La comunicación positiva refiere a los comportamientos parentales que permiten expresar lo

que sentimos, pensamos y deseamos sin afectar o dañar a los demás, lo cual implica tener
en cuenta los sentimientos, necesidades y deseos de los demás a la hora de expresarse.
Trasladado este concepto a la educación parental, hace referencia a las son actitudes que
están presentes durante las interacciones entre padres/madres e hijos/as y buscan favorecer
una relación basada en el afecto, la calidez emocional, la comunicación, el diálogo, la
implicación, el acompañamiento y el interés por el menor. Cuando el menor se siente
querido, seguro, escuchado, comprendido y aceptado, estas conductas parentales pueden
considerarse como positivas. Esto se hace posible mediante la adaptación y flexibilidad de
los padres hacia las características individuales de sus hijos/as, así como de sus
circunstancias (Hidalgo, Jiménez, Lorence y Sánchez, 2020).
Los padres contribuyen en el proceso de socialización de los niños, de diferentes modos:
- Ofrecen amor y cuidados

- Son figuras de identificación de manera consciente e inconsciente

- Son agentes de socialización activos en el aprendizaje

- Participan en el desarrollo del concepto yo del niño (autoestima y autoconcepto)

Por ello, es importante que estas relaciones filioparentales sean bidireccionales, donde
primen dos dimensiones en el comportamiento de los padres: el afecto-comunicación, y el
control y exigencia.
De este modo, desde el ámbito psicosocial es inevitable que, las relaciones que establecen
los seres humanos se relacionen de manera estrecha con la “profecía autocumplida”, sobre
todo si éstos forman parte del mismo núcleo familiar. Para ello, debemos conceptualizar
“profecía autocumplida” como el proceso que provoca que la expectativa respecto a unos
determinados hechos futuros concretos aumente la probabilidad de que estos hechos
ocurran. Trasladado esto a las relaciones entre los progenitores y sus hijos, se pone en
evidencia la necesidad de educar desde la comunicación positiva, ya que ésta da lugar a la
crianza desde las estrategias disciplinarias adecuadas.