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Crítica patológica:
El término crítica patológica fue acuñado por el psicólogo Eugene Sagan para describir
la voz interior negativa que te ataca y te juzga. Todo el mundo tiene una voz interior
crítica, pero para algunas personas esa crítica patológica es más intensa y expresiva.
La voz crítica acusa de las cosas que van mal, te compara con los demás y te encuentra
en desventaja. La voz crítica fija estándares de perfección imposibles y luego fustiga por
el mínimo error. Mantiene un registro de tus fracasos, pero nunca te recuerda tus dones y
logros. La voz crítica tiene un guion que describe cómo debes de vivir y te pide que sea
el mejor porque, si no lo eres, no eres nadie. Te llama de forma despectiva (estúpido,
incompetente, feo, egoísta, débil) y te hace creer que es verdad. La crítica lee la mente de
los demás y te convence de que están aburridos o disgustados por tu culpa. La crítica
exagera tus debilidades.
Distorsiones cognitivas:
Las distorsiones cognitivas son instrumentos de la crítica patológica, se puede decir que,
si las creencias irracionales son la ideología de la crítica patológica, las distorsiones
cognitivas pueden considerarse como la herramienta puesta en práctica para procesar la
realidad que nos rodea.
1. Pensamiento dicotómico:
Nos hace ver las cosas como blancas o negras, falsas o verdaderas, buenas o malas,
verdaderas o falsas sin darse cuenta de que estos conceptos son sólo los dos extremos de
un continuo, pero que, en medio de ambos conceptos, existe una escala de grises
infinitamente amplia. Sé consciente de que haces juicios polarizados. Date cuenta de que
en realidad las personas no somos ni totalmente buenas ni totalmente malas, sino que nos
movemos a lo largo de un continuo.
Ej. “No valgo nada”, “No soy interesante”, “Soy un perdedor” etc.
2. Inferencia arbitraria:
a) Lectura de pensamiento: decidir que los demás están pensando mal de uno sin
tener ninguna evidencia de ello. La lectura mental es una forma de pensamiento
distorsionado en las que se supone que todas las personas del universo son como
uno y que perciben la realidad igual que nosotros.
Este es un error fácil, pues se basa en el fenómeno de la proyección: tú supones
que los demás se sienten como tú, es la tendencia a pensar que sabemos lo que
otras personas están pensando o sintiendo, pero sólo son suposiciones sin ninguna
base comportable. Es más, ni siquiera nos tomamos la molestia de averiguar si
estamos o no en lo cierto, simplemente damos por hecho que lo que imaginamos
es verdadero.
Por otra parte, leer el pensamiento es contraproducente porque a veces nuestro
temor a que otras personas nos rechacen puede acabar haciéndose realidad.
Ej. “Me están evaluando, no les parezco interesante”, “Seguro que piensa
que soy estúpida”.
b) Leer el futuro: esperar que las cosas salgan mal, que los sucesos sean
negativos, sin permitir la posibilidad de que puedan ser neutrales o positivos.
Ej. “Voy a suspender el examen, no sabré responder a las preguntas”, “mi futuro
profesional lo veo muy negro, acabaré trabajando en algo que no me gusta”.
4. Hipergeneralización:
Es la tendencia a creer que, si ha ocurrido algo una vez, ocurrirá otras muchas veces. Si
me he puesto nervioso en una ocasión empiezo a pensar que “siempre me pondré
nervioso”, si he suspendido un examen pues, “nunca aprobaré un examen”, si he tenido
un desamor pues “ya nadie me querrá”.
Las hipergeneralizaciones crean un universo contraído en el que leyes, cada vez más
absolutas, hacen la vida más limitada. En vez de observar todos los datos disponibles, se
formula una ley exclusiva que explique todo, y luego, para contrastar la ley, se elige un
acontecimiento o hecho concreto sin tener en cuenta el resto de datos.
Puedes decir que estás hipergeneralizando cuando tu crítica patológica utiliza términos
como: nunca, siempre, todo, cada, ninguno, nadie, ni uno, todos, todo el mundo. La crítica
utiliza absolutos para cerrar las puertas de la posibilidad, bloqueando tu acceso al cambio
y al crecimiento: “yo siempre hago todo mal, nunca llego a la hora del trabajo, nadie se
preocupa realmente de mí, todo el mundo piensa que soy difícil etc”.
Las exigencias llevan fácilmente a la frustración y la culpa. Cuando son hacia uno mismo,
se convierten en autocríticas y llevan a la inhibición del comportamiento. Las exigencias
hacia los demás favorecen la ira, la rabia y la agresividad.
Ejemplo de exigencias: • No debo cometer errores • Tengo que gustar a todos • Los demás
deben actuar bien conmigo • La vida debería ser fácil, sin problemas • Debería estar
siempre feliz • No debería sentir emociones negativas.
A menudo se expresan con “debería”, “tendría”, “habría que”, “es necesario que”, “tengo
que”, etc. Sin embargo, más allá de las palabras o pensamientos verbales hay que mirar
la actitud que tenemos. Si eres exigente con los demás, te puedes irritar cuando ves gente
que no actúa de acuerdo a tus valores y creencias. En ocasiones tienes que entender que
los valores personales son justamente eso, personales (no universales) y, por lo tanto, los
que son buenos para ti, es posible que no lo sean para otros.
Cuando eres exigente contigo, posiblemente es porque crees que es la única forma de
conseguir tu aprecio y el de los demás. El resultado es que te frustras, te deprimes o irritas
más contigo, por tanto, para combatir tus exigencias o tu perfeccionismo tendrás que ser
más flexible y tolerante contigo y con lo demás. Las expresiones de “debería”, “tendría”,
es adecuado que las cambies por “preferiría‟ o “me gustaría‟.
6. Personalización (culpa):
Verse a sí mismo como causa de unos sucesos desafortunados o desagradables, de los que
no se es responsable. Es creerse que las cosas tienen que ver conmigo y no pueden ser
debidas a otro motivo.
Prueba y comprueba que los comportamientos de los demás tienen algo que ver contigo.
Cuando te sientas culpable o culpabilices a los demás, pregúntate el por qué y analiza
hasta qué punto se trata de algo que está bajo control. Por regla general, el
comportamiento y el pensamiento de los demás está fuera de nuestro control.
Ej: “Se están aburriendo muchísimo por mi culpa, no debí haberles presentado”,
“No me ha saludado, debe estar enfadado conmigo”.
7. Catastrofismo: