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FILOSOFÍA

LATINOAMERICANA
Y

PERUANA

INTEGRANTES

ALARCÓN DELGADO Yoverlin


BANCES SANTISTEBAN Rosa
BUSTAMANTE CABRERA Eyder
Omar
CHAPOÑAN CORONADO
Sebastian
RODRIGUEZ GONZALES Karla

DOCENTE

CASTILLO SEMINARIO Lucinda


LA GENERACIÓN DE 1915
LA BÚSQUEDA
DE UNA
FILOSOFÍA
AUTÉNTICA
LA GENERACIÓN DE 1915

(LA BÚSQUEDA DE UNA FILOSOFÍA AUTÉNTICA)

1. INTRODUCCION
La segunda generación del s. XX la vamos a etiquetar como grupo generacional de
1915. Denominado también como de los patriarcas. Se trata de un grupo generacional
diferente y autónomo del anterior, liderado por J.E. Rodó, puesto que, si decíamos
que la mayoría de los componentes de la generación de 1900 tenían casi más un pie
en el s. XIX que el XX, y su pensamiento se centraba más en superar las rémoras de
la mentalidad decimonónica, dominada por la filosofía positivista y sus querencias
anglosajonas, este grupo generacional de 1915 es ya una generación genuinamente
del s. XX, puesto que, aunque todavía lidiarán contra la filosofía positivista, lo hacen
convencidos de que es ya más un residuo del pasado que un enemigo de cuidado en
el presente; y además, aunque su empeño central es la búsqueda de la identidad
latinoamericana, lo hacen desde la superación del problema de los deseos de imitar la
cultura anglosajona, pero sin tener claro en qué consiste lo específico de la cultura
hispanoamericana o latinoamericana, tanto en la literatura, en la filosofía, como en el
resto de los capítulos donde se plasma la identidad cultural.

2. RASGOS MAS SIGNIFICATIVOS

a) Superación definitiva del positivismo. Ha quedado claro que no fue la primera


generación que se volvió contra el positivismo. Por tanto, mantuvo una doble
relación con la filosofía positivista, en la medida en que fueron educados en su
juventud bajo la influencia del positivismo, o del ambiente positivista, y bajo su
influencia realizaron los primeros años de su andadura intelectual. En esta
generación de 1915, las corrientes filosóficas que ayudarán a superar el
positivismo serán la fenomenología de Hussel y el existencialismo de Dilhey, el
raciovitalismo de Ortega y Gasset, y el marxismo. Pero la segunda vertiente de
esta sensación de fracaso consistía en darse cuenta de que de este modo no se
podía construir una filosofía propia para Latinoamérica, puesto que no se pasaba
de hacer filosofía imitando a Europa, y, más en concreto, imitando al mundo
anglo-sajón. En cambio, con esta generación va a surgir un espíritu renovado que
pretenderá conseguir una cierta identidad y autenticidad del pensamiento y de la
cultura latinoamericana, que no desdeñará las referencias a Europa y a los Estados
Unidos, pero que tratará de recoger fundamentalmente los ingredientes de lo
propio, incluido lo indígena, para construir una cultura mestiza.
b) Una renovada búsqueda de la identidad latinoamericana. Ahora se produce una
marcha hacia el exterior, hacia el entendimiento y la unidad continental. Era un
anhelo compartido por todos los intelectuales de esta generación, como herederos
de la generación anterior, que había experimentado el peligro de caer bajo el
dominio político, económico y cultural de los Estados Unidos, tras la guerra de
1898 con España para arrebatarle Cuba y Puerto Rico. En todos ellos latía el deseo
de reunificar la Patria Grande, sobre la que van a hablar el argentino Manuel
Ugarte, y el sueño del peruano Haya de la Torre, pretendiendo que su APRA fuese
un movimiento continental.

c) La influencia de José Ortega y Gasset. Tzvi Medin estudia las diversas influencias
dividiéndolas en tres fases o etapas, correspondientes a los tres viajes de Ortega
al Cono Sur. Si los dos primeros se habían producido en un tono de triunfal
entusiasmo, aunque en el segundo no dejó de producirse un cierto desengaño
hacia Ortega como veremos más adelante, en el tercer viaje Argentina acoge a un
Ortega exiliado, no aceptado por sus propios compatriotas exiliados de la guerra
civil española.

d) El surgimiento del indigenismo. Ya vimos que la generación anterior, influida por


el romanticismo europeo, había iniciado el camino de una cierta toma de
conciencia de la presencia del indio en el suelo americano. Pero se trataba de una
visión en la que el indio constituía una especie de elemento folklórico, vistoso, del
paisaje americano. “Plantea el problema del indio por el simple hecho de centrar
sus exigencias, en particular con Zapata en el sur, en la reforma agraria”. Con ella
se advierte que el problema del indio es más bien el problema del despojo de la
tierra y de la explotación de unos hombres por otros.

3. TRES NÚCLEOS PRINCIPALES DE PENSAMIENTO Y SUS


INFLUENCIAS
En la segunda década del siglo XX se concretan tres núcleos de pensamiento
definidos: El peruano, el argentino y el mexicano. Y junto a ello surgen distintos
pensadores. En apartados posteriores nos basaremos solo en el núcleo peruano y
mexicano. Se comenzará con el pensamiento mexicano, por ser el más significativo.

3.1 El núcleo mexicano:


3.1.1 México en la época de la revolución de 1910
La situación política y cultural de México en esa época estaba en una postura delicada,
debido al descontento del gobierno de Porfirio Díaz. En este apartado se hace énfasis
a los grandes rasgos de las circunstancias políticas y culturales de la revolución
mexicana.
En este contexto se desarrollan hechos sangrientos, tanto de la gente que insiste en la
revolución, y de parte de la derecha. México estaría prácticamente dividido en
facciones que luchan entre sí. En medio de esta situación en el resto del mundo estalla
la primera guerra mundial.
La toma de conciencia fue dándose poco a poco, tanto por intelectuales cómo por los
propios líderes Revolucionarios. Posteriormente la revolución se enfoca a propósitos
con objetivos sociales que antes habían dejado de lado. Se resalta aquí los
intelectuales que ayudaron en la toma de conciencia de los mexicanos, algunos fueron:
Antonio Caso, José de Vasconcelos, Alfonso Reyes, entre otros. Este grupo
contribuyó cómo nadie al desarrollo de afanes intelectuales y sociales hacia la propia
identidad mexicana.

3.1.2. Los autores más importantes: A. Caso, J. Vasconcelos y A. Reyes

a) Antonio Caso (1883-1946)


Nació en México, D.F., el 19 de diciembre de 1883, en el seno de una familia
burguesa, un ejemplo del modo como las filosofías del momento influye en los
pensadores hispanoamericanos, ya que parte del positivismo para superarlo, estudió
ingeniería Civil por presión paterna, pero no dejó de lado sus aficiones humanistas.
En 1908 junto con Vasconcelos y otros jóvenes fundó el Ateneo de la Juventud, con
objeto de revitalizar el conocimiento de la filosofía, reintegrándola a los estudios de
enseñanzas medias y universitarias, en contra de los planteamientos positivistas,
menospreciadores de la filosofía en beneficio de los saberes científicos. A. Caso
consiguió convencer a J. Sierra de esta necesidad, y así se funda la Facultad de
Filosofía dentro de la Universidad Nacional de México. Más adelante, A. Caso llegó
a ser Rector de la UNAM, trabajando también por hacer presente y extender el
pensamiento filosófico a través de sus artículos periodísticos, De contenido filosófico
y político son dos de sus libros más importantes, La persona humana y el Estado
totalitario y El peligro del hombre.

b) José Vasconcelos (1882-1959)


Vasconcelos es el pensador más polifacético y representativo de esta generación. En
La raza cósmica, Vasconcelos trata de responder a interrogantes como qué lugar
ocupa Iberoamérica en el conjunto de la cultura mundial, Su tesis se orientaba hacia
un final de las razas, a través de la imposición de un mestizaje universal que llevara a
la unificación de la humanidad. Y en esa magna tarea, Vasconcelos consideraba que
América era el continente capaz de realizar esa síntesis, de lograr la «raza
cósmica», basada en una igualdad esencial de todos los seres humanos, pero sin
implicar tal igualdad la uniformidad que superara las diferencias, puesto que proponía
conjugar la unidad mestiza con la diversidad de
razas, nacionalidades, colores, culturas, etc.
Para Vasconcelos, el futuro de Hispanoamérica no está en imitar a nadie, sino en
volverse hacia la búsqueda de la propia autonomía y originalidad de lo
hispanoamericano. A pesar de estas limitaciones de su filosofía, así como su
concepción excesivamente utópica de su teoría sobre la raza cósmica, es importante
destacar sus planteamientos sobre el bolivarismo y el monroísmo constituyen una
llamada a la unidad de lo latinoamericano y a la defensa de la cultura en lengua
española como un bien que hay que defender y resguardar, para que, desde su
autonomía y soberanía, dialogue en un clima de igualdad, y sin prepotencia ni
servilismo, con el resto de las culturas del planeta.

c) Alfonso Reyes (1889-1959)


Nació en Monterrey, México, en 1889. Su padre, el general Bernardo Reyes, era
gobernador del estado de Nuevo León y miembro relevante del porfirismo. perteneció
al grupo que organizó el Ateneo de la Juventud en 1909, luego Ateneo de México.
Estudió derecho, e inmediatamente fue nombrado segundo secretario de la Legación
de México en París, ciudad en la que simultaneó su labor diplomática con la de
escritor en diversas revistas francesas. 1919 a 1922 fue director de la revista madrileña
Unión Hispanoamericana, y colaborador de la importante revista España, fundada y
dirigida por Ortega y Gasset, así como de La Pluma e Índice. Sin lugar a dudas A.
Reyes es un autor polifacético, un auténtico humanista, de incansable actividad y de
fina sensibilidad hacia todos los campos de la literatura y casi del pensamiento, por
otro lado gracias a sus muchos años permanecidos en Madrid y en las más
importantes capitales hispanoamericanas le hicieron tomar conciencia de la unidad
cultural hispanoamericana y trabajar por ello en conseguir un mayor conocimiento
mutuo y un mejor entendimiento entre los hombres y los pueblos hispanoamericanos.

3.3. El núcleo peruano: José Carlos Mariátegui, Víctor R. Haya de la Torre y


Víctor A. Belaúnde
3.3.1. Rasgos fundamentales de este núcleo
Un rasgo muy importante y específico del núcleo peruano es el ahondamiento en lo
autóctono y en la identidad de lo latinoamericano. En el siglo XX, los pensadores
tienen más una visión de conjunto, se conocen más entre ellos, y piensan y sienten su
conciencia nacional como una parte del conjunto global de Latinoamérica. Juan
Marchena, menciona que una identidad buscada en lo ancestral de la cultura andina,
propia y diferenciadora, que sobrevive precariamente bajo los acontecimientos de una
historia y bajo los condicionantes de una falsa occidentalización.
3.3.2. Principales pensadores

J.C. Mariátegui ( Mariátegui expresa en sus intervenciones escritas la necesidad de


conseguir organizaciones sindicales nacionales, que superen y vayan más allá de
buscar intereses corporativistas, defendiendo los intereses de toda la clase trabajadora
y contagiando una disciplina revolucionaria a través de una buena organización
sindical ) Haya de la Torre ( su pensamiento no se redujo únicamente al ámbito
peruano, sino que abarcó la visión general de Hispanoamérica, el ideal bolivariano de
conseguir la integración de todas las naciones hispanoamericanas en el ideal de la
patria grande. Pero, además, su preocupación política trascendió lo americano, para
situar sus objetivos políticos en la lucha contra el imperialismo y la consecución de la
justicia social en el mundo) y Víctor Andrés Belaúnde (La identidad peruana debe
buscarse, según Belaúnde, en los ideales ya existentes, y que han aguantado y se han
arraigado en las épocas anteriores, precisamente porque son genuinos y han echado
raíces en la realidad peruana).

4. CONCLUSIONES GENERALES

• Esta segunda generación del s. XX terminó y completó la tarea iniciada por la


generación anterior de superar el positivismo.
• Se suele considerar a los intelectuales de estas dos generaciones como
pertenecientes a una única generación, que Francisco Miró Quesada denominaba
generación de los Patriarcas.
• Se distinguieron dos generaciones donde la primera se encargó de iniciar el ataque
y la superación del positivismo, siendo todavía un grupo que se halla a caballo
entre los dos siglos y todavía un tanto deudor de la filosofía positivista y la
segunda coronó y completó el empeño de distanciarse del mismo, para construir
su pensamiento ya sobre nuevas bases y referencias.

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