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En mucha de la documentación aportada se contrasta la hipótesis acerca de la

explicación de las alucinaciones en personas con esquizofrenia. En líneas generales, se


entienden las alucinaciones como una forma de EE (Evitación experiencial), consistente
con la de idea de efectuar intentos recurrentes por eliminar pensamientos, sensaciones
u otros eventos privados que no quieren tener. Asimismo, cuando una persona percibe,
se está sometiendo a ciertas contingencias del ambiente de las cuales es función.
Generalmente, percibimos cuando un objeto está presente, sin embargo, cuando
percibimos ante claves contextuales ambiguas, que son las que controlan la conducta
en ausencia del objeto real, hablaríamos de “ilusión”, y cuando las claves se reducen
hasta el mínimo de “alucinaciones”. Por tanto, la experiencia anómala (por ejemplo, oír
voces sin causa aparente), lleva a la persona a una búsqueda de explicaciones que a su
vez serán anómalas. Las experiencias alucinatorias pueden a su vez influir en las ideas
delirantes de las personas que padecen esquizofrenia, recurriendo a un patrón de
evitación experiencial para evitar enfrentarse a tal malestar.

Según la perspectiva Skinneriana, las alucinaciones se considerarían conductas


operantes realizadas en ausencia de estímulo percibido, siendo resultado de procesos
internos del individuo, sin necesidad de estar relacionados con estímulos externos
reales. Grosso modo, a través de los diferentes artículos, podemos encontrar consenso
en referencia al contexto de escasez de contacto social, planteando la posibilidad de
que las personas puedan recurrir a conductas problemáticas, como son las
alucinaciones, como una forma de obtener reforzadores sociales. La presencia de
alucinaciones también actuaría como forma de evitación experimental hacia contextos
específicos ansiógenos llegando a tener efectos paradójicos, empeorando la
sintomatología. También se ha observado que la falta de refuerzo social puede llevar a
las personas a dirigir su atención hacia sí mismas, encubriendo así estas experiencias
negativas mediante el surgimiento de alucinaciones. Asimismo, las alucinaciones
pueden funcionar como una estrategia para desviar la atención de sentimientos
negativos o ansiosos. Se ha encontrado que estas alucinaciones pueden incluso tener
un valor reforzante, como se evidenció en un estudio realizado con 30 individuos que
padecían enfermedades mentales graves, quienes establecieron relaciones integradas
e interpersonales coherentes con sus alucinaciones.

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