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La narrativa peninsular desde 1975 hasta nuestros días.

Principales tendencias: Almudena Grandes,


Muñoz Molina, Eduardo Mendoza, Rosa Montero

A finales de los 70, tras la muerte de Franco, se publican en España títulos hasta entonces prohibidos por la
censura y los autores españoles contactan con la actualidad literaria de otros países. Aparecen numerosos
grupos editoriales y premios, y se dan a conocer novelistas como J.J: Millás o Julio Llamazares que coexisten
con autores de generaciones anteriores: Cela, Delibes, Juan Benet, Juan Marsé, etc. Entre los nuevos novelistas
se han ido incorporando, a lo largo de estas cuatro décadas, un número importante de escritoras, como Dulce
Chacón, Cristina Fernández Cubas, Belén Gopegui, etc.
Es difícil analizar la producción de estos años, pues no ha transcurrido el tiempo suficiente entre la aparición
de los textos literarios y la reflexión crítica necesaria para analizarlos. El rasgo que se suele destacar es la
variedad de temas, de estética y de tendencias. Hay que tener en cuenta que la novela es el género literario
más consumido y un objeto de interés preferente para la industria editorial, que debe satisfacer las expectativas
de un gran número de lectores potenciales con gustos diferentes.
Sin embargo, dentro de esta variedad podemos identificar de manera general algunos rasgos comunes:
• Recuperación del argumento, del gusto por contar una historia, frente al experimentalismo extremo y
el mero juego formal. En las novelas actuales hay trama, personajes y reconstrucción de ambientes.
• Simplificación de las estructuras narrativas. Vuelven con frecuencia la temporalidad lineal y el
tradicional narrador único, en tercera o en primera persona, aunque muchos autores hacen un uso
moderado de las técnicas del experimentalismo: segunda persona narrativa, monólogo interior, estilo
indirecto libre, collage, contrapunto, desorden cronológico, etc., pero siempre puestos al servicio de la
trama y huyendo de los excesos que dificulten la lectura. Estas técnicas se combinan con estrategias
narrativas tomadas de géneros tradicionales, como la novela policiaca y de aventuras.
• Estética realista, aunque se diferencia tanto del realismo del siglo XIX como del realismo social de los
años cincuenta. Se plantean situaciones reales y cotidianas, pero la intención ya no es ni reflejar la
realidad (siglo XIX) ni cuestionar la sociedad y la política (años cincuenta), ahora se trata simplemente
de ofrecer un marco verosímil a las preocupaciones individuales de los personajes. Cuando aparecen
la ideología y el compromiso, ya no es en representación de una colectividad, sino que son elementos
integrados en la vivencia personal de los protagonistas.
• Intimismo: vuelve el análisis psicológico de los personajes, a menudo con un cierto carácter
neoexistencialista. Son frecuentes los protagonistas solitarios y desolados, que no entienden el mundo
en el que viven y que perciben como hostil.
• Metaliteratura: es frecuente el tema de la propia literatura y abundan los personajes que leen o que
escriben una novela dentro de la historia que protagonizan (metanovela).
• Autoficción: el autor presta su nombre y sus circunstancias biográficas a un personaje del relato (con
frecuencia, el narrador), acentuando así la sensación de indefinición entre realidad y ficción.
• Fusión de diferentes géneros en una obra y reinterpretaciones sorprendentes de la tradición literaria.
• Resurgimiento de las novelas de género, especialmente de la novela histórica y la policiaca.
Por último, hay que destacar el auge de la narrativa breve, con el resurgimiento del cuento y la aparición del
microrrelato. Entre los autores podemos citar a Quim Monzó, Sergi Pàmies, Andrés Neuman, etc.

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Principales tendencias de la novela
No es fácil identificar corrientes, pero sí de tendencias temáticas y géneros como los siguientes:
o La novela policiaca
En los años setenta Manuel Vázquez Montalbán rescata este género, tradicionalmente menospreciado por la
crítica, aplicando en sus novelas de intriga policiaca las técnicas de la narrativa más exigente. Además,
introduce aspectos políticos e históricos, lo que se ha convertido en una constante del relato policiaco
contemporáneo.
o La novela histórica
Se recrean distintos episodios de la realidad española en la Edad Media, el Siglo de Oro o los comienzos del
XX. En las últimas décadas han proliferado las novelas sobre la Guerra Civil y la posguerra inmediata: Luna
de lobos (Julio Llamazares), Soldados de Salamina (Javier Cercas), La voz dormida (Dulce Chacón), Los
girasoles ciegos (Alberto Méndez), la serie Episodios de una guerra interminable, etc.
o Novela de reflexión intimista
Se centra en la búsqueda personal y en la reflexión sobre la propia existencia. A menudo son a la vez crónicas
generacionales, novelas psicológicas y novelas de aprendizaje: La lluvia amarilla (Llamazares) Malena tiene
nombre de tango (Almudena Grandes).
o Novela culturalista
Son novelas eruditas, reflexivas, con elementos intimistas. Algunos de estos autores se recrean en el
barroquismo lingüístico o en cultas referencias literarias y artísticas, por lo que se dirigen a un lector
minoritario. Es frecuente el tema de la creación literaria. El propio proceso de la escritura pasa al primer plano
en obras en las que el protagonista es un escritor y la novela que leemos es, en parte, el libro que él escribe.
Uno de los autores más representativos de esta tendencia es Enrique Vila-Matas (Historia abreviada de la
literatura portátil; El mal de Montano, Bartleby y compañía).
o Novela de realismo crítico y social
El tema social tampoco está del todo ausente en la narrativa contemporánea, especialmente en los últimos
años. En estas novelas se propone una revisión de fenómenos contemporáneos como la burbuja inmobiliaria,
la corrupción política o las consecuencias de la crisis del 2008. Uno de sus máximos representantes es el ya
fallecido Rafael Chirbes (Crematorio, En la orilla).
Algunos autores
Eduardo Mendoza
Se suele mencionar la publicación de su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, como el inicio de
la nueva narrativa. En esta obra se utilizan procedimientos típicos de la novela experimental de los sesenta,
como el perspectivismo, el contrapunto, la fragmentación de la historia, los reiterados saltos temporales o el
collage. El lector debe reconstruir los sucesos en torno a un asesinato a partir de cartas, informes, relato
autobiográfico, recortes de prensa, relato en tercera persona, etc. Sin embargo, todos estos elementos formales
están al servicio de un argumento ameno, que mezcla elementos del género policiaco, de la novela histórica
(con tintes sociales y políticos), del folletín y de la novela psicológica, formando un pastiche que, como hemos
visto, es muy característico de la novela actual.

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En sus novelas posteriores, como El misterio de la cripta embrujada, La ciudad de los prodigios, Sin noticias
de Gurb, Las barbas del profeta, etc., abundan los elementos humorísticos y las tramas que mezclan lo
policiaco con el género de aventuras, sin que tampoco esté completamente ausente la crítica política y social.
Rosa Montero
Es muy conocida por sus artículos periodísticos. Sus novelas, de estilo siempre fluido y sencillo, giran en
torno a temas recurrentes como la memoria, la identidad, el paso del tiempo, la muerte y la situación de la
mujer en la sociedad contemporánea. Entre las más conocidas figuran Crónica del desamor, testimonio de
los años de la transición democrática, La hija del caníbal, novela de intriga y misterio; Te trataré como a una
reina defensa de la condición femenina; Historia del Rey Transparente, novela de aventuras y de fantasía,
ambientada en la Edad Media y protagonizada por una muchacha disfrazada de hombre, y Lágrimas en la
lluvia, novela de la detective Bruna Husky en un futuro imaginario próximo en el que mueren replicantes. Su
último título es La buena suerte.
Antonio Muñoz Molina
Destaca por su hábil construcción del relato y por el uso de la intriga. Su obra muestra un estilo claro y cuidado,
combinado con ambiciosas estructuras narrativas y el dominio de los diferentes registros lingüísticos. Su
primera novela, Beatus ille, es una indagación sobre un supuesto escritor de la Generación del 27; en ella
figura la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda que reaparecerá en otras obras suyas, como,
por ejemplo, El jinete polaco. Esta es una de sus novelas más exitosas y consideradas; en ella se cuenta la
historia del narrador y su familia desde el asesinato de Prim hasta la Guerra del Golfo, y con ella la de España
durante ese período. Otros títulos importantes del autor son El invierno en Lisboa, Beltenebros o Plenilunio,
todas ellas intrigas policiales con elementos líricos y éticos. Su última novela es Tus pasos en la escalera, en
la que un superviviente del 11 S intenta dejar su pasado atrás. En 2021 escribió un diario (Volver a dónde) en
el que el contexto del confinamiento se mezcla con los recuerdos de la infancia del protagonista.
Muñoz Molina es además autor de abundantes ensayos de temas variados: arte, literatura, política… Fue muy
exitoso Todo lo que era sólido, en el que analiza la situación política de España hoy en día.
Almudena Grandes
La propia autora distingue dos ciclos perfectamente delimitados en su trayectoria, separados por una novela
bisagra: Los aires difíciles.
El primer ciclo abarca sus cuatro primeras novelas: la erótica Las edades de Lulú, Te llamaré viernes, Malena
es un nombre de tango y Atlas de geografía humana. Constituye la crónica sentimental de los jóvenes de su
propia generación, los niños del tardofranquismo que crecieron con la movida y la acelerada modernización
de España. Ambientadas en Madrid, estas novelas se caracterizan por el uso de técnicas realistas, la
introspección psicológica, la primera persona narrativa y el predominio de las protagonistas femeninas.
En la segunda etapa, la autora enfrenta nuevos temas, en especial el de la memoria histórica. Las tramas son
más complejas, pues combinan varios ejes narrativos y diversas perspectivas. El estilo también ha ido
cambiando en estos años, haciéndose más sencillo y menos poético. La primera novela que responde
plenamente a estas características es El corazón helado, a la que sigue la serie Episodios de una guerra
interminable, un proyecto narrativo que se compone de seis novelas independientes que narran momentos
significativos de la resistencia antifranquista en un periodo comprendido entre 1939 y 1964, y cuyos
personajes interactúan con figuras reales y escenarios históricos. El modelo formal y el título son un homenaje
a los Episodios nacionales de Galdós; Inés y la alegría da comienzo a la serie, continuada con El lector de
Julio Verne, Las tres bodas de Manolita, Los pacientes del doctor García y la recientemente publicada La
madre de Frankestein.

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