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MAGISTER KARINA ARREDONDO

PSICOLOGA CLÍNICA
REG. SENECYT: 1016-2017-1915340
REG. M.S.P: 1166775523

 Filtraje o abstracción selectiva


La persona se queda con una sola descripción de la situación, y no se percatan las otras
condiciones presentes que pueden contradecir o cambiar la interpretación de la
situación.
Solo se filtra lo negativo (de uno, de los demás o de las circunstancias) y la parte
positiva se olvida.
Por ejemplo; un empresario ha tenido éxito en el 90 % de sus negocios, pero está
obsesionado por aquellos en los que ha fracasado. Es filtraje selectivo y distorsionado.
Palabras características asociadas: “terrible, insoportable, desagradable, no puedo
aguantar eso, no puedo más”
Al entender el error cometido, se puede aprender en compensarlo con respuestas
racionales, evitando las palabras claves, y centrando el pensamiento en otra estrategia
para afrontar el problema. Amplia el pensamiento con preguntas alternativas: ¿Qué ha
ocurrido otras veces? ¿Realmente fue tan malo? ¿Se puede hacer algo si eso vuelve a
ocurrir?
 Pensamiento polarizado o blanco-negro
La persona valora cualquier cosa de forma extrema, sin tener en cuenta posibles matices
intermedios. Las personas que cometen este error de pensamiento oscilan de un extremo
emocional a otro, o todo es horrible o todo es maravilloso.
Por ejemplo: Una persona que no encuentra trabajo piensa que es un incompetente y no
sirve para nada.
Palabras típicas, son todas aquellas que extreman las valoraciones y no hay grados
intermedios. Ejemplos: «Fracasado», «Cobarde», «inútil», “nada”, “todo”.
Al entender el error, la persona puede aprender a graduar la situación y tener en cuenta
que las cosas no son blancas o negras y medir en porcentajes una situación, un aspecto o
un rasgo. Por ejemplo: En un 30 % es una persona divertida y en un 70 % se muestra
ausente.

 Interpretación del pensamiento


Son interpretaciones llamadas «proyección del pensamiento», un mecanismo
psicológico por el que la persona supone lo que los demás piensan, reaccionan o sienten
y tienen las mismas motivaciones que las suyas.
La persona hace suposiciones correctas o no, y sobre su interpretación hace juicios
arbitrarios propios de este pensamiento.
Es bastante irracional, porque no hay ni evidencias ni confirmaciones que reafirmen o
desmientan estas suposiciones. Uno debe dudar de sus opiniones hasta que tenga claras
confirmaciones de ellas.
Palabras claves de esta distorsión son: «Eso es porque…», «Eso se debe a…», «Sé que
eso es por…».
Por ejemplo: Eso es porque no le interesa involucrarse más. (¿y cómo sabes si es verdad
o no?)
Más racional es valorar sí. – ¿Hay pruebas de eso o es una suposición propia? Y
escuchar atentamente para aprender.

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 Sobregeneralización
Es la tendencia a pensar que cuando pasa una misma situación, la consecuencia será la
misma experiencia desagradable, pero eso sin una razón objetiva y relevante.
Por ejemplo, un estudiante que ha suspendido un examen, sobregeneraliza: «esta es otra
asignatura que no consigo aprobar»
Este pensamiento suele ir acompañada por palabras como “nadie”, “nunca”, “siempre”,
“todos”, etc.
Alternativas racionales son: ‘es posible’, ‘a veces’ o ‘a menudo’, o tener pensamientos
más racionales como ¿Cuántas veces ha ocurrido eso realmente?, ¿Qué pruebas tengo
para sacar esa conclusión? ¿Existen las excepciones?
 Visión catastrófica
Es cuando una persona siempre piensa en lo peor sin tener motivos concretos.
Los pensamientos catastróficos suelen empezar con las palabras «y sí». Esta distorsión
es una fuente de ansiedad, preocupación y miedo a vivir.
Por ejemplo, un pensamiento catastrófico puede ser, “Y si va en coche, puede tener un
accidente”.
Y si añadimos el adjetivo “terrible”, parece como va a ocurrir de verdad, sin evaluar el
riesgo real de manera objetiva.
Alternativas racionales son: Dejar de anticipar, ser realista y centrarse en el presente.
 La negación
Es la tendencia a negar nuestros problemas, debilidades o errores. Es la actitud opuesta de las exigencias
o del catastrofismo.
Frases claves: «no me importa», “me da igual”, “paso”, “no me ocurre nada”.
Alternativa: Revisar los sentimientos, comprender si de verdad las cosas te importan y afectan y aceptar o
superar los problemas que antes negabas.

 Personalización
Es sentirse como el centro del Universo, tanto para bien como para mal.
Consiste en el hábito de pensar, sin base suficiente, que todo lo que pasa en nuestro entorno o lo que
piensan, dicen o hacen los demás está relacionado con uno mismo y que las demás personas están
continuamente pendientes de lo que haces o dejas de hacer.
Se interpreta como información para juzgarse y compararse constantemente con los demás.
Pero la realidad es que cada uno está con sus asuntos y no continuamente pendiente de los asuntos de
otros. Al tomar todo de forma personal sentimos ansiedad, culpabilidad, timidez, etc.
Un ejemplo simple: un vecino pasa sin saludar, y pensamos: algo le habré hecho y estará enfadado
conmigo por algún motivo.
Pensamiento más racional: No debo sacar conclusiones, a no ser que tengamos evidencias claras y
pruebas razonables.

 Falacias de control
Consiste en como la persona interpreta, de manera extrema, el control que tiene o no
tiene, sobre los acontecimientos de su vida.
1. Falacias de control “externos”: En este error, la persona piensa que su vida
está regida por factores externos que no son controlables. Se ve siendo

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una víctima de las circunstancias, y eso le produce una constante sensación


de impotencia irracional. Finalmente, las cosas sucedan por lo que hago y
no el destino.
2. Falacias de control “internos”: La persona se cree responsable de todo lo
que ocurre a su alrededor, eso crea muchas obligaciones y exigencias y si
no las cumple se siente culpable. Este error convierte a la persona en
responsable del sufrimiento o de la felicidad de su entorno. Finalmente,
cada uno es responsable de su vida.
Frases claves son: «No puedo hacer nada por…», «Solo me sentiré bien si tal persona
cambia tal», «Yo soy el responsable de todo…”
Alternativas: ¿Qué pruebas tengo para creer que eso depende solo de eso? ¿Puede haber
otras causas o motivos que hayan afectado en esto?

 Falacia de la justicia
Consiste en la costumbre de justificar las propias carencias, valorar como injusto todo
aquello que no coincide con nuestros deseos o pensar que los demás no hacen las cosas
en función de mis valoraciones personales, y esto hace que la persona esté
constantemente resentida.
Por ejemplo: Al suspender un examen: «Es injusto que me hayan suspendido, era
demasiado difícil».
Expresiones claves son: «No hay derecho a…», «Es injusto que…», «Si de verdad tal,
entonces… cuál».
Respuestas alternativas: Dejar de confundir lo que se desea con lo justo. Escuchar los
deseos de otros. Otra persona tiene el derecho a una opinión distinta a la mía.

 Razonamiento emocional
Consiste en creer que lo que la persona siente es verdad por el mero hecho de que lo
siente.
Así las cosas negativas que se sienten sobre uno mismo y sobre los demás deben ser
ciertas por el mero hecho de sentirlo así, pero los sentimientos son derivados de la
interpretación personal de los hechos.
Esta distorsión cognitiva es muy común, deberás estar alerta para que los sentimientos
no te engañen. Si te sientes mal, reflexiona si estás haciendo un razonamiento
emocional erróneo.
Expresiones clave: «Si me siento así es porque soy/ o ha ocurrido…»
Ejemplo: Si me siento un perdedor, es que soy un perdedor.
Alternativas cognitivas: Descubrir el pensamiento automático que acompaña a la
emoción y verifícalo que sientes. ¿Qué pensé para sentirme así? ¿Tengo pruebas para
creer que eso es así?

 Falacia del cambio

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Consiste en creer que el bienestar de uno mismo depende de los actos de otras personas,
y para sentirse feliz son los demás quienes han de cambiar su conducta para adaptarse a
nosotros y, nosotros, no detenemos que cambiar nuestras conductas.
Creer que nuestra felicidad depende solo de otros, nos impulsa a manipular a los demás
exigiéndoles, culpándolos, chantajeándoles, etc.
Frase clave: «Si tal cambiara tal cosa, entonces yo podría tal cosa».
Ejemplo: «Mi matrimonio mejorará si pudiéramos irnos más de viaje».
Pensamiento racional: Cada uno es libre de hacer lo que quiera y mi felicidad no
depende de eso. Aunque eso no cambiase, ¿podría hacer yo algo?

 Etiquetas globales
Consiste en poner una sola etiqueta negativa de forma generalizada a todos los aspectos
de una persona, de algo o de nosotros mismos.
Es muy irracional sacar juicios de una persona por un solo rasgo, y no tener en cuenta el
resto, lo que produce una visión estereotipada e inflexible.
Las palabras claves; casi siempre se usa el verbo «Ser». «Soy un», «Es un», «Son
unos».
Ejemplos: “Es un tacaño”, “Es mala gente”, “es un aburrido”, “es un triunfador”, “soy
tímido”, etc.
Respuesta racional: Aprender a ser específico en las cualidades para no generalizar al
conjunto: ‘a veces es aburrido en el trato’, etc. Y busca casos que escapen a la etiqueta
¿Yo soy así 100 %, o hay otros aspectos de mí que escapen a esa etiqueta? Hacer lo
mismo cuando calificamos a otras personas.

 Culpabilidad
Consiste en atribuir la responsabilidad y encontrar un culpable en uno mismo o en otros,
sin tener en cuenta otros factores que contribuyen a los hechos. Si no puedo afrontar una
situación, automáticamente busco un responsable. Siempre uno encuentra
equivocaciones para reprochar a alguien.
Palabra clave: «Mi culpa», «Su culpa», «Culpa de…».
Por ejemplo: No he pasado el examen porque el profesor no me considera un buen
estudiante. Estoy engordando porque mi pareja pone comida grasienta.
Respuesta racional: no tengo que buscar culpables, cada uno es responsable de sus
cosas. Culparme, ¿Qué cambia?

 Debería o exigencias y perfeccionismo


Esta creencia irracional está en la base de la mayoría de los trastornos emocionales.
Proviene de la educación recibida, los valores inculcados o el sentimiento de
inferioridad desarrollado por la falta de valoración por parte de los padres o por
mecanismos de defensa como la compensación.
Las exigencias hacia uno mismo se convierten en autocríticas y llevan a la inhibición
del comportamiento. La persona comete este error por el hábito de mantener reglas

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rígidas y exigentes sobre cómo tienen que suceder las cosas o cómo deberían actuar
tanto ella como los demás.
Estas reglas no son flexibles e indiscutibles, y se considera intolerable desviarlas hacia
valores de otras personas, porque conllevaría una alteración emocional por pensar que
no son correctas. Optar por un camino rígido, nos puede alejar de conseguir nuestros
objetivos. La perfección convierte los errores en pecados en vez de en avisos que es lo
que son y que sirven para rectificar de forma objetiva.
Las exigencias hacia los demás favorecen la ira, la rabia y la agresividad.
Las palabras claves son: «tengo que…», o «debería de…», “no debería de…”, “tiene
que…”, “no tiene que…” o debería, habría de o tendría.
Ejemplo: “Debería ser competente y no debería cometer errores”. “Debería ser el
estudiante perfecto”.
Si eres exigente con los demás te puede irritar ver a gente que no actúa de acuerdo con
tus creencias, pero los valores personales son justamente “personales” (no universales).
Los que vale para ti, no vale para otros, y no eres quien para imponer tus creencias a los
demás. Cuando eres exigente contigo mismo, posiblemente es porque crees que solo de
esta manera rígida se puede conseguir algo.
Respuesta racional: Para combatir las exigencias; normas flexibles, valores flexibles y
comprobar su efecto. Es mejor decir “preferiría” o “me gustaría”.
Si no nos permitimos hacer algo incorrecto, nunca seremos libres para hacer o decir lo
que deseemos. El deseo o la exigencia de la perfección asfixia.

 Tener razón
La persona está siempre a la defensiva, pues tiene que probar que sus opiniones y
acciones son las acertadas, o hará cualquier cosa para demostrar que tiene razón, no
importa los argumentos de otros, simplemente se ignoran y no se escuchan, solo le
interesa defender su posición.
Las palabras claves que denotan esta distorsión son: «Yo llevo razón», «Sé que estoy en
lo cierto él/ella está equivocado».
Ejemplo: Una pareja discute imponiendo su razón sin escuchar al otro, y no llegaban a
ningún acuerdo tan solo quieren sobresalir cada uno con su razón particular.
Alternativas racionales: dejar de centrarse solo en uno mismo, escuchar activamente,
empatía, intentar ponerse en el papel del otro, comprender que hay muchas formas de
ver el mundo. ¿Puedo aprender algo de su punto de vista?

 Falacia de la recompensa divina


Se produce cuando uno piensa que un problema se resuelve por si solo o en algún
momento tendrá hasta una recompensa sin hacer nada. Está claro que no tiene lógica
pensar que un problema se resuelva por sí solo. A no ser así, después llega el
resentimiento.
Ejemplo: Una persona no paga el alquiler de la casa. Luego el dueño quiere recuperar la
vivienda o cobrar, pero el inquilino no busca solución a su situación y se queda así sin
más.
Frases clave: «El día de mañana tendré mi recompensa», “llegarán mejores tiempos”.

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Respuesta racional: Hacer las cosas disfrutándolas en el momento presente. No negar lo


que está pasando.

 Maximización-minimización de errores
Enfocamos la atención en los fallos o por lo contrario quitamos cualquier importancia a
estos errores o problemas.
Ejemplo: Mi casa tiene solo defectos y no tiene nada bueno. No somos capaces de poner
nuestra atención en las cosas buenas, solo detectamos los fallos de esta casa.
Respuesta racional: No hacer una montaña de un grano de arena, porque no resuelve
nada.

 Negativismo
Se agrandan las cosas negativas y se desvalorizan o no se perciben las positivas en uno
o en los demás.
Una forma característica del negativismo es la realización de presagios y predicciones
negativas: “seguro que no aprobaré”, “cuando tenga que acudir a la cita, seguro que
caigo mal”.
Respuesta racional: Repasa o haz una lista con los aspectos positivos de ti, de los
demás, o de tu vida.

Haz un cálculo de las probabilidades o porcentajes reales tanto de los aspectos, rasgos o
hechos negativos como de los positivos (la probabilidad de que el examen me salga bien
es de un 30 %, y mal, un 70 %).

 El sesgo confirmatorio
Se perciben y se recuerdan las cosas sesgadamente para que “encajen” con las ideas
preconcebidas.
Así, si pienso que alguien es torpe, tenderé a acordarme de aquellos hechos que me
confirman mi juicio sobre esta persona, como también del contrario, es decir, hechos
que demuestren habilidad, inteligencia y aptitud.
Respuesta racional: Mide en porcentajes los rasgos o hechos enjuiciados.

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