Laura y él rieron.
—Iré a ver cómo están.
sobre los pendientes. Anoté un par de cosas hasta que hubo una
interrupción, despegué los ojos de la tablet y vi frente a mí una bola
Miré el helado.
—Es para ti, Laura dijo que te gustaría la vainilla francesa.
por un helado los domingos que su madre nos servía. Alejé el asomo
de la nostalgia y me concentré en ser una buena compañía.
—Lo hice y él dijo que si quería que April desistiera de hacer algo,
debía permitirle que lo hiciera.
estaban haciendo.
—Me dijo Celi que vas a mudarte —comenté mirando de nuevo el
—¿Luciano y tú?
—Es su hija tanto como la mía, no pude negarme así que nuestra
relación tiene que funcionar o la separación de bienes y el divorcio
serán terribles.
No pude evitar sonreír ante su ocurrencia. Entonces descubrí que
Jared me miraba de un modo distinto y me sentí apenada.
—Dustine…
—No digas nada… —pedí con un hilo de voz.
—Lo que veo y cada vez que lo veo me causa un dolor profundo y
tanta impotencia.
Están los que buscan divertirse, otros quieren romance y otros algo
insuperable. Y es cuando el presupuesto entra a aguar la fiesta,
porque no puedes hacer algo enorme y extravagante con poco
dinero.
para que April no se sienta sola o aburrida ya que pasa algún tiempo
sin nosotros. Y también está el jardín… es como si una familia de
topos lo hubiesen invadido, hay huecos por todas partes.
—¿Tiene jardín? —No pude controlar la ilusión que tiñó mi voz.
Jared volvió a mirarme, con esa forma de hacerlo que delataba la
—Ya sé cómo son las cosas contigo, así que haré algo —tomó una
de mis carpetas y usando el bolígrafo que siempre llevaba en su
bolsillo, anotó una dirección en una esquina, luego extrajo una llave
y la puso encima—, ve allí cuando quieras, envíame una propuesta
que sea que le duele no llegue a ser tan grave. Cuando decidí mi
infancia y de las veces que por error veía los expedientes de mi padre
dicen que los ojos reflejan lo que llevamos dentro. Recuerdo el día,
primer año de April y Celine nos presentó con ella. Nos reunimos en
su agencia de eventos y nos hizo las mismas preguntas de aquella
familia, pero era como ese familiar lejano que ves muy poco, que no
poca cosa para ellos. Se nos hace más fácil ignorar que ahondar en la
supones que todo estará bien, con el paso de los días la lesión se
raíz, esa pregunta simple y sencilla sobre cuáles son tus pasatiempos
o a qué te dedicas no es algo de rutina, no es por saciar la curiosidad,
al culpable. Que te gusta jugar mucho al tenis, bueno, esa puede ser
una de las razones por las que tienes problemas en el codo, que hace
hecho de que una mujer tan hermosa viviendo en una zona tan
desapercibido.
Dustine hacía oídos sordos a todas las veces que se lo advertimos,
que le llevamos las pruebas. No había sido una sola vez, Luciano,
alguno de los pueblos cercanos, ellos por su trabajo con los viñedos
quería ver más allá y se negaba a creerlo. Pero olvidamos que entre
—No lloro porque me duela el tobillo, papi —me dijo con un tono
de frustración—, lloro porque tengo miedo de no poder bailar en el
recital.
—¿Entonces no te duele el tobillo?
—Claro que me duele, papi ¿qué clase de doctor eres? —Se limpió
las lágrimas con las manos mirándome con indignación—. Pero me
que quieras.
—¡No lo entiendes, no lo entiendes! —sollozó elevando la voz—.
Esa noche es especial.
actuaciones de mi hija.
Ella se detuvo un momento antes de responder.
—Dijo que no hay nada más bonito que las personas que quieres te
vean cumplir un sueño.
interesaba en lo más mínimo ningún tema que tuviese que ver con
embargo, cada que llegaba una revista o un diario con una nota en la
que fuera nombrado, él lo hacía saber a cualquiera que estuviera
cerca. Ese nuevo cargo lo alejó de la casa mucho más que antes,
llegado.
la memoria, no era una decisión fácil, por extraño que sonara, sentía
que estaba haciendo algo mal, que debía consultarlo con Connor en
Connor rio.
el verdadero gusto.
que trabajó en casa de mis suegros, era una de las tantas amantes de
una amenaza.
en ese lugar.
—¿Por qué pasaría por allí? —cuestioné tan inocente como pude
fingir.
además de todo tiene mal gusto —soltó las palabras como dagas solo
tu lugar.
—De ahora en adelante vas a tener que buscar algo que hacer los
quedarás allí.
madre.
Chasqueó la lengua.
—Lamento romper tus sueños, pero no pasará. No quiero cerca ni
hacía más que alimentar mi rabia hacia él—. Y voy a pedirte que
llames a Ophelia y le pidas que se ponga al día con el préstamo que
—Tu madre y tú sois tal para cual, hace años que tienes esa
agencia y tan siquiera has terminado de pagar la deuda por los
desgracia.
—Recuerdo que en la agencia tienes un sofá cama, quédate allí.
—¿Puedo saber por qué? — En el momento en que hice la pregunta
me arrepentí.
Connor se puso de pie, de sus ojos brotaron chispas. Agarró con
que tú.
Los comentarios hirientes de Connor eran como un alimento para
su ego, era fácil vislumbrar en sus pupilas el brillo del placer que le
concedía humillarme. Y yo también aprendí a fingir que sus palabras
me lastimaban como mecanismo de defensa.
Bajé del auto llevando las llaves y una libreta para tomar apuntes,
a pesar de la tecnología, prefería lo que podía escribir con tinta en el
mi madre. Esta casa contaba con una enorme cocina, la madera clara
del suelo contrastaba con los muebles en color azul y herrajes
vez, pero les conocía tan bien, que sabía que alguna de esas noches
se reunirían para cocinar y pasar el rato juntos. Por cosas como esas
de los invitados, tenía espacio para una cómoda cama doble con dos
mesas de luz. Luego pasé a la habitación de April, el espacio parecía
usarse como salón de cine, con un sofá modular, una mesa para
poner la comida y una pantalla con sonido envolvente, esa fue una
había flores o arbustos, solo una fuente, pero el terreno era tan
amplio que podía plantar árboles y flores.
que las venas de sus manos se marcaban supe que pesaba un poco.
La soltó a escasos centímetros del suelo y enseguida tomó asiento a
mi lado.
—¿Qué es esto?
—Mi madre me ha mandado esta caja, dice que tengo la obligación
moral de poner fotos y recuerdos en casa para que mi hija no crezca
creyendo que la saqué de una caja de cereales.
Junté las cejas.
inevitable.
—¿Qué pasa? Ese tono no me gusta, eh, que sea un reputado
doctor no significa que no pude ser un Michael Jordan rubio —esa
indignación fingida era gala de su esencia jovial.
canastas?
—No… —moví la cabeza—, hace muchos años que no practico,
creo que ya lo olvidé.
—Lo que se aprende bien nunca se olvida, son los tatuajes que se
levanté.
—Cerebro de papá —se juntó de hombros—, para que April
aprenda las partes del cuerpo hemos tenido que volverlos
personajes, de hecho, Luciano le hizo un libro, tengo que
enseñártelo cuando hagamos la mudanza.
—¿Luciano escribe?
—El casanova tiene su lado sensible, no lo creas —se rio mientras
me guiaba al otro lado de Capellán, tenía un tallo tan grueso que le
puse mínimo cincuenta años—. De hecho me ayudó a decirle a April
April no la necesita.
—Uno siempre necesita a su madre, Jared. Mírate, tu madre guardó
tus recuerdos y por eso están aquí para que se los enseñes a tu hija.
Se mojó los labios.
pude y sin Luciano y Celine creo que mi hija hubiese acabado en los
servicios familiares.
—¿Es por eso que no quieres que tu hija vea tus fotos?
Jared se detuvo frente a la puerta del trastero.
—No quise que en casa hubiera fotografías para evitar que ella
preguntara por su madre, omití mencionar temas de familia cuanto
pude porque siempre tuve miedo de cómo reaccionaría a la verdad.
—Los niños nos saben sorprender, tienen una comprensión del
mundo más simple que la de los adultos.
Y me sentí extraña.
—¿Es lo que haces con Kenneth?
—Lo intento, aunque su padre y sus abuelos pretendan que sea
como una lechuza.
ruido, son tan silenciosas que pasan desapercibidas, por eso es que
las asocias a unos ojos amarillos.
—Y al ulular —imitó el sonido y yo me cubrí los labios como si
tuviese prohibido sonreír en público—, es terrible, lo sé. Por eso no
—No creas que me has ganado, voy a hacer una cancha y tú serás
la primera a quien pienso retar.
—Eres muy obstinado —negué varias veces—, lo que quieres es
aplastarme con tus dotes de campeón frustrado de la NBA.
—Veremos, señorita lechuza.
los días soleados y con brisas suaves eran más. No niego que el
busqué una idea de negocio, por poco le pedí a Gigi que me diera
trabajo en su casa haciendo cualquier cosa. Estaba agobiado con la
responsabilidad y el augurio del futuro. Ella misma me ayudó a
estamos hechos.
—¡Me encanta!
Me sorprendía lo compasiva que llegaba a ser April y a la vez tan
con Celine tras bambalinas para ayudarla a repasar por última vez el
que Kenneth tocaría el piano para uno de los actos, pero Dustine no
se incluyó en alguna participación con él, había que ser ciego para
estaba allí o le hubiese puesto los puntos sobre las íes, y ella le
colegio no brillaba por ser una solución, nos quedaban los colegios
Vi a Gigi llegar junto a Celine, sabía que Luciano estaba con April
oído de Celine.
—susurró.
Me reí.
cuando rompía una promesa lo hacía por una razón poderosa. En esa
ocasión me pidió que le ofreciera el piano que le dio Gigi para que él
pudiera practicar en nuestra casa.
—incordió.
—Así que cualquier otro es una posibilidad menos yo… —arremetí.
y… su padre.
No había terminado de hablar y quise levantarme y torcerle el
cuello a esa mujer. ¿Por qué diablos tenía que hacer esa
introducción? Mi hija podía tener dos padres por otras razones más
largo.
—Joder se me mojaron las bragas —soltó Celine y pude detectar
padre.
¿Quién necesitaba a Allison cuando estaba Luciano?
busqué su juicio.
—¡Tiene que ser ahora! Esa mujer no puede seguir humillando a
pensar que eso nos hacía distintos y que esas características nos
habían juntado, pero no éramos un grupo de fenómenos y estaba de
acuerdo con Luciano, había que poner un alto porque en medio
estaba una niña inocente a quien esas burlas o esos comentarios
susurró al oído:
—No, mi piccolina, fuiste perfecta y ha sido un honor compartir el
escenario contigo —ella se separó para mirarlo a la cara—, pero estoy
un poco enojado con alguien y necesito tomar aire.
hombro.
—La solución será que la llevemos al siguiente pueblo, a otro
lugar, a otro colegio —soltaba las palabras atropelladas, podía notar
clóset, o cada uno busca el amor por fuera y se acaban los cotorreos.
Todos nos echamos a reír. Ella tenía la piel curtida con los
cotorreos.
Dieciséis
Una jaula abierta
Dustine
quiero, Kenneth.
exactamente.
mal y que esa sonrisa te haga feliz. Estar a su lado cuando está triste,
mí.
Mis pupilas temblaron porque las lágrimas se asomaron.
te parece bonita como se ve, como se viste, como habla… que todo te
gusta de esa chica y le pides que sea tu novia porque vas a quererla y
juntos a pasear… es como una persona muy especial que eliges para
entregarle tu corazón.
—No este corazón —le toqué el pecho—. Hay otro corazón que es
y cuando eliges a esa chica para ser tu novia debes preguntarle si ella
quiere a ti.
Y dolió.
porque sientes sed y anhelar un nuevo comienzo a través del eco del
dolor.
con las primeras flores de lavanda, cada vez que debía ir entre la
bicicleta para sentarme en medio del cultivo a dibujar las flores, era
mi lugar feliz.
era una manera de tener certeza de lo que fui, mi fugaz paso por la
felicidad se quedó en esos días y recordarlos me mantuvo de pie
ser que algo tan simple como tomar pintura en un pincel se sintiera
como un acto de rebeldía?
habitación.
—Quieren saber si vas a hacer la instalación de algún mueble… —
en mi brazo—, no tienes que fingir conmigo que estás bien, tus ojos
son como un libro abierto.
Pasé saliva notando el nudo. Sus dedos tocaron mi barbilla con
suavidad, elevándola poco a poco. Mis ojos finalmente se
Movió la cabeza hacia un lado, apretó los ojos y los labios a la vez
en un gesto de incredulidad.
dientes apretados.
Vi que sus hombros se ponían rígidos y puse mis manos allí para
darle confianza.
—Esta vez es algo que está dentro de mí, algo con lo que debo
—Me ha sobrepasado.
—Dustine no quiero que te sientas incómoda —tomó mis manos
persona.
—¿Por qué dices que lo hago por complacerte? —Contuve el
desbordarse.
—Lo que crees que nadie sabe, lo que te empeñas por esconder,
hacía porque era como un pájaro que ha pasado toda la vida en una
jaula, cuando la puerta finalmente se abre, ya no recuerdas cómo
volar.
mecanismo de defensa.
—¿Es por él?
conversación.
Asentí.
—¿Por qué no buscamos otra casa, podemos ser solo los dos como
April y su papá?
batalla más, por él, por su futuro que no estaba escrito y de paso por
mí. Ese llamado de mi interior era, quizá, el paso más arriesgado que
daría y la batalla empezaba con perder el miedo a volar. «El
Gavin: Llámame.
—¿Qué pasa?
han estabilizado.
sus ojos.
—Debo avisarle a Connor, sabes que está empezando en el cargo
dirección.
Tomé mis cosas y fui a buscar a Kenneth a casa de mis suegros, por
demasiado en comer.
—Sí, es por su…
hijo mimado. Connor era así, fue culpa nuestra por no negarle nada.
querían.
sonar borde, pero era como si, en ausencia de Connor, ellos tuviesen
Me resigné a mi suerte.
mensaje de Gavin.
dudas.
verla, era como revivir los días en que papá cayó enfermo. No vi
cuánto tardamos en llegar, solo sé que antes de bajar del auto les
pedí cuidar de Kenneth y me precipité a la recepción del hospital. El
ocupada.
Me odié por dentro al reconocer que mis palabras habían abierto
una brecha entre ellos y yo, porque yo siempre estaba ocupada,
con ellos.
—Claro que debía venir, mami, nada puede ser más importante
deseo más grande quizá, era tenerla conmigo. Cuando papá murió y
pasamos tanto tiempo juntas me imaginé que seguiríamos el rumbo
las tardes nos sentaríamos bajo la sombra de un árbol a leer. Más que
un sueño era una reminiscencia, eran los momentos felices de mi
pasado.
—Pero ¿has sentido alguna molestia antes?
Gavin habló.
—Yo creo que se ha descompensado, últimamente come como un
pájaro.
Mi madre lo miró de forma recriminatoria.
Ella suspiró.
—La verdad es que… no me dan muchas ganas de comer y cuando
—No me casé con tu padre porque fuera médico sino porque era
muy guapo.
en mí
—Vamos a cuidarte —prometí intentando mantener la calma a
pesar de la angustia que sentía, porque siempre es la incertidumbre
—Si van a hacerle pruebas es mejor que alguien esté con ella —
mencionó mi suegro.
preparada.
—Os lo agradezco, pero debo avisar a Connor.
—¿Volverás pronto?
—Estaré allí el domingo, lo prometo.
con él.
Quise decirle que era su padre quien le ponía nervioso, pero no
debía.
—Sé que estoy en otra ciudad, mami, pero si algo te pasa yo lo dejo
junto a ella.
—No creo que esté permitido.
—¿Y qué más da? Si te dicen algo te bajas. No estamos en el
cuartel militar.
A veces olvidaba que era un alma libre a la que las cadenas y las
reglas nunca la detuvieron. Deseé tener una mínima parte de ese
carácter en mis venas para arriesgarme a vencer el miedo.
Finalmente subí a su lado y ella me acunó con cariño, su calorcito
especial, ese olor de mamá, y lo suave que era —como decía mi hijo
— me abrigaron el alma de una forma indescriptible. No sabía
cuánto la extrañaba, cuánto necesitaba su presencia en mi vida y
—Qué profunda.
Rebufó.
—Ahí la tienes, risita para allá y aleteo de pestañas por acá. ¡Chica
acabas de conocerlo!
Recordé que ella siempre era así cuando veía la tele, peleaba con
los personajes, les advertía, y sufría con ellos.
—¿Y si se ha enamorado a primera vista?
—¿Del viejo Clint Eastwood? No lo creo. Hace veinte años quizá,
feliz.
Sus palabras empezaron a resonar dentro de mí.
—¿Te lo parece? Sabes que los matrimonios a veces se vuelven
monótonos —sorteé.
—¿Y de quién es la culpa? La monotonía no llega porque sí, tú la
invitas. Simon y yo nunca fuimos esa clase de pareja aburrida, creo
que porque yo siempre he sido impredecible y le daba buen material
para sorprenderse.
muy reflexiva.
—No lo sé… no creo que llegara a pasarme algo así, mamá.
—¿Qué cosa? ¿Que otro hombre te corteje o que estés aburrida en
tu matrimonio?
«La primera».
—Yo digo que depende del hombre. Está visto que alguien
aventurero, que no ha sentado cabeza y que es un poco egoísta, no
sería el hombre con el que me plantearía dejarlo todo. En algún
tono suspicaz.
El golpe seco contra la realidad fue como si acabara de traicionar
mis propios secretos.
—Ya ves que por eso no me pasaría, ya lo tengo en casa.
fue pesada, pero pasarla en una silla me dejó con dolor de espalda.
Al salir para vestirme me encontré con una camisa de mangas con
—Me alegra que estés aquí… cuando recibí la llamada creí que se
Le acaricié el pelo.
—Lo sé, has estado pagándole a Connor y no has podido hacer ese
Meraki dijo que nunca iba a poder pagarle todo lo que mi familia y
yo le debíamos.
forzadas.
—Tienes que llamar más seguido a mamá —tocó mi mano—, ella
evita hacerlo porque sabemos por Connor que eres la reina de los
—Te creo —me sonrió.—, le diré a mamá, se pondrá muy feliz. Pero
historiador de arte.
impregnadas de melancolía.
—No es que hubiésemos planeado un evento, mi madre llamó a
Connor incluso le pidió una foto para enseñártela, seguro has estado
de deudas con los Lowell, que ya puedo ahorrar para viajar sin
Había sido tan ciega, tan tonta, tan… Connor sabía cómo
como a mí.
Presentía que el hilo que había soltado Gavin me llevaría más lejos.
recuerdan a su padre.
de estar aquí.
Se aclaró la garganta.
tratamiento.
cordial.
tanto de la situación.
Era un alivio.
—¿Quién es Ibrahim?
—Es…
una manzana.
—Cariño… tengo que decirte algo —titubeó.
para ti.
—¿No estás enojada?
—¿Por qué estaría enojada? —Tomé sus manos—. Me hace feliz
Gavin.
Me acusó un asomo de nostalgia y tristeza, no por las noticias, en
Me reí.
—Ay, por favor. Recuerdo ese día y todavía me da vergüenza —dije
cubriendo mi rostro.
—Os encontré a Gavin y a ti con las mejillas llenas de chocolate y
sientes?
Mi piel se estremeció al escuchar la voz profunda de Connor. Mis
supiera que sería reprendida por ello. Pero lo que llamó mi atención
fue ver su rostro con heridas, estaba golpeado.
—Tus padres…
Siseó para callarme.
importante.
Mi corazón latía con más fuerza cada vez. Lo conocía tan bien que
sabía que algo se estaba guardando para después.
—¿Quieres tomar algo? —ofreció mi madre.
prisa.
Prácticamente me llevó a la puerta, me despidió con un beso
prometiendo llamar para informarme de los resultados. Quise
decirle que por favor me permitiera quedarme, que cerrara la puerta
que preguntar, sabía lo que tenía que hacer. Por eso subí a su lado en
silencio apretando en mis manos la bolsa donde llevaba mi camisa.
Me puse el cinturón y contuve la respiración esperando a que
hablara, no lo hizo, encendió el motor y buscó el camino de regreso
—¿Viste a Gavin?
—Al llegar ayer y esta mañana. Me permitieron pasar la noche con
mamá.
Apretó las manos en el volante.
cristales rotos.
Estacionó fuera, al parecer no se quedaría. Pensé en mi hijo, debía
ir a por él, solíamos pasear por el campo en las tardes cuando la
temperatura descendía un par de grados. A él le calmaba el silencio
del campo.
—Entra, voy en un momento —ordenó con el mismo tono pasivo.
Mis rodillas temblaron en cada paso, acababa de poner un pie en
el salón cuando escuché el clic de la puerta y el cerrojo. Todo mi
recordártelo.
En un solo movimiento que hizo con su brazo, caí de rodillas
delante de él, cerré los ojos antes de sentir el golpe seco en mi
mejilla, el ardor y el posterior sabor metálico en mi boca. Se acabó la
habitaciones. Todo seguía tal cual como la última vez que había
cuando mi hija no estaba, una de las razones era porque con ella
tenía de Allison se asomara ante sus ojos y tuviera que decirle quién
culpable por estar ausente. Aunque seguro que con Luciano se había
divertido mucho.
el ceño fruncido.
era bueno. Al parecer había rasgos que iban en los genes más que los
aprendidos con la convivencia.
jardín… y el olor.
—¡No quiero!
mamá de verdad!
Subió corriendo las escaleras e intenté ir tras ella, sentía el
tiempo. Yo sabía bien que algún día pasaría y creí haberme blindado
sabía lo que era. Enterré el rostro en mis manos, sentí mis ojos
remediarlo.
llenar un vacío.
lo que tú eres, mi vida hubiese sido cómo fue? No te culpes por algo
una mujer muy difícil de leer, impredecible y tanto más. Solo tuve
que tratarla un par de veces para saberlo.
—Cállate —me reí—, voy a llamarle para pedirle que hable con
April.
—No será hasta mañana —soltó el aire pesadamente—, Lowell lo
retrovisor.
—Pregúntale si ha hablado con su madre.
alegró saber que no estaría sola durante el día, y que al final alguien
de su familia se pasaba por allí. Decliné su invitación a comer para
en su álbum de dibujos.
—¡Papi! —gritó al verme, bajó de la silla y corrió hacia mí.
mamá.
Me miró sin decir nada.
él.
Se mesó el cabello, frustrado.
—Entiendo tu desesperación, pero tenemos que actuar de otra
manera con él.
—¡Me obligó a hacer una retractación pública! ¿Puedes creerlo? El
diablo!
—Tú y yo sabemos en qué aguas se mueve, esta mañana pasé por
Volví con April a casa esa noche luego de pasar por una tienda de
animales en busca de una mascota. Le dije que no la llevaríamos
hasta que yo investigara cuál era la más segura, y si debía vacunarse
contra algo. Además debíamos conseguir una jaula y encontrar el
que lo protegiera.
—Papi ¿por qué Kenneth le tiene miedo a su papá? Yo no te tengo
miedo.
La angustia apretó de nuevo el nudo que tenía en la garganta.
—¿Del silencio?
—Kenneth dice que le gusta el silencio, que le gusta estar solo en
su habitación, que no le gusta el ruido porque le duelen los oídos, y
que le gusta verme bailar.
corazón se rompe.
—Es algo muy bonito, una manera sencilla de explicarlo…
supongo.
—¿Tú podrías guardar su corazón, papi?
—No lo creo, mi amor, porque ella ya le entregó el corazón al papá
de Kenneth.
—Entonces tendremos que buscar a una novia que cuide el tuyo —
demudó el gesto a la picardía.
—No más conversaciones, señorita, es hora de irte a la cama.
a casa aún.
mensaje
avisa a la policía.
dejado aquí.
Sonrió y ese gesto pareció genuino.
—No se preocupe por eso, llame a la grúa, pediré que alguien lo
lleve a su casa y yo mismo cuidaré de su auto.
del monstruo.
reflejaba el espejo, esa era la verdadera yo; sin importar todas las
irían.
Gritándome desde sus heridas que cuándo acabaría ese ciclo de dolor
el agua tibia porque en mis heridas sería infringir más dolor. La puse
tan fría como pudiera aguantar, no era la primera vez ya sabía lo que
Quise saber por qué Connor me odiaba tanto… eso no era amor,
escalera, paso por paso bajo su escrutinio. Sabía muy bien cómo me
No vi a Connor.
una madre tan cobarde, una madre que no era capaz de romper las
una y otra vez los errores que había cometido. Deseando echar el
reloj a andar hacia atrás y detenerme justo en ese día, el día que
Halloween las chicas iniciaron una carrera para ser la elegida por
por ello, (quizá debí hacerlo, intentar… ahora sabía que tenía
presentó con él, fue tan amable que me sentí apenada. Desde
podía salir.
discurso.
—Ya sabes que no tienes que hacerme enojar… No disfruto
haciendo esto o ¿crees que soy ese tipo de monstruo? Se te olvida
cómo debes actuar. ¿Por qué me obligas a hacer estas cosas? —su
tono tranquilo no iba en concordancia con su supuesto
hermosa, más dulce, más dócil. Eras la mujer perfecta. Pero fue mi
error, lo acepto, si no te hubiese permitido salir de aquí, si te hubiera
ata a ti, hay un placer que me recorre por dentro cuando llego a casa
y te veo… porque esta casa la hice para ti, quería que fuera la más
soporto verte.
Sus dedos llegaron hasta mi rostro, movieron mis mechones y
otra razón más que evitar que escapara, a Connor no le convenía que
nadie me viera en ese estado, empezando por sus padres y por eso
inventó que estaba con mi madre. Era una ironía si lo ves desde el
retrato de una mujer golpeada y herida por un solo hombre que era
ponerlo en peligro. No tenía que estar allí, no había una razón para
que lo hiciera. Y temí que estuviera solo, aunque si iba con Luciano
no sería mejor, serían dos hombres desarmados contra diez y sus
armas.
Cuando le vi bajar del auto mis latidos se detuvieron, era una
contradicción lo que sentía por dentro porque él no estaba ahí por
casualidad, era una ruta que él jamás tomaría. Había una razón por
la que estaba allí y eso me resultó conmovedor, pero a la vez sentí el
muchas veces, en ocasiones en un baño por varios días así que tuve
que aprender muchas cosas, entre ellas a abrir las puertas para ir a
mujer.
Abrí el primer cajón y allí estaba mi teléfono, lo tomé enseguida
en mis manos y lo encendí sin pensarlo más, pero justo en ese
momento escuché ruidos arriba y mi cuerpo se enfrió por completo,
semana.
una pequeña luz entrando del exterior, podía ver el interior de aquel
cajón que resguardaba varias carpetas. Algo llamó mi atención, algo
hizo que mis manos fueran en esa dirección y simplemente la tomé.
No tenía ningún nombre, ningún indicio de lo que se trataba, pero
en el mismo instante en que la abrí, un balde de agua fría cayó sobre
como esclava sexual. Quedé paralizada con los ojos abiertos de par
en par y el corazón latiendo con fuerza incapaz de procesar lo que
veía, un escalofrío recorrió mi espalda mientras mi mente luchaba
por comprender la magnitud de lo que estaba presenciando. El
intrínseco que trae el hecho de ser mujer, no era solo yo quien sufría,
no era solo yo quien estaba presa, no era solo yo quien no
encontraba una salida. No eran solo los golpes en mi piel, no eran
solo las heridas en mi corazón.
web, supieran que esta sería desde ese momento un lugar para
denunciar, yo misma, de forma anónima, entregaría las denuncias a
la policía.
Había elegido ser un personaje, esa mujer sin miedo, esa mujer
estaba de mi lado.
centro comercial.
explote.
caballo, sería un gran jinete, tiene los genes de los Lowell, mira a
Preston fue campeón juvenil de polo.
—Mi madre tiene razón —agregó Connor, era obvio que no estaba
Trabajé por semanas, hice bocetos y pruebas, intenté una y otra vez
la otra costa del país. El día que debía llevarlo al correo, embalado y
acortar la espera.
agregando que era mucho más de lo que podrían pagar por él. Mi
recordaba los sueños que alguna vez tuve y cómo habían terminado.
victoria.
supiera.
vendrían bien.
hacer lo mismo con mi hijo, conseguir un lugar para los dos, no sería
tan grande como esa casa, no al principio, pero sería nuestro lugar
era abrazarlo.
cómo reaccionar.
Él sí.
envolvieron con esa calidez que desprendía su piel. Tal vez sea una
No me mientas.
nunca.
el resultado no les gustara y siendo Jared diría que estaba bien para
no herirme.
—Gracias —musité.
Entró con la bandeja en la mano y me ofreció uno de los vasos, lo
agarré e intenté levantarme, lo cierto era que seguía dolorida, sobre
—Me lastimé con unas cajas —mentí forzando una sonrisa débil.
Jared no iba a dejarse engañar tan fácilmente. Sus ojos
—¿Sabes que soy el doctor de los golpes? —dijo con cierta ironía
agridulce en su voz—. El maquillaje no cubre la inflamación, y la tela
no me esconde las heridas.
—Jared… por favor.
necesites.
—No hagas esto...
lugar, insistir con el trabajo; pero él no se dio por vencido. Sus ojos
brillantes como dos faros penetraron en mi alma obligándome a
montáis en una cruzada contra Connor podéis acabar igual que yo.
Por favor, no es necesario que todos suframos por esto, no te lo he
contado para que hagas algo, ya haces mucho al escucharme y al
creerme.
Se quedó en silencio mirándome, sus dedos tocaron mi frente
Se levantó y dio dos pasos, sentí su mirada sobre mí, la mía estaba
en las pinturas. No sé si era alguna especie de mago que me leía la
desbloqueado.
Como aquella certeza que vino a mi mente mientras ponía los
renunciar y para abrazar hay que vaciarse las manos. Porque todo
puede esperar menos la vida.
Veintidós
La certeza
Jared
que la vi por primera vez, supe que ella era diferente, especial de
alguna manera que me resultaba difícil de explicar. Cada vez que
consumiendo.
vez que nuestros ojos se encontraban en esa casa vacía donde solo
nuestro, o de mí, porque lo más seguro era que en esa nube solo me
hubiera subido yo. Mis quince días de vacaciones estuve con ella, la
admirar sus trazos, sentirme atrapado por los detalles tan perfectos
y definidos que sentía que podía tocar las flores porque estaban
vivas.
notara que algo iba a cambiar. Pero perdía cualquier intento con solo
tumba?
Tenía que poner un alto a mis ilusiones, también ella tenía razón,
April debía ser mi prioridad, y sin embargo, al escuchar su relato mi
perdonar.
una nube.
—¿Eso hice?
está bien.
—Pero…
dientes.
estado ahí.
Dejé caer los hombros sintiéndome un completo estúpido. Lo
—En eso quedamos ¿no? Dijiste que tenías una reunión y que…
metro.
Todo había empezado cuando descubrí dos cosas, las primeras
desbocado.
—¿Tiene algo de malo? —Entré al baño del pasillo para lavarme
los dientes y ponerme perfume.
días.
La mirada inquisidora y suspicaz de Celine me interrogó
Le cubrí la boca.
—¡April está escuchando! —dije con los dientes apretados. Los
tan evidente.
—Tranquilo, bombón, ya era hora de que perdieras la virtud —me
guiñó un ojo y me dio la espalda.
moqueta del suelo. Era posible que esa misma semana el contrato
acabara y ya no pudiera verla más allí. La sola idea de que eso
ocurriera me causaba desazón, era como si tuviera que devolver la
quería pasar por alto la ocasión de darle una sorpresa, yo sabía que
quería hacer algo especial para ella. Después de todo, ¿quién no
chef en mi retiro.
Al cabo de dos horas lo tenía controlado. Corrí para acondicionar
la mesa bajo la pérgola que era custodiada por el viejo capellán, puse
mantelillos, platos, copas, una botella de vino del viñedo de Luciano
por los libros de la biblioteca, cada una de las flores que componían
el ramo.
—Hola…
—Hola. ¿Qué haces aquí?
Bajó las macetas que traía y entró al baño a lavarse las manos.
—Tenía algo que hacer —le dije sin hallar mejores palabras.
—¿El qué?
El flequillo se pegaba a su frente, ella se abanicaba con las manos.
Aún se sentían resquicios del inclemente verano que nos azotó ese
año. Su aspecto de mejillas sonrosadas y la piel jugosa y perlada se
comprometedor.
—Es comida —bajé los hombros, derrotado—. Te he preparado una
—Si supieras que las cadenas más difíciles de soltar son las de mi
cabeza no me dirías lo mismo. Con ellas debo pelear primero.
Me ayudó a levantar la mesa y fuimos juntos a la cocina. Yo le dije
que me encargaba de fregar mientras ella buscaba su regalo. Me
al admirarlo.
Me sequé las manos con premura y fui a su encuentro.
—Recordé la historia de tus dibujos, y lo he visto en la habitación
que pintaste para April. Es momento de que vuelvas a encontrarte
con esa mujer soñadora y que vuelvas a poner color a tu vida.
Había algo en la sencillez del regalo que parecía tocar una fibra en
lo profundo de su corazón, como si le hablara directamente.
—Esto es… —no hallaba las palabras, pasaba sus dedos sobre los
pinceles y las acuarelas—. Gracias, Jared. Esto significa mucho para
mí.
La vi luchar por mantenerse entera y no pude controlar el impulso
de abrazarla y sentirla muy cerca de mí.
—No podía dejar pasar la oportunidad —respondí suavemente,
mirándola con todo lo que sentía por ella en ese momento, que no
era poco y que casi salía en letreros por mis ojos—. Te mereces más
de lo que puedes imaginar. Esto es solo un símbolo de libertad, las
alas las tienes tú.
Esas palabras: «las alas las tienes tú». Resonaban en las paredes de
mi cerebro una y otra vez. Era cierto, pero yo necesitaba creerlo para
tiempo. Me hacía sentir viva de una manera que tal vez no había
apreciada, de sentir que era importante para alguien más. Así como
mi madre siempre lo dijo, que en la cocina está el corazón y en ese
regalo que había elegido para mí supe que solo alguien que te
pero cuando las miras, cuando te las regalan no son ellas las
protagonistas sino tú. Nunca buscan destacar sino adornarte, son las
cómplices ideales.
Me llevé el ramo y mientras lo olía me senté bajo la sombra del
junto a mí.
cabello. Cuando abrí los ojos, los suyos me miraban con una fuerza
Volví a sentarme.
—¿Sabes lo que dicen de los girasoles? —Él negó—. Dicen que
Sonreí.
metros.
Asentí.
—Este jardín es tan tuyo como mío, incluso esta casa está llena de
ti.
despedida anticipada.
hijo no resultara afectado. Por eso has elegido el girasol y por eso
Las rosas rosadas, representan el cariño que siento por ti. Los
estómago.
—Jared… Por favor no vayas por ese camino. Sabes que estoy
casada, que no podría ser. —Mi voz temblorosa contenía el dolor que
silencio, ese dolor agudo golpeaba con fuerza porque era el espejo de
nuestras circunstancias.
estás sintiendo.
Miedo y ganas, qué mezcla tan peligrosa. Qué combustible tan
poderoso es la ilusión que solo necesita una chispa para que todo
estalle.
Abrí la boca para replicar, y le vi acercarse vertiginosamente a mi
labios, los acarició lentamente y yo besé sus dedos, luego abrí los
ojos, él se llevó la mano a sus labios y los besó.
temperatura, por eso cuando hace frío nos saben mejor los abrazos y
si hace calor enciende los besos. Hacía muchos años que le conocía,
y nunca se había pasado por mi cabeza un pensamiento diferente al
cariño que sientes por un amigo o por alguien que te importa. Y de
pronto allí estaba todo, tan real que casi podía tocarlo. El encanto de
las casualidades está en su dosis de realidad, nadie se viste para una
planes, con la libertad en casa de moverme sin tener que medir mis
pasos pude pasar tiempo buscando una idea de negocios que me
deuda.
Pero no podía precipitarme, no podía dejarme llevar por el nuevo
fotos.
—Estoy cosiendo nuestras alas —respondí con una sonrisa.
—Esas flores son muy bonitas. Parecen de verdad. ¿Por qué dibujas
flores, mami?
—No lo sé, creo que al crecer con tantas flores en casa acabé
enamorándome de ellas.
Terminé la sesión de fotos y envié las imágenes al cloud de Meraki,
Nos preparamos para salir, guardé los dibujos en los que trabajé
todo el fin de semana en una carpeta, los pinceles y las acuarelas y
derecho y sonreír.
—Lo sé, pero esta cita es importante. Si algún día quieres ser un
porque puedo controlar el sonido y hacer que suene como quiero que
suene.
reina.
—Es tan real que sientes que puedes tocarla —dijo Clarice—, es
en la caminadora.
La intimidad se teje con hilos sencillos, la belleza del amor habita
en la espontaneidad, en un gesto o una caricia, en una mirada o la
cuenta para recibir los pagos. Fue una tarde durante una visita de
—Sí, lo digo por mí —se miró las uñas—, y también lo digo por
Jared.
—me defendí.
sonrisa de idiotas.
Necesité casi un minuto para poder dominar mi respiración y
fijamente.
—¡No, claro que no! ¿Cómo dices eso? —Giré el cuerpo hacia otro
de mis amigos.
—Estás viendo cosas donde no las hay, domina esa mente, eres
—Y por eso estás tan nerviosa, por eso no puedes mirarme más de
un minuto, por eso mueves el pie ansiosa —se echó a reír con ganas
—, yo también he estado ahí, yo también he suspirado por otros
—Sí… no tiene que ver contigo, ni con tus visitas a su casa, ni con
estás espiando?
Suspiró hondo.
—Lo que ocurre es que aprendí a sumar uno más uno y resulta que
ver cómo iban las reformas y resulta que encontré dos autos en la
conmigo.
mismo diablo.
mí.
—Pero este lugar es tuyo así las cuentas las maneje él.
—No exageres.
—Es que no exagero, es precioso —sacó su móvil para hacerles
necesitas si no lo haces.
—Mira quien habla.
podría indicar que algo estaba mal y lo primero que pensé fue en las
fotografías que Connor guardaba en su despacho.
—¿Está todo bien, pasa algo? Tengo que llevar a mi hijo al colegio.
Intercambiaron miradas significativas entre ellos.
de su negocio de eventos.
—Tranquila, Dustine. Son unas cuantas preguntas —intervino
La mujer asintió.
—Te veremos allí, si te parece bien —ofreció David.
—Sí, no tardaré.
Las chicas no llegaban hasta las nueve, lo que nos daba un margen
de una hora para poder hablar y aclarar la situación, no quería que se
Tener esos dos pares de ojos encima no ayudaba con mis nervios,
sentía que analizaban cada movimiento que hacía. Una vez pude
sentarme, internamente tomé aire en espera de lo que tuvieran para
decir.
—Os escucho —dije.
penetrante.
—He venido aquí hoy porque necesitamos hablar sobre algunas
violencia doméstica.
Mi corazón dio un vuelco en mi pecho mientras absorbía sus
existencia de ese sitio web —hizo la pregunta con su voz suave pero
firme sin dejar de observarme con atención.
mi mano en la suya.
—Les ha salvado la vida, Secret Queen. Pero así como nosotros
día al abrir la puerta, un detective del FBI esté allí para interrogarlo.
Y en cuanto a su pregunta, mi esposo es el alcalde y evito causarle
algún tipo de problemas.
—¿Quiere decir que no sabe de la existencia de Secret Queen? —
inquirió suspicaz.
—No —mi voz sonó más aguda de lo que esperaba—. Es algo que
quemaba.
La detective asintió ligeramente con la cabeza y puso una tarjeta
en mi escritorio.
—Llámeme cuando lo crea necesario. Deseamos seguir contando
lado obligadas solo las hará infelices. Las personas son como los
pájaros, si les abres la reja y pueden volar seguramente algún día
intentarán volver.
No lo digo solo como una metáfora, lo digo porque por esos días
decidí que pasaría por la casa nueva para dejar allí el vestido y evitar
jardín.
atropelladas de mi boca.
párpados.
apretaba mi garganta.
regazo para calmarla como hacía con mi hija. Peiné su cabello con
hubo un solo ruido en casa más allá de los que ella hacía mientras se
calmaba.
decir—, con el paso del tiempo recibí mensajes de apoyo y otros que
cómo es el mundo ahora que existe Internet —hizo una pausa para
llenarse los pulmones de aire, agarró mi mano y fue jugando con mis
por cosas igual o más terribles que las que he vivido… Se convirtió
en un refugio, y para muchas otras en una especie de grupo de
precisamente, así que decidí que sería Secret Queen porque todo
Quise decirle que debía empezar por hacer algo por ella, pero me
guardé ese comentario.
mencioné esperanzado.
Soltó un suspiro y rio amargamente.
que esa fue la razón que me movió a crear Secret Queen y convertirla
en una línea de denuncia. Tengo la posibilidad de contarle la
—Antes de tomar esos riesgos debes saber que esto puede acabar
mal. Quizá tenga que irme muy lejos y nunca más nos volvamos a
cómodo con tu situación, porque no ves más allá del miedo que te
se trata solo del miedo y que no se trata solo de abrir la boca para
experiencia vivida.
doctor Harper.
postura.
—Sí quiero hacerlo, pero ya sabe, el día que me casé pensé que
suceden como uno espera. Por un error propio o por una hilera de
ellos.
—Siempre hay algo para repartir, incluso una mascota. Existe una
la custodia de mi hijo.
manera, pero debe saber que tiene derecho a una remuneración por
trabajo con las ilustraciones iba muy bien, había ganado algo de
dinero y estaba muy contenta por ese ahorro, sin embargo, aún no
era suficiente para emprender el vuelo.
tono tan agresivo ¿me entiende? Que todo pueda acabar en buenos
quieren mucho.
ahora, pero vengo de Nueva York, de una de las cortes más feroces
gente con mucho dinero y poder. Mis casos nunca han sido sencillos
y sé que no estoy aquí por un caso sencillo —hizo una pausa que me
Mientras los hombres pelean por el dinero, las mujeres pelean por el
complicarse la situación.
sufrimiento.
—¿Qué le ha dicho Jared sobre mí?
Negué.
—Son once años casada, pero conozco a Connor desde hace casi
primera vez.
—En ese caso solicitaríamos un jurado y usted sería evaluada por
ellos.
—¿Van a creerme sin pruebas?
sin consentimiento…
Dejé de escucharle, mi interior se nubló con el recuerdo y ese
dolor despertó de golpe apretando mi corazón al punto de hacerlo
—¿Qué tendría que hacer para iniciar con el proceso? —dije con un
hilo de voz.
—Para solicitar el divorcio en California usted o su cónyuge deben
—¿Qué significa?
—Se lo voy a explicar así: yo pasé los exámenes para ejercer en 20
de los 50 estados de este país. He llevado divorcios feroces de gente
residencia.
—¿Se puede evitar la contrademanda?
—Si es el caso de divorcio con agravantes, no puede hacerlo hasta
la agencia.
—¿Y hace cuánto tiempo que está pagando ese préstamo?
—Prácticamente el mismo tiempo que llevo casada.
muy ingenua.
—Dustine antes de iniciar con los procesos preparativos para el
esperaba.
—Le diré lo que voy a hacer, averiguaré las propiedades que tiene
son como usted, siempre tienen miedo porque la tarea está bien
hecha, no denuncian porque les han plantado una semilla en su
cerebro que las hace imaginar lo que puede pasar si denuncian.
Usted me dice que no conozco a su marido porque no he sido testigo
ojos se revelaron fajos de dólares agrupados uno sobre otro. Los que
estaban encima tenían la denominación más alta. Sentí angustia, las
palabras de Amelia cobraban sentido. No había razón para que
Connor guardase tanto dinero en casa. Cerré el cajón y salí de allí
—¡Dios Santo!
El teléfono vibró en mi bolsillo y estuve a punto de soltar la
carpeta. La cerré de golpe dejándola en su sitio y salí de allí con la
sensación de haber estado engañada por veinte años. ¿Quién era
Connor?
Abrí la llamada, estaba agitada y sudorosa. Intentaba procesar lo
que acababa de descubrir.
—Diga —respondí sin mirar.
Marc puso frente a mis ojos las pruebas que confirmaban lo que
acababa de ver en casa. Meraki era un negocio exitoso y la inversión
pero lo más doloroso fue saber que mis padres entregaron nuestra
casa en parte de pago por los préstamos recibidos de la familia
Connor pagara por todo, quería acusarlo de cada cosa que soporté
miré las manos y supe que no tenía nada en su contra. ¿Cómo podría
destruirle?
—Nadie podría creerme… no hay un documento, ninguna prueba.
apoyaría.
Connor es impredecible.
Exhaló pesadamente.
Meraki.
luego dejarle en casa. Por eso iba de regreso más tarde de lo común.
junto a Jared.
—Lost in love, and I don’t know much…
hacía porque a casa iba muy poco, en especial los viernes cuando no
mi papel.
—No lo creo —sentencié tan firme como pude hacer que mi voz
sonara.
Dustine: Lo sabe.
mí.
comedor.
—¡Levántate, zorra! —Me ordenó.
Giró sobre sus talones y volvió a la cocina por la botella, sirvió una
copa y la bebió.
sangre.
Mi respiración se fue agitando hasta sentir que perdía el aliento,
beber de su copa.
—Nos advirtieron que tiene la lengua muy larga.
Luciano no respondió.
que darás para justificar que no tienes móvil, estoy cansado de poner
la cara cada vez que cometes un error. Has despertado al monstruo,
—Al siguiente que intente salvarte le irá peor, más le vale a ese
gilipollas que se olvide de ti. Y si tanto le quieres, ya sabes lo que
buenas noches. Salí del baño cubierta por una bata larga, mi hijo ya
dormía. Le besé la frente y quise quedarme a su lado. Pero no debía
es el alma.
—¿Sí?
—Tengo que llevar a Kenneth a rayos X. Usted puede pasar al
consultorio y esperar allí.
—Debes ir con Edna —le dije a mi hijo—. Allí te verá el doctor.
—Está bien —dijo él y se levantó para ir con ella.
Les vi irse y me levanté de la silla. Señalé la puerta y el carcelero
—Perdona, te escucho.
Tomé aire antes de decirlo.
—Dile a Marc que siga adelante con el proceso, pero que evite que
Connor se entere y busca a Meyers, dile que tienes un mensaje para
arrodillada.
—¡No hables de muerte! Dustine… no puedo permitir que hagas
esto. ¿No has pensado en Kenneth?
—¡En lo único que pienso es en él! —espeté con la voz quebrada,
Me di vuelta.
—¿Por qué te importa tanto, Jared? No quieras ser un héroe, en
esta historia no los hay —acerté a decir al final.
—¿Por qué crees? ¿Acaso no puedes verlo? —Una lágrima cruzó su
Tienes que saber que hay alguien en el mundo que te quiere y que
desea que seas libre aunque no sea a su lado y ese alguien soy yo.
Finalmente apoyó una mano en mi cadera y elevó mi mentón
llevándome más cerca de él. Exhalé como si estuviera soltando un
Hay amores a los que los separa una puerta, una calle, una mirada
furtiva. Amores que no saben que lo son hasta que ocurren, que
están entre nudos para soportar la distancia. Hay amores que nacen
en cautiverio anhelando la libertad.
Veintiocho
Sigue latiendo
Jared
menos que eso fueron las emociones que viví durante el tiempo que
estuve separado de ella. La última vez que nos vimos me dejó claro
cada día de ida y vuelta por Meraki deseando que el tino de la suerte
de la abuela Ophelia.
mi taza.
con el café.
—No. Pero todos los días me miro la tripa para saber si ha crecido.
—Te quiero —dijo mi hija como si fuese lo más natural del mundo.
—Te quiero.
Yo quedé sembrado en mi sitio. Claro que sabía que mi hija no
oír.
Contuve el aire.
bebé en la tripa?
abrí los ojos como dos naranjas—, y tú me dijiste que los bebés se
—Creo que necesito unas galletas y té, papi —se acarició el vientre
podría rescatarla de ese lugar y que ella misma había elegido usar
cuento.
Tinder.
—Has tenido tres citas en los casi siete años que tiene tu hija… y
—No te importa.
Se echó a reír.
—Hola —dijo con ese tono dulce que me recorrió por dentro como
movimiento.
—¿Dónde estás?
importante.
—Le he hablado de ti… —dijo ilusionada—, le he dicho que voy a
—Especialmente eso.
Nos quedamos en silencio. No paraba de mirarla, de llenarme de
ella para resistir la distancia.
Durante un año
las heridas caven hasta donde tengan que llegar para que cierren
Pero un día pude abrir los ojos, no fue un camino lento, no me llegó
ambos seguíamos el hilo del mismo juego peligroso. Pero así como
yo aprendí, él también mejoró sus métodos. Volví a tener móvil, uno
con Jared, ansiaba verlo, ansiaba otro beso que me llenara de vida y
me causaba desconsuelo no saber cuándo pasaría. Aquella
Nos repiten mucho que las palabras se las lleva el viento y que las
«La abuela te necesita más, mami, vuelve cuando ella esté bien, yo
te espero».
Mi hijo crecía muy pronto y con él su forma de entender el mundo.
Abrió el maletín que tenía sobre las piernas y extrajo una carpeta
Querida Dustine:
Escribo esta carta para ti, temiendo que quizá sea muy
marchitó.
Hoy estás presa en esas rejas y me pregunto si alguna vez
G.G. Carter.
vivir.
Tomé un pañuelo para limpiarme. El abogado puso una bolsa con
«Gracias, Gigi».
La llegada de ese dinero solo significaba que debía moverme
pronto. Estaba al tanto de la demanda de divorcio en la que
dientes.
para ayudar a las víctimas de los incendios forestales que arrasó ese
año al estado, Connor consiguió que Meraki se encargase de una
que viajar a San Francisco para coordinar los detalles finales. Como
estaba acompañada por mi equipo y por un equipo enviado por el
gobernador, Connor no puso ningún obstáculo. Tampoco lo haría, en
unos meses acabaría su mandato y perseguía una segunda elección.
el día de mi boda.
Llegué al salón donde los primeros invitados ya eran ubicados en
las mesas respectivas.
primera dama del estado. Porque esta noche pretendo sellar esa
victoria. No importa que deba jugar al alcalde bonachón un poco
más.
Tomó mi mano y lo sentí como un grillete pesado que dejaría una
marca en mi piel.
—Intenta sonreír, el gobernador es especialmente adulador con las
invitados.
Llegamos a la mesa reservada para la familia Lowell, entonces vi a
inicio.
El murmullo de la multitud llenaba el lujoso salón mientras las
Celine del brazo e iba acompañado del director general del hospital y
su esposa. Su mirada chocó con la mía y perdí el aliento, fue un
—Cinco mil dólares —dijo aquella voz que tanto deseaba escuchar.
Mi piel se erizó por completo.
La reacción generalizada no se hizo esperar.
—Cinco mil dólares ofrece el caballero del fondo. ¿Alguien ofrece
más?
La mujer retiró su oferta.
—Vendida al caballero del fondo por cinco mil dólares.
El sonido del martillo me robó el aliento. Le miré fijamente, mi
tomaba del brazo y me guiaba hacia algún lugar fuera del salón.
—¿Qué estás haciendo, Celine? —La encaré—. Si Connor…
—Te estoy salvando del cerdo que tienes por marido —dijo
asqueada.
—No puedo tardar —la advertí.
encendidos.
—Necesitaba verte, de algo tiene que servir que sea el director de
ese bendito hospital.
Detecté en su tono que estaba molesto.
tumbonas.
—No soportaba verte con él… no soportaba la forma en que te
tocaba e intentaba besarte.
Estaba celoso, podía verlo en sus ojos oscuros y en la tensión de su
mandíbula.
importase.
Su boca tomó la mía con anhelo y desesperación, llevándome
contra una de las columnas donde el tiempo perdió su rumbo y nos
regaló la eternidad.
Separamos las bocas en busca de aire. Sus ojos con expresión
leonina y la forma en que miraban me hicieron sentir deseada a un
nivel irracional. Como nunca antes lo sentí.
—Tal vez yo no pueda tenerte como él te tiene, Dustine, pero soy
—Te quiero —besó mis labios—, por todas las veces que no
supieron quererte. Por todos los besos que no recibiste. Por todas las
caricias que te negaron —su frente tocó la mía y me perdí en esa
mirada que me lo confirmaba todo—. Y por todas las sonrisas que te
borraron.
Supe que nadie podría amarme igual y sentí miedo del futuro.
Treinta
Alas remendadas
Dustine
mantenerme en mi lugar.
discapacitados.
inconsistencias.
dará la orden.
revelarlo.
Exhalé pesadamente.
—¿Algo más?
factura… —mi voz perdió fuerza y mis dedos temblaron—, esas fotos
eran…
La miré y supe que ella entendía a lo que me refería.
escote.
—Salga —me indicó Amelia.
Abrí la puerta luego de que ella subiera al váter y se agachara.
la policía.
Un par de semanas transcurrieron desde aquel encuentro con
Amelia, hasta que llegó el día de las elecciones. Connor nos mantuvo
Connor seguía siendo alcalde y lo sería por dos años más y Kenneth
estaba exhausto, le pregunté a su padre si podía llevarlo a descansar,
—¿No tardarás?
—No creo, pero si tardo no tengas miedo, llama a April y habla con
ella un rato.
—Vale —bostezó.
Estaba tan cansado que dormiría toda la noche en esa posición,
Connor.
—He tenido que pasar a por algo y me he dejado las llaves del
Puedo llevarte.
Me ilusioné.
—¿No te molestaría?
Ella sonrió.
—Claro que no. Sería como en los viejos tiempos que te subías a
mi vieja Honda Monkey y nos escapábamos a la playa.
ofreció a esperar para llevarme de regreso, tuve que decirle que iba a
cambiarme de ropa y que tardaría. Ya vería cómo solucionarlo.
madera que dejaba entrever por sus rendijas lo que ocurría afuera.
Era lo suficientemente grande como para que cupiera mi cuerpo
tembloroso. Me hundí en la oscuridad, conteniendo el aliento
cortos y zapatos muy altos. Cuando las luces las iluminaron de lleno,
noté un pellizco en el pecho, eran muy jóvenes, posiblemente
siempre.
Miré la hora, era medianoche. Pensé en Kenneth y supliqué
mentalmente que no se hubiera despertado. Llevaba seis horas en
ese lugar. Las peores seis horas de mi vida. Escuché el ruido de los
era una advertencia que no podía pasar por alto, esa misma semana
incluía una disposición legal sobre Kenneth, tuve que enviar por
correo regular una caja vacía que solo contenía ese sobre, como si
fuese un paquete del trabajo. También solicité una cita de control
Jared.
El día que me vaya tengo que hacerlo sola, con Kenneth, pero sin que
nadie más vaya conmigo. No me iré a escondidas, muchas personas
manos y las besé con cariño—, puedo ir hasta Pacific Grove yo sola.
alguna sospecha.
—No hay nada que puedas decir que me detenga —me miró
mejorado con las terapias, pero necesitaremos que las siga haciendo.
Te diré cómo.
Luego fue hasta el cajón del escritorio y sacó algo de allí, no era
en mi camino.
Un beso más y se alejó hacia la otra puerta que daba a algún lugar
protocolo, después podéis iros —dio dos pasos saliendo del comedor
—, me agobia veros por mucho tiempo.
fue una idea mía, fue Gavin quien lo hizo, era un explorador de las
palabras extrañas y sus orígenes, escarbaba en ellas como lo hacía en
dejé el móvil.
Encontré a Kenneth preparado para salir y con la tablet en la
último momento que tuve que solventar, Annie estaba liada con un
evento en Oakville, una convención que la mantendría un par de
para encargarse, pero sería exponerla, era mejor que pensaran que
estaba de vacaciones o que sencillamente desaparecí.
me puse unos lentes oscuros, tal vez no era un disfraz efectivo, pero
conseguía esconder parte de mi rostro por si alguien podía
inmediato.
Fui hasta el asiento delantero y encontré el espacio que había
debajo donde estaba el dinero, saqué una cantidad a ciegas y la metí
en mi bolsillo. Subí y me abroché el cinturón, Kenneth estaba
como Connor.
Me mantuve con los ojos fijos en la carretera, Kenneth finalmente
cayó dormido. Una a una fui descontando ciudades, llevando el
corazón en el pecho y tratando de no pensar en si Connor ya había
estaba derramando.
—¿Ya eres feliz, mami?
—Sí, mi amor, ya puedo ser feliz.
Le tomé de la mano y lo invité a ir conmigo hasta la costa donde
contaba cada noche lo que había hecho, los paseos a la playa con
médica en San Diego. Pedí a Luciano quedarse con April, pero por
afuera de su burbuja.
Me enfurruñé también.
—Intento que abras los oídos y los ojos, puede ser muy tarde
cuando lo hagas.
—Tu hija, la niña más cotilla de este planeta, dijo que Kenneth no
Le di la razón.
botella rota.
huida. No podía quedar mal con la organización del evento, por eso
avión.
En San Diego hice lo que tenía que hacer y pedí que mantuvieran
de que estaba allí, esa era la manera. Al día siguiente subí al auto
Estuve frente a su puerta cuando las últimas luces del día pintaban
estrellas.
—Al fin estoy aquí —solté luego de contener el aliento.
pulmones.
—Perdona que te reciba así —dijo avergonzada y se miró la ropa,
usaba un pantalón deportivo largo y una sudadera—, apenas
volvimos de la playa.
—A mí me parece que estás hermosa —confesé.
El sonrojo pintó sus mejillas y no pude evitar besarlas. Le ofrecí
duerme.
La seguí dentro hasta el salón donde vi al pequeño dormido en el
sofá.
—¿Le dijiste que vendría? —susurré.
Me miró ilusionada.
mirándola significativamente.
—¿Quieres ser mi novia? —dije sobre sus labios en un roce
del móvil.
dice que me quiere y yo también. Mamá dice que solo basta con que
dos personas se quieran mucho para ser felices.
—Es cierto —dijo Jared—, pero no es lo único que debe pasar para
—Pues para pagar una casa y vuestra comida. Los adultos hacemos
eso.
Imaginé que Jared estaba pasando del calor al frío con aquellas
palabras.
—. Es un trato.
—Casamentera, casamentera —entoné retomando mis pasos,
Jared me sonrió.
casa del hermano de Gigi. De algún modo sentí que ella tenía su
que no era una necesidad porque allí no sentía que tuviera que
hacerlo.
Estaba tranquilo.
se coló bajo mis piernas. Rodeé su cuello con mis brazos y estuvimos
real.
Sonreí.
luchando por liberarte de otra, y está bien para mí. Aquí estaré
esperándote.
acarició el mentón, era tan dulce que parecía mentira—, así que
tienes ventaja.
—No sabes si lo hago bien o maúllo como un gato.
Nunca le vi tan feliz como en ese momento. Los tres nos tomamos
de la mano y seguimos bailando y cantando hasta que nos venció el
sueño.
La felicidad es inenarrable.
Cada momento juntos era una bendición, un regalo que atesoraba
porque nunca pensé que podría vivirlo. Una vez dije que llorar
dejando de evitar las lágrimas es liberador, pero reír sin saber que lo
haces es reparador.
El último día que estaríamos juntos, me embriagó una mezcla de
Llegaron conmigo.
—Mami ¿podemos comer?
—Claro, cariño, vamos a casa a quitarte la sal con un buen baño
mientras te preparo la comida.
—¿A qué hora irás a buscarme? Debes llevar un corsage, eh, menos
que eso no espero.
puerta era delirante. Ese hombre era un enigma, ¿en qué momento
había aprendido a cocinar y se había sacado la carrera y, en especial,
era que estaba ansiando cortarlo al menos por los hombros porque
era abundante y cuando hacía mucho calor sentía el cerebro hervir.
—¿Qué cosa?
Me enseñó una bolsa que ponía el nombre de una marca de ropa
que reconocía.
—Lo he comprado hace más de un año —sonrió nervioso—, solo lo
Recibí la bolsa.
—Gracias.
—Gracias —repetí.
Cerré la puerta y dejé la bolsa sobre la cama, un papel de ceda
puse sobre mi cuerpo y fui hasta el espejo para mirarme. Una sombra
de inseguridad me atacó sin piedad, las palabras de Connor estaban
—No me creo mi suerte, voy a cenar con la mujer más hermosa del
mundo.
se oía música.
Corrió mi silla y antes de ir a su lugar me dio un beso corto.
salón.
—La noche no ha terminado, una cita formal incluye un baile.
Se quitó el saco y lo dejó sobre una silla, usó el móvil y después de
activar la reproducción, lo metió a su bolsillo. Se acercó para
aquí.
Busqué sus labios, necesitaba sentirlo, tal vez no podía prometerle
con palabras el futuro, pero tenía miles de besos para prometerle
que yo también le amaría para siempre, pasara lo que pasara.
Llevé mis manos a las mangas diminutas para bajarlas, mis pechos
quedaron expuestos ante él. Jared acarició con la misma ternura y
sutileza la línea de mis hombros antes de llevar sus labios a mi
cuello y llevarme al delirio con la humedad que me marcaba la piel.
Sus labios bajaron por mi rostro besando mis ojos, mis mejillas, mi
nariz, mis labios, recorrieron mi cuello, mis clavículas, mis brazos,
mis costados, la línea de mi abdomen y descendieron hasta mis
piernas. Cuando estuvo de rodillas entendí que acababa de besar
junto a él.
—Te quiero, bonita hoy, mañana y para siempre —musitó antes de
quedarme dormida.
El amor no puede ser eterno porque es una llama, pero es infinito
mientras arde.
Treinta y cuatro
Mi Tormenta
Jared
Debía irme sin tener fecha de regreso. Pero el regreso también era
necesario, esa semana, que incluyó la festividad del 4 de julio, trajo
silencio y los secretos son una bomba de tiempo de los que nunca se
escapa ileso.
—Cuando te conocí creí que eras el tío más admirable que había
conocido —se dio vuelta para mirarme—, estabas hecho pedazos por
dentro, pero por fuera eras un tipo de acero que pasaba por encima
de tus propios límites por tu hija indefensa. No te lucían las ojeras,
—Luciano…
No me permitió interrumpir.
sentar la cabeza, que ni siquiera sale con alguien porque solo tiene
vida para el trabajo y su hija… ¿En qué jodido momento se te ocurrió
—¡¿Acaso te has vuelto loco?! —Se pasó las manos por el pelo.
nada.
Me miró en silencio y apoyó las manos en la madera del escritorio.
escucharla, frustrarme cada vez que veía las heridas de su piel que el
—Sé que no tengo moral para decirte que no debiste meterte con
ella, pero tengo la experiencia para saber que puede acabar mal para
Celine a San Francisco, ella también necesitaba volar, solo que por
razones diferentes. Me sentía demasiado solo en esa casa tan
grande, April había ido con mis padres y no volvería hasta unos días
tiempo con ellos y ya era hora de que yo la dejara crear otros lazos.
—Hola, Jared.
—¿Puedo pasar?
Capté en su tono la arrogancia de siempre.
averiguarlo.
Intenté cerrar la puerta, ella la detuvo poniendo un sobre frente a
—Si no quieres por las buenas, tendré que hacerlo por las malas.
—Te largaste sin mirar atrás, sin importarte el daño que estabas
¿quieres?
Rebufé.
Suspiré cansado.
—No tengo mucho tiempo —solté sin tacto y saqué el móvil para
favor.
El límite de mi paciencia estaba llegando al borde.
—Márchate —exigí.
Ella chasqueó la lengua.
terminado.
Puso el sobre en mi pecho.
y que por esa razón sufrí estrés post parto y depresión. Y tengo ese
diagnóstico soportado por el psiquiatra que me trató.
—Eres despreciable.
—Dame el beneficio de la duda —miró al suelo donde yacía el
Tomé mi decisión.
—No conciliaré, y si tengo que ir a la corte lo haré.
—Será mejor prepararse desde ya porque si estuvo intentando un
acercamiento, no consiguió lo que quería y está aquí es porque el
minuto de esos siete años sin ella, y la sola idea de pensar en que
pudo no nacer y que incluso llegué a sugerirlo, me azotaba como un
látigo.
Así que April debía volver para que yo ganara un poco de tiempo y
abordase el tema que no había querido abordar con ella. Porque
Marc se reunió con el bufete que la representaba y supo que no se
madre. Pero lo que más me indignaba era que, según Marc, podrían
alegar que yo obligué a Allison a irse y que por esa razón se alejó de
su hija sintiéndose humillada y presionada por mí a que se pusiera
revictimizando.
juicio.
tribunales.
del juicio y ahora menos que nunca podría dejar a April sola.
hamburguesas.
—Lo sé, papá. Pero tengo que hacerlo ahora —dije impotente ante
males.
Rebufé y dejé mi plato de lado.
vuelve loco.
pudiera verlo.
Se sentó a mi lado.
de Luciano, os pone por los aires. Yo creo que no deberías estar tan
ti.
pasos de ballet que conocía. Ella nos habló del día que vio bailando a
favorita es Aurora.
te duele una pierna o no puedes saltar tan alto como tus amigos, el
fisioterapeuta te ayudará a hacer ejercicios especiales y te enseñará
te ha vendido tan bien que voy a tener que romperme una pierna
para comprobar tus servicios.
Nos reímos.
—Es cierto, nadie me promociona mejor que ella.
padre soltero.
—Pues te felicito lo has hecho de maravilla.
Ella suspiró.
—Mis padres eran adictos. Él murió primero y ella después, mi
abuela me crio, pero también murió. Por eso terminé en una casa de
acogida y ese par de maravillosas personas me adoptaron y me han
Celine, hago los mejores hot dogs del mundo. Y me explicó con
mucho cariño que ya no había nadie que fuera a buscarme . Tenía su
mostrársela.
—¿Recuerdas que me preguntaste por tu mamá? Dijiste que
mamás.
Sesgué una sonrisa.
—Mis ojos son como los suyos, pero mi pelo no es de ese color, es
más como el tuyo.
—¿Quieres saber su nombre?
Se tomó otro momento para pensar. Después devolvió la foto a la
caja y la cerró.
—No, papi —me entregó la caja—, solo quería saber cómo se ve.
posible que Connor estuviera avisado sobre la hora y escapó. Por eso
no pudo sacar nada de la casa.
Me mesé el pelo. Incluso en esas circunstancias Dustine seguía
sometida a él. Podrían pasar años y todo ese tiempo ella estaría
escondida.
—Pero vine a hablarte del juicio. Conseguimos información
importante sobre Allison. ¿Has escuchado sobre Tristan Duke?
York.
—¿Vivían?
—Tristan solicitó el divorcio y la razón va a gustarte —hizo una
pausa y entendí que estaba satisfecho con las noticias—, infidelidad.
Ella se metió con su entrenador. Lo sé, típico cliché. Y Tristan no
hija?
—Muy sencillo, alegaría su estatus vulnerable como madre soltera
que debe responder por un hijo y la corte entra a considerar qué tan
vulnerable es en ese momento. Sin propiedades o un empleo, su
ser uno mismo sin temor, sin inhibiciones y sin inseguridades. Para
mí significaba tomar decisiones auténticas y seguir el propio ritmo
Durante esos cuatro meses me había sentido más viva que nunca, y
también más asustada. Vivía con la zozobra constante y patente de
que algún día, Connor aparecería para robarme lo poco que había
Ya no pensaba con cabeza fría, lo único que hice por esos días fue
justo ponerlo a elegir entre su hija y yo. Así que organicé que mi
escrúpulos.
mucho tiempo.
temprano en la mañana.
Admiré por última vez la inmensidad del mar, una luna redonda y
brillante se reflejaba en las aguas. Agradecí en silencio la felicidad
que había encontrado en ese lugar.
mucha salsa roja, no se veía lleno de salsa, siempre pedía más y más,
volveremos a ver
No quería sembrar falsas esperanzas en él, pero la ilusión de
volver a ver a April era la única razón por la que resistía en ese lugar,
soñado con una canción, que podía escucharla en sus oídos, pero
ave peregrina.
la cortina.
entonces lo escuché.
—¿Dónde crees que vas, querida? —su voz era pausada lo que le
que hacer para ganarme tu atención, todo lo que tuve que quitar del
camino para hacerte mi esposa —dijo con la voz susurrante.
¿y cómo me pagas?
Gemí de dolor, le vi disfrutarlo.
—¿Crees que algún día podrás ser libre? ¿Crees que no voy a
perseguirte donde quiera que vayas? Primero estarás muerta.
número un par de veces. Con el primer tono sentí que perdía el aire.
—Hola, querida esposa. Creí que seguías dormida.
—Sí.
—Lo que yo quiera… muy bien, entonces te diré lo que vas a hacer.
—Me recitó unas indicaciones para encontrar una vía hacia una
reserva natural cerca de Los Gatos y el lugar donde se encontraba—.
Ahogué un jadeo.
—Por favor… no le hagas daño —supliqué.
—Empieza a rodar el tiempo, mi amor. Ah, y será mejor que no le
avises a tu amiga la detective.
La llamada se cerró.
Caí de rodillas al suelo como si hubiese estado soportando un peso
que arañé.
Pero la felicidad también es efímera.
este mundo.
Apagué el teléfono y subí al auto. Activé las indicaciones en el
navegador y conduje sin detenerme y sin importarme el límite de
velocidad. Todos mis pensamientos estaban con mi hijo, si estaría
harás?
Dudó pero al final me dijo que sí.
—Vale, te irás caminando por la orilla, y si puedes correr un poco,
también lo harás. Y apenas te encuentres con alguien, pídele ayuda,
dile que estás perdido y que vives en Santa Helena. Pero no les digas
nada sobre mí o sobre tu padre.
—¿Por qué no puedo?
Tomé aire.
Él estaba a salvo.
Ya podía respirar.
Connor me tironeó hasta llevarme al auto y me obligó a subir
junto a él.
—Este será nuestro viaje final, mi amor —declaró.
Me resigné. No importaba lo que fuera de mí si mi hijo podía vivir.
Sabía bien que los árboles cumplen un ciclo, mis hojas caerían, pero
las suyas apenas empezaban a florecer. Si conseguí que Connor le
móvil. Buscaba una razón que me diera sosiego, pero lo único que lo
haría sería escuchar su voz. Siempre la llamaba antes de ir al trabajo,
estrado.
así?
—Así es.
elegir.
corto plazo.
—Continúe con las preguntas, abogado —dijo la juez, era una
superar la depresión?
—Objeción.
Ella la observó.
—No lo sé… no recuerdo haber escrito una carta.
—Si lo prefiere podemos hacer una prueba comparativa de
caligrafía.
quería marcharse?
Allison palideció.
—Que responda.
—Vamos a descanso.
—¿Cómo estás?
Exhalé cansado.
sabes.
Marc se acercó.
olvides.
Volvimos a la sala y mi ansiedad aumentaba, no sabía cómo estar
—Claro que sí, era padre soltero de una criatura de tres meses de
vida, estaba totalmente entregado a su cuidado.
—Pues creo que de haber podido dar leche por su cuenta la habría
amamantado él mismo.
Volvieron las risas, ese era Luciano.
El abogado carraspeó.
—Dijo que antes de conocerlo lo hacía, ¿qué ocurrió después?
—Nos volvimos amigos, me enamoré de su hija y le ofrecí mi
—Proceda, abogado.
—En el expediente consta que usted se convirtió en padre de facto
de la menor, ¿por qué razón solicitó este tipo de custodia?
relación? —insinuó.
—No se está juzgando la orientación sexual de mi cliente ni sus
testimonio.
Me aclaré la garganta y empecé a hablar.
Porque en ese momento, supe que todo había valido la pena, que
cada lágrima derramada, cada sacrificio hecho, cada noche sin
—No entiendo…
—Al parecer ella salió después, y tenemos la hipótesis de que
estado.
Estaba desesperado.
buscarla.
momento de parar.
Asentí.
—Es inútil.
visto.
devoraba mi esperanza.
—¿Dónde estás? ¿Te ha hecho daño? —susurraba a su foto en mí
inútil buscar.
tardarán en llegar.
—Voy en camino.
Retomé la ruta, estaba muy cerca de Los Gatos y Luciano también.
nosotros.
muñecas por sujeción. Por lo demás está ileso. Pero no habla, llora
—Se fue con él —las lágrimas le rompieron la voz, rodaron por sus
mejillas a torrentes—, él la tiró al suelo y la dejó sola. Me metió en
baño, pero me aguanté… después vino mamá, tenía las mejillas con
sangre...
Se quebrantó en ese momento y solo pude abrazarlo e intentar
calmarlo.
está mamá.
Su llanto desolador nos rompió a Luciano y a mí, él no lo soportó y
salió de la habitación.
—Vamos a encontrarla. Has sido muy valiente —limpié sus
lágrimas.
—No la pude defender.
lloraba en medio del sueño. Sabía que iba a necesitar ayuda para
superar lo que vivió en manos del monstruo que tenía por padre.
cosas a su modo.
Cuando la culpa aparece también te enumera cada uno de los
Querido Jared:
jamás.
Sé que en algún lugar del universo, volveremos a
encontrarnos y allí te estaré esperando.
varios metros hasta caer al río Truckee. Dos personas a bordo que
corresponden a los reportados Dustin y Connor Lowell. Uno de ellos
falleció en el siniestro.
oídos y me dan ganas de bailar. Giro y giro entre las flores, se siente
la libertad.
violetas, parece brillar porque el sol está tras él. Me llama a ir hasta
allí, donde hay tanta luz, por el camino voy recogiendo algunas
rostro al sol que desciende en el cielo. Paso mis manos por ellos
hermosos.
con amor.
—Me encantaría.
Me siento en el columpio y papá me impulsa desde atrás. No
recordaba que fuera tan divertido. Le pido que me lleve más alto y él
adoración.
necesitaba el sol (el amor). Una mañana encuentras unas hojas muy
hierbajos y espinas.
también diría que las hojas secas que no se arrancan acaban por
para recordarme que he sobrevivido, pero que tal vez no pudo ser
así.
más tiempo. Las cicatrices del alma no sangran son como quitarle
muy rara que solo florece en la selva, pues el perdón solo florece
dentro de ti. No sabía que necesitaba perdonar para volver a
hijo, del remordimiento que les provocaba ver a Kenneth luchar por
superar lo que tuvo que presenciar. Ambos me pidieron que les
perdonara por no abrir los ojos, por no atender a las señales. No era
para continuar.
mía.
Sobra decir que tuve al doctor indicado para curarlos, no solo con
cabe todo lo verdadero, caben las raíces, las flores, el cielo, los
árboles, los mares, el amor. Hay algo muy poderoso en las raíces,
suelen estar ocultas, pero tarde o temprano terminan por revelar el
tesoro que esconden, así son los árboles, las flores y las personas; la
todas las formas, con el amor llega el quedarse, llega la otra piel
alegría. Y llegará la vida, de repente, sin hacer ruido, sin avisar que
detiene.
—No irás a tirarme la puerta en la cara.
Ella me sonríe.
—No pasa nada. Ya me he acostumbrado a que este superhéroe
llegar hasta aquí, cuando te vayas tal vez pase mucho tiempo hasta
que puedas volver al Valle de Napa, el valle que nos cambió la vida.
y me mira.
—Para siempre —musita sobre mis labios.
Soy una mujer que hoy cuenta su historia porque la vida le dio otra
oportunidad, me sigo remendando las heridas hasta que consiga
sanar. Soy una flor que finalmente pudo escapar de las garras del
depredador, que por mucho tiempo estuvo acorralada por el miedo y
Secret Queen.
¡Gracias!
ocurrió así. Ella necesitaba que alguien le diera voz, que alguien
contara su historia, no por ella misma, también por las demás.
Acabé esta historia en un abril, una noche lluviosa y fresca que vino
a refrescarme también a mí después de tanto llanto, porque si hubo
el riesgo que tomaste al leer esta historia. Por los años, los meses o
los días que llevas siguiendo esta serie y que has vivido con
este libro.
Como siempre, a mis padres que hoy más que nunca están
apostando por este sueño. A Andrea y a Mateo porque siempre me
mí.
cariño.
¡MILLONES DE GRACIAS!
Isa Quintín
universo Marvel.
Autora de literatura romántica, sus títulos más destacados son
Amazon.
Isaquin n.com
Serie Bad Romance
5 Miss X Pronto
Créditos
Secret Queen
Serie: Bad Romance
Volumen: Libro 4
©2024, Isa Quintín.
Colombia
adaptación, ni traducción.
Contenido
Sinopsis
Playlist
Uno
Una semilla
Dos
Árbol prisionero
Tres
Depredador
Cuatro
Tierra fértil
Cinco
Un vástago
Seis
Sol de abril
Siete
Retoñar
Ocho
Suplir la ausencia
Nueve
Mala hierba
Diez
Revelaciones
Once
Árbol seco
Doce
Esa propuesta
Trece
Una sonrisa
Catorce
Lo cambió todo
Quince
Asomo de tormenta
Dieciséis
Una jaula abierta
Diecisiete
Dieciocho
La misma pesadilla
Diecinueve
Un nudo en la garganta
Veinte
Secret Queen
Veintiuno
Veintidós
La certeza
Veintitrés
Pasos valientes
Veinticuatro
Rastreada
Veinticinco
Su secreto
Veintiséis
La terrible verdad
Veintisiete
¿Cuándo terminará?
Veintiocho
Sigue latiendo
Veintinueve
El cerillo
Treinta
Alas remendadas
Treinta y uno
Enfrentar el miedo
Treinta y dos
Vientos de tempestad
Treinta y tres
Suya
Treinta y cuatro
Mi Tormenta
Treinta y cinco
Treinta y seis
Ave peregrina
Treinta y siete
Mi sol de April
Treinta y ocho
Si no hay después
Treinta y nueve
Un nuevo jardín
Epílogo
Renacer
¡Gracias!
Isa Quintín
Créditos
Contenido