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Amelia Podetti fue una filósofa, escritora, ensayista y profesora universitaria de Argentina.

Fue una
de las principales motorizadoras de las llamadas Cátedras nacionales, perteneció a la agrupación
Guardia de Hierro, dirigió la revista Hechos e Ideas y fue directora nacional de Cultura.
Nacimiento: 12 de octubre de 1928, Villa Mercedes
Fallecimiento: 27 de marzo de 1979, Buenos Aires
Libros: Comentario a la introducción a la fenomenología del espíritu, La irrupción de América en la
historia y otros ensayos
Educación: Facultad de Filosofía y Letras - UBA

Amelia Podetti nació en Villa Mercedes (100San Luis) el 12 de octubre de 1928 en el seno de
una familia de fuerte compromiso político e intelectual. Su padre, Ramiro, militó en FORJA y
en el yrigoyenismo, y junto con su madre, Amelia Lezcano, participaron en la formación de
la Junta Renovadora Radical en Mendoza y más tarde en la fundación del Movimiento
Peronista en esa provincia. En 1944, cuando Perón creó la Justicia del Trabajo y nombró juez
a su padre, la familia se mudó a Buenos Aires.

El pensamiento de Amelia incluyó un análisis crítico de la filosofía alemana moderna, de


Kant, Hegel, Heidegger y Husserl, como una contribución significativa a la originalidad del
pensamiento latinoamericano. Amelia situó el nacimiento de nuestro pensamiento en el
proceso de irrupción de América en el mundo, destacando su visión universal, divergente
desde sus orígenes de la modernidad europea, particularizada en los viejos límites
mediterráneos y doblemente limitada por su exaltación del individuo sobre toda otra forma
o instancia de lo real y la exaltación de la técnica como dimensión esencial del hombre.

El primero es que, en la década de 1950 Juan Domingo Perón, un líder político


argentino, un nacido en el confín de América del Sur, desde la matriz de su
pensamiento nacional y latinoamericano liberador formuló para el mundo una
propuesta original de universalización de la civilización humana pensada en
beneficio de la felicidad de todos los pueblos de la Tierra. Él estimó que esta
universalización sería realizable después del año 2000, es decir, al comienzo del siglo
XXI, como un imperativo de la evolución histórica; visión que fue obviamente
rechazada y combatida por el pensamiento euronorteamericanocéntrico
dominante.

Y el segundo es que, en la mitad de la segunda década del siglo XXI, en el presente,


Jorge Bergoglio, un sacerdote católico argentino, otro nacido en el confín de América
del Sur, formado también en la matriz del pensamiento nacional y latinoamericano
liberador, devenido papa Francisco, desde ese posicionamiento nuevo,
tradicionalmente eurocéntrico, proclama para el mundo la necesidad de encauzar a
la civilización humana en el camino de esa concepción universalista nacida del
pensamiento latinoamericano, que pone a la dignidad humana, al amor y a la
felicidad de todos los pueblos de la Tierra por encima de cualquier otro valor;
dejando claro en su primer mensaje pastoral urbi et orbi que a él lo fueron a buscar
al fin del mundo, a la finis terrae como dice Amelia, para que tome la conducción de
su Iglesia a fin de afrontar la crisis de la civilización humana que sus pares,
eurocéntricos, no habían podido resolver.

En la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, desempeñó diversas funciones


docentes y desarrolló una intensa actividad gremial.

En este sentido su labor de formación produjo una masa crítica, que fructificó en la docencia
con sus numerosos discípulos.

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