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La retirada del sujeto moderno
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 EL UNO DE Uno para Heidegger para así, relacionarlo


con los grupos de personas que se
HEIDEGGERD Y LA reúnen bajo un interés común y que

LIBERTAD siguen las órdenes de un líder, en este


caso, los sicarios. Lo anterior, se expone
con el fin de responder si podemos
Paola Andrea Fernández Zapata pensar una libertad dentro de lo Uno y,
paolafernandez510@hotmail.com
así mismo, establecer una relación de
Pontificia Universidad Javeriana de Cali
Heidegger con el psicoanálisis, campo de
acción del cual suele ser excluidos.

Palabras claves:
Uno, auténtico, inauténtico, libertad,
líder, grupos.
Resumen | El presente

trabajo pretende definir el concepto de

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Se ha visto, con el correr de los años, cómo el pensamiento se ha unificado en una


gran masa amorfa, frívola y decadente. Cualquier persona que con ansias de novedad
intente crear algo, se aplastará con el frío hálito de la homogenización en el que la
sociedad está. Así, vemos como las mentes se emparejan y se encuadernan. Esto, no solo
produce un decaimiento de la creatividad, produce también una estandarización del
intelecto tal que genera grupos de sujetos pensando igual dirigiéndose a fines comunes,
que tal vez sean bárbaros o absurdos y que ellos, inmersos en lo Uno, de manera
inauténtica, desconocen.

Con esto, la libertad se ve privada, la autonomía se da deliberadamente a lo otro y la


responsabilidad se le delega a la masa. Por lo anterior, el presente trabajo pretende
definir el concepto de lo Uno en Heidegger y, a partir de su relación con los grupos que se
generan y que cometen actos delictivos, en este caso, los sicarios, intentar responder a la
pregunta: ¿podemos pensar la libertad en lo Uno? Además, veremos también que, a
diferencia de muchos planteamientos de corrientes psicológicas, Heidegger no dista de
una relación con el psicoanálisis, así solo se vea ligado al humanismo de la psicología.

Pues bien, para cumplir con el propósito anterior, y antes de empezar con la definición
del Uno, es necesario hacer un pequeño repaso por la filosofía Heideggeriana y su
concepción del Dasein. Es menester hacer dicha aclaración porque Heidegger (2010), al
interrogarse por el sentido del ser, encontró que, a lo largo de la historia de la filosofía,
esta pregunta ha sido la más universal y, sin embargo, la más vacía. Así, para lograr
conquistar el sentido del ser (Sinn von sein), se dio cuenta que debía preguntarse por el
Dasein, por aquel que tiene una preeminencia no solo óntica, como se da con los demás
entes, sino también ontológica. De hecho, el Dasein es el único que tiene una
preeminencia óntico ontológica.

Pues bien, según Heidegger (2010) en el § 9, este término, hace relación al ser ahí, al
ente que en cada caso somos nosotros mismos, al único ente que es capaz de preguntarse

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por su propia existencia. Es decir, así no se diga explícitamente, al ser humano. Así, si se
caracteriza cada Dasein resultan dos osas: La ese ia de este e te está e su se
elativa e te a el se que le va a este e te e su se es, e ada aso, ío p. .Lo
primero, implica que la esencia del Dasein está en su existencia y, lo segundo, implica que
el Daseines, como se había dicho anteriormente, el ente que en cada caso somos nosotros
mismos y que, no puede ser solo un ente ante los ojos de otro (Vorhandensein) o un ente
a la mano (Zuhandensein) (como los otros entes que están en el mundo) sino que, se
ocupa de su mundo. Po lo a te io , es la o ue la ese ia del Dasein consiste en su
existencia.

Por otra parte, es menester destacar que, para Heidegger (2010), nos movemos
siempre en un mundo que, fácticamente, supone ya estar comprendido. Asimismo, el
Dasein tiene una precomprensión de sí, una comprensión media de su ser en relación con
los entes en el mundo. Este comprender se da en relación con los otros. El Dasein siempre
está en relación con otro, siempre está relacionado con otros Dasein en el mundo,
siempre se es u o o el ot o. E to es, se -en-el- u do In-der-Welt-sein)siempre será
se -en-el-mundo- o sie p e ha á u e ue t o e t e los ot os Dasein, quienes se
ocupan del mundo y que no solo están referenciados a otra cosa como lo que está a la
mano (esto último hace relación a los útiles, a los entes que, si bien están en el mundo, no
se ocupan de él).Por lo anterior, estar-en-el-mundo (In-der-Welt-sein) implica estar con los
otros y en medio de los entes en nuestro entorno inmediato.

Aho a ie , el se u o o ot o es, así él is o o sepa, u a dista ia ió del


Daseincon su propio Dasein. Así, en la medida en que es menos sorprendente el Dasein
para él mismo en su cotidianidad, es más la distanciación. Con esto se observa que, en
ua to otidia o se u o o ot os , el Dasein está subsumido en los otros. No obstante,
esto es absolutamente necesario, porque es la manera en la que podemos hacer mundo
.Por esta razón, el Dasein no es él mismo, los otros le han despojado de su ser; uno mismo
pertenece a los otros y reafirma su poder. Además, los otros también le brindan al Dasein

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su ser, porque este se comprende en el mundo y este último, a su vez, es siempre un


estar-con-los-otros. Así, en el mundo cotidiano, en el estar-con-los-otros propio del
Dasein, se conforma el Uno (das Man), el cual no es nadie determinado y son todos, y
prescribe la forma de ser en la cotidianidad. Este Uno, tiene modos peculiares de ser: en él
se da el dista ia ie to del se o ue se fu da el se u o o ot o ; ade ás, es el
té i o edio de lo ue está ie , de lo ue se ad ite o e haza, esto es lla ado u a
del término medio y muestra una nueva tendencia del Dasein lla ada apla a ie to de
todas las posibilidades del ser:

Todo lo original es aplanado, como cosa sabida ha largo tiempo, de la noche a la mañana.
Todo lo conquistado ardientemente se vuelve vulgar. Todo misterio pierde su fuerza. Esta
u a del té i o edio dese oza u a ueva te de ia ese ial del se ahí , ue
lla a os el apla a ie to de todas las posibilidades de ser (Heidegger, 2010, p.144).

Pues bien, según Heidegger (2010) la cura (Sorge) es una estructura esencial del estar-
en-el-mundo con la que el Dasein sale al encuentro de su mundo cotidiano circundante. La
cura, es una estructura en la que convergen el estar en el uno, el estar uno con otro, el
estar con otro, la circunmundaneidad, el mundo circundante y las demás estructuras del
Dasein. Sin embargo, en la cura de término medio no se revela el sentido del ser en su
cotidianidad, sino que tiende a aplanarse, a nivelarse en todas sus posibilidades de ser. Así
ha ié dose vuelto iego, po e el se ahí al se vi io de la i li a ió todas las
posi ilidades p. .

Aho a ie , dista ia ió , té i o edio apla a ie to o stitu en, en cuanto


odos de se del u o lo ue se desig a o o la pu li idad die Öffentlichkeit). Ella es
quien regula toda interpretación del mundo y del Dasein por no entrar en el fondo de los
asuntos, por ser insensible a todas las diferencias y a la autenticidad. Así, el Dasein tiende
a lo lige o a se adie, po eso el u o se vuelve su otidia idad, o lo ue se des a ga
al se , po esto, el u o es to ado o o el se u o e t e los ot os . No o sta te, po
ser nada no puede ser tomado como nadie si o o o el estado de se o e sí is o

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la i p opiedad Heidegge , .Po ot a pa te, el U o, po esta ó ti o-


o tológi a e te li ado de p eve io es, se le de o i a el sujeto ás eal de la
cotidianidad. Asimismo, el Uno (das Man) no es lo ue se di e u sujeto u ive sal ue se
encuentre sobre otros. En razón de lo anterior, el Dasein cotidiano saca su interpretación
preontológica de su ser de la inmediata forma de ser del Uno. Luego, en la exégesis
ontológica, se sigue esta tendencia interpretativa comprendiendo al Dasein por el mundo
e o t á dose e él o o i t a u da o. Es po esto ue, el u o es u e iste ia io
(existenzial i he e te o o fe ó e o o igi al a la o stitu ió positiva del se ahí
(Heidegger, 2010, p.146).

Por lo a te io , se puede a la a ue el U o o es visto o o algo egativo o o o


una negación de las posibilidades del ser. De hecho, en la cotidianidad nos movemos en el
Uno, fácticamente estamos en él. En el Uno, se lleva desarrolla la cotidianidad de la
existencia misma. Así, el modo más propio de ser del Dasein en el mundo es el modo
impropio, es decir, el Uno. No nos podemos mover en un mundo desligado de una
comprensión o de un lenguaje que esté sujeto a lo Uno (Heidegger, 2010).

Ahora bien, Heidegger (2010) afirma que el Dasein, aparte de encontrarse en el Uno, se
encuentra en el mundo con un temple, un estado de ánimo. Esto es lo más ónticamente
conocido y cotidiano. El encontrarse es la manera en la que estamos en el mundo, en
tanto que tenemos siempre un estado de ánimo y, además, estamos en una condición de
arrojados (Geworfenheit), es decir, en un estado de yecto. Esto último sugiere que el ser
es y no puede ser de otra forma, no elige ser sino que es, ahí, en el mundo, encontrándose
afectivamente de cierta manera.

Este estado de yecto, sugiere una responsabilidad frente a lo que nos va de ser, a
uest a fa ti idad. Así la e p esió estado de e to us a suge i la fa ti idad de la
e t ega a la espo sa ilidad p. . Y, ade ás, Heidegge 010) afirma que el Dasein
o o e te es e t egado a la espo sa ilidad de su se , esulta e t egado ta ié a la
espo sa ilidad de o pode e os de ha e se e o t ado sie p e a p. . No

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obstante, el Daseintiene dos maneras de asumir ese estado de yecto: desde la versión o
desde la a-versión. Cuando es desde esto último, se pretende escapar a ese estado, así, el
Dasein pretende huir de esa responsabilidad, de la responsabilidad que le viene su ser y su
temple de ánimo, es decir, su encontrarse. Como ve e os poste io e te, este hui
ubica al Daseinen el modo inauténtico de la comprensión, en el Uno.

Se mencionó un término que, según Heidegger (2010) tiene la misma originalidad que
el encontrarse, a saber, el comprender, el cual, es siempre afectivo. El comprender
(verstehen) no es, en cuanto existenciario (existenzial , u a pa te o algo , si o ue es el
ser en cuanto existir. Así, el Dasein es, siempre algo que puede ser, es decir, el Dasein es
posi ilidad. Po eso, el se ahí es se posi le e t egado a la espo sa ilidad de sí
mismo, es posibilidad yecta de u a o a ot o. El se ahí es la posi ilidad de se li e para
el ás pe ulia pode se p. . Así las osas, e el o p e der el poder-ser se abre
en sí mismo.

Además, el comprender tie e la est u tu a e iste ia ia de la p o e ió Entwurf).


En esta proyección se mueve el poder-ser en el espacio fáctico. Así, el Dasein se
comprende siempre desde sus posibilidades. Pues bien, esta proyección concierne al
estado de a ie to Erschlossenheit del se -en-el- u do In-der-Welt-sein) en cuando
pode se . No o sta te, el o p e de puede da se, p i a ia e te, o o p opio,
su gie do del pe ulia sí is o Selbst) en cuanto tal o se puede dar de manera
impropia. Esto impropio no implica una ruptura del Dasein respecto a sí mismo. De hecho,
el Dasein, en cuanto fáctico, puede ser en una posibilidad de comprender, es decir, puede
ser en el modo propio o en el impropio.

Entonces, así el Uno sea una estructura en la que la cotidianidad se da, esta se puede
comprender de manera auténtica/genuina o inauténtica/no-genuina. En el modo
inauténtico, que es el modo eminente de estar en el mundo, comprendemos por medio
de la habladuría, la ambigüedad y la curiosidad. La habladuría (Gerede) es la

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interpretación media de las cosas, carente de fundamento; es la realidad en la que se


mueve, vive, comprende y se deja afectar el Dasein (Heidegger, 2010).

Por su parte, la curiosidad (Neugier) es el ver por ver, en el que no hay ninguna
pregunta como tal, una pregunta que genere asombro y que se desee comprender, sino
que se parte de una pregunta que presupone ya una respuesta, que tiene ya,
previamente, una comprensión. Asimismo, la ambigüedad pretende hacerlo todo
comprensible, con anticipación. Y, la avidez de novedad es el deseo constante por lo
novísimo. Todo esto, muestra la carencia de morada del Dasein, la pérdida de interés, el
afán de verlo todo y el hallarse en todas partes y en ninguna. La existencia inauténtica
muestra siempre la huida ante sí mismo (Heidegger, 2010).

De otra parte está el modo auténtico de estar en lo impropio, es decir, de estar en el


Uno, que es cuando nos desenvolvemos en la cotidianidad siendo conscientes del papel
que ocupamos dentro del Uno. En razón de lo anterior, si bien no se puede cambiar
ontológicamente el Uno, porque este no es ninguna posibilidad sino que es así y no de
otra manera, se puede modificar lo óntico. Es decir, cada Dasein puede modificar lo ente
de lo Uno, la manera de desenvolverse en lo Uno. Así, la manera de alcanzar la
autenticidad no es en el abandonarse, sino en la búsqueda de nuestro ser en la existencia
misma, en el mundo circundante, del Umwelt de cada uno (Heidegger, 2010).

Así, observamos que cuando se está en relación con los otros se llega,
inexorablemente, a fundirse en una masa que se distancia de cada sujeto como tal y que
acepta todas las cosas en término medio, con cierta mediación. En el Uno se da tanto una
distanciación del Dasein con él mismo, como un aplanamiento de él. Aquello que se salga
de lo U o vuelve a él a su ho oge iza ió eto a al se u o o ueva e te. Ya o
so os solo u se a te los ojos de ot o Dasein, yo somos uno con ese otro, ya nos
fusionamos con él. Pues bien, del Uno no se puede salir, no es una posibilidad, es un

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existenciario (existenzial) del Dasein, es algo que define su existencia. No obstante, se


podría tener una manera auténtica de estar en el Uno, a saber, siendo conscientes de que
se está inmerso en esa gran igualdad de pensamientos y de maneras de obrar. Sin
embargo, la manera más común de estar en el Uno es de forma inauténtica, es decir,
subsumiéndonos en esa masa sin más. De hecho Heidegger (2010) afirma que:

Disfrutamos y gozamos como se goza; leemos, vemos y juzgamos de literatura y arte


como se ve y juzga; incluso nos apartamos del "montón" como se apartan de él;
encontramos "sublevante" lo que se encuentra sublevante. El "uno", que no es nadie
determinado y que son todos, si bien no como suma, prescribe la forma de ser de la
cotidianidad (p.143).

Con lo anterior vemos, primero cómo se forma una gran masa homogenizada en la
cotidianidad y segundo, cómo el Dasein, en ciertos casos, pretende huir de la
responsabilidad que le deviene asumir su ser, su estado de yecto. Así, podemos ver, cómo
se conforman los diferentes grupos que no tienen una capacidad de pensamiento crítico,
si o ue a túa po u ie o ú ue están bajo una sola manera de obrar
librándose de la responsabilidad de pensar por sí mismos. Pues bien, uno de estos grupos
es una banda, una banda delictiva como lo es la de los sicarios. Ramírez (SF) afirma que la
a da es o sola e te u ag upa ie to de jóvenes a partir de un interés criminal
común, sino también un mecanismo de socialización, alternativo a la familia y a la escuela,
de la ue ge e al e te ha dese tado p. .

A propósito de esto, Freud (1920) en su texto Psicologías de las masas y análisis del yo,
muestra cómo se estructura una masa artificial duradera. En este texto muestra que la
influencia de la masa hace que el sujeto presente una alteración psíquica: su rendimiento
intelectual disminuye y, asimismo, su afectividad aumenta. Esto produce que se dé una
homogenización de la banda, o, como lo dice Heidegger, una comprensión de término
medio, carente de fundamentos, propia de la forma inauténtica de estar en lo impropio.
Esto se da porque, la forma en que rinda intelectualmente cada sujeto de la banda

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implicaría un rechazo por parte de sus compañeros y por esto, tienden a la igualdad, a la
homogenización. Ahora bien, Ramírez (SF) afirma que en la estructuración de la masa se
da una relación vertical al líder y una horizontal con los pares. El líder, se instaura como el
ideal del yo y como superyó en cada uno de los miembros de la banda. Es importante
aclarar que, Freud (como se cita en García, 2000) afirma que el superyó es quien mantiene
el orden en el sistema psíquico, es quien impone la norma y la moral y la manera en cómo
se debe obrar.

Pues bien, siguiendo con Ramírez (SF), como se ha dado una homogenización de la
intelectualidad y los miembros siguen a un líder,se mantiene un orden en el grupo. Así,
siguiendo a Heidegger, se ve que estas bandas están en el modo inauténtico de estar en el
Uno, en el que prima la carencia de interés, la avidez por lo nuevo, por el dinero, por lo
rápido y en donde hay una carencia de fundamento. Además, los miembros de la banda se
están despojando de la responsabilidad de asumir su propio ser, se lo están otorgando a
otro; al líder.Con esto, Ramírez (SF) afirma que, el líder al ponerse como el ideal de cada
sujeto, puede imponer cualquier tipo de norma, por absurda que parezca y será acatada
por sus miembros al pie de la letra. Asimismo, respecto a la relación entre los pares se
establecen ciertos códigos de comunicación que hacen que los sujetos se identifiquen con
los otros y que justifica sus comportamientos y sus conductas. Esta identificación, según el
autor, se da en el lazo libidinal que cada sujeto tiene con el otro, o podríamos relacionarlo
con el encontrarse de Heidegger, en donde estamos afectivamente dispuestos hacia el
otro de cierta manera.

Con esto, vemos cómo cada miembro de la masa vuelca su libido, hacia el mundo
exterior, hacia los demás y, sobretodo, hacia el líder. Por esta razón, cuando el líder
desaparece, toda esa líbido que estaba volcada hacia lo externo vuelve a lo interno y, al
desestructurarse la banda, cada sujeto vuelva su interés hacia sí mismo (Ramírez, SF).
Entonces, vemos que cada integrante de la banda de los sicarios, le entrega la autonomía
de sus actos al líder, a un sujeto externo. Con esto, se despoja de su capacidad de

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desenvolverse en el Uno de forma genuina y se da, sin más, a todo lo que implica estar en
el Uno de forma no auténtica.

Si bien Heidegger no menciona a un líder sino más bien que todos estamos en el Uno;
es coherente deducir que, si hay una masa homogenizada, cualquier sujeto que intente
dominarla basándose en sus supuestos intereses comunes puede hacerlo. Caso explícito
es el de Adolfo Hitler, quien supo manejar esa tendencia a la igualdad de la Alemania de
su época y, así cualquier alemán quisiera oponerse al régimen nazi, no podía hacerlo
porque la publicidad lo restauraba en el Uno, en su aplanamiento y en su distanciación.
Del mismo modo sucede en la banda de los sicarios, en donde la ubicación del líder como
ideal del yo hace que ese Uno compacto y de comprensión media siga las normas del líder,
por descabelladas que parezcan, sin refutar. Esto porque cada integrante de ese Uno se ha
despojado de la responsabilidad que deviene su estado de yecto, que deviene su estar en
el mundo.

Con lo anterior, vemos que el Uno establece cierta determinación de la que el Dasein
o puede es apa . Ade ás, o es u a dete i a ió egativa de la ue se de a hui ,
por el contrario, es la manera más cotidiana en la que nos encontramos en el mundo. Si
bien se podría llegar a interpretar como algo de lo que hay que huir, porque muchos
piensan en el ideal de libertad total o libertad ontológica, es algo totalmente cotidiano. Es
a su do pe sa se u a i dete i a ió tal del a uí el aho a , ue os pe ita
realizarnos a cada instante sin tener en cuenta toda una serie de cánones preescritos en
nuestro existir. Es por esto, que la diferenciación que comúnmente se hace de la teoría
Heideggeriana con el psicoanálisis me parece parcial y poco profunda. La teoría
psicoanalítica habla de una determinación en el desarrollo psicosexual del sujeto; se
remite a la infancia y a la relación de este con sus padres y su entorno para determinar
por qué es como es o presenta tal o cual síntoma. Asimismo, vemos que el Dasein en su
cotidiano ser-en-el-mundo no es de otra manera que con los otros, quienes determinan

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quién es él, así como este determina qué es lo otro. Vemos que no se bifurcan los
planteamientos ni mucho menos discrepan.

La teoría humanista en psicología, en la que se enmarcan los planteamientos


Heideggerianos, suele quedarse con la parte que se encamina a la autenticidad del Dasein,
dejando a un lado, pienso yo, que así este sea auténtico siempre lo será en el modo
impropio de ser en la cotidianidad, a saber, el Uno. De hecho, la teoría humanista de la
psicología se acoge a los planteamientos de la fenomenología y más de la filosofía
existencial, intentando responder a la pregunta por la libertad y por la responsabilidad. No
obstante, dejan de lado que una persona no puede existir sino es por un entorno que,
bien o mal, determina muchos de los aspectos de este.

De todo lo a te io se puede e t ae va ias o lusio es. P i e o, el té i o U o


de Heidegger no dista de una interpretación psicoanalítica. De hecho, hemos enunciado
que así como se habla de una determinación en el desarrollo psicosexual de cada sujeto
en el psicoanálisis, también parece que Heidegger habla de una determinación en un
entorno del cual no se puede huir: el Uno. Esta primera conclusión, nos lleva directamente
a la segunda: normalmente, cuando se habla de determinación se habla de carencia de
libertad, así que ¿cómo pensarse en la libertad en lo Uno?

Bien sabemos que el cerebro humano es el más complejo de los órganos, con más de
85 millones de células nerviosas o neuronas haciendo sinapsis y mandando mensajes de
un lado a otro del cerebro. No obstante, usamos tan solo una porción ínfima de todo lo
ue pode os e plota le a uest a to e de o t ol , de todas fo as, he os eado
maravillas. Sin embargo, todas esas maravillas creadas y todo lo inimaginable que logró
imaginarse, se subsume a un gran Uno que determina cómo obramos. Por ejemplo, la era
tecnológica ha producido grandes avances, pero todo está ahí, homogenizado; sale un
elula uevo pe o este es solo u a odifi a ió del p i e siste a de o u i a ió
inalámbrico, es solo un cambio, no una novedad.

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Sin embargo, estamos inmersos en un momento, en un Uno que, si bien es inevitable,


no limita las posibilidades del ser si se lo toma de manera auténtica. Tal vez no podemos
pensar en una libertad total en el Uno porque una condición del Dasein es su ser-
relativamente-a y siempre, en esa relación, se es uno-con-el otro. El problema, como ya
hemos visto, es cómo nos asumimos en ese Uno, cómo nos asumimos responsablemente
con la libertad parcial que podemos tener en la determinación, es decir, en la decisión de
asumimos de manera auténtica o inauténtica. Entonces, la libertad está en la decisión de
ser auténticos, porque, así Heidegger afirme que se puede optar por estar en el Uno de
forma no-genuina, si se toma de forma genuina se hará de forma consciente. Si bien la
libertad total es imposible, es decir, no podemos libremente cambiar el estado ontológico
del Uno, sus características y nuestra determinación de desenvolvernos en él en la
cotidianidad, podemos cambiar lo óntico; podemos cambiar nuestra manera de
desenvolvernos en la cotidianidad.

Ahora bien, vemos cómo en las bandas de los sicarios no hay un sujeto responsable, la
responsabilidad se le otorga al líder. Con esto, cada sujeto es despojado de la libertad de
disponer de su propio ser. Cada sicario le entrega la autonomía de sus actos a un sujeto
externo al cual se le volcó su pulsión libidinal. El líder, siguiendo a Heidegger y a Freud, por
la carencia de morada del sicario, se ubica como ideal del yo y lo despoja de todo atisbo
de libertad. Esto se da, porque el sicario, frente a su afectividad, decide huir y asumirse
desde lo no auténtico, dándole al otro todo de sí. No obstante, si el sujeto se desprendiese
de esa masa, despojara al líder de su responsabilidad y se asumiese en el Uno de su
cotidianidad, actuaría de manera diferente; de manera auténtica. De hecho, Ramírez (SF)
afi a ue ua do está solos so ue os … es cuando se juntan que se vuelven
aldadosos p. . Po eso, e la a da, ada sujeto o asu e su se ae e la a ea
inauténtica de estar en el uno.

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El sujeto renuncia entonces a una parte de su individualidad y se suma a la tendencia


dominante del grupo a la unidad que encuentra en sus manifestaciones emocionales, en
sus afectos desmesurados de amor y odio, de furor o de alegría (Ramírez, SF, p.32).

De hecho, la libertad óntica que poseemos, es decir, nuestra libertad en lo


determinado o nuestra libertad parcial, solo se da cuando se asume una responsabilidad y
vemos que los sicarios, en la banda, se despojan de toda responsabilidad de su ser.
“ie p e ue se le adjudi a la espo sa ilidad a lo ot o se ha e las osas po ue sí o
po ue así e dije o ue de ía ha e se , la li e tad se pie de. No o sta te, si
llegásemos a asumirnos en el Uno de forma auténtica, podríamos llegar a modificar lo
óntico de la realidad, podríamos, no salirnos del Uno, sino modificar nuestra manera de
estar en el Uno.

Así, vemos que las bandas se conforman por una homogenización, por una falta de
consciencia, de auntenticidad, ante el Uno en el que se está, por eso que Heidegger
de o i ó pu li idad . Este es solo u o de los últiples eje plos de lo ue la
homogenización, el limar y pulir cerebros idénticos, el despojarse de la responsabilidad y
dársela toda a cualquier aspecto externo puede llegar a lograr. Si bien no podemos
escapar del Uno, debemos asumirnos en él, para no generar líderes que hagan las veces
de padres simbólicos o también, si ya hemos creado esos líderes, podemos derrocarlos
para volcar toda esa líbido en nosotros y no en lo otro. De hecho, como ya Heidegger lo ha
explicitado, el Dasein siempre está con los otros pero, pienso yo, eso no es una
prescripción para que nos fundamos en eso otro sin más. Solo conociéndonos y
entendiéndonos en la masa podemos asumirnos ante el mundo de manera auténtica y,
podríamos, dentro del Uno, ser libres.

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Referencias bibliográficas:

Freud, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del yo. Recuperado de:
http://www.elortiba.org/pdf/freud_masas.pdf, 1920.

García, Antonio. Teoría psicoanalítica. Buenos Aires: Biblioteca Nueva-Quipu Ediciones,


2000.

Heidegger, Martin. El ser y el tiempo. Buenos aires: Fondo de cultura económica, 2010.

Ramírez, Mario. Aporías de la cultura contemporánea. Antioquia: Editorial Universidad de


Antioquia,2000.

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